Resumen del libro "De cero a uno", de Peter Thiel (2014)
Resumen original y actualizado en:
Autor del resumen: E.V.Pita, doctor en Comunicación Social y licenciado en Sociología y Derecho
Sociología, emprendedores, tecnología, negocios, Internet
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Título: "De cero a uno"
Subtítulo: "Cómo inventar el futuro"
Título en inglés: "Zero to One"
Autor: Peter Thiel con la colaboración de Blake Masters
Edición en inglés; 2014
Edición en español: Centro Libros PAPF, Grupo Planeta, Barcelona, 2015
Número de páginas: 174
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Biografía oficial del autor (hasta 2015)
Peter Thiel es un emprendedor tecnológico y un conocido inversor por ser el cofundador de PayPal, También cofundó la firma de análisis de datos Palantir Technologies, se convirtió en el primer inversor de Facebook, proporcionó financiación para compañías como SpaceX, Linkedin, Yelp y Spotify, y creó la Fundación Thiel que promueve a visionarios sobre la tecnología del mañana.
Ha aparecido en 60 Minutes, CNBC, CBS Sunday Morning, Bloomberg News y ha sido presentado en The New Yorker, The Wall Street Journal, Forbes, Fortune, The Atlantic, USA Today y BusinessWeek, entre otros medios.
Blake Masters, por su parte, es cofundador de Judicata, una start up de tecnología que diseña herramientas para la investigación y análisis jurídicos. Como Peter, Blake Masters se licenció en Derecho por la Universidad de Stanford.
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Texto de la contraportada
"El próximo Bill Gates" no diseñará un sistema operativo. Los próximos Larry Page o Sergey Brin no crearán un motor de búsqueda. Y el siguiente Mark Zuckerberg no inventará una red social. Si vas a copiar a estos chicos, es que no has aprendido de ellos.
Hacer lo que ya sabemos lleva al mundo de 1 a n. Genera un progreso horizontal añadiendo más de lo mismo, Cada nueva creación, sin embargo, va de 0 a 1, es vertical e implica hacer algo que nadie ha hecho antes. Si coges una máquina de escribir y construyes cien, has hecho un progreso horizontal. Si coges una máquina de escribir y construyes un procesador de textos, has hecho un progreso vertical. Este libro trata de cómo llegar allí".
(Sigue en la solapa posterior)
"La palabra que define progreso horizontal es globalización: coger cosas que funcionan en alguna parte y hacer que funcionen en todo el mundo. China es el ejemplo perfecto de la globalización. Ha copiado todo cuanto ha funcionado en el mundo desarrollado, desde las vías férreas del siglo XIX, al aire acondicionado del siglo XX, y hasta ciudades enteras.
La palabra idónea para vertical, el progreso de 0 a 1, es tecnología. El acelerado progreso de la tecnología de la información en décadas recientes ha convertido a Silicon Valley en la capital mundial de la tecnología. Pero la tecnología no tiene por qué limitarse a los ordenadores. Cualquier sistema innovador y mejor de hacer las cosas es tecnología. Y no hay razón alguna por la que el futuro sólo pueda acontecer en Stanford o en una universidad, o en Silicon Valley,
Desde el conocimiento que Peter Thiel ha adquirido como cofundador de PayPal y Palantir, y como inversor en cientos de startups, entre las que figura Facebook y Space X, este libro aborda las preguntas que debes plantearte y responder para triunfar en la empresa de hacer algo nuevo. No es un manual o un registro de conocimientos, sino un ejercicio de pensamiento. Porque eso es precisamente lo que una startup debe hacer; cuestionar las ideas preconcebidas y repensar el negocio desde cero."
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ÍNDICE
Prefacio: De cero a uno
1. El desafío del futuro
2, Festeja como si fuera 1999
3. Todas las compañías felices son diferentes
4. La ideología de la competencia
5. La ventaja de ser el último en mover ficha
6. Tú no eres un billete de lotería
7. Sigue el dinero
8. Secretos
9. Fundaciones
10. La mecánica de la mafia
11. Si la construyes, ¿vendrán?
12. Hombre y máquina
13. Ver verde
14. La paradoja de los fundadores
Conclusión: ¿estancamiento o singularidad?
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RESUMEN
El autor defiende los monopolios porque, con la tranquilidad que no da tener que competir con nadie, puede invertir sus beneficios en innovar. Cree que la competencia no es tan buena como dicen porque se trata de un juego de suma cero donde no hay beneficios; en realidad la competencia perfecta equivale a ventas sin beneficios pues los que no pueden competir son rápidamente sustituidos por otros que ofrecen lo mismo al mismo precio. En cambio, en un sistema sin competencia, las cosas van mejor y hay muchos beneficios que se pueden reinvertir en grandes ideas innovadoras, algo que los que están atrapados en un sistema de competencia perfecta no se pueden permitir.
Peter Thiel considera que Google trata de pasar desapercibido como monopolio, al alegar que sus distintas divisiones (coches autónomos, ingresos por publicidad en buscadores,...) no suponen una posición de dominio en el mercado. Pero sus enormes beneficios le permiten apostar por nuevos productos innovadores (caso del coche autónomo) aunque generen pérdidas pero que los inversores ven como futuras y jugosas ganancias en el futuro,
En todo caso, ha sido la patente del sistema operativo para smartphones, el IOS de iPhone lo que sí le ha dado el monopolio a esta compañía hasta al punto de convertirse en un gigante que superó en ventas a Microsoft y Google juntos.
Otro de los episodios que aborda Thiel fue la burbuja de las empresas punto.com y el estallido en el año 2000. Dice que tanto él, como fundador de PayPal, como su competidor Elon Musk, cuya oficina estaba situada a unos bloques de la suya, se reunieron en una cafetería neutral y acordaron fusionar sus empresas de pagos por Internet para evitar irse a la quiebra pues temían un pronto estallido de la burbuja de Internet. Fue una sabia decisión porque eran de los pocos que realmente estaban haciendo un producto real y útil que aún así daba pérdidas. Para captar un millón de clientes PayPal tuvo que pagar diez dólares por inscribirse hasta que lograron una masa crítica. El autor señala que la gente ya ganaba dinero (o al menos, su empresa era valorada en un dineral) por el mero hecho de anunciar un proyecto sin tener nada hecho. Cada día se anunciaban nuevas empresas que valían una fortuna sin nada que presentar. Tarde o temprano aquello iba a reventar.
También aborda la actitud que debe tener un trabajador en Silicon Valley. Él rechaza a los vendedores de traje y corbata porque considera que hay que vestir con camiseta y lucir un buen logo inscrito como marca. Pone como ejemplo a Elon Musk, que lleva inscrito "Comes to Marte" (su gran proyecto) mientras que otros vendedores van de corbata y no inspiran tanta confianza porque "sabes que viene a vender algo". También quiere que los trabajadores de su empresa encajen y sean amigos y tengan algo de que hablar fuera del trabajo. No quiere los mejores expedientes, gente con talento pero que fuera del trabajo no se hablan porque no tienen nada en común o simplemente actúan de forma profesional pero que no dan el perfil de innovador. En cambio, él elige a gente con talento que se sienta a gusto trabajando, incluso que se divierta y que pase muchas horas en el trabajo porque, en realidad, es un hobby y tus compañeros son amigos con los que gustas pasar mucho tiempo.
El autor también examina la evolución de los fondos de inversión como modo para hacer dinero pero considera que es difícil encontrar cinco fondos que realmente sean monopolios y ganen montañas de dólares. Señala que la "ley potencial" promueve que haya fondos realmente ganadores porque encuentran esas minas de oro. E insiste en que es en la no-competencia, en basar el negocio en un producto único y nuevo que tenga el monopolio, donde se generan montañas de dinero.
Respecto a los países considera que estos son optimistas definidos (Estados Unidos entre 1929 y 1960), optimistas indefinidos (Estados Unidos desde 1960 a 2017), pesimistas definidos (China) y pesimistas indefinidos (Europa desde 1970). En el primer grupo, encontramos un país que creía en el progreso y los grandes proyectos (pone como ejemplo, que un mero ciudadano propuso crear un lago en la bahía de San Francisco y su proyecto tuvo mucho respaldo de prensa y gobierno aunque fue desechado por motivos técnicos pero hoy, si un ciudadano propusiese lo mismo, todo el mundo se reiría de él o ni le dejarían hablar). Esta propuesta de megaproyectos pudo enviar un hombre a la Luna o crear Internet.
En el segundo grupo está el Estados Unidos posterior a 1970 donde no hay grandes proyectos tecnológico sino un estancamiento. Apenas hay innovaciones dignas de asombro. Nadie va a invertir ni va a poner a trabajar a ingenieros en un coche volador o una colonia en Marte sino que los mejores cerebros se vuelcan ahora en las finanzas o la abogacía.
En el tercer grupo está China, país cuyos ciudadanos ahorran porque temen al futuro, a pesar de tener un crecimiento del 10 % anual (partió de niveles muy bajos). Todos los países temen que China domine el mundo, menos ellos mismos, que no confían en lograrlo. comenta el autor.
En el cuarto grupo estaría Europa, anquilosada por la burocracia de Bruselas y que sobrevive sin prever el futuro, esperando que llegue el día final de su declive, dice Thiel.
A raíz de estas clasificaciones, Peter Thiel critica a autores como Malcom Gladwell ("Outliders"o "Fueras de Serie") el hecho de que su libro atribuya al factor suerte (de nacimiento) que Bill Gates o Steve Jobs naciesen en una época determinada (los años 50-60) y un lugar concreto (Silicon Valley) que los puso en la mejor posición para hacerse ricos, Para empezar, Thiel sostiene que el propio Gladwell pertenece a esa generación que creció en los años 50, donde los niños veían por la televisión cómo el mundo progresaba a pasos agigantados, por lo que pensaron que estaba todo hecho. Por eso, Maxwell valora más la suerte que el esfuerzo y dice que Bill Gates o Steve Jobs pertenecían a una generación que tuvo la suerte de nacer en el lugar indicado en la fecha indicada. Pero Thiel replica que en PayPal, solo había un norteamericano nacido en el país y que era un "friki" que prefería ganar tres veces menos que en Wall Street. Eso quiere decir que los demás no tuvieron la suerte de nacer en USA en el momento adecuado pero que, sin embargo, lograron grandes éxitos por su esfuerzo. Recalca que no hay suerte sino causa y efecto, hay que tener todo en orden (como decía el noruego que alcanzó el Polo Norte) y no confiar nada a la suerte.
Theil cree que a cada fracaso o éxito tecnológico hay que hacerse las siguientes preguntas:
1 - La cuestión de la ingeniería: ¿Puedes crear tecnología punta en lugar de mejoras incrementales?
Sostiene que la verdadera innovación no es hacer más de lo mismo y mayor cantidad, sino algo totalmente distinto. Innovar no es copiar, solo es un progreso horizontal, el 1 al n. Por ejemplo, la globalización fue una innovación horizontal que conectó a vendedores y consumidores del mundo pero no aportó nada realmente nuevo.
2 - La cuestión de los tiempos: ¿Es el momento adecuado para crear tu empresa?
Thiel señala que no se trata de entrar a competir sino que basta con hacerlo el último pero cuando ya se han resuelto todos los problemas tecnológicos y la empresa puede crecer durante años o décadas.
3- La cuestión del monopolio: ¿Vas a empezar con una cuota de mercado pequeña o grande?
Una empresa innovadora puede pensar en una pequeña cuota de mercado (Facebook y los estudiantes de la universidad de Harvard y alcanzar 1.000 millones de usuarios). A veces de nada vale que una gran empresa planifique para vender un producto a millones de clientes si el producto no tiene tal enganche; por eso PayPal apostó por unirse a eBay y quedarse en 3 semanas con el 25 % de los usuarios (obtuvo miles de clientes de una tacada porque les ofreció un producto útil). Otro ejemplo, es el de Xanadú, nacida como red de ordenadores en los años 60, y que treinta años cerró, justo cuando su web empezaba a ser conocida. Habia nacido antes de tiempo y tenía un efoque erróneo del negocio.
4 - La cuestión de las personas: ¿Tienes el equipo adecuado?
Thiel no quiere talentos profesionales que van a lo suyo sino "amigos" con talento que trabajen duro y se diviertan con su trabajo.
5. La cuestión de la distribución: ¿Tienes un modo no solo de vender sino colocar tu producto?
Una de las cuestiones que comenta Thiel es que un par de contratos millonarios valen más que miles de vendedores. Si Musk le coloca un par de contratos de mil millones de dólares a la NASA para sustituir su transbordador espacial es sin duda mejor que las pequeñas ventas. Estos megaacuerdos merecen que el consejero delegado esté 25 días al mes negociando y comiendo con otros superjefes.
6. La cuestión de la durabilidad: ¿Puedes defender tu posición en el mercado a diez o veinte años vista?
Se refiere a casos como Twitter que pronto alcanzaron los 250 millones de usuarios y que, sin hacer nada, seguirá teniendo un negocio estable durante muchos años.
7. La cuestión del secreto: ¿Has identificado una oportunidad única que el resto no ve?
En el caso de PayPal, se dio cuenta de que estos pagos electrónicos seguros tenían un gran mercado. Por su parte, Amazon empezó como distribuidora de libros y luego extendió su negocio a cedés y luego a cualquier otra mercancía.
También analizó el caso exitoso de Tesla, de Elon Musk, al entender que él entró en el negocio de las tecnologías limpias o verdes en el momento adecuado y con una tecnología aceptable. Otras compañías se desplomaron porque estaban "muy verdes" y no contaban con toda la tecnología para satisfacer al comprador de los coches eléctricos. Sin embargo, Musk decidió que en ese negocio no podía contar con proveedores y que debía generar toda su cadena de montaje, distribución y ventas, Dominaba todo el proceso: componentes, montaje, ventas, suministro eléctrico, creación de electricidad solar.... [nota del lector: es un poco la versión de Zara que controla todo el proceso de montaje y venta y ¿quizás el cultivo de algodón ?]
Thiel también reflexiona sobre la cultura "nerd" de los empollones de clase. Muchos eran abstraídos, retraídos, sin apego social pero quienes se hallaban en un término medio fueron los que pudieron sobresalir y ganar mucho más dinero del soñado. Comenta como chiste que los "nerds" de PayPal eran fans de la capitalista "La Guerra de las Galaxias" en vez de la comunista "Star Trek".
El autor, en las páginas finales, estudia los modelos de evolución de la humanidad o el mercado. Puede tener ciclos de contracción y expansión, una extinción, un estancamiento y un despegue exponencial (la singularidad). Opina que el tema de la extinción o el dominio de las máquinas sobre el hombre es una preocupación que hay que dejarla para el siglo XXII, mientras que ve más posibilidades de los otros tres escenarios. En cuanto a la singularidad vaticinada por el ingeniero Ryan Kurzwell, lo que dice es que es una posibilidad que está ahí.
Otro de los episodios que aborda Thiel fue la burbuja de las empresas punto.com y el estallido en el año 2000. Dice que tanto él, como fundador de PayPal, como su competidor Elon Musk, cuya oficina estaba situada a unos bloques de la suya, se reunieron en una cafetería neutral y acordaron fusionar sus empresas de pagos por Internet para evitar irse a la quiebra pues temían un pronto estallido de la burbuja de Internet. Fue una sabia decisión porque eran de los pocos que realmente estaban haciendo un producto real y útil que aún así daba pérdidas. Para captar un millón de clientes PayPal tuvo que pagar diez dólares por inscribirse hasta que lograron una masa crítica. El autor señala que la gente ya ganaba dinero (o al menos, su empresa era valorada en un dineral) por el mero hecho de anunciar un proyecto sin tener nada hecho. Cada día se anunciaban nuevas empresas que valían una fortuna sin nada que presentar. Tarde o temprano aquello iba a reventar.
También aborda la actitud que debe tener un trabajador en Silicon Valley. Él rechaza a los vendedores de traje y corbata porque considera que hay que vestir con camiseta y lucir un buen logo inscrito como marca. Pone como ejemplo a Elon Musk, que lleva inscrito "Comes to Marte" (su gran proyecto) mientras que otros vendedores van de corbata y no inspiran tanta confianza porque "sabes que viene a vender algo". También quiere que los trabajadores de su empresa encajen y sean amigos y tengan algo de que hablar fuera del trabajo. No quiere los mejores expedientes, gente con talento pero que fuera del trabajo no se hablan porque no tienen nada en común o simplemente actúan de forma profesional pero que no dan el perfil de innovador. En cambio, él elige a gente con talento que se sienta a gusto trabajando, incluso que se divierta y que pase muchas horas en el trabajo porque, en realidad, es un hobby y tus compañeros son amigos con los que gustas pasar mucho tiempo.
El autor también examina la evolución de los fondos de inversión como modo para hacer dinero pero considera que es difícil encontrar cinco fondos que realmente sean monopolios y ganen montañas de dólares. Señala que la "ley potencial" promueve que haya fondos realmente ganadores porque encuentran esas minas de oro. E insiste en que es en la no-competencia, en basar el negocio en un producto único y nuevo que tenga el monopolio, donde se generan montañas de dinero.
Respecto a los países considera que estos son optimistas definidos (Estados Unidos entre 1929 y 1960), optimistas indefinidos (Estados Unidos desde 1960 a 2017), pesimistas definidos (China) y pesimistas indefinidos (Europa desde 1970). En el primer grupo, encontramos un país que creía en el progreso y los grandes proyectos (pone como ejemplo, que un mero ciudadano propuso crear un lago en la bahía de San Francisco y su proyecto tuvo mucho respaldo de prensa y gobierno aunque fue desechado por motivos técnicos pero hoy, si un ciudadano propusiese lo mismo, todo el mundo se reiría de él o ni le dejarían hablar). Esta propuesta de megaproyectos pudo enviar un hombre a la Luna o crear Internet.
En el segundo grupo está el Estados Unidos posterior a 1970 donde no hay grandes proyectos tecnológico sino un estancamiento. Apenas hay innovaciones dignas de asombro. Nadie va a invertir ni va a poner a trabajar a ingenieros en un coche volador o una colonia en Marte sino que los mejores cerebros se vuelcan ahora en las finanzas o la abogacía.
En el tercer grupo está China, país cuyos ciudadanos ahorran porque temen al futuro, a pesar de tener un crecimiento del 10 % anual (partió de niveles muy bajos). Todos los países temen que China domine el mundo, menos ellos mismos, que no confían en lograrlo. comenta el autor.
En el cuarto grupo estaría Europa, anquilosada por la burocracia de Bruselas y que sobrevive sin prever el futuro, esperando que llegue el día final de su declive, dice Thiel.
A raíz de estas clasificaciones, Peter Thiel critica a autores como Malcom Gladwell ("Outliders"o "Fueras de Serie") el hecho de que su libro atribuya al factor suerte (de nacimiento) que Bill Gates o Steve Jobs naciesen en una época determinada (los años 50-60) y un lugar concreto (Silicon Valley) que los puso en la mejor posición para hacerse ricos, Para empezar, Thiel sostiene que el propio Gladwell pertenece a esa generación que creció en los años 50, donde los niños veían por la televisión cómo el mundo progresaba a pasos agigantados, por lo que pensaron que estaba todo hecho. Por eso, Maxwell valora más la suerte que el esfuerzo y dice que Bill Gates o Steve Jobs pertenecían a una generación que tuvo la suerte de nacer en el lugar indicado en la fecha indicada. Pero Thiel replica que en PayPal, solo había un norteamericano nacido en el país y que era un "friki" que prefería ganar tres veces menos que en Wall Street. Eso quiere decir que los demás no tuvieron la suerte de nacer en USA en el momento adecuado pero que, sin embargo, lograron grandes éxitos por su esfuerzo. Recalca que no hay suerte sino causa y efecto, hay que tener todo en orden (como decía el noruego que alcanzó el Polo Norte) y no confiar nada a la suerte.
Theil cree que a cada fracaso o éxito tecnológico hay que hacerse las siguientes preguntas:
1 - La cuestión de la ingeniería: ¿Puedes crear tecnología punta en lugar de mejoras incrementales?
Sostiene que la verdadera innovación no es hacer más de lo mismo y mayor cantidad, sino algo totalmente distinto. Innovar no es copiar, solo es un progreso horizontal, el 1 al n. Por ejemplo, la globalización fue una innovación horizontal que conectó a vendedores y consumidores del mundo pero no aportó nada realmente nuevo.
2 - La cuestión de los tiempos: ¿Es el momento adecuado para crear tu empresa?
Thiel señala que no se trata de entrar a competir sino que basta con hacerlo el último pero cuando ya se han resuelto todos los problemas tecnológicos y la empresa puede crecer durante años o décadas.
3- La cuestión del monopolio: ¿Vas a empezar con una cuota de mercado pequeña o grande?
Una empresa innovadora puede pensar en una pequeña cuota de mercado (Facebook y los estudiantes de la universidad de Harvard y alcanzar 1.000 millones de usuarios). A veces de nada vale que una gran empresa planifique para vender un producto a millones de clientes si el producto no tiene tal enganche; por eso PayPal apostó por unirse a eBay y quedarse en 3 semanas con el 25 % de los usuarios (obtuvo miles de clientes de una tacada porque les ofreció un producto útil). Otro ejemplo, es el de Xanadú, nacida como red de ordenadores en los años 60, y que treinta años cerró, justo cuando su web empezaba a ser conocida. Habia nacido antes de tiempo y tenía un efoque erróneo del negocio.
4 - La cuestión de las personas: ¿Tienes el equipo adecuado?
Thiel no quiere talentos profesionales que van a lo suyo sino "amigos" con talento que trabajen duro y se diviertan con su trabajo.
5. La cuestión de la distribución: ¿Tienes un modo no solo de vender sino colocar tu producto?
Una de las cuestiones que comenta Thiel es que un par de contratos millonarios valen más que miles de vendedores. Si Musk le coloca un par de contratos de mil millones de dólares a la NASA para sustituir su transbordador espacial es sin duda mejor que las pequeñas ventas. Estos megaacuerdos merecen que el consejero delegado esté 25 días al mes negociando y comiendo con otros superjefes.
6. La cuestión de la durabilidad: ¿Puedes defender tu posición en el mercado a diez o veinte años vista?
Se refiere a casos como Twitter que pronto alcanzaron los 250 millones de usuarios y que, sin hacer nada, seguirá teniendo un negocio estable durante muchos años.
7. La cuestión del secreto: ¿Has identificado una oportunidad única que el resto no ve?
En el caso de PayPal, se dio cuenta de que estos pagos electrónicos seguros tenían un gran mercado. Por su parte, Amazon empezó como distribuidora de libros y luego extendió su negocio a cedés y luego a cualquier otra mercancía.
También analizó el caso exitoso de Tesla, de Elon Musk, al entender que él entró en el negocio de las tecnologías limpias o verdes en el momento adecuado y con una tecnología aceptable. Otras compañías se desplomaron porque estaban "muy verdes" y no contaban con toda la tecnología para satisfacer al comprador de los coches eléctricos. Sin embargo, Musk decidió que en ese negocio no podía contar con proveedores y que debía generar toda su cadena de montaje, distribución y ventas, Dominaba todo el proceso: componentes, montaje, ventas, suministro eléctrico, creación de electricidad solar.... [nota del lector: es un poco la versión de Zara que controla todo el proceso de montaje y venta y ¿quizás el cultivo de algodón ?]
Thiel también reflexiona sobre la cultura "nerd" de los empollones de clase. Muchos eran abstraídos, retraídos, sin apego social pero quienes se hallaban en un término medio fueron los que pudieron sobresalir y ganar mucho más dinero del soñado. Comenta como chiste que los "nerds" de PayPal eran fans de la capitalista "La Guerra de las Galaxias" en vez de la comunista "Star Trek".
El autor, en las páginas finales, estudia los modelos de evolución de la humanidad o el mercado. Puede tener ciclos de contracción y expansión, una extinción, un estancamiento y un despegue exponencial (la singularidad). Opina que el tema de la extinción o el dominio de las máquinas sobre el hombre es una preocupación que hay que dejarla para el siglo XXII, mientras que ve más posibilidades de los otros tres escenarios. En cuanto a la singularidad vaticinada por el ingeniero Ryan Kurzwell, lo que dice es que es una posibilidad que está ahí.