Resumen de "The End of Normal" ("El fin de la normalidad"), de James K. Galbraith (2014)
Ver resumen original y actualizado:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2015/12/the-end-of-normal-el-fin-de-lo-normal.html
Resumen por E.V.Pita (2015), licenciado en Sociología y Derecho.
Traducción de E.V.Pita
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Título: "The End of Normal" ("El fin de la normalidad")
Subtitulo: "The Great Crisis and the Future of Growth" ("La Gran Recesión y el futuro del crecimiento")
Autor: James K. Galbraith
No me consta que en el 2015 haya traducción al español
Editorial en inglés: Simon & Schuster, NYC, 2014
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Biografía de James K. Galbraith
Es profesor de la School of Public Affairs en la Universidad de Texas, en Austin, donde vive.
Es hijo del economista John K. Galbraith
Fue asesor de economía y negocios del Gobierno de EE.UU. y se mostró crítico con el Consenso de Washington
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Texto de la solapa
"Desde uno de los pensadores económicos más respetados y escritores de nuestro tiempo, un provocativo debate sobre la historia y el futuro del crecimiento económico.
Los años que siguieron a la Gran Recesión (Great Crisis) del 2008 han sido de lento crecimiento, alto desempleo, caída del valor de las casas, déficits crónicos y un profundo desastre económico en Europa - y una dura discusión entre dos falsas soluciones, la "austeridad" en una cara y "estímulos" en la otra. Ambos bandos y practicamente todos los análisis de la crisis ponen como ejemplo lejano el largo crecimiento experimentado entre los tempranos años 50 hasta el 2000 -interrumpido por los problemas de los años 70 - representaban la normalidad. Desde esa perspectiva. la crisis fue una interrupción causada por una mala política o mala gente y hay expectativas de que habrá una plena recuperación si la causa es corregida.
El fin de lo normal cambia esta visión. Poniendo la crisis en perspectiva, Galbraith argumenta que en los años 70 ya finalizó la era del fácil crecimiento. En los años 80 y 90 vio solamente un nunca visto crecimiento, con el aumento de la desigualdad entre la gente y entre los países. Y en el año 2000, se vio el fin de todo eso - a pesar de los esfuerzos para aumentar el crecimiento recortando los impuestos, los recortes en gastos de guerra y acabando con la desregulación financiera. Cuando la crisis finalmente venga, los estímulos y la automática estabilización tocarán suelo bajo un colapso económico. Pero no será posible retornar a un alto crecimiento y pleno empleo.
Hoy, hay cuatro factores que son síntomas del "fin de la normalidad": el creciente coste de los recursos materiales, la ahora evidente de la futilidad del poder militar, el ahorro de puestos de trabajo como consecuencia de la revolución digital, y la quiebra de la ley y la ética en el sector de finanzas. La Gran Recesión debería ser vista como un punto de giro, un barómetro del crecimiento de las condiciones inestables de la economía. Las políticas e instituciones para seguir adelante deben ser diseñadas, por encima de todo, modestamente, para hacer frente a este paradigma y mantener un buen nivel de vida en los tiempos difíciles".
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ÍNDICE
Parte 1. El jardín de los optimistas
1. Crecimiento ahora y siempre
2. La década disruptiva
3. La Gran Desilusión
4. Tweedledum y Tweedledee
5. Los profetas de Blackwater
Parte 2: Los cuatro jinetes del fin del crecimiento
6. El efecto Choke-Chain
7. La futilidad de la fuerza
8. La tormenta digital
9. El fin de las finanzas fraudulentas
Parte 3: El no retorno a la normalidad
10- Rotura de líneas base y caída de los partes
11. La crakpot de la contrarrevolución
12. El pivot, el acantilado y el brink del desastre
13. ¿Hay una crisis europea?
14. Entre Pangloss y Casandra
Epílogo: Al retornar a casa
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Resumen siguiendo la versión inglesa (no me consta traducción al español en el 2015)
James K. Galbraiht es un experto en sociedades industriales y crecimiento. En este libro explica que está muy arraigada la creencia de que el crecimiento económico debe ser ilimitado cuando es un concepto totalmente reciente, que se remonta a las tres décadas gloriosas o doradas de 1945-1970, donde la población y la economía dejaron atrás la Gran Depresión de 1929. Señala que los economistas que tuvieron que diseñar un sistema para salir de esa gran crisis no se permitieron el lujo de teorizar sobre el crecimiento (nota del lector: Schumpeter sí). Fue a partir de los años 50 cuando los teóricos abordaron los factores que impulsaban el crecimiento y el progreso: aumento de la población, mejoras tecnológicas y laborales... El precio barato del petróleo permitió hasta 1973 grandes crecimientos pero también ayudó una economía planificada con salarios pactados que permitían a los gobiernos planificar el progreso económico. La banca, dice Galbraith hijo, apenas tenía relevancia, era un mero intermediario. En este tipo de economía mixta, surgió una clase social media, representada por un trabajador con salario alto que le permitía mantener a su familia y llevar un buen nivel de vida para los parámetros de la época. Esa imagen de la clase media era lo "normal" fue la que prevaleció en las últimas generaciones pero que, tras la crisis del 2008, los trabajadores se empobrecieron y muchos quedaron en paro y descolgados de las clases medias.
¿A dónde vamos? Pues parece que el escenario se parece mucho a finales del siglo XIX. Las naciones europeas capitalistas aumentaron el crecimiento económico mediante la explotación de los recursos y mercados de las colonias. A finales del siglo XIX, los obreros habían conseguido mejores salarios y condiciones laborales pero luego aumentó la población y los salarios comenzaron a bajar a la vez que aumentaba la desigualdad (un argumento en línea con Piketty). Tuvieron que pasar dos guerras mundiales para que surgiese una verdadera clase media en un entorno de pleno empleo. Incluso la URSS se convirtió en un ejemplo de modernidad enviando astronautas al espacio pero luego entró en declive y colapsó en 1989. A partir de la Gran Crisis del 2008, el número de miembros de la clase media empezó a descender bruscamente porque los salarios volvieron a bajar. Pero eso ya era un fenómeno que se fraguó tres décadas antes. A partir de 1973, se asentó un nuevo modelo de economía, la neoliberal de libre mercado que sustituyó a la planificada. Aunque era más eficiente,
Por tanto, el autor señala que la idea de crecimiento ilimitado es bastante reciente y que desde 1973 hasta el 2000, el modelo se comenzó a agotar. Sostiene que era un concepto desarrollado por los países que implantaron el Estado del Bienestar y a medida que estos se fueron diluyendo el crecimiento también descendió hasta que en la crisis del 2008 reventó todo. Duda que vuelva a haber una época de crecimiento dorado, no solo por el agotamiento o encarecimiento de los recursos sino también porque el modelo keynesiano (de economía casi planificada) ha pasado a otra de libre mercado en la que crece la desigualdad.
La alternativa propuesta por James K. Galbraith en 4 pilares
Extraído del reportaje "La próxima gran transformación", publicado en El País el 5 de enero del 2020 en el cuadernillo Ideas.
Ver el link al artículo original: https://elpais.com/elpais/2020/01/03/ideas/1578052655_735844.html
Dice James K. Galbraith que en su libro "El fin de la normalidad" propuso una perspectiva alternativa fundamentada en cuatro hipótesis que ofrecían razones para prever que el futuro curso de la recuperación y el comportamiento económico iban a ser estructuralmente inferiores al escenario vaticinado por los economistas educados en la creencia de que la segunda mitad del siglo XX fue normal. Concluye que en las décadas posteriores a la crisis del 2008 el crecimiento y el empleo serán más débiles que en las anteriores.
1) Aumento del coste real (ajustado a la inflación) de los recursos, en particular de la energía, y a la inestabilidad inherente a la financiarización del mercado energético (la energía es un motor de desestabilización especulativa, el llamado "efecto soga").
2) Descenso de las inversiones a largo plazo en el capital físico, en la construcción, en las infraestructuras que le sirven de apoyo. La parte de la actividad total correspondiente a la inversión en ladrillo lleva décadas reduciéndose tanto en Estados Unidos como en Europa, lo cual significa que la inversión en su conjunto contribuye menos que antes al crecimiento.
3) Se refiere a la actual revolución tecnológica y en concreto al auge y la difusión de las tecnologías digitales compactas. Dice que los economistas no comprenden la repercusión de estas tecnologías pero sus consecuencias son visibles para cualquiera: ahorran capital y reducen la parte correspondiente a las inversiones en el gasto total, ahorran mano de obra, desplazan puestos de trabajo de oficina y servicios, reducen los costes de una serie de servicios y una parte importante de la actividad se ha eliminado a efectos prácticos del índice básico de crecimiento porque tiene que ver con la producción de bienes y servicios a un coste fijo con un gasto marginal muy reducido para el consumo adicional.
4) Los defectos estructurales del sistema financiero (hipertrofia, megalomanía, competencia depredadora, errores de criterio y fraude a niveles descomunales) salieron a la luz con la crisis del 2008. No es posible reparar este sistema si no es mediante reformas drásticas de amplio alcance y la administración de justicia. En el 2008, se parcheó el sistema, que es incapaz de proporcionar una dirección estratégica a la economía real, y esto ha generado una pérdida de confianza (ahora, en el 2020, se está invirtiendo la curva de la rentabilidad).
Según el autor, si estas cuatro hipótesis son correctas, al menos parcialmente, no se producirá una vuelta automática a la tendencia al crecimiento y a los niveles de empleo del pasado (la normalidad) y los simples estímulos pseudokeynesianos no surtirán efecto. Propone reformas institucionales para cambiar la estructura del sistema (un nuevo new deal).
Críticas a Krugman-Stiglitz-Summers
James K. Galbraith, en su libro The End of Normal (2014) (resumen en: http://evpitasociologia.blogspot.com/2015/12/the-end-of-normal-el-fin-de-lo-normal.html) critica los argumentos de los neokeynesianos.
El autor llega a estas conclusiones: la receta keynesiana y el New Deal (gran gasto público para estimular la demanda agregada) fue decisivo para salir de la recesión en los años 30 pero esa receta no tiene por qué funcionar siempre ni en todas las circunstancias. Es la crítica que les hace al trío neokenesiano Krugman-Stiglitz-Summers, que han defendido una solución keynesiana para la salida de la Gran Crisis del 2008.
Por una parte, James Galbraith sostiene que la nueva economía tecnológica ha ido eliminando puestos de trabajo. Aunque esta generación de paro no fue patente en los 80 o 90, es evidente en el 2015. Por otra parte, las empresas tampoco van a renunciar a una reducción de costes, algo que todo el mundo acepta porque los productos salen más baratos y la informática genera una gran eficiencia. A esto se suma que la reducción de costes conlleva una reducción de beneficios, de forma que el dinero no se hace en la industria sino en las finanzas, que es un tipo de riqueza ficticia. Lo que se observa en el PIB es que este no crece, pasan los años y sigue el estancamiento. James Galbraith opina que nadie va a querer renunciar al Estado de Bienestar, porque es un seguro para todos, por lo que se van a mantener pero con unos crecimientos cero, con una combinación de altos impuestos y déficit de gasto. El autor cree que este el escenario de la economía informática: menores salarios, menores beneficios, bajo o nulo crecimiento del PIB y un Estado de Bienestar amplio para acoger a los parados que deja la tecnología. Con una clase media debilitada, aumentar la demanda agregada no tiene sentido porque la gente prefiere ahorrar que consumir ante la situación de incertidumbre y crisis cíclicas.
Otras cuestiones que comenta James Galbraith es que se están haciendo una gastos en defensa que parecen poco realistas. Pone por ejemplo, que la construcción de bombarderos estratégicos no tiene sentido en las actuales guerras pero resultan carísimos, lo mismo que el armamento nuclear. Se trata de gasto público que a lo mejor habría que recortar para rebajar el déficit.
Sostiene que las políticas que piden rebajar el déficit público en EE.UU. no tienen sentido porque es un país muy grande que necesita continuamente hacer gastos pero que este tipo de economía sí podría resultar en pequeños países (cita a España o Portugal por los ajustes de los años 80 y 90).
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