domingo, 27 de septiembre de 2020

Actualización: "La era del capitalismo de vigilancia", de Shoshana Zuboff (2019)

 ACTUALIZACIÓN

Reseña / resumen de "La era del capitalismo de vigilancia", de Shoshana Zuboff (2019)

Link al resumen original y actualizado:

Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Derecho y Sociología

Sociología, capitalismo, redes sociales, big data, Internet, sociedad de la información

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Ficha técnica


Título: “La era del capitalismo de la vigilancia”

Subtítulo: La lucha por un futuro humano frente a las nuevas fronteras del poder


Título en inglés: “The Age of Surveillance Capitalism”


Autora: Shoshana Zuboff


Publicado en inglés en 2019


Editorial en español: Paidós, Editorial Planeta, Barcelona, 2020


Número de páginas: 910


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Biografía oficial de la autora (hasta 2020)


Shoshana Zuboff es autora de tres obras, cada una de las cuales ha aparecido en el inicio de una nueva era tecnológica. A finales de la década de los 80, In the Age of the Smart Machine [En la era de la máquina inteligente] anticipó la revolución que los ordenadores provocarían en los lugares de trabajo. A finales del siglo XX, The Support Economy [La economía de soporte] predijo el auge del capitalismo digital y de los servicios creados a medida del consumidor. La era del capitalismo de vigilancia pone al descubierto un mundo en el que los usuarios ya no son meros clientes sino la materia prima de un nuevo sistema industrial. La doctora Zuboff es emérita de la Harvard Bussines School y profesora asociada en el Berkman Center for Internet and Society de la Harvard Law School.


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Texto de la contraportada


“En esta obra magistral por la originalidad de sus ideas y las investigaciones en ella expuestas, Shoshana Zuboff nos revela el alarmante fenómeno que ella ha denominado “capitalismo de la vigilancia”. Está en juego algo de la máxima importancia; toda una arquitectura global de modificación de la conducta amenaza con transfigurar la naturaleza humana en el siglo XXI de igual modo a como el capitalismo industrial desfiguró el mundo natural en el siglo XX.


Gracias al análisis de Zuboff, cobran vida de forma gráfica las consecuencias del avance del capitalismo de la vigilancia desde su foco de origen en Silicon Valley hacia todos los sectores de la economía. Hoy se acumula un enorme volumen de riqueza y poder en unos llamados “mercados de futuros conductuales” en los que se compran y venden predicciones sobre nuestro comportamiento, y hasta la producción de bienes y servicios se supedita a un nuevo “medio de modificación de la conducta”.


La amenaza que se cierne sobre nosotros no es ya la de un Estado “Gran Hermano” totalitario, sino la de una arquitectura digital omnipresente: un “Gran Otro” que opera en función de los intereses del capital de la vigilancia. El exhaustivo y turbador análisis de Zuboff pone al descubierto las amenazas a las que se enfrenta la sociedad del siglo XXI: una “colmena” controlada y totalmente interconectada que nos seduce con la promesa de lograr certezas absolutas a cambio del máximo lucro posible para sus promotores, y todo a costa de la democracia, la libertad y nuestro futuro como seres humanos.


Estamos en una coyuntura crítica en la confrontación entre el vasto poder de las empresas de alta tecnología y el gobierno, la lógica económica oculta del capitalismo de vigilancia y la propaganda de la supremacía de las máquinas que amenazan con moldear y controlar la vida humana. ¿Amenazarán los nuevos métodos descarados de ingeniería social y modificación del comportamiento la autonomía individual y los derechos democráticos? ¿Introducirán nuevas formas extremas de desigualdad social? ¿O la promesa de la era digital será de empoderamiento individual y democratización?


La era del capitalismo de la vigilancia ofrece un análisis lucido y revelador de las futuras batallas que, en el próximo capítulo del capitalismo, decidirán el significado de la civilización de la información en el siglo XXI. La cuestión es si seremos los dueños de la información y las máquinas, o sus esclavos.


Sin apenas resistencia en la legislación o en la sociedad, el capitalismo de la vigilancia va camino de dominar el orden social y determinar el futuro digital... si no se lo impedimos antes”.


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ÍNDICE


Introducción


  1. Hogar o exilio en el futuro digital



Primera parte


Los fundamentos fundacionales del capitalismo de la vigilancia


  1. Nueve de agosto del 2011. Preparación del escenario.


3, El descubrimiento del excedente conductual


4, El foso alrededor del castillo


  1. La elaboración del capitalismo de la vigilancia: secuestrar, acaparar, competir


  1. Secuestrados: la división del aprendizaje social


Segunda parte


El avance del capitalismo de la vigilancia


  1. El negocio de la realidad


  1. Rendición-conversión (rendition): de experiencias a datos


  1. Redición-conversión (rendition): desde las profundidades


  1. Haz que bailen

  2. El derecho al tiempo futuro


Tercera parte


Poder instrumentario para una tercera modernidad


  1. Dos especies de poder


  1. El Gran Otro y el auge del poder instrumentario


  1. Una utopía de certeza


  1. El colectivo instrumentario


  1. De la vida en la colmena


  1. El derecho de asilo y refugio


Conclusión


  1. Un golpe desde arriba


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RESUMEN

La autora define el capitalismo de vigilancia como:


  1. Nuevo orden económico que reclama para sí la experiencia humana como materia prima gratuita aprovechable para una serie de prácticas comerciales ocultas de extracción, predicción y ventas.


  1. Lógica económica parasitaria en la que la producción de bienes y servicios se subordina a una nueva arquitectura global de modificación conductual.



  1. Mutación inescrupulosa del capitalismo caracterizada por grandes concentraciones de riqueza, conocimiento y poder que no tiene precedente en la historia humana.



  1. El marco fundamental de una economía de la vigilancia.



  1. Amenaza tan importante para la naturaleza humana en el siglo XXI como lo fue el capitalismo industrial para el mundo natural en los siglos XIX y XX.


  1. Origen de un nuevo poder instrumentario que impone su dominio sobre la sociedad y plantea alarmantes contradicciones para la democracia de mercado.


  1. Movimiento que aspira a imponer un nuevo orden colectivo basado en la certeza absoluta.


  1. Expropiación de derechos humanos cruciales que perfectamente pueden considerarse como un golpe desde arriba: derrocamiento de la soberanía del pueblo.



En la primera parte del libro la autora aborda la cuestión de los elementos fundacionales del capitalismo de la vigilancia: sus orígenes y su fase temprana de elaboración.

El capítulo 2 expone cómo se creó el marco propicio para que el capitalismo de vigilancia hiciera su triunfal acto de aparición. La autora dice que no bastan con las explicaciones superficiales, como la comodidad y gratuidad de los servicios. Habla de la colisión que se produjo durante varios siglos en la “individualización” que ayudó a que lo digital entrara en las vidas cotidianas de la gente. Por un lado, la gente quería ser autónoma pero por otro estaba sometida a tres décadas de régimen de una economía de mercado neoliberal en la que nuestra valía y necesidades de libre determinación individual autónoma se ha visto boicoteada, lo que genera dolor y frustración. Eso hizo que la gente buscase sustento en Internet y se doblegase al “draconiano” quid pro quo ofrecido por el capitalismo de vigilancia.


La autora aborda después cómo se inventó el capitalismo de vigilancia y su evolución en Google, partiendo de las “leyes del movimiento”. La autora dice que Google impuso un desprecio a la vida privada como por la integridad moral del individuo. El capìtalismo de vigilancia se creyó con derecho a invadir a voluntad, a usurpar los derechos de decisión individuales en beneficio de la vigilancia unilateral y de la extracción autoautorizada de la experiencia humana para lucro de otros.

La autora recalca que había una ausencia de legislación que impidiese esto porque había intereses también de las agencias de inteligencia de los Estados y por la tenacidad de las corporaciones.

Las grandes compañías (Google y sus competidores) tienen grandes asimetrías de conocimientos y poder y se ha creado una especia de división del aprendizaje social.


En la segunda parte del libro, la autora aborda la migración del capitalismo de vigilancia desde el entorno digital hasta el mundo real como consecuencia de los productos predictivos que se aproximen a la certeza absoluta. Hay un negocio de la realidad (la experiencia humana es la materia prima para convertirse en datos conductuales). Se efectúa bajo el paraguas de la personalización. Pero además, las compañías también han aprendido a “moldear” nuestro comportamiento para que favorezca resultados comerciales. Pone como ejemplo el juego de realidad virtual Pokemon Go.


La tercera parte examina el auge del poder instrumentario y su manifestación en una infraestructura computacional ubicua, sensitiva e interconectada en red (el Gran Otro), lo que genera una visión de la sociedad antidemocrática. El instrumentalismo no es un totalitarismo sino algo diferente, un mercado con certeza total, algo inimaginable fuera del ámbito digital.

Primero el capitalismo de vigilancia migró del mundo virtual al real, luego del real al social (una especie de mente colmena; las máquinas afinan la sociedad).

Finalmente, la autora explica cómo el capitalismo de vigilancia se desvía del libre mercado hasta dar un “golpe por arriba” (derrocan la soberanía del pueblo) para dominar territorios humanos, sociales y políticos. Propone que el pueblo invierta el proceso.



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Nota: resumen elaborado a partir del extracto publicado por Le Monde Diplomatique (enero 2019, portada y páginas 22 y 23) y de El País (27-09-2020)

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Ficha técnica

Título original en inglés: "The Age of Surveillance Capitalism: The Fight for a Human Future at the New Frontier of Power"

Autora: Shoshana Zuboff

Publicado por Public Affairs, Nueva York, 2019

Traducción al español: Traducción del primer cápitulo en Le Monde Diplomatique (enero 2019, portada y páginas 22 y 23)

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Biografía de la autora Shoshana Zuboff (hasta el 2019)

Shoshana Zuboff es profesora emérita en la Harvard Business School. Autora de "The Age of Surveillance Capitalism"

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Resumen del extracto publicado en Le Monde Diplomatique (español) en enero del 2019

Comentarios iniciales: La autora se suma a la corriente de expertos (Lanier, Morozov y otros) que cuestionan la arquitectura de las redes sociales con sus métodos para extraer datos de los usuarios de forma masiva. Ya no es solo que las grandes tecnológicas de Silicon Valley invadan la esfera privada e intimidad del usuario, o que no les paguen por sus datos ni por los contenidos que crean, sino que además ahora pretenden modificar el comportamiento y la conducta de esos usuarios, en base a esa vigilancia y extracción masiva de datos. La manipulación de los usuarios, ya sea con fines comerciales o políticos, es cuando menos "preocupante" en un sistema democrático de libre competencia de mercado. Recuerda que la historia del capitalismo consiste en captar cosas ajenas a la esfera comercial para convertirlas en mercancía.

[Nota del lector: A mayores, la autora se adentra en un viejo debate entre economistas teóricos: la existencia de un socialismo altamente tecnificado, una economía planificada que extrae y computa datos masivos de los ciudadanos para predecir con exactitud los comportamientos y demanda  de los consumidores de forma que genera la misma información que habrían transmitido los precios en el libre mercado (Hayek)]. 

La tesis de la autora es que la telemática ha inaugurado una nueva era, la del control del comportamiento. Esta nueva economía de la acción y el empuje "reinventa" al usuario a través del poder de los grandes conglomerados (aseguradoras, tecnológicas...) y mediante sus medios de modificar comportamientos. El negocio está en generar certezas lucrativas.

La autora explica que Google mutó en el año 2000 para transformar su publicidad, Internet y la propia naturaleza del capitalismo de la información "en un proyecto de vigilancia formidablemente lucrativo". Dirigía la publicidad digital a personas concretas.  Señala que el capitalismo de la vigilancia (extraer una plusvalía de nuestro comportamiento con fines concebidos por otros) se impuso como "el modelo por defecto" del capitalismo de la información en la Red. 
Añade que la "economía de la vigilancia" se basa en un principio de subordinación y de jerarquía (ya no hay reprocidad entre empresas y usuarios). La autora dice que ya ni siquiera somos el "producto" que vende Google (como se decía antes) sino "los objetos cuya materia se extrae y se inyecta en fábricas de inteligencia artificial de Google que fabrican los productos predictivos vendidos a los verdaderos clientes: las empresas que pagan por competir en los nuevos mercados ligados al comportamiento".
Parafraseando a Polanyi y sus tres clases de mercancía, la autora ve una cuarta clase de mercancía: el fruto de la expropiación de las experiencias humanas reales que renace como "comportamiento" para realizar predicciones (el pronóstico es lo que se compra y vende). Las cadenas de montaje producen "certeza".
Surge así lo que ella denomina "imperativo de extracción" (La primera dimensión sería recopilar todos los datos posibles de cada usuario; hasta cómo duerme o de qué habla por la mañana. La segunda dimensión sería la profundización (explorar nuestras particularidades más íntimas). El resultado es que nuestras casas se encuentran en el "punto de mira" del capitalismo de vigilancia (según la autora).
Shoshana Zuboff señala que la lógica de ganancia es que el método más seguro para predecir el comportamiento sigue siendo la intervención en el origen: "moldear" la conducta. Es lo que bautiza como "economías de acción" (software diseñado para intervenir en situaciones reales sobre personas y cosas reales dándoles un "empujoncito" (leáse al Nobel experto en "empujes"). Son acciones que modifican el comportamiento del usuario en direcciones concretas (el famoso caso de que si no pagas el seguro del coche, se apaga el motor, apagarse la nevera si eres obeso o apagarse la tele si tienes que madrugar). Ellos componen la música y esta los hace bailar.
Dice que el juego virtual Pokemon Go se convirtió en "el laboratorio vivo de modificación de comportamientos que conjugaba fácilmente escala, alcance y acción".
Ve una siniestra paradoja: los nuevos instrumentos internacionales de modificación del comportamiento suponen una nueva "era reaccionaria": el capital es autónomo y los individuos heterónomos (justo lo contrario de una plenitud democrática).

El libro arranca con la historia de un vecino de Nueva Jersey en el verano del 2016 que estaba en su casa cuando timbraron a su puerta unos adolescentes con sendos móviles. Le pedían permiso para capturar un nuevo tipo de "Pokemon Go" que habían visto en su jardín. La autora señala que este juego de "cazar" mascotas virtuales (realidad aumentada) fue uno de los más populares y que ayudó a lograr ciertos intereses comerciales y que los usuarios estaban siendo utilizados por el que denomina "capitalismo de vigilancia", que califica como "una lógica audaz y sin precedentes". 
[nota del lector: aunque la autora no lo cita expresamente, Google estaba cartografiando todo el mundo pero había lugares por los que no pasaban sus coches por ser zonas peatonales, o boscosas: ¿qué tal si los usuarios-peatones se dedicaban a mapear gratis esos lugares intransitables a la caza de Pokemons].

Señala que Pokemon Go (creada por Niantic Labs) fue un gran experimento de "economía de acción" porque recopilaba muchos datos, además de hacer más "frecuentes" unos sitios que otros (allí donde había que poner la publicidad, pagada a coste de visita). O sea, estaban llevando a la gente a unos "sitios precisos" en los que gastar el dinero en el mundo real.

La autora retrocede al año 1999, cuando Google aún carecía de una estrategia para dar dinero a sus inversores. Tras el estallido de la burbuja de las punto.com en el 2000, Google prestó más atención a su departamento de publicidad (AdWorks), que solo tenía siete personas. Empezaron a generar información mediante publicidad selectiva según el perfil del usuario (información que se deducían de sus hábitos de búsqueda, documentos descargados...). Se trataba de determinar los perfiles de los usuarios y utilizarla para difundir anuncios publicitarios y mejorar las predicciones de comportamiento del público o, como dice la autora, de "leer los pensamientos" del cliente.

Los datos de comportamiento pasaron a ser la materia prima esencial para construir un mercado de la publicidad dinámica digital. Esta "plusvalía del comportamiento" (medida en ratio de clics) y beneficio exponencial se basaba en deducir los pensamientos, sentimientos, intenciones e intereses de los individuos sin necesidad de su consentimiento (era una extracción de datos automatizada). Lo denomina "espejo sin azogue" que generó una asimetría de saber y poder.

La técnica de Google para extraer cualquier información útil consistía en evaluar el contenido de una página y ver cómo interactuaban los usuarios. Al servicio se le llamó AdSense en el 2004 y generó decenas de miles de millones de dólares en un lustro.

Según la autora, en los últimos años proliferan los productos destinados a interpretar, seguir, almacenar y comunicar datos de comportamiento (hay termómetros, cepillos de dientes inteligentes y camas inteligentes que recopilan datos biométricos).

Entre las más interesadas en la economía del "empujón" o de inducir al comportamiento gregario, la autora apunta a las aseguradoras para "minimizar los riesgos". El plan es seguir y sancionar el comportamiento del asegurado en tiempo real (lo que se llama "behavioral underwriting" (seguro basado en el comportamiento), e incluso subir las tarifas en tiempo real o bloquear el coche a distancia.

[nota del lector: La tesis del "pequeño empujón" fue defendida en el libro "Un pequeño empujón (Nudge)", de Richard H.  Thaler y Cass R. Sunstein (2008). Se basa en pequeñas acciones para que alguien cambie de conducta "por su bien" (estudie más, adelgace...), razón por la cual, se le critica por paternalista. 
Richard H. Thaler fue premio Nobel de Economía en 2017 y el resumen del libro puede verse en: 
https://evpitasociologia.blogspot.com/2017/12/un-pequeno-empujon-nudge-de-richard-h.html ]


Referencias a Polanyi
La autora  Shoshana Zuboff hace una referencia a "La gran transformación", de Karl Polanyi (1944), el cual describe en su ensayo el advenimiento de una economía de mercado autorreguladora mediante el advenimiento la invención de tres "mercancías ficticias": 1) La vida humana subordinad a las dinámicas de mercado (trabajo que se compra y se vende) 2) la naturaleza que pasa a ser propiedad territorial 3) el intercambio convertido en comercial y resucitado en dinero.

Resumen del extracto publicado por El País el 27 de septiembre del 2020

Según la autora, el capitalismo de vigilancia usan los datos de comportamiento para mejorar los productos o servicios de sus clientes pero también usan el resto como "excedente conductual privativo ("propiedad"), que se usa para la inteligencia de máquinas con los que fabrican productos predictivos lo que cualquier persona hará ahora, en breve y más adelante. Los productos predictivos se venden en los mercados de futuros conductuales. Más adelante, se afinó el proceso para "empujar" al usuario a conductas rentables, por lo que las máquinas están "moldeando" automáticamente nuestro comportamiento  y el objetivo es "automatizarnos" a nosotros mismos.

La autora habla de un nuevo poder: el "instrumentalismo" (conoce el comportamiento humano y le da forma, orientándolo hacia los fines de otros). Los tentáculos alcanzan hasta los inocentes jugadores de Pokemon Go para que vayan a comer a ciertos restaurantes o hacer compras. También se expropia este excedente del perfil de Facebook.

Dice que fue Google el que inventó el capitalismo de vigilancia y sufragó su investigación, y se le sumaron Facebook y Microsoft y, previsiblemente, Amazon. Falta Apple, que tiene un debate interno.

Google entró en un terreno desconocido de Internet y creó los negocios a ritmo vertiginoso sin que las instituciones públicas ni los particulares fueran capaces de seguirlo.

El modelo se ha expandido no solo en los nuevos negocios de Internet (más allá de la publicidad) sino también "off-line" (en el parque,  al aparcar, al desayunar, la navegación en línea, los me gusta). Ahora afecta a sectores como los seguros, comercio minorista, finanzas, dispositivos domésticos inteligentes, seguros conductuales... Dice que pagamos por ser dominados. No hay ningún intercambio, solo un gancho para atraer y exprimir nuestras experiencias para los fines de otros. Dice que no somos clientes del capitalismo de vigilancia sino que somos su fuente de alimento y cada vez es más difícil escapar de su tecnología avanzada de extracción.

lunes, 21 de septiembre de 2020

"Capitalismo, nada más", de Branko Milanovic (2019)

 Resumen del libro "Capitalismo, nada más", de Branko Milanovic (2019) 

Resumen del libro original y actualizado en:

https://evpitasociologia.blogspot.com/2020/09/capitalismo-nada-mas-de-branko.html

Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Derecho y Sociología

Sociología, capitalismo, Economía, meritocracia, ascenso social, estructura social

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500 RESÚMENES DE LIBROS  DE ECONOMÍA Y SOCIOLOGÍA

"DE ADAM SMITH A LA INFLACIÓN EN POSTPANDEMIA (1776-2023)"

por E.V.Pita (2023)

Link al compendio de resúmenes:

Descargar en PDF en este enlace:
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Ficha técnica

Título: "Capitalismo, nada más"

Subtítulo: El futuro del sistema que dominará el mundo

Título en inglés: "Capitalism, Alone: The Future of the System Than Rules the World"

Autor: Branko Milanovic 

Fecha de publicación en inglés: 2019, Harvard College

Editorial en español: Taurus, Penguin Random House Grupo Editorial,  Barcelona, 2020

Número de páginas: 365

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Biografía del autor Branko Milanovic (hasta 2020)

Branko Milanovic nació en 1953 y es un economista y autor serbioestadounidense especialista en desigualdad económica. Profesor en el Stone Center on Socio-Economic Inequality del Graduate Center, en la Universidad de New York City (CUNY), fue economista principal en el Departamento de Investigación del Banco Mundial. Entre sus libros cabe destacar Desigualdad mundial y Los que tienen y los que no tienen.

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Texto de la contraportada

"¿Cómo lograr un mundo más justo ahora que el capitalismo domina el mundo?

Por primera vez en la historia toda la humanidad está dominada por un único sistema: ya todos somos capitalistas. El destacado economista Branko Milanovic sostiene que el capitalismo ha triunfado porque funciona: ofrece prosperidad y satisface los deseos humanos de autonomía. Pero lleva aparejado un precio moral, pues nos conduce a ver el éxito material como el objetivo final. Además, no ofrece garantías de estabilidad.

Milanovic explica las razones de este éxito y examina los dos modelos en competencia por el liderazgo mundial. En Occidente, el capitalismo liberal se tambalea bajo el peso de la desigualdad y el exceso. Y ese modelo compite hoy con un capitalismo político, ejemplificado por China, que muchos consideran más eficiente, pero que lleva intrínseco una mayor corrupción y descontento social.

Mirando hacia el futuro, reniega de los profetas que vaticinan cualquier desenlace inevitable - sea este la prosperidad mundial o el desempleo masivo impulsado por robots -. El capitalismo es un sistema arriesgado, pero humano. Nuestras elecciones determinarán el modo en que nos sirva.

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ÍNDICE

1. Los contornos del mundo de la pos-Guerra Fría

2. Capitalismo meritocrático liberal

3. Capitalismo político

4. Interacción entre capitalismo y globalización

5. El futuro del capitalismo global

Apéndice A. El lugar del comunismo en la historial global

Apéndice B. La hipercomercialización y la "mano invisible" de Adam Smith

Apéndice C. Algunas cuestiones y definiciones metodológicas.

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RESUMEN

Comentarios iniciales: En esencia, el autor aborda cómo el capitalismo se ha desdoblado en dos vertientes: el capitalismo meritocrático liberal (Occidente) y el capitalismo político (China).

Branko Milanovic aborda la desigualdad y el tema de moda, que es el fracaso de la meritocracia y del ascenso social. La sociedad del mérito (un ideal neoliberal) es estudiado recientemente por diversos autores en libros como "The illusion of Meritocracy" (un proyecto del sociólogo alemán Steffen Mau), La tiranía del Mérito (de Michael Sandel), Happycracia (de Eva Illouz y Edgar Cabanas), entre otros autores, y "Capitalismo, nada más", de Branko Milanovic.

En esencia, la proclama liberal señala que dado que todos somos iguales ante la ley y hay igualdad de oportunidad (educación gratuita, créditos para estudiar en la universidad, becas), es nuestra culpa si no nos esforzamos más para lograr el éxito. Es un poco, la sociedad del mérito: alguien con talento puede alcanzar la cumbre. Sin embargo, los autores que están trabajando en la desigualdad han encontrado un hecho misterioso: los grandes triunfadores proceden de familias que ya tenían capital (y que ya habían nacido con un pan bajo el brazo) o eran de clase media alta. Es muy difícil encontrar a alguien de origen humilde, aunque los hay. Pero la inmensa mayoría de los universitarios en EE.UU. (símbolo de triunfar) son de clase media-alta que pueden pagar los estudios aunque sean unos estudiantes perezosos. Los malos estudiantes de clase baja o de pocos ingresos, difícilmente alcanzarán la universidad. Es un poco la tesis de la que arranca Milanovic.

Define el "capitalismo meritocrático liberal" tomando los términos "meritocrático" y "liberal" de la propuesta de igualdad formulada por John Rawls en Teoría de la Justicia (1971). Dice que la igualdad meritocrática es un sistema de libertad natural en el que las profesiones están abiertas al talento y no existen obstáculos legales a los individuos alcanzar una posición en la sociedad. La igualdad liberal es más equitativa porque corrige la transmisión de propiedades imponiendo gravámenes a las herencias e incluye la educación gratuita. Por tanto, dice Milanovic, el  "capitalismo meritocrático liberal" plantea cómo se producen y se intercambian los bienes y servicios (capitalismo), cómo se distribuyen estos entre los individuos (meritocrático) y cuánta movilidad social existe (liberal).

El autor sigue el camino marcado por el economista francés Piketty en su libro El capital del siglo XXI, en el que establece que la renta de capital crece más rápido que los salarios, algo que siempre fue así pero que desde 1980 se observa con más facilidad al congelarse el poder salarial (salvo para los superejecutivos).
Milanovic añade algo más: no solo los más pudientes ganan más dinero con sus rentas (acciones, fondos de inversiones), sino que además ganan sueldos supermillonarios como directivos (aunque tienen que trabajar, ganan mucho dinero que añaden a sus arcas). Y no solo eso, buscan esposas que también sean superdirectivas o universitarias con sus mismos valores, lo que supone un salario extra más al hogar.
Haciendo cuentas, si un mecánico (sueldo de 60) se casa con una cajera de supermercado (sueldo de 20), su salario será de, por ejemplo, 60 + 20 = 80 unidades. La otra familia de superejecutivos, uno gana un salario de 100 y ella de 40, por lo que la suma es de 140. El autor dice que la diferencia entre hogares se ha aumentado todavía más. El hecho de que haya homogamia (emparejamiento selectivo) entre las clases altas (van a las mismas universidades, tienen la misma cultura y gustos) impide que el ascenso social se pudiese hacer por medio del matrimonio, ya que ahí todo el pescado está vendido. Da igual con quien se casen, será con una de los suyos, y todos los universitarios "de bien" tendrán el mismo tipo de vida tarde o temprano. A las clases humildes les deja poco margen para el "ascensor social" a través del matrimonio.

El autor también define otro concepto: "homoplautia" (hogares con una renta del trabajo y del capital elevadas; homo=iguales; plautia=riqueza). Según dice, la homoplautia está aumentando.

El autor diferencia entre dos tipos de capitalismo: el anterior a 1970, que era el tradicional, con familias rentistas y la mujer como ama de casa y el llamado capitalismo meritocrático, en el que incluso los ricos tienen que trabajar, donde la brecha de desigualdad se agranda aún más porque, en el caso de las familias más acomodadas, a las rentas del capital añaden las de sus astronómicos salarios. 

Aunque el capitalismo meritocrático podría beneficiar teóricamente a la clase media, lo cierto es que para estas familias también se agranda la brecha, ya que raramente invierten en rentas que no sean las inmobiliarias (compra de casa en propiedad), la cual genera una renta menor que las acciones y fondos. Y no solo eso, sino que para jugar con una cartera de acciones rentable, hay que saber, por lo que es probable que el ahorrador de clase media que se aventura, pierda dinero.

El autor ve un problema de falta de igualdad de oportunidades para que todos, independientemente de su origen, tengan una educación de calidad, cultura de la rentabilidad... Ese efecto redistribuidor podría hacerse a través de más impuestos pero ocurre justo lo contrario, que disminuyen para los más adinerados, por lo que la brecha continúa agrandándose.

Milanovic sostiene que el capitalismo meritocrático, surgido a partir de Reagan y Thatcher, creó una falsa ilusión de que cualquiera podía enriquecerse cuando lo que hizo fue perpetuar las desigualdades existentes en los años 70 e incluso agrandarlas mucho más porque los salarios bajaron para los más pobres (precarización) y las clases medias se vieron apartadas por la automatización y la globalización.

La conclusión es que el capitalismo meritocrático liberal no puede corregir estas desigualdades (como la homogamia o la homoplautia, que aumentan la desigualdad en cada nueva generación).

El autor hace hincapié en la división del producto neto entre propietarios y trabajadores, las personas ricas por capital y personas ricas por trabajo, los modelos de matrimonio, la transmisión intergeneracional de la desigualdad, el carácter complejo del capitalismo meritocrático liberal, la maldición de la riqueza, una prima por la formación del matrimonio, el declive de la movilidad relativa, y los límites de lo que pueden hacer los impuestos y las ayudas económicas.

También examina utopías libertarias según las cuales un Estado pequeño solo puede alcanzarse mediante políticas protocomunistas. Estudia el posible caso de la desconcentración de la propiedad de capital y el acceso igualitario a una educación de la misma calidad.

Respecto a la clase alta que se autoperpetúa, esta es la que tiene la política controlada por el 1 % más rico. Se aferran al poder y la riqueza. La élite prefiere una educación cara porque refuerza su poder. A ello se suma su patrimonio heredado. El autor se pregunta ¿Cuán abierta está la clase alta a los intrusos? Y añade: ¿Qué pensar de la élite actual en el capitalismo meritocrático liberal?

Capitalismo político

Con el capitalismo político, Milanovic se refiere básicamente a China, un país gobernado por un único partido (el Partido Comunista Chino) pero que, a nivel económico, sigue bastantes reglas de mercado capitalistas.
El autor hace un repaso a la historia del comunismo aclarando la terminología entre comunismo y socialismo, y estudia el papel del comunismo dentro de los relatos históricos marxista y liberal. Admite que la dificultad a la hora de abordar el comunismo es generalizada.

En este capítulo, el autor señala que el liberalismo no ha podido explicar la Primera Guerra Mundial en 1914 (porque se suponía que el comercio mundial del siglo XIX expandía la paz) aunque sí lo hacía el marxismo (competencia entre países capitalistas y colonialistas por los recursos mundiales). Por contra, la caída del comunismo en 1989 es inexplicable para los teóricos marxistas (porque se suponía que era la sociedad perfecta) mientras que el derrumbe del muro de Berlín es completamente lógico para los liberales (el liberalismo es el mejor sistema y el fin de la historia).
El autor sostiene otra teoría: para una rápida industrialización de los países subdesarrollados o agrícolas, el capitalismo y el colonialismo son sistemas muy lentos mientras que el poder del Estado del comunismo es mucho más eficaz a la hora de pasar de una sociedad agrícola a otra industrial, por lo que no funciona bien en los países avanzados o ha sido un fracaso mientras que en los más atrasados a principios del siglo XX (como Rusia, China o Vietnam) fue muy eficaz. En realidad, era una mezcla de socialismo y de capitalismo de Estado, pues era el impulsor de infraestructuras necesarias como carreteras, embalses, centrales eléctricas... El Estado podía dirigir los recursos hacia este tipo de obras rentables para la economía. Es lo que él llama "capitalismo político" que funcionó muy bien en China, Vietnam o Singapur.

 El autor recalca que fueron necesarias varias revoluciones para llevar el capitalismo al Tercer Mundo y que, en contra de lo que decía Marx, el socialismo tuvo menor éxito en los países desarrollados. Dice que en China, Deng fue el padre fundador del capitalismo político moderno.

El capitalismo político tiene unas características sistémicas

1) Burocracia (administración) eficiente
2) Ausencia del imperio de la ley
3) Autonomía del Estado

Las contradicciones que derivan del sistema son:

1) El conflicto entre burocracia y ausencia del imperio de la ley, entre la necesidad de una gestión impersonal de los problemas, imprescindible para una buena burocracia y la aplicación discrecional de las leyes.

2) La contradicción entre la corrupción endémica generada por la ausencia del imperio de la ley y la base sobre la que descansa la legitimidad del sistema.

Dice que esto hace aumentar la desigualdad en China de forma creciente, más en el área rural porque el capitalismo chino ha hecho impulsar los salarios de los empleados cualificados de las ciudades ha aumentado frente a los no cualificados del campo. Sigue patrones estructurales (desplazamiento del rural a las ciudades, expansión industrial en las ciudades) así como el aumento de la parte de la renta del capital, así como los "efectos distributivos" de la corrupción.

Entre las ventajas del capitalismo político para los que están en el poder es que los dirigentes están aislados de la presión directa de la opinión pública, tienen la oportunidad de aprovecharse de su poder político y convertirlo en beneficios económicos y no tienen que hacer frente a la imposición de límites temporales institucionalizados a su dominio. Pero el capitalismo político, dice el autor, también proporciona ventajas a la población (por su capacidad técnica para construir carreteras, etc) y, además, mucha gente, incluso en Occidente, no presta mucha atención ni sigue la política y prefiere que otros tomen decisiones rápidas y acertadas.

El autor advierte que el capitalismo político es una sociedad que lleva incorporada intrínsecamente la corrupción (que aleja la burocracia de la neutralidad administrativa). "Pero es un error creer que la gente considera siempre la corrupción una calamidad, independientemente del nivel que alcance. Se acepta una corrupción moderada", dice (pp. 147). Además, cree que China seguirá distante del resto del mundo pero el autor se pregunta si su capitalismo político chino es "transferible" a otras partes. En todo caso, duda que China tenga que acoplarse al resto del mundo más de lo que ya ha hecho ahora. No obstante, no descarta que China impulse la creación de una serie de estados amigos con unos sistemas similares a través de una influencia informal. El autor ve "viabilidad" en el capitalismo político.

Interacción entre capitalismo y globalización

En la parte final del libro, el autor examina fenómenos como la globalización o la hipercomercialización (donde hasta la vida privada se mercantiliza).

Señala que la "movilidad" es el principal rasgo entre capitalismo y globalización. Aquí se incluye la movilidad de capitales pero también de personas (migración), a la vez que surgen otros conceptos como el de "ciudadanía" (un ideal como activo negociable) y la "subciudadanía" (solo percibe algunos de los beneficios de la ciudadanía). Además, ha habido un cambio de actitud ante la libre circulación de los factores de producción. Dice que los opuestos a la inmigración no tienen ninguna propuesta coherente porque el flujo de personas es inherente a la globalización.

A ello se suma el concepto de globalización como un grupo de países que han logrado introducirse en las cadenas de suministradores y de valor (mercancías, información y personas) a la vez que surge la desagregación. Recalca que hay una segunda globalización o desagregación (a partir de 1945) que introduce el capitalismo global y donde los principales actores son la informática y el control (no las mercancías), las instituciones coercitivas globales (no el colonialismo) y las empresas (no las naciones). No obstante, este capitalismo globalizador también cayó en la corrupción (en muchos países que forman parte del conglomerado mundial).

Finalmente, examina el capitalismo hipercomercializado, cuyos máximos exponentes serían Uber o Lyft, en los que los usuarios hacen "trabajitos" en su tiempo libre. Incluye conceptos como "mercantilización" y "flexibilización" que, a juicio del autor, socavan las relaciones humanas y la confianza. Llegan al punto de que las personas se convierten en centros capitalistas de producción siendo la mercantilización de la esfera privada constituye el apogea del capitalismo hipercomercializado (pero que mucha gente que ha puesto el dinero en un pedestal considera "empoderamiento"). Cree que aunque todo esto se hace con libertad, al final está acabando con la "amabilidad gratuita" y el capitalismo ha conseguido transformar a las personas en calculadoras mecánicas dotadas de necesidades infinitas.

El autor ve posibles salidas al futuro del capitalismo:

1) Capitalismo clásico
2) Capitalismo socialdemócrata
3) Capitalismo meritocrático liberal
4) Capitalismo popular (la concentración de las rentas sería menor, la desigualdad de la renta sería más baja y la movilidad intergeneracional de la renta sería mayor)
5) Capitalismo igualitario 

Para llegar al capitalismo popular habría que dar ventajas fiscales a la clase media, subir la financiación de las escuelas públicas, hacer una "ciudadanía ligera" (inmigrantes con derechos) y financiación limitada y pública de las campañas electorales.

Ve otra salida: una fusión del capitalismo liberal y el capitalismo político, que cree que daría lugar a una plutocracia y que es compatible con las élites actuales en el poder.



Crítica al libro  "¿Por qué fracasan los países?" de Acemoglu y Robinson.

El autor Branko Milanovic replica a Acemoglu y Robinson, en el libro ¿Por qué fracasan los países?, por desdeñar el éxito China y decir que a menos que se democratice, no puede durar para siempre porque es gobernada por unas instituciones extractivas incapaces de innovar. Dice que la teoría de los autores es poco consistente, excepto en que se basan en la trivialidad de que "nada dura eternamente".

El autor añade que Acemoglu y Robinson no explican los éxitos económicos de China y Vietnam que no tienen instituciones "inclusivas" (permiten una participación amplia, operan bajo el imperio de la ley) pero su historial de crecimiento está entre los mejores del mundo y el más reciente de China es el mejor de toda la historia de la Humanidad.

El autor dice que la tesis de Acemoglu y Robinson tuvo mucho éxito porque unificaba dos tendencias por entonces dominantes en el pensamiento liberal: el Consenso de Washington (que fomentaba la privatización en el ámbito nacional y la globalización en el ámbito internacional) y el enaltecimiento de la democracia liberal al estilo de Fukuyama.

Milanovic señala que el concepto de instituciones "extractivas" (gobiernos espoliadores que extraen riquezas para reforzar el poder político) no puede aplicarse al comunismo como dicen Acemoglu y Robinson porque no tienen mucha relación porque esa concentración de riqueza no se ve en el poder político y las ventajas económicas no se transmitían de generación en generación de un modo eficaz. Cree que Acemoglu y Robinson no pueden explicar el comunismo con sus esquemas de instituciones extractivas e inclusivas.