Resumen del libro "Mujeres y poder", de Mary Beard (2017)
Link original y actualizado en:https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/05/mujeres-y-poder-de-mary-beard-2017.html
Resumen realizado por E.V.Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Derecho y Sociología
Sociología, estructura social, feminismo, empoderamiento de la mujer, diversidad de género
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Título: "Mujeres y poder"
Subtítulo: Un manifiesto
Autora: Mary Beard
Título original en inglés: Women & Power. A manifesto
Fecha de publicación en inglés: 2017
Editorial: Crítica, Planeta SA, Barcelona, 2018
Páginas del libro: 111
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Biografía oficial de Mary Beard (hasta 2018)
Mary Beard es catedrática de Clásicas en Newnham College, Cambridge. Es editora en The Times Literary Supplement y autora del blog "A Don's Life". Es miembro de la Academia Británica y de la Academia Americana de Artes y Ciencias. Entre sus libros publicados se incluye The Parthenon (2003), El triunfo romano (Crítica, 2008), Pompeya (Crítica, 2009), ganador del Premio Wolfson, La herencia viva de los clásicos (Crítica, 2013) y SPQR, Una historia de la antigua Roma (Critica, 2016). Fue galardonada con el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales en 2016.
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Texto de la solapa
Con irónico ingenio, la conocida erudita británica del mundo clásico muestra el modo en que la historia ha tratado a las mujeres poderosas. Los ejemplos que ofrece van desde el mundo clásico hasta nuestros días, desde Medusa y Atenea hasta Theresa May y Hillary Clinton. Bead examina los cimientos de la misoginia mientras reflexiona sobre la voz pública de las mujeres, sobre nuestros supuestos culturales acerca de la relación de las mujeres con el poder y sobre las mujeres poderosas que no se doblegan al patrón masculino.
Tras recapacitar acerca de las agresiones sexistas y de género experimentadas personalmente en la red, Mary sostiene que si no se percibe a las mujeres dentro de las estructuras de poder, entonces lo que hay que redifinir es el propio poder.
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Texto de la solapa
Con irónico ingenio, la conocida erudita británica del mundo clásico muestra el modo en que la historia ha tratado a las mujeres poderosas. Los ejemplos que ofrece van desde el mundo clásico hasta nuestros días, desde Medusa y Atenea hasta Theresa May y Hillary Clinton. Bead examina los cimientos de la misoginia mientras reflexiona sobre la voz pública de las mujeres, sobre nuestros supuestos culturales acerca de la relación de las mujeres con el poder y sobre las mujeres poderosas que no se doblegan al patrón masculino.
Tras recapacitar acerca de las agresiones sexistas y de género experimentadas personalmente en la red, Mary sostiene que si no se percibe a las mujeres dentro de las estructuras de poder, entonces lo que hay que redifinir es el propio poder.
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ÍNDICE
- La voz pública de las mujeres
- Mujeres en el ejercicio del poder
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RESUMEN
La autora Mary Beard relata cómo la mujer, como género, ha sido silenciada por las instituciones patriarcales desde la Antigüedad hasta los parlamentos actuales, donde hay escasa representación femenina en la política nacional y una relativa mudez en la esfera pública.
Empezando por Grecia, donde solo la idea de que ellas gobiernen un reino causa hilaridad entre el público. Para colmo, algunas de las mujeres con poder son "destructivas", caso de la Medusa, de mirada petrificante y otras actúan como hombres (Atenea guerrera, las amazonas). Recuerda que en la Odisea el hijo adolescente Telémaco ordenó a su madre Penélope que subiera a tejer porque él y sus pretendientes estaban hablando de "cosas serias" (el "mythos" masculino). En las tragedias, salen gobernantas como Medea, pero en el papel de usurpadoras. También menciona la comedia de Aristófanes, Lisistrata, que es clásico y femenista a la vez, pacifista y chistes verdes. Las mujeres atenienses hacen huelga de sexo para que los hombres pongan fin a la guerra con Esparta. Pero la obra concluye que la fantasía de poder de las mujeres queda aplastada.
Lo mismo pasó en Roma. E incluso, Thatcher, primera ministra británica, usó un timbre de voz más grave para parecer andrógina porque el de mujer, más agudo, ha sido ridiculizado por los comentaristas antiguos como balbuceo o murmullo o gimoteos (aquí también se incluyen a los entrenadores de fútbol). Una idea recogida en Las Bostonianas, donde el pretendiente de la protagonista femenista que da discursos la va anulando y silenciando.
La autora también aprecia discursos de Isabel I donde dice que tiene el cuerpo débil pero "el corazón y el estómago de un rey". Esta faceta andrógina se repite en otros ejemplos pero equivale a "disfrazarse de hombre sin resolver el problema".
Añade que los discursos de mujeres, como Hillary Clinton, dentro de la ONU, tratan "de mujeres". Lo mismo las feministas o las exesclavas.
Mary Beard recuerda que las arrugas en la mujer se consideran señal de que "se le ha pasado la fecha de caducidad" mientras que en el hombre es madurez y sabiduría. O cuando la mujer defiende ideas impopulares, le contestan "lo siento, cariño, es que no lo entiendes".
La autora también examina los "tuits" escritos por "trolls" haciendo despreciables comentarios sexistas. Ella lo atribuye a que muchos se sienten frustrados por las falsas promesas de democratización de Internet pues la gente creía que iba a tener un cara a cara con los políticos y resulta que los comentarios del público no los leen y los textos del presidente los escribe otro. Le quedan dudas de que el Papa quizás sí conteste personalmente algún tuit. Dice que los insultos de los "trolls" es para ahuyentar a las mujeres del ámbito del discurso masculino. Se queja de que la consigna es callar y "bloqueadlos", "la vieja consigna que invita a las mujeres a aguantar y callar".
Culpa a la cultura clásica de parte de "nuestras arraigadas convicciones de género en lo relativo al discurso público, el "mythos" masculino y el silencio femenino. Añade que "por más que retrocedamos en la historia occidental, vemos siempre una separación radical - real, cultural e imaginaria - entre las mujeres y el poder. Añade que la Medusa es usada en caricaturas y chistes conservadores para ridiculizar a Hillary Clinton o de otros contra Merkel. Especialmente critica el meme de Trump cortando la cabeza de la Medusa-Hillary y la palabra "Trump" (en juego de palabras con "Triumph". "Si todavía tenéis duda de hasta qué punto está culturalmente integrada la exclusión de las mujeres del poder o si receláis de la fuerza que ejercen las formas clásicas a la hora de formularla y justificarla, os dejo a Trump y a Clinton, a Perseo y a Medusa".
La autora recuerda que algunas mujeres "lo han conseguido" y llegaron al poder sin tener que copiar expresiones masculinas. Añade que fue a su entrevista de trabajo con medias azules (bluestocking) para que sus jefes meditasen: si pensáis que soy una "marisabidilla" (bluestocking).
Recuerda que en el Parlamento de Inglaterra hay un 33 % de mujeres y que en Ruanda o Arabia Saudí rondan el 60 % o mayor porcentaje que en EE.UU. pero se pregunta si allí donde hay más mujeres es precisamente dónde está el verdadero poder.
Añade que el poder, desde el punto de vista femenino, significa separarlo del prestigio público. y pensar de forma colaborativa, en el poder de los seguidores y no de los líderes, pensar en el poder como atributo o como verbo (empoderar), y no como propiedad. Añade que Black Lives Matter consiguió el poder de hacer cosas de otro modo. También hay una secuela de Dellas, una obra satírica donde las mujeres gobiernan y tres hombres aparecen a montar lío. Al final, uno de los protagonistas se casa con la jefa y tienen un niño. Los lectores no tienen dudas de quién va a mandar 50 años después.
Acaba su libro con el hecho de que si las mujeres meten la pata son tratadas con mayor severidad. Finaliza diciendo que la reprimenda de Telémaco a su madre cuando se atreve a abrir la boca todavía es común hoy en día, 3.000 años después.
Empezando por Grecia, donde solo la idea de que ellas gobiernen un reino causa hilaridad entre el público. Para colmo, algunas de las mujeres con poder son "destructivas", caso de la Medusa, de mirada petrificante y otras actúan como hombres (Atenea guerrera, las amazonas). Recuerda que en la Odisea el hijo adolescente Telémaco ordenó a su madre Penélope que subiera a tejer porque él y sus pretendientes estaban hablando de "cosas serias" (el "mythos" masculino). En las tragedias, salen gobernantas como Medea, pero en el papel de usurpadoras. También menciona la comedia de Aristófanes, Lisistrata, que es clásico y femenista a la vez, pacifista y chistes verdes. Las mujeres atenienses hacen huelga de sexo para que los hombres pongan fin a la guerra con Esparta. Pero la obra concluye que la fantasía de poder de las mujeres queda aplastada.
Lo mismo pasó en Roma. E incluso, Thatcher, primera ministra británica, usó un timbre de voz más grave para parecer andrógina porque el de mujer, más agudo, ha sido ridiculizado por los comentaristas antiguos como balbuceo o murmullo o gimoteos (aquí también se incluyen a los entrenadores de fútbol). Una idea recogida en Las Bostonianas, donde el pretendiente de la protagonista femenista que da discursos la va anulando y silenciando.
La autora también aprecia discursos de Isabel I donde dice que tiene el cuerpo débil pero "el corazón y el estómago de un rey". Esta faceta andrógina se repite en otros ejemplos pero equivale a "disfrazarse de hombre sin resolver el problema".
Añade que los discursos de mujeres, como Hillary Clinton, dentro de la ONU, tratan "de mujeres". Lo mismo las feministas o las exesclavas.
Mary Beard recuerda que las arrugas en la mujer se consideran señal de que "se le ha pasado la fecha de caducidad" mientras que en el hombre es madurez y sabiduría. O cuando la mujer defiende ideas impopulares, le contestan "lo siento, cariño, es que no lo entiendes".
La autora también examina los "tuits" escritos por "trolls" haciendo despreciables comentarios sexistas. Ella lo atribuye a que muchos se sienten frustrados por las falsas promesas de democratización de Internet pues la gente creía que iba a tener un cara a cara con los políticos y resulta que los comentarios del público no los leen y los textos del presidente los escribe otro. Le quedan dudas de que el Papa quizás sí conteste personalmente algún tuit. Dice que los insultos de los "trolls" es para ahuyentar a las mujeres del ámbito del discurso masculino. Se queja de que la consigna es callar y "bloqueadlos", "la vieja consigna que invita a las mujeres a aguantar y callar".
Culpa a la cultura clásica de parte de "nuestras arraigadas convicciones de género en lo relativo al discurso público, el "mythos" masculino y el silencio femenino. Añade que "por más que retrocedamos en la historia occidental, vemos siempre una separación radical - real, cultural e imaginaria - entre las mujeres y el poder. Añade que la Medusa es usada en caricaturas y chistes conservadores para ridiculizar a Hillary Clinton o de otros contra Merkel. Especialmente critica el meme de Trump cortando la cabeza de la Medusa-Hillary y la palabra "Trump" (en juego de palabras con "Triumph". "Si todavía tenéis duda de hasta qué punto está culturalmente integrada la exclusión de las mujeres del poder o si receláis de la fuerza que ejercen las formas clásicas a la hora de formularla y justificarla, os dejo a Trump y a Clinton, a Perseo y a Medusa".
La autora recuerda que algunas mujeres "lo han conseguido" y llegaron al poder sin tener que copiar expresiones masculinas. Añade que fue a su entrevista de trabajo con medias azules (bluestocking) para que sus jefes meditasen: si pensáis que soy una "marisabidilla" (bluestocking).
Recuerda que en el Parlamento de Inglaterra hay un 33 % de mujeres y que en Ruanda o Arabia Saudí rondan el 60 % o mayor porcentaje que en EE.UU. pero se pregunta si allí donde hay más mujeres es precisamente dónde está el verdadero poder.
Añade que el poder, desde el punto de vista femenino, significa separarlo del prestigio público. y pensar de forma colaborativa, en el poder de los seguidores y no de los líderes, pensar en el poder como atributo o como verbo (empoderar), y no como propiedad. Añade que Black Lives Matter consiguió el poder de hacer cosas de otro modo. También hay una secuela de Dellas, una obra satírica donde las mujeres gobiernan y tres hombres aparecen a montar lío. Al final, uno de los protagonistas se casa con la jefa y tienen un niño. Los lectores no tienen dudas de quién va a mandar 50 años después.
Acaba su libro con el hecho de que si las mujeres meten la pata son tratadas con mayor severidad. Finaliza diciendo que la reprimenda de Telémaco a su madre cuando se atreve a abrir la boca todavía es común hoy en día, 3.000 años después.