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ÍNDICE Y TEMAS

lunes, 1 de octubre de 2018

"El nuevo espíritu del capitalismo", de Luc Boltanski y Éve Chiapello (1999)

Resumen del libro "El nuevo espíritu del capitalismo", de Luc Boltanski y Ève Chiapello (1999)

Resumen original y actualizado en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/08/el-nuevo-espiritu-del-capitalismo-de.html

Resumido por E.V.Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Derecho y Sociología

Sociología, capitalismo, economía política.

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Título: "El nuevo espíritu del capitalismo"

Título original en francés: "Le nouvel esprit du capitalisme"

Autores: Luc Boltanski y Ève Chiapello

Fecha de publicación en Francia: Ediciones Gallimard, 1999

Publicación en español: Ediciones Akal,  Madrid, 2002

Número de páginas: 717

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Biografía de los autores Luc Boltanski y Ève Chiapello (hasta 2002)

Luc Boltanski es director de estudios de la École des Hautes Études en Sciences sociales. Es uno de los fundadores de la Escuela de las convenciones. Entre sus libros se incluyen Les cadres, La formation d'un groupe social (1982), L'amour et la justice comme compétence (1990), y, en colaboración con L. Thévenot, Justesse et justice dans le travail (1989) y De la justification. Les économies de la grandeur (1991).

 Ève Chiapello, socióloga y profesora de contabilidad-control en el Groupe HEC, es autora del libro Artistes vs. Managers - Le management culturel face á la critique artiste (1998), así como de numerosos artículos sobre temas de gestión empresarial, organizaciones culturales y sociología de las formas contables.

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Texto de la contraportada

"El capitalismo prospera, la sociedad se degrada. El crecimiento de los beneficios es paralelo al crecimiento de la exclusión. La verdadera crisis no es la del capitalismo, sino la de la crítica del capitalismo. Con demasiada frecuencia atada a viejos esquemas de análisis, la crítica conduce a numerosos activistas a replegarse sobre modalidades de defensa eficaces en el pasado, pero no en la actualidad ante las nuevas formas asumidas por el capitalismo tras los formidables procesos de reestructuración experimentados durante los últimos 30 años. Éve Chiapello y Luc Boltanski analizan esta crisis hasta su raíz. En este libro se trazan los contornos del nuevo espíritu del capitalismo a partir de un análisis inédito de los textos de gestión empresarial que han alimentado la reflexión de la patronal, inspirado los nuevos modos de organización de las empresas y redefinido el nuevo estatuto de la fuerza de trabajo explotada en las mismas: desde mediados de la década de 1970, el capitalismo ha renunciado al principio fordista de la organización jerárquica del trabajo para desarrollar una nueva organización en red, fundada sobre la iniciativa de los actores y de la autonomía relativa de su trabajo, todo ello al precio de su seguridad material y psicológica.

Este nuevo espíritu del capitalismo ha triunfado gracias a la formidable recuperación de la "crítica artista", la cual, tras la revolución de mayo de 1968, no había cesado de denunciar la alineación de la vida cotidiana provocada por la alianza del capital y la burocracia. Al mismo tiempo, la "crítica social", que no lograba cartografiar las inflexiones protagonizadas por las nuevas modalidades de explotación y dominación del capitalismo, permanecía atrapada en los viejos esquemas de la producción jerarquizada y experimentada una creciente parálisis cuando los años de la crisis mordieron en la estructura social. Este libro formidable invita al relanzamiento de estas dos críticas complementarias al capitalismo, contribuyendo a inspirar y enriquecer la oleada de luchas e iniciativas antisistémicas que atraviesa las sociedades actuales".

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Introducción general del espíritu del capitalismo y del papel de la crítica

1. El espíritu del capitalismo

2. El capitalismo y sus críticas

Primera parte.
El surgimiento de una nueva configuración ideológica

I. Los discursos de gestión empresarial en la década de 1990.

1. Las fuentes de información sobre el espíritu del capitalismo

2. La evolución de la problemática de la gestión empresarial entre las décadas de 1960 a 1990

3. El cambio de las formas de movilización

Conclusión: La nueva gestión empresarial en tanto que respuesta a las críticas


II. La formación de la ciudad por proyectos

1. La ciudad por proyectos

2. La originalidad de la ciudad por proyectos

3. La generalidad de la representación en red

Conclusión: Los cambios aportados por el nuevo espíritu del capitalismo en el plano de la moral


Segunda parte.
Las transformaciones del capitalismo y el desarme de la crítica


III. 1968. Crisis y renovación del capitalismo

1. Los años críticos

2. Reacciones y respuestas a las críticas.

Conclusión: El papel de la crítica en la renovación del capitalismo


IV. La deconstrucción del mundo del trabajo

1. El alcance de las transformaciones en juego.

2. Las transformaciones del trabajo.


V. El debilitamiento de las defensas en el mundo del trabajo.

1. La desindicalización

2. Las clases sociales, en tela de juicio

3. Los efectos de los desplazamientos sobre las pruebas instituidas

Conclusión: ¿El fin de la crítica?

Tercera parte.

El nuevo espíritu del capitalismo y las nuevas formas de crítica

VI. El renacimiento de la crítica social

1. El despertar de la crítica social: de la exclusión a la explotación

2. ¿Hacia dispositivos de justicia conexionistas?

VII. Ante la prueba de la crítica artista

1. Las manifestaciones de una inquietud

2. ¿Qué liberación?

3. ¿Qué autenticidad?

4. La neutralización crítica de la inautenticidad y sus efectos secundarios

Conclusión: ¿Un relanzamiento de la crítica artista?


CONCLUSIÓN: La fuerza de la crítica

1. Axiomática del modelo de cambio

2. Las etapas del cambio del espíritu del capitalismo

Postcriptum: La sociología contra los fatalismos

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RESUMEN

 Luc Boltanski y Éve Chiapello se definen como sociólogos pero forman parte de la escuela de economistas franceses que están detectando una gran ruptura en el nuevo capitalismo (1970-2018) [nota del lector: yo los incluiría cercanos a Piketty]. Analizan los cambios ideológicos que han acompañado a las recientes transformaciones del capitalismo. Estudian el caso de Francia en concreto. Definen el "espíritu del capitalismo" (en referencia a la obra de Max Weber) como "la ideología que justifica el compromiso con el capitalismo" pero que actualmente sufre una "crisis de fe" a causa del desconcierto y el escepticismo social creciente. La acumulación solo logra justificarse por las leyes de la economía.

Estas leyes funcionan como una esfera autónoma, independiente de la ideología y de la moral, que obedece a leyes positivas. Su idea estrella es que la persecución del interés individual contribuye al interés general, el utilitarismo. A ello se suma que la competencia hace a las empresas más eficaces, lo mismo que la privatización y la mercantilización. Sus pilares son: progreso material, eficacia y eficiencia en la satisfacción de las necesidades y el ejercicio de las libertades económicas compatible con regímenes políticos liberales. Pero los autores replican que estas ideas no logran el compromiso del trabajador: "Es difícil que se regocije nadie con que su trabajo sirva para aumentar el PIB" porque no acaba de ver relación entre las condiciones ventajosas de ese régimen y su trabajo y vida. Por eso, el capitalismo apostó por infundir de espíritu primero a la burguesía y a los cuadros, y luego al trabajador, al que le dio "seguridad" (laboral, para el trabajador y sus hijos) para obtener ese compromiso pero, a partir de los años 70, esa seguridad está amenazada. Porque la necesidad de volver a apostar por el proceso de acumulación "choca" con la justicia social por lo que la solución es ofrecer una "zona pacificada" en el centro del sistema-mundo donde los cuadros y mandos encuentren un espacio para formarse.

Otra de las ideas de los autores es que dado que el capitalismo no tiene moral ni busca el bien común necesita coger prestados elementos ya existentes, incluso de sus enemigos, para legitimarse y, al ser externos, surgen tensiones (elementos tradicionales de protección, Estado del bienestar, consumismo frente a frugalidad protestante, productos ecológicos, etc...) Gracias a los críticos, el capitalismo a sobrevivido a todo porque asimiló parte de la crítica.


Observan que esta "gran transformación" se produjo después de que el capitalismo pudiese liberarse de los obstáculos a la acumulación que tantas demandas de justicia habían suscitado. Pero a ello se suma un cambio de los valores (de los que depende el éxito y el carácter tolerable del capitalismo). Ven ocasiones perdidas por quienes debieron detectar a tiempo el gran cambio que se estaba operando en la nueva sociedad ultracapitalista y los riesgos que entrañaban. Consideran que debe haber una acción de voluntad colectiva para hacer una crítica realista sobre esta "reintroducción" del pasado.

El libro fue concebido en 1995 y nace de la "confusión, presente en muchos observadores, suscitada por la coexistencia de una degradación económica y social de un número cada vez mayor de personas y de un capitalismo en plena expansión y profundamente reorganizado".

Añaden que la crítica social está desarmada porque manifiesta indignación sin poder acompañarla de propuestas alternativas o por denunciar una situación problemática y admitir así su fatalidad.

Señalan que en 1970 el capitalismo padecía un descenso del crecimiento y la rentabilidad (por alzas salariales), una sociedad orientada al pleno empleo y el progreso, con promoción social hacia los hijos y había una crítica procedente del mayo de 1968 que criticaba la sociedad del consumo. En cambio, en 1990, se vivía la situación inversa con débiles resistencias. Se preguntan qué técnicas se usaron para neutralizar la crítica de izquierda, la cual se acomodó y dejó paso libre a la reorganización del capitalismo durante dos décadas.

Los autores afirman que desde finales de 1970, que se llamaron "años de crisis" pero que no hubo tal, hasta casi el 2000, el capitalismo se ha regenerado, ha vivido un período floreciente, con numerosas oportunidades de inversión con tasas de beneficios muy elevadas. Fueron años favorables para quienes tenían ahorros, la renta de capital estaba de vuelta. Indican que en Francia las cotizaciones sociales crecieron al ritmo del PIB pero no los salarios netos.

En los años 80 y 90, que se consideraban "años de crisis", hubo una reorganización del capitalismo mundial. Los operadores financieros encontraron una "libertad de acción" que desconocían desde 1929 por la desregulación de los mercados financieros, su liberalización, la desintermediación y la creación de nuevos productos financieros que multiplicaron los beneficios especulativos, y mencionan los fondos de pensiones, las sicav, aseguradoras, así como las multinacionales (que controlan dos tercios del mercado mundial). Uno de los fenómenos ha sido el del crecimiento de la "inversión extranjera directa" (transferencia de derechos patrimoniales y una toma de poder local).

A todo esto se suman fuertes incitaciones al crecimiento de la flexibilidad del trabajo mediante contratación temporal, uso de mano de obra interina, horarios flexibles y reducción de costes por despido, y se recortaron las garantías sociales ganadas durante un siglo. La gestión informática ha acelerado la gestión de pedidos de forma planetaria.

Concluyen que el capitalismo mundial va bien pero las sociedades mal (aumento del paro pero mantenimiento del salario mínimo (modelo francés) o conservación del empleo para los trabajadores pero con pérdida del poder adquisitivo (modelo de EE.UU.) ).

Añaden que el número de hogares que viven por debajo del umbral de pobreza han disminuido pero la pobreza afecta menos a los ancianos y más a las personas en edad activa. Indican que el conjunto de esta evolución (empobrecimiento de la población en edad activa, crecimiento regular del número de parados y de la precariedad del trabajo) ha llevado a que crezcan las desigualdades de la distribución de la renta porque los ingresos de los rentistas sí crecen.

Estas dificultades se han concentrado en los "banlieues" (guetización, creación de hecho de zonas de no derecho en beneficio de actividades mafiosas, desarrollo de la violencia de chicos cada vez más jóvenes, dificultad de integración de las poblaciones procedentes de la emigración). En las ciudades, aumentó la mendicidad y los "sin techo" (algunos con cualificación suficiente para tener empleo).

Ven una "irrupción de la miseria" en el espacio público y acentúa la inseguridad y la amenaza de perder el empleo.

También ven cambios en la familia. Es ahora una institución más inestable y frágil, además de una haber precariedad a la del empleo y el sentimiento de inseguridad. Ven detrás cierta relación con el capitalismo porque la familia conlleva rigidez temporal o geográfica.


Explican que en los años 20 y 30, la burguesía (profesiones técnicas, cuadros) empezó a caer en el trabajo asalariado y tuvo que apoyarse en nuevos dispositivos de seguridad (jubilación, diplomas para tener salarios y hacer carrera, acceso al crédito por ascensos, mutualidades, revisión salarial según IPC, planes de promoción, comedores sociales, cooperativas de compras, colonias de vacaciones, clubes deportivos). Por su parte, las clases populares tuvieron mayor acceso al consumo y mejoraron sus poder adquisitivo, y pudieron dar a sus hijos educación secundaria.

Sin embargo, los autores dicen que desde 1980 a 2000, el diploma, la posibilidad de promoción y la jubilación "se han visto quebrantados". Antes solo afectaban a los más frágiles de las clases populares como mujeres, inmigrantes, incapacitados o jóvenes sin diploma (eran los abandonados por el progreso, luego los de los reajustes por la competencia internacional). Pero cuando esto mismo afectó a la burguesía, se asustaron (paro entre los diplomados, jóvenes talentos sin garantía de seguridad a largo plazo y sucesión de empleos precarios, jubilaciones anticipadas para mayores de 55 años).

Según los autores, el "nuevo orden de las cosas" tiene un efecto "desmoralizador" a nivel general. Hay escepticismo ante la capacidad de las instituciones de que se conserve el mismo nivel de vida de los padres.

Los autores recalcan que "el credo del progreso" no tiene sustituto, salvo "las duras leyes de la economía" (estigmatizado como "pensamiento único"). Y las críticas antisistémicas fracasan por no portar alternativas creíbles. Ven un "desconcierto ideológico" porque las últimas críticas se remontan a 1968, justo antes de comenzar la "gran transformación" cuyos efectos llegan hasta ahora. Solo queda indignación, trabajo humanitario, sufrimiento-espectáculo, huelgas por vivienda o sin papeles.

Aunque el libro fue escrito en 1999, ya suponen que el capitalismo liberalizado caerá en una de sus crisis pero dudan que lleve a un "mundo mejor". Creen que el capitalismo debe buscar buenas razones para convencer a quienes necesita para que su compromiso ayude a mantener el sistema y que este sistema social actual ya no contenta ni a la burguesía. Ven un fatalismo dominante.

Critican a los sindicatos e intelectuales porque no han tenido más alternativa que elegir entre dos soluciones a nuestro juicio insatisfactorias:

1) La utopía de un retorno a un pasado idealizado (nacionalizaciones, planificación estatal y sindicatos con voz fuerte) pero no ve lo que hace "seductor" al neocapitalismo y porque subestima la ruptura operada.

2) el acompañamiento, a veces entusiasta, de las transformaciones tecnológicas. económicas y sociales pero que minimiza los efectos destructivos.

Pero advierten que ninguna de ambas posiciones "permite resistir verdaderamente los daños ocasionados por las nuevas formas adoptadas por las actividades económicas". Solo tienen en común un sentimiento de impotencia.


Los autores, tras examinar cómo se ha transformado el capitalismo mientras sus críticos guardan silencio, resumen los acontecimientos que han afectado a la sociedad (1970-2000)

- El capitalismo necesita un espíritu para comprometer a las personas de las que dependen la producción y la marcha de negocios.
Para convencer a la gente de que trabaje, debe ofrecer algunas buenas razones.

- El espíritu del capitalismo debe incorporar una dimensión moral para ser movilizador.
   Debe permitir a las personas recurrir a la justicia y aspirar a una seguridad en la vida.

- Para perpetuarse el capitalismo necesita, al mismo tiempo, estimular y frenar la insaciabilidad.
 El exceso de acumulación se torna problemático y conduciría a la autodestrucción, por lo que se apoyan políticas que prohíban el robo. La acumulación sin freno ni limitaciones raya la violencia.

- El espíritu del capitalismo no puede ser reducido a una ideología entendida como una ilusión sin influencia sobre los acontecimientos del mundo.
  Debe dar lo que promete.

- El capitalismo tiende perpetuamente a transformarse.
  Creación de nuevos productos y servicios, destrucción creativa, ventaja competitiva.

- El operador principal de creación y de transformación del espíritu del capitalismo es la critica "voice"
Los distintos participantes en el juego denuncian a las fuerzas parasitarias y a los que hacen trampas.

- En determinadas condiciones, la crítica puede convertirse a su vez en uno de los factores de transformación del capitalismo (y no solo su espíritu).

- La crítica extrae su energía de las fuentes de indignación.

La conclusión es que dentro del capitalismo, ligado siempre a las ciudades, surgen enormes tensiones (al introducir elementos externos para legitimarse o obtener compromisos) y que la crítica puede tener un papel positivo en la transformación del sistema cuando este incorpora nuevas partes legitimadoras. Por ejemplo, la crítica a la explotación dio lugar a leyes al respecto y el capitalismo siguió evolucionando.







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