Resumen de "El valor de actuar", de Ben S. Bernanke (2015)
Resumen original y actualizado en:https://evpitasociologia.blogspot.com/2019/04/el-valor-de-actuar-de-ben-s-bernanke.html
Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Derecho y Sociología
Sociología, crisis económica, política económica, finanzas, banca
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Ficha técnica
Título: "El valor de actuar"
Subtítulo: Memoria de una crisis y sus secuelas
Título original: "The Courage to Act"
Autor: Ben S. Bernanke
Fecha de publicación: 2015
Publicación en España: Ediciones Península, Grup Editorial 62, Planeta, Barcelona, 2016
Número de páginas: 671
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Biografía del autor Ben S. Bernanke
(Augusta, Estados Unidos, 1945) fue presidente del Sistema de la Reserva Federal entre 2006 y 2014. En 2009 la revista Time lo nombró "persona del año". Antes de dedicarse a la actividad política, trabajó como profesor de Economía en la Universidad de Princeton.
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Texto de la contraportada
"Un relato excepcional, escrito desde dentro, de la forma en que la política americana y, por contagio, la mundial encararon la mayor crisis desde la Gran Depresión.
En 2006, Ben S. Bernanke fue nombrado presidente del Sistema de la Reserva Federal de Estados Unidos, el inesperado colofón de un viaje personal que había tenido como punto de partida un pequeño pueblo de Carolina del Sur, vivió un interludio sembrado de prestigiosos cargos académicos y parecía haber culminado con varios años de servicio en los pasillos del poder en Washington.
No hubo demasiado tiempo para celebraciones. En 2007 estalló la burbuja inmobiliaria, dejando al descubierto las vulnerabilidades escondidas del sistema financiero global y llevándolo al borde de la catástrofe. Bernanke y su equipo de la Reserva Federal tuvieron que enfrentarse a la implosión del banco de inversiones Bear Stearns, al rescate financiero del gigante de los seguros AIG y al consiguiente contagio de los mercados.
Como responsable del banco central estadounidense, Bernanke convivió con dos presidentes del Gobierno distintos, trabajó entre el fuego cruzado en el Congreso a la contra y aguantó la presión de una opinión pública indignada por el comportamiento de Wall Street. Al cabo, el organismo que presidía, codo a codo con el departamento del Tesoro, consiguió estabilizar el titubeante sistema financiero, evitando un derrumbe de inimaginable escala".
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ÍNDICE
Prólogo: Todavía puedo frenar esto
Primera parte
1. Main Street
2. En el mundo académico
3. Gobernador
4. En la orquesta del Maestro
5. El chispazo de la subprime
6. Primera temporada
Segunda parte
7. Primeras convulsiones, primera respuesta
8. Un paso adelante
9. El fin del principio
10. Bear Stearns, Antes de que abran en Asia
11. Fannie y Freddie: Un verano largo y caluroso
12. Lehman: El dique se rompe
13. AIG: "Me enfurece"
14. Acudimos al Congreso
15. "Cincuenta por ciento, ¡demonios, no!
16. Un viento frío
17. Transición
18. De la crisis financiera a la crisis económica
Tercera parte, repercusiones
19. Expansión cuantitativa: El final de la ortodoxia
20. La construcción de un nuevo sistema financiero
21. QE2: Falso amanecer
22. Vientos en contra
23. Taper Capers
Epílogo: Mirando atrás, mirando hacia adelante
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RESUMEN
El presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED), Ben S. Bernanke, sitúa el origen de la crisis en el 2007, seguido del rescate de Bear Stearns en la primavera del 2008 y el hundimiento del mercado inmobiliario. Ya había problemas año y medio antes de que empezase la Gran Recesión en septiembre del 2008. Él considera en sus memorias que la crisis fue peor que la Gran Depresión, califica la del 2008 como la mayor crisis económica de la historia de la Humanidad. Bernanke era conocido como "Mr. Helicóptero", en alusión a la idea de Milton Friedman y Anna Schwartz de lanzar billetes desde un helicóptero como forma de inyectar liquidez a la economía y rescatar al sistema bancario. En realidad, ese fue el truco para salir de la crisis del 2008: inyectar capital público a manguerazos para resolver el problema de liquidez. Milton Friedman y otros monetaristas habían descubierto que la Gran Depresión de 1929 se debía en parte a que dejó de circular capital, lo que Bernanke resolvió inyectando millones de dólares a los bancos (a cambio de que le devolviesen los préstamos; lo que generó ganancias a las arcas públicas).
La estrategia empleada por la FED para luchar contra la crisis se podría calificar, en mi opinión, de híbrida entre la teoría keynesiana (estimular la demanda) y la monetarista (dar liquidez financiera al sistema con manguerazos de dinero barato). Bernanke admite que cuando le preguntan qué fue lo que más le sorprendió de la crisis o más le pilló por sorpresa responde: "La crisis". Admite que él no la había visto venir aunque es cierto que algunos consejeros estaban advirtiendo sobre el colapso de la burbuja del ladrillo. Se esperaban pérdidas en las inmobiliarias, que sería lamentable pero no peligroso, pero nadie pensó en el hundimiento del sistema financiero global.
Bernanke fue el sucesor de Alan Greenspan (el Maestro), al agotar este sus 8 años de mandato en la Reserva Federal (FED) en torno al 2006. El propio Greenspan sacó poco después su libro de memorias "La era de las turbulencias", un título irónico justo antes de comenzar la crisis. Así que mientras Greenspan lideró una era dorada de crecimiento y desregulación financiera en los años 90 y 2001, año en el que los atentados del 11-S obligaron a la Reserva Federal a bajar los tipos de interés para reanimar la economía. Tras unos años de bonanza, en el 2007 empezaron los problemas, cuando un banco de tamaño medio se quedó sin liquidez y pasó algo parecido en Inglaterra, al que hubo que rescatar o nacionalizar.
El primer detonante o aviso fue el anuncio realizado en agosto del 2007, tras años de bum crediticio, por el BNP Paribas en que indicó que no permitiría retirar el dinero de los inversores de tres de sus fondos. Los inversores comprendieron que las hipotecas subprime y los productos crediticios estructurados en los que iban empaquetados podrían sufrir pérdidas importantes a pesar de sus altas calificaciones crediticias (parecían activos seguros pero su fallo es que los flujos de efectivo que ponían en manos de los inversores dependían de los resultados de cientos o miles de diversos créditos o valores).
En su libro, explica las razones por las que cayó Lehman Brothers en el 2008, la cual ya estaba totalmente quebrada, sin dinero y no encontraba comprador. Cuenta la semana de infarto que le siguió a Lehman Brothers para salvar al menos a AIG (que recibió una línea de crédito de entre 85.000 millones de euros y 100.000), que tenía un mayor riesgo sistémico pero también activos valiosos que la respaldasen. Otra de las soluciones de la FED comprar activos tóxicos de los bancos para sanearlos (inventaron el "banco bueno, banco malo"). Actuó en coordinación con el Tesoro y el FDIC.
El quiz de la cuestión de los bancos al borde de la quiebra radicaba en que sus inversiones de hipotecas subprime y otras innovaciones bancarias habían perdido su valor y a ello se sumaba un problema de liquidez (fondos disponibles para devolver el dinero a las sociedades que retiraban fondos y tampoco se podían pedir préstamos porque nadie los daba por temor a quedarse sin liquidez o no recuperar su dinero; por esta razón el Estado tuvo que adoptar el papel de prestamista de último recurso e inundar el mercado de dinero, capital a muy bajo interés).
Entre los primeros rescates destaca el de Bear Stearns (que se vendió a un grupo más grande justo horas antes de que abriera la Bolsa y anunciase su quiebra; lograron darle dinero para que llegase vivo al fin de semana) y también el de Fanni y Freddie (una inmobiliaria semiestatal de hipotecas que se había excedido con sus activos tóxicos). Muchos de estos bancos tenían más de un siglo de historia pero se habían metido en riesgos excesivos y no podían devolver el dinero ni nadie les compraba sus bonos ni acciones, que perdían valor continuamente ante la sospecha del público de que estas entidades en dificultades serían insolventes.
La recesión pasó de un desplome del 2 % en el tercer trimestre del 2008 al 8,2% en a finales de año (hundimiento histórico de la economía), y un 5,4% a primeros del 2009. La inflación se hundió, rozando la deflación, y el petróleo pasó de 140 dólares a solo 30. El contagio fue mundial y tuvieron que ayudar a los países emergentes y a economías avanzadas y al Banco Central Europeo (BCE). "Nos enfrentábamos a lo que parecía que iba a ser una profunda y prolongada recesión, que exigía decisiones audaces", dijo.
La FED optó por aplicar bajadas de interés para animar el mercado y no sembrar el pánico entre los prestamistas. Luego, cuenta cómo convencieron al Congreso de EE.UU. para que les facilitase un potente presupuesto (800.000 millones de dólares) para refinanciar todo el sistema bancario y ayudar a Europa. Los congresistas estaban enfadados, algunos con una "falsa ira", porque no querían usar dinero del contribuyente para rescatar a los bancos privados y por el "riesgo moral" de que los bancos se arriesgarían con operaciones alocadas sabiendo que serían rescatados por el Estado y el dinero de los ciudadanos. Pero Bernake les convenció de que dejar caer el sistema financiero aún sería peor sino catastrófico ya que generaría un paso masivo, hundiría el valor de las compañías y se reduciría aún más la confianza de los inversores. Esta vez Main Street (la calle principal, la plaza pública, el pueblo) tenía que salvar a Wall Street para evitar el colapso de todo el sistema.
Hubo un momento que parecía que se venía todo abajo porque el Congreso rechazó en una votación aprobar unos estímulos multimillonarios (decisión que hundió a la Bolsa), razón por la que en una segunda votación se aprobó el rescate de todo el sistema financiero con una lluvia de millones. No se trataba solo de Lehman o AIG, Merrill Lynch y Citygroup y otros gigantes estaban al borde del abismo. A través de compras de bancos y fusiones, el sistema se fue reestructurando, todo ello en reuniones hasta el domingo por la noche con negociaciones contrarreloj antes de que abriese Wall Street. Realmente, había que salvar a aquellos bancos y sociedades financieras "demasiado grandes para caer". Otros hablaban de que los continuos rescates generaban tantos trastornos como hacer de "bombero incendiario".
También se tomaron medidas para ayudar a los hipotecados que no podían pagar sus casas aunque a veces las condiciones eran tan endiabladas que parecían un boicoteo.
Otra de sus tareas fue convencer a todos los bancos centrales del mundo y al G-7 para actuar al unísono y rebajar los tipos de interés. En el caso de España, Bernanke dice que el país "cumplió".
El relato histórico de Bernanke tiene bastantes semejanzas con el libro "Crack", que también cuenta las historias clave del colapso financiero. Por ejemplo, la versión de la reunión de los bancos más grandes de USA para que aceptasen dinero "a un interés regalado" es similar en "Crack" y en Bernanke.
En el libro, Bernanke cuenta sus inicios como estudiante de Harvard que vivía en un pueblo de Carolina del Sur, Dillon. Su padre era farmacéutico y procedían de una familia judía. Bernanke logró entrar en Harvard sin apenas estudiar en el instituto y, cuando se dio de bruces con la realidad y suspendió varias asignaturas, volvió en Navidad a encerrarse en su pueblo y solo salió para comer. Más tarde se casó con una estudiante de otro campus cercano y entró a trabajar como investigador y profesor en Princeton, especializándose en la Gran Depresión de 1929. Fue asistente presidencial y luego entró en la FED. El autor relata la sorpresa que se llevó su padre cuando, en un acto oficial, Bernanke le presentó al Alan Greenspan, el mítico presidente del FED.
También comenta que su hija estudiante se fue a tomar un café en la Universidad de Harvard con un compañero y este le preguntó a qué se dedicaba su padre. Ella le dijo que era "presidente de la FED" y el compañero abrió los ojos como platos: "¿Tu padre es Alan Greenspan?". Bernanke fue el sustituto de Greenspan y le tocó lidiar con una de las crisis globales más duras de todos los tiempos.
En los chistes publicados en prensa, hay una viñeta en la que se ve a Bernanke en su casa sentado en la mesa esperando la cena mientras su mujer le grita desde la cocina: "¿Iba usted a decir algo, Señor Mr. Reserva Federal?". Los humoristas bromeaban con el hecho de que el presidente de la FED cada vez que habla hace temblar los mercados pero en su casa tiene que tener aún más cuidadín con lo que dice. Lo cierto es que la FED hacía declaraciones con enrevesadas frases para evitar malas interpretaciones al enviar su mensaje a los mercados. Otro chiste pone a Bernanke disfrazado del doctor Frankestein dándo chispazos de electricidad a un monstruo que lleva un cartel que pone "Economía" mientras su creador dice: "Más estímulos". Lo cierto es Bernanke había llegado a un pacto con su mujer para dedicar las tardes de los domingos y festivos exclusivamente a la familia pero cuando comenzó la crisis tuvo que olvidar esa promesa para empezar negociaciones alocadas con su consejo para salvar a bancos que podían quebrar al lunes siguiente. Cuenta que necesitaban cinco votos favorables y como la crisis ocurría en fines de semana, uno de los miembros siempre estaba haciendo escalada en medio de las montañas o de viaje por Asia, por lo que siempre se perdía las decisiones clave. Entre el 2007 y el 2009 vivieron muchas jornadas alocadas intentando negociar rescates con bancos y prestatarios.
La alianza de la FED con los grandes bancos fue clave para comprar muertos vivientes como Wachovia (una mejor oferta superó a la de Citi cuando ya solo faltaba firmar el contrato). Algunas sociedades bancarias de Wall Street fueron listas y, tras mirar la legislación, se reconvirtieron en bancos de la noche a la mañana para poder ser rescatadas por el FED. Bernanke dice que los blindajes de Citi y Bank of America no costaron ni un dólar al Tesoro (pese al rescate, sus acciones se desplomaron un 80 % en el 2009 y un 50 % en el resto debido a los costes de asegurar la deuda de los grandes bancos contra impagos).
Los fondos TARP (dotados con 800.000 millones de dólares, que se concedían en varios tramos por si acaso, para capitalizar bancos por la excepción del riesgo sistémico y que se convirtieron en el sostén de los rescates progresivos) fueron una de las claves para suministrar dinero, tranquilizar a los inversores y reducir la presión a las firmas con riesgo sistémico, a la vez que el Estado obtenía dividendos por la compra de acciones preferentes. En general, diversificaban entre varios compradores (privados y públicos) los riesgos de pérdidas y aunque, en el tema de las hipotecas, había hipotecados que inclumplían, el Estado lo compensaba por los ingresos de comisiones.
Bernanke pasó del gobierno de Bush al de Obama, una transición en medio de la crisis del 2008. Cuenta que en el 2009, la crisis financiera parecía haberse superado pero empezaba otra crisis, la crisis económica. Explica que, siguiendo las tesis keynesianas, el colapso de la demanda privada (los gastos consuntivos, la compra de viviendas, la inversión de capitales) habían afectado a la producción y el empleo. "Con la economía en caída libre y con los tipos de interés a corto plazo situados casi en cero, la economía necesitaba un impulso fiscal, en forma de incremento del gasto público, de rebajas fiscales para promover el gasto privado o ambas cosas.
Obama firmó en el 2009 la Ley de Recuperación y Reinversión de Estados Unidos (dotado con 787.000 millones de dólares, de los que 288.000 eran reducciones de impuestos para fomentar el consumo y la inversión, 40.000 iban a prestaciones de desempleo y 105.000 millones para inversiones en infraestructuras. Bernanke dice que esto contribuyó a ralentizar la crisis pero la recuperación fue lenta porque el paquete de estímulos fue demasiado pequeño para detener la peor recesión en 60 años en una economía con un PIB de 15 billones de dólares. Quizás este rescate fue escaso pero, según dicen, políticamente no se podía hacer más. Y parte de sus efectos se diluyeron (porque otras instituciones locales aumentaron los impuestos). Había preocupación por el déficit y algunos votantes sospechaban que el paquete de estímulos era un "árbol de Navidad" que apoyaba los proyectos favoritos de los políticos. Se ayudaron a propietarios de viviendas en problemas para reducir sus mensualidades. Todo se complicó con movimientos como el Tea Party que se enfurecieron con los rescates de hipotecados.
A mediados del 2009, ya se estaba estudiando la posibilidad de crear un "banco malo" y de nacionalizar algún banco, lo que la FED descartaba tras "seminacionalizar" Fannie, Freddie e AIG.
Bernanke finaliza su libro con unas reflexiones: "A mi juicio, como estudioso de la historia financiera y monetaria, la mejor manera de abordar la crisis del 2007-2009 es entenderla como heredera de los pánicos financieros del siglo XIX y comienzos del XX. La reciente crisis apareció en un sistema financiero mundializado que se había vuelto mucho más complejo e integrado, y nuestro sistema regulador, en su mayor parte, no había seguido el mismo ritmo que los cambios". Añade que la severidad del propio pánico (y sus desencadenantes: los abusos de las hipotecas subprime y la burbuja inmobiliaria) fue responsable de los enormes costes financieros y económicos de la crisis. La FED, el Tesoro y el FDIC aplicaron recetas clásicas contra el pánico y calmaron la crisis. "La experiencia histórica indica que el país habría experimentado un colapso económico mucho peor que la durísima crisis que padecíamos", dice.
El autor explica el contagio como fichas de dominó cuando cae un banco y la vía más peligrosa de contagio es la venta masiva de activos a precios rebajados (el perjudicado necesita obtener rápidamente efectivo para satisfacer al depositante o a acreedores). Si no consiguen préstamos, tienen que vender activos. Primero se deshacen de los bonos del Estado (fáciles de vender), después los créditos a negocios particulares (más difíciles). Si muchas entidades lo hacen a la vez, los activos se desploman y genera temor, lo que lleva a retiradas masivas de dinero al sospechar que el banco pueda ser insolvente y no cumpla sus compromisos de pago. Dice que las grandes crisis de pánico acarrean falta de liquidez y de solvencia y para acabar con la crisis hay que emitir empréstimos a corto plazo e implantar inyecciones de capital.
La estrategia empleada por la FED para luchar contra la crisis se podría calificar, en mi opinión, de híbrida entre la teoría keynesiana (estimular la demanda) y la monetarista (dar liquidez financiera al sistema con manguerazos de dinero barato). Bernanke admite que cuando le preguntan qué fue lo que más le sorprendió de la crisis o más le pilló por sorpresa responde: "La crisis". Admite que él no la había visto venir aunque es cierto que algunos consejeros estaban advirtiendo sobre el colapso de la burbuja del ladrillo. Se esperaban pérdidas en las inmobiliarias, que sería lamentable pero no peligroso, pero nadie pensó en el hundimiento del sistema financiero global.
Bernanke fue el sucesor de Alan Greenspan (el Maestro), al agotar este sus 8 años de mandato en la Reserva Federal (FED) en torno al 2006. El propio Greenspan sacó poco después su libro de memorias "La era de las turbulencias", un título irónico justo antes de comenzar la crisis. Así que mientras Greenspan lideró una era dorada de crecimiento y desregulación financiera en los años 90 y 2001, año en el que los atentados del 11-S obligaron a la Reserva Federal a bajar los tipos de interés para reanimar la economía. Tras unos años de bonanza, en el 2007 empezaron los problemas, cuando un banco de tamaño medio se quedó sin liquidez y pasó algo parecido en Inglaterra, al que hubo que rescatar o nacionalizar.
El primer detonante o aviso fue el anuncio realizado en agosto del 2007, tras años de bum crediticio, por el BNP Paribas en que indicó que no permitiría retirar el dinero de los inversores de tres de sus fondos. Los inversores comprendieron que las hipotecas subprime y los productos crediticios estructurados en los que iban empaquetados podrían sufrir pérdidas importantes a pesar de sus altas calificaciones crediticias (parecían activos seguros pero su fallo es que los flujos de efectivo que ponían en manos de los inversores dependían de los resultados de cientos o miles de diversos créditos o valores).
En su libro, explica las razones por las que cayó Lehman Brothers en el 2008, la cual ya estaba totalmente quebrada, sin dinero y no encontraba comprador. Cuenta la semana de infarto que le siguió a Lehman Brothers para salvar al menos a AIG (que recibió una línea de crédito de entre 85.000 millones de euros y 100.000), que tenía un mayor riesgo sistémico pero también activos valiosos que la respaldasen. Otra de las soluciones de la FED comprar activos tóxicos de los bancos para sanearlos (inventaron el "banco bueno, banco malo"). Actuó en coordinación con el Tesoro y el FDIC.
El quiz de la cuestión de los bancos al borde de la quiebra radicaba en que sus inversiones de hipotecas subprime y otras innovaciones bancarias habían perdido su valor y a ello se sumaba un problema de liquidez (fondos disponibles para devolver el dinero a las sociedades que retiraban fondos y tampoco se podían pedir préstamos porque nadie los daba por temor a quedarse sin liquidez o no recuperar su dinero; por esta razón el Estado tuvo que adoptar el papel de prestamista de último recurso e inundar el mercado de dinero, capital a muy bajo interés).
Entre los primeros rescates destaca el de Bear Stearns (que se vendió a un grupo más grande justo horas antes de que abriera la Bolsa y anunciase su quiebra; lograron darle dinero para que llegase vivo al fin de semana) y también el de Fanni y Freddie (una inmobiliaria semiestatal de hipotecas que se había excedido con sus activos tóxicos). Muchos de estos bancos tenían más de un siglo de historia pero se habían metido en riesgos excesivos y no podían devolver el dinero ni nadie les compraba sus bonos ni acciones, que perdían valor continuamente ante la sospecha del público de que estas entidades en dificultades serían insolventes.
La recesión pasó de un desplome del 2 % en el tercer trimestre del 2008 al 8,2% en a finales de año (hundimiento histórico de la economía), y un 5,4% a primeros del 2009. La inflación se hundió, rozando la deflación, y el petróleo pasó de 140 dólares a solo 30. El contagio fue mundial y tuvieron que ayudar a los países emergentes y a economías avanzadas y al Banco Central Europeo (BCE). "Nos enfrentábamos a lo que parecía que iba a ser una profunda y prolongada recesión, que exigía decisiones audaces", dijo.
La FED optó por aplicar bajadas de interés para animar el mercado y no sembrar el pánico entre los prestamistas. Luego, cuenta cómo convencieron al Congreso de EE.UU. para que les facilitase un potente presupuesto (800.000 millones de dólares) para refinanciar todo el sistema bancario y ayudar a Europa. Los congresistas estaban enfadados, algunos con una "falsa ira", porque no querían usar dinero del contribuyente para rescatar a los bancos privados y por el "riesgo moral" de que los bancos se arriesgarían con operaciones alocadas sabiendo que serían rescatados por el Estado y el dinero de los ciudadanos. Pero Bernake les convenció de que dejar caer el sistema financiero aún sería peor sino catastrófico ya que generaría un paso masivo, hundiría el valor de las compañías y se reduciría aún más la confianza de los inversores. Esta vez Main Street (la calle principal, la plaza pública, el pueblo) tenía que salvar a Wall Street para evitar el colapso de todo el sistema.
Hubo un momento que parecía que se venía todo abajo porque el Congreso rechazó en una votación aprobar unos estímulos multimillonarios (decisión que hundió a la Bolsa), razón por la que en una segunda votación se aprobó el rescate de todo el sistema financiero con una lluvia de millones. No se trataba solo de Lehman o AIG, Merrill Lynch y Citygroup y otros gigantes estaban al borde del abismo. A través de compras de bancos y fusiones, el sistema se fue reestructurando, todo ello en reuniones hasta el domingo por la noche con negociaciones contrarreloj antes de que abriese Wall Street. Realmente, había que salvar a aquellos bancos y sociedades financieras "demasiado grandes para caer". Otros hablaban de que los continuos rescates generaban tantos trastornos como hacer de "bombero incendiario".
También se tomaron medidas para ayudar a los hipotecados que no podían pagar sus casas aunque a veces las condiciones eran tan endiabladas que parecían un boicoteo.
Otra de sus tareas fue convencer a todos los bancos centrales del mundo y al G-7 para actuar al unísono y rebajar los tipos de interés. En el caso de España, Bernanke dice que el país "cumplió".
El relato histórico de Bernanke tiene bastantes semejanzas con el libro "Crack", que también cuenta las historias clave del colapso financiero. Por ejemplo, la versión de la reunión de los bancos más grandes de USA para que aceptasen dinero "a un interés regalado" es similar en "Crack" y en Bernanke.
En el libro, Bernanke cuenta sus inicios como estudiante de Harvard que vivía en un pueblo de Carolina del Sur, Dillon. Su padre era farmacéutico y procedían de una familia judía. Bernanke logró entrar en Harvard sin apenas estudiar en el instituto y, cuando se dio de bruces con la realidad y suspendió varias asignaturas, volvió en Navidad a encerrarse en su pueblo y solo salió para comer. Más tarde se casó con una estudiante de otro campus cercano y entró a trabajar como investigador y profesor en Princeton, especializándose en la Gran Depresión de 1929. Fue asistente presidencial y luego entró en la FED. El autor relata la sorpresa que se llevó su padre cuando, en un acto oficial, Bernanke le presentó al Alan Greenspan, el mítico presidente del FED.
También comenta que su hija estudiante se fue a tomar un café en la Universidad de Harvard con un compañero y este le preguntó a qué se dedicaba su padre. Ella le dijo que era "presidente de la FED" y el compañero abrió los ojos como platos: "¿Tu padre es Alan Greenspan?". Bernanke fue el sustituto de Greenspan y le tocó lidiar con una de las crisis globales más duras de todos los tiempos.
En los chistes publicados en prensa, hay una viñeta en la que se ve a Bernanke en su casa sentado en la mesa esperando la cena mientras su mujer le grita desde la cocina: "¿Iba usted a decir algo, Señor Mr. Reserva Federal?". Los humoristas bromeaban con el hecho de que el presidente de la FED cada vez que habla hace temblar los mercados pero en su casa tiene que tener aún más cuidadín con lo que dice. Lo cierto es que la FED hacía declaraciones con enrevesadas frases para evitar malas interpretaciones al enviar su mensaje a los mercados. Otro chiste pone a Bernanke disfrazado del doctor Frankestein dándo chispazos de electricidad a un monstruo que lleva un cartel que pone "Economía" mientras su creador dice: "Más estímulos". Lo cierto es Bernanke había llegado a un pacto con su mujer para dedicar las tardes de los domingos y festivos exclusivamente a la familia pero cuando comenzó la crisis tuvo que olvidar esa promesa para empezar negociaciones alocadas con su consejo para salvar a bancos que podían quebrar al lunes siguiente. Cuenta que necesitaban cinco votos favorables y como la crisis ocurría en fines de semana, uno de los miembros siempre estaba haciendo escalada en medio de las montañas o de viaje por Asia, por lo que siempre se perdía las decisiones clave. Entre el 2007 y el 2009 vivieron muchas jornadas alocadas intentando negociar rescates con bancos y prestatarios.
La alianza de la FED con los grandes bancos fue clave para comprar muertos vivientes como Wachovia (una mejor oferta superó a la de Citi cuando ya solo faltaba firmar el contrato). Algunas sociedades bancarias de Wall Street fueron listas y, tras mirar la legislación, se reconvirtieron en bancos de la noche a la mañana para poder ser rescatadas por el FED. Bernanke dice que los blindajes de Citi y Bank of America no costaron ni un dólar al Tesoro (pese al rescate, sus acciones se desplomaron un 80 % en el 2009 y un 50 % en el resto debido a los costes de asegurar la deuda de los grandes bancos contra impagos).
Los fondos TARP (dotados con 800.000 millones de dólares, que se concedían en varios tramos por si acaso, para capitalizar bancos por la excepción del riesgo sistémico y que se convirtieron en el sostén de los rescates progresivos) fueron una de las claves para suministrar dinero, tranquilizar a los inversores y reducir la presión a las firmas con riesgo sistémico, a la vez que el Estado obtenía dividendos por la compra de acciones preferentes. En general, diversificaban entre varios compradores (privados y públicos) los riesgos de pérdidas y aunque, en el tema de las hipotecas, había hipotecados que inclumplían, el Estado lo compensaba por los ingresos de comisiones.
Bernanke pasó del gobierno de Bush al de Obama, una transición en medio de la crisis del 2008. Cuenta que en el 2009, la crisis financiera parecía haberse superado pero empezaba otra crisis, la crisis económica. Explica que, siguiendo las tesis keynesianas, el colapso de la demanda privada (los gastos consuntivos, la compra de viviendas, la inversión de capitales) habían afectado a la producción y el empleo. "Con la economía en caída libre y con los tipos de interés a corto plazo situados casi en cero, la economía necesitaba un impulso fiscal, en forma de incremento del gasto público, de rebajas fiscales para promover el gasto privado o ambas cosas.
Obama firmó en el 2009 la Ley de Recuperación y Reinversión de Estados Unidos (dotado con 787.000 millones de dólares, de los que 288.000 eran reducciones de impuestos para fomentar el consumo y la inversión, 40.000 iban a prestaciones de desempleo y 105.000 millones para inversiones en infraestructuras. Bernanke dice que esto contribuyó a ralentizar la crisis pero la recuperación fue lenta porque el paquete de estímulos fue demasiado pequeño para detener la peor recesión en 60 años en una economía con un PIB de 15 billones de dólares. Quizás este rescate fue escaso pero, según dicen, políticamente no se podía hacer más. Y parte de sus efectos se diluyeron (porque otras instituciones locales aumentaron los impuestos). Había preocupación por el déficit y algunos votantes sospechaban que el paquete de estímulos era un "árbol de Navidad" que apoyaba los proyectos favoritos de los políticos. Se ayudaron a propietarios de viviendas en problemas para reducir sus mensualidades. Todo se complicó con movimientos como el Tea Party que se enfurecieron con los rescates de hipotecados.
A mediados del 2009, ya se estaba estudiando la posibilidad de crear un "banco malo" y de nacionalizar algún banco, lo que la FED descartaba tras "seminacionalizar" Fannie, Freddie e AIG.
Bernanke finaliza su libro con unas reflexiones: "A mi juicio, como estudioso de la historia financiera y monetaria, la mejor manera de abordar la crisis del 2007-2009 es entenderla como heredera de los pánicos financieros del siglo XIX y comienzos del XX. La reciente crisis apareció en un sistema financiero mundializado que se había vuelto mucho más complejo e integrado, y nuestro sistema regulador, en su mayor parte, no había seguido el mismo ritmo que los cambios". Añade que la severidad del propio pánico (y sus desencadenantes: los abusos de las hipotecas subprime y la burbuja inmobiliaria) fue responsable de los enormes costes financieros y económicos de la crisis. La FED, el Tesoro y el FDIC aplicaron recetas clásicas contra el pánico y calmaron la crisis. "La experiencia histórica indica que el país habría experimentado un colapso económico mucho peor que la durísima crisis que padecíamos", dice.
El autor explica el contagio como fichas de dominó cuando cae un banco y la vía más peligrosa de contagio es la venta masiva de activos a precios rebajados (el perjudicado necesita obtener rápidamente efectivo para satisfacer al depositante o a acreedores). Si no consiguen préstamos, tienen que vender activos. Primero se deshacen de los bonos del Estado (fáciles de vender), después los créditos a negocios particulares (más difíciles). Si muchas entidades lo hacen a la vez, los activos se desploman y genera temor, lo que lleva a retiradas masivas de dinero al sospechar que el banco pueda ser insolvente y no cumpla sus compromisos de pago. Dice que las grandes crisis de pánico acarrean falta de liquidez y de solvencia y para acabar con la crisis hay que emitir empréstimos a corto plazo e implantar inyecciones de capital.
"Lo peor de todo era que la crisis y sus consecuencias económicas supusieron un revés tan fuerte para la confianza de los estadounidenses que amenazó con convertirse en una profecía autocumplida. Los mercados estaban más serenos en el 2009 pero aún quedaba mucho que hacer", indica.
La última parte del libro se refiere al fin de la ortodoxia y los años de apalancamiento y a las reuniones de Basilea III, así como la crisis del 2010 que afectó a Grecia a causa de su deuda pública, a lo que luego siguieron los rescates de Irlanda, Portugal, entre otros. Pactaron con el BCE la permuta de divisas. Solo en el 2015, Mario Draghi logró implementar un programa de expansión cuantitativa como habían hecho EE.UU. y Reino Unido seis años antes.
La última parte del libro se refiere al fin de la ortodoxia y los años de apalancamiento y a las reuniones de Basilea III, así como la crisis del 2010 que afectó a Grecia a causa de su deuda pública, a lo que luego siguieron los rescates de Irlanda, Portugal, entre otros. Pactaron con el BCE la permuta de divisas. Solo en el 2015, Mario Draghi logró implementar un programa de expansión cuantitativa como habían hecho EE.UU. y Reino Unido seis años antes.
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