domingo, 11 de abril de 2021

"Civilizados hasta la muerte", de Christopher Ryan (2019)

Resumen del libro "Civilizados hasta la muerte", de Christopher Ryan (2019)

Ver el resumen original y actualizado en:

https://evpitasociologia.blogspot.com/2021/04/civilizados-hasta-la-muerte-de.html

Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Derecho y Sociología

Sociología, progreso, historia de las civilizaciones,

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Ficha técnica:

Título:  "Civilizados hasta la muerte"

Subtítulo: El precio del progreso

Título en inglés: Civilized to Death: The Price of Progress

Autor: Christopher Ryan

Fecha de publicación: 2019

Publicación en español: Capitán Swing Libros, SL, Madrid, 2020

Páginas: 284

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Biografía del autor Christopher Ryan (hasta 2020)

Escritor estadounidense conocido por ser coautor del libro En el principio era el sexo (2010). Tras licenciarse en Literatura, Ryan viajó alrededor del mundo. Pasó veinte años en lugares recónditos, desempeñando trabajos variados, desde la pesca del salmón en Alaska hasta la enseñanza de lengua inglesa a prostitutas en Bangkok o la administración de bienes raíces comerciales en el Distrito de los Diamantes de Manhattan. Su tesis doctoral analizó las raíces prehistóricas de la sexualidad humana y fue guiada por el psicólogo Stanley Krippner, junto a otros miembros del comité como Sabrina Zirkel y Jürgen W. Kremer. Las ideas de Ryan sobre la sexualidad humana aparecen regularmente en publicaciones que van desde Cosmopolitan a revistas científicas, y escribe un popular blog para Psycology Today. Junto con la psiquiatra Cacilda Jethá, escribió el best-seller En el principio era el sexo, que desafía muchas de las suposiciones centrales de la psicología evolutiva, ha ganado varios prestigiosos premios de organizaciones de investigadores y terapeutas del sexo, y ha sido traducido a más de diez idiomas. En 2013, Ryan dio una charla TED titulada ¿Estamos diseñados para ser omnívoros sexuales? Además, colabora con Psycology Today y presenta regularmente un popular podcast llamado Tangentially Speaking with Dr. Christopher Ryan. Está casado con su colaboradora y coautora de En el principio era el sexo, Cacilda Jethá.

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Texto de la contraportada

El progreso, la ilusión básica de nuestra época, se agota. En general, los niños ya no esperan que sus vidas sean mejores que las de sus padres. Los escenarios distópicos están cada vez más presentes en la conciencia pública a medida que las piscifactorías colapsan, los niveles de CO2 aumentan y nubes de vapor radiactivo surgen de las plantas nucleares "a prueba de fallos". A pesar de las maravillas tecnológicas de nuestra época, o quizás debido a ellas, vivimos días oscuros. Producidos más alimentos que nunca, pero el hambre y la desnutrición siguen presentes en la mayor parte del mundo. Las tasas de depresión clínica y suicidio continúan su ascenso sombrío en el mundo desarrollado. Un tercio de los niños estadounidenses son obesos o tienen un grave sobrepeso, y la tasa de aumento de la depresión entre los niños es superior al veinte por ciento. Con la fe en el futuro fundiéndose como un glaciar sobrecalentado, incluso cuando la satisfacción con el presente se evapora, es hora de una reevaluación sobria del pasado, de aportar una mirada multidisciplinaria y científicamente informada de los efectos de esta fatídica divergencia. En Civilizados hasta la muerte, Ryan afirma que deberíamos empezar a mirar hacia atrás para encontrar el camino hacia un futuro mejor.

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ÍNDICE

Parte I.

Historias de los orígenes 

1. De qué hablamos cuando hablamos sobre prehistoria

Sobre las capacidades y las tendencias

Una historia popular de la prehistoria

El noble salvaje, los salvajes aristócratas y el hombre de paja de las cavernas


2. La civilización y sus disonancias


Los empíricos contraatacan

A través de una puerta no recordada

"La mejor gente del mundo"

El arte de no ser civilizado

Errores de cáculo malthusianos y espectáculos de terror hoobesianos

Las funciones del miedo

Sobre el poder primitivo

Parte II

El apocalipsis siempre (la NPP en el presente)


3. El mito del salvaje salvaje (declarar la guerra a la paz)

Evidencia primate

Evidencia antropológica y arqueológica


4. El optimista racional

Mo Better Blues

Sobre la salud de las naciones

Material para la reflexión

Las mentiras sobre la longevidad y el precio de paraíso


Parte III

Reflejos de un antiguo espejo (ser humano)

5. La falacia de la falacia naturalista

6. Nacidos para ser salvajes

7. Armar escándalo

8. Adolescentes turbulentos

9. Adultos ansiosos

Buen trabajo, si consigues uno

El precio del dinero

Cómo perder ganando

El síndrome del rico imbécil

Borracho de dólares


Parte IV

Un camino prehistórico hacia el futuro

10. A buen fin no hay mal principio

11. En ausencia de lo sagrado

Las muchas voces de Dios

Conectar, sintonizar, mejorar

Sobre los espíritus santos

Pasado progresista


Conclusión: Una utopía necesaria

El aspecto positivo del Armagedón

El fin de todas nuestras exploraciones

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RESUMEN

Christopher Ryan rechaza las empalagosas declaraciones de progreso y dice que las formas de progreso más duraderas y verdaderas a menudo son las que se construyen sobre la base de una comprensión del pasado. Dice que nuestra especie vivía en estado salvaje y ahora hemos diseñado nuestro zoológico para vivir. Recuerda que en muchas catástrofes no hay saqueo, sino echar una mano y colaborar, e incluso supone un alivio respecto a la normativa anterior. 

El autor Christopher Ryan se opone a autores "optimistas" como Matt Ridley o Steven Piker, que dicen que ahora vivimos mejor que nunca, en la época más pacífica de la historia frente a los tiempos negros del pasado. Formarían parte de la corriente que él denomina "neohobbesianos" (en referencia al libro de Hoobes, "Leviatán"). Los "neohobbesianos" consideran que los tiempos pasados fueron salvajes y peligrosos y el "hombre era un lobo para el hombre" por lo que el Estado, con un despliegue arrollador, protegió a los ciudadanos de los estragos de la naturaleza, puso orden, y trajo progreso y civilización. Hubo un proceso de "autodomesticación" de los humanos para librarlos de bestias voraces al otro lado e la verja que devoran a los tontos que escapan hacia la libertad. Ryan define como "cuentos de hadas" estas historias sobre lo terrible que era la vida y nos distraen de "nuestro sufrimiento inmediato". Se nos dice: "Violar, matar, esclavizar simplemente forma parte de la naturaleza humana y cualquiera que piense de otro modo es un estúpido romántico", indica. Cree que hay un "sesgo optimista" (Tali Sharot) y una fe ciega en el progreso que nos impide cambiar de rumbo antes de que sea demasiado tarde porque vamos hacia un "punto de no retorno" respecto al cambio climático.

La NPP ( Narrativa del Progreso Perpetuo ), que señala que la Humanidad vivía atrapada en la prehistoria con una edad media de vida de 35 años hasta que un genio inventó la agricultura y acabó con la desesperación animal, es la política del medio perpetuo que justifica la civilización pero machaca nuestro bienestar y nuestras capacidades innatas para la cooperación, la comunidad y la bondad. El miedo a todo nos mantiene callados y complacientes en nuestras jaulas supuestamente protectoras. 

Recalca que la NPP "envenena nuestras mentes, cuerpos y relaciones" como envenena el aire, el agua y la tierra. Ha justificado milenios de esclavitud y siglos de colonialismo. Genera desconfianza hacia nosotros mismos y los demás y una hostilidad irracional hacia el mundo natural (dice que una foca puede vivir 30 años felizmente hasta que se la come un tiburón en un segundo). La NPP asegura que debemos estar agradecidos de estar vivos en esta época actual tan moderna y si estás contento o desesperado es que has fallado en algo: no trabajas lo suficiente, no consumes los productos adecuados, no tomas los suplementos necesarios, no sigues un régimen de ejercicios satisfactorio, no conduces el coche apropiado o no bebes suficiente agua.

Critica toda una serie de libros como Utopía para realistas (2014) que demonizan el pasado y la naturaleza, donde dice que "el 99 % de la humanidad, a lo largo del 99 % de la historia, pasaba hambre y era pobre, sucia, temerosa, ignorante, enfermiza y fea". El autor se troncha : "¿Fea también?". Dice que aquellos amantes del progreso, ese que nunca acaba de llegar, que confían en que en el futuro haya un mundo igualitario de plenitud compartida y tiempo libre a raudales en el que disfrutar de la compañía de los seres queridos, lo cierto es que eso fue lo que hicieron nuestros antepasados antes de la aparición de la agricultura. Desde hace 10.000 años surgió la civilización "y hemos estado progresando para alejarnos de él  [el progreso]".

El autor señala que hace milenios los cazadores-recolectores tenían una anatomía moderna y una gran capacidad mental pero sus vidas no cambiaban y apenas avanzaron en el diseño de armas. Ryan sospecha que no estaban atascados sino que se encontraban cómodos y felices, sin necesidad de ningún "progreso" ni necesidad de cambiar su estilo de vida. Niega que la vida de los ancestros fuese solitaria, pobre, desagradable, brutal o corta. Pero las evidencias sugieren que estaban "contentos". 

Quizás la frase que resume el libro, que habla del paso del mundo de cazadores-recolectores al agrícola-industrial, es que hemos pasado de ser alegres saltamontes a ser voraces y agresivas langostas. Indica que el miedo es la base y el fundamento de la vida moderna. Hay una narrativa sobre el perpetuo progreso porque sirve a los propósitos de un moderno construido sobre la base del miedo. Los ciudadanos aprenden a rezar al Dios correcto, compran los productos correctos, asisten a las escuelas correctas, ingieren los alimentos correctos, hacen los ejercicios correctos y luchan en el ejército correcto. Y a la vez se nos recuerda que viviremos en un mundo cruel y que todos estamos indefensos (frente al hambre, terrorismo, colapso económico, policía y criminales, catástrofe nuclear, convulsiones volcánicas, asteroides y muerte.

Pone como ejemplo el último templo comunitario de los recolectores y forrajeros, Göbekli Tepe, que también pudo ser el primero agrícola tras el deshielo de la última glaciación que liberó Europa (El Largo Verano, hace 10.000 años), que fue una época de extraordinaria abundancia (casi edénica) que llevó a una gran pobreza de la civilización. Dice que los nómadas pasaron de un mundo igualitario, autónomo y de gratitud a un mundo de amos y siervos (constructores de pirámides). Göbekli Tepe acabó convertido en un basurero.

La agricultura llevó a crear asentamientos, montar estructuras políticas y militares, mantener conflictos para conquistar territorios para cultivar.

Según el autor, la NPP (Narrativa del Progreso Perpetuo) sostiene que la agricultura comenzó en el Creciente Fértil y se propagó con la rapidez de una innovación destinada a mejorar la calidad de vida. Pero, en realidad, surgió en ocho lugares distintos del mundo en 5.000 años (de 12.000 a 7.000 antes de Cristo). La agricultura dio lugar a un nuevo sistema: relaciones hombre-mujer, cuidados infantiles, gobierno, sistema de clases, militarismo, relaciones con otros animales, etc... El autor dice que la agricultura extrajo a los humanos del mundo y los enfrentó a él. Aunque actualmente los humanos viven 70 años a base de hamburguesas y cerveza, padecen caries, obesidad, enfermedades cardíacas, diabetes, cáncer y otros males. Dice que hay una prueba de que nuestro legado primitivo sigue ahí: nos quedamos hipnotizados viendo danzar las llamas en una hoguera de noche (el fuego acompañó a la Humanidad durante cientos de miles de años). Es que fuimos cazadores-recolectores hasta hace poco.

Acusa a la NPP de inflar el valor de la civilización y exige un rechazo instintivo de la vida nómada (como los "piranhas" brasileños). La NPP afirma que los antepasados más listos "inventaron" tecnologías agrícolas para mejorar sus vidas pero, según Ryan y Diamond, eso no parece muy demostrado. Todo lo contrario: la salud, la longevidad, la seguridad y el ocio disminuyeron para casi todos, incluidas las élites.

Ryan señala que Diamond considera la transición a la agricultura como "el peor error en la historia de la raza humana" y Yuval Noah Harari describe la revolución agrícola como "el mayor fraude de la historia". Cita el libro Sapiens: Aunque la suma total de alimento a disposición de la humanidad se amplió, el alimento adicional no se tradujo en una dieta mejor o en más ratos de ocio. Según Harari, la comida adicional impulsaba explosiones demográficas y élites consentidas, y los agricultores trabajaban más tiempo y con más fuerzo para obtener una dieta de inferior calidad. Aumentó la desigualdad social, hubo mayor violencia y élites autoproclamadas que usaban la religión monoteísta para afianzar su poder. Nadie estaba particularmente interesado en adoptar la agricultura y avanzó hacia Europa más despacio que un anciano con pantuflas.

Christopher Ryan discrepa y dice que el hombre cazador-recolector vivía feliz en un mundo igualitario, dentro de sus limitaciones mientras que ahora hay que trabajar de sol a sol para pagar la hipoteca; el hombre no se ha librado del trabajo sino que sigue dedicando muchas horas a ello. Sin embargo, con el invento de la agricultura y la llegada de la civilización al hombre le pusieron una camisa de fuerza y quedó atado a la tierra. Para Ryan, la civilización generó una gran desigualdad y distorsionó el alma de los humanos bajo una serie de crueldades sistemáticas que eran escasas o inexistentes en las sociedades recolectoras: subyugación de la mujer, esclavitud, disparidades extremas en términos de riqueza. 

Ryan sigue la argumentación de Harari de que el invento de la agricultura supuso un retroceso para los humanos. Aunque aumentó la población, la concentración en pueblos trasvasó enfermedades y epidemias del ganado, surgieron los Estados e lanzaron guerras, se estableció la esclavitud. Añade, en la línea de Diamond en "Armas, gérmenes y acero" que los pueblos agricultores desplazaron a los cazadores-recolectores, siendo su exponente más criminal la llegada de los españoles y europeos a América, a los que define como unos "maníacos" y unos "demoníacos" que exterminaron a gran parte de la población nativa (la mayoría por patógenos y epidemias), un desastre ecológico que en un solo siglo acabó con 56 millones de personas en América, lo que vincula con el inicio de la Pequeña Edad del Hielo. Mientras el encuentro de Colón con los taínos fue un choque entre agricultores que se creían mejores y los recolectores, el de Cortés y los aztecas sí fue un choque de civilizaciones.

Contrapone el mundo de los recolectores (espiritualmente vivo, acogedor y generoso) mientras que los agricultores lo ven inanimado, severo y adverso. Los dioses de los recolectores son múltiples, benévolos y de acceso directo para todos mientras que los dioses de los agricultores es solitario, irascible y celoso. Mientras los recolectores comparten toda propiedad los agricultores la acaparan y la defienden. Los recolectores son compañeros en relaciones mutuamente beneficiosas, los agricultores se ven como rivales de suma cero.

Así, según explica, en los grupos de cazadores-recolectores, la posición de la mujer era mejor, los cuidados infantiles son comunales, las posesiones son escasas y nadie puede ejercer un poder coercitivo sobre los demás (no gustan los egoístas ni avaros). En cambio, los recolectores eran cooperadores. Ryan se pregunta cómo los defensores del egoísmo como motor de la riqueza se siguen preguntando cómo es posible el altruismo cuando es al revés, lo natural es el altruismo y el egoísmo es lo extraño, algo que ha llegado con la civilización.

Ryan indica que en una civilización, los Estados necesitan mano de obra barata para que las ruedas de la civilización no dejaran de girar: trabajadores para sembrar y cosechar, soldados para conquistar y mantener nuevos territorios, esclavos para cavar canales y trazar caminos. Se promovió el sexo reproductivo como una forma rápida y convincente de crecimiento de la población, por lo que la prohibición de las relaciones sexuales no reproductivas "empieza a tener sentido", dice Ryan. "Los seres humanos son, en efecto, criados como una fuente de trabajo barata y desechable, igual que los caballos, los bueyes o los camellos", explica el autor. A los reacios a participar y a los indolentes y vagos que quisieron "desvincularse" de este timo piramidal, los forzaron a trabajar igualmente e impidieron que los insumisos cubriesen sus necesidades con productos propios (con sus huertos, animales, pesca y caza podrían vivir por menos de un dólar al día). Se promovió la pobreza (y a la vez se prohibía la mendicidad) para que hubiese mano de obra disponible. Las teorías de Thomas Malthus sobre la superpoblación crónica proponían que la pobreza extrema eran "irremediables" (porque la población siempre crecerá más deprisa que los recursos, aunque no tuvo en cuenta en sus cálculos la importancia del avance tecnológico). Sin embargo, los exploradores se encontraban a nativos y salvajes que comían alimentos más nutritivos, trabajaban menos, dormían más y sufrían menos enfermedades. Al final, la teoría malthusiana contribuyó a justificar la sociedad de la que era testigo pero también dio la idea de Charles Darwin de la evolución de las especies.

El autor añade que la civilización actual ha incentivado la ampliación de la vida mediante la toma de medicación y las nuevas tecnologías, lo que él considera que supone una alargamiento del sufrimiento humano sin más eficacia que los cuidados paliativos (para el dolor) cuando el cuerpo ya no puede dar más de sí. 

Respecto a las drogas, dice que las sobredosis por opiáceos son, en parte, por medicamentos contra el dolor recetados en exceso. Señala que hay algunas usadas en las ceremonias de los chamanes no son "disparates hippies" sino que sí son eficaces para estimular la creatividad sin ser adictivas como el alucinógeno LSD y la ayahuasca o yagé (que contiene dimetiltriptamina DMT, sustancia que aparece en los sueños pero también en episodios psicóticos y en experiencias cercanas a la muerte). A la DMT se la relaciona con el alzhéihmer, párkinson, cáncer, cardiomiopatía, disfunción retiniana, lesión cerebral perinatal, esclerosis, demencia por VIH, depresión severa y adicción a los psicoestimulantes. También menciona la iboga, que es peligrosa pero puede romper la adicción a opiáceos (quitaba la adicción a la heroína en una sesión). Se queja de que el Gobierno prohíbe el uso de la ayahuasca y el iboga pese a ser los tratamientos más efectivos contra la adicción que se conocen y la psilocibina elimina la depresión a enfermos terminales de cáncer, disminuía su miedo existencial a la muerte y aumentaba su experiencia mística.

El autor dice que las drogas psicodélicas ayudaron a desterrar el miedo a morirnos, pero esa idea de aceptar lo que realmente nos ofrece la naturaleza y la vida es una "amenaza tan profunda para la narrativa falsa de la civilización" que, por ello, han sido perseguidos los curanderos y hippies.

El autor propone cambios en la vida moderna: partos naturales en vez de por cesárea (carecen de las sustancias inmunizantes del paso por la vagina), carne de animales criados en libertad y sin crueldad en vez de criarlos en granjas superpobladas, tomar frutas y verduras orgánicas en vez de procesados, organización horizontal en los negocios, economía compartida, sexualidades no binarias y configuraciones de relaciones flexibles, derechos LGTBQ, refugios minimalistas y finanzas personales, medicina complementaria, psicoterapia psicodélica asistida. Dice que estas ideas tienen sus raíces en el paleolítico. Son principios que hacen plantear a la gente el tipo de casa en la que quiere vivir, el modo de mantener y recuperar la salud y cómo gestionar la propia economía.

Ryan también analiza la nueva economía del intercambio entre pares (Airbnb, Kickstarter, Lyft), que configuran ya una alternativa al capitalismo que remite a la forma ancestral del intercambio [nota del lector: sí, bueno, cogido con pinzas]. Dice que estas redes de pares se parecen a las mismas que vivieron los ancestros y sirven para solucionar problemas. Las redes de pares (ahora redes hipermodernas de tecnología colaborativa) son lo opuesto a las organizaciones jerárquicas

La agenda progresistas está en consonancia con los valores recolectores: una distribución más equitativa de los recursos, asistencia a las personas vulnerables, respeto y autonomía para las mujeres (igualdad salarial y derechos reproductivos), aumento de los fondos para programas de salud y educación, aceptación de todas las religiones. 

En cambio, la agenda conservadora se adapta a valores agrícolas: derechos individuales por encima de los de la comunidad, un control paternalista masculino del comportamiento sexual de las mujeres, el militarismo expansionista, la exaltación de la riqueza y el monoteísmo.

Ryan concluye que entre el camino del colapso económico y ecológico o el de una fusión entre la tecnología y la biología humana, hay un camino de "vuelta a casa" de nuestros antepasados. 

Menciona la paradoja de Fermi (si hay tantas galaxias, ¿dónde está todo el mundo? ) y el temor a que las civilizaciones avanzadas se autodestruyan o sean víctimas de la despiadada inteligencia artificial. 

Dice que nos encontramos en una encrucijada y visualiza tres futuros: 1) Negación e ira: vivimos en la fase terminal de la civilización a causa del cambio climático 2) Negación y depresión: proponen soluciones temporales para amenazas más inmediatas como la biomecánica. 3) Aceptación: reemplazar estructuras multinacionales jerárquicas por redes progresistas de pares y colectivos organizados horizontalmente. Propone la renta básica global que incentivara no tener hijos para ir reduciendo la población. Cree que hay que diseñar el "zoo humano" de forma que refleje los orígenes y la naturaleza del Homo sapiens (como una segunda Ilustración).


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