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lunes, 6 de agosto de 2018

"Irresistible. ¿Quién nos ha convertido en yonquis tecnológicos?", de Adam Alter (2017)

Resumen del libro "Irresistible. ¿Quién nos ha convertido en yonquis tecnológicos?", de Adam Alter (2017)

Link original y actualizado en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/08/irresistible-quien-nos-ha-convertido-en.html

Resumen realizado por E.V.Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Sociología y Derecho

Sociología, tecnología, adicciones a la tecnología, smarthphones,

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Título: "Irresistible"
Subtítulo: "¿Quién nos ha convertido en yonquis tecnológicos?"

Título en inglés: "The Rise of Addictive Technology and the Business of Keeping US-Hooked"

Autor: Adam Alter

Fecha de publicación: 2017, Penguin Press

Publicación en España: Espasa Libros / Paidós , Barcelona, 2018

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Biografía del autor Adam Alter (hasta 2018)

Adam Alter es profesor adjunto de Marketing y Psicología en la Stern School of Business de la Universidad de Nueva York. Se licenció en Psicología con matrícula de honor y recibió una medalla al Mérito Universitario de la Universidad de Nueva Gales del Sur; cursó su máster y doctorado en Psicología en la Universidad de Princeton dentro de los programas de becas Charlotte Elizabeth Procter Honorific Dissertation y Woodrow Wilson Society of Scholars.

En el 2015, fue incluido en la lista de los 40 mejores profesores de negocios de menos de cuarenta años de "Poets & Quants", página web dedicada a cubrir las noticias sobre el mundo académico de los negocios. Ha escrito artículos para publicaciones como The New York Times, The New Yorker, Wired, The Washington Post y The Atlantic, entre otras.

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Texto de la contraportada

Somos adictos. Nos obsesionamos con el correo electrónico, los "me gusta" en Instagram y la actividad en Facebook; vemos capítulos de series sin descanso, y pasamos una media de tres horas al día absortos en nuestro "smartphone".

En este revolucionario libro, el profesor de Psicología y Marketing de la Universidad de Nueva York, Adam Altar, analiza el auge de las adicciones del comportamiento y explica por qué tantos de los productos que consumimos hoy día son irresistibles. Estos milagros tecnológicos tienen virtudes que nadie puede negar, pero su extraordinario - y en ocasiones perjudicial - magnetismo no es fruto de la casualidad. Las empresas que diseñan estos productos los ajustan y reajustan hasta que logran que sea prácticamente imposible resistirse a ellos.

A través de un relato trepidante y haciendo uso de ejemplos cotidianos, Alter analiza los mecanismos de las adicciones del comportamiento para explicarnos cómo dar buen uso a estos productos adictivos - para mejorar la forma de comunicarnos los unos con los otros, de gastar y ahorrar dinero o de marcar las fronteras entre el trabajo y el ocio - y cómo mitigar los efectos nocivos sobre nuestro bienestar y sobre la salud y la felicidad de nuestros hijos.

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ÍNDICE

Primera parte .... ¿Qué son las adicciones del comportamiento y de dónde provienen?

1. El auge de las adicciones del comportamiento

2. El adicto que todos llevamos dentro

3. El componente biológico de las adicciones del comportamiento


Segunda parte..... Los ingredientes de las adicciones del comportamiento (o cómo diseñar una experiencia adictiva)

4. Objetivos

5. Feedback

6. Progreso

7. Intensificación

8. Suspense

9. Interacción social


Tercera parte.... El futuro de las adicciones del comportamiento (y algunas soluciones)

10. Atajar las adicciones desde la cuna

11. Hábitos y arquitectura

12. Ludificación

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RESUMEN

El autor estudia en este libro el auge de los comportamientos adictivos, analiza dónde empiezan, quién los diseña, las trampas tecnológicas que los hacen tan dominantes, cómo podemos minimizar las peligrosas adicciones del comportamiento y utlizar los mismos aspectos científicos para fines benéficos. Añade la "ludificación" como un método para que nuestras ganas por jugar con el smartphone reviertan en ahorrar más para la jubilación o donaciones benéficas.

En este libro, el autor examina el grave problema de la adición a las nuevas tecnologías, que está muy extendido, y que podría extenderse más. Una de las soluciones que propone es desengarcharse mediante técnicas de ludificación, poner horarios estrictos a los niños,

El autor arranca con un detalle curioso: Steve Jobs hablaba maravillas de su nuevo iPad en el 2010 pero no dejaba que sus hijos lo usaran (The New York Times, Nick Bilton). Jobs no era el único: Chris Anderson (ex editor de Wired) impuso límites a sus cinco hijos en el uso de la tecnología porque "hemos visto los peligros de la tecnología de primera mano". El fundador de Twitter, Blogger y Medium, Evan Williams, compraba libros a sus niños pero les negaba tener un iPad. Otros testigos confirmaron lo mismo: en las cenas nadie sacaba un iPad a la hora de comer.
También hay casos de diseñadores del videojuego World of Warcraft que lo evitaban. Una psicóloga dijo que las pulseras de actividad física creaban adicción (y el querer superarse a sí mismo causaba lesiones). Y un ingeniero fundador de Instagram, Greg Hochmuth, se dio cuenta de que estaba construyendo una máquina de hacer adictos.

Al autor esto le parece inquietante y se pregunta: ¿Por qué los tecnócratas más importantes de la esfera pública son unos tecnófobos en su vida privada?

Por un lado, Instagram funciona solo y reproduce continuamente hashtags en los que clicar; las noticias en Facebook no acaban nunca, Netflix reproduce automáticamente el siguiente capítulo de las series (su éxito se basa en el suspense para "enganchar" al usuario en largas sesiones de visionado de capítulos atrasados), Tinder anima a los usuarios a seguir deslizando el dedo en busca de una opción mejor. Según el ético del diseño Tristan Harris: "El problema no es que la gente no tenga fuerza de voluntad, sino que al otro lado de la pantalla haya mil personas cuyo trabajo es desbaratar tu capacidad de autorregulación".

 La tecnología vestible como Apple Watch y Fitbit permiten llevar un entrenamiento pero en cambio ignoras las "señales de detención" e impiden que veas las señales de cansancio del cuerpo. Y la misma tecnología refuerza la mentalidad calculadora (los pasos que das al caminar, dormir ciertas horas de sueño REM) y envía una señal de que solo estamos siendo saludables porque queremos lograr un objetivo numérico (la misma tecnología que motiva a las personas a llevar el ejercicio físico al extremo también las mantiene atadas al trabajo las 24 horas del día). Al salir del trabajo, llevamos los smartphones con nosotros. Lo que está ocurriendo es que las reglas de "detección" ya no operan.

El autor señala que la gente no asocia "adictos" ni "adicción" a la tecnología pero esta conduce a la adicción de forma más fácil porque hay muchos anzuelos: Facebook, Instagram, correo electrónico, compras on line... Las tecnologías están diseñadas para ser irresistibles y eficientes. En segundos llegan nuevos "likes", canciones descargadas, compras on line, gente que consulta el correo varias veces al día, "los comportamientos adictivos" se han extendido, "estamos tan obsesionados con hacer más cosas en menos tiempo que hemos olvidado introducir un freno de emergencia en nuestras vidas".

Un psicólogo dice: "El impacto de las redes sociales ha sido enorme: las redes sociales han moldeado por completo los cerebros de los jóvenes con los que trabajo. La gente se pelea con su novio por mensaje o las redes sociales, no cara a cara".

El autor explica que las tecnologías están diseñadas para "enganchar" al usuario, activan las mismas regiones cerebrales y se alimentan de necesidades humanas básicas: participación social y apoyo social, la estimulación mental y cierto sentido de la eficacia. Las tecnologías exprimen la psicología humana a su favor.

Los ingredientes de estas adicciones son: feedback positivo, irresistible y predicible, un sentido de progreso y mejora gradual, acciones cuya dificultad aumenta con el tiempo, tensiones no resueltas que exigen ser solucionadas y conexiones sociales sólidas.
Pone dos ejemplos: en Instagram, los usuarios publican una foto tras otras para buscar la siguiente avalancha de "me gustas" mientras que los "gamers" pasan días jugando a ciertos juegos porque se les insta a completar misiones o porque allí tienen a sus amigos, también jugadores.

El problema de la curación es que los "yonkies" del correo electrónico lo necesitan para trabajar y, al estar integrada en la vida cotidiana, la abstinencia no es una opción. Advierte de que las adiciones son perjudiciales porque desplazan otras ocupaciones esenciales, desde el trabajo al ocio.

Un programa llamado Moment informa de la gente que miraba el "smartphone" cada día: el propio autor del libro pasaba una media de tres horas al día y lo miraba 40 veces (no lo usaba para jugar ni navegando por la red). La media general es de tres horas. Ha salido el término de "nomovofobia" (miedo a estar privado del contacto con el teléfono).

Destaca el caso del videojuegon de rol multijugadir masivo en línea WoW, considerado una de las experiencias más adictivas del mundo. Los avatares de los jugadores deambulan por paisajes y luchan contra monstruos.

En el caso de Netfix, es un bucle de capítulos sin fin. La idea del autor es cortar el capítulo cinco minutos antes del suspense, para no caer en la tentación de engacharse. Estos "microsuspenses" son los que mantienen viva la avidez con seguir conectado: caza gangas. Esto se basa en la idea de que el usuario es más reaccio a marcar casillas (por ejemplo, para donar órganos), lo que puede ser a favor o en contra de una causa: donar o No donar.

(en preparación)





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