Resumen del libro "IBEX 35", de Rubén Juste (2017)
Resumen original y actualizado en:
Resumen del libro por E.V.Pita, doctor en Comunicación Social y licenciado en Derecho y Sociología
Sociología, finanzas, bolsa, capitalismo, empresa, IBEX, índice bursátil, economía española
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Título: IBEX 35
Subtitulo: Una historia herética del poder en España. Las puertas giratorias entre la política y las altas esferas de la economía.
Autor: Rubén Juste
Edición en España: Capitán Swing, Madrid, 2017
Páginas: 323
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Biografía del autor Rubén Juste (hasta 2017)
Rubén Juste es licenciado y doctor en Sociología por la Universidad Complutense de Madrid, ha realizado su tesis doctoral sobre puertas giratorias en el IBEX 35. Especializado en Metodología de la Investigación y en Análisis de Redes Sociales, ha publicado diferentes artículos académicos sobre redes empresariales, redes de comunicación en empresa o preferencias electorales. Al igual que muchos compañeros de generación, tuvo que salir del país tras el estallido de la crisis económica. Su trayectoria ha transcurrido en un largo peregrinaje por países como Australia, Paraguay y Ecuador. En América Latina fue consultor político para diversas formaciones políticas, además de docente en varias universidades. Está especializado en política paraguaya, sobre la cual ha escrito varios artículos en prensa y revistas especializadas.
Su más reciente publicación es Cartismo y el proyecto de una clase transnacional, en Descartes (2015). Durante los últimos años ha estado buceando en la base de datos de la CNMV, rodeado de abogados, inversores y preferentistas desesperados, mientras extraía datos para poder explicar quiénes eran y cómo se organizaban los que han decidido en las últimas décadas el futuro del país. Actualmente es articulista de política y economía en el semanario CTXT, donde se dedica a contar la historia de los que mandan y no se presentan a las elecciones.
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Texto de la contraportada
"Este libro arroja luz sobre las múltiples idas y venidas por las que un alto cargo del Estado pasa a formar parte de una gran empresa o un empresario pasa a ser un funcionario del Estado. Estos viajes, poco explorados, hasta ahora, son un símbolo de la historia reciente de España, cuyo resultado es un Estado progresivamente derrotado. Sin embargo, desde el inicio de la crisis del 2008, solo una empresa del IBEX ha sido liquidada: Martín-Fadesa. El índice bursátil permanece así inmaculado, mientras el Estado ha pasado por un proceso de adelgazamiento, reducción de competencias económicas y limitación del gasto.
Con el trasfondo de una base exclusiva de datos sobre las puertas giratorias entre el Estado y el IBEX, Juste trata de desvelar el sentido de estas. La línea que une dos polos, dos esferas, la política y la económica, que se tocan a través de los dedos de los miembros del aparato del Estado y cuyo movimiento va acompañado de una transferencia de recursos y una legislación. IBEX 35 puede aclarar el dilema que plantean las puertas giratorias: ¿es el Estado el que regula y condiciona el devenir de las grandes empresas, o son las empresas las que han pasado a tener un mayor control de determinadas áreas del Estado?"
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ÍNDICE
Introducción: ¿Qué hay detrás del IBEX 35?
Capítulo 1. El PSOE de Solchaga inaugura el IBEX 35 y el nuevo Estado
- El proyecto de un nuevo Estado, en el IBEX: la polémica ponencia de Carlos Solchaga en el XXIX congreso del PSOE en 1981.
- Los franquistas después del franquismo: las empresas de la construcción, lugar de cobijo del régimen en el IBEX 35.
- La Casa del Rey y la cuota de la monarquía restaurada en las olimpiadas del IBEX 35
- El grupo selecto de Barcelona 92 y del IBEX 35: los llamados a levantar el nuevo Estado postindustrial
- Conde explica el trasfondo de aquellos inicios del IBEX 35: el negocio de Dios y el status quo bancario
Capítulo 2. La "casa Aznar", al abordaje del IBEX y de América
- Aznar hace las Américas a lomos del IBEX 35: ¡ladran, Blesa, señal de que cabalgamos!
- La privatización de Telefónica: el caballo de la "casa Aznar" para conquistar la televisión, el fútbol y las Américas
- Contra el molino llamado Prisa: una batalla épica por el control del Imperio
- Sin Majestic no hay IBEX: el pacto que repartió las grandes joyas del país entre catalanes y vascos
- El imperio Aznar se ve invencible: Génova dirige y Blesa financia a la nueva Beatiful people del PP
- Los matrimonios oficiados por Aznar: fondos europeos, PP autonómico, cajas de ahorros y constructoras
Capítulo 3. Zapatero riega el jardín del IBEX 35 y del Gobierno en la sombra
- El transformismo económico de Zapatero: las constructoras se hacen socialdemócratas y empiezan a producir kilovatios
- Los "grandes" banqueros autonómicos unen al PP y al PSOE en el IBEX: Bancaja, Unicaja y Caja Madrid se pelean por el "barret del banquer"
- El rojo del IBEX aguarda su turno en 2007: el Banco Santander-Chase Nominees sopla en la nuca de Zapatero
- Preparados para la crisis: la Ceja, el Plan E y el salto de los hijos de Ibercorp al Ministerio de Economía, el Banco de España y la CNMV
- "Esto lo arreglamos entre todos": el IBEX se hace Gobierno con la crisis
Capítulo 4. Un Estado llamado IBEX 35 en crisis: la clase dirigente se divorcia de España
- El memorando de 2012: la rendición de los patriarcas del IBEX
- Los grandes fondos estadounidenses se convierten en custodios del IBEX 35: Bienvenido Mr Blackrock
- El IBEX vende sus joyas: agua para Slim, electricidad para Italia, aviación para Inglaterra
- Los cachorros de la "casa Aznar" se hacen fuertes ante los nuevos jefes extranjeros: ¿la historia continúa?
- Un proyecto de futuro para España llamado Abengoa y Prisa: los fondos bajistas conquistan el corazón del IBEX
Epílogo: El IBEX, un chivo que expía las culpas de la minoría dominante.
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RESUMEN
Comentarios iniciales: El libro está bien a modo introductorio para hacerse una panorámica general de los tejemanejes que hay alrededor del IBEX en los últimos 30 años y cúal es el juego de poder y los protagonistas de las grandes empresas de España así como conocer los movimientos realizados por los ministerios y otras instituciones en función de los intereses empresariales y de los fondos extranjeros. Aunque sé esté de acuerdo o no con la interpretación que le da el autor, el libro tiene interés porque permite tener una visión global de los personajes, empresas y operaciones que mueven los hilos de los negocios y el poder en España.
Comentarios iniciales: El libro está bien a modo introductorio para hacerse una panorámica general de los tejemanejes que hay alrededor del IBEX en los últimos 30 años y cúal es el juego de poder y los protagonistas de las grandes empresas de España así como conocer los movimientos realizados por los ministerios y otras instituciones en función de los intereses empresariales y de los fondos extranjeros. Aunque sé esté de acuerdo o no con la interpretación que le da el autor, el libro tiene interés porque permite tener una visión global de los personajes, empresas y operaciones que mueven los hilos de los negocios y el poder en España.
Una de las conclusiones más destacables del libro es la importancia económica que tienen los partidos políticos al estar sus miembros presentes también en los consejos de administración de las cajas y los bancos (generalmente, las entidades fichaban a diputados con experiencia empresarial), lo que puede ayudar a la concesión de créditos en negocios de gente afín al partido. El caso más llamativo es el del PP en las comunidades de Madrid y Valencia, pues al controlar las respectivas cajas de ahorros podían apostar por tal o cual política económica y, en realidad, el partido se configuró como un poder económico real. De ahí se extrae una conclusión de "real politik": no basta con caer simpático al electorado, además hay que constituirse en un partido con poder económico real.
El autor reconstruye los años 80 y 90 de las finanzas españolas buscando la conexión entre los empresarios de la "beautiful people", como los Albertos y las Koplovitz, Florentino, los March, Villar Mir y los políticos, entre los que figuran nombres como Boyer o dos Serra. También hace referencia a la llamada "banda de los cuatro", en referencia al grupo formado por Solchaga y otros políticos poderosos que manejaban los resortes de la energía, banca e infraestructuras de España. La época de las privatizaciones de los años 80 dice que fue diseñada por Guillermo de la Dehesa. También había otro grupo formado por "los del Banco de España": Rojo y otros.
Rubén Juste examina varios casos de privatizaciones en los 80 de empresas saneadas como la constructora Huarte que fue vendida a buen precio a dos empresarios amigos y luego se produjeron desvíos de capital que acabaron en condenas de cárcel y quiebra de la empresa (el modus operandi del proceso recuerda a la privatización y posterior descapitalización del grupo ceramista GEA).
El autor también estudia la concesión de las obras de las Olimpiadas de Barcelona de 1992 a quince empresas, de las que Huarte se quedó con el 2 % del pastel y otras, como FCC, se llevó sobre un 30 %. En el caso de Barcelona, se hizo mucho hincapié en la necesidad de mejorar las infraestructuras, lo que disparó el presupuesto en obras de telecomunicaciones (las torres de diseño, etc...).
Este reparto de grandes obras de construcción se repitió más veces por toda España. Es el caso de los puertos, cuando un empresario del circulo político accedió al cargo de director de Puertos y dirigió las grandes obras portuarias en España con financiación de la UE.
Juste también reconstruye el ascenso de las grandes constructoras como FCC o las vinculadas al discreto empresario mallorquín Juan March en los años 30. Se convirtieron en colosos que absorbían gran parte de la obra pública en los años 90 y, el autor sospecha que algo tenía que ver sus buenas conexiones con los políticos, a muchos de los cuales fichaban para sus consejos de administración.
En la época del presidente José María Aznar, Juste se centra en analizar la batalla entre Prisa (de Polanco) y Telefónica (privatizada pero controlada en parte por el Gobierno, que conservó parte de su capital). Por un lado, la batalla de Prisa comienza cuando adquiere la SER y luego monta el canal privado Canal Plus e intenta hacerse con los derechos del fútbol frente a otro competidos. Tras varios cambios de leyes, se consigue repartir equitativamente entre todos el pastel del fútbol. El autor considera que esta batalla de la televisión digital fue dirigida por Aznar para evitar que Prisa tuviese demasiado poder.
La segunda parte de la presidencia de Aznar se centra en el crecimiento meteórico de Telefónica a manos de Villalonga, un amigo del presidente desde la infancia en el colegio El Pilar. Telefónica logró la expansión internacional tal y como promovió Aznar para hacer un grupo muy potente. Todo esto coincidió en tiempos en los que comenzó la burbuja punto.como a finales de los 90. Telefónica se subió al carro, montó el portal Terra, que se disparó en bolsa hasta los 157 euros, pero, de pronto, Villalonga empezó a introducirse en el mercado de EE.UU. sin el permiso de Aznar y cerró compras muy caras como la del buscador Lycos por 12.000 millones de dólares (dos billones de pesetas). El Mundo, dirigido entonces por Pedro J., empezó a publicar noticias de operaciones bursátiles de Villalonga en las que se podía haber aprovechado de información privilegiada para ganar mucho dinero por lo que el presidente de Telefónica dimitió. Al poco, estalló la burbuja punto.com y Terra se desplomó en bolsa y fue absorbida por la empresa matriz, ahora dirigida por César Alierta.
De la época del presidente José Luis Zapatero, Juste ahonda en el poder del banco Santander. Aunque ahora no es una novedad, muy poca gente entonces sabía que gran parte del capital del Santander no era español sino de la banca norteamericana, en concreto de JP Morgan Chase, uno de los mayores del mundo. El Santander era el custodio de sus fondos e inversiones en el IBEX, de forma que nadie sabía quién estaba detrás de los movimientos e inversiones del capital extranjero en España, que eran muy importantes y cuyos beneficios, pagados los respectivos impuestos, acababan en una sede de las Bahamas. El autor Rubén Juste ahonda en esa estructura dentro del Santander que a nadie preocupó y menos al Gobierno de Zapatero, que vivió un auténtico "idilio" con el banquero Botín, que no era el dueño del Santander sino el custodio de fondos extranjeros.
El autor (página 299) considera que desde el siglo XVIII hay una alianza entre empresarios y políticos que les permitió hacer negocios en la Restauración y en tiempos de Alfonso XIII, y que esa unión ha continuado hasta nuestros días. Entre la saga de consejeros de las grandes empresas procedentes de ilustres familias de la alta burguesía figuran Urquijo, Alba, Espinosa de los Monteros, Botín Sanz de Sautola, Benjumea, Echavarría, Daurella, Molins, Domenecq, Del Pino, Calvo-Sotelo, March, Entrecanales y Lladó. El autor considera que el IBEX es un "bloque social más o menos homogéneo que funciona como un club social restringido". Muchos tienen en común haber sido antes altos cargos del Estado nombrados por un partido político y no como funcionario de carrera con oposición. El autor ve mucha concentración de riqueza y poder en el IBEX, a lo sumo en 260 personas (consejeros de empresas), lo que denota cierta desigualdad social, según explica, remitiéndose al economista Piketti (página 305). La prueba sería que mientras el país pasaba en el 2008 al 2012 por una grave crisis, el IBEX seguía ganando astronómicos beneficios, por lo que se ha convertido en el "chivo expiatorio" de las masas empobrecidas.
El IBEX estuvo dominado por el Estado de 1991 a 1996, por los bancos y cajas de 1996 al 2000, por las cajas de ahorros (del 2000 al 2011) y por los fondos de inversión desde el 2012. La diferencia del dueño del IBEX es que el Estado podía acudir en ayuda de la empresa en apuros mientras que los fondos buscan el beneficio rápido, vender activos y hacer restructuraciones de plantilla.
En la página 246, el autor Rubén Juste hace un buen resumen de los grupos de poder que entraban y salían del gobierno para ocupar puestos en los consejos de administración de las empresas del IBEX.
Comienza en el año 2000 cuando los tecnócratas del PSOE tenían influencia en las antiguas empresas públicas (Telefónica, Repsol, Endesa), las participaciones del Estado (Red Eléctrica y Enagás) y el Banco Santander ("al cual benefició en los años 90, concurso mediante, con la adjudicación de un Banesto expropiado, convirtiendo así el banco de la familia Botín en la mayor entidad financiera del país").
Por su parte, prosigue Juste (2017:246), los "mandarines" del PP se fueron extendiendo por múltiples sectores, constituyendo un "holding" de eléctricas, seguros, tecnológicas y alimentación, a partir de su control de Caja Madrid y Bancaja. Ambas cajas, controladas por el exvicepresidente del Gobierno y ministro de Economía, Rodrigo Rato, y por José Luis Olivas (expresidente de la Generalitat Valenciana con el PP), y finalmente fusionadas en Bankia, disfrutaban en 2010, ya bien entrada la crisis económica, de una posición oligopólica en el IBEX 35, con la participación de un total de ocho sociedades en el índice (Indra, Iberia. Mapfre, Iberdrola, Ebro, Foods, Enagás y BME). Así, eran dominantes en las tres primeras, e indirectamente controlando un área mucho más amplia, a través de las participaciones de sus participadas. (citando Juste, 2017:246).
En mitad de la crisis, en torno al 2010, solo había un accionista con un poder similar en el IBEX 35: la Caixa (con seis participadas). "Pero ni La Caixa ni el Gobierno de José Luis Zapatero fueron un problema para el poderío del PP-IBEX, que dio el visto bueno a la fusión de Bancaja y Caja Madrid en diciembre del 2010, las dos cajas madre del gran proyecto económico del PP y sus empresarios afines: Valencia y Madrid".
Los últimos años, del 2012 al 2016, se caracterizan por la entrada de capital extranjero discretamente en el IBEX, caso de Blackrock. Tras entrar en España discretamente con participaciones en Gamesa y Telefónica, en el 2013 entró en Sacyr y NH Hoteles, y ese mismo año su "tela de araña" abarcaba ya a BBVA, Sabadell, Grifols, IAG, Ferrovial, Vicofán, DIA, Iberdrola, Gamesa, Amadeus y Telefónica. En el 2015 y 2016, Blackrock formaba ya un "oligopolio", según el autor Rubén Juste, siendo el primer accionista del Santander (5,08 %) y BBVA (5,009 %), además de un conglomerado en alimentación (DiA), construcción (Merlin Propierties, Ferrovial), energía (Repsol, Iberdrola), medios de comunicación (Telefónica y Mediaset), siderurgia (Acerinox), o Aena.
El análisis continúa con la crisis del 2008. Dice que en el 2007 empezaron a saltar las alarmas e incertidumbre, que continuó con la quiebra de Martín-Fadesa y luego Leman-Brothers. Zapatero hizo declaraciones tranquilizadoras y llegó a llamar "demagógicos" a los que decían que España iba mal pero su ministro Pedro Solbes advirtió que esta era la mayor crisis que había visto desde que tenía uso de razón.
En la época del presidente José María Aznar, Juste se centra en analizar la batalla entre Prisa (de Polanco) y Telefónica (privatizada pero controlada en parte por el Gobierno, que conservó parte de su capital). Por un lado, la batalla de Prisa comienza cuando adquiere la SER y luego monta el canal privado Canal Plus e intenta hacerse con los derechos del fútbol frente a otro competidos. Tras varios cambios de leyes, se consigue repartir equitativamente entre todos el pastel del fútbol. El autor considera que esta batalla de la televisión digital fue dirigida por Aznar para evitar que Prisa tuviese demasiado poder.
La segunda parte de la presidencia de Aznar se centra en el crecimiento meteórico de Telefónica a manos de Villalonga, un amigo del presidente desde la infancia en el colegio El Pilar. Telefónica logró la expansión internacional tal y como promovió Aznar para hacer un grupo muy potente. Todo esto coincidió en tiempos en los que comenzó la burbuja punto.como a finales de los 90. Telefónica se subió al carro, montó el portal Terra, que se disparó en bolsa hasta los 157 euros, pero, de pronto, Villalonga empezó a introducirse en el mercado de EE.UU. sin el permiso de Aznar y cerró compras muy caras como la del buscador Lycos por 12.000 millones de dólares (dos billones de pesetas). El Mundo, dirigido entonces por Pedro J., empezó a publicar noticias de operaciones bursátiles de Villalonga en las que se podía haber aprovechado de información privilegiada para ganar mucho dinero por lo que el presidente de Telefónica dimitió. Al poco, estalló la burbuja punto.com y Terra se desplomó en bolsa y fue absorbida por la empresa matriz, ahora dirigida por César Alierta.
De la época del presidente José Luis Zapatero, Juste ahonda en el poder del banco Santander. Aunque ahora no es una novedad, muy poca gente entonces sabía que gran parte del capital del Santander no era español sino de la banca norteamericana, en concreto de JP Morgan Chase, uno de los mayores del mundo. El Santander era el custodio de sus fondos e inversiones en el IBEX, de forma que nadie sabía quién estaba detrás de los movimientos e inversiones del capital extranjero en España, que eran muy importantes y cuyos beneficios, pagados los respectivos impuestos, acababan en una sede de las Bahamas. El autor Rubén Juste ahonda en esa estructura dentro del Santander que a nadie preocupó y menos al Gobierno de Zapatero, que vivió un auténtico "idilio" con el banquero Botín, que no era el dueño del Santander sino el custodio de fondos extranjeros.
El autor (página 299) considera que desde el siglo XVIII hay una alianza entre empresarios y políticos que les permitió hacer negocios en la Restauración y en tiempos de Alfonso XIII, y que esa unión ha continuado hasta nuestros días. Entre la saga de consejeros de las grandes empresas procedentes de ilustres familias de la alta burguesía figuran Urquijo, Alba, Espinosa de los Monteros, Botín Sanz de Sautola, Benjumea, Echavarría, Daurella, Molins, Domenecq, Del Pino, Calvo-Sotelo, March, Entrecanales y Lladó. El autor considera que el IBEX es un "bloque social más o menos homogéneo que funciona como un club social restringido". Muchos tienen en común haber sido antes altos cargos del Estado nombrados por un partido político y no como funcionario de carrera con oposición. El autor ve mucha concentración de riqueza y poder en el IBEX, a lo sumo en 260 personas (consejeros de empresas), lo que denota cierta desigualdad social, según explica, remitiéndose al economista Piketti (página 305). La prueba sería que mientras el país pasaba en el 2008 al 2012 por una grave crisis, el IBEX seguía ganando astronómicos beneficios, por lo que se ha convertido en el "chivo expiatorio" de las masas empobrecidas.
El IBEX estuvo dominado por el Estado de 1991 a 1996, por los bancos y cajas de 1996 al 2000, por las cajas de ahorros (del 2000 al 2011) y por los fondos de inversión desde el 2012. La diferencia del dueño del IBEX es que el Estado podía acudir en ayuda de la empresa en apuros mientras que los fondos buscan el beneficio rápido, vender activos y hacer restructuraciones de plantilla.
En la página 246, el autor Rubén Juste hace un buen resumen de los grupos de poder que entraban y salían del gobierno para ocupar puestos en los consejos de administración de las empresas del IBEX.
Comienza en el año 2000 cuando los tecnócratas del PSOE tenían influencia en las antiguas empresas públicas (Telefónica, Repsol, Endesa), las participaciones del Estado (Red Eléctrica y Enagás) y el Banco Santander ("al cual benefició en los años 90, concurso mediante, con la adjudicación de un Banesto expropiado, convirtiendo así el banco de la familia Botín en la mayor entidad financiera del país").
Por su parte, prosigue Juste (2017:246), los "mandarines" del PP se fueron extendiendo por múltiples sectores, constituyendo un "holding" de eléctricas, seguros, tecnológicas y alimentación, a partir de su control de Caja Madrid y Bancaja. Ambas cajas, controladas por el exvicepresidente del Gobierno y ministro de Economía, Rodrigo Rato, y por José Luis Olivas (expresidente de la Generalitat Valenciana con el PP), y finalmente fusionadas en Bankia, disfrutaban en 2010, ya bien entrada la crisis económica, de una posición oligopólica en el IBEX 35, con la participación de un total de ocho sociedades en el índice (Indra, Iberia. Mapfre, Iberdrola, Ebro, Foods, Enagás y BME). Así, eran dominantes en las tres primeras, e indirectamente controlando un área mucho más amplia, a través de las participaciones de sus participadas. (citando Juste, 2017:246).
En mitad de la crisis, en torno al 2010, solo había un accionista con un poder similar en el IBEX 35: la Caixa (con seis participadas). "Pero ni La Caixa ni el Gobierno de José Luis Zapatero fueron un problema para el poderío del PP-IBEX, que dio el visto bueno a la fusión de Bancaja y Caja Madrid en diciembre del 2010, las dos cajas madre del gran proyecto económico del PP y sus empresarios afines: Valencia y Madrid".
Los últimos años, del 2012 al 2016, se caracterizan por la entrada de capital extranjero discretamente en el IBEX, caso de Blackrock. Tras entrar en España discretamente con participaciones en Gamesa y Telefónica, en el 2013 entró en Sacyr y NH Hoteles, y ese mismo año su "tela de araña" abarcaba ya a BBVA, Sabadell, Grifols, IAG, Ferrovial, Vicofán, DIA, Iberdrola, Gamesa, Amadeus y Telefónica. En el 2015 y 2016, Blackrock formaba ya un "oligopolio", según el autor Rubén Juste, siendo el primer accionista del Santander (5,08 %) y BBVA (5,009 %), además de un conglomerado en alimentación (DiA), construcción (Merlin Propierties, Ferrovial), energía (Repsol, Iberdrola), medios de comunicación (Telefónica y Mediaset), siderurgia (Acerinox), o Aena.
El análisis continúa con la crisis del 2008. Dice que en el 2007 empezaron a saltar las alarmas e incertidumbre, que continuó con la quiebra de Martín-Fadesa y luego Leman-Brothers. Zapatero hizo declaraciones tranquilizadoras y llegó a llamar "demagógicos" a los que decían que España iba mal pero su ministro Pedro Solbes advirtió que esta era la mayor crisis que había visto desde que tenía uso de razón.
Para sortear la crisis, primero Zapatero destinó una inyección keynesiana de 30.000 millones para hacer obras en los ayuntamientos (el llamado Plan E) pero el dinero no generó el empleo esperado ni hubo el esperado factor multiplicador. Se trata del segundo mayor plan dinamizador del mundo, con un gasto del 5 % del PIB, y que disparó la deuda pública al 11 %. Pasado un tiempo, el Gobierno socialista anunció "recortes" sociales como la supresión del cheque bebé, la congelación de los salarios de los funcionarios y la supresión de la paga extra o el aumento de la edad de jubilación de los 65 a los 67 años. A todo ello, se sumó una reforma laboral, con despidos de 20 días por año trabajado, para "flexibilizar" el mercado de trabajo aunque no se llegó a instaurar el contrato único que pedía la patronal. Zapatero tuvo que viajar a EE.UU. para convencer a los fondos de inversión (con Soros y Johnson a la cabeza) para que aprovechasen las rebajas a precio de saldo en España.
Por su parte, la patronal gastó 4 millones de euros en la campaña "Esto lo arreglamos entre todos" para lanzar optimismo a los ciudadanos. Los resultados del plan E y de la campaña no fueron los esperados: la bolsa siguió desplomándose, la prima de riesgo osciló entre los 100 y 170 puntos y el gobierno tuvo que diseñar una reforma laboral para aligerar de trabajadores de las grandes compañías del IBEX como Caja Madrid o Telefónica, que se deshicieron de miles de empleados a los pocos días de entrar en vigor la reforma.
La salida de Bankia a Bolsa (liberada de la parte de riesgo que tenía hipotecas) es otro de los temas que aborda el autor en el libro.
A raíz de la crisis, muchas joyas del IBEX fueron vendidas a extranjeros, sobre todo en el caso de las grandes constructoras (FCC, ACS, Ferrovial y OHL dirigidas por la familia Koplowitz, Florentino Pérez, los Del Pino y Villar Mir), empujadas por la caída de Bankia. Se trata de grupos empresariales que habían monopolizado recursos progresivamente privatizados por el Estado: producción y distribución de energía, hospitales, aeropuertos, agua, servicios de limpieza y carreteras. Por ejemplo, FCC (que incluía Aqualia, gestión de hospitales, saneamiento urbano o carreteras) fue vendida al millonario mexicano Carlos Slim. A manos extranjeras también pasaron Endesa, Enagás e Iberdrola. La "beautiful people" del PP se deshizo de sus posiciones y vendió acciones en Iberdrola o ACS. En cuanto a la empresa de refino CEPSA pasó a manos de fondos de inversión y pertenece al fondo IPIC de Abu Dabi. En cuanto a la distribuidora de petróleo CLH (vinculada de Repsol, BP y Cepsa) fue vendida a diez fondos distintos. Esto dio motivos de preocupación por temor a que abusasen de los precios, como pasó con el auga. Finalmente, también se vendió Iberia, que pasó a ser una compañía de bajo coste de British Airways.
Por su parte, la patronal gastó 4 millones de euros en la campaña "Esto lo arreglamos entre todos" para lanzar optimismo a los ciudadanos. Los resultados del plan E y de la campaña no fueron los esperados: la bolsa siguió desplomándose, la prima de riesgo osciló entre los 100 y 170 puntos y el gobierno tuvo que diseñar una reforma laboral para aligerar de trabajadores de las grandes compañías del IBEX como Caja Madrid o Telefónica, que se deshicieron de miles de empleados a los pocos días de entrar en vigor la reforma.
La salida de Bankia a Bolsa (liberada de la parte de riesgo que tenía hipotecas) es otro de los temas que aborda el autor en el libro.
A raíz de la crisis, muchas joyas del IBEX fueron vendidas a extranjeros, sobre todo en el caso de las grandes constructoras (FCC, ACS, Ferrovial y OHL dirigidas por la familia Koplowitz, Florentino Pérez, los Del Pino y Villar Mir), empujadas por la caída de Bankia. Se trata de grupos empresariales que habían monopolizado recursos progresivamente privatizados por el Estado: producción y distribución de energía, hospitales, aeropuertos, agua, servicios de limpieza y carreteras. Por ejemplo, FCC (que incluía Aqualia, gestión de hospitales, saneamiento urbano o carreteras) fue vendida al millonario mexicano Carlos Slim. A manos extranjeras también pasaron Endesa, Enagás e Iberdrola. La "beautiful people" del PP se deshizo de sus posiciones y vendió acciones en Iberdrola o ACS. En cuanto a la empresa de refino CEPSA pasó a manos de fondos de inversión y pertenece al fondo IPIC de Abu Dabi. En cuanto a la distribuidora de petróleo CLH (vinculada de Repsol, BP y Cepsa) fue vendida a diez fondos distintos. Esto dio motivos de preocupación por temor a que abusasen de los precios, como pasó con el auga. Finalmente, también se vendió Iberia, que pasó a ser una compañía de bajo coste de British Airways.
Dentro de estos fondos destaca Cerberus y su filial Haya Real Estate, en la que estaba parte del clan Aznar y Pujol como intermediarios para la venta de miles de inmuebles. Por su parte, el clan Aguirre entró con un fondo luxemburgués y del propio Golman Sachs (Juste, 2017:270) con el mismo propósito de hacerse con miles de viviendas de la antigua Caja Madrid a precio de ganga. Finalmente, Cerberus se hizo con gran parte del negocio inmobiliario de Bankia e incluso se acordó crear una especie de banco malo, la Sareb, para reunir allí esos activos.
Finalmente, el sector del ladrillo del IBEX quedó repartido así: una parte para el fondo Cerberus (Haya Real State, vinculado al clan Aznar) que se quedó con los préstamos de Bankia, otra para el Santander (Altamira y fondo Apollo) que gestionó los activos inmobiliarios de Catalunya Caixa y otra para La Caixa (TPG), que se quedó con las viviendas de NCG, Liberbank y Banco de Valencia. El autor dice que la venta del ladrillo a fondos internacionales fue cosa de Rajoy y De Guindos.
Un caso similar ocurrió con Blackrock, presente en 17 de las 35 empresas del IBEX. Llegó a doblegar a Abengoa para entrar en concurso, cuenta el autor, pues había fondos que apostaban por la caída de sus acciones. La salvación llegó con una quita del 70 % durante el gobierno Rajoy.
El autor señala que el resultado fue que la "beatiful people" del PSOE y el PP vieron cómo poco a poco su poder e influencia sobre las grandes empresas del IBEX se diluyó tras una pugna "sin respiro" con los grandes fondos de inversión. Sucedió con Abengoa, FCC, Prisa y supone el autor que con Ferrovial.
Otro fondo fue Amber, que apostó a movimientos bajistas en ACS o Prisa. donde ahora Amber tiene voz y voto y, según el autor, posibilitó que la Ser (de Prisa) abriese fuego contra Pedro Sánchez para destronarlo en el 2016. Luego, intentaron deshacerse de Juan Luis Cebrián, al que culpan de arruinar la compañía, según el autor. La situación en los medios de comunicación se complicó con la entrada de Blackrock (con acciones del Santander), que jugó a la baja del valor de Prisa.
Tras esta batalla, el único patriarca local que siguió en el IBEX fue Isidre Fainé, presidente de la Fundación Caixabank (con acciones en Prisa, Telefónica, Gas Natural-Fenosa y Repsol, Albertis, Suez Environnement y Servihabitat). El autor señala que en los consejos de administración de La Caixa había políticos del PP, PSOE, CDC o PNV y había como una especie de "lealtad" y fidelidad.
Fainé fue el "último referente de una soberanía económica privatizada y adquirida por capital nacional y cuya venta supondría la pérdida total de poder sobre sectores estratégicos. Añade el autor Juste que "la progresiva retirada de la beautiful people del PP del imperio conseguido a base de créditos de cajas de ahorros ha sido la avanzadilla: las Koplowitz (FCC) cedieron ante Slim, los Benjumea (Abengoa) ante fondos de inversión, mientras que Florentino Pérez, Villar Mir, Entrecanales o Calvo-Sotelo aguantan pero aumentando sus números rojos". De las 35 empresas solo quedaban 16 con participaciones de control por capital español. (página 257)
Finalmnete, el IBEX quedó repartido entre La Caixa (Albertis, Telefónica, Repsol, Gas Natural y Caixabank), la SEPI (un holding industrial vinculado al Estado y los fondos de inversión.
El autor concluye que el poder de los "mega-rich" (grandes ricos) va más allá de sus negocios y puede configurar la opinión de un conjunto de la sociedad. Juste menciona varios casos: el Santander y Amber con el País; Blackrock con Telefónica, Invesco, en Atresmedia, en un tiempo en que los Estados son débiles.
Finalmente, el sector del ladrillo del IBEX quedó repartido así: una parte para el fondo Cerberus (Haya Real State, vinculado al clan Aznar) que se quedó con los préstamos de Bankia, otra para el Santander (Altamira y fondo Apollo) que gestionó los activos inmobiliarios de Catalunya Caixa y otra para La Caixa (TPG), que se quedó con las viviendas de NCG, Liberbank y Banco de Valencia. El autor dice que la venta del ladrillo a fondos internacionales fue cosa de Rajoy y De Guindos.
Un caso similar ocurrió con Blackrock, presente en 17 de las 35 empresas del IBEX. Llegó a doblegar a Abengoa para entrar en concurso, cuenta el autor, pues había fondos que apostaban por la caída de sus acciones. La salvación llegó con una quita del 70 % durante el gobierno Rajoy.
El autor señala que el resultado fue que la "beatiful people" del PSOE y el PP vieron cómo poco a poco su poder e influencia sobre las grandes empresas del IBEX se diluyó tras una pugna "sin respiro" con los grandes fondos de inversión. Sucedió con Abengoa, FCC, Prisa y supone el autor que con Ferrovial.
Otro fondo fue Amber, que apostó a movimientos bajistas en ACS o Prisa. donde ahora Amber tiene voz y voto y, según el autor, posibilitó que la Ser (de Prisa) abriese fuego contra Pedro Sánchez para destronarlo en el 2016. Luego, intentaron deshacerse de Juan Luis Cebrián, al que culpan de arruinar la compañía, según el autor. La situación en los medios de comunicación se complicó con la entrada de Blackrock (con acciones del Santander), que jugó a la baja del valor de Prisa.
Tras esta batalla, el único patriarca local que siguió en el IBEX fue Isidre Fainé, presidente de la Fundación Caixabank (con acciones en Prisa, Telefónica, Gas Natural-Fenosa y Repsol, Albertis, Suez Environnement y Servihabitat). El autor señala que en los consejos de administración de La Caixa había políticos del PP, PSOE, CDC o PNV y había como una especie de "lealtad" y fidelidad.
Fainé fue el "último referente de una soberanía económica privatizada y adquirida por capital nacional y cuya venta supondría la pérdida total de poder sobre sectores estratégicos. Añade el autor Juste que "la progresiva retirada de la beautiful people del PP del imperio conseguido a base de créditos de cajas de ahorros ha sido la avanzadilla: las Koplowitz (FCC) cedieron ante Slim, los Benjumea (Abengoa) ante fondos de inversión, mientras que Florentino Pérez, Villar Mir, Entrecanales o Calvo-Sotelo aguantan pero aumentando sus números rojos". De las 35 empresas solo quedaban 16 con participaciones de control por capital español. (página 257)
Finalmnete, el IBEX quedó repartido entre La Caixa (Albertis, Telefónica, Repsol, Gas Natural y Caixabank), la SEPI (un holding industrial vinculado al Estado y los fondos de inversión.
El autor concluye que el poder de los "mega-rich" (grandes ricos) va más allá de sus negocios y puede configurar la opinión de un conjunto de la sociedad. Juste menciona varios casos: el Santander y Amber con el País; Blackrock con Telefónica, Invesco, en Atresmedia, en un tiempo en que los Estados son débiles.
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