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domingo, 15 de mayo de 2022

“La silicolonización del mundo”, de Éric Sadin (2016)

 
Resumen del libro “La silicolonización del mundo”, de Éric Sadin (2016)


Ver el resumen:

Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Derecho y Sociología.

Sociología, sociedad digital, economía, inteligencia artificial

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500 RESÚMENES DE LIBROS  DE ECONOMÍA Y SOCIOLOGÍA

"DE ADAM SMITH A LA INFLACIÓN EN POSTPANDEMIA (1776-2023)"

por E.V.Pita (2023)

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Ficha técnica

Título: “La silicolonización del mundo”

Subtítulo: La irresistible expansión del liberalismo digital

Título original: "La silicolonisation du monde. L'irresistible expansion du libéralisme numérique".

Autor: Éric Sadin


Edición original: París, 2016

Editorial: Caja Negra, Buenos Aires, 2018

Páginas: 316

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Biografía de Éric Sadin

Filósofo francés especializado en las nuevas tecnologías y la sociedad del conocimiento.

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Texto de la contraportada

“Cuna de la tecnologías digitales (Google, Apple, Facebook, Uber, Netflix), Silicon Valley encarna el triunfo industrial más insolente de nuestra época. Esta tierra de buscadores de oro se ha convertido en la posguerra en el centro de desarrollo del aparato militar y de la informática, y hoy es sede de un frenesí innovador que declara obrar por el bien de la humanidad, pero define nuestras existencias con finalidades privadas.


Silicon Valley no remite solamente a un territorio. Es también, y antes que nada, un espíritu en vías de colonizar el mundo. Se trata de una colonización de una nuevo tipo llevada adelante por numerosos misioneros (industriales, universidades, think tanks) y por una clase política que incentiva la edificación de “valleys” en los cinco continentes bajo la forma de ecosistemas digitales y de incubadoras de empresas “start-up”.


Este libro describe la trayectoria de Silicon Valley, desde sus orígenes en la contracultura y la psicodelia californianas hasta la institución de un capitalismo de nuevo cuño, un tecnoliberalismo que, a través de los objetos conectados y la inteligencia artificial, pretende extraer beneficios del menor de nuestros gestos, inaugurando la era de una “industria de la vida”. Más allá de un modelo civilizatorio basado en la organización algorítimica de la sociedad que trae aparejada la prescindencia de nuestro poder de decisión. La siliconización del mundo pretende desarticular los fundamentos de la retórica de la emancipación digital, para recuperar los niveles de soberanía individual y colectiva que nos fueron arrebatados bajo el modo de vida californiano.”


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ÍNDICE


Introducción: el malestar de la cultura y la luz respladeciente del pacífico

El tiempo de las catátrofes


Parte 1: Génesis y auge de Silicon Valley: de los “grateful dead” a Google X

  1. La genealogía contracultural del tecnoliberalismo

  2. El “Primer Silicon Valley” y el “segundo Silicon Valley”. Del complejo militar-industrial a la retórica de la emancipación individual.

  3. El “tercer Silicon Valley”. La “net economy”: indefinición del modelo e irracionalidad generalizada.

  4. El “cuarto Silicon Valley”. “La economía del conocimiento” no era lo que imaginábamos.

  5. El “quinto Silicon Valley”. Global “silicon dream”


Parte 02: Silicon Valley: una “visión del mundo”


  1. Obrar “por el bien de la humanidad”

  2. Tecnologías de lo exponencial y “élan vital”

  3. La inteligencia artificial: el superyó del siglo XXI.

  4. El tecnolibertarismo: la descalificación de la acción humana.

  5. Un soft-totalitarismo digital.


Parte 03: El tecnolibertarismo: Un mundo sin límites


  1. El advenimiento de una “industria de la vida”.

  2. La empresa “start-up”: la eterna juventud del capitalismo

  3. Disrupción e “innovación de ruptura”.

  4. Salvajismo empresarial y criminalidad en “sweat-shirt”

  5. Acerca de la propaganda siliconiana.


Parte 04: Psicopatología de Silicon Valley


  1. El “síndrome de Sherlock Holmes” o la neurosis del tiempo real.

  2. Emprendedor superhéroe y todopoderoso

  3. La furia transhumanista y el delirio de la “singularidad”

  4. La era del individuo-tirano.

  5. Malestar en la cultura robotizada.


Parte 05: Una política de nosotros mismos


  1. La sumisión social-liberal

  2. Por un “choque de civilizaciones”

  3. La “negación integral” en la era de los objetos conectados.

  4. Acerca de la responsabilidad de los ingenieros.

  5. Magnificencia de lo sensible.


Conclusión

Gloria del límite.


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RESUMEN


El filósofo francés Éric Sadin señala que Silicon Valley se ha convertido en un modelo para todo el mundo porque lanza mensajes como entorno “colaborativo”, “hacer del mundo un lugar mejor”, “aumentar la vida”, “construir un futuro positivo”, “desplazar los horizontes”, “apostar a la audacia de la ruptura”, “liberar las fuerzas vivas de la juventud”, “aporte creativo de cada cual”, “inventar el futuro” y una economía basada en el acompañamiento algorítmico de la vida que porta una “energía revolucionaria” contra la “lenta descomposición” y la “inercia” de las sociedades.

Pese a estas bonitas palabras de innovación o directamente eufemismos subyace un “progreso regresivo”. En la práctica se trata del régimen liberal que ha mutado en una forma extrema de liberalismo, el tecnolibertarismo, que no quiere ser obstaculizado por ningún límite y que ha instaurado un “modelo civilizatorio” basado en el acompañamiento algorítmico tendencialmente continuo de nuestras existencias que supera en mucho la etapa de la “era del acceso” de los inicios de Internet para pasar a otro “la era de la medición de la vida”. Ese espíritu genera una colonización (una silicolonización) que no implanta de forma violenta sino que es una aspiración ardientemente anhelada por quienes pretenden someterse a ella (incluso Francia) y que son pronunciadas por expertos sacerdotes a través de conferencias TED o tuits. Inducen un poder de acción que es “asimétrico” de algunas personas respecto a otras y, según el autor, quieren hacer creer nunca hemos conocido un período histórico tan “cool”, “colaborativo” y “creativo”. Pero, en el fondo, implantan una “doxa”: el desarrollo de estas tecnologías será “ineluctable” y que van a contribuir de un modo u otro a la mejora general de las condiciones de vida.

Todas las grandes ciudades del mundo quieren imitar este “espíritu de Silicon Valley” que “encarna la verdad económica-empresarial de la época para tener su propia incubadora y aceleradora de empresas. Pero detrás de esa fórmula de éxito que ha llenado el mundo de teléfonos iPhone y mayordomos domésticos Alexa, coches de Uber, huéspedes de Airbnb o “riders” de Amazon trasluce una inquietante ideología tecnoliberaria que promueve la automatización del trabajo y la fría eficiencia planificada con algoritmos que choca con los ideales liberales democráticos. En el fondo, la idea que subyace es que un algoritmo toma decisiones por nosotros al oír una canción, o al elegir una ruta en un coche autónomo, y el usuario se lo permite por comodidad sin platearse más problemas. Sadin lo ve como un sistema “brutal” y vulnerable como el que generó la crisis financiera del 2008 que es arrastrado por flujos incontrolables y deja tras de sí un campo de ruinas: grandes deudas de los Estados, desempleo masivo, desigualdades salariales, precariedad y la proliferación de partidos de extrema derecha que se desvían de los principios democráticos fundamentales. A su vez, los repliegues identitarios (nacionalismos) rompieron la cohesión social y generaron tensiones geopolíticas y reavivaron otras ya superadas. La aplicación a gran escala para hacer una vigilancia indiscriminada llevó a recolectar datos personales. A esto se suma el calentamiento global y lo que Sadin denomina el “aireapocalipsis”.

Frente a este mundo turbulento, se alza San Francisco, que encarna el “insolente triunfo empresarial e industrial de la época, va de éxito en éxito y se adjudica victorias cada vez más impactantes”. El autor lo ve como un “faro mundial” de la alta tecnología que concentra a 6.000 empresas, dos de las mejores universidades del mundo y laboratorios de investigación. Rezuma de “angel business” que financian la creación de “start-ups”.

Sadin indica que la economía del dato, aplicada a largo plazo a todos los fenómenos del mundo y de la vida, es inagotable. El problema es que dar licencia para mirar unos datos en la pantalla deviene en una toma de decisiones autónoma.

El autor ve varios procesos inmersos: una alianza entre la vanguardia de la investigación tecnocientífica, el capitalismo más aventurero y conquistador, y los gobiernos social-liberales que ven en la algoritmización de las sociedades la ocasión histórica de responder perfectamente al núcleo de su “proyecto”: el de una “administración optimizada de las cosas” (Saint-Simon). Se genera una “inquietante y creciente” autonomización del tecnoliberalismo validado por el social-liberalismo.

Ve varias lógicas técnico-económicas contrarias a la ética: apuntan a un dominio total sometiendo todos los gestos a ecuaciones, una ambición de una racionalización extrema y favoreciendo la emergencia de otras lógicas que pretendan afirmar la pluralidad posible de los modos de vidas.

El autor dice que lejos que de una inteligencia artificial maligna, lo que instaura la Weltanschauung siliconiana es la erradicación de la "figura humana". Es la "muerte del hombre", el del siglo XXI, ciertamente abordado como un ser actante pero que, para su bien y el de la humanidad entera, debe ahora despojarse de sus perrogativas históricas para delegárselas a sistemas más aptos de otra manera para ordenar perfectamente el mundo y garantizarle una vida libre de sus imperfecciones. La Weltanschauung siliconiana pretende inaugurar, según el autor, una nueva y definitiva secuencia de la historia, la historia de la humanidad liberada de sus escorias y que delega a sus sucesores algorítmicos la tarea de organizar mejor la marcha del mundo. Busca el advenimiento de la “visión cibernética” de la sociedad.

El problema del libertarismo es que desprecia las negociaciones de un marco colectivo y el individuo encarna la primera y última finalidad. El tecnolibertarismo se inscribe como continuación del libertarismo histórico.

El autor considera que existe un “soft-totalitarismo digital” basado en la opacidad y en una “asimetría”. Tras un mensaje de jóvenes “emprendedores” e “innovadores” donde se ensalza la “disrrupción” existe una especia de salvajismo empresarial y criminalidad en pantalones cortos. Añade que detrás hay un “sistema neofeudal” compuesto por cuatro castas distintas: los king coders (programadores a nivel de excelencia, élite mundial), los profesionales de datos (que trabajan en una “burbuja” protectora hasta bien entrada la noche en grandes complejos como Google Plex y cuyo genio creativo permite nuevos negocios), el lumpenproletario (que a pesar de sus terribles condiciones tienen un trabajo, dicen en Silicon Valley; son víctimas colaterales pero la revolución digital ya trabaja para la desmaterialización), y los usuarios de la economía de las plataformas. Finalmente, estarían los “hoodies”, que serían unos superempresarios que hacen de las violación de leyes y reglas un modo de vida mediante la “optimización fiscal” y complejos montajes de evasión fiscal. El autor dice que quienes afirman “obrar por el bien de la humanidad” “enmascaran en un mismo movimiento y en nombre de ese grotesco supuesto ideal, otro ideal mucho más pragmático e inmediatamente realizable, el de actuar como mejor les parezca, en vistas a satisfacer su insaciable pasión por el beneficio y de saciar, sin límite alguno, su sed de poderlo todo.

Sadin aborda otras cuestiones como la “evangelización” de los profetas de Silicon Valley sobre otras cuestiones como la Singuralidad (el momento en que las máquinas superarán a la mente humana; también la posibilidad de hacerse inmortales cibernéticamente hablando).

Otra cuestión que aborda es el interés de Silicon Valley por la gestión del “tiempo real” (el llamado síndrome de Sherlock Holmes; correlacionar datos) porque, en el fondo, lo que se trata de tratar los datos de todo el mundo en tiempo real (y saber qué hacen en todo momento y predecir sus movimientos de compra, etc...).

El autor encuentra numerosos motivos de preocupación: la organización algorítmica de la sociedad, la mercantilización integral de la vida y la prescindencia respecto de la decisión humana. Hay unas anclas fijas que representan las tecnologías digitales como algo que favorece el “acceso al saber”, la emergencia de una sociedad “más descentralizada”, la implementación de prácticas de gestión “suaves” y “horizontales”, que es la visión inmutable de los años 90.

Frente a estos cálculos de la “demanda social”, de lo que grupúsculos cerrados saben que la sociedad necesita y el reduccionismo mortífero del tecnolibertarismo, hay otro tipo de civilización que es la que tenemos y que hay que salvaguardar: la de la pluralidad que se expresa y el derecho a la sensibilidad.

Lo que, según el autor Sadin, se impone es un "soft-totalitarismo" digital que nos desvincula "in fine" de nuestro derecho de actuar en plena conciencia y según nuestro libre arbitrio.




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