lunes, 29 de enero de 2018

"La estetización del mundo", de Gilles Lipovetsky y Jean Serroy (2013)

Resumen del libro "La estetización del mundo", de Gilles Lipovetsky y Jean Serroy (2013)


Resumen original y actualizado del libro:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2017/12/la-estetizacion-del-mundo-de-gilles.html

Resumen elaborado por E. V. Pita, doctor en Comunicación Social, licenciado en Derecho y Sociología

Sociología, estética, capitalismo, arte

....................................................................................................................

Título: "La estetización del mundo"

Subtítulo: Vivir en la época del capitalismo artístico

Título original en francés: L'ethétisation du monde

Autores: Gilles Lipovetsky y Jean Serroy

Edición en francés: París, 2013, Éditions Gallimard

Editorial en español: Anagrama, Colección Argumentos, Barcelona, 2015

Número de páginas: 393

....................................................................................................................

Biografías de los autores (hasta 2015)

Gilles Lipovetsky es el autor de los celebrados ensayos La era del vacío, El imperio de lo efímero, El crepúsculo del deber, La tercera mujer, Metamorfosis de la cultura liberal, El Lujo Eterno (con Elyette Roux), Los tiempos hipermodernos (con Sébastien Charles), La felicidad paradójica, La sociedad de la decepción (con Jean Serroy), La pantalla global y La cultura-mundo, y El Occidente globalizado, junto con Hervé Juvin.
Ha sido considerado por Luc Ferry el heredero de Tocqueville y Louis Dumont y una estrella de los analistas de la contemporaneidad (según Vicente Verdú). Es caballero de la Legión de Honor y doctor honoris causa de las universidades de Sherbrooke (Quebec, Canadá), de Sofía y Aveiro.

Jean Serroy es crítico de cine y autor de una obra de referencia sobre el cine de los años 1985-2005: Entre deux siècles. 20 ans de cinèma contemporain.

....................................................................................................................

Texto de la contraportada

"La estetización del mundo de Lipovetsky  y Serroy no es una obra de sociología corriente. Al igual que en La felicidad paradójica y La pantalla global, volvemos a encontrarnos no con un ensayo parcial que aborda aspectos puntuales de la sociedad contemporánea, sino con una obra general, de gran aliento, con un fuerte contenido teórico, que viene a resumir las propuestas de obras anteriores, sin olvidar la tesis central del sociólogo parisino: la economía ya no se rige por el oportunismo de la oferta y la demanda, sin por una lógica basada en la dinámica de la moda: producción de mercancías crecientemente diferenciadas y renovadas y búsqueda de una parcelación del consumo que incremente los beneficios y las satisfacciones. En cierto modo es el fin que buscaba Piero Sraffa, el gran estudioso de David Ricardo: la producción de mercancías por medio de mercancías. La producción ya no se impone, ensaya: la distribución no vende, seduce; y el consumo supera el estadio de la necesidad para conquistar el reino de la libertad.

Los autores repasan la multitud de procesos y aspectos: la evolución del comercio-espectáculo, la revolución del diseño, la fusión del arte y economía, el look, el empaquetado, el turismo cultural, lo "kisch", la dictadura de la belleza, los "reality shows", los tatuajes, los ricos y famosos, el cine, la música portátil, la comida basura, Internet, las redes sociales. Ni que decir tiene que Lipovetsky y Serroy describen un estado ideal de las cosas que en teoria reflejaría el funcionamiento perfecto de la democracia liberal. Saben que el capitalismo produce injusticias, diferencias económicas crecientes y toneladas de basura y fealdad, pero no describen el peor aspecto del capitalismo, sino la mejor cara que podría tener. No todas las democracias son iguales.

Sin perder de vista estas premisas, La estetización del mundo es un auténtico tratado de ética de la producción y el consumo que se convierte en ética estética precisamente porque los dos procesos tienden al mismo fin: la reproducción del mundo a la medida de nuestros deseos: es la felicidad paradójica del mejor de los mundos que puede ofrecer el capitalismo global que nos invade".

....................................................................................................................

ÍNDICE (Resumido)

Introducción

Las cuatro edades de la estetización del mundo
 - La artistización ritual
 - La estetización aristocrática
 - La estetización moderna del mundo
 - La era transestética

¿Puede la belleza salvar el mundo?

Vivir con el capitalismo artístico: estética contra estética

1. El capitalismo artístico
    
El complejo económico-estético
    La inflación del dominio estético
    Los cuatro círculos del capitalismo artístico
    Artes de consumo de masas y capitalismo artístico
    Arte moda e industria: la época de las hibridaciones artísticas

    La expansión económica de los mundos transésteticos

     El arte como profesión

    El espíritu del capitalismo artístico; ¿poder de la crítica o poder del mercado?


2. Las figuras inaugurales del capitalismo artístico

    Las tres fases del capitalismo artístico
    La invención del gran almacén: los palacios del deseo
    El reino de la alta costura
    Producción en masa y gustos estéticos: de Ford a Sloan
    Diseño, acto primero: funcionalismo y mercado
    La segunda época del diseño
    De los grandes almacenes a los centros comerciales
    Cine y música: el nacimiento de las artes de consumo de masas
    Del reclamo a la publicidad

3. Mundo diseño
     Diseño y economía de la variedad
     En todos los continentes
     Arte, diseño y "star system"
     El tiempo de los híbridos
     Memoria, diseño y "vintage"
     Un diseño emocional
     El diseño en todos los sentidos
     El diseño, expresión y vehículo de individuación
     Pluralismo y eclecticismo
     El diseño duradero

4. El imperio del espectáculo y la diversión
    La era del hiperespectáculo
    El espectáculo por exceso
    Extensiones del hiperespectáculo
    ¿Fin de la escalada de lo espectacular?
    Un mundo "kitsch"

5. El estadio estético del consumo
    Consumir la ciudad
    El consumidor transestético
    Nivel de vida y sus ambivalencias estéticas
    Los refinamientos del paladar
    El embellecimiento personal
    Modas y "looks"
    El internauta transestético
    Consumo cultural: del "homo festivus" al "homo astheticus"

6. La sociedad transestética: ¿hasta dónde?
    Ética estética de masas
    Una hipermodernidad desunificada
    Las contradicciones de la cultura hipermoderna
    Las paradojas de la sociedad transestética
    Vida estética y valores morales

.........................................................................................................................

RESUMEN
    
Los autores Gilles Lipovetsky y Jean Serroy explican cómo funciona el capitalismo artístico, entendido, por un lado, como la fabricación en serie que busca cierta distinción para captar clientes, y por otra, la inversión en obra artística valorada por su precio y valor económico independiente de su calidad o estética. El valor de una obra de arte lo pone su precio en el mercado.

Una de las contribuciones que hacen los autores es a encajar en un mismo contexto fenómenos como Apple o Master Chef. Señalan que ahora los fabricantes de móviles tienen la categoría de "genios artísticos", en referencia a Steve Jobs, mientras que los cocineros pasan a ser máster chef y la tradicional gastronomía en piezas de diseño.

 Todo parece obedecer a una estetización del mundo que empieza a ser preocupante en el momento en que el ciudadano recibe instrucciones para ser bello pues lo feo no tiene cabida en este mundo ultrasofisticado. Así, los ciudadanos se ven presionados para adaptar la forma bella que propone el capitalismo: delgadez, aspecto juvenil, cuerpo cuidado... Eso genera su propia industria de belleza: cremas antiarrugas, pastillas adelgazantes, gimnasios, aparatos reductores,... Hay una especie de dictadura de la belleza que nos obliga a todos a ser eficientes.

La eficiencia es una de las claves del capitalismo artístico: los nuevos modelos de electrodomésticos apuestan por la sencillez y la maestría en las líneas, pero sobre todo en la eficiencia. Los coches son más eficientes porque consumen menos gasolina por kilómetro, las cafeteras se distinguen por su eficiencia a la hora de preparar cafés de múltiples variedades.

Es por tanto que ha habido un cambio en el diseño industrial. Inicialmente, el diseñador era un ilustrador ajeno a la industria contratado para decorar los envases de los productos para un consumo de masas donde nadie parecía muy preocupado por la estética y sí por la utilidad y duración, Pero ahora los diseñadores forman parte de los departamentos y su función es dar un sentido "total" al producto entero, de ahí que el diseñador mejore desde el principio las funciones ergonómicas del producto a vender, ya sea una taza "mug", un móvil o un coche.

A partir del capitalismo artístico surgen una múltiple e inimaginable variedad de productos, sobre todo en la moda, donde cada cierto tiempo se cambia el aspecto de la ropa. Esta variedad se ha visto enormemente acelerada en el siglo XXI donde unas modas sustituyen a otras a ritmo vertiginoso, pero no solo los vestidos sino también otros productos como los modelos de los móviles. Hay una auténtica carrera por la innovación y la mejora de las prestaciones de los teléfonos, que cada pocos meses se renuevan aunque aporten pocas novedades respecto al modelo anterior. El consumidor se ha vuelto más voraz y quiere inmediatamente más novedades, ya sea de series de televisión, móviles, coches... La variedad se hace inabarcable y siempre está dominada por un sentido estético del producto hasta el punto de llegar a lo superespectacular.

Dentro de esta lógica, los autores explican lo que pasa en la industria del cine, donde las películas aumentan cada vez más su grado de violencia, ya que el espectador cada vez quiere más. [nota del lector: por ejemplo, estas series como Juego de Tronos, donde hay un exceso de violencia salvaje seguiría esta lógica; al poco, salió Britannia, donde el propio lema de la serie es Nadie quiere ser civilizado]. Según los autores, el capitalismo de Hollywood sigue la lógica de dar un poco más de espectáculo en cada nueva película.

Sobre Hollywood, los autores también hablan de cómo se fabrica una estrella. En los años 20, las actrices normales se convirtieron en superdiosas aunque cada una respondía a un prototipo en el que estaban encasilladas: la rebelde, la ingenua, la rubia, la sexy, etc... La imagen de dichas estrellas era dirigida por los propios estudios independiente de la vida normal que llevasen las empleadas, sujetas a contratos de permanencia que les obligaban a estar atadas a un estudio y a grabar películas en serie. Las actrices eran una marca y un producto muy definido. Su estética estaba muy cuidada y respondía a unos propósitos cinematográficos pues los estudios ya sabían cuáles eran los tipos de mujeres que le gustaban al público. En el caso de los actores, pasó lo mismo: quedaron encasillados como galanes, aventureros, cómicos... Cada estudio tenía a su propio Cary Grant y Rodolfo Valentino.

Estos prototipos de estrellas de Hollywood derivó luego en el llamado "look", que puede lucir cualquier ciudadano de a pie, de forma que incluso pueden variar su apariencia para vestir un día un "look" y otro día, otro, según su estado de ánimo o ambiente. Sería una especie de "transestética", donde los consumidores varían de aspecto externo. Desde el punto de vista de la lógica capitalista, eso es bueno porque estimula el consumo de moda.

Este afán estético también llegó a los mercados de arte pero de otra forma que los autores critican. En sí misma, la belleza de las obras ha variado porque antes los cuadros y pinturas los encargaba la iglesia y luego la aristocracia renancentista o la burguesía del siglo XIX. El impresionismo y luego el surrealismo rompió las reglas de forma que nadie sabía muy bien qué debería considerarse arte. El capitalismo artístico tomó el relevo de forma que ahora el arte mejor valorado es el que se paga más por él, el que más cotiza en los mercados y subastas de arte. Así, hay una carrera con precios de venta estratoféricos por obras de arte que lo son más cuanto más se cotizan. Es la lógica del mercado. La estética se basa en cuanto están los demás dispuestos a pagar por una obra de arte. Cuanto más cara, más bonita.

Los autores intentan contextualizar lo que está pasando alrededor de esta estetización del mundo con móviles de diseño, cremas embellecedoras y adelgazantes, cambio de "looks" y de moda en los escaparates cada semana, los excesos de Hollywood en sus superproducciones que exhiben lo nunca visto y el refinamiento del paladar que llega a convertir a los cocineros en maestros chefs con recetas sofisticadas de diseño.

La lógica que subyace a todo esto, dicen Gilles Lipovetsky y Jean Serroy, es que detrás hay un intento por mejorar la calidad de vida del ciudadano, como un producto empaquetado más. Quizás los salarios no puedan subir más pero sí la capacidad de mejorar el nivel de vida con comida más sana y "light", móviles de ultradiseño, ....

Detrás está una siniestra obsesión por la eficacia, no solo porque el capitalismo busque que los trabajadores sean más productivos, sino porque el propio ciudadano esté más sano y delgado tomando productos "light", sin gluten, sin cafeína... La obesidad es penalizada por la publicidad que insiste en lo maravilloso que es tener un cuerpo diez y ser bello, cumpliendo el cánon del capitalismo artístico. Los propios ciudadanos se ven presionados a moldearse como "apolos". Los trabajadores no solo tienen que trabajar durante horas en la oficina sino que se ven impelidos a salir a la calle a hacer gimnasia y mantener su cuerpo según los cánones más aceptados como si todas las mujeres tuviesen que tener el tipo imposible de una top-model para ser aceptadas. [nota del lector: a raíz de esta dictadura de los flacos, hay campañas a favor de las "curvis", nicho de mercado que también empiezan a surtir en las tiendas con tallas XXL].

Lo irónico de todo esto, dicen los autores, es que a pesar de toda la publicidad y campañas que se hacen para aumentar la diversidad y abundancia de la moda, la gente por la calle viste de forma uniforme, con la misma ropa comprada en las mismas tiendas "low-cost", y tirando a gris o negro.




No hay comentarios:

Publicar un comentario