Resumen del libro “El
fatal destino de Roma”, de Kyle Harper (2019)
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https://evpitasociologia.blogspot.com/2020/03/el-fatal-destino-de-roma-de-kyle-harper.html
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Resumen elaborado por E. V. Pita,
doctor en Comunicación y licenciado en Sociología y Derecho
Sociología, historia, cambio
climático, epidemias, pandemias, Imperio Romano,
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Ficha técnica
Título: “El fatal destino de Roma”
Subtítulo: “Cambio climático y
enfermedad en el fin de un imperio”
Autor: Kyle Harper
Fecha de publicación en inglés: 2019
Editorial en español: Crítica,
Planeta de libros, Barcelona, 2019
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Sinopsis (fuente: Google Books)
“Kyle Harper nos ofrece una nueva
visión de la decadencia y caída del Imperio romano, que nos
descubre el papel determinante que el cambio climático y las
enfermedades infecciosas tuvieron en su ruina. Partiendo de la época
feliz de Marco Aurelio, el autor nos conduce hasta el momento hasta
el momento en que un imperio asediado no pudo resistir el embate
conjunto de una “pequeña era glacial” y de la peste bubónica.
Kyle Harper, que combina la erudición histórica con el método
científico, nos conduce a una reflexión que enlaza una nueva forma
de ver la historia con los problemas del presente. La recepción del
libro por parte de los especialistas ha sido entusiasta: desde Peter
Brown, que lo califica de “historia a lo grande”, hasta Walter
Scheidel que lo valora como un auténtico hito en el estudio del
mundo romano, apasionante, innovador y hasta revolucionario”.
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RESUMEN
El libro explica la decadencia de Roma
desde el punto de vista del cambio climático y de las epidemias y
enfermedades infecciosas que lo llevaron a la ruina. En uno de los
brotes, insinúa que pudo haber sido un contagio por ébola, porque
los síntomas son muy parecidos. En otro, la enfermedad solo afectaba
a los habitantes del Imperio romano pero no a los imperios
limítrofes, como los partos. En todos estos focos infecciones tuvo
que ver el fin de la época templada que facilitó el crecimiento de
Roma y la llegada de una pequeña época glacial que conllevó una
sequía y arruinó las cosechas durante años. Dado que llegaron
varios golpes seguidos, Roma se quedó sin población y su ejército
no tenía suficiente personal. Otra de las cuestiones que señala es
que la solidaridad entre los cristianos, que se comunicaban en red y
se cuidaban entre sí, ayudó a fomentar la unidad de grupo y también
a hacer creer al resto que los cristianos eran inmunes a las
enfermedades, motivo por el que crecieron las conversiones. El fatal
destino, dice el autor, lo decidieron los soldados y emperadores pero
también los virus y bacterias altamente letales, los volcanes y los
ciclos solares. El autor recalca que “hasta hace pocos años no
contábamos con las herramientas científicas que nos permiten
atisbar, a menudo fugazmente, el gran espectáculo del cambio
medioambiental en Roma. Con este enfriamiento llgaron las
enfermedades infecciosas y las pandemias (favorecidas por la ecología
humana; por ejemplo, el urbanismo pero también las grandes rutas
para buscar seda en China, especias en Asia, esclavos, marfil y oro
en el Sáhara. Surcaban el Indico y el Mar Rojo). El autor recuerda
que los trópicos son un “museo de la biodiversidad” (que incluye
a los microorganismos) ya que en la Europa del hielo la evolución
estuvo paralizada. Harper recuerda que una “chispa podía generar
un infierno”. El virus convirtió a Roma en un “estado fallido”
solo unos siglos después.
Períodos climáticos y enfermedades
asociadas
Optimo climático romano (OCR): del
200 AC al 150 DC. Máxima expansión de Roma y época de esplendor.
El Holoceno comenzó con el deshielo de los glaciares en Europa y el
favorecimiento de la agricultura. Fue un período afortunado para los
romanos. Es un clima cálido, húmedo y estable.
Primer período de enfermedades:
Año 165: la peste antonina (enfermedad desconocida, pero que
el autor sugiere que podría ser viruela). Comienza en el principado
de Marco Antonio, sigue con el caos y finaliza en el reinado de
Diocleciano. Es bien descrita por el médico Galeno de Pergamo que
huyó de Roma a Grecia al morir su protector el emperador (del que él
era el médico personal) y ver que era una enfermedad incontrolable
que causó siete millones de víctimas. En el año 150 DC comienza un
período de desestabilización climática (transición) y que duró
tres siglos.
Segundo periodo: plaga de
Cipriano (año 249-262). Patógeno desconocido que podría ser ébola.
Tercer periodo: Pequeña edad de
hielo tardía (a partir del año 450 y hasta el 700). Caída de Roma.
Cuarto período: Primer brote de
la plaga de Justiniano (año 541-543). Se considera que es peste
bubónica (Yersina Pestis). Brotes períodicos hasta el año 769.
Arruinó a Bizancio. Desde el 530 hay actividad volcánica que trajo
una época más fría.
El libro examina cómo la decadencia de
Roma estuvo vinculada a unas enfermedades que diezmaron a su
población de forma exponencial. Una ciudad tras otra caían víctimas
de la enfermedad. Mucha gente se refugió en el campo.
El autor señala que los romanos
crearon un imperio mediterráneo gigantesco y con 75 millones de
habitantes (un crecimiento desmesurado sin mejoras agrarias ni
energéticas aunque soportó la lógica malthusiana de aumento de
población y agotamiento de recursos seguido de enfermedad y hambre
como mecanismo para regular la población) aprovechando el buen
tiempo del Holoceno, que fue suspendido por un tremendo cambio
climático natural. El problema es que Roma tenía tentáculos hasta
las zonas tropicales, donde capturaban fieras para llevar al circo,
lo que favorecía la llegada de patógenos exóticos (las llamadas
enfermedades infecciosas emergentes) debido a la interconexión. Es
un aviso de que la naturaleza es astuta y caprichosa y el gran poder
de evolución puede cambiar la historia en un instante. La sorpresa y
la paradoja acechan en el epicentro del progreso, dice el autor.
Arranca con la llegada del emperador a
Roma para celebrar el milenio de su fundación en el año 400 y cómo
solo unos pocos años después fue saqueada por los bárbaros, en el
410. Muchos se preguntaron cómo pudo ocurrir esto pero, según el
autor, el destino de Roma estaba sellado desde el año 165 cuando
comenzó un enfriamiento de Europa que puso fin a la bonanza de Roma.
A partir del 450, coincidiendo con la caída de Roma, se entró en
una Pequeña Edad de Hielo para la que el imperio, basado en una
agricultura mediterránea, no estaba preparado.
El autor Harper explica lo siguiente:
“Para entender la caída del Imperio romano debemos examinar más
de cerca un gran acto de autoengañado que anida en el corazón mismo
de las ceremonias triunfales de Roma: la inmerecida seguridad,
plasmada en el sangriento ritual de la caza de animales, teatralizada
de que los romanos habían domesticado las fuerzas de la naturaleza”.
Añade que, a nivel microscópico y que ellos no podían comprender,
Roma cayó, al contrario, por las fuerzas de la naturaleza frente a
las ambiciones humanas.
La situación higiénica no era la
mejor: estaba infectada de ratas y moscas, y aunque había
alcantarillas y desagües eso era un “dique exiguo” contra las
plagas. La gente casi no se lavaba las manos, había diarreas y los
alimentos estaban contaminados. En el rural, la invasión de espacios
naturales provocó la expansión de la malaria. La propia Roma estaba
situada en unas colinas sobre una ciénaga y el río era un refugio y
vector para los mosquitos. Se convirtió en un foco de malaria
permanente. A través de sus caminos, también circulaban los
gérmenes. Pero durante la expansión de Roma solo hubo epidemias
locales y no pandémicas (que empezaron a partir del reinado de Marco
Aurelio).
Menciona estos giros:
- Crisis multifacética que se produjo en la época de Marco Antonio, desencadenada por una enfermedad pandémica y que interrumpió la expansión económica y demográfica. Después, no se produjo una caída o desintegración del imperio romano , sino que recuperó su forma anterior sin la misma capacidad de dominación que antes, cuando era un imperio casi global con presencia en tres continentes: Europa, Asia y África.
- A mediados del siglo III, hubo una concatenación de sequías, pestilencias y cambios políticos que precipitó la primera caída. El autor dice que Roma era una “superviviente” y pudo reconstituir su imperio por un margen muy reducido y con un nuevo tipo de emperador, un nuevo tipo de gobierno, otro tipo de dinero y un nuevo tipo de fe religiosa.
- El nuevo imperio solo sobrevivió desde finales del siglo IV a principios del V. La mitad del Imperio, Occidente, se derrumbó por las presiones procedentes de la Estepa euroasiática (godos, hunos).
- En Oriente, Roma volvió a resurgir pero se vio frenado por una brutal catástrofe medioambiental: el doble golpe de la peste bubónica (que equipara a una bomba de neutrones) y una pequeña Edad de Hielo. La sacudida demográfica desmoronó lo que quedaba del Imperio a manos del Islam entre 690 y 720. Solo sobrevivió un estado bizantino residual.
Harper recuerda la fuerza del
medioambiente pues un virus llegado de fuera del Imperio lo derribó.
El autor examina documentos como los
procedentes de diversas aras que piden protección al tempo de Apolo
de Claros en lo que ahora es Turquía y la zona de Siria. Estas aras
fueron trasladadas por los legionarios a confines tan lejanos del
Imperio como Britania (el muro de Adriano), Volubilis (Marruecos),
Numidia (África) o Brigantium (Hispania, Galicia). La leyenda dice
que unos legionarios entraron en un templo dedicado a Apolo en una
ciudad del desierto sirio y, pese a la prohibición de no tocar nada,
abrieron un arca y unos polvos maléficos invadieron toda la Tierra.
Los legionarios invocaban a Apolo que les librase de la peste
antonina (posiblemente viruela, por la descripción precisa que hizo
Galeno en sus libros). Algunas de estas aras fueron relacionadas con
una enfermedad para pedir por la salud del emperador Caracalla en el
212 pero otros lo relacionan con la peste antonina.
Es una prueba de cómo las noticias de
la pandemia (y posiblemente el virus) alcanzó los lugares más
lejanos del imperio, debido a la movilidad que había en todas estas
regiones.
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