domingo, 29 de mayo de 2022

"La sociedad del miedo", de Heinz Bude (2014)

 Resumen del libro "La sociedad del miedo", de Heinz Bude (2014)

Resumen original y actualizado del libro en:

https://evpitasociologia.blogspot.com/2022/05/la-sociedad-del-miedo-de-heinz-bude-2014.html

Elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Sociología y Derecho

Sociología, clase media, 

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500 RESÚMENES DE LIBROS  DE ECONOMÍA Y SOCIOLOGÍA

"DE ADAM SMITH A LA INFLACIÓN EN POSTPANDEMIA (1776-2023)"

por E.V.Pita (2023)

Link al compendio de resúmenes:

Descargar en PDF en este enlace:
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Ficha técnica:

Título: "La sociedad del miedo"

Título original en alemán: Gesellschaft der Angst

Autor: Heinz Bude

Edición en alemán: 2014

Edición en español: Herder, Editorial SL, Barcelona, 2017 y 2019

Número de páginas: 165

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Biografía del autor Heinz Bude (hasta 2019)

Heinz Bude (1954, Wuppertal) es doctor en Filosofía y uno de los sociólogos alemanes más destacados. Trabaja en el Instituto de Investigación Social de Hamburgo y es profesor de Macrosociología en la Universidad de Kassel. Sus diagnósticos sobre temas como la pobreza y la exclusión, la Alemania reunificada con sede de gobierno en Berlín, el papel de las Iglesias o el nivel de formación gozan de muy buena acogida en la esfera pública y en los medios de comunicación alemanes a nivel nacional.

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Texto de la contraportada

"El miedo marca una época en la que están avanzando los populismos de derecha, aumentan los casos de depresión y se experimenta el capitalismo como una coyuntura crítica. El miedo es síntoma de una situación social de incertidumbre. La clase mayoritaria ve peligrar su futuro y el individuo se siente arrojado a un mundo en el que ya no se siente resguardado ni representado.

Valiéndose del concepto de miedo basado en la experiencia común de cada uno, Heinz Bude se hace eco de una sociedad marcada por una incertidumbre perturbadora, una rabia contenida y una amargura tácita, no solo en las relaciones íntimas y el mundo laboral, sino también en la relación con la esfera política y los servicios financieros.

Frente al angustioso cuadro de la hegemonía de unos sistemas tecnocráticos autonomizados que aparentemente se gestionan sin contar con los ciudadanos afectados, en muchas partes del mundo surge un nuevo tipo de político que se presenta como semejante a nosotros y se proclama valedor de nuestras identidades y restaurador de añorados órdenes salvos. Sin embargo, por muy familiar que nos resulte, suscita en nosotros tanto recelo y desconfianza como aquellas órdenes globales en los que ya no nos reconocemos.

Pero no se trata solo del miedo a una sociedad que - entre otros motivos por los imparables flujos migratorios - se nos va volviendo extraña y en la que cada vez nos cuesta más reconocernos, sino también del miedo a las posibilidades y los riesgos del desarrollo personal, que resultan prácticamente infinitos.

¿Cómo podemos afrontar el miedo y con qué ritos y discursos podemos entendernos y ponernos de acuerdo con los demás acerca de los miedos comunes?

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ÍNDICE

Observación preliminar

El miedo como principio

La nostalgia de una relación irrescindible

El malestar con el tipo social en el que uno se siente encuadrado

Cuando el ganador se lo lleva todo

El pánico por el estatus en la clase media

Luchas cotidianas en la planta baja

El yo frágil

El dominio de nadie

El poder de las emociones

El miedo de los demás

Las ciencias del comportamiento de las generaciones

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RESUMEN

El autor Heinz Bude dice que la sociedad moderna está repleta de miedos que afectan a todos los trabajadores, pero también el miedo a las cardiopatías, al empobrecimiento, el miedo a envejecer, a un atentado e incluso a la inflación. También hay miedos al futuro, presente y pasado. El miedo es el único principio que tiene una validez absoluta cuando el resto de los principios son relativos y es un tema del que todo el mundo puede hablar y ponerse de acuerdo. Pero a nadie se le puede convencer de que sus miedos son infundados, solo controlarlos y disiparlos.

Bude dice que la opinión pública transmite miedos: índices de riesgo de pobreza, disolución de la clase media, aumento de personas con depresión o descenso de la participación electoral. Su diagnóstico es que todo esto tiene relación: el miedo. Es un concepto sobre lo que la gente siente, lo que es importante para ella, lo que ella espera y lo que le lleva a la desesperación. Y a través del miedo se puede ver hacia dónde se desarrolla la sociedad, en qué prenden los conflictos, cuándo ciertos grupos han claudicado en su interior y cómo se propagan ánimos apocalípticos y sentimientos de amargura. El miedo, siempre según Bude, nos enseña qué es lo que nos está sucediendo. Por ello, una sociología que quiera comprender su sociedad debe dirigir su mirada a la sociedad del miedo.

El autor  recuerda las palabras de F.D.Roosesevelt: "Lo único de lo que tenemos que tener miedo es del propio miedo" y que veía en sus votantes  "la mirada asustada de los niños perdidos". Destaca que con la llegada del Estado del Bienestar (entre 1945 y 1980, y su progresivo desmantelamiento hasta 2020) se eliminó el miedo a la incapacidad laboral, al paro y a la pobreza de los ancianos. y también la afiliación a sindicatos. El Estado del Bienestar actual no solo combate la pobreza. la exclusión social y el desfavorecimiento social sistemático, sino de combatir el miedo a verse marginado, privado de derechos y discriminado. 

En la segunda mitad del siglo XX, la gente sabía que si se esforzaba podía ascender socialmente pero, hoy en día, dice el autor, cualquier joven sabe que vivimos en una sociedad piramidal en la que es muy difícil escalar peldaños y que están empantanados en una "generación de las prácticas", encadenando contratos pese a sus mejores certificados, por lo que es difícil mejorar la posición social de los padres. Un error en la carrera o una toma de decisiones equivocada (no hacer las prácticas en el extranjero en el sitio adecuado puede acabar con una carrera) o la falta de contactos sociales puede ser decisivo para no ascender. Y todo esto genera angustia. Y el que se queda estancado se convierte en un "caso asistencial" y se queda fuera. A mayores surge la "relativa deprivación" (el compararse unos con otros, el destrozo que supone esa sensación de desventaja con los demás y el miedo profundo a no poder mantener el ritmo). Se trata de votantes que conforman la "muchedumbre solitaria" y la "mayoría silenciosa" que se sienten tuteladas y olvidadas.

Analiza los distintos miedos. En el de la pareja, los algoritmos de emparejamiento enlazan a personas con los mismos estudios y gustos pero el autor advierte que si se es demasiado selectivo (al buscar una "mujer trofeo" con una alta formación y otras cualidades) y buscar una pareja optimizada y más feliz se corre el riesgo de no encontrar a nadie. Y surge aquí el miedo a quedarse solo y no encontrar a nadie. A ello se añade que un vínculo supone la pérdida de la libertad porque queda asociada a la de otro.

Otro tipo de miedo es el que siente el tipo que ha ascendido socialmente a base de mucho esfuerzo regado de cadáveres (emprendedores, grandes bufetes que no ocultan que vienen de familias humildes pero que callan que su hermano pobre vive de los subsidios). El que ha ascendido socialmente siente miedo de aquellos de los que ha escapado y a los cuales también ha demostrado que su fatalismo estamental (no poder salir del hoyo) era falso. Y allí a donde ha llegado, en la cima, se siente como un extraño y no es capaz de desprenderse del olor a advenedizo y a los que los demás querrían ver postrado en el suelo.

Otro miedo tiene que ver con "el ganador se lo lleva todo", esa despiadada selección de los mejores que se ha visto frecuentemente en Silicon Valley: Facebook, Google o Amazon son los grandes triunfadores que se quedan todo el mercado y los pequeños competidores se quedan con las migajas o con nada. Quién conoce a los otros 100 corredores de Jamaica que no han ganado un torneo o a la mejor actriz secundaria de Francia (pues Angelina Jolie acapara todas las portadas). El ganador se pone en escena, hace una "perfomance" para presentarse ante el público y con combinaciones inusuales (un carpintero universitario y hipster). Eso te coloca entre los mejores pero, dice el autor, para ser el mejor hay que tener un rendimiento que además sea reconocido y alabado por los críticos. El autor concluye que hay una pequeña trampa para el éxito: lo decide la mejor "perfomance" que haga aplaudir al público y no el rendimiento. El problema es que esta filosofía de "el ganador se lo lleva todo" se ha extendido de los mercados a todos los ámbitos: el público decide quién es el mejor cantante, el mejor superviviente y los mensajes con "autoencomio" de las redes sociales. Se trata de una sociedad de "grandes primas" por el rendimiento (Frank y Cook), taquillazos y superventas que ha destrozado la sociedad de clases medias. El autor añade algo más: los afortunados ganadores y ganadoras tienen miedo a perder el control sobre el campo de la competencia (esos jóvenes ambiciosos que andan rondando por la cima, en la penumbra, preparados para darle la zancadilla). Y los perdedores, por su parte, están resentidos, tienen sensación de agravio y propicios a quejarse.

El siguiente paso que da el autor es el miedo que siente la clase media por perder su estatus y su miedo a tener algo que perder, si hacen una elección equivocada, están inseguros en su escala social. El autor se pregunta si el miedo es un "lujo" de las sociedades donde las cosas van mejor. Hoy, dice el autor, el conflicto de clases ya no es un problema, y la clase mayoritaria es apoyada por el poder y es posible lograr sus propósitos vitales dentro de su estatus. 

Pero el autor observa que en Francia, Gran Bretaña, Holanda, Italia, España, Estados Unidos o Rusia, la clase media está en proceso de disolución y sus barrios son ocupados ahora por la "clase creativa" y "jóvenes urbanos profesionales" (la clase de las tres C: competencias, contactos y conceptos) que inflan los precios inmobiliarios. El autor recuerda que una titulación de Medicina hoy ya no protege a uno de caer en una situación apurada porque no está escrito que la bonanza será eterna y la educación ya no garantiza nada. Y la clase media empieza a compartir una misma angustia y amenaza: el pánico a perder su estatus.

En la clase trabajadora baja, también hay miedo, hay una lucha por descargarse de trabajo y dar mejor imagen pero también hay miedo a hacerlo todo mal. Los mayores que ya no rinden tanto tienen que ir pensando en arreglárselas solas. Acepta trabajo adicional por miedo al despido. Otras veces, el miedo es cómo imponerse a mandos intermedios, jóvenes sin experiencia o "viejos zorros". Sin organización sindical, el empleado debe defenderse por su cuenta y a veces acaba un escupitajo del camarero resentido en el plato de sopa o el bocadillo del cliente o en la taza del jefe.

El autor también estudia la crisis financiara del 2008 donde no faltó dinero para salvar a los grandes bancos "que no podían caer" ni a países enteros a los que se les prestó dinero en muy buenas condiciones o se les compró deuda. Sin embargo, el ciudadano medio vio cómo a él nadie lo rescataba y se veía abocado a perder su piso tras quedar desempleado y no abonar las hipotecas. Las palabras mágicas del presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, diciendo "haremos todo lo posible y más" era lo que quería esperar oír el mercado, por lo que tranquilizó a los mercados.

El autor examina además la labor del político y el miedo, la inmigración, el terrorismo nazi y luego islámico, y, finalmente, ve una clave en la angustia del "yo", cuando es separado de la comunidad a través del trabajo y otros aspectos. Propone volver a las raíces comunitarias.

Opinión: Este trabajo tiene ecos de "Solo en la bolera", donde el autor reflexiona sobre la pérdida de la vida en comunidad, en iglesias, sindicatos y boleras.







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