Resumen del libro "En defensa de la Ilustración", de Steven Pinker (2018)
Resumen original y actualizado en el siguiente link:https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/10/en-defensa-de-la-ilustracion-de-steven.html
Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Sociología y Derecho
Sociología, progreso, ciencia, humanismo, economía política, psicología social
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Ficha técnica
Título: "En defensa de la Ilustración"
Subtítulo: Por la razón, la ciencia, el humanismo y el progreso
Título original: Enlightenment Now
Autor: Steven Pinker
Edición en inglés: 2018
Edición en español: Paidós / Espasa Libros, SLU, Barcelona, 2018
Número de páginas: 740
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Biografía oficial del autor (hasta el 2018)
Steven Pinker (Montreal, 1954), profesor Johnstone de Psicología en la Universidad de Harvard, es un prominente psicólogo experimental americano, científico cognitivo y un popular escritor, conocido por su defensa enérgica y de gran alcance de la psicología evolucionista y de la teoría computacional de la mente.
Realizó sus estudios en la Universidad McGill y en la Universidad de Harvard, donde obtuvo su doctorado; fue elegido para ingresar en la Academia Americana de las Artes y las Ciencias, y es miembro de la Asociación Psicológica Americana y de la Sociedad Psicológica Americana.
Finalista en dos ocasiones del Premio Pulitzer, es autor de varios libros, entre los que destacan La tabla rasa y Los ángeles que llevamos dentro, ambos publicados por Paidós.
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Texto de la contraportada
Bill Gates dice: "El mejor libro que he leído nunca"
"Si creías que el mundo estaba llegando a su fin, esto le interesa: vivimos más años y la salud nos acompaña, somos más libres y, en definitiva, más felices; y aunque los problemas a los que nos enfrentamos son extraordinarios, las soluciones residen en el ideal de la Ilustración: el uso de la razón y de la ciencia.
En esta elegante evolución de la condición humana en el tercer milenio, el científico cognitivo e intelectual Steven Pinker nos insta a ver con otra perspectiva los titulares alarmistas y las profecías apocalípticas que juegan con nuestros prejuicios psicológicos. En cambio, haciendo uso de datos empíricos, muestra que la vida, la salud, la prosperidad, la seguridad, la paz, el conocimiento y la felicidad van en aumento no solo en Occidente, sino en todo el mundo. Este progreso no es el resultado de ninguna fuerza cósmica. Es un regalo de la Ilustración: la convicción de que la razón y la ciencia pueden mejorar el florecimiento humano.
Lejos de ser una esperanza ingenua, la Ilustración, ahora lo sabemos, ha funcionado. Pero hoy más que nunca necesita que la defendamos con vigor. Con profundidad intelectual y estilo literario, En defensa de la Ilustración defiende la razón, la ciencia y el humanismo: los ideales que necesitamos para enfrentarnos a nuestros problemas y continuar nuestro progreso".
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ÍNDICE
Primera parte : La Ilustración
1. ¡Atrévete a saber!
2. Entro, evo, info
3. Contrailustraciones
Segunda parte: El progreso
4. Progresofobia
5. Vida
6. Salud
7. Sustento
8. Riqueza
9. Desigualdad
10. Medio ambiente
11. Paz
12. Seguridad
13. Terrorismo
14. Democracia
15. Igualdad de derechos
16. Conocimiento
17. Calidad de vida
18. Felicidad
19. Amenazas existenciales
20. El futuro del progreso
Tercera Parte: Razón, ciencia y humanismo
21. Razón
22. Ciencia
23. Humanismo
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RESUMEN
Comentarios iniciales: Steven Pinker se suma a los autores "positivos" que destacan el progreso alcanzado en los últimos siglos. En general, resaltan las grandes conquistas realizadas en materia de sanidad e higiene, crecimiento de la población acompañado de aumento de las productividad de las cosechas, mejora de la calidad de vida, etc...
El propio Pinker hace una lista de los autores o libros "optimistas"
Sitios Web:
- Our World in Data , de Max Roser
- Human Progress , de Marian Tupy
- Gapminder , de Hans Rosling
Libros:
- The Progress Paradox (La paradoja del progreso)
- Infinite Progress (Progreso infinito)
- The Infinitive Resource (El recurso infinito)
- El optimista racional, de Matt Ridley
Resumen original y actualizado en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2013/07/el-optimista-racional-de-matt-ridley.html
´-The Case for Rational Optimist (En defensa del optimismo racional)
- Utopía para realistas, de Rutger Bregman
Resumen original y actualizado en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2017/05/utopia-para-realistas-de-rutger-bregman.html
- Mass Flourishing (La prosperidad de las masas)
- Abundancia, de Peter H. Diamandis y Steven Kotler.
Resumen original y actualizado en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2015/07/abundancia-de-peter-h-diamandis-y.html
- The improving State of the World (El estado de mejora del mundo)
- Getting Better (Mejorando)
- The End of Doom (El final de la fatalidad)
- The Moral Arc (El arco moral)
- The Big Ratchet (El gran trinquete)
- El Gran Escape , de Angus Deaton
Resumen original y actualizado en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2016/07/el-gran-escape-de-angus-deaton-2013.html
- The Great Surge (La gran explosión)
- The Great Convergence (La gran convergencia)
En esta lista falta, inexplicablemente, Progreso, de Norberg , autor y libro al que Pinker cita varias veces.
-Progreso, diez razones para mirar el futuro con optimismo, de Johan Norberg
Resumen original y actualizado en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/02/progreso-diez-razones-para-mirar-al.html
Estos autores elogian los grandes avances que ha hecho la Humanidad gracias a la razón y la ciencia desde el siglo de las Luces, lo que ellos relacionan con las virtudes del modo de vida liberal, democrático y capitalista. Como dice Pinker: "La información sobre el progreso humano, aunque ausente de los principales medios informativos y foros intelectuales, es fácil de hallar. Los datos no están sepultados en áridos informes sino en maravillosos sitios web. El argumento se ha defendido en libros bellamente escritos, algunos de ellos premios Nobel (en referencia a Angus Deaton)".
Creen que este sistema es el que ha llevado a las más altas cotas de progreso mundial si se echa una vista atrás, hasta el siglo XVIII. Detrás de la salida en defensa del progreso subyace otro problema que es la posible decadencia de las políticas liberales que pudieron haber decepcionado a gente o que dejan "perdedores" por el camino.
Otra crítica que se puede hacer a estos autores "optimistas" es que, según el libro Dinero Oscuro, los millonarios Koch, por razones políticas de derechas y republicanas, promovieron a partir de la segunda victoria de Obama (2012), diversos institutos privados universitarios y fundaciones que defienden la tesis de que el neoliberalismo está ligado al "bienestar y la prosperidad". Por ejemplo, si se lee el libro de Norberg, se verá que hace hincapié en que disminuyó la violencia y la desaparición de enfermedades pero no dice ni pío sobre la precariedad en el empleo. Estos autores vinculan el progreso y el bienestar al espectacular aumento de la esperanza de vida (impulsado por el desplome de la mortandad infantil, lo que dispara estadísticamente la esperanza de vida).
En este caso, Pinker defiende que la Ilustración (animado por las palabras de Hayek) es un proyecto que "ha funcionado" pero la razón, la ciencia y el humanismo han sido menospreciados a pesar de que él dice que "son una razón para vivir".
Pinker comienza su libro contando que en una conferencia habló de que la mente se rige por patrones neuronales pues no somos más que un conjunto de átomos y un joven se levantó y le preguntó: "Entonces [si todo está predeterminado], ¿por qué debería vivir?" El autor quiso escribir este libro para explicar que la razón es buena y de reafirmar los ideales de la Ilustración (también llamados humanismo, sociedad abierta y liberalismo cosmopolita o clásico). Recalca que ignorar los avances del progreso humano puede conducir a síntomas más graves que la angustia existencial: "Puede fomentar el cinismo de la gente en lo que atañe a las instituciones inspiridas en la Ilustración que están garantizando el progreso, tales como la democracia liberal y las organizaciones de cooperación internacional, alentando así alternativas atávicas".
El autor explica que los ideales de la Ilustración son productos de la razón humana, pero siempre en pugna con otras facetas de la naturaleza humana: la lealtad a la tribu, la deferencia hacia la autoridad, el pensamiento mágico o la culpabilización a los malhechores por los infortunios.
Recalca que en la segunda década del siglo XXI ha asistido al surgimiento de movimientos políticos que describen sus países como sociedades abocadas a una infernal distopía por facciones malignas a las que solo puede hacer frente un líder fuerte que retrotraiga enérgicamente al país a su pasado con el fin de hacerlo "grande de nuevo". En estos relatos, se hace hincapié en que la modernidad ha fracasado y todos los aspectos de la vida están sumidos en una crisis cada vez más profunda. Pinker dice que resulta más difícil hallar una concepción positiva que vea los problemas del mundo en un contexto de progreso sobre el que intente construir, solucionando a su vez dichos problemas.
El autor explica que la Ilustración surge en el siglo XVIII y que uno de los máximos exponentes es Kant y la máxima "atrévete a saber".
Señala que desde la década de 1960 se ha producido la quiebra de la confianza en las instituciones de la modernidad y la segunda década del siglo XXI ha asistido al surgimiento de movimientos populares que rechazan abiertamente los ideales de la Ilustración. Son tribalistas en lugar de cosmopolitas, autoritarios en lugar de democráticos, desdeñosos hacia los expertos en lugar de respetuosos hacia el conocimiento y nostálgicos de un pasado idílico en lugar de esperanzados respecto a un futuro mejor. No solo es populismo, dice Pinker.
Las críticas al proyecto de la Ilustración son que es una invención occidental, inapropiada para el mundo en toda su diversidad. El autor replica que cualquier humano, venga de donde venga, puede comprometerse con estas ideas que emanan de la propia razón humana. El autor recuerda que tras surgir la Ilustración tuvo su rápida respuesta: el romanticismo, que negaban que la razón pudiese separarse a la emoción, y glosaron la lucha heroica. En el siglo XXI apareció, "aunque parezca una locura", otra corriente de contrailustrados en un repertorio sorprendente de movimientos culturales e intelectuales de las élites.
Ideales contrailustrados del siglo XXI
1) La fe religiosa (elevan algún bien moral por encima del bienestar de los humanos, valorar las almas por encima de las vidas)
2) El nacionalismo (las personas son las células imprescindibles de un superorganismo (un clan, tribu, grupo étnico, religión, raza, clase, nación) y el bien supremo es la gloria de esta colectividad en lugar del bienestar de las personas que la integran). No tiene que ver con los ideales cívicos o la responsabilidad civil.
3) El ecosistema (el romántico movimiento verde no ve la captación humana de energía como una forma de resistir la entropía y promover la prosperidad humana, sino como un crimen atroz contra la naturaleza. La salvación pasaría por arrepentirnos y repudiar la tecnología y el crecimiento económico y volver a un modo de vida más sencillo).
4) El decadentismo A (lamenta nuestros escarceos prometeicos con la tecnología: contaminación, armas nucleares, ciberterror, bioterror, inteligencia artificial, nanotecnología y otras amenazas existenciales. Incluso si la civilización escapa a la aniquilación total le espera un mundo feliz orweliano y una distopía violenta e injusta).
5) El decadentismo B (se atormenta de que la vida es demasiado agradable y segura pues el capitalismo ha condenado a la gente a una vida atomizada, conformista, consumista, materialista, desarraigada, rutinizada y embrutecedora; lo que genera alienacion, anomia, apatía. La respuesta es el heroísmo sagrado y la violencia aristocrática)
Respecto a los pesimistas hay dos tipos: los pesimistas históricos temen la caída pero lamentan que seamos incapaces de detenerla / los pesimistas culturales dicen que de los escombros del colapso surgirá un nuevo orden que será superior.
6) La Segunda Cultura (condena y desdén hacia la ciencia; pone por encima la "gran literatura" por encima de "elevar el nivel de vida" de la población mediante la ciencia. La segunda cultura se refiere a las humanidades). Cita a Lewis.
El humanismo ilustrado, que defiende que el bien supremo radica en usar el conocimiento para fomentar el bienestar humano, "deja frío a la gente". El autor señala que a día de hoy se sigue creyendo que el mundo es un valle de lágrimas y que por eso hay que comenzar a defender y valorar la idea del progreso.
El autor también critica a los intelectuales porque "odian el progreso", incluidos los que se llaman a sí mismos "progresistas". No odian los frutos del progreso sino la idea de progreso: la creencia ilustrada en que nuestra compresión del mundo puede mejorar la condición humana. Critican la fe ciega en el mito de la marcha imparable del progreso inevitable. El autor cita el libro "La idea de la decandencia en la historia occidental", de Arthur Herman, que habla de los "profetas de la fatalidad" en los que incluye a Nietzsche, Schopenhauer, Heidegger, Adorno, Benjamin, Marcuse, Paul-Sartre, Fanon, Foucault, Edward Said, Cornel West y otros "ecopesimistas". En "La historia de la idea de progreso", Robert Nisbet coincide en que "el escepticismo respecto al progreso intelectual ha crecido y se ha propagado entre la mayoría de los intelectuales del último cuarto del siglo XX y entre millones de occidentales".
Hay una "brecha del optimismo" (la gente cree que su situación mejorará pero no la de su país o la situación del medioambiente).
El autor cuenta que, pese al progreso, aún hay amenazas existenciales para el crecimiento económico y el buen nivel de vida. Cita el fanatismo religioso (islamistas radicales, sectas evangélicas) y el populismo entre ellas. Considera que la democracia ha avanzado en América, Europa y Asia pero se ha estancado en los países musulmanes, donde todavía sigue sin hacerse la separación entre Estado y religión ni se ha formado una sociedad laica como en el resto del mundo, por lo que estos países son los que figuran en las cotas más bajas de desarrollo humano y que el autor considera la base para una sociedad libre.
En cuanto al populismo, señala que un análisis estadístico sobre los votantes de Donald Trump (al que critica por su regresionismo) revela que la mayoría de los que le votaron no estaban muy preocupados por la Economía (ni por el empleo ni la deslocalización) como se pensaba sino que el presidente captó el voto de los menos formados y con menor nivel educativo. Por eso, ellos ven la inmigración como una amenaza. A ello se suma que los laicos se quedaron en casa sin votar mientras que los evangélicos y otros fundamentalistas religiosos cristianos (Tea Party) movilizaron a sus bases para ir a las urnas. También hay una mayor proporción de blancos protestantes que van a votar frente a otros segmentos poblacionales menos participantes.
Hay otro dato, dice el autor, y es que cada generación se hace más laica que la anterior. El laicismo está avanzando en los países más ricos y los "millennials" (nacidos entre 1980 y el 2000) son mucho más laicos que la Generación X (nacidos entre 1965 y 1980) y todavía más que la generación "babby boom" (1947-1965) o la Generación Silenciosa (1929-1945).
El autor también habla de una Segunda Cultura.
Respecto al regresionismo, se produce una contradicción entre la tendencia general a progresar (el autor dice que no es fácil frenar una marea que dura dos siglos) y el regresionismo (políticas populistas o fundamentalistas que boicotean la igualdad de la mujer, los derechos humanos, la libre competencia, la redistribución de la riqueza o la asistencia pública)
Sobre la desigualdad
El autor también es crítico con las teorías sobre la desigualdad y advierte que no se puede comparar la desigualdad con la pobreza.
Habla del período del Gran Escape de la pobreza, en el que el PIB mundial se dispara de forma exponencial entre 1750 y 1930 y luego se convirtió en la Gran Convergencia en el siglo XXI (cuando muchos países emergentes mejoraron sus economías).
Pinker insiste en que la pobreza extrema mundial se ha desplomado desde 1970 y los Objetivos de Desarrollo del Milenio alcanzaron la meta de reducir la pobreza cinco años antes de lo previsto.
Causas de la Gran Convergencia son cinco, según Radelet: la muerte de Mao, el declive del comunismo (las economías de mercado usan los precios como medio de información), el liderazgo juicioso, el final de la Guerra Fría (sofocó guerras civiles), la globalización y la explosión comercial, así como la industrialización, la ciencia y la tecnología (el teléfono móvil ayuda a los pescadores hindús a buscar el mejor precio).
Ve una correlación entre los países ricos y la longevidad, la salud, la nutrición, la paz, la democracia o los derechos humanos, así como respeto por los valores emancipatorios (igualdad de la mujer, libertad de expresión, derechos de elección sexual, democracia participativa y protección del medioambiente).
Respecto a la desigualdad, cita a Harry Frankfurt: "Desde el punto de vista de la moral, no es importante que todos tengan lo mimsmo sino lo suficiente".
Cree que hay una confusión de la desigualdad con la pobreza que procede de la "falacia de la cantidad fija" (mentalidad según la cual la riqueza es un recurso finito o de suma cero pero la riqueza no funciona así porque se expande exponencialmente).
Acusa a Piketty y su libro El capital en el siglo XXI, que se convirtió en un talismán contra la desigualdad, de repetir la falacia de la cantidad fija y decir que "la mitad más pobre de la población mundial es tan pobre en la actualidad como lo era en el pasado, con apenas el 5 % de la riqueza total en 2010, al igual que en 1910". Pinker replica que "la riqueza total actual es infinitamente mayor que en 1910, por lo que si la mitad más pobre posee la misma proporción, es mucho más rica, no igual de pobre".
Una de las consecuencias "más dañinas" de la falacia de la cantidad fija es la creencia de que si algunos se enriquecen, deben de haberles arrebatado a todos los demás más de lo que les corresponde". Pone ejemplos como que la autora de Harry Potter se hizo rica con su esfuerzo (no porque robase 10 dólares a cada lector) y que una anafalbeta de un país pobre vive 50 años pero si fuese la misma persona en un país rico, por muy pobre que fuese, habría visitado varios países y vivirá hasta los 80 años aunque no logrará salir de la clase media-baja, lo que la hará infeliz. En parte, el autor cree que el caladero de votos de Donald Trump procede de la clase media-baja perdedora de la globalización.
El autor también refuta la idea de que los países más desiguales sean más violentos por ese motivo sino que hay otros factores que influyen y recuerda que Singapur y Hong Kong son países ricos pero desiguales.
También rechaza el llamado síndrome de "aversión a la desigualdad" si el reparto o la redistribución es justa porque lo que quieren es que el país sea meritocrático.
Habla de la "curva de Kuznets" que revela que cuando una sociedad empieza a despegar económicamente genera mayor desigualdad (medida por el coeficiente de Gini o la proporción de ingresos) pero esto se debe a que la gente abandona la agricultura para ocupar puestos en la industria mejor pagados. Luego genera una curva en "U" invertida (el llamado hipotético arco de desigualdad), en el que la desigualdad disminuye.
Otra idea es que los países emergentes se enriquecen más rápido que los ricos, lo que se puede comprobar con un índice de Gini calibrado (que se ve cómo la desigualdad cae en el mundo, salvo en los países ricos, donde remonta desde 1980)
La evolución revela que la mayor igualdad se corresponde con catástrofes como una gran guerra (1914-1945), una revolución transformadora, el colapso estatal o una pandemia letal.
El autor recalca que incluso Estados Unidos tiene un "socialismo invisible" que redistribuye la riqueza de los ricos a través de los cupones de comida, el Medicare, el seguro de desempleo o la Seguridad Social, así como un impuesto del 22 % para los ricos. Dice que el gasto social asciende al 22 %, algo que todos los electores apoyan, y que va muy unido al bienestar social.
El autor también afirma que se ha reducido la violencia y critica que se incluya como violencia, por ejemplo, las campañas publicitarias o el "bullyng" en los colegios, "algo de toda la vida". Cree que se está exagerando sobre lo que es violencia.
Respecto al cambio climático, admite que solo cuatro científicos entre 69.000 niegan el cambio climático pero la solución realista pasaría por imponer un impuesto al consumo de carbono (algo a lo que se oponen tanto los millonarios hermanos Koch como la activista Naomi Klein) porque así la gente tiene que elegir entre ducharse en agua caliente o coger el coche para hacer una excursión el domingo. La solución más factible, según Pinker, es montar centrales nucleares de cuarta generación porque no contaminan y generan enormes cantidades de energía de forma muy segura. Añade que el gas es lo menos contaminante que hay frente a quemar madera y que habría que plantar más árboles para captar el CO2 sobrante en la atmósfera y que aún sigue ahí. Dice que muere más gente por respirar carbón que por los accidentes nucleares (solo hubo tres, Chernobil, Pennsilvania y Fukuyama). Lo ve más factible que apostar por las alternativas como la energía eólica (el viento no sopla siempre) o solar (porque había que llenar países enteros de paneles solares). A ello se suma que la contaminación se ha reducido desde los tiempos del londres victoriano del siglo XIX y ahora.
El autor también estudia la influencia del humanismo y la ciencia frente a las ideas regresivas de las religiones dogmáticas (los teoconsevadores) y el populismo, el nacionalismo y el heroísmo romántico. Señala que el espiritu liberal defiende la libertad de dejar hacer a quien no molesta ni hace daño pero los moralistas quieren invadir esos límites sin dar razones. El autor se lamenta de que no acertamos a reconocer nuestro progreso logrado a duras penas y podemos llegar a creer que el orden perfecto y la prosperidad universal son el Estado natural de las cosas. Reprocha a quienes creen que todo problema es un ultraje que requiere culpar a los malhechores, derribar las instituciones y empoderar a un líder que restablecerá la grandeza legítima del país. Pinker insiste en que hay que evitar contribuir al olvido generalizado de los dones de la Ilustración.
Como última lección Pinker dice que una anécdota no es una tendencia (matemáticas), el hecho de que algo sea malo hoy no significa que fuese mejor en el pasado (historia), no se puede razonar que no existe tal cosa como la razón o que algo es verdadero o bueno porque Dios ha dicho que lo es (filosofía ) y buena parte de lo que sabemos no es así, especialmente cuando nuestros colegas también lo saben (psicología ).
Finaliza el libro diciendo que la defensa actual de la Ilustración no pasa únicamente por desenmascar falacias o difundir datos y puede plasmarse en un relato emocionante ya que la historia del progreso humano es heroica, gloriosa e inspiradora y patrimonio de toda la humanidad. Recuerda que la vida es mejor que la muerte, la salud mejor que la enfermedad, la abundancia mejor que la penuria, la libertad mejor que la coerción, la felicidad mejor que el sufrimiento y el conocimiento mejor que la superstición y la ignorancia.
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CRÍTICAS A PINKER EN "RETRATOS DE LA VIOLENCIA"
En la novela gráfica "Retratos de la violencia. Una historia ilustrada del pensamiento radical", escrita por Brad Evans y Sean Michael Wilson, hacen una crítica a la teoría de Pinker de que la violencia ha descendido.
En el capítulo dedicado a Brad Evans, señalan los autores que "en su libro Los ángeles que llevamos dentro, Steven Pinker defiende que, objetivamente, hay menos violencia en el mundo, pero no tengo claro que debamos cuantificar así la historia de la violencia. Me parece cuestionable porque privilegia el tópico de que la violencia es algo inalterable a lo largo de la historia"
Añade Brad que "hay mucha gente que hace un trabajo importante documentando las bajas en los conflictos y las guerras, recogiendo los "daños colaterales" de las últimas campañas y responsabilizando al poder. Ninguna vida debería ser colateral".
Finalmente concluye que "hay que evitar caer en la trampa metodológica que tiende Pinker, que es un intelectual con un sesgo político y ético". Y advierte que "estos intentos de reflexionar cuantitativamente sobre la violencia conducen a cálculos utilitaristas que justifican algunas formas de violencia. ¿Cuántos muertos son bastantes? ¿Podemos aceptar 1.000 muertes pero 1.001 serían demasiadas?"
Añade que las afirmaciones de Pinker son inexactas históricamente en lo que se refiere a la relación entre liberalismo y violencia. No está claro qué constituye realmente un acto de violencia política"
En el capítulo dedicado a Michael Foucault, indican que "intelectuales como Pinker dicen que nos hemos vuelto menos religiosos debido a nuestra madurez liberal, que el liberalismo y la paz van de la mano pero, a través de una lente foucaltiana, diríamos que es una lectura errada de las relaciones históricas entre el liberalismo y la violencia, y que ignora la biopolítica. La idea de que un mundo nuevo pueda construirse mediante la aplicación racional de la fuerza es específicamente moderna e informa las ideas... del pensamiento ilustrado radical. Y añade que los liberales a menudo se remiten a la humanidad para justificar su empleo de la fuerza militar, o que los ciudadanos se enfrentan a un peligro radical por las amenazas externas (terrorismo,cambio climático)
(en preparación)
El propio Pinker hace una lista de los autores o libros "optimistas"
Sitios Web:
- Our World in Data , de Max Roser
- Human Progress , de Marian Tupy
- Gapminder , de Hans Rosling
Libros:
- The Progress Paradox (La paradoja del progreso)
- Infinite Progress (Progreso infinito)
- The Infinitive Resource (El recurso infinito)
- El optimista racional, de Matt Ridley
Resumen original y actualizado en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2013/07/el-optimista-racional-de-matt-ridley.html
´-The Case for Rational Optimist (En defensa del optimismo racional)
- Utopía para realistas, de Rutger Bregman
Resumen original y actualizado en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2017/05/utopia-para-realistas-de-rutger-bregman.html
- Mass Flourishing (La prosperidad de las masas)
- Abundancia, de Peter H. Diamandis y Steven Kotler.
Resumen original y actualizado en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2015/07/abundancia-de-peter-h-diamandis-y.html
- The improving State of the World (El estado de mejora del mundo)
- Getting Better (Mejorando)
- The End of Doom (El final de la fatalidad)
- The Moral Arc (El arco moral)
- The Big Ratchet (El gran trinquete)
- El Gran Escape , de Angus Deaton
Resumen original y actualizado en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2016/07/el-gran-escape-de-angus-deaton-2013.html
- The Great Surge (La gran explosión)
- The Great Convergence (La gran convergencia)
En esta lista falta, inexplicablemente, Progreso, de Norberg , autor y libro al que Pinker cita varias veces.
-Progreso, diez razones para mirar el futuro con optimismo, de Johan Norberg
Resumen original y actualizado en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/02/progreso-diez-razones-para-mirar-al.html
Estos autores elogian los grandes avances que ha hecho la Humanidad gracias a la razón y la ciencia desde el siglo de las Luces, lo que ellos relacionan con las virtudes del modo de vida liberal, democrático y capitalista. Como dice Pinker: "La información sobre el progreso humano, aunque ausente de los principales medios informativos y foros intelectuales, es fácil de hallar. Los datos no están sepultados en áridos informes sino en maravillosos sitios web. El argumento se ha defendido en libros bellamente escritos, algunos de ellos premios Nobel (en referencia a Angus Deaton)".
Creen que este sistema es el que ha llevado a las más altas cotas de progreso mundial si se echa una vista atrás, hasta el siglo XVIII. Detrás de la salida en defensa del progreso subyace otro problema que es la posible decadencia de las políticas liberales que pudieron haber decepcionado a gente o que dejan "perdedores" por el camino.
Otra crítica que se puede hacer a estos autores "optimistas" es que, según el libro Dinero Oscuro, los millonarios Koch, por razones políticas de derechas y republicanas, promovieron a partir de la segunda victoria de Obama (2012), diversos institutos privados universitarios y fundaciones que defienden la tesis de que el neoliberalismo está ligado al "bienestar y la prosperidad". Por ejemplo, si se lee el libro de Norberg, se verá que hace hincapié en que disminuyó la violencia y la desaparición de enfermedades pero no dice ni pío sobre la precariedad en el empleo. Estos autores vinculan el progreso y el bienestar al espectacular aumento de la esperanza de vida (impulsado por el desplome de la mortandad infantil, lo que dispara estadísticamente la esperanza de vida).
En este caso, Pinker defiende que la Ilustración (animado por las palabras de Hayek) es un proyecto que "ha funcionado" pero la razón, la ciencia y el humanismo han sido menospreciados a pesar de que él dice que "son una razón para vivir".
Pinker comienza su libro contando que en una conferencia habló de que la mente se rige por patrones neuronales pues no somos más que un conjunto de átomos y un joven se levantó y le preguntó: "Entonces [si todo está predeterminado], ¿por qué debería vivir?" El autor quiso escribir este libro para explicar que la razón es buena y de reafirmar los ideales de la Ilustración (también llamados humanismo, sociedad abierta y liberalismo cosmopolita o clásico). Recalca que ignorar los avances del progreso humano puede conducir a síntomas más graves que la angustia existencial: "Puede fomentar el cinismo de la gente en lo que atañe a las instituciones inspiridas en la Ilustración que están garantizando el progreso, tales como la democracia liberal y las organizaciones de cooperación internacional, alentando así alternativas atávicas".
El autor explica que los ideales de la Ilustración son productos de la razón humana, pero siempre en pugna con otras facetas de la naturaleza humana: la lealtad a la tribu, la deferencia hacia la autoridad, el pensamiento mágico o la culpabilización a los malhechores por los infortunios.
Recalca que en la segunda década del siglo XXI ha asistido al surgimiento de movimientos políticos que describen sus países como sociedades abocadas a una infernal distopía por facciones malignas a las que solo puede hacer frente un líder fuerte que retrotraiga enérgicamente al país a su pasado con el fin de hacerlo "grande de nuevo". En estos relatos, se hace hincapié en que la modernidad ha fracasado y todos los aspectos de la vida están sumidos en una crisis cada vez más profunda. Pinker dice que resulta más difícil hallar una concepción positiva que vea los problemas del mundo en un contexto de progreso sobre el que intente construir, solucionando a su vez dichos problemas.
El autor explica que la Ilustración surge en el siglo XVIII y que uno de los máximos exponentes es Kant y la máxima "atrévete a saber".
Señala que desde la década de 1960 se ha producido la quiebra de la confianza en las instituciones de la modernidad y la segunda década del siglo XXI ha asistido al surgimiento de movimientos populares que rechazan abiertamente los ideales de la Ilustración. Son tribalistas en lugar de cosmopolitas, autoritarios en lugar de democráticos, desdeñosos hacia los expertos en lugar de respetuosos hacia el conocimiento y nostálgicos de un pasado idílico en lugar de esperanzados respecto a un futuro mejor. No solo es populismo, dice Pinker.
Las críticas al proyecto de la Ilustración son que es una invención occidental, inapropiada para el mundo en toda su diversidad. El autor replica que cualquier humano, venga de donde venga, puede comprometerse con estas ideas que emanan de la propia razón humana. El autor recuerda que tras surgir la Ilustración tuvo su rápida respuesta: el romanticismo, que negaban que la razón pudiese separarse a la emoción, y glosaron la lucha heroica. En el siglo XXI apareció, "aunque parezca una locura", otra corriente de contrailustrados en un repertorio sorprendente de movimientos culturales e intelectuales de las élites.
Ideales contrailustrados del siglo XXI
1) La fe religiosa (elevan algún bien moral por encima del bienestar de los humanos, valorar las almas por encima de las vidas)
2) El nacionalismo (las personas son las células imprescindibles de un superorganismo (un clan, tribu, grupo étnico, religión, raza, clase, nación) y el bien supremo es la gloria de esta colectividad en lugar del bienestar de las personas que la integran). No tiene que ver con los ideales cívicos o la responsabilidad civil.
3) El ecosistema (el romántico movimiento verde no ve la captación humana de energía como una forma de resistir la entropía y promover la prosperidad humana, sino como un crimen atroz contra la naturaleza. La salvación pasaría por arrepentirnos y repudiar la tecnología y el crecimiento económico y volver a un modo de vida más sencillo).
4) El decadentismo A (lamenta nuestros escarceos prometeicos con la tecnología: contaminación, armas nucleares, ciberterror, bioterror, inteligencia artificial, nanotecnología y otras amenazas existenciales. Incluso si la civilización escapa a la aniquilación total le espera un mundo feliz orweliano y una distopía violenta e injusta).
5) El decadentismo B (se atormenta de que la vida es demasiado agradable y segura pues el capitalismo ha condenado a la gente a una vida atomizada, conformista, consumista, materialista, desarraigada, rutinizada y embrutecedora; lo que genera alienacion, anomia, apatía. La respuesta es el heroísmo sagrado y la violencia aristocrática)
Respecto a los pesimistas hay dos tipos: los pesimistas históricos temen la caída pero lamentan que seamos incapaces de detenerla / los pesimistas culturales dicen que de los escombros del colapso surgirá un nuevo orden que será superior.
6) La Segunda Cultura (condena y desdén hacia la ciencia; pone por encima la "gran literatura" por encima de "elevar el nivel de vida" de la población mediante la ciencia. La segunda cultura se refiere a las humanidades). Cita a Lewis.
El humanismo ilustrado, que defiende que el bien supremo radica en usar el conocimiento para fomentar el bienestar humano, "deja frío a la gente". El autor señala que a día de hoy se sigue creyendo que el mundo es un valle de lágrimas y que por eso hay que comenzar a defender y valorar la idea del progreso.
El autor también critica a los intelectuales porque "odian el progreso", incluidos los que se llaman a sí mismos "progresistas". No odian los frutos del progreso sino la idea de progreso: la creencia ilustrada en que nuestra compresión del mundo puede mejorar la condición humana. Critican la fe ciega en el mito de la marcha imparable del progreso inevitable. El autor cita el libro "La idea de la decandencia en la historia occidental", de Arthur Herman, que habla de los "profetas de la fatalidad" en los que incluye a Nietzsche, Schopenhauer, Heidegger, Adorno, Benjamin, Marcuse, Paul-Sartre, Fanon, Foucault, Edward Said, Cornel West y otros "ecopesimistas". En "La historia de la idea de progreso", Robert Nisbet coincide en que "el escepticismo respecto al progreso intelectual ha crecido y se ha propagado entre la mayoría de los intelectuales del último cuarto del siglo XX y entre millones de occidentales".
Hay una "brecha del optimismo" (la gente cree que su situación mejorará pero no la de su país o la situación del medioambiente).
El autor cuenta que, pese al progreso, aún hay amenazas existenciales para el crecimiento económico y el buen nivel de vida. Cita el fanatismo religioso (islamistas radicales, sectas evangélicas) y el populismo entre ellas. Considera que la democracia ha avanzado en América, Europa y Asia pero se ha estancado en los países musulmanes, donde todavía sigue sin hacerse la separación entre Estado y religión ni se ha formado una sociedad laica como en el resto del mundo, por lo que estos países son los que figuran en las cotas más bajas de desarrollo humano y que el autor considera la base para una sociedad libre.
En cuanto al populismo, señala que un análisis estadístico sobre los votantes de Donald Trump (al que critica por su regresionismo) revela que la mayoría de los que le votaron no estaban muy preocupados por la Economía (ni por el empleo ni la deslocalización) como se pensaba sino que el presidente captó el voto de los menos formados y con menor nivel educativo. Por eso, ellos ven la inmigración como una amenaza. A ello se suma que los laicos se quedaron en casa sin votar mientras que los evangélicos y otros fundamentalistas religiosos cristianos (Tea Party) movilizaron a sus bases para ir a las urnas. También hay una mayor proporción de blancos protestantes que van a votar frente a otros segmentos poblacionales menos participantes.
Hay otro dato, dice el autor, y es que cada generación se hace más laica que la anterior. El laicismo está avanzando en los países más ricos y los "millennials" (nacidos entre 1980 y el 2000) son mucho más laicos que la Generación X (nacidos entre 1965 y 1980) y todavía más que la generación "babby boom" (1947-1965) o la Generación Silenciosa (1929-1945).
El autor también habla de una Segunda Cultura.
Respecto al regresionismo, se produce una contradicción entre la tendencia general a progresar (el autor dice que no es fácil frenar una marea que dura dos siglos) y el regresionismo (políticas populistas o fundamentalistas que boicotean la igualdad de la mujer, los derechos humanos, la libre competencia, la redistribución de la riqueza o la asistencia pública)
Sobre la desigualdad
El autor también es crítico con las teorías sobre la desigualdad y advierte que no se puede comparar la desigualdad con la pobreza.
Habla del período del Gran Escape de la pobreza, en el que el PIB mundial se dispara de forma exponencial entre 1750 y 1930 y luego se convirtió en la Gran Convergencia en el siglo XXI (cuando muchos países emergentes mejoraron sus economías).
Pinker insiste en que la pobreza extrema mundial se ha desplomado desde 1970 y los Objetivos de Desarrollo del Milenio alcanzaron la meta de reducir la pobreza cinco años antes de lo previsto.
Causas de la Gran Convergencia son cinco, según Radelet: la muerte de Mao, el declive del comunismo (las economías de mercado usan los precios como medio de información), el liderazgo juicioso, el final de la Guerra Fría (sofocó guerras civiles), la globalización y la explosión comercial, así como la industrialización, la ciencia y la tecnología (el teléfono móvil ayuda a los pescadores hindús a buscar el mejor precio).
Ve una correlación entre los países ricos y la longevidad, la salud, la nutrición, la paz, la democracia o los derechos humanos, así como respeto por los valores emancipatorios (igualdad de la mujer, libertad de expresión, derechos de elección sexual, democracia participativa y protección del medioambiente).
Respecto a la desigualdad, cita a Harry Frankfurt: "Desde el punto de vista de la moral, no es importante que todos tengan lo mimsmo sino lo suficiente".
Cree que hay una confusión de la desigualdad con la pobreza que procede de la "falacia de la cantidad fija" (mentalidad según la cual la riqueza es un recurso finito o de suma cero pero la riqueza no funciona así porque se expande exponencialmente).
Acusa a Piketty y su libro El capital en el siglo XXI, que se convirtió en un talismán contra la desigualdad, de repetir la falacia de la cantidad fija y decir que "la mitad más pobre de la población mundial es tan pobre en la actualidad como lo era en el pasado, con apenas el 5 % de la riqueza total en 2010, al igual que en 1910". Pinker replica que "la riqueza total actual es infinitamente mayor que en 1910, por lo que si la mitad más pobre posee la misma proporción, es mucho más rica, no igual de pobre".
Una de las consecuencias "más dañinas" de la falacia de la cantidad fija es la creencia de que si algunos se enriquecen, deben de haberles arrebatado a todos los demás más de lo que les corresponde". Pone ejemplos como que la autora de Harry Potter se hizo rica con su esfuerzo (no porque robase 10 dólares a cada lector) y que una anafalbeta de un país pobre vive 50 años pero si fuese la misma persona en un país rico, por muy pobre que fuese, habría visitado varios países y vivirá hasta los 80 años aunque no logrará salir de la clase media-baja, lo que la hará infeliz. En parte, el autor cree que el caladero de votos de Donald Trump procede de la clase media-baja perdedora de la globalización.
El autor también refuta la idea de que los países más desiguales sean más violentos por ese motivo sino que hay otros factores que influyen y recuerda que Singapur y Hong Kong son países ricos pero desiguales.
También rechaza el llamado síndrome de "aversión a la desigualdad" si el reparto o la redistribución es justa porque lo que quieren es que el país sea meritocrático.
Habla de la "curva de Kuznets" que revela que cuando una sociedad empieza a despegar económicamente genera mayor desigualdad (medida por el coeficiente de Gini o la proporción de ingresos) pero esto se debe a que la gente abandona la agricultura para ocupar puestos en la industria mejor pagados. Luego genera una curva en "U" invertida (el llamado hipotético arco de desigualdad), en el que la desigualdad disminuye.
Otra idea es que los países emergentes se enriquecen más rápido que los ricos, lo que se puede comprobar con un índice de Gini calibrado (que se ve cómo la desigualdad cae en el mundo, salvo en los países ricos, donde remonta desde 1980)
La evolución revela que la mayor igualdad se corresponde con catástrofes como una gran guerra (1914-1945), una revolución transformadora, el colapso estatal o una pandemia letal.
El autor recalca que incluso Estados Unidos tiene un "socialismo invisible" que redistribuye la riqueza de los ricos a través de los cupones de comida, el Medicare, el seguro de desempleo o la Seguridad Social, así como un impuesto del 22 % para los ricos. Dice que el gasto social asciende al 22 %, algo que todos los electores apoyan, y que va muy unido al bienestar social.
El autor también afirma que se ha reducido la violencia y critica que se incluya como violencia, por ejemplo, las campañas publicitarias o el "bullyng" en los colegios, "algo de toda la vida". Cree que se está exagerando sobre lo que es violencia.
Respecto al cambio climático, admite que solo cuatro científicos entre 69.000 niegan el cambio climático pero la solución realista pasaría por imponer un impuesto al consumo de carbono (algo a lo que se oponen tanto los millonarios hermanos Koch como la activista Naomi Klein) porque así la gente tiene que elegir entre ducharse en agua caliente o coger el coche para hacer una excursión el domingo. La solución más factible, según Pinker, es montar centrales nucleares de cuarta generación porque no contaminan y generan enormes cantidades de energía de forma muy segura. Añade que el gas es lo menos contaminante que hay frente a quemar madera y que habría que plantar más árboles para captar el CO2 sobrante en la atmósfera y que aún sigue ahí. Dice que muere más gente por respirar carbón que por los accidentes nucleares (solo hubo tres, Chernobil, Pennsilvania y Fukuyama). Lo ve más factible que apostar por las alternativas como la energía eólica (el viento no sopla siempre) o solar (porque había que llenar países enteros de paneles solares). A ello se suma que la contaminación se ha reducido desde los tiempos del londres victoriano del siglo XIX y ahora.
El autor también estudia la influencia del humanismo y la ciencia frente a las ideas regresivas de las religiones dogmáticas (los teoconsevadores) y el populismo, el nacionalismo y el heroísmo romántico. Señala que el espiritu liberal defiende la libertad de dejar hacer a quien no molesta ni hace daño pero los moralistas quieren invadir esos límites sin dar razones. El autor se lamenta de que no acertamos a reconocer nuestro progreso logrado a duras penas y podemos llegar a creer que el orden perfecto y la prosperidad universal son el Estado natural de las cosas. Reprocha a quienes creen que todo problema es un ultraje que requiere culpar a los malhechores, derribar las instituciones y empoderar a un líder que restablecerá la grandeza legítima del país. Pinker insiste en que hay que evitar contribuir al olvido generalizado de los dones de la Ilustración.
Como última lección Pinker dice que una anécdota no es una tendencia (matemáticas), el hecho de que algo sea malo hoy no significa que fuese mejor en el pasado (historia), no se puede razonar que no existe tal cosa como la razón o que algo es verdadero o bueno porque Dios ha dicho que lo es (filosofía ) y buena parte de lo que sabemos no es así, especialmente cuando nuestros colegas también lo saben (psicología ).
Finaliza el libro diciendo que la defensa actual de la Ilustración no pasa únicamente por desenmascar falacias o difundir datos y puede plasmarse en un relato emocionante ya que la historia del progreso humano es heroica, gloriosa e inspiradora y patrimonio de toda la humanidad. Recuerda que la vida es mejor que la muerte, la salud mejor que la enfermedad, la abundancia mejor que la penuria, la libertad mejor que la coerción, la felicidad mejor que el sufrimiento y el conocimiento mejor que la superstición y la ignorancia.
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CRÍTICAS A PINKER EN "RETRATOS DE LA VIOLENCIA"
En la novela gráfica "Retratos de la violencia. Una historia ilustrada del pensamiento radical", escrita por Brad Evans y Sean Michael Wilson, hacen una crítica a la teoría de Pinker de que la violencia ha descendido.
En el capítulo dedicado a Brad Evans, señalan los autores que "en su libro Los ángeles que llevamos dentro, Steven Pinker defiende que, objetivamente, hay menos violencia en el mundo, pero no tengo claro que debamos cuantificar así la historia de la violencia. Me parece cuestionable porque privilegia el tópico de que la violencia es algo inalterable a lo largo de la historia"
Añade Brad que "hay mucha gente que hace un trabajo importante documentando las bajas en los conflictos y las guerras, recogiendo los "daños colaterales" de las últimas campañas y responsabilizando al poder. Ninguna vida debería ser colateral".
Finalmente concluye que "hay que evitar caer en la trampa metodológica que tiende Pinker, que es un intelectual con un sesgo político y ético". Y advierte que "estos intentos de reflexionar cuantitativamente sobre la violencia conducen a cálculos utilitaristas que justifican algunas formas de violencia. ¿Cuántos muertos son bastantes? ¿Podemos aceptar 1.000 muertes pero 1.001 serían demasiadas?"
Añade que las afirmaciones de Pinker son inexactas históricamente en lo que se refiere a la relación entre liberalismo y violencia. No está claro qué constituye realmente un acto de violencia política"
En el capítulo dedicado a Michael Foucault, indican que "intelectuales como Pinker dicen que nos hemos vuelto menos religiosos debido a nuestra madurez liberal, que el liberalismo y la paz van de la mano pero, a través de una lente foucaltiana, diríamos que es una lectura errada de las relaciones históricas entre el liberalismo y la violencia, y que ignora la biopolítica. La idea de que un mundo nuevo pueda construirse mediante la aplicación racional de la fuerza es específicamente moderna e informa las ideas... del pensamiento ilustrado radical. Y añade que los liberales a menudo se remiten a la humanidad para justificar su empleo de la fuerza militar, o que los ciudadanos se enfrentan a un peligro radical por las amenazas externas (terrorismo,cambio climático)
(en preparación)