lunes, 21 de enero de 2019

"Crash. Cómo una década de crisis financieras ha cambiado el mundo", de Adam Tooze (2018)

"Crash. Cómo una década de crisis financieras ha cambiado el mundo", de Adam Tooze (2018)

Resumen del libro:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2019/01/crash-como-una-decada-de-crisis.html

Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Derecho y Sociología

Sociología, crisis del 2008, crisis financiera, capitalismo, economía internacional

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Ficha técnica

Título: "Crash. Cómo una década de crisis financieras ha cambiado el mundo"

Título original en inglés: Crashed. How a decade of financial crises changed the world.

Autor: Adam Tooze

Fecha de publicación: 2018

Editorial en español: Editorial Planeta, Editorial Crítica, Barcelona, 2018

Número de páginas:  782

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Biografía oficial del autor Adam Tooze (hasta 2018)

Adam Tooze (Londres, 1967) es profesor Barton M. Biggs de Historia y, tras años de docencia en Cambridge, fue nombrado director de los Estudios de Seguridad Internacional de la Universidad de Yale. En 2015 se unió al departamento de Historia de la Universidad de Columbia y le fue otorgado el LA Times Book Award for History por su obra El diluvio. La gran guerra y la reconstrucción del orden mundial (1916-1931) (Crítica, 2016)
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Texto de la contraportada

"La crisis que se inició en Estados Unidos en el 2008 no fue un accidente puntual, sino el inicio de un gran cambio global que se iba a extender a los mercados financieros de Europa, a las fábricas y astilleros de Asia, al Oriente próximo y a América Latina. Sus consecuencias se manifestaron también en el campo de la política, desde el colapso de Grecia al Brexit o la victoria de Donald Trump. Adam Tooze, profesor de la Universidad de  Columbia y autor de El diluvio, nos ofrece en Crash una historia global que no se limita al colapso del 2008, sino que analiza la evolución de una década en que una secuencia de crisis financiera ha transformado nuestro mundo. Este no es tanto un libro sobre el pasado como sobre nuestro presente".

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INDICE

Introducción... La primera crisis de una era global

Parte I. Tormenta inminente

Capítulo 1. La "crisis equivocada"
Capítulo 2.  Las hipotecas subprime
Capítulo 3. Las finanzas en el escenario atlántico
Capítulo 4. La zona euro
Capítulo 5. Un mundo multipolar

Parte II. La crisis mundial

Capítulo 6. "La peor crisis financiera de la historia"
Capítulo 7. Los rescates
Capítulo 8. "Lo más importante": garantizar la liquidez mundial
Capítulo 9. La crisis olvidada de Europa: Europa del Este.
Capítulo 10. El viento del Este: China
Capítulo 11. El G20
Capítulo 12. Estímulos
Capítulo 13. Arreglar Wall Street.

Parte III. La zona euro

Capítulo 14. Grecia 2010: "extend & pretend"
Capítulo 15.  El problema de la deuda
Capítulo 16. El mundo de gravedad cero
Capítulo 17. La espiral destructiva
Capítulo 18. "Whatever it takes"

Parte IV. Las réplicas del terremoto

Capítulo 19. "Estancamiento secular"
Capítulo 20. Temor al "tapering"
Capítulo 21. La crisis de Ucrania
Capítulo 22. #thisisacoup
Capítulo 23. La amenaza populista
Capítulo 24. Trump
Capítulo 25. El mundo que viene

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RESUMEN

Comentarios iniciales: Una de las sorpresas del libro es que dice que Estados Unidos inundó de dólares (hablamos de 2 o 3 billones de dólares) a Europa para que rescatase a sus bancos y se salvase de la crisis del 2008. Es quizás la gran novedad sobre la crisis.

Algunos conceptos:

Proyecto Hamilton: Iniciativa lanzada por Robert Rubin (demócrata con Obama) y puesta en marcha en el 2006 que propugnaba el aumento de la educación frente a la globalización y la caída de los salarios desde los años 70 y por otra parte, reducir la deuda (agravado con los recortes fiscales y el aumento del gasto de guerra en tiempos de Bush). Se basa en un documento de Orszag y Rubin en el que da la voz de alarma: los déficits de Bush elevarían los tipos de interés y reducirían la inversión privada. Más adelante se avecinaba una situación más grave (al afectar los déficits graves a las expectativas y la confianza, lo que genere un ciclo negativo que se retroalimente entre el déficit fiscal subyacente, los mercados financieros y la economía real. La tesis es que el enorme déficit le hacía vulnerable a las presiones del mercado de bonos y si los inversores extranjeros (la China comunista) daban la espalda súbitamente a los títulos del Tesoro generaría una paralización de la financiación externa de los desequilibrios de EEUU. Les preocupaba un escenario en el que EE.UU, como la gran economía deficitaria del mundo, sufriría una devaluación de su moneda y un incremento de los tipos de interés cuando los inversores abandonasen los activos estadounidenses (Blackstone alertó del doble déficit estadounidense y Roubini y Setser dijeron que si los inversores llegaban a perder la confianza, se podría depreciar el dólar y subirían los tipos de interés y dar lugar a una gran recesión). Para mitigar estos desequilibrios, el Proyecto Hamilton reclamaba la "austeridad fiscal" (reducir el déficit federal, contraer la demanda interna y reducir las importaciones de productos y fondos chinos).

El autor explica los años previos a la crisis. Era la era de la globalización, con China integrada en el comercio internacional (decidiendo el país quién invertía allí). Por otro lado, el sistema financiero estaba anclado al dólar, en la cúspide. Los países que  vinculaban su moneda al dólar podían acabar en la bancarrota (México en 1994, Malasia y los dragones asiáticos en 1997, Rusia en 1998, Brasil en 1999 y Argentina en el 2001). Lo que hizo China, para no ser la próxima víctima, fue fijar su tipo de cambio que era demasiado bajo (una receta para crecer con exportaciones pero que encarecía las importaciones). Al tener un superávit comercial con EEUU (pasó de 83.000 millones en 2000 a 227.000 en 2009) y comprar bonos del EEUU, "la pobre China estaba exportando capital al rico EE.UU, financiando a los consumidores estadounidenses para que compraran los productos de sus nuevas y enormes fábricas". China lo contrarrestó retirando el yuan de la circulación. A la compra de dólares se sumaron los SWF (fondos soberanos)

Una de las causas de la crisis era el excesivo endeudamiento (apalancamiento) de la banca. En el 2008, los precios del petróleo estaban disparados pero, solo unos meses después de empezar la crisis, se desplomaron, con lo que dejaron hundida a Rusia, entre otros exportadores de materias primas. En el 2008, el autor señala que ya había tensiones porque Rusia, que tenía muchas reservas en dólares, estaba en desacuerdo con la ampliación de la OTAN a Georgia y Ucrania y amenazó con actuar si seguían avanzando en ese sentido como había ocurrido con los países del Báltico. Finalmente, Rusia intervino militarmente en su zona de influencia cuando comenzaba la crisis.

En el libro estudia varios puntos clave del 2008 que fueron secretos y tardaron años en conocerse. En concreto, la FED otorgó una liquidez en secreto por valor de 6 billones de dólares (6 billones de euros) unas semanas después de la quiebra de Lehman Brothers para evitar el colapso financiero. Fue la última acción del presidente Bush, pese a la oposición de los conservadores, para evitar que el sistema se hundiese. El chorro de millones benefició a los principales bancos americanos (que fueron reunidos por el Gobierno para que aceptasen una ventajosa oferta de capital y todos se avinieron porque no solo no reconocían dificultades financieras sino que les estaban ofreciendo montañas de dinero muy por debajo del mercado)  e, indirectamente, el rescate se propagó a Europa a través de la City londinense, ya que muchas firmas multinacionales tenían allí sede.

En Estados Unidos, en apenas unos meses, con el grifo de la liquidez abierto a borbotones, se restauró la confianza de los mercados financieros y los bancos fueron rescatados sigilosamente. Nadie supo las cifras reales de inyección de dinero hasta dos años después porque la FED mantuvo los datos en secreto hasta el verano del 2010.

El autor también indica que la actitud de Europa, desunida, fue distinta a la de la FED, la cual no dudó en inyectar liquidez para atajar la crisis. En Europa, Alemania optó por la austeridad mientras que Francia decía que la crisis era americana. En Londres criticaban a los europeos por no entender cómo funcionaba la crisis y que todo el mercado transnacional y globalizado estaba interconectado. Una clave importante este que la crisis del 2008 no era similar a la crisis de 1929 sino a la de 1998 (cuando se hundieron las economías asiáticas). Era una crisis global porque todo estaba interconectado (y los fondos huían de un país en cuestión de minutos). El autor señala que en Asia comprendieron de inmediato cómo actuar e inyectaron millones de dólares (en China, se creó un programa de inversión pública de varios billones de dólares, se pidió a cada ciudad que propusiese proyectos para financiar, de modo que el país logró superar la crisis con una política de inversión masiva gubernamental). Por otra parte, China (que tenía importantes activos en EE.UU.) estaba muy interesada en que la economía mundial fuese bien y desatendió una supuesta petición de Rusia para vender sus fondos en dólares pues China sabía que eso le perjudicaba pues estaba demasiado ligada a EE.UU. económicamente.

Por su parte, el G20 también fue creado por Estados Unidos para reunir en un foro a las economías más importantes para el sistema (España quedó excluida), entre los que entraron los Bric, Rusia, China, Argentina o Italia, Alemania, Francia y el Reino Unido, o Arabia Saudí. Este foro pretendía coordinarse para resolver las tareas urgentes de la crisis globalizada. El resto de los países tuvieron que financiarse con las estrictas condiciones del FMI.

Respecto a Europa, el autor cree que cometió un grave error al no inyectar ingentes cantidades de dinero al sector público y limitarse solo a coger el dinero que llegó de Estados Unidos. El Reino Unido pudo sanear su sector bancario porque sabía que le respaldaba la FED americana, como último prestamista, y, de hecho, llovieron dólares a raudales para salvar a Londres.

En cuanto a la crisis de Grecia, en primer lugar, el autor distingue en cómo se resolvió rápidamente la crisis en Estados Unidos y cómo se prolongó la agonía en Europa al adoptar medidas de austeridad antes de tiempo y el Banco Central Europeo (con Trichker) subió los tipos de interés cuando la economía aún no se había recuperado, por lo que la volvió a hundir (aunque la crisis del 2010 estuvo ligada al euro). A ello se unió la falta de acuerdo entre el Reino Unido, Francia y Alemania para crear un fondo de rescate, de forma que cada país actuó por separado. Hay un especial papel para la canciller alemana Merkel y sus ministros de Economía, que se empecinaron en imponer la austeridad, lo mismo que los británicos. La principal víctima fue Grecia, que fue tomada como "chivo expiatorio" y lo que pasó es que sus bonos se dispararon (la famosa "prima") y la deuda creció (más del 100% del PIB) mientras el Gobierno hacía recortes para devolver la deuda. No había manera de rescatar al país porque Europa construyó el euro sin habilitar políticas que facilitasen los rescates. Luego cayeron Portugal, Irlanda y España, con enormes deudas privadas a lo que se sumó la dificultad de encontrar préstamos, lo que elevó los intereses de la deuda pública.
El autor concluye que las políticas de austeridad causaron un sufrimiento gratuito en Europa y alargaron la crisis en la creencia de que una economía saneada y sin deudas era la base del futuro crecimiento (una visión doctrinaria que resultó que no se correspondía con la realidad y que en realidad era un multiplicador negativo: a más recortes, más recesión, menos recaudación y más crisis) cree que la imposición vino desde Alemania, aunque también es cierto que el Reino Unido optó por la misma vía de recortes. Hubo otra discusión sobre si se debían comprar bonos del país al borde la ruina o no. Recuerda que la economía de Grecia era insignificante en la UE pero que los problemas del rescate hicieron bastante ruido y sometieron al pueblo griego a un cruel sufrimiento.

El autor describe cómo a partir del 2010 se impuso una especie de obsesión ultraconservadora por el gasto público y el déficit, que obligó a Obama a recortar su "manguerazo" de dinero público a solo 800.000 euros a pesar de que su asesora recomendaba una segunda intervención pero nadie se la tomó en serio. El "efecto contagio" de los vigilantes del déficit llegó después a Europa, al Reino Unido. De repente, todo el mundo estaba obsesionado con el déficit, incluida Alemania, que se convirtió en una vigilante de los criterios de gasto en toda Europa.

Uno de los debates que había era si el FMI debía rescatar a algunos países de la UE, lo cual supondría una humillación a parte de que, cualquier imposición de las que acostumbra a hacer el FMI, sería una intromisión en la soberanía de la UE (en la cumbre del G20, los países integrantes (el G8 más los emergentes) acordó rescatarse a sí mismo y dejar al resto en manos del FMI) .
En el caso del rescate de los PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y España (Spain)), se acordó una fórmula intermedia: el BCE daría liquidez comprando bonos, el FMI pondría su parte del dinero y el resto, la UE. Es lo que se llamó la "troika" de Bruselas, que supervisó cómo los países cumplían sus criterios de déficit.
Finalmente, el BCE encontró una fórmula para rescatar a la banca de los países, dar fluidez a las tuberías del sistema financiero europeo para salir del bache. 

En el tema de los recortes a Grecia, el autor estudia qué habría pasado si se hubiese permitido una quita como ocurrió en Islandia. Cree que influyeron sobre todo cuestiones políticas para no reducir la deuda a los griegos por temor a un efecto cadena en toda la UE o una devaluación del euro. Eso conduce al tema de si el euro estaba bien articulado, si Grecia tendría que haberse salido del euro para poner maniobrar con su propia moneda y si la UE disponía de los mecanismos institucionales necesarios para operar con esta moneda y reaccionar ante estas crisis.

El autor recuerda el capítulo del jefe del banco central europeo diciendo "Haremos todo lo necesario", lo que tranquilizó a los inversores.

Por tanto, el autor establece como dos fases de la crisis:

- La crisis americana-británica (2007-2008), que se extendió a Europa porque toda la economía estaba interrelacionada. El autor cree que solo los ingleses entendieron el alcance de la caída de Lehman Brothers y de cómo afectaba a todo el sistema internacional. Esta crisis se resolvió rápidamente (en un año) mediante una inyección de dinero público en las cañerías del sistema financiero, tanto en EE.UU. como en Europa. El autor recalca que si bien se salvaron a tiempo los bancos sistémicos demasiado grandes para caer, nadie se preocupó por los propietarios de viviendas desahuciados por impago de la hipoteca. Critica a los europeos que estos desdeñasen la crisis de Lehman como un problema americano sin comprender que toda la economía estaba ahora interconexionada a nivel internacional.

- La crisis del euro (2010): El autor sospecha que el "austericidio" autoinflingido por la UE desencadenó la crisis del euro y alargó la agonía de una crisis que en Estados Unidos ya estaba resuelta, lo mismo que dejar abandonada a su suerte a Grecia, a la que solo rescataron en el último minuto.




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