jueves, 30 de abril de 2015

"El futuro digital", de Eric Schmidt y Jared Cohen (2013)

Resumen de "El futuro digital", de Eric Schmidt y Jared Cohen (2013)

Ver resumen original y actualizado en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2015/04/el-futuro-digital-de-eric-schmidt-y.html

Sociología, redes sociales, robotización, tecnología, Internet

Resumen por E.V.Pita, licenciado en Sociología y Derecho


Título: "El futuro digital"
Título original: "The New Digital Age: Transforming Nations, Businesses, and our Lives"

Autores:   Eric Schmidt y Jared Cohen

Fecha de publicación en español: 2014, editorial Anaya

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Biografía de los autores

Erich Schmidt es presidente ejecutivo de Google, donde comenzó a trabajar como CEO en 2001. Es asesor del primer ministro del Reino Unido.

Jared Cohen es fundador y director de Google Ideas y miembro sénior adjunto del Consejo de Relaciones Exteriores. 

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Texto de la contraportada

" Imagínate despertarte un día con un suave masaje propiciado por una cama inteligente mientras la casa huele a café caliente y las persianas se levantan solas. Del armario saldrá un traje recién lavado y planchado, y mientras el coche te lleva automáticamente al trabajo con una puntualidad exquisita, puedes aprovechar para repasar tu agenda o leer la prensa. Esta es la parte más amable y deseada.

Pero también existe el lado oscuro del futuro de la tecnología. Y es que en la próxima década habrá cinco mil millones de nuevos usuarios de Internet, lo cual supondrá toda una revolución plagada de magníficas oportunidades y numerosos peligros que implicarán profundos cambios en la sociedad y en sus hábitos.

Para la elaboración de este libro, Eric Schmidt y Jared Cohen han viajado a 35 países, incluyendo algunas de las regiones más inestables y han entrevistado a líderes políticos, emprendedores y activistas para conocer de primera mano todos los retos a los que deben enfrentarse a diario.

Repleto de ideas fascinantes, predicciones bien detalladas y proféticos avisos, El futuro digital, aborda algunas de las cuestiones más arduas sobre nuestro futuro: cómo cambiará radicalmente la manera en que nos acercaremos a temas como la privacidad y la seguridad, la guerra y la intervención, la diplomacia, la revolución y el terrorismo, y cuál es el modo adecuado de usar las nuevas tecnologías para mejorar nuestras vidas. Se trata, en definitiva, de una obra que revela, con una extraordinaria profundidad descriptiva, cómo será el futuro digital que nos aguarda ya a la vuelta de la esquina".

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Índice

1. Nuestro futuro

2. El futuro de la identidad, la ciudadanía y la información

3. El futuro de los estados

4. El futuro de la revolución

5. El futuro del terrorismo

6. Conflicto, combate e intervención del futuro

7. El futuro de la reconstrucción

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Los autores examinan los distintos escenarios del futuro digital, haciendo hincapié en el control de los estados sobre las comunicaciones, las revoluciones por Facebook y twitter, la ciberguerra, los hackers, el ciberterrorismo, la guerra con robots y otros sucesos.
Al igual que otros autores, también vuelve a sacar el tema de la "singularidad", que es aquel suceso que lo cambia todo, que supone un avance revolucionario (por ejemplo, la imprenta, el teléfono o el tren).
Respecto a los estados, señalan que los ciudadanos podrían estar mucho más controlados por los estados que por las empresas monopolísticas. Esto no tendría mayor problema, salvo quejas por la intimidad, sino fuese porque el Estado podría hacer un fácil seguimiento de la gente que protesta en las manifestaciones. Comentan el caso de la revolución de la primavera árabe que fue impulsada por mensajes SMS y Twitter, pero ya había antes revoluciones boca a boca, y lo que hacen las nuevas tecnologías es ponerlo mucho más fácil a los Estados para localizar a los revoltosos, a través de su IP y otros megadatos, y meterlos en la cárcel, pues los espías estatales tienen facilísimo infiltrarse en los foros de Internet y enterarse de todas las convocatorias de manifestaciones, etc...

Por otra parte, los estados pueden ejercer una censura mayor que antes y eliminar de Internet aquellas palabras o webs que no les gustan. Ya hay precedentes con estados que han presionado a Google para que su buscador no busque determinadas palabras como "democracia" o partidos de la oposición que no les gustan.

Pero la cuestión podría ir a más porque, según auguran los autores del libro, los estados parcelarán Internet como un reflejo de sus propias fronteras y harán sus buscadores nacionales, que serán una copia de la sociedad. Habrá Internet zonales como países. No solo eso, sino que se crearán países virtuales por Internet, como por ejemplo, unas webs que tengan el dominio de Texas o Kurdistán, por ejemplo, como webs nacionales virtuales sin territorio.

Sobre los monopolios privados de Internet, tema a los que algunos autores dedican cientos de páginas, los autores no se entretienen mucho.

Respecto, a los hackers, no lo vincula solo a los piratas que alardean de sus conocimientos técnicos (a cambio de nada) sino también a los cibersoldados y hackean las redes infomáticas de un país enemigo tras hallar una vulnerabilidad informática en los códigos del sistema y así boicotean sus redes de suministros o robarle secretos militares. El ejemplo que comentan en el libro es el de Irán, de cómo, al parecer, Estados Unidos e Israel colaron un potente virus en los ordenadores de una central nuclear iraní que hizo girar como locas a las centrifugadoras hasta que estas se estropearon. El "troyano" tardó varios meses en desarrollarse y se diseñó un virus gemelo simultáneamente que compartía código. Por su parte, los iraníes capturaron un "dron" espía americano que sobrevolaba el país tras asegurar que habían hackeado su programa de navegación y que lo hicieron aterrizar, algo que los expertos consideran increíble y sospechan que el dron se "perdió".  Otros sugieren que lo han hecho a propósito para que el dron sea copiado por potencias enemigas con todas sus vulnerabilidades y defectos y "agujeros de seguridad".

Estos episodios dan una idea de cómo va ser la ciberguerra del futuro con divisiones de informáticos hackeando programas del enemigo o defendiéndose de los ataques informáticos de otros países. Actualmente, lo que se libra es una guerra de espionaje para hacerse con secretos industriales y militares entre todas las potencias, pero podría dar un salto más y convertirse en una guerra de hackers para boicotear no solo las centrifugadoras de una central nuclear, sino detener las centrales eléctricas y causar un gran apagón, para trenes y aeropuertos, bloquear las cuentas bancarias de un país, etc... Parece como si el campo de batalla se trasladase desde el mundo físico a otro virtual, donde los guerreros pelean a través del ordenador, introduciendo virus en las redes del país atacante.

Otro de los capítulos aborda el mundo de los drones y de la robotización. Estudia especialmente los robots con capacidad para disparar a humanos de forma autónoma, algo que varios autores ya han empezado a estudiar por los problemas que acarrea. A favor de los soldados-robot es que no tienen miedo ni ira, son fácilmente reemplazables, no protestan y sobre todo los políticos serían más favorables a enviarlos al campo de batalla porque no suponen ningún coste en votos pues evitarían la pésima imagen de sus soldados volviendo a casa en ataúdes. Lo malo es que los robots no tienen escrúpulos ni compasión humana. Para unos, la población civil estará a salvo de carnicerías porque los robots son racionales y no se dejan llevar por la ira ni la venganza. Pero otros se preguntan qué decidirá el robot cuando un niño de seis años se acerque con un bote de spray que podría cegar sus circuitos. [nota: los programadores deberían prever cosas como esa y hacer que el robot le de un susto al niño para que el pequeño salga de allí corriendo y se ponga a salvo]. ¿Y si no fuese un niño sino un guerrero adulto bajito? Los autores concluyen que, a fin de cuentas, los robots-soldado tomarán las decisiones que sus diseñadores les hayan programado. Y recuerdan que cuando en Irak o Afganistán se empezaron a usar robots antimina armados con ametralladoras (controladas por soldados humanos), los insurgentes excavaron trampas para que las máquinas cayesen dentro y no pudiesen salir. Incluso, calcularon el ángulo exacto de la pendiente. Eso probaba que incluso la tecnología más sofisticada puede ser batida con soluciones rústicas.

En cuanto a los drones, ocurre lo mismo. Su aplicación civil para trasladar libros o la compra del supermercado parece una buena idea pero lo mismo que trasladan paquetería pueden trasladar explosivos y bombas, lo que podría hacer un instrumento idóneo para los terroristas. Los autores dedican un capítulo al terrorismo a través de Internet y que sigue el mismo patrón de la guerra cibernética: saboteo de redes eléctricas para apagar las luces en una ciudad o cortarle el agua, introducir un virus en un avión, tomar su control y estrellarlo contra una central nuclear, dañar el código de ruta de un tren y hacerlo descarrilar, o cosas similares. Los ciberterroristas pueden causar catástrofes cómodamente sentados en el sillón de su guarida, por lo que es un problema que los expertos en seguridad deben vigilar. Hay que tener en cuenta que los "fallos" o "vulnerabilidades" de seguridad informática se venden en el mercado negro a precios exorbitantes.

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