martes, 22 de agosto de 2023

"Crimen climático", de David Lizoain (2023)

Resumen del libro "Crimen climático", de David Lizoain (2023)

Resumen original y actualizado en:

https://evpitasociologia.blogspot.com/2023/08/crimen-climatico-de-david-lizoain-2023.html

Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Derecho y Sociología

Sociología, ecología, medioambiente, crisis climática, cambio climático, calentamiento global, sostenibilidad

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Ficha técnica

Título: "Crimen climático"

Subtítulo: Cómo el calentamiento global está produciendo un genocidio

Autor: David Lizoain

Edición en español: Debate, PRHGE, Barcelona

Número de páginas: 178

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Biografía del autor David Lizoain (hasta 2023)

David Lizoain (Toronto, 1982) es economista. Cursó sus estudios en la Universidad de Harvard y la London School of Economics, y ha ejercido como asesor del gabinete de Presidencia en la Moncloa y del departamento de Presidente de la Generalitat de Catalunya. En 2017 publicó el ensayo El fin del primer mundo

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Texto de la contraportada

"Estamos viviendo un momento decisivo para el planeta, que se encuentra al borde del colapso por culpa de las acciones humanas. En este fascinante ensayo de naturaleza optimista - aunque en ocasiones puede parecer lo contrario -, David Lizoain señala a los principales responsables de la actual emergencia climática y expone los puntos clave para un Green New Deal, ese indispensable proyecto de reestructuración económica masiva con el que lograríamos evitar el colapso y que culminaría en un nuevo régimen social y energético.

Se espera que a lo largo de esta década vayan sucediéndose incontables desastres (pandemias, olas de calor, la pérdida de hábitats hasta ahora intactos, un descenso significativo de la biodiversidad...), algunos de los cuales ya han comenzado a desplegar sus terribles efectos. Estos no hacen sino confirmar la más que urgente necesidad de una transformación sin precedentes. ¿Podemos afirmar que se está produciendo un genocidio climático? Esta es la pregunta que plantea Lizoain al inicio del libro. Su respuesta, clara y contundente, es que nadie más que el ser humano, con su obsesión por el crecimiento perpetuo, ha abonado el terreno para la catástrofe. El nuestro es ya un mundo de eco-apartheid, y el genocidio climático tiene lugar gracias a la complicidad generalizada de los poderosos. Es hora de terminar con la impunidad, movilizarse y lograr una ruptura radical con el "status quo"."

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ÍNDICE

Introducción. Vivir en la emergencia climática. 

1. De la emergencia climática al genocidio climático

2. ¿Podemos hablar de un genocidio climático?

3. El implacable impulso del mundo por acumular

4. El eco-apartheid y matar a distancia

5. La responsabilidad por el genocidio climático

6. Del castigo a la acción colectiva

7. El Green New Deal y el socialismo solar

Epílogo: vivir en tiempos de posibilidad

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RESUMEN

El autor señala que el cambio climático (con más olas de calor, inundaciones, peores huracanes y monzones, y pérdida de hielo y glaciares) implicará más personas sin acceso a agua potable ni agua potable, más migraciones forzadas, más conflictos políticos y muertes masivas. Dice que esto se ignora o se quiere ignorar (se invisibiliza) porque es "socialmente desagradable". Según Screcko Horvat estamos viviendo en un escenario "postapocalíptico". Citando a Sven Lindqvist, "para acabar con el crimen, primero hay que reconocer la realidad".

El autor señala que el cambio climático es "inequívocamente" antropogénico porque los últimos 8 años (2015-2023) han sido los más cálidos registrados hasta la fecha. Recalca que el cambio climático es un proceso lento que ahora se desarrolla rápido (el aumento de temperatura de los últimos 50 años ha sido el más rápido en 2000 años). Se habla de que hemos entrado en el "piroceno" (una edad de hielo, pero de fuego). La nieve del Ártico se está convirtiendo en lluvia antes de lo previsto, dice. Guterres advirtió que "estamos librando una guerra suicida contra la naturaleza". Se habla ya de que el aumento de temperaturas o la acidificación de los océanos generará una sexta extinción masiva porque el 25 % de los animales está en peligro y un tercio de los árboles por la tala y la agricultura. Pese a ello, las instituciones financieras han hecho tratos de 175.000 millones de dólares con los deforestadores desde el Acuerdo Climático de París en 2015 (según Global Witness). Hay una relación casi lineal entre las emisiones humanas de CO2 y los grados de calentamiento provocados. Y las emisiones continuarán a fuerte ritmo porque sigue habiendo inversiones industriales en energías fósiles.

Afirma que existe un "crimen climático" porque las élites del mundo rico no están haciendo nada por evitar las emisiones de carbono que afectarán a los más pobres a pesar de que, desde los años 60, los científicos están avisando de ello. Dice que los políticos y ejecutivos de las empresas emisoras no pueden poner como excusa que no sabían nada del calentamiento global porque desde los años 60 y 70 se han sucedido avisos, congresos y firmas de tratados para reducir el impacto del CO2. Por ello, creen que las élites actuaban con conocimiento de causa y no hicieron nada para frenar ni tampoco les importó el goteo de muertes de millones de personas que viven en los países más pobres. Por esa razón, cree que está hablando de un "crimen" o de un "genocidio" (porque las víctimas del cambio climático no serán los millonarios con superyates ni la clase media con aire acondicionado, sino aquellos habitantes pobres de países donde no pueden contrarrestar las altas temperaturas con aire acondicionado ni pueden viajar como turistas a países más templados ni disponen de unas viviendas capaces de aguantar los huracanes ni tienen alimentos si se produce una sequía prolongada en sus tierras). Dice que el "crimen climático" es sentarse de brazos cruzados, desde la distancia, a ver cómo mueren millones de personas en grandes hambrunas por las consecuencias de un cambio climático que los países pobres no han generado sino los ricos. Cree que hay motivos suficientes para sentar en el banquillo a los ejecutivos y directivos que planeen seguir abriendo más pozos petrolíferos o invirtiendo en industrias de combustibles fósiles a pesar de que conocen el grave daño que están ocasionando al planeta y a las generaciones futuras sin que hayan cesado en su actitud sino todo lo contrario.

David Lizoain explica que, siguiendo a otros autores, hay que cuatro tipos de responsabilidad respecto al "crimen climático": la directa (el propio emisor que ignora deliberadamente los efectos de los combustibles fósiles), la imprudente, la negligente y la de los votantes que votan a partidos defensores del crecimiento mediante combustibles fósiles, que permiten las emisiones de gases a la atmósfera y la contaminación. En este último caso, serían también responsables los ciudadanos de cada país que permiten esas políticas de crecimiento con calentamiento global y de acumulación. 

Describe el "crimen climático" como un "crimen administrativo" o "crimen burocrático" basado en políticas o no políticas que impiden a los residentes de zonas arrasadas por el calor refugiarse en el 

Respecto a las víctimas, Lizoain recalca que desde el primer mundo se lanza un mensaje de que los grandes huracanes e inundaciones que provocará el cambio climático afectarán a la gente pobre de países subdesarrollados, con lo que ya se les está señalando como los "otros" y las élites están dando un mensaje tranquilizador para la clase media de los países ricos de que esas personas pobres serían las "sacrificadas" por culpa del cambio climático. El hecho de señalarlos como los "otros" demoniza a los más pobres como posibles refugiados ambientales, inmigrantes que huyen de las sequías y la pobreza en sus países desertizados o inundados por la subida del mar. 

A ello se suma lo que denomina "eco-apartheid", una forma de no permitir que los pobres se refugien en el mundo templado y rico de Europa o Estados Unidos. Para ello Europa está instalando barreras en el Mediterráneo (y prohíbe los salvamentos) y Estados Unidos protege su frontera del sur frente a los inmigrantes y los refugiados climáticos.

En cuanto a las leyes y la justicia internacional, el autor duda de que la Corte Penal Internacional (CPI) tenga competencias para sentar en el banquillo por crímenes contra la humanidad a los directivos y ejecutivos de grandes petroleras y grupos energéticos o la industria basada en combustibles fósiles. Apuesta por esa solución pero también ve viable la de los "tribunales civiles" (como los creados por Russell y Sartre durante la Guerra de Vietnam en los años 1968) para condenar todos los abusos militares contra la población civil, no solo los del enemigo derrotado. Se haría algo parecido con los abusos del clima, para que todos los ejecutivos de la energía fósil supiesen a que atenerse en caso de seguir contaminando el planeta.

Finalmente, cree que la política de New Green Deal sería una buena idea para descarbonizar las economías. Recuerda que no hay que culparse a sí mismo por comer carne o viajar en avión sino que esto forma parte de una estructura mucho mayor basada en una economía de energía fósil que habrá que sustituir.




miércoles, 9 de agosto de 2023

"La guerra contra Occidente", de Douglas Murray (2022)

 Resumen del libro "La guerra contra Occidente", de Douglas Murray (2022)

Resumen original y actualizado en:

https://evpitasociologia.blogspot.com/2023/08/la-guerra-contra-occidente-de-douglas.html

Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Derecho y Sociología.

Sociología, guerra cultural, cancelación, cultura, colonialismo, racismo, blanquitud

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Ficha técnica:

Título: "La guerra contra Occidente"

Subtítulo: Cómo resistir en la era de la sinrazón

Título en inglés: The War on the West. How to Prevail in the Age of Unrason

Autor: Douglas Murray 

Edición en inglés: 2022

Edición en español: Ediciones Península, Edicions 62, Barcelona

Número de páginas: 403

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Biografía del autor Douglas Murray (hasta 2022)

Douglas Murray es un periodista y autor británico que trabaja para medios como The Spectator, The Sunday Times o The Wall Street Journal. Es además un destacado conferenciante y ha sido invitado a ponencias en Westminster, el Parlamento Europeo y la Casa Blanca. Es autor de La extraña muerte de Europa y La masa enfurecida (Península), libro del año para The Times y The Sunday Times. Ambos fueron éxitos de ventas en el Reino Unido y se han traducido a más de veinte idiomas.

Ver resumen de "La masa enfurecida" (2020) en:

https://evpitasociologia.blogspot.com/2021/01/la-masa-enfurecida-de-douglas-murray.html

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Texto de la contraportada

"Hoy en día, parece que celebrar las contribuciones de otras culturas es algo perfectamente aceptable, mientras que hablar de sus defectos y crímenes es un acto de odio. Por el contrario, uno puede flagelarse por las atrocidades presentes y pasadas de su propio pueblo, pero alabar sus contribuciones y épocas de gloria es reaccionario y colonialista.

En La Guerra de Occidente, Murray describe cómo las personas bienintencionadas se dejan engañar por una retórica antioccidental hipócrita e incoherente. Si los actos de xenofobia y discriminación son condenados en Europa y Estados Unidos ¿por qué no denunciar el racismo genocida que tiene lugar hoy en Oriente Medio y Asia? No son solo los académicos deshonestos quienes se benefician de ese fraude intelectual, sino también las tiranías, felices de que el mundo desvíe la mirada de sus propios actos.

Tras el éxito de La masa enfurecida, un libro que ahondaba en las perversas políticas de identidad, Douglas Murray centra ahora su atención en la guerra cultural y aboga por una idea que, de tan obvia, algunos parecen ignorar, para que los ideales y valores de Occidente sobrevivan, primero hay que defenderlos".

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ÍNDICE

Introducción

1. Raza

Interludio: China

2. Historia

Interludio: Reparaciones

3. Religión

Interludio: Gratitud

4. Cultura

Conclusión

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RESUMEN

El autor Douglas Murray se queja de que los activistas antirracistas y guardianes de la corrección política (pensamiento woke) están exagerando hasta el ridículo sus ataques a la "blanquitud", la guerra cultural y el "supremacismo blanco", así como al pasado colonial y esclavista de los países europeos, sobre todo Estados Unidos e Inglaterra. Ve detrás un ataque en toda regla a los héroes de la libertad en Occidente, como Wiston Churchill, o filósofos ilustrados como Hume o Locke al desprestigiarlos injustamente y obligar a tapar sus estatuas. Si tus héroes resultan ser unos blancos supremacistas, taimados colonialistas o esclavistas, eso daña la imagen que tienen sus propios ciudadanos de Occidente y les causa desmoralización o tristeza. Teme que se esté desmantelando la civilización occidental, no por una cuestión de "justicia" sino de "venganza". Por el contrario, Murray aboga a que las instituciones planten cara a estas campañas antioccidentales (culpa a la izquierda) y defiendan a sus héroes que lucharon por la libertad y los derechos de los que Occidente disfruta y otros países ni sueñan.

El autor recuerda que Gran Bretaña se destacó entre otras naciones o imperios porque a principios del siglo XIX prohibió la esclavitud y dedicó un tercio de su armada a interceptar barcos negreros en el Atlántico y liberar a cientos de miles de esclavos. [nota del lector: de paso estrangulaba la economía colonial de sus rivales Estados Unidos, España  y Portugal]. Añade que Gran Bretaña pagó cuantiosas indemnizaciones a los dueños de las plantaciones cuando tuvieron que liberar a sus esclavos por orden legal. Por todos estos méritos, le duele ahora que los "wokes" remuevan la herida de un pasado colonial esclavista en el Reino Unido, que fue pionero en prohibir la esclavitud, y no mencionen a otros imperios igual o peor de brutales que tardaron más en abolirla.

Otra de sus quejas es que la izquierda "woke" ha caído en el juego de la extrema derecha al hacer distinciones por raza, aunque sea para ayudar a gente de otras etnias a subir en su escalafón social. El hecho de considerar que hay "diversidad de razas" justifica el hacer distinciones por raza, que es exactamente lo mismo que predican los racistas, quienes sostienen que hay diferencias entre razas y hay que poner a cada una donde le corresponde. Es decir, el autor se queja de que se están tomando decisiones en base a criterios de raza o por el color de la piel, aunque sea para favorecer a cierta minoría, sin tener en cuenta la meritocracia, que es un valor de hondas raíces democráticas.

Al leer el libro, se deduce que los ataques se centran en el "racismo institucional" que impide la subida en el ascensor social a determinadas minorías en una sociedad mayoritariamente "blanca" y ese "racismo institucional" no permite que opere el talento ni la meritocracia (lastrada por la desigualdad, porque no es lo mismo un estudiante de Yale o Harvard que creció en una barriada marginal o un guetto del Bronx que un hijo de un supermillonario). Algunos incluso proponen que se realice un sorteo de las plazas de universidades de la Yvi League para que accedan estudiantes de minorías étnicas con peores notas para corregir la desigualdad de partida que supuso el "racismo institucional". Hay una queja de que la enseñanza de la literatura o la política está llena de obras de "hombres blancos muertos" que ignora la realidad de otras culturas como la oriental o la africana.

Indica que la Teoría Crítica de la Raza (TCR) fue forjándose durante décadas en seminarios, trabajos y publicaciones académicas por parte de profesores como bell hooks (en minúsculas), Derrick Bell, Kimberlé Crenshaw, quienes crearon un grupo de activistas que lo interpretaron todo a través del prisma de la raza. Declararon que la raza era un factor decisivo en la contratación de profesores de la Ivy League y que esa era la clave para entender la sociedad en general. Y la Universidad volvió a racializarse, dice el autor, justo cuando ya se empezaban a contratar profesores afroamericanos. Decían que los avances en las leyes de derechos civiles y de antidiscriminación eran ilusorios y un espejismo porque los blancos seguían haciendo todo lo posible por tener el control. A ellos se sumaron los "interseccionalistas" que intentaban unir a todos los sectores oprimidos (mujeres, afroamericanos, minorías). Algunas publicaciones ni se molestaban en aportar datos sino que sostenían argumentos por el valor de su "experiencia vivida". La TCR estaba formada por activistas revolucionarios obsesionados por la raza, dice el autor, y cuestionaba la Ilustración, el orden liberal, la teoría de la igualdad, el razonamiento jurídico, el racionalismo ilustrado y los principios neutrales del derecho constitucional. Definían, como Foucault, el racismo como la suma de "prejuicios y poder". Según esta doctrina, solo los blancos eran racistas porque tenían el poder y aquellos afroamericanos que habían interiorizado la "blanquitud".

Entre los libros más conocidos están "Fragilidad blanca", de Robin DiAngelo (2018), que añadía que los blancos sin poder que no les gustaba que les llamasen racistas también lo eran (una triquiñuela típica de la caza de brujas medieval). Negarlo era tener "ceguera racial" y si se hacían las víctimas, derramaban "lágrimas de blanca". El prologuista del libro, Dyson, decía que el pecado original de Estados Unidos era el racismo pese a que su Constitución declaraba que todos los hombres eran iguales pero en realidad, dice la autora, masacraron a los indígenas, les robaron sus tierras y esclavizaron a millones de africanos. Murray cree que los medios académicos se inventaron que las relaciones raciales eran peores de lo que eran. Cree que poco a poco se está "demonizando" a las personas blancas por su "privilegio" y "beneficio" blanco e incluso se anima a ser un "traidor blanco" para lograr el "abolicionismo blanco" y el desmantelamiento de las instituciones y la blancura. En algunos colegios, se animó a los estudiantes a hacer de "opresores" y a otros ser oprimidos y sentir su "grado de dependencia, resentimiento y superioridad moral." Añadían que la objetividad, el individualismo y el miedo al conflicto abierto eran rasgos del supremacismo blanco. 

Profesores que lo pusieron en duda  estas doctrinas antirracistas fueron amonestados por "acoso" a estudiantes vulnerables a los que crearon una disonancia y, tras otras incidencias, fueron suspendidos de empleo y despedidos. Otros alumnos deben superar exámenes sobre "sesgos implícitos" y se han purgado lecturas obligatorias como La letra escarlata, El señor de las moscas y Matar a un ruiseñor. A cambio, ha entrado el libro de Ibram X. Kendi "Marcados al nacer: la historia definitiva de las ideas racistas en Estados Unidos". 

Incluso el FBI ha montado talleres de "interseccionalidad" entre sus empleados y forma a otros que han sido socializados para ejercer roles de opresión. En otras instituciones, los trabajadores son reeducados para renunciar a su "cultura masculina blanca" o sus "privilegios de hombre blanco", y se les pidió que escribiesen cartas de disculpa a mujeres de color imaginarias. Algunos directivos de multinacionales han sido amonestados o invitados a revisar sus privilegios de hombre blanco por haber cuestionado el "sesgo inconsciente" y mostrar tan poca sensibilidad, según relata Douglas Murray.

La situación racial en EE.UU. se agravó en mayo de 2020 con la muerte o asesinato del afroamericano desarmado George Floyd a manos de un policía blanco, al que se le atribuyó un móvil racista y evidenciaba una injusticia sistemática. Hubo protestas y disturbios que enturbiaron la situación racial y surgió el movimiento Black Lives Matter (BLM) respaldados por los Antifa para protestar contra el racismo sistémico y el supremacismo blanco pero Murray sostiene que el "debate estaba sesgado en relación con la realidad" ya que, según las encuestas, morían al año asesinados más polícías blancos a manos de delincuentes afroamericanos que peatones desarmados a manos de policías blancos (diez). Pero ya era tarde, políticos blancos y privilegiados comenzaron a arrodillarse y dijeron que había que "educarse" porque guardar silencio ante el racismo equivalía a algún tipo de violencia. Murray dice que a día de hoy no hay pruebas de que el asesinato de Floyd fuese por motivos racistas.

En esos años surgieron varios libros como "Bebé antirracista", de Ibram X. Kendi, quien dice que el bebé racista no nace sino que se hace y que debe esforzarse desde la cuna porque la equidad se convierta en una realidad. Dice que los bebés blancos tienen un fuerte sesgo hacia la "blanquitud". Kendi ya había publicado en 2019 otro libro, "Cómo ser antirracista", donde relata un microrracismo de una profesora hacia una niña afroamericana en clase y que él define como "abuso racial". Murray le critica que su definición de qué es ser antirracista es básicamente ser como el propio Kendi, el cual define el racismo como "un matrimonio entre políticas e ideas racistas que produce y normaliza las desigualdades raciales". Más tarde, Kendi escribió "Cómo ser una familia antirracista", 25 cuentos para leer a los niños.

En el Reino Unido, otros autores se sienten mortificados por la "culpabilidad blanca" o la "vergüenza blanca" cuando sus interlocutores blancos intentan cambiar de tema en un acto social de Navidad.

En cuanto a la retirada de estatuas, hay varios casos como la de Colón, el descubridor acusado de genocida de indígenas del Nuevo Mundo (los conquistadores fueron brutales pero la mayoría de las muertes las causaron las enfermedades europeas),  la de Thomas Jefferson (uno de los fundadores de la constitución de Estados Unidos que tenía una plantación de esclavos e hijos con esclavas) o la de Churchill (el líder británico que luchó contra Hitler; le achacan que en algunos textos expresase palabras de supremacismo blanco e imperialista). Los defensores solo aciertan a decir que eran "hombres de su tiempo" y que la visión con ojos actuales está descontextualizada. A otros famosos les acusan de tener parientes lejanos que se lucraron con el tráfico de esclavos. Al autor le llama la atención que a Karl Marx (elaborador de utopías socialistas que, a lo largo de un siglo, generaron la muerte de cien millones de personas, dice el autor) nadie le tosa pese a que en ciertas cartas privadas se cebe con diversas minorías raciales. Por eso, cree que detrás de estas críticas al pensamiento occidental ("donde mejor se vive actualmente") está la larga sombra de una ideología de izquierdas. Y añade que la ideología antirracista intenta imponer un credo o una religión de fe en una batalla que nunca vas a ganar porque aunque logres la credencial de antirracista, nunca serás lo bastante antirracista para los "wokes", porque están rompiendo las reglas que ellos mismos crean.

Douglas es especialmente crítico con autores antirracismo como 

Uno se pregunta porque las instituciones claudican tan pronto cuando una minoría exige la cancelación de un autor sospechoso de colonialismo o racismo y la razón podía ser que las universidades o administraciones intentan hacer que sus contenidos sean asequibles y universales a todas las culturas, sin predominio de ninguna. O sea, piden eliminar el "eurocentrismo" de los programas educativos, el considerar que solo han escrito grandes obras literarias y científicas los anglosajones, los latino-europeos, eslavos y otras minorías que vivieron en Europa. La idea es añadir en los programas de estudio a autores africanos, afroamericanos, árabes o asiáticos y diversificar el alcance cultural. Pero la forma de lograrlo hundiendo la reputación de los autores occidentales con argumentos ridículos o exagerados que exhiben algunos ignorantes y desinformados es lo que más indigna al autor, que ve cómo nadie sale a defenderlos cuando habría muchos argumentos a su favor. 

[Nota del lector: de la lectura del libro, se deduce que Inglaterra (el Imperio Británico) y Estados Unidos sufren ahora en sus carnes lo que, desde hace siglos, tuvieron que pasar imperios colonialistas como España y Portugal, acribillados por sus rivales europeos que los desprestigiaron con una leyenda negra en sus colonias de América y Oriente, y que suelen omitir en sus furibundos ataques que España fue el primer país del mundo que dictó leyes de protección a los indígenas ya en el siglo XVI y permitió que críticos como Bartolomé de las Casas alertase de los abusos y crímenes contra los nativos. No obstante, hay que tener en cuenta que los propios británicos o estadounidenses están siendo críticos con su pasado colonial o esclavista y son sensibles respecto a la diversidad de sus naciones].

El autor pone ejemplos de cómo las instituciones se han plegado a la Teoría Crítica del Racismo (TCR) y han cancelado a autores y artistas que, en siglos anteriores, habían mostrado escenas de esclavismo que lo mismo podrían interpretarse como laudatorias o burlonas que como una denuncia social. Pone como ejemplo un pintor que decoró el restaurante de la Tate Gallery de Londres en 1927 y que en su pintura mural puso unas figuras diminutas de una mujer arrastrando a un niño esclavo. A nadie le indignó el detalle hasta que alguien lo descubrió 80 años después y reprochó que el museo permitiese que la gente comiese delante de aquella escena que celebraba el esclavismo. El restaurante fue clausurado pero Douglas Murray reprocha a la dirección del museo que pudo haber defendido mejor al pintor, que resultó que era un héroe británico de la libertad que murió en combate luchando contra los nazis y comandando un tanque en el Desembarco de Normandía en 1944. Se han dado otros casos de filósofos o escritores de hace cuatro siglos que fueron cancelados porque tenían antepasados vinculados al esclavismo o habían invertido en empresas de tráfico de esclavos. Algunas veces se ha demostrado que las críticas eran erróneas y que precisamente la persona denigrada había sido defensora de la libertad y un pionero del antirracismo, lo que obligó a pedir disculpas a la entidad que lo había cancelado.

El autor dice que estos ataques que desprestigian a los héroes, artistas y filósofos de Occidente podrían repelerse fácilmente porque muchos los lanzan gente que es completamente ignorante de los hechos y en otros casos, es fácil demostrar la superioridad de la técnica de Occidente respecto a otras culturas. Y recuerda que Occidente es la única cultura permisiva que tiene curiosidad por conocer y comprender otras culturas mientras que las demás viven encerradas en sí mismas y son intolerantes con los extraños. Y además, Occidente es la única cultura que tolera la crítica a su propia cultura porque permite el debate porque es bueno y constructivo para progresar, y ese es uno de sus grandes valores. 

El autor insiste en que mientras los críticos reprochan a Occidente su esclavismo en América, nadie se rasga las vestiduras por el brutal esclavismo en la África árabe y Oriente Medio, que esclavizó a 11 millones de personas durante varios siglos y donde además, no se permitía procrear a los esclavos, por lo que murieron sin descendencia mientras que en América los occidentales fueron más humanitarios.[nota del lector: pero este es el viejo argumento del "y tú más" que también se le achaca a los historiadores hispanos cuando replican que el general Custer y otros cometieron un genocidio mayor contra los indios en la expansión al Oeste que Colón y los conquistadores españoles Cortés y Pizarro].

Los críticos también hablan de la "apropiación cultural" de los blancos que consiste en inspirarse en el arte y las melodías de otras culturas para copiarlas, adaptarlas a la cultura occidental y lucrarse. Los críticos dicen que esas creaciones generadas en las culturas nativas deberían beneficiar solo a los auténticos nativos que las comprenden porque si son explotadas comercialmente por manos ajenas degeneran en objeto de burla o mofa por parte de la blanquitud o los supremacistas blancos (como ir disfrazado de indio en Halloween). El autor replica a quienes critican esta "apropiación cultural" que la cultura occidental destaca precisamente por interesarse en conocer el arte de otras culturas como la japonesa, africana o la oriental y asimilar lo mejor de ellas a la cultura occidental, lo que se traduce en nuevas y potentes composiciones culturales o musicales, o en avances científicos como el descifrado de los jeroglíficos egipcios.  [nota del lector: sin embargo, un músico occidental que se "inspire" en una música o melodía nativa seguramente "monetizará" su versión y ganará millones de dólares gracias a que tiene una ventajosa posición y dominio en el mercado musical occidental sin importarle que el humilde creador nativo se quede sin nada ni nadie le reconozca su talento porque ese creador local de la periferia es alguien insignificante para la industria musical global. Y es ahí donde aflora la sensación de robo cultural por la cultura dominante. En sus disertaciones, apenas menciona a la cultura latina, que también es occidental].

Douglas Murray pone el ejemplo de los despidos de "blancos" en las orquestas sinfónicas porque estas quieren tener mayor diversidad racial. Eso supone que músicos con 30 años de servicio podrían ser despedidos para incorporar a intérpretes de otras razas minoritarias, quizás sin la misma calidad, solo porque hay que cumplir unas cuotas, lo que le parece injusto y desproporcionado porque a fin de cuentas a él lo despiden exclusivamente por el color de su piel blanca. Recuerda que se puede dar la paradoja de que despidan a un músico asiático para poner a otro afroamericano. Y se pregunta que si las orquestas de cámara no tienen a músicos afroamericanos a lo mejor es porque estos están triunfando en el rock y la música popular. Lo ideal sería crear programas en las escuelas de mayoría afroamericana para captar a alumnos de música clásica para que se formen como profesionales pero es más barato despedir a blancos de las orquestas sinfónicas, reflexiona Murray.

viernes, 4 de agosto de 2023

"La consultora", de Walt Bogdanich y Michael Forsythe (2022)

 Resumen de "La consultora", de Walt Bogdanich y Michael Forsythe (2022)

Resumen original y actualizado en:

https://evpitasociologia.blogspot.com/2023/08/la-consultora-de-walt-bogdanich-y.html

Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación Contemporánea, licenciado en Derecho y Sociología

Sociología, consultoras, comercio internacional, globalización, multinacionales, McKinsey

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Ficha técnica

Título: "La consultora"

Subtítulo: Cómo McKinsey dirige el mundo

Título en inglés: When McKinsey Comes in Town. The Hidden Influence of the World's Most Powerful Consulting Firm

Fecha de edición en inglés: 2022

Edición en español: Barcelona, Ediciones Península, 2023

Número de páginas: 523

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Biografía de los autores  Walt Bogdanich y Michael Forsythe  (hasta 2023)

 Walt Bogdanich trabajaba en los años 70 para la US Steel, un caso claro de cómo las medidas recomendadas por McKinsey llevaron al paro a miles de trabajadores. En 1975, se graduó en Ciencias Políticas por la Universidad de Wisconsin-Madison. Antes de llegar al New York Times, trabajó para el Wall Street Journal, CBS y ABC News. Ha sido distinguido con cuatro premios Gerald Loeb y tres premios Pulitzer por su labor de periodista de investigación.

 Michael Forsythe fue oficial de la armada estadounidense entre 1990 y 1997. Es licenciado en Economía Internacional por la Universidad de Georgetown y tiene un máster en Estudios de Asia Oriental por la Universidad de Harvard. Su reputación como periodista viene, sobre todo, por sus investigaciones sobre un gobierno autócrata en China. Antes de ser corresponsal del New York Times en Hong Kong estuvo destinado en Beijing para Bloomberg, donde formó parte de un equipo que en 2013 ganó el premio George Polk.

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Texto de la contraportada

"McKinsey es la consultora más influyente del mundo. Gana millones asesorando a empresas y gobiernos que recurren a sus servicios para maximizar sus beneficios y mejorar la eficiencia. Su filosofía empresarial consiste en hacer que el mundo sea un lugar mejor y su prestigio atrae a los talentos más prometedores de las universidades de élite. Sin embargo, poco se sabe de ella, pues el secretismo es uno de los principales valores de la institución.

Este libro desvela cuál ha sido la implicación de la empresa en algunos de los escándalos más importantes acaecidos en los últimos años. Con un acceso sin precedentes a archivos y testimonios clave, los autores exponen la implicación de la consultora en casos como la crisis de los opiáceos en Estados Unidos, las políticas migratorias de Donald Trump, la promoción de los combustibles fósiles, así como su relación con tiranías y gobiernos corruptos de toda índole.

La consultora no solo pone al descubierto los numerosos conflictos de interés, la codicia y la cuestionable ética con la que actúa McKinsey, sino que el caso sirve como reflejo de un capitalismo disfuncional en el que la economía productiva ha sido sustituida por la especulativa."

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ÍNDICE

Introducción: Cuando llega McKinsey

1. Hacerse rico sin sentirse culpable

2. Ganadores y perdedores

3. Jugar a dos bandos

4. McKinsey en la frontera

5. Amigos en el gobierno chino

6. De guardia en las puertas de Hades

7. Un plan para acelerar la venta de opiáceos

8. "Cómo convertir una mina de carbón en un diamante"

9. Deuda tóxica

10. Las diapositivas secretas de Allstate

11. "Los Astros de Enron"

12. "Pan comido"

13. Al servicio del Estado saudí

14. Colegocracia

Epílogo

Una nota sobre las fuentes

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RESUMEN

Los autores Walt Bogdanich y Michael Forsythe remarcan que allí por donde pasa la consultora McKinsey, que recluta a los mejores cerebros que se gradúan en la Ivi League universitaria de Estados Unidos, se producen millares de despidos y recortes de gasto para hacer más eficientes a las empresas que contratan sus servicios e informes. Es lo que llaman una "reestructuración", que tiene riesgos asociados como más accidentes a causa de la falta de personal para el mantenimiento. El objetivo de la consultora es multiplicar los beneficios de los accionistas, inversores y propietarios mediante un draconiano plan de reestructuración. Los autores mencionan empresas como US Steel o un parque de atracciones de Disney que, tras la llegada de la consultora y sus recortes de plantilla, conllevaron una pérdida de seguridad y más accidentes, algunos mortales. La consultora nunca es condenada porque ella entrega un informe a su cliente y el propietario de la empresa lo ejecuta. La crítica es que cobra millones de dólares por sus informes (el 10 % del ahorro total) por un trabajo que no supone una mejora productiva ni un rediseño de la fabricación sino básicamente despedir a personal. Otra crítica es que a pesar de que la consultora presume, dice el autor, de su trabajo ético luego funciona con criterios de lucro donde lo más importante es ganar dinero como sea. 

Otra crítica es la opacidad, ya que la empresa nunca informa de quienes son sus clientes (no presume de sus logros ni reconoce sus fracasos, ni tampoco ha ido a juicio por sus consejos) y eso posibilita que sus consultores puedan estar asesorando a dos rivales simultáneamente o elaborando a la vez estrategias antagónicas para una empresa y para su administración pública reguladora, lo que podría suponer un conflicto de intereses. La consultora se escuda en que a sus clientes los asesora por motivos distintos y da lugar a conflicto y otras veces les ayuda a llegar a acuerdos. También ha habido críticas por ofrecer gratis su ayuda a administraciones de Sanidad para reorganizar un departamento a cambio de los datos sanitarios que, tras un potente análisis de datos, luego pueden monetizar trabajando para empresas del sector sanitario o farmacéutico.

Walt Bogdanich y Michael Forsythe mencionan otros casos como el hecho de que McKinsey asesoró en los años 50 a las tabacaleras para meter más nicotina en los cigarrillos y aumentar la adicción al tabaco, lo que elevó las muertes por cáncer de pulmón, o también por contribuir a crear los sabores de frutas del cigarrillo electrónico, que también genera adicción a la nicotina. A veces, la consultora también asesoraba al lado contrario, como la agencia reguladora de fármacos de EE.UU., lo que generó un buen lío con el escándalo de miles de muertes por sobredosis por la adición a los opiáceos (tranquilizantes), una auténtica epidemia. McKinsey, como asesora de la firma farmacéutica, tuvo que llegar a un acuerdo extrajudicial y pagar 600 millones de dólares, que se destinaron a compensar a las víctimas y sus familiares.

El pèrsonal contratado en McKinsey puede elegir su proyecto y negarse a trabajar con petroleras o empresas contaminantes que dañen el medio ambiente. Pero también corren el riesgo de "hacer pasillos" (no tener padrino que le dé carga de trabajo y verse obligado a buscar clientes o mover sus proyectos) y finalmente obtener una evaluación negativa de la empresa por falta de rendimiento que le invite a abandonar la firma. En todo caso, cualquiera que ponga en su currículum que ha trabajado unos meses en McKinsey tiene el futuro asegurado porque lo contratan en cualquier lado.

En la parte final del libro se aborda el conflicto que supuso dentro de McKinsey el hecho de que la consultora aceptase trabajos con empresas de combustibles fósiles pese a que la multinacional presumía de ser ecosostenible y tener sensibilidad con el medioambiente. Varios empleados la acusaron de "greenwashing" (ecolavado de cara) porque hacía lo contrario de lo que decía y seguía asesorando a grandes grupos de extracción de carbón. Los "sénior" insistían en que había que estar en el negocio. Quienes se negaron a aceptar un trabajo con minas de carbón acabaron haciendo pasillos y su rendimiento bajó, lo que les abrió la puerta a marcharse de la compañía. Uno de ellos redactó una carta pública quejándose del "greenwashing" y de la culpa que tenía la consultora en el calentamiento del planeta. Unos años después, el dilema era qué hacer con esas compañías contaminantes y se acordó que lo mejor era seguir asesorándolas como clientes para llevarlas por el buen camino de la descarbonización.