Resumen del libro "Los científicos y el mundo", de Robert P. Crease (2019)
Resumen del libro original y actualizado en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2021/01/los-cientificos-y-el-mundo-de-robert-p.html
Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Derecho y Sociología
Sociología, historia de la ciencia, razonamiento científico, negacionismo
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Ficha técnica
Título: "Los científicos y el mundo"
Subtítulo: Lo que diez pensadores nos enseñan sobre la autoridad de la ciencia
Título en inglés: "The Wordshop and the World: What Ten Thinkers Can Teach Us About Science"
Publicado en inglés en el 2019
Publicación en español: Editorial Crítica, Editorial Planeta, Barcelona, 2020.
Páginas: 346
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Biografía oficial del autor (hasta 2020)
Robert P. Crease es director del departamento de Filosofía de la Stony Brook University, en el estado de Nueva York. Es autor de varios libros sobre ciencia, entre los que destacan The Great Equations (2008), The Quantum Moment (2014) y El prisma y el péndulo (Crítica, 2016). Actualmente, vive en Nueva York.
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Texto de la contraportada
"¿Cuándo un descubrimiento científico se convierte en un hecho ampliamente aceptado? ¿Por qué cuando se producen despiertan tanta controversia y son negados con facilidad? Robert P. Crease. filósofo e historiador de la ciencia, responde en este libro a esas preguntas buscando los orígenes del aparato científico moderno a través de la historia de diez pensadores que, a pesar de la oposición feroz a la que se enfrentaron, contribuyeron a modelar la percepción pública de la ciencia y a forjar una nueva autoridad dominante.
Francis, Bacon, Galileo Galilei y René Descartes, en un momento en que la Iglesia Católica ostentaba un gran poder, articularon los primeros discursos que otorgaban autoridad a la ciencia. Giambattista Vico, Mary Shelley y Auguste Comte usaron sus escritos para advertir del peligro que suponía el distanciamiento entre ciencia y humanidades. Max Weber, Kemal Atatürk y Edmund Husserl aportaron la perspectiva sobre la compleja relación establecida entre el aparato científico y la sociedad, y Hannah Arendt apuntó nuevas formas de reafirmación de la autoridad científica en un contexto de profunda desconfianza".
"Estas historias representan una exploración esencial y oportuna de lo que significa practicar la ciencia por el bien común, así como el riesgo que puede suponer una acción política divorciada de la ciencia para la vida y la cultura humanas. Los científicos y el mundo nos ayuda a comprender los orígenes de la retórica anticientífica que se esconde tras algunos discursos políticos actuales y qué podemos hacer al respecto para evitar que el mundo moderno se desmorone".
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RESUMEN
Parte I
1. La Nueva Atlántida de Francis Bacon
2. Galileo Galilei y la autoridad de la ciencia
3. René Descartes, el pensamiento del taller
Parte II
4. Giambattista Vico: enloquecer racionalmente
5. La abominable idea de Mary Shelley
6. La religión de la humanidad de Auguste Comte
Parte III
7. Max Weber: autoridad y burocracia
8. Kemal Atatürk: ciencia y patriotismo
9. Edmund Husserl: crisis de la cultura
10. Hannah Arendt: acción
Conclusión
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RESUMEN
El libro cuenta la biografía, a veces rocambolesca, de destacados pensadores de la ciencia. Mientras unos asentaron la autoridad del método científico, otros se cuestionaron el progreso o abrieron grietas sobre la infalibilidad de las ciencias. El autor dice que la idea de crear laboratorios de investigación en el siglo XVI era muy buena pero en pleno siglo XXI los políticos desdeñan de "forma desvergonzada" los descubrimientos de la infraestructura científica y jalean el negacionismo con temas como el cambio climático y hacen gala de un "pensamiento mágico" que hace cumplir todos los deseos y sueños de forma "mágica". ¿Qué ha salido mal?
Arranca con Francis Bacon, en el siglo XVI y XVII, que estuvo a favor de experimentar para obtener conocimiento puro y propuso hacer talleres de investigación, algo que no interesó a la reina Isabel I ni a su sucesor al no verle sentido práctico.
Le sigue Galileo Galilei, que con el descubrimiento de los anillos de Saturno y 4 lunas de Júpiter (que él llamaba "planetas"), puso en discusión las creencias del momento. Aprovechó su prototipo del telescopio para montar una fábrica, lo que le dio más dinero que sus libros. La Inquisición se preguntó por qué planteaba ideas contrarias a la fe, como el hecho de que los planetas girasen alrededor del Sol, incluida la Tierra, lo que cuestionaba los pasajes de la Biblia. Aunque Galileo montó una defensa potente al final fue condenado (le pesó que en sus cartas y libros de diálogos dejase mal a su protector, el papa, al que todos identificaron con el personaje Simplicio, defensor de la tesis eclesiástica). Galileo consiguió que la Autoridad científica fuese tomada en serio. No obstante, salió el primer argumento para los negacionistas y es que la ciencia no tiene una certeza total, siempre puede ser revisada, dado que es así como funciona precisamente el método científico.
El tercero es Descartes que ideó el método cartesiano, base de la ciencia, porque parte de afirmaciones difíciles de replicar como "pienso, luego existo". Pero él mismo era poco cartesiano ya que, entre sus controvertidos postulados, creó una especie de dualidad entre mente y cuerpo, y situó el alma en la glándula pineal (el único órgano que no está duplicado en el cuerpo humano).
A estos autores les bastaba un dios creador del mundo para fundamentar la autoridad de quienes lo investigaban.
Le siguen autores que cuestionaron el progreso, caso del italiano Vico, un humilde profesor de Nápoles al que nadie hacía mucho caso pero que fue uno de los primeros estudiosos en cuestionar la infalibilidad de la ciencia. Vico escribió Del método de estudios de nuestro tiempo y Ciencia Nueva. Allí advierte de lo deslumbrantes que pueden llegar a ser los métodos científicos y de lo corrosivos que son cuando se emplean en ámbitos que no les son propios. Avisa de que si no se complementan con las humanidades, su empleo tiende a volver culturalmente anémicas a las naciones.
La siguiente es la escritora de relatos de terror, Mary Shelley, que pasó unas noches de nevada (la "pequeña edad de hielo") en Ginebra con su novio, y Lord Bayron, entre otros. Allí escribió Frankestein, donde proyectaba la imagen del científico loco que jugaba a ser un creador y creaba una criatura movida por electricidad, la cual se revuelve contra su creador y genera destrucción allí donde va. El guion es un poco enrevesado pero caló respecto a los desastres que puede crear el progreso. La novela pronosticó las consecuencias catastróficas que pueden llegar a desencadenar las investigaciones científicas sin supervisión.
El siguiente autor es Comte, el más estrafalario de todos, y fundador del positivismo, basado en postulados de la ciencia y el materialismo y una nueva religión científica para la humanidad. Tuvo la idea de los tres estados (el feudal, el religioso y el burgués), o lo que es lo mismo las tres autoridades: rey, iglesia y ciencia. Según él, el mundo histórico aún estaba en la segunda fase y la tercera aseguraría el progreso del mundo. Fundó el concepto de Sociología, para no repetir el término filosofía social. El personaje era algo delirante, obsesionado con una bella condesa que escuchaba sus lecciones pero lo rechazaba. Fue despedido de sus empleos por sus desvaríos y mal humor. Para sobrevivir, le pidió dinero prestado a su admirador inglés Stuart Mill y creó una secta positivista y pedía a sus seguidores que lo mantuviesen. Crease explica que Comte se dio cuenta de que la ciencia mostraba una tendencia hacia la especialización que la debilitaba y limitaba su aplicación eficaz al mundo; y, además, su autoridad no venía dada por sí y debía prepararse a las personas para que la aceptasen.
Crease aclara que ninguno de estos autores proporcionó una respuesta convincente a la pregunta de qué se puede hacer para evitar sus peligros.
Otro de los autores es Max Weber, otro gran sociólogo que estudió el capitalismo (a partir del pensamiento protestante puritano) y sobre todo la burocracia y su "jaula de hierro". El autor señala que las organizaciones burocráticas eran jerarquías que buscaban la eficacia. Robert P. Crease se pregunta por qué los burócratas y políticos desoyen las indicaciones de los científicos. Weber abordó la disolución de la autoridad.
Otros autores son Attaturk, Russhel y Arendt.
En el caso de Arendt, explicó el trasfondo del Holocausto y luego la completó con el concepto de la "banalidad del mal". Dijo que parte de la respuesta se hallaba en el poder de la ciencia y de la tecnología, nacida de las ideas de Bacon, Galileo y Descartes y alumbrada para el mundo moderno. Otra parte era atribuìble a la incertidumbre, los desplazamientos y a la especialización de la ciencia y tecnología. Otra eran cuestiones como la disolución de la autoridad, los peligros de actuar en la naturaleza, y la "vacuidad cultural" que identificó Husserl. A ello se suma el debate otomano sobre la implicación de los efectos que tienen nuevas y potentes formas de la ciencia y la tecnología sobre la vida y la identidad de los seres humanos.
El autor cree que la obra de Arednt es una síntesis notable de las implicaciones que tienen las contribuciones de los pensadores anteriores para el negacionismo de la ciencia, porque proporciona un esquema para comprender las dinámicas de ese fenómeno y apunta más allá de la incredulidad, la diatriba y el moralismo fácil con el que se debate a veces.
El autor concluye que atacar el negacionismo con argumentos científicos puede dar resultado alguna vez pero en otro debate resurgirá con fuerza. Es algo que hay que atacar de fondo pues la propia estructura de la ciencia presenta vulnerabilidades.
Puntos fuertes de la ciencia:
- Es un empeño colectivo (Bacon,Weber, Husserl)
- Es técnica, abstracta y necesita una formación específica (Galileo, Descartes y Husserl)
- Es falible (Galileo, Descartes)
- Su poder proviene de que puede actuar sobre la naturaleza (Shelley y Arendt)
- Se puede transmitir como una herramienta (Husserl)
- Tiene consecuencias sociales y culturales (Galileo, Vico, Comte, Weber, el debate otomano y Husserl)
Pero dichas características pueden convertirse en puntos débiles que alimenten el negacionismo de la ciencia.
- Al ser colectivo, puede promover intereses elitistas u ocultos o ser equiparada a una estafa.
- La técnica abstracta lleva a gente a rechazarla porque "no soy científico"
- Al ser falible, "aún no hay una conclusión definitiva"
- Al actuar sobre la Naturaleza, puede crear monstruos de Frankenstein
- Al haber herramientas transferibles, los usuarios pueden olvidarse de su mantenimiento.
- Al ser cultural, puede dar la impresión de que amenaza valores genuinamente humanos.
Crease propone estas tácticas contra el negacionismo:
1) Exigir responsabilidad: compromisos públicos
2) Dejar en evidencia a la hipocresía: contraatacar
3) Recurrir a la sátira y el ridículo: ser cáustico, provocativo e incendiario
4) Narrar parábolas, metáforas y fábulas
5) Demandar
Cree que estas estrategias a corto plazo pueden disuadir del razonamiento indolente y basado en ideologías, moderar el ansia de las personas por las afirmaciones falsas y animar a los ciudadanos a mirar más allá de sus intereses privados y a recuperar su aprecio por el mundo natural.
Dice que enfrentarse al negacionismo no solo es cosa de los científicos, sino también de abogados, políticos, escritores y otros ciudadanos.
Estrategias a largo plazo contra el negacionismo:
1) Ser la piedra en el zapato
2) Recordar y volver a contar
3) Redes cooperativas
4) Comentar los acontecimientos recientes
5) Contar la historia
El autor cierra el libro con una parábola: dice que un chófer de bus intenta convencer a una familiar de llevarlos de viaje en su autobús y les pide que no haga caso de los rumores de los mecánicos del pueblo que dicen que el bus es inseguro, ya que ellos son mecánicos y su negocio es precisamente arreglar autobuses, y además es evidente que hay una conspiración contra dicho transportista. La familia está a punto de subir convencida pero observan que el chófer deja de un lado la rueda de repuesto y el gato, y apaga el teléfono de contacto para emergencias. ¿se subiría al bus?
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