lunes, 26 de noviembre de 2018

The Economist: La próxima revolución capitalista

The Economist: "La próxima revolución capitalista"


Versión en inglés del artículo original en el siguiente link:
https://www.economist.com/leaders/2018/11/15/the-next-capitalist-revolution

Título original del reportaje: "The next capitalist revolution"

Fecha de publicación: 15 de noviembre del 2018

Semanario económico: "The Economist"

Autor: es una mesa editorial

Traducción del inglés al español.


La próxima revolución capitalista.

El poder de mercado está detrás de muchos males económicos. Es hora de restaurar la competencia.

El capitalismo ha sufrido una serie de golpes poderosos a su reputación en la última década. El sesgo de un sistema preparado para beneficiar a los propietarios de capital a expensas de los trabajadores es profundo. En 2016, una encuesta reveló que más de la mitad de los jóvenes estadounidenses ya no apoyan el capitalismo. Esta pérdida de fe es peligrosa, pero también está justificada. El capitalismo de hoy tiene un problema real, pero no el que a los proteccionistas y populistas les gusta hablar. La vida se ha vuelto demasiado cómoda para algunas empresas en la vieja economía, mientras que, en la nueva economía, las empresas de tecnología han desarrollado rápidamente el poder de mercado. De hecho, se necesita una revolución, una que desate la competencia, obligando a obtener ganancias anormalmente altas hoy y asegurando que la innovación pueda prosperar mañana.

Los países han actuado para impulsar la competencia antes. A comienzos del siglo XX, Estados Unidos rompió los monopolios de los ferrocarriles y la energía. Después de la Segunda Guerra Mundial, Alemania Occidental colocó la creación de mercados competitivos en el centro de su proyecto de construcción nacional. El establecimiento del mercado único europeo, un proyecto promovido por Margaret Thatcher, valoró la apertura de mercados internos a empresas extranjeras dinámicas. Ronald Reagan fomentó la competencia en gran parte de la economía estadounidense

Hoy se necesita una transformación similar. Desde 1997, la concentración del mercado ha aumentado en dos tercios de las industrias estadounidenses. Una décima parte de la economía está formada por industrias en las que cuatro empresas controlan más de dos tercios del mercado. En una economía saludable, se esperaría que los beneficios se redujeran, pero el flujo de efectivo libre de las empresas es un 76% superior a su promedio de 50 años, en relación con el PIB. En Europa la tendencia es similar, aunque menos extrema. La participación de mercado promedio de las cuatro firmas más grandes en cada industria ha aumentado en tres puntos porcentuales desde el año 2000. En ambos continentes, las empresas dominantes se han vuelto más difíciles de desalojar.

Los dueños de las empresas se burlan de la idea de que lo tienen fácil. Mientras los mercados consolidados se vuelven a nivel nacional, argumentan, la globalización sigue calentando el horno de la competencia. Pero en las industrias que están menos expuestas al comercio, las empresas están obteniendo enormes beneficios. Calculamos que el conjunto global de ganancias anormales es de 660 mil millones de dólares, más de dos tercios de los cuales se realizan en Estados Unidos, un tercio de eso en empresas de tecnología (ver Informe especial).

No todas estas rentas son obvias. Google y Facebook brindan servicios populares sin costo para los consumidores. Pero a través de su control sobre la publicidad, suben sutilmente los costos de otras empresas. Varias industrias de la vieja economía con altos precios y grandes ganancias se esconden debajo de la superficie del comercio: tarjetas de crédito, distribución farmacéutica y verificación de crédito. Cuando el público trata más directamente con los oligopolistas, el problema es más claro. Las aerolíneas protegidas de Estados Unidos cobran más que sus pares europeos y ofrecen un servicio peor. Las empresas de televisión por cable son conocidas por sus altos precios: se estima que el cliente promedio de televisión de pago en Estados Unidos gasta un 44% más hoy que en 2011. En algunos casos, la ira pública abre la puerta a los recién llegados, como Netflix. Con demasiada frecuencia, sin embargo, no lo hace. Los mercados de valores valoran incluso a los participantes amigables con el consumidor, como Netflix y Amazon, como si también se convirtieran en monopolios.

El creciente poder del mercado ayuda a resolver varios enigmas económicos. A pesar de las bajas tasas de interés, las empresas han reinvertido con racanería una parte ínfima de sus beneficios extraordinarios. Esto podría deberse a que las barreras a la competencia mantienen fuera incluso a los recién llegados bien financiados. A continuación, desde el cambio de milenio, y particularmente en los Estados Unidos, la participación del empleo en el PIB ha estado disminuyendo. Los precios monopolísticos pueden haber permitido a las firmas poderosas devorar el poder adquisitivo de los salarios. La participación laboral ha disminuido más rápidamente en industrias con creciente concentración. Un tercer enigma es que el número de nuevos participantes ha estado disminuyendo y el crecimiento de la productividad ha sido débil. Esto también puede explicarse por la falta de presión competitiva para innovar.

Algunos argumentan que la solución a los excesos de capital es reforzar la mano de obra. Elizabeth Warren, una posible candidata presidencial estadounidense, quiere poner a más trabajadores en los consejos. El Partido Laborista británico promete la propiedad compartida de los empleados. Y casi todos los de la izquierda quieren revitalizar el poder decreciente de los sindicatos (ver Resumen). Hay un papel para los sindicatos en una economía moderna. Pero un retorno al capitalismo al estilo de la década de 1960, en el que los oligopolios hinchados ganan grandes márgenes pero se reparten a los trabajadores bajo la amenaza de huelgas, es algo que se debe evitar. Tolerar los beneficios anormales siempre y cuando se distribuyan de una manera que satisfaga a quienes tienen el poder es una receta para el amiguismo. Las personas privilegiadas favorecidas podrían hacerlo bien: ser testigos de la brecha entre los trabajadores mimados y los extranjeros olvidados en Italia. Pero una economía compuesta por incumbentes cómodos eventualmente verá un colapso en la innovación y por lo tanto un estancamiento en los estándares de vida.

Mucho mejor deshacerse del rentismo para sí mismos. El poder de mercado debe ser atacado de tres maneras. Primero, los regímenes de datos y propiedad intelectual deben utilizarse para impulsar la innovación, no para proteger a los dueños. Eso significa liberar a los usuarios individuales de los servicios de tecnología para que lleven su información a otra parte. También implica exigir que las grandes plataformas concedan licencias de datos masivos anónimos a sus rivales. Las patentes deben ser más raras, más cortas y más fáciles de impugnar en los tribunales. En segundo lugar, los gobiernos deben derribar las barreras de entrada, como las cláusulas de no competencia, los requisitos de licencias ocupacionales y las regulaciones complejas redactadas por cabilderos de la industria. Más del 20% de los trabajadores estadounidenses deben poseer licencias para realizar su trabajo, en comparación con solo el 5% en 1950. En tercer lugar, las leyes antimonopolio deben adaptarse al siglo XXI. No hay nada de malo en el cometido de los partidarios de la confianza para promover el bienestar del consumidor. Pero los reguladores deben prestar más atención a la salud general competitiva de los mercados y al rendimiento del capital.

Los reguladores de Estados Unidos deberían tener más poderes, como los británicos, para investigar los mercados que se están volviendo disfuncionales. A las grandes empresas tecnológicas les resultará mucho más difícil neutralizar a los potenciales rivales a largo plazo, como lo hizo Facebook cuando adquirió Instagram en 2012 y WhatsApp en 2014. Estos cambios no resolverán todos los males. Pero si llevaban las ganancias en Estados Unidos a niveles históricamente normales, y los trabajadores del sector privado obtuvieran los beneficios, los salarios reales subirían un 6%. Los consumidores tendrían más opciones. La productividad aumentaría. Eso podría no detener el auge del populismo. Pero una revolución de la competencia haría mucho para restaurar la fe del público en el capitalismo.

"Fascismo. Una advertencia", de Madeleine Albright (2018)

Resumen del libro "Fascismo. Una advertencia", de Madeleine Albright (2018)

Resumen original y actualizado en el siguiente link:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/11/fascismo-una-advertencia-de-madeleine.html

Resumen elaborado por E.V.Pita (2018)

Sociología, teoría política, movimientos políticos, populismo

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Ficha técnica

Título: "Fascismo. Una advertencia"

Título en inglés: "Fascism: A Warning"

Autora: Madeleine Albright (en colaboración con Bill Woodward)

Publicación en inglés: 2018

Publicación en español: Espasa Libros SLU, Paidós, Planeta Libros, Barcelona, 2018

Número de páginas: 350

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Biografía de la autora Madeleine Albright (hasta 2018)

Madeleine Albright fue la secretaria de Estado número 64 de Estados Unidos entre 1997 y 2001. Su distinguida carrera también incluye cargos en la Casa Blanca y el Capitolio, y como embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas. Reside en Washington DC y Virginia.

Bill Woodward

Solo dice que vive en Capitol Hill con su esposa, Robin Blackwood, y su hija, Mary
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Texto de la contraportada

"Un análisis personal y urgente sobre el fascismo en el siglo XX y cómo su amenaza configura el mundo de hoy"

"El siglo XX se define por el choque entre la democracia y el fascismo, una lucha en la que estaba en juego la supervivencia de la libertad humana y que dejó millones de muertos. Vistos los horrores de esa experiencia, cabría esperar que el mundo rechazara a los sucesores espirituales de Hitler y Mussolini si surgieran en nuestra época. Madeleine Albright recurre a sus experiencias de infancia en una Europa devastada por la guerra y a su distinguida carrera como diplomática para cuestionar esa suposición.

El fascismo, tal como constata Albright, no solo sobrevivió durante el siglo XX, sino que ahora supone una amenaza más virulenta que en cualquier otro momento desde el final de la Segunda Guerra Mundial, pues determinados factores están debilitando el poder político en muchos países y propiciando el resurgimiento de regímenes extremistas.

Escrito por alguien que no solo estudió historia sino que ayudó a darle forma, Fascismo es una llamada a la acción que nos enseña las lecciones que debemos comprender y las preguntas que debemos responder si queremos evitar la repetición de los trágicos errores del pasado".

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ÍNDICE

1. Una doctrina de la ira y el miedo

2. El mayor espectáculo del mundo

3. "Queremos ser bárbaros"

4. "Cerrad vuestros corazones a la conmiseración"

5. La victoria de los césares

6. La caída

7. La dictadura de la democracia

8. "Hay muchísimos cadáveres ahí arriba"

9. El difícil arte de gobernar

10. Un presidente vitalicio

11. Erdogan el Magnífico

12. El hombre del KGB

13. "Somos nuestro pasado"

14. "El líder siempre estará con nosotros"

15. El presidente de Estados Unidos

16. Tres pesadillas

17. Las preguntas pertinentes

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RESUMEN

Comentarios iniciales: La autora Madeleine Albright, vinculada a la Administración Clinton, reacciona con este libro ante la elección de Donald Trump, al que ve como populista y crítico con las instituciones democráticas, incluida la Justicia y la prensa. El problema, dice la autora, es que el actual presidente de Estados Unidos es un mal ejemplo para otros gobernantes del mundo que pueden pensar que si Trump dice que la prensa de su propio país es falsa y mentirosa será porque es cierto. Es una especie de aval para los tiranos y autócratas del mundo, que no respetan la libertad de expresión y los derechos humanos y que alegan la conducta de Trump para justificarse a sí mismos. Y si desprecia a los inmigrantes y a las minorías y a la mujer, ¿por qué van a criticar a otros países que marginan a sus propias minorías? 

La autora cree que, a pesar de lo que todos creen, el fascismo no desapareció en 1945 sino que siguió oculto pero latente, en parte porque forma parte de la propia democracia, por lo que es posible que, a lo largo de la historia, resurja. En el pasado, triunfó la democracia liberal pero pudo no haber sido así. Por dicho motivo, cree que la gente debe conocer la historia y no olvidar el desastre que supusieron esas ideologías, para que entiendan cuáles son los procesos por los que surgen, qué métodos usan para alcanzar el poder y lo que hacen una vez allí.

Por otro lado, la autora considera que la democracia se está desgastando y que el proceso democratizador se ha estancado e incluso entra en regresión y retroceso, un proceso iniciado con los diversos recortes de democracia acaecidos a partir de los ataques a las Torres Gemelas del 11-S del 2001. [nota del lector: Recordemos que Francis Fukuyama en El fin de la historia había descubierto que desde los años 80 había una ola democratizadora en todo el mundo tras caer las dictaduras de España y Portugal, América Latina y de la URSS]

A ello se suma el auge del nacionalismo, que ya causó dos guerras mundiales y luego la guerra de los Balcanes. Precisamente, el populismo y el fascismo captan adeptos mediante el fuerte sentimiento idenditario de la nación o grupo frente a los "otros". Cree que el nacionalismo extremo es un cáncer del siglo XIX y XX que fue avivado con las declaraciones bienintencionadas del presidente Wilson al terminar la Primera Guerra Mundial en las que propuso que cada nación tenía derecho a la autodeterminación, luego recogido en un artículo de la ONU en 1945.
Tras el fin de la Primera Guerra Mundial, los imperios alemán, astro-húngaro, otomano y ruso se disolvieron como azucarillos y en su lugar nacieron un mosaico de pequeños países (desde Finlandia a Siria y Arabia Saudí). La Gran Depresión no hizo más que avivar el principio de priorizar los derechos de cada país. La disolución de la URSS creó otra miríada de estados salpicados por toda Europa y el Cáucaso.

Además, la autora ve el fanatismo religioso o ideológico como otro avivador que favorece las políticas antidemocráticas o que promueve las autocráticas (la mayoría se impone a la minoría, que es discriminada o silenciada).

La autora arranca su libro contando que ella nació en la República Checa en una familia judía y que tuvo que huir dos veces de Checoslovaquia (un nuevo país surgido de la disolución del Imperio Astro-Húngaro). La primera vez se debió al ascenso de Hitler, en 1938, que se apropió de los sudetes checos de mayoría alemana y 6 meses después del país entero. Su familia se exilió en Londres aunque perdió a muchos familiares en los campos de exterminio nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Con la paz, regresó a Praga pero, en 1948, los comunistas desbarataron la frágil república liberal y cayeron bajo la órbita de Stalin. Así que la autora habla con conocimiento de causa.

Mussolini
Albright sitúa el inicio del fascismo en la Italia de Mussolini. El país acababa de salir de una guerra ruinosa del lado de los vencedores, que lo ignoraron en las negociaciones. Mussolini había sido un agitador socialista que publicó un periódico, financiado por Francia, para animar a Italia a entrar en la guerra del lado de los aliados contra los imperios centrales. Tras la guerra, entendió el descontento popular de los soldados que volvían a casa y no tenían empleo y de otros sectores que temían el ascenso de los partidos socialistas y comunistas (que se inspiraban en el triunfo de los soviets en 1917 en la Revolución rusa). Había malestar contra el régimen liberal empantanado y el periodista lo supo canalizar hacia un movimiento que prometía acción y lucha para sacar a Italia del estancamiento.

 Mussolini y unos simpatizantes decidieron luchar contra la izquierda adoptando el símbolo de los "fascios" de las legiones romanas, de ahí el nombre. Luego, lucieron la vestimenta negra (las camisas negras) para desfilar. Durante meses, se dedicaron a montar broncas y dar palizas o asesinar a los adversarios de extrema izquierda y luego a intimidar a los socialistas, a cerrar o destrozar locales sindicales y periódicos de izquierda. Había gente que veía con buenos ojos la mano dura con los revolucionarios comunistas, que acabaron aplastados en Italia. Se había acabado con el peligro de una revolución de la izquierda radical no solo en Italia sino también en los nuevos países creados en Europa tras 1918. En Alemania, la policía de la República de Weimar de había encargado de eliminar a Rosa Luxemburgo para frustrar una revolución espartaquista. Pero ahora, había surgido otra fuerza, los extremistas de derechas, que resultaron ser unos matones dispuestos a "drenar el pantano" (en referencia a la vieja clase política liberal) que también aspiraban al poder y que habían movilizado el apoyo popular con sus promesas de mejora y orgullo para el país.

La autora señala que las democracias liberales tienen sus propias corruptelas y el capitalismo genera muchas desigualdades, pero es mucho más libre que los regímenes que vinieron después, caso del comunismo y el fascismo, que crecieron porque captaron el descontento y malestar de las masas para instaurar una dictadura corporativista.

La autora dice que el movimiento triunfó por el enorme apoyo social que encontró, ya que la gente corría a saludar a los fascistas y unirse a ellos.  Una de las cosas, tanto del fascismo italiano como del nazismo alemán, es que prometían a la clase baja y obrera que estaría a su alcance llevar un nivel  y un estilo de vida de burgués, incluidos los viajes y las vacaciones pagadas, la gimnasia y el cuidado del cuerpo, y las excursiones al campo para contemplar la naturaleza.

En ese ambiente de tensión, Mussolini montó una gran marcha hacia Roma y el rey, tras rechazar un posible pacto con los socialistas, acabó claudicando y le nombró jefe del gobierno pensando que el nuevo y exitoso político sería fácil de manipular.  Una vez en el poder, Mussolini se tomó en serio su papel de gobernar e inició reformas para agilizar la burocracia, educación y sanidad y temas pendientes que tenía el país. Pero no sabía nada de economía y se empeñó en dirigir él mismo la economía porque pensaba que él era infalible y que tenía un instinto especial para todo. Pronto se inició el culto al líder, pues Mussolini gustaba de sacarse fotos con campesiones, trabajadores o él mismo posando con aire marcial o musculoso.

 Además de estancar la economía del país, Mussolini embarcó al país en una aventura colonial en Abisinia (Etiopía, el último país independiente de África) con la idea de recuperar la grandeza de Italia. La autora dice que masacraron a los nativos con bombas y ametralladoras. También se anexionó Albania y, en 1938, bombardeó Barcelona, durante la Guerra Civil Española, hasta que el propio Papa, Franco y Hitler le rogaron que cesase de castigar a la población. A nivel interno, acabó con la oposición política y silenció a los socialistas, que, según la autora, bajaron la cabeza y se esfumaron. 

El problema que tuvo Mussolini, dice Albright, era que aunque madrugaba mucho para trabajar en favor del pueblo, una vez instalado en el poder, era un estratega muy chapucero y no se preparó para mejorar su armada y aviación para que  buques especializados le diesen cobertura a sus futuras operaciones militares estratégicas de cara a la Segunda Guerra Mundial. Carecía del equipamiento naval necesario para operaciones de gran calibre cuando, en otro error, se le ocurrió invadir Grecia sin consultarle a Hitler, el cual se retrasó con la invasión de Rusia (lo que acabó por hundirlo y acelerar su derrota). Es más, Mussolini decía que ya había sobornado a los militares griegos para que permitiesen la invasión pero al llegar, lo pasaron muy mal y Hitler tuvo que acudir en su ayuda.

Hitler
La autora continúa con el ascenso de Hitler. Tras servir en la Primera Guerra Mundial como cabo, se hizo político y canalizó las protestas de la gente que veía como los aliados vencedores culpaban de la masacre a Alemania, a la que consideraban invicta pese al armisticio, y le obligaban a pagar cuantiosas indemnizaciones. En el caso de Hitler, además del nacionalismo y el culto al ideal ario, añadió en su fórmula el racismo hacia los judíos (antisemitismo) y otras razas que consideraba inferiores. Mientras Mussolini se hizo con el poder con una demostración de fuerza, Hitler, que disponía de fuerzas de choque paramilitares, se presentó dos veces a las elecciones porque creía que era el camino adecuado para llegar al poder. Casi las gana y entró en el Parlamento con suficientes votos para gobernar en coalición. Convenció al envejecido presidente de la república de Weimar, el anciano mariscal Hindenburg, que le nombrase canciller en 1933. 

La autora recuerda que el político nazi prometió a los partidos rivales que, si lo apoyaban para ser canciller, respetaría las instituciones democráticas. La autora cree que Hindenburg, ya anciano, pensó que Hitler era un tonto útil fácil de manipular y que habría que eliminarlo tarde o temprano pero el propio Hitler explica que él sabía perfectamente lo que pensaban de él las fuerzas tradicionalistas y que, por eso, actuó "rápido" y se anticipó a los movimientos. Una vez alcanzado el poder, buscó excusas para cerrar el Parlamento (Reichstag), perseguir a sus opositores, prohibir los partidos e instaurar el III Reich, una dictadura totalitaria con un partido único. No solo eliminó o los metió en campos de concentración a los rivales políticos sino a su rama paramilitar más exaltada. Creó policía de vigilancia interna como la Gestapo, se aseguró de que los periódicos fuesen afines.

Hitler admiraba a Mussolini pero este último empezó a desconfiar del alemán por su frialdad, por el hecho de que en una sola noche eliminase a cuchilladas a cien camaradas paramilitares (exaltados que no querían moderarse ni seguir el programa no revolucionario que les imponía Hitler). Después de todo, pensaba Mussolini, el alemán no había asesinado a rivales políticos sino a sus propios camaradas de fatigas. En Italia, país católico, eso estaba muy mal visto. A todo ello se sumaba que Hitler hablaba siempre de estadísticas a fin de organizar la industria de la guerra en Europa y a Mussolini se le escapaban los datos. Además, los militares y políticos italianos advirtieron a Mussolini que Hitler era un peligroso racista que iba a tratarlo como una figura secundaria y subalterna, como así ocurrió. Y mayores, aunque Hitler tampoco sabía de economía, delegó en expertos y mientras Alemania creía económicamente, la Italia de Mussolini entraba en una debacle económica. Tuvo que meterse en la guerra pese a no estar preparado militarmente. Según Albright, lo estaría en 1949. El actor Charlie Chaplin captó en la película "El gran dictador" la esencia de los dos dictadores: los dos subían la silla de barbero para parecer más alto que el otro.

Tanto Hitler como Mussolini usaron el espectáculo de masas para crear una gran épica que le gustaba a la gente. Campesinos, artesanos y obreros se sentían integrados en la gran ópera del destino de la nación. Pero, además, la autora subraya otro importante dato: Hitler era un hombre bajo, de pelo negro, pobre y humilde, de clase media-baja, uno como otros tantos alemanes, muy alejado del ideal ario guerrero y aristocrático. Hitler, en definitiva, era "uno de los suyos". Y eso era lo que le gustaba a sus seguidores: que uno de los suyos estaba ahora en el poder y entendía su deseo de mejorar su calidad de vida al igual que ya lo había hecho la burguesía.

Franco
Hitler viajó a España para convencer al general Franco, que acababa de ganar la Guerra Civil, para que se uniese al Eje con Alemania e Italia. Albright dice que Franco no se puede decir que fuese exactamente un fascista sino un nacional-católico, un autócrata que representaba a "los de siempre", y que lo que hizo fue absorber a la Falange en las filas de su propio movimiento hasta diluirlos sin darles ningún poder. Solo conservaba de ellos la simbología. La autora indica que otros dictadores, como Salazar en Portugal, se cuidaron mucho de caer en la trampa del fascismo y ese espacio quedó ocupado por las fuerzas tradicionales, los que habían gobernado siempre el país. Lo mismo ocurrió en Inglaterra, donde se anuló a la fuerza fascista que había creado un aristócrata. La autora cree que tras ver lo que hicieron Mussolini y Hitler, las fuerzas vivas que pensaban utilizar como tontos útiles a los fascistas se dieron cuenta de que eran imprevisibles y peligrosos, y se los quitaron de en medio, por lo que apenas triunfaron en algunos pequeños países. Cita el caso de España. Portugal y otros donde los fascistas quedaron anulados o relegados.

Sobre Franco, la autora dice que era un militar cauto y meticuloso y fue el único fascista de aquella -época que murió en la cama tras gobernar 40 años. Recalca que durante la Guerra Civil, Franco se tomó con calma la guerra mientras los republicanos estaban divididos en comunistas, socialistas, anarquistas, que luchaban internamente entre ellos. Incluso los brigadistas internacionalistas que acudieron a España a apoyar a la República acabaron regresando ante la anarquía reinante. Mientras, Franco no preparaba una ofensiva sino contaba con todos los recursos necesarios en hombres, apoyo aéreo, artillería. Eliminó o silenció a todos los opositores que pudo.

Cree que Franco, durante la guerra y durante su dictadura, se ciñó a objetivos concretos y un programa realista, que contrasta con las obras faraónicas y fantasiosas de Hitler y Mussolini.

La autora también añade que Franco también supo "torear" a Hitler con exigencias disparatadas (como pedir territorio francés en Marruecos bajo el control del gobierno de Vichi) como condición para entrar en la guerra. Hitler se fue con las manos vacías y España continuó neutral. Hitler quiso convencer Franco de que si Londres caía, la guerra habría acabado pero Franco le respondió: "Si Londres cae, los ingleses seguirán la guerra desde Canadá".

Cuando la Segunda Guerra Mundial parecía perdida para Italia, con Sicilia invadida por los aliados, Mussolini fue defenestrado por sus propios partidarios y el rey lo destituyó del cargo. Murió fusilado cuando ella y su amante escapaban disfrazados de soldados alemanes y lo reconocieron unos partisanos comunistas y los fusilaron. Sus cuerpos fueron colgados en una plaza pública. Hitler, por su parte, se suicidó en su búnker de Berlín en 1945, cuando llegaban los rusos.


La guerra fría
La autora señala que los fascismos desaparecieron en 1945 pero no del todo. Por una parte, Stalin impuso un régimen comunista en Europa del Este, que seguía el modelo totalitario de los fascistas con un partido único, devoción al líder, nacionalismo exaltado, supresión de la libertad de expresión y de la prensa libre, y de la libertad de movimientos. La propia Checoslovaquia, ya liberada, vio como el único demócrata que puso reparos a entregar el control parlamentario a los comunistas, acabó volando por la ventana en Praga. Para la autora, el comunismo era, en esencia, el reverso del fascismo, por mucha causa justa con la que se intentase justificar ya que los opositores no tenían voz o se les acallaba.

El senador McCarthy
Había una especie de control ideológico de la población durante la Guerra Fría que también afectó a Estados Unidos. Se refiere al senador McCarthy que aterrorizó al país con una caza de brujas de comunistas, simpatizantes socialistas, afiliados y cualquiera que fuese sospechoso de izquierdas. Hubo juicios y procesos contra actores de Hollywood por sus ideologías. Se llegó demasiado lejos y la autora recuerda que McCarthy disparaba todo tipo de mentiras y maledicencias sin comprobarlas [nota del lector: lo que hoy llamaríamos fake news]. Esta atmósfera de delación e injurias generó un gran malestar porque se estaba atacando a inocentes o a gente que no tenía nada ver con las acusaciones, o que el senador no se molestaba en probar. Al final, las comisiones encargadas de investigar a los posibles comunistas en EE.UU. puso en su sitio a McCarthy , pero el daño ya estaba hecho.

Las tácticas de hostigamiento y linchamiento de McCarthy recordaban a la propaganda de los partidos únicos de entreguerras, donde se repetia machaconamente una idea o mensaje interesados y se ahogaba a los que intentaban sacar a la luz la verdad o poner algo de cordura. Sin embargo, más allá de estos personajes exaltados, la democracia norteamericana funcionó porque sus estructuras estaban ancladas en las instituciones. A la gente les exaspera las comisiones y su lento funcionamiento pero son la garantía democrática de que salga a la luz la verdad y se desenmascaren a todos los McCarthy que usan la mentira para lograr más poder.

Los populismos latinoamericanos: Perón y Chávez
La autora revisa después otros populismos como el de Perón o el de Hugo Chávez, que en general cayeron en el caudillismo prometiendo a los pobres "cosas imposibles de cumplir" y ganándose el apoyo y fervor popular.

A Chávez le fue bien inicialmente porque aprovechó el tirón de los altos precios del petróleo y creó un importante programa de viviendas, sanidad y educación para mejorar el nivel de vida de los venezolanos. Es cierto, dice la autora, que ganó tres elecciones, y sorteó un golpe de estado. Una muchedumbre salió a la calle a reclamar su regreso: "Devolvednos a nuestro loco", ponía el cartel de una anciana manifestante. Chávez también promocionaba el culto al líder con programas televisivos donde contestaba a la audiencia pero, a su vez, intentaba clausurar los medios de comunicación críticos con su gestión o encarcelar a opositores. La revolución bolivariana fue un sueño durante los años de bonanza económica gracias al petróleo pero, cuando ese "combustible" se acabó, empezaron los problemas debido a una mala gestión pública del dinero extraído del petróleo.

Pero, antes de morir de cáncer, Chávez ya tenía el país a la deriva por una mala gestión pública, despilfarro, corrupción y falta de libertad de expresión, según dice la autora. No perdió el apoyo popular pero se granjeó muchos enemigos en el exterior, caso de Estados Unidos. Su sucesor, Nicolás Maduro, al que define como un conductor de autobuses sin estudios, dio un paso más al anular el Parlamento para crear otro afín y poner a jueces afines en la judicatura. A diferencia de Chávez, Maduro no gozó de un "boom" de los precios del petróleo, por lo que se hizo impopular.

La autora, en razón de su cargo, habló con ambos presidentes y cree que Chávez era simpático mientras que a Maduro, un bolivariano convencido, le faltaba rodaje y las ideas de su maestro.

Milosévic
La autora también repasa las atrocidades de la exYugoslavia, con Misolévic como encendedor de la mecha nacionalista que prendió el odio entre serbios, croatas y musulmanes. No se pudo impedir la masacre en Bosnia pero en Kosovo, cuando los serbios quisieron empezar otra limpieza étnica, la OTAN los expulsó con bombardeos. Albright, por razones de su cargo, se reunió con Milosévic y dice que él no paraba de darle lecciones de historia serbia sobre todos los sufrimientos que había padecido su pueblo desde la Edad Media. Dice que ahora la realidad es distinta y que el 90 % de la población de Kosovo es musulmana, por lo que, para solucionar el conflicto, hay que admitir los hechos y no remontarse a 500 años atrás sino vivir en el presente.

Albright también cuenta cómo tuvo que inspeccionar fosas comunes durante la Guerra de los Balcanes. Cree que era imposible que Milosévic, el cual murió antes de ser juzgados, no estuviese al tanto de la limpieza étnica.

Putin
Respecto a Putin, lo considera como un hombre del KGB que hacía de guía turístico en Berlín, Luego, se convirtió en la mano derecha y sucesor de Yelsin. Era un hombre trabajador y disciplinado que impuso un puño de hierro en el país para establecer el orden, aplastar implacablemente el terrorismo en Chechenia y relanzar la economía. Dice que con Putin el país se estabilizó pero algo le chirría porque ve imposible imaginar a Yelsin o Gorbachov posando con el torso desnudo pescando y otras poses publicitarias que hace el actual estadista para mostrar su fuerza y que le recuerda la propaganda de los estadistas autoritarios de los años 20 y 30.

La autora cree que la oposición a Putin es mínima o insignificante, por lo que no supone una amenaza real para él. Cualquier opositor que destaque, no le va muy bien. De esta manera, la democracia rusa se ha convertido, según la autora, en una democracia fallida o una autocracia a la que se da tintes de democracia.

A ello se suma que también usa un nacionalismo ruso para defender el orgullo del país, lo que está muy bien si eso no conlleva meterse con los vecinos de su entorno. La autora cita el caso de Crimea o Ucrania. Recuerda que los blindados que entraron en Hungría en 1956 para impedir que se alejase de la órbita soviética o los que la URSS envió a los republicanos, no llevaban insignias, lo mismo que ahora en Crimea. A ello, se suma la sospecha de que Rusia no desista de espiar a sus vecinos occidentales, ya sea mediante el ciberactivismo o la supuesta interferencia en elecciones.

Corea del Norte
También hace repaso a la dictadura norcoreana, a cuyos líderes define como los únicos fascistas de verdad que funcionan en la actualidad porque dirigen un régimen totalitario, de partido único, con baño de masas populares, discurso incendiario contra "los otros" (Estados Unidos, y otros) y exhibiciones de baile donde las jóvenes danzarinas y los coros lanzaban mensajes que profesaban amor al líder supremo. La autora viajó a Pyonyang y conoció al hijo del fundador para detener su programa nuclear. Le pareció un gobernante serio y responsable (dentro del contexto internacional) y estaba dispuesto a negociar la conversión de reactores nucleares en misiles con cabezas nucleares por alimentos (no querían ser otra China de Mao con millones de muertos por el hambre). Se hizo el canje en la administración Clinton pero luego su sucesor, el presidente Bush incluyó a Corea del Norte en el Eje del Mal (Afganistán, Irán, Irak y Corea del Norte) y los consideró terroristas mundiales, lo que sentó mal al régimen asiático, por lo que, viendo las invasiones que sufrieron los países aludidos, renunció a la vía civil y siguió con su programa de desarrollo de armas nucleares.

Erdogan
En este caso, se trata de un hombre humilde que llegó a lo más alto del gobierno turco y que, en el auge de su popularidad, tras superar un golpe de Estado, impuso un régimen laico-religioso que se desvía de los principios del fundador de la Turquía moderna tras el desplome del Imperio Otomano en 1918. A Erdogan lo apoyaron los religiosos, descontentos porque el Gobierno era laico y separaba Estado e Iglesia (Ataturk copió el código civil suizo, y otras leyes francesas, italianas o alemanas, así como el alfabeto latino para converger con Occidente; su legado duró casi cien años y los militares velaron para no salirse de esta línea). Lo cierto es que, cuando Turquía estaba a punto de cumplir todos los requisitos para ingresar en la UE (tras abolir la pena de muerte), la UE se echó para atrás por lo que en Turquía (con 80 millones de musulmanes) hubo un gran desencanto. En el mandato de Erdogan (que fue encarcelado cuando empezaba a despuntar), volvieron a construirse mezquitas a un ritmo trepidante, lo mismo que grandes proyectos de obras públicas, y a imponerse leyes pro-religión. 

Duarte
Vierte críticas a Duarte, en Filipinas, por su violencia letal con los delincuentes en un estado policial donde ordena a la policía disparar a matar a los criminales, traficantes de drogas, etc.... Se cree que ya han muerto 10.000 y no está claro si han caído inocentes por el medio. La autora critica que Trump alabe en sus "tuits" al mandatario filipino por su mano dura aunque cree que el presidente, como gobernante, intenta tener buenas relaciones con todos los mandatarios del mundo a base de elogios e intenta ser diplomático.

Trump
Respecto al presidente Trump, le critica su ignorancia y desprecio a las instituciones democráticas (prensa, tribunales, sociedad civil), su gobierno a golpe de "tweet", su discurso simplista para solucionar problemas en otros países y el mensaje contra los "otros" (en este caso, los inmigrantes, las mujeres). Por contra, considera a Bush (el de las guerras de Afganistán e Irak) un presidente cauto y sensato, que siguió las normas democráticas y respetó las instituciones.

A la autora le llama la atención que Trump sea tan condescendiente  con mandatarios autocráticos y luego vapulee a los propios aliados de EE.UU., caso de Merkel o presidentes australianos.

En todo caso, la autora recuerda que, al igual que le pasó a McCarthy, Trump caerá cuando se desenmascaren sus mentiras por la fortaleza de las instituciones democráticas (Senado, Congreso) dedicados a controlarse los unos a los otros, así como las distintas elecciones que impiden que Trump se desmarque mucho de sus votantes.

Finalmente, la autora Albright ve tres posibles escenarios que denomina "pesadillas":

1) En la primera pesadilla, se imagina un escenario donde un grupo de millonarios financian y controlan los medios de comunicación conservadores (menciona a la Fox) y mantienen a la gente en una burbuja que no admite otras alternativas ni les da voz.

2) En la segunda pesadilla, ve a un grupo de magnates de Hollywood que financian a grupos progresistas y una vez que alcanzan el poder instauran "lo políticamente correcto", lo que excluye a cualquiera que no esté en esa corriente. Los de derechas tampoco pueden hablar porque herirían la sensibilidad de los "antifascistas".

3) En la tercera pesadilla, un grupo terrorista interno siembra la alerta en EE.UU. y un gobernante aprovecha el miedo de la población para perseguir a determinados grupos.

La autora deja un último mensaje. Dice que ahora todos saben cómo funciona el fascismo y que este prospera en tiempos de crisis en los que la gente está decepcionada con el funcionamiento de la democracia. Pero cree que el público debe hacerse varias preguntas sobre cualquier candidato que aspire al poder, entre ellas: "¿Enciende a las masas en contra de otra etnia?" y otras cuestiones que ayudan a distinguir a un demócrata de un demagogo que busca el apoyo de las masas para quedarse él solo en el poder.





lunes, 19 de noviembre de 2018

"Una sociología de la globalización", de Saskia Sassen (2007)

Resumen del libro "Una sociología de la globalización", de Saskia Sassen (2007)

Resumen actualizado y original en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/10/una-sociologia-de-la-globalizacion-de.html

Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Derecho y Sociología

Sociología, globalización, economía internacional

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Ficha técnica

Título: "Una sociología de la globalización"

Subtítulo:

Título original: A sociology of globalization

Autora: Saskia Sassen

Edición en inglés: Nueva York, 2007

Edición en español: Katzeditores, Madrid, 2007

Número de páginas: 323

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Biografía oficial de la autora Saskia Sassen (hasta el 2012)

Saskia Sassen (La Haya, Holanda, 1949) nació en Holanda pero creció en Buenos Aires, ciudad a la que su familia se trasladó en 1950. Parte de su juventud transcurrió en Italia y, en 1966, se instaló en Francia, donde estudió durante un año en la Universidad de Poitiers, luego en la Universidad de "La Sapieza", de Roma, y más tarde en la Universidad de Buenos Aires, donde se tituló en Filosofía y en Ciencias Políticas. Desde 1969 estudió Sociología y Economía en la Universidad de Notre Dame, Indiana (Estados Unidos), donde obtuvo un master y un doctorado en 1971 y en 1974, respectivamente. También en 1974 obtuvo un master en filosofía en Francia. Realizó un postdoctorado en el Centro de Estudios Internacionales de la Universidad de Harvard. Ha desempeñado diversas posiciones académicas en universidades de los Estados Unidos y de Europa y actualmente es profesora de sociología en la Universidad de Chicago y profesora visitante en la London School of Economics.

En su célebre libro The global city: New York, London, Tokio publicado en 1991 (edición en español: La ciudad global, Buenos Aires, 1999) Saskia Sassen desarrolla el concepto de ciudad global, categoría novedosa para estudiar la ciudad como lugar de intersección entre lo local y lo global. Otro aspecto fundamental de la obra de Sassen reside en los estudios sobre las cuestiones del poder y la desigualdad derivados de los procesos de globalización.

A mayores, en el 2013 obtuvo el Premio Princesa de Asturias de las Ciencias Sociales.

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Texto de la contraportada y solapa

"Procesos transnacionales como la globalización política, económica y cultural enfrentan a las ciencias sociales con una serie de desafíos teóricos y metodológicos, que surgen debido a que lo global (ya sea una institución, un proceso, una práctica discursiva o un imaginario) transciende el marco exclusivo del Estado-nación y al mismo tiempo habita parcialmente los territorios y las instituciones nacionales. Es así que aun cuando la mayoría de los procesos y las entidades que se encuentran en el interior de lo nacional son nacionales, cada vez resulta más necesaria la investigación empírica para determinar si todos ellos lo son, pues cada vez existen más casos de localización de lo global y de desnacionalización de lo nacional. Vista de esta manera, la globalización no se limita ya a la noción convencional que la define como un proceso de formación de instituciones exclusivamente globales y de interdependencia creciente entre los estados-nación del mundo.

En el marco de ese horizonte de reflexión, esta obra de Saskia Sassen aborda el análisis de dos dinámicas diferenciadas. Por un lado, la formación de procesos e instituciones explícitamente globales. Por otro lado, los procesos que no pertenecen necesariamente a la escala global y que, sin embargo, forman parte de la globalización porque, aun inmersos en territorios y dominios institucionales que en gran parte del mundo se consideran nacionales, incorporan redes o entidades transfronterizas que conectan múltiples procesos y actores locales o "nacionales".

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ÍNDICE

1. Elementos para una sociología de la globalización

2. El Estado frente a la economía global y las redes digitales

3. Ciudades globales: la recuperación del lugar y las prácticas sociales

4. La conformación de los movimientos migratorios internacionales

5.  Nuevas clases globales

6. Los actores locales en la política global

7. Nuevas formaciones sociales

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RESUMEN

El libro arranca explicando que lo global (una institución, un proceso, una práctica discursiva o un imaginario) trasciende el marco exclusivo del Estado-nación y al mismo tiempo habita parcialmente los territorios y las institucionales nacionales. Lo global no es solo la interdependencia y la formación de instituciones exclusivamente globales. Afirma que el hecho de que un proceso o entidad se encuentre dentro del territorio de un Estado soberano no necesariamente supone que sea un proceso o entidad nacional sino que puede ser una localización de lo global (una entidad nacional que fue desnacionalizada).

Por un lado estudia la globalización desde el punto de vista de las instituciones (OMC, mercados financieros, cosmopolitismo, tribunales internacionales) y por otro los procesos que no necesariamente pertenecen a la escala global pero están inmersos en territorios de todo el mundo (están incorporados en redes transfronterizas de activistas como las oenegés, la organización de defensa del medio ambiente o de los derechos humanos, así como las políticas  monetarias y fiscales impuestas por el FMI o el uso de leyes internacionales por los tribunales nacionales).

La autora estudia la noción de jerarquía de escalas con el objetivo de desestabilizar, a la luz de las nuevas dinámicas y tecnologías, la jerarquía tradicional centrada en el Estado-nación. Aquí se refiere a poderosos actores económicos como el mercado global de capitales, el régimen mundial del comercio o la internacionalización de la producción industrial. Se está produciendo una multiplicación de actores no estatales y de procesos transfronterizos que generan cambios en el alcance, la exclusividad y la competencia de la autoridad estatal sobre el territorio nacional. También ve un proceso "multiescalar" (una entidad local forma parte de un mercado electrónico perteneciente a la escala global).

Sassen define el modelo de ciudad global, la cual cuanto más se globalizan y digitalizan las operaciones y los mercados empresariales, más complejas y estratégicas se vuelven las funciones de gestión centralizada y de servicios especializados, con lo que las empresas se benefician de las economías de aglomeración.

Luego, examina el significado de lo subnacional en un mundo global y parcialmente digitalizado.

Luego, analiza el modo en que las entidades subnacionales pueden superar el modelo de jerarquía anidada que se organiza en torno del Estado-nación y su función como único actor en las relaciones internacionales (el análisis se concentra en las redes de transacciones que conectan a las 40 ciudades globales; estas redes interurbanas tienen filiales de la empresa, redes transnacionales de inmigrantes y redes del terrorismo internacional).

Finalmente, señala las consecuencias que tiene para los Estados-nación  la articulación de lo global en el interior de lo nacional y lo subnacional. Por un lado, el Estado se limita a reducir su autoridad (con la privatización, la desregulación y la disminución de la intervención gubernamental) a la vez que produce nuevos reglamentos y leyes (menciona el derecho anglosajón, la autonomía de los bancos centrales). Además, los estados se están des-nacionalizando (dando paso a un orden institucional privado). Teme que estas tendencias agraven el déficit democrático en el interior del Estado y fortalezca la "legitimidad"  de normas y reclamos de grandes actores económicos globales.

Ve una tensión entre la inserción necesaria, si bien parcial, de la globalización en los territorios y las instituciones nacionales y el complejo sistema jurídico y administrativo que ha construido la autoridad exclusiva de los estados soberanos sobre su territorio nacional, ha sido en parte negociada mediante procesos de desnacionalización institucional parcial en el interior del Estado y de la economía nacional. Además, alerta de la formación de un orden institucional privado intermediario que se ubica solo parcialmente dentro del sistema interestatal y que se está transformando en un ámbito institucional paralelo donde se manejan las operaciones transfronterizas.

También estudia el Estado frente a la economía global y las redes digitales. Señala que el Estado puede concebirse como la representación de una facultad técnica administrativa que posibilita la implantación de la economía global corporativa. Recalca que solo dos estados, EE.UU. y el Reino Unido, están diseñando las nuevas normas y la nueva legalidad necesaria para garantizar los derechos y la protección de las empresas y los mercados globales (normas que derivan del derecho comercial y las prácticas contables angloamericanas).

Respecto a la división del trabajo entre naciones (Wallerstein), la autora cree que la diferencia entre centro y periferia ya no se refiere a la cadena de producción sino a una diferenciación "funcional". Dice que el centro está en el Atlántico Norte (en menor medida China y Japón), y en núcleos tecnológicos como Silicon Valley.

Indica que la inversión extranjera directa (fusiones y adquisiciones transfronterizas) y el mercado global de capitales y el comercio conforman el núcleo de los cambios estructurales constitutivos de la globalización y de las actividades tendentes a regularla.

Recalca que "hoy se ve un nuevo mapa de transacciones económicas que se superpone a los modelos geoeconómicos anteriores".

Señala que la digitalización ha posibilitado el fortalecimiento tanto de viejos actores y espacios no-estatales como de la formación de otros nuevos, capaces de competir con la autoridad estatal en materia de jurisdicción, alcance y exclusividad. La digitalización ha cumplido una función transformadora pero puede estar inmersa en otras dinámicas. Recuerda que Internet tiene la capacidad de mejorar la democracia pero también de ejercer un control importante o imponer límites al acceso. Recuerda que está regulada por leyes, por empresas de software o el ICANN. Las redes ayudaron a situar el mercado global de capitales en una posición distintiva respecto de otros componentes de la economía global. Recuerda que la desregulación de los mercados financieros nacionales, la integración global de un número cada vez mayor de centros financieros, las computadoras y las telecomunicaciones han contribuido al crecimiento explosivo de los mercados financieros. Se pregunta si el mercado global de capitales, como concentración de poder, tiene el poder de "disciplinar" a los gobiernos nacionales y de someter al menos a algunas políticas fiscales y monetarias a criterios que antes no se aplicaban y hacer lo "adecuado". Destaca que los mercados electrónicos (el espacio supranacional del mercado financiero global) operan en parte fuera de la jurisdicción exclusiva de los estados y, en realidad, constituye solo uno de los espacios de este sector digitalizado (el otro espacio es el real a nivel nacional donde operan los centros financieros).

Indica que el espacio digital privado del mercado global de capitales se intersecta al menos de dos maneras específicas en el ámbito de la autoridad estatal (con nuevas normas que reflejan la lógica del mercado global) y con el derecho.

La autora se pregunta si realmente se están formando nuevas configuraciones en medio de las viejas condiciones sociales. El poder, la movilidad del capital, las desventajas económicas y políticas, el desamparo de los sin techo y las pandillas son fenómenos que son antiguos o si han mutado. La autora se centra en estudiar la ciudad porque resurge como espacio estratégico para entender tendencias críticas en la reconfiguración del orden social (la globalización, el auge de las nuevas tecnologías informáticas, la intensificación de las dinámicas transnacionales y translocales y una mayor presencia y voz de instancias específicas de diversidad sociocultural).

Menciona a ciudades como Nueva York, Londres, Tokio, París, Frankfurt, Zurich, Amsterdam, Los Angeles, Sidney, Hong Kong, así como Shanghai, Bangkok, Taipei, Sao Paulo y México DF. Se ha registrado un aumento considerable en la intensidad y magnitud de las transacciones entre estas ciudades (a través de los mercados financieros, el comercio de servicios y las inversiones), así como un aumento de la desigualdad. Paralelamente a estas nuevas redes jerárquicas globales y regionales existe un vasto territorio que se vuelve más periférico y más excluido de los procesos que alimentan el crecimiento económico de la nueva economía global. Se observa una decadencia y una pérdida de funciones en los centros industriales y en las ciudades portuarias que antes eran importantes. Y en el empleo se sobrevaloran servivios especializados frente a otros trabajadores "innecesarios". Los habitantes marginados van ganando presencia política en estas ciudades y hacen sus demandas, por lo que las ciudades se polarizan.

Añade que el espacio formado por la red mundial de ciudades globales es un nuevo espacio estratégico para la formación de nuevos tipos de identidades y comunidades, incluso transnacionales.

También estudia los movimientos migratorios internacionales, que relaciona con los lazos económicos creados por la internacionalización económica, los vinculos coloniales y neocoloniales, la contratación directa de mano de obra extranjera por redes internacionales de inmigrantes, gobiernos o empresas, así como la exportación organizada de mano de obra y tráfico de hombres, mujeres y niños.

Además, analiza las nuevas clases sociales globales como fuerzas sociales emergentes (aunque están ligadas al ámbito nacional). Por un lado, está la nueva clase profesional transnacional. Luego, hay una clase compuesta por la fusión de distintos sectores desfavorecidos. También hay redes de funcionarios públicos especializados. Las tres clases son cosmopolitas y confluyen en las ciudades porque demandan tanto altos profesionales especializados como trabajadores de bajo salario. Los gobiernos tienen dos marcos normativos desconectados: una cultura política neoliberal para atraer a los profesionales y otra inmigratoria que cierra la puerta a los circuitos inferiores del mercado global. Estas desigualdades generan una segmentación en la sociedad del capitalismo avanzado.

Los activistas políticos han encontrado en las redes digitales un aumento de su potencial escala y generan comunidades globales. Hay también prácticas locales (micropolítica) que se repiten en otras partes del mundo.

Finalmente, concibe la digitalización como un medio para aumentar la movilidad del capital y cambiar la relación entre las empresas móviles y los estados-nación territoriales. Por ello, hay una desmaterialización de muchas actividades económicas (adquiere hipermovilidad). La autora sostiene que la hipermovilidad del instrumento financiero es algo "producido" que requiere capital fijo: profesionales de primera línea en el lugar del trabajo, computadoras, sistemas jurídicos y autopistas y aeropuertos. A esto se suman las lógicas sociales que lo organizan (las tecnologías digitales están marcadas por los intereses financieros). Hay cuatro dinámicas financieras que no las han creado las redes digitales pero sí las han favorecido.





"Renta básica", de Guy Standing (2017)

Resumen del libro "Renta básica", de Guy Standing (2017)


Ver resumen original y actualizado en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/11/renta-basica-de-guy-standing-2017.html

Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Derecho y Sociología

Sociología, renta básica, estructura social, ayuda social, Estado del bienestar, política económica

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Ficha técnica

Título: "Renta básica"

Subtítulo: "Un derecho para todos y para siempre"

Título en inglés: "Basic Income: And How We Can Make It Happen"

Autor: Guy Standing

Fecha de publicación: 2017

Publicación en español: Ediciones del Pasado y Presente SL, Barcelona, 2018

Hay un epílogo de Daniel Raventós y David Casassas

Número de páginas: 317

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Biografía oficial del autor Guy Standing (hasta 2018)

Guy Standing es investigador asociado y antiguo profesor de Estudios del Desarrollo en la Universidad de Londres. Doctor en Ciencias Económicas por la Universidad de Cambridge y miembro de la Academia de Ciencias Sociales del Reino Unido, ha enseñado en la Universidad de Bath y en la Monash, de Melbourne. Entre 1999 y 2006 fue director del Programa de Seguridad Socieconómica de la Organización Internacional del Trabajo, en Ginebra. El profesor Standing es miembro fundador y copresidente honorífico de BIEN (Basic Income Earth Network), una oenegé internacional que promueve la renta básica. En 2014 fue nombrado doctor honoris causa por el Colegio Europeo de Economía y Dirección de Empresas. En Pasado & Presente ha publicado Precariado. Una nueva clase social (2014) y La corrupción del capitalismo (2017). En el 2018, publica Renta básica.

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Texto de la contraportada

Solo incluye tres reseñas. Tampoco hay nada en la solapa.

"Ha llegado el momento de una propuesta como la renta básica y Guy Standing ha sido el pionero en divulgarla y mejorar nuestro conocimiento sobre ella" (Paul Mason)

"La renta básica tal vez sea la idea más prometedora de nuestro tiempo y Guy Standing ha encabezado el movimiento en su defensa durante cuatro décadas. En este acercamiento soberbio y concienzudo nos explica cómo funciona y por qué tiene el potencial de revitalizar la vida y la democracia en nuestras sociedades, Este es un libro esencial" (Brian Eno)

"Para que una idea radical sea aceptada finalmente como sentido común a menudo se necesita una guía práctica para concebirla e implementarla. Este libro supone una contribución indispensable para el necesario encumbramiento de la renta básica desde idea periférica a política central de una desafiante economía en constante cambio" (John McDonnell)

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ÍNDICE

1. La renta básica: significado y orígenes históricos

2. La renta básica como justicia social

3. Renta básica y libertad

4. Reducir la pobreza, la desigualdad y la inseguridad

5. Los argumentos económicos

6. Las objeciones clásicas

7. La viabilidad económica

8. Las implicaciones para el trabajo remunerado y no remunerado

9. Las alternativas

10. Renta básica y desarrollo

11. Las iniciativas de renta básica y las pruebas piloto

12. El reto político: cómo llegar allí desde aquí

Apéndice: Cómo llevar a cabo una prueba piloto de renta básica

Epílogo: La viabilidad de la renta básica en el Reino de España. Lista de organizaciones afiliadas al BIEN.

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RESUMEN

Comentarios previos: Se han escrito muchos libros sobre renta básica pero este analiza pormenorizada y exhaustivamente todos los argumentos a favor y en contra de implantarla, sus posibles refutaciones y los escenarios en los que se desarrollaría, así como las experiencias piloto desarrolladas.

La idea del autor es que el libro guíe al lector respecto a los argumentos a favor y en contra de la implantación de una renta básica como un derecho, pagada en metálico (o algo similar) a todos los individuos sin consideración de edad, género, estado civil, estatus laboral o historia laboral. Justifica la renta básica en cuestiones de justicia, libertad y seguridad. Explica también su viabilidad económica, el impacto en la oferta laboral y su implementación.

Una de las príncipales críticas que se hace a la renta básica es que llevaría a la gente a la "vagancia" (la imagen del típico tío que se pasa el día surfeando en Malibú) y a una menor oferta de la mano de obra. El autor replica que la mayoría de la gente querría ganar más dinero si pudiera y muchas mentes "ociosas" fueron brillantes artistas gracias a la herencia de sus padres.

En el libro habla de los "libertatarianos", que se trataría de gente que no quiere interferencias del Estado en su vida.

Define la renta básica como "una cantidad modesta de dinero pagado incondicionalmente a los individuos de forma regular (por ejemplo, mensualmente). A menudo se la llama renta básica universal (RBU) porque está diseñada para proporcionársela a todo el mundo"

[nota del lector: un ejemplo de renta básica sería cuando el presidente José Luis Zapatero devolvió 400 euros del IRPF a todos los ciudadanos entorno al año 2009; muchos ni lo notaron y a otros les vino muy bien. Esos 400 euros serían cada mes, con la renta básica]

El autor explica que en l986 un grupo de economistas, filósofos y científicos sociales de Europa Occidental crearon en Lovaina (lugar donde se publicó "Utopia" de Tomás Moro) la red internacional Basic Income European Network (BIEN). Uno de los fundadores fue Guy Standing. En el 2004, la palabra "European" se sustituyó por "Earth". Ya hizo 16 congresos internacionales.

El autor señala que el interés por la renta básica es un reconocimiento de que las políticas sociales y económicas actuales "están produciendo injusticias y desigualdades insostenibles". Añade que el sistema de redistribución de la renta del siglo XX "ha colapsado" a medida que la globalización ha avanzado, que la economía neoliberal ha hecho su trabajo y que la revolución tecnológica ha facilitado cambios transformadores en los mercados laborales. El resultado ha sido el "precariado" con millones de personas con trabajos inseguros e inestables, además de una falta de identidad ocupacional, a salarios reales en declive y crecientemente volátiles, a la pérdida de prestaciones sociales y al endeudamiento crónico.

Señala que en la segunda década del siglo XXI "el crecimiento y el nivel de desigualdad no tienen casi precedentes; la inseguridad económica está generalizada; el pleno empleo ha sido redefinido en torno al 5 % de desempleo con mucho "subempleo" (oculto en las estadísticas laborales deliberadamente inadecuadas) y el creciente precariado ha sido olvidado por la política".

Añade que, hasta el 2008, vivimos una "Segunda Edad Dorada" [nota del lector: no sé si hace referencia a la "Belle Epoque" (1873-1914) o bien a los "30 gloriosos" (1945-1973)] en la cual cada vez más ingresos están yendo a parar a las manos de una minoría de rentistas que prosperan gracias a las ganancias de la propiedad (física, financiera, intelectual) sin justificación moral ni económica. Esa falta de equidad aumenta el "resentimiento" y genera ansiedad, anomia (ver Durkheim), alineación y rabia, lo que crea una tormenta perfecta para los politicos populistas. Dice que si no se crea un nuevo sistema de distribución de la renta (hará una deriva a la extrema derecha, el Brexit, Donald Trump). La renta básica, dice el autor, es el ancla de un sistema más emancipatorio.

El autor explica que una renta básica no es una prestación que se otorgue a cambio de unas condiciones como demostrar que se es pobre. Es la forma de evitar caer en la trampa de la pobreza.

Señala que una renta básica eliminaría los desincentivos a aceptar trabajos de renta baja que plantean las trampas de la pobreza y de la precariedad, aumentaría las horas de empleos pagados o presionaría para que subieran los salarios. Este "riesgo moral" (quitarle los incentivos a la gente para hacer lo que de otra manera les gustaría hacer) tiene un coste triple: la continuidad de la dependencia respecto a las bajas prestaciones estatales, el resultado económico perdido y la pérdida de cotizaciones en impuestos y a la Seguridad Social que irían al Tesoro.

Como argumentos a favor estaría, un poco siguiendo la línea del pensamiento económico keynesiano y el efecto multiplicador de las rentas redistribuidas, que la renta básica fomentaría el crecimiento económico, sería un estabilizador automático sobre el ciclo económico, sería como una flexibilidad cuantitativa para los banqueros pero también para la gente, incluso generaría euro-dividendos a pagar a toda la población, supondría una retroalimentación económica (los pagos mejoran la nutrición y salud).

Habla de experimentos piloto de renta básica como el de:

- Namibia, donde casi todas las actividades económicas aumentaron después de implementarse.

- Madhya Pradesh, el trabajo remunerado y no remunerado entre los adultos creció porque los perceptores (mayormente mujeres) iniciaron actividades económicas secundarias por cuenta propia. Y los niños dejaron de trabajar tanto para volver más a la escuela.

Capítulo 2

Es una política que mejora la justicia social.

Los principios son:

- Diferencia de seguridad: una política es socialmente justa solo si mejora la seguridad de los grupos menos seguros en esa sociedad

- El principio del test del paternalismo: una política es socialmente justa solo si no impone controles sobre ciertos grupos que no son impuestos al mismo tiempo sobre los grupos más libres en esa sociedad.

- El principio de "derechos sí, caridad no": es socialmente justa si mejora los derechos de los perceptores de prestaciones o servicios y limita el poder discrecional de los que proporcionan la prestación.

En el capítulo 9 añade dos más:

- El principio de la restricción ecológica: es una política socialmente justa solo si no se impone un coste ecológico sobre la comunidad o sobre los directamente afectados.

- El principio del trabajo dignificado: una política es socialmente justa solo si no impide que la gente busque trabajo de una forma digna y si no coloca en situación de desventaja a los grupos más inseguros en relación a esto.

Capítulo 3

Ofrece una forma mejor de promover la libertad, en el sentido republicano

Capítulo 4
Reducir la pobreza, la desigualdad y la inseguridad

Dice que los modelos de seguridad social del británico Beveridge y del prusiano Bismarck "sencillamente no funcionan en economías abiertas y flexibles con un enorme y creciente precariado".

Añade que la renta básica puede ayudar a mejorar la salud mental, especialmente en los niños, en circunstancias donde la ansiedad sobre el dinero es una causa próxima de aquella.

Considera que reduce la desigualdad.

Capítulo 5
Los argumentos económicos

El autor indica que hay una ciencia económica unilateralmente sesgada porque ignora el impacto probable del poder adquisitivo extra sobre la oferta de bienes y servicios. En los países en desarrollo y en las comunidades con baja renta en los países ricos, los efectos sobre la renta podrían de hecho bajar los precios de los bienes y servicios.
Analiza las preocupaciones sobre un futuro "sin trabajos", según las predicciones de los pesimistas tecnológicos en las que relegarían a la marginalidad cualquier cambio probable provocado por la renta básica en la oferta laboral.

Capítulo 6 
Objeciones clásicas

Entre las objeciones clásicas están las tres reglas de Hirschmann sobre cualquier nueva idea de política social: Futilidad (no funcionaría), Perversidad (tendría consecuencias imprevistas no deseadas) y Riesgo (pondría en peligro otros objetivos). Estos argumentos se emplearon contra el seguro del desempleo y la Seguridad Social pero luego fueron sustituidos por su "inevitavilidad" y su "sentido común".

Cita los siguientes argumentos en contra  de la renta básica y su réplica:

1)  Es utópica, nunca se ha implantado anteriormente.

Réplica: Se podría decir lo mismo de cualquier política nueva. Todas las políticas para proporcionar seguridad económica a la gente se han intentado ya y se han mostrado insuficientes. Ahora hay medios para hacerlo.

2) No sería viable económicamente.

Réplica: ¿Apoyaría la renta básica si se pudiese financiar o se opone por razones inconfesables?

3)  Llevaría a desmantelar el Estado de Bienestar

Réplica: la renta básica no implica el desmantelamiento de servicios públicos ni el reemplazo por otras prestaciones de bienestar.

4) Distraería la atención de las políticas progresistas, como el pleno empleo

Réplica: Esos empleos que tanto preocupan deben ser los de burócratas mal pagados que se entrometen en la vida de los solicitantes de las prestaciones condicionadas para determinar si las "merecen" o a los que sancionan por llegar cinco minutos tarde a las degradantes reuniones creadas para probar que los perceptores cumplen las condiciones. ¿Dónde está la presión para materializar otras políticas progresistas? ¿Por qué debería considerarse el pleno empleo como una política progresista, tener tanta gente subordinada a sus jefes? ¿por qué la renta básica no iba a dar substancia a otras políticas progresistas?

5) Los defensores de la renta básica presuponen que a los pobres solo les falta dinero.

Réplica: Nadie cree que el dinero lo resuelve todo, no es una panacea para todos los males. Además, las enfermedades sociales y las vulnerabilidades deberían ser abordadas por servicios sociales entramados y no con políticas de protección social (todos podemos necesitar apoyo algún día).

6)  Es algo tan estúpido como dar dinero a los ricos y a los pobres

Réplica: La renta básica es un "dividendo social" que va a parar a cada ciudadano porque es su derecho universal y no solo va a las rentas bajas que más lo necesitan. Administrativamente, es más fácil pagar a todos (se eliminan arbitrarias y complejas reglas como los test de comprobación de recursos que no llegan a todas las personas o a unas que no están acreditadas para ello; el ciudadano teme el estigma y este sistema burocrático impone trampas a la pobreza y mayor precariedad). Además, los sistemas "focalizados" tienen más probabilidad de aumentar la desigualdad.

7) Le daría a la gente algo a cambio de nada

Réplica: Este argumento moralista e "hipócrita" lo recogieron los políticos de la Tercera Vía que exige a los perceptores una búsqueda activa de empleo o programas de rehabilitación ("workfare"). El autor replica que algo a cambio de nada es lo que la sociedad da en rentas heredadas por 70 años en derechos de autor, recortes selectivos de impuestos y programas de subsidios por los que los ricos "no han hecho nada por ganárselos", herencias de grandes fortunas, medios de evasión fiscal...

8)  Llevaría a más gasto en "productos nocivos"

Réplica: El argumento "paternalista selectivo" dice que la gente se gastaría su renta básica en tabaco y alcohol en vez de en sus hijos o bienes básicos como comida, ropa o calefacción. Replica que "¿por qué un rico podría comprar un "producto nocivo" y un pobre no, por qué el lujo del obrero es censurable? ¿Por qué pagar impuestos por armas nucleares y carreteras y no en protección social? Finalmente, replica que "las pruebas piloto de renta básica y los programas de transferencias monetarias han mostrado que, de forma aplastante, la gente gasta el dinero en "bienes privados".

9)  Reduciría el trabajo

Réplica: No hay evidencia empírica y el impacto es mucho más complejo.

10) Bajaría los salarios

Réplica: El argumento dice que la renta básica actuaría como un subsidio a los salarios (presionándolos a la baja) y que los empresarios no tendrían necesidad de pagar tanto como pagan pero los defensores de la renta básica replican que "una renta básica daría a la gente mayor capacidad para rechazar las ofertas de empleos con salarios explotadores y también les daría más seguridad para negociar unos mayores salarios". Habría mayor poder de negociación salarial y los peores puestos de trabajo que nadie quiere tendrían que mejorar su sueldo. En cuanto a los "subsidios al salario", los detractores también tendrían que oponerse a créditos fiscales vinculados al empleo.

11) Sería inflacionaria

Réplica: El argumento dice que habría más dinero en la economía, con precios desorbitados, por lo que nadie acabaría mejor que antes. Replica que la idea de mayor inflación solo sería válida en una economía cercana al pleno empleo (hay pocas o ninguna en esa situación y su lucha contra la deflación es cara e inefectiva) pero en los países pobres, los precios con mayor elasticidad de la oferta podrían bajar porque habría más productores (que aumentarían la oferta y, por tanto, bajarían los precios) a la vez que reactiva la demanda. Y si la renta básica estuviese financiada por un cambio en el gasto público (en vez del gasto adicional), el efecto inflacionario sería mínimo. La renta básica, aunque fuese levemente inflacionaria, ayudaría a superar la actual deflación.

12)  Incentivaría la inmigración ("turismo del bienestar")

Réplica: El temor al "efecto llamada" llevó a los votantes de Suiza a votar "no" a la renta básica en su referéndum del 2016. Lo refuta diciendo que la actual asistencia social ayudó a los "más necesitados" (que eran los extranjeros pobres recién llegados) y esto generó frustración y resentimiento en los nativos porque "los forasteros se saltaban la cola". La renta básica, dice el autor, sería más justa y ayudaría a reducir los sentimientos anti-inmigración porque el derecho a prestaciones podría ser priorizado por la duración de la residencia legal en la comunidad, los inmigrantes tendrían que cumplir los criterios de "residentes permanentes" o esperar dos años (p.ej.) y habría una asistencia social residual para los marginados. No habría competencia por los recursos con los inmigrantes.

13) Sería manipulada por los gobiernos justo antes de las elecciones generales

Réplica: El Gobierno "compraría" al electorado subiendo la cantidad de la renta básica antes de la reelección. La solución sería hacer "ajustes automáticos" de la cuantía de la renta básica según la renta nacional para evitar populismos.


El autor también examina la viabilidad económica. Se estima que la renta básica costaría tanto como lo que gasta el mismo país en Seguridad Social pero el autor replica que la renta básica tiene un efecto multiplicador.

Capítulo 7

Viabilidad económica

El autor cita a varios economistas (Tim Harford, Financial Times) que hacen sus cálculos caseros en servilletas para probar que la renta básica no sería viable, lo que ha generado quejas de los expertos que sí lo han investigado. Por ejemplo, Harford estima que si se pagase una renta básica de 10 libras a cada británico al día (300 libras al mes, 450 euros al mes), costaría 234.000 millones de libras al año algo más que los 217.000 millones que cuesta la Seguridad Social).

Las estimaciones de The Economist

Estos cálculos se hacen tomando como referencia un cambio del gasto de transferencias no relacionadas con la salud, dejando los ingresos fiscales y otras partidas del gasto sin tocar. Según estos cálculos, algunos países de la OCDE podrían pagar 10.000 dólares (8.000 euros) al año, Corea del Sur (2.200 dólares) y México (900 dólares).

Otro método es calcular qué subida de impuestos sería necesaria para pagar una renta básica (para pagar un tercio de la renta per cápita, habría que subir la recaudación fiscal un 15 %).

El autor ve estos puntos débiles:

1) Los cálculos no permiten recobrar la renta básica mediante impuestos a las rentas más altas.

2) No tienen en cuenta los ahorros en gastos administrativos provenientes de eliminar las exigencias de comprobación de recursos y comportamientos.

3) Comparan el coste de una renta básica con el presupuesto social actual y asumen que todas las demás áreas del gasto público se quedarán sin tocar. Pero los Gobiernos siempre pueden elegir realinear las prioridades de gasto (gasto nuclear, "bienestar empresarial" como subsidios a compañías, subsidios agrícolas).

4) Ignoran la enorme variedad de exenciones fiscales y concesiones que han llegado a conformar el sistema fiscal actual (desgravaciones fiscales en la renta personal...). Estas exenciones fiscales selectivas incluyen los impuestos locales y estatales, intereses hipotecarios y donaciones benéficas y cuyo coste en Estados Unidos suman 185.000 millones de dólares al año (lo que daría para pagar una modesta renta básica).

Estudios de viabilidad económica en el Reino Unido

Estos estudios contemplan una "estricta neutralidad sobre el ingreso público" (que la renta básica sea financiada exclusivamente mediante ajustes en los tipos y las desgravaciones del impuesto personal de la renta junto con los ahorros en el gasto anual en bienestar). También calculan el impacto sobre los hogares según tipos y rentas.
Se critica a estos estudios que el presupuesto social actual llevaría a empeorar la situación de muchos hogares de renta baja porque obtendrían menos de una renta básica de lo que obtienen con los actuales subsidios. Una solución es un "programa híbrido" que pague una renta básica además de las prestaciones actuales.

El think-tank Compass comparó el coste de un programa híbrido de transición (61 libras a la semana (90 euros) y las prestaciones ya percibidas como pensiones y ayudas a la vivienda). Costaría 700 millones de libras anuales aboliendo las desgravaciones personales sobre el impuesto de la renta, aumentando la tasa de cotización a la Seguridad Social de las rentas altas y subiendo un 3 % los impuestos a la renta en todos los tramos. Creen que este programa y otro de 10 libras extra a la semana reduciría la pobreza infantil en un 38 % y un 45 % (con las diez libras extra).

Otro programas, como el de Malcolm Torry, estimó el coste híbrido en 50 libras a la semana para gente de 25 a 65 años. Tiene de novedoso que hay un ingreso ciudadano para adultos jóvenes, en la cohorte de 16 a 24 años, de 40 libras a la semana y previa comprobación de recursos).

En estas simulaciones hay "perdedores" en la fase de transición pero recortarían la pobreza infantil en un tercio y beneficiaría a los "exprimidos estratos medios".

La Royal Society of Arts (RSA) ofrece 71 libras a la semana a adultos de 25 a 64 años, 143 libras para mayores de 65 años, 82 libras para el primer niño, 65 para los siguientes de 0 a 5 años y 56 libras para niños y jóvenes de 5 a 24 años. Estas cantidades reemplazarían la mayor parte de las prestaciones actuales. El apoyo a la discapacidad y las ayudas a la vivienda quedan fuera.

El autor señala que estas simulaciones, en las que algunos perceptores de subsidios de renta baja saldrían perdiendo con el cambio, demuestran que "moverse hacia un sistema de renta básica podría ser algo factible y viable económicamente". Incluso si se financiase con el impuesto de la renta y con ahorros compensadores en el gasto social, los incrementos en los tipos impositivos podrían mantenerse dentro de límites razonables y podría reducirse el número de "perdedores" con el cambio.

Costes de la vivienda

Las simulaciones en el Reino Unido también ponen suplementos a la renta básica por discapacidad pero tienen dudas sobre el coste de la vivienda, que se haría separado de la Seguridad Social. Hay un "problema del alquiler" por los altos precios.

Las soluciones de la RSA al alquiler son 1) limitar la reducción 2) transferir el gasto de vivienda a las autoridades locales 3) pagar una renta básica de alquiler a todos los inquilinos financiada con el impuesto al valor del suelo.

Viabilidad económica en otros países
Menciona el "rompecabezas" del profesor de Harvard Greg Mankiw, donde establece dos políticas: 1) dar 10.000 dólares a cada persona (cobrando un 20% en impuestos) y 2) Se dan 10.000 dólares a todo el que lo necesite pero se le quitan 20 centavos a cada dólar que gane. Obviamente, ambos programas son lo mismo (sacarte 20 centavos de cada dólar que ganes es lo mismo que financiar la renta básica con un impuesto a la renta del 20 %).

Efectos dinámicos y de retroalimentación
Se refiere a que la comprobación de recursos crea un "riesgo inmoral" porque tienta a la gente del precariado a entrar en la economía sumergida (y elude cotizar). Pero con una renta básica, habría menos incentivos para ocultar los ingresos extra.
Respecto a la retroalimentación, se refiere a una mejora en la salud mental y física mejor, reduciendo la demanda de servicios sociales y de salud. Esto debería liberar ahorros en los costes y liberar fondos para la renta básica o para servicios públicos mejorados.


Fondos de riqueza social y dividendos sociales
Al final del capítulo, el autor enumera otras formas de financiar la renta básica como aplicar una tasa al carbón, impuestos sobre la renta de la tierra, de transacciones financieras, robotización, herencia o que Google o Facebook paguen por los datos o incluso un fondo de emprendimiento social (en Suecia, salario mixto con renta básica).

El autor dice que su forma preferida de financiar la renta básica sería mediante la construcción de fondos de riqueza soberana (Fondo Permanente de Alaska o Fondo de Pensiones noruego). Se inspira en el trabajo Agathatopia, del premio Nobel James Meade (un país da un dividendo social a sus ciudadanos). No hay que desmantelar la Seguridad Social ni subir los impuestos a la renta al trabajo.

También Peter Barnes propone el "Sky Trust", que cobra impuestos por usar recursos universales (aire, agua, minerales), así como los "construidos socialmente" como el régimen de propiedad intelectual y la infraestructura legal y financiera.

Otra idea (Stewart Lansley) es el "fondo de riqueza social" financiada sobre una carga sobre la propiedad de acciones.

Además, se propone un fondo que reciba el 10 % de los ingresos generados por el "fracking" (lo que parece un soborno para autorizar operaciones que dañen el medioambiente).

El autor concluye que la viabilidad económica es "una cuestión política" porque los impuestos están muy bajos y además hay "gigantescas" exenciones mientras que el programa de protección social es ineficiente.

Capítulo 8

Las implicaciones para el trabajo remunerado y no remunerado

El autor distingue entre trabajo remunerado (profesión) y no remunerado (hogar y ocio, cuidar a los hijos y los ancianos, trabajo doméstico, voluntario de la comunidad). Distingue otros trabajos no pagados: rellenar el formulario del impuesto de la renta, comprar on line, buscar trabajo, y los precariados deben hacer colas, esperar por llamadas...

Standing opina que una renta básica incrementaría tanto la cantidad como la productividad del "trabajo" y podría incrementar también la calidad del ocio (schole, en griego, estar liberado de trabajar). El autor añade que muchas horas extra son "contraproductivas" y dañinas para la salud.

El autor recuerda que en la era terciaria (servicios) el trabajo y el empleo se desdibujan y se hacen fuera de los lugares de trabajo oficiales y del tiempo de trabajo estipulado (y hace que la medición de los horarios sea más arbitraria).

¿La renta básica aumentaría o reduciría la cantidad de trabajo?

Dice que los críticos que afirman que una renta básica reduciría el trabajo remunerado raramente reconocen hasta qué punto los programas actuales ya provocan esto.

Indica que una renta básica resolvería la trampa de la pobreza que surge de al retirada de las prestaciones condicionadas y la trampa de la precariedad asociada a esta (miedo a ser incapaz de recuperar el acceso a las prestaciones si hiciera falta). Animaría a la gente con baja cualificación a entrar en el mercado laboral legal, evitando la economía sumergida y aceptar empleos parciales sin miedo a perder las prestaciones (por ejemplo, gente que cuida a sus padres ancianos).

Experimentos de 1968 a 1980 en Estados Unidos y el Mincome de Canadá revelaron que la renta básica redujo el trabajo pero porque se hizo mediante un "impuesto negativo sobre la renta". Lo que la gente hizo fue reducir sus horas de trabajo de las madres para cuidar ancianos o niños o mejorar sus vidas estudiando o abriendo negocios. Además, el impuesto negativo recompensa la ocultación de empleos (menos ingresos declarados, mayor renta recibida).

La mayoría de la gente dice que ellos seguirían trabajando pese a cobrar una renta básica pero que los demás no lo harían porque "son vagos". Pero la evidencia muestra que los multimillonarios Bill Gates, Warren Buffet y Mark  siguen trabajando pese a ganar millones. Lo mismo ocurre con los ganadores de lotería, que la mayoría siguen trabajando en algo en lo que realmente disfrutaban. Incluso solo el 2 % de los suizos del referendum del 2016 dijeron que dejarían de trabajar si cobrasen una renta básica de 2.500 francos suizos al mes (una suma holgada).

El autor concluye que una renta básica incrementaría la cantidad y "calidad" del trabajo, y aumentaría el trabajo cooperativo.

Respecto al precariado, dice que mejorarían su situación.


Capítulo 9.

Las alternativas

Los Gobiernos, en un contexto de globalización y la precariedad, han propuesto estas alternativa a la renta básica.

1) Salario mínimo legal y "salarios de subsistencia".

Tras restringirse la negociación colectiva y limitado el poder de los sindicatos, como parte de la agenda para hacer los mercados más flexibles, los gobiernos instauraron un "suelo salarial" (salario mínimo) pero esto funciona bien en un mercado con empleos estables a tiempo completo pero no en un sector terciario flexible (donde es difícil o imposible medir el trabajo remunerado).
Los salarios mínimos son difíciles de monitorizar.

Dice que, en términos de principios de justicia social, los salarios mínimos no satisfacen el principio de diferencia de seguridad (no ofrecen mucha seguridad a los grupos más vulnerables de la sociedad y no mejoran la libertad)

2) Seguridad social o nacional

Basados en los programas de Beveridge o Bismarck, se subvenciona de forma cruzada a gente con una baja probabilidad de riesgos asegurados (riesgos contingentes como desempleo, enfermedad, accidentes, discapacidad o embarazo) junto a aquellos que tenían una mayor probabilidad.

El autor dice que estos programas no fueron tan solidarios ni tan universales como se dijo (porque depende de la base de cotizantes pero ahora hay mucho precario y ahora los de rentas altas son reacios a subvencionar a aquellos con riesgos altos).

3) La asistencia social condicionada

Está focalizada en las personas que son pobres.

Ve problemas como que la medición de renta es compleja e implica reglas arbitrarias al fijar los límites.

4) Comida subvencionada y cupones

Se trata de subvencionar alimentos y son políticas focalizadas a los pobres. En la India hay un programa PDS y en Estados Unidos el SNAP (vales de comida). El Estado solo les da lo imprescindible que les falta y solo eso y les protege de las fluctuaciones de los precios.

Hay diversas objeciones: son programas paternalistas, los cupones son caros de suministrar y monitorizar por la burocracia, son menos valiosos que su equivalente monetario (los cupones solo se aceptan en ciertos sitios), requieren comprobaciones de recursos, estigmatizan a los perceptores, promueven la provisión de bienes y servicios de baja calidad, se prestan a la corrupción o a comportamientos rentistas por intereses especiales, y algunos grupos vulnerables se quedan fuera del programa.

5)Trabajo garantizado

Se argumenta se basa en que un desempleado es más infeliz que un trabajador y que, por tanto, el empleo tiene algún tipo de valor intrínseco más allá del ingreso que reportan (sentido de identidad, contribución a la comunidad, estructuración del tiempo, interacción con los trabajadores). En Inglaterra, lo defendió Lord Layard, el "zar de la felicidad" de Tony Blair. Otros proponen "redistribuir" la jornada y reducir los horarios.

Las objeciones son el trabajo garantizado "es un engaño" e irrealista prometer un empleo que encaje con la persona, aproveche sus capacidades, esté bien pagado. Por contra, sería un "trabajillo" de baja productividad y mal pagado (limpiar las calles, reponer estanterías...). Estarán localizados entre la gente joven para prevenir su "marginación". E ignoran la "tasa natural de desempleo" en el que la inflación se mantiene estable.

6) Workfare

El "workfare" es una evolución natural de reformas del estado de bienestar desde los años 80 (que introdujo la condicionalidad en las ayudas). Por ello, hay pobres que "no son culpables" y quienes eligen serlo por errores y fallos personales. Y solo quienes aceptan el trabajo ofrecido por el Estado deben ser "merecedores" de la prestación o será "sancionado". El mantra de la Tercera Vía fue "bienestar solo para el dispuesto a trabajar". Esto hundió la solicitud de prestaciones a cambio de que muchas familias cayeran en una pobreza más profunda.

Las principales objeciones, además del paternalismo, es que aceptar malos empleos rompe la propia búsqueda de empleo. Y tiene efectos distorsionadores sobre el mercado laboral real porque presiona a la baja los salarios e incluso poner en peligro empleos reales.

7) Créditos fiscales

Los créditos fiscales complementan los bajos salarios, deteniéndose en el umbral del ingreso ganado.
Fueron la opción preferida por los gobiernos socialdemócratas en los países industrializados en la ola de enormes presiones a la baja sobre los salarios vinculados a la globalización y los mercados laborales "flexibles". Es un programa muy caro (en EE.UU. cuesta 80.000 millones de dólares que ayudó a 26 millones de solicitantes). En Reino Unido se ligaron al empleo y a hijo para padres.

Las objeciones es que se vuelve a caer en la trampa de la pobreza con tipos impositivos marginales sobre los ingresos del 80 % o más, lo que desincentiva mejorar los ingresos a medida que el crédito fiscal empieza a ser retirado. Son un subsidio al capital (ya que el empleador gana algo por pagar menores salarios) y disuaden de hacer innovaciones. Solo ayudan a las personas con empleo. Hay errores y fraudes.

8) El Crédito universal

Es específico del Reino Unido. Los individuos y los hogares reciben una transferencia mesualmente para complementar la que recibieron el mes anterior, calculado sobre un día particular.

Las objeciones son que no es universal ni un crédito porque trata de integrar seis prestaciones condicionadas y créditos fiscales distintos (solo está diseñado para rentas bajas) y hay condicionalidad de la conducta. Además, los ingresos varían hasta un 30 % de mes a mes y de semana a semana. Caben la trampa de la pobreza (se va retirando si suben los ingresos) y de la precariedad porque hay que esperar 42 días para cobrarlo y los solicitantes se endeudan. Hay que comprometerse a buscar empleo y horas extras y los solicitantes serán monitorizados por "tutores".

9) El impuesto negativo sobre la renta

Fue una idea de Milton Friedman, que él mismo veía como una renta básica. Estaría vinculado a los ingresos o rentas familiares y, como los créditos fiscales en EE.UU., sería pagado por personas de rentas bajas retrospectivamente, después de que acabase el año fiscal. Sería un programa condicionado selectivo.

La cantidad de pago no sería conocida de antemano. Se parecería a un dinero caído del cielo (o a una subvención de capital anual), más que a una fuente regular de seguridad en renta básica.

El autor dice que no sería un vehículo de justicia social porque no se aplicaría a las personas sin empleo o con ingresos demasiado bajos como pagar impuestos (solo en EE.UU. hay 20 millones de personas que no rellenan las declaraciones).

10) Caridad privada

Algunos opinan que el Estado debería retirarse de toda forma de gasto social y dejar que los individuos y las "organizaciones benéficas" cuidasen de la gente necesitada. Dice el autor que "a los libertarianos de derechas les gustaría idealmente confiar en la caridad de forma completa pero no se atreven a sugerir esto" porque una generosidad masiva es esperar demasiado.

Añade que la caridad está basada en un sentimiento de "lástima" (según Hume, es desprecio).

El autor recuerda que la extensión de la caridad refleja los fallos de la asistencia social condicionada, la injusticia de la condicionalidad, las sanciones deliberadas contra la gente vulnerable y por retrasos en las prestaciones,

En definitiva, dice el autor, que la mayoría de las alternativas a la renta básica fallan gravemente en la mayor parte de los principios de justicia social. Se pregunta por qué, a pesar del gasto público creciente, las tasas de pobreza están altas y la movilidad social parece reducirse. Los 126 programas contra la pobreza existentes han producido pocas mejoras, dice el autor.

A partir del capítulo 10

En los siguientes capítulos, el autor estudia los distintos programas de ayuda a los países en desarrollo mediante transferencias monetarias condicionadas o, bien, mediante transferencias incondionales pero solo para ancianos o niños en hogares pobres.

El autor dice que estas medidas están focalizadas hacia los pobres y el umbral de pobreza (algo que fluctúa). En el caso de las transferencias monetarias, se centran en los pobres, exigen condiciones de conducta, se pagan al hogar y no al individuo, y son experimentos a corto plazo.

Standing menciona varios experimentos piloto con renta básica:

- En Namibia (en el pueblo de Otvijero-Omitara). Hubo más asistencia al colegio, cayeron los delitos e incluso se montó un comité asesor de renta básica.

- En la India, hubo tres pruebas coordinadas por SEWA. A familias con la tarjeta BPL le daban dinero para comprar trigo, azúcar o queroseno.

Según el autor, las pruebas piloto de renta básica en Namibia y la India proveyeron de historias convincentes. El pago era básicamente en efectivo, mensual, sobre una base individual, a todo el mundo y de forma incondicional. Eso permitió identificar los efectos individuales, domésticos y comunitarios.

Capítulo 11.

Menciona las pruebas piloto de:

- la Seguridad Social en Finlandia promovidas por KELA para promocionar el empleo

- los municipios holandeses (lo ve como ingeniería social paternalista porque impone condiciones más duras de empleo que las actuales)

-la provincia canadiense de Ontario (parece el más prometedor pero excluye a niños y ancianos)

- Y Combinator, de California. Se aplica en Oackland y se dan 20 millones de dólares a 100 familias seleccionadas aleatoriamente durante cinco años. Es promovido por Sam Altman, joven inversor de capital riesgo.

- GiveDirectly, Kenia (promovido por una organización benéfica de California) para dar 30 millones de dólares en los pueblos de dos condados keniatas.

- Renta financiada por "crowdfunding".

El autor dice que las pruebas piloto no pueden comprobar y evaluar las justificaciones fundamentales de la renta básica (la justicia social, la libertad y la seguridad económica). Dice que estos programas deberían ser llevados a cabo con gobiernos. Ve tácticas moralmente dudosas extraídas de la economía conductual. Sería una cobertura de algo así como el "workfare" porque las pruebas piloto probarían los "incentivos al trabajo" y los tipos de condicionalidades. El autor insiste en que la verdadera renta básica es universal, incondicional e individual.

Cree que la presión pública ayudaría a implementar este programa.

Apéndice

Estas son las ideas para implantar una prueba piloto de renta básica "de verdad"

- Los pagos deben ser en efectivo, universal, de forma predecible y estable, no focalizada, no selectiva, a cada individuo, no hacer cambios de políticas

- El diseño de la prueba debe ser claro y sostenible, debe mantenerse constante

- El piloto debe ser lo suficientemente grande

- La duración debe ser lo suficientemente larga

- Deberían emplearse grupos de control aleatorios

- Deberían existir encuestas de referencia

- Deben llevarse a cabo encuestas de evaluación regularmente

- Debería emplearse información clave

-El análisis debería abordar los efectos multinivel

- Las evaluaciones deberían cubrir tanto los efectos de actitud como los conductuales

- Deberían explicitarse las hipótesis antes de que se lance el piloto

- El coste y el presupuesto deben ser realistas

- La muestra debe ser tan constante como sea posible

- Se debe monitorizar el mecanismo de transferencia

- Deberían tenerse en cuenta los efectos sobre la agencia a la "voz"

Epílogo
Sobre la viabilidad en España (Daniel Raventós y David Casassas)

Consideran, en un estudio en el que coparticiparon, que en España la implantación de la renta básica debe autofinanciarse sin generar un déficit neto estructural, que su impacto distributivo sea altamente progresivo, que más del 50 % de la población con menos ingresos gane renta neta con respecto a la situación actual, que los tipos impositivos reales o efectivos tras la reforma del modelo (es decir, una vez considerados no solo los nuevos tipos nominales del IRPF, sino también el efecto de la renta básica) no sean excesivamente elevados.
Otorgarían 7.471 euros anuales (622 euros mensuales) a los adultos, un 20 %  a los menores (124 euros al mes), lo que está dentro del umbral de pobreza. El 80 % de la población saldría ganando.

Dicen que la renta básica en España se puede financiar.