domingo, 15 de noviembre de 2020

"Capitalismo: 1679-2065", de Santiago Niño-Becerra (2020)

 Resumen del libro "Capitalismo: 1679-2065", de Santiago Niño-Becerra (2020)

Resumen original y actualizado del libro en:

https://evpitasociologia.blogspot.com/2020/11/capitalismo-1679-2065-de-santiago-nino.html

Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Derecho y Sociología

Sociología,

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500 RESÚMENES DE LIBROS  DE ECONOMÍA Y SOCIOLOGÍA

"DE ADAM SMITH A LA INFLACIÓN EN POSTPANDEMIA (1776-2023)"

por E.V.Pita (2023)

Link al compendio de resúmenes:

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Ficha técnica

Título: "Capitalismo: 1679-2065"

Subtítulo: Una aproximación al sistema económico que ha producido más prosperidad y desigualdad en el mundo.

Autor: Santiago Niño-Becerra

Editorial: Ariel, Editorial Planeta, Barcelona, 2020

Páginas: 508

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Biografía oficial del autor Santiago Niño-Becerra (hasta el 2020)

Santiago Niño-Becerra es doctor en Economía y catedrático de Estructura Económica de la IQS School of Management (Universitat Ramon Llull). y uno de los principales divulgadores españoles de asuntos económicos.

En su ensayo El crash del 2010, al analizar la gran crisis financiera que él llevaba anunciando desde hace mucho tiempo, emitió su conocida tesis: este crash no iba a ser leve ni breve, sino profundo y muy durarero. A medida que los hechos le han ido dando la razón, su popularidad como economista ha ido creciendo. Colabora en numerosos programas y medios de comunicación. Además, de aquel primer libro, ha publicado Más allá del crash, Diarios del crash, y El crash, Tercera fase, todos centrados en la crisis, a los que hay que añadir otros dos: La economía y Mails. Una obra que lleva vendidos más de 160.000 ejemplares.

Publica artículos en su web www.sninobecerra.com y en su cuenta de Twitter (@sninobecerra), que ya supera los 200.000 lectoras/es.

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Texto de la solapa

La llegada del coronavirus ha sido también el acelerador de un proceso inevitable en la evolución del Sistema Capitalista. Así lo explica en este libro el profesor Santiago Niño-Becerra. Con la claridad y contundencia que le caracterizan, sitúa la actual incertidumbre económica en la larga historia del Capitalismo. Y también anuncia lo que está por venir: una nueva forma de Capitalismo más deshumanizado.

Hace diez años, el sistema implosionó y entró en un crash tan grave y duradero como el de 1929. La crisis no ha terminado todavía, aunque esta vez sí se anuncia su final. Falta muy poco para que comience a ser perceptible algo que de hecho ya ha empezado a producirse: la llegada de un Capitalismo más tecnológico, mucho más flexible y cada vez más desigual.

El factor trabajo dejará de ser clave en el funcionamiento de la economía. El modelo de protección social pasará a la historia. La compensación llegará con la introducción de sistemas de renta básica universal, ocio barato y otras fórmulas que permitan a los ciudadanos evadirse de la realidad. Y, en medio siglo más, el Capitalismo dejará de ser útil y acabará siendo reemplazado por otro sistema.

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ÍNDICE

1. Antecedente
2. El Modelo Clásico
3. El Modelo de Demanda
4. El Modelo de Oferta
5. El Modelo de Oferta Plus
6. La transición del Modelo de Oferta
7. El período de precrisis

LA CRISIS

8. La Fase Cero: de las falsas esperanzas a las ilusiones truncadas
9. La Primera Fase: la austeridad
10. La Segunda Fase: los estímulos y las anfetas
11. La Tercera Fase: la desconfianza y el despertar

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RESUMEN

Santiago Niño-Becerra tiene una teoría según la cual hay crisis de modelos económicos de 250 años desde la época romana: así finalizado el modelo esclavista de Roma, habría otro de proletario que duraría hasta el colapso del Imperio en el año 500 (aprox.). Luego, habría otros ciclos de economía feudal y mercantilista hasta llegar al 1776, donde arrancaría el capitalismo liberal y que llega hasta nuestros días. Según el autor, el modelo capitalista actual está agotado y dará paso a otro tipo de modelo económico, y parece ser que será ultratecnológico.
El autor cuenta que el Capitalismo surge de una evolución desde la Ruta de la Seda, la Hansa, las Cruzadas, el Renacimiento, el colonialismo, el despotismo ilustrado, las Guerras Napoleónicas, la abolición de la esclavitud, el perfeccionamiento de la tecnología orientada a la producción... Cuenta que a finales del siglo XVIII hubo tal madurez que una clase social hizo valer el poder verdaderamente efectivo: el económico y que se lo impedía un régimen autoritario e inmovilista que utilizaba a Dios como argumento y conectaba con el pasado. Al romperse el vínculo, afloró el Sistema Capitalista. 

"Nunca jamás en toda la Historia de la humanidad se ha alcanzado un crecimiento económico como el que ha habido a partir de 1870", dice. Añade que redujo la desigualdad y la pobreza. "La única verdad es que el Sistema Capitalista tiende al monopolio en la lucha salvaje por ganar la pugna competitiva, quien sea más hábil, más capaz, se irá imponiendo sobre los demás hasta que se quede solo, o sola", dice. Era una especie de darwinismo social que se acentuó desde 1870 y a partir de ahí el Capitalismo giró para implantar regulaciones para frenar los monopolios y garantizar una competencia que incentivase la innovación.

A partir de la Segunda Guerra Mundial, hubo políticas redistributivas en el mundo desarrollado mientras se evitaban desviaciones no deseadas en el subdesarrollado. Desde 1970, las compañías transnacionales deslocalizaron las producciones a países no desarrollados (con menores costes) en un entorno de creciente consumo.

En el 2000, hubo otro giro por los avances en robótica, inteligencia artificial, internet de las cosas y la producción aditiva (impresión 3D). Las consecuencias fueron que la demanda de capital se disparó (y a su vez, se concentró más) y la demanda de trabajo en formato tradicional (contrato fijo o indefinido) se redujo en vertical (aumentó el subempleo del factor trabajo y cayó su remuneración).
Desde ese año, el Capitalismo (especializado en fabricar) derivó hacia la ingeniería financiera, obteniendo rentabilidades astronòmicas con activos desvinculados de la realidad (primero salió bien parado de la burbuja punto.com y luego quedó irreparablemente tocado con las hipotecas subprime (afectó a bancos, seguros y fondos de inversión).

Según Niño-Becerra, el Capitalismo desde 1945 se hundió en el 2010 y "puede darse por muerto" tras las disfunciones que trajo consigo: deuda corporativa impagable, deuda pública enorme, exceso de oferta, activos inflados.

Define el capitalismo como el sistema de "el que gana, se lo lleva todo". La elevada competitividad hace que solo uno consiga llegar a la cima y quedarse con el mercado, situación que no dura mucho porque siempre puede surgir otro competidor muy innovador. El-ganador-se-lo-lleva-todo es el sistema usado en Internet, donde al final solo unos pocos competidores logran acaparar todo el mercado.

El libro tiene como tres partes intercaladas; una es un índice cronológico de las etapas del precapitalismo, el capitalismo industrial, la era del consumo y el Estado de Bienestar (modelo de demanda), la era de la productividad y la globalización (modelo de oferta), la de productividad plus (gracias a Internet y la deslocalización) y luego, la crisis del 2008, seguida de austeridad y estímulos.

El autor para cada época intercala frases de políticos, economistas o escritores que dieron en la clave respecto a la descripción del modelo económico de dicha era. Es muy citado el autor Rifkin (autor de best-sellers como El fin del trabajo, entre otros). 

El libro es interesantísimo porque encaja como piezas en el puzzle cómo se fueron superponiendo la era el consumo, la de la ultraproductividad, y que van explicando cómo a la vez pasaron otras cosas como la deslocalización, la caída de los salarios, etc... Intenta dar un sentido a cómo sucedieron los distintos episodios económicos, por lo que puede servir de referente para entender cómo se desarrollaron los hechos.

Quizás lo más interesante del libro es la época de la ultraproductividad, iniciada por Reagan y Thatcher en los años 80. El autor narra cómo, poco a poco, los grandes países occidentales fueron desmontando el Estado de Bienestar a la vez que las empresas iniciaban la deslocalización para ser supercompetitivas (a la vez que eliminaban millones de puestos de trabajo que eran innecesarios debido a las altas capacidades de las nuevas computadoras y a la globalización). Los salarios obreros cayeron en picado (no así los de los directivos, que empezaron  a ganar sueldos estratoféricos) [nota del lector: lo cual no se entiende porque si tan competitivas eran, las empresas tendrían que contratar al ejecutivo más barato del mercado, no al más caro. Algunos autores como Piketty y Michael Sanders dan una explicación: los que ya eran ricos, accedieron a ingresos suplementarios a través del trabajo, tanto el hombre como la mujer, y ampliaron más sus fortunas a través del trabajo]. 

Es decir, en este modelo de oferta, los bienes eran más baratos, y la gente necesitaba menos para vivir, y por tanto, tampoco tenía que ganar más. A la vez, se pusieron ruedas de molino en las ayudas públicas: eran más difícil conseguirlas, había más trabas burocráticas... a la gente se la obligaba a trabajar o tendría que sobrevivir con una ayuda social miserable. De esta forma, se lograba el "pleno empleo" como en la era del consumismo (era de la demanda), eso sí, trabajando en empleos precarios. 

La historia no termina ahí porque al bajar los salarios, la gente tuvo menos dinero para consumir aunque los bienes fuesen más baratos. La solución fue aumentar los préstamos y créditos al consumo para comprar más mediante tarjetas de crédito. Luego, llegó el capitalismo popular que murió con la crisis de las burbujas punto.com. Y tras el 11-S, se fomentó la compra de casas mediante hipotecas basura para que todo el mundo sintiese la euforia del casino financiero, lo que desembocó en la crisis del ladrillo del 2008. 

En la segunda parte del libro, el autor analiza cómo se intentó revitalizar la economía mediante la austeridad y luego con medidas keynesianas (anfetas económicas, ayudas) como la inyección de capitales públicos en la economía para reflotar las dañadas economías. Y estábamos en esa cuando vino la pandemia del covid-19 a hundirlo todo.

Las lecciones de la Gran Depresión (1929)
Una lección fue que la actividad bancaria tenía que ser regulada debido al enorme poder sistémico en general y de los bancos en particular.
La otra era los demoledores efectos de las quiebras de los bancos.

Las tres fases de la crisis del 2007

El autor divide la crisis del 2008 en tres fases. Añade que la crisis terminará en el 2025 y luego funcionará con un nuevo modelo que ya está dando sus primeros pasos y le seguirá un "boom".

La fase Cero (2007-2008)
Se rompieron ilusiones como que la vivienda jamás bajaba de precio o que la capacidad de endeudamiento podría crecer hasta el infinito. La salida fue tirar del gasto público y de medidas keynesianas pero en el 2009 se llegó a una fase deficitaria monstruosa que disparó la prima de riesgo de las deudas públicas de las economías más débiles, como la de España.
A estos problemas se añadió que la UE necesitaba una operativa, una estructura que le permitiese alcanzar sus objetivos pero en el 2005, tras años de recortes en el modelo de protección social, y con la economía inmersa en una crisis, la cesión de soberanía no iba a ser positiva para los intereses de la población. En la UE no existe una política fiscal común ni un presupuesto único. Por ello, rechazaron la Constitución Europea y hubo recelos ante el Tratado de Lisboa.

Primera fase (2007 a 2010)
El modelo de reducir costes para fabricar y servicios para luego volcarlos en servicios financieros se agotó en el 2007. Se trata de una crisis similar a la Gran Depresión de 1929: una crisis de "sobreproducción conveniente". Aunque la tecnología posibilita producir de todo, los consumidores ya tienen de todo o están endeudados o las rentas son insuficientes. O sea, la tecnología llegó cuando no había dinero en los bolsillos de los consumidores.

Supuso el reconocimiento de que los métodos tradicionales de recuperación de la actividad mediante el déficit público ya no era válido porque el endeudamiento que arrastraba colapsaba cualquier intento de estímulo público. Estados Unidos hizo una "huida hacia adelante" con el dólar financiado por el resto del mundo y Europa, pasó por una fase de hundimiento del gasto público (austeridad o consolidación fiscal).

La austeridad sumió a las economías en estado de parálisis a la vez que las primas de riesgo no descendían. Por su parte, China prosiguió su proceso de posicionamiento mundial al entrar en las economías menos desarrolladas.

Segunda fase (2012-2018)
Fue la época de las anfetaminas económicas. El BiCE inyectó ingentes cantidades de dinero fresco en la economía hundiendo los tipos de interés hasta niveles reales negativos, comprando deuda pública y deuda privada y permitiendo que fuese de una menor calidad (se pensó que en los siguientes seis años todo volvía a ir  bien. El autor asegura que "en realidad, se estaba tapando la imprescindible limpieza de las instituciones existentes con la alfombra de unos fondos "que en algún momento habrá devolver... o no".

Estados Unidos continuó con sus tipos de interés nominal al 0 % e inyectando dinero en el sistema, modo que adoptaron Europa y Japón. China encadenaba superávits comerciales y capeaba su situación interior gracias a su particular sistema político. Pero en el 2018, esas posibilidades de agotaron porbanque las anfetaminas no curan las carencias propias de un endeudamiento público y privado impagable, dice el autor.
En el 2018 el panorama era siniestro:
- balances bancarios cargados de activos contabilizados a un valor muy superior al de mercado
-capacidad de produción muy superior al consumo efectivo de los ciudadanos cuyas rentas están estancados
-Estados con una recaudación fiscal que crece a un ritmo muy inferior al necesario.

Tercera fase (2018-2026)
El autor señala que la crisis evidenció el principio del fin del "trabajo asalariado", una característica del Sistema Capitalista. Según explica, el Modelo de Ofertas convirtió el factor trabajo en una "commodity" que podía ser utilizada de forma flexible y según necesidad a medida que mejoraba la tecnología en los procesos productivos. La IA hará aún más innecesario el trabajo humano, ya que el trabajo que se precisará será limitado en cantidad, ultraexclusivo en calidad y desempeñado por elementos que no necesariamente han de ser humanos. "Hoy existen personas que no van a trabajar jamás porque las capacidades que pueden aportar no van a ser nunca necesarias", dice. El gran problema de esta época es que la capacidad de producción es muy superior a la capacidad de consumo. En 1929 o antes del 2002, el objetivo era generar en el consumo el deseo de un bien o servicio, que antes se hacía con publicidad y ahora con perfiles adaptados a cada persona. 

Pero el autor avisa de que el problema del consumo data de los años 80: la oferta crece a la vez que un número de persona puede comprar pero esta capacidad se ha estancado o decrece.

Dice que ahora toca hacer limpieza de los "excesos del pasado": deudas impagables y activos sin valor.


La era covid

El autor explica que el virus del covid-19 llegó en el 2019 cuando el virus se encontraba en la Tercera Fase de la crisis: un momento de enlentecimiento general de la economía que ya estaba siendo destacado en los informes de perspectivas. Hubo lentitud de los Estados cuando los virus se propagan de forma global. El confinamiento supuso el parón total de la economía y las relaciones sociales (situación solo equiparable a la erupción del volcán islandés Laki en 1785-1786 que generó crisis agrarias).

Añade que el virus está actuando de acelerador de una serie de hechos que hubiesen llegado igualmente por la propia evolución de la economía y la sociedad: el teletrabajo que ha llegado para quedarse. Cree que la recuperación para las pymes será problemática, así como el parón de la economía sumergida, las recaudaciones fiscales se resentirán, etc...

Niño-Becerra, a raíz del "efecto turbo" del covid-19, ha acelerado estas tendencias:

- Concentración de capital: las grandes corporaciones serán más potentes y generarán oligopolios (a lo que el capitalismo tiende de forma natural)

- Papel decreciente del Estado en favor de zonas con potencial (ejes, redes y clusters). El papel de los Estados en la crisis del covid será la última manifestación de su poderío antes de la decadencia.

- Reducción de la movilidad de las personas y aumento de la comunicación "online": suben las videoconferencias y las compras online pero causan el impacto en los transportes.

- Mayor consumo en plataformas digitales. Caen las tiendas de barrio.

- Importancia de la productividad y la tecnología. La robotización, robótica colaborativa, producción aditiva desplazará más el trabajo (y polarizará rentas y desigualdad social).

- Relocalización de actividades. Evitar stocks cero si el suministro procede del exterior y retornar actividades deslocalizadas con tecnología más sofisticada que permita fabricar cerca del consumo.

- "Saber hacer" frente al "saber cómo hacer". Durante la crisis del covid, las empresas automovilísticas empezaron a fabricar respiradores. Afectará a los programas educativos y habrá más "tutoriales" en You Tube.

- Caída del PIB (-20 o -40 % según zonas). La tendencia ya apuntaba hacia la reducción de oferta por la imposibilidad de la demanda de absorberla, y el covid-19 aceleró este proceso.

- Más control telemático de la población: geolocalización (por seguridad sanitaria), para ordenar procesos logísticos e identificar y neutralizar disidencias.

- Más telediagnóstico, telemedicina y teleasistencia. Ahorro y mayor población atendida.

- Aislamiento y soledad de enfermos mayores. Crecerá la eutanasia.

- No realizar pagos con dinero fiduciario. Eliminación de las monedas y sustitución por medios de pago electrónico.

- Brecha digital en el trabajo a distancia. Habrá dos clases sociales, cada vez más alejadas, según su acceso a las tecnologías de la comunicación.

Según el autor, lo-que-viene tras el covid: será diferente, la recuperación va a llevar a un lugar distinto y los mecanismos y herramientas que se usarán serán otros.
Hay un planteamiento de que se tendrán "menos cosas" pero se podrán hacer "otras cosas". Según Niño-Becerra dice que dejaremos de tener bienes y servicios y tendremos otros (idea de que habrá una pérdida pero también una ganancia). Se fomentará la "resilencia" ("lo nuevo es lo mejor", algo que el autor cuestiona).

Cree que las anfetas a la economía, las ayudas y la solidaridad durante el covid "son el comienzo de una transición, de la preparación del terreno para la puesta en marcha de las nuevas operativas, del nuevo modo de hacer las cosas" y el virus actuó de "hiperacelerador" de nuevas herramientas (como la telemedicina) para su implantación y aceptación. El covid aceleró una "Nueva Normalidad" que ya se estaba dibujando en el horizonte pero Niño-Becerra duda que "todos vayan a estar mejor" ni que la nueva situación "beneficie a la mayoría". "Habrá que verlo", dice.

El autor ve el futuro con un mundo poblado por grandes corporaciones, donde el dinero "fiat" (fiudiciario) no existirá. como tampoco el pleno empleo, y donde habrá más sensación de un bien común y colectivo entendido como un "todo". Los ciudadanos serán controlados por sensores biométricos y clasificada por puntos como en China. La gente (como ocurrió con los "millenials") no estará motivada para emprender ninguna protesta ni revolución al ser algo inútil y no haber sindicatos.
Es decir, Niño-Becerra vislumbra un mundo en los próximos años parecido a China, pero en vez de controlado por un partido único, lo hace por grandes corporaciones.

Dice que a partir del 2040, no habrá contienda mundial ni guerra entre potencias ni una revolución popular contra los poderes establecidos. Reforzar el concepto de Estado no tendrá utilidad y, según el autor, la "Revolución Francesa" del Sistema Capitalista será la desaparición del Estado y de los Estados y su sustitución por un conjunto planetario de corporaciones. Triunfaría la idea de que "todos los individuos son iguales" pero en una estructura como "Un mundo feliz" (Aldous Huxley). La tecnología podrá velar por todo el conjunto y hará un control operativo de la vida. El nivel demográfico descenderá porque solo hará falta una parte mínima de la población y el Capitalismo ya no tendrá cabida ni la propiedad privada tendrá sentido (porque se impone el acceso a las apps y servicios, en vez de ser propietarios) ni la competencia entre productores (ya que el capital se ha concentrado tanto que hay oligopolios). Su gran pregunta es si, al descender la explotación y bajar el desperdicio de recursos, se ha logrado asegurar la sostenibilidad ambiental del planeta y evitar catástrofes climáticas.

Afirma que el sistema capitalista dará paso a un nuevo sistema entre el 2060 y 2070 y desaparecerá porque se ha agotado tras cumplir su función.







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