Resumen del libro "Diario de Wuhan", de Fang Fang (2020)
Resumen original y actualizado en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2021/03/diarios-de-wuhan-de-fang-fang-2020.html
Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Sociología y Derecho
Sociología, pandemia, China
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Ficha técnica:
Título: Diario de Wuhan
Subtítulo: Sesenta días desde una ciudad en cuarentena
Autora: Fang Fang
Editorial: Seix Barral (Planeta) / Barcelona, 2020
Número de páginas: 481
Prólogo: Antonio Muñoz Molina
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Biografía oficial de Fang Fang (hasta 2020)
Fang Fang, pseudónimo literario de Wang Fang, es poeta y escritora. Nacida en 1955 en Nanjing (Nankín), cuando tenía dos años su familia se mudó a Wuhan, que es el escenario de la mayor parte de su trabajo. Antes de asistir a la universidad, pasó cuatro años trabajando como operaria de carga en el puerto de la ciudad para mantener a su familia, un periodo que recuerda como los años formativos que la moldearon y que le proporcionaron el material de sus primeras obras. Sus retratos de la población de Wuhan, desde trabajadores de fábricas hasta intelectuales, le valieron una posición destacada dentro de la llamada literatura del nuevo realismo.
Ha publicado más de 100 libros, con varias obras traducidas al inglés, francés, japonés, italiano, portugués, coreano, tailandés, español y árabe, entre otros idiomas. Después de jubilarse, fue contratada como profesora de la Cátedra Aula Hongyi de la Universidad de Wuhan y como directora del Centro de Investigación de Creación Literaria Contemporánea de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Huazhong. Entre otros premios literarios, ha sido galardonada con el Chinese Literature Media Award, el Lu Xun Literary Prize, concedido por la asociación de escritores chinos, el Premio de Literatura Femenina de China, el Premio del Ranking Anual del Instituto de Estudios Narrativos de China, el Premio del Gobierno de Shanghai y el Premio de Literatura Qu Yuan de Hubei.
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Texto de la contraportada
El 25 de enero de 2020, Fang Fang comenzó un blog en el que documentaba la vida en Wuhan durante la cuarentena decretada por el coronavirus. Cada noche escribía sobre familiares y amigos y analizaba la evolución de la crisis y la respuesta del gobierno chino. Su diario se ha convertido en una de las fuentes más importantes para conocer el impacto del virus y ha sido leído por millones de personas en todo el mundo. Su relevancia ha sido recogida por medios como The New York Times, El País y The Guardian.
Fang Fang ha encontrado el coraje necesario para desentrañar lo que estaba sucediendo en vivo y en directo desde el primer país en enfrentarse a la mayor crisis sanitaria, social y económica de nuestra historia. Su estremecedor testimonio cobra especial valor en tanto que fue capaz de arrojar luz en unos días en que el gobierno chino se enfrentaba a una amenaza aún desconocida.
La enorme audiencia que han recibido estas páginas llenas de urgencia, honestidad y rabia, ha convertido a Fang Fang en una de las intelectuales más necesarias y relevantes surgidas a raíz de esta catástrofe. Siempre vinculada a Wuhan y con una carrera literaria consolidada, ha sido galardonada, entre otros premios, con el Chinese Literature Media Award y el Lu Xun Literary Prize.
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INDICE
Prologo de Antonio Muñoz Molina
- los virus son un enemigo común de toda la humanidad
Diario desde el 25 de enero del 2020 al 24 de marzo del 2020
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RESUMEN
Wuhan fue la ciudad en la que vive Fang Fang, una escritora y bloguera que se quedó atrapada en el confinamiento justo cuando iban a celebrar el Año Nuevo y cada día (hasta abril) escribió noticias sobre lo que ocurría en la ciudad por lo que le contaban sus amigos por WeChat (el WhatsApp chino). La doctora Ai Fen y Li Wenliang hicieron sonar el silbato para dar la alarma pero nadie continúo su labor. Dice que hasta una ciudadana normal como ella sabia el 18 de enero que el virus era mortal y empezó a usar mascarillas mientras las autoridades organizaban un gran banquete de 40.000 familias y una gala como si viviesen en la gran "era de la prosperidad".
Fang Fang cuenta que, cuando estalló la alarma del coronavirus, aún no se sabía bien qué estaba pasando. Reprocha que el 20 de enero del 2020 el doctor Zhong Nanshan, un epimediólogo chino anunció que el nuevo coronavirus podía contagiarse de persona a persona y ya había 14 sanitarios contagiados. La autora se indignó porque los medios oficiales no habían dejado de insistir en que la enfermedad "no se transmite entre personas" y "se puede controlar y prevenir" aunque en realidad era el SARS. La autora hizo cuentas para ver con quien había estado en los últimos 14 días porque era el periodo de incubación. En aquel tiempo al creer que era el Sars, la gente ya se ponía la mascarilla.
Estaban cerca del Nuevo Año Chino (25 de enero) y había muchas fiestas y reuniones para celebrarlo.
Fue a recoger a tiempo a su hija el 22 de enero al aeropuerto de Wuhan, que ya estaba algo vacío y mucha gente con mascarilla y había una sensación opresiva en el aire, y la gente deprimida, nada que ver con el caos y las risas habituales. En el coche apenas hablaron del viaje desde Japón. La llevó a su apartamento. Fue la noche antes de que se anunciase el confinamiento. Al llegar a casa encendió el ordenador y vio la noticia del confinamiento, que empezaba en las próximas horas. No se esperaba que fueran capaces de confinar una ciudad tan grande. Dice que su mayor error fue confiar ciegamente en el Gobierno, de pensar que las autoridades de Hubei no se atreverían a tener una actitud tan pasiva e irresponsable ante tal emergencia porque ya se habían oído voces el 31 de diciembre del 2020. Creía que sería una osadía que el Gobierno ocultase la realidad. Pero la situación fue tan desastrosa que "vimos claramente la proporción de los errores humanos". Estos vicios trajeron para Wuhan un confinamiento de 76 días.
En la primera etapa llegaron equipos de sanitarios de 19 provincias y médicos de Shanghai.
La autora vive en el complejo de la Federación de Arte y Literatura y solo bajaba por las escaleras a recoger los comestibles que compraban todos los residentes del edificio por Internet.
En las primeras entradas de su blog cuenta que el precio de las mascarillas en las farmacias estaba aumentando de "yuans" y que eso la enervó, por lo que puso en evidencia cómo la gente se aprovechaba. Después, narra cómo la ciudad quedó encerrada y a un padre lo llevaron por sospechoso de covid y su hijo discapacitado murió. Otra pareja de distintas ciudades no podía pasar un puente por problemas burocráticos.
Les dijeron que iban a ser 14 días de cuarentena pero duraron 76. Relata los primeros momentos de caos hospitalario. Uno de los grandes problemas que hubo es que la gente llegaba a los hospitales con pequeños síntomas pero temía tener el coronavirus. Pronto, se saturaron los hospitales. Hubo que dividir a los enfermos en : muy graves (las ucis), graves (hospitales) y leves (hospitales de campaña, uno el de Leishenshan). Se dan casos de gente que estaba en lista de espera para una cama en el hospital y se murió antes de que se la diesen. Hubo quien se levantaba a las 8 de la mañana para encontrar una plaza en uno de los distintos hospitales. Cree que fue un enorme caos porque nadie se lo esperaba.
Otro capítulo homenajea al doctor Lin Wenliang, el primero que avisó por WeChat de que había una epidemia de SARS. Murió poco después al igual que muchos compañeros del hospital que no se protegieron del virus; en aquel momento no sabían la exacta gravedad. La autora reprocha que cuatro médicos avisaron del virus y los represaliaron. Se pregunta si en vez de taparles la boca , se informase a la población se habrían ganado varias semanas decisivas para evitar los contagios.
La autora es bastante dura con los burócratas. Se enfada porque la gente llama pidiendo ayuda y ellos le cuelgan entre chillidos muy enfadados, supone que porque están colapsados de llamadas. Cree que los funcionarios no trabajaron bastante para organizar mejor la sanidad en la ciudad. Cada día que sube una entrada en su blog, al poco tiempo le borran el contenido o se lo censuran. Una entrada solo duró dos minutos. Critica a los voluntarios afiliados que llegaban con banderitas a ayudar a Wuhan en plan pose para salir en la foto. Lo contrapone con un pintor de Wuhan que se trasladó a vivir a Estados Unidos y donó 100.000 euros a una oenegé de ayuda contra el covid.
En los siguientes capítulos cuenta cómo los voluntarios acuden a ayudar a Wuhan y como las otras provincias envian donaciones de alimentos como toneladas de apios. Relata como a mediados de febrero las autoridades ya creen que se está llegando al "punto de inflexión" (donde se doblega la Curva).
La autora también critica a los periodistas que no tomaron el silbato de Li Wenliang ni diesen la voz de alarma al ver que los médicos del Hospital Central caían como moscas o si hubiesen descubierto que los "ocho internautas que difundían rumores" eran médicos. A la autora no le consta que a ningún periodista se le hubiese prohibido investigar o publicar, lo que le lleva a pensar que realmente no hicieron nada.
Entre los episodios graciosos, cuenta que una amiga suya invitó a sus suegros para celebrar el Año Nuevo y se quedaron atrapados en el mismo miniapartamento. Tres generaciones se pasaban el día jugando a las cartas para entretener a los ancianos.
Cuenta cómo los vecinos solidarios llevaban comida en los patios de los edificios. A ella, que tenía riesgo de covid por diabetes y solo comía cuencos de arroz, le trajeron los vecinos alitas de pollo. Lo hacían por turnos para no tener que ir todos los días a los supermercados.
Una vez puso en una entrada una foto de móviles apilados en un crematorio. Hubo el caso de un "hater" (con un millón de seguidores) que se metió con ella por decir que mentía pero ella dice que tiene sus fuentes y no va a revelarlas porque es gente (médicos, sobre todo) que prefieren el anonimato.
Otro detalle curioso es que la primavera comenzó sobre el 15 de febrero.
El libro finaliza a finales de marzo cuando en el día 57 de la cuarentena se acaban los casos nuevos de coronavirus a partir del 19 de marzo. Empezaron las ceremonias de despedida de los voluntarios o las personas que se quedaron atrapads en la provincia r
de Hubei. Su perro está sucio y tiene problemas de piel. La ciudad ya es bastante segura y tiene un recuerdo para el doctor Li Wenliang que no era un héroe sino alguien que vivía una vida normal pero hizo lo que cualquiera hubiese hecho en su lugar. Lo único que se puede hacer dice es no dejar de recordarle. Su página de Weibo se ha convertido enun muro de lamentaciones.
La autora agradece e invita a comer pescado a todos aquellos que le ayudaron a mantener vivo su blog del confinamiento en WeChat y la defendieron de todos los ataques que sufrió de haters y trolls e ultraizquierdistas y aunque ya estará jubilada podrá llevarlos a juicio.
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