Resumen del libro "Teoría King Kong", de Virginie Despentes (2006)
Resumen original y actualizado en el siguiente link:https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/08/teoria-king-kong-de-virginie-despentes.html
Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Sociología y Derecho
Sociología, feminismo, derechos de la mujer, estructura social, posfeminismo
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Título: "Teoría King Kong"
Título original: "King Kong Theory"
Autora: Virginie Despentes
Edición original: Éditions Grasset & Fasquelle, París, 2006
Edición en español: 2007, Barcelona, 2018 , Penguin Random House GE
Páginas: 175
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Biografía oficial de la autora (hasta el 2018)
Virginie Despentes (Nancy, Francia, 1969) es novelista y directora de cine. A los 17 años dejó el instituto y se marchó a vivir a Lyon, donde encontró empleo en una tienda de discos, colaboró en revistas musicales, cantó en un grupo de rap y trabajó en un peepshow. La popularidad le llegó con su primera novela, Fóllame, que fue llevada a la gran pantalla. Desde entonces, ha publicado Perras sabias, Lo bueno de verdad, Teen Spirit, Bye Bye Blondie, Apocalyse bebé y la trilogía Vernon Subutex, un retrato demoledor de la sociedad contemporánea francesa que la ha reafirmado como una voz imprescindible de las letras de su país. Publicado por primera vez en 2006, Teoría King Kong la convirtió en uno de los referentes del posfeminismo.
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Texto de la contraportada
"Escribo desde la fealdad, y para las feas, las viejas, las camioneras, las frígidas, las mal folladas, las infollables, todas las excluidas del gran mercado de la buena chica, pero también para los hombres que no tienen ganas de proteger, para los que querrían hacerlo pero no saben cómo, los que no son ambiciosos, ni competitivos, ni la tienen grande. Porque el ideal de la mujer blanca, seductora, que nos ponen delante de los ojos es posible incluso que no exista".
"Teoría King Kong - con la espléndida traducción revisada de Paul B. Preciado - es uno de los grandes libros de referencia del feminismo y de la teoría de género, un incisivo ensayo en el que Despentes comparte su propia experiencia para hablarnos sin tapujos ni concesiones sobre la prostitución, la violación, la represión del deseo y la pornografía, y para contribuir al derrumbe de los cimientos patriarcales de la sociedad actual".
"Despentes se ha convertido en una especie de heroína de culto, una santa patrona de las mujeres invisibles"
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ÍNDICE
Tenientas corruptas
¿Te doy o me das por el cul?
Imposible violr a una mujer tan vicisa
Durmiendo con el enemigo
Brujas porn
King Kong Girl
Buena suerte, chicas
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RESUMEN
Comentarios previos: la autora del libro defiende una tesis feminista y no se corta nada pues habla con un lenguaje coloquial muy crudo y sin eufemismos, directo al grano y llamando al pan pan y al vino vino. Dice las cosas claras para que todos y todas la entiendan. Habla de la vida misma y de su experiencia personal, brutal. A veces, recurre a la ironía o hace comparaciones algo forzadas, pero lo importante del libro es el mensaje feminista que quiere transmitir examinando las situaciones de violencia a las que son sometidas las mujeres por parte de los hombres y contado desde su propia experiencia: multiviolación (como joven víctima), prostitución (como joven ejerciente de lujo), cine porno (como directora), o el propio matrimonio patriarcal.
La autora Virginie Despentes representa la voz de una generación de mujeres que buscan un cambio social para alcanzar una igualdad de géneros. Despentes se alza como voz de las "feas", las perdedoras e invisibles en una sociedad machista y patriarcal que enfoca el éxito de la mujer en la belleza femenina y no en su bagaje intelectual, por ejemplo. Supone un soplo de aire fresco. Otro sociólogo francés, Lipovietsky, ya indagó en las consecuencias de la presión por la estética.
La autora Virginie Despentes representa la voz de una generación de mujeres que buscan un cambio social para alcanzar una igualdad de géneros. Despentes se alza como voz de las "feas", las perdedoras e invisibles en una sociedad machista y patriarcal que enfoca el éxito de la mujer en la belleza femenina y no en su bagaje intelectual, por ejemplo. Supone un soplo de aire fresco. Otro sociólogo francés, Lipovietsky, ya indagó en las consecuencias de la presión por la estética.
Despentes divide el libro en cinco partes: en primer lugar, habla de las mujeres feas, gordas, perdedoras, insatisfechas sexualmente por su hombre y vagas que no interesan a los hombres ni encajan en el prototipo femenino de mujer de éxito, blanca y emprendedora, y que, por tanto, quedan marginadas en la sociedad. Pero, en un potente discurso, las anima a salir adelante ya que el ideal femenino de mujer, ni siquiera existe en la realidad.
En segundo lugar, cuenta que siendo muy joven ella y una amiga, que vestían en estilo punk y estaban alegres y borrachas, volvían de un festival de música y hacían autostop y las recogieron en coche tres amigos, que luego las violaron en un bosque amenazándolas con una escopeta y dándoles una paliza. Ella llevaba una navaja pero no la usó, lo que sorprendió a los chicos, que pensaron que entonces es que a ellas les había gustado. La autora comenta que tuvo que afrontar esta terrible realidad, que cometieron un error al no bajarse de inmediato al meterse en un coche con tres chicos, y que ellos quizás no vieron ningún delito ni culpabilidad en lo que hicieron debido a su cultura machista. Ella se queja de que las mujeres violadas son juzgadas por la gente por si hicieron algo provocativo, si en realidad les gustó o si no se resistieron lo suficiente ni recibieron una buena paliza o no murieron resistiendo.
En segundo lugar, cuenta que siendo muy joven ella y una amiga, que vestían en estilo punk y estaban alegres y borrachas, volvían de un festival de música y hacían autostop y las recogieron en coche tres amigos, que luego las violaron en un bosque amenazándolas con una escopeta y dándoles una paliza. Ella llevaba una navaja pero no la usó, lo que sorprendió a los chicos, que pensaron que entonces es que a ellas les había gustado. La autora comenta que tuvo que afrontar esta terrible realidad, que cometieron un error al no bajarse de inmediato al meterse en un coche con tres chicos, y que ellos quizás no vieron ningún delito ni culpabilidad en lo que hicieron debido a su cultura machista. Ella se queja de que las mujeres violadas son juzgadas por la gente por si hicieron algo provocativo, si en realidad les gustó o si no se resistieron lo suficiente ni recibieron una buena paliza o no murieron resistiendo.
En el segundo capítulo, cuenta su
experiencia trabajando como prostituta durante dos años, mientras era una empleada precaria pero honesta en un servicio de revelado de fotos de Lyon. Dijo que se metió en el tema de las citas porque era dinero fácil, ganaba más que como trabajadora precaria y
porque le sirvió para ganar experiencia en el sexo. Dice que usaba el Minitel (el antecesor de Internet en Francia en los años 90) para
hacer contactos. Sus clientes eran sobre todo muchos sexagenarios solitarios y
tristes con dinero que la trataban con suma amabilidad. El hecho de vestirse con tacones y minifalda (para ella, un disfraz) la convirtió
en “supermujer” y “superfemenina” y se dio cuenta del poder
que tenía ante los hombres al pasar por la calle. Sostiene que la prostitución siempre se
ha presentado como algo rodeado de miseria (y no como una libre elección profesional de la mujer para ganar una buena suma de dinero). La razón de ilegalizar o hacer clandestina la prostitución, en vez de legalizar todo y poner unas condiciones dignas de trabajo, es que el verdadero motivo es ponérselo difícil al hombre para obtener sexo diario fuera del matrimonio. Parece una táctica para obligarlo a contraer matrimonio si
quiere sexo gratis a diario, pues así lo estipula el contrato
matrimonial. Se queja de los hombres pican en el matrimonio porque la prostitución es casi clandestina. Insiste en que la prostitución podría ejercerse con total
normalidad y en buenas condiciones laborales, pero nadie se interesa
ya que las propias mujeres prefieren que el hombre vea una imagen de
clandestinidad, de inmigrantes ilegales secuestradas, que casi roce
la ilegalidad, de forma que el matrimonio sea la opción más aceptable para tener sexo garantizado. En cuanto a la mujer, el matrimonio se convierte en otra trampa en la que su contrato le estipula obligaciones como hacer las labores domésticas gratis, cuidar a los niños gratis y dar una tarifa plana de sexo al marido. Comenta la cercanía entre una casada "mantenida" y rica y, salvando las distancias, una prostituta, ya que ambas han recibido una contraprestración económica por yacer con un hombre, una mediante un contrato matrimonial con un millonario (que incluye mansión, chófer, uso de tarjeta, sirvientes) y otra mediante un pago por servicio por parte de un cliente pudiente. Por eso, ve hipócrita criticar a quienes se dedican a esta profesión cuando, en su opinión, el matrimonio es algo parecido pero con duración indefinida o con tarifa plana.
En el tercer capítulo, la autora aborda las
películas porno. Cuenta la anécdota de que Paris Hilton fue pillada
“in fraganti” y un presentador televisivo quiso humillarla pero
ella no se dignó a contestar, no porque fuese mujer sino porque ella era
de “clase alta”, la heredera de una cadena de hoteles de lujo, y el presentador de clase media o baja, y por tanto, lo ignoró. Despentes señala que la élite puede hacer lo que quiera y le dé la gana y disfrutar de su vida sexual sin importarle lo que digan las clases bajas. En el tema de
las películas X, la autora sospecha que los hombres
espectadores de este género cinematográfico se ven a sí mismos como las mujeres a las que el macho o machos dominan en todas las escenas de la película. Esa promiscuidad parece coincidir más con la mentalidad masculina que con la femenina. Las actrices que se prestan a esto quedan "estigmatizadas" y etiquetadas de por vida a pesar de que en estas películas es todo ficción. Encuentra cierta violencia hacia la mujer, lo que concuerda con la concepción del hombre como un ser violento. La teoría de Despentes es que las películas
porno venden mucho, pero solo entre el público femenino, porque encontraron una fórmula que les da éxito, cree que su estructura tiene algo retorcido que le gusta a los hombres.
Ella cree que a los hombres les gusta identificarse con el papel de mujer en las películas porno, pero estas películas llevan a la pantalla las fantasías más oscuras del subconsciente masculino ya que las mujeres ven las
relaciones sexuales de otra manera distinta. Añade que los hombres han sido educados en la violencia porque son los cadáveres que necesita el Estado para sus guerras mientras que las mujeres son educadas como máquinas de engendrar nuevos soldados.
En el cuarto capítulo, la autora habla
del cine de acción como King Kong y lo compara con su película y libro "Follam..,", una obra que escandalizó a la sociedad francesa porque mostraba a una víctima de una violación que disfrutaba. Dice que la heroína de King Kong estaba segura con él (un animal presentado como asexuado) y se decepcionó al darse cuenta
de que los hombres la habían utilizado para capturar al gorila gigante. Califica de “mentiroso” al director de la producción que visitó la isla de King Kong y que señaló a su actriz como la
culpable de que los aviones lo abatieran al escalar Nueva York. Despentes replica que quienes dispararon a King Kong fueron los aviones y no la heroína, como si ella como mujer fuese culpable de algo. Añade que la heroína
estaba a gusto con King Kong, su protector, pero tuvo que contentarse
con el héroe humano convencional, un mediocre e integrado en el sistema que fue a "rescatarla" y "protegerla".
En cuanto al matrimonio, la autora es bastante crítica con esta institución. Cree que al final hay que dejar hacer a la mujer para que la cosa funcione, ya que de por sí, el matrimonio, según opina, es una institución que enjaula a la mujer a cambio de dinero y seguridad económica. Lo ve como un mero contrato de intercambio: el hombre obtiene sexo en tarifa plana para toda su vida con la misma mujer mientras que la mujer logra seguridad económica, explica. Pero todo está pensado para que la mujer sea esclavizada en el hogar cuidando a los niños, trabajando si hace falta... el problema es que al Estado no se le ocurre cambiar los horarios ni poner más guarderías para contabilizar la vida personal y el trabajo, lo que no sabe si se hace a propósito para someter a la mujer o ahuyentarla del mercado de trabajo.
En la parte final, aborda el mito de la mujer blanca, dulce, sumisa, guapa y con éxito, como esencia de la feminidad. Advierte que las mujeres de cine solo existen en la imaginación de los hombres, pero esa belleza superfemenina no es la mujer real porque tal mito superfemenino no existe. Recuerda que ella era una punk y le preguntaban por qué con lo guapa que era no se ponía más linda para gustar a los hombres. Recuerda con horror que el mero hecho de ser mujer la situaba en un plano social más bajo y que un hombre, aunque fuese un barrigudo de 50 años con un miembro pequeño, se permitía piropearla por la calle por el mero hecho de ser él hombre y ella mujer.
En cuanto al matrimonio, la autora es bastante crítica con esta institución. Cree que al final hay que dejar hacer a la mujer para que la cosa funcione, ya que de por sí, el matrimonio, según opina, es una institución que enjaula a la mujer a cambio de dinero y seguridad económica. Lo ve como un mero contrato de intercambio: el hombre obtiene sexo en tarifa plana para toda su vida con la misma mujer mientras que la mujer logra seguridad económica, explica. Pero todo está pensado para que la mujer sea esclavizada en el hogar cuidando a los niños, trabajando si hace falta... el problema es que al Estado no se le ocurre cambiar los horarios ni poner más guarderías para contabilizar la vida personal y el trabajo, lo que no sabe si se hace a propósito para someter a la mujer o ahuyentarla del mercado de trabajo.
En la parte final, aborda el mito de la mujer blanca, dulce, sumisa, guapa y con éxito, como esencia de la feminidad. Advierte que las mujeres de cine solo existen en la imaginación de los hombres, pero esa belleza superfemenina no es la mujer real porque tal mito superfemenino no existe. Recuerda que ella era una punk y le preguntaban por qué con lo guapa que era no se ponía más linda para gustar a los hombres. Recuerda con horror que el mero hecho de ser mujer la situaba en un plano social más bajo y que un hombre, aunque fuese un barrigudo de 50 años con un miembro pequeño, se permitía piropearla por la calle por el mero hecho de ser él hombre y ella mujer.
Añade que las mujeres sumisas y feminizadas, al gusto de los hombres, triunfan en la sociedad y tienen éxito porque funcionan como otros hombres, en armonía con una sociedad patriarcal que ensalza la agresividad y la ambición, y que además compaginan la maternidad y el cuidado del hogar con dulzura. Pero que la mayoría de las mujeres no se prestan a eso y, por tanto, las mujeres reales no coinciden con las idealizadas, por lo que hay un conflicto con los hombres que esperan ciertas cosas.
A todo ello se suma la presión de la satisfacción sexual. La autora recuerda que hasta los años 60 nadie había oído hablar del orgasmo o no se le daba la menor importancia. Ahora, todo el mundo está preocupado por ese tema, las mujeres porque no lo alcanzan, como se supone que debería ser, y los hombres porque les angustia no estar a la altura de las exigencias. El sexo ya no es algo informal sino que exige un rendimiento y unas metas, y ocasiona angustia porque hay ganadores y perdedores, según explica la autora. Los adolescentes se angustian por estas cosas.
A todo ello se suma la presión de la satisfacción sexual. La autora recuerda que hasta los años 60 nadie había oído hablar del orgasmo o no se le daba la menor importancia. Ahora, todo el mundo está preocupado por ese tema, las mujeres porque no lo alcanzan, como se supone que debería ser, y los hombres porque les angustia no estar a la altura de las exigencias. El sexo ya no es algo informal sino que exige un rendimiento y unas metas, y ocasiona angustia porque hay ganadores y perdedores, según explica la autora. Los adolescentes se angustian por estas cosas.
Sospecha que a los hombres ni siquiera
les gustan las mujeres pero que se ven obligados a estar con ellas,
intentando disimular su decepción con frases bonitas y cortesías, y
que lo que realmente desearían era estar con otros hombres, igual de
machos y viriles que ellos. Dice que los hombres se ven obligados a hacer de
carne de cañón para los Estados y ellas deben alimentar a la familia
y sostener el hogar, y que ambos sexos están obligados a casarse, motivo de que haya tantos conflictos entre géneros porque ninguno de los dos congenia con el otro. Ella sospecha que ninguno de los
géneros es feliz, y considera que lo mejor es que los hombres dejen a las
mujeres en paz y hacer lo que les dé la gana.
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