lunes, 9 de diciembre de 2019

"La ruta del conocimiento", de Violet Moller (2019)

Resumen del libro "La ruta del conocimiento", de Violet Moller (2019)

Resumen original y actualizado en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2019/12/la-ruta-del-conocimiento-de-violet.html

Resumen de E.V.Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Sociología y Derecho

Sociología, conocimiento, ciencia

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Ficha técnica

Título: "La ruta del conocimiento"

Subtítulo: La historia de cómo se perdieron y redescubrieron las ideas del mundo clásico. Una historia de siete ciudades.

Título en inglés: The map of Knowledge. How Classical Ideas Were Lost and Found. A History in Seven Cities.

Autora: Violet Moller

Fecha de publicación: 2019

Editorial en español: Penguin Random House Grupo Editorial, Barcelona, 2019

Páginas: 383
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Biografía de la autora

Violet Moller es historiadora y escritora residente en Oxford. Obtuvo el doctorado en Historia Intelectual en la Universidad de Edimburgo. Es autora de varios libros de consulta publicados por la Bodleian Library. "La ruta del conocimiento", galardonado con el Premio RSL Jerwood de no ficción -concedido por la Royal Society of Literature a obras en proceso de elaboración-, es su primer libro de historia narrativa.
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Texto de la contraportada

Tras la caída de Roma, muchas de las grandes ideas del mundo clásico, base del conocimiento moderno, se perdieron para siempre. Innumerables libros fueron destruidos por los cristianos, y la biblioteca de Alejandría, el mayor depósito de saber del mundo, fue arrasada. Pero tres manuscritos cruciales sobrevivieron a esa edad de la penumbra e impulsaron la llegada del Renacimiento.

En este sorprendente debut, la historiadora Violet Moller rastrea los caminos que tomaron las ideas de tres de los más grandes científicos de la Antigüedad -Euclides, Galeno y Ptolomeo- a lo largo de más de mil años y a través de siete ciudades, centros de conocimiento excepcionales, donde una serie de personajes curiosos y eruditos, apoyados por un puñado de jefes de Estado ilustrados, rescataron y difundieron sus obras.

Al explorar estas rutas del conocimiento, Moller revela la red de conexiones entre el mundo islámico y la cristiandad que preservaría y transformaría la astronomía, las matemáticas y la medicina: de la Alejandría del siglo VI al Bagdad del siglo IX, y de ahí a la Córdoba musulmana, al Toledo católico, a la facultad de medicina medieval de Salerno, luego a Palermo, con su vibrante mezcla de culturas y, finalmente, a Venecia, donde las imprentas permitieron que el saber se difundiera ampliamente y el Renacimiento echara raíces. "La ruta del conocimiento" es un emocionante, evocador y vibrante relato de nuestra herencia intelectual común. 

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ÍNDICE

1. La gran desaparición

2. Alejandría

3. Bagdad

4. Córdoba

5. Toledo

6. Salerno

7. Palermo

8. Venecia

De 1500 en adelante

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RESUMEN

Comentarios: El libro recuerda un poco a "El giro", ambientado en el Renacimiento italiano y los cazadores papales de viejos manuscritos, que la propia autora menciona. Se lee de un tirón porque la acción es trepidante, sobre la suerte que corren diversos manuscritos como los Elementos de Euclides, los tratados médicos de Galeno o Almagesto de Ptolomeo, tras el hundimiento de Roma. Para entender el tratado astronómico del Almagesto hay que leer primero los Elementos, un tratado matemático. Estos libros sobrevivieron porque los conquistadores, ya fuesen árabes, cristianos o mongoles, los rescataban de las llamas porque la astronomía, las matemáticas y la medicina eran ciencias muy prácticas y necesarias.  Los traductores de griego lo pasaron al árabe (palabra a palabra, y no la frase completa) y los traductores de árabe, al latín. Las grandes obras científicas clásicas llegaron finalmente a la imprenta y se difundieron por Europa. La ruta fue desde Bagdad (durante los primeros califatos) hasta Córdoba (con la dinastía omeya superviviente) y de allí a Toledo (recién conquistado, llegaron monjes de Inglaterra (Bath) a traducirlos), Salerno (donde estaba la mejor universidad medieval de medicina) y Palermo (promovida por los nuevos señores normandos). Finalmente, en Venecia se imprimieron las grandes obras, incluso en el original griego, tras la caída de Bizancio. Además, por el camino se rescataron los conocimientos de Avicena y Algoritmo.

Los libros clásicos desaparecen a partir del año 500 DC. La Hispania romana estaba dividida en el reino de los visigodos, los suevos, y cántabros y vascos. En Marruecos, dominaban los bereberes, las islas y la costa del Mediterráneo occidental estaba controlado por los vándalos,  Francia por los francos, los burgundios, los alemanes, los sajones. Italia y Austria eran el nuevo reino de los ostrogodos, Costantinopla, Egipto, Palestina y Grecia pertenecían al Imperio Romano de Oriente, y Arabia y Persia eran vigiladas por el Imperio Persa Sasánida. La autora dice que, en su instituto, solo estudiaban que después de los griegos y los romanos, vino el Renacimiento y durante mil años no hubo nada más. Pero la autora recalca que las aportaciones hechas por el mundo islámico llena el vacío: incluyeron teorías de otras culturas que se añadieron al canon del pensamiento matemático, astronómico y médico: la numeración indoarábiga, el sistema de notación posicional, procedentes de la India y ahora usados por todo el mundo.

El texto de Euclides, del siglo IV a C, contiene teorías geométricas acompañadas de hipótesis, pruebas (diagramas) y es un modelo a la hora de escribir obras científicas y que todavía se estudia en el siglo XX. Tanto Euclides, Galeno como Ptolomeo fueron pioneros en poner en práctica la observación, la experimentación, la exactitud, el rigor intelectual y una comunicación clara, las piedras angulares del "método científico". El cuarto manual de gran interés era el De materia médica, de Dioscórides.

La historiadora recalca que no incluye en su lista de las siete ciudades a Constantinopla porque es secundaria porque aunque fue un importante depósito de libros antiguos, no había una ciencia que se estudiase con rigor ni tampoco se cultivaba la traducción ni la transmisión de los textos. Allí solo los eruditos y califas acudían a buscar copias de los textos de Euclides, Ptolomeo y Galeno. Por ello, rehusó incluir al Cuerno de Oro, por ser una "pálida sombra" de Alejandría en cuanto a erudición científica. También excluye Siria porque no ve pruebas de que, durante las cruzadas, se intercambiasen libros.


Capítulo 1
Arranca en el año 500, una época en la que las tradiciones intelectuales de la Antigüedad fueron evolucionando hacia las de la Edad Media y en que dio comienzo una era del saber distinta.

Una fecha clave fue el año 529, cuando el emperador Justiniano clausuró la academia de  Atenas, el centro de la filosofía platónica y la resistencia pagana. Los filósofos huyeron a Persia llevándose sus libros y enseñanzas y rompieron la "cadena de oro" (la tradición ateniense de investigación intelectual) que se remontaba a Platón y Aristóteles.

Por otro lado, Benito fundó la abadía de Montecassino, en el sur de Italia, famosa por su biblioteca y su "scriptorium". De paso, derrumbó el templo de Apolo.

Boecio tenía el proyecto de traducir al latín todos los textos griegos (entre ellos, hizo algo con Euclides) necesarios para el estudio del currículo clásico (el trivio: retórica, lógica y gramática; y el cuadrivio: aritmética, geometría, astronomía y música) pero no dio tiempo porque lo ejecutó antes el rey ostrogodo de Italia, Teodorico.

Otro problema era que en el mundo antiguo los libros se escribían en rollos de papiro que duraban dos siglos de media y había que volverlos a copiar. Y el pergamino también tenía que ser copìado de nuevo a los pocos siglos.

Además, las bibliotecas públicas quedaron sin costear y decayeron. En Pérgamo, donde había un templo al Dios de la medicina Asclepio, y en Éfeso había importantes bibliotecas públicas y no se supo más de sus libros (se cuenta que Marco Antonio se los regaló a Cleopatra para la biblioteca de Alejandría). Dice la autora que los libros debieron seguir allí porque los eruditos árabes del siglo X viajaban a Anatolia (precisamente la zona de Pérgamo y Éfeso) para buscar libros antiguos.

Capítulo 2
La autora vuelve a Alejandría para ver cómo se escribieron los textos y luego se dispersaron hacia Siria y Constantinopla. Allí estuvieron hasta el siglo IX cuando los estudiosos de Bagdad (capital del imperio musulmán) los fueron a buscar para traducir al árabe y usar sus contenidos para hacer sus propios descubrimientos.

Galeno vivió y trabajó en Pérgamo y Roma mientras que Ptolomeo y Euclides escribieron sus obras en Alejandría, sede de la gran biblioteca fundada en el 300 aC. Tenía un ejemplar copiado de todos los textos. Tenían miles de libros de todo tipo (obras de cocina, teología judía, etc...). En el santuario de las Musas montaron una comunidad de eruditos (el Museion). Y había una filial en el templo de Serapis, el Serapeo, para las colecciones de libros. [nota del lector: fue el primer campus]

Los libros  y los eruditos se movían libremente entre una red de ciudades: Atenas, Pérgamo, Rodas, Antioquía, Éfeso y luego Roma y Constantinopla. Aunque había muchas bibliotecas públicas, los libros de ciencias eran pocos y estaban a buen recaudo en las casas privadas porque los eruditos los necesitaban para consultar y trabajar.

Euclides llegó a Alejandría en el año 300 invitado por Ptolomeo I y se puso a trabajar con otros eruditos como él en la Biblioteca. La escuela de Matemáticas que se formó en torno a él duró siglos. Escribió el manual de matemáticas más formidable de todos los tiempos con el método de definición (axiomas), presentación lógica de cada tema y con continuación y sentido propio. En total, Los Elementos tiene 13 libros: teorema de Pitágoras (1), introducción al álgebra geométrica (2), el círculo (3 y4), proporciones (5), aplicaciones a las figuras geométricas (6), números (7,8 y 9), raíz cuadrada (10), y cuerpos geométricos (11, 12 y 13).
Otros autores como Gémino iniciaron la tradición de comentar Los Elementos, siendo el más famoso el de Teón, padre de Hipatia y el que se tomó como referencia después. La copia más fiel al original estaba en Constaninopla, pasó al Vaticano, luego a Napoleón y se usó para la edición moderna de J.L. Heiberg.

En la biblioteca de Alejandría también se hicieron catálogos o "pinakes"
Sufrió su primer incendio cuando los romanos de Julio César incendiaron un almacén de libros en el puerto en el año 48.

En el siglo I dC, Claudi Ptolomeo escribió la Geografía (una cartografía del mundo) y Sintaxis matemática (La Gran Compilación, traducida al árabe como al-Majisti o Almagesto). Sus modelos de movimientos planetarios fueron creados usando la geometría euclidiana y los explicaba con postulados y diagramas. Exponía todo en 13 libros: conocimientos matemáticos necesarios (1 y 2), Sol y la Luna (3, 4 y 5), eclipses (6), catálogo de astros (7 y 8) y planetas según el movimiento de Hiparco (del 9 al 13). Era un modelo geocéntrico y duró hasta 1543, cuando Copérnico introdujo la teoría heliocéntrica. Para observar los cielos (entre el 127 y 141 dC) usaba reglas, esferas armilares y astrolabios.

Galeno nació en Pérgamo y se hizo médico (su padre tuvo un sueño) y siguió a Asclepio. Se educó en el hospital, balneario y santuario, un centro de curación. En Alejandría aprendió anatomía y cirujía y estudió a fondo farmacología. Escribió desde adolescente de todo tipo de temas (la quinta parte son comentarios a Hipócrates y su esquema cuatripartito: tierra, aire, fuego y agua y la patología humoral: bilis negra, bilis amarilla, flema y sangre) y el "corpus galénico" tiene 3 millones de palabras pero, a diferencia de Euclides y Ptolomeo, no tiene un gran manual que recopile el conocimiento. Sus estudios anatómicos con cerdos y monos fueron válidos hasta Vesalio en 1543. Comprobó que por las arterias fluye sangre, vio varios tipos de nervios y usó técnicas quirúrgicas pioneras. Fue médico de gladiadores y en 161 dC se trasladó a Roma y ejerció luego como médico de Marco Aurelio, pero en Roma no había mucho interés por las obras científicas. Dieciséis de sus libros (eran 24 tratados) fueron compilados en el Sílabo galénico, que se convirtió en un programa de estudios médico completo.

Dado que estos autores escribían en griego, muchas no fueron traducidas al latín y se perdieron para la civilización occidental hasta que fueron rescatadas por los árabes y traducidas.

Alejandría cayó en el olvido y los emperadores de Bizancio no mostraron interés por las ciencias a diferencia de los califas abasíes.

Capítulo 3
Señala la autora que Bagdad fue el primer centro de erudición después de la Antigüedad y sirvió de inspiración para muchas ciudades del mundo árabe para construir bibliotecas y financiar las ciencias. Tenía su propia Casa de la Sabiduría.

En el año 917, Bagdad, fundada en el año 762 por el califa Al-Mansur entre el Tigris y el Éufrares, era la capital de un imperio islámico que abarcaba desde la costa Atlántica de Africa hasta el Himalaya. Destacaron también el califa Harún al-Rashid (el de Las mil y una noches) y al Ma'mún (que atrajo a Bagdad a científicos). Era el mayor crisol de la Tierra con árabes, persas, turcos, beduinos, africanos, griegos, judíos, indios y esclavos, donde había un intercambio cultural sin ataduras. Lo cuenta todo Ibn-al-Nadim en el Kitab al-Fihrist (un catálogo de libros existentes) que de una vívida imagen del conocimiento existente en aquella edad de oro. La mayoría del corpus antiguo (griego, egipcio, indio y persa) había sido recuperado y traducido al árabe y reunido en ediciones críticas.

La autora dice que mientras los europeos intentaban sobrevivir o defenderse de los vikingos, los científicos de Bagdad ya habían medido la circunferencia de la Tierra en dos expediciones (porque Ptolomeo había dado la medida en 180.000 estadios pero nadie sabía cuánto valían), habían revolucionado el estudio de los astros, habían desarrollado normas rigurosas de traducción y métodos de práctica científica, habían elaborado un mapa del mundo, promovido el sistema numérico actual y definido el álgebra, crearon nuevas disciplinas de la medicina e identificado síntomas de enfermedades.

Una clave fue la llegada del papel a Bagdad abasí a finales del siglo VIII tras una batalla contra los chinos cerca de Samarcanda, donde se construyó el primer molino para fabricar papel. Hubo avances en tinta, cola y encuadernación, así como el auge de la caligrafía y la iluminación. Los "warraqeen" comerciaban con papel en las librerías, y algunos eran eruditos.

Uno de los califas, Harún, fundó en Bagdad la Casa de la Sabiduría (Bayt al-Hikmah) para albergar libros y a estudiosos que los examinaban. Había bibliotecarios, copistas, traductores y comedores y alojamiento. Se puso a buscar libros antiguos en el Imperio Bizantino (era un botín más).

Una copia que llegó a la ciudad fue "Siddhanta" (El comienzo del Universo), que eran matemáticas indias y su traductor árabe introdujo la notación posicional (del 1 al 9), lo que agilizó los cálculos e introducía el concepto de "cero".

En el siglo IX surgió la figura de al-Juarismi (latinizado como Algoritmo), genio persa que desarrolló el concepto de algoritmo en su Kitab al-Jebr (que destacó el álgebra como disciplina independiente). El libro ayudaba a la gente a calcular los impuestos que debía pagar o dividir las tierras para regar. Expuso las ecuaciones de segundo grado.

Otro libro famoso fue el libro de Los dispositivos ingeniosos.

Capítulo 4
Estudia Córdoba, gobernada por Aberramán. Era el último superviviente de la dinastía omeya que huyó tras una rebelión y una matanza familiar en Bagdad; su fuga hasta al-Andalus fue una odisea y en un río perdió a su hermano menor, que se rindió y lo ejecutaron ipso facto. Bajo el patrocinio de Córdoba fueron estudiadas las obras de Euclides, Ptolomeo y Galeno y sus ideas fueron debatidas y perfeccionadas por varias generaciones de eruditos.

En el capítulo cuenta que Córdoba, tras independizarse del califato de Bagdad, se convirtió en una gran capital de lujosos palacios, como Medina Azahara, que además contaba con una especie de "campus" de investigación de plantas. Fue la forma de introducir la granada. Según una leyenda, Aberramán pidió a su hermana que vivía en Oriente Medio que le enviase unas granadas para plantar en sus jardines reales.

Córdoba se convirtió en un importante centro de saber en la frontera con los reinos cristianos. Había mucha tolerancia con los mozárabes (cristianos arabizados), muchos de los cuales admiraban los avances científicos y poéticos o culturales que se estaban dando en al-Andalus.

Se decía que las bibliotecas de Córdoba albergaban miles de ejemplares de libros, una suma quizás exagerada. Después de varias generaciones, el reino cayó en decadencia y los siguientes gobernantes desatendieron la ciencia.

Capítulo 5
Desde Córdoba, esas ideas llegaron a Toledo, luego reconquistada por los cristianos. Toledo se convirtió en un importante centro de traducción y en el lugar donde los textos antiguos entraron en el mundo cristiano latino.
Entre los traductores del Almagesto estaba Gerardo de Crémona, un monje aventurero que viajó a Toledo para aprender árabe y realizar traducciones. Hizo una versión de los Elementos de Euclides o el Almagesto aunque tuvo más éxito la de otro monje llamado Bath. Eran auténticos cazadores de tesoros bibliográficos antiguos. Estos manuales circularon por toda Europa durante siglos como libros de cabecera de los profesionales de las matemáticas y la astronomía.
Una de las principales mejoras fue hacer las "tablas toledanas", una serie de datos astronómicos recogidos por Ptolomeo para facilitar el cálculo de las posiciones de los astros y que tenían que ser modificadas a nivel local, por lo que los traductores de Toledo se basaron en las coordenadas de los ejemplares disponibles en Córdoba.

Capítulo 6
Estudia el caso de Salerno, en el sur de Italia, a donde fueron llevados textos de Galeno traducidos al árabe desde África del Norte y luego traducidos al latín. Fue el principal centro de los estudios médicos de Europa. Desempeñó un papel trascendental en la difusión de la medicina. Fue destacada la influencia de Rogelio de Salerno y su Chirurgia.

Salerno tenía una gran fama como escuela de medicina pero a un comerciante islámico le pareció muy atrasada y decidió volver a Túnez a estudiar medicina para mejorarla. De ahí salieron  importantes traducciones y mejoras clínicas.

Capítulo 7
En Palermo, Ptolomeo y Euclides restaron protagonismo a Galeno cuando los estudiosos tradujeron directamente del griego al latín copias originales de los Elementos y del Almagesto, abandonando las versiones árabes con la esperanza de alcanzar una mayor fidelidad.

Palermo, que estaba en poder de los musulmanes, pasó a ser conquistada por los normandos, por una familia de clase noble de segunda fila, que luego dominó el sur de Italia. El primer rey defendía la cultura y atrajo a su corte a personalidades cultas que contribuyeron a trabajar en los libros originales o traer copias de Bizancio.


Capítulo 8
El compendio final de las tres versiones confluye en Venecia, donde en el siglo XV llegaron manuscritos para ser publicados en la imprenta.
Algunos editores hicieron publicaciones muy rigurosas de los textos en griego.


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