lunes, 16 de septiembre de 2019

"Problemas de legitimización del capitalismo tardío", de Jürgen Habermas (1973)

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Resumen del libro "Problemas de legitimización del capitalismo tardío", de Jürgen Habermas (1973)

Autor del resumen:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2019/08/problemas-de-legitimizacion-del.html

Resumido por E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Derecho y Sociología

Sociología, capitalismo, estructura social, economía política, pensamiento económico

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Ficha técnica

Título: "Problemas de legitimización del capitalismo tardío"

Título original en alemán: "Legitimationsprobleme im Spätkapitalismus"

Autor: Jürgen Habermas

Fecha de publicación: Franfurk am Main, 1973

Edición en español: Ediciones Cátedra, Madrid, 1999, Colección Teorema

Páginas: 237

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Biografía oficial de Jürgen Habermas (hasta 1999)

No consta

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Texto de la contraportada

Jürgen Habermas emprende en esta obra un análisis de los fenómenos producidos por el capitalismo tardío o capitalismo de organización. Su exposición organiza en un cuadro conjunto todo lo que se ha dicho acerca de la índole del capitalismo de los países desarrollados. Un texto ya clásico, en el que el autor presenta un esbozo de una teoría de la evolución social y de sus elementos constitutivos (sistema económico, político, sociocultural). El libro concluye con una visión anticipadora de la crisis y con una toma de partido a favor de la razón.

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ÍNDICE

1. Un concepto de crisis basado en las ciencias sociales

1. Sistema y mundo-de-vida
2. Algunas instancias constitutivas de los sistemas sociales
3. Ilustración de los principios de organización de las sociedades
4. Crisis sistémica (dilucidada según el ejemplo del ciclo de la crisis en el capitalismo liberal)

2. Tendencias a la crisis en el capitalismo tardío

1. Un modelo descriptivo del capitalismo tardío
2. Problemas derivados del crecimiento en el capitalismo tardío
3. Una clasificación de posibles tendencias a la crisis
4. Teoremas sobre la crisis económica
5. Teoremas sobre la crisis de racionalidad
6. Teoremas sobre la crisis de legitimización
7. Teoremas sobre la crisis de motivación
Resumen

3. Acerca de la lógica de los problemas de legitimización

1. El concepto de legitimización, de Max Weber
2. El carácter veritativo de las cuestiones prácticas
3. El modelo de la represión de intereses generalizables
4. ¿El final del individuo?
5. Complejidad y democracia
6. Toma de partido en favor de la razón

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RESUMEN

Habermas dice en el prólogo que la aplicación de la teoría de la crisis, de Marx, a la realidad modificada del "capitalismo tardío" tropieza con dificultades. En el Instituto Max-Planck para las Investigación de las Condiciones de Vida del Mundo Técnico-científico exploraron ese camino.

En el primer capítulo admite que una teoría de la evolución social apenas se encuentra hoy esbozada aunque debería constituir la base de la teoría de la sociedad.

En el tercer capítulo, reconoce la estrecha conexión entre los problemas materiales de una teoría de la formación social del presente y problemas fundamentales que, según Habermas, pueden esclarecerse en el marco de una teoría de la acción comunicativa.

Con "capitalismo tardío" se refiere a que incluso en el capitalismo regulado por el Estado, los desarrollos sociales están sujetos a "contradicciones" y crisis (surgen cuando la estructura de un sistema de sociedad admite menos posibilidades de resolver problemas que las requeridas para su conservación. La crisis son perturbaciones que atacan la integración sistémica y se presentan como una desintegración de las instituciones sociales).
Respecto al mundo-de-vida, se refiere a las estructuras normativas (valores e instituciones).
En cuanto al aspecto sistémico, habla de acontecimientos y estados en su dependencia respecto de funciones de integración sistémica (se remite a Parsons) y los valores normativos se consideran datos.
"Cuando concebimos un sistema social como mundo-de-vida, ignoramos su aspecto de autogobierno; si entendemos una sociedad como sistema, dejamos de considerar el aspecto de validez, la circunstancia de que la realidad social conssite en la facticidad de pretensiones de validez aceptadas, a menudo contrafácticas", dice el autor. 
Añade que en sociedades diferenciadas, el sistema político (como centro diferenciado de autogobierno) tendría una posición subordinada respecto de los sistemas socioculturales y económico.

El autor señala, en el capítulo 2, que el rápido proceso de crecimiento de las sociedades del capitalismo tardío ha puesto a la sociedad mundial frente a problemas que no pueden considerarse fenómenos de crisis específicos del sistema. Se refiere a la ruptura del equilibrio ecológico, a la quiebra de los requisitos de congruencia del sistema de la personalidad (alienación) y a la carga explosiva de las relaciones internacionales. 

Habermas, en su propio resumen del capítulo 2, señala que el sistema económico fue despojado de su autonomía funcional respecto del Estado, y por eso, en el capitalismo tardío, los fenómenos de crisis perdieron su carácter espontáneo. Dice que respecto a la formación social, no cabe esperar una crisis sistémica. Recuerda que las crisis económicas cíclicas se han suavizado, trocándose en  una crisis permanente que aparece como una materia ya manipulada administrativamente y como un movimiento todavía no suficientemente controlado con medios administrativos.

Continúa Habermas diciendo que las tendencias a la crisis económica son desplazadas, por medio de la acción de evitación reactiva emprendida por el Estado, al sistema político. Lo son de manera que las provisiones de legitimización pueden compensar los déficits de racionalidad y el mejoramiento de la racionalidad organizativa, los déficits de legitimación. El Estado maneja la crisis dentro de unos límites a través del sistema tributario y el aprovisionamiento de motivaciones de parte del sistema sociocultural. 

Añade el autor que cuanto menos capaz se muestra el sistema cultural de proveer motivaciones suficientes a los sistemas político, educativo y profesional, tanto más debe reemplazarse el sentido escaso por valores consumibles. Y en la misma medida se ven en peligro los modelos de distribución que resultan de una producción socializada que se realiza en beneficio de intereses no generalizables. Los límites definitivos con que tropieza la procuración de legitimizaciones se encuentran en estructuras rígidas, que ya no aportan recursos ideológicos al sistema económico-político, sino que le plantean exigencias extremadas. 

Según su diagnóstico, en el largo plazo, solo podrá evitarse una crisis de legitimación si las estructuras de clase latentes del capitalismo tardío son reestructuradas, o bien, se deja de lado la necesidad de obtener legitimación para el sistema administrativo. A su vez, añade, esto último se alcanzaría si la integración de la naturaleza interior se realizase según otro modo de socialización (se desacoplase de normas que requieren justificación).

El teorema de la crisis de racionalidad

El Estado debe recolectar impuestos en detrimento de ganancias privadas pero ha de recoger suficientes impuestos y obtener rendimientos administrativos para legitimarse. Cuando el Estado fracasa en la primera de esas tareas surge un déficit de racionalidad administrativa y si fracasa respecto al segundo, se origina un déficit de legitimación. Un déficit de racionalidad administrativa surge cuando las oficinas, por su escasa capacidad de percepción y planificación, y su insuficiente coordinación, a menudo caen bajo la dependencia de sus clientelas, de manera que no pueden distanciarse lo suficiente para adoptar decisiones autónomas. La privatización reproduce la competencia entre particulares dentro del aparato estatal.

El autor señala que a medida que el Estado reclama para sí el papel de instancia planificadora responsable que ocasiona perjuicios a sus administrados y a la que estos pueden enfrentar con demandas de resarcimiento y protección. Tan pronto como los recursos económicos no bastan para satisfacer las necesidades de las víctimas del crecimiento capitalista, surge este dilema: o el Estado se inmuniza con relación a esas demandas, o se paraliza el proceso de crecimiento. La primera de esas alternativas, dice Habermas, lleva a una "aporía": para asegurar la continuidad del proceso de acumulación revierten al Estado funciones de planificación cada vez más precisas que no pueden admitirse como rendimientos administrativos que le sean imputables, puesto que en ese caso habría derecho a reclamarle compensaciones que estorbarían la acumulación, Por, ello el teorema de la crisis de racionalidad depende de supuestos empíricos acerca de los estrangulamientos económicos del crecimiento capitalista.

Habermas dice que el capitalismo tardío no necesariamente se deteriora cuando el medio de autogobierno por estimulación externa fracasa en ciertos ámbitos de conducta en que había funcionado hasta entonces.

Teorema sobre la crisis de legitimización

Habermas define este concepto como el hecho de que deben surgir imperativos contradictorios de autogobierno en las acciones, racionales con arreglos a fines, de los miembros de la administración (y no ya de los participantes en el mercado). Aparecerán contradicciones que pondrán directamente en peligro la integración sistémica y traerán una amenaza a la integración social.

Recuerda que no puede contarse con una crisis sistémica de carácter económico en la medida en que los conflictos políticos (luchas de clase) mantengan las condiciones marginales institucionales de la producción capitalista, sin transformar esta (movimiento cartista y jornada normal).

Recalca que cuando la crisis económica es amortiguada y transformada en un déficit sistemático de las finanzas públicas, desaparece el velo que hacía aparecer como destino natural las relaciones sociales. Cuando fracasa el manejo de la crisis por parte del Estado, este no alcanza a cumplir las exigencias programáticas autoimpuestas; es castigado entonces con un déficit de legitimización, de manera que el campo de acción se restringe justamente cuando debería ser ampliado enérgicamente. Dice que una identidad social que se determina a sí misma por el atajo de asegurar la integración sistémica es siempre vulnerable si se basa en estructuras de clase. En el núcleo de la recolección de impuestos (diferenciada según capas sociales) y el gasto (que favorece a sectores particulares) de la masa de recursos fiscales escasos (masa que una política de evitación de las crisis consume) se concentran los problemas que son consecuencia de la contradicción fundamental de una producción social que se realiza con miras a intereses no generalizables. En general, tanto a nivel de cultura (la tradición pasada por el filtro del discurso) y otros, la estructura de clases sigue latente y trasluce una "riqueza privada frente a la pobreza pública" (Galbraith).

El autor se pregunta ¿por qué el nivel de demandas no podría mantenerse dentro de los límites de la capacidad operativa del sistema económico-político? Dice que puede ser que la tasa de aumento de las demandas estuviese dosificada de tal modo que suscitase en el sistema impositivo y provisional los procesos de adaptación y aprendizaje posibles dentro de los límites del modo de producción existente. Es lo que sucede desde el desarrollo de las sociedades capitalistas avanzadas durante la posguerra. En la medida en que los programas de bienestar social, unidos a una conciencia tecnocrática ampliamente difundida que atribuye los estrangulamientos a coacciones inmodificables del sistema, logran mantener un grado suficiente de privatismo civil, las penurias de legitimización no necesariamente se agravan para convertirse en crisis.

Añade el autor, siguiendo a Offe, que la forma en que se procura la legitimización obliga a los partidos políticos a entrar en una puja de programas, por lo que las expectativas de la población se elevan más y, al final, produciría desilusión en el electorado. Se pregunta por qué el capitalismo tardío conserva la democracia formal pudiendo, teóricamente, sustituirla por un Estado de bienestar autoritario y conservador que redujese la participación política a niveles inocuos, o de un Estado fascista que promoviese un elevado nivel de movilización permanente en la población sin verse expuesto a déficit presupuestarios a causa de la política de bienestar. A largo plazo, dice, ambas variantes son menos compatibles con el capitalismo desarrollado que una democracia de masas basada en los partidos políticos (satisface mejor las demandas socioculturales). Por ello, piensa Habermas que solo un rígido sistema sociocultural, que no pueda ser fácilmente instrumentado para satisfacer necesidades administrativas, explicaría que una penuria de legitimización se convirtiese en una crisis de legitimización.

Teorema de la crisis de motivación

Se refiere a que el sistema sociocultural se altera de tal modo que su output se vuelve disfuncional para el Estado y para el sistema del trabajo social. La contribución motivacional más importante consiste en los síndromes de un privatismo civil (los ciudadanos se interesan por los rendimientos fiscales y de seguridad social del sistema administrativo) y un privatismo profesional centrado en la familia (orientan a las familias hacia los intereses del consumo conspicuo y del tiempo libre y de la carrera profesional para obtener un estatus: competencia del rendimiento).

El autor dice que a la élite le interesa un ciudadano pasivo, que participe poco y que se muestre deferente hacia las élites. Se invita al ciudadano a perseguir fines contradictorios: debe mostrarse activo pero pasivo; debe participar, pero no demasiado; debe influir, pero aceptar.

Añade que la burguesía, que funciona mediante la ética protestante y la autodisciplina, tiene que complementarse con el ethos del rendimiento profesional de la clase media y el fatalismo de la clase pobre (que se refugia en la religión). Los demás son víctimas de la racionalización burguesa, dice Habermas. Las contradicciones afloran constantemente: si se quiere hacer una educación competitiva, esta ha de resultar independiente mientras que la motivación profesional viene dada por la presión salarial y el ejército de reserva de desempleados. Por otra parte, la erosión del patrimonio de tradiciones preburguesas y burgués da lugar a estructuras normativas que son inadecuadas para la reproducción del privatismo civil y del privatismo familiar y profesional: el cientificismo, el arte posaurásico y la moral universalista.

También hay tendencias que debilitan los efectos de socialización del mercado: aumenta la población que no reproduce su vida mediante ingresos por trabajo (escolares y estudiantes, beneficiarios de los servicios de bienestar social, rentistas, enfermos, criminales, soldados). Además, la extensión de los campos de actividad en que el trabajo abstracto es reemplazado por trabajo concreto. Y la reducción de jornada (y aumento de ingresos reales) hace más importante el tiempo libre. También hace alusión a la cultura adolescente (propiciada por la larga escolarización).




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