viernes, 23 de agosto de 2019

"Todo el mundo miente", de Seth Stephens-Davidowitz (2017)

Resumen del libro "Todo el mundo miente", de Seth Stephens-Davidowitz (2017)

Resumen original y actualizado en el siguiente link:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2019/08/todo-el-mundo-miente-de-seth-stephens.html

Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Sociología y Derecho.

Sociología, análisis masivo de datos, Big Data, sociedad digital

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Ficha técnica

Título: "Todo el mundo miente"

Subtítulo: Lo que Internet y el big data pueden decirnos sobre nosotros mismos

Título en inglés: Everybody Lies: Big Data, New Data, and What the Internet Can Tell Us About Who We Really Are

Fecha de publicación en inglés: 2017

Publicación en español: Capitán Swing Libros, SL, Madrid, 2019

Número de páginas: 287

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Biografía oficial de Seth Stephens-Davidowitz (hasta el 2019)

Es escritor de opinión para el New York Times, profesor de The Wharton School, donde imparte un curso en el que explica cómo entender el comportamiento humano a través del big data, y excientífico de datos de Google. En la escuela secundaria, Stephens-Davidowitz, escribía obituarios para el periódico local, The Bergen Record, y fue malabarista en espectáculos teatrales. Se licenció en Filosofía por la Universidad de Stanford y tiene un doctorado en Economía por Harvard. Durante su trabajo como científico de datos en Google, investigó cómo combinar encuestas tradicionales con nuevas fuentes de datos de Internet. También ayudó a desarrollar nuevos métodos para medir la efectividad de la publicidad. Su trabajo se centra en el uso de fuentes de big data para descubrir comportamientos y actitudes previamente ocultos. A través de búsquedas de Google obtiene nuevos conocimientos sobre la psique humana que le permiten medir socialmente cuestiones como el racismo, el aborto autoinducido, la depresión, el maltrato infantil, las turbas de odio, la ciencia del humor, la preferencia sexual, la ansiedad, la preferencia del hijo y la inseguridad sexual, entre muchos otros temas. Sus investigaciones han aparecido en el Journal of Public Economics y en otras muchas publicaciones de prestigio. Vive en Brooklin y es un apasionado fanático de los Mets, los Knics, los Jets y Leonard Cohen.

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Texto de la contraportada

"En un día promedio de principios del siglo XXI, los seres humanos que buscan en Internet acumulan ocho billones de gigabytes de datos. Esta asombrosa cantidad de información puede decirnos mucho sobre quiénes somos, los miedos, deseos y comportamientos que nos impulsan y las decisiones conscientes e inconscientes que tomamos. De lo profundo a lo mundano, podemos obtener un asombroso conocimiento sobre la psique humana que hace menos de 20 años parecía insondable. Stephen-Davidowitz nos ofrece información fascinante, sorprendente y a menudo graciosa, sobre temas que van desde la economía hasta la ética, los deportes, el sexo, etc. Todo ello extraído del mundo del big data. A partir de estudios y experimentos sobre cómo vivimos y pensamos realmente, el autor demuestra en qué medida todo el mundo es un laboratorio. Con conclusiones que van desde lo extraño pero cierto hasta lo provocador y lo perturbador, explora el poder de este suero de la verdad digital y su potencial más profundo, revelando sesgos profundamente arraigados en nosotros; una información que sin duda podemos utilizar para cambiar nuestra cultura. La influencia del big data se está multiplicando exponencialmente, y Stephens-Davidowitz nos desafía a pensar de una manera diferente sobre el mundo y la forma en que lo vemos.

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ÍNDICE

Prólogo de Steven Pinker

Introducción: el perfil de una revolución

Primera parte. Datos grandes, datos pequeños

1. Malas corazonadas

Segunda parte. Las capacidades de los macrodatos.

2. ¿Tenía razón Freud?

3. Datos reinventados

Los cuerpos como datos

Las palabras como datos

Las imágenes como datos

4. Suero de la verdad digital

La verdad sobre el sexo,  el odio y el prejuicio, sobre internet, abuso infantil y aborto, los amigos de Facebook, tus clientes

¿Podemos soportar la verdad?

5. Más de cerca

¿Qué ocurre realmente en nuestros condados, ciudades y pueblos?

¿En qué ocupamos los minutos y las horas?

Nuestros dobles

Historias de datos

6. Todo el mundo es un laboratorio

El ABC de las pruebas A/B

Los experimentos crueles, pero iluminadores, de la naturaleza


Tercera parte. Macrodatos: precaución

7. ¿Macrodatos, macrochascos? Lo que no se puede hacer con ellos

La maldición de la dimensionalidad

El énfasis excesivo en lo medible

8. ¿Más datos, más problemas? Lo que no deberíamos hacer

El peligro del poder de las corporaciones

El peligro del poder de los Gobiernos

Conclusión: ¿Cuántas personas acaban los libros?

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RESUMEN

El autor Seth Stephens-Davidowitz comienza su libro explicando la victoria de Trump desde un análisis masivo de datos que se remonta al 2008, cuando el afroamericano Obama ganó la presidencia. Se habló de una era posracial en EE.UU., que resultó ser una utopía. En un rastreo por Internet se detectó que,en la intimidad de sus hogares, los internautas aumentaron escandalosamente las búsquedas en Google de chistes racistas o relacionados con "negratas" (un grave insulto en EE.UU.). Lo sorprendente es que las búsquedas, que reflejaban odio racial, se distribuían por el mapa del país de una forma diferente a la que se esperaría (los sondeos reflejan un Norte progresista y un Sur conservador). Lo hacían de otra forma: el Este (con frontera en el Misissipi)  era racista y el Oeste, no. Daba igual que un estado fuese republicano o progresista. Había una línea divisoria que nadie había imaginado y que no salía en las encuestas pero que afloró en los macrodatos de Google y en esas búsquedas privadas desde casa. El mapa coincidía casi una década después con los votantes de Trump.

El autor menciona que hay una herramienta llamada Google Trends que sirve para saber cuántas búsquedas se hacen de determinado tema (por ejemplo, "síntomas de la gripe", lo que puede alertar de una epidemia antes de que sea detectado oficialmente) pero también recoge las confesiones en solitario de los internautas que no se atreverían a confesar en una encuesta por vergüenza. El autor señala que el cuándo y dónde se buscan hechos, citas, lugares, nombres, cosas o ayuda pueden decirnos mucho más sobre los deseos, pensamientos y temores reales de lo que se creía. Añade que, además de decir cosas obvias, los datos de Google son poderosos porque la gente le cuenta al gigantesco motor de búsqueda cosas que no le contarían a nadie más.

El espíritu del libro se basa en un experimento antiguo donde los encuestadores pedían a los vecinos que dijesen si eran socios de la biblioteca, si hacían donaciones, etc... y resultó que exageraban todos los datos por miedo a quedar mal ante el encuestador. Lo mismo ocurre con los hombres que exageran su número de relaciones sexuales en el matrimonio ya que se contradice con el hecho de que en Google hay muchas quejas por falta de relaciones en pareja. O sea, que todo el mundo mentía en las encuestas (ya fuese cara a cara  o telefónicas) pero que luego desvela su verdadera personalidad al hacer búsquedas en Google, y cuyo análisis tiene un fuerte carácter predictor.

Otro truco que descubrió el autor fue que los electores ponen primero en las búsquedas en Google el nombre de su candidato preferido y después el de su rival (por ejemplo, Clinton-Trump o Trump-Clinton) lo que da pistas de quién se llevará los votos en cada estado.

Los macrodatos también sirven para saber las preferencias sexuales de la gente (los gays que no saben si salir del armario y consultan a Google, los esposos que se preguntan cómo solicitar cierta práctica sexual a su mujer, los hombres que hacen preguntas sobre el tamaño de su miembro o las mujeres sobre el olor de sus partes íntimas).

El autor insiste en que estos estudios de macrodatos siguen una lógica profunda y que el pionero fue John Snow, un intendente de Sanidad de Londres del siglo XIX que cubrió un mapa con cruces donde fallecía gente por cólera y descubrió que en el centro del círculo de cruces había una fuente con agua contaminada. El cólera, por tanto no era contagioso por el aire sino por el agua (que contenía gérmenes). Este espíritu es el que impregna las nuevas búsquedas.

Stephens-Davidowitz también hace un resumen de las palabras usadas en las búsquedas en las redes sociales por sexos. En el género femenino destacan palabras como "compras" y "pelo" y "excited" o "love" y los hombres de "fútbol" y "Xbox", "colegas" y "mi esposa". Las mujeres también usan la palabra "mañana" más que los hombres (poco dados a pensar en futuro) y alargar las vocales (so, soo, sooo). Los hombres incluyen muchos tacos.
Por edades, de 19 a 22 años destacan palabras como "beber", "estudiar", "semestre chungo" y "odiosas clases". De 23 a 29 años, se resaltan palabras como "en el trabajo", "día libre", "cerveza", "diversión", "nuevo empleo". De 30 a 65 años, "mi niño", "mis hijos", "hija".

Otro de los hallazgos de los científicos de datos de Facebook fue estimar la "felicidad nacional bruta" examinando textos. Se hicieron experimentos con libros como Harry Potter y las reliquias de la muerte (un tíovivo de momentos felices y tristes), la película 127 horas (un bajón a lo largo de la película y subidón al final) o El Rey Lear (dramón de principio a fin).
Los científicos de datos clasificaron las historias analizadas en varios prototipos: "De mendigo a millonario (ascenso)", "De millonario a mendigo" (caída), "Atrapado sin salida" (caída, luego ascenso), "Ícaro" (ascenso, luego caída), "Cenicienta" (ascenso, luego caída, luego ascenso), "Edipo" (caída, luego ascenso, luego caída).

Los análisis de textos periodísticos también sirvieron para ver si un diario era republicano (conservador) o demócrata (progresista). Mientras unos dicen "impuesto de bienes inmuebles" los otros dicen "impuesto a la muerte" (porque grava las herencias), y otros dicen "Seguridad Social privatizada" y sus rivales "Reforma de la seguridad Social"; unos dicen "gente pobre" y otros "gasto público". Gentzkow y Shapiro, tras analizar 433 diarios de EE.UU., constataron diferencias notables en el uso del lenguaje según cada periódico (The Washington Post fue progresista por usar "impuestos a bienes inmuebles"). El periódico más progresista resultó ser The Philadelphia Daily News y el más conservador, The Billings Gazette, de Montana.

Otro análisis se hizo respecto a la cara "estándar" de cada época, en las fotografías del siglo XX y principios del XXI en EE.UU. Década por década, hasta 1930, los retratados típicos apenas sonríen, por no decir que están serios; de 1930 a 1970, esbozan una leve sonrisa; en 1970, ya hay sonrisas abiertas, cada vez más hasta el 2010. No es que haya aumentado la felicidad de los americanos sino que Kodak hizo campañas para asociar las fotos con la felicidad y mostrarse sonrientes (lo mismo que se ve ahora en Instagram y Facebook).

Las fotos vía satélite de la luz nocturna también han servido para medir la felicidad o al menos el crecimiento económico. Zonas apagadas empezaron a brillar a medida que surgía la industria a su alrededor y generaba más riqueza. Otra empresa de datos, Premise, encargó a empleados de Nigeria sacar fotos de tiendas para calcular el verdadero PIB. Otros lo hicieron sacando fotos a las cajetillas de tabaco para saber si tenían etiquetas.


lunes, 19 de agosto de 2019

"Breve historia de la Economía", de Niall Kishtainy (2017)

Resumen del libro "Breve historia de la Economía", de Niall Kishtainy (2017)

Resumen original y actualizado en el siguiente link:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2019/09/breve-historia-de-la-economia-de-niall.html

Resumen elaborado por E.V.Pita (2019), doctor en Comunicación y licenciado en Derecho y Sociología

Sociología, historia de la Economía, pensamiento económico, teoría económica

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Ficha técnica

Título: "Breve historia de la Economía"

Título en inglés: "A Little History of Economics"

Autor: Niall Kishtainy, 2017

Edición en español: Malpaso Holdings SL, Barcelona, 2019

Número de páginas: 337

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Biografía oficial del autor Niall Kishtainy  (hasta el 2019)

Niall Kishtainy es profesor de Historia de la Economía en la London School of Economics y autor de The Economics Book y Economics in Minutes. También ha sido asesor de política económica del Gobierno del Reino Unido y de la Comisión Económica para África de las Naciones Unidas.

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Texto de la solapa

¿Cuáles son las causas de la pobreza? ¿Son inevitables las crisis cíclicas en una economía de mercado? ¿Es beneficiosa la intervención del Estado en la economía o, por el contrario, es fuente de problemas? Aunque las respuestas a estas preguntas básicas nos conciernen a todos, el vocabulario económico puede ser un obstáculo para muchos. Breve Historia de la Economía, escrito de forma amena y accesible, está pensado para todos aquellos lectores que quieran iniciarse en la teoría económica, y también para aquellos que, poseyendo ya conocimientos económicos, deseen tener una panorámica de la historia de la Economía y de sus ideas fundamentales".

"Niall Kishtainy inicia al lector en el pensamiento esencial de, entre otros, Adam Smith, David Ricardo, Karl Marx y John Maynard Keynes, al tiempo que desarrolla temas como la invención de la moneda, el auge del capitalismo, la Gran Depresión, la iniciativa empresarial, la economía conductual, la desigualdad y las crisis financieras. Esta obra permite comprender las ideas, fuerzas y dilemas económicos que dan forma a nuestro mundo"

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ÍNDICE

1. Cabezas frías, corazones calientes

2. Cisnes de alto vuelo

3. La economía de Dios

4. En busca del oro

5. La abundancia natural

6. La mano invisible

7. Un encuentro entre el maíz y el hierro

8. Un mundo ideal

9. Demasiadas bocas

10. Obreros del mundo

11. Un equilibrio perfecto

12. Bloquear al sol

13. Las ganancias de la guerra

14. El trompetista ruidoso

15. ¿Coca Cola o Pepsi?

16. El hombre con un plan

17. La presunción de dinero

18. Por el desagüe

19. La destrucción creativa

20. El dilema del prisionero

21. La tiranía del gobierno

22.  El gran impulso

23. La economía de todo

24. Creciendo

25. La dulce armonía

26. Un mundo dividido

27. Llenemos la bañera

28. Un gobierno de payasos

29. La ilusión monetaria

30. La predicción del futuro

31. El ataque de los especuladores

32. Salvando a los desamparados

33. Conocerme, conocerte

34. Promesas rotas

35. Mujeres desaparecidas

36. Mentes en la niebla

37. La economía en el mundo real

38. La locura de los banqueros

39. Gigantes en el cielo

40. ¿Por qué ser economista?

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RESUMEN

El libro hace un repaso ameno por las grandes teorías económicas de la historia desde Aristóteles, partiendo de la idea de que la Economía (que procede del griego "oíkos" (casa) y "nomos" (ley) estudia la distribución de las cosas partiendo de la idea de que hay "escasez" (una definición de Lionel Robbins en 1930) mientras que los deseos de las personas son ilimitados (les limita el coste de oportunidad, lo que obliga a elegir). Usa ejemplos y anécdotas de cada autor para explicar sencillamente los argumentos económicos más importantes.

Los economistas también tienen en cuenta los sistemas financieros, el consumo y el crecimiento de la riqueza en cada país, así como el mercado y el capitalismo (compra de comida, tierra y trabajo). A ello se suma la "economía positiva" (búsqueda de leyes económicas ni buenas ni malas). Por su parte, la "economía normativa" dicta si una situación económica es buena o mala (justa). Según Alfred Marshall, los economistas necesitan tener la "cabeza fría y el corazón caliente" pues aunque son científicos han de sentir compasión por el sufrimiento humano e intentar cambiar las cosas.

El autor añade que además de "cabeza fría y el corazón caliente" los economistas necesitan "ojos autocríticos" ya que a comienzos del siglo XXI, hubo una gran crisis económica ocasionada por las actividades imprudentes de los bancos. Muchas personas culparon a los economistas de no haberla previsto y algunos sospechaban que la misma se debía a la influencia que los beneficiarios de una economía dominada por las finanzas y grandes bancos ejercían sobre ellos.

Platón y Aristóteles fueron los primeros en imaginar sistemas económicos. Platón proponía un Estado gobernado por los reyes-filósofos y los guardianes, y sostenido por los trabajadores en la base de la pirámide. En cuanto a Aristóteles, no entendía la razón de que la competencia genera un beneficio social y pensaba que el comercio era "antinatural". Dijo que la riqueza venía de actividades económicas naturales pero una vez cubiertas las necesidades del hogar, no se necesita más. En cambio, no hay límite natural en la acumulación antinatural de riqueza (por ejemplo, prestando dinero y cobrando una tasa de interés). A pesar de ello, los estados griegos triunfaron al comerciar.

En la Edad Media, San Agustín de Hipona decía que el dinero era necesario para que los pecadores pudiesen sobrevivir. Sentó las bases de una sociedad jerárquica feudal ("la cadena del ser"), donde los campesinos entregaban los cultivos al señor y guardaban algo para ellos. Por su parte, Tomás de Aquino dijo que vender algo por una ganancia era correcto mientras el dinero se usase de forma correcta (el "precio justo", el que se cobra normalmente en la comunidad sin engaños) y criticó la usura (pues cuando el dinero se usa para comprar y vender "agota" el dinero) y la Iglesia arremetió contra los prestamistas y los mercaderes. A pesar de ello, las empresas medievales empezaron a ganar mucho dinero en el nuevo mundo que se avecinaba.

El siguiente avance, ya en la era de los descubrimientos, fue el mercantilismo (que dice que un país es rico si tiene mucho oro y plata, una idea errónea conocida como la falacia del rey Midas). Los economistas modernos los critican por obsesionarse con el oro y no con los bienes que necesitamos para vivir. Un autor de la época Malynes dijo que una enfermedad de Inglaterra era el exceso de compras de bienes extranjeros y pocas ventas de bienes a los extranjeros. La solución era poner restricciones al flujo de oro. Otro autor, Mun, propuso vender a los extranjeros tantos bienes como fuese posible. Por tanto, los gobiernos de la época favorecieron las exportaciones y desalentaron las importaciones. Los economistas modernos rebaten que las importaciones son necesarias para el progreso económico.

En la Francia prerrevolucionaria (siglo XVIII), el fisiócrata François Quesnay propuso eliminar los impuestos a los agricultores de Francia y gravar a los aristócratas (idea que defendió Mirabeau en un libro polémico que le costó la cárcel). Los fisiócratas decían que la riqueza era el trigo y el ganado que la tierra produce y los agricultores usan sus cultivos o ganancias de sus ventas para alimentarse y venden el excedente (el producto neto). Creían que el Estado protegía a los mercaderes y gremios (que eran estériles al no generar excedentes) y les había quitado recursos a las granjas productivas. Quesnay creó una tabla económica que representaba la circulación de recursos en la economía. Los agricultores producían el excedente y lo pagaban en forma de renta a los aristócratas, los dueños de la tierra que luego compraban botones de seda y velas plateadas a los artesanos. Los artesanos, a su vez, compraban alimentos a los agricultores, completando así el ciclo. Cuando el excedente se incrementa, fluyen más recursos entre ellos y cuando disminuye, la economía se encoje. El problema era que si se ponían muchos impuestos a los agricultores, producían menos excedentes. Abogó por una política de "laissez-faire" (dejar hacer). Su modelo económica hacía hincapié en cosas reales (trigo, pescado) en vez de solo en dinero.

Adam Smith, en 1776, propuso el concepto de mercado y mano invisible. Argumentó que a la sociedad le va bien cuando las personas actúan por interés propio. "No es la benevolencia del carnicero, el cervecero o el panadero de donde esperamos recibir nuestra cena, sino de la atención del interés propio", dijo. Añadió que nadie les dice cuánto pan o cerveza deben producir, lo deciden por su cuenta con base a lo que consideran que les dará dinero. La sociedad funciona bien así como si una "mano invisible" guiara la sociedad cuando las personas decentes tienen la libertad de intercambiar bienes entre sí, de comprar y vender cosas. A ello añadió el concepto de "división del trabajo" (que ilustró con las distintas fases para fabricar alfileres). La especialización se intensifica cuando también lo hacen los mercados. Para fabricar una camisa, miles de piezas se mueven como un reloj para que llegue al cuerpo del jornalero cuando él quiere. Por tanto, para Smith, la riqueza de una nación era la cantidad total de bienes utilizables (trigo, cerveza, camisas, libros) que produce la economía de un país para sus habitantes. Actualmente, la renta de una nación (renta nacional) es el valor de todos los bienes que producen los negocios de un país. Defendió el papel de los mercados como un ataque al sistema mercantilista (pues restringía las compraventas) pero se preocupó de que la división del trabajo hiciese a los obreros más ignorantes.

Ver el resumen del libro "La riqueza de las naciones", de Adam Smith en:
http://evpitasociologia.blogspot.com.es/2011/11/la-riqueza-de-las-naciones-de-adam.html


En 1830, ya estaba en marcha la Revolución Industrial y Alexis de Tocqueville se asombraba de las fábricas de Mánchester. En la misma época, David Ricardo usó su método lógico y se preguntó cómo dividir la creciente riqueza del país entre los terratenientes, los capitalistas y la masa de obreros pues los elevados precios de la comida encolerizaron a los peones. Ricardo propuso que eran los altos precios de la comida los que ocasionaban las rentas elevadas de los terratenientes. Lo explicó diciendo que cuando crece la población hay que arar las peores tierras para cultivar cereal, que se vuelve más difícil de producir y el precio se eleva. Los terratenientes estaban ganando mucho porque las leyes de Inglaterra prohibían comprar cereales baratos en el extranjero, lo que inflaba las rentas de los dueños de la tierra a la vez que disminuía las ganancias de los capitalistas y empobrecían a los obreros. Por eso, argumentó a favor del libre comercio y propuso eliminar las leyes del maíz por lo que habría un flujo de cereales baratos (y eso haría la comida más barata y los capitalistas pagarían menor salario, por lo que volverían a ganar dinero e invertir de nuevo). Es lo que se denomina "ventaja comparativa" (Rusia tiene una ventaja comparativa al cultivar cereal, que se le da muy bien, y Gran Bretaña en fabricar hierro, por lo que el comercio entre ambas es beneficioso). Defiende que es mejor abrir las fronteras que ser autosuficientes.

Ver el resumen del libro "Principios de economía política y tributación", de David Ricardo en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2012/06/principios-de-economia-politica-y.html


El siguiente pensador económico en analizar es Fourier, que ideó los falansterios (pequeñas comunidades con talleres y bibliotecas e incluso ópera, lugares donde cultivar la personalidad y la amistad). Por su parte, Robert Owen propuso un pueblo modelo donde la gente fabricaba en una jornada laboral más reducida y promover buenos hábitos laborales (los trabajadores recibían puntuaciones con cubos de colores). Fracasó otra colonia con granjas, talleres y escuelas pero todos se escaqueaban del trabajo y discutían. Otro pensador, Henri de Saint-Simon propuso crear una sociedad industrial que sería compasiva y libre de pobreza (creó una religión industrial). Todos creían que los mercados y la competencia no eran el camino a una buena sociedad. Se les considera inventores del socialismo (los individuos no son dueños de recursos en la forma de propiedad privada sino que son compartidas para tener un nivel de vida estándar) o utópicos (mundos ideales creados a partir de la razón y la buena voluntad). Defendieron que las personas no estaban condenadas a la pobreza y creían en el progreso.

El autor también estudia a Malthus (el Scrooge de la Economía), quien temía el crecimiento continuo de la población: más personas significaba más pobreza y una existencia precaria y si se intentaba ayudar a los pobres, eso solo empeoraría la situación. Dice que los humanos necesitan comida para sobrevivir y tener relaciones sexuales para reproducirse (algo que duplicará la población cada nueva generación). La población se expande geométricamente con el tiempo y en dos generaciones crece de 1.000 a 4.000 y, en seis, a 64.000. No es posible, dijo, duplicar la producción de comida tan rápido y si se conquistaban nuevas tierras, pronto se volvería al punto de partida. Pronto surgirían hambrunas y enfermedades y habría menos nacimientos de hijos (por infanticidio, abortos, anticonceptivos). El resultado es miseria y vicio. La idea de fondo es que los salarios deben ser de subsistencia para cubrir lo esencial (ley de hierro de los sueldos). Además, criticó la ayuda a los pobres y enfermos porque recompensaban la pereza y crea un mayor número de mendigos. Una idea que propuso fue reducir el impulso sexual de la gente y postergar el matrimonio. Sin embargo sus ideas fueron pronto rebatidas por el progreso: mejores medicamentos, anticonceptivos más eficaces, los mejores trabajos redujeron la tasa de fecundidad y las nuevas tecnologías elevaron los estándares de vida y más personas significan más cerebros para crear nuevas ideas sobre cómo producir riqueza.

Ver el resumen del libro "Primer ensayo sobre la población" de Malthus en el siguiente link:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2011/10/primer-ensayo-sobre-la-poblacion-de.html



El siguiente autor es Karl Marx, autor junto con Engels, del panfleto El manifiesto comunista. Dicen que bajo el comunismo no habría propiedad privada y los obreros, y no los jefes, tendrían el control total. En 1848, vio una lucha de clases en Europa. Marx creía que los utopistas eran tontos por creer en la bondad humana. Pensaba que la historia se desarrolla por una serie de sistemas económicos y que el capitalismo será reemplazado a causa de cómo los capitalistas obtienen sus ganancias. Estudió el origen de la ganancia de hacer una camisa: exprimiendo al máximo el trabajo duro del obrero (la plusvalía, lo que excede al salario de subsistencia; por otra parte, los obreros compiten entre sí para no perder el trabajo y aceptan salarios bajos). Por ello, el conflicto entre la burguesía y el proletariado es la mayor contradicción del capitalismo. Si los obreros ganan menos y se vuelven miserables e infelices, no tienen dinero para comprar los productos del capitalista. El sistema colapsa y los trabajadores toman las fábricas e instauran un sistema comunitario o comunista que eliminaría la división de la sociedad en clases diferentes en continua lucha entre sí.
Añade que los capitalistas son dueños de la producción y pueden enriquecerse porque las leyes del país y el sistema político les permite ser dueños del capital y conservar como ganancia la plusvalía generada. Marx también desarrolló el concepto de enajenación del obrero, al estar conforme con su trabajo sin cuestionarse su explotación laboral.

Jevons desarrolló la idea de utilidad marginal (la satisfacción que un bien da al consumidor; por ejemplo, no sabe igual el primer caramelo que el décimo). La tendencia de la utilidad marginal es a disminuir conforme se consume más un bien (ley de la utilidad marginal decreciente). Sirve para explicar la manera en la que la gente gasta su dinero. Lo esencial es equilibrar de manera exacta las utilidades marginales de varios bienes. En la vida real, cada persona tiene una cantidad limitada de dinero y cientos de artículos que comprar.

Alfred Marshall continuó el argumento de Jevons y desarrolló la ley de la demanda. Un precio elevado conduce a una demanda reducida de un bien, un precio bajo a una demanda alta y la utilidad marginal decreciente muestra de dónde procede la ley. La ley de la marginalidad describe la manera en que se consume y cómo producen las empresas (produce un bien solo si tiene ingresos extra por venderla (renta marginal) y son más elevados que los costes de producirla (coste marginal). Cada vez es más costoso).
Marshall combinó al consumidor y la empresa en la teoría de la oferta y la demanda. La curva de demanda vincula el precio con la cantidad que el mercado demanda. La curva de oferta vincula el precio con la cantidad que producen las empresas. La oferta y la demanda determinan el precio en conjunto. El mercado está en equilibrio cuando la demanda de un bien es exactamente igual a la oferta. A ello se suma la competencia perfecta en la que ningún comprador ni vendedor puede alterar el precio. Eso hace suponer que hay un hombre económico racional, una persona que decide tras sopesar los costes y beneficios marginales. Ya no hay explotación del trabajador, sino un equilibrio de la utilidad marginal del tiempo de ocio y trabajo. Es la economía neoclásica.

Friedich List, por su parte, propuso proteger las nuevas industrias del siglo XIX de la competencia extranjera a través del arancel o impuesto sobre productos foráneos para permitir que la industria de un país pudiese crecer hasta poder competir en el libre comercio una vez alcanzada la misma etapa de desarrollo. Es la llamada política de protección. Pero los economistas modernos refutan a List y dicen que la protección recompensa la incompetencia y el desperdicio.
En la llamada disputa por el método, List defendió que la Economía debía basarse ante todo en la historia y en hechos concretos frente a quienes propugnaban teorías abstractas. Ambos tenían razón.


Ya en el siglo XX, Lenin (inspirado en Hobson) señaló tres tendencias: la interconexión entre países, el surgimiento de grandes empresas y bancos y el capitalismo de monopolio. A ello se sumaba la tendencia al imperialismo, donde las potencias europeas se apoderaban de territorios extranjeros para crear imperios. Pensaba que las tres tendencias estaban vinculadas. La queja de Lenin era que el capitalismo y la propiedad privada hacían que la guerra fuese inevitable por lo que las clases obreras debían de dejar de luchar entre sí y derrocar a los capitalistas. Pero, el autor del libro replica que los obreros que luchaban en la Primera Guerra Mundial disfrutaban de salarios más altos gracias al imperialismo y preferían mantener su trabajo antes que iniciar una revolución.

Hobson se oponía a que ahorrar era bueno y consideraba que el excedente de ingresos de los ultrarricos enriquecidos con el capitalismo de monopolio no se gastaban ni se invertían, se ahorraban en forma de inversión de nueva maquinaria para producir más bienes que los obreros empobrecidos ya no pueden comprar. La solución es invadir países y colocar allí los productos sobrantes. Hobson llamó al exceso de ahorros la raíz económica primaria del imperialismo. La expansión imperialista evitó el colapso del capitalismo pero era un signo de que este estaba muriendo. Años más tarde, las colonias se independizaron dando lugar a países en desarrollo.

En la postguerra, destacó el economista Arthur Cecil Pigou, alumno de Marshall. Pigou demostró que los mercados no siempre funcionan a la perfección e inauguró la llamada economía del bienestar, la cual examina el beneficio general para la sociedad que resulta de todas las decisiones tomadas por los consumidores en relación a las compras, ventas y trabajo, y aquellas que las empresas toman en relación a la producción y el empleo. La economía normativa analiza una situación económica, por ejemplo si un mercado presenta un buen o mal desempeño. Pigou argumentó que los individuos toman decisiones que los benefician pero que tienen efectos colaterales perjudiciales para otros (el ruido de la trompeta molesta a los vecinos). No se pueden ignorar los costes sociales. Pone como ejemplo una fábrica de pintura que vierte productos contaminantes al río y perjudica a los pescadores (que reducen sus ganancias). Del mismo modo, una empresa puede invertir mucho en una investigación y de cuyo invento se aprovecharán todos (externalidad positiva).
Los economistas llaman externalidades a la contaminación porque tiene efectos sobre personas o empresas que no son aquellas que las crearon. Pigou demostró que los fallos de mercado surgen cuando existe una diferencia entre los efectos sociales (impactos generales sobre todos) y los efectos privados.
Hay un ejemplo extremo que son los bienes públicos (el ejército o la policía benefician a todos, incluso a los que no pagan nada por ello, los free-riding).
El resultado es que la mano invisible de Smith no funciona cuando las personas generan externalidades o desean bienes públicos. Los mercados no aprovechan al máximo los recursos de la sociedad: se producen demasiadas cosas malas y no las suficientes buenas. Pigou dijo que el gobierno necesita dar un impulso a los mercados en la dirección correcta: alentar las externalidades positivas con subsidios o recaudando impuestos para promover bienes públicos y desalentar las negativas (a través de leyes antimonopolio para evitar que las empresas que controlan un mercado suban los precios).

En los años 30, la economista Joan Robinson, al mismo tiempo que Chamberlin, estudiaron las competencias imperfectas y monopolísticas. Combinaron aspectos del monopolio y la competencia (competencia monopolística o competencia imperfecta) en un mundo con gran variedad de empresas que necesitaban diferenciar su producto que es casi idéntico del de sus competidores a través de grandes campañas de publicidad. Los consumidores valoran la variedad de marcas que ofrecen las industrias con competencia monopolística (caso de Coca-Cola y Pepsi) pero estas no hacen el mejor uso de los recursos de la sociedad.
Robinson también ideó el concepto de monopsonista (un único comprador para toda la producción de un bien). Posteriormente, los economistas estudiaron el funcionamiento de los oligopolios (mercados provistos por un puñado de empresas que se asociaban entre sí para repartirse un mercado o hacían guerras de precios para expulsar a una).

En la misma época, surgió la economía planificada de los soviéticos (donde las fábricas no producían lo que el mercado exigía sino lo que imponía el Gobierno; y los sueldos no eran por esfuerzo y méritos sino iguales por decreto). Según el autor, el comunismo no puede funcionar porque crea incentivos equivocados. Los comunistas decían que en una sociedad comunista la gente es obediente y desinteresada y trabajan duro, no por su bien, sino por la nación.

Ludwin von Mises replicó, en su libro Cálculo económico en el sistema socialista, que las ganancias privadas ya no rigen la economía como en el capitalismo y eso suele involucrar una economía planificada que reemplazaba al mercado. En el comunismo, la comunidad es dueña de la propiedad, no los individuos. En todo caso, sería un fracaso porque es un sistema comunista es irracional que no pueden coordinar los deseos de miles de personas. En cambio, el capitalismo es racional, las personas siempre sopesan el coste y el beneficio (maximizan su utilidad y bienestar) y se organizan en base a los precios (si la gente quiere más relojes de cuco, el precio se elevará y los carpinteros se meterán en el negocio, lo que hará bajar el precio). Los mercados también le dan el mejor uso posible a las materias primas. Los precios distribuyen los recursos a sus usos más rentables: la producción de los bienes más deseados. Por contra, en la planificación centralizada esto está predeterminado por el Gobierno hasta en los detalles más nimios y establecía precios a ciegas. No solo había un exceso de información sino que en la economía de mercado los precios indican dónde se le da mayor uso a las materias primas.

Lange y Lerner replicaron a Mises que aunque la economía necesitaba la fijación de precios, los planificadores podían fijarlos y luego gestionar la economía racionalmente aplicando la ecuación de la oferta y la demanda y calcular los precios óptimos y reajustarlos (Leon Walras dijo en el siglo XIX que todos los mercados en conjunto, cada uno representado por una ecuación, mostraba cuándo estaba en equilibro los mercados para que designasen el mejor uso de los recursos económicos).

Otro autor comentado es Thorstein Veblen, un observador crítico de una sociedad cambiante en los años 20 durante la creciente industrialización de Estados Unidos, el nuevo líder mundial y que generó grandes fortunas y la llamada Época Dorada (Mark Twain) bajo la que yacía una sociedad fabulosamente rica y derrochadora e inmoral. Los escritos de Veblen eran como piedras candentes lanzadas contra las mansiones de los ricos, dice el autor. En La Teoría de la clase ociosa, Veblen dijo que los individuos no toman decisiones en torno a qué comprar y cómo gastar su tiempo mediante cálculos racionales. Para entenderlos, hay que observar sus hábitos, instintos y pautas sociales pues hay "costumbres primitivas" o tribales que perduran en la economía moderna. Por ejemplo, compramos un reloj caro para obtener la aprobación de los demás (en otras sociedades, trabajar era degradante) y en Estados Unidos los nuevos ricos y los herederos de sus fortunas vivían de las rentas sin tener que trabajar. La compra de mansiones, abrigos y viajes a la Costa Azul era consumo ostentoso para presumir. Llamó a esos pocos privilegiados la clase ociosa. (usaban fracs y corbatas de seda para recalcar que no trabajaban en nada productivo; la ropa femenina era incómoda para mostrar que nunca había pelado una patata). Los vestidos eran muy caros para presumir de estatus. El consumo ostentoso era un despilfarro pero las clases bajas intentaban imitarlo. Por otro lado, retrató a un grupo de magnates de la industria y el ferrocarril (Vanderbilt, Drew) conocidos como los "barones ladrones" por su instinto depredatorio, que se engañaban unos a otros. [nota del lector: la historia recuerda mucho a La rebelión del Atlas, de Rand]. Frente a ello, estaba el instinto del trabajo útil.

Ver el resumen del libro "La teoría de la clase ociosa" de Thorstein Veblen en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2013/05/sociologia-estratificacion-social.html


A partir de la crisis de 1929, el economista que tuvo más importancia fue el británico John Maynard Keynes (formaba parte del Círculo de Bloomsbury junto a Virgina Woolf). Dijo que la obra de los economistas del siglo XIX (se centraba en el empleo de recursos escasos y en producir todo lo máximo posible) no podía explicar por qué los países quiebran como en la recesión iniciada con la Gran Depresión de 1929. Keynes dijo que nadie tenía la culpa de que la economía fuese mal (en los años 30 se redujo la producción a la mitad) pues esta funcionaba como un todo. No era tanto problema de escasez como de usar los recursos ya disponibles (la conexión entre producción y consumo estaba rota).

Keynes criticó la ley de Say, la cual dice que todo lo que se produce se venderá porque a las personas les importan los bienes útiles que poseen, por lo que las recesiones son imposibles y la economía tiene un nivel de gasto en el que todas las fábricas trabajan a su capacidad máxima y todo el mundo tiene trabajo. Funciona como el nivel del agua de una bañera: si el consumidor ahorra, es como si el agua se fugase por el desagüe (y hay más quiebras y despidos). La solución a una recesión, según esta ley, es enchufar un empalme con una manguera y verter más agua (inversiones e inyección de dinero en la economía) para llenar otra vez la bañera. Otra idea es abrir el grifo (bajar la tasa de interés pues el precio de pedir un préstamo se abarata y genera inversiones y la Economía se pone en pie por sí sola como un muelle elástico). Pero Keynes replicó que la tasa de interés no ayuda a convertir los ahorros extra en inversión y que las recesiones tenían lugar cuando una cantidad mayor a la que entra en la bañera sale de ella (porque los comerciantes se sienten pesimistas y no invierten como en 1930). En una recesión que generaba millones de desempleados involuntarios, el dinero se iba por el desagüe.

A raíz de estos razonamientos de Keynes, la Economía se dividió en Macroeconomía (estudia la economía como un todo, como el desempleo) y Microeconomía (estudia cómo los consumidores y las empresas individuales toman decisiones).

Ver el resumen del libro "Teoría general de la ocupación y el empleo" de John Maynard Keynes en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2011/06/teoria-general-de-la-ocupacion-el.html


El siguiente autor es el austríaco Joseph Schumpeter, que plasmó sus ideas en el libro Capitalismo, socialismo y democracia. Dice que los frutos del capitalismo moderno (amplia gama de bienes y nuevas tecnologías para producirlos) los crean personajes heroicos cual caballeros andantes: emprendedores como Vanderbilt (ferrocarriles) o Carnegie (acerías). Al canalizar su energía hacia la industria y no la batalla habrían creado riqueza para la sociedad gracias a sus inventos. Son conquistadores que no están preocupados por el dinero, que es el cuerpo y el alma que fluye por el organismo económico. Debido a estos emprendedores con éxito, pronto salen imitadores. Pero ser emprendedor también puede ser ruinoso, por lo que hay ciclos fluctuantes con épocas de innovación, espíritu emprendedor e imitación. Según dicho autor, el capitalismo es una economía en eterno movimiento sin equilibrio y no estática como un retrato (Jevons, Marshall). Las nuevas tecnologías acaban con las nuevas, lo que denominó destrucción creativa. Creía que los monopolios ayudaban a avanzar la economía porque en algunos sectores es necesaria una inversión inmensa. El problema es que cuando las empresas crecen se convierten en aburridas burocracias y dejan de innovar y genera intelectuales insatisfechos en la cima. El capitalismo (es cambio sin punto final) tampoco llegó a su fin porque surgió la llamada economía mixta (se implicó el Gobierno pero con soluciones cortoplacistas).

Ver el resumen del libro "Historia del análisis económico" de Joseph Schumpeter en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2012/12/historia-del-analisis-economico-de.html


Posteriormente, el libro explica la teoría de juegos (una interacción estratégica donde la conducta del rival nos influye y decidimos nuevas acciones y que sirve para analizar mercados complejos y realistas) y el dilema del prisionero (inventada por los matemáticos del Rand y usada para comprender las confesiones de un crimen de dos gánsteres detenidos en la cárcel o la carrera armamentística). Esta teoría, en la que unos jugadores pueden competir o cooperar, se usó mucho en la Guerra Fría ante el peligro de un ataque nuclear. John Nash descubrió una solución al juego (pensando por Von Neumann) sin pactos ni promesas mutuas. El resultado era el equilibrio de Nash en el que cada jugador hace lo mejor teniendo en cuenta lo que el otro jugador hace. Los jugadores, al actuar racionalmente, dan su mejor respuesta pero terminan en una posición que no es la mejor que tienen a su disposición. El dilema del prisionero, donde la cooperación está siempre en riesgo por la ausencia de pactos, aparece constantemente en la economía (por ejemplo, cuando dos competidores de petróleo o cuando intentan cerrar el mercado a un nuevo rival emprenden una bajada alocada de los precios que les perjudica a los dos). A veces, la solución pasa por hacer amenazas creíbles (la llamada Máquina del Juicio Final, programada para lanzar sus misiles en caso de ataque nuclear).

Niall Kishtainy también analiza las tesis de Friedich Hayek (mentorizado por Mises y economista rival de Keynes, quien decía que el Gobierno podía desatascar la economía y solucionar el desempleo). Hayek escribió el libro Camino de servidumbre donde alertó de la creciente intervención del Gobierno en la economía y el fin de la libertad del individuo (algo que equiparaba a la tiranía nazi).
La primera alarma surgió a raíz del best-seller Seguridad Social y servicios afines, de William Beveridge, quien proponía que el Gobierno protegiera a los individuos de las incertidumbres de los mercados, de perder sus trabajos, de no poder alimentar a sus hijos... Debía luchar contra cinco males: escasez, enfermedad, miseria, ignorancia y desempleo. En la postguerra había una economía mixta (un punto intermedio entre capitalismo y socialismo).

Hayek rechazó ese sistema porque el control estatal de la economía privaría a las personas de su libertad. El progreso había empoderado al individuo mediante mercados que no fueron creados por nadie. El problema surge cuando se quiere acelerar el progreso e interfiere el Gobierno en los mercados para atender los variados deseos de los ciudadanos (más piscinas, más museos). Recordó que en una economía de libre mercado, el vago pierde su empleo y dinero y ser embargado pero en una economía controlada por el Estado, puede ir a la cárcel o incluso ser ejecutado porque todas sus posesiones le pertenecen al Estado, y eso deriva en una tiranía. Aseguraba que sin libertad económica, la libertad política era imposible. Sin embargo, admitió que el Gobierno debía cubrir el desempleo y actuar en mercados donde no está la iniciativa privada, lo que le granjeó crueles críticas de Ayn Rand por no haber ido demasiado lejos.

Ver el resumen de "Camino de servidumbre" de Hayek en el siguiente link:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2012/04/camino-de-servidumbre-de-friedrich.html


Posteriormente, Niall Kishtainy estudia la descolonización (iniciada con la independencia de Ghana en 1957) y los países en desarrollo, lo que denomina el Gran Impulso. Un autor de la época es Arthur Lewis, quien dijo que las economías de los países pobres tienen contrastes entre lo tradicional (vendedores ambulantes) y lo moderno (tiendas de lujo). Fundó el campo de la economía del desarrollo (progreso y mejora), junto con Paul Rosenstein-Rodan. Ambos creían que las nuevas naciones estaban lejos de alcanzar su potencial económico y las llamaron países subdesarrollados o en vías de desarrollo (la idea era convertir las granjas en fábricas aunque los mercados no funcionaban bien y había que recolocar a campesinos como obreros). Rosenstein-Rodan propuso que el Gobierno podía dar el salto haciendo inversiones masivas en la economía a través del Gran Impulso. Pero al vincular economía y política se generaron proyectos ineficientes.

Algunos países en desarrollo como Corea del Sur tuvieron éxito porque organizó chaebols (grandes negocios como Samsung y Hyundai con vínculos con el gobierno que recibían préstamos baratos para invertir en áreas clave protegidas de la competencia externa y encaminados a volverse competitivos para exportar bienes). Se crearon así los Tigres Asiáticos: Corea del Sur, Singapur, Taiwan y Hong Kong). En África, los Gobiernos causaron muchas quiebras y en los años 90 optaron por la privatización (liquidación de compañías estatales), lo que también decepcionó.

Otro economista de interés es Gary Becker, quien derribó la diferencia entre económico y social, por ejemplo, al aceptar pagar una multa como si fuese una tasa por un servicio. Utilizó principios económicos convencionales (las personas tienen un conjunto claro de preferencias que no cambian mucho) para analizar toda clase de comportamientos humanos. Las personas son racionales y calculan la forma de actuar que satisface mejor sus preferencias. Becker estudió el racismo en el trabajo y calculó el coeficiente de discriminación (lo que el jefe racista tiene que subir el sueldo a un empleado blanco respecto a un negro). Además de ineficiente, era inmoral.
Otra de las ideas de Becker fue los consumidores de tiempo (ver una saga de Star Wars, tener un bebé...). El ingreso salarial al que uno renuncia cuando se queda en casa con un consumidor de tiempo. Otra idea de Becker fue el capital humano (la idea de que las personas contribuyen a la producción del mismo modo que las máquinas y pueden mejorar su capital humano mediante títulos y diplomas). Hoy en día, los universitarios estudian para graduarse y tener mejores trabajos.

Otro concepto de interés es el crecimiento económico, cuya teoría fue desarrollada por Robert Solow y Trevor Swan. Dicen que los países ricos son aquellos que tienen mucho capital en comparación con la población, lo que significa que pueden producir muchos productos por persona (producción per cápita), por lo que es crucial también el ingreso per cápita. El problema es que cada vez que se invierte más, el producto extra mengua (rendimientos decrecientes del capital). Esto implica que conforme una economía incrementa más sus existencias de capital y su producción, su tasa de crecimiento disminuye y todas las ganancias extras del capital se agotan.
En la teoría de Solow, hay unos inputs (telas, papel) que se convierten en productos (pantalones). La fórmula es el conocimiento: cómo cortar la tela. El progreso tecnológico permite que se produzca más con el capital y la mano de obra y genera bienes nuevos.
Solow dice que los países pobres tenderán a alcanzar a los ricos porque crece a mayor velocidad. La Edad de Oro del crecimiento fue entre 1950 y 1970, donde las familias europeas tuvieron coche, electrodomésticos, televisiones y teléfonos, y aumentó el consumo, aunque el resto del mundo seguía en la pobreza porque la tecnología no es exógena (de algún lado tiene que salir). Solow concluye que el crecimiento tiende a desacelerarse.

Por su parte, Paul Romer consideró la tecnología como algo endógeno que se produce dentro del propio sistema económico. La gente inventa mejores motores para coches porque pueden ganar dinero vendiéndolos. Cada vez que se descubre algo, ese conocimiento se puede usar una y otra vez, por lo que es un bien no rival y puede seguir creciendo, generando mayor riqueza. El problema es que hay poca investigación respecto a la necesaria y obliga al Gobierno a costearla. Los países pequeños no tienen capacidad tan grande para generar ideas.

En los años 50, Kenneth Arrow y Gerard Debreu intentaron responder a la pregunta de por qué la economía de libre mercado no es un caos constante y funciona con plena armonía, por lo que propusieron la teoría del equilibrio parcial (hay movimientos ascendentes y descendentes (ondas) del mercado petrolero, por ejemplo, como si solo dependieran del precio del mismo pero también hay interacciones entre diferentes mercados como el petrolero y el automovilístico).

Fue Leon Walras (siglo XIX) quien propuso el equilibrio general (expresado en una ecuación de oferta y demanda). Para Arrow y Debreu esto ocurre cuando las preferencias del consumidor son racionales y generan una economía consistente, en reposo y sin ondas.

Posteriormente, Wilfredo Pareto indicó que un resultado es indeseable o ineficiente si es posible mejorar la situación de al menos una persona más sin perjudicar a otra. Cuando hay un intercambio, hay una mejora de Pareto, pero si no hay intercambio, los recursos de la economía no se encontrarían en su punto óptimo de uso. Un resultado económico tiene eficiencia de Pareto cuando se llevaron a cabo todos los intercambios y es imposible que nadie esté mejor sin provocar que otro esté peor. Hay una excepción: un supermillonario tiene todo el dinero y dona algo a los pobres, por lo que todos ganan menos él, que está algo peor.

Según Arrow y Debreu, si hay un equilibrio general, este debe tener eficiencia de Pareto. Es el llamado Primer  teorema fundamental de la economía del bienestar (no hay recursos desperdiciados). En el libre mercado, hay armonía y los deseos de las personas se equilibran y nada se desperdicia. El autor del libro advierte de que los resultados de los mercados, aunque sean eficientes, pueden ser muy injustos y recalca que los fundamentos de Arrow distan mucho del funcionamiento real de la economía (pues un comprador podría afectar a los precios de un mercado y ya no sería competitivo; además, también influyen las economías de escala lo que obliga a las grandes empresas a expandirse para ocupar todo el mercado; o cuando la contaminación perjudica a otros). Parece que el mensaje del teorema es que es poco probable que los mercados sean eficientes y tal vez el gobierno tenga que intervenir para impulsar la economía hacia la eficiencia (desintengrando monopolios o poniendo impuestos a la contaminación).

En los años 60, con un mundo dividido por la Guerra Fría (crisis de Cuba), destacó André Gunder Frank. autor del libro El desarrollo del subdesarrollo, quien estudió el capitalismo mundial de las grandes empresas (que reemplazaron a los colonizadores en la explotación del Tercer Mundo) como un centro del sistema con un núcleo de países ricos en Europa y América del Norte, y en el borde del sistema (la periferia), los países pobres de América Latina, Asia y África. Según este autor, el núcleo gana a expensas de la periferia y el destino de los países pobres depende de los países ricos por enriquecerse. Se conoce como la teoría de la dependencia. Decía que las injusticias son una parte inevitable del capitalismo.

Por su parte, otro teórico, Prebisch, vio la diferencia entre los países que exportaban productos primarios (café, azúcar) y los ricos que exportaban manufacturas como televisores y coches (productos en los que se gasta más dinero; sin embargo, nadie compra mucho más azúcar del necesario). Por ello, propuso que los países pobres se diversificasen en vez de especializarse y creasen su propia industria automovilística.

Finalmente, los Chicago Boys (economistas de libre mercado latinoamericanos educados en la Escuela de Chicago) tomaron el relevo en Chile en 1973.

 Sin embargo, finalmente, muchos economistas admitieron diversas injusticias existentes en el mercado mundial como decían los teóricos de la dependencia: los países desarrollados solían imponer un sistema que hacía que sus exportaciones se vendieran libremente en los países pobres o EE.UU. intervenía en el comercio y la política de América Latina. Por contra, los Tigres Asiáticos se enriquecieron.

Tras Keynes, surgieron sucesores como Samuelson, Hansen y Hicks, que matematizaron la economía keynesiana, guía para estudiantes y gobiernos desde 1946 para asegurarse de que la economía seguiría creciendo, caso de Kennedy (que propuso recortar impuestos mediante una política fiscal para que los consumidores gasten más con un efecto multiplicador). Según Keynes, las recesiones tienen lugar cuando los ahorros no se invierten en fábricas y maquinaria, las personas ahorran en vez de gastar, los comerciantes no invierten, hay menos gasto general y la economía deja de crecer.

Hay otro tipo de política llamada política monetaria que advierte de que cualquier elemento que altere la cantidad de dinero en la economía o la tasa de interés que se cobra por tomarlo prestado. El tipo más simple es imprimir moneda o comprar bonos (certificados que generan intereses a quien es su propietario). Una tasa de interés más baja estimula los negocios y hay más gasto en la economía.
Por tanto la teoría keynesiana funciona así: mayor oferta de dinero - tasas de interés más bajas - mayor inversión - mayor renta nacional y empleo. Pero, en el fondo, admite la teoría clásica de que el dinero no tiene impacto real en la economía (el dinero solo se usaba para comprar y vender cosas).

Bill Phillips descubrió que cuando el desempleo era elevado (había muchos recursos sin ser utilizados), la inflación (la rapidez con que suben los precios) tiende a ser baja. Cuando el desempleo era bajo, la inflación tendía a ser alta. Una curva (la curva de Phillips) vinculaba ambos extremos: un poco menos de desempleo venía acompañado de un poco más de inflación. Si la economía se deprimía, los gobiernos gastaban más reduciendo el paro a costa de mayor inflación. Y a la inversa, subía los impuestos o recortaba el gasto para desacelerar la economía. Pero en 1970, la inflación se disparó y los keynesianos perdieron su encanto.

El teórico James Buchanan se valió de un libro de Knut Wicksell para poner en duda al Estado (compuesto de funcionarios y políticos que no eran héroes desinteresados sino que tenían sus propios intereses y que hacían sus elecciones en función de ello de forma miserable y egoísta). Denominó a este nuevo campo la elección pública. Acusó a los gobiernos de los años 60 de gastar mucho y dar privilegios a los fabricantes proteccionistas para mantenerse en sus cargos pero sin mejorar el funcionamiento de los mercados. Esta ganancia extra por no haber hecho casi nada alienta la búsqueda de rentas (las empresas gastan dinero para persuadir a los gobiernos para que les de privilegios, lo que perjudica a los consumidores). También acusó a los keynesianos de gastar dinero por encima de lo recaudado en impuestos y generar un déficit presupuestario, lo que es premiado por los votantes de forma que el gasto seguirá creciendo. Pero se critica que los votantes actúen como hombres racionales que sopesan su voto.

Otro autor monetarista es Milton Friedman, que escribió Capitalismo y libertad, donde criticó la intervención gubernamental (controles en las rentas y establecimiento de salarios mínimos). Friedman rechazó la postura keynesiana de que un aumento de la oferta del dinero estimularía la economía y prefirió la política fiscal (gasto gubernamental e impuestos). La teoría monetarista se basa en la teoría cuantitativa del dinero y la velocidad de circulación del dinero (ritmo con el que la moneda cambia de manos, lo que permite duplicar la renta nacional). Sin una velocidad estable, el vínculo entre el dinero y la renta nacional es débil. Si la velocidad se reduce, la renta es la misma pero el dinero tiene efectos reales a corto plazo al aumentar el gasto y subir la producción. Pero al generarse inflación, se crea una ilusión monetaria (los trabajadores confunden los salarios nominales con los reales y al darse cuenta de su error dejan de trabajar tanto y la economía regresa al nivel original).

El gobierno puede volver a intentar inflar la economía como un alcohólico y elevar los salarios y los precios más hasta que los empleados se percatan del error y trabajan menos. Para Friedman no era una sorpresa que la curva de Phillips se estuviese desmoronando. Propuso que el gobierno se comprometa con una tasa fija para la oferta de dinero (del 3 %), de acuerdo con el crecimiento de la economía. Cree que la economía tiende a estabilizarse sola y la intervención gubernamental (como en 1930 o 1970) tiende a perjudicarla. Había que mejorar la oferta y no la demanda. Las ideas de Friedman basadas en la economía de la oferta fueron adoptadas por Reagan y Thatcher en los años 80.

Ver el libro Capitalismo y libertad de Milton Friedman en el siguiente link:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2014/06/capitalismo-y-libertad-de-milton.html


Otros autores más actuales que menciona el libro son:

- John Muth, por su teoría de las expectativas racionales.

- Eugene Fama, que aplicó las expectativas racionales a los mercados financieros y su baja capacidad de predicción. De él es la hipótesis del mercado eficiente, en la que los precios de la Bolsa reflejan toda la información disponible.

- Robert Lucas: representante de la escuela neoclásica, estudió la compensación del mercado (los trabajadores entienden que sus salarios no se elevarán más y no trabajarán más, por lo que es imposible que el Gobierno estimule más la economía)

- George Soros y Paul Krugman, en el estudio de la especulación cuando se atacan los precios fijos cuando los gobiernos gastan demasiado. Uno protagonizó la crisis asiática de los años 90 y el otro la estudió.

Ver el resumen del libro "El retorno de la economía de la depresión" de Paul Krugman:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2011/04/el-retorno-la-economia-de-la-depresion.html

Ver el resumen del libro "Acabad ya con esta crisis" de Paul Krugman:


- Amartya Sen, sobre el desarrollo social como expresión de las comunidades para evitar las hambrunas gracias al apoyo mutuo.

Ver el resumen del libro "La idea de la Justicia" de Amartya Sen en el siguiente link:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2012/12/la-idea-de-la-justicia-de-amartya-sen.html


- George Akerlof como estudioso del mercado de los limones (venta de coches de segunda mano malos, denominada la selección adversa porque el comprador ignora información relevante). Revela que en la economía algunos saben más que otros y creó el nuevo campo de la Economía de la información.

Ver el resumen del libro "Animal Spirits" de Akerlof en el siguiente link:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2013/11/animal-spirits-de-george-akerlof-y.html

Ver el resumen del libro "La economía de la manipulación" de Akerlof y Schiller en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2016/07/la-economia-de-la-manipulacion-de.html


- Joseph Stiglitz, quien señala que el buen funcionamiento de los mercados financieros depende de que los prestamistas puedan evaluar de modo fidedigno cómo de fiables son aquellos a quienes les prestan el dinero y de que los inversores entiendan el carácter arriesgado de los proyectos de los que ponen su dinero. Sugirió que o la mano invisible no existe o está paralizada.

Ver el resumen del libro "El malestar en la globalización" de Stiglitz en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2011/05/el-malestar-en-la-globalizacion-de.html

Ver el resumen del libro "El precio de la desigualdad" de Stiglitz en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2012/10/el-precio-de-la-desigualdad-de-joseph-e.html

Ver el resumen del libro "La gran brecha" de Stiglitz en:


- Finn Kydland estudió la inconsistencia temporal (la creencia de los alumnos vagos de que los profesores no cumplirán sus amenazas si no entregan los deberes porque los tutores no quieren quedarse en clase más horas).

Prescott estudió el mismo problema, aplicado a la economía keynesiana de los años 70. Por eso, propusieron la teoría de la libertad discrecional de decidir (pues el gobierno produce acciones contraproducentes debido a su propia libertad de acción).

- Varias economistas feministas que estudiaron la economía y el papel de la mujer, tanto a la hora de cuidar a los hijos (o pagar por sus cuidados) como por qué son los salarios más bajos.

- Daniel Khaneman, que influyó en el campo de la economía conductual, junto a Richard Thaler (que propuso dar un empujón para generar conductas positivas). Estos teóricos probaron que los financieros que provocaron la crisis no se estaban guiando por juicios racionales sino que tomaban decisiones desenfrenadas.

Ver un resumen del libro "Pensar rápido, pensar despacio" de Daniel Khaneman en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2017/02/pensar-rapido-pensar-despacio-de-daniel.html


Ver un resumen del libro "Un pequeño empujón" de Richard Thaler en el siguiente link:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2017/12/un-pequeno-empujon-nudge-de-richard-h.html

Ver un resumen del libro "Todo lo que he aprendido con la economía" de Richard Thaler en el siguiente link:


- Robert Shiller, que aplicó la economía conductual a los mercados financieros en su libro Exuberancia Irracional.

Ver el resumen del libro "Exuberancia irracional" de Shiller en el siguiente link:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2013/11/exuberancia-irracional-de-robert-j.html

Ver el resumen del libro "La economía de la manipulación" de Akerlof y Schiller en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2016/07/la-economia-de-la-manipulacion-de.html


- Alvin Roth  propuso estudiar cómo donar el máximo número de riñones mediante un intercambio ventajoso. Es un diseño de mercados. Tuvo en cuenta la teoría de la subasta de William Vickrey  y su desarrollo valió para organizar exitosas subastas de telefonía.

- Hyman Minsky que teorizó sobre el momento Minsky, aplicado a la crisis del 2008. Es el momento en que el capitalismo se vuelve inestable mediante avanza en su desarrollo y se vuelve más arriesgado y las innovaciones en el mercado financiero generan financiamiento especulativo.

- Thomas Piketty y la desigualdad del 1 % basado en la formula "g: r  > g", donde R es la tasa de rédito sobre la riqueza y G el crecimiento de la economía. El gobierno, si quisiese, puede jugar con esta fórmula para reducir la desigualdad.

Ver el resumen del libro "El capital en el siglo XXI", de Piketty en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2014/04/el-capital-en-el-siglo-xxi-de-thomas.html

- Anthony Atkinson dijo que un salario mínimo generoso podría reducir la desigualdad y mejorar la eficiencia.



lunes, 12 de agosto de 2019

"Cambiemos el mundo", de Greta Thunberg (2019)

Resumen del libro "Cambiemos el mundo", de Greta Thunberg (2019)


Resumen original y actualizado en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2019/08/cambiemos-el-mundo-de-greta-thunberg.html

Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Sociología y Derecho.

Sociología, cambio climático, ecología, sostenibilidad, externalidades

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Ficha técnica

Título: "Cambiemos el mundo"

Subtítulo: Huelga por el clima

Título en inglés: No consta

Autora: Greta Thunberg

Año de publicación: 2019

Publicación en español: Editorial Lumen, Penguin Random House Grupo Editorial, Barcelona, 2019

Número de páginas: 72 + 8 sin numerar

Nota: es una recopilación de discursos y reseñas de prensa

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Biografía oficial de Greta Thunberg (hasta el 2019)

Greta Thumberg es una joven activista climática  sueca. En agosto del 2018 inició una huelga por el clima todos los viernes que se ha convertido en un fenómeno global al haberse expandido de Estocolmo al resto del mundo. Se ha reunido con mandatarios europeos y ha dado discursos, escritos por ella misma en, entre otros foros, las Naciones Unidas y ante los máximos dirigentes de la Unión Europea en Bruselas. Greta ha sido nombrada por Time una de las jóvenes más influyentes del mundo y es candidata al Premio Nobel de la Paz. Junto a sus padres y su hermana Beata, es autora del libro Nuestra casa está ardiendo. Historia de una familia y de un planeta en crisis, que se prevé publicar en el 2019 en Lumen.

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Texto de la contraportada

"Soy Greta Thuberg, tengo quince años y hablo en nombre de la justicia climática. Este es un grito de socorro".

En agosto del 2018, esta adolescente sueca que se ha propuesto luchar por la supervivencia del ser humano comenzó una huelga escolar los viernes que ahora siguen cientos de miles de estudiantes en todo el mundo. En diciembre fue invitada por las Naciones Unidas a hablar en la cumbre sobre el cambio climático. Poco después cruzó Europa en tren para pronunciarse ante los líderes del mundo en el Foro de Davos: "Quiero que entren en pánico - les dijo -. Quiero que actúen como si nuestra casa estuviese ardiendo. Porque así es". Hoy Greta Thunberg es candidata al Premio Nobel de la Paz. Este volumen indispensable recoge todos sus discursos".

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ÍNDICE

- Discurso en Parliament Square. Londres, para la Declaración de la Rebelión XR, el 31 de octubre del 2018

- Conferencia TedX, de noviembre del 2018

- Del discurso en la Marcha por el Clima, Estocolmo, 8 de septiembre del 2018.

- Del discurso en Davos, del 25 de enero del 2019

- De los discursos en Bruselas y Helsinki, el 6 y 20 de octubre del 2018

- Discurso en la conferencia de la ONU sobre el cambio climático (COP24), en Katowice, el 3 de diciembre del 2018

- Un post de Facebook del 2 de febrero del 2019

- Del discurso ante el Consejo Económico y Social de la UE, Bruselas, en febrero del 2019

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RESUMEN

En agosto del 2018, Greta Thuberg inició una huelga en solitario por el clima ante el Parlamento sueco. El libro recoge sus discursos en la Marcha por el Clima de Estocolmo, en la plaza Parliament Squate de Londres (donde declaró la revolución XR), en la conferencia TedX, en la reunión Young Cop24 de Katowice ante el secretario general de la ONU, así como una charla en el foro de Davos, un post de Facebook y un discurso ante el CES de la UE. En esencia culpa a la actual generación adulta de contaminar el planeta, no hacer nada para impedir el cambio climático y arruinar el planeta para cuando ella sea mayor y tenga hijos. "A ustedes se les están acabando las excusas y a nosotros el tiempo", les reprocha a los dirigentes de la ONU. Las nuevas generaciones heredarán un escenario de pesadilla. Propone dejar los combustibles fósiles bajo tierra y centrarse en la equidad.

La autora, de 15 años, tiene diagnosticado el Síndrome de Asperger, un trastorno obsesivo compulsivo y mutismo selectivo (solo habla cuando lo cree necesario). Sus discursos son corrosivos y ataca la dejadez de los políticos ante el cambio climático. Habla de "emergencia climática" porque solo hay un margen de doce años para impedir que aumenten las temperaturas de forma irreversible. Propone reducir los viajes en avión (ella viaja en tren) y no consumir carne.

Thunber cuenta que cuando tenía 8 años oyó hablar por primera vez del cambio climático, algo que habían provocado los humanos con su estilo de vida. Le dijeron que apagase las luces para ahorrar energía y que reciclase el papel. Le sorprendió que los seres humanos fuesen capaces de cambiar el clima ya que todo el mundo hablaría de ello, pero no se oía nada y todo seguía como antes, sin restricciones para quemar combustible. A pesar de ser una crisis existencial y el mayor problema al que nos hayamos enfrentado, que incluye una sexta extinción masiva, se sigue haciendo todo como antes, indica la autora.

A los once años, enfermó y se deprimió. Perdió diez kilos. No sabe mentir y no tiene interés en el juego social. Para ella, los autistas son normales y el resto gente extraña. En el 2018, fue una de las ganadoras de un concurso de redacciones sobre el medio ambiente del diario Svenska Dagbladet. Luego, se unió a ecologistas de Fossilfritt Dalsland para preparar una huelga al estilo Zero Hour pero luego ella decidió actuar sola y el 20 de agosto se sentó sola ante el Parlamento sueco y repartió folletos. Su mensaje se hizo viral en Twitter e Instagram. Niega que haya alguien detrás de ella o que le paguen. Incluso sus padres, totalmente alejados del activismo, no la secundaron. "No he conocido a ningún activista del cambio climático que esté en la lucha por dinero", afirma. Y se dirige a los políticos: "Si ustedes han hecho los deberes saben que no nos queda otra opción". Reprocha el sistema competitivo donde la gente engaña para ganar. Prefiere cooperar y compartir de forma justa los recursos que quedan en el planeta.

Según Thunberg, países como Suecia deben empezar a reducir sus emisiones un 15 % cada año para mantener la temperatura global por debajo de 2 grados aunque el Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático recomienda reducir a 1,5 grados. A partir de ese límite, se generaría una reacción en cadena irreversible que escaparía al control humano. A pesar de ello, los dirigentes políticos ni los medios de comunicación no lo mencionan ni hacen nada. A día de hoy, los gases de efecto invernadero atrapados en la atmósfera y la contaminación ya aumentan la temperatura de 0,5 a 1,1 grados (aunque dejemos de quemar combustibles).

Otro aspecto que considera que nadie habla es del "principio de equidad o justicia climática", expuesto en el Acuerdo de París, para que los países ricos reduzcan sus emisiones a cero entre seis y doce años para que los pobres puedan mejorar su nivel de vida construyendo sus infraestructuras (carreteras, hospitales, centrales eléctricas) que los países ricos ya tienen.

Dice que si nadie hace nada no es por maldad sino porque la gente no tiene ni idea de las implicaciones en su vida diaria. No hay consciencia de que urge un cambio, dice la autora. La realidad es que no hay señales visibles como ciudades inundadas ni países reducidos a escombros. No solo nadie hace nada sino que los climatólogos y ecologistas siguen viajando en avión y comiendo carne y lácteos.

Una de las claves de sus discursos es esta frase: "Si vivo hasta los cien años, en 2103, pero ustedes no piensan en un futuro más allá del 2050. Yo no habré vivido ni la mitad de mi vida y ¿qué ocurrirá después?". Añade que quizás, en el 2075, sus hijos le pregunten por la generación de sus abuelos, los que en el 2018 estaban aquí, por qué no hicieron nada cuando todavía había tiempo para actuar. "Lo que hagamos o dejemos de hacer ahora afectará a toda mi vida y a la de mis hijos y nietos. Y lo que hagamos o dejemos de hacer ahora ni mi generación ni yo misma podremos deshacerlo en el futuro", recalca.

Por dicho motivo, se declaró en huelga estudiantil ante el parlamento sueco. La autora se burla de quienes le aconsejan volver al colegio o convertirse en climatóloga para resolver la crisis climática. Cree que los niños que faltan a clase por la huelga por el clima son un movimiento global al actuar todos juntos. Añade que las ideas motivacionales como proponer placas solares, energía eólica, economía circular, etc... "no funciona" porque las emisiones no han disminuido. Más que esperanza pide acción como poner leyes para reducir el uso de cien millones de barriles de petróleo al día. Dice que las reglas tienen que cambiar.

La autora avisa de que, según Johan Rockström, hay tres años de margen para revertir el aumento de emisiones de gas de efecto invernadero para alcanzar los acuerdos de París (solo tienen un 5 % de posibilidades de lograrlo). A pesar de ello, siguen aumentando las emisiones.

Comenta que en Suecia viven como si tuviesen los recursos de 4,5 planetas (En España es 2,3), por lo que le está robando a las generaciones futuras los recursos de 3,5 planetas. Quiere que esto se pare ya, es un grito de socorro frente a la palabrería hueca. Se queja de que los políticos la ridiculizan y la llaman "retrasada, arpía o terrorista" y se queja de que la prensa mira para otro lado. Les advierte de que "el futuro de las próximas generaciones recae sobre sus espaldas".

Otro de los discursos, como el de Davos, se centra en el hecho de que "nuestra casa está ardiendo", título de su próximo libro. Dice que según el IPCC, en menos de doce años ya no podremos corregir nuestros errores y hay que reducir las emisiones de CO2 al 50 % (sin incluir la cuestión de equidad entre países ni la liberación de gas metano en el permafost del Ártico generado por un efecto de retroalimentación al haber mayor deshielo. Por contra, sí incluye tecnologías de absorción de gases que ni siquiera están inventadas ni desarrolladas a escala planetaria). Advierte que "nos enfrentamos a una catástrofe que traerá consigo un sufrimiento indescriptible para una cantidad enorme de personas". Añade que "resolver la crisis climática es el mayor y más complejo desafío al que el Homo Sapiens se ha tenido que enfrentar". Pero la solución la entiende hasta un niño pequeño: detener las emisiones.

Añade en Davos que "nuestro presupuesto de carbono" se está consumiendo a toda velocidad y debería convertirse en la nueva moneda global y centro de la economía. Cuanto mayor sea la huella de carbono de un país, mayor será su deber moral. No quiere esperanza, "quiero que entren en pánico y que sientan el miedo que yo siento todos los días y que actúen como si nuestra casa estuviese ardiendo".

En otro discurso, habla de las medidas de presión con huelgas estudiantes ante edificios gubernamentales para lograr los dos grados. Se niegan a estudiar por un futuro que podría dejar de existir y que nadie hace nada por salvarlo y cuya educación y retos científicos no significan nada para los políticos. El silencio es lo peor de todo. Cada persona cuenta, como cuenta cada emisión y cada kilo.

En otra charla, en la ONU, culpa nuevamente a los políticos de "habernos fallado" durante los 30 años que los climatólogos advirtieron de la crisis en ese foro mundial. Hablar del eterno crecimiento económico verde es otra de las malas ideas de los políticos, que le están dejando la carga a sus hijos. Lo único sensato es echar el freno de emergencia. "Estamos a punto de sacrificar nuestra civilización por las oportunidades de ganar enormes cantidades de dinero para un reducido número de personas y sacrificar la biosfera para que algunos países ricos como el mío puedan vivir con lujos pèro es el sufrimiento de muchos el que costea esos lujos", dice.

Ante el CES de Bruselas, critica que la UE proponga un nuevo objetivo de la reducción del CO2 al 45 % de lo que había en 1990 en el 2030 pero ella dice que "no basta" para proteger el futuro de los niños y niñas que están creciendo hoy. Habría que reducir vuelos comerciales y transporte marítimo. "Una vez más esconden su desastre bajo la alfombra para que nuestra generación lo limpie y lo solucione", dice. Y recalca que "Si insisten en que estamos malgastando un valioso tiempo de clase, permítanme que les recuerde que nuestros dirigentes políticos han malgastado décadas con su negación e inactividad". Termina diciendo: "Hemos empezado a limpiar su desastre y no pararemos hasta que hayamos acabado".







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lunes, 5 de agosto de 2019

"Construir y habitar", de Richard Sennett (2018)

Resumen del libro "Construir y habitar", de Richard Sennett (2018)

Resumen original y actualizado en el siguiente link;
https://evpitasociologia.blogspot.com/2019/08/construir-y-habitar-de-richard-sennett.html

Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Derecho y Sociología.

Sociología, urbanismo, vida en la ciudad, hábitat urbano, cultura urbana

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Ficha técnica

Título: "Construir y habitar"

Subtítulo: Ética para la ciudad

Título original en inglés: "Building and Dwelling. Ethics for the City"

Autor: Richard Sennett

Fecha de publicación en inglés: 2018

Publicación en español: Editorial Anagrama SA, Barcelona, 2019

Número de páginas: 431

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Biografía oficial del autor Richard Sennett (hasta el 2019)

Richard Sennett es sociólogo, profesor de la London School of Economics y de la Universidad de Nueva York, creador de Theatrum Mundi, una fundación de investigación sobre cultura urbana, y consultor de la ONU. Ha recibido numerosos premios y honores, entre ellos el Premio Hegel en el 2006, el Gerda Henkel en el 2008 y el Spinoza en el 2010, además del doctorado honoris causa de la Universidad de Cambridge y la Centennial Medal de la de Harvard. En Anagrama se han publicado El declive del hombre público, La corrosión del carácter, El respeto, La cultura del nuevo capitalismo, El artesano, Juntos y El extranjero.
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Texto de la contraportada

"¿Cómo deberían ser las ciudades del futuro? ¿Cómo ha evolucionado su planificación a lo largo de la historia? ¿Cómo afecta a nuestra vida el entorno urbano en el que vivimos? ¿Qué valores urbanísticos se deberían potenciar? ¿Qué lastres se deberían desterrar?

Repensar la ciudad es el objetivo último de este libro que hace un recorrido por su evolución partiendo de los dos ámbitos en los que trabaja el autor, el de la sociología y el del urbanismo, y tomando como base tanto reflexiones de arquitectos y urbanistas como de filósofos.

Construir y habitar recorre la historia de las ciudades desde el ágora griega hasta las urbes del siglo XXI como Shanghái. Repasa las propuestas de los grandes innovadores de la planificación urbana en el siglo XIX - Haussmann y Cerdá-, la creación de la ciudad del siglo XX en Europa y Estados Unidos de la mano de arquitectos como Le Corbusier y su evolución en el siglo XXI en países emergentes como China, India, México o algunos africanos. Y aborda ejemplos concretos, que van del diseño de Central Park de Nueva York a la sede de Google, el Googleplex, pasando por las bibliotecas de Medellín, el desarrollo urbanístico de Delhi.

Este libro cierra la trilogía del Homo faber de Richard Sennett, cuyas dos entregas anteriores, El artesano y Juntos, también están publicadas en esta colección. Son tres obras independientes pero que, leídas en conjunto, proporcionan una de las reflexiones más lúcidas y estimulantes sobre la sociedad contemporánea".

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ÍNDICE


1. Introducción: defectuosa, abierta, molesta

I. Las dos ciudades

2. Fundamentos inestables

3. Cité y ville se separan

II. La dificultad de habitar

4. El Ángel de Klee se marcha de Europa

5. El peso de los otros

6. Tocqueville en Tecnópolis

III. Cómo abrir la ciudad

7. El urbanita competente

8. Cinco formas abiertas

9. El vínculo de hacer

IV. Ética para la ciudad

10. Sombras del tiempo.

Conclusión: Uno entre muchos

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RESUMEN

Richard Sennett es un autor preocupado por los cambios sociales, por ejemplo, sobre cómo han desaparecido los artesanos debido a la automatización. En este libro, analiza los espacios abiertos de las ciudades (espacios vivos que invitan a la socialización en el barrio, como los bulevares parisinos, las calles de tiendas hindúes o las tiendas bohemias de Greenwich Village) y los espacios cerrados (que ahuyentan a los peatones como el Googleplex, los barrios-colmena de Shangái o las ciudades inteligentes surcoreanas). El libro puede servir como guía exprés de la historia contemporánea de la arquitectura urbana y la generación de espacios para la convivencia.

Distinción entre "cité" y "ville"
El autor parte de la distinción francesa entre "cité" y "ville", pues en una es la ciudad como estructura urbana y la otra como "forma de vivir" o "cultura urbana". Para el autor, un espacio está abierto y vivo si los oficinistas de Google van a tomar café al bar de la esquina, al que también acuden los taxistas del barrio a cotillear.

La "ville" se refiere a la ciudad en su conjunto mientras que la cité designaba un lugar en particular. "Cité" vino a significar en el siglo XVIII la naturaleza de la vida de un barrio, los sentimientos que la gente albergaba acerca de los vecinos y los extraños, así como su apego al lugar. Pero esta distinción se perdió y hoy en día "cité" alude casi siempre, según el autor, a esos lúgubres espacios que dan cobijo a los pobres en las afueras de las ciudades. El autor rescata el término antiguo porque distingue entre el medio construido y cómo vive la gente. Por ejemplo, los atascos de los túneles defectuosamente diseñados de Nueva York pertenece a la "ville" y los neoyorquinos locos que hacen carreras por esos túneles al amanecer pertenece a la "cité". O sea, la "cité" son las percepciones que tienen sus ciudadanos de la ciudad (tiendas,...) y la "ville" es cómo está construida.

La cité abierta es un lugar más de hacer que de ser pero no despierta simpatía por los demás.

En palabras de Sennett, una ville abierta está marcada por cinco formas que hacen posible la complejidad de una ciudad. El espacio público promueve actividades sincrónicas. La ville privilegia el linde a la frontera y tiende a hacer porosas las relaciones entre las distintas partes de la ciudad. Marca con modestia la ciudad con el empleo de materiales simples y la colocación arbitraria de marcadores a fin de destacar lugares anodinos. Utiliza las formas-tipo en su edificación para crear una versión urbana de lo que en música es el tema con variaciones. Y a través de la planificación seminal se permite que los temas (dónde ubicar escuelas, viviendas, tiendas, parques) se desarrollen de modo independiente en la ciudad, lo que produce una imagen compleja del conjunto urbano.

El autor ve cinco formas abiertas:

1) El centro es sincrónico: dos espacios centrales. El bazar, el ágora griega o la plaza Nehru de Delhi serían sincrónicos (el apretado gentío hace muchas cosas a la vez pero necesitan un principio de coordinación) mientras que un estadio o un teatro son un espacio secuencial (la multitud se concentra en una única cosa).
El autor menciona el diseño fallido del arquitecto Henry Cobb al diseñar un extremo inferior del paisaje del National Mall de Washintong DC, que era un parque demasiado solitario. Sennet le asesoró para hacer un espacio sincrónico (atraer a gente con puestos y casetas e iluminación nocturna) pero el exceso de estímulos hizo que el cliente no aprobase la idea.

2) Signos de puntuación. Marcadores monumentales y mundanos. Pone por ejemplo el Obelisco de Roma, en el que convergían varias calles y servía como punto de referencia e invitaba al viaje religioso. Otros puntos de exclamación son las altas agujas de las iglesias. También hay puntos y comas, como las calles que se cortan o las esquinas de las oficinas para distintas actividades. Las comillas urbanas se refieren a bancos, pequeños árboles o fuentes que mejoran los espacios públicos pobres, lo mismo que las macetas de las casas que embellecen la ciudad, así como los jardines "shinto" y zen.

3) Porosidad y membrana. Menciona al mapa de Nolli (que permite ver cómo el Panteón de Roma s se convierte en un gran espacio poroso). Se refiere a la distinción entre frontera y linde (las murallas, plazas de aparcamiento, lugares de intercambio tenso), está la membrana de una célula viva (es una separación más "light" de la entrada de un edificio y la calle; al crear grandes espacios abiertos o eliminar ruidos ambientales mediante superficies irregulares. También se pueden amplificar los sonidos sociales en pasadizos subterráneos que atraen a la gente, como los gritos de los vendedores ambulantes).

4) Lo incompleto. La forma cáscara y la forma-tipo. Se trata de distintos proyectos donde los espacios arquitectónicos quedan incompletos y los lugareños los completan "a su manera". Otra idea es la llamada "caja georgiana" (edificios de la época georgiana que proliferan en Londres), que ha sido pervertido por divisiones interiores, neones de las tiendas, lo mismo que muchos "lofts" de Nueva York que han sido deformados. La idea de Sennett es crear formas-tipo (una pieza de ADN urbano que adopta diferentes configuraciones en distintas circunstancias; el encaje de forma y funció es flexible). Pone como ejemplo apartamentos recargados de estructuras eléctricas o tuberías que permiten instalar nuevos cuartos de baño. Mientras la cáscara está vacía, la forma-tipo es el caracol dentro de ella (en este sentido critica los nuevos planes para peatonilizar las manzanas de Cerdá).

5) Lo múltiple y planificación seminal. Se refiere a usar mercadillos al aire libre para animar un espacio pero también poner "semillas", como por ejemplo la biblioteca del Cerro de Medellín.

Alcantarillado de Londres
El autor hace un repaso histórico a los modelos de ciudad. Por ejemplo, cita a Joseph Bazalgette, como el mejor ingeniero de la ciudad moderna, porque creó un gran alcantarillado en Londres en torno a 1860. Formaba parte de una red más densamente conectada y eficiente que en las calles de la superficie. Hay que tener en cuenta que por la misma época un inspector londinense descubrió que, tras trazar un mapa con puntos de casas donde había fallecimientos, las muertes por cólera se localizaban alrededor de una fuente contaminada. Tras clausurarla y cortar el agua, cesó la epidemia. Fue el inicio de la importancia de la salud pública en la ciudad.


Bulevares de París
Otro ejemplo de ciudad moderna es la del barón Haussmann, que rehizo el París medieval y abrió grandes avenidas llenas de boulevares y grandes edificios nobles para evitar que los revolucionarios levantasen barricadas en las calles estrechas. Lo que no podía imaginar es que en esas avenidas se abriesen cafés y la gente los abarrotase para disfrutar de las tardes. Sennett explica que las barricadas planteaban una amenaza política y Haussmann construyó amplios bulevares por los que, en tiempos de agitación, pudieran desplazarse dos filas de cañones tirados por caballos y disparar sobre las calles interiores. Por otra parte, la solución de Haussmann a los problemas del transporte público dividió París en tres "réseaux" o redes de bulevares. En las nuevas calles que trazó Haussmann la gente se mezclaba socialmente y circulaba con comodidad. El autor se pregunta si se trató de un progreso al precio de la represión.

Manzanas de Cerdà de Barcelona
El autor también estudió el proyecto de Idelfons Cerdà en Barcelona. A diferencia de Haussmann, se centró más en los edificios que en el espacio público, dice Sennett. Las manzanas de viviendas se agregaban según un patrón geométrico cuadricular en malla. Pero la idea inicial de Cerdà era crear un amplio espacio interior abierto por los flancos con bloques paralelos de pisos de 2 o 3 plantas. Luego, se construyeron cinco o seis plantas y se profundizaron las manzanas en la década de 1870. Después, se empezó a construir el interior, en 1920 se cerró la manzana, se aumentó la altura, en 1970 se agregaron áticos y en el 2014, incluso había torres dentro de los patios. Lo que ocurrió es que, en 150 años, se rellenaron las manzanas de viviendas.

El autor señala que Barcelona intenta reinventar en el Eixample el concepto de "manzana abierta" de Cerdà y crear una supermanzana (la super-illa, en catalán), lo que considera un "engaño" porque en este nuevo plan no hay nada que vaya de abajo hacia arriba ya que estos nuevos grandes espacios deberían estar coordinados a gran escala. La idea sería peatonalizar un grupo de nueve manzanas y hacer que el tráfico la rodee, dando valor a las grandes esquinas que se generen en los lados de la megamanzana. Una idea sería generar espacios libres de turistas para los propios barceloneses. El autor se hace eco de los problemas con los turistas, una población flotante que apenas deja dinero, salvo al sector hostelero, pero que hace uso de calles y carreteras que no contribuyen a pagar. Sennett, sobre las megamanzanas, dice que primero habría que estudiar si los viales viejos serán suficientes para absorber el tráfico de nueve manzanas o generaría un  nuevo problema al crear atascos.

Central Park en Nueva York
Sennett también menciona un tercer ejemplo de construir ciudad: se refiere a Central Park en Nueva York. Inicialmente, Frederick Law Olmsted creó refugios de la calles en parques públicos como Central Park. La idea era que se mezclaran de manera sociable gentes de diferentes razas, clases sociales y origen étnico. Sin embargo, el parque era como una especie de oasis fuera de sus bordes, donde predominaba una desolada realidad urbana.

El autor sostiene que Central Park fue una inmensa construcción destinada a dar placar al hacer posible que la gente escapara de la ciudad hacia una elaboradísima versión artificial de paisaje natural con divertidos puentes, pasos subterráneos, lagos y glorietas puestos de forma arbitraria y de factura humana. Recuerda que el artificio humano es la línea recta de árboles plantados en los bordes de las aceras para separar al peatón del tráfico.


El Plan Voisin de Le Corbusier
El autor menciona otro proyecto famoso: el Plan Voisin de Le Corbusier de 1924. Lo define como un "hijastro perverso" del plan de Cerdà de construir la ciudad en manzanas uniformes. Su objetivo es la ausencia de vida en la calle. Más o menos funciona así: se trata de torres de vecinos muy altas sin tiendas en las plantas bajas y aceras estrechas. El residente se siente en un lugar inhóspito y no hace vida social de barrio. Según explica Sennet, el Plan Voisin se convirtió en un modelo para agrupar y segregar a los pobres, e inspiró un desolador proyecto en la ciudad de Nueva York en la década de 1950.

El Plan Voisin tuvo una versión para ricos: las ciudades jardín. El autor habla de Ebenezer Howard y su idea de un grupo de ciudades sin suburbio y sin humo. Lewis Mumford respondió al Plan Voisin con su propia idea de la ciudad jardín, cuyo plano interrelacionaba todos los aspectos de la vida en una ciudad. Por ejemplo, un área central reunía a 58.000 habitantes rodeada de granjas, bosques, un gran canal y un tren interurbano circular. Alrededor, había municipios de 32.000 habitantes, o de 8.000, casas industriales, asilos, hospitales, cementerio, colegios para discapacitados. El autor menciona que Mumford trabajó en distintos proyectos de ciudad jardín, como el de Sunnyside, en Queens, en Nueva York (había casas unifamiliares, apartamentos y adosados).


La apropiación de espacios
Otro arquitecto, Aldo van Eyck, creó en Ámsterdam espacios abiertos a partir de una intersección de tráfico, lo que se llama "apropiación de espacios". El parque tiene un borde peligroso donde los niños juegan cerca del tráfico porque el arquitecto pensaba que los niños debían aprender a gestionar los riesgos, lo que no harían de estar físicamente aislados.

Otra idea de apropiarse espacios es usar el espacio bajo las vigas metálicas de una autopista de Manhattan, que era un espacio vacío lleno de traficantes de heroína y toxicómanos,  en una zona de tiendas que atrajo a la población negra de Harlem como a la comunidad blanca de la Columbia University.

El mapa de Nolli de Roma de 1748 mostraba una ciudad porosa en dos dimensiones y orientadas norte-sur y no en 3D y al este como hacían antes.

Jane Jacobs
El autor también cita el trabajo de la urbanista Jane Jacobs, que planteó soluciones para un espacio urbano muerto como Greenwich Village, Nueva York. Su idea fue volver a una vuelta al París de Haussmann y llenar los bajos comerciales de tiendas de bares, antigüedades, discos, teatros, para crear una cultura urbana y atraer gente al barrio. Sennett dice que, a diferencia de Olmsted (el de Central Park), Jacobs prefería los espacios sociales vinculados a la vida de la calle. Pone por ejemplo la White Horse Tavern, en Greenwich Village, donde los clientes podían charlar distendidamente en la barra sin preocuparse por los borrachos.

En este sentido, siguiendo las ideas de Jacobs, el autor menciona la típica calle de Bombay, en la India, en la que los peatones transitan por espacios donde la gente mezcla trabajo y habitación en el mismo espacio y tiempo. Lo mismo ocurre en Nápoles, donde calles "muertas" recuperan la vida social por el tránsito de forasteros y turistas.

Ciudades modernas asiáticas
Sennet examina otras soluciones aplicadas en India o China. Por ejemplo, en Nueva Delhi, la plaza Nehru es un espacio abierto y mítico. Se llenó de tiendas de lujo y empresas emergentes por el día, pero por la noche regresan los sin techo, los vendedores ambulantes de productores electrónicos robados y los vendedores de saris. El autor dice que aunque la arquitectura moderna pretendía crear un espacio cerrado, una vez que se van los vigilantes jurados, la plaza recupera su espacio abierto.

Todo lo contrario ocurre en Shanghái, donde se han creado multitud de espacios cerrados con altas torres, que Sennett define como "una versión lujosa del Plan Voisin". Recuerda que el "shikumen" (patios vecinales comunicados entre sí donde había talleres y pequeñas tiendas) era una forma habitacional organizada en los que la gente se mezclaba estrechamente. Ahora se ha hecho una versión moderna del "shikumen" como un espacio cerrado y saneado: expulsaron a los antiguos habitantes y crearon tiendas y una imitación que se cierra fuera de horario laboral.

El autor también examina el cambio en Moscú, desde la visión de Walter Benjamin, con un pasado cerrado (grandes avenidas decimonónicas con calles casi despobladas) y una solución de futuro con modernos edificios que según el autor "parecen encarnar la apertura y la esperanza".


Ciudades jardín y cabañas
Sennet estudia la visión de Martin Heidegger como la vida en la cabaña en la Selva Negra nevada como fuga de la ciudad en la Alemania hitleriana (y así evitar el contacto con otras etnias). El autor alerta de que la sencilles de la construcción se combina con la exclusión social. Según Heidegger, doméstico significa seguro.

Otra manera de cerrar una ciudad, afirma el autor, es, en lugar de la fuga a ciudades jardín o cabañas en la selva, es la segregación. Cita como ejemplo el caso de la Venecia del Renacimiento, en la que se obligaba a los extranjeros a vivir en edificios aislados de los ciudadanos. Había ghetos, como el famoso de los judíos, situados en la periferia norte y el cual estaba conectado por un único puente abierto por el día, cerrado por la noche y siempre con vigilancia de las autoridades. Los griegos también tenían su gheto en una isla así como los dálmatas, armenios, albaneses, los alemanes, persas y turcos.

Tocqueville y las tecnópolis

El autor dice que Tocqueville fue profético en términos como la "posverdad" de los medios de comunicación de masas y el populismo. Se basa en este autor para describir el aislamiento social y los guetos tecnológicos de Googleplex y las ciudades inteligentes asiáticas.

El primer volumen de Democracia en América, publicado en 1835, muestra al joven escritor todavía obsesionado por el pasado, por las pasiones destructivas de la multitud, y en la tiranía de la mayoría que universalida su voluntad una vez instalada en el poder. Pero en el segundo volumen, de 1840, Tocqueville comparaba América con su propio país en su propia época, una Francia que él consideraba una sociedad burguesa ávida de dinero, un país indulgente donde regían el confort y la complacencia y donde la gente había perdido el interés por compromisos de mayor enjundia. En vez de peligrosas turbas, veía una masa de individuos desconectados de la sociedad y cerrados en sí mismos. Sennett ve ese "individualismo" desconectado como una igualdad de condición (desea los mismos bienes de consumo, educación, vivienda, estatus, lo que Adorno definió como la masificación del gusto del consumidor) y un presagio de los usos actuales de la tecnología. Se trata de individuos egocéntricos que desean una vida agradable y fácil, en contraste con el individualismo duro de los pioneros norteamericanos. Uno carga su mochila y el otro prefiere los tours guiados, uno va al Starbucks y el otro al café local.

Googleplex
Otro de los análisis que hace Sennett se refiere al Googleplex, el moderno edificio de oficinas de Google en Silicon Valley pero también en su sede de Nueva York. Sennett lo define como un gueto corporativo y autoimpuesto, aislado de la vida exterior de la calle. Son comunidades cerradas y diseñadas para veinteañeros solteros que forman parte de la élite, de las llamadas "clases creativas" (una idea de Richard Florida). El autor recuerda que en Googleplex no hay ningún motivo para dejar el edificio porque se combinan el placer recreativo y el trabajo. La empresa proporciona en su interior servicio de limpieza, gimnasio, atención médica, así como cómodos sillones y sofás para dormir por la noche, toboganes, pantallas gigantes de plasma. Minimiza las distracciones fuera del recinto. Cuando los trabajadores se casan, la empresa les proporciona autobuses blancos que los lleva a casa desde la oficina y los trae, trayecto en el que pueden seguir trabajando gracias a los megaconexiones wifi del autocar. Al autor Googleplex le recuerda a ciudades fabriles como Pullman, en Illinois, y Port Sunlight, en Gran Bretaña.

El autor rechaza Googleplex porque es "una forma de retiro interior que puede traducirse en la forma construida". Recalca que el calor de la comunidad puede ser el antídoto de la indiferencia. Advierte que la indiferencia de tipo tocquevilleano "es un mal en la cité, que se manifiesta en los silos raciales y racistas de comunidades cerradas".

Comenta que en las oficinas del Googleplex no prevé en su planta espacios distintos para diferentes actividades (no se pone el acento en las esquinas o intersecciones, como habría hecho el diseñador de oficinas Frank Duffy).

Además, montar un Googleplex (basado en la idea del campus universitario de estructura flexible) en un barrio no aporta nada a los residentes y encima atrae a tiendas, lo que encarece los precios de los alquileres. No tiene nada que ver con las empresas emergentes de Silicon Valley que olían a pizza de peperoni, Coca-Cola light y calcetines sudados, con aire acondicionado y ventanas cerradas. Pero esa cultura habría conexiones cara a cara y los competidores comentaban entre sí sus fracasos. Luego, dice el autor, el capitalismo monopolista compró esas firmas y las cerró. Paradójicamente, Googleplex está pensado para el intercambio de ideas en su interior mientras fuera cierra el libre mercado, dice Sennett. Se trata de un entorno interior "absorbente", una especie de oficina abierta sin estímulos donde los empleados trabajan callados aunque hay espacios como las oficinas-paisaje con máquinas de café expresso donde los empleados charlan y propician encuentros creativos gracias a este diseño de informalidad (billares, sofás bajos, carritos de comida junto al lavabo) y que hace una especie de hermandad de clase alta. Lo llaman "choques fortuitos de trabajo" y los fomentan con esquinas redondeadas. Se pregunta si un entorno replegado sobre sí mismo estimula realmente la creatividad. El autor visitó con una alumna el lugar y se sintió aliviado al salir y tomarse un café barato en el bar de la esquina.

Googleplex de Nueva York fue diseñado por Bjarke Ingels y Thomas Heatherwick. Hicieron un jardín acristalado y techado para aliviar a los trabajadores de Google de la exposición a su entorno físico pues la calle es un "sucio envoltorio".



Ciudades inteligentes
El autor maneja conceptos como "friction-free" (libre de fricción) para describir la tecnología fácil de usar (lo que genera igualdad de condiciones para el usuario al usar un programa informático o un móvil), así como la sobreexposición (o saturación). A partir de ellos, estudia las ciudades inteligentes, como la de Masdar en los Emiratos Árabes Unidos o la de Songdo, en Corea del Sur. En el caso de Masdar, Sennett la ve como ejemplo de ciudad inteligente cerrada porque un único centro de control regula todos los aspectos de la vida de la ciudad. Le recuerda la descripción de Le Corbusier del Plan Voisin porque concibe la ciudad como "una máquina para vivir".
La otra ciudad inteligente es Songdo, en Corea del Sur. Sennett dice que sus espacios sociales cuidadosamente diseñados (con largos ríos y paseos fluviales) son un fracaso: los residentes prefieren lugares que han surgido informalmente y no se ajustan de manera lógica al plan urbano. En las imágenes se ve como esos parques idílicos quedan alejados de las viviendas, más bien situados en zonas de oficinas y palacios de congresos, en medio de grandes avenidas. Sus alumnos estaban entusiasmados el primer día al ver una ciudad regida por algoritmos pero luego se sintieron controlados y vigilados por dicha ciudad llena de sensores y la calificaron de "homogénea, pesada, vigilada y centralizada, espectral, árida, inerte". Temen el azar. Vivir en estas ciudades es demasiado fácil y son condescendientes con el usuario. No ven muchas señales de la democracia de las polis. El autor cree que Songdo "no es en absoluto inteligente" porque está gestionada de un modo "entontecedor". Carecía de los efectos de abducción, generación y atención focal.

El autor dice que la "ville" tecnológica puede dividirse en ciudad inteligente prescriptiva (una ciudad cerrada, un Googleplex ampliado) o coordinadora.

La ciudad inteligente prescriptiva no es una forma urbana de coproducción con el ciudadano, pues tanto las formas como las funciones de los lugares se fijan de antemano y los ciudadanos las utilizan de acuerdo con la atractiva pero entontecedora regla de hacer lo más fácil. Es una "ville" cerrada.


En cambio, la ciudad inteligente coordinadora es coproductora, pues sus datos en tiempo real permiten a la gente no solo pensar en la manera de usar la ciudad, sino también, como en Lyon o Curitiba, en cómo diseñar distintas formas de edificios y planes de calles. Las formas alternativas proporcionan el modelo de una "ville" abierta moderna. Se trata de ciudades con un control centralizado desde una cabina con operarios que usan los macrodatos para hacer una retroalimentación con la que gestionan la dinámica urbana y reajustar los servicios a la manera en que un piloto conduce un avión. Todo está calculado para la eficiencia medioambiental y el ahorro. Un ejemplo sería Songdo y otro Masdar (cerca de Abu Dabi, y la cual funciona con fuentes de energía renovables como la solar y que tiene vehículos autónomos).

Comenta que la tecnología punta de la ciudad inteligente también es abierta cuando coordina las complejidades cambiantes en lugar de reducirlas a un único patrón de eficiencia. Lo que es válido para la ville también lo es para la cité.


Bermas para frenar el cambio climático
El cambio climático también ha obligado a idear proyectos para proteger las zonas urbanas. Uno de los más aclamados es la propuesta del Bjarke Ingels Group (BIG), tras el paso del huracán Sandy en el 2012, de crear una inmensa berma (colina de arena urbanizada llena de árboles y jardines) en torno al extremo sur de Manhattan. La berma estaría destinada a bloquear los efectos adversos del cambio climático y mitigar la potencia de las futuras tormentas que la gente pueda continuar con sus actividades normales (como hacer tai-chi en unos pabellones cubiertos).
El MIT hizo otra versión más abierta y de mayor adaptabilidad para generar una berma de tierras húmedas a través de Manhattan, que surgiría y decaería según el aumento o disminución de las tormentas, así como al altura de las mareas. Lo que se busca es que la berma cambie de forma en vez de quedarse como una construcción fija (que sería el caso del proyecto BIG).

Medellín
El autor ha buscado más casos de ciudades abiertas. Un ejemplo es Medellín, en Colombia, que logró que comunidades aisladas de la ciudad (como las chabolas pobres de El Cerro) tuviesen acceso al centro a través de un funicular que rompió su incomunicación. A ello se suma una biblioteca gestionada por residentes que sirve de espacio común para vecinos que antes tenían miedo entre sí. El hecho de poner en Medellín una maceta en una ventana marca un espacio abierto.

Hay, por contra, ejemplos de espacios cerrados, como el duro contraste entre las favelas y, a su lado, separadas por un muro, gigantescas urbanizaciones con pistas de tenis y torres de apartamentos con piscina y jardín en Sao Paulo, en Brasil. Sennett añade que en las distintas ciudades el "río de tráfico" por las grandes avenidas es una frontera tan infranqueable como una muralla sólida.


Espacios porosos
También hay espacios intermedios, como en Bombay, donde la vía del tren se convierte en un espacio peligroso pero, a escasos metros, las calles multifuncionales se llenan de gente a todas horas (tiendas con toldos en cada edificio).

Otros espacios "porosos" es el linde abierto en Borough Market, en Londres. Aquí se ve un centro comercial repleto de puestos por el que transitan los peatones bajo una cubierta de cristal.

Hay muchas soluciones para hacer más sociable el cemento: poner bancos de madera sobre las gradas y escaleras de hormigón, decorar con macetas las ventanas, o simplemente poner unas sillas y mesas de color con flores en una acera de cemento (le añade valor).

También se han hecho desaguisados como crear modernos apartamentos que imitan el estilo Manhattan pese a que sus residentes llevan una vida familiar y laboral distinta a la actual. También se plantea el resultado de la Tour Montparnasse en París, que rompe el tejido histórico de su entorno. El autor admite que la torre es un pegote "horrible" pero es fiel a nuestra época. Se pregunta cómo conciliar el diseño urbano la nostalgia y la realidad.

La interacción de expertos y usuarios
El autor comenta que él mismo ha hecho intentos de intercambiar ideas entre expertos y usuarios sobre cómo debía ser un edificio o un barrio sobre todo a la hora de que los planificadores trabajen y cooperen los urbanistas y urbanitas. Prefiere que los usuarios manejen y corten bloques de poliespán para hacer sus propuestas mejor que programarlo en 3D (le parece un método demasiado automático en el que el usuario no tiene ningún control). En el estilo abierto de diseño, la gente debería tener libertad para escoger los materiales.

Pone como ejemplo el incendio con 69 muertos en una torre de viviendas sociales en Londres (cubierta con un sandwich de planchas de aluminio y un polispán altamente inflamable pero unas libras más baratas que otros más seguros). La comisión de investigación no quiso reconocer que los constructores pusieron el material más barato por ser residentes pobres y que si a ellos se les hubiese preguntado no habrían querido el material barato pero peligroso.

Se han hecho otras soluciones para intercambiar ideas entre diseñadores y usuarios, como en la estación ferroviaria parisina Gare de Lyon.

Otros experimentos para crear espacios abiertos son a pie de obra, como el de Iquique, en Chile, por el arquitecto Alejandro Arivena, que construye el esqueleto de una estructura y sus residentes pobres pueden finalizarla (el autor dice que cuando se terminan las casas es un desastre arquitectónico pero un éxito sociológico). Sennet insiste en que "abierto" no quiere decir estético.

El autor critica las soluciones dadas a la Ciudad de México con 25 millones de habitantes, la mayoría pobres que deben trasladarse 2 o 3 horas al dia en transporte urbano a sus trabajos. La solución que se les ha dado es mejorar el transporte pero que han fracasado porque la ciudad necesita un gran cambio.

La ciudad cosmopolita kantiana
El autor considera una especie de "cité" kantiana. El filósofo Kant dijo que un cosmopolita no debía indentificarse profundamente con ningún lugar ni con ningún pueblo. Pensó en un habitante cosmopolita no comprometido que, según Sennet, podría servir hoy para describir a los ciudadanos globales y las fuerzas globalizadoras que transforman ciudades. Menciona a los inversores en "core" que dominan la inversión urbana moderna y que fácilmente podrían parecer hoy unos sujetos kantianos que mueven el capital por todo el mundo ajenos al lugar, por encima de cualquier afecto o vinculación personal en relación a los sitios en los que invierten. Pero también serían sujetos kantianos los migrantes más pobres de Medellín que solo sobreviven porque son capaces de adaptarse mirando más allá de los límites de la costumbre y la tradición local.

El crítico social Ash Amin describió al cosmpolita kantiano como una persona que se ha vuelto indiferente a la indiferencia, con la consecuencia práctica de que puede practicar la tolerancia.

Sennet menciona la Kantstrasse, una calle larga, ancha y recta, bombardeada durante la guerra, en el distrito comercial de Berlín Occidental, que sirvió de escaparate del consumismo durante la Guerra Fría, y que atraviesa una zona más elegante. Es una calle hospitalaria con la diversidad y viva que rebosa de vida comunal, y lleno de cafés y bares, y en los que hay una zona asiática que llegó recientemente y a la que el barrio absorbió. En su entorno viven mucha gente sola, por lo que surgen negocios para surtir a estos solitarios. Como "ville", la Kantstrasse es "abierta" en la forma.

La planificación
Sennett trabajó como planificador, como consultor de pequeñas comunidades y para una organización internacional [nota del lector: entiendo que la ONU] . Quiso salvar la brecha entre los construido (la cité) y lo vivido (la ville). Ve varias maneras de cooperar: mediante la coprodución, no como consulta, trabajando con formas abiertas. Ve tres técnicas de coprodución: los usuarios trabajan con la espuma de poliestireno para dar sus ideas, así como transparencias y porfolios que la gente puede tocar y reunir. Los exhibía en caballetes situados en iglesias por ser sitios seguros. Otra idea es que se vayan los expertos.

El autor dice que ningún planificador puede prever, décadas después, quienes ocuparán un barrio o una calle porque esta puede cobrar vida prueba. "Las propias formas adquieren con el tiempo la capacidad de autogestión: no se limitan a las intenciones de sus autores originales. Como la cité, con el tiempo las formas de esta ville devienen formas abiertas", afirma. Añade que, debido a la porosidad y una antigua planificación, la ville abierta rebosa carácter debido a sus marcadores, sus irregularidades, sus estructuras incompletas. "Calles como los bulevares de Haussmann han adquirido esa torcedura kantiana pese a que él las proyectó para que fuesen monumentales e imponentes. Las calles han adquirido un virus de autoeliminación a gran escala", dice.
Añade que los planificadores pueden contribuir a que las calles sean espacios abiertos proponiendo formas y oponiéndose a las personas que no vivan de manera abierta. Pero el problema del urbanismo, dice, es el énfasis autodestructivo en el control y el orden. Critica la Carta de Atenas y dice que la ética de una ciudad abierta es "vivir entre muchos hace posible (Venturi) la riqueza de significado antes que la claridad del significado".