Resumen del libro "Cronometrados", de Simon Garfield (2016)
El resumen original y actualizado está en el siguiente link:https://evpitasociologia.blogspot.com/2017/07/cronometrados-de-simon-garfield-2017.html
Sociología, tiempo, historia, horarios, relojes
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Título: "Cronometrados"
Subtítulo: Cómo el mundo se obsesionó con el tiempo
Título en inglés: Timekeepers
Edición en inglés: Edimburgo, 2016
Edición en español: Penguin Random House, Barcelona, 2017
Número de páginas: 407
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Biografía del autor Simon Garfield (hasta 2017)
Simon Garfield nació en Londres en 1960 y es autor de más de una docena de exitosos libros de no ficción, entre ellos los best sellers internacionales Es mi tiempo, Un libro sobre fuentes tipográficas (Taurus, 2011), En el mapa, de cómo el mundo adquirió su aspecto (Taurus, 2013) y Postdata. Curiosa historia de la correspondencia (Taurus, 2015), y editor de una trilogía de diarios del Mass Observation Archive - Our Hidden Lives, We are at War y Private Battles-, que proporcionan información única sobre la Segunda Guerra Mundial y sus secretos. Por su estudio sobre el sida en Gran Bretaña, The End of Innocence, obtuvo el Premio Somerset Maugham. Vive entre Londres y St. Ives, Cornualles.
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Texto de la contraportada y la solapa posterior
"El tiempo es lo más valioso que tenemos. Este es un libro sobre nuestro afán por medirlo, controlarlo, comprarlo, representarlo, inmortalizarlo, reinventarlo y darle sentido".
"No hace mucho medíamos nuestros días por el movimiento del sol. Hoy la hora nos llega de todas partes con insistencia, y lo que impulsa nuestras vidas es la idea de que nunca vamos a tener suficiente de lo que más anhelamos: el tiempo. ¿Cómo ha llegado a dominarnos algo tan arbitrario?
El tiempo se ha convertido en una fuerza imperante en nuestras vidas. ¿Por qué, tras miles de años orientándonos vagamente con el cielo, hemos pasado a necesitar continua y compulsivamente que nuestros ordenadores y móviles nos den la hora con una precisión milimétrica?
Cronometrados es una brillante investigación de las formas en que hemos percibido, contenido y ahorrado el tiempo a lo largo de los últimos 250 años, narrado con el estilo ingenioso y entretenido tan característico de Simon Garfield. En un momento en que la gestión del tiempo se ha convertido en uno de nuestros mayores desafíos, esta historia nos ayuda a hacerle frente con una luz nueva".
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ÍNDICE
Introducción: muy, muy temprano o muy, muy tarde
1. El accidente del tiempo
Salir del campo
La brevedad de la vida y cómo vivirla
2. De cómo los franceses echaron a perder el calendario
3. La invención del horario
Lo más veloz que hayas visto nunca
¿Ha existido una tiranía tan monstruosa?
4. El ritmo de las horas, la hora del ritmo
Cómo interpretar la Novena
¿Cúanto debe durar exactamente un cedé?
Revolver
5. ¿Cuándo hablar mucho se convierte en hablar demasiado?
En los tiempos de Moisés
Hablar, hablar y hablar
6. Hora de ir al cine
Cómo llegar hasta el reloj
El tren está a punto de efectuar su entrada en la estación
7. Horología, primera parte: cómo hacer un reloj
Un sueño muy difícil
¿Qué es lo que tienen los suizos?
8. Roger Bannister corre y corre
9. Vietnam. Napalm. Niña
El segundo partido
Mi nombre es Muybridge y le traigo un mensaje de mi esposa
10. El turno de día
Aplastaremos, machacaremos, asesinaremos a Yamaha
El jefe del infierno
11. Horología, segunda parte: cómo vender el tiempo
Vasco de Gama Edición Especial
Bienvenidos a Baselworld
Oh oh
En el que se nombra al culpable
El reloj más caro del mundo
12. Tácticas temporales que funcionan
La temporada de las fresas
El sistema de correo electrónico sencillo y optimizado
13. La vida en breve, el arte es duradero
El reloj es un reloj
Los blancos están locos
14. Decelerando el mundo
Un lugar en el que no pasa el tiempo
Vivir a la francesa
Comida aún más rápida
15. El Museo Británico y nuestra historia
El Libro de Horas
Maldecidos y abandonados
Los que se sienten indiferentes
Epílogo: la hora de la humildad
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RESUMEN
El libro tiene interés para esta web porque indaga en la medición del tiempo del mundo, algo que tiene interés sociológico.
El autor pone muchos ejemplos de la medición del tiempo. Por ejemplo, estudia la evolución de los relojes suizos (Swiss made) y de por qué han logrado tanto prestigio. Considera que desde el siglo XVI se especializaron, como otras ciudades, en fabricar relojes de bolsillo cada vez más exactos pero que también contribuyó su red comercial y su política de piezas de repuesto (para que el comprador tenga que acudir a un taller de una marca suiza).
Luego estudia la vida de Bannister, el corredor inglés que logró cubrir una milla corriendo en menos de cuatro minutos (lo hizo en 3.59.40). El corredor, que también era científico, se pasó 50 años contando cómo fue aquella carrera y lo que sintió en los últimos segundos antes de llegar a la meta y desfallecer. Sus botas de aquella mítica carrera fueron subastadas al final de su carrera para sufragarse cuidados asistenciales.
También examinó la vida de un fotógrafo de gran precisión de EE.UU. del siglo XIX que inicialmente era un comerciante que, un día, sufrió un golpe en la cabeza. Fue absuelto por un jurado de matar a tiros al amante de su esposa porque la dejó embarazada y dio a luz un hijo que no era suyo. Los miembros del jurado lo absolvieron, no por una eximente de arrebato, sino porque consideraron que ellos habrían hecho lo mismo en una situación parecida. Eran tiempos del Far West. Dicho fotógrafo estaba un poco "tocado" pero se especializó en agilizar la rapidez de las cámaras.
El autor también repasa otro momento de la fotografía que apenas duró unos segundos pero que sirvió para concienciar del terror de la guerra. Se trata de los niños que corren tras ser atacados con napalm en la guerra de Vietnam. La foto dio la vuelta al mundo y se convirtió en un símbolo. El fotógrafo fue el único que logró la foto porque los demás no tenían carretes de 36 (son 18 doblados). Recuerda que llevó al hospital a la niña, en apenas un instante, pero que luego el revelado le pareció que duraba horas, lo mismo que enviar la imagen por teléfono a las agencias internacionales.
Posteriormente, se introduce en una fábrica de coches para aprender cuánto se tarda en hacer un coche en una cadena de montaje. Lo expulsan inmediatamente al no conseguir el tiempo exigido. Eso le sirve de base para contar la historia del "just in time", el concepto iniciado por Toyota para reducir el tiempo de producción en sus fábricas. Tuvo tanto éxito que Honda lo practicó para competir con Yamaha cuando esta compañía construyó una gran fábrica. Además de la motivación, redujeron pasos de fabricación para eliminar trámites burocráticos. Una de las exigencias del "just in time" era que todos los pasos saliesen a la perfección. Este método tuvo como consecuencia la rotación mayor de las plantillas y una mayor racionalización.
El autor aprovecha para hablar de Taylor, el científico industrial que duplicaba la producción de una empresa en un año mediante el cronometrado de cada fase de la cadena pues observó que los obreros eran un poco "parados". Estableció un tiempo mínimo para cada tarea de forma que la fábrica empezó a moverse a gran rapidez. El problema es que aumentaron el número de supervisores y dio lugar a una macroencefalia en las organizaciones industriales. El autor considera que el "just in time" es una evolución del taylorismo más que del fordismo. La diferencia es que en las cadenas de Ford había cierta consideración del obrero mientras que en el taylorismo es una pieza más del engranaje fácilmente reemplazable.
Garfield continúa examinando los relojes Swiss Made y su publicidad. Cuenta que la aparición de relojes de cuarzo muy baratos y sofisticados en los años 70 supuso un mazazo para la industria suiza pero que pronto se recuperaron económicamente al lanzar el reloj de plástico Swatch, que se convirtió en un icono pop. Los relojes suizos fueron cada vez más sofisticados (con fases de la luna, calendarios, etc...) y algunas marcas incluso vendían la "aventura", caso de Omega, que tuvo la suerte de que uno de los astronautas (Aldrin porque Amstrong se olvidó) usasen en la Luna ese reloj recién sacado de la caja. En algunos relojes se llegó a incluir trozos históricos del barco de Nelson y otras reliquias como la lona que cubrió las alas del avión Spirit of St Louis de Lindbergh que cubrió por primera vez la travesía transoceánica entre Nueva York y París.
El autor también estudia las películas que tratan de los relojes, como es el caso de un documental de 24 horas en las que solo aparecen escenas de películas donde hay relojes. Arranca con una explosión del Big Ben a la medianoche, la famosa escena de Harold Lloyd colgado de un reloj, etc... Otros artistas han seguido la misma idea.
Finalmente, el autor estudia la situación de los chicos del Flash, los corredores de bolsa que hacen operaciones automáticas en cuestión de milisegundos para comprar y vender. La idea era ser el más rápido en operar pero resulta que alguien descubrió que se podían hacer trucos si se iba más lento. Además, pronto surgieron problemas porque los superordenadores generaban "nanocracks" al hundir una compañía al 90 % de su valor en un par de segundos y luego recuperarse la cotización durante el resto de la jornada dejando el crack de 1929 como una mera anécdota. A ello se sumaron los hackers adolescentes que desde la casa de sus padres y en pijama y con un ordenador de mesa eran capaces de alterar sustancialmente el mercado. La policía detuvo a uno de estos gamberros tras cinco años de investigación, lo que dejó en evidencia lo vulnerables que eran los sistemas de la Bolsa a ultravelocidad. Lo que parecía un chollo del libre mercado sin reglas tuvo efectos inesperados aunque no son muchos los casos detectados de hundimientos de bolsa automatizados.
Posteriormente, se introduce en una fábrica de coches para aprender cuánto se tarda en hacer un coche en una cadena de montaje. Lo expulsan inmediatamente al no conseguir el tiempo exigido. Eso le sirve de base para contar la historia del "just in time", el concepto iniciado por Toyota para reducir el tiempo de producción en sus fábricas. Tuvo tanto éxito que Honda lo practicó para competir con Yamaha cuando esta compañía construyó una gran fábrica. Además de la motivación, redujeron pasos de fabricación para eliminar trámites burocráticos. Una de las exigencias del "just in time" era que todos los pasos saliesen a la perfección. Este método tuvo como consecuencia la rotación mayor de las plantillas y una mayor racionalización.
El autor aprovecha para hablar de Taylor, el científico industrial que duplicaba la producción de una empresa en un año mediante el cronometrado de cada fase de la cadena pues observó que los obreros eran un poco "parados". Estableció un tiempo mínimo para cada tarea de forma que la fábrica empezó a moverse a gran rapidez. El problema es que aumentaron el número de supervisores y dio lugar a una macroencefalia en las organizaciones industriales. El autor considera que el "just in time" es una evolución del taylorismo más que del fordismo. La diferencia es que en las cadenas de Ford había cierta consideración del obrero mientras que en el taylorismo es una pieza más del engranaje fácilmente reemplazable.
Garfield continúa examinando los relojes Swiss Made y su publicidad. Cuenta que la aparición de relojes de cuarzo muy baratos y sofisticados en los años 70 supuso un mazazo para la industria suiza pero que pronto se recuperaron económicamente al lanzar el reloj de plástico Swatch, que se convirtió en un icono pop. Los relojes suizos fueron cada vez más sofisticados (con fases de la luna, calendarios, etc...) y algunas marcas incluso vendían la "aventura", caso de Omega, que tuvo la suerte de que uno de los astronautas (Aldrin porque Amstrong se olvidó) usasen en la Luna ese reloj recién sacado de la caja. En algunos relojes se llegó a incluir trozos históricos del barco de Nelson y otras reliquias como la lona que cubrió las alas del avión Spirit of St Louis de Lindbergh que cubrió por primera vez la travesía transoceánica entre Nueva York y París.
El autor también estudia las películas que tratan de los relojes, como es el caso de un documental de 24 horas en las que solo aparecen escenas de películas donde hay relojes. Arranca con una explosión del Big Ben a la medianoche, la famosa escena de Harold Lloyd colgado de un reloj, etc... Otros artistas han seguido la misma idea.
Finalmente, el autor estudia la situación de los chicos del Flash, los corredores de bolsa que hacen operaciones automáticas en cuestión de milisegundos para comprar y vender. La idea era ser el más rápido en operar pero resulta que alguien descubrió que se podían hacer trucos si se iba más lento. Además, pronto surgieron problemas porque los superordenadores generaban "nanocracks" al hundir una compañía al 90 % de su valor en un par de segundos y luego recuperarse la cotización durante el resto de la jornada dejando el crack de 1929 como una mera anécdota. A ello se sumaron los hackers adolescentes que desde la casa de sus padres y en pijama y con un ordenador de mesa eran capaces de alterar sustancialmente el mercado. La policía detuvo a uno de estos gamberros tras cinco años de investigación, lo que dejó en evidencia lo vulnerables que eran los sistemas de la Bolsa a ultravelocidad. Lo que parecía un chollo del libre mercado sin reglas tuvo efectos inesperados aunque no son muchos los casos detectados de hundimientos de bolsa automatizados.