Resumen del libro "El fin de la banca", de Jonathan McMillan (2014)
Resumen original y actualizado en:https://evpitasociologia.blogspot.com/2019/04/el-fin-de-la-banca-de-jonathan-mcmillan.html
Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Derecho y Sociología
Sociología, finanzas, capitalismo, riesgo sistémico, sistema financiero, banca
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Ficha técnica
Título: "El fin de la banca"
Subtítulo: El dinero, el crédito y la revolución digital
Título en inglés: "The End of Banking"
Autor: Jonathan McMillan (nombre ficticio)
Fecha de publicación: 2014
Edición en español: Barcelona, 2018, editorial Penguin Random House Grupo Editorial
Páginas: 315
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Biografía del autor Jonathan McMillan (nombre ficticio)
El otro autor es Jürg Müller, que optó por una trayectoria académica. Tiene un M.Phil. en Economía por la Universidad de Cambridge y es doctor en Económicas por la Escuela Politécnica Federal de Zúrich. Su investigación ha abarcado el impacto de la regulación bancaria sobre la estabilidad macroeconómica y el bienestar. Actualmente es redactor de Economía en el Neue Zürcher Zeitung.
Se conocieron en la universidad, pero perdieron contacto al tomar distintos caminos. En 2011, volvieron a encontrarse en un pub londinense. Decepcionados ante el modo en que sus pares, desde la banca y el mundo académico, habían lidiado con la crisis, se decidieron a emprender juntos este libro, en el que comparten sus puntos de vista, complementarios, sobre el funcionamiento de la banca.
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Texto de la contraportada
"Hay vida más allá de los bancos.
En este revelador libro, Jonathan McMillan sortea la complejidad de las finanzas modernas para explicar cómo la banca ha estado a punto de acabar con nuestro sistema financiero. La banca ya no funciona, y la revolución digital es el elemento que permitirá dejarla atrás. Basándose en una profunda investigación y con un enfoque riguroso pero accesible, proporciona una alternativa a la banca innovadora y realista.
Jonathan McMillan, seudónimo de dos autores que conocen de primera mano los vericuetos de la banca, protagonizó un impresionante fenómeno de autopublicación y tienen el don de volver abordable y divertida la complejidad de los mecanismos financieros. El fin de la banca identifica la raíz de los problemas actuales y presenta un plan de acción valiente, original y adaptado al futuro".
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ÍNDICE
Primera parte. La banca en la era industrial
1. La necesidad de la banca
2. La mecánica de la banca tradicional
3. Los problemas de la banca
Segunda parte. La banca en la era digital
4. La actividad bancaria no es solo asunto de los bancos
5. La mecánica de la banca en la sombra
6. La crisis financiera de 2007-2008
7. El sistema financiero después de 2008
Tercera parte. Un sistema financiero para la era digital
8. La banca ha dejado de ser necesaria
9. Una contabilidad para el futuro: acabemos con la banca
10. El papel del sector público
11. Un panorama general
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RESUMEN
Comentarios iniciales: El libro estudia las tres fases de la banca: la banca tradicional de la era industrial, la desrregulada que conllevó la "banca en la sombra" o "banca paralela" mediante la creación de dinero con el crédito interno y que desembocó en la crisis del 2008, y finalmente, la banca digital.
La banca tradicional consiste en prestar dinero y guardarlo a salvo. La banca facilitó la creación de préstamos para el desarrollo industrial (que necesitaba una intensidad de capital cada vez mayor). El defecto de esta banca tradicional es que en un momento de crisis surge el pánico bancario y generan grandes recesiones como la de 1907 y 1929. Finalmente, el Estado estableció un marco regulador y establecía garantías para evitar pánicos y se establecieron requisitos de capital.
En la era digital, la banca se descontroló. El crédito fue registrado electrónicamente a partir de la década de 1970 y los bancos encontraron maneras de eludir las normas reguladoras. Se crearon fondos mutuos de inversión del mercado monetario (money market mutual fund, MMMF) que hicieron operaciones bancarias mediante una compleja red de balances lejos de la vigilancia de los reguladores. Esta banca no regulada se denomina "banca en la sombra" o "banca parelela" y, según los autores, en cuestión de decenios la banca paralela superó en importancia a la banca tradicional. Esta incapacidad para regular desembocó en la crisis financiera del 2007 y 2008.
Tras la crisis, el Estado rescató a los bancos "demasiado grandes para caer". Sin embargo, las entidades financieras siguen buscando agujeros en la regulación para escapar del control estatal. El autor considera que "en la era digital, la banca se ha descontrolado" y mientras el Estado ofrece garantías la regulación bancaria ya no es eficaz. Cree que la banca es un proyecto público-privado "disfuncional". "Las instituciones bancarias obtienen inmensos beneficios a base de asumir riesgos excesivos cuando las cosas van bien y los Estados absorben las pérdidas cuando llegan los malos tiempos".
En una tercera parte, el autor dice que la banca digital también permite otras salidas de "destrucción creativa" [nota del lector: en referencia al impulso emprendedor e innovador, como lo denominó Schumpeter] respecto al crédito y el dinero. Cita por ejemplo, los préstamos entre particulares (peer-to-peer, P2P), los mercados virtuales y las monedas digitales (que satisfacen la demanda doméstica de liquidez y de préstamos seguros) y proporcionan crédito a largo plazo para proyectos arriesgados. "La banca ya no es necesaria", dice el autor. "La tecnología de la información permite que el sistema financiero sostenga una economía descentralizada y del capital intensivo sin necesidad de recurrir a los bancos. Prescindir de ellos no pone en peligro la comodidad que supone para los particulares y las empresas no financieras administrar sus propios asuntos. En la era digital, la banca no solo se ha descontrolado, sino que ha perdido su razón de existir". dice el autor. Considera que la banca está obsoleta.
A ello se suman otros problemas como la asimetría de la información (la banca está mejor informada que el cliente que le pide un préstamo). Y hay intereses contrapuestos: el prestatario quiere grandes préstamos que venzan a largo plazo mientras que el prestamista prefiere dejar pequeños importes que venzan a corto plazo para arriesgarse lo menos posible. El "milagro de la banca" consiste en crear dinero interno con los depósitos que custodian de sus clientes, a los que también pagan intereses.
El autor insiste en que un Estado que de garantías totales a la banca es demasiado rentable pero caro para la sociedad. Por ello, propone acabar con la banca y liberalizar el préstamo. Las herramientas clave para liberarse de la banca y sostener un sistema de precios funcional serían la cuota de liquidez y la renta incondicional (renta básica). Explica que las funciones del dinero y del crédito (proporcionar un medio de pago instantáneo y uno aplazado) están relacionadas en un sistema bancario y las esferas pública y privada tampoco están separadas; lo que distorsiona los precios y provoca asignaciones erróneas de recursos en la economía real.
El autor insiste en que en un sistema financiero sin banca, las funciones del dinero y del crédito están separadas y corresponden al ámbito público (dinero) y al privado (crédito). Así, el sistema financiero podrá alimentar un sistema de precios funcional y sostener una economía descentralizada y de capital intensivo.
La creación de dinero interno
Una de las piezas clave de la banca es la creación del dinero interno. Por un lado, los prestatarios presta dinero a la banca y obtienen un interés a cambio; por otro, tienen rápido acceso a él. La cuenta corriente parece equivalente al dinero. La esencia de la banca, que funciona con una contabilidad doble (activo y pasivo) es diversificar sus inversiones; reciben el dinero de los impositores y conceden créditos a los prestatarios que cubren con ese dinero depositado. Pero, recalca el autor, también pueden conceder préstamos sin haber recibido antes dinero de ningún impositor pues al conceder un crédito, crean dinero.
El Estado crea al dinero externo y la banca, el dinero interno (y se puede utilizar como instrumento de cambio o como reserva de valor y tiene la misma unidad de cuenta que el dinero externo). El dinero interno son los depósitos, las cuentas bancarias pero con la transformación de activos los bancos pueden ofrecer unos depósitos que tienen el mismo valor que el dinero.
El autor explica este mecanismo con este ejemplo: Un banco abre una cuenta de 80 dólares de dinero externo (el real) con sus propios fondos y lo anota en el activo y como capital en el pasivo. Una clienta pide prestados 60 dólares y el banco expande el balance (en activos, un depósito y una cuenta de 60 euros a nombre de ella). Según el autor, esta es la forma de crear crédito de la nada pues pone dos contratos de crédito en la misma dimensión (un depósito y un préstamo de 60 dólares en las dos columnas del balance). Al pagar una compra, la clienta lo hace con un cheque a otro cliente del mismo banco, de forma que solo se hacen anotaciones sin que realmente circule dinero real. Poco a poco, el banco está transformando un crédito que había creado de la nada en dinero.
El autor señala que en el actual sistema bancario, el dinero no es externo (el metálico) sino interno (fiduciario), lo que genera graves efectos secundarios (cuando no hay liquidez a causa de un pánico o estampida bancaria / una crisis crediticia al no poder financiar la misma cantidad de crédito / la deflación o la destrucción de dinero interno). La solución ha sido las garantías del Estado, que a su vez tienen inconvenientes como el "riesgo moral" (asumir grandes riesgos sabiendo que el Estado va a ser el prestamista de última instancia y que va a ir al rescate con dinero público) por lo que los gobiernos tuvieron que hacer una regulación bancaria para evitar que nadie se aprovechase. Entre las regulaciones están los acuerdos de capital de Basilea I (requisitos de capital con ponderación de riesgos y fondos propios que establecen una cuota de capital para evitar la falta de liquidez pero fracasaron porque regulaban a los bancos pero no la actividad bancaria). El problema es que al regulador le cuesta ponderar si un banco tiene más riesgos y debe aportar más capital.
El Estado también puede hacer operaciones de mercado abierto como "reportos" (acuerdos de recompra con los bancos; es similar a un préstamo avalado a corto plazo) y se beneficia con el "señoreaje" (un beneficio de la creación de dinero externo).
La banca en la sombra
La banca en la sombra surgió con la revolución digital, que permitió diseccionar, desmenuzar y redistribuir el crédito en una cadena de balances con un coste mínimo.
El autor define la banca en la sombra como una serie de instituciones y redes financieras distintas pero solo la emplea para hablar de la creación de dinero a partir del crédito fuera del sector bancario tradicional y cuya actividad se ejerce fuera de la vista de los reguladores bancarios. En 1970, la banca en la sombra era inexistente pero en el 2007-2008 ya superaba a la banca tradicional.
La banca en la sombra surgió con los MMMF (dichos entes no eran considerados bancos porque no ofrecían depósitos y se dedicaban a emitir contratos similares a los del depósito (en pasivos) y contratos de crédito de bajo riesgo y vencimiento a corto plazo (en activos). Creaban dinero a partir del crédito sin estar sujetas a regulación. El truco, para eludir al regulador, era que los bancos transferían sus activos a hojas de balance separadas y mantenían el riesgo económico y sin someterse a los requisitos de capital sin jugarse más fondos propios (arbitraje regulatorio del capital).
El autor explica que con la tecnología digital se ha creado un sistema financiero virtual en el que es posible pasar los contratos financieros de una entidad a otra con unos cuantos de golpes de ratón o de pantalla generando dinero líquido.
El autor menciona tres tipos de transformaciones: del importe nocional, del riesgo crediticio (mediante diversificación, estructuración, avales y coberturas de seguro) y del vencimiento (mediante la oferta de liquidez contractual). Usando seis técnicas financieras de la banca (la puesta en común, la diversificación, la estructuración, la presentación de avales, la protección del seguro y la liquidez contractual) cualquier empresa con una hoja de balance puede crear dinero a partir del crédito. La banca en la sombra consiste en ejercer la actividad bancaria en una serie de balances interconectados. Había una serie de pasos en los balances para crear dinero interno.
Uno de los trucos fue la titulación (que combina la puesta en común, la diversificación y la estructuración). Primero, los bancos crean una sociedad de responsabilidad limitada (entidad de cometido especial ECE), la cual no produce nada, solo es un balance separado que compra una cartera variada de préstamos sin liquidez a la institución patrocinadora. La ECE emite deuda en forma de bonos de titulación de activos (BTA) respaldados por una cartera diversificada de préstamos. Luego, los BTA se dividen en tramos para evitar riesgos por mala calidad y es puntuada con éxito por una agencia de calificación. Luego, el ECE emite otro título de obligación de deuda garantizada (CDO). Los BTA están respaldados por préstamos y las CDO están respaldados por BTA. Las CDO luego pueden volver a titulizarse (CDO2, CDO3...). Poco a poco, se diluye el riesgo del banco real y debe tener una cuota menor de liquidez. Todo esto se usa como aval y los "reportos" (recompras) transforman el riesgo crediticio.
El autor resume todo este proceso así: Los préstamos sin liquidez se titulizan para convertirlos en BTA y en CDO, que pueden emplearse como avales en los reportos. Los préstamos de riesgo a largo plazo se financian con créditos prácticamente sin riesgo y con liquidez contractual. Es casi crear dinero a partir del crédito.
En general, la banca en la sombra funciona como un multiplicador de dinero que depende de la percepción del riesgo crediticio que tengan los participantes en el mercado financiero. Por un lado, hay un colchón de capital necesario para la titulación y en el recorte aplicado por los prestamistas del reporto. Hay una rápida expansión del crédito y del dinero interno. Por otro lado, el círculo virtuoso de creación de dinero puede volverse vicioso pues la banca en la sombra tiene los mismos puntos débiles que la banca tradicional (pánico bancario, lo que pasó con la crisis del 2007-2008).
Las propuestas de un sistema financiero sin banca en la era digital
El autor define un sistema financiero sin actividad bancaria como un sistema financiero sin dinero interno, lo que no implica que un sistema financiero sin instituciones financieras que presten servicios de pago, asesoramiento sobre inversiones y gestión de activos. También debe haber instituciones que procesen las solicitudes de préstamos y ofrezcan a las empresas el acceso a los mercados de capital.
El autor explica cómo evitar la reaparición de la banca, cómo cambiar la política monetaria en un mundo sin dinero interno y cómo afectarán esos cambios a la economía.
Sostiene que la banca ya no es necesaria para emparejar a los prestatarios y los prestamistas a través del préstamo sin intermediarios (desintermediado). Sostiene que en la era digital se pueden emitir créditos por valores muy pequeños (diversificando los riesgos) y además los clientes pueden tener una relación crediticia con muchos acreedores.
El autor argumenta que las plataformas de préstamos entre particulares P2P (peer-to-peer) demuestran que el préstamo desintermediado permite la puesta en común y la diversificación de riesgos para las personas y las pequeñas empresas. Los particulares pueden repartir sus ahorros en pequeñas cantidades y prestarlos a miles de prestatarios y tanto las pequeñas empresas como las personas pueden reunir dinero de miles de prestamistas. No se puede controlar a todos los prestatarios (lo que excluye el riesgo moral de la asimetría de la información).
Para vigilar la calidad de los solicitantes del crédito, dado que estos son individuos sin capacidad para emitir informes corporativos de una agencia de calificación, se puede usar la puntuación crediticia (que se realiza con antecedentes de pago, datos sobre ingresos) y son más fiables que la sensación basada en relaciones personales (el director del banco).
Otra posibilidad es que Internet coloca a los prestamistas en una posición todavía mejor para evaluar y comparar a los controladores delegados. Algunas plataformas de Internet dan datos sobre el rendimiento expost de los préstamos, los modelos de puntuación de crédito utilizados y los datos empleados para esos modelos. Estas asimetrías de la información se resuelven al igual que las plataformas de viajes donde los clientes puntúan la calidad y el servicio de hoteles, restaurantes o destinos turísticos.
"En la era digital, la actividad bancaria ya no aporta valor añadido en la resolución de las asimetrías de información y de los conflictos de intereses", dice el autor.
Otra ventaja es la liquidez de mercado de bienes y servicios (por ejemplo, ahora es fácil vender rápidamente en Internet un regalo que no gusta porque la red social funciona como un mercado virtual), Lo mismo podría funcionar para los bonos. Y además Internet disminuye la información privilegiada.
Respecto al sistema de pagos, Internet es muy cómodo porque permite hacer anotaciones contables sin dinero físico o a través de las monedas digitales (dinero externo virtual).
Otra figura que sustituye al banco (depósito) es el custodio (por ejemplo, un asesor financiero) que centraliza los pagos e inversiones.
El hecho de que la banca siga dominando el panorama financiero se debe a varios factores. Por ejemplo, está subsidiada y para las instituciones no bancarias es difícil competir. Los gobiernos han planteado alternativas a la banca como la "banca estrecha" (narrow banking), que las reduciría a solo guardar dinero. Otra idea es la banca de uso limitado que revisa las instituciones financieras (funcionan como fondos mútuos). Habría otras restricciones a las prácticas anteriores de la banca y propone instaurar una norma de solvencia sistémica.
Por parte del sector público, este tendría que inyectar dinero de forma incondicional a todos los ciudadanos (en vez de rescatar a los bancos, que tienen acceso privilegiado a los fondos públicos y que luego usan para comprar activos financieros en vez de dedicarlos a la economía real). El concepto de renta incondicional (da igual edad, sexo, empleo o desempleo) se parece a la renta básica garantizada pero es mucho menor y no es fija, solo se emite de forma constante y generalizada para que la gente consuma. A mayores, la política monetaria debería ser independiente del Gobierno para evitar que el dinero se dirija hacia a algún sitio en concreto.
Cree que hay que separar la banca del sector público para que esta no tenga que cargar con sus riesgos y no puede dedicarse a garantizar dinero interno porque así no es creíble la estabilidad de precios. El autor concluye que el riesgo debe asumirlo quienes también disfrutan de los posibles beneficios.
En resumen, el autor propone unos mínimos cambios legales para acabar con la banca, como una norma de solvencia sistémica al derecho de sociedades y ajustar la política monetaria. Dice que esto es más fácil de hacer que desenmarañar el complejo viejo sistema bancario, el cual está descontrolado y lleno de interdependencias financieras. La actual regulación es un desperdicio de recursos, según el autor. "Sí hay una alternativa", dice.
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