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lunes, 16 de marzo de 2020

“Superpotencias de la inteligencia artificial”, de Kai-Fu Lee (2018)

Resumen del libro “Superpotencias de la inteligencia artificial”, de Kai-Fu Lee (2018)



Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Derecho y Sociología

Sociología, inteligencia artificial, nuevas tecnologías, China

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500 RESÚMENES DE LIBROS  DE ECONOMÍA Y SOCIOLOGÍA

"DE ADAM SMITH A LA INFLACIÓN EN POSTPANDEMIA (1776-2023)"

por E.V.Pita (2023)

Link al compendio de resúmenes:

Descargar en PDF en este enlace:
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Ficha técnica


Título: “Superpotencias de la inteligencia artificial”

Subtítulo: China, Silicon Valley y el nuevo orden mundial

Título original: “AI Superpowers”

Autor: Kai-Fu Lee

Editorial en español: Editorial Planeta, Centro de libros PAFF, Barcelona, 2020

Número de páginas: 302

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Biografía del autor

Kai-Fu Lee es un empresario y escritor estadounidense nacido en Taiwán, considerado uno de los mayores expertos mundiales en inteligencia artificial. Graduado en informática por la Universidad de Columbia, obtuvo su doctorado en la Universidad Carnegie Mellon donde, como parte de su tesis, desarrolló el que es considerado el primer sistema de reconocimiento del habla independiente: Sphinx.

Ha trabajado para algunas de las compañías más importantes del sector como Apple, SGI, Microsoft o Google, donde desarrolló su carrera como presidente de la filial de la empresa en China. En 2009 funda Sinovation Ventures, un fondo de capital riesgo orientado al desarrollo de la próxima generación de compañías chinas de alta tecnología.

Es autor de siete libros que se han convertido en “bestsellers” y tiene más de 50 millones de seguidores en las redes sociales.

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Texto de la contraportada

“Si los robots lo hacen todo, ¿qué haremos nosotros entonces?

Esta fue la pregunta que le hizo un niño de preescolar al reconocido experto en inteligencia artificial Kai-Fu Lee y el libro que sostienes en tus manos es su respuesta.

Porque, cuando se trata de entender el futuro de la inteligencia artificial, todos somos como niños curiosos: llenos de preguntas que no podemos contestar e intentando asomarnos continuamente al futuro. Todos queremos saber qué significará la automatización de la IA para nuestros trabajos y cómo afectará a nuestras metas en la vida.

Superpotencias de la inteligencia artificial explora estas cuestiones y ofrece soluciones a los cambios que traerá esta nueva era tecnológica, un futuro basado en inteligencia artificial que ya está aquí y que debemos conocer si queremos sobrevivir.

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Sinopsis

Texto de la solapa

Los grandes avances teóricos en inteligencia artificial han producido aplicaciones prácticas que están a punto de cambiar nuestra vida. La IA ya impulsa muchos de nuestros sitios web favoritos, pero en los próximos años también conducirá nuestros coches, gestionará nuestras carteras y fabricará gran parte de lo que compramos.

En los últimos años, China se ha convertido en una verdadera superpotencia de la IA y el único verdadero contrapeso nacional a Estados Unidos en esta tecnología emergente. Por ello, la forma en que estos dos países decidan competir y cooperar podrían llegar a tener consecuencias dramáticas para la economía y la gobernabilidad mundial.

En este libro, Kai-Fu Lee, uno de los expertos más respetados en inteligencia artificial, nos advierte de que, debido a estos progresos sin precedentes, tendrán lugar grandes cambios en nuestra sociedad que acontecerán mucho antes de lo que todos pensamos.

Uno de los campos en que los que la IA tendrá mayor impacto será en el ámbito laboral. Superpotencias de la inteligencia artificial nos ofrece un análisis de qué profesiones se verán afectadas y en qué fecha, cuáles tendrán más demanda gracias a la IA y cómo todo ello afectará a nuestra economía.

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ÍNDICE

  1. El momento Sputnik de China
  1. Imitadores en el Coliseo
  2. El universo alternativo de internet en China
  3. Historia de dos países
  4. Las cuatro olas de la IA
  5. Utopía, distopía y la verdadera crisis de la IA
  6. La sabiduría del cáncer
  7. Un plan para la coexistencia del hombre con la IA
  8. Nuestra historia global de la IA

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RESUMEN

El autor Kai-Fu Lee inició su carrera en IA en 1983 en el programa de doctorado en Carnegie Mellon y dice que China se ha adelantado en la carrera de la inteligencia artificial (IA) tras invertir miles de millones en esta tecnología. El “momento Sputnik” fue cuando una máquina de Google le ganó al campeón de Go chino de 19 años mediante un algoritmo que usa aprendizaje profundo (“Deep Learning”). El juego del Go parecía imposible de superar para la IA porque, a diferencia del ajedrez, requiere millones de jugadas distintas, pues hay muchas combinaciones. Este tipo de aprendizaje automático genera saltos exponenciales que convierten al programa informático de IA en un campeón de Go rápidamente. China comprendió de inmediato la importancia de la IA e inició una carrera tecnológica que ha situado al país en cabecera, mientras que Silicon Valley se ha quedado atrás. En el 2016, ya había gigantes de la IA como Baidu. Generalmente, el aprendizaje profundo consiste en que la máquina examina millones de fotos de un gato hasta que lo reconoce (antes se le pedía que detectase una raya y dos triángulos).

El autor cuenta como anécdota que él siempre lleva a los visitantes a ver los relojes mecánicos de la Ciudad Prohibida. Fueron introducidos por los jesuitas para impresionar al Emperador pero luego los chinos hicieron otros modelos más eficaces. Aunque tienen fama de copiar, en China se han creado grandes conglomerados como WeChat Wallet, Tencent, Alibaba y otras “startups”. El autor dice que ejerció de director en Google China pero se dio cuenta de que la batalla estaba perdida y sus imitadores eran más habilidosos y ágiles. Uno de los emprendendores chinos más astutos es Wang Xing, que había sufrido una debacle con Xiaonei (copia píxel a píxel de Facebook; y luego de Twitter) luego dominó el panorama en un mundo en el que se disputaban todo Meituan (la empresa de Wang, para grupos de cupones y ofertas del día), Groupon-Tencent y otros gladiadores como Dianping (copia de Yelp) y Nuomi (imitador de Facebook). Groupon vendía cupones de descuento en EE.UU. Pero su verdadero estuvo en China.

Tras irse de Google China, el autor fundó Sinovation Ventures. El político chino Guo Hong fue a verlo en el 2010 y tras entender la potencialidad de la IA creó en el 2014 una Avenida de los Emprendedores e hicieron una calle peatonal en Zhongguancun (un rincón de Pekín) que tenía mercadillos, tiendas de electrónica y librerías en una zona llamada Sinovation Ventures a través de subsidios de alquiler. Se promovió un “espíritu empresarial e innovación masiva”. Se invirtieron en innovación 3.000 millones de dólares antes del 2014, la cifra se cuadriplicó a 12.000 en el 2014 y a 26.000 millones en el 2015.

El autor hace una importante distinción sobre la recopilación de datos: búsquedas realizadas, fotos subidas, vídeos de YouTube vistos, mensajes publicados que “gustan” pero los chinos recopilan datos del mundo real: el qué, cuándo y dónde de las compras físicas, las comidas, los cambios de imagen y el transporte. El aprendizaje profundo solo puede optimizar lo que puede “ver” a través de los datos y en China tiene muchos datos.


La razón del éxito de la IA en China es que tiene acceso a datos masivos de 1.000 millones de ciudadanos y ese torrencial de pruebas es un gran banco de pruebas para las máquinas porque necesitan alimentarse de datos para elaborar predicciones y probabilidades. Este análisis masivo no lo dispone nadie más, que se sepa. La forma más fácil de recolectar datos es a través de una aplicación llamada We Chat Wallet que funciona como una navaja suiza pues le da al usuario un servicio completo de todo lo que necesita: Facebook, WhatsApp, videollamada, central de pagos, banca electrónica, comercio electrónico tipo Amazon, y otras utilidades.
El autor añade que en Silicon Valley ni siquiera han integrado Facebook con WhatsApp, porque, en su opinión, van muy lentos. Eso se debe a que el espíritu de los emprendedores de Silicon Valley es de tipo “filosófico” mientras que los chinos son más prácticos y además son “gladiadores” que no dudan en clonar empresas americanas que tienen éxito en las redes sociales como Facebook, Amazon o WhatsApp. El autor dice que los emprendedores chinos pelean en un ecosistema muy duro, donde pocas empresas sobreviven, y donde hay que reaccionar en cuestión de minutos, horas o días a una maniobra de un competidor y donde todos juegan sucio para hundir a un rival. Hay una gran presión, los empleados trabajan 16 horas al día o más, están todo el día conectados, atendiendo las necesidades de la empresa desde casa y, comparados con ellos, los trabajadores de Silicon Valley parecen unos vagos redomados. Los chinos son “gladiadores” que rivalizan por ser los mayores del mercado donde solo puede ganar uno. Las concentraciones de empresas como AliBaba (el simil de Amazon).

Recuerda que hace diez años si iba a algún campus de ingeniería cercano a Pekín todos los estudiantes se peleaban por oír lo que tenía que decir sobre IA. Esa es la generación que ahora la está desarrollando. Un alcalde de un barrio de Pekín pensó que no sería mala idea crear una calle de incubadoras de empresas de este tipo de tecnología. La idea se multiplicó en muchas otras ciudades que pusieron incubadoras y eso creó miles de nuevas empresas, algunas destinadas al fracaso, otros dedicados a tonterías pero el Gobierno lo consideró apropiado porque las nuevas empresas estaban trabajando en muchas cosas nuevas y prácticas y, además, se generaba un ecosistema favorable a la IA.

Hay cuatro olas de IA: la de Internet, la empresarial, de percepción y autónoma.

- La IA de Internet y empresarial remodelan nuestro mundo digital y financiero en formas que apenas podemos registrar. Estrechan el control de las empresas de Internet sobre nuestra atención, reemplazan a asistentes jurídicos con algoritmos, intercambian acciones y diagnostican enfermedades.

  • La IA de la percepción está digitalizando nuestro mundo físico, aprende a reconocer nuestros rostros, comprende nuestras peticiones y “ve” el mundo a nuestro alrededor.
El autor habla de dos mundos: el O2O (online-to-offline) y el OMO (online-merge-offline). Lleva la riqueza del mundo sensorial al online. Convertirá los centros comerciales, tiendas de comestibles, calles de la ciudad y nuestros hogares en entornos OMO (por ejemplo, pagar con reconocimiento con escaneo facial en una terminal digital de un restaurante FKC y te hacen una prueba de vida para ver que no eres una foto. Los carros de la comida del supermercado también saben tu nombre). También habrá una educación OMO potenciada. Será alimentada con datos en espacios públicos y datos privados. Esta IA necesita mucho “hardware” y sensores para sincronizar el mundo físico y digital. Xiaomi es un ejemplo de una red de dispositivos domésticos impulsados por IA que convertirán nuestras cocinas y salas de estar en entornos OMO.
  • La IA autónoma será la última en llegar a medida que los coches autónomos salgan a la calle, los drones autónomos tomen los cielos y los robots inteligentes las fábricas, lo transformarán todo, desde la agricultura orgánica, la conducción en carretera y la comida rápida. También vale para recolectar fresas. El liderato en drones está en Shenzhen. El autor también señala dos enfoques de IA: Google (usando coches con cámaras barriendo las calles) y Tesla (recopilando millones de datos de los conductores de sus coches). Xiong'an es la primera ciudad del mundo construido específicamente para dar cabida a coches autónomos. Y Baidu ha firmado acuerdos para construir una Ciudad de la IA para gestionar el tráfico, los vehículos autónomos y la protección del medio ambiente.



EE.UU. y China se disputarán el avance entre distintos tipos de IA.



El autor también avisa de que la IA no son robots, ya que ese tipo de máquinas que realizan tareas físicas son mucho más difíciles de automatizar. La IA es ante todo un “software” ideal para automatizar las tareas administrativas (contables, administrativos, incluso abogados, médicos, banca y jueces). Por eso, quienes perderán su trabajo en primer lugar son los trabajadores de “cuello blanco” mientras que las profesiones prácticas como fontanero, electricista o cuidador de enfermos o mayordomo van a ser más difíciles de sustituir por robots. Argumenta que los robots actuales son totalmente torpes y falta mucho para dotarlos de movimientos rápidos que reaccionan en tiempo real. Señala que los robots de las cadenas de montaje realizan tareas totalmente repetitivas tras sustituir al empleado que tenía que encargarse de eso. Así que la debacle del empleo afectaría más a los empleados de “cuello blanco” y todos los que tramiten papeleo. Es algo totalmente disruptivo.

Hay una cuestión importante: la IA ya puede tener dos sentidos: oído y vista. Tiene reconocimiento de voz (razón por la que ahora proliferan los “fakenews” de vídeos de personajes históricos con voces imitadas por IA) y también puede reconocer las imágenes de gatos, etc... Le falta el olor, pero ya están avanzando en narices digitales. El gran reto es la IAG (Inteligencia Digital General) que supondría un gran avance.

El autor alerta de la IA es una Tecnología de Propósito General (TPG) que interrumpen y aceleran la marcha normal del progreso económico: máquina de vapor, electricidad y tecnología de la información y la comunicación (como los ordenadores e Internet). Se extendieron a muchos rincones de la economía y han alterado radicalmente la forma en que vivimos y trabajamos.

Zona peligrosa por el riesgo de sustitución para los trabajos de tipo cognitivos:

Asesor fiscal, radiólogo, representante de servicio al cliente, agente de seguros, traductor elemental, agente de crédito al consumo, vendedor telefónico.

Zona segura sin riesgo de sustitución para los trabajos de tipo cognitivos:

Abogado criminalista, conserje, asistente social, psiquiatra y jefe de relaciones públicas.

Zona peligrosa por el riesgo de sustitución para los trabajos físicos:

Cajero, preparador de comida basura, cocinero en un restaurante, trabajador en una fábrica de ropa, lavaplatos, recolector de fruta, camionero, inspector de una cadena de montaje.

Zona segura sin riesgo de sustitución para los trabajos de tipo cognitivos:

Cuidador de ancianos, fisioterapeuta, peluquero, entrenador de perros.



Su conclusión sobre el trabajo es: el 38 % de los reemplazos individuales y el 10 % de las disrupciones desde cero eleva la sustitución de los empleos al 45 % en EE.UU. en el plazo de 20 años. Los empleados que no sean totalmente sustituidos tendrán menor valor añadido para sus empresas (salarios más bajos y amenaza de despido). Con protestas y regulaciones para frenar la supresión de empleo, podría quedar en un 10-25 % de reemplazo (la consultora Bain & Company calcula la sustitución del 25 % de los empleos en el 2030). La reabsorción de empleos (reparación de robots) sería muy baja. El 80 % vería su salario rebajado.

Menciona sociedades distópicas de la IA como “Entre los pliegues de Pekín”, de Hao Jingfang, una sociedad basada en castas que divide a las personas útiles (que usan la IA y viven con todas las comodidades) y las masas inútiles (que nadie sabe darles un trabajo pues son obsoletos).

Otra cuestión clave que cuenta el autor es que las máquinas son increíblemente mejores que cualquier humano a la hora de hacer predicciones. Pone por ejemplo, que un médico aprendió a distinguir durante su carrera un total de cuatro o cinco síntomas de una enfermedad (él habla de un linfoma muy letal). Él mismo, que estaba enfermo, quiso calcular su probabilidad de sobrevivir (el médico le daba un 15 % de posibilidades o menos) y se puso a leer toda la literatura médica al respecto y, halló al menos, 12 síntomas y recalculó la probabilidad de sobrevivir. Resultó que con el nuevo torrente de datos de repente su probabilidad de supervivencia se disparó al 85 %. Y la buena noticia se hizo realidad porque se recuperó.

Al ver la muerte de cerca, pensó que se había convertido en una máquina, que usaba algoritmos de ganar y perder para cualquier cuestión, incluso para reunirse con su familia pues solo le dedicaba el tiempo justo para que quedaran contentos y nada más. Empezó a visitar más a su anciana madre en Taiwan y a pasar más tiempo con ella. Poco a poco comprendió que la solidaridad y la compasión es lo que nos hace humanos. Por eso dice que a medida que avance la fuerza creativa y disruptiva de la IA “tendremos que apoyarnos los unos a los otros en busca de apoyo e inspiración”. Habrá que aplicar “sabiduría” para reformar los sistemas educativos, valores culturales y cambios profundos en la forma en que concebimos el desarrollo, la privacidad y la gobernabilidad. En Corea del Sur identifican a los alumnos con talentos excepcionales pero también hay que fijarse en Suiza y Japón, donde apostaron por lo “artesanal” y la búsqueda de la perfección. En Canadá y Países Bajos se ha cultivado la cultura del voluntariado. Y China enseña a cuidar a sus ancianos y favorecer los hogares intergeneracionales. Incluso Bután ha destacado por el concepto de Felicidad Nacional Bruta.

Los gobiernos, dice el autor, también tendrán que evaluar sus compromisos en materia de privacidad de datos, monopolios digitales, seguridad “on line” y sesgo algorítmico. Europa optó por un enfoque regulador más severo (multa a Google invocando la normativa antimonopolio y por intentar arrebatar el control de los datos a las empresas tecnológicas). China y EE.UU. Les ha dado mayor margen de maniobra. Unos enfoques favorecen la privacidad por encima del progreso tecnológico y otros al revés.

Dice que los programas de IA son capaces de imitar y superar al cerebro humano (muy desmemoriado y con poca capacidad de cálculo) pero esas décadas de progreso no le llevaron a ninguna parte pues casi lo tumba un linfoma a los 52 años. Trabajó de forma obsesiva para “optimizar su impacto”, “para convertir mi cerebro en un algoritmo suficientemente afinado para maximizar mi propia influencia” olvidando a su familia, amigos y seres queridos. Dice que si la IA tiene que desvelar la naturaleza humana que lo sea para lo que nos hace humanos: amar y ser amados.








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