lunes, 11 de diciembre de 2023

"Emperador de Roma", de Mary Beard (2023)

 Resumen del libro "Emperador de Roma", de Mary Beard (2023)

Resumen original y actualizado del libro:

https://evpitasociologia.blogspot.com/2023/12/emperador-de-roma-de-mary-beard-2023.html

Resumen elaborado por E. V. Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Sociología y Derecho

Sociología, Historia Antigua, Imperio Romano, Roma

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Ficha técnica

Título: "Emperador de Roma"

Subtítulo: Gobernar el Imperio Romano

Título en inglés: Emperor of Rome. Ruling the Ancient Roman World

Autora: Mary Beard

Fecha de publicación en inglés: 2023

Editorial: Crítica, Barcelona, 2023

Número de páginas: 565

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Biografía de Mary Beard

Mary Beard es catedrática emérita de clásicas en Cambridge y editora de clásicas del Times Literary Supplement. Ha recibido elogios académicos en todo el mundo. Entre sus libros publicados se incluye El triunfo romano (2008), Pompeya (2009), ganador del premio Wolfson, La herencia viva de los clásicos (2013), SPQR, Una historia de la antigua Roma (2016), Mujeres y Poder (2018) y Doce Césares (2021), todos ellos publicados en Crítica. Fue galardonada con el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales en 2016.

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Texto de la solapa interior

"¿Cómo era realmente gobernar y ser gobernado en el antiguo mundo romano?

"Emperador de Roma" explora la realidad y la ficción de los gobernantes del antiguo mundo romano preguntándose qué es lo que hicieron, por qué lo hicieron y por qué el relato de sus historias ha transcendido de forma tan extravagante y, a veces, escabrosa. El libro atiende a importantes cuestiones de poder, corrupción y conspiración, pero también se ocupa de los aspectos prácticos y cotidianos de sus vidas. ¿Qué y dónde comían? ¿Con quién dormían? ¿Cómo viajaban?

A lo largo de esta obra conoceremos a muchas personas que no fueron emperadores ni aspiraban a ello, pero que hicieron posible el sistema imperial: aristócratas cautelosos, cocineros esclavos, secretarios diligentes, bufones de la corte e incluso un médico que trató a un joven príncipe de amigdalitis.

Sin embargo, si el Imperio romano hubiera estado gobernado por una serie de autócratas perturbados, su supervivencia no se entendería. Mi interés se centra en cómo surgieron estas historias de locura, en cómo se gestionaban de verdad los asuntos del Imperio y en los temores de los romanos de que el gobierno de los emperadores no solo estuviera manchado de sangre (esto se dada por descontado), sino que fuera una extraña e inquietante distopía construida sobre el engaño y la falsedad". Mary Beard

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ÍNDICE

Los protagonistas principales

Bienvenidos

Prólogo: Cena con Heliogábalo

1. Gobierno de un solo hombre: conceptos básicos

2. ¿Quién es el siguiente? El arte de la sucesión

3. Banquetes de poder

4. ¿Qué hay en un palacio?

5. Gente de palacio: El emperador en su corte

6. En el trabajo

7. ¿Tiempo libre?

8. Emperadores en el extranjero

9. Cara a cara

10. "Creo que me estoy convirtiendo en un dios"

Epílogo. El fin de una era

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RESUMEN

El libro está muy bien pensado porque no aborda una sucesión cronológica de emperadores con la historia de sus mandatos, sino que la autora Mary Beard examina cuestiones como los palacios en los que vivían, cómo se realizaba la sucesión, la mala prensa que había detrás de ellos y el trabajo que tenían que hacer, con audiencias a plebeyos, resolución de casos y justicia, crímenes palaciegos, etc...  La autora solo eligió como emperadores ("uno de nosotros") a los que van desde Augusto hasta Alejandro Severo, en el año 235, ya que los siguientes gobernantes apenas duraban unos meses o años y generalmente accedían al poder mediante golpes militares o se repartían el poder por regiones. No tienen el poder ni el nivel de un Marco Aurelio o un Adriano. Hubo grandes emperadores posteriores como Constantino, pero que la autora no incluye. Una de las razones, es que muchos se volvieron cristianos o ya lo eran (como Teodosio) y montaron una nueva imaginería (donde sus iconos centralizaban el poder y se identificaban con Jesús).

Arranca la historia con el distópico Heliogábalo, el emperador adolescente que servía comidas de color azul o negro en su palacio, o daba comida falsa a los más pobres, y lanzaba pétalos rosa a sus invitados en las cenas hasta asfixiarlos, según dicen. La autora insiste en que, a pesar de la mala prensa por su superficialidad o psicopatía, los emperadores, en general, eran bastante rutinarios, tenían una agenda diaria que cumplir y tramitaban numerosos asuntos muy serios de los que dependía el Imperio, razón por la cual esta institución duró 400 años. Otra posibilidad es que el Imperio fuese una máquina burocrática bien engrasada que funcionaba con o sin ellos.

El primer emperador, Augusto, fue el que finiquitó la República Romana al instaurar el gobierno de un solo hombre, marcó la tendencia de tener al Senado subordinado, aunque guardando las apariencias de humildad, pero fue él quien marcó la línea sucesoria a través del hijo de su esposa Livia, Tiberio, y la familia Julia-Claudia. Ellos convirtieron el Imperio en una dinastía que ocupó el trono de Roma durante décadas, para ser sustituidos por los Flavio, aunque sin ostentar oficialmente el título de reyes. La autora cree que sí eran reyes y tenían reinados. Pero la sucesión no siempre era la de un familiar cercano sino la del más óptimo y muchos eran asesinados por ineptos o déspotas, o por rencillas personales.

Respecto a Augusto, la autora cuenta cómo logró el poder tras la batalla naval que perdieron Marco Antonio y Cleopatra, y reinó durante cuatro décadas junto a Livia. Dice que el retrato que hace Suetonio de su fallecimiento lo retrata como buen emperador: murió en la cama (emperador bueno), recibe en su lecho a unos amigos (era "uno de nosotros"), se preocupa por la salud de su niestrasta (era un hombre de familia), recibe a su esposa Livia (marido leal, aunque corren rumores malintencionados de que ella le envenenó la fruta) e incluso tuvo una premonición: 40 jóvenes se lo estaban llevando (así fue, 40 soldados acompañaron su cadáver hasta Roma). Este sería el modelo de buen emperador. Y luego están los malos como Calígula (dice la autora que lo de nombrar cónsul a su caballo fue una broma con los senadores que se volvió en su contra y lo asesinaron unos guardas pretorianos), Nerón (tras una rebelión se quedó solo, acompañado de su leal ama de cría, y se suicidó), Domiciano (que fue el que inició la construcción del palacio del monte Palatino y que, a pesar de su mala prensa, la autora cree que fue un emperador bastante responsable; pero en todo caso, era muy desconfiado y, pese a todas sus precauciones como poner espejos en sus habitaciones para evitar ataques por la espalda, acabó asesinado) o Cómodo (el falso gladiador).

La autora se detiene en detalles como el palacio del Palatinado, en una colina con vistas al foro, y que sustituyó a la fastuosa Domus Aurea de Nerón (que el sensato Vespasiano recicló como Coliseo y devolvió a Roma ese espacio como zona pública). El Palatino se convirtió en una "prisión" para los emperadores, muchos de los cuales (como Domiciano,  Cómodo o Geta) fueron asesinados en sus corredores privados por sus propios guardias o por allegados y gente próxima, o directamente por sus familiares. Lo cierto es que para entrar había que subir por un corredor cubierto con una elevada cuesta en forma de serpiente y con guardias en las esquinas [nota del lector: que recuerda a una torre de la realeza en el centro de Copenhague]. 

La autora cuenta que es difícil imaginarse cómo eran estos palacios cubiertos de mármol, ni las partes de arriba, y donde estaban amontonadas todo tipo de mercancías. No se trataban de palacios asépticos y vacíos, sino que su aspecto recuerda al bullicio de pequeños bazares a donde todos los días llegaban aristócratas y plebeyos a "saludar" al emperador (la "salutatio") y pedirle favores. En todo caso, había más bullicio por los corredores subterráneos, por donde caminaban los esclavos para no ser vistos por la élite de arriba que disfrutaba del lujo del mármol. Algunos esclavos dejaron escritos en el yeso sus "graffitis", incluida una burla escrita sobre un esclavo cristiano que rezaba a un asno crucificado (la autora recuerda que los primeros cristianos de la época romana identificaban así al salvador).

Eso sí, los clientes y la élite llegaban hasta el trono del emperador después de recorrer unos laberínticos pasillos. La autora añade que muchos emperadores, como Tiberio o Adriano, huyeron de ese palacio para disponer de privacidad en sus propias villas, uno en Capri, y otro a las afueras. Las malas lenguas decían que así, en la lejanía, ocultaban sus perversidades de los ojos del Senado pero la autora cree que las cortes, por sí mismas, eran insanas, que los emperadores huían de allí y que el propio Trajano o Antonino Pío se "fugaban" a la campiña en el verano, y desde ese cómodo lugar, seguían con su trabajo diario, que incluía juicios.

El Senado quedó convertido en un espacio donde refrendar las decisiones del emperador. Critica al noble y escritor Plinio el Joven, cuando fue cónsul por dos meses, por adular a Trajano en un largo discurso (el Panegírico), pero cree que este no tenía otro remedio, ya que contrariar al emperador podía tener muy malas consecuencias.

La creación de un Estado romano con un solo hombre en el poder (intentaba compaginar el ser "princeps" (líder) y "uno de nosotros"), iniciada por Julio César, también conllevó la difusión de estatuas, bustos, retratos e imágenes del emperador desnudos o con toga, o atuendo militar, por doquier (la disposición de los mechones del pelo dan pistas de qué emperador es, porque se hacían en cadena en base a modelos de yeso o cera como "imagen oficial"), así como su "divinización" (soltaban un águila en la pira funeraria del emperador o su muñeco de cera y esta salía volando para simbolizar el ascenso de su alma a los cielos). Solo de Augusto había 50.000 imágenes, en general de aspecto juvenil (frente a los retratos de viejos con verrugas de la República o la de Vespasiano, para distanciarse del derrochador Nerón). Muchos emperadores adoptivos copiaban a los anteriores, por lo que se parecían bastante entre ellos o se ponen barba y bigote como los adolescentes Heliogábalo o Alejandro Severo. Por su parte, los retratos de emperatrices destacaban por sus bellos peinados.

La autora concluye que nada se puede aprender de los romanos (ya que sus soluciones no nos valen). Recalca que era un pueblo sangriento y cruel que dirimía sus disputas con asesinatos. Prueba de ello eran los espectáculos circenses donde los gladiadores y los animales salvajes (ellos) se jugaban la vida para divertir al público (nosotros). Cuando los que acabaron en la arena fueron los cristianos, en vez de miserables criminales fueron considerados héroes y mártires, y los juegos perdieron sentido. A los emperadores los "indulta" porque ellos eran hombres de su tiempo. Considera que todo autoritarismo lleva en parte la aceptación del pueblo y que Roma no fue una excepción: todos representaban una farsa, una obra de teatro o una comedia (como dijo Augusto), y el Imperio era eso, un juego de espejos y reflejos (de ahí todas esa imágenes del emperador).

lunes, 27 de noviembre de 2023

"El mundo según China", de Elizabeth C. Economy (2022)

Resumen del libro  "El mundo según China", de Elizabeth C. Economy (2022)

Resumen del libro original y actualizado en:

https://evpitasociologia.blogspot.com/2023/11/el-mundo-segun-china-de-elizabeth-c.html

Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Sociología y Derecho

Sociología, China, economía internacional

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Ficha técnica

Título:  "El mundo según China"

Título en inglés: The world acording to China

Autora: Elizabeth C. Economy

Publicación en inglés: 2023

Publicación en español: La Esfera de los Libros, SL, Madrid, 2023

Número de páginas: 372 + 2

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Texto de la contraportada

"En pocos años, el tamaño de la economía china superará a la de Estados Unidos, su población ya es cuatro veces mayor y su desventaja militar se está reduciendo con mucha rapidez. En Pekín se considera que el cambio en el equilibrio de poder será inevitable, y Xi Jinping está decidido a fortalecer la ambición del gigante asiático para reformular el orden mundial. ¿está China preparada para la hegemonía mundial? ¿Cuál puede ser el próximo paso el régimen chino?"

"Elizabeth Economy, experta en asuntos chinos y asesora de la administración Biden, ha escrito un documentado análisis sobre la perspectiva de los dirigentes chinos y sus agresivas políticas de soft, sharp y hard power. Sostiene que China, fruto de las contradicciones de su autoritarismo, se está encontrando con enormes dificultades para sus intereses internacionales, pero en ningún caso ha abjurado del uso de la fuerza en el futuro. Sin embargo, Estados Unidos no puede permitirse una escalada de rivalidad directa y fuerza bruta. Necesita abandonar su repliegue y liderar un nuevo multilateralismo ampliado, basado en los valores de la democracia liberal.

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Biografía de la autora Elizabeth C. Economy (hasta 2023)

Elizabeth C. Economy es senior fellow de la Hoover Institution en la Universidad de Stanford, así como del Council Foreing Relations para estudios sobre China, donde antes ejerció como directora de Estudios Asiáticos durante más de una década.

En la actualidad, está en excedencia y trabaja como asesora principal en el Departamento de Comercio de Estados Unidos. Economy es una reconocida experta en política interior y exterior china, autora de libros como The Third Revolution; Xi Jinping and the New Chinese State (2018). By All Means Necessary: How China's Resource Quest is Changing the World (2014) o The River Runs Black: The Environmental Challenge to China (2004). Ha escrito numerosos artículos en revistas académicas y publicaciones especializadas como Foreing Affairs, Harvard Business Review y Foreing Policy, o en periódicos como The New York Times, The Washington Post y The Wall Street Journal.

Forma parte del Consejo de la Administración de la Asia Foundation y del Comité Nacional de Relaciones entre Estados Unidos y China, entre otros organismos e instituciones. También fue miembro del Consejo de la Agenda Global del World Economic Forum (WEF) sobre China entre 2008 y 2014, y sobre Estados Unidos entre 2014 y 2016. 

Ha impartido clases en la Universidad de Columbia, la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados Paul H. Nitze de la Universidad Johns Hopkins y la Escuela de Estudios Internacionales Jackson de la Universidad de Washington.

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ÍNDICE 

1. Poder y pandemia

2. Poder, poder y poder

3. La reunificación de la madre patria

4. La mordedura del dragón

5. De los ladrillos a los microprocesadores

6. Reescribiendo las reglas de juego

7. El reajuste de China

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RESUMEN

La autora Elizabeth C. Economy estudia el resurgir de China como gran potencia mundial del siglo XXI. Pone como ejemplo las inversiones de China en el puerto del Pireo, en Grecia, país que acogió encantado sus inversiones después de que la UE la castigase con la austeridad, o las grandes obras en África o en la nueva Ruta de la Seda. Todo el mundo debería felicitarse por estas inversiones, que generarán mayores ingresos y negocios a todos los participantes, sino fuese porque detrás hay.otro tipo de añadidos., A esos países llega después un proyecto cultural, con muchos centros de enseñanza de idiomas gratis, que, según sospecha la autora, están bajo la sombra de un gobierno que vigila a sus habitantes, y le siguen puertos comerciales de aguas profundas que, en si fuese necesario, pueden funcionar como bases militares y acoger flotas de guerra. A la autora le llama la atención un detalle: cuando fue el covid, China donó mascarillas pero luego a todo el mundo le sorprendió que exigiese agradecimiento público, como tuvo que hacer Italia, dado que el agradecimiento se da pero no se pide. Ese gesto empañó la imagen de la futura potencia. ¿Acaso lo habría exigido un donante como Holanda en las mismas circunstancias? Por eso, hay algo que le preocupa porque es una potencia industrial que intenta ganar influencia en el mundo mediante el "soft power", lo que podía atraer simpatías, pero luego los beneficiarios ven detrás la larga mano del poder político. Es decir, deja a las claras que los favores no son por nada, que hay un interés detrás, y que las deudas se pagan con intereses. Razón por la que algunos países beneficiarios se han preocupado porque no hay que olvidar que, después de todo, se trata de un gobierno autoritario que funciona con sus propias estrategias de poder.

Y, por otra parte, la autora refleja el temor de EE.UU. al ver en directo cómo, paso a paso, se despliega sobre el tablero mundial una nueva potencia que con gran paciencia monta puertos estratégicos por todo el mundo, centros culturales, genera deudas en muchos países, que le deben favores, y crea dependencia inversora.... Algunos autores replican que lo que China intenta es montar una estructura defensiva para proteger su inmenso patrimonio.

La autora indica que la pandemia demostró que había surgido una nueva potencia internacional pero que, a la vez, la conducta de este país era como el "canario en la mina", la señal de alarma del desafío, ambición y presagio de una influencia cada vez mayor en el sistema internacional y los valores que continuaron durante 75 años. Elizabeth C. Economy cree que asistimos al gran renacimiento de la nación china en la que la idea principal es que recupere la centralidad en la escena internacional: "Ha reclamado territorios en disputa, ha asumido una posición preeminente en la región Asia-Pacífico ("una gran familia") como una nueva potencia regional, se ha asegurado de que otros países  se alineen con sus intereses políticos, económicos y de seguridad, ha proporcionado al mundo la infraestructura tecnológica para el siglo XXI y ha forzado normas, valores y criterios en las leyes y las instituciones internacionales", dice la autora. Ese camino de centralidad exige enfrentarse a la potencia dominante mundial, Estados Unidos, y a instituciones y acuerdos internacionales que funcionan desde la Segunda Guerra Mundial, añade la autora.

Por un lado, esta centralidad se manifiesta en un gran despliegue internacional, en un control de la información y sospecha que se ha infiltrado en sociedades y economías extranjeras para moldear  a su gusto las decisiones internacionales. El hecho de que sea un gran mercado interior hace que otros países interesados en comerciar acepten sus ideas.

Algunos expertos, sostiene la autora, se creen que China logrará ser la líder mundial, la número uno, si no lo es ya por varias dinámicas que le favorecen: la globalización, el cambio tecnológico y la supuesta decadencia de Estados Unidos. En China confían en que el cambio en el equilibrio de poder ya se está produciendo y que el resultado es inevitable. Pero a largo plazo, la autora cree que la comunidad internacional tiene un poder de decisión inaudito que convierte el escenario global en un terreno de juego distinto.

La autora señala que la influencia china se expande por el mundo gracias a sus infraestructuras, puertos, ferrocarriles, corredores de fibra óptica, comercio electrónico y sistemas de satélites. Las empresas compiten por liderar el siglo XXI. Pero se empaña porque va unido a un modelo político que no sigue las pautas de los gobiernos liberales occidentales. La respuesta es que cada país escoge su camino y que occidente generó un modelo lleno de enfrentamientos partidistas, malestar social, pueblos sin patria y desarraigados. Algunos expertos quieren evitar la confrontación ideológica con Occidente ni ensalzar la superioridad de un modelo concreto para no crispar a la comunidad internacional.

Elizabeth C. Economy advierte también sobre frases vacías sobre la gobernanza global como "una nueva relación entre las grandes potencias", "una comunidad de futuro compartido (o un destino común) para la humanidad", que encierran una promesa de cambio radical en los valores actuales de las instituciones internacionales sobre temas que preocupan a Occidente (derechos,comercio, gobernanza de internet, inversiones). Para muchos observadores internacionales, la estrategia y su sistema político presentan un panorama complejo y preocupante de lo que podría suponer un futuro liderazgo global de China.

Según la autora, hay una hoja de ruta de la política exterior china que 

1) busca mantener la soberanía y la estabilidad social a corto plazo y conseguir la reunificación de China a largo plazo

 2) China  está exportando elementos de su modelo político (y cada vez pone más "líneas rojas" a la comunidad internacional, motivo que afecta incluso a actores o jugadores americanos que opinan de más). A medida que extiende la Nueva Ruta de la Seda (BRI) y el despliegue del 5G en África, Latinoamérica y Asia la autora dice que va colocando las piezas en esos países anfitriones de las piezas para controlar la sociedad civil y un tipo de desarrollo básico o "low cost" (poca transparencia, falta de garantías de derechos laborales, medioambientales, etc...), a lo que se une que esos países se quedan endeudados y otros se han visto desilusionados por las escasas inversiones o con deficiencias (siempre según la autora). Intentan alinear las instituciones internacional con sus intereses locales [¿y qué país no?]. 

3) Su estrategia internacional funcionó a corto plazo y ha dado frutos pero es dudosa a largo plazo porque nobles iniciativas quedaron desvirtuadas por posible propaganda. 

4) El ejercicio del "sharp power" (fuerza aguda o incisiva) y "hard power" (poder fuerte o militar) en la zona de Asia-Pacífico solo ha servido para fortalecer las alianzas lideradas por Estados Unidos y sus socios, más que debilitarlas, preocupados por la diplomacia del "lobo guerrero".

5) Añade la autora que China no parece preparada para sustituir a Estados Unidos como única superpotencia mundial (porque busca que los intereses internacionales estén alineados con sus intereses locales) al no asumir sus cargas.

Asegura que entender el problema de un enfrentamiento bilateral y paralizante (suma cero) entre una potencia en declive y otra en auge es entenderlo mal dado que lo que la gente quiere es un orden internacional sustentado por la ley internacional.

En los últimos capítulos, la autora examina el potencial de grandes tecnológicas, no solo las BAT (Badiu, Alibai, Tencent) sino también gigantes como Huawey. Comenta cómo el Gobierno apostó por una gran inversión, para no depender de la industria de microprocesadores (aunque la autora dice que es imposible ser autosuficiente en todo porque para eso ya existe el comercio internacional). Otra apuesta fue la captación de talentos que estaban trabajando en el extranjero para que volviesen a realizar su investigación a China. Algunos de ellos volvieron porque el dinero que iban a tener para la investigación ni lo podían soñar en el extranjero, pero también se dieron cuenta de que a cambio había mucho control político y que cualquier comentario negativo que hiciese le acarreaba problemas. Cuenta cómo algunos estudiantes extranjeros que usaban WeChat perdían su cuenta por criticar alguna política o hacer comentarios poco amables, y no solo estos alumnos sino también sus amigos por darle un "like".  La autora dice que los usuarios de WeChat saben de esta falta de privacidad y la existencia de un control de sus comentarios, pero aún así es usada por millones de usuarios porque es muy práctica ya que permite hacer compras, chatear, etc... [nota del lector: las enormes ventajas de WeChat ya las comentó Kai-Fu Lee]. Lo que la autora quiere hacer ver es que a pesar de todos esos millones de inversión en desarrollo de nuevas tecnologías, la verdadera innovación requiere cierto margen de libertad porque de lo contrario solo se idearán mediocridades o solo lograrán mejoras de productos ya existentes, que a fin de cuentas, no son nada nuevo. 

Otra de las preocupaciones de la autora son la enorme influencia que ejercen los institutos de lenguas (similares a los Institutos Cervantes de la lengua española, la Alliance Française, etc.. ), que dependen del gobierno y dan clases gratis de chino, lo que le encanta a muchos países, pero que, según la autora, a su vez funcionan como grupo de presión contra cualquiera, ya sea ciudadano chino o extranjero, que emita comentarios negativos sobre el país o más bien sobre sus políticas respecto a asuntos "sensibles". Eso ha metido en problemas a jugadores o entrenadores de la liga deportiva de EE.UU. (la NBA) que han visto cómo un comentario en Twitter (ahora X) u otra red a favor de un asunto sensible como el de los activistas que reclaman democracia. El que habló de más fue víctima de una "cancelación" ya que, como castigo, su equipo perdió millonarias inversiones publicitarias a pesar de pedir disculpas, y puso en peligro su carrera profesional por un asunto ajeno. No solo eso, sino que el ofensor quedó marcado como un paria y siguió siendo perseguido (publicitariamente, hablando) en  los nuevos equipos a los que iba, que eran castigados sin inversiones.

 Por otra parte, la autora sospecha que algunos de esos institutos de lenguas y cultura se excedían de su función y preparaban boicots a las universidades extranjeras donde organizaban charlas de personas contrarias al gobierno o presionaban a los campus para que cancelasen esas conferencias (bajo amenaza de retirarles la subvención). En realidad, esto supone que en países donde había libertad de expresión y cada uno decía lo que quería dejó de haberla por todas estas presiones en asuntos sensibles de política internacional que afectan a un país extranjero. [nota del lector: a decir verdad, pasaría casi lo mismo que si alguien se mete con una marca comercial, pues se arriesga a la retirada de publicidad, cancelaciones, inversiones,...]. Esta obsesión por vigilar la imagen, la marca, acaba pasando factura porque genera antipatías, trasluce un fondo poco tolerante con la opinión libre; no se trata solo de hacer una queja o mostrar enfado, sino de aplastar al ofensor, que a fin de cuentas es un don nadie, cancelarlo allí donde vaya y convertirlo en un paria. Y a la autora, esto le parece un detalle o síntoma preocupante.

La solución que propone la autora va dirigida al papel de Estados Unidos como potencia líder y adalid de la democracia. Cree que dicho gran país aún puede afianzar su liderazgo en el mundo tratando bien a sus aliados y gestionando nuevas alianzas (sobre todo en el Pacífico) para ganarse el favor, de tú a tú, de nuevos países aliados, para contrarrestar el avance de su nuevo rival geoestratégico o retrasarlos. 

Ahora, recuerda la autora, China tiene negocios en toda África y Latinoamérica, e incluso en Grecia, porque ha invertido mucho dinero que fue bien recibido ante el desinterés y las promesas vacías de Occidente. Sin embargo, la autora recuerda que cada nueva inversión de la nueva potencia supone un mayor control de zonas estratégicas de esos países, donde se acaba imponiendo una cultura ajena y basada en el control y la vigilancia. En el caso del puerto de Pireo, Grecia estuvo tentada a recibir importantes inversiones para ampliar el puerto pero sospechó que el país se iba a convertir en la "cabeza del dragón" de China en Europa y empezó a parar proyectos de crecimiento desmesurado en sus aguas que ya no podría controlar. 


domingo, 5 de noviembre de 2023

"Naturaleza, cultura y desigualdades", de Thomas Piketty (2023)

 Resumen del libro "Naturaleza, cultura y desigualdades", de Thomas Piketty (2023)

Resumen original y actualizado en: 

https://evpitasociologia.blogspot.com/2023/11/naturaleza-cultura-y-desigualdades-de.html

Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Derecho y Sociología

Sociología, desigualdad, economía

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Ficha técnica

Título: "Naturaleza, cultura y desigualdades"

Subtítulo: Una perspectiva comparada e histórica

Título original: "Nature, culture et inégalités. Une perspective comparative et historique"

Autor: Thomas Piketty

Fecha de publicación en francés: 2023

Fecha de edición en español: Anagrama, Barcelona, 2023

Número de páginas: 84 (+2)

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Biografía de Thomas Piketty (hasta 2023)

Thomas Piketty (Clichy, Francia, 1971) es jefe de estudios en la École des Hautes Études en Sciences Sociales de París y profesor en la École d'Économie de París. Entre sus libros destaca El capital en el siglo XXI, traducido a 40 lenguas y con más de 2,5 millones de ejemplares vendidos. En Anagrama ha publicado La economía de las desigualdades y La crisis del capital en el siglo XXI.

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Texto de la portadilla interior

"Naturaleza, cultura y desigualdades. Una perspectiva comparada e histórica. Sintésis de sus investigaciones sobre las desigualdades económicas, este certero texto de Thomas Piketty analiza cuestiones como la educación, la herencia, la fiscalidad y la persistente brecha de género, a la vez que subraya la necesidad de reducir drásticamente los desiquilibrios Norte-Sur como condición para luchar contra el calentamiento global. Frente a la desesperanza y el conformismo, el autor nos recuerda que el camino hacia la igualdad se ha construido siempre sobre las luchas políticas y sociales".

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ÍNDICE

¿Existen desigualdades naturales? 

El largo camino hacia la igualdad

La evolución de la desigualdad y los regímenes desigualitarios

La desigualdad de la renta

La desigualdad de la riqueza

La desigualdad de género

Avances contrastados hacia la igualdad en Europa

El caso sueco

El auge del Estado social: el ejemplo del gasto en educación

Hacia una extensión de la igualdad de derechos

La fiscalidad progresiva

¿Qué hacer con la deuda?

Naturaleza y desigualdad

Conclusión

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RESUMEN

Este librillo de 86 páginas del economista francés Thomas Piketty supone un compendio de la obra previa del autor, aunque añade cuestiones como la sostenibilidad o la atribución de responsabilidades por la huella de carbono. 

La idea básica es que las desigualdades no nace sino que se hacen y que lo mismo que se ponen, se quitan. El autor recuerda la enorme desigualdad a la que se llegó en Europa en el siglo XIX y XX y cómo, a través del impuesto de la renta progresivo (y no porcentual) se redujo la brecha de riqueza, la cual se redistribuyó y se creó una clase media o al menos una clase obrera con poder adquisitivo y consumidora, así como fácil acceso a la educación y la sanidad. Este modelo duró hasta los años 80, cuando los neoliberales Reagan y Thatcher recortaron impuestos y servicios públicos, con lo que volvió a subir la desigualdad (según muestra en sus gráficos y estadísticas, que comparan la concentración de riqueza del 1 % más rico y el 50 % más pobre) y se prolonga hasta la actualidad. Piketty recalca que esto no es inamovible y que, hace 150 años, hubo muchos esfuerzos y trabajo para corregir la situación, por lo que ve viable políticamente recortar la desigualdad.

El autor pone como ejemplo Suecia, un país con una desigualdad muy elevada donde en el siglo XIX y principios del XX el 1 % de los más ricos se repartían el país y eran los dueños de casi todo. En los años 30, los socialdemócratas ganaron las elecciones y pactaron con los grandes propietarios una fórmula redistributiva para fundar un Estado del Bienestar que todos conocemos y que hizo famoso a Suecia por ser un país rico, capitalista y más igualitario que el resto de Europa.

Piketty también recuerda las políticas de EE.UU. después de la II Guerra Mundial que aplicaron grandes impuestos a las herencias, al capital y los beneficios, fórmula que también aplicaron a la derrotada Alemania, la cual gravó la riqueza a niveles estratoféricos pero porque EE.UU. estaba haciendo lo mismo. El autor insiste en que la desigualdad no es inherente al sistema capitalista como insisten hoy los neoliberales, que dicen que no hay otra alternativa, sino que se puede regular a través de mecanismos como los impuestos progresivos, de forma que la marea suba para todos los barcos y no para unos pocos.



domingo, 29 de octubre de 2023

"El malestar de las ciudades", de Jorge Dioni López (2023)

 Resumen del libro "El malestar de las ciudades", de Jorge Dioni López (2023)

Resumen original y actualizado en:

https://evpitasociologia.blogspot.com/2023/10/el-malestar-de-las-ciudades-de-jorge.html

Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Derecho y Sociología

Sociología, urbanismo, ciudades, turismo, economía, gentrificación

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Ficha técnica

Título: "El malestar de las ciudades"

Subtítulo: Privatización, turismo, vivienda, especulación, tráfico.... Por qué es cada vez más difícil vivir en las ciudades

Autor: Jorge Dioni López

Fecha de publicación en español: Barcelona, 2023, editorial Arpa

Número de páginas: 348

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Biografía del autor Jorge Dioni López (hasta 2023)

 Jorge Dioni López nació en Benavente (Zamora) en 1974. Es licenciado en Periodismo por la Universitat Autónoma de Barcelona y su carrera profesional abarca diarios (Sport, Marca y Metro), radio (SER, RNE y Ràdio Gràcia), revistas (Vanity Fair, GQ y El estado mental) y comunicación institucional (Alcatel-Lucent y Asociación de Clubes de Baloncesto). También ha realizado tareas de corrección y edición para diversas instituciones. En la actualidad, imparte talleres de lectura y escritura en Escuela de escritores, realiza tareas de comunicación corporativa para la agencia Dobleh y colabora con La Marea. En 2021, publicó La España de las piscinas, premio Libro del año de no ficción por el Gremio de Libreros de Madrid.

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Texto de la contraportada

"¿Por qué se va la gente de las ciudades? Porque la echan. Una multitud de factores, desde el precio de la vivienda hasta los efectos del turismo, empujan a las personas a abandonar los espacios urbanos concentrados. Poco a poco, las ciudades se vacían y envejecen. Lo extraño es que no lo notamos, porque el flujo constante de personas nos hace sentir que todo está lleno, en especial los centros históricos, reconvertidos en parques temáticos.

El rentismo ha sustituido a la producción. La ciudad se ha convertido en un tablero de Monopoly que expulsa a los que no pueden pagar. ¿Por qué apostar por los habitantes de clase media cuando la especulación, el turismo o el consumo desaforado en domingo resultan más provechosos? Las ciudades ya no anhelan construir el futuro; buscan rentabilidad.

Tras el éxito de su primer libro, La España de las piscinas, Jorge Dioni López se centra en los problemas de la ciudad contemporánea y vuelve a plantear los efectos ideológicos del urbanismo. El malestar de las ciudades es una lectura extraordinaria, a la altura de las grandes obras de la sociología urbana.

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    ÍNDICE

Introducción. ¿Qué es una ciudad?

Primera parte. La ciudad abierta y sus enemigos

1. La conquista del espacio

2. Privatización: el robo de las gradas

3. Financiarización: los señores de la tierra

4. Turistificación: todo el año es San Fermín

5. Gentrificació: gente de desorden

6. Desarrollismo: se pueden tener criados

7. El regreso de las murallas

Segunda parte. La larga marcha

9. La ciudad de los promotores

10. I Love NY

11. ¡Propietarios del mundo, uníos!

12. Un Singapur en el Támesis

13. Los años del descubrimiento

14. Queremos un Calatrava

15. Los "detroits" del turismo

16. Las ciudades cansadas

Epílogo. Cerrar la puerta

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RESUMEN

El autor Jorge Dioni López habla en su libro de la "ciudad neoliberal", que equipara a la conversión en una colonia de las antiguas metrópolis. En la ciudad concentrada se insertan flujos globales y desterritorializados y eso provoca una expulsión inmobiliaria de los residentes porque nadie los necesita en el nuevo modelo. Son los efectos de la tercerización. Es la llamada "economía de flujos".


Explica una nueva tendencia que consiste en comprar edificios enteros en el centro de las ciudades, dejar que se degraden, conseguir ayudas para la rehabilitación, y volver a edificar más caro, con lo cual es negocio. Es la destrucción creativa del neoliberalismo que consiste en crear "nidos de negocio" allí donde no los había o era un acceso comunal y ahora es de acceso privado. Esta fórmula de crear valor como producto o de valorizar, monetizar y privatizar (comprabarata-degradación-reconstrucción-reventacara) se ve también en la sanidad. Es lo que se llama "destrucción creativa". En un entorno desregulado y privatizado, dice el autor que cualquier relación social se puede transformar en un producto y convertirse en capital. El espacio del centro se revaloriza al convertirse en zonas de bajas emisiones y con peajes urbanos (la llamada "gentrificación verde", que revaloriza los espacios privatizados). Y en el rural, las viviendas con piscina provocan problemas de falta de agua y en otras ocasiones instalan macrohuertos solares. La industria turística no echa humo porque cuesta verla aunque es muy extensa.

En las ciudades, los centros se están despoblando poco a poco de sus habitantes "de siempre" porque estos son expulsados cuando no pueden pagar los altos alquileres. Asimismo, los edificios se destinan a vivienda turística, por lo que el centro se convierte en un parque temático donde siempre hay actividades y una muchedumbre paseando de un lugar a otro. El autor pone como ejemplo la ciudad de Santiago de Compostela, recorrida a todas horas por peregrinos, y por la noche, por la tuna estudiantil. En estos centros urbanos es imposible vivir porque los precios son muy altos, está todo abarrotado y lleno de turistas. "Es difícil vivir en un lugar donde todo el mundo tiene un nivel de vida más elevado que el tuyo", dice el autor, en referencia a la reforma de las dársenas de Londres (Cannary Warf). Se trata de un turismo masivo e insostenible, dice el autor, lo mismo que la movilidad y el consumo, también insostenibles. Y, por otro lado, las actuales ciudades hacen más evidentes las desigualdades: los ricos y la élite se concentran en el centro y los pobres en el extrarradio. Lo llama el "mercado de la irresponsabilidad" porque crear conflictos tiene capacidad de crear valor, lo mismo que la ruptura de consensos.

El resultado es que barrios enteros se convierten en focos turísticos y los antiguos habitantes se mudan a la periferia, donde la vida es más barata. Hay un "efecto expulsión" del centro urbano, del que se adueñan los propietarios ricos, muchas veces para no vivir allí sino para realquilar las viviendas que han adquirido y cobrar rentas. Y otras veces, para amarrar su yate. Y el que es turista, al ser servido por solícitos camareros, tiene esa sensación de poder.

El autor recuerda los tiempos del desarrollismo de los años 60, basado en la precariedad laboral, servicios públicos escasos o inexistentes y el consumo como elementos de distinción. Frente a pequeñas explotaciones rurales se impuso la emigración a la ciudad y el crecimiento descontrolado de estas urbes.

Por otra parte, barrios populares se degradan por la delincuencia (o por las noticias alarmantes), a lo que se suma la pérdida de servicios o falta de mantenimiento (como el fin de las cajas de ahorros), se vende barato y después se rehabilitan como pisos o "lofts" de lujo a mil euros el mes de alquiler. Pone como ejemplos Lavapiés, en Madrid, o El Raval, en Barcelona. En esta fórmula hay derribos de edificios que no interesa rehabilitar, el solar se deja en barbecho hasta que la vivienda se haya revalorizado y se reedifica con aumento de edificabilidad (y se le cambia el nombre, como Soho o Tribeca). El autor insiste: "La ciudad es el producto y el destinatario de las políticas públicas es el inversor privado. El ciudadano es cliente y puede disfrutar del producto si compra su entrada". Lo equipara al juego del Monopoly donde un acaparador se queda con todos los inmuebles y arruina al resto, sin esperanza.

El autor culpa a los neoliberales (con Milton Friedman a la cabeza, quien desmontó el Estado de Bienestar culpando al Estado por restringir libertades y porque la clase media está subvencionando a gente que no paga. El autor replica que, al contrario, el Estado y la ley es la fuerza de los que no tienen poder y los servicios públicos permiten no tener que aceptar cualquier trabajo). El autor señala que el neoliberalismo genera miedo e incertidumbre entre los propietarios (que se convierten en victimistas y se convierten en agraviados porque ya no controlan el espacio público y se sienten marginados y no pueden hacer lo que les dé la gana).

El autor examina la degradación que sufrió California, paradigma del Estado de Bienestar. Tras varias políticas de desmantelamiento (Howard Jarvis situó la propiedad privada en el centro ideológico), tuvo que aprobarse la Proposión 30 (impuestos más altos a las rentas altas). Ahora, el 10 % de los californianos se han ido a otros estados más baratos o con una regulación más laxa, menores impuestos y vivienda más barata (se han mudado a Austin, Texas, empresas como Tesla, Google, Apple, Amazon, Oracle o Dropbox). Ha surgido un movimiento llamado GoodBye California (que se agravó por la extensión del teletrabajo).

El autor cree que al revivirse la Guerra Fría, vuelve el keynesianismo y propone sacar del mercado sectores como energía, sanidad, formación o vivienda. Dice que quienes culpan a factores externos del descenso de la clase media deberían culpar al propio sistema económico, porque la clase media intenta evitar la redistribución para arañar algo para él cuando en realidad "el trabajador que pasa a considerarse propietario pone la semilla de la precariedad de sus hijos".

Otra de las piezas de la ciudad neoliberal es el Manifiesto sobre la No Planificación (de Reyner Banham, gran defensor del vehículo privado). Los ciudadanos quieren su espacio y además pueden pagarlo. Pero el fin de la planificación implica el fin de la ley, dice el autor. Estos ejemplos de "puertos libres" son Shanghai o Hong Kong para atraer capitales (zonas de recreo, zona comercial, viviendas de lujo, paseo marítimo). Añade que en el neoliberalismo, las Administraciones públicas tienen un papel muy activo, ya que deben garantizar las condiciones para la redistribución de la riqueza hacia arriba. Cita a Patsy Healey, quien señala que el sector público toma la iniciativa, ensaya ideas, coordina, organiza los proyectos y, una vez que el riesgo se ha eliminado, transfiere después la iniciativa al sector privado que capta la tasa de ganancia. Si hay algún problema, el sector público vuelve a intervenir en forma de rescate. Son proyectos muy simbólicos de una economía próspera como el Golden Triangle (Pittsburgh), el Inner Harbour (Baltimore), una "arquitectura milagrosa" (Llàtzer Moix) que en España tiene su mejor ejemplo en el Gugghenheim de Bilbao: "Son una señal en el mapa: aquí hay plusvalías". Estos proyectos no solo modifican el entorno sino que simbolizan el cambio, proporcionan sentido y la reactivación de la ciudad legitima todas las decisiones, indica el autor. En el fondo, añade, estos proyectos son una "colonia" dentro de la metrópoli. 

Lo malo de estos proyectos ambiciosos (como el de los muelles de Londres como Canary Wharf, auspiciado por Thatcher, que se convirtieron en zonas caras y exclusivas) es que el dinero acaba en proyectos comerciales o turísticos, donde las condiciones labores son peores, y además aparece un sector vinculado a esas ayudas públicas que son consultoras especializadas en el drenaje del dinero público. Ya no se ordena el crecimiento sino que lo fomenta porque hay que aprovechar la capacidad de la ciudad para crear valor (Peter Hall). El inversor queda liberado de la planificación redistributiva. El resultado es que Londres se convirtió en un potente centro financiero, núcleo turístico y atracción de inversión pero también en una de las ciudades más desiguales del mundo, afirma el autor, con zonas muy desfavorecidas donde la mortalidad infantil es la más alta del país. Dice que "hay varias ciudades en el mismo espacio".

El autor también habla del proceso de regeneración del frente marítimo de Barcelona en 1992 (el equivalente al centenario de Baltimore) que conllevó el derribo de 4.200 viviendas de renta baja en suelo que pronto se iba a revalorizar. La idea era realojar en viviendas de promoción pública a familias afectadas, pero hubo un desplazamiento de miles de personas y un cambio de uso de locales. Se intentó traer equipamiento cultural y universidades (PERI), lo que convirtió al Ravat en un parque temático. Pero el autor se pregunta: "¿para quién se realiza este proceso, para la gente que vive ahí o para desplazarla y atraer flujos de población o capital?". Barcelona encajaba en lo que David Harvey llamó el giro emprendedor de las ciudades: colaboración público-privada y cambio de actividad de las administraciones, que pasan a captar las oportunidades de inversión y crecimiento. Adquieren riesgos, construyen infraestructuras o adaptan los marcos fiscales o laborales. "La acción redistributiva y social queda en segundo plano", afirma el autor. De lo que se trata no es de planificar la ciudad sino de colocar un Gugghenheim para atraer inversión y turismo. "Todo el mundo quería uno", dice el autor, sobre el nuevo icono de Bilbao, y que no supuso sobrecoste. Es lo que se llama el "modelo de los contenedores" (polos, hubs o labs a través de beneficios fiscales, ayudas directas o deducciones, a lo que debe sumarse una estructura productiva para la que trabajar o un tejido industrial vinculado al territorio). En el caso de Bilbao, hubo bastante control y se favoreció más la industria que la inversión inmobiliaria, y se crearon zonas de biodiversidad y carriles bici. Otras ciudades intentaron copiar el modelo de "arquitectura milagrosa" para poner la ciudad en el mapa. Cita a Santiago de Compostela y la "Ciudad de la Cultura", que no se colocó en un espacio devastado sino en una ciudad que ya funcionaba y ya tenía un icono: la catedral. El hecho de colocar al Gaiás en un monte, en un espacio alejado (doctrina Arrese) que obliga a coger el coche conlleva un intento de funcionar como "antena del mercado laboral", sin inserción con su entorno. Pero estuvo lleno de sobrecostes y en el 2013 se paralizó. Otros ejemplos son la Ciudad de las Bellas Artes de Valencia, de gran belleza estética pero desligada del entorno pero que se justificaba con el lema "Todo el mundo quiere venir a Valencia". No eras nadie si no tenías un macroproyecto. Alicante tuvo su Ciudad de la Luz o el Distrito Digital, o el hub digital VLC Tech City, ejemplos de cómo reconvertir un polígono industrial en un distrito innovador. Otro "hub digital" es Tres Xemeneies, en Sant Adrià de Besós, que suma 2.000 nuevas viviendas. O el Parque Paramount de Murcia, Mundo Ilusión en Castellón o el fracasado casino EuroVegas o Wanda Campamento y Gran Scala. El autor señala que "la idea es repetida: centros de convenciones, hoteles, casino, centros comerciales y de ocio". La idea es antifordista: tus clientes son foráneos, no tus propios trabajadores como quería Ford (fordismo).

El autor añade que, mientras la sociedad del Bienestar busca el consenso, el neoliberalismo quiere huir de eso a través de la segregación escolar, los bulos o el pin parental y el precio es perder las estructuras colectivas (y comunes). El modelo productivo es ahora rentista y de servicios, por ello Barcelona recibe 12 millones de turistas (una nueva industria). En la ciudad se insertan flujos globales y eso provoca una expulsión inmobiliaria. Son los efectos de la tercerización. Es la llamada "economía de flujos".

El autor se pregunta: "La pregunta de para quién trabaja el Estado es necesaria a medio plazo porque, cuando este desaparece o se vuelve ineficaz, su espacio puede ocuparlo el crimen organizado".

Algunas ciudades han apostado por los congresos y la cultura, pero como dice el autor, la ciudad tiene límites y saturación de los recursos, y cree que hay que hacer una transición.

El autor, siguiendo a Edward Bellamy, concluye que es necesario acabar con la concentración de capital y propone una nueva ciudad donde la vivienda no pueda ser propiedad de personas jurídicas y no pueda ser acumulada. También que la Administración garantice ese derecho como la sanidad o la educación o la energía. Dejando al sector privado, la competición será el formato (lógica darwiniana y hoobesiana). Por contra, propone trabajo garantizado, semana de cuatro días, jornada laboral de seis horas, salario y patrimonio mínimo y máximo, servicio público de vivienda y energía.


domingo, 22 de octubre de 2023

"Poder y progreso", de Daron Acemoglu y Simon Johnson (2023)

Resumen del libro "Poder y progreso", de Daron Acemoglu y Simon Johnson (2023)

Resumen original y actualizado en:

https://evpitasociologia.blogspot.com/2023/10/poder-y-progreso-de-daron-acemoglu-y.html

Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Derecho y Sociología

Sociología, economía, progreso, tecnología

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Ficha técnica:

Título: "Poder y progreso"

Subtítulo: Nuestra lucha milenaria por la tecnología y la prosperidad

Título original: "Power and Progress"

Autores: Daron Acemoglu y Simon Johnson

Publicación en español: Deusto (Planeta), Barcelona, 2023.

Número de páginas: 550

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Biografía de los autores Daron Acemoglu y Simon Johnson (hasta 2024)

Daron Acemoglu es catedrático de Economía en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Ha publicado artículos en revistas de prestigio internacional y es uno de los diez economistas más citados en el mundo según Ideas/RePEc. Es miembro de la Academia Americana de las Artes y las Ciencias, de la Asocación Económica Europea y de la Econometric Society. Fue galardonado en 2016 con el Premio Fronteras del Conocimiento BBVA de Economía, Finanzas y Gestión de Empresas por sus aportaciones fundamentales a la economía del crecimiento y el desarrollo. En 2012, publicó el bestseller Por qué fracasan los países (Deusto), junto con James A. Robinson.

Simon Johnson es un prestigioso economista angloestadounidense. Licenciado por la Universidad de Oxford, es profesor de la cátedra Ronald A. Kurtz de Capacidad Empresarial en la Escuela de Administración Sloan del MIT. Fue economista jefe del FMI y ha desarrollado diferentes labores relacionadas con la política y la docencia. Es coautor, junto con James Kwak, del libro 13 Bankers (Vintage, 2011). En noviembre de 2020 fue nombrado miembro voluntario del equipo de supervisión de la agencia para la transición presidencial de Joe Biden.

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Texto de la contraportada

"Una historia de la innovación que nos revela por qué debemos democratizar el desarrollo tecnológico"

"El progreso no es un destino predeterminado, sino que depende de nuestras elecciones. Esta reflexión resulta muy pertinente en un mundo donde los avances digitales y la robótica amenaza nuestros empleos y nuestras democracias a través de la automatización excesiva, la recopilación masiva de datos y la vigilancia intrusiva.

Los prestigiosos economistas Daron Acemoglu y Simon Johnson emprenden un impresionante recorrido por la historia y el futuro de la tecnología, desde la revolución agrícola del Neolítico hasta el ascenso de la inteligencia artificial. Concluyen que el ser humano siempre puede estar al mando del desarrollo tecnológico y decidir si sirve a los intereses de una élite o al bien común.

Poder y progreso ofrece una nueva interpretación de la economía política de la innovación y desafía el derrotismo de quienes asumen que el desarrollo técnico trae inevitablemente una concentración del poder y la riqueza. Acemoglu y Johnson demuestran que estos avances pueden convertirse en una herramienta de empoderamiento y democratización.

Este libro es un recordatorio esencial de que podemos y debemos recuperar el control de la tecnología y redirigir la innovación para que vuelva a beneficiar a la mayoría".

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ÍNDICE

Prólogo. ¿Qué es el progreso?

1. El control de la tecnología
2. Visión en canal
3. Poder de persuasión
4. El cultivo de la miseria
5. Una revolución de la gente común
6. Las víctimas del progreso
7. Un camino disputado
8. Víctimas digitales
9. Una lucha artificial
10. La democracia se rompe
11. La redirección de la ideología

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RESUMEN

Daron Acemoglu, en su libro "¿Por qué fracasan los países?", culpó a las élites que montar economías extractivas para quedarse el excedente y, con su inmovilismo, no permitir que el país despegue, frente al éxito de las naciones democráticas (más redistributivas). En este libro, el coautor vuelve a centrarse en el papel de las élites, en concreto la oligarquía tecnológica que están implantando su visión del mundo que se basa en una "lectura muy particular y completamente errónea" del mundo y que no se basa precisamente en la abundancia para todo el mundo sino que se centra en la automatización, la vigilancia y la recopilación de datos a escala masiva, lo que socava la prosperidad común y debilita las democracias, según los autores. Considera que los líderes tecnológicos están implantando una tecnología basada en la IA para automatizar el trabajo y reducir costes laborales, sin mejorar mucho los resultados, cuando había otras vías de redireccionar la tecnología que podrían empoderar al trabajador y no hundirlo.

 La narrativa de estos líderes tecnológicos se basa en que el tren de la productividad nos va a beneficiar a todos, que las nuevas tecnologías van a llevarnos a la abundancia y al control de la naturaleza y a una inteligencia artificial cuyas capacidades evolucionan a un ritmo exponencial. Estos invitados a la fiesta siempre tienen un micrófono cerca cuando plantean debates. 

En su libro hacen un repaso a episodios ocurridos desde hace mil años y en los que los cambios tecnológicos han beneficiado a unos pocos. Ponen como ejemplo la Edad Media (repleta de innovaciones tecnológicas aunque se considere una Era Oscura), donde los campesinos no se vieron beneficiados por el excedente agrícola, que la élite destinó a construir catedrales.

En el capítulo 2 ponen como ejemplo la construcción del Canal de Suez, liderada por el francés Ferdinand de Lesseps, y el posterior fracaso del canal de Panamá, porque su líder impuso una férrea visión de cómo construir el canal y que causó la muerte de 20.000 trabajadores por fiebres. Finalmente, EE.UU., 25 años después descubrió cómo resolver el problema de las fiebres y de trazar el canal (creando un lago artificial en un río inundable). Dicen que los grandes desastres se basan en visiones muy poderosas pero basadas en éxitos del pasado.

En el capítulo 3,  dice que la persuasión está muy arraigada  en las instituciones políticas, que tienen capacidad de elaborar una hoja de ruta. La acción de los poderes compensatorios y su mayor pluralidad de voces podrían poner freno a los excesos de la soberbia y las visiones egoístas.

En el capítulo 4, estudia los cambios desde la vida sedentaria en el Neolítico hasta los cambios de distribución de tierras en la Edad Media y Edad Moderna. No ven pruebas de que funcione el llamado "tren de la productividad". Las transiciones agrícolas enriquecieron y empoderaron a una élite muy reducida mientras que los campesinos no sacaban beneficio porque carecían de poder político y social, y la tecnología seguía el camino que marcaba una élite muy reducida. 

En el capítulo 5, analizan la Revolución Industrial pero pasan por alto la visión de la clase media y los emprendedores que intentaban mejorar su riqueza y posición social, aunque no eran inclusivos. Se impuso una nueva visión sobre el control de la naturaleza.

En el capítulo 6, indican que la primera fase de la Revolución Industrial empobreció a la población (a causa de la automatización y por la falta de voces de los trabajadores en las decisiones). El escenario cambió a finales del siglo XIX con la organización de los trabajadores, que conllevó cambios sociales, modificación de la dirección de la tecnología y una subida de los salarios. Fue una pequeña victoria, dicen.

En el capítulo 7, estudia las luchas por la fijación de los salarios y las cuestiones políticas que crearon un gran crecimiento económico rápido y generalizado después de la Segunda Guerra Mundial en las naciones industrializadas. Mejoró la educación, la sanidad y la esperanza de vida. Afirman que el cambio tecnológico no llegó a automatizar el trabajo y creó más oportunidades para los trabajadores. Había detrás un nuevo cambio institucional y poderes compensatorios.

En el capítulo 8, ya en nuestra época, se abandonó el camino de la prosperidad compartida porque la tecnología ha regresado a la senda de la automatización y la reducción de los costes laborales. Este giro lo achaca a la falta de participación y movilización de la clase trabajadora, los sindicatos y la regulación pública.

En el capítulo 9, señala que la senda iniciada en los años 80 por la Inteligencia Artificial está ampliando la desigualdad económica. Añaden que las tecnologías basadas en la IA solo aportan ventajas muy limitadas a la mayoría de las tareas que hacen los humanos. Se monitorizan los centros de trabajo y dejan indefenso al trabajador y exporta la automatización a escala global (revierte las mejoras en el Tercer Mundo). Según los autores, la IA solo beneficia a unas personas y abandona a las demás. Proponen centrarse en ver cómo las máquinas son más útiles a los humanos.

En el capítulo 10, creen que la democracia podría tener problemas por culpa de la recopilación masiva de datos a través de la IA, que ha intensificado la vigilancia sobre la población por parte de gobiernos y empresas. A ello se suma la desinformación y el refuerzo del extremismo. Afirman que el camino de la IA no es bueno ni para la economía ni para la democracia, y se retroalimentan entre sí.

El capítulo 11, propone medidas para revertir esta tendencia. Su propuesta es redirigir el cambio tecnológico mediante el cambio de discurso, la reconstrucción de los poderes compensatorios y el desarrollo de soluciones técnicas, normativas y políticas que solucionen el sesgo social de la tecnología.

Entre sus soluciones se encuentra:

- Fragmentar las grandes tecnológicas

- Reforma fiscal

- Invertir en los trabajadores

- Liderazgo público para redirigir el cambio tecnológico.

- Protección de la privacidad y la titularidad sobre los datos.

- Revocar la sección 230 de la Communications Decenty Act (Ley de Decencia de las Comunicaciones) de 1996, que exime a las plataformas de la responsabilidad legal sobre los contenidos publicados en Internet

- Impuesto a la publicidad digital

- Impuestos sobre la riqueza

- Redistribución y fortalecimiento de la red de seguridad social (estudio de la eficacia de implantar una Renta Básica Universal)

- Educación

- Salarios mínimos

- Reforma de la universidad


 


 

domingo, 3 de septiembre de 2023

"La verdad sobre Facebook", de Frances Haugen (2023)

 Resumen del libro "La verdad sobre Facebook", de Frances Haugen (2023)

Resumen original y actualizado en el siguiente link:

https://evpitasociologia.blogspot.com/2023/09/la-verdad-sobre-facebook-de-frances.html

Resumen elaborado por E. V. Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Derecho y Sociología

Sociología, redes sociales, Internet, economía digital, Silicon Valley, desinformación, Facebook

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Ficha técnica

Título: "La verdad sobre Facebook",

Subtítulo: Por qué denuncié sus malas prácticas y por qué la red social más grande del mundo es tan peligrosa

Título en inglés: Power of One

Autora: Frances Haugen

Edición en inglés: 2023

Edición en español: Deusto, Planeta, Barcelona, 2023

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Biografía de la autora Frances Haugen (hasta 2023)

Frances Haugen (Iowa, 1980) es ingeniera informática, experta en gestión de productos algorítmicos y embajadora de Facebook. Estudió ciencias de la computación e Ingeniería Eléctrica en la Facultad de Ingeniería Franklin W. Ollin y tiene un máster en Administración de Empresas por la Harvard Business School.

Trabajó en Google y Pinterest  antes de unirse al equipo de integridad cívica de Facebook en 2019. En otoño de 2021 decidió hacer público el "modus operandi" de Facebook y se convirtió en delatora de la plataforma, destapando el escándalo conocido como los "papeles de Facebook".

La filtración de dicha documentación generó una concienciación global sobre los peligros de las redes sociales, los cuales llevaron a Haugen a testificar públicamente ante los parlamentos de Estados Unidos, Francia, el Reino Unido y la Unión Europea.

Desde que informó sobre las prácticas secretas de Facebook, Haugen se ha dedicado a asesorar a los poderes públicos en la regulación de las plataformas digitales y se ha convertido en una de las activistas más destacadas  a favor de la rendición de cuentas y la transparencia en las redes sociales.

En 2022, la revista Forbes la incluyó en su lista de las 100 personas más influyentes del mundo.

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Texto de la contraportada

"La historia de la mujer que se enfrentó a Facebook y cambió la forma de entender las redes sociales"

"En septiembre de 2012, The Wall Street Journal publicó una exclusiva que sacudió el mundo. Facebook tenía conocimiento de los graves efectos nocivos que provocaba en la sociedad, pero no le interesaba remediarlo. Un mes después, la responsable de filtrar los archivos confidenciales que lo probaban salió del anonimato.

Se trataba de Frances Haugen. La joven extrabajadora de Facebook acusó a la compañía de Mark Zuckerberg de anteponer los beneficios económicos al bienestar y la seguridad de sus usuarios. Haugen dejó la empresa en mayo de 2021, pero no sin antes haber recopilado decenas de miles de documentos internos que fueron bautizados como los "Papeles de Facebook".

En su testimonio ante el Senado de Estados Unidos, la informática expuso cómo la plataforma - hoy llamada Meta- ignoró los informes e investigaciones que alertaban del impacto negativo de su tecnología en la sociedad. 

Haugen, que trabajó en el departamento encargado de vigilar la desinformación y los discursos de odio en la red social, explica con detalle en estas páginas la manera en la que el gigante tecnológico contribuye a los problemas de salud mental en los adolescentes, incentiva la difusión de bulos y permite la existencia de negocios ilegales en su web.

Este libro arroja luz sobre uno de los grandes temas de nuestro tiempo: el mecanismo de los algoritmos de las tecnológicas que, al recompensar los comportamientos extremistas y amplificar las incitaciones a la violencia, fomentan la polarización social y debilitan nuestra democracia.

La verdad sobre Facebook es un libro controvertido y revelador que aporta una visión novedosa sobre las implicaciones éticas de las compañías digitales en una sociedad gobernada por la tiranía del clic".

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ÍNDICE

 1. El Estado de la Unión

2. Mi juventud en Iowa

3. Olin: mi primera start-up

4. El Googleplex

5. Silicon Valley

6. Veritas

7. Muy cerca

8. A vueltas con los números

9. Expresiones de duda

10. La huida de San Francisco

11. Una amenaza descentralizada

12. La hora de la verdad

13. La extracción

14. La salida del anonimato

15. Sigamos adelante

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RESUMEN

La autora, que se formó como ingeniera analista de datos y directiva, señala en el libro que, durante su adolescencia, fue miembro de un equipo de debate político a nivel nacional (certamen entre institutos de EE.UU.) y que fue ahí cuando aprendió a organizar sus temas e ideas en carpetas en el ordenador, para tener todo ordenado por tema. Gracias a ese sistema luego tuvo una manera ordenada de extraer 2.000 documentos de Facebook y tenerlos perfectamente clasificados en carpetas, de forma que todo ese caudal de información fuese comprensible y útil. Así pudo organizar todos los datos para hacerlos asequibles a la prensa y a l Senado de EE.UU.

La autora, que llegó a padecer un problema digestivo y luego motor que la obligó a estar en silla de ruedas, cuenta sus inicios en Google (donde tenía jornadas intensivas de sol a sol y un día la jefa la llamó a las 10 de la noche para que volviese al trabajo revisasen el dosier de una presentación de un nuevo producto). Tras pedir una excedencia y una beca para hacer un máster MBA en Harvard (donde los ejecutivos de la fila del fondo se reían de ella por hacer preguntas en clase), regresó a Google pero su departamento fue desmantelado y ella tuvo que hacer pasillos hasta que se fue. Uno de sus trabajos más destacables en Google Books fue pillar a un estudiante o becario del MIT que estaba almacenando todos los libros que escaneaba Google tras el pago de los correspondientes derechos. Como ella era analista de datos, se dio cuenta de un insual tráfico desde una IP del MIT y le envió un correo al pirata diciéndole que lo habían pillado.

Tras pasar por Pinterest y otra start-up, recaló en Facebook. La autora cuenta que le encargaron la vigilancia cívica y que con su equipo quiso desarrollar un algoritmo que detectase las cuentas de los difusores de "fake news". Cuenta que, según averiguó, la empresa no tenía suficiente personal para filtrar todos los bulos y dividió entre los países anglosajones (o el mercado USA), que sí tendría filtro, y el resto del mundo, que no lo tenía entre otras cosas porque eran mercados de países pobres que recibían Internet gratis (free) gracias a Facebook con la idea de que más tarde serían rentables. Pero esta falta de recursos dejó pasar la campaña de genocidio contra el pueblo "rominma" en Birmania. Solo un empleado de Facebook hablaba birmano y trabajaba en Irlanda, desde allí intentó alertar a la cadena de mando pero, el mensaje, se perdió entre los escalones de la burocracia y, según dice, nunca llegó a la sede central en Silicon Valley.

Otra cosa que descubrió la autora es que la red social estimulaba los "likes" a los post para que los creadores de contenidos se sintiesen felices, no se desanimasen y siguiesen produciendo "post". La autora, por otros ejemplos que da, dedujo que a Facebook le interesaba más ganar dinero que cuidar de sus usuarios o valorarlos. Es más, todo el trabajo de meses Zuckenberg se encargó de revisarlo en un fin de semana y ordenar que todo siguiese igual para no perder dinero.

Durante el confinamiento, cruzó todo Estados Unidos en coche para quedarse en casa de sus padres. Se encerró a trabajar desde las nueve de la mañana hasta las diez de la noche en diversos proyectos.

Una de las misiones de Haugen, como analista de datos y subjefa del departamento de Integridad Cívica de Facebook, fue desenmascarar a los bots (redes de cuentas automatizadas creadas para generar campañas de manipulación política, vigilancia de activistas y opositores o por otro motivo) pero las reglas eran que solo podían hacerlo si superaban las 300.0000 visualizaciones de perfiles de usuarios al mes por cuenta (técnica del "scramping") con el fin de no hacer caer los servidores de Facebook. La autora descubrió que, lógicamente, los bots pasaban inadvertidos porque creaban miles de cuentas fantasma para extraer datos varias veces al día de los perfiles de los usuarios, no se sabe con qué motivo. El problema es que en Facebook no les importaba lo que estuviesen haciendo los bots por varios motivos: uno es que todo iba bien mientras no dañasen los servidores y si eliminaban miles de cuentas de usuarios-basura los accionistas se ponían nerviosos al ver que la red social perdía "amigos" aunque fuesen cuentas automatizadas. Ningún departamento le prestó atención porque andaban mal de personal y recursos, salvo la sección de contraespionaje porque comprendió que esas redes de bots tenían suficiente potencial para montar campañas. Lo que colmó la paciencia de Haugen fue que el departamento de Vigilancia Cívíca fue desmantelado y troceado en varios grupos justo antes de celebrarse las elecciones de noviembre del 2016 (que ganó Biden y recurrió Trump), lo que se hizo efectivo en los días siguientes.

En la parte final del libro, la autora dice que Integridad Cívica o lo que quedaba de ella avisó a Mark Zuckenberg de que el nuevo algoritmo de Facebook estaba premiando los "post" más extremistas (porque la indignación y la rabia daban más visitas), lo que podía generar daños a los usuarios. La autora dice que él tuvo oportunidad de cambiar las cosas y no lo hizo, razón por la que ella se decidió a denunciar y renunciar a su trabajo. Un periodista del The Wall Street Journal contactó con ella y le sacó fotos a miles de documentos en el ordenador para probar sus acusaciones contra Facebook, lo que le llevó a declarar en el Congreso. Hizo una campaña de imagen en televisión para que los ciudadanos supiesen que no era una empleada descontenta sino que quería avisar a la gente de lo que estaba pasando. WSJ montó un conglomerado de medios en Europa y otros países para difundirlo.

Otro de los episodios finales tiene que ver en el supuesto daño psicológico que Facebook estaba haciendo a los menores y adolescentes. La autora descubrió que Facebook, a través de sus métricas sabía que se estaban colando muchos niños de 10 años que mentían sobre su edad. En el análisis de datos, descubrió que Facebook tenía que saber, por sus compañeros y colegios, cuántos niños había en la red y, aún así, los expuso a publicidad y noticias de algoritmos tóxicos que puntuaban las noticias más extremas, por ejemplo, que incitaban a la bulimia y a perder peso, o a hacer clubes de autolesiones, entre adolescentes, y de los que la autora cree que hubo una presión psicológica a quienes estaban en redes. La autora dice que la compañía lo sabía y que no hizo nada para no perder un público infantil que le estaba siendo muy rentable a los anunciantes y publicistas.  Todo ese informe lo presentó ante una comisión en el Congreso para alertar de los riesgos de los algoritmos entre adolescentes.

La principal crítica que se hace es que Facebook tenía conocimiento de todos estos estudios y se comprometió públicamente a mitigar estos efectos pero no dispuso de la suficiente plantilla para realizar el trabajo con eficiencia y, además, solo se limitó a proteger a los hablantes de lengua inglesa en EE.UU. cuyo mercado no suponía ni el 10 % del global pero bajo el que estaba sometida su jurisdicción legal. La razón de no invertir más dinero en corregir estas disfuncionalidades era que la empresa no quería asustar a los inversores y reducía sus beneficios, cada dólar más contaba mucho. La autora cree que con un poco más de inversión en corregir esos defectos que generaba el algoritmo se podrían haber salvado muchas vidas (genocidio de minorías, adolescentes con problemas de anorexia, etc...) pero primó la codicia y el beneficio de los accionistas. 

Tras destaparse el tema de los adolescentes y otros fallos del algoritmo, Facebook sufrió una importantísima caída de la cotización y, tras declarar Frances Haugen, cambió su nombre a Meta.

martes, 22 de agosto de 2023

"Crimen climático", de David Lizoain (2023)

Resumen del libro "Crimen climático", de David Lizoain (2023)

Resumen original y actualizado en:

https://evpitasociologia.blogspot.com/2023/08/crimen-climatico-de-david-lizoain-2023.html

Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Derecho y Sociología

Sociología, ecología, medioambiente, crisis climática, cambio climático, calentamiento global, sostenibilidad

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Ficha técnica

Título: "Crimen climático"

Subtítulo: Cómo el calentamiento global está produciendo un genocidio

Autor: David Lizoain

Edición en español: Debate, PRHGE, Barcelona

Número de páginas: 178

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Biografía del autor David Lizoain (hasta 2023)

David Lizoain (Toronto, 1982) es economista. Cursó sus estudios en la Universidad de Harvard y la London School of Economics, y ha ejercido como asesor del gabinete de Presidencia en la Moncloa y del departamento de Presidente de la Generalitat de Catalunya. En 2017 publicó el ensayo El fin del primer mundo

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Texto de la contraportada

"Estamos viviendo un momento decisivo para el planeta, que se encuentra al borde del colapso por culpa de las acciones humanas. En este fascinante ensayo de naturaleza optimista - aunque en ocasiones puede parecer lo contrario -, David Lizoain señala a los principales responsables de la actual emergencia climática y expone los puntos clave para un Green New Deal, ese indispensable proyecto de reestructuración económica masiva con el que lograríamos evitar el colapso y que culminaría en un nuevo régimen social y energético.

Se espera que a lo largo de esta década vayan sucediéndose incontables desastres (pandemias, olas de calor, la pérdida de hábitats hasta ahora intactos, un descenso significativo de la biodiversidad...), algunos de los cuales ya han comenzado a desplegar sus terribles efectos. Estos no hacen sino confirmar la más que urgente necesidad de una transformación sin precedentes. ¿Podemos afirmar que se está produciendo un genocidio climático? Esta es la pregunta que plantea Lizoain al inicio del libro. Su respuesta, clara y contundente, es que nadie más que el ser humano, con su obsesión por el crecimiento perpetuo, ha abonado el terreno para la catástrofe. El nuestro es ya un mundo de eco-apartheid, y el genocidio climático tiene lugar gracias a la complicidad generalizada de los poderosos. Es hora de terminar con la impunidad, movilizarse y lograr una ruptura radical con el "status quo"."

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ÍNDICE

Introducción. Vivir en la emergencia climática. 

1. De la emergencia climática al genocidio climático

2. ¿Podemos hablar de un genocidio climático?

3. El implacable impulso del mundo por acumular

4. El eco-apartheid y matar a distancia

5. La responsabilidad por el genocidio climático

6. Del castigo a la acción colectiva

7. El Green New Deal y el socialismo solar

Epílogo: vivir en tiempos de posibilidad

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RESUMEN

El autor señala que el cambio climático (con más olas de calor, inundaciones, peores huracanes y monzones, y pérdida de hielo y glaciares) implicará más personas sin acceso a agua potable ni agua potable, más migraciones forzadas, más conflictos políticos y muertes masivas. Dice que esto se ignora o se quiere ignorar (se invisibiliza) porque es "socialmente desagradable". Según Screcko Horvat estamos viviendo en un escenario "postapocalíptico". Citando a Sven Lindqvist, "para acabar con el crimen, primero hay que reconocer la realidad".

El autor señala que el cambio climático es "inequívocamente" antropogénico porque los últimos 8 años (2015-2023) han sido los más cálidos registrados hasta la fecha. Recalca que el cambio climático es un proceso lento que ahora se desarrolla rápido (el aumento de temperatura de los últimos 50 años ha sido el más rápido en 2000 años). Se habla de que hemos entrado en el "piroceno" (una edad de hielo, pero de fuego). La nieve del Ártico se está convirtiendo en lluvia antes de lo previsto, dice. Guterres advirtió que "estamos librando una guerra suicida contra la naturaleza". Se habla ya de que el aumento de temperaturas o la acidificación de los océanos generará una sexta extinción masiva porque el 25 % de los animales está en peligro y un tercio de los árboles por la tala y la agricultura. Pese a ello, las instituciones financieras han hecho tratos de 175.000 millones de dólares con los deforestadores desde el Acuerdo Climático de París en 2015 (según Global Witness). Hay una relación casi lineal entre las emisiones humanas de CO2 y los grados de calentamiento provocados. Y las emisiones continuarán a fuerte ritmo porque sigue habiendo inversiones industriales en energías fósiles.

Afirma que existe un "crimen climático" porque las élites del mundo rico no están haciendo nada por evitar las emisiones de carbono que afectarán a los más pobres a pesar de que, desde los años 60, los científicos están avisando de ello. Dice que los políticos y ejecutivos de las empresas emisoras no pueden poner como excusa que no sabían nada del calentamiento global porque desde los años 60 y 70 se han sucedido avisos, congresos y firmas de tratados para reducir el impacto del CO2. Por ello, creen que las élites actuaban con conocimiento de causa y no hicieron nada para frenar ni tampoco les importó el goteo de muertes de millones de personas que viven en los países más pobres. Por esa razón, cree que está hablando de un "crimen" o de un "genocidio" (porque las víctimas del cambio climático no serán los millonarios con superyates ni la clase media con aire acondicionado, sino aquellos habitantes pobres de países donde no pueden contrarrestar las altas temperaturas con aire acondicionado ni pueden viajar como turistas a países más templados ni disponen de unas viviendas capaces de aguantar los huracanes ni tienen alimentos si se produce una sequía prolongada en sus tierras). Dice que el "crimen climático" es sentarse de brazos cruzados, desde la distancia, a ver cómo mueren millones de personas en grandes hambrunas por las consecuencias de un cambio climático que los países pobres no han generado sino los ricos. Cree que hay motivos suficientes para sentar en el banquillo a los ejecutivos y directivos que planeen seguir abriendo más pozos petrolíferos o invirtiendo en industrias de combustibles fósiles a pesar de que conocen el grave daño que están ocasionando al planeta y a las generaciones futuras sin que hayan cesado en su actitud sino todo lo contrario.

David Lizoain explica que, siguiendo a otros autores, hay que cuatro tipos de responsabilidad respecto al "crimen climático": la directa (el propio emisor que ignora deliberadamente los efectos de los combustibles fósiles), la imprudente, la negligente y la de los votantes que votan a partidos defensores del crecimiento mediante combustibles fósiles, que permiten las emisiones de gases a la atmósfera y la contaminación. En este último caso, serían también responsables los ciudadanos de cada país que permiten esas políticas de crecimiento con calentamiento global y de acumulación. 

Describe el "crimen climático" como un "crimen administrativo" o "crimen burocrático" basado en políticas o no políticas que impiden a los residentes de zonas arrasadas por el calor refugiarse en el 

Respecto a las víctimas, Lizoain recalca que desde el primer mundo se lanza un mensaje de que los grandes huracanes e inundaciones que provocará el cambio climático afectarán a la gente pobre de países subdesarrollados, con lo que ya se les está señalando como los "otros" y las élites están dando un mensaje tranquilizador para la clase media de los países ricos de que esas personas pobres serían las "sacrificadas" por culpa del cambio climático. El hecho de señalarlos como los "otros" demoniza a los más pobres como posibles refugiados ambientales, inmigrantes que huyen de las sequías y la pobreza en sus países desertizados o inundados por la subida del mar. 

A ello se suma lo que denomina "eco-apartheid", una forma de no permitir que los pobres se refugien en el mundo templado y rico de Europa o Estados Unidos. Para ello Europa está instalando barreras en el Mediterráneo (y prohíbe los salvamentos) y Estados Unidos protege su frontera del sur frente a los inmigrantes y los refugiados climáticos.

En cuanto a las leyes y la justicia internacional, el autor duda de que la Corte Penal Internacional (CPI) tenga competencias para sentar en el banquillo por crímenes contra la humanidad a los directivos y ejecutivos de grandes petroleras y grupos energéticos o la industria basada en combustibles fósiles. Apuesta por esa solución pero también ve viable la de los "tribunales civiles" (como los creados por Russell y Sartre durante la Guerra de Vietnam en los años 1968) para condenar todos los abusos militares contra la población civil, no solo los del enemigo derrotado. Se haría algo parecido con los abusos del clima, para que todos los ejecutivos de la energía fósil supiesen a que atenerse en caso de seguir contaminando el planeta.

Finalmente, cree que la política de New Green Deal sería una buena idea para descarbonizar las economías. Recuerda que no hay que culparse a sí mismo por comer carne o viajar en avión sino que esto forma parte de una estructura mucho mayor basada en una economía de energía fósil que habrá que sustituir.




miércoles, 9 de agosto de 2023

"La guerra contra Occidente", de Douglas Murray (2022)

 Resumen del libro "La guerra contra Occidente", de Douglas Murray (2022)

Resumen original y actualizado en:

https://evpitasociologia.blogspot.com/2023/08/la-guerra-contra-occidente-de-douglas.html

Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Derecho y Sociología.

Sociología, guerra cultural, cancelación, cultura, colonialismo, racismo, blanquitud

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Ficha técnica:

Título: "La guerra contra Occidente"

Subtítulo: Cómo resistir en la era de la sinrazón

Título en inglés: The War on the West. How to Prevail in the Age of Unrason

Autor: Douglas Murray 

Edición en inglés: 2022

Edición en español: Ediciones Península, Edicions 62, Barcelona

Número de páginas: 403

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Biografía del autor Douglas Murray (hasta 2022)

Douglas Murray es un periodista y autor británico que trabaja para medios como The Spectator, The Sunday Times o The Wall Street Journal. Es además un destacado conferenciante y ha sido invitado a ponencias en Westminster, el Parlamento Europeo y la Casa Blanca. Es autor de La extraña muerte de Europa y La masa enfurecida (Península), libro del año para The Times y The Sunday Times. Ambos fueron éxitos de ventas en el Reino Unido y se han traducido a más de veinte idiomas.

Ver resumen de "La masa enfurecida" (2020) en:

https://evpitasociologia.blogspot.com/2021/01/la-masa-enfurecida-de-douglas-murray.html

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Texto de la contraportada

"Hoy en día, parece que celebrar las contribuciones de otras culturas es algo perfectamente aceptable, mientras que hablar de sus defectos y crímenes es un acto de odio. Por el contrario, uno puede flagelarse por las atrocidades presentes y pasadas de su propio pueblo, pero alabar sus contribuciones y épocas de gloria es reaccionario y colonialista.

En La Guerra de Occidente, Murray describe cómo las personas bienintencionadas se dejan engañar por una retórica antioccidental hipócrita e incoherente. Si los actos de xenofobia y discriminación son condenados en Europa y Estados Unidos ¿por qué no denunciar el racismo genocida que tiene lugar hoy en Oriente Medio y Asia? No son solo los académicos deshonestos quienes se benefician de ese fraude intelectual, sino también las tiranías, felices de que el mundo desvíe la mirada de sus propios actos.

Tras el éxito de La masa enfurecida, un libro que ahondaba en las perversas políticas de identidad, Douglas Murray centra ahora su atención en la guerra cultural y aboga por una idea que, de tan obvia, algunos parecen ignorar, para que los ideales y valores de Occidente sobrevivan, primero hay que defenderlos".

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ÍNDICE

Introducción

1. Raza

Interludio: China

2. Historia

Interludio: Reparaciones

3. Religión

Interludio: Gratitud

4. Cultura

Conclusión

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RESUMEN

El autor Douglas Murray se queja de que los activistas antirracistas y guardianes de la corrección política (pensamiento woke) están exagerando hasta el ridículo sus ataques a la "blanquitud", la guerra cultural y el "supremacismo blanco", así como al pasado colonial y esclavista de los países europeos, sobre todo Estados Unidos e Inglaterra. Ve detrás un ataque en toda regla a los héroes de la libertad en Occidente, como Wiston Churchill, o filósofos ilustrados como Hume o Locke al desprestigiarlos injustamente y obligar a tapar sus estatuas. Si tus héroes resultan ser unos blancos supremacistas, taimados colonialistas o esclavistas, eso daña la imagen que tienen sus propios ciudadanos de Occidente y les causa desmoralización o tristeza. Teme que se esté desmantelando la civilización occidental, no por una cuestión de "justicia" sino de "venganza". Por el contrario, Murray aboga a que las instituciones planten cara a estas campañas antioccidentales (culpa a la izquierda) y defiendan a sus héroes que lucharon por la libertad y los derechos de los que Occidente disfruta y otros países ni sueñan.

El autor recuerda que Gran Bretaña se destacó entre otras naciones o imperios porque a principios del siglo XIX prohibió la esclavitud y dedicó un tercio de su armada a interceptar barcos negreros en el Atlántico y liberar a cientos de miles de esclavos. [nota del lector: de paso estrangulaba la economía colonial de sus rivales Estados Unidos, España  y Portugal]. Añade que Gran Bretaña pagó cuantiosas indemnizaciones a los dueños de las plantaciones cuando tuvieron que liberar a sus esclavos por orden legal. Por todos estos méritos, le duele ahora que los "wokes" remuevan la herida de un pasado colonial esclavista en el Reino Unido, que fue pionero en prohibir la esclavitud, y no mencionen a otros imperios igual o peor de brutales que tardaron más en abolirla.

Otra de sus quejas es que la izquierda "woke" ha caído en el juego de la extrema derecha al hacer distinciones por raza, aunque sea para ayudar a gente de otras etnias a subir en su escalafón social. El hecho de considerar que hay "diversidad de razas" justifica el hacer distinciones por raza, que es exactamente lo mismo que predican los racistas, quienes sostienen que hay diferencias entre razas y hay que poner a cada una donde le corresponde. Es decir, el autor se queja de que se están tomando decisiones en base a criterios de raza o por el color de la piel, aunque sea para favorecer a cierta minoría, sin tener en cuenta la meritocracia, que es un valor de hondas raíces democráticas.

Al leer el libro, se deduce que los ataques se centran en el "racismo institucional" que impide la subida en el ascensor social a determinadas minorías en una sociedad mayoritariamente "blanca" y ese "racismo institucional" no permite que opere el talento ni la meritocracia (lastrada por la desigualdad, porque no es lo mismo un estudiante de Yale o Harvard que creció en una barriada marginal o un guetto del Bronx que un hijo de un supermillonario). Algunos incluso proponen que se realice un sorteo de las plazas de universidades de la Yvi League para que accedan estudiantes de minorías étnicas con peores notas para corregir la desigualdad de partida que supuso el "racismo institucional". Hay una queja de que la enseñanza de la literatura o la política está llena de obras de "hombres blancos muertos" que ignora la realidad de otras culturas como la oriental o la africana.

Indica que la Teoría Crítica de la Raza (TCR) fue forjándose durante décadas en seminarios, trabajos y publicaciones académicas por parte de profesores como bell hooks (en minúsculas), Derrick Bell, Kimberlé Crenshaw, quienes crearon un grupo de activistas que lo interpretaron todo a través del prisma de la raza. Declararon que la raza era un factor decisivo en la contratación de profesores de la Ivy League y que esa era la clave para entender la sociedad en general. Y la Universidad volvió a racializarse, dice el autor, justo cuando ya se empezaban a contratar profesores afroamericanos. Decían que los avances en las leyes de derechos civiles y de antidiscriminación eran ilusorios y un espejismo porque los blancos seguían haciendo todo lo posible por tener el control. A ellos se sumaron los "interseccionalistas" que intentaban unir a todos los sectores oprimidos (mujeres, afroamericanos, minorías). Algunas publicaciones ni se molestaban en aportar datos sino que sostenían argumentos por el valor de su "experiencia vivida". La TCR estaba formada por activistas revolucionarios obsesionados por la raza, dice el autor, y cuestionaba la Ilustración, el orden liberal, la teoría de la igualdad, el razonamiento jurídico, el racionalismo ilustrado y los principios neutrales del derecho constitucional. Definían, como Foucault, el racismo como la suma de "prejuicios y poder". Según esta doctrina, solo los blancos eran racistas porque tenían el poder y aquellos afroamericanos que habían interiorizado la "blanquitud".

Entre los libros más conocidos están "Fragilidad blanca", de Robin DiAngelo (2018), que añadía que los blancos sin poder que no les gustaba que les llamasen racistas también lo eran (una triquiñuela típica de la caza de brujas medieval). Negarlo era tener "ceguera racial" y si se hacían las víctimas, derramaban "lágrimas de blanca". El prologuista del libro, Dyson, decía que el pecado original de Estados Unidos era el racismo pese a que su Constitución declaraba que todos los hombres eran iguales pero en realidad, dice la autora, masacraron a los indígenas, les robaron sus tierras y esclavizaron a millones de africanos. Murray cree que los medios académicos se inventaron que las relaciones raciales eran peores de lo que eran. Cree que poco a poco se está "demonizando" a las personas blancas por su "privilegio" y "beneficio" blanco e incluso se anima a ser un "traidor blanco" para lograr el "abolicionismo blanco" y el desmantelamiento de las instituciones y la blancura. En algunos colegios, se animó a los estudiantes a hacer de "opresores" y a otros ser oprimidos y sentir su "grado de dependencia, resentimiento y superioridad moral." Añadían que la objetividad, el individualismo y el miedo al conflicto abierto eran rasgos del supremacismo blanco. 

Profesores que lo pusieron en duda  estas doctrinas antirracistas fueron amonestados por "acoso" a estudiantes vulnerables a los que crearon una disonancia y, tras otras incidencias, fueron suspendidos de empleo y despedidos. Otros alumnos deben superar exámenes sobre "sesgos implícitos" y se han purgado lecturas obligatorias como La letra escarlata, El señor de las moscas y Matar a un ruiseñor. A cambio, ha entrado el libro de Ibram X. Kendi "Marcados al nacer: la historia definitiva de las ideas racistas en Estados Unidos". 

Incluso el FBI ha montado talleres de "interseccionalidad" entre sus empleados y forma a otros que han sido socializados para ejercer roles de opresión. En otras instituciones, los trabajadores son reeducados para renunciar a su "cultura masculina blanca" o sus "privilegios de hombre blanco", y se les pidió que escribiesen cartas de disculpa a mujeres de color imaginarias. Algunos directivos de multinacionales han sido amonestados o invitados a revisar sus privilegios de hombre blanco por haber cuestionado el "sesgo inconsciente" y mostrar tan poca sensibilidad, según relata Douglas Murray.

La situación racial en EE.UU. se agravó en mayo de 2020 con la muerte o asesinato del afroamericano desarmado George Floyd a manos de un policía blanco, al que se le atribuyó un móvil racista y evidenciaba una injusticia sistemática. Hubo protestas y disturbios que enturbiaron la situación racial y surgió el movimiento Black Lives Matter (BLM) respaldados por los Antifa para protestar contra el racismo sistémico y el supremacismo blanco pero Murray sostiene que el "debate estaba sesgado en relación con la realidad" ya que, según las encuestas, morían al año asesinados más polícías blancos a manos de delincuentes afroamericanos que peatones desarmados a manos de policías blancos (diez). Pero ya era tarde, políticos blancos y privilegiados comenzaron a arrodillarse y dijeron que había que "educarse" porque guardar silencio ante el racismo equivalía a algún tipo de violencia. Murray dice que a día de hoy no hay pruebas de que el asesinato de Floyd fuese por motivos racistas.

En esos años surgieron varios libros como "Bebé antirracista", de Ibram X. Kendi, quien dice que el bebé racista no nace sino que se hace y que debe esforzarse desde la cuna porque la equidad se convierta en una realidad. Dice que los bebés blancos tienen un fuerte sesgo hacia la "blanquitud". Kendi ya había publicado en 2019 otro libro, "Cómo ser antirracista", donde relata un microrracismo de una profesora hacia una niña afroamericana en clase y que él define como "abuso racial". Murray le critica que su definición de qué es ser antirracista es básicamente ser como el propio Kendi, el cual define el racismo como "un matrimonio entre políticas e ideas racistas que produce y normaliza las desigualdades raciales". Más tarde, Kendi escribió "Cómo ser una familia antirracista", 25 cuentos para leer a los niños.

En el Reino Unido, otros autores se sienten mortificados por la "culpabilidad blanca" o la "vergüenza blanca" cuando sus interlocutores blancos intentan cambiar de tema en un acto social de Navidad.

En cuanto a la retirada de estatuas, hay varios casos como la de Colón, el descubridor acusado de genocida de indígenas del Nuevo Mundo (los conquistadores fueron brutales pero la mayoría de las muertes las causaron las enfermedades europeas),  la de Thomas Jefferson (uno de los fundadores de la constitución de Estados Unidos que tenía una plantación de esclavos e hijos con esclavas) o la de Churchill (el líder británico que luchó contra Hitler; le achacan que en algunos textos expresase palabras de supremacismo blanco e imperialista). Los defensores solo aciertan a decir que eran "hombres de su tiempo" y que la visión con ojos actuales está descontextualizada. A otros famosos les acusan de tener parientes lejanos que se lucraron con el tráfico de esclavos. Al autor le llama la atención que a Karl Marx (elaborador de utopías socialistas que, a lo largo de un siglo, generaron la muerte de cien millones de personas, dice el autor) nadie le tosa pese a que en ciertas cartas privadas se cebe con diversas minorías raciales. Por eso, cree que detrás de estas críticas al pensamiento occidental ("donde mejor se vive actualmente") está la larga sombra de una ideología de izquierdas. Y añade que la ideología antirracista intenta imponer un credo o una religión de fe en una batalla que nunca vas a ganar porque aunque logres la credencial de antirracista, nunca serás lo bastante antirracista para los "wokes", porque están rompiendo las reglas que ellos mismos crean.

Douglas es especialmente crítico con autores antirracismo como 

Uno se pregunta porque las instituciones claudican tan pronto cuando una minoría exige la cancelación de un autor sospechoso de colonialismo o racismo y la razón podía ser que las universidades o administraciones intentan hacer que sus contenidos sean asequibles y universales a todas las culturas, sin predominio de ninguna. O sea, piden eliminar el "eurocentrismo" de los programas educativos, el considerar que solo han escrito grandes obras literarias y científicas los anglosajones, los latino-europeos, eslavos y otras minorías que vivieron en Europa. La idea es añadir en los programas de estudio a autores africanos, afroamericanos, árabes o asiáticos y diversificar el alcance cultural. Pero la forma de lograrlo hundiendo la reputación de los autores occidentales con argumentos ridículos o exagerados que exhiben algunos ignorantes y desinformados es lo que más indigna al autor, que ve cómo nadie sale a defenderlos cuando habría muchos argumentos a su favor. 

[Nota del lector: de la lectura del libro, se deduce que Inglaterra (el Imperio Británico) y Estados Unidos sufren ahora en sus carnes lo que, desde hace siglos, tuvieron que pasar imperios colonialistas como España y Portugal, acribillados por sus rivales europeos que los desprestigiaron con una leyenda negra en sus colonias de América y Oriente, y que suelen omitir en sus furibundos ataques que España fue el primer país del mundo que dictó leyes de protección a los indígenas ya en el siglo XVI y permitió que críticos como Bartolomé de las Casas alertase de los abusos y crímenes contra los nativos. No obstante, hay que tener en cuenta que los propios británicos o estadounidenses están siendo críticos con su pasado colonial o esclavista y son sensibles respecto a la diversidad de sus naciones].

El autor pone ejemplos de cómo las instituciones se han plegado a la Teoría Crítica del Racismo (TCR) y han cancelado a autores y artistas que, en siglos anteriores, habían mostrado escenas de esclavismo que lo mismo podrían interpretarse como laudatorias o burlonas que como una denuncia social. Pone como ejemplo un pintor que decoró el restaurante de la Tate Gallery de Londres en 1927 y que en su pintura mural puso unas figuras diminutas de una mujer arrastrando a un niño esclavo. A nadie le indignó el detalle hasta que alguien lo descubrió 80 años después y reprochó que el museo permitiese que la gente comiese delante de aquella escena que celebraba el esclavismo. El restaurante fue clausurado pero Douglas Murray reprocha a la dirección del museo que pudo haber defendido mejor al pintor, que resultó que era un héroe británico de la libertad que murió en combate luchando contra los nazis y comandando un tanque en el Desembarco de Normandía en 1944. Se han dado otros casos de filósofos o escritores de hace cuatro siglos que fueron cancelados porque tenían antepasados vinculados al esclavismo o habían invertido en empresas de tráfico de esclavos. Algunas veces se ha demostrado que las críticas eran erróneas y que precisamente la persona denigrada había sido defensora de la libertad y un pionero del antirracismo, lo que obligó a pedir disculpas a la entidad que lo había cancelado.

El autor dice que estos ataques que desprestigian a los héroes, artistas y filósofos de Occidente podrían repelerse fácilmente porque muchos los lanzan gente que es completamente ignorante de los hechos y en otros casos, es fácil demostrar la superioridad de la técnica de Occidente respecto a otras culturas. Y recuerda que Occidente es la única cultura permisiva que tiene curiosidad por conocer y comprender otras culturas mientras que las demás viven encerradas en sí mismas y son intolerantes con los extraños. Y además, Occidente es la única cultura que tolera la crítica a su propia cultura porque permite el debate porque es bueno y constructivo para progresar, y ese es uno de sus grandes valores. 

El autor insiste en que mientras los críticos reprochan a Occidente su esclavismo en América, nadie se rasga las vestiduras por el brutal esclavismo en la África árabe y Oriente Medio, que esclavizó a 11 millones de personas durante varios siglos y donde además, no se permitía procrear a los esclavos, por lo que murieron sin descendencia mientras que en América los occidentales fueron más humanitarios.[nota del lector: pero este es el viejo argumento del "y tú más" que también se le achaca a los historiadores hispanos cuando replican que el general Custer y otros cometieron un genocidio mayor contra los indios en la expansión al Oeste que Colón y los conquistadores españoles Cortés y Pizarro].

Los críticos también hablan de la "apropiación cultural" de los blancos que consiste en inspirarse en el arte y las melodías de otras culturas para copiarlas, adaptarlas a la cultura occidental y lucrarse. Los críticos dicen que esas creaciones generadas en las culturas nativas deberían beneficiar solo a los auténticos nativos que las comprenden porque si son explotadas comercialmente por manos ajenas degeneran en objeto de burla o mofa por parte de la blanquitud o los supremacistas blancos (como ir disfrazado de indio en Halloween). El autor replica a quienes critican esta "apropiación cultural" que la cultura occidental destaca precisamente por interesarse en conocer el arte de otras culturas como la japonesa, africana o la oriental y asimilar lo mejor de ellas a la cultura occidental, lo que se traduce en nuevas y potentes composiciones culturales o musicales, o en avances científicos como el descifrado de los jeroglíficos egipcios.  [nota del lector: sin embargo, un músico occidental que se "inspire" en una música o melodía nativa seguramente "monetizará" su versión y ganará millones de dólares gracias a que tiene una ventajosa posición y dominio en el mercado musical occidental sin importarle que el humilde creador nativo se quede sin nada ni nadie le reconozca su talento porque ese creador local de la periferia es alguien insignificante para la industria musical global. Y es ahí donde aflora la sensación de robo cultural por la cultura dominante. En sus disertaciones, apenas menciona a la cultura latina, que también es occidental].

Douglas Murray pone el ejemplo de los despidos de "blancos" en las orquestas sinfónicas porque estas quieren tener mayor diversidad racial. Eso supone que músicos con 30 años de servicio podrían ser despedidos para incorporar a intérpretes de otras razas minoritarias, quizás sin la misma calidad, solo porque hay que cumplir unas cuotas, lo que le parece injusto y desproporcionado porque a fin de cuentas a él lo despiden exclusivamente por el color de su piel blanca. Recuerda que se puede dar la paradoja de que despidan a un músico asiático para poner a otro afroamericano. Y se pregunta que si las orquestas de cámara no tienen a músicos afroamericanos a lo mejor es porque estos están triunfando en el rock y la música popular. Lo ideal sería crear programas en las escuelas de mayoría afroamericana para captar a alumnos de música clásica para que se formen como profesionales pero es más barato despedir a blancos de las orquestas sinfónicas, reflexiona Murray.