lunes, 5 de agosto de 2019

"Construir y habitar", de Richard Sennett (2018)

Resumen del libro "Construir y habitar", de Richard Sennett (2018)

Resumen original y actualizado en el siguiente link;
https://evpitasociologia.blogspot.com/2019/08/construir-y-habitar-de-richard-sennett.html

Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Derecho y Sociología.

Sociología, urbanismo, vida en la ciudad, hábitat urbano, cultura urbana

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Ficha técnica

Título: "Construir y habitar"

Subtítulo: Ética para la ciudad

Título original en inglés: "Building and Dwelling. Ethics for the City"

Autor: Richard Sennett

Fecha de publicación en inglés: 2018

Publicación en español: Editorial Anagrama SA, Barcelona, 2019

Número de páginas: 431

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Biografía oficial del autor Richard Sennett (hasta el 2019)

Richard Sennett es sociólogo, profesor de la London School of Economics y de la Universidad de Nueva York, creador de Theatrum Mundi, una fundación de investigación sobre cultura urbana, y consultor de la ONU. Ha recibido numerosos premios y honores, entre ellos el Premio Hegel en el 2006, el Gerda Henkel en el 2008 y el Spinoza en el 2010, además del doctorado honoris causa de la Universidad de Cambridge y la Centennial Medal de la de Harvard. En Anagrama se han publicado El declive del hombre público, La corrosión del carácter, El respeto, La cultura del nuevo capitalismo, El artesano, Juntos y El extranjero.
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Texto de la contraportada

"¿Cómo deberían ser las ciudades del futuro? ¿Cómo ha evolucionado su planificación a lo largo de la historia? ¿Cómo afecta a nuestra vida el entorno urbano en el que vivimos? ¿Qué valores urbanísticos se deberían potenciar? ¿Qué lastres se deberían desterrar?

Repensar la ciudad es el objetivo último de este libro que hace un recorrido por su evolución partiendo de los dos ámbitos en los que trabaja el autor, el de la sociología y el del urbanismo, y tomando como base tanto reflexiones de arquitectos y urbanistas como de filósofos.

Construir y habitar recorre la historia de las ciudades desde el ágora griega hasta las urbes del siglo XXI como Shanghái. Repasa las propuestas de los grandes innovadores de la planificación urbana en el siglo XIX - Haussmann y Cerdá-, la creación de la ciudad del siglo XX en Europa y Estados Unidos de la mano de arquitectos como Le Corbusier y su evolución en el siglo XXI en países emergentes como China, India, México o algunos africanos. Y aborda ejemplos concretos, que van del diseño de Central Park de Nueva York a la sede de Google, el Googleplex, pasando por las bibliotecas de Medellín, el desarrollo urbanístico de Delhi.

Este libro cierra la trilogía del Homo faber de Richard Sennett, cuyas dos entregas anteriores, El artesano y Juntos, también están publicadas en esta colección. Son tres obras independientes pero que, leídas en conjunto, proporcionan una de las reflexiones más lúcidas y estimulantes sobre la sociedad contemporánea".

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ÍNDICE


1. Introducción: defectuosa, abierta, molesta

I. Las dos ciudades

2. Fundamentos inestables

3. Cité y ville se separan

II. La dificultad de habitar

4. El Ángel de Klee se marcha de Europa

5. El peso de los otros

6. Tocqueville en Tecnópolis

III. Cómo abrir la ciudad

7. El urbanita competente

8. Cinco formas abiertas

9. El vínculo de hacer

IV. Ética para la ciudad

10. Sombras del tiempo.

Conclusión: Uno entre muchos

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RESUMEN

Richard Sennett es un autor preocupado por los cambios sociales, por ejemplo, sobre cómo han desaparecido los artesanos debido a la automatización. En este libro, analiza los espacios abiertos de las ciudades (espacios vivos que invitan a la socialización en el barrio, como los bulevares parisinos, las calles de tiendas hindúes o las tiendas bohemias de Greenwich Village) y los espacios cerrados (que ahuyentan a los peatones como el Googleplex, los barrios-colmena de Shangái o las ciudades inteligentes surcoreanas). El libro puede servir como guía exprés de la historia contemporánea de la arquitectura urbana y la generación de espacios para la convivencia.

Distinción entre "cité" y "ville"
El autor parte de la distinción francesa entre "cité" y "ville", pues en una es la ciudad como estructura urbana y la otra como "forma de vivir" o "cultura urbana". Para el autor, un espacio está abierto y vivo si los oficinistas de Google van a tomar café al bar de la esquina, al que también acuden los taxistas del barrio a cotillear.

La "ville" se refiere a la ciudad en su conjunto mientras que la cité designaba un lugar en particular. "Cité" vino a significar en el siglo XVIII la naturaleza de la vida de un barrio, los sentimientos que la gente albergaba acerca de los vecinos y los extraños, así como su apego al lugar. Pero esta distinción se perdió y hoy en día "cité" alude casi siempre, según el autor, a esos lúgubres espacios que dan cobijo a los pobres en las afueras de las ciudades. El autor rescata el término antiguo porque distingue entre el medio construido y cómo vive la gente. Por ejemplo, los atascos de los túneles defectuosamente diseñados de Nueva York pertenece a la "ville" y los neoyorquinos locos que hacen carreras por esos túneles al amanecer pertenece a la "cité". O sea, la "cité" son las percepciones que tienen sus ciudadanos de la ciudad (tiendas,...) y la "ville" es cómo está construida.

La cité abierta es un lugar más de hacer que de ser pero no despierta simpatía por los demás.

En palabras de Sennett, una ville abierta está marcada por cinco formas que hacen posible la complejidad de una ciudad. El espacio público promueve actividades sincrónicas. La ville privilegia el linde a la frontera y tiende a hacer porosas las relaciones entre las distintas partes de la ciudad. Marca con modestia la ciudad con el empleo de materiales simples y la colocación arbitraria de marcadores a fin de destacar lugares anodinos. Utiliza las formas-tipo en su edificación para crear una versión urbana de lo que en música es el tema con variaciones. Y a través de la planificación seminal se permite que los temas (dónde ubicar escuelas, viviendas, tiendas, parques) se desarrollen de modo independiente en la ciudad, lo que produce una imagen compleja del conjunto urbano.

El autor ve cinco formas abiertas:

1) El centro es sincrónico: dos espacios centrales. El bazar, el ágora griega o la plaza Nehru de Delhi serían sincrónicos (el apretado gentío hace muchas cosas a la vez pero necesitan un principio de coordinación) mientras que un estadio o un teatro son un espacio secuencial (la multitud se concentra en una única cosa).
El autor menciona el diseño fallido del arquitecto Henry Cobb al diseñar un extremo inferior del paisaje del National Mall de Washintong DC, que era un parque demasiado solitario. Sennet le asesoró para hacer un espacio sincrónico (atraer a gente con puestos y casetas e iluminación nocturna) pero el exceso de estímulos hizo que el cliente no aprobase la idea.

2) Signos de puntuación. Marcadores monumentales y mundanos. Pone por ejemplo el Obelisco de Roma, en el que convergían varias calles y servía como punto de referencia e invitaba al viaje religioso. Otros puntos de exclamación son las altas agujas de las iglesias. También hay puntos y comas, como las calles que se cortan o las esquinas de las oficinas para distintas actividades. Las comillas urbanas se refieren a bancos, pequeños árboles o fuentes que mejoran los espacios públicos pobres, lo mismo que las macetas de las casas que embellecen la ciudad, así como los jardines "shinto" y zen.

3) Porosidad y membrana. Menciona al mapa de Nolli (que permite ver cómo el Panteón de Roma s se convierte en un gran espacio poroso). Se refiere a la distinción entre frontera y linde (las murallas, plazas de aparcamiento, lugares de intercambio tenso), está la membrana de una célula viva (es una separación más "light" de la entrada de un edificio y la calle; al crear grandes espacios abiertos o eliminar ruidos ambientales mediante superficies irregulares. También se pueden amplificar los sonidos sociales en pasadizos subterráneos que atraen a la gente, como los gritos de los vendedores ambulantes).

4) Lo incompleto. La forma cáscara y la forma-tipo. Se trata de distintos proyectos donde los espacios arquitectónicos quedan incompletos y los lugareños los completan "a su manera". Otra idea es la llamada "caja georgiana" (edificios de la época georgiana que proliferan en Londres), que ha sido pervertido por divisiones interiores, neones de las tiendas, lo mismo que muchos "lofts" de Nueva York que han sido deformados. La idea de Sennett es crear formas-tipo (una pieza de ADN urbano que adopta diferentes configuraciones en distintas circunstancias; el encaje de forma y funció es flexible). Pone como ejemplo apartamentos recargados de estructuras eléctricas o tuberías que permiten instalar nuevos cuartos de baño. Mientras la cáscara está vacía, la forma-tipo es el caracol dentro de ella (en este sentido critica los nuevos planes para peatonilizar las manzanas de Cerdá).

5) Lo múltiple y planificación seminal. Se refiere a usar mercadillos al aire libre para animar un espacio pero también poner "semillas", como por ejemplo la biblioteca del Cerro de Medellín.

Alcantarillado de Londres
El autor hace un repaso histórico a los modelos de ciudad. Por ejemplo, cita a Joseph Bazalgette, como el mejor ingeniero de la ciudad moderna, porque creó un gran alcantarillado en Londres en torno a 1860. Formaba parte de una red más densamente conectada y eficiente que en las calles de la superficie. Hay que tener en cuenta que por la misma época un inspector londinense descubrió que, tras trazar un mapa con puntos de casas donde había fallecimientos, las muertes por cólera se localizaban alrededor de una fuente contaminada. Tras clausurarla y cortar el agua, cesó la epidemia. Fue el inicio de la importancia de la salud pública en la ciudad.


Bulevares de París
Otro ejemplo de ciudad moderna es la del barón Haussmann, que rehizo el París medieval y abrió grandes avenidas llenas de boulevares y grandes edificios nobles para evitar que los revolucionarios levantasen barricadas en las calles estrechas. Lo que no podía imaginar es que en esas avenidas se abriesen cafés y la gente los abarrotase para disfrutar de las tardes. Sennett explica que las barricadas planteaban una amenaza política y Haussmann construyó amplios bulevares por los que, en tiempos de agitación, pudieran desplazarse dos filas de cañones tirados por caballos y disparar sobre las calles interiores. Por otra parte, la solución de Haussmann a los problemas del transporte público dividió París en tres "réseaux" o redes de bulevares. En las nuevas calles que trazó Haussmann la gente se mezclaba socialmente y circulaba con comodidad. El autor se pregunta si se trató de un progreso al precio de la represión.

Manzanas de Cerdà de Barcelona
El autor también estudió el proyecto de Idelfons Cerdà en Barcelona. A diferencia de Haussmann, se centró más en los edificios que en el espacio público, dice Sennett. Las manzanas de viviendas se agregaban según un patrón geométrico cuadricular en malla. Pero la idea inicial de Cerdà era crear un amplio espacio interior abierto por los flancos con bloques paralelos de pisos de 2 o 3 plantas. Luego, se construyeron cinco o seis plantas y se profundizaron las manzanas en la década de 1870. Después, se empezó a construir el interior, en 1920 se cerró la manzana, se aumentó la altura, en 1970 se agregaron áticos y en el 2014, incluso había torres dentro de los patios. Lo que ocurrió es que, en 150 años, se rellenaron las manzanas de viviendas.

El autor señala que Barcelona intenta reinventar en el Eixample el concepto de "manzana abierta" de Cerdà y crear una supermanzana (la super-illa, en catalán), lo que considera un "engaño" porque en este nuevo plan no hay nada que vaya de abajo hacia arriba ya que estos nuevos grandes espacios deberían estar coordinados a gran escala. La idea sería peatonalizar un grupo de nueve manzanas y hacer que el tráfico la rodee, dando valor a las grandes esquinas que se generen en los lados de la megamanzana. Una idea sería generar espacios libres de turistas para los propios barceloneses. El autor se hace eco de los problemas con los turistas, una población flotante que apenas deja dinero, salvo al sector hostelero, pero que hace uso de calles y carreteras que no contribuyen a pagar. Sennett, sobre las megamanzanas, dice que primero habría que estudiar si los viales viejos serán suficientes para absorber el tráfico de nueve manzanas o generaría un  nuevo problema al crear atascos.

Central Park en Nueva York
Sennett también menciona un tercer ejemplo de construir ciudad: se refiere a Central Park en Nueva York. Inicialmente, Frederick Law Olmsted creó refugios de la calles en parques públicos como Central Park. La idea era que se mezclaran de manera sociable gentes de diferentes razas, clases sociales y origen étnico. Sin embargo, el parque era como una especie de oasis fuera de sus bordes, donde predominaba una desolada realidad urbana.

El autor sostiene que Central Park fue una inmensa construcción destinada a dar placar al hacer posible que la gente escapara de la ciudad hacia una elaboradísima versión artificial de paisaje natural con divertidos puentes, pasos subterráneos, lagos y glorietas puestos de forma arbitraria y de factura humana. Recuerda que el artificio humano es la línea recta de árboles plantados en los bordes de las aceras para separar al peatón del tráfico.


El Plan Voisin de Le Corbusier
El autor menciona otro proyecto famoso: el Plan Voisin de Le Corbusier de 1924. Lo define como un "hijastro perverso" del plan de Cerdà de construir la ciudad en manzanas uniformes. Su objetivo es la ausencia de vida en la calle. Más o menos funciona así: se trata de torres de vecinos muy altas sin tiendas en las plantas bajas y aceras estrechas. El residente se siente en un lugar inhóspito y no hace vida social de barrio. Según explica Sennet, el Plan Voisin se convirtió en un modelo para agrupar y segregar a los pobres, e inspiró un desolador proyecto en la ciudad de Nueva York en la década de 1950.

El Plan Voisin tuvo una versión para ricos: las ciudades jardín. El autor habla de Ebenezer Howard y su idea de un grupo de ciudades sin suburbio y sin humo. Lewis Mumford respondió al Plan Voisin con su propia idea de la ciudad jardín, cuyo plano interrelacionaba todos los aspectos de la vida en una ciudad. Por ejemplo, un área central reunía a 58.000 habitantes rodeada de granjas, bosques, un gran canal y un tren interurbano circular. Alrededor, había municipios de 32.000 habitantes, o de 8.000, casas industriales, asilos, hospitales, cementerio, colegios para discapacitados. El autor menciona que Mumford trabajó en distintos proyectos de ciudad jardín, como el de Sunnyside, en Queens, en Nueva York (había casas unifamiliares, apartamentos y adosados).


La apropiación de espacios
Otro arquitecto, Aldo van Eyck, creó en Ámsterdam espacios abiertos a partir de una intersección de tráfico, lo que se llama "apropiación de espacios". El parque tiene un borde peligroso donde los niños juegan cerca del tráfico porque el arquitecto pensaba que los niños debían aprender a gestionar los riesgos, lo que no harían de estar físicamente aislados.

Otra idea de apropiarse espacios es usar el espacio bajo las vigas metálicas de una autopista de Manhattan, que era un espacio vacío lleno de traficantes de heroína y toxicómanos,  en una zona de tiendas que atrajo a la población negra de Harlem como a la comunidad blanca de la Columbia University.

El mapa de Nolli de Roma de 1748 mostraba una ciudad porosa en dos dimensiones y orientadas norte-sur y no en 3D y al este como hacían antes.

Jane Jacobs
El autor también cita el trabajo de la urbanista Jane Jacobs, que planteó soluciones para un espacio urbano muerto como Greenwich Village, Nueva York. Su idea fue volver a una vuelta al París de Haussmann y llenar los bajos comerciales de tiendas de bares, antigüedades, discos, teatros, para crear una cultura urbana y atraer gente al barrio. Sennett dice que, a diferencia de Olmsted (el de Central Park), Jacobs prefería los espacios sociales vinculados a la vida de la calle. Pone por ejemplo la White Horse Tavern, en Greenwich Village, donde los clientes podían charlar distendidamente en la barra sin preocuparse por los borrachos.

En este sentido, siguiendo las ideas de Jacobs, el autor menciona la típica calle de Bombay, en la India, en la que los peatones transitan por espacios donde la gente mezcla trabajo y habitación en el mismo espacio y tiempo. Lo mismo ocurre en Nápoles, donde calles "muertas" recuperan la vida social por el tránsito de forasteros y turistas.

Ciudades modernas asiáticas
Sennet examina otras soluciones aplicadas en India o China. Por ejemplo, en Nueva Delhi, la plaza Nehru es un espacio abierto y mítico. Se llenó de tiendas de lujo y empresas emergentes por el día, pero por la noche regresan los sin techo, los vendedores ambulantes de productores electrónicos robados y los vendedores de saris. El autor dice que aunque la arquitectura moderna pretendía crear un espacio cerrado, una vez que se van los vigilantes jurados, la plaza recupera su espacio abierto.

Todo lo contrario ocurre en Shanghái, donde se han creado multitud de espacios cerrados con altas torres, que Sennett define como "una versión lujosa del Plan Voisin". Recuerda que el "shikumen" (patios vecinales comunicados entre sí donde había talleres y pequeñas tiendas) era una forma habitacional organizada en los que la gente se mezclaba estrechamente. Ahora se ha hecho una versión moderna del "shikumen" como un espacio cerrado y saneado: expulsaron a los antiguos habitantes y crearon tiendas y una imitación que se cierra fuera de horario laboral.

El autor también examina el cambio en Moscú, desde la visión de Walter Benjamin, con un pasado cerrado (grandes avenidas decimonónicas con calles casi despobladas) y una solución de futuro con modernos edificios que según el autor "parecen encarnar la apertura y la esperanza".


Ciudades jardín y cabañas
Sennet estudia la visión de Martin Heidegger como la vida en la cabaña en la Selva Negra nevada como fuga de la ciudad en la Alemania hitleriana (y así evitar el contacto con otras etnias). El autor alerta de que la sencilles de la construcción se combina con la exclusión social. Según Heidegger, doméstico significa seguro.

Otra manera de cerrar una ciudad, afirma el autor, es, en lugar de la fuga a ciudades jardín o cabañas en la selva, es la segregación. Cita como ejemplo el caso de la Venecia del Renacimiento, en la que se obligaba a los extranjeros a vivir en edificios aislados de los ciudadanos. Había ghetos, como el famoso de los judíos, situados en la periferia norte y el cual estaba conectado por un único puente abierto por el día, cerrado por la noche y siempre con vigilancia de las autoridades. Los griegos también tenían su gheto en una isla así como los dálmatas, armenios, albaneses, los alemanes, persas y turcos.

Tocqueville y las tecnópolis

El autor dice que Tocqueville fue profético en términos como la "posverdad" de los medios de comunicación de masas y el populismo. Se basa en este autor para describir el aislamiento social y los guetos tecnológicos de Googleplex y las ciudades inteligentes asiáticas.

El primer volumen de Democracia en América, publicado en 1835, muestra al joven escritor todavía obsesionado por el pasado, por las pasiones destructivas de la multitud, y en la tiranía de la mayoría que universalida su voluntad una vez instalada en el poder. Pero en el segundo volumen, de 1840, Tocqueville comparaba América con su propio país en su propia época, una Francia que él consideraba una sociedad burguesa ávida de dinero, un país indulgente donde regían el confort y la complacencia y donde la gente había perdido el interés por compromisos de mayor enjundia. En vez de peligrosas turbas, veía una masa de individuos desconectados de la sociedad y cerrados en sí mismos. Sennett ve ese "individualismo" desconectado como una igualdad de condición (desea los mismos bienes de consumo, educación, vivienda, estatus, lo que Adorno definió como la masificación del gusto del consumidor) y un presagio de los usos actuales de la tecnología. Se trata de individuos egocéntricos que desean una vida agradable y fácil, en contraste con el individualismo duro de los pioneros norteamericanos. Uno carga su mochila y el otro prefiere los tours guiados, uno va al Starbucks y el otro al café local.

Googleplex
Otro de los análisis que hace Sennett se refiere al Googleplex, el moderno edificio de oficinas de Google en Silicon Valley pero también en su sede de Nueva York. Sennett lo define como un gueto corporativo y autoimpuesto, aislado de la vida exterior de la calle. Son comunidades cerradas y diseñadas para veinteañeros solteros que forman parte de la élite, de las llamadas "clases creativas" (una idea de Richard Florida). El autor recuerda que en Googleplex no hay ningún motivo para dejar el edificio porque se combinan el placer recreativo y el trabajo. La empresa proporciona en su interior servicio de limpieza, gimnasio, atención médica, así como cómodos sillones y sofás para dormir por la noche, toboganes, pantallas gigantes de plasma. Minimiza las distracciones fuera del recinto. Cuando los trabajadores se casan, la empresa les proporciona autobuses blancos que los lleva a casa desde la oficina y los trae, trayecto en el que pueden seguir trabajando gracias a los megaconexiones wifi del autocar. Al autor Googleplex le recuerda a ciudades fabriles como Pullman, en Illinois, y Port Sunlight, en Gran Bretaña.

El autor rechaza Googleplex porque es "una forma de retiro interior que puede traducirse en la forma construida". Recalca que el calor de la comunidad puede ser el antídoto de la indiferencia. Advierte que la indiferencia de tipo tocquevilleano "es un mal en la cité, que se manifiesta en los silos raciales y racistas de comunidades cerradas".

Comenta que en las oficinas del Googleplex no prevé en su planta espacios distintos para diferentes actividades (no se pone el acento en las esquinas o intersecciones, como habría hecho el diseñador de oficinas Frank Duffy).

Además, montar un Googleplex (basado en la idea del campus universitario de estructura flexible) en un barrio no aporta nada a los residentes y encima atrae a tiendas, lo que encarece los precios de los alquileres. No tiene nada que ver con las empresas emergentes de Silicon Valley que olían a pizza de peperoni, Coca-Cola light y calcetines sudados, con aire acondicionado y ventanas cerradas. Pero esa cultura habría conexiones cara a cara y los competidores comentaban entre sí sus fracasos. Luego, dice el autor, el capitalismo monopolista compró esas firmas y las cerró. Paradójicamente, Googleplex está pensado para el intercambio de ideas en su interior mientras fuera cierra el libre mercado, dice Sennett. Se trata de un entorno interior "absorbente", una especie de oficina abierta sin estímulos donde los empleados trabajan callados aunque hay espacios como las oficinas-paisaje con máquinas de café expresso donde los empleados charlan y propician encuentros creativos gracias a este diseño de informalidad (billares, sofás bajos, carritos de comida junto al lavabo) y que hace una especie de hermandad de clase alta. Lo llaman "choques fortuitos de trabajo" y los fomentan con esquinas redondeadas. Se pregunta si un entorno replegado sobre sí mismo estimula realmente la creatividad. El autor visitó con una alumna el lugar y se sintió aliviado al salir y tomarse un café barato en el bar de la esquina.

Googleplex de Nueva York fue diseñado por Bjarke Ingels y Thomas Heatherwick. Hicieron un jardín acristalado y techado para aliviar a los trabajadores de Google de la exposición a su entorno físico pues la calle es un "sucio envoltorio".



Ciudades inteligentes
El autor maneja conceptos como "friction-free" (libre de fricción) para describir la tecnología fácil de usar (lo que genera igualdad de condiciones para el usuario al usar un programa informático o un móvil), así como la sobreexposición (o saturación). A partir de ellos, estudia las ciudades inteligentes, como la de Masdar en los Emiratos Árabes Unidos o la de Songdo, en Corea del Sur. En el caso de Masdar, Sennett la ve como ejemplo de ciudad inteligente cerrada porque un único centro de control regula todos los aspectos de la vida de la ciudad. Le recuerda la descripción de Le Corbusier del Plan Voisin porque concibe la ciudad como "una máquina para vivir".
La otra ciudad inteligente es Songdo, en Corea del Sur. Sennett dice que sus espacios sociales cuidadosamente diseñados (con largos ríos y paseos fluviales) son un fracaso: los residentes prefieren lugares que han surgido informalmente y no se ajustan de manera lógica al plan urbano. En las imágenes se ve como esos parques idílicos quedan alejados de las viviendas, más bien situados en zonas de oficinas y palacios de congresos, en medio de grandes avenidas. Sus alumnos estaban entusiasmados el primer día al ver una ciudad regida por algoritmos pero luego se sintieron controlados y vigilados por dicha ciudad llena de sensores y la calificaron de "homogénea, pesada, vigilada y centralizada, espectral, árida, inerte". Temen el azar. Vivir en estas ciudades es demasiado fácil y son condescendientes con el usuario. No ven muchas señales de la democracia de las polis. El autor cree que Songdo "no es en absoluto inteligente" porque está gestionada de un modo "entontecedor". Carecía de los efectos de abducción, generación y atención focal.

El autor dice que la "ville" tecnológica puede dividirse en ciudad inteligente prescriptiva (una ciudad cerrada, un Googleplex ampliado) o coordinadora.

La ciudad inteligente prescriptiva no es una forma urbana de coproducción con el ciudadano, pues tanto las formas como las funciones de los lugares se fijan de antemano y los ciudadanos las utilizan de acuerdo con la atractiva pero entontecedora regla de hacer lo más fácil. Es una "ville" cerrada.


En cambio, la ciudad inteligente coordinadora es coproductora, pues sus datos en tiempo real permiten a la gente no solo pensar en la manera de usar la ciudad, sino también, como en Lyon o Curitiba, en cómo diseñar distintas formas de edificios y planes de calles. Las formas alternativas proporcionan el modelo de una "ville" abierta moderna. Se trata de ciudades con un control centralizado desde una cabina con operarios que usan los macrodatos para hacer una retroalimentación con la que gestionan la dinámica urbana y reajustar los servicios a la manera en que un piloto conduce un avión. Todo está calculado para la eficiencia medioambiental y el ahorro. Un ejemplo sería Songdo y otro Masdar (cerca de Abu Dabi, y la cual funciona con fuentes de energía renovables como la solar y que tiene vehículos autónomos).

Comenta que la tecnología punta de la ciudad inteligente también es abierta cuando coordina las complejidades cambiantes en lugar de reducirlas a un único patrón de eficiencia. Lo que es válido para la ville también lo es para la cité.


Bermas para frenar el cambio climático
El cambio climático también ha obligado a idear proyectos para proteger las zonas urbanas. Uno de los más aclamados es la propuesta del Bjarke Ingels Group (BIG), tras el paso del huracán Sandy en el 2012, de crear una inmensa berma (colina de arena urbanizada llena de árboles y jardines) en torno al extremo sur de Manhattan. La berma estaría destinada a bloquear los efectos adversos del cambio climático y mitigar la potencia de las futuras tormentas que la gente pueda continuar con sus actividades normales (como hacer tai-chi en unos pabellones cubiertos).
El MIT hizo otra versión más abierta y de mayor adaptabilidad para generar una berma de tierras húmedas a través de Manhattan, que surgiría y decaería según el aumento o disminución de las tormentas, así como al altura de las mareas. Lo que se busca es que la berma cambie de forma en vez de quedarse como una construcción fija (que sería el caso del proyecto BIG).

Medellín
El autor ha buscado más casos de ciudades abiertas. Un ejemplo es Medellín, en Colombia, que logró que comunidades aisladas de la ciudad (como las chabolas pobres de El Cerro) tuviesen acceso al centro a través de un funicular que rompió su incomunicación. A ello se suma una biblioteca gestionada por residentes que sirve de espacio común para vecinos que antes tenían miedo entre sí. El hecho de poner en Medellín una maceta en una ventana marca un espacio abierto.

Hay, por contra, ejemplos de espacios cerrados, como el duro contraste entre las favelas y, a su lado, separadas por un muro, gigantescas urbanizaciones con pistas de tenis y torres de apartamentos con piscina y jardín en Sao Paulo, en Brasil. Sennett añade que en las distintas ciudades el "río de tráfico" por las grandes avenidas es una frontera tan infranqueable como una muralla sólida.


Espacios porosos
También hay espacios intermedios, como en Bombay, donde la vía del tren se convierte en un espacio peligroso pero, a escasos metros, las calles multifuncionales se llenan de gente a todas horas (tiendas con toldos en cada edificio).

Otros espacios "porosos" es el linde abierto en Borough Market, en Londres. Aquí se ve un centro comercial repleto de puestos por el que transitan los peatones bajo una cubierta de cristal.

Hay muchas soluciones para hacer más sociable el cemento: poner bancos de madera sobre las gradas y escaleras de hormigón, decorar con macetas las ventanas, o simplemente poner unas sillas y mesas de color con flores en una acera de cemento (le añade valor).

También se han hecho desaguisados como crear modernos apartamentos que imitan el estilo Manhattan pese a que sus residentes llevan una vida familiar y laboral distinta a la actual. También se plantea el resultado de la Tour Montparnasse en París, que rompe el tejido histórico de su entorno. El autor admite que la torre es un pegote "horrible" pero es fiel a nuestra época. Se pregunta cómo conciliar el diseño urbano la nostalgia y la realidad.

La interacción de expertos y usuarios
El autor comenta que él mismo ha hecho intentos de intercambiar ideas entre expertos y usuarios sobre cómo debía ser un edificio o un barrio sobre todo a la hora de que los planificadores trabajen y cooperen los urbanistas y urbanitas. Prefiere que los usuarios manejen y corten bloques de poliespán para hacer sus propuestas mejor que programarlo en 3D (le parece un método demasiado automático en el que el usuario no tiene ningún control). En el estilo abierto de diseño, la gente debería tener libertad para escoger los materiales.

Pone como ejemplo el incendio con 69 muertos en una torre de viviendas sociales en Londres (cubierta con un sandwich de planchas de aluminio y un polispán altamente inflamable pero unas libras más baratas que otros más seguros). La comisión de investigación no quiso reconocer que los constructores pusieron el material más barato por ser residentes pobres y que si a ellos se les hubiese preguntado no habrían querido el material barato pero peligroso.

Se han hecho otras soluciones para intercambiar ideas entre diseñadores y usuarios, como en la estación ferroviaria parisina Gare de Lyon.

Otros experimentos para crear espacios abiertos son a pie de obra, como el de Iquique, en Chile, por el arquitecto Alejandro Arivena, que construye el esqueleto de una estructura y sus residentes pobres pueden finalizarla (el autor dice que cuando se terminan las casas es un desastre arquitectónico pero un éxito sociológico). Sennet insiste en que "abierto" no quiere decir estético.

El autor critica las soluciones dadas a la Ciudad de México con 25 millones de habitantes, la mayoría pobres que deben trasladarse 2 o 3 horas al dia en transporte urbano a sus trabajos. La solución que se les ha dado es mejorar el transporte pero que han fracasado porque la ciudad necesita un gran cambio.

La ciudad cosmopolita kantiana
El autor considera una especie de "cité" kantiana. El filósofo Kant dijo que un cosmopolita no debía indentificarse profundamente con ningún lugar ni con ningún pueblo. Pensó en un habitante cosmopolita no comprometido que, según Sennet, podría servir hoy para describir a los ciudadanos globales y las fuerzas globalizadoras que transforman ciudades. Menciona a los inversores en "core" que dominan la inversión urbana moderna y que fácilmente podrían parecer hoy unos sujetos kantianos que mueven el capital por todo el mundo ajenos al lugar, por encima de cualquier afecto o vinculación personal en relación a los sitios en los que invierten. Pero también serían sujetos kantianos los migrantes más pobres de Medellín que solo sobreviven porque son capaces de adaptarse mirando más allá de los límites de la costumbre y la tradición local.

El crítico social Ash Amin describió al cosmpolita kantiano como una persona que se ha vuelto indiferente a la indiferencia, con la consecuencia práctica de que puede practicar la tolerancia.

Sennet menciona la Kantstrasse, una calle larga, ancha y recta, bombardeada durante la guerra, en el distrito comercial de Berlín Occidental, que sirvió de escaparate del consumismo durante la Guerra Fría, y que atraviesa una zona más elegante. Es una calle hospitalaria con la diversidad y viva que rebosa de vida comunal, y lleno de cafés y bares, y en los que hay una zona asiática que llegó recientemente y a la que el barrio absorbió. En su entorno viven mucha gente sola, por lo que surgen negocios para surtir a estos solitarios. Como "ville", la Kantstrasse es "abierta" en la forma.

La planificación
Sennett trabajó como planificador, como consultor de pequeñas comunidades y para una organización internacional [nota del lector: entiendo que la ONU] . Quiso salvar la brecha entre los construido (la cité) y lo vivido (la ville). Ve varias maneras de cooperar: mediante la coprodución, no como consulta, trabajando con formas abiertas. Ve tres técnicas de coprodución: los usuarios trabajan con la espuma de poliestireno para dar sus ideas, así como transparencias y porfolios que la gente puede tocar y reunir. Los exhibía en caballetes situados en iglesias por ser sitios seguros. Otra idea es que se vayan los expertos.

El autor dice que ningún planificador puede prever, décadas después, quienes ocuparán un barrio o una calle porque esta puede cobrar vida prueba. "Las propias formas adquieren con el tiempo la capacidad de autogestión: no se limitan a las intenciones de sus autores originales. Como la cité, con el tiempo las formas de esta ville devienen formas abiertas", afirma. Añade que, debido a la porosidad y una antigua planificación, la ville abierta rebosa carácter debido a sus marcadores, sus irregularidades, sus estructuras incompletas. "Calles como los bulevares de Haussmann han adquirido esa torcedura kantiana pese a que él las proyectó para que fuesen monumentales e imponentes. Las calles han adquirido un virus de autoeliminación a gran escala", dice.
Añade que los planificadores pueden contribuir a que las calles sean espacios abiertos proponiendo formas y oponiéndose a las personas que no vivan de manera abierta. Pero el problema del urbanismo, dice, es el énfasis autodestructivo en el control y el orden. Critica la Carta de Atenas y dice que la ética de una ciudad abierta es "vivir entre muchos hace posible (Venturi) la riqueza de significado antes que la claridad del significado".


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