Resumen del libro "Capitalismo, nada más", de Branko Milanovic (2019)
Resumen del libro original y actualizado en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2020/09/capitalismo-nada-mas-de-branko.html
Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Derecho y Sociología
Sociología, capitalismo, Economía, meritocracia, ascenso social, estructura social
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500 RESÚMENES DE LIBROS DE ECONOMÍA Y SOCIOLOGÍA Ficha técnica
Título: "Capitalismo, nada más"
Subtítulo: El futuro del sistema que dominará el mundo
Título en inglés: "Capitalism, Alone: The Future of the System Than Rules the World"
Autor: Branko Milanovic
Fecha de publicación en inglés: 2019, Harvard College
Editorial en español: Taurus, Penguin Random House Grupo Editorial, Barcelona, 2020
Número de páginas: 365
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Biografía del autor Branko Milanovic (hasta 2020)
Branko Milanovic nació en 1953 y es un economista y autor serbioestadounidense especialista en desigualdad económica. Profesor en el Stone Center on Socio-Economic Inequality del Graduate Center, en la Universidad de New York City (CUNY), fue economista principal en el Departamento de Investigación del Banco Mundial. Entre sus libros cabe destacar Desigualdad mundial y Los que tienen y los que no tienen.
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Texto de la contraportada
"¿Cómo lograr un mundo más justo ahora que el capitalismo domina el mundo?
Por primera vez en la historia toda la humanidad está dominada por un único sistema: ya todos somos capitalistas. El destacado economista Branko Milanovic sostiene que el capitalismo ha triunfado porque funciona: ofrece prosperidad y satisface los deseos humanos de autonomía. Pero lleva aparejado un precio moral, pues nos conduce a ver el éxito material como el objetivo final. Además, no ofrece garantías de estabilidad.
Milanovic explica las razones de este éxito y examina los dos modelos en competencia por el liderazgo mundial. En Occidente, el capitalismo liberal se tambalea bajo el peso de la desigualdad y el exceso. Y ese modelo compite hoy con un capitalismo político, ejemplificado por China, que muchos consideran más eficiente, pero que lleva intrínseco una mayor corrupción y descontento social.
Mirando hacia el futuro, reniega de los profetas que vaticinan cualquier desenlace inevitable - sea este la prosperidad mundial o el desempleo masivo impulsado por robots -. El capitalismo es un sistema arriesgado, pero humano. Nuestras elecciones determinarán el modo en que nos sirva.
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ÍNDICE
1. Los contornos del mundo de la pos-Guerra Fría
2. Capitalismo meritocrático liberal
3. Capitalismo político
4. Interacción entre capitalismo y globalización
5. El futuro del capitalismo global
Apéndice A. El lugar del comunismo en la historial global
Apéndice B. La hipercomercialización y la "mano invisible" de Adam Smith
Apéndice C. Algunas cuestiones y definiciones metodológicas.
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RESUMEN
Comentarios iniciales: En esencia, el autor aborda cómo el capitalismo se ha desdoblado en dos vertientes: el capitalismo meritocrático liberal (Occidente) y el capitalismo político (China).
Branko Milanovic aborda la desigualdad y el tema de moda, que es el fracaso de la meritocracia y del ascenso social. La sociedad del mérito (un ideal neoliberal) es estudiado recientemente por diversos autores en libros como "The illusion of Meritocracy" (un proyecto del sociólogo alemán Steffen Mau), La tiranía del Mérito (de Michael Sandel), Happycracia (de Eva Illouz y Edgar Cabanas), entre otros autores, y "Capitalismo, nada más", de Branko Milanovic.
En esencia, la proclama liberal señala que dado que todos somos iguales ante la ley y hay igualdad de oportunidad (educación gratuita, créditos para estudiar en la universidad, becas), es nuestra culpa si no nos esforzamos más para lograr el éxito. Es un poco, la sociedad del mérito: alguien con talento puede alcanzar la cumbre. Sin embargo, los autores que están trabajando en la desigualdad han encontrado un hecho misterioso: los grandes triunfadores proceden de familias que ya tenían capital (y que ya habían nacido con un pan bajo el brazo) o eran de clase media alta. Es muy difícil encontrar a alguien de origen humilde, aunque los hay. Pero la inmensa mayoría de los universitarios en EE.UU. (símbolo de triunfar) son de clase media-alta que pueden pagar los estudios aunque sean unos estudiantes perezosos. Los malos estudiantes de clase baja o de pocos ingresos, difícilmente alcanzarán la universidad. Es un poco la tesis de la que arranca Milanovic.
Define el "capitalismo meritocrático liberal" tomando los términos "meritocrático" y "liberal" de la propuesta de igualdad formulada por John Rawls en Teoría de la Justicia (1971). Dice que la igualdad meritocrática es un sistema de libertad natural en el que las profesiones están abiertas al talento y no existen obstáculos legales a los individuos alcanzar una posición en la sociedad. La igualdad liberal es más equitativa porque corrige la transmisión de propiedades imponiendo gravámenes a las herencias e incluye la educación gratuita. Por tanto, dice Milanovic, el "capitalismo meritocrático liberal" plantea cómo se producen y se intercambian los bienes y servicios (capitalismo), cómo se distribuyen estos entre los individuos (meritocrático) y cuánta movilidad social existe (liberal).
El autor sigue el camino marcado por el economista francés Piketty en su libro El capital del siglo XXI, en el que establece que la renta de capital crece más rápido que los salarios, algo que siempre fue así pero que desde 1980 se observa con más facilidad al congelarse el poder salarial (salvo para los superejecutivos).
Milanovic añade algo más: no solo los más pudientes ganan más dinero con sus rentas (acciones, fondos de inversiones), sino que además ganan sueldos supermillonarios como directivos (aunque tienen que trabajar, ganan mucho dinero que añaden a sus arcas). Y no solo eso, buscan esposas que también sean superdirectivas o universitarias con sus mismos valores, lo que supone un salario extra más al hogar.
Haciendo cuentas, si un mecánico (sueldo de 60) se casa con una cajera de supermercado (sueldo de 20), su salario será de, por ejemplo, 60 + 20 = 80 unidades. La otra familia de superejecutivos, uno gana un salario de 100 y ella de 40, por lo que la suma es de 140. El autor dice que la diferencia entre hogares se ha aumentado todavía más. El hecho de que haya homogamia (emparejamiento selectivo) entre las clases altas (van a las mismas universidades, tienen la misma cultura y gustos) impide que el ascenso social se pudiese hacer por medio del matrimonio, ya que ahí todo el pescado está vendido. Da igual con quien se casen, será con una de los suyos, y todos los universitarios "de bien" tendrán el mismo tipo de vida tarde o temprano. A las clases humildes les deja poco margen para el "ascensor social" a través del matrimonio.
El autor también define otro concepto: "homoplautia" (hogares con una renta del trabajo y del capital elevadas; homo=iguales; plautia=riqueza). Según dice, la homoplautia está aumentando.
El autor diferencia entre dos tipos de capitalismo: el anterior a 1970, que era el tradicional, con familias rentistas y la mujer como ama de casa y el llamado capitalismo meritocrático, en el que incluso los ricos tienen que trabajar, donde la brecha de desigualdad se agranda aún más porque, en el caso de las familias más acomodadas, a las rentas del capital añaden las de sus astronómicos salarios.
Aunque el capitalismo meritocrático podría beneficiar teóricamente a la clase media, lo cierto es que para estas familias también se agranda la brecha, ya que raramente invierten en rentas que no sean las inmobiliarias (compra de casa en propiedad), la cual genera una renta menor que las acciones y fondos. Y no solo eso, sino que para jugar con una cartera de acciones rentable, hay que saber, por lo que es probable que el ahorrador de clase media que se aventura, pierda dinero.
El autor ve un problema de falta de igualdad de oportunidades para que todos, independientemente de su origen, tengan una educación de calidad, cultura de la rentabilidad... Ese efecto redistribuidor podría hacerse a través de más impuestos pero ocurre justo lo contrario, que disminuyen para los más adinerados, por lo que la brecha continúa agrandándose.
Milanovic sostiene que el capitalismo meritocrático, surgido a partir de Reagan y Thatcher, creó una falsa ilusión de que cualquiera podía enriquecerse cuando lo que hizo fue perpetuar las desigualdades existentes en los años 70 e incluso agrandarlas mucho más porque los salarios bajaron para los más pobres (precarización) y las clases medias se vieron apartadas por la automatización y la globalización.
La conclusión es que el capitalismo meritocrático liberal no puede corregir estas desigualdades (como la homogamia o la homoplautia, que aumentan la desigualdad en cada nueva generación).
El autor hace hincapié en la división del producto neto entre propietarios y trabajadores, las personas ricas por capital y personas ricas por trabajo, los modelos de matrimonio, la transmisión intergeneracional de la desigualdad, el carácter complejo del capitalismo meritocrático liberal, la maldición de la riqueza, una prima por la formación del matrimonio, el declive de la movilidad relativa, y los límites de lo que pueden hacer los impuestos y las ayudas económicas.
También examina utopías libertarias según las cuales un Estado pequeño solo puede alcanzarse mediante políticas protocomunistas. Estudia el posible caso de la desconcentración de la propiedad de capital y el acceso igualitario a una educación de la misma calidad.
Respecto a la clase alta que se autoperpetúa, esta es la que tiene la política controlada por el 1 % más rico. Se aferran al poder y la riqueza. La élite prefiere una educación cara porque refuerza su poder. A ello se suma su patrimonio heredado. El autor se pregunta ¿Cuán abierta está la clase alta a los intrusos? Y añade: ¿Qué pensar de la élite actual en el capitalismo meritocrático liberal?
Capitalismo político
Con el capitalismo político, Milanovic se refiere básicamente a China, un país gobernado por un único partido (el Partido Comunista Chino) pero que, a nivel económico, sigue bastantes reglas de mercado capitalistas.
El autor hace un repaso a la historia del comunismo aclarando la terminología entre comunismo y socialismo, y estudia el papel del comunismo dentro de los relatos históricos marxista y liberal. Admite que la dificultad a la hora de abordar el comunismo es generalizada.
En este capítulo, el autor señala que el liberalismo no ha podido explicar la Primera Guerra Mundial en 1914 (porque se suponía que el comercio mundial del siglo XIX expandía la paz) aunque sí lo hacía el marxismo (competencia entre países capitalistas y colonialistas por los recursos mundiales). Por contra, la caída del comunismo en 1989 es inexplicable para los teóricos marxistas (porque se suponía que era la sociedad perfecta) mientras que el derrumbe del muro de Berlín es completamente lógico para los liberales (el liberalismo es el mejor sistema y el fin de la historia).
El autor sostiene otra teoría: para una rápida industrialización de los países subdesarrollados o agrícolas, el capitalismo y el colonialismo son sistemas muy lentos mientras que el poder del Estado del comunismo es mucho más eficaz a la hora de pasar de una sociedad agrícola a otra industrial, por lo que no funciona bien en los países avanzados o ha sido un fracaso mientras que en los más atrasados a principios del siglo XX (como Rusia, China o Vietnam) fue muy eficaz. En realidad, era una mezcla de socialismo y de capitalismo de Estado, pues era el impulsor de infraestructuras necesarias como carreteras, embalses, centrales eléctricas... El Estado podía dirigir los recursos hacia este tipo de obras rentables para la economía. Es lo que él llama "capitalismo político" que funcionó muy bien en China, Vietnam o Singapur.
El autor recalca que fueron necesarias varias revoluciones para llevar el capitalismo al Tercer Mundo y que, en contra de lo que decía Marx, el socialismo tuvo menor éxito en los países desarrollados. Dice que en China, Deng fue el padre fundador del capitalismo político moderno.
El capitalismo político tiene unas características sistémicas:
1) Burocracia (administración) eficiente
2) Ausencia del imperio de la ley
3) Autonomía del Estado
Las contradicciones que derivan del sistema son:
1) El conflicto entre burocracia y ausencia del imperio de la ley, entre la necesidad de una gestión impersonal de los problemas, imprescindible para una buena burocracia y la aplicación discrecional de las leyes.
2) La contradicción entre la corrupción endémica generada por la ausencia del imperio de la ley y la base sobre la que descansa la legitimidad del sistema.
Dice que esto hace aumentar la desigualdad en China de forma creciente, más en el área rural porque el capitalismo chino ha hecho impulsar los salarios de los empleados cualificados de las ciudades ha aumentado frente a los no cualificados del campo. Sigue patrones estructurales (desplazamiento del rural a las ciudades, expansión industrial en las ciudades) así como el aumento de la parte de la renta del capital, así como los "efectos distributivos" de la corrupción.
Entre las ventajas del capitalismo político para los que están en el poder es que los dirigentes están aislados de la presión directa de la opinión pública, tienen la oportunidad de aprovecharse de su poder político y convertirlo en beneficios económicos y no tienen que hacer frente a la imposición de límites temporales institucionalizados a su dominio. Pero el capitalismo político, dice el autor, también proporciona ventajas a la población (por su capacidad técnica para construir carreteras, etc) y, además, mucha gente, incluso en Occidente, no presta mucha atención ni sigue la política y prefiere que otros tomen decisiones rápidas y acertadas.
El autor advierte que el capitalismo político es una sociedad que lleva incorporada intrínsecamente la corrupción (que aleja la burocracia de la neutralidad administrativa). "Pero es un error creer que la gente considera siempre la corrupción una calamidad, independientemente del nivel que alcance. Se acepta una corrupción moderada", dice (pp. 147). Además, cree que China seguirá distante del resto del mundo pero el autor se pregunta si su capitalismo político chino es "transferible" a otras partes. En todo caso, duda que China tenga que acoplarse al resto del mundo más de lo que ya ha hecho ahora. No obstante, no descarta que China impulse la creación de una serie de estados amigos con unos sistemas similares a través de una influencia informal. El autor ve "viabilidad" en el capitalismo político.
Interacción entre capitalismo y globalización
En la parte final del libro, el autor examina fenómenos como la globalización o la hipercomercialización (donde hasta la vida privada se mercantiliza).
Señala que la "movilidad" es el principal rasgo entre capitalismo y globalización. Aquí se incluye la movilidad de capitales pero también de personas (migración), a la vez que surgen otros conceptos como el de "ciudadanía" (un ideal como activo negociable) y la "subciudadanía" (solo percibe algunos de los beneficios de la ciudadanía). Además, ha habido un cambio de actitud ante la libre circulación de los factores de producción. Dice que los opuestos a la inmigración no tienen ninguna propuesta coherente porque el flujo de personas es inherente a la globalización.
A ello se suma el concepto de globalización como un grupo de países que han logrado introducirse en las cadenas de suministradores y de valor (mercancías, información y personas) a la vez que surge la desagregación. Recalca que hay una segunda globalización o desagregación (a partir de 1945) que introduce el capitalismo global y donde los principales actores son la informática y el control (no las mercancías), las instituciones coercitivas globales (no el colonialismo) y las empresas (no las naciones). No obstante, este capitalismo globalizador también cayó en la corrupción (en muchos países que forman parte del conglomerado mundial).
Finalmente, examina el capitalismo hipercomercializado, cuyos máximos exponentes serían Uber o Lyft, en los que los usuarios hacen "trabajitos" en su tiempo libre. Incluye conceptos como "mercantilización" y "flexibilización" que, a juicio del autor, socavan las relaciones humanas y la confianza. Llegan al punto de que las personas se convierten en centros capitalistas de producción siendo la mercantilización de la esfera privada constituye el apogea del capitalismo hipercomercializado (pero que mucha gente que ha puesto el dinero en un pedestal considera "empoderamiento"). Cree que aunque todo esto se hace con libertad, al final está acabando con la "amabilidad gratuita" y el capitalismo ha conseguido transformar a las personas en calculadoras mecánicas dotadas de necesidades infinitas.
El autor ve posibles salidas al futuro del capitalismo:
1) Capitalismo clásico
2) Capitalismo socialdemócrata
3) Capitalismo meritocrático liberal
4) Capitalismo popular (la concentración de las rentas sería menor, la desigualdad de la renta sería más baja y la movilidad intergeneracional de la renta sería mayor)
5) Capitalismo igualitario
Para llegar al capitalismo popular habría que dar ventajas fiscales a la clase media, subir la financiación de las escuelas públicas, hacer una "ciudadanía ligera" (inmigrantes con derechos) y financiación limitada y pública de las campañas electorales.
Ve otra salida: una fusión del capitalismo liberal y el capitalismo político, que cree que daría lugar a una plutocracia y que es compatible con las élites actuales en el poder.
Crítica al libro "¿Por qué fracasan los países?" de Acemoglu y Robinson.
El autor Branko Milanovic replica a Acemoglu y Robinson, en el libro ¿Por qué fracasan los países?, por desdeñar el éxito China y decir que a menos que se democratice, no puede durar para siempre porque es gobernada por unas instituciones extractivas incapaces de innovar. Dice que la teoría de los autores es poco consistente, excepto en que se basan en la trivialidad de que "nada dura eternamente".
El autor añade que Acemoglu y Robinson no explican los éxitos económicos de China y Vietnam que no tienen instituciones "inclusivas" (permiten una participación amplia, operan bajo el imperio de la ley) pero su historial de crecimiento está entre los mejores del mundo y el más reciente de China es el mejor de toda la historia de la Humanidad.
El autor dice que la tesis de Acemoglu y Robinson tuvo mucho éxito porque unificaba dos tendencias por entonces dominantes en el pensamiento liberal: el Consenso de Washington (que fomentaba la privatización en el ámbito nacional y la globalización en el ámbito internacional) y el enaltecimiento de la democracia liberal al estilo de Fukuyama.
Milanovic señala que el concepto de instituciones "extractivas" (gobiernos espoliadores que extraen riquezas para reforzar el poder político) no puede aplicarse al comunismo como dicen Acemoglu y Robinson porque no tienen mucha relación porque esa concentración de riqueza no se ve en el poder político y las ventajas económicas no se transmitían de generación en generación de un modo eficaz. Cree que Acemoglu y Robinson no pueden explicar el comunismo con sus esquemas de instituciones extractivas e inclusivas.
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