El cambio social en el siglo XXI Compendio de resúmenes por E.V.Pita (2019) Picar aquí para descargar el PDF (156 páginas) |
El siglo XXI, caracterizado por un capitalismo global y digital, ha conllevado numerosos cambios sociales: desde la corrosión del carácter, hasta la soledad en la bolera, y un tipo de sociedades donde el ciudadano se enfrente a la transparencia de las redes sociales, el cansancio y la vigilancia. El precariado y la renta básica surgen como nuevas posibilidades de subsistencia mientras que la nueva Generación Z clama ante la emergencia climática.
Cambio social en el capitalismo global y digital del siglo XXI
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Este compendio agrupa 28 resúmenes de libros de autores que han estudiado la temática.
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cambiosocialsigloXXIb
1. "La McDonalización de la sociedad", de George Ritzer (1993)
Link del resumen original:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2013/07/la-mcdonalizacion-de-la-sociedad-de.html
2. "La corrosión del carácter", de Richard Sennett (1998)
Resumen original y actualizado en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2014/04/la-corrosion-del-caracter-de-richard.HTML
3. "El nuevo espíritu del capitalismo", de Luc Boltanski y Ève Chiapello (1999)
Resumen original y actualizado en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/08/el-nuevo-espiritu-del-capitalismo-de.html
4. “Solo en la bolera”, de Robert D. Putnam (2000)
Resumen original y actualizado en:
5. "La cultura del nuevo capitalismo", de Richard Sennett (2006)
Ver resumen original y actualizado en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2014/06/la-cultura-del-nuevo-capitalismo-de.HTML
6- "La felicidad paradójica", de Gilles Lipovetsky (2007)
El resumen original y actualizado está en el siguiente link:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2014/03/la-felicidad-paradojica-de-gilles.html
7. "Una sociología de la globalización", de Saskia Sassen (2007)
Resumen actualizado y original en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/10/una-sociologia-de-la-globalizacion-de.html
8- "La sociedad del cansancio", de Byung-Chul Han (2010)
Resumen actualizado y original en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2014/12/la-sociedad-del-cansancio-de-byung-chul.html
9. "Indignaos", de Stéphane Hessel (2011)
Resumen original y actualizado en el siguiente link:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2011/03/indignaos-de-stephane-hessel.html
9. "Indignaos", de Stéphane Hessel (2011)
Resumen original y actualizado en el siguiente link:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2011/03/indignaos-de-stephane-hessel.html
10. "El precariado", de Guy Standing (2011)
El resumen original y actualizado está en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2015/06/el-precariado-de-guy-standing-2011.html
11. "Superficiales. ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?", de Nicholas Carr (2011)
Resumen actualizado y original en el siguiente link:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2012/11/superficiales-que-esta-haciendo.html
12. "La sociedad de la transparencia", de Byrung-Chul Han (2012)
Resumen original y actualizado en:
13. "El desmoronamiento", de George Packer (2013)
Resumen original y actualizado en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/11/el-desmoronamiento-de-george-parker-2013.html
14. "La sociedad de coste marginal cero", de Jeremy Rifkin (2014)
El link del resumen original y actualizado está en:
15. "El establishment. La casta al desnudo", de Owen Jones (2014)
Resumen original y actualizado en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2016/09/el-establishment-la-casta-al-desnudo-de.html
16. "¿Cómo nos metimos en este desastre?", de George Monbiot (2015)
El resumen original y actualizado está en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2017/11/como-nos-metimos-en-este-desastre-de.html
17. "Postcapitalismo. Hacia un nuevo futuro", de Paul Mason (2015)
Para ver el resumen actualizado y original:
18. “24/7. El capitalismo al asalto del sueño” de Jonathan Crary (2015)
Resumen original y actualizado en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/04/247-el-capitalismo-al-asalto-del-sueno.html
19. "Lo inevitable", de Kevin Kelly (2016)
Resumen original y actualizado del libro en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/11/lo-inevitable-de-kevin-kelly-2016.html
20. "Utopía para realistas", de Rutger Bregman (2016)
Resumen original y actualizado en :
http://evpitasociologia.blogspot.com/2017/05/utopia-para-realistas-de-rutger-bregman.html
21. "El mundo sin trabajo", de Rudy Gnutti (2017)
Resumen original y actualizado del libro en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/03/el-mundo-sin-trabajo-de-rudy-gnutti-2017.html
22. "La sociedad del descenso", de Oliver Nachtwey (2017)
Resumen original y actualizado en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/11/la-sociedad-del-descenso-de-oliver.html
23. "El gran retroceso", de Bauman, Zizek, Della Porta y otros (2017)
Resumen original y actualizado en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2017/07/el-gran-retroceso-de-bauman-zizek-della.html
24. "La trampa de la diversidad", de Daniel Bernabé (2018)
Resumen original y actualizado en el siguiente link:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/12/la-trampa-de-la-diversidad-de-daniel.html
25. "Trabajos de mierda", de David Graeber (2018)
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https://evpitasociologia.blogspot.com/2019/01/trabajos-de-mierda-de-david-graeber-2018.html
26. "Capitalismo Big Tech", de Evgeny Morozov (2018)
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https://evpitasociologia.blogspot.com/2019/01/capitalismo-big-tech-de-evgeny-morozov.html
27. "La era del capitalismo de vigilancia", de Shoshana Zuboff (2019)
Link al resumen original y actualizado:
28. "Cambiemos el mundo", de Greta Thunberg (2019)
Resumen original y actualizado en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2019/08/cambiemos-el-mundo-de-greta-thunberg.html
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Resumen del libro "La McDonalización de la sociedad", de George Ritzer (1993)
VERSIÓN EN
CÓMIC EN COLOR
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CÓMIC EN COLOR Resumen de "La McDonalización de la sociedad", de George Ritzer (1993) Comic by E.V.Pita (2018) |
Descargar en PDF el cómic en colordel resumen de "La McDonalización de la sociedad" de George Ritzer en este link:
VERSIÓN EN CÓMIC EN BLANCO Y NEGRO
Resumen exprés en cómic de "La McDonalización de la sociedad", de George Ritzer (1993) Autor del cómic: E. V. Pita (2018) |
Resumido por E.V.Pita
Link del resumen original (libre acceso):
http://evpitasociologia.blogspot.com/2013/07/la-mcdonalizacion-de-la-sociedad-de.html
Sociología, sociología industrial, racionalización económica, burocracia, grandes organizaciones
Resumen, comentarios y anotaciones por E.V.Pita, licenciado en Sociología y Derecho.
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Título: "La McDonalización de la sociedad"
Subtítulo: "Un análisis de la racionalización en la vida cotidiana"
Título original: "The McDonaldization of Society"
Autor: George Ritzer
Fecha de publicación: 1993
Edición en español: Editorial Ariel SA
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" A partir del análisis de la burocracia efectuado por Weber y con ánimo divulgativo , George Ritzer nos descubre cómo los planificados procedimientos y la tecnología empleados por las cadenas de comida rápida tienen un mayor alcance del previsto. Este modo de operar ha influido en diversos ámbitos y conformado diferentes aspectos de nuestra sociedad: el deporte, la educación, la medicina, el ocio...
La McDonalización se revela como la más cumplida aplicación de las organizaciones burocráticas, cuyo objetivo es asegurar la implantación, por parte de esos mismos sistemas racionalizados - aparentemente anónimos - de un mecanismo de control individual y colectivo".
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1. La McDonalización de la sociedad
2. La McDonalización y sus precursores
3. Eficacia
4. Cálculo
5. Predicción
6. Control
7. La irracionalidad de la racionalización
8. La jaula de hierro de la McDonalización
9. Como hacer frente a una sociedad mcdonalizada
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RESUMEN
Comentarios previos al resumen:
El libro se ha convertido en un clásico y aparece mencionado en la entrada de Wikipedia sobre McDonald's. En mi opinión, el mayor interés del libro es que asocia la teoría de Weber sobre la racionalización burocrática formal aplicada a la industria de la comida rápida y como el cientificismo industrial afecta a la mentalidad de la sociedad que no quiere sorpresas sino que nada se salga de la rutina.
También explica cómo funciona el taylorismo (el cientifismo aplicado a la producción para multiplicar su producción). Fue Taylor el inventor del concepto de "standarización" de la producción, luego multiplicada por el trabajo en cadena ideado por Ford.
La idea es que especializar tanto las tareas que, finalmente, un robot sea capaz de ejecutarlas.
Por otro lado, estas fórmulas de trabajo evitan que haya imprevisibilidad, todo está automatizado o medido al detalle para evitar errores humanos en la cadena. Cualquiera podría hacer ese trabajo pues requiere escasa formación y los movimientos son muy fáciles de ejecutar.
Una de las claves que descubre Ritzer es que la McDonalización es altamente eficiente pero para exprimir al cliente, al que traslada parte del trabajo (como servirse o tirar la basura) y le impone unos altos precios comparados con los bajos costes (un refresco que es agua, hielo y soda cobra casi 2 euros). El consumidor debe esperar largas colas para ser atendido o, si hace cuentas, le compensa comer en casa. Incluso hay demasiados empleados que hacen tareas sencillas como aderezar las hamburguesas. De ahí, que el sistema siga siendo irracional, al menos para el consumidor. [Nota del lector: al hilo de esta argumentación, se me ocurre que el negocio de comida rápida sería más eficiente desde el punto de vista de la racionalidad económica y la competencia si cobrasen 3 euros por un Big Mc Menú y no seis (en realidad, ya hay hamburguesas por un euro) y si encontrasen un modo de eliminar las colas].
RESUMEN
Introducción (La jaula de hierro de la racionalización)
George Ritzer es especialista en Max Weber y sus puntos de vista sobre la racionalización, cuyo mejor ejemplo es la burocracia. Weber advirtió que estos sistemas racionalizados eran inhumanos y deshumanizadores y temía que muchos sectores de la sociedad serían racionalizados, que se convertiría en una red de sistemas racionalizados, y acabaríamos metidos en una "jaula de hierro" de racionalización, de la que no habría escapatoria ni alternativa.
Ritzer empezó a ver a McDonald's y otros restaurantes de comida rápida como un ejemplo de racionalización que se iba extendiendo por toda la sociedad, a otros ámbitos como la educación, los deportes, la política, los viajes, la dieta, la familia y la religión. Ve ventajas pero también peligros.
Ritzer aclara que no tiene animadversión hacia McDonald's pero este negocio es la más importante manifestación del proceso. Cree que podría ser posible invertir la tendencia de este fenómeno.
Capítulo 1
Define la McDonalización como "el proceso mediante el cual los principios que rigen el funcionamiento de los restaurantes de comida rápida han ido dominando un número cada vez más amplio de aspectos de la sociedad norteamericana, así como del resto del mundo".
McDonald's ha tenido un gran éxito: en 1990 vendía 68.000 millones de dólares. Fue fundado en 1955 como tal y a finales de 1991 tenía 12.418 franquicias. Su modelo ha sido adaptado por cadenas de pollo frito, tacos e incluso de comida más selecta (Sizzler o Red Lobster). Debido a esta expansión, las familias van a comer más a estos restaurantes y la presencia de McDonald's aumenta en el mundo porque las comidas rápidas se han convertido en un fenómeno global (como en Pekín, con capacidad para 700 personas y 29 cajas registradoras). Y su modelo también se extendió a cadenas británicas como Body Shop. En definitiva, un creciente número de negocios de otras clases han adaptado a sus necesidades los principios de funcionamiento de los restaurantes de comida rápida.
McDonald's se ha convertido en un símbolo tan arraigado que otros negocios le ponen el "Mc" delante: McDentist (clínicas planificadas como una cadena de montaje), McNiños (Kinder Care), McCuadras, McDiario (Usa Today, porque da las noticias tan breves que parecen noticias McNuggets de pollo). McDonald's es toda una institución y cuando abren un local en una pequeña villa se convierte en un acontecimiento, como ocurrió en Pekín, que se convirtió en noticia de primera plana.
Es por tanto, un ejemplo más de las "catedrales del consumo" como los centros comerciales, o Walt Disney World (el "hadj" o peregrinaje de la clase media, al menos una vez en la vida).
Parte de esta fama se debe a los anuncios, a sus grandes arcos dorados, y en los que la comida se vende como fresca y nutritiva, los empleados son seres joviales y buenas personas, y la experiencia de comer es divertida.
El proceso de mcdonalización es creciente y ello incluye el sexo, dice Ritzer, de ahí el éxito de líneas calientes o teléfonos eróticos.
Razones del éxito de McDonald's
El autor se pregunta por qué ha sido tan irresistible el proceso de mcdonalización. Dice que en una sociedad en la que todo marcha a ritmo acelerado, la eficacia para resolver el problema de la alimentación sin bajarse del coche es una gran solución. A ello se suma que parece como si McDonalds nos diese "duros a cuatro pesetas" al dar la sensación de que conseguimos mucha comida por poco dinero. Y además, en poco tiempo. Es una combinación tiempo-dinero como pizzas Domino y otras: "si no llega en media hora, le devolvemos su dinero".
Además, McDonald's ofrece aquello que es previsible. El huevo McMuffin será igual en Nueva York o en Moscú. Esto revela que mucha gente ha empezado a desear un mundo sin sorpresas.
A esto se añade que ejerce un control sobre los seres humanos, en concreto sustituye la mano de obra por tecnología, y los propios clientes (líneas marcadas en el suelo, menús limitados, y asientos incómodos que inducen a los clientes a comer rápidamente y marcharse). McDonald's quiere asegurarse de que todo salga bien y por eso lo cuantifica todo: pone una paleta especial para recoger el número exacto de patatas, la freidora hace un pitido para que no se pasen las patatas, los empleados deben recitar unas frases a los clientes y la caja registradora elimina la necesidad de hacer sumas y restas con las vueltas. McDonald's elimina cualquier posibilidad de error en la entrega de menús y ofrece al consumidor eficacia y satisfacción de las expectativas.
Pero según Ritzer, algo falla en este cuadro. Dice que podemos aceptar que la eficacia, la previsibilidad, el cálculo y el control conseguidos mediante la tecnológía no asistida el hombre son los componentes básicos de un sistema racionalizado. Pero estos sistemas también producen irracionalidad de la racionalización (por ejemplo, un restaurante de comida rápida a veces es un lugar deshumanizado en el que comer y trabajar, la gente que hace cola se siente como si estuviese en una cadena de montaje y quienes preparan las hamburguesas se siente a veces como quien está en una especie de producción en cadena.
CAPITULO 2
Burocratización y racionalización: en la jaula de hierro
Para Weber la racionalización formal significa que la búsqueda, por parte de las personas, de medios óptimos para conseguir un fin dado vienen conformadas por leyes, regulaciones y estructuras sociales. Así, no se permite a los individuos que puedan dedicarse por su cuenta a buscar los mejores medios para alcanzar un objetivo dado. Antes bien, existen normas, regulaciones y estructuras que determinan o conducen a los métodos óptimos.
Organización científica del trabajo: existe un sistema mejor
Producción en cadena: crear trabajadores autómatas
Levittown: las casas suben y suben y suben
Centros y grandes superficies comerciales: los paseos de Norteamérica
Ray Kroc y los hermanos McDonald: la creación de la fábrica de comida rápida
CAPITULO 3
Teléfonos inalámbricos y palomitas servidas por uno mismo
Comida rápida "casera" y el Stairmaster
Máquinas de vender y L.L.Bean
Alquiler de vídeos, turismo en grupo, "el reino mágico" y estadios cubiertos
La cadena de montaje de la medicina y los "mcdoctores"
Libros de textoi personalizados, libros grabados en cinta,noticias McNugget e iglesias drive in
Henry Ford, just in time y expertos en eficacia
CAPITULO 4
Whoppers, Whalers y weight watchers (controladores de peso)
La Mona Lisa, Treinta y Tantos y Michael Jordan
Periodismo de usar y tirar, notas medias, flashes discursivos y lastre
Pacientes, dinero y beneficio.
Aumento de la productividad laboral y hombres de primera clase
Microprocesadores de sílice y dinero de plástico
CAPÍTULO 5
Los Holiday Inn y los dedos mágicos
Qué hay paisano? La Universidad de la Hamburguesa
CAPITULO 6
Panificadores, piscifactorías y granjas avícolas
Distribuidores automáticos de bebida y escáneres en los supermercados
Sopas que se hacen solas, zombies de grandes superficies comerciales
Imperativos burocráticos, "el mejor sistema" y el trabajo repetitivo
CAPÍTULO 7
Largas colas
Un mundo caro
Diversión, diversión, diversión
Peligros para la salud
Cambios de personal y abrevaderos y comederos
Piérdete
Croissants rápidos
Universidades como fábricas, burocracias y aviones que casi vuelan solos
"A veces me sentía como un robot"
El futuro ya está aquí. CAPÍTULO 8
La mcdonalización y algunas visiones alternativas: se refiere al postindustrialismo, el fordismo y la postmodernidad.
Postindustrialismo: Según Daniel Bell, hemos pasado de la producción de bienes a una sociedad de servicios y hay un auge de las nuevas tecnologías y el aumento del conocimiento y de los mecanismos relativos al tratamiento y circulación de la información. Sin embargo, Ritzer, dice que los obreros de bajo nivel no muestran señales de desaparecer. La propia mcdonalización coincide con la industrialización (burocratización, la cadena de montaje y la organización científica del trabajo), lo que contradice la idea de que hemos entrado en una sociedad postindustrial.
El posfordismo: Principios y sistemas desarrollados por Henry Ford: producción en masa de artículos homogéneos, rígidos mecanismos como la cadena de montaje, aceptación de los procedimientos laborales rutinarios del taylorismo, incremento de la productividad mediante la gran escala, la no cualificación y las jornadas intensivas y rutinarias. Los obreros son intercambiables. Productos homogeneizados y homogeneización de los hábitos de consumo. Según Ritzer, ahora hay una disminución del interés por los productos en serie (frente a los más especializados, de alta calidad y prestigio), abandono de la fábrica de gran tamaño y una producción más flexible [nota del lector: encaja en las teorías de Alvin Toffler en "La Tercera Ola"]. Trabajadores con más responsabilidades y mejor preparación. El posfordismo exige una nueva clase de trabajador. Pero Ritzer dice que el fordismo está vivo y coleando, aunque se haya transformado en McDonalismo.
La postmodernidad: Esta teoría defiende que hemos entrado en una sociedad postmoderna que representa una ruptura con la sociedad moderna: la sociedad postmoderna es menos racionalizada y más flexible. Ritzer dice que McDonalds no es un taller exclusivo para sus clientes que vienen a aprovisionarse de "combustible" sino que parece una fábrica con alta tecnología, lo que la situaría más como negocio moderno que postmoderno y no muestra señales de desaparecer. Sin embargo David Harvey detecta algo nuevo: la reducción espacio-temporal [nota del lector: no iba desencaminado pues dos décadas después, Internet ha eliminado el espacio]. "Estamos siendo testigos de otro gran paso en ese proceso de eliminación del espacio, merced a la rápidez, que ha estado siempre en el centro de la dinámica del capitalismo". Ritzer dice que el mcdonalismo también ha eliminado el espacio con alimentos congelados puestos con rapidez a disposición en cualquier punto del mundo. Lo mismo ocurre con los alimentos preparados en microondas. Para Harvey, el postmodernismo no es una discontinuidad respecto al modernismo, se trata de manifestaciones diferentes de la misma dinámica subyacente.
Ritzer concluye que el mcdonalismo refuta las teorías de la postidustrialización, el posfordismo y la posmodernidad. "El fantasma de Henry Ford aún se pasea majestuosamente por la Tierra, va a comer a McDonald`s, hace su declaración de la renta en H&R Block y pierde peso en Nutri/System", dice Ritzer.
CAPÍTULO 9
Jaulas de terciopelo, goma o hierro
La modificación: las McLean DeLuxe
La modificación del automóvil en Suecia
Alternativas razonables: baguettes, Ben & Jerrys y B&B
Refugios no racionalizados: profesores fijos y trabajos por libre
Respuestas individuales: cómo invertir el proceso de mcdonalización
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Resumen: "La corrosión del carácter", de Richard Sennett (1998)
Resumen original y actualizado en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2014/04/la-corrosion-del-caracter-de-richard.HTML
Resumen, comentarios y anotaciones por E.V.Pita, licenciado en Sociología y Derecho
Sociología, cambio social, estructura social
Título: "La corrosión del carácter"
Subtítulo: "Las consecuencias personales del trabajo en el nuevo capitalismo"
Título original: "The corrosión of Character. The personal consequences of Work in the New Capitalism"
Autor: Richard Sennett
Fecha de publicación: 1998
Editorial en español: Anagrama / Colección Argumentos
Nota: este libro iba por la edición 28 en 2014
Texto de la contraportada
"En el "nuevo capitalismo", la concepción del trabajo ha cambiado radicalmente. En lugar de una rutina estable, de una carrera predecible, de la adhesión a una empresa a la que se era leal y que a cambio ofrecía un puesto de trabajo estable, los trabajadores se enfrentan ahora a un mercado laboral flexible, a empresas estructuralmente dinámicas con periódicos e imprevisibles reajustes de plantilla, a exigencias de movilidad absoluta. En la actualidad vivimos en un ámbito laboral nuevo, de transitoriedad, innovación y proyectos a corto plazo. Pero en la sociedad occidental, en la que "somos lo que hacemos" y el trabajo siempre ha sido considerado un factor fundamental para la formación del carácter y la constitución de nuestra identidad, este nuevo escenario laboral, a pesar de propiciar una economía más dinámica, puede afectarnos profundamente, al atacar las nociones de permanencia, confianza en los otros, integridad y compromiso, que hacían que hasta el trabajo más rutinario fuera un elemento organizador fundamental en la vida de los individuos y, por consiguiente, en su inserción en la comunidad.
Mediante entrevistas con ejecutivas de IBM despedidos en la gran remodelación de esta compañía en los años 90; el seguimiento de la trayectoria de un padre y de su hijo, asalariado toda su vida el primero y asesor forzosamente independiente el segundo; y de dos generaciones de trabajadores de la misma empresa panificadora de Bostón, Sennett analiza con notable penetración y cuantiosa información el contraste entre dos ámbitos de trabajo radicalmente distintos: el antiguo, en vías de desaparición, un mundo de organizaciones jerárquicas rígidas, donde se esperaba de los trabajadores una identidad firme, una personalidad formada, y el nuevo mundo de empresas en permanente crecimiento y cambio, un mundo de riesgo, de extrema flexibilidad y objetivos a corto plazo, donde se exigen individuos capaces de reinventarse a sí mismos sobre la marcha".
ÍNDICE
1. A la deriva
De cómo el neocapitalismo ataca el carácter
2. Rutina
Un mal del viejo capitalismo
3. Flexible
La reestructuración del tiempo
4. Ilegible
¿Por qué son difíciles de entender las modernas formas de trabajo?
5. Riesgo
¿Por qué asumir riesgos se ha vuelto causa de desorientación y depresión?
6. La ética del trabajo
¿Por qué ha cambiado la ética del trabajo?
7. Fracaso
Manejar el fracaso
8. El pronombre peligroso
La comunidad como remedio para los males de trabajo
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El libro repasa los cambios ocurridos en los años 70 y 80 del siglo XX cuando la vieja burocracia fue desmantelada para agilizar la producción. Pero el resultado fue a más porque el puesto de trabajo "para toda la vida" con compromiso y lealtad se transformó en un empleo "flexible" con una red de vínculos débiles. Sennett dice que cuando las empresas empiezan, a todo el mundo se le pide horas extras y un esfuerzo intensivo, cuando las empresas salen a bolsa, los fundadores están habilitados para vender y cobrar y dejan en la cuneta a los empleados de menor nivel. Se aplica actualmente la frase "nada es a largo plazo", lo que según Sennett corroe la confianza, la lealtad y el compromiso mutuos y se pregunta "¿Cómo se pueden perseguirse objetivos a largo plazo en una sociedad a corto plazo?".
Otro de los asuntos que examina es el "trabajo en equipo", `porque es la ética de trabajo que conviene a una economía política flexible. En el trabajo en equipo, nadie del grupo se compromete a nada ni se responsabiliza pero que es el sistema elegido para agilizar la producción porque los trabajadores son piezas intercambiables de la cadena.
En su libro, Sennett examina varias historias. La de un empleado de la limpieza italiano que ahorró toda su vida para comprarse una casa y en la que su vida era previsible, a la de su hijo informático que cambió varias veces de trabajo y se mudó de ciudad en función del empleo de su esposa. También estudia el cambio que hubo en una panadería donde los trabajadores eran griegos y estaban orgullosos de su profesión a pesar de las duras jornadas pero se debían a su comunidad. Pasados 20 años, la panadería fue vendida a una cadena, estaba automatizada y los trabajadores de escasa cualificación eran renovados cada pocos meses o años y se limitaban a apretar botones sin entender nada del funcionamiento de las máquinas.
Otra historia que examina es la de Rose, la dueña de un bar de Nueva York que lo vende para intentar triunfar en el mundo de la publicidad. Tiene en contra el ser mayor y su aspecto. Su contrato es de dos años pero le dicen que pueden prescindir de ella en cualquier momento. Finalmente, se va, porque nadie le hace caso en una industria donde los trabajadores hacen su oficio con total desapego y superficialidad.
También reflexiona sobre Davos.
En la última historia, un grupo de trabajadores de IBM son despedidos y se reúnen en el bar para despotricar contra los informáticos hindúes que abarataron los precios, contra su jefe y finalmente admiten la verdad: la empresa no supo prever los cambios con la llegada de los ordenadores personales ni de Internet. La gloria se la llevó Bill Gates, de Microsoft.
Aspectos estructurales de la flexibilidad
-Reinvención discontinua
-Producción flexible
-Concentración de poder sin centralización
Consecuencias destructivas de la reinvención discontinua
-Podrían limitarse las reducciones de plantilla
La movilidad laboral en la sociedad contemporánea es, a menudo, un proceso ilegible. Se opone, por ejemplo, dice Sennett, a las negociaciones entre los sindicatos que representan a un importante número de trabajadores y los empresarios que controlan instituciones igualmente grandes. Estas hicieron claras ganancias colectivas y pérdidas de ingresos, y determinaron también ascensos y descensos de categorías.
Sobre Weber y La ética protestante y el espíritu del capitalismo
La autodisciplina y la creación de sí mismo aparecen juntas en el ensayo más celebre sobre la ética del trabajo. Weber quiso mostrar su combinación, más que su contradicción, analizando los albores del capitalismo moderno. Sin duda, Weber creía que la antigua exhortación de Hesidoto al campesino "no pospongas" [Nota del lector: en relación al refrán "Lo que puedas hacer hoy, no lo dejes para mañana"] se invertía en el capitalismo para volverse "Debes posponer". Lo que se debe posponer es el deseo de gratificación y realización; tenemos que moldear la biografía de modo que al final logremos algo; entonces, en ese tiempo futuro, estaremos realizados. En el presente, hay que seguir actuando como el campesino de Virgilio, combatiendo la pereza y del tiempo. Para ser francos, Weber creía que esa ética del trabajo era un fraude. La postergación es infinita, el sacrificio no conoce tregua, la recompensa prometida no llega nunca. [...] En La ética protestante, Weber se concentra en un aspecto de la doctrina protestante que hacía imposible asumir la responsabilidad de la propia historia personal. [...] Como historia económica, La ética protestante está plagada de errores. Como análisis económico, extrañamente omite toda consideración del consumo como fuerza motriz del capitalismo. Sin embargo, como crítica de cierto tipo de carácter, tanto su propósito como su ejecución son coherentes. La ética del trabajo de este tipo de hombre no le parece a Weber una fuente de felicidad humana y tampoco de fuerza psicológica. El hombre "exigido" está demasiado cargado por la importancia que ha llegado a atribuirle al trabajo.
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Resumen del libro "El nuevo espíritu del capitalismo", de Luc Boltanski y Ève Chiapello (1999)
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Resumido por E.V.Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Derecho y Sociología
Sociología, capitalismo, economía política.
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Título: "El nuevo espíritu del capitalismo"
Título original en francés: "Le nouvel esprit du capitalisme"
Autores: Luc Boltanski y Ève Chiapello
Fecha de publicación en Francia: Ediciones Gallimard, 1999
Publicación en español: Ediciones Akal, Madrid, 2002
Número de páginas: 717
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Biografía de los autores Luc Boltanski y Ève Chiapello (hasta 2002)
Luc Boltanski es director de estudios de la École des Hautes Études en Sciences sociales. Es uno de los fundadores de la Escuela de las convenciones. Entre sus libros se incluyen Les cadres, La formation d'un groupe social (1982), L'amour et la justice comme compétence (1990), y, en colaboración con L. Thévenot, Justesse et justice dans le travail (1989) y De la justification. Les économies de la grandeur (1991).
Ève Chiapello, socióloga y profesora de contabilidad-control en el Groupe HEC, es autora del libro Artistes vs. Managers - Le management culturel face á la critique artiste (1998), así como de numerosos artículos sobre temas de gestión empresarial, organizaciones culturales y sociología de las formas contables.
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Texto de la contraportada
"El capitalismo prospera, la sociedad se degrada. El crecimiento de los beneficios es paralelo al crecimiento de la exclusión. La verdadera crisis no es la del capitalismo, sino la de la crítica del capitalismo. Con demasiada frecuencia atada a viejos esquemas de análisis, la crítica conduce a numerosos activistas a replegarse sobre modalidades de defensa eficaces en el pasado, pero no en la actualidad ante las nuevas formas asumidas por el capitalismo tras los formidables procesos de reestructuración experimentados durante los últimos 30 años. Éve Chiapello y Luc Boltanski analizan esta crisis hasta su raíz. En este libro se trazan los contornos del nuevo espíritu del capitalismo a partir de un análisis inédito de los textos de gestión empresarial que han alimentado la reflexión de la patronal, inspirado los nuevos modos de organización de las empresas y redefinido el nuevo estatuto de la fuerza de trabajo explotada en las mismas: desde mediados de la década de 1970, el capitalismo ha renunciado al principio fordista de la organización jerárquica del trabajo para desarrollar una nueva organización en red, fundada sobre la iniciativa de los actores y de la autonomía relativa de su trabajo, todo ello al precio de su seguridad material y psicológica.
Este nuevo espíritu del capitalismo ha triunfado gracias a la formidable recuperación de la "crítica artista", la cual, tras la revolución de mayo de 1968, no había cesado de denunciar la alineación de la vida cotidiana provocada por la alianza del capital y la burocracia. Al mismo tiempo, la "crítica social", que no lograba cartografiar las inflexiones protagonizadas por las nuevas modalidades de explotación y dominación del capitalismo, permanecía atrapada en los viejos esquemas de la producción jerarquizada y experimentada una creciente parálisis cuando los años de la crisis mordieron en la estructura social. Este libro formidable invita al relanzamiento de estas dos críticas complementarias al capitalismo, contribuyendo a inspirar y enriquecer la oleada de luchas e iniciativas antisistémicas que atraviesa las sociedades actuales".
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Introducción general del espíritu del capitalismo y del papel de la crítica
1. El espíritu del capitalismo
2. El capitalismo y sus críticas
Primera parte.
El surgimiento de una nueva configuración ideológica
I. Los discursos de gestión empresarial en la década de 1990.
1. Las fuentes de información sobre el espíritu del capitalismo
2. La evolución de la problemática de la gestión empresarial entre las décadas de 1960 a 1990
3. El cambio de las formas de movilización
Conclusión: La nueva gestión empresarial en tanto que respuesta a las críticas
II. La formación de la ciudad por proyectos
1. La ciudad por proyectos
2. La originalidad de la ciudad por proyectos
3. La generalidad de la representación en red
Conclusión: Los cambios aportados por el nuevo espíritu del capitalismo en el plano de la moral
Segunda parte.
Las transformaciones del capitalismo y el desarme de la crítica
III. 1968. Crisis y renovación del capitalismo
1. Los años críticos
2. Reacciones y respuestas a las críticas.
Conclusión: El papel de la crítica en la renovación del capitalismo
IV. La deconstrucción del mundo del trabajo
1. El alcance de las transformaciones en juego.
2. Las transformaciones del trabajo.
V. El debilitamiento de las defensas en el mundo del trabajo.
1. La desindicalización
2. Las clases sociales, en tela de juicio
3. Los efectos de los desplazamientos sobre las pruebas instituidas
Conclusión: ¿El fin de la crítica?
Tercera parte.
El nuevo espíritu del capitalismo y las nuevas formas de crítica
VI. El renacimiento de la crítica social
1. El despertar de la crítica social: de la exclusión a la explotación
2. ¿Hacia dispositivos de justicia conexionistas?
VII. Ante la prueba de la crítica artista
1. Las manifestaciones de una inquietud
2. ¿Qué liberación?
3. ¿Qué autenticidad?
4. La neutralización crítica de la inautenticidad y sus efectos secundarios
Conclusión: ¿Un relanzamiento de la crítica artista?
CONCLUSIÓN: La fuerza de la crítica
1. Axiomática del modelo de cambio
2. Las etapas del cambio del espíritu del capitalismo
Postcriptum: La sociología contra los fatalismos
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RESUMEN
Luc Boltanski y Éve Chiapello se definen como sociólogos pero forman parte de la escuela de economistas franceses que están detectando una gran ruptura en el nuevo capitalismo (1970-2018) [nota del lector: yo los incluiría cercanos a Piketty]. Analizan los cambios ideológicos que han acompañado a las recientes transformaciones del capitalismo. Estudian el caso de Francia en concreto. Definen el "espíritu del capitalismo" (en referencia a la obra de Max Weber) como "la ideología que justifica el compromiso con el capitalismo" pero que actualmente sufre una "crisis de fe" a causa del desconcierto y el escepticismo social creciente. La acumulación solo logra justificarse por las leyes de la economía.
Estas leyes funcionan como una esfera autónoma, independiente de la ideología y de la moral, que obedece a leyes positivas. Su idea estrella es que la persecución del interés individual contribuye al interés general, el utilitarismo. A ello se suma que la competencia hace a las empresas más eficaces, lo mismo que la privatización y la mercantilización. Sus pilares son: progreso material, eficacia y eficiencia en la satisfacción de las necesidades y el ejercicio de las libertades económicas compatible con regímenes políticos liberales. Pero los autores replican que estas ideas no logran el compromiso del trabajador: "Es difícil que se regocije nadie con que su trabajo sirva para aumentar el PIB" porque no acaba de ver relación entre las condiciones ventajosas de ese régimen y su trabajo y vida. Por eso, el capitalismo apostó por infundir de espíritu primero a la burguesía y a los cuadros, y luego al trabajador, al que le dio "seguridad" (laboral, para el trabajador y sus hijos) para obtener ese compromiso pero, a partir de los años 70, esa seguridad está amenazada. Porque la necesidad de volver a apostar por el proceso de acumulación "choca" con la justicia social por lo que la solución es ofrecer una "zona pacificada" en el centro del sistema-mundo donde los cuadros y mandos encuentren un espacio para formarse.
Otra de las ideas de los autores es que dado que el capitalismo no tiene moral ni busca el bien común necesita coger prestados elementos ya existentes, incluso de sus enemigos, para legitimarse y, al ser externos, surgen tensiones (elementos tradicionales de protección, Estado del bienestar, consumismo frente a frugalidad protestante, productos ecológicos, etc...) Gracias a los críticos, el capitalismo a sobrevivido a todo porque asimiló parte de la crítica.
Observan que esta "gran transformación" se produjo después de que el capitalismo pudiese liberarse de los obstáculos a la acumulación que tantas demandas de justicia habían suscitado. Pero a ello se suma un cambio de los valores (de los que depende el éxito y el carácter tolerable del capitalismo). Ven ocasiones perdidas por quienes debieron detectar a tiempo el gran cambio que se estaba operando en la nueva sociedad ultracapitalista y los riesgos que entrañaban. Consideran que debe haber una acción de voluntad colectiva para hacer una crítica realista sobre esta "reintroducción" del pasado.
El libro fue concebido en 1995 y nace de la "confusión, presente en muchos observadores, suscitada por la coexistencia de una degradación económica y social de un número cada vez mayor de personas y de un capitalismo en plena expansión y profundamente reorganizado".
Añaden que la crítica social está desarmada porque manifiesta indignación sin poder acompañarla de propuestas alternativas o por denunciar una situación problemática y admitir así su fatalidad.
Señalan que en 1970 el capitalismo padecía un descenso del crecimiento y la rentabilidad (por alzas salariales), una sociedad orientada al pleno empleo y el progreso, con promoción social hacia los hijos y había una crítica procedente del mayo de 1968 que criticaba la sociedad del consumo. En cambio, en 1990, se vivía la situación inversa con débiles resistencias. Se preguntan qué técnicas se usaron para neutralizar la crítica de izquierda, la cual se acomodó y dejó paso libre a la reorganización del capitalismo durante dos décadas.
Los autores afirman que desde finales de 1970, que se llamaron "años de crisis" pero que no hubo tal, hasta casi el 2000, el capitalismo se ha regenerado, ha vivido un período floreciente, con numerosas oportunidades de inversión con tasas de beneficios muy elevadas. Fueron años favorables para quienes tenían ahorros, la renta de capital estaba de vuelta. Indican que en Francia las cotizaciones sociales crecieron al ritmo del PIB pero no los salarios netos.
En los años 80 y 90, que se consideraban "años de crisis", hubo una reorganización del capitalismo mundial. Los operadores financieros encontraron una "libertad de acción" que desconocían desde 1929 por la desregulación de los mercados financieros, su liberalización, la desintermediación y la creación de nuevos productos financieros que multiplicaron los beneficios especulativos, y mencionan los fondos de pensiones, las sicav, aseguradoras, así como las multinacionales (que controlan dos tercios del mercado mundial). Uno de los fenómenos ha sido el del crecimiento de la "inversión extranjera directa" (transferencia de derechos patrimoniales y una toma de poder local).
A todo esto se suman fuertes incitaciones al crecimiento de la flexibilidad del trabajo mediante contratación temporal, uso de mano de obra interina, horarios flexibles y reducción de costes por despido, y se recortaron las garantías sociales ganadas durante un siglo. La gestión informática ha acelerado la gestión de pedidos de forma planetaria.
Concluyen que el capitalismo mundial va bien pero las sociedades mal (aumento del paro pero mantenimiento del salario mínimo (modelo francés) o conservación del empleo para los trabajadores pero con pérdida del poder adquisitivo (modelo de EE.UU.) ).
Añaden que el número de hogares que viven por debajo del umbral de pobreza han disminuido pero la pobreza afecta menos a los ancianos y más a las personas en edad activa. Indican que el conjunto de esta evolución (empobrecimiento de la población en edad activa, crecimiento regular del número de parados y de la precariedad del trabajo) ha llevado a que crezcan las desigualdades de la distribución de la renta porque los ingresos de los rentistas sí crecen.
Estas dificultades se han concentrado en los "banlieues" (guetización, creación de hecho de zonas de no derecho en beneficio de actividades mafiosas, desarrollo de la violencia de chicos cada vez más jóvenes, dificultad de integración de las poblaciones procedentes de la emigración). En las ciudades, aumentó la mendicidad y los "sin techo" (algunos con cualificación suficiente para tener empleo).
Ven una "irrupción de la miseria" en el espacio público y acentúa la inseguridad y la amenaza de perder el empleo.
También ven cambios en la familia. Es ahora una institución más inestable y frágil, además de una haber precariedad a la del empleo y el sentimiento de inseguridad. Ven detrás cierta relación con el capitalismo porque la familia conlleva rigidez temporal o geográfica.
Explican que en los años 20 y 30, la burguesía (profesiones técnicas, cuadros) empezó a caer en el trabajo asalariado y tuvo que apoyarse en nuevos dispositivos de seguridad (jubilación, diplomas para tener salarios y hacer carrera, acceso al crédito por ascensos, mutualidades, revisión salarial según IPC, planes de promoción, comedores sociales, cooperativas de compras, colonias de vacaciones, clubes deportivos). Por su parte, las clases populares tuvieron mayor acceso al consumo y mejoraron sus poder adquisitivo, y pudieron dar a sus hijos educación secundaria.
Sin embargo, los autores dicen que desde 1980 a 2000, el diploma, la posibilidad de promoción y la jubilación "se han visto quebrantados". Antes solo afectaban a los más frágiles de las clases populares como mujeres, inmigrantes, incapacitados o jóvenes sin diploma (eran los abandonados por el progreso, luego los de los reajustes por la competencia internacional). Pero cuando esto mismo afectó a la burguesía, se asustaron (paro entre los diplomados, jóvenes talentos sin garantía de seguridad a largo plazo y sucesión de empleos precarios, jubilaciones anticipadas para mayores de 55 años).
Según los autores, el "nuevo orden de las cosas" tiene un efecto "desmoralizador" a nivel general. Hay escepticismo ante la capacidad de las instituciones de que se conserve el mismo nivel de vida de los padres.
Los autores recalcan que "el credo del progreso" no tiene sustituto, salvo "las duras leyes de la economía" (estigmatizado como "pensamiento único"). Y las críticas antisistémicas fracasan por no portar alternativas creíbles. Ven un "desconcierto ideológico" porque las últimas críticas se remontan a 1968, justo antes de comenzar la "gran transformación" cuyos efectos llegan hasta ahora. Solo queda indignación, trabajo humanitario, sufrimiento-espectáculo, huelgas por vivienda o sin papeles.
Aunque el libro fue escrito en 1999, ya suponen que el capitalismo liberalizado caerá en una de sus crisis pero dudan que lleve a un "mundo mejor". Creen que el capitalismo debe buscar buenas razones para convencer a quienes necesita para que su compromiso ayude a mantener el sistema y que este sistema social actual ya no contenta ni a la burguesía. Ven un fatalismo dominante.
Critican a los sindicatos e intelectuales porque no han tenido más alternativa que elegir entre dos soluciones a nuestro juicio insatisfactorias:
1) La utopía de un retorno a un pasado idealizado (nacionalizaciones, planificación estatal y sindicatos con voz fuerte) pero no ve lo que hace "seductor" al neocapitalismo y porque subestima la ruptura operada.
2) el acompañamiento, a veces entusiasta, de las transformaciones tecnológicas. económicas y sociales pero que minimiza los efectos destructivos.
Pero advierten que ninguna de ambas posiciones "permite resistir verdaderamente los daños ocasionados por las nuevas formas adoptadas por las actividades económicas". Solo tienen en común un sentimiento de impotencia.
Los autores, tras examinar cómo se ha transformado el capitalismo mientras sus críticos guardan silencio, resumen los acontecimientos que han afectado a la sociedad (1970-2000)
- El capitalismo necesita un espíritu para comprometer a las personas de las que dependen la producción y la marcha de negocios.
Para convencer a la gente de que trabaje, debe ofrecer algunas buenas razones.
- El espíritu del capitalismo debe incorporar una dimensión moral para ser movilizador.
Debe permitir a las personas recurrir a la justicia y aspirar a una seguridad en la vida.
- Para perpetuarse el capitalismo necesita, al mismo tiempo, estimular y frenar la insaciabilidad.
El exceso de acumulación se torna problemático y conduciría a la autodestrucción, por lo que se apoyan políticas que prohíban el robo. La acumulación sin freno ni limitaciones raya la violencia.
- El espíritu del capitalismo no puede ser reducido a una ideología entendida como una ilusión sin influencia sobre los acontecimientos del mundo.
Debe dar lo que promete.
- El capitalismo tiende perpetuamente a transformarse.
Creación de nuevos productos y servicios, destrucción creativa, ventaja competitiva.
- El operador principal de creación y de transformación del espíritu del capitalismo es la critica "voice"
Los distintos participantes en el juego denuncian a las fuerzas parasitarias y a los que hacen trampas.
- En determinadas condiciones, la crítica puede convertirse a su vez en uno de los factores de transformación del capitalismo (y no solo su espíritu).
- La crítica extrae su energía de las fuentes de indignación.
La conclusión es que dentro del capitalismo, ligado siempre a las ciudades, surgen enormes tensiones (al introducir elementos externos para legitimarse o obtener compromisos) y que la crítica puede tener un papel positivo en la transformación del sistema cuando este incorpora nuevas partes legitimadoras. Por ejemplo, la crítica a la explotación dio lugar a leyes al respecto y el capitalismo siguió evolucionando.
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Luc Boltanski y Éve Chiapello se definen como sociólogos pero forman parte de la escuela de economistas franceses que están detectando una gran ruptura en el nuevo capitalismo (1970-2018) [nota del lector: yo los incluiría cercanos a Piketty]. Analizan los cambios ideológicos que han acompañado a las recientes transformaciones del capitalismo. Estudian el caso de Francia en concreto. Definen el "espíritu del capitalismo" (en referencia a la obra de Max Weber) como "la ideología que justifica el compromiso con el capitalismo" pero que actualmente sufre una "crisis de fe" a causa del desconcierto y el escepticismo social creciente. La acumulación solo logra justificarse por las leyes de la economía.
Estas leyes funcionan como una esfera autónoma, independiente de la ideología y de la moral, que obedece a leyes positivas. Su idea estrella es que la persecución del interés individual contribuye al interés general, el utilitarismo. A ello se suma que la competencia hace a las empresas más eficaces, lo mismo que la privatización y la mercantilización. Sus pilares son: progreso material, eficacia y eficiencia en la satisfacción de las necesidades y el ejercicio de las libertades económicas compatible con regímenes políticos liberales. Pero los autores replican que estas ideas no logran el compromiso del trabajador: "Es difícil que se regocije nadie con que su trabajo sirva para aumentar el PIB" porque no acaba de ver relación entre las condiciones ventajosas de ese régimen y su trabajo y vida. Por eso, el capitalismo apostó por infundir de espíritu primero a la burguesía y a los cuadros, y luego al trabajador, al que le dio "seguridad" (laboral, para el trabajador y sus hijos) para obtener ese compromiso pero, a partir de los años 70, esa seguridad está amenazada. Porque la necesidad de volver a apostar por el proceso de acumulación "choca" con la justicia social por lo que la solución es ofrecer una "zona pacificada" en el centro del sistema-mundo donde los cuadros y mandos encuentren un espacio para formarse.
Otra de las ideas de los autores es que dado que el capitalismo no tiene moral ni busca el bien común necesita coger prestados elementos ya existentes, incluso de sus enemigos, para legitimarse y, al ser externos, surgen tensiones (elementos tradicionales de protección, Estado del bienestar, consumismo frente a frugalidad protestante, productos ecológicos, etc...) Gracias a los críticos, el capitalismo a sobrevivido a todo porque asimiló parte de la crítica.
Observan que esta "gran transformación" se produjo después de que el capitalismo pudiese liberarse de los obstáculos a la acumulación que tantas demandas de justicia habían suscitado. Pero a ello se suma un cambio de los valores (de los que depende el éxito y el carácter tolerable del capitalismo). Ven ocasiones perdidas por quienes debieron detectar a tiempo el gran cambio que se estaba operando en la nueva sociedad ultracapitalista y los riesgos que entrañaban. Consideran que debe haber una acción de voluntad colectiva para hacer una crítica realista sobre esta "reintroducción" del pasado.
El libro fue concebido en 1995 y nace de la "confusión, presente en muchos observadores, suscitada por la coexistencia de una degradación económica y social de un número cada vez mayor de personas y de un capitalismo en plena expansión y profundamente reorganizado".
Añaden que la crítica social está desarmada porque manifiesta indignación sin poder acompañarla de propuestas alternativas o por denunciar una situación problemática y admitir así su fatalidad.
Señalan que en 1970 el capitalismo padecía un descenso del crecimiento y la rentabilidad (por alzas salariales), una sociedad orientada al pleno empleo y el progreso, con promoción social hacia los hijos y había una crítica procedente del mayo de 1968 que criticaba la sociedad del consumo. En cambio, en 1990, se vivía la situación inversa con débiles resistencias. Se preguntan qué técnicas se usaron para neutralizar la crítica de izquierda, la cual se acomodó y dejó paso libre a la reorganización del capitalismo durante dos décadas.
Los autores afirman que desde finales de 1970, que se llamaron "años de crisis" pero que no hubo tal, hasta casi el 2000, el capitalismo se ha regenerado, ha vivido un período floreciente, con numerosas oportunidades de inversión con tasas de beneficios muy elevadas. Fueron años favorables para quienes tenían ahorros, la renta de capital estaba de vuelta. Indican que en Francia las cotizaciones sociales crecieron al ritmo del PIB pero no los salarios netos.
En los años 80 y 90, que se consideraban "años de crisis", hubo una reorganización del capitalismo mundial. Los operadores financieros encontraron una "libertad de acción" que desconocían desde 1929 por la desregulación de los mercados financieros, su liberalización, la desintermediación y la creación de nuevos productos financieros que multiplicaron los beneficios especulativos, y mencionan los fondos de pensiones, las sicav, aseguradoras, así como las multinacionales (que controlan dos tercios del mercado mundial). Uno de los fenómenos ha sido el del crecimiento de la "inversión extranjera directa" (transferencia de derechos patrimoniales y una toma de poder local).
A todo esto se suman fuertes incitaciones al crecimiento de la flexibilidad del trabajo mediante contratación temporal, uso de mano de obra interina, horarios flexibles y reducción de costes por despido, y se recortaron las garantías sociales ganadas durante un siglo. La gestión informática ha acelerado la gestión de pedidos de forma planetaria.
Concluyen que el capitalismo mundial va bien pero las sociedades mal (aumento del paro pero mantenimiento del salario mínimo (modelo francés) o conservación del empleo para los trabajadores pero con pérdida del poder adquisitivo (modelo de EE.UU.) ).
Añaden que el número de hogares que viven por debajo del umbral de pobreza han disminuido pero la pobreza afecta menos a los ancianos y más a las personas en edad activa. Indican que el conjunto de esta evolución (empobrecimiento de la población en edad activa, crecimiento regular del número de parados y de la precariedad del trabajo) ha llevado a que crezcan las desigualdades de la distribución de la renta porque los ingresos de los rentistas sí crecen.
Estas dificultades se han concentrado en los "banlieues" (guetización, creación de hecho de zonas de no derecho en beneficio de actividades mafiosas, desarrollo de la violencia de chicos cada vez más jóvenes, dificultad de integración de las poblaciones procedentes de la emigración). En las ciudades, aumentó la mendicidad y los "sin techo" (algunos con cualificación suficiente para tener empleo).
Ven una "irrupción de la miseria" en el espacio público y acentúa la inseguridad y la amenaza de perder el empleo.
También ven cambios en la familia. Es ahora una institución más inestable y frágil, además de una haber precariedad a la del empleo y el sentimiento de inseguridad. Ven detrás cierta relación con el capitalismo porque la familia conlleva rigidez temporal o geográfica.
Explican que en los años 20 y 30, la burguesía (profesiones técnicas, cuadros) empezó a caer en el trabajo asalariado y tuvo que apoyarse en nuevos dispositivos de seguridad (jubilación, diplomas para tener salarios y hacer carrera, acceso al crédito por ascensos, mutualidades, revisión salarial según IPC, planes de promoción, comedores sociales, cooperativas de compras, colonias de vacaciones, clubes deportivos). Por su parte, las clases populares tuvieron mayor acceso al consumo y mejoraron sus poder adquisitivo, y pudieron dar a sus hijos educación secundaria.
Sin embargo, los autores dicen que desde 1980 a 2000, el diploma, la posibilidad de promoción y la jubilación "se han visto quebrantados". Antes solo afectaban a los más frágiles de las clases populares como mujeres, inmigrantes, incapacitados o jóvenes sin diploma (eran los abandonados por el progreso, luego los de los reajustes por la competencia internacional). Pero cuando esto mismo afectó a la burguesía, se asustaron (paro entre los diplomados, jóvenes talentos sin garantía de seguridad a largo plazo y sucesión de empleos precarios, jubilaciones anticipadas para mayores de 55 años).
Según los autores, el "nuevo orden de las cosas" tiene un efecto "desmoralizador" a nivel general. Hay escepticismo ante la capacidad de las instituciones de que se conserve el mismo nivel de vida de los padres.
Los autores recalcan que "el credo del progreso" no tiene sustituto, salvo "las duras leyes de la economía" (estigmatizado como "pensamiento único"). Y las críticas antisistémicas fracasan por no portar alternativas creíbles. Ven un "desconcierto ideológico" porque las últimas críticas se remontan a 1968, justo antes de comenzar la "gran transformación" cuyos efectos llegan hasta ahora. Solo queda indignación, trabajo humanitario, sufrimiento-espectáculo, huelgas por vivienda o sin papeles.
Aunque el libro fue escrito en 1999, ya suponen que el capitalismo liberalizado caerá en una de sus crisis pero dudan que lleve a un "mundo mejor". Creen que el capitalismo debe buscar buenas razones para convencer a quienes necesita para que su compromiso ayude a mantener el sistema y que este sistema social actual ya no contenta ni a la burguesía. Ven un fatalismo dominante.
Critican a los sindicatos e intelectuales porque no han tenido más alternativa que elegir entre dos soluciones a nuestro juicio insatisfactorias:
1) La utopía de un retorno a un pasado idealizado (nacionalizaciones, planificación estatal y sindicatos con voz fuerte) pero no ve lo que hace "seductor" al neocapitalismo y porque subestima la ruptura operada.
2) el acompañamiento, a veces entusiasta, de las transformaciones tecnológicas. económicas y sociales pero que minimiza los efectos destructivos.
Pero advierten que ninguna de ambas posiciones "permite resistir verdaderamente los daños ocasionados por las nuevas formas adoptadas por las actividades económicas". Solo tienen en común un sentimiento de impotencia.
Los autores, tras examinar cómo se ha transformado el capitalismo mientras sus críticos guardan silencio, resumen los acontecimientos que han afectado a la sociedad (1970-2000)
- El capitalismo necesita un espíritu para comprometer a las personas de las que dependen la producción y la marcha de negocios.
Para convencer a la gente de que trabaje, debe ofrecer algunas buenas razones.
- El espíritu del capitalismo debe incorporar una dimensión moral para ser movilizador.
Debe permitir a las personas recurrir a la justicia y aspirar a una seguridad en la vida.
- Para perpetuarse el capitalismo necesita, al mismo tiempo, estimular y frenar la insaciabilidad.
El exceso de acumulación se torna problemático y conduciría a la autodestrucción, por lo que se apoyan políticas que prohíban el robo. La acumulación sin freno ni limitaciones raya la violencia.
- El espíritu del capitalismo no puede ser reducido a una ideología entendida como una ilusión sin influencia sobre los acontecimientos del mundo.
Debe dar lo que promete.
- El capitalismo tiende perpetuamente a transformarse.
Creación de nuevos productos y servicios, destrucción creativa, ventaja competitiva.
- El operador principal de creación y de transformación del espíritu del capitalismo es la critica "voice"
Los distintos participantes en el juego denuncian a las fuerzas parasitarias y a los que hacen trampas.
- En determinadas condiciones, la crítica puede convertirse a su vez en uno de los factores de transformación del capitalismo (y no solo su espíritu).
- La crítica extrae su energía de las fuentes de indignación.
La conclusión es que dentro del capitalismo, ligado siempre a las ciudades, surgen enormes tensiones (al introducir elementos externos para legitimarse o obtener compromisos) y que la crítica puede tener un papel positivo en la transformación del sistema cuando este incorpora nuevas partes legitimadoras. Por ejemplo, la crítica a la explotación dio lugar a leyes al respecto y el capitalismo siguió evolucionando.
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“Solo en la bolera”, de Robert D. Putnam (2000)
Resumen original y actualizado en:
Autor del resumen: E. V. Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Derecho y Sociología
Sociología, vida comunitaria, civismo, cambio social, capital social
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Título: “Solo en la bolera”
Subtítulo: Colapso y resurgimiento de la comunidad norteamericana
Título original: The Collapse and Revival of America Community
Fecha de publicación en inglés: 2000
Edición en español: Galaxia Gutemberg, Círculo de Lectores. Grupo Editorial Plaza & Janes, Barcelona, 2002
Páginas: 780
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Biografia del autor Robert D. Putnam (hasta 2002)
Robert D. Putnam ha sido presidente del Departamiento de Gobierno de la Universidad de Harvard, director del Centro de Asuntos Internacionales y decano de la John F. Kennedy School of Government. En el 2002 era profesor de la cátedra de Administración Pública “Peter and Isabel Malkin” en la Universidad de Harvard y dirige el Seminario Saguaro, que reúne a renombrados teóricos y profesionales con la finalidad de desarrollar conceptos para el fortalecimiento de los vínculos sociales entre los ciudadanos de las democracias occidentales.
Es autor y coautor de una decena de libros y de más de 30 artículos académicos publicados en diez lenguas, entre los que cabe destacar Beliefs of Politicians (1973), Comparative Study of Political Elites (1976), Bureaucrats and Politicians in Western Democracies (1981) y Disaffected Democracies: What´s Troubling the Trilateral Countries? (2000). El profesor Putnam estudió en el Swathmore College, el Balliol College of Oxford y la Universidad de Yale y es doctor honoris causa por las universidades de Swarthmore y Estocolmo. Ha enseñado en la universidad de Michigan y ha sido miembro del equipo del Consejo Nacional de Seguridad de los Estados Unidos. En el año 2000 publicó Solo en la bolera. Colapso y resurgimiento de la comunidad norteamericana, obra en la que expone las causas y efectos de la pérdida de los vínculos sociales entre los ciudadanos de los Estados Unidos. Este análisis realizado a partir de 500.000 entrevistas y estadísticas que recogen en detalle el comportamiento de los norteamericanos a lo largo de un cuarto de siglo fue celebrado como un hito dentro de los estudios sociológicos. A la luz de su enorme impacto, Robert D. Putnam fue invitado por la Fundación Bertelsmann para coordinar el trabajo de un equipo internacional que investigaría el estado y solidez de los vínculos sociales en Estados Unidos, Suecia, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Australia, Japón y España, donde el análisis estuvo a cargo del renombrado profesor de sociología Víctor Pérez-Díaz. Este estudio dio origen al volumen El declive del capital social. La política cultural como condición para la democracia (Galaxia Gutenberg, 2002).
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Texto de la contraportada
Solo en la bolera constituye un estudio revolucionario sobre los cambios que la sociedad norteamericana ha experimentado en los últimos 25 años. Robert D. Putnam, el célebre sociólogo y politólogo, desvela en esta obra cómo los ciudadanos de EE.UU. viven cada día más alejados de sus familias, amigos, vecinos y de las instituciones sociales, ya sean iglesias, clubes o partidos políticos. Para describir este preocupante fenómeno de aislamiento y de pérdida de cohesión social, Putnam recurre a la metáfora del popular juego de bolos, que se está convirtiendo en una actividad solitaria en lugar de un disfrute compartido.
El provocador ensayo de Putnam demuestra que la pérdida de capital social – es decir, los vínculos entre los ciudadanos y las normas de reciprocidad y confianza derivadas de ellos- es también la pérdida del factor más potente de satisfacción social y personal. Con ello está en juego, dice Putnam, la economía, la democracia y hasta la salud y la felicidad de los norteamericanos. Un análisis y una advertencia ya ineludibles en el estudio de otras sociedades de alta tecnología.
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ÍNDICE
Parte 1 : Introducción
Capítulo 1: Reflexiones sobre el cambio social en Estados Unidos
Parte 2: Tendencias en el compromiso cívico y en el capital social
Capítulo 2: Participación política
Capítulo 3: Participación cívica
Capítulo 4: Participación religiosa
Capítulo 5: Vínculos en el lugar de trabajo
Capítulo 6: Vínculos sociales informales
Capítulo 7: Altruísmo, voluntariado y filantropía
Capítulo 8: Reciprocidad, honradez y confianza
Capítulo 9: ¿Contra la corriente? Grupos pequeños, movimientos sociales y la red
Parte 3: ¿Por qué?
Capítulo 10: Introducción
Capítulo 11: Presiones de tiempo y dinero
Capítulo 12: Movilidad y dispersión urbana
Capítulo 13: Tecnología y medios de comunicación
Capítulo 14: De generación en generación
Capítulo 15: ¿Quién fue el asesino del compromiso cívico? Resumen
Parte 4: Bien, ¿y qué?
Capítulo 16: Introducción
Capítulo 17: Educación y bienestar infantil
Capítulo 18: Barrios seguros y productivos
Capítulo 19: Prosperidad económica
Capítulo 20: Salud y felicidad
Capítulo 21: Democracia
Capítulo 22: El lado oscuro del capital social
Parte V: ¿Qué hacer?
Capítulo 23: Lecciones de historia: la edad dorada y la era progresista
Capítulo 24: Un programa para capitalistas sociales
Apéndices: Cuantificación del cambio social, auge y caída de las asociaciones cívicas y profesionales
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RESUMEN
Comentarios iniciales: Este libro es citado frecuentemente por los autores que estudian la caída de la participación ciudadana en la política. El libro fue escrito en el 2000, antes de la irrupción de las redes sociales como Facebook o Twitter o la economía colaborativa. Por tanto, la pregunta que hay que hacerse es si el diagnóstico estaba equivocado e Internet supuso un resurgir de la vida comunitaria o si eso tal resurgir es tan falso como un “amigo” de Facebook.
Resumen: La tesis del autor es que durante los dos primeros tercios del siglo XX una marea poderosa empujó a los norteamericanos a comprometerse cada vez más hondamente en la vida de sus comunidades, pero desde hace unas pocas décadas esa marea se invirtió de manera callada e inadvertida, y fuimos arrastrados por una resaca traicionera. “Durante el último tercio del siglo hemos sido separados unos de otros y de nuestras comunidades sin que nos percatáramos en un primer momento” (Putnam, 2002: 27). Entre las posibles explicaciones está el exceso de trabajo, la expansión suburbana, el estado de bienestar, la revolución feminista, el racismo, la televisión, el aumento de la movilidad, el incremento de divorcios. Algunos factores no tuvieron importancia en el desgaste del capital social. Señala que las escuelas no funcionan tan bien cuando se aflojan los lazos de la comunidad y que la economía o la felicidad dependen de unas reservas adecuadas de capital social. Cree que la solución para invertir un proceso de descomposición cívica hay que buscarla en la terapia aplicada hace un siglo en EE.UU.
En el capítulo “¿Quién fue el asesino del compromiso cívico?” ve pruebas a favor y en contra de las causas de esa desmotivación cívica. Dice que coincidió con la ruptura de la unidad familiar tradicional: madre, padre e hijos (hay más divorcios, familias monoparentales, hogares unipersonales). Señala que las familias tienden a ir a la iglesia y a actividades relacionadas con la juventud (asociaciones de padres, boy scouts) o asistan a reuniones públicas sobre asuntos municipales o escolares. Hay mayor probabilidad de participar en el voluntariado. Pero los matrimonios también son más hogareños y menos dados a visitar clubes.
Lo paradójico es que ahora, al haber más solteros, deberían haber más actividades sociales públicas. Concluye que la unidad familiar tradicional está en decadencia (mucho), al igual que el compromiso religioso (poco) y probablemente existe algún vínculo entre ambos fenómenos. Pero en todo caso, no explica por qué ese mayor tiempo libre de los divorciados no se empleó en una mayor implicación social y comunitaria (partidos, organizaciones laicas, tiempo para vecinos).
Otra cuestión que analiza es la raza. En Estados Unidos, tras la victoria de los derechos civiles, sospecha que el fin de la segregación legal en la vida cívica provocó una “desbandada de los blancos” en las asociaciones comunitarias. Cree que el desgaste del capital social ha afectado a todas las razas y todos han abandonado con la misma rapidez las asociaciones. Tampoco se ve que las generaciones más intolerantes y segregacionistas hayan abandonado las entidades cívicas antes.
Otra tesis atribuye el descenso de la vinculación social a la excesiva dimensión del gobierno y el crecimiento del Estado de bienestar. Dice que es posible que las demoliciones de los viejos barrios hayan eliminado el capital social que había allí así como que ciertos gastos sociales y medidas fiscales hayan desincentivado las actividades filantrópicas de mentalidad cívica. Y estas medidas gubernamentales no explican porqué hay un declive de la liga de bolos, cenas en familia y clubes literarios. Tampoco parece que los individuos que estén en estados que gastan mucho estén menos comprometidos que los residentes en estados ahorradores.
El siguiente sospechoso es el capitalismo y el libre mercado, pues ya los economistas advirtieron que el capitalismo acabaría minando las premisas de su propio éxito al deteriorar los vínculos interpersonales y la confianza social, que había creado una “sociedad fría” sin calidez interpersonal que la amistad requiere. Lo duda pero el autor ve que la nacionalización y globalización de las estructuras económicas ha llevado a la sustitución de bancos, comercios y otras empresas de carácter local por enormes imperios multinacionales “a menudo supone un declive del compromiso cívico por parte de los directivos” (Putnam, 2002:381). “A medida que Wal-Mart sustituye al colmado de la esquina y los empresarios locales son relevados por mercados impersonales, se van atrofiando los incentivos para que las élites del mundo de los negocios participen en la vida comunitaria”. Hay casos de que la “deslocalización empresarial” a finales del siglo XX tendió a desmantelar las iniciativas cívicas en Atlanta, por ejemplo. Así, en Boston, se deshacía una famosa cofradía local de hombres de negocios. Pero el autor considera que esto no explica por qué la deslocalización empresarial iba a afectar a nuestra disposición a asistir a un acto social de la iglesia, jugar a las cartas con los amigos o votar en las elecciones presidenciales.
Respecto a los factores que han contribuido al declive del compromiso cívico y el capital social están:
- Las presiones de tiempo y dinero (con familias donde trabajan dos cónyuges), lo que hace que disminuya el compromiso social y comunitario. Calcula algo menos del 10 % del declive.
- La suburbanización (ciudades satélite en la periferia): los desplazamientos para ir y venir del trabajo explicarían otro 10 % del problema.
- El entretenimiento electrónico (sobre todo la televisión): Ha sido un factor sustancial en la privatización de nuestro tiempo libre. Sería el responsable del 25 % del declive.
- El cambio generacional (la sustitución lenta y constante de una generación cívica por otra de hijos y nietos menos comprometidos) es un factor poderoso. Sería un 50 % del declive.
- El autor añade un quinto punto que es la “generación de la tele”: Ve que la coincidencia entre el cambio generacional y los efectos de la televisión a largo plazo complican ligeramente la explicación del cambio porque la generación cívica que ve mucha televisión reduce sus compromisos.
Concluye que el trabajo, la expansión urbana, la televisión y el cambio generacional son partes sustanciales de esta historia.
A medida que avanza en su libro, señala que el hecho de trabajar a tiempo parcial permite a las personas estar en contacto con redes sociales más amplias. El autor dice que “necesitamos premiar a las empresas que muestren una actitud responsable hacia los compromisos familiares y comunitarios de sus empleados y cómo estimular a otros empresarios a seguir su ejemplo”.
Propone el reto de que las personas estén menos tiempo sentadas ante el televisor y más haciendo actividades comunitarias. Por otra parte, señala que Internet ofrece ciertas formas de deliberación democrática y creación de comunidad, lo que ayudaría a fortalecer y no sustituir los lazos directos con sus vecinos (Internet como refuerzo y no suplantación de las redes sociales locales y hechas cara a cara).
También pide a los políticos que animen a sus ciudadanos a participar en la vida pública de sus comunidades, presentándose a cargos, haciendo campaña, trabajando en comités y votando. Dice que las campañas electorales (sobre todo la reforma de la financiación) debería dirigirse a aumentar la importancia del capital social y a disminuir la del capital económico en las elecciones federales, estatales y locales.
Otra idea es que los informes gubernamentales incluyan informes sobre el “impacto del capital social” en unos programas nuevos para llamar la atención sobre sus consecuencias (por ejemplo, al levantar una autopista que dividió un barrio se acabaron con las redes sociales que había).
Propone la reforma de las instituciones cívicas, tanto públicas como privadas, porque están anticuadas después de un siglo de la creación de la mayoría de ellas. Necesitan ser reformadas para invitar a una mayor participación. Esa reforma solo funcionará cuando los lectores se animen a reanudar el contacto con nuestros amigos y vecinos y multiplicar las comidas campestres.
Un reto para los padres y educadores y a los jóvenes es aumentar la participación electoral pero también la asistencia a deportes o coros, altruismo organizado o movimientos sociales de base. Una idea es lecciones cívicas en las escuelas o el aprendizaje de prestación de servicios voluntarios porque aumenta la autoestima, la responsabilidad social, la eficacia ciudadana, las habilidades de cooperación, el liderazgo, mejoran el conocimiento y reducen el racismo. Trabajar como mentor para otra miembros de otra generación (crear páginas web, aprender escritura narrativa) sirve para fines cívicos, lo mismo que participar en actividades extracurriculares (grupos musicales, atletismo, clubes de servicios). Pero incluso hay menos fondos para estas actividades. En las escuelas pequeñas hay más actividades extracurriculares que en las grandes, por lo que propone “desconcentrar” los megacolegios y crear colegios menores. Propone dar premios a los miembros de la Generación X que aporten las mejores ideas.
La entrada de la mujer en el trabajo es otro reto porque obliga a todas las instituciones a hacer el mayor cambio desde hace un siglo. Propone que las empresas tengan lugares más favorables para la familia y más acordes con la comunidad (prácticas que ayudarían a retener mano de obra leal y de alta calidad en tiempos de pleno empleo). La flexibilidad laboral ha tenido un crecimiento importante. Pero el hecho de que haya prácticas laborales que inhiben la participación en la comunidad y la vinculación con la familia generan una “externalidad negativa” que impone a la sociedad un coste sin contrapartida.
Aporta un dato importante y es que muchas de las asociaciones creadas hace un siglo (entre 1880 y 1910) fueron creadas por progresistas de clase media aunque añade que lo hacían para controlar a los inmigrantes de clase obrera más toscos (dice el autor :541) pero que tenían un aspecto benéfico porque reducían las desigualdades sociales. Era una especie de “Gran Hermano” que ilustra los riesgos del comunitarismo extremo. Esas sociedades son las que se descomponen ahora.
El autor añade: “Necesitamos desesperadamente una era de inventiva cívica para crear un conjunto renovado de instituciones y canales que revigoricen una vida cívica que se acomode a nuestra propia existencia. El reto que ahora se nos plantea es el de volver a inventar en el siglo XXI el equivalente de los boyscouts, los centros de asentamiento, los terrenos de juego” (Putnam, 2002:543). Dice que la disposición a experimentar y errar es el precio del éxito de la reforma social.
Putnam comienza su libro con la enumeración de numerosos casos por todos los Estados Unidos en los que las asociaciones comunitarias han perdido afiliados y los que quedan tienen 70 y 80 años sin esperanza de renovar sus filas. Aquí se incluyen bandas de música de instituto, clubs de bridge, asociaciones en defensa de los derechos civiles, veteranos, ligas de caridad, antiguas alumnas que promueven becas pero también iglesias y sinagogas. Todas ellas han experimentado un retroceso en sus comunidades, que llevaban 50 o más años funcionando. En los años 50 y 60, se daba por hecho una sobreabundancia de ocio y la participación electoral crecía cada vez más. A pesar de los problemas raciales, el sexismo, la contaminación y la pobreza rural, había participación en los asuntos de la comunidad, el sentimiento de identidad y de reciprocidad compartida. El “baby boom” parecía prometer nuevas afiliaciones hasta los años 80.
Putnam señala que la idea central de la teoría del capital social es que las redes sociales poseen un valor. El capital social guarda relación con los vínculos entre individuos -las redes sociales y las normas de reciprocidad y confianza derivada de ellas. Cita las descripciones que hicieron del “capital social” autores como el inspector de las escuelas rurales L.J. Hanifan, la urbanista Jane Jacobs para elogiar la vida vecinal en las metrópolis modernas, en 1970, por el economista Glenn Loury para analizar el legado social de la esclavitud y en 1980 por el teórico social francés Pierre Bourdieu y el economista alemán Ekkehart Schlicht para subrayar los recursos sociales y económicos encarnados en las redes sociales. Por su parte, el sociólogo James S. Coleman introdujo la expresión en los años 80 para poner de relieve el contexto social de la educación.
El autor explica que el capital social tiene una faceta individual y otra colectiva, un rostro privado y otro público. Los individuos forman vínculos que benefician sus intereses, por ejemplo, para encontrar empleo, buscar ayuda, camaradería o un hombro sobre el que llorar. Las redes sociales tienen externalidades de forma que un individuo que viva en un barrio con arraigo comunitario se beneficiará.
El autor considera que los vínculos sociales conllevan “normas de conducta”, obligaciones mutuas, y hay reciprocidad específica (yo hago esto por ti si haces esto por mi) y la generalizada (yo hago esto por ti sin esperar nada en concreto). Una sociedad caracterizada por la reprocidad generalizada es más eficiente que otra desconfiada. Según Hanifan y sus sucesores, “las redes sociales y las normas de reciprocidad pueden facilitar la cooperación en beneficio mutuo”. Pero advierte que el capital social también puede dirigirse hacia objetivos malintencionados y antisociales (Putnam, 2000:19). Se pregunta cómo se pueden maximizar los efectos beneficiosos del capital social (apoyo mutuo, cooperación, confianza institucional, eficacia) y minimizar los perjudiciales (sectarismo, etnocentrismo, corrupción).
Señala que hay un capital social que tiende puentes (inclusivo: movimiento por los derechos civiles, grupos juveniles de servicio, organizaciones religiosas ecuménicas; es crucial para salir adelante; genera identidades y reciprocidad más amplia; proporciona un superlubricante) y el vinculante (exclusivo: fraternidades étnicas, clubs de lectura femeninos parroquiales o clubs de campo para ricos; es crucial para salir del paso; reafirma nuestro yo más estrecho; es un superadhesivo sociológico; genera antagonismo hacia el exterior).
El autor señala que los mitos nacionales de EE.UU. exageran el papel del héroe individual y rebajan importancia al esfuerzo colectivo.
Señala que al finalizar el siglo XX “los norteamericanos corrientes compartían ese sentimiento de malestar cívico”. Las perspectivas económicas eran buenas pero “no estábamos igualmente convencidos de hallarnos moral o culturalmente en la vía correcta”. Veían una desintegración de la comunidad. Pero el autor resalta que a lo largo del último siglo hubo “altibajos” al percibir el debilitamiento de los lazos comunitarios. Pero cree que entrado el siglo XXI, las cosas sí han cambiado y que nuestra sociedad es distinta a la de nuestros padres. No hay más que hacer un recuento de las reuniones de los clubes, el conocimiento de los vecinos, las partidas de póquer de los amigos, etc... Se pregunta si la Generación X está menos comprometida.
El autor busca pruebas del cambio social en los clubs y asociaciones, la política, lazos informales como las partidas de cartas y campeonatos de bolos, comidas campestres, fiestas, actividades filantrópicas, voluntariado, y tres ejemplos “que parecen contradecir la decadencia de la vinculación”: grupos pequeños, movimientos sociales e Intenet (Putnam, 2002:27).
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Resumen: "La cultura del nuevo capitalismo", de Richard Sennett (2006)
Ver resumen original y actualizado en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2014/06/la-cultura-del-nuevo-capitalismo-de.HTML
Sociología, cambio social, capitalismo, cambio cultural, estratificación social
Resumen y comentarios por E.V.Pita (2014), licenciado en Sociología y Derecho.
Título: "La cultura del nuevo capitalismo"
Título original: "The Culture of New Capitalism"
Autor: Richard Sennett
Fecha de publicación: 2006 (basado en una conferencia del 2004)
Editorial en español: Anagrama
Texto de la contraportada:
"En este nuevo ensayo, que surgió de una serie de conferencias celebradas en el 2004 en la Universidad de Yale, Richard Sennett, siguiendo con su análisis sobre las metamorfosis del capitalismo, estudia la evolución de las instituciones, las competencias del individuo y las formas de consumo en relación con las aspiraciones libertarias de los años sesenta. Tras el estallido de las burocracias y las constricciones, aflora ahora la fragmentación de la vida social y de los seres humanos, y a la disociación del poder y de la autoridad en el plano político, responde, en el plano económico, la fractura entre el éxito personal y el progreso social. En otras palabras, asistimos a una verdadera deriva no progresista de la cultura neocapitalista.
Sin embargo, Richard Sennett rechaza refugiarse en la nostalgia y explica los tres desafíos que se imponen al individuo en la era de la fragmentación: ser capaz de definirse a través de constantes mutaciones profesionales en ausencia de instituciones susceptibles de proporcionar un sentido a la vida, dar la talla en una sociedad en la que el talento ya no se valora y las competencias del individuo quedan rápidamente obsoletas y buscar un lugar desde el cual mantener los vínculos con el pasado. Convencido de que el ser humano no podrá construirse en estas condiciones, Sennett apuesta por una revuelta contra esta cultura de la superficialidad en la que el consumismo reemplaza a la política y los apaños a las medidas sociales".
"Prácticamente, ningún pensador social ha ofrecido una reflexión seria sobre los cambios drásticos que se han producido en la cultura empresarial, maltrecha a causa de las reducciones de la plantilla, el "saneamiento" y la externalización. La excepción - Richard Sennett- es también uno de los intelectuales públicos más perspicaces que tenemos. En La cultura del nuevo capitalismo, Sennett aborda, con su vasta y ya usual erudición, su ágil e inmenso intelecto y su firme perspectiva moral, la nueva cultura empresarial. El resultado es brillante, inquietante y de imprescindible lectura" (B. Ehrenreich).
"Nuestra economía relativamente próspera no parece producir demasiada satisfacción. ¿Existen acaso movimientos sísmicos que pueden causar grietas en la superficie? Eso es lo que piensa Richard Sennett (Robert M. Solow).
Biografía oficial de Sennett (en 2006)
Richard Sennett es sociólogo y profesor de la prestigiosa London School of Economics, autor de alguno de los ensayos más provocadores e incisivos de nuestro tiempo sobre el trabajo, la familia y las clases sociales, entre los que destaca la corrosión del carácter, Premio Europa de Sociología, que tuvo una extraordinaria acogida internacional y también en España. En Anagrama, también se publicaron El respeto y La cultura del nuevo capitalismo.
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INDICE
1. Burocracia
2. El talento y el fantasma de la inutilidad
3. Política de consumo
4. Capitalismo social en nuestro tiempo
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Resumen y comentarios:
Habla del capitalismo social.
Sennett se refiere a la obra de Weber "La ética protestante", que ya no tiene sentido en la época actual. Por ejemplo, las empresas burocráticas eran como jaulas de hierro donde uno se encerraba con la esperanza de que su lealtad sería recompensada en un futuro tras pasar por distintos escalafones. Pero esa gratificación en diferido ha desaparecido en las empresas modernas porque la élite y dirección de las empresas, que antes premiaban a los trabajadores, ahora no suelen estar mucho tiempo en la empresa y se van a otras firmas gracias a sus "supercontactos", por lo que el público de los trabajadores desaparece.
Otro cambio es la desaparición del pensamiento estratégico de vida; un universitario pobre debe tener muy claro hacia donde orienta su futuro mientras que uno de la élite se puede permitir la confusión vital.
La jaula de hierro ha desaparecido pero los hombres no han sido liberados. Todo lo contrario, ahora el centro controla la periferia con menos capas intermedias de burocracia.
Estudia asuntos como la meritocracia. Los ejércitos del siglo XVIII idearon los test de méritos para ser oficial como un sistema de localizar a los aspirantes más destacados pero pronto se vio que eran más útiles para filtrar y rechazar a los más tontos o vagos. Los artesanos tuvieron su espacio porque ellos modelaban un producto muy acabado y estaban orgullosos de su trabajo. Todo eso se acabó con su concepto de empresa moderna de los años 80, donde no hay sitio para el trabajo bien hecho y con profundidad porque en el mundo actual todo cambia y es superdinámico.
En las nuevas empresas, que se basan en el concepto de "flexibilidad" y "dinamismo", las empresas prescinden de muchos empleados, aunque sean talentosos y leales, y estos se sienten tratados injustamente. En realidad, estas nuevas empresas necesitan empleados muy dinámicos que sepan pensar en distintas unidades y que acepten rápido el cambio de situación y que soporte la presión de rápidos resultados.
Por otra parte, la automatización ha generado subidas en la productividad, mucho más que en la mano de obra, porque un simple software puede hacer mucho más precisa la cadena de montaje, lo que conlleva un recorte de la mitad de la plantilla. Lo mismo ocurre, con los administradores de cuello blanco de esas fábricas que son despedidos por la competencia del trabajo más barato de la India o de la aplicación de un software de contabilidad que lo simplifica todo.
También estudia al ciudadano como consumidor y al político como un "vendedor" de un producto. Pone como ejemplo que el Skoda y el Audi tienen la misma plataforma pero lo que cambia es la estructura y la diferencia en el precio (cada coche tiene su público pero valen casi lo mismo, es un gran negocio). En política, sería lo mismo: habría un sustrato de base común a todos y luego los aderezos para llegar a cada votante. El diseño está estandarizado pero el vendedor magnifica detalles de poca monta.
Resumen: "La felicidad paradójica", de Gilles Lipovetsky (2007)
Sociología, sociedad de consumo, hiperconsumo, sociedad del bienestar
Resumen por E.V.Pita, licenciado en Sociología y Derecho
El resumen original y actualizado está en el siguiente link:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2014/03/la-felicidad-paradojica-de-gilles.html
Título:"La felicidad paradójica"
Subtítulo: "Ensayo sobre la sociedad del hiperconsumo"
Título original: "La bonheur paradoxal"
Autor: Gilles Lipovetsky
Fecha de publicación: 2007
Editorial en español: Anagrama, Colección Argumentos
Texto de la contraportada:
"Apoyado en la nueva religión de la mejora constante de las condiciones de vida, el vivir mejor se ha convertido en una pasión de masas, en el objetivo supremo de las sociedades democráticas, en un ideal proclamado a los cuatro vientos. Hemos entrado en una nueva etapa del capitalismo: hemos entrado en la sociedad del hiperconsumo,
Nace un Homo consumericus de tercer tipo, una especie de turboconsumidor desatado, móvil, flexible, liberado de buena medida de las antiguas culturas de clase, con gustos y adquisiciones imprevisibles, al acecho de experiencias emocionales nuevas y de mayor bienestar (mieux-être), de calidad de vida y de salud, de marcas y de autenticidad, de inmediatez y de comunicación. El consumo privatizado ha tomado el relevo al consumo honorífico en un sistema en el que el comprador está cada vez más informado y es cada vez más infiel, reflexivo y "estético". El espíritu de consumo ha conseguido infiltrarse hasta las relaciones con la familia y la religión, con la política y el sindicalismo, con la cultura y el tiempo disponible. Es como si, desde este momento, el consumo funcionara como un imperio sin tiempos muertos y de contornos infinitos.
Pero estos placeres privados descubren una felicidad herida: jamás, según Lipovetsky, el individuo contemporáneo ha alcanzado tal grado de desamparo. "Si la primera parte del libro es un retrato económico y sociológico remarcable del mundo turboconsumidor, la segunda parte se consagra, - de una forma aún más innovadora- al estudio de la paradoja: el Homo felix no alcanza la felicidad fácilmente y la civilización del ocio no le exime, sin embargo, de tener que trabajar en su propia persona... Un libro muy informado, lleno de matices y razonablemente optimista", según Jean-Maurice de Montremy [hay otras críticas favorables]"
Biografía del autor (hasta 2007)
Gilles Lipovetsky es el autor de los celebrados ensayos La era del vacío, El imperio de lo efímero, El crepúsculo del deber, La tercera mujer, Metamorfosis de la cultura liberal, Los tiempos hipermodernos y La felicidad paradójica, publicados por Anagrama. Lo consideran el heredero de Tocqueville y Louis Dumont.
ÍNDICE
1. Las tres edades del capitalismo de consumo
2, Más allá del "standing": el consumo emocional
3.Consumo,tiempo y juego
4. La organización posfordista de la economía
5. Hacia un turboconsumidor
6. El fabuloso destino del "homo consumericus"
Segunda Parte
Placeres privados, felicidad herida
7. Penia: goces materiales, insatisfacción existencial
8. Dionisio: sociedad hedonista, sociedad antidionisíaca
9. Supermán: obsesión perfeccionista, placeres de los sentidos
10. Némesis: Superexhibición de la felicidad, retroceso de la envidia
11. "Homo felix": grandeza y miseria de la utopía
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Comentarios previos al resumen:
El libro se escribió en plena expansión de la economía, cuando los economistas advertían que había un riesgo de explosión de la burbuja. Siete años después, el libro que habla del hiperconsumo tiene cierto halo de amargura, en el sentido de que ha habido un cambio y el consumidor se retrae del consumo. De querer vivir bien se ha pasado a querer sobrevivir, al menos en las capas sociales más empobrecidas y que formaban la base de la sociedad de consumo. Los coches que se cambiaban cada tres años ahora duran diez, lo mismo que otros productos. El negocio estaba en la demanda más que en la oferta, en sacar un pequeño beneficio de millones de bienes baratos vendidos.
Sin embargo, hay una parte del hiperconsumo que sigue viva y en plena expansión; los móviles, teléfonos que cada año se renuevan con diseños más potentes y sofisticados.
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Resumen del libro "Una sociología de la globalización", de Saskia Sassen (2007)
Resumen actualizado y original en:https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/10/una-sociologia-de-la-globalizacion-de.html
Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Derecho y Sociología
Sociología, globalización, economía internacional
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Ficha técnica
Título: "Una sociología de la globalización"
Subtítulo:
Título original: A sociology of globalization
Autora: Saskia Sassen
Edición en inglés: Nueva York, 2007
Edición en español: Katzeditores, Madrid, 2007
Número de páginas: 323
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Biografía oficial de la autora Saskia Sassen (hasta el 2012)
Saskia Sassen (La Haya, Holanda, 1949) nació en Holanda pero creció en Buenos Aires, ciudad a la que su familia se trasladó en 1950. Parte de su juventud transcurrió en Italia y, en 1966, se instaló en Francia, donde estudió durante un año en la Universidad de Poitiers, luego en la Universidad de "La Sapieza", de Roma, y más tarde en la Universidad de Buenos Aires, donde se tituló en Filosofía y en Ciencias Políticas. Desde 1969 estudió Sociología y Economía en la Universidad de Notre Dame, Indiana (Estados Unidos), donde obtuvo un master y un doctorado en 1971 y en 1974, respectivamente. También en 1974 obtuvo un master en filosofía en Francia. Realizó un postdoctorado en el Centro de Estudios Internacionales de la Universidad de Harvard. Ha desempeñado diversas posiciones académicas en universidades de los Estados Unidos y de Europa y actualmente es profesora de sociología en la Universidad de Chicago y profesora visitante en la London School of Economics.
En su célebre libro The global city: New York, London, Tokio publicado en 1991 (edición en español: La ciudad global, Buenos Aires, 1999) Saskia Sassen desarrolla el concepto de ciudad global, categoría novedosa para estudiar la ciudad como lugar de intersección entre lo local y lo global. Otro aspecto fundamental de la obra de Sassen reside en los estudios sobre las cuestiones del poder y la desigualdad derivados de los procesos de globalización.
A mayores, en el 2013 obtuvo el Premio Princesa de Asturias de las Ciencias Sociales.
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Texto de la contraportada y solapa
"Procesos transnacionales como la globalización política, económica y cultural enfrentan a las ciencias sociales con una serie de desafíos teóricos y metodológicos, que surgen debido a que lo global (ya sea una institución, un proceso, una práctica discursiva o un imaginario) transciende el marco exclusivo del Estado-nación y al mismo tiempo habita parcialmente los territorios y las instituciones nacionales. Es así que aun cuando la mayoría de los procesos y las entidades que se encuentran en el interior de lo nacional son nacionales, cada vez resulta más necesaria la investigación empírica para determinar si todos ellos lo son, pues cada vez existen más casos de localización de lo global y de desnacionalización de lo nacional. Vista de esta manera, la globalización no se limita ya a la noción convencional que la define como un proceso de formación de instituciones exclusivamente globales y de interdependencia creciente entre los estados-nación del mundo.
En el marco de ese horizonte de reflexión, esta obra de Saskia Sassen aborda el análisis de dos dinámicas diferenciadas. Por un lado, la formación de procesos e instituciones explícitamente globales. Por otro lado, los procesos que no pertenecen necesariamente a la escala global y que, sin embargo, forman parte de la globalización porque, aun inmersos en territorios y dominios institucionales que en gran parte del mundo se consideran nacionales, incorporan redes o entidades transfronterizas que conectan múltiples procesos y actores locales o "nacionales".
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ÍNDICE
1. Elementos para una sociología de la globalización
2. El Estado frente a la economía global y las redes digitales
3. Ciudades globales: la recuperación del lugar y las prácticas sociales
4. La conformación de los movimientos migratorios internacionales
5. Nuevas clases globales
6. Los actores locales en la política global
7. Nuevas formaciones sociales
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RESUMEN
El libro arranca explicando que lo global (una institución, un proceso, una práctica discursiva o un imaginario) trasciende el marco exclusivo del Estado-nación y al mismo tiempo habita parcialmente los territorios y las institucionales nacionales. Lo global no es solo la interdependencia y la formación de instituciones exclusivamente globales. Afirma que el hecho de que un proceso o entidad se encuentre dentro del territorio de un Estado soberano no necesariamente supone que sea un proceso o entidad nacional sino que puede ser una localización de lo global (una entidad nacional que fue desnacionalizada).
Por un lado estudia la globalización desde el punto de vista de las instituciones (OMC, mercados financieros, cosmopolitismo, tribunales internacionales) y por otro los procesos que no necesariamente pertenecen a la escala global pero están inmersos en territorios de todo el mundo (están incorporados en redes transfronterizas de activistas como las oenegés, la organización de defensa del medio ambiente o de los derechos humanos, así como las políticas monetarias y fiscales impuestas por el FMI o el uso de leyes internacionales por los tribunales nacionales).
La autora estudia la noción de jerarquía de escalas con el objetivo de desestabilizar, a la luz de las nuevas dinámicas y tecnologías, la jerarquía tradicional centrada en el Estado-nación. Aquí se refiere a poderosos actores económicos como el mercado global de capitales, el régimen mundial del comercio o la internacionalización de la producción industrial. Se está produciendo una multiplicación de actores no estatales y de procesos transfronterizos que generan cambios en el alcance, la exclusividad y la competencia de la autoridad estatal sobre el territorio nacional. También ve un proceso "multiescalar" (una entidad local forma parte de un mercado electrónico perteneciente a la escala global).
Sassen define el modelo de ciudad global, la cual cuanto más se globalizan y digitalizan las operaciones y los mercados empresariales, más complejas y estratégicas se vuelven las funciones de gestión centralizada y de servicios especializados, con lo que las empresas se benefician de las economías de aglomeración.
Luego, examina el significado de lo subnacional en un mundo global y parcialmente digitalizado.
Luego, analiza el modo en que las entidades subnacionales pueden superar el modelo de jerarquía anidada que se organiza en torno del Estado-nación y su función como único actor en las relaciones internacionales (el análisis se concentra en las redes de transacciones que conectan a las 40 ciudades globales; estas redes interurbanas tienen filiales de la empresa, redes transnacionales de inmigrantes y redes del terrorismo internacional).
Finalmente, señala las consecuencias que tiene para los Estados-nación la articulación de lo global en el interior de lo nacional y lo subnacional. Por un lado, el Estado se limita a reducir su autoridad (con la privatización, la desregulación y la disminución de la intervención gubernamental) a la vez que produce nuevos reglamentos y leyes (menciona el derecho anglosajón, la autonomía de los bancos centrales). Además, los estados se están des-nacionalizando (dando paso a un orden institucional privado). Teme que estas tendencias agraven el déficit democrático en el interior del Estado y fortalezca la "legitimidad" de normas y reclamos de grandes actores económicos globales.
Ve una tensión entre la inserción necesaria, si bien parcial, de la globalización en los territorios y las instituciones nacionales y el complejo sistema jurídico y administrativo que ha construido la autoridad exclusiva de los estados soberanos sobre su territorio nacional, ha sido en parte negociada mediante procesos de desnacionalización institucional parcial en el interior del Estado y de la economía nacional. Además, alerta de la formación de un orden institucional privado intermediario que se ubica solo parcialmente dentro del sistema interestatal y que se está transformando en un ámbito institucional paralelo donde se manejan las operaciones transfronterizas.
También estudia el Estado frente a la economía global y las redes digitales. Señala que el Estado puede concebirse como la representación de una facultad técnica administrativa que posibilita la implantación de la economía global corporativa. Recalca que solo dos estados, EE.UU. y el Reino Unido, están diseñando las nuevas normas y la nueva legalidad necesaria para garantizar los derechos y la protección de las empresas y los mercados globales (normas que derivan del derecho comercial y las prácticas contables angloamericanas).
Respecto a la división del trabajo entre naciones (Wallerstein), la autora cree que la diferencia entre centro y periferia ya no se refiere a la cadena de producción sino a una diferenciación "funcional". Dice que el centro está en el Atlántico Norte (en menor medida China y Japón), y en núcleos tecnológicos como Silicon Valley.
Indica que la inversión extranjera directa (fusiones y adquisiciones transfronterizas) y el mercado global de capitales y el comercio conforman el núcleo de los cambios estructurales constitutivos de la globalización y de las actividades tendentes a regularla.
Recalca que "hoy se ve un nuevo mapa de transacciones económicas que se superpone a los modelos geoeconómicos anteriores".
Señala que la digitalización ha posibilitado el fortalecimiento tanto de viejos actores y espacios no-estatales como de la formación de otros nuevos, capaces de competir con la autoridad estatal en materia de jurisdicción, alcance y exclusividad. La digitalización ha cumplido una función transformadora pero puede estar inmersa en otras dinámicas. Recuerda que Internet tiene la capacidad de mejorar la democracia pero también de ejercer un control importante o imponer límites al acceso. Recuerda que está regulada por leyes, por empresas de software o el ICANN. Las redes ayudaron a situar el mercado global de capitales en una posición distintiva respecto de otros componentes de la economía global. Recuerda que la desregulación de los mercados financieros nacionales, la integración global de un número cada vez mayor de centros financieros, las computadoras y las telecomunicaciones han contribuido al crecimiento explosivo de los mercados financieros. Se pregunta si el mercado global de capitales, como concentración de poder, tiene el poder de "disciplinar" a los gobiernos nacionales y de someter al menos a algunas políticas fiscales y monetarias a criterios que antes no se aplicaban y hacer lo "adecuado". Destaca que los mercados electrónicos (el espacio supranacional del mercado financiero global) operan en parte fuera de la jurisdicción exclusiva de los estados y, en realidad, constituye solo uno de los espacios de este sector digitalizado (el otro espacio es el real a nivel nacional donde operan los centros financieros).
Indica que el espacio digital privado del mercado global de capitales se intersecta al menos de dos maneras específicas en el ámbito de la autoridad estatal (con nuevas normas que reflejan la lógica del mercado global) y con el derecho.
La autora se pregunta si realmente se están formando nuevas configuraciones en medio de las viejas condiciones sociales. El poder, la movilidad del capital, las desventajas económicas y políticas, el desamparo de los sin techo y las pandillas son fenómenos que son antiguos o si han mutado. La autora se centra en estudiar la ciudad porque resurge como espacio estratégico para entender tendencias críticas en la reconfiguración del orden social (la globalización, el auge de las nuevas tecnologías informáticas, la intensificación de las dinámicas transnacionales y translocales y una mayor presencia y voz de instancias específicas de diversidad sociocultural).
Menciona a ciudades como Nueva York, Londres, Tokio, París, Frankfurt, Zurich, Amsterdam, Los Angeles, Sidney, Hong Kong, así como Shanghai, Bangkok, Taipei, Sao Paulo y México DF. Se ha registrado un aumento considerable en la intensidad y magnitud de las transacciones entre estas ciudades (a través de los mercados financieros, el comercio de servicios y las inversiones), así como un aumento de la desigualdad. Paralelamente a estas nuevas redes jerárquicas globales y regionales existe un vasto territorio que se vuelve más periférico y más excluido de los procesos que alimentan el crecimiento económico de la nueva economía global. Se observa una decadencia y una pérdida de funciones en los centros industriales y en las ciudades portuarias que antes eran importantes. Y en el empleo se sobrevaloran servivios especializados frente a otros trabajadores "innecesarios". Los habitantes marginados van ganando presencia política en estas ciudades y hacen sus demandas, por lo que las ciudades se polarizan.
Añade que el espacio formado por la red mundial de ciudades globales es un nuevo espacio estratégico para la formación de nuevos tipos de identidades y comunidades, incluso transnacionales.
También estudia los movimientos migratorios internacionales, que relaciona con los lazos económicos creados por la internacionalización económica, los vinculos coloniales y neocoloniales, la contratación directa de mano de obra extranjera por redes internacionales de inmigrantes, gobiernos o empresas, así como la exportación organizada de mano de obra y tráfico de hombres, mujeres y niños.
Además, analiza las nuevas clases sociales globales como fuerzas sociales emergentes (aunque están ligadas al ámbito nacional). Por un lado, está la nueva clase profesional transnacional. Luego, hay una clase compuesta por la fusión de distintos sectores desfavorecidos. También hay redes de funcionarios públicos especializados. Las tres clases son cosmopolitas y confluyen en las ciudades porque demandan tanto altos profesionales especializados como trabajadores de bajo salario. Los gobiernos tienen dos marcos normativos desconectados: una cultura política neoliberal para atraer a los profesionales y otra inmigratoria que cierra la puerta a los circuitos inferiores del mercado global. Estas desigualdades generan una segmentación en la sociedad del capitalismo avanzado.
Los activistas políticos han encontrado en las redes digitales un aumento de su potencial escala y generan comunidades globales. Hay también prácticas locales (micropolítica) que se repiten en otras partes del mundo.
Finalmente, concibe la digitalización como un medio para aumentar la movilidad del capital y cambiar la relación entre las empresas móviles y los estados-nación territoriales. Por ello, hay una desmaterialización de muchas actividades económicas (adquiere hipermovilidad). La autora sostiene que la hipermovilidad del instrumento financiero es algo "producido" que requiere capital fijo: profesionales de primera línea en el lugar del trabajo, computadoras, sistemas jurídicos y autopistas y aeropuertos. A esto se suman las lógicas sociales que lo organizan (las tecnologías digitales están marcadas por los intereses financieros). Hay cuatro dinámicas financieras que no las han creado las redes digitales pero sí las han favorecido.
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Resumen: "La sociedad del cansancio", de Byung-Chul Han (2010)
Autor del resumen: E.V.Pita, licenciado en Derecho y Sociología
Sociología, cambio social, estructura social
Título: "La sociedad del cansancio"
Título original: "Die Müdigkeitsgesellschaft"
Autor: Byung-Chul Han
Fecha de publicación: Berlín, 2010
Editorial original: MSB Matthes & Seitz
Editorial en español: Herder Editorial SL, Barcelona, 2012
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Biografía oficial del autor (hasta 2012)
Byung-Chul Han, de origen coreano, estudió Filosofía en la Universidad de Friburgo y Literatura alemana y Teología en la Universidad de Múnich. En 1994, se doctoró por la primera de dichas universidades con una tesis sobre Martin Heidegger. En la actualidad es profesor de Filosofía y Teoría de los medios en la Escuela Superior de Diseño de Karlsruhe. Autor de más de una decena de títulos.
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ÍNDICE
El Prometeo cansado
La violencia neuronal
Más allá de la sociedad disciplinaria
El aburrimiento profundo
Vita activa
Pedagogía del mirar
El caso Bartleby
La sociedad del cansancio
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Idea general: Byung-Chul Han parte de la idea de que el individuo de las sociedades actuales está sometido a una gran presión para obtener el mejor rendimiento posible en el trabajo [nota del lector: Lipovesky diría también que en el entorno personal y amoroso]. El obrero ya no es explotado sino que se autoexplota él mismo para mejorar su eficiencia, incluso con dopaje, lo que le lleva a una situación de cansancio permanente e infinito. "El sujeto del rendimiento se cree en libertad pero está tan encadenado como Prometeo", dice.
Aunque el autor es filósofo, su idea es una gran proeza sociológica porque a nadie se le había ocurrido entender la actual sociedad como generadora de cansancio e incluso depresión aunque muchos empleados lo vean a diario cuando se tumban "fritos" sobre el sofá al llegar a casa. Lipovesky se había acercado mucho a esta idea al señalar en uno de sus libros que la actual sociedad exigía un gran rendimiento al individuo, obligado a ser feliz en ámbitos tan dispares como el trabajo, la moda, la familia o incluso la cama, lo que le generaba "stress" si fallaba algo para lograr sus estándares de felicidad.
Byung-Chul Han sigue esa línea de razonamiento.
En el capítulo 1 sobre la violencia neuronal, señala que en épocas pasadas las enfermedades eran virales pero esa época quedó atrás gracias a las vacunas y antibióticos inmunológicos. En esas épocas, se luchaba contra un enemigo externo como en la Guerra Fría y se repelía ciegamente todo lo extraño con discursos negativos sobre la amenaza del "otro" para provocar una reacción inmunitaria.
Pero desde hace tiempo se lleva "de manera inadvertida", dice Byung-Chul Han, un cambio de paradigma que surgió tras el fin de la Guerra Fría y, por lo que se deduce de su texto, llegó con el auge de la globalización que disolvió las fronteras. En vez de extrañeza, ahora hay "diferencia", que no produce reacción inmunitaria. Ni siquiera los inmigrantes serían extraños, sino una "carga" económica, dice el autor.
Según el autor, la patología del siglo XXI sería neuronal con enfermedades e "infartos psíquicos" como la depresión, el trastorno límite de personalidad (TLP), el transtorno límite de personalidad (TDAH) y el síndrome del desgaste ocupacional (SDO), lo que vulgarmente se conoce como "estar quemado". El colapso del yo se produce por un "sobrecalentamiento" de lo positivo como la hiperactividad.
Detrás de estas enfermedades ve un exceso de positividad por la sobreabundancia de lo "idéntico".
Y añade: "La violencia de la positividad, que resulta de la superproducción, el superrendimiento o la supercomunicación ya no es viral, lo que genera rechazo, agotamiento, fatiga y asfixia ante la sobreabundancia. Es una violencia neuronal".
Dice que Braudrillard se equivoca al interpretar la violencia de la positividad en clave inmunológica cuando dice que la "comunicación generalizada y la superinformación amenaza todas las defensas humanas". Pero para Byung-Chul Han, la violencia de la positividad no presupone ninguna enemistad sino que se despliega en una sociedad permisiva y pacífica. Dado que se generan dentro del propio sistema y es inmanente al sistema, no hay resistencia inmunológica porque la violencia neuronal carece de negatividad.
Byung-Chul Han también dice que hemos dejado atrás la sociedad disciplinaria de Foucault (llena de hospitales, psiquiátricos, cárceles, cuarteles y fábricas), una sociedad del control, la prohibición y la negatividad, y ha sido sustituida por una sociedad de gimnasios, oficinas, bancos, aviones, centros comerciales y laboratorios genéticos. "La sociedad del siglo XXI ya no es disciplinaria sino una sociedad de rendimiento, los súbditos son ahora sujetos de rendimiento, emprendedores de sí mismos". Es una sociedad de un poder sin límites, del "Yes, we can" [nota del lector: y en España el "Podemos"]. Los proyectos, iniciativas y motivación reemplazan a la prohibición. En vez de locos y criminales, ahora se generan depresivos y fracasados.
Lo único que tienen en común ambas sociedades es que se empeñan en "maximizar la producción", pero llega un punto en que la sociedad disciplinaria se topa con un límite a su crecimiento por lo que el inconsciente social pasa del "deber" al "poder" para aumentar mucho más la productividad. Y añade Byung-Chul Han: "El sujeto de rendimiento es más rápido y más productivo que el de obediencia". Hay una mera continuidad. Quienes no están a la altura,... se deprimen (cita a Alain Ehrenberg). Para el autor confluyen otros factores como la carencia de vínculos y, sobre todo, la presión por el rendimiento, que es el nuevo mandato de la sociedad del trabajo tardomoderna. El obligarse a sí mismo a rendir genera exceso de trabajo y rendimiento, "lo que se convierte en autoexplotación" y encima es muy eficaz porque va acompañada de un "sentimiento de libertad". [nota del lector: Vuelve al mismo punto de partida de Lipovesky en "La Felicidad Paradójica": es una libertad paradójica porque las obligaciones inmanentes a ella se convierten en violencia y su manifestación patológica son las enfermedades psíquicas".
En el tercer capítulo, sobre el aburrimiento, Byung-Chul Han habla del exceso de estímulos que dispersan la atención como, por ejemplo, los juegos de ordenador o las tareas "multitasking", una habilidad para la que están capacitados tanto el hombre actual como los animales salvajes (estresados por los ruidos "raros" en la selva y en permanente estado de vigilancia para sobrevivir). Ninguno de los dos está inmerso en lo contemplativo. De la preocupación por una buena vida, el ego hiperactivo actual pasa a una preocupación por la superivivencia, lo que no es un buen ambiente para generar cultura o incluso bailar, que son fruto de la vida contemplativa y el aburrimiento.
Luego, el autor Byung-Chul Han cuestiona el concepto de "animal laborans" moderno de Hanna Arendt en La Condición Humana. Sostiene él que el animal laborans moderno no renuncia a su individualidad ni a su ego para consumarse trabajando en el proceso vital anónimo de la especie. "La sociedad del trabajo se ha individualizado y convertido en la sociedad del rendimiento y la actividad histérica del trabajo. Es un hiperneurótico, con un gran nivel de agitación nerviosa", dice.
Añade que en las sociedades tardomodernas el "yo" está aislado porque su vida sin religión es ahora efímera y le falta la narración que le daba la religión y nos reduce a todos a una "vida desnuda" o un "homo sacer" (un excluido de la sociedad totalmente aniquilable como el preso de Guantanamo, un sinpapeles, un enfermo vegetal enchufado a una máquina). Dice que el hombre moderno sería un "muerto viviente". "En esta sociedad de obligación actual, cada cual lleva consigo su campo de trabajos forzados, la depresión actual se parece a la de los presos muselmänner de los campos de concentración debilitados y apáticos aunque el actual enfermo está bien nutrido y obeso", añade.
En los últimos capítulos, Byung-Chul Han viene a concluir que el ser humano y la sociedad se ha transformado en una "máquina de rendimiento autista".
El último capítulo, La sociedad del cansancio, arroja más luz sobre el asunto al añadir el efecto del dopaje que se considera admisible para aumentar el rendimiento de, por ejemplo, un cirujano que salva vidas. Se busca un cuerpo que funcione sin alteraciones y maximice su rendimiento. Pero el exceso de actividad y de rendimiento provoca un "infarto del alma".
Añade que el cansancio de la sociedad del rendimiento es un cansancio a solas que aísla y divide. Lo contrapone al cansancio de Handke, que es inspirador como el domingo pensado para no hacer nada y disfrutar de un tiempo de paz, que se contrapone al cansancio del Yo agotado, que se debe a un exceso de positividad e incapacita para hacer algo. La comunidad del Pentecostés, del sabbath o el domingo libre, se opone a la sociedad activa.
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Resumen: "Indignaos", de Stéphane Hessel (2011)
Materia: sociología, pensamiento político, cambio social.
Resumen original y actualizado en el siguiente link:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2011/03/indignaos-de-stephane-hessel.html
Autor del resumen: E.V.Pita, licenciado en Sociología y Derecho
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Título: "¡Indignaos!"
Subtítulo: Un alegato contra la indiferencia y a favor de la insurrección pacífica.
Autor: Stéphane Hessel.
Editorial: Destino, imago mundi
Título original en francés: "Indignez-vous!"
Año de publicación: 2011
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INDICE
-Prólogo de José Luis Sampedro
-INDIGNAOS
-El motivo de la resistencia es la indigación
-Dos visiones de la historia
-La indiferencia: la peor de las actitudes
-Mi indignación a propósito de Palestina
-La no violencia, el camino que debemos aprender a seguir
-Por una insurrección pacífica
-Notas del editor de acuerdo con el autor
-Posfacio del editor
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RESUMEN
El autor, de 93 años (y que falleció unos años después de escribir este libro, antes de cumplir los cien), luchó en la resistencia francesa y se queja de que el siglo XXI ha supuesto un retroceso en cuanto a libertades civiles y políticas, así como de derechos sociales. La frase clave del libro es: "el nazismo ha sido vencido [...] pero esta amenaza no ha desaparecido totalmente y nuestra cólera respecto a la injusticia sigue intacta. [...] Apelamos todavía a una "verdadera insurrección pacífica contra los medios de comunicación de masas que no proponen otro horizonte para nuestra juventud que el consumo de masas, el desprecio hacia los más débiles y hacia la cultura, la amnesia generalizada y la competición a ultranza de todos contra todos".
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Crítica de Alain Finkielkraut a Hessel
El autor de "Lo único exacto", Alain Finkielkraut (2015), no está de acuerdo con Hessel sobre su librito Indignados. Recalca que "la resistencia no es la indignación, es el valor" (página 38). Dice que Hessel (ya fallecido pero que fue un adolescente hasta su muerte con casi cien años) les ahorra a los jóvenes ese miedo y esas blasfemias: no hay que ser heroico, con la indignación ya basta e inventa el turismo de la indignación: un paseo ético y sin marearse mucho la cabeza. Nos invita a tomar partido por el crucificado, el sin techo, el sin papeles, el sin defensa. El autor también critica a Hessel por cebarse con Israel, como ejemplo del conflicto entre Occidente y el Islam. Recuerda que los palestinos también tienen defectos, que en muchos sitios también se pisotean los derechos humanos y que no se puede comparar la ocupación de los territorios palestinos con la ocupación nazi.
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Resumen: "Superficiales. ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?", de Nicholas Carr (2011)
Resumen actualizado y original en el siguiente link:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2012/11/superficiales-que-esta-haciendo.html
Sociología, teoría del conocimiento, psicología social, cambio social, Internet
Resumen, anotaciones y comentarios de E.V.Pita (2012), licenciado en Sociología y Derecho
Título original: The Shallows: What The Internet is doing to our brains.
Autor: Nicholas Carr
Fecha de publicación: 2011
Editorial: Taurus
Editorial: Taurus
Indice
Prologo. El perro guardián y el ladrón.
Capítulo 1. Hal y yo
2. Los caminos viales
Disgresion sobre qué piensa el cerebro cuando piensa acerca de sí mismo
3. Las herramientas de la mente
4. La página personalizada
Disgresión sobre Lee Forest y su increíble audión
5. Un medio de la audición general
6. La viva imagen del libro
7. Mentalidad de malabarista
Disgresión sobre el crecimiento de las puntuaciones en los test de inteligencia
8. La iglesia de Google
9. Busca memoria Disgresión sobre la escritura de este libro
10. Algo como yo.
Texto de la contraportada:
" Google nos vuelve estúpidos? Nicho las Carr condensó así, en el título de un celebre artículo, uno de los debates más importantes de nuestro tiempo: mientras disfrutamos de las bondades de la Red, estamos sacrificando nuestra capacidad de leer y pensar con profundidad? En este libro, Carr desarrolla sus argumentos para crear el más revelador análisis de las consecuencias intelectuales y culturales de Internet publicado hasta la fecha. Nuestro cerebro, como demuestran evidencias científicas e históricas, cambia en respuesta a nuestras experiencias, y la tecnología que usamos para encontrar, almacenar y compartir información puede, literalmente, alterar nuestros procesos neuronales. Además, cada tecnología de la informacion conlleva una ética intelectual. Así como el libro impreso servía para centrar nuestra atención, fomentando el pensamiento profundo y creativo, Internet fomenta el picoteo rápido y distraído de pequeños fragmentos de información de muchas fuentes. Su ética es una ética industrial, de la velocidad ya la eficiencia. La Red nos está reconfigurando a su propia imagen, volviéndonos más hábiles para manejar y ojear superficialmente la informacion pero menos capaces de concentración, contemplación y reflexión. Este libro cambiará para siempre nuestro modo de entender y aprovechar las nuevas tecnologías".
Resumen:
Resumen exprés: Siguiendo la tradicción de Sócrates y luego McLuhan, que estudió las diferencias entre la cultura oral, de lectura y audiovisual, JNicholas Carr dice que el modo de pensar cambia según el modelo cultural, ya sea cuando era oral, como en las culturas campesinas, como cuando era leído oralmente, en la Edad Media, o leído mediante voz interior, caso de la cultura industrial, o con aportaciones audiovisuales, caso de la cultura postindustrial. Por ello, Internet supone otro cambio de mentalidad que disminuye las áreas del cerebro ocupadas del pensamiento profundo para dedicar más espacio a las áreas de búsqueda, rastreo y reconocimiento de señales. Cuando alguien lee un texto en Internet no lo lee sino que lo "escanea" como cuando examinamos los tomos de una biblioteca para localizar los títulos y "ver lo que hay". También insiste en que diversos estudios señalan que el cerebro necesita tranquilidad (por ejemplo, caminar por un jardín) para organizar sus ideas y asentar la memoria. Las experiencias demuestran que cuando la atención se dispersa (por ejemplo, con un procesador de textos que tiene múltiples ayudas al navegante), el rendimiento es menor y la capacidad memorización empeora.
La idea de este libro es que Internet está cambiando nuestros cerebros para adaptarlos al multiproceso (atender a seis tareas o más a la vez) y la gestión rápida de montañas de información. Su temor es que nos convirtamos en máquinas porque aspectos humanos como la compasión o la empatía necesitan tiempo para reposar en la menta y la frenética marea de datos de Internet impide la memorización y el asentamiento y razonamiento.
Desde el punto de vista sociológico
Obviamente, las nuevas tecnologías suelen conllevar cambios sociales y su ejemplo más palpable fue la revolución industrial a la que siguió el ascenso al poder de la burguesía, así como el paradigma cultural (la cultura de masas). La pregunta es cómo afectará la comunicación y las redes a la estructura social actual y qué tipo de cultura surgirá. Un cambio de pensamiento (por ejemplo, cuando surgió la defensa de la igualdad) suele conllevar una restructuración social (división de los tres poderes, etc...).
Si se mira desde una mera cuestión tecnológica, lo que vemos es que Internet es una extensión del llamado Taylorismo (mayor eficiencia en los procesos de produción), ya que ahora la información está disponible en cuestión de milisegundos, así como las llamadas de teléfono o los avisos de correo instantáneo. Es evidente que la globalización no sería posible primero sin el teléfono y el telégrafo y después sin Internet. Todo esto reduce los costes y agiliza la gestión de la produción. Por su parte, las estructuras neuronales del cerebro de quienes usan Internet (que no deja de ser una herramienta) se amoldan para procesar más rápido montañas de datos y prestar atención a varios procesos simultáneamente. Pero, según Carr, el resultado dista de ser eficiente, según demuestran los test ya que Internet conlleva una pérdida de atención que a su vez impide retener el contenido que examinamos. En realidad, en Internet "escaneamos" información mediante búsquedas veloces. Pero no asimilamos nada, según los estudios realizados, o lo hacemos de forma menos eficiente que una persona que busca los mismos datos en una enciclopedia.
Hay quien tiene la tentación de comparar el cerebro con un ordenador dotado de CPU y memoria (que ahora contaría con una memoria externa en Internet) pero Carr dice que no es así porque la información grabada en un disco duro no cambia por mucho que se pase a un lápiz a otro mientras que el cerebro tiene plasticidad y reordena continuamente la memoria y la clasifica y cambia. Por tanto, el cerebro es algo más que un procesador mecánico. Otra cosa es que Internet convierta nuestras mentes en... mentes artificiales.
Nueva visión del mundo
Otra cuestión que debate el autor es que Internet nos ofrece una visión fragmentaria del mundo sin contextualizar. Pone por ejemplo la idea de Google de escanear millones de libros y subirlos a la Red a disposición de todo el mundo. Resulta que ahora los lectores e investigadores seleccionan párrafos de ese libro (que aparecen en las búsquedas) pero no leen el resto del libro por lo que carecen de la visión general. Otro problema es que las búsquedas están definidas por un algoritmo que selecciona las más populares por lo que los investigadores tenderán a buscar citas que van a encontrar los demás mientras que antes seleccionaban textos perdidos en revistas que consultaban y que nadie había visto, por lo que podían dar sorpresas. La conclusión de Carr es que los buscadores, que en definitica son máquinas que funcionan con algoritmos, al final nos están condicionando nuestro pensamiento y, se deduce que uniformándolo (no hay más que ver cuantos millones de personas consultan Wikipedia).
Introdución
Carr menciona a McLuhan quien en los años 60 enterró la tecnología impresa que surgió con Guttenberg para sustituirla por la cultura electrónica (radio, televisión, cine). Ahora viene Internet con sus podcast, vídeos, webs. Carr, en línea con McLuhan, dice que, a largo plazo, el contenido de un medio importa menos que el medio en sí mismo a la hora de influir en nuestros actos y pensamientos. Lo que cambia son los patrones de percepción. Internet, con su banquete de información, se convierte en el amo de nuestras mentes (según Carr).
Capítulo 1
La idea principal de Carr es que nos hallamos en un momento de transición en la que el viejo proceso lineal de pensamiento es sustituido por otra mente que discrimina información en estallidos cortos, descoordinados o solapados.
Carr arranca con una escena de Odisea 2001 en la que el astronauta desactiva a la computadora asesina y averiada HAL mientras el ordenador le suplica que se detenga. La máquina, a medida que sus circuitos de memoria se apagan, nota que algo está cambiando y tiene miedo.
El autor dice que desde que apareció Internet algo ha cambiado porque no piensa oomo antes, ya que su concentración se disipa y leer un artículo largo le supone un esfuerzo. Otros adquieren destrezas como leer a supervelocidad en varias fuentes online y trocea los post de más de cuatro párrafos para buscar información. Deben procesar y clasificar cientos de textos instantáneos que les llegan de feed, RSS, twitter, facebook y otros, además de las continuas consultas al email.
Leer un libro es anticuado.
En las siguientes párrafos, Carr cuenta cómo en los años 80 se compró un ordenador hasta que en los 90 surgió Internet y en el 2005 la Web 2.0 y las redes sociales. En el 2007, ya se dio cuenta de que sus rutinas habían cambiado y dependía de los servicios de la Red. Tenía "mono" de mirar el correo o googlear. Internet lo había convertido en una especie de máquina de procesamiento de datos de alta velocidad, un HAL humano.
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Capítulo 2
Arranca con una anécdota sobre Nietzsche, que cuando se compró una máquina de escribir, cambió su discurso. Luego, comenta los avances de Freud y los neurólogos que descubrieron las neuronas.
Carr critica a Ramón y Cajal por decir en 1913 que "en los centros del cerebro adulto, las vías nerviosas son algo fijo, acabado, inmutable. Todo puede morir, nada puede regenerarse" aunque en su juventud tuvo sus dudas sobre ello. A partir de que nacemos, nuestro cerebro, un bloque de cemento congelado, se iría erosionando y degradando.
Pero estudios posteriores, como los de Merzenich, demostraron que el cerebro es plástico y no una máquina programada pese a que pronto se compararon las redes neuronales con los circuitos de una computadora y su cableado y el "hardware" y el "software" de fábrica y serie. Otros, como Olds, dijeron que el cerebro es capaz de reprogramarse y alterar la forma en la que funciona (la pista está en los enlaces sinapticos de las neuronas porque la experiencia hace que se refuercen o no [nota del lector: es como una especie de apagado o encendido, si es necesario usar mucho la vista, se activan más los circuitos de la memoria visual, o sea, que podría haber una especie de supervivencia evolutiva de unas sinapsis frente a otras por el mero uso]). Es lo que se denomina neuroplasticidad (capacidad de improvisación). Las experiencias dejan huella en la estructura cerebral.
Luego Carr reflexiona sobre lo que piensa el cerebro cuando piensa acerca de sí mismo con ideas de Aristóteles y Descartes sobre la función del cerebro.
Capítulo 3
Comenta la evolución de un niño que pinta su casa hasta el adulto que pinta un mapa para que sirva para la identificación y medición de fincas. A medida que progresó la cartografía, también cambio la visión del mundo. Lo mismo ocurrió con la medición del tiempo, cada vez más precisa, y que a su vez trasladó el trabajo en el campo a las fábricas [nota del lector: leer a Toffler y su idea del canon en "La tercera ola"]
Las tecnologías aumentan nuestras fuerza y destrezas (arado), amplían nuestros sentidos (contador Géiser, microscopio), sirven para remodelar la naturaleza (embalse) y amplían nuestra capacidad intelectual (reloj y mapa, así como periódico e Internet). Detrás de eso, algunos han visto un determinismo tecnológico (la invención del molino de agua creó sociedades feudales) frente a los que dicen que son artefactos neutrales (instrumentalismo). Carr se considera determinista (el progreso tiene su propia lógica que no es siempre coherente con los deseos de la gente).
En los siguientes párrafos describe la influencia del reloj o la escritura (y la famosa discusión de Sócrates porque escribir libros arruinaría la memoria de los jóvenes que antes recitaban oralmente los poemeas y la réplica de Platón, que ya era escritor). Mientras el mundo oral se caracterizaba por una profundidad emocional e intiutiva, la escrita y la alfabetización abrieron la mente e hicieron el pensamiento más profundo.
CAPÍTULO 4
Aborda los estudios de la imprenta.
CAPÍTULO 6
Compara las diferencias entre el libro y el lector electronico Kindle. Cree que el libro sobrevivirá.
CAPÍTULOS 7 Y 8
Describe las nuevas habilidades de los procesadores de textos y las webs que convierten al usuario en un experto malabarista multiproceso. También estudia los programas de búsqueda como Google (así como la historia de esta empresa y la idea de escanear todos los libros del mundo y ponerlos a disposición de todo el mundo en la Red [nota del lector: una loable idea si no eres el autor y el impresor del libro]).
[nota del lector: esta idea de escanear libros era una de las metas que proponía Kurzeit para la inteligencia artificial: el superordenador debía extraer información de millones de libros y luego obtener conocimiento. De momento, los libros ya están escaneados, ahora solo falta leerlos]
8. La iglesia de Google
9. Busca memoria Disgresión sobre la escritura de este libro
10. Algo como yo.
Texto de la contraportada:
" Google nos vuelve estúpidos? Nicho las Carr condensó así, en el título de un celebre artículo, uno de los debates más importantes de nuestro tiempo: mientras disfrutamos de las bondades de la Red, estamos sacrificando nuestra capacidad de leer y pensar con profundidad? En este libro, Carr desarrolla sus argumentos para crear el más revelador análisis de las consecuencias intelectuales y culturales de Internet publicado hasta la fecha. Nuestro cerebro, como demuestran evidencias científicas e históricas, cambia en respuesta a nuestras experiencias, y la tecnología que usamos para encontrar, almacenar y compartir información puede, literalmente, alterar nuestros procesos neuronales. Además, cada tecnología de la informacion conlleva una ética intelectual. Así como el libro impreso servía para centrar nuestra atención, fomentando el pensamiento profundo y creativo, Internet fomenta el picoteo rápido y distraído de pequeños fragmentos de información de muchas fuentes. Su ética es una ética industrial, de la velocidad ya la eficiencia. La Red nos está reconfigurando a su propia imagen, volviéndonos más hábiles para manejar y ojear superficialmente la informacion pero menos capaces de concentración, contemplación y reflexión. Este libro cambiará para siempre nuestro modo de entender y aprovechar las nuevas tecnologías".
Resumen:
Resumen exprés: Siguiendo la tradicción de Sócrates y luego McLuhan, que estudió las diferencias entre la cultura oral, de lectura y audiovisual, JNicholas Carr dice que el modo de pensar cambia según el modelo cultural, ya sea cuando era oral, como en las culturas campesinas, como cuando era leído oralmente, en la Edad Media, o leído mediante voz interior, caso de la cultura industrial, o con aportaciones audiovisuales, caso de la cultura postindustrial. Por ello, Internet supone otro cambio de mentalidad que disminuye las áreas del cerebro ocupadas del pensamiento profundo para dedicar más espacio a las áreas de búsqueda, rastreo y reconocimiento de señales. Cuando alguien lee un texto en Internet no lo lee sino que lo "escanea" como cuando examinamos los tomos de una biblioteca para localizar los títulos y "ver lo que hay". También insiste en que diversos estudios señalan que el cerebro necesita tranquilidad (por ejemplo, caminar por un jardín) para organizar sus ideas y asentar la memoria. Las experiencias demuestran que cuando la atención se dispersa (por ejemplo, con un procesador de textos que tiene múltiples ayudas al navegante), el rendimiento es menor y la capacidad memorización empeora.
La idea de este libro es que Internet está cambiando nuestros cerebros para adaptarlos al multiproceso (atender a seis tareas o más a la vez) y la gestión rápida de montañas de información. Su temor es que nos convirtamos en máquinas porque aspectos humanos como la compasión o la empatía necesitan tiempo para reposar en la menta y la frenética marea de datos de Internet impide la memorización y el asentamiento y razonamiento.
Desde el punto de vista sociológico
Obviamente, las nuevas tecnologías suelen conllevar cambios sociales y su ejemplo más palpable fue la revolución industrial a la que siguió el ascenso al poder de la burguesía, así como el paradigma cultural (la cultura de masas). La pregunta es cómo afectará la comunicación y las redes a la estructura social actual y qué tipo de cultura surgirá. Un cambio de pensamiento (por ejemplo, cuando surgió la defensa de la igualdad) suele conllevar una restructuración social (división de los tres poderes, etc...).
Si se mira desde una mera cuestión tecnológica, lo que vemos es que Internet es una extensión del llamado Taylorismo (mayor eficiencia en los procesos de produción), ya que ahora la información está disponible en cuestión de milisegundos, así como las llamadas de teléfono o los avisos de correo instantáneo. Es evidente que la globalización no sería posible primero sin el teléfono y el telégrafo y después sin Internet. Todo esto reduce los costes y agiliza la gestión de la produción. Por su parte, las estructuras neuronales del cerebro de quienes usan Internet (que no deja de ser una herramienta) se amoldan para procesar más rápido montañas de datos y prestar atención a varios procesos simultáneamente. Pero, según Carr, el resultado dista de ser eficiente, según demuestran los test ya que Internet conlleva una pérdida de atención que a su vez impide retener el contenido que examinamos. En realidad, en Internet "escaneamos" información mediante búsquedas veloces. Pero no asimilamos nada, según los estudios realizados, o lo hacemos de forma menos eficiente que una persona que busca los mismos datos en una enciclopedia.
Hay quien tiene la tentación de comparar el cerebro con un ordenador dotado de CPU y memoria (que ahora contaría con una memoria externa en Internet) pero Carr dice que no es así porque la información grabada en un disco duro no cambia por mucho que se pase a un lápiz a otro mientras que el cerebro tiene plasticidad y reordena continuamente la memoria y la clasifica y cambia. Por tanto, el cerebro es algo más que un procesador mecánico. Otra cosa es que Internet convierta nuestras mentes en... mentes artificiales.
Nueva visión del mundo
Otra cuestión que debate el autor es que Internet nos ofrece una visión fragmentaria del mundo sin contextualizar. Pone por ejemplo la idea de Google de escanear millones de libros y subirlos a la Red a disposición de todo el mundo. Resulta que ahora los lectores e investigadores seleccionan párrafos de ese libro (que aparecen en las búsquedas) pero no leen el resto del libro por lo que carecen de la visión general. Otro problema es que las búsquedas están definidas por un algoritmo que selecciona las más populares por lo que los investigadores tenderán a buscar citas que van a encontrar los demás mientras que antes seleccionaban textos perdidos en revistas que consultaban y que nadie había visto, por lo que podían dar sorpresas. La conclusión de Carr es que los buscadores, que en definitica son máquinas que funcionan con algoritmos, al final nos están condicionando nuestro pensamiento y, se deduce que uniformándolo (no hay más que ver cuantos millones de personas consultan Wikipedia).
Introdución
Carr menciona a McLuhan quien en los años 60 enterró la tecnología impresa que surgió con Guttenberg para sustituirla por la cultura electrónica (radio, televisión, cine). Ahora viene Internet con sus podcast, vídeos, webs. Carr, en línea con McLuhan, dice que, a largo plazo, el contenido de un medio importa menos que el medio en sí mismo a la hora de influir en nuestros actos y pensamientos. Lo que cambia son los patrones de percepción. Internet, con su banquete de información, se convierte en el amo de nuestras mentes (según Carr).
Capítulo 1
La idea principal de Carr es que nos hallamos en un momento de transición en la que el viejo proceso lineal de pensamiento es sustituido por otra mente que discrimina información en estallidos cortos, descoordinados o solapados.
Carr arranca con una escena de Odisea 2001 en la que el astronauta desactiva a la computadora asesina y averiada HAL mientras el ordenador le suplica que se detenga. La máquina, a medida que sus circuitos de memoria se apagan, nota que algo está cambiando y tiene miedo.
El autor dice que desde que apareció Internet algo ha cambiado porque no piensa oomo antes, ya que su concentración se disipa y leer un artículo largo le supone un esfuerzo. Otros adquieren destrezas como leer a supervelocidad en varias fuentes online y trocea los post de más de cuatro párrafos para buscar información. Deben procesar y clasificar cientos de textos instantáneos que les llegan de feed, RSS, twitter, facebook y otros, además de las continuas consultas al email.
Leer un libro es anticuado.
En las siguientes párrafos, Carr cuenta cómo en los años 80 se compró un ordenador hasta que en los 90 surgió Internet y en el 2005 la Web 2.0 y las redes sociales. En el 2007, ya se dio cuenta de que sus rutinas habían cambiado y dependía de los servicios de la Red. Tenía "mono" de mirar el correo o googlear. Internet lo había convertido en una especie de máquina de procesamiento de datos de alta velocidad, un HAL humano.
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Capítulo 2
Arranca con una anécdota sobre Nietzsche, que cuando se compró una máquina de escribir, cambió su discurso. Luego, comenta los avances de Freud y los neurólogos que descubrieron las neuronas.
Carr critica a Ramón y Cajal por decir en 1913 que "en los centros del cerebro adulto, las vías nerviosas son algo fijo, acabado, inmutable. Todo puede morir, nada puede regenerarse" aunque en su juventud tuvo sus dudas sobre ello. A partir de que nacemos, nuestro cerebro, un bloque de cemento congelado, se iría erosionando y degradando.
Pero estudios posteriores, como los de Merzenich, demostraron que el cerebro es plástico y no una máquina programada pese a que pronto se compararon las redes neuronales con los circuitos de una computadora y su cableado y el "hardware" y el "software" de fábrica y serie. Otros, como Olds, dijeron que el cerebro es capaz de reprogramarse y alterar la forma en la que funciona (la pista está en los enlaces sinapticos de las neuronas porque la experiencia hace que se refuercen o no [nota del lector: es como una especie de apagado o encendido, si es necesario usar mucho la vista, se activan más los circuitos de la memoria visual, o sea, que podría haber una especie de supervivencia evolutiva de unas sinapsis frente a otras por el mero uso]). Es lo que se denomina neuroplasticidad (capacidad de improvisación). Las experiencias dejan huella en la estructura cerebral.
Luego Carr reflexiona sobre lo que piensa el cerebro cuando piensa acerca de sí mismo con ideas de Aristóteles y Descartes sobre la función del cerebro.
Capítulo 3
Comenta la evolución de un niño que pinta su casa hasta el adulto que pinta un mapa para que sirva para la identificación y medición de fincas. A medida que progresó la cartografía, también cambio la visión del mundo. Lo mismo ocurrió con la medición del tiempo, cada vez más precisa, y que a su vez trasladó el trabajo en el campo a las fábricas [nota del lector: leer a Toffler y su idea del canon en "La tercera ola"]
Las tecnologías aumentan nuestras fuerza y destrezas (arado), amplían nuestros sentidos (contador Géiser, microscopio), sirven para remodelar la naturaleza (embalse) y amplían nuestra capacidad intelectual (reloj y mapa, así como periódico e Internet). Detrás de eso, algunos han visto un determinismo tecnológico (la invención del molino de agua creó sociedades feudales) frente a los que dicen que son artefactos neutrales (instrumentalismo). Carr se considera determinista (el progreso tiene su propia lógica que no es siempre coherente con los deseos de la gente).
En los siguientes párrafos describe la influencia del reloj o la escritura (y la famosa discusión de Sócrates porque escribir libros arruinaría la memoria de los jóvenes que antes recitaban oralmente los poemeas y la réplica de Platón, que ya era escritor). Mientras el mundo oral se caracterizaba por una profundidad emocional e intiutiva, la escrita y la alfabetización abrieron la mente e hicieron el pensamiento más profundo.
CAPÍTULO 4
Aborda los estudios de la imprenta.
CAPÍTULO 6
Compara las diferencias entre el libro y el lector electronico Kindle. Cree que el libro sobrevivirá.
CAPÍTULOS 7 Y 8
Describe las nuevas habilidades de los procesadores de textos y las webs que convierten al usuario en un experto malabarista multiproceso. También estudia los programas de búsqueda como Google (así como la historia de esta empresa y la idea de escanear todos los libros del mundo y ponerlos a disposición de todo el mundo en la Red [nota del lector: una loable idea si no eres el autor y el impresor del libro]).
[nota del lector: esta idea de escanear libros era una de las metas que proponía Kurzeit para la inteligencia artificial: el superordenador debía extraer información de millones de libros y luego obtener conocimiento. De momento, los libros ya están escaneados, ahora solo falta leerlos]
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Resumen de "El precariado", de Guy Standing (2011)
El resumen original y actualizado está en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2015/06/el-precariado-de-guy-standing-2011.html
Autor del resumen; E.V.Pita (2015), licenciado en Sociología y Derecho
Sociología, empleo, precariedad, clases sociales, Economía, capitalismo
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Título: "El precariado. Una nueva clase social"
Título original en inglés: "The precariat. The new dangerous class"
Autor: Guy Standing
Edición en inglés: Bloomsbury, 2011
Edición en español: Ediciones de Pasado & Presente SL, Barcelona, 2013
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Biografía oficial del autor Guy Standing (hasta 2013)
Guy Standing es catedrático de Estudios del Desarrollo en la Universidad de Londres. Doctor en Ciencias Económicas por la Universidad de Cambridge y miembro de la Academia de Ciencias Sociales del Reino Unido, ha enseñado en la Universidad de Bath y en la de Monash, de Melbourne. Entre 1999 y 2006 fue director del Programa de Seguridad Socioeconómica de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en Ginebra.
El profesor Standing es miembro fundador y copresidente de BIEN (Basic Income Earth Network), una oenegé internacional que promueve la renta básica de ciudadanía. Entre sus publicaciones destacan Social Income and Insecurity (2010), Work after Globalization: Building Occupational Citizenship (2009) y Global Labour Flexibility: Seeking Distributive Justice (1999).
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Texto de la contraportada
"España podría convertirse en epicentro de la Transformación Global. Aunque el precariado se aceleró cuando el "crash" financiero de 2008 hundió al país en una sima oscura de austeridad. Desde bastante antes los sucesivos gobiernos venían aplicando políticas económicas neoliberales que el precariado no perdonará ni olvidará. En 2013 se vive una situación terrorífica en la que más de la mitad de los jóvenes españoles carece de empleo, hacinándose en la búsqueda de puestos de trabajo eventuales, y millones de ellos viven de salarios y subsidios que no les permiten alcanzar un nivel de vida mínimamente decente. Más de una cuarta parte de los españoles vive en la pobreza.
Por espantoso que resulte ese sufrimiento, no se deberían menospreciar los aspectos transformadores positivos de lo que viene sucediendo. No es momento para la autocompasión, sino para que se configure una nueva perspectiva progresista basada en la exigencia al Estado de que se aleje de una vez del neoliberalismo que ha hundido España en una inseguridad económica crónica y en desigualdades de clase sin precedente".
Prefacio de Guy Standing a la edición española
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ÍNDICE
1. El precariado
2. ¿Por qué crece el precariado?
3. ¿Quiénes forman parte del precariado?
4. Los inmigrantes ¿víctimas, villanos o héroes?
5. El trabajo pagado y no pagado y la contracción del tiempo
6. Una política de descenso a los infiernos
7. Una política de asalto a los cielos
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Prefacio sobre España
El autor, Guy Standing, cree que España podría convertirse en epicentro de la Transformación Global. Dice que el sistema político está paralizado con los achaques de un sistema podrido. Tras el crash del 2008, los sucesivos gobiernos han recortado los servicios sociales y los subsidios estatales, y aumentó la cifra de personas sin hogar. El empresariado y político hablaba de que las reformas nos llevarían por el buen camino pero el precariado se preguntaba si hablaban del mismo país. La economía se hundió pero el 19 % de la economía es sumergida y eso salvó al país de una revuelta. Las autoridades hacen la vista gorda ante la economía irregular para permitir que la gente pueda sobrevivir.
La OCDE defendió el "workfare": obliga a los desempleados a perder el tiempo en actividades prácticamente inútiles en busca de empleos inexistentes.
Dice que hay un millón de personas sin hogar y miles de apartamentos están vacíos. Muchos bancos se han desmoronado por el crash. El PIB sigue contrayéndose.
Los sindicatos cometieron un error histórico cuando enlos años 80 no se opusieron a la flexibilidad del trabajo que acompañaba la globalización.
Introducción:
Standing señala que en los años 70 surgió el neoliberalismo que consideró que los aspectos del mercado impregnaran todos los aspectos de la vida. Uno de sus temas preferidos era que los gobiernos debían fomentar la flexibilidad del mercado laboral, lo que equivalía a transferir los riesgos y las inseguridades a los trabajadores y sus familias. El resultado fue la creación del "precariado". El própio éxito de la agenda neoliberal ha creado un "monstruo" político, voces extremistas que atraen al precariado.
Guy Standing estudia al precariado, un tipo de trabajador que cobra un sueldo miserable y trabaja más de la cuenta de forma intermitente y sin aspirar a mejorar su categoría ni obtener un empleo de por vida.
Una de las cuestiones más interesantes que aborda Standing es el fin de un contrato social no escrito entre trabajadores y empresarios durante la postguerra que permitió que toda una generación disfrutase de empleo fijo y seguridad social. Un becario que entraba en una empresa hacía méritos para que lo contratasen de por vida. Ese era un poco el camino de aprendizaje para seguir, en el que se premiaba la lealtad y experiencia.
Eso ha cambiado. Ahora, el becario sabe lo que le espera: quizás tengan que pagar por aprender, sus título universitario está completamente devaluado, cuando termine sus prácticas irá directo a la calle y si aspira a un trabajo seguramente no será de lo que ha estudiado, o se le pagará menos por una función de mayor categoría. Los contratos temporales de seis meses o menos no le permitirán lograr el subsidio de desempleo.
La existencia de este ejército de reserva siempre dispuesto a trabajar en cualquier momento ha reducido los salarios de los empleados que aún conservan su empleo fijo. En una recesión, el precariado es el primero en ser despedido porque los fijos son más caros. Esto forma parte de la flexibilidad laboral para reducir costes, en la que el empresario puede despedir fácilmente a mano de obra o contratarla por pocas jornadas y a salarios baratos.
El precariado está formado por estudiantes, adolescentes, trabajadores de baja cualificación, mujeres y a sus filas se suman los trabajadores mayores de 45 años y los prejubilados.
En este ambiente de temporalidad, el precariado no tiene posibilidad de hacer planes de cara al futuro ni puede ahorrar porque su bajo salario debe dedicarlo a sus necesidades diarias. Su pensión en la vejez será de subsistencia. Quien cae en el precariado empezará a encadenar breves contratos y le será difícil regresar al empleo fijo.
Respecto a los inmigrantes, Standing señala que las leyes de inmigración alemanas primero no facilitaron la integración culturales de los trabajadores extranjeros y luego les penalizaron por no estar integrados. La cuestión es que en muchos países, las empresas necesitan a esa fuerza laboral joven y más barata que los trabajadores locales.
En Inglaterra, también hay dificultades para legalizar la ciudadanía incluso si el trabajador lleva mucho tiempo empleado en el país. Por otra parte, los trabajadores blancos ven como los inmigrantes más pobres tienen acceso prioritario a todo tipo de ayudas y ellos quedan en los últimos puestos de la lista porque son más ricos. En general, estas políticas lo que hacen es generar y mantener un subclase ilegal que cobra salarios muy bajos en condiciones de total precariedad y a los perdedores que no regresan a su país se les califica de delincuentes. Para Standing, poco a poco los trabajadores ven cómo sus derechos quedan restringidos.
Pero el principal problema del precariado está en China donde millones de trabajadores del rural se desplazan a las ciudades pero carecen de los derechos de los urbanitas. Esta es la clave del éxito de la globalización: producción masiva a precios de ganga. Los empleados rurales duermen en los barracones de las fábricas donde trabajan extensas jornadas durante los mejores años de su vida y luego regresan a sus aldeas. En la última crisis, fueron despedidos 25 millones de trabajadores rurales, que regresaron a sus pueblos. La tierra, que no se puede vender, ha servido como "colchón" para absorber a la masa sobrante de las industrias chinas. Según Standing, se trata del mayor trasvase de población que ha conocido la humanidad y sus efectos se verán reflejados en las condiciones laborales de Europa y Estados Unidos. Otros países como Vietnam y China exportan sus trabajadores precarios a fábricas de África y otros lugares donde trabajan en las mismas condiciones de precariedad. Incluso van presos en libertad condicional. Standing cree que hay casos en los que habría que hablar de "servidumbre" o esclavitud
Standing dice que el precariado desea libertad y seguridad básica. El precariado desea control sobre su vida, un resurgimiento de la solidaridad social y una autonomía sostenible a la vez que rechaza las viejas formas laboristas de seguridad y paternalismo estatal. También quiere ver el futuro asegurado en el aspecto ecológico: aire limpio, contaminación en retirada y protección de la biodiversidad.
El autor dice que el precariado es una clase en que necesita resucitar la ética de solidaridad social y universalismo, valores rechazados por los utilitarios. Para Standing, la universalidad es el único principio que puede revertir las crecientes desigualdades y la inseguridad económica.
Indica que para el precariado el laborismo del siglo XX era muy poco atractivo ya que aunque era atractivo entró en un callejón sin salida con la Tercera Vía. El autor dice que los socialdemócratas temían mencionar la desigualdad, optaron por el trabajo flexible e inseguro y minusvaloraron la libertad y promovieron el Estado "panóptico". Al descrédito del laborismo se une la bancarrota del modelo neoliberal de la globalización.
Standing dice que uno de los fallos ha sido tratar al precariado como "gente perezosa, potencial delincuente, trasgresora de la ley o egoista". Cree que la educación y el tiempo de calidad es necesario para que el precariado analice la información disponible.
No es que la gente no quiera trabajar, sino que los empleos no son de calidad,
Los precariados "malos" se enfadan porque el gobierno rescata a los bancos, ofrecen subvenciones a las élites favorecidas, lo que, según Standing, les lleva a sumarse al neofascismo populista.
El autor indica que el precariado necesita seguridad económica, que le dé cierto control sobre sus perpectivas vitales y la sensación de que los choques y peligros se pueden contrarrestar. Eso solo se puede lograr con seguridad en los ingresos.
Esta es la estrategia que propone Standing:
1 - Derechos inalienables para quienes hoy los tienen restringidos
2 - Trabajo y no solo ganarse la vida
3 - La mercantilización plena del trabajo
Se refiere a que en vez de obligar a la gente a tener empleo, reduciendo su salario y el de los demás afectados por la presión a la baja que ejerce, la gente debería sentirse atraída por auténticos incentivos. "Si hay empleos de sobra, y si nadie quiere aceptarlos, dejemos que suba su precio (salario) hasta que quien los ofrece crea que está por encima de lo que está dispuesto a pagar.
Propone eliminar los "caprichosos" subsidios a las empresas y convertirlos en prestaciones que puedan ser compradas por su valor de mercado.
Añade que las prestaciones no monetarias constituyen una fuente importante de desigualdad. Pone como ejemplo el permiso de maternidad, del que se benefician menos las mujeres precarizadas por temor a perder su empleo que a las fijas que están cubiertas por seguros de desempleo. Standing cree que todos los trabajadores deberían tener los mismos derechos.
4 - Libertad de profesión y oficio
Standing insiste en que los empleos tienen que ser considerados "instrumentales" y no como el aspecto más importante de la vida. De hecho, para el precariado su empleo no es precisamente el mejor camino hacia la felicidad.
También habla del voluntariado surgido en tiempo de crisis. Cree que la pérdida de un empleo puede ser liberadora sobre todo si es precario y un infierno.
5. Derechos del trabajo
6. Combatir los trabonos y la condicionalidad
Trabono: las agencias de empleo obligan al desempleado a aceptar las tareas que se les encargan o perder el subsidio, quedando posiblemente marcados de por vida como "parásitos" en algún sistema de vigilancia de datos.
7, Libertad de asociacion: la organización del precariado
8. Dar nueva vida a la igualdad
9. Una renta básica
10. Redistribución de la seguridad
11. Redistribución del capital financiero
12. Obtener el control del tiempo
13. Recuperación de los bienes comunes
14. Ayudas al ocio
El autor concluye que el precariado puede comprobar pronto que tiene muchos más amigos. Advierte que el precariado no debe dejarse llevar por políticos fulleros, demagogos y neofascistas. Dice que mientras el centroderecha se arrastra más a la derecha para mantener sus votantes, el centroizquierda político está cediendo terreno y perdiendo los suyos. "Corre el peligro de perder una generación de credibilidad",dice Standing. Durante mucho tiempo representó los intereses del "trabajo" a la vez que trataba de defender una forma moribunda de vida y de trabajo. La nueva clase es el precariado, a menos que los progresistas del mundo ofrezcan una "política de asalto a los cielos", o el precariado será atraído por los cantos de sirena que lleven a la sociedad al abismo. "El precariado no es víctima, ni villano, ni héroe, somos la mayoría de nosotros", termina su libro Standing.
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CRÍTICAS DE OTROS AUTORES
Oliver Natchwey, en "La sociedad del descenso" (2016)
Página 135
El autor alemán Oliver Natchwey señala que en la "modernidad social" (1945-1971) se nivelaban hacia arriba las posiciones de clase, especialmente mediante la concesión de iguales derechos cívicos. Pero en la "modernidad regresiva" (1971-2016), en cambio, con la "sociedad del descenso" se constituye una multiplicidad de estructuraciones de clase orientadas hacia abajo. La mayor parte de los trabajadores "free lance" o interinos llevan una vida precaria. El autor indica que para unos pocos (por ejemplo, los especialistas en tecnologías de la información) es una ganancia de autonomía (sin jefes ni horarios). De ahí que no se produzca (como esperaban hasta hace bien poco algunas personalidades importantes (Standing, 2011), la formación de un "precariado" como nueva clase social. El autor añade que "hasta ahora no ha surgido ni un potencial de acción ni una conciencia de clase capaces de arrastrar a las masas". Como tampoco hay un precariado, sino muchos precariados (Bude, 2006).
Resumen original y actualizado en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/11/la-sociedad-del-descenso-de-oliver.html
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Resumen de "La sociedad de la transparencia", de Byrung-Chul Han (2012)
Resumen original y actualizado en:
Sociología, crítica social, política, cambio social, sociedad digital, redes sociales, cultura digital
Título: "La sociedad de la transparencia"
Título original: "Transparenzgessellschaft"
Autor: Byrung-Chul Han
Fecha de publicación: Berlín, 2012 (MSB Matthes & Seitz Verlag)
Publicación en español: Herder Editorial SL, Barcelona, 2013
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Biografía oficial del autor (hasta 2013)
Byung-Chul Han, de origen coreano, estudió Filosofía en la Universidad de Friburgo y Literatura alemana y Teología en la Universidad de Múnich. En 1994, se doctoró por la primera de dichas universidades con una tesis sobre Martin Heidegger. En la actualidad es profesor de Filosofía y Teoría de los medios en la Escuela Superior de Diseño de Karlsruhe. Autor de más de una decena de títulos, entre ellos La sociedad del cansancio.
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Texto de la contraportada del libro:
"Ningún otro lema domina hoy el discurso público tanto como la transparencia. Según Han, quien la refiere solamente a la corrupción y a la libertad de información, desconoce su envergadura. Esta se manifiesta cuando ha desaparecido la confianza y la sociedad apuesta por la vigilancia y el control. Se trata de una coacción sistémica, de un imperativo económico, no moral o biopolítico. Las cosas se hacen tranasparentes cuando se expresan en la dimensión del precio y se despojan de su singularidad. La sociedad de la transparencia es un infierno de lo igual.
Google y las redes sociales, que se presentan como espacios de libertad, se han convertido en un gran panóptico, el centro penitenciario imaginado por Bentham en el siglo XVIII, donde el vigilante puede observar ocultamente a todos los prisioneros. El cliente transparente es el nuevo morador de este panóptico digital, porque no existe ninguna comunidad sino acumulaciones de Egos incapaces de una acción común, política, de un nosotros. Los consumidores ya no constituyen ninguna fuerza que cuestionara el interior sistémico. La vigilancia no se realiza como ataque a la libertad, Más bien, cada uno se entrega voluntariamente, desnudándose, exponiéndose, a la mirada panóptica. El morador del panóptico digital es víctima y actor a la vez".
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ÍNDICE
La sociedad positiva
La sociedad de la exposición
La sociedad de la evidencia
La sociedad porno
La sociedad de la aceleración
La sociedad íntima
La sociedad de la información
La sociedad de la revelación
La sociedad del control
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Comentarios previos: El tema está bien elegido porque más que nunca oímos la importancia de la transparencia en la política. De hecho, hay leyes como la de la Transparencia que obliga a los políticos a revelar sus bienes, sus viajes, regalos y otro tipo de beneficios para evitar casos de corrupción. Más o menos, a todo el mundo le parece una medida razonable. Pero el autor dice que tenemos que ver más allá, por ejemplo, en el botón "Me gusta" de Facebook. ¿Por qué no hay uno que diga "No me gusta"? Han dice que la positividad ayuda a la comunicación y la negatividad no, y lo que se hace es fomentar la comunicación.
En el antepenúltimo capítulo habla de la sociedad de la información. Primero reflexiona sobre el mito de la caverna de Platón en el que la luz brota de una fuente o un origen y desarrolla una negatividad.
Añade que la sociedad de la transparencia es sociedad de la información porque a la información le falta toda negatividad. Es un lenguaje positivizado y operacionalizado. Cree que la información no debería equiparse con el engranaje de Heidegger (colocar, encargar, representar y confeccionar son figuras de poder y dominio) porque no coinciden poder y captación de atención. La teoría de Heidegger de la imagen (medio por el que nos apodaramos del ente y lo tenemos a disposición) "no explica las imágenes mediáticas de hoy pues estas son simulacros que ya no representan a ningún ente". Concluye que la masa multimedia de la información y la comunicación es más un "amalgama" que un "engranaje".
Añade que la sociedad de la información no solo carece de verdad sino también de apariencia (hay que llenar el vacío). No genera verdad y cuanta más información hay, más intrincado se hace el mundo. "La hiperinformación y la hipercomunicación no inyecta ninguna luz en la oscuridad", dijo.
En el penúltimo capítulo estudia la sociedad de la revelación. Alude a las Confesiones de Jean-Jacques Rousseau y su corazón cristalino y la dictadura del corazón. En tiempos de Rousseau se exigía transparencia: pelucas con pinturas de escenas históricas o sentimientos y no unas poses. Byrung-Chul Han dice que en esos tiempos la moral de una transparencia se trueca necesariamente en tiranía (rompe todos los velos, saca todo a la luz) en los que están prohibido el teatro y la mímesis. La sociedad de la transparencia de Rousseau se muestra como una sociedad de control y vigilancia totales. Dice que hoy en día, el "viento digital" de la comunicación lo penetra todo y lo hace transparente. Dado que la red digital no tiene corazón ni ética ni moral, la transparencia digital es pornográfica (sigue los dictados del provecho máximo, atención máxima).
En el último capítulo estudia la sociedad del control. Byrung-Chul Han dice que el "panóptico digital" del siglo XXI carece de perspectiva en el sentido de que "no es vigilado desde el único centro por la omnipotencia de la mirada despótica". Al contrario que el correccional de Bentham, no hay centro ni periferia. En el panóptico digital, los moradores no están aislados entre sí sino que se conectan y colaboran de manera activa en su construcción y conservación porque se exhiben ellos mismos su propia esfera privada y se desnudan (el exhibicionismo y el vouyerismo alimentan las redes). David Brin habla de una democratización de la vigilancia (todos se vigilan entre sí). Sostiene que la vigilancia permanente y el control total aniquila la libertad de acción y conduce a una uniformidad. Cree que la transparencia deshace la confianza y que es un imperativo económico (iluminación es explotación). El cliente transparente es el nuevo morador, el hombre sagrado del panóptico digital. Dice que en la sociedad de la transparencia no hay ninguna comunidad sino agrupaciones de individuos aislados de egos que se agrupan entorno a una marca (Brand communities). Hay una expliotación de lo social, lo social se degrada, es un elemento funcional de la producción. Añade que Google y las redes sociales, que se presentan como espacios de la libertad, adoptan formas panópticas. "Hoy la vigilancia no se realiza como ataque a la libertad sino que cada uno se entrega voluntariamente a la mirada panóptica. A sabiendas, contribuimos al panóptico digital en la medida en que nos desnudamos y exponemos. El morador del panóptico es víctima y actor a la vez. Ahí está la dialéctica de la libertad, que se hace patente como control", dice el autor Byrung-Chul Han.
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Resumen del libro "El desmoronamiento", de George Packer (2013)
Resumen original y actualizado en:https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/11/el-desmoronamiento-de-george-parker-2013.html
Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Sociología y Derecho
Sociología, historia de Estados Unidos, economía, estructura social, movilidad social
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Ficha técnica
Título: "El desmoronamiento"
Subtítulo: "Treinta años de declive americano"
Título original: "The Unwinding: An Inner History of the New America"
Autor: George Packer
Edición en inglés: NYC, 2013
Edición en español: Barcelona, 2015, Debate, Penguin Random House Grupo Editorial
Número de páginas: 521
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Biografía oficial del autor George Packer (hasta 2015)
George Packer escribe para The New Yorker y es autor de Assasins' Gate: America in Iraq, que obtuvo varios premios y fue considerado uno de los diez mejores libros del 2005 por The New York Times Book Review. También ha escrito dos novelas, The Half Man y Central Square, y otras dos obras de no ficción, Blood of the Liberals, que ganó el premio Robert F. Kennedy en el 2001, y The Village of Waiting. Su obra de teatro, Betrayed, se representó en el off-Broadway durante cinco meses en el 2008 y obtuvo el Lucille Lortel Award a la mejor obra. Vive en Brooklyn.
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Texto de la solapa
"El Desmoronamiento narra los últimos treinta años de la historia de Estados Unidos, la época del declive americano, a través de las vidas de varias personas: Dean Price, hijo de granjeros, que se convierte en abanderado de la nueva economía en el sur rural; Tammy Thomas, una obrera del cinturón industrial del país que intenta sobrevivir al colapso de su ciudad; Jeff Connaughton, miembro del círculo político de Washington, que oscila entre el idealismo y el atractivo del dinero, y Peter Thiel, un millonario de Silicon Valley que cuestiona la importancia de Internet y construye una visión radical del futuro. Packer entrelaza estas historias personales con perfiles biográficos de las grandes figuras públicas de la época, desde Newt Gingrich hasta el rapero Jay-Z, y con collages de titulares del periódico, lemas publicitarios y letras de canciones, que captan la evolución de los acontecimientos y sus corrientes subterráneas.
El desmoronamiento es el retrato de una superpotencia a punto de derrumbarse, con élites que ya no son élite, instituciones que ya no funcionan y la gente corriente abandonada a su suerte. La historia narrativa y caleidoscópica de la nueva América es la obra más ambiciosa publicada en mucho tiempo".
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ÍNDICE
Primera parte
1978
Dean Price
La guerra total: Newt Gingrich
Jeff Connaughton
1984
Tammy Thomas
Hecha a sí misma: Oprah Winfrey
Jeff Connaughton
1987
El artesano: Raymond Carver
Dean Price
Tammy Thomas
El señor Sam: Sam Walton
1994
Jeff Connaughton
Silicon Valley
1999
Dean Price
Tammy Thomas
2003
El hombre institución (1): Colin Powell
Jeff Connaughton
Segunda parte
Dean Price
La reina del rábano: Alice Waters
Tampa
Silicon Valley
2008
El hombre institución (2): Robert Rubin
Jeff Connaughton
Tammy Thomas
Dean Price
Solo son negocios: Jay-Z
Tampa
Tercera parte
Jeff Connaughton
2010
Periodista ciudadano: Andrew Breitbart
Tampa
Dean Price
Tammy Thomas
Tampa
La populista de las praderas: Elizabeth Warren
Wall Street
2012
Silicon Valley
Jeff Connaughton
Tampa
Tammy Thomas
Dean Price
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RESUMEN
El libro escrito con estilo periodístico retrata desde un punto de vista moralizante las vidas, esperanzas y decepciones de varios personaje. Entre ellos, figuran madres de clase media-baja, varios obreros de la industria a los que golpeó de lleno la deslocalización, la de un abogado lobbista de Washington que se hizo rico, la del militar Collin Powell, hecho a sí mismo, la del libertario Peter Thiel que se hizo millonario en Silicon Valley, así como varios perdedores del medio Oeste. La idea es que en los últimos 30 años se desmanteló un medio de vida institucional en el que todo el mundo creía (General Motors, los partidos, las iglesias, etc...). En vez de tener resuelta su vida, una generación entera se estrelló contra otra realidad: los recortes y ajustes aplicados por los "brokers" de Wall Street, a lo que se sumó la deslocalización. Tampoco salen muy bien parados los políticos que, según sus testimonios, van a Washington a medrar y hacer dinero aunque también hay políticos de buena fe.
El autor relata las historia de varios ganadores de clase baja y afroamericanos como la presentadora televisiva Oprah o el rapero Jay-Z. Ambos procedían de familias desestructuradas de clase baja que salieron a flote. En el caso de Oprah, tras una adolescencia problemática empezó a destacar en las tertulias con un lenguaje sincero y directo que conectó con las mujeres de las clases medias y sus dramas románticos y vitales. Se hizo tan famosa que ganó mil millones y volaba en su avión privado desde su casa en el Golfo de México hasta Chicago para grabar los programas. Se hizo tan rica que quiso repartir dinero y regalos e incluso casas entre su público del programa. El autor dice que ella pensaba que si ella había llegado hasta arriba también lo podían hacer los demás o sería culpa de síndole mismos por no triunfar como ella.
Otro caso de éxito fue el de Jay-Z, criado en los suburbios de Nueva York y que de muy niño aprendió a hacer rimas con una facilidad espantosa. Durante años se dedicó a traficar con drogas de gran calidad por lo que obtuvo muy buena clientela. Era serio y aprendió a hacer dinero. Cuando tuvo la oportunidad de ser músico de rap y hip-hop se convirtió en un gran triunfador aunque por el medio dejó a algún amigo. Solo le importaba la pasta.
El autor también examina el caso de una profesora de derecho que investigó las quiebras pensando que era culpa de las gente por no ser más sería. Pero descubrió que en realidad entre 1945 y 1980 no hubo quiebras de bancos y que estas solo empezaron autor darse con la desregulación de Reagan al suprimir los controles a la banca. Obama, tras la crisis del 2008, quiso ponerla al frente de una comisión reguladora pero la banca lo impidió echándole en cara sus desaires a la gente de Washington, ella se marchó para empezar una carrera política.
Entre las cosas que comenta, el autor habla del caso de una hindú que emigró a Estados Unidos y quiso comprar un hotel. Luego, los bancos intentaron embargarle el negocio pero ella luchó contra uno de los grandes bancos (el BSCH) y ganó el pleito. Le ayudaron sus familiares repartidos por todo el mundo. El autor reflexiona: ella tenía familia solidaria que le ayudó pero si hubiese sido americana se habría quedado sola.
Otro detalle que cuenta es el de un joven universitario, Jeff Connaughton, metido en política que se hizo seguidor de un senador de su Estado, Jon Biden, el cual siempre participó en los debates de su campus. El joven se carteaba. Incluso viajó con unos amigos a Washington para pedirle ayuda. Aunque entró en el Capitolio, no vio a su amigo político en su despacho se encontró con unos senadores, con aspecto de patricio, que salían bromeando de una sala. Pero después, el aspirante se mudó de Estado y le escribió desde allí a su amigo senador y jamás recibió respuesta: la razón era que, por motivos electorales, solo devolvía las cartas de la gente de su propio Estado e ignoraba las restantes.
Finamente, Connaughton prestó servicio como asistente a Biden y luego a otro juez que fue a trabajar a la Casa Blanca para Bill Clinton. Connaughton cuenta que un día lo llamó el presidente a su despacho privado, una ocasión única que no pudo retratar porque no había fotógrafos oficiales. Esa foto con el presidente era la típica que luego ponías en tu despacho para impresionar a amigos y clientes. En la reunión, pedía consejo sobre si autorizar las demandas colectivas contra la banca; al final, se llegó a una solución que dio la razón a Wall Street pero a Connaughton le pareció que Clinton era un político que actuaba de buena fe. La Casa Blanca no le gustaba mucho y regresó a los despachos de abogados hasta que le surgió una buena oportunidad.
El autor habla también en los 90, no solo del ascenso de Wall Street, sino también de Silicon Valley. Retrata a Peter Thiel, un alumno reservado pero muy competitivo (sacaba todo sobresalientes) y experto en matemáticas y ajedrez que tenía una ideología libertaria (leía La Rebelión del Atlas, de Ayn Rand). Montó una revista procapitalista y derechista en el campus de Standfor, situada en la península de California llamada Silicon Valley, donde se empezaba a oír de palabras como "start-up". Tuvieron problemas con los progresistas que defendían la corrección política y la igualdad de las minorías, la mujer y otros colectivos. Al graduarse, se fue a trabajar a bufetes de Nueva York pero no le gustaba o le aburría su trabajo y la ciudad era muy cara. Así que regresó a Silicon Valley para captar inversiones justo en el momento en que empezaba a surgir Internet y Netscape iniciaba la guerra de los navegadores, que duró hasta 1999. Venían inversores de todos lados a poner su dinero en las nuevas webs por extravagantes que fuesen. Thiel captó 225.000 euros para lanzar PayPal (transferir pagos desde el móvil o la cuenta de correo electrónico). Consiguió dinero y se fusionó con X.com (la empresa de Elon Musk) justo antes de que estallase la burbuja de Internet, la cual se olió, y fue de las pocas empresas que sobrevivió. Cuando eBay empezó a usar PayPal (que se empezó a asociar con pagos en negro), le compraron el negocio por 55 millones. Era tan rico que se mudó de un apartamento de dos habitaciones a un bungalow en el hotel Four Seasons de San Francisco. Años más tarde, apostó por Facebook, invirtió medio millón y vendió luego su paquete de acciones por 1.000 millones.
Thiel menciona el libro The Soverign Individual, de lord William Rees-Mogg y James Dale Davidson, que describe un mundo futuro en el que la revolución informática mermaría la autoridad de los estados-nación, la lealtad de sus ciudadanos y las jerarquías de las profesiones tradicionales, capacitando al individuo a través del comercio electrónico glogal, descentralizando la economía al virtualizarla, a través del dinero electrónico, y hundiendo al Estado de Bienestar, a la vez que aumentaría las diferencias entre ricos y pobres. Y las mafias locales tendrían carta blanca para ejercer la violencia de manera aleatoria. Es una especie de "apocalipsis libertario". Eso inspiraría, en parte, la creación de Pay Pal, dice el autor. La idea era que PayPal daría mayor control sobre las divisas al individuo impediría a los gobiernos corruptos quedarse con el dinero de sus ciudadanos (mediante la inflación o la devaluación).
A lo largo del libro, el autor explica el cambio de carácter del supermillonario Thiel, cada vez más interesado en temas filosóficos y políticos. A su casa lo visitaban candidatos presidenciales republicanos como Rotmey. A sus empleados les decía que no comprasen casa y que alquilasen. A pesar de ser un supergurú, su empresa Quantum, que había logrado grandes hazañas de inversión, cometió el error de mudarse a Nueva York para invertir en fondos solo unos meses antes del crack inmobiliario del 2008. Primero vendió baratas sus acciones y luego compró otras con el mercado a la baja, por lo que sus acciones cayeron más, y sus 7.000 millones de dólares se esfumaron y solo le quedaron 350. Regresó a Silicon Valley a reflexionar.
La teoría de Thiel era que desde 1973 hubo un "parón tecnológico" causado por la burocracia (lo único que estaba desrregulado era Internet y las finanzas hasta el 2008, razón por la que los libertarios tenían que hacer otro mundo virtual sin tantas leyes para eludir al Estado) . Inventos como Internet o el iPhone eran meros cachivaches comparados con grandes logros industriales como el cohete que llevó al hombre a la luna pero Internet eran solo números virtuales y apenas creaba puestos de trabajo (como Twitter). Según la teoría de Thiel, hubo un verano de San Martín entre 1982 y el 2008, dos décadas radiantes, para luego continuar con el declive. La fecha exacta del inicio del desmoronamiento fue 1975, cuando finalizó la carrera tecnológica con la cita espacial de los rusos y americanos. A partir de ahí, las instituciones se desmoronaron, la educación pública se degradó por falta de fondos y aumentaban las desigualdades. En Estados Unidos, todo seguía funcionando pero sin que nadie estuviese al timón. Incluso la educación universitaria era una burbuja, los profesores de Stanford todavía les decían a sus alumnos recién ingresados: "Enhorabuena, tenéis la vida solucionada". Eso era en la década de los 70 pero no ahora. Finalmente, Thiel apostó por dos nuevas tecnologías: la cura del envejecimiento y la inteligencia artificial, de forma que apostó por "start-ups" dedicadas a la "singularidad" (cuando la máquina se hace más lista que el hombre) y el "transhumanismo" (inmortalidad tecnológica). También concedió becas a estudiantes que abandonasen la Universidad para emprender sus propias empresas para cambiar el mundo (pero los proyectos presentados eran muy mediocres: videojuegos, etc... ). El autor concluye que a Thiel le gustaba dar charlas y cenas en su mansión de San Francisco y los invitados veían las luces de Silicon Valley al anochecer en la zona de la ciudad donde iban bien las cosas; al sur, no les iban tan bien.
También habla de un industrial y hostelero, Dean Price, del medio oeste que volvió a su destartalado pueblo (mitad feo, mitad bonito) e inventó un tipo de gasolina alternativa que estaba funcionando pero con la crisis del 2008 se fue todo abajo, en el banco no le concedían créditos y tuvo que vender sus negocios, primero los de hostelería. Se fue todo al garete.
En el caso de Tammy Thomas, esta mujer se quedó embarazada a los 16 años y entró a trabajar en una fábrica. Tuvo tres hijas, la primera de las cuales se graduó. Ella soñaba a los 40 años con un retiro pausado pero, llegaron los tiburones que troceaban empresas, y despidieron a miles de empleados, siendo ella uno. Lo que parecía inimaginable en los años 80 o 90, fue una realidad en el 2000. Los ejecutivos buscaban valor para sus accionistas y despedazaron General Electric (en Delphi, y otros) para que, por separado, estas firmas valiesen más en Bolsa. Además, apostaron por reducir costes, lo que incluía tener plantillas más jóvenes y baratas. En cambio, los directivos que hacían estos recortes sacaban pluses de 35 millones en operaciones y créditos que gestionaban por valor de 4.500 millones. De esta forma, aquel lema de estudiar y entrar a trabajar se volatilizó para generaciones como la de Tammy Thomas, una madre soltera, que luego estuvo dos años con su novio de bachillerato hasta que ella lo dejó con la casa hipotecada, que tenía que sacar adelante a sus hijas. Finalmente, ella misma, a los 40, barajó irse a la Universidad a estudiar.
Jeff Connaughton, que trabajaba como abogado en Washington, con muchos contactos en su agenda, acabó especializándose como lobbista conectando a sus clientes con peces gordos del Senado o el Congreso. El sueldo de 400.000 euros al año le daba para comprar varias casas, incluso en una playa de México, en el Caribe, pero otros colegas se quejaban de que no tenían bastante para los colegios de élite de los niños y las hipotecas y que no conseguían ahorrar. Organizaba desayunos y eventos de altos jefazos políticos. Su agencia la compró otro gigante y él se hizo rico.
También hay un capítulo dedicado a Collin Powell, el general afroamericano clave en la guerra del Golfo. Se metió en el ejército porque era una institución más meritocrática que la sociedad sureña en la que vivía. Sobrevivió en Vietnam a la caída en una trampa de pinchos, a una batalla de morteros y rescató a unos compañeros tras accidentarse su helicóptero en medio de un combate. En cambio, cuando volvió a su casa, en la hamburguesería cercana a la academia se negaron a servirle por ser negro. Asesoró a Nixon, a Reagan e incluso Gorbachov le preguntó: "¿Qué harán ahora que se quedan sin su mejor enemigo?". Más guerras sin las manos atadas, fue la respuesta de EE.UU., con la invasión de Panamá. También sirvió a Bush padre (con el ataque quirúrgico de cuatro días a las tropas de Sadam Husein en Kuwait pero dejaron solos a los chiítas y kurdos). En el 2001, tras el atentado de las torres gemelas el 11-S, fueron requeridos sus servicios de nuevo para ayudar a perseguir a Obama Bin Laden. En el 2003, tuvo que leer por televisión el discurso de declaración de guerra a Irak aunque ya había avisado de que aquellos informes de los servicios secretos tenían muchas cuestiones confusas. Decían que Bush durmió como un niño esa noche y Powell respondió: "Yo también dormí como un niño, con pesadillas cada dos horas".
Otra de las historias-río se refiere a la ciudad de Tampa, en Orlando, donde del día a la mañana se levantaron cientos de casas en nuevas urbanizaciones, como una especie de bum del ladrillo, a las que fue a vivir la clase media-baja.
(en preparación)
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Resumen: "La sociedad de coste marginal cero", de Jeremy Rifkin (2014)
El link del resumen original y actualizado está en:
Sociología, industrialización, sociedad digital, Internet
Título: "La sociedad de coste marginal cero"
Subtítulo: El internet de las cosas
Título original: "The Zero Marginal Cost Society"
Autor: Jeremy Rifkin
Editorial en inglés: Palgrave McMillan
Fecha de publicación: 2014
Editorial en español: Espasa Libros, Paidós
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Biografía oficial del autor (hasta 2014)
Jeremy Rifkin es uno de los pensadores sociales más célebres de nuestra época. Es asesor de la Unión Europea y de diversos jefes de estado de todo el mundo. Es profesor del Programa de Formación Ejecutiva de la Wharton School, en la Universidad de Pensilvania, donde imparte docencia a consejeros delegados y altos ejecutivos sobre las nuevas tendencias en ciencia, tecnología, economía y sociedad.
Es autor de diversas obras que han sido traducidas a 35 idiomas y obtenido una extraordinaria acogida entre los lectores de todo el mundo, Entre ellas se cuentan La Tercera Revolución Industrial, El sueño europeo, La economía del hidrógeno, El fin del trabajo, La civilización empática, El siglo de la biotecnología y La era del acceso, publicadas en castellano por Paidós.
Para más información visite http://www.FOET.org
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Texto de la solapa:
"En La sociedad de coste marginal cero, Jeremy Rifkin nos relata la aparición de un sistema económico nuevo en la escena mundial, el procomún colaborativo, el primer paradigma económico que ha arraigado desde la aparición del capitalismo y el socialismo a principios del siglo XIX. Según Rifkin, este nuevo sistema está transformando la manera de organizar nuestra vida ecónomica ofreciendo la posibilidad de democratizar la economía mundial, reducir las diferencias en los ingresos y crear una sociedad más sostenible desde un punto de vista ecológico.
En 2011, Jeremy Rifkin publicó La Tercera Revolución Industrial. Su visión de una era económica poscarbono sostenible ha sido refrendada por Naciones Unidas y por la Unión Europea y ha sido adoptada por dirigentes mundiales como la canciller alemana Ángela Merkel, el presidente francés François Hollande o el premier chino Li Keqiang.
En este nuevo y provocador libro Rifkin nos explica cómo la convergencia de Internet de las comunicaciones, el Internet de la energía y el Internet de la logística ha dado lugar al Internet de las cosas (IdC), un espacio en que la productividad se incrementa hasta tal punto que el coste marginal de producción de muchos bienes y servicios es prácticamente nulo, permitiendo que se puedan ofrecer de manera gratuita y que dejen de estar sometidos a las fuerzas del mercado.
El fenómeno del coste marginal cero está dando lugar a una economía híbrida en la cual centenares de millones de personas, los "prosumidores" se conectan en la naciente IdC creando y compartiendo su información, su esparcimiento, su energía limpia y sus productos impresos en 3D con un coste marginal casi nulo. También comparten automóviles, viviendas, prendas de vestir y otros artículos mediante redes sociales, sistemas de alquiler, asociaciones de redistribución y cooperativas, con un coste marginal pequeño o casi nulo. Cada vez más estudiantes se matriculan en cursos abiertos y masivos por Internet (Massive Open Online Courses, MOOC) que funcionan con un coste marginal cercano a cero. Muchos jóvenes emprendedores sociales recurren al micromecenazgo para financiar la creación de empresas y crear monedas alternativas en la incipiente economía de compartir. En este mundo nuevo, el capital social es tan importante como el capital financiero, la libertad de acceso triunfa sobre la propiedad, la sostenibilidad desbanca al consumismo, la cooperación sustituye a la competencia y el "valor de cambio" del mercado capitalista es sustituido progresivamente por el "valor de compartición" del procomún colaborativo.
Para Rifkin, el capitalismo seguirá existiendo pero desempeñará un papel cada vez menos especializado y señala, sobre todo, que estamos entrando en un mundo que, en parte, se encuentra más allá de los mercados, en el que aprendemos a convivir en un procomún colaborativo mundial cada vez más interdependiente.
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ÍNDICE
1. El gran cambio de paradigma; del capitalismo de mercado al procomún colaborativo
Primera parte
La historia no contada del capitalismo
2. Los cercamientos europeos y el nacimiento de la economía de mercado
3. El cortejo entre capitalismo y la integración vertical
4. La naturaleza humana vista desde el capitalismo
Segunda parte
La sociedad de coste marginal casi cero
5. Productividad extrema, Internet de las cosas y energía gratuita
6. Impresión en 3D: de la producción para las masas a la producción de las masas
7. Los MOOC y la formación del coste marginal cero
8. El último trabajador
9. El auge del prosumidor y la creación de la economía inteligente
Tercera parte
El auge del procomún colaborativo
10. La comedia del procomún
11. Los "colaboracionistas" se preparan para la lucha
12. La pugna por definir y controlar la infraestructura inteligente
Cuarta parte
Capital social y economía del compartir
13. De la propiedad al derecho de acceso
14. Microfinanciar el capital social, democratizar la moneda
Quinta parte
15. La cornucopia sostenible
16. Vivir en la biosfera
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Comentarios y resumen:
Hay que destacar que Rifkin ofrece una explicación de la larga duración de la crisis o la Gran Recesión del 2008 que ya va por su sexto año. Sostiene que la economía de Internet necesita menos puestos de trabajo (o aún no se han reordenado ni absorbido los nuevos empleos que podría generar) y que por lo tanto estamos ante una revolución industrial que necesita reestructurar el trabajo. No hay crecimiento del PIB porque Internet no lo hace crecer sino disminuir (menos paquetes y correo postal que entregar, menos libros que imprimir y menos árboles que cortar, menos discos en CD que vender...) porque Internet genera un importante ahorro de costes (sobre todo de transporte). Este es el segundo autor, junto a Niño Becerra, que atribuye la crisis del 2008 a factores estructurales de la economía.
Rifkin sigue la senda de Christensen sobre "Lo gratis", libro en el que ya se establece por qué Internet tiende a ser gratis: porque la elevada competencia (gente que sube música, libros, etc...) rebaja los precios a lo mínimo, al coste marginal cero.
La pregunta es si esto es una nueva economía alternativa al capitalismo o es una faceta de él, campos donde la producción es muy barata y masiva. Porque si bien whatsapp es gratis alguien tiene que pagar la línea, el ADSL, por tanto Internet no es gratis, cuesta 20 euros al mes por la tarifa plana de conexión. Es decir, el negocio de Internet no está en usar los servicios sino en pagar por tener acceso a Internet, algo que bien saben las operadoras telefónicas.
Otro concepto que usa Rifkin es el de "prosumidor", que nos retrotrae los libros "La tercera ola" y "La revolución de la riqueza" de Alvin Toffler donde explica en qué consiste ser un prosumidor (en vez de contratar a un retratista, retocar tú mismo tus fotos en Photoshop, en vez de comprar un mueble montado, montarlo tú). Para Toffler el prosumidor es un trabajador que en su tiempo libre se sobrecarga con más trabajo (digitalizar y retocar las fotos, montar tus muebles, etc...) sin obtener una reducción significativa de los costes. Y es más, dice Toffler, el prosumidor tendrá aún más trabajo extra cuando todo el mundo tenga una impresora 3D en su casa.
La visión de Rifkin es más positiva porque entiende que hay una nueva economía basada en la colaboración entre los ciudadanos (el típico cópiame esta cassette y yo te paso otra), que se ve amplificada por las redes sociales. Esto está fuera del mercado, no tiene precio y no se puede cuantificar ni incluir en el PIB aunque genere riqueza.
Los primeros capítulos del libro son de corte histórico.
En el segundo capítulo relata que en la sociedad feudal no existía el individualismo sino que se convivía en una comunidad jerarquizada y organizada por vínculos de responsabilidad y fidelidad. Así el rey estaba en la cúspide y servía al resto de la pirámide, lo mismo que el obispo, el caballero o el siervo. Los campesinos pagaban un alquiler por las tierras y el señor no los podía echar de ellas. El sistema feudal duró 700 años. También destaca que a partir del siglo XII hubo un cambio energético al incorporarse masivamente el uso de molinos de agua y luego de viento, que generaron el cuádruple de producción que la manual. Fue un cambio decisivo. [nota del lector: efectivamente, el autor de La palanca de la riqueza, explica cómo esta energía hidráulica despertó a la Edad Media de su letargo].
Hay una cuestión que se debe resaltar y es que los tecnológos atribuían el esfuerzo y la organización el 14% del aumento de la productivad. El 86% se supo luego que se debía a la termodinámica, es decir, a la energía. Así, es de esperar que la productividad se dispare si se introduce un cambio en el suministro de energía (por ejemplo, pasar del molino de agua a la máquina de vapor, o de esta al petróleo o la electricidad).
Posteriormente, analiza la transición de la sociedad feudal a la mercantil y luego la capitalista. El primer hecho destacable es la división de la tierra comunal en parcelas para criar ovejas, productoras de lana, que a su vez era elaborada en batanes impulsados por energía hidráulica. Es el primer síntoma de que la propiedad comunal se convierte en privada y supone un desplazamiento de los campesinos sin tierras hacia las ciudades. Por otra parte, los gremios pierden fuerza y los dueños de los telares empiezan a contratar a campesiones más baratos. Finalmente, surge la figura del "trabajador libre", que ya no era dueño de sus herramientas sino que pertenecían al dueño del taller. A medida que la sofistificación de las máquinas aumenta, ningún trabajador podrá tener dinero suficiente para comprarse su propio telar (lo cual no es cierto, pues en el siglo XIX un campesino medio acomodado podía tener una tejedora automática).
Pero el gran cambio hacia el capitalismo se produce en el siglo XIX con el éxito de la máquina de vapor y la multimillonaria inversión en ferrocarriles. La suma necesaria para crear estas redes es tan enorme que se deben crear sociedades anónimas. Para reducir gastos, los ferrocarriles se integran verticalmente: compran minas de carbón para garantizarse el suministro, adquieren factorías de hierro para tender las vías, etc... Para dirigir estos complejos será necesaria una burocracia jerarquizada y eficiente. El mismo modelo se seguirá con la industria del petróleo, con la integración de los pozos, la compra de otras compañías, la instalación de refinerías y oleoductos, etc... Estos modelos centralizados reducen costes y maximizan la producción. Finalmente, la industria eléctrica y la de las telecomunicaciones (teléfonos, telégrafos, correos) corre otro proceso de concentración e incluso de nacionalización.
Sin embargo, ya desde 1873, la industria empieza a incorporar la energía eléctrica, que maximizará aún más la producción. Rifkin dice que Ford nunca hubiese podido montar sus talleres de la cadena de montaje si no hubiese contado con un suministro continuo de energía eléctrica en 1900. La industria moderna solo se puede explicar por su uso de la electricidad. Tanto el petróleo como la electricidad dieron paso a la Segunda Revolución Industrial que obligó a construir presas, autopistas, viviendas en el extrarradio cerca de las salidas de las autopistas... Todo ello generó un gran crecimiento desde los años 50.
Finalmente, Rifkin dice que a finales de 1990, se agotó el sistema de la Segunda Revolución Industrial al construirse todas las autopistas que eran necesarias. Por otra parte, los combustibles fósiles aumentaron mucho de precio y cada vez se han vuelto más escasos. El sistema dio todo de sí.
¿Por dónde puede venir el crecimiento? Nuevamente, hay que buscar un tipo de energía más eficiente que las anteriores. La solución, dice Rifkin, sería montar la llamada Internet de las Cosas (IdC), una red inteligente basada en redes colaborativas que comparten la energía eléctrica generada en sistemas alternativos como el sol, el viento, etc... Esto hará que el precio de la energía se desplome hasta casi cero en los próximos años. [nota del lector: me da a mí que no]. Se basa en la llamada Ley de Moore, que dice que cada dos años se duplica la potencia de un microchip, por lo que aumenta su capacidad de megabits a la vez que se reduce su precio hasta casi valer cero. Lo mismo ocurriría con el precio de Internet o de las redes eléctricas basadas en el Internet de las Cosas.
Rifkin pasa a examinar después los avances de las impresoras 3D, que ya son capaces de fundir arena para generar vidrio, cortar chapa o levantar el muro de una casa, o incluso fabricar módulos lunares en el polo sur de la Luna aprovechando el polvo de dicho satélite. La idea para que sea sostenible es que debe alimentarse con materiales de su entorno para ahorrar los costes de transporte. Todas estas ideas provienen de una filosofía "hacker" de "global y local" que se basa en la eficiencia y en la colaboración en red. Rifkin recuerda que las fábricas de Ford no eran precisamente eficientes sino que perdían mucho tiempo en fases intermedias y que aún así superaban todo lo anterior y construyeron millones de coches, eso sí todos de color negro.
Lo que sostiene el autor es que estas impresoras 3D, capaces de construir las piezas de un coche eléctrico, no serán operativas sino cuentan a su vez con una red eficiente de energía renovable y local. Cita ejemplos de cómo India sufrió un apagón que afectó a 700 millones de personas y que una pequeña aldea conservó la luz porque disponía de minicentrales generadoras de electricidad que funcionaba con paneles solares.
Asegura que la mayoría de los países, incluido Estados Unidos, aún viven inmersos en la Segunda Revolución Industrial y que solo Alemania está cumpliendo los objetivos para convertir su red electrica en renovable (al menos, para generar entre el 23 y el 35% de su electricidad).
Otra de las cuestiones que aborda es el conflicto entre propiedad privada y el procomún (los bienes comunitarios, como las sendas, el derecho a pescar en los ríos...). Rifkin dice que el capitalismo ha arañado parcelas de los bienes comunales (primero cercaron los montes, luego patentaron los inventos y se creó la propiedad privada en los libros y música, también se comercializó el espectro de frecuencias de la radio, la televisión y el teléfono, luego se intentó lo mismo con la informática y con el código genético de plantas y seres vivos). De ahí que surgiesen movimientos a favor del "software" libre o la recopilación de todas las semillas del mundo en un "bunker" de Noruega, para evitar la concentración en manos privadas para hacer beneficio con algo que es de toda la Humanidad.
Rifkin también hace otra aportación y es su análisis sobre la liberalización emprendida por Reagan y Tatcher para aliviar al Estado de su pesada carga, por lo que ambos políticos iniciaron una revolución liberal que desmanteló el Estado y vendieron o subastaron sus compañías públicas aéreas, telefónicas, industriales en aras a una mejor eficiencia de mercado. Fue una operación rápida en la que estuvieron compinchados compañías y Gobiernos y que dejó a los ciudadanos sin capacidad de reacción. Solo a partir de las siguientes décadas se comprendió el problema que había generado la desmantelación de bienes públicos.
Rifkin replica que lo que ha ocurrido es que espacios públicos como las ondas herzianas, que eran de todos, ahora, como consecuencia de una feroz competencia, han acabado en manos de una o dos gigantescas compañías casi monopolísticas (pensemos en el imperio de las comunicaciones de Murdoch) que concentran todo el espectro en sus manos y tienen gran capacidad para influir en los Gobiernos, más debilitados y sin apenas competencias. Lo que era público ha pasado a manos privadas que son las que controlan ahora antiguos espacios públicos como en su día vallaron los campos que eran mancomunados. No solo ocurre en los medios de comunicación sino en Internet, donde dos o tres gigantescas compañías, y cita a Google, Facebook y otras, controlan la mayor parte del mercado. La mera idea de dar wifi gratis a todo el mundo, como si fuese otro bien común, choca con los intereses de las grandes operadoras. Vemos que hay una contradicción entre el beneficio y el interés común pero, según dice,
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RESEÑAS DE OTROS AUTORES AL LIBRO
"Capitalismo Big Tech", de Evgeny Morozov (2018)
Resumen original y actualizado del libro:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2019/01/capitalismo-big-tech-de-evgeny-morozov.html
En el centro político, Jeremy Rifkin cree que la aparición de Internet de las Cosas promoverá la aparición de productos y servicios producidos a un coste marginal cero, lo que alterará de forma considerable la economía de los acuerdos comerciales y señalará el comienzo de un futuro descentralizado, humano y amigable con el medio ambiente.
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Resumen de "El establishment. La casta al desnudo", de Owen Jones (2014)
Resumen original y actualizado en:http://evpitasociologia.blogspot.com/2016/09/el-establishment-la-casta-al-desnudo-de.html
Resumen por E.V.Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Derecho y Sociología
Sociología, clases, cambio social
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Título: "El establishment"
Subtítulo: "La casta la desnudo"
Título original: "The Establishment"
Autor: Owen Jones
Fecha de publicación en inglés: 2014
Publicación en español: 2015, Barcelona, Editorial Planeta, Seix Barral
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Biografía del autor (hasta 2015)
Owen Jones es un escritor y activista de izquierdas nacido en Sheffield en 1984. Estudió Historia en Oxford. Colabora en medios como The Guardian, The Independent, New Statesman y también en televisión. El blog político Left Foot Forward lo nombró en 2013 el comentarista británico más influyente, The Daily Telegraph lo situó como el séptimo autor más influyente de la izquierda en Reino Unido y ha sido galardonado con el Premio Young Writer of the Year en la categoría de Political Book. Su primer libro, el best seller internacional Chavs: la demonización de la clase obrera, fue finalista del Guardian First Book Award y elegido como uno de los diez mejores libros de no ficción del año por The New York Times. El Establishment (2014; Seix Barral, 2015), convertido también en un best seller, ha sido elegido entre los mejores libros del año por The Guardian y ha sido finalista del Politica Book Awards.
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Texto de la contraportada
"¿Quién ostenta realmente el poder? ¿Quién tiene secuestrada nuestra democracia? Es el Establishment, un grupo de gente unida por un objetivo común; mantener el sistema actual. Entre ellos están los políticos que legislan nuestras vidas; los barones de los medios de comunicación que marcan el debate; los empresarios y banqueros que dirigen la economía y las fuerzas policiales que hacen cumplir unas leyes amañadas a favor de los poderosos. Ellos son el principal impedimento a la verdadera democracia y ha llegado la hora de que esto cambie.
Owen Jones, autor de Chavs y definido por Russell Brand como el "Orwell de nuestra generación", ha realizado un viaje al corazón de la élite y ha escrito un libro arrogante y mordaz que constituye todo un desafío al sistema. Ésta es una lectura llena de humor e ingenio, pero lo que muestra es brutalmente serio: el Establishment está amasando una cantidad ingente de poder sin precedentes en los tiempos modernos. Nuestra única salida es dar un paso más allá de la resignación e iniciar una revolución democrática,
"Si las desigualdades son la fiebre que anuncia el malestar en nuestra sociedad, la casta a la que señala Jones es la causante de la enfermedad de la que tenemos que curarnos. Leer es el primer paso para no confundir los diagnósticos y acertar en las terapias" (Pablo Iglesias)
"El libro más importante sobre política real que he leído en mi vida, y el único que necesitas leer. Te deslumbrará y enfadará a partes iguales" (Irvine Welsh)
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ÍNDICE
1. Los escuderos
2. El cártel de Westminster
3. Mediocracia
4. Las fuerzas del orden
5. Gorrones del Estado
6. Magnates y defraudadores fiscales
7. Los amos del universo
8. La ilusión de la soberanía
Conclusión: una revolución democrática
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RESUMEN
El autor realizó un sorprendente análisis en Chavs de la desigualdad social en Inglaterra (y que puede ser extrapolable a otros lugares) y sus ecos resuenan en The Establishment, por lo que al lector que conozca al autor le sonarán muchos de sus argumentos.
El libro cuenta cómo el Establishment, la llamada casta, opera desde fuera del escenario y tiene controlados a los políticos y a la prensa.
Owen Jones cuenta la vida lujosa de los parlamentarios, que se gastan el dinero de los contribuyentes en televisiones panorámicas, segundas residencias y otros gastos ostentosos, que cargan en la cuenta del ciudadano.
La tesis de Jones es que la democracia británica es algo precario, que choca constantemente con los intereses creados de quienes tienen el poder, o de quienes forman el Establishment (aunque todo el mundo sabe de su existencia de "esa gente que tiene poder y que no me cae bien" nadie conoce a sus miembros, siempre en la sombra).
El autor considera que la prensa y los políticos tienen una idea distorsionada del Establishment: para los diarios conservadores son un grupo de hippies de los 60 ahora aupados al poder, para otros son drogadictos, otros los encajan entre los más ricos y exalumnos de escuelas de élite, la Oxbridge, Otros que siempre han tenido poder no lo ocultan.
Owen define el Establishment como un grupo que se compone de una serie de poderosos grupos que necesitan proteger su posición en una democracia en la que tiene derecho a votar casi toda la población adulta. "El Establishment representa el intento por parte de esos grupos de "gestionar" la democracia, de asegurarse de que ésta no amenace a sus intereses", Sus manejos serían el modo de sobrevivir en un entorno de sufragio universal donde también votan los pobres. Se trataría de un grupo de instituciones e ideas que legitiman y protegen la concentración de riqueza y del poder en muy pocas manos.
Añade que el Establishment incluye a los políticos que crean las leyes; a los barones de los medios de la comunicación que establecen los términos del debate; a las empresas y a los financieros que dirigen la economía; y a las fuerzas policiales que hacen cumplir unas leyes amañadas a favor de los poderosos. La ideología común es: "Porque yo lo valgo. Una ley para nosotros y otra para todos los demás". Es la mentalidad de los políticos a gastarse un dinero que no es suyo, a los empresarios a no pagar impuestos y a los banqueros de la City a exigir unas bonificaciones cada vez mayores mientras abocan al mundo entero al desastre económico.
Según Owen, todas estas cosas las facilitan unas leyes orientadas a castigar con dureza la más minúscula infracción que cometan quienes están en lo más bajo de la jerarquía (como que un pobre parado haga trampa al cobra un subsidio).
Para el Establishment, la ideología neoliberal solo dice cosas de "sentido común" y todos siguen un "guión parecido". No estar de acuerdo con esas días equivale a estar fuera del Establishment y ser considerado un extremista marginal.
También hay entre ellos vínculos financieros y una cultura de "puerta giratoria": individuos poderosos que fluyen por entre los mundos político, corporativo y mediático.
Owen también descubre el fallo lógico del Establishment: puede que deteste el Estado pero depende por completo de él para prosperar: bancos rescatados, infraestructura financiada por el Estado, protección estatal de la propiedad privado, investigación y desarrollo, una fuerza de trabajo educada gracias a una gran inversión pública, la subida de unos salarios que ya no dan para vivir, los numerosos subsidios.... Owen lo define como "socialismo para ricos".
El autor también critica a la prensa, por compadreo con los ricos y poderosos. Critica que los periodistas y políticos solo se dedican a machacar a los más pobres y que carecen de poder: a los desempleados y solicitantes de ayudas, a los inmigrantes, a los funcionarios...
Otra cosa que ha permitido que el Establishment tenga una "visión triunfalista" es que han desaparecido todos sus oponentes: a los sindicatos los ven como grupos con escasa legitimidad, los intelectuales que no pasan por el aro han sido expulsados de la comunidad, y el fin de la Guerra Fría dejó sin alternativas el escenario político o eso fue lo que se vendíó. El resultado es un Establishment que amasa riqueza sin parar y reúne más poder de forma agresiva.
Además, el autor resalta que en el Parlamento hay cuatro hombres por cada cinco parlamentarios, las minorías étnicas son testimoniales, En el mundo de la empresa ocurre algo parecido en las tareas directivas.
Owen termina diciendo en su introducción que hay buena gente en el Establishment, generosa, junto a otros que son egoístas y codiciosos. El problema no es el individuo sino todo el sistema y su ideología cuyas ideas se han vuelto victoriosas e indiscutidas, cómo justifica su conducta y "por qué supone una amenaza para nuestra democracia". Se trata de un pensamiento que hace que la distribución más desigual de la riqueza le produzca a los poderosos la sensación de que tienen derecho a llevarse porciones cada vez más grandes de ella.
El autor señala que las políticas que hoy se consideran de "sentido común" serán vilipendiadas y despreciadas por generaciones futuras. "Ya hace tiempo que se necesita una revolución democrática, destinada a reclamar por medios pacíficos los derechos democráticos y el poder que se ha anexionado el Establishment", indica Owen (2014, 443). Las encuestas muestran que la gente está a favor de subirle los impuestos a los ricos y en contra de gestionar los servicios públicos para obtener beneficios. Pero proponer que "no hay alternativa" ha sido una victoria absoluta del Establishment. Acusa a políticos neoliberales, think tanks, departamentos universitarios o periódicos de ser los "escuderos" de los más poderosos. En este escenario, la codicia es aplaudida como medio para liberar el potencial del individuo y promover la prosperidad por el bien de todos.Pero en la práctica, son los miembros del Establishment "los que se llevan la mayor parte del botín" (ya sea políticos que acaban en consejos de administración, intereses privados que se hacen con la gestión de recursos públicos, o son subvencionados por el contribuyente, empresas que se apañan para librarse de pagar unos impuestos enormes o banqueros británicos que se embolsan más bonificaciones que sus colegas europeos juntos" (Owen 2014, 445-446) .
Añade que al Establishment también lo protege la estrategia de dirigir la ira popular hacia quienes ocupan el escalafón más bajo de la sociedad. Si estás en lo más alto es porque te lo mereces, si estás en lo bajo es culpa tuya. Si se te ocurre criticar a la élite pasas a ser un "enemigo de los negocios".
La crisis del 2008 no fue el toque de difuntos del Establishment sino que no había alternativa y los escuderos empezaron a decir que la crisis se había desencadenado por el exceso de gasto, justificando una nueva ofensiva para reducir el tamaño del Estado. De ahí han surgido partidos anticasta y populistas como el UKIP (que según Owen sigue representando las ideas del Establishment en su forma más pura porque dirige su ira a los inmigrantes en vez de a los ejecutivos de la City, los empresarios que pagan sueldos de miseria y a los evasores fiscales, y además apoyó políticas que solo beneficiaban a los ricos con la propuesta de un impuesto de la renta plano o abolir las contribuciones de los empresarios a la Seguridad Social).
Entre las soluciones que propone Owen está:
- Internet puede romper el monopolio de la prensa mayoritaria
- Prohibir que los parlamentarios tengan un segundo trabajo para ganar más dinero
- Ataque en toda regla a la evasión de impuestos
- Controles al capital para supervisar los flujos de dinero que entran y salen de una economía
-Restaurar la democracia, también en el lugar de trabajo
- Propiedad pública que involucre a los usuarios del servicio y a los trabajadores
-Reducir las formas de poder que tienen las finanzas sobre la democracia (FMI)
-Transferir competencias de gobierno
- La UE institucionaliza políticas del Establishment
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Resumen de "¿Cómo nos metimos en este desastre?", de George Monbiot (2015)
El resumen original y actualizado está en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2017/11/como-nos-metimos-en-este-desastre-de.html
El resumen fue elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación Social, licenciado en Derecho y Sociología
Sociología, globalización, desigualdad, economía
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Título: "¿Cómo nos metimos en este desastre?"
Título en inglés: "How Did We Get into This Mess?"
Autor: George Monbiot
Edición en inglés: 2015, Verso Books
Edición en español: Editorial Sexto Piso SA, Madrid-México DF, 2017
Número de páginas
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Biografía del autor George Monbiot (hasta 2017)
George Monbiot (1963) es un escritor británico conocido por su activismo político y medioambiental. Escribe una columna semanalmente para The Guardian y es autor de numerosos libros, entre los que se encuentran: Feral: Rewilding the Land, Sea and Human Life (2013), Heat: How to Stop the Planet Burning (2006), The Age of Consent: A Manifesto for a New World Order (2003) y Captive State: The Corporate Takeover of Britain (2000). En España sus artículos se pueden leer en Eldiario.es
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Texto de la contraportada
"A lo largo de los últimos años George Monbiot - uno de los más prominentes periodistas de The Guardian - se ha convertido en una de las voces disidentes más agudas y reflexivas a nivel mundial. Gracias a una gran formación teórica e histórica, un pensamiento sumamente original y la valentía para ir a contracorriente incluso en lo relativo a causas ampliamente apoyadas por sectores progresistas, Monbiot es ya un referente indiscutible para comprender los mecanismos de poder de las últimas décadas producidos por la realidad tan convulsa y desigual que se vive hoy prácticamente en todos los países de Occidente.
En ¿Cómo nos metimos en este desastre? se recuperan sus escritos periodísticos sobre los temas más acuciantes de nuestro tiempo, con particular énfasis en la ideología y puesta en práctica del proyecto neoliberal, principal culpable de la desmedida concentración de riqueza en unas cuantas manos, así como de diversas catástrofes políticas y medioambientales producidas por un sistema que considera que a acumulación de ganancias es el valor esencial en torno al cual debe estructurarse la vida en sociedad. Y una de las principales tareas para imaginar un mundo diferente, en opinión de Monbiot, consiste en comprender su efectividad a nivel de las conciencias, pues el neoliberalismo se ha vuelto tan pmnipresente que prácticamente ya no se considera una ideología.
"¿Cómo nos metimos en este desastre?" proporciona una inmejorable hoja de ruta para comprender las principales dificultades a las que se enfrentan todos aquellos que están hartos de escuchar que nuestra realidad actual es la única posible"
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ÍNDICE
Primera parte.... Existe algo llamado sociedad
El desmoronamiento
Descarrilado y orgulloso
Fuerza laboral
Adictos al bienestar
La zona cero
Ayudad a los adictos, pero encerrad a los consumidores ocasionales de cocaína
Segunda parte..... La juventud perdida
Que el niño vuelva a la naturaleza
El niño de interior
Amputar la vida cerca de la base
Insectos espachurrados
Maldita familia
La casta del sacrificio
Una modesta propuesta para hacer frente a los jóvenes
A favor de la muerte
Tercera parte...... La vida salvaje
Todo está relacionado
La civilización es aburrida
El fin de una era
El mito de la población
El amanecer
Cuarta parte..... Frenesí por la alimentación
El desastre de las ovejas
Destrucción de la estructura de la nación
Inundados de dinero
Lo pequeño es fecundo
Quinta parte... Los vampiros de la energía
Que los dejen donde están
Se aplauden a sí mismos a rabiar
La porquería tras el crimen
Seamos críticos
Obsesionados con la energía nuclear
Sexta parte.... Riquezas y ruinas
La imposibilidad del crecimiento
Contenga su malthusianismo
Cleptorremuneración
La falacia de la autoatribución
Las guaridas del estudio
El hombre que quiere convertir el planeta en el banco Northern Rock
El regalo de la muerte
Séptima parte..... Baila con quien te fastidió
Cómo los multimillonarios destrozaron el sistema
Los cabezas rapadas de la plutocracia
¿Cómo nos metimos en este desastre?
Me desnudaré
Octava parte.... Ojos que no ven, corazón que no siente
El holocausto que no veremos
El Imperio contraataca
Dolor que no remite
Bombardear a todos
Novena parte.... Resistir
Prohibición global de política de izquierdas
Inocente hasta que se demuestre que está muerto
El escuadrón de la paranoia
Unión con el diablo
Décima parte.... Encontrar nuestro lugar
La historia del otro
Highland Spring
Un silencio revelador
Los valores de todas las cosas
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RESUMEN
Comentarios iniciales: Monbiot y Owen ("La demonización de la clase obrera") tienen en común que atacan a la prensa inglesa por ser un mero altavoz de la élite y que se dedican a justificar por qué hay mayor desigualdad económica. Monbiot pide a periodistas e intelectuales realmente independientes que alcen la voz contra el poder plutocrático, identificando sus abusos y fallos y proponiendo alternativas. No cree que cambien el mundo pero algo harán para mostrarlo tal como es y evitar la única visión impuesta por lo que él llama el "aparato de justificación" de las políticas de recortes, etc.. .
El autor repasa todas las supuestas injusticias y mentiras que rigen en el mundo actual. El título se refiere al inicio de las políticas neoliberales con Margareth Thacher, siguiendo un programa ideológico iniciado en 1947 por Hayek y la Mon Pelerin Society. Su ideario de menos impuestos y menos Estado coincidía a la perfección con las idas de los ultrarricos, por lo que no tardaron en llegar subvenciones para financiar "laboratorios de ideas", las escuelas de negocios y los departamentos de Economía de las universidades que promoviesen esta política. En la década de los 70, el presidente conservador Nixon seguía diciendo que "todos somos keynesianos" pero unos años después se había dado la vuelta a la tortilla y Thatcher y sus sucesores insistieron en que "no hay alternativa". El desarrollo fue descrito por David Harvey en "Breve historia del neoliberalismo".
El autor se pregunta cómo el neoliberalismo ha logrado dominar la vida pública a pesar de desmantelar los servicios públicos y la desregulación de los mercados empresariales y financieros. En las crisis, desde 1975, propugnan siempre las mismas recetas: recortes masivos en los servicios públicos, eliminación de los sindicatos y subvenciones públicas para las empresas. El rescate salía bien pero pronto venían más crisis que obligaron al Estado a intervenir cada vez más. El FMI y el Banco Mundial dejaron claro a los países que "si no estás de acuerdo, estás muerto". Los medios de comunicación, propiedad de magnates, difundieron términos como "creadores de riqueza", "desgravación fiscal", "gran gobierno", "democracia del consumidor", "burocracia", "cultura de la compensación", "buscadores de trabajo" y "trampas en la prestación social".
El libro arranca con una explicación de los llamados "aparatos de justificación", en referencia a la prensa corporativa, los "spin" doctors, los grupos de presión y los laboratorios de ideas. Sin su colaboración, los Gobiernos no podían haber llevado a cabo sus programas de austeridad y la destrucción del medioambiente sería objeto de protesta constante. Desde el siglo XIX, este complejo propagandístico hace hincapié en la selección natural y en que las desigualdades económicas son "naturales" y que muchos pensadores independientes piensan lo mismo. Esta ideología que rige en la mayoría de los Gobiernos actualmente no ha sido identificada hasta hace poco y nadie sabe muy bien como llamarla con un nombre estándar: ¿Neoliberalismo? ¿Fundamentalismo mercadológico? ¿Economía del "laissez-faire"? La ideología dominante apenas es conocida si se compara con el comunismo y el anarquismo, dos especies en vía de extinción.
Monbiot señala que si algo diferencia al siglo XXI del XX es que esta es la Era de la Soledad, una especie de Estado post-social, epidemia entre los jóvenes adultos, pero también en los mayores de 50 años, sometidos a una "tristeza extrema". Añade que la soledad y el aislamiento social mata más que el ébola y es el doble de mortal que la obesidad. Dice que detrás hay una ideología que refuerza el aislamiento social porque hay una guerra del hombre contra el hombre (mundo hoobesiano). Se ensalza al emprendedor que se ha hecho a sí mismo, pues lo que importa es ganar y todo lo demás son daños colaterales. Los niños aspiran a ser ricos y el peor insulto es "perdedor", ya no hay personas sino individuos. Añade que la competencia ya no nos hace más ricos. Aunque aumente la renta nacional, no crece la felicidad. En realidad, dice el autor, los salarios han caído pero los jefes ganan más y recuerda que el 1 % de la población, los que están en la cima, posee el 84 % de la riqueza y no está contento. Monbiot concluye: "Para esto hemos destrozado el mundo natural, degradado nuestras condiciones de vida, entregado nuestra libertad, sin alegría...".
El mismo escritor señala que el fundamentalismo de mercado se basa en la cultura de méritos pero nadie cree en ella porque, entonces, nivelarían el punto de partida entre los más pobres que viven en chabolas y los que son multimillonarios porque han heredado millones, gracias a los cuales se han pagado una formidable educación. El mercado en vez de emanciparnos nos ha atomizado y dado soledad.
El autor recalca que el neoliberalismo es identificado con la creencia de que el libre mercado satisfará todas las necesidades pero él recalca que es una "construcción política que a menudo tiene que ser impuesta por la violencia" (pone como ejemplos el golpe de Pinochet, la supresión de las protestas contra el ajuste estructural y la austeridad en todo el mundo). Añade que el mercado está dominado por corporaciones y oligarcas que presionan para lograr contratos, exenciones tributarias, tratados y otros favores políticos. La libertad que piden, añade Monbiot, es una "libertad negativa" que significa estar libre de las interferencias de los demás, de regulaciones medioambientales, negociaciones colectivas o impuestos. "Significa en suma estar libre de democracia", acusa el autor.
El autor es crítico con la prensa británica porque, algunos aceptan dinero de fundaciones neoliberales, pero luego no son transparentes y no quieren rendir cuentas ante el público. Monbiot, en un ejercicio de transparencia, publica en su web lo que gana, las invitaciones que acepta y los regalos que recibe.
Racismo y política internacional
Habla sobre la película Avatar, odiada por los conservadores porque parece un "western" revisionista en el que los vaqueros son los malos y los indios, los buenos. Señala que el Holocausto nazi habría sido minimizado de haber ganado la guerra Hitler, lo mismo que pasó con las atrocidades en América que nadie quiere ver. El autor recuerda las brutalidades de Colón y otros descubridores en América con el genocidio indígena (incluso dice que el misionero franciscano Fray Junípero era el director de un campo de concentración indígena que él llamaba eufemísticamente "la misión", donde los indios eran obligados a trabajar la tierra por un quinto de la ración de comida diaria aconsejada), luego América del Norte atacó a las tribus indias hasta exterminarlas y, por su parte, los británicos sembraron el terror en África (según revelan los archivos secretos) o provocar una hambruna en la India durante la época del Imperio Británico. Sin embargo, solo se ven los genocidios de los otros, no los propios, que se ocultan al público, afirma el autor. Añade que esto fue cosa del racismo colonial europeo del siglo XIX, que defendía que la raza más fuerte tiene derecho a eliminar a la inferior, en referencia a los pueblos primitivos. Los Imperios se insensibilizaron y eso llevó a una paradoja: millones de muertos europeos en la Gran Guerra de 1914, sin que nadie parase la matanza. Los "otros", a los ojos de la élite, añade el autor, también son quienes piden prestaciones sociales, los que buscan asilo y los musulmanes.
El autor también estudia la obstaculización en el envío de remesas de los inmigrantes a Somalia por temor a que las usen los terroristas para financiar la yihad. Pero Monbiot replica que el sistema de giros de envío de dinero "xawala" de Somalia es uno de los más eficientes del mundo y ayuda a mucha gente por sus bajas comisiones. Al suprimir estos envíos, condenó a miles de aldeas a la muerte por hambre. Todo lo contrario, añade el autor, ocurrió respecto al banco HSBC, que pese a transferir dinero de narcos y terroristas, no recibió un castigo judicial porque había en juego demasiados empleos americanos. Monbiot cree que esto tiene un nombre: racismo.
Otra de las críticas de Monbiot es hacia los bombardeos "humanitarios" en Oriente Medio que se justifican para algunos países violentos y no para otros. Al final, hay bombas para todo lo que se mueva. Señala que la venta de armas es un gran negocio en esa zona y que las regiones en las que los Gobiernos occidentales intervienen son las que más sufren esas guerras y su vida empeora. Cree que hay otras soluciones políticas como crear instituciones cívicas, pasos seguros y Gobiernos buenos.
El TTIP y el arbitraje
Monbiot también estudia el ocaso de la política de izquierdas y del TTIP (Transatlantic Trade and Investment Partnership) para eliminar las diferencias regulatorias entre EE.UU. y las naciones europeas. La clave de este acuerdo es que las empresas inversoras podrán poner demandas a los Gobiernos si intentan defender a sus ciudadanos, desprotegiéndolos de sus derechos para eliminar las regulaciones que protegen a las personas y al planeta vivo. Australia y Argentina ya han tenido que pagar indemnizaciones millonarias por poner paquetes feos de tabaco o congelar el recibo del agua y la luz. El Salvador indemnizó a una empresa canadiense por excavar una mina. Las empresas pueden revisar la ley que no les gusta y revocarla sin que el Parlamento pueda hacer nada. En definitiva, Monbiot ve detrás del sistema de arbitraje de la inversión "un sistema de justicia privatizado para las corporaciones globales", según Democracy Centre. Detrás, la idea, es bloquear cualquier política de izquierdas que pretenda regular los bancos, frenar la codicia de las empresas de energía, renacionalizar los ferrocarriles, etc... Pese a la pérdida de soberanía, la Derecha calla.
En posteriores capítulos, Monbiot habla de la lucha antiterrorista de EE.UU. con ejecuciones extrajudiciales sin el "debido proceso" que no es lo mismo que un "proceso judicial". Esto afecta especialmente al uso de drones en el extranjero para llevar a cabo la lista de asesinatos del presidente. Lo malo de este sistema es que entres en la lista por meras sospechas sin saber por qué ni de qué sospechan de ti y no puedas ni defenderte. El problema es que los abusos en el extranjero luego se trasvasan a la gente humilde de casa, añade el autor.
Otro caso que estudia es el de las empresas que usan la ley contra el acoso a mujeres para impedir las protestas pacíficas de los conservacionistas medioambientales, inicialmente, y que luego se amplió a cualquier tipo de protesta, con lo que la desobediencia civil fue "criminalizada" con exageraciones de las empresas afectadas para pedir mano dura. Los que protestan acaban en una lista de "extremistas domésticos" o "ecoextremistas". Pero, en realidad, solo son violentas las campañas en defensa de los animales y contra el aborto, señala el autor.
Monbiot también estudia la debacle de los sindicatos ingleses y de cómo el Gobierno laborista los pone a prueba. Aunque obtuvieron salario mínimo, mejores pensiones, mejoras en el permiso parental y mejores condiciones para los trabajadores a tiempo parcial, el número de derrotas son mayores, según dice, pues el Gobierno bloqueó directivas europeas de protección al trabajador y se negó a revocar las draconianas leyes thatcherianas para los sindicatos. El resultado es que la desigualdad aumenta, la evasión de impuestos es galopante y las viviendas sociales están moribundas. Las promesas más difíciles, como las mejoras del precariado, han sido postergadas. La clave está en el apoyo que dan los sindicatos afiliados al Gobierno laborista, pues este puede apaciguar a los jefes y recibir financiación.
También habla de otro concepto que es la "justificación del sistema" (proceso mediante el cual las disposiciones legales existentes se legitiman, incluso a expensas de los intereses personales y del grupo). Es un deseo de defender el "status quo". Monbiot usó esta definición para calificar a los escoceses que votaron "No" en el referendum de independencia, en el que Escocia cede una soberanía mayor a UK que este reino a la UE y que "mantiene uno de los índices mayores de desigualdad del mundo y un sistema fracturado, corrupto, disfuncional y retentivo". El autor viene a decir que Escocia perdió la oportunidad de escribir una constitución "buena" que promueva la cohesión, la justicia social, la defensa del planeta vivo y poner fin a las guerras elegidas. Por contra, sucumbió a los caprichos de una élite distante y despreocupada.
La conclusión del autor es que en los últimos años ha habido un abandono del universalismo, el desmantelamiento del refugio que el Estado proporciona pero, a parte de algunas protestas, nadie ha salido a luchar. Los trabajadores están aceptado políticas que se oponen a sus intereses. Monbiot menciona el artículo "Causa común" de Tom Croptom (WWF), en el que dice que a la gente se le expone los datos y luego elige racionalmente pero no es así si no que elegimos lo que no contradice nuestra manera de pensar. Hay valores intrínsecos (buenos) y extrínsecos (egoístas). Ahora hay una fascinación por los ricos y poderosos, lo que hace a la gente amiga del dinero menos sensible a la justicia social. El autor señala que en vez de enfrentarnos al cambio de valores "hemos procurado adaptarnos a él". Los progresistas y ecologistas han apaciguado a la gente hablando de su "interés propio", de modo que aliviando la pobreza en el mundo construyen un mercado para los productos de Inglaterra. El artículo "Causa Común" propone como remedio que dejemos de intentar nuestros valores y que los expliquemos y defendamos, explicando cómo cambiaron nuestras mentes mediante la manipulación y desafiar a la publicidad que nos vuelve inseguros y egoístas.
Comentarios iniciales: Monbiot y Owen ("La demonización de la clase obrera") tienen en común que atacan a la prensa inglesa por ser un mero altavoz de la élite y que se dedican a justificar por qué hay mayor desigualdad económica. Monbiot pide a periodistas e intelectuales realmente independientes que alcen la voz contra el poder plutocrático, identificando sus abusos y fallos y proponiendo alternativas. No cree que cambien el mundo pero algo harán para mostrarlo tal como es y evitar la única visión impuesta por lo que él llama el "aparato de justificación" de las políticas de recortes, etc.. .
El autor repasa todas las supuestas injusticias y mentiras que rigen en el mundo actual. El título se refiere al inicio de las políticas neoliberales con Margareth Thacher, siguiendo un programa ideológico iniciado en 1947 por Hayek y la Mon Pelerin Society. Su ideario de menos impuestos y menos Estado coincidía a la perfección con las idas de los ultrarricos, por lo que no tardaron en llegar subvenciones para financiar "laboratorios de ideas", las escuelas de negocios y los departamentos de Economía de las universidades que promoviesen esta política. En la década de los 70, el presidente conservador Nixon seguía diciendo que "todos somos keynesianos" pero unos años después se había dado la vuelta a la tortilla y Thatcher y sus sucesores insistieron en que "no hay alternativa". El desarrollo fue descrito por David Harvey en "Breve historia del neoliberalismo".
El autor se pregunta cómo el neoliberalismo ha logrado dominar la vida pública a pesar de desmantelar los servicios públicos y la desregulación de los mercados empresariales y financieros. En las crisis, desde 1975, propugnan siempre las mismas recetas: recortes masivos en los servicios públicos, eliminación de los sindicatos y subvenciones públicas para las empresas. El rescate salía bien pero pronto venían más crisis que obligaron al Estado a intervenir cada vez más. El FMI y el Banco Mundial dejaron claro a los países que "si no estás de acuerdo, estás muerto". Los medios de comunicación, propiedad de magnates, difundieron términos como "creadores de riqueza", "desgravación fiscal", "gran gobierno", "democracia del consumidor", "burocracia", "cultura de la compensación", "buscadores de trabajo" y "trampas en la prestación social".
El libro arranca con una explicación de los llamados "aparatos de justificación", en referencia a la prensa corporativa, los "spin" doctors, los grupos de presión y los laboratorios de ideas. Sin su colaboración, los Gobiernos no podían haber llevado a cabo sus programas de austeridad y la destrucción del medioambiente sería objeto de protesta constante. Desde el siglo XIX, este complejo propagandístico hace hincapié en la selección natural y en que las desigualdades económicas son "naturales" y que muchos pensadores independientes piensan lo mismo. Esta ideología que rige en la mayoría de los Gobiernos actualmente no ha sido identificada hasta hace poco y nadie sabe muy bien como llamarla con un nombre estándar: ¿Neoliberalismo? ¿Fundamentalismo mercadológico? ¿Economía del "laissez-faire"? La ideología dominante apenas es conocida si se compara con el comunismo y el anarquismo, dos especies en vía de extinción.
Monbiot señala que si algo diferencia al siglo XXI del XX es que esta es la Era de la Soledad, una especie de Estado post-social, epidemia entre los jóvenes adultos, pero también en los mayores de 50 años, sometidos a una "tristeza extrema". Añade que la soledad y el aislamiento social mata más que el ébola y es el doble de mortal que la obesidad. Dice que detrás hay una ideología que refuerza el aislamiento social porque hay una guerra del hombre contra el hombre (mundo hoobesiano). Se ensalza al emprendedor que se ha hecho a sí mismo, pues lo que importa es ganar y todo lo demás son daños colaterales. Los niños aspiran a ser ricos y el peor insulto es "perdedor", ya no hay personas sino individuos. Añade que la competencia ya no nos hace más ricos. Aunque aumente la renta nacional, no crece la felicidad. En realidad, dice el autor, los salarios han caído pero los jefes ganan más y recuerda que el 1 % de la población, los que están en la cima, posee el 84 % de la riqueza y no está contento. Monbiot concluye: "Para esto hemos destrozado el mundo natural, degradado nuestras condiciones de vida, entregado nuestra libertad, sin alegría...".
El mismo escritor señala que el fundamentalismo de mercado se basa en la cultura de méritos pero nadie cree en ella porque, entonces, nivelarían el punto de partida entre los más pobres que viven en chabolas y los que son multimillonarios porque han heredado millones, gracias a los cuales se han pagado una formidable educación. El mercado en vez de emanciparnos nos ha atomizado y dado soledad.
El autor recalca que el neoliberalismo es identificado con la creencia de que el libre mercado satisfará todas las necesidades pero él recalca que es una "construcción política que a menudo tiene que ser impuesta por la violencia" (pone como ejemplos el golpe de Pinochet, la supresión de las protestas contra el ajuste estructural y la austeridad en todo el mundo). Añade que el mercado está dominado por corporaciones y oligarcas que presionan para lograr contratos, exenciones tributarias, tratados y otros favores políticos. La libertad que piden, añade Monbiot, es una "libertad negativa" que significa estar libre de las interferencias de los demás, de regulaciones medioambientales, negociaciones colectivas o impuestos. "Significa en suma estar libre de democracia", acusa el autor.
El autor es crítico con la prensa británica porque, algunos aceptan dinero de fundaciones neoliberales, pero luego no son transparentes y no quieren rendir cuentas ante el público. Monbiot, en un ejercicio de transparencia, publica en su web lo que gana, las invitaciones que acepta y los regalos que recibe.
Racismo y política internacional
Habla sobre la película Avatar, odiada por los conservadores porque parece un "western" revisionista en el que los vaqueros son los malos y los indios, los buenos. Señala que el Holocausto nazi habría sido minimizado de haber ganado la guerra Hitler, lo mismo que pasó con las atrocidades en América que nadie quiere ver. El autor recuerda las brutalidades de Colón y otros descubridores en América con el genocidio indígena (incluso dice que el misionero franciscano Fray Junípero era el director de un campo de concentración indígena que él llamaba eufemísticamente "la misión", donde los indios eran obligados a trabajar la tierra por un quinto de la ración de comida diaria aconsejada), luego América del Norte atacó a las tribus indias hasta exterminarlas y, por su parte, los británicos sembraron el terror en África (según revelan los archivos secretos) o provocar una hambruna en la India durante la época del Imperio Británico. Sin embargo, solo se ven los genocidios de los otros, no los propios, que se ocultan al público, afirma el autor. Añade que esto fue cosa del racismo colonial europeo del siglo XIX, que defendía que la raza más fuerte tiene derecho a eliminar a la inferior, en referencia a los pueblos primitivos. Los Imperios se insensibilizaron y eso llevó a una paradoja: millones de muertos europeos en la Gran Guerra de 1914, sin que nadie parase la matanza. Los "otros", a los ojos de la élite, añade el autor, también son quienes piden prestaciones sociales, los que buscan asilo y los musulmanes.
El autor también estudia la obstaculización en el envío de remesas de los inmigrantes a Somalia por temor a que las usen los terroristas para financiar la yihad. Pero Monbiot replica que el sistema de giros de envío de dinero "xawala" de Somalia es uno de los más eficientes del mundo y ayuda a mucha gente por sus bajas comisiones. Al suprimir estos envíos, condenó a miles de aldeas a la muerte por hambre. Todo lo contrario, añade el autor, ocurrió respecto al banco HSBC, que pese a transferir dinero de narcos y terroristas, no recibió un castigo judicial porque había en juego demasiados empleos americanos. Monbiot cree que esto tiene un nombre: racismo.
Otra de las críticas de Monbiot es hacia los bombardeos "humanitarios" en Oriente Medio que se justifican para algunos países violentos y no para otros. Al final, hay bombas para todo lo que se mueva. Señala que la venta de armas es un gran negocio en esa zona y que las regiones en las que los Gobiernos occidentales intervienen son las que más sufren esas guerras y su vida empeora. Cree que hay otras soluciones políticas como crear instituciones cívicas, pasos seguros y Gobiernos buenos.
El TTIP y el arbitraje
Monbiot también estudia el ocaso de la política de izquierdas y del TTIP (Transatlantic Trade and Investment Partnership) para eliminar las diferencias regulatorias entre EE.UU. y las naciones europeas. La clave de este acuerdo es que las empresas inversoras podrán poner demandas a los Gobiernos si intentan defender a sus ciudadanos, desprotegiéndolos de sus derechos para eliminar las regulaciones que protegen a las personas y al planeta vivo. Australia y Argentina ya han tenido que pagar indemnizaciones millonarias por poner paquetes feos de tabaco o congelar el recibo del agua y la luz. El Salvador indemnizó a una empresa canadiense por excavar una mina. Las empresas pueden revisar la ley que no les gusta y revocarla sin que el Parlamento pueda hacer nada. En definitiva, Monbiot ve detrás del sistema de arbitraje de la inversión "un sistema de justicia privatizado para las corporaciones globales", según Democracy Centre. Detrás, la idea, es bloquear cualquier política de izquierdas que pretenda regular los bancos, frenar la codicia de las empresas de energía, renacionalizar los ferrocarriles, etc... Pese a la pérdida de soberanía, la Derecha calla.
En posteriores capítulos, Monbiot habla de la lucha antiterrorista de EE.UU. con ejecuciones extrajudiciales sin el "debido proceso" que no es lo mismo que un "proceso judicial". Esto afecta especialmente al uso de drones en el extranjero para llevar a cabo la lista de asesinatos del presidente. Lo malo de este sistema es que entres en la lista por meras sospechas sin saber por qué ni de qué sospechan de ti y no puedas ni defenderte. El problema es que los abusos en el extranjero luego se trasvasan a la gente humilde de casa, añade el autor.
Otro caso que estudia es el de las empresas que usan la ley contra el acoso a mujeres para impedir las protestas pacíficas de los conservacionistas medioambientales, inicialmente, y que luego se amplió a cualquier tipo de protesta, con lo que la desobediencia civil fue "criminalizada" con exageraciones de las empresas afectadas para pedir mano dura. Los que protestan acaban en una lista de "extremistas domésticos" o "ecoextremistas". Pero, en realidad, solo son violentas las campañas en defensa de los animales y contra el aborto, señala el autor.
Monbiot también estudia la debacle de los sindicatos ingleses y de cómo el Gobierno laborista los pone a prueba. Aunque obtuvieron salario mínimo, mejores pensiones, mejoras en el permiso parental y mejores condiciones para los trabajadores a tiempo parcial, el número de derrotas son mayores, según dice, pues el Gobierno bloqueó directivas europeas de protección al trabajador y se negó a revocar las draconianas leyes thatcherianas para los sindicatos. El resultado es que la desigualdad aumenta, la evasión de impuestos es galopante y las viviendas sociales están moribundas. Las promesas más difíciles, como las mejoras del precariado, han sido postergadas. La clave está en el apoyo que dan los sindicatos afiliados al Gobierno laborista, pues este puede apaciguar a los jefes y recibir financiación.
También habla de otro concepto que es la "justificación del sistema" (proceso mediante el cual las disposiciones legales existentes se legitiman, incluso a expensas de los intereses personales y del grupo). Es un deseo de defender el "status quo". Monbiot usó esta definición para calificar a los escoceses que votaron "No" en el referendum de independencia, en el que Escocia cede una soberanía mayor a UK que este reino a la UE y que "mantiene uno de los índices mayores de desigualdad del mundo y un sistema fracturado, corrupto, disfuncional y retentivo". El autor viene a decir que Escocia perdió la oportunidad de escribir una constitución "buena" que promueva la cohesión, la justicia social, la defensa del planeta vivo y poner fin a las guerras elegidas. Por contra, sucumbió a los caprichos de una élite distante y despreocupada.
La conclusión del autor es que en los últimos años ha habido un abandono del universalismo, el desmantelamiento del refugio que el Estado proporciona pero, a parte de algunas protestas, nadie ha salido a luchar. Los trabajadores están aceptado políticas que se oponen a sus intereses. Monbiot menciona el artículo "Causa común" de Tom Croptom (WWF), en el que dice que a la gente se le expone los datos y luego elige racionalmente pero no es así si no que elegimos lo que no contradice nuestra manera de pensar. Hay valores intrínsecos (buenos) y extrínsecos (egoístas). Ahora hay una fascinación por los ricos y poderosos, lo que hace a la gente amiga del dinero menos sensible a la justicia social. El autor señala que en vez de enfrentarnos al cambio de valores "hemos procurado adaptarnos a él". Los progresistas y ecologistas han apaciguado a la gente hablando de su "interés propio", de modo que aliviando la pobreza en el mundo construyen un mercado para los productos de Inglaterra. El artículo "Causa Común" propone como remedio que dejemos de intentar nuestros valores y que los expliquemos y defendamos, explicando cómo cambiaron nuestras mentes mediante la manipulación y desafiar a la publicidad que nos vuelve inseguros y egoístas.
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Resumen del libro "Postcapitalismo. Hacia un nuevo futuro", de Paul Mason (2015)
Para ver el resumen actualizado y original:
Autor del resumen: E.V.Pita, licenciado en Sociología y Derecho
Sociología, crecimiento económico, capitalismo,
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Autor: Paul Mason
Título del libro: "Postcapitalismo. Hacia un nuevo futuro"
Título original en inglés: "Poscapitalism"
Publicación en inglés: 2015
Publicación en español: 2016, Barcelona: Espasa Libros, Paidós Estado y Sociedad
Páginas: 424
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Biografía del autor
Paul Mason es el redactor-jefe de economía del noticiario "Channel 4 News". Poseedor de diversos galardones por su trabajo, libros suyos son Meltdown: The End of the Age of Greed y Why It's Kicking Off Everywhere: The New Global Revolutions.
Colabora además en publicaciones como The Guardian o New Statesman.
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Texto de la contraportada
"Durante los dos últimos siglos, el capitalismo ha experimentado variaciones continuas de las que siempre ha salido transformado y fortalecido. Sin embargo, al repasar su turbulenta historia, Paul Mason se plantea si no estaremos ahora en el umbral de un cambio tan grande, tan profundo, que sea el capitalismo en sí el que haya alcanzado sus límites y esté mutando en algo totalmente nuevo".
"El elemento central de este cambio es la tecnología de la información, que ha supuesto una revolución tal que posee el potencial de reconfigurar por completo las concepciones del trabajo, la producción y el valor con las que estamos familiarizados y de destruir una economía basada en los mercados y en la propiedad privada: de hecho, él sostiene que ya están sucediendo ambas cosas".
"En este innovador libro, Mason nos muestra que tenemos hoy la oportunidad de levantar, de las cenizas de la reciente crisis financiera, una economía global más justa desde el punto de vista social y más sostenible. Trascender el capitalismo ha dejado de ser, tal como él nos enseña aquí, el sueño utópico que antaño se nos antojaba que era. Esta es la primera vez en toda la historia humana en la que, dotados de unos conocimientos que nos permiten comprender lo que está sucediendo a nuestro alrededor, podemos por fin predecir y dar forma a un cambio revolucionario, en vez de limitarnos simplemente a reaccionar a él".
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ÍNDICE
Primera parte
1. El neoliberalismo ya no funciona
2, Ondas largas, memorias cortas
3, ¿Marx tenía razón?
4. Una onda larga pero con alteraciones
Segunda parte
5. Los profetas del postcapitalismo
6. Hacia la máquina gratuita
7. Bella revuelta
Tercera parte
8. De las transiciones
9, Motivos racionales para el pánico
10. Proyecto cero
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RESUMEN
Paul Mason, al igual que muchos otros autores, se plantea cómo va a evolucionar la economía de coste marginal cero que ha creado Internet con la fórmula del "todo es gratis" que se está imponiendo progresivamente. Se trata del "infocapitalismo".
Pone como ejemplo que si los marcianos observasen la economía de la Tierra en 1991 verían grandes corporaciones y organizaciones dirigiendo la economía. Los trabajadores entrarían y saldrían de la fábrica sin apenas consumir. En el 2015, las cosas han cambiado: los trabajadores ahora consumen, incluso dentro de la fábrica (pensemos en las pizzas encargadas por los programadores de Google) y además hay un fenómeno totalmente nuevo e inaudito: hay gente que está produciendo gratis a cambio de nada, sobre todo en Internet. Esta economía de lo gratis lo ha desbaratado todo: no es lo que pueda llamar capitalismo [nota del lector: sí lo es si entendemos que el tipo que escribe entradas gratis en la Wikipedia es un consumidor de ocio que paga horas de conexión a Internet para divertirse haciendo el rol de erudito o sabio] pero esta producción gratis se está clasificando como una economía de lo común, quizás el germen de un futuro capitalismo.
Mason sospecha que no estamos asistiendo a una mutación del capitalismo sino a una nueva economía basada en la robotización y automatización donde apenas hace falta trabajo humano. Por no haber, ni siquiera hay beneficios porque todo es gratis. Ese planteamiento le hace buscar el modelo más parecido al "todo gratis" que haya existido hasta ahora; la economía planificada de la URSS, que generó crecimientos del 4 % al año entre 1928 y 1977. Sin embargo, esta ausencia de mercado fue desastrosa y el régimen se hundió, Ahora asistimos a un nuevo escenario que vuelve a plantear la existencia de una economía planificada: el Big Data permite conocer información perfecta sobre el mercado y planificar la producción, un sueño antes inimaginable. Es posible que tampoco funcione algo así porque el libre albedrío tiene mucho que ver.
Mason empieza explicando los ciclos económicos de 50 años de Kondratiev que alternan crisis y periodos de crecimiento cada 50 años desde el inicio del capitalismo en 1776. El cuarto ciclo de 1945 fue de crecimiento y duró hasta 1973 pero el neoliberalismo lo amplificó artificialmente hasta el 2008, por lo que se le considera un ciclo de crecimiento más largo de lo normal, posiblemente impulsado por el avance tecnológico y la ideología neoliberal que defiende el crecimiento ilimitado (un modelo que puede agotarse cuando se talen todos los árboles y se pesquen todos los peces). Según Mason, ahora estaríamos inmersos en el quinto ciclo de Kondratiev, en una época de crisis y transiciones. Grandes crisis hubo en 1828, 1883, 1929. (1973, 1979, 1991) y 2008.
Su tesis principal es que nos hallamos en el quinto ciclo de crisis de Kondratiev y que el neoliberalismo está "acabado". Actualmente, estamos entrando en una transición similar a la del feudalismo-capitalismo (del siglo XIV) y que todo apunta a que se está gestando una nueva sociedad de economía comunista-democrática donde habrá abundancia de bienes, poco trabajo y mucho ocio, renta mínima para todos... El todo gratis será una realidad gracias a la gestión informática del Big Data que permitirá planificar la economía de forma infinitamente más eficiente que lo hizo el bloque soviético, cuyo modelo fracasó. Como ya no será necesario trabajar, la gente podrá dedicarse a labores voluntarias y no remuneradas (por ejemplo, escribir para Wikipedia).
La tesis del autor arranca del supuesto hecho de que el neoliberalismo (teoría económica que domina la economía mundial desde 1975) se ha defenestrado por sí solo tras causar la crisis financiera del 2008, cataclismo que luego ha intentado remendar con austeridad y la posterior creación masiva de empleo precario pero sin ir al fondo del problema que era la regulación financiera. A ello se suma que el fomento del crecimiento ilimitado que propugna el neoliberalismo choca con los problemas de sostenibilidad medioambiental del planeta, genera una creciente desigualdad y su imparable emisión de gases (petróleo, fraking) es incompatible con el calentamiento global, un problema ecológico de primer orden que por sí solo no puede corregir el mercado. Mason sostiene que es necesaria la intervención estatal y la aplicación de la ley porque, si no se frena hasta los 2 grados de subida, las sequías y el hambre arrasarán un planeta superpoblado de 9.000 millones de habitantes, con un gran crecimiento en el Sur, justo donde ahora se prevé que habrá más sequía, paro y hambre.
Por otro lado, el neoliberalismo basó (y basa) su crecimiento en la creación continua de nuevos mercados, por lo que la globalización fue su cultivo natural de crecimiento. Sin embargo, Mason advierte que tras la crisis del 2008 se ha producido una involución nacionalista que está reduciendo la globalización mediante políticas proteccionistas (como en los años 30: el principio de empobrecer al vecino para sobrevivir yo). Puede que los grandes países ya no estén confiando en el mercado como mejor sistema de abastecimiento y han empezado a buscar su autosuficiencia: Estados Unidos buscó una nueve fuente de energía en el "fracking" que aunque es poco ecológico le permite abastecerse de combustible barato y sin problemas internacionales (aunque Arabia abarató el petróleo para competir con el "fracking"). Por su parte, China acaparó los metales conocidos como "tierras raras" para abastecer su industria del teléfono, y Europa no tiene más remedio que apostar por las energías renovables para no depender del gas ruso. No hay que olvidar que los combustibles son un instrumento geoestratégico en el tablero de ajedrez mundial.
Además, el neoliberalismo no encaja con el infocapitalismo (que promueve la creación gratuita de bienes por parte del ciudadano-consumidor). A todo esto se suma la revolución tecnológica que permite abaratar los productos (a no ser que la producción caiga en manos de los monopolios). Para colmo, la robotización que, se prevé, eliminará el 47 % de los puestos de trabajo en una o dos décadas. El fin del trabajo (que anticipó Rifkin en 1995) está a la vuelta de la esquina y la pretensión del neoliberalismo es crear trabajo mediante minijobs o trabajos precarios o absurdos e innecesarios. La falta de trabajo conduce a otra "tormenta perfecta": el progresivo envejecimiento demográfico es que solo haya un trabajador por cada pensionista. La solución neoliberal ha sido privatizar las pensiones pero ese seguro privado "no es seguro" porque están invirtiendo en deuda de estados soberanos que duplicarán su deuda hasta el 200 % del PIB en unos años, y los bonos de muchos países serán pura basura que ningún inversor se arriesgará a comprar.
Teniendo en cuenta las dudas sobre el futuro del neoliberalismo, Mason sostiene que estamos entrando en una transición del modelo neoliberal al infocapitalismo para luego pasar a un nuevo estadio que vendría a ser una especie de neocomunismo de mercado aunque su programa se parece más a un New Deal del presidente D.F. Roosveelt (con una fuerte intervención estatal en la economía) que aparece mezclado con el cooperativismo.
Mason sostiene que la revolución del "Internet de las Cosas" permitirá generar los pentabytes de información necesarios para poner en marcha el viejo ideal de disponer de la "máxima información" necesaria para planificar una economía pero no pensando en el futuro (como hacían los planificadores quinquenales soviéticos) sino planificar en el mismo instante y cubrir todas las necesidades. Las neveras, la calefacción o el coche transmitirán datos en directo a través de la tecnología 5G, que luego un ente administrativo gestionará en tiempo real para surtir las necesidades de producción (al estilo de los marcianos de Boronov en "Estrella Roja" (1909)) de toda la sociedad en red. Estas eficiencias permitirán producir al coste los alimentos y bienes básicos. El Estado debería nacionalizar sectores estratégicos como la electricidad porque, según dice, los recursos energéticos estarían mejor gestionados por la Administración, rigurosa con la ley, que por los monopolios y empresas privadas cuyo objetivo es extraer el máximo combustible fósil, encarecer los precios para ganar más y que parecen poco sensibilizadas con lo que pasa con el calentamiento global.
En este modelo postcapitalista que propone Mason, la robotización habrá eliminado los pocos trabajos que queden, o reducido el trabajo a una diversión (como se divierten los programadores de videojuegos) y los ciudadanos tendrán mucho ocio y tiempo libre disponible [nota del lector: por decirlo de una manera eufemística] para escribir entradas en la Wikipedia o escribir poesía. En este contexto de abundancia, todos podrán recibir una renta básica que les valga de sustento además de disponer de una vivienda al coste y servicios de auga y luz muy baratos gracias a una renacionalización de los sectores básicos de la economía.
[nota del lector: hay algo que no cuadra, si con el calentamiento global nos acercamos a una situación apocalíptica de sequías y superpoblación, al estilo malthusiano, cómo puede decir que el infocapitalismo y el postcapitalismo va a traer abundancia. En todo caso, con ahorros del 30 % como dice Mason, se viviría una época de eterna austeridad].
Mason aclara que su modelo no es un "ciberestalinismo" sino un sistema comunista-democrático, donde la Administración gestiona la economía en función del bien común, se deja libre iniciativa a los emprendedores para que puedan patentar inventos relacionados con las energías renovables (sector de la economía que quedaría liberalizado para que se pudiese competir), y donde las pymes puedan crecer sin los monopolios, que son desmenuzados. En este futuro-propuesta que defiende Mason se fomentaría el trabajo en red y en equipo para hacer cosas más baratas y de forma más eficiente, en beneficio de toda la comunidad. Menciona la cooperativa vasca Mondragón como un ejemplo a seguir por su eficiencia, ya que tiene gran variedad de empresas en las que rotar a los trabajadores excedentes.
El autor señala que hasta los ricos y los superejecutivos (ese 1 %) quedarían liberados de la carga de tanto estrés por dirigir grandes monopolios y ganar montañas de dinero (que cederían con una tasa más alta de impuestos), lo que sería más bueno para su salud que tener que hacer gimnasia a las 6 de la mañana, lo que les haría estar más contentos sin tantas preocupaciones. Uno de los problemas que ve Mason es que algunos miembros de esa superélite de la finanzas educada en la Ivy League universitaria está empezando a debatir si una dictadura de estilo chino a lo mejor no es tan mala para los negocios capitalistas como parece.
[nota del lector: mezclar dictadura y capitalismo se intentó algo así en los años 30, mezclada con nacionalismo, y resultó ser una combinación muy chunga. Por otro lado, el modelo más cercano a lo que describe Mason es China, que aunque no es un país democrático porque está dirigido por un partido único, sí es cierto que promueve la libertad de empresa capitalista a la vez que el Estado hace planificación económica y se encarga de montar las infraestructuras básicas para que la economía sea funcional. Es solo una hipótesis, pero parece lógico que los planificadores chinos ya estén haciendo minería de datos del Big Data que generan los "smartphones" de sus ciudadanos-consumidores para prever la demanda y las necesidades de producción en ciertos sectores].
Por la lectura del libro, se trasluce que el obrero vuelve a jugar un importante papel pero esta vez como "infoobrero" conectado en red y mejor informado que el minero huelguista del siglo XIX.
Las tres líneas argumentales de Mason son las siguientes:
1) La planificación económica puesta marcha en la URSS en 1928 fracasó por los motivos expuestos por los economistas occidentales (e incluso soviéticos, luego purgados): la mejor forma de saber la información sobre la demanda y oferta de un mercado es a través de los precios (como apuntó la escuela austríaca). Los planificadores soviéticos no podían acceder a toda la información en tiempo real y cuando la burocracia implementaba su plan ya se había quedado obsoleto. Sin embargo, Mason recuerda que, posteriormente, un economista ruso sugirió que a través de la oferta (la escasez de un producto) se podría deducir la demanda y poder planificar con bastante exactitud. Todo estos inconvenientes han sido superados por el infocapitalismo: el Big Data y el Internet de las Cosas permite tener información en tiempo real de las necesidades del mercado y actuar en consecuencia para evitar la sobreproducción o abastecer donde hace falta. ¿Para qué se necesita planificar? Mason recuerda que, según las estimaciones, para el 2050 la temperatura habrá subido dos grados respecto a la era preindustrial y, si no se frena por las buenas las emisiones contaminantes, los estados tendrían que intervenir.
2) Nos hallamos ante una transformación social tan profunda como la que supuso el paso del feudalismo al capitalismo (descrita por Shakespeare) [Nota del lector: yo añadiría a Cervantes, que en El Quijote se mofa del feudalismo y toda Europa ríe con él]. En el siglo XVI-XVII ya es evidente que ha cambiado la mentalidad de los europeos: los amantes Romeo y Julieta anteponen su amor a la obediencia paterna, el rey Eduardo III no puede pagar las deudas a los banqueros genoveses. Mason dice que si en una novela de Shakespeare apareciese un inventor que trabaja como un loco para patentar un invento (que sí sale en las novelas de Dickens en el siglo XIX), los espectadores isabelinos pensarían que era un obrero cómico porque en aquella época no existe ninguna figura de este tipo. Del mismo modo, y un poco siguiendo el argumento de Mason, si en una serie de televisión del 1985 sale un infoobrero que trabaja gratis nadie entendería muy bien su papel pero sería fácilmente reconocible en el 2016 como un colaborador de la Wikipedia.
3) Otro factor a tener en cuenta por Mason es la evolución del movimiento obrero y el sindicalismo desde el siglo XIX hasta quedar reducido a cenizas con el neoliberalismo de Reagan y Thatcher. La izquierda llegó a la conclusión de que la planificación corregiría los movimientos caóticos del mercado. En el siglo XX, los bolcheviques rusos se dieron cuenta de que los obreros estaban desinformados y no tenían una estrategia clara para alcanzar el poder ni gobernar, pues solo buscaban mejorar sus condiciones laborales, por lo que una élite burocráta dirigió la estrategia, de lo que surgió la URSS, un estado socialista totalitario en un país agrario sin apenas industria. Algunos, como el soviet Alexander Bogdanov, se percataron en 1905 de que el obrero solo podría gobernar en una sociedad altamente informatizada y tecnológicamente avanzada. Fue purgado pero su libro Estrella Roja se convirtió en un best-seller. Mason sostiene que en Occidente, tras años de lucha, obreros y capitalistas llegaron a un equilibrio en 1945 por el que los trabajadores obtenían mejores salarios, menos horas de trabajo, ventajas sanitarias. Durante 30 años, el Estado de Bienestar funcionó estupendamente y generó un crecimiento exponencial de la economia y la población pero desde 1980 empezaron los recortes aplicados por los neoliberales al sector público con la idea de desmantelarlo para buscar nuevos nichos de negocio en la privatización. El sindicalismo fue anulado y dejó de ser un problema para la eficiencia empresarial. La paradoja es que en el 2016 nos encontramos ante otro tipo de obrero: el infoobrero, que trabaja en red y que está conectado con el mundo y permanentemente informado a través de su "smartphone".
Por otro lado, el sindicalismo desde 1975 con el fin de las huelgas que venían sucediendo desde 1960 está desmontado. Grandes pensadores de la izquierda dejaron de pensar en la lucha de clases y se dedicaron a otras cuestiones sociales que ya nada tenían que ver con el control del sistema económico (hambre en el mundo, desigualdad, ecología, feminismo, defensa de colectivos marginados) [nota del lector: es la misma crítica que hace Giddens a la izquierda en La tercera vía ].
Finalmente, Mason dice que ahora no existe propiamente un obrero de la información sino una Humanidad conectada en red que dificilmente renunciará a las ventajas que le proporciona el "todo gratis" de Internet.
4) "El Fragmento sobre las máquinas" que escribió Marx en 1858 y que quedó olvidado en un desván durante cien años se ha vuelto de suma actualidad porque sostiene que el mecanismo del mercado se diluye por la acción del conocimiento social. Mason rescata un capítulo inédito del Capital manuscrito por Marx y olvidado durante un siglo. Se trata de una predicción sobre el capitalismo altamente robotizado. El economista alemán especula sobre un desarrollo del capitalismo hasta puntos en que existe una total automatización de la producción, por lo que los obreros solo se dedican a supervisar las máquinas, arreglarlas o diseñarlas. En una economía así, la fuerza productiva principal sería la producción y la naturaleza del conocimiento insertado en estas debe ser "social". La cuestión ya no sería de los salarios frente a las ganancias sino la de quién controla ese "poder de conocimiento". Supongamos que una programadora hace un "software" para una empresa, que se queda con todas las patentes, pero esta trabajadora conserva en su cerebro todo el conocimiento y puede ser fichada por otra firma. Lo que viene a decir Marx (que no conocía a los programadores web pero si a los operadores de telégrafos) es que con la información sucede que parte del producto se queda en el trabajador, lo cual no sucedía con lo que producían los trabajadores durante la era industrial. Para Marx el capitalismo basado en el conocimiento da pie a una contradicción: concretamente, entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales. "Unas y otras constituyen las condiciones materiales para hacer saltar esa base (del capitalismo) por los aires". Además, añade Mason, este tipo de capitalismo se ve forzado a desarrollar el poder intelectual del trabajador porque incluso reducirá sus horas de trabajo. Y Marx, señala el autor, menciona otro concepto: "el intelecto colectivo" porque al medir el desarrollo de la tecnología estamos midiendo el grado en que el conocimiento social general se ha convertido en fuerza productiva [...] bajo los controles del general intellect.
Mason concluye que desde 1945 el crecimiento de Estados Unidos es exponencial, seguido de Europa. No sabemos qué puede traer el infocapitalismo y el postcapitalismo. Cree que el Estado debe acelerar la transición.
Comentarios finales a la obra:
La tesis de Mason entronca en la de autores como Rifkin, el cual ve un mundo maravilloso montado en torno al Internet de las Cosas y otros avances que volverán a generar cosas para el bien común. Pero, tal y como ha devenido la historia humana, de momento las máquinas no han liberado a nadie de seguir trabajando como predicen las utopías ni han permitido que el escaso trabajo se haya repartido entre todos para evitar el desempleo. Todavía no hemos visto al mayordomo-robot llevándote el "daykiri" a la piscina en tus eternas vacaciones. No cabe duda de que el Estado intentará controlar o intervenir en sectores clave de la economía pero eso no parece conducir a un nuevo Estado del Bienestar. El hecho, como dice Mason, de que la economía del todo gratis devendrá en un estado comunitario no acaba de encajar con los hechos observados: no sabemos si dentro de una década todos los periódicos se van a poner de acuerdo para cobrar 10 euros al mes por leer la prensa online... con lo que se desbarataría el argumento. Por otro lado, parece más probable que el infocapitalismo se perpetúe más tiempo con ingeniosas fórmulas para generar ganancias que permitan sobrevivir al sistema en vez de evolucionar a un post-capitalismo.
En la historia que narra Mason del movimiento obrero parece traslucirse que obreros y capitalistas están aliados porque se necesitan el uno al otro para sobrevivir, a no ser que esa alianza se rompa con la automatización total de la industria. Pero entonces, ¿quién compraría los coches?
Por otra parte, ese futuro postcapitalista del que habla Mason no parece tan halagüeño: Estados que usan los Big Data de los ciudadanos para planificarlo todo y que tienen controlada la economía para salvar el medioambiente. Quizás ese sea el camino que está emprendiendo el mundo pero más que a utopía suena a distopía.
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RESEÑAS DE OTROS AUTORES AL LIBRO
"Capitalismo Big Tech", de Evgeny Morozov (2018)
Resumen original y actualizado del libro:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2019/01/capitalismo-big-tech-de-evgeny-morozov.html
En la izquierda, Paul Mason piensa que la digitalización no solo alimentaría una nueva clase de identidad político-cosmopolita en los ciudadanos, sino que también fomentaría distintos modelos económicos, flexibles, descentralizados (un socialismo no determinado que subsanaría los inconvenientes de la planificación central).
El autor duda que aunque en la sociedad Big Tech no domine la lógica de la acumulación de capital, tampoco habrá el nirvana igualitario, ecológico y poscapitalista que esperan Mason, Rifkin o Kurzweil.
[nota del lector: mezclar dictadura y capitalismo se intentó algo así en los años 30, mezclada con nacionalismo, y resultó ser una combinación muy chunga. Por otro lado, el modelo más cercano a lo que describe Mason es China, que aunque no es un país democrático porque está dirigido por un partido único, sí es cierto que promueve la libertad de empresa capitalista a la vez que el Estado hace planificación económica y se encarga de montar las infraestructuras básicas para que la economía sea funcional. Es solo una hipótesis, pero parece lógico que los planificadores chinos ya estén haciendo minería de datos del Big Data que generan los "smartphones" de sus ciudadanos-consumidores para prever la demanda y las necesidades de producción en ciertos sectores].
Por la lectura del libro, se trasluce que el obrero vuelve a jugar un importante papel pero esta vez como "infoobrero" conectado en red y mejor informado que el minero huelguista del siglo XIX.
Las tres líneas argumentales de Mason son las siguientes:
1) La planificación económica puesta marcha en la URSS en 1928 fracasó por los motivos expuestos por los economistas occidentales (e incluso soviéticos, luego purgados): la mejor forma de saber la información sobre la demanda y oferta de un mercado es a través de los precios (como apuntó la escuela austríaca). Los planificadores soviéticos no podían acceder a toda la información en tiempo real y cuando la burocracia implementaba su plan ya se había quedado obsoleto. Sin embargo, Mason recuerda que, posteriormente, un economista ruso sugirió que a través de la oferta (la escasez de un producto) se podría deducir la demanda y poder planificar con bastante exactitud. Todo estos inconvenientes han sido superados por el infocapitalismo: el Big Data y el Internet de las Cosas permite tener información en tiempo real de las necesidades del mercado y actuar en consecuencia para evitar la sobreproducción o abastecer donde hace falta. ¿Para qué se necesita planificar? Mason recuerda que, según las estimaciones, para el 2050 la temperatura habrá subido dos grados respecto a la era preindustrial y, si no se frena por las buenas las emisiones contaminantes, los estados tendrían que intervenir.
2) Nos hallamos ante una transformación social tan profunda como la que supuso el paso del feudalismo al capitalismo (descrita por Shakespeare) [Nota del lector: yo añadiría a Cervantes, que en El Quijote se mofa del feudalismo y toda Europa ríe con él]. En el siglo XVI-XVII ya es evidente que ha cambiado la mentalidad de los europeos: los amantes Romeo y Julieta anteponen su amor a la obediencia paterna, el rey Eduardo III no puede pagar las deudas a los banqueros genoveses. Mason dice que si en una novela de Shakespeare apareciese un inventor que trabaja como un loco para patentar un invento (que sí sale en las novelas de Dickens en el siglo XIX), los espectadores isabelinos pensarían que era un obrero cómico porque en aquella época no existe ninguna figura de este tipo. Del mismo modo, y un poco siguiendo el argumento de Mason, si en una serie de televisión del 1985 sale un infoobrero que trabaja gratis nadie entendería muy bien su papel pero sería fácilmente reconocible en el 2016 como un colaborador de la Wikipedia.
3) Otro factor a tener en cuenta por Mason es la evolución del movimiento obrero y el sindicalismo desde el siglo XIX hasta quedar reducido a cenizas con el neoliberalismo de Reagan y Thatcher. La izquierda llegó a la conclusión de que la planificación corregiría los movimientos caóticos del mercado. En el siglo XX, los bolcheviques rusos se dieron cuenta de que los obreros estaban desinformados y no tenían una estrategia clara para alcanzar el poder ni gobernar, pues solo buscaban mejorar sus condiciones laborales, por lo que una élite burocráta dirigió la estrategia, de lo que surgió la URSS, un estado socialista totalitario en un país agrario sin apenas industria. Algunos, como el soviet Alexander Bogdanov, se percataron en 1905 de que el obrero solo podría gobernar en una sociedad altamente informatizada y tecnológicamente avanzada. Fue purgado pero su libro Estrella Roja se convirtió en un best-seller. Mason sostiene que en Occidente, tras años de lucha, obreros y capitalistas llegaron a un equilibrio en 1945 por el que los trabajadores obtenían mejores salarios, menos horas de trabajo, ventajas sanitarias. Durante 30 años, el Estado de Bienestar funcionó estupendamente y generó un crecimiento exponencial de la economia y la población pero desde 1980 empezaron los recortes aplicados por los neoliberales al sector público con la idea de desmantelarlo para buscar nuevos nichos de negocio en la privatización. El sindicalismo fue anulado y dejó de ser un problema para la eficiencia empresarial. La paradoja es que en el 2016 nos encontramos ante otro tipo de obrero: el infoobrero, que trabaja en red y que está conectado con el mundo y permanentemente informado a través de su "smartphone".
Por otro lado, el sindicalismo desde 1975 con el fin de las huelgas que venían sucediendo desde 1960 está desmontado. Grandes pensadores de la izquierda dejaron de pensar en la lucha de clases y se dedicaron a otras cuestiones sociales que ya nada tenían que ver con el control del sistema económico (hambre en el mundo, desigualdad, ecología, feminismo, defensa de colectivos marginados) [nota del lector: es la misma crítica que hace Giddens a la izquierda en La tercera vía ].
Finalmente, Mason dice que ahora no existe propiamente un obrero de la información sino una Humanidad conectada en red que dificilmente renunciará a las ventajas que le proporciona el "todo gratis" de Internet.
4) "El Fragmento sobre las máquinas" que escribió Marx en 1858 y que quedó olvidado en un desván durante cien años se ha vuelto de suma actualidad porque sostiene que el mecanismo del mercado se diluye por la acción del conocimiento social. Mason rescata un capítulo inédito del Capital manuscrito por Marx y olvidado durante un siglo. Se trata de una predicción sobre el capitalismo altamente robotizado. El economista alemán especula sobre un desarrollo del capitalismo hasta puntos en que existe una total automatización de la producción, por lo que los obreros solo se dedican a supervisar las máquinas, arreglarlas o diseñarlas. En una economía así, la fuerza productiva principal sería la producción y la naturaleza del conocimiento insertado en estas debe ser "social". La cuestión ya no sería de los salarios frente a las ganancias sino la de quién controla ese "poder de conocimiento". Supongamos que una programadora hace un "software" para una empresa, que se queda con todas las patentes, pero esta trabajadora conserva en su cerebro todo el conocimiento y puede ser fichada por otra firma. Lo que viene a decir Marx (que no conocía a los programadores web pero si a los operadores de telégrafos) es que con la información sucede que parte del producto se queda en el trabajador, lo cual no sucedía con lo que producían los trabajadores durante la era industrial. Para Marx el capitalismo basado en el conocimiento da pie a una contradicción: concretamente, entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales. "Unas y otras constituyen las condiciones materiales para hacer saltar esa base (del capitalismo) por los aires". Además, añade Mason, este tipo de capitalismo se ve forzado a desarrollar el poder intelectual del trabajador porque incluso reducirá sus horas de trabajo. Y Marx, señala el autor, menciona otro concepto: "el intelecto colectivo" porque al medir el desarrollo de la tecnología estamos midiendo el grado en que el conocimiento social general se ha convertido en fuerza productiva [...] bajo los controles del general intellect.
Mason concluye que desde 1945 el crecimiento de Estados Unidos es exponencial, seguido de Europa. No sabemos qué puede traer el infocapitalismo y el postcapitalismo. Cree que el Estado debe acelerar la transición.
Comentarios finales a la obra:
La tesis de Mason entronca en la de autores como Rifkin, el cual ve un mundo maravilloso montado en torno al Internet de las Cosas y otros avances que volverán a generar cosas para el bien común. Pero, tal y como ha devenido la historia humana, de momento las máquinas no han liberado a nadie de seguir trabajando como predicen las utopías ni han permitido que el escaso trabajo se haya repartido entre todos para evitar el desempleo. Todavía no hemos visto al mayordomo-robot llevándote el "daykiri" a la piscina en tus eternas vacaciones. No cabe duda de que el Estado intentará controlar o intervenir en sectores clave de la economía pero eso no parece conducir a un nuevo Estado del Bienestar. El hecho, como dice Mason, de que la economía del todo gratis devendrá en un estado comunitario no acaba de encajar con los hechos observados: no sabemos si dentro de una década todos los periódicos se van a poner de acuerdo para cobrar 10 euros al mes por leer la prensa online... con lo que se desbarataría el argumento. Por otro lado, parece más probable que el infocapitalismo se perpetúe más tiempo con ingeniosas fórmulas para generar ganancias que permitan sobrevivir al sistema en vez de evolucionar a un post-capitalismo.
En la historia que narra Mason del movimiento obrero parece traslucirse que obreros y capitalistas están aliados porque se necesitan el uno al otro para sobrevivir, a no ser que esa alianza se rompa con la automatización total de la industria. Pero entonces, ¿quién compraría los coches?
Por otra parte, ese futuro postcapitalista del que habla Mason no parece tan halagüeño: Estados que usan los Big Data de los ciudadanos para planificarlo todo y que tienen controlada la economía para salvar el medioambiente. Quizás ese sea el camino que está emprendiendo el mundo pero más que a utopía suena a distopía.
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RESEÑAS DE OTROS AUTORES AL LIBRO
"Capitalismo Big Tech", de Evgeny Morozov (2018)
Resumen original y actualizado del libro:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2019/01/capitalismo-big-tech-de-evgeny-morozov.html
En la izquierda, Paul Mason piensa que la digitalización no solo alimentaría una nueva clase de identidad político-cosmopolita en los ciudadanos, sino que también fomentaría distintos modelos económicos, flexibles, descentralizados (un socialismo no determinado que subsanaría los inconvenientes de la planificación central).
El autor duda que aunque en la sociedad Big Tech no domine la lógica de la acumulación de capital, tampoco habrá el nirvana igualitario, ecológico y poscapitalista que esperan Mason, Rifkin o Kurzweil.
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Resumen del libro “24/7. El capitalismo al asalto del sueño” de Jonathan Crary (2015)
Resumen original y actualizado en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/04/247-el-capitalismo-al-asalto-del-sueno.html
Resumen elaborado por E.V.Pita, doctorado en Comunicación, licenciado en Derecho y Sociología
Sociología, capitalismo, horarios, tiempo, estructura económica, trabajo, ocio, sueño
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Título: “24/7. El capitalismo al asalto del sueño”
Título en inglés: “24/7. Late Capitalism and the End of Sleep”
Autor: Jonathan Crary
Editorial en español: Ariel, Editorial Planeta, Barcelona, 2015
Páginas: 138
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Biografía del autor Jonathan Crary (hasta 2015)
Es profesor de Historia del Arte Moderno en la Universidad de Columbia, critico de arte y cofundador de la editorial Zone Books. Entre sus libros destacan Las técnicas del observador y Suspensiones de la percepción, dos títulos de referencia en el campo de los estudios culturales.
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Texto de la solapa
“La libido sexual, el amor, la amistad. En pleno siglo XXI, prácticamente todas las actividades del ser humano han sido asoladas por la vía neoliberal que todo lo mercantiliza. Nos queda el sueño. Ningún otro acto ha logrado esquivar la ocupación capitalista de nuestra vida cotidiana, que empezó en los albores de la industrialización y se ha adueñado prácticamente del ser humano en el último medio siglo, en especial con la irrupción de Internet y las redes sociales.
No obstante, son numerosas las embestidas que padecemos contra ese reducto de privacidad y libertad y, para el capitalismo y su desmedido afán de conquista, el sueño no es más que un tiempo improductivo cuyas posibilidades de rentabilizar son inmensas. Para ello se invierte dinero en estudios científicos destinados a reducir la necesidad fisiológica de reposo, se mandan satélites reflectores al espacio para iluminar artificialmente zonas en penumbra o se comercializa con somniferos que alteran los ciclos naturales y oscilaciones rítmicas con las que el hombre ha estado siempre en armonía. El objetivo es claro, extraer un beneficio de todas las actividades del hombre eliminando la línea que separa lo público de lo privado y logrando que consuma y trabaje las 24 horas del día, los siete días de la semana.
Este es un libro escrito a contracorriente, lúcido y enérgico, dispuesto a desmontar mitos y creencias y sobre todo a provocar en el lector una reflexión profunda sobre un devenir asumido como inalterable, una realidad social que se nos impone como si de un hecho natural se tratara”.
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ÍNDICE
Consta de 4 capítulos que están numerados pero carecen de título
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RESUMEN
Comentarios iniciales: El libro es un estudio cultural que analiza la tendencia a trabajar 24 horas los 7 días de las semana, en la sociedad del todo abierto las 24 horas. Para entenderlo, ese horario es el de las máquinas inertes que trabajan sin pausa ni límites. Ya no hay restricciones al consumo. Un dato importante que señala es que el adulto pasó de dormir 10 horas en la era agrícola a 9 a principios del siglo XX, a ocho y ahora a 6 y media. La razón es que ahora nuestra vida está plagada de oscilaciones rítmicas de luz y oscuridad, actividad y descanso, trabajo y recuperación. La prueba es que muchos trabajadores se despiertan por la noche para leer mensajes. El modo de vida predominante es ahora el "sleep mode" (modo de espera). Hay que recordar que el sueño es de los pocos espacios que aún no han sido invadidos por el consumismo y el capitalismo.
Otra idea básica que introduce es la "fuerza homogeneizante" del capitalismo, incompatible con cualquier diferenciación: sagrado/profano, carnaval/día laboral, naturaleza/cultura, máquina/organismo, etc... La noción de sueño como algo natural se considera inaceptable y existe la creencia de que se puede manejar.
El libro arranca con el estudio de la emigración de gorriones de corona blanca en la Costa Oeste de Estados Unidos que vuelan siete días sin dormir. Según cuenta el autor, el Ejército se ha interesado por descubrir el sistema de actividad cerebral que usan dichas aves para mantenerse despiertas. Es un conocimiento que se puede aplicar al combate, con soldados que permanezcan despejados y alerta durante 48 o 72 horas. Jonathan Crary cree que, como otras aplicaciones militares adaptadas a la vida civil. En su día, los ejércitos de la Segunda Guerra Mundial vencieron el sueño con las anfetaminas. Ahora, a pesar de los drones y los robots, todavía se necesita actuar sobre el propio terreno con comandos que operen despiertos varios días. Detrás del guerrero insomne vendría el trabajador insomne que trabaje de forma eficiente y productiva y consumidor que no descanse. Todo esto de evitar el sueño sería "todo un estilo de vida" que se conseguiría con una agresiva campaña publicitaria. Esta tendencia de trabajar sin parar no es una anormalidad sino una tendencia que se prolonga a lo largo del tiempo porque, según dice, el capitalismo nunca cuelga el cartel de "cerrado" pues siempre hay tiempo para los negocios. "
Se hicieron otros experimentos como generar luz nocturna mediante satélites que reflejasen el sol hacia zonas de penumbra. Se intentó en la URSS pero hubo protestas y también defensores. Luego, durante las guerras que siguieron al 2011, algunas prisiones secretas hacían la vida más difícil a los detenidos poniéndoles luz todo el día en la celda para no dejarles dormir y desorientarles. Detrás había teoría psicológica conductista. La NKVD soviética hacía algo parecido. Pero el autor indica que al final la gente sin dormir no daba información fiable y se lo inventaba todo.
El autor señala que la reducción de horas de sueño "ha dado lugar a las paradojas de la vida incesante en el mundo capitalista del siglo XXI: paradojas que son inseparables de los cambios de los cambios en las configuraciones de sueño y la vigilia, la iluminación y la oscuridad, la justicia y el terror, y también, en las formas de exposición, desprotección y vulnerabilidad". Añade que "el eslogan 24/7 implica un esquema semanal arbitrario y sin flexiones, arrancado de cualquier despliegue de experiencia abigarrada o acumulativa". Añade que es el 24/7 es un modelo no social de rendimiento propio de máquinas y una suspensión de la vida que no revela el coste humano que se necesita para mantener su eficacia. La novedad está en que el tiempo ya no se acopla a cualquier proyecto a largo plazo ni a fantasías de progreso o desarrollo. "Un mundo sin sombras, iluminado las 24 horas, los 7 días de la semana es el espejismo capitalismo de la poshistoria, del exorcismo de la alteridad, que es el motor del cambio histórico". Insiste en que "en nuestro cuerpos e identidades asimilan un exceso" de servicios, imágenes, procedimientos y productos químicos "en cantidades tóxicas y a menudo fatales". Añade el autor que la interrupción sin concesiones del sueño es un "robo de tiempo" que sufrimos por parte del capitalismo y de su voracidad. Recuerda que ahora hasta se ha mercantilizado la amistad mientras que el sueño todavía no puede ser "colonizado" ni aprovechado para la rentabilidad.
En cuanto a la apuesta por el gasto continuo, "el interminable derroche necesario para su sustento y la interrupción permanente de los ciclos y estaciones de los cuales dependen la integridad ecológica, el 24/7 conlleva la catástrofe ambiental".
El sueño está mal visto desde la Era Moderna, cuando Descartes, Hume y Locke lo devaluaron porque ni era trabajo ni raciocinio. En la era digital, hay un término, la "biodesregulation" de Teresa Brennan que describe las "brutales" discrepancias entre la operación temporal de los mercados desregulados y las limitaciones físicas inherentes a los seres humanos para responder a estas demandas. El cuadro de la fábrica iluminada de Arkwright sería otro ejemplo de la transición desde lo rural a lo fabril, algo que no se transformó de inmediato sino que requirió más de un siglo de cambios para pasar del campo a la fábrica.
El autor continúa con que el asalto el sueño es un movimiento más de una sociedad controlada (citando a Deleuze), todavía más que las disciplinadas de los siglos XIX y XX. Allí los espacios controlados eran los públicos como la escuela, el trabajo, la casa pero fuera de eso, en esos huecos intermedios, uno estaba libre de ser monitorizado. Deleuze también habla de un mundo lleno de prisiones "panópticas" donde el individuo está hipervigilado.
A mayores, explica el autor, el individuo de la sociedad consumista se ve empujado a consumir las 24 horas y que la construcción del sí, la reinvención de nosotros mismos todo el tiempo y administrar nuestras intrincadas identidades es "nuestro trabajo". Zygmunt Bauman añade que la gente no entiende que "rechazar este trabajo sin fin no es una opción posible". Por su parte, Debord, en Comentarios a la sociedad del espectáculo, dice que la vida cotidiana se evaporó en los años 80 y ahora vivimos en una sociedad del espectáculo integral. A día de hoy, se han mercantilizado las esferas de la actividad social antes autónomas y esto avanza sin control ninguno. "El sueño es la única barrera que queda, la única condición natural que el capitalismo no puede eliminar", dice. El objetivo de Facebook, Google y otros es "normalizar y hacer indispensable, como sintetiza Deleuze, la idea de un interfaz continuo" con una serie de pantallas que exigen un interés continuo o respuesta". Cada vez hay menos vestigios de la vida cotidiana (lo anónimo) que no estén al alcance de la intrusión corporativa. Es lo que llama la "economía de la atención".
Ahora existe una nueva forma de racionalización de los hábitos y de la estandarización de los ciudadanos que han convergido. Aparecen formas de hábito que inevitablemente son 24/7 y que "están atadas de manera recíproca a mecanismos de poder que son igualmente continuos y carentes de fronteras".
También incide en la importancia "disruptiva" de la televisión porque reorganizó de forma bastante repentina y ubicua en el tiempo la actividad humana. Los individuos quedaron fijados a un lugar y separados. Inicialmente, los canales organizaban sus emisiones según los patrones de sueño con una carta de ajuste. La televisión pasó a ser una máquina-virus de influencia hacia espectadores pasivos. Finalmente, surgieron aparatos inteligentes con capacidad para integrar a los usuarios de forma completa en las rutinas 24/7. A pesar de las teorías de convergencia de medios, la televisión sigue siendo un medio muy importante porque "engancha" a pesar de hacer sentirse mal o culpable a la gente que se ve convertida en una adicta.
Menciona a Jean Paul Sartre y su teoría de lo inerte.
Finalmente, recalca que el sueño implica desconexión y falta de productividad mientras que el capitalismo 24/7 es incompatible con cualquier conducta social que tenga un patrón de actividad y pausa, lo que incluye el intercambio de social que implique reciprocidad o consentimiento. Por contra, se estimula la competitividad (y pone como ejemplo los blogs, que son monólogos en vez de generar debate político ni tienen la paciencia de escuchar al otro).
Termina el libro diciendo que "en el siglo XXI, la inquietud del sueño tiene una relación más problemática con el futuro". Añade que el capitalismo no se puede autolimitar y la idea de preservar el sueño no entra en sus planes ni tampoco la conservación del planeta. El sueño del autor es regenar esto en un futuro compartido.
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Resumen del libro "Lo inevitable", de Kevin Kelly (2016)
Resumen original y actualizado del libro en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/11/lo-inevitable-de-kevin-kelly-2016.html
Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Derecho y Sociología
Sociología, tecnología, sociedad de la información, Internet
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Ficha técnica
Título: "Lo inevitable"
Subtítulo: Entender las 12 fuerzas tecnológicas que configurarán nuestro futuro
Título en inglés: No consta. ( "The inevitable. Understanding the 12 technological forces that will shape our future" )
Autor: Kevin Kelly
Publicación en España: Teell Editorial SL, 2017
Número de páginas: 316
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Biografía oficial del autor (hasta 2017)
Kevin Kelly es Senior Maverick en la revista Wired. - Wired es una revista que aborda cómo la tecnología afecta a la cultura, educación, economía, y política. Kelly fue cofundador de Wired en 1993 y fue su editor ejecutivo durante sus primeros siete años. También es editor, fundador y co-editor del popular sitio web Cool Tools, que ha estado revisando las herramientas informáticas diariamente desde 2003. De 1984 a 1990, Kelly fue editor de Whole Earth Review, una revista de noticias técnicas poco ortodoxas. Fue cofundador de la actual Conferencia de Hackers y participó en el lanzamiento de WELL, un servicio pionero en línea iniciado en 1985. Sus libros incluyen las Nuevas Reglas para la Nueva Economía, el libro clásico sobre sistemas emergentes, descentralizados y Out of Control, una novela gráfica sobre robots y ángeles, The Silver Cord, un catálogo sobredimensionado de lo mejor de Cool Tools, y su teoría resumida en What Technology Wants. Su nuevo libro para Teell Editorial es "Lo inevitable", que es best seller del New York Times y del Wall Street Journal.
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Texto de la contraportada
"El camino real de una gota de lluvia en el valle es impredecible, pero la dirección general es inevitable", nos dice en este libro el visionario digital Kevin Kelly y añade - "la tecnología es muy similar, impulsada por patrones que son sorprendentes pero inevitables. Nuestra inclinación por hacer las cosas más y más inteligentes tendrá un profundo impacto en casi todo lo que hacemos".
Kelly explora las doce tendencias en la IA que necesitamos entender para adoptar y dirigir su desarrollo. "Los productos de IA que serán más populares y todos usaremos en los próximos 20 años no se han inventado todavía", dice Kelly. "Eso significa que estás a tiempo".
De uno de los principales pensadores y escritores de tecnología, una guía a través de los doce imperativos tecnológicos que conformarán los próximos treinta años y transformarán nuestras vidas".
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ÍNDICE
1. Transformando
2. Añadiendo conocimiento de IA
3. Fluyendo
4. Proyectando
5. Accediendo
6. Compartiendo
7. Filtrando
8. Recombinando
9. Interactuando
10. Monitorizando
11. Preguntando
12. Comenzando
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RESUMEN
Comentarios iniciales: el autor dice que en el 2016 no hubo mejor época y con mayores oportunidades para inventar algo y señala que hay tecnologías que aún están poniéndose en marcha y que convergerán en los próximos 30 años (y recuerda que las tecnologías más importantes de dentro de 30 años están ahí latentes pero aún no se han inventado). Pone como ejemplo de lo inevitable que alguien uniese el teléfono y el ordenador, que es esa potencia en red lo que le da valor pues por sí solo el ordenador es una aburrida calculadora. Dice que a principios de los años 80, él había visto grandes computadoras y le sorprendió el ordenador personal Apple y a los pocos meses, cuando vio la versión Apple II conectada a un modem se le abrieron los ojos. En poco tiempo, ya sabía lo que era Internet pero entonces, la red solo valía para compartir documentación, enviar correos y hacer comunidades. Realmente, en los 80, nadie apostaba por Internet, ni siquiera medios de comunicación televisivos como ABC, pero ni él mismo pudo prever que se haría masivo mediante el "smartphone" o el iPhone, nadie lo supo prever ni tampoco que todo el mundo "tuitearía" cada cinco minutos. Pero insiste en que aunque se nos pasen de largo ciertos detalles, la tendencia general era previsible, la de combinar los teléfonos móviles con chips y usarlos como minicomputadoras, lo mismo que el nacimiento de las redes sociales, pues esos elementos estaban ahí y, al final, alguien las acabaría combinando, era cuestión de tiempo. Recuerda que en los años 80 Internet era una "frontera abierta" con todos los dominios sin registrar pero, a pesar de estar saturado de aplicaciones, aún está al principio de su comienzo y se está transformando. El Internet del 2050 se basará en innovaciones posteriores al 2016. Recuerda que el advenimiento de la Inteligencia Artificial "de verdad" se pronostica desde hace 60 años y nadie ha acertado con la fecha, aún sin llegar.
El uso de la palabra inevitable: Atribuye la inevitabilidad en el ámbito digital al resultado de un "ímpetu" de una transformación tecnológica en curso. Las fuertes tendencias que configuraron las tecnologías digitales en 30 años seguirán expandiéndose y fortaleciéndose en otros 30. El autor usa la palabra "inevitable" porque hay un sesgo en la naturaleza de la tecnología que la inclina en determinadas direcciones y no en otras. "Permaneciendo todo igual, la física y la matemática que dirigen la dinámica de la tecnología tienden a favorecer determinados comportamientos, Esas tendencias existen principalmente en las fuerzas agrupadas que configuran el contorno general de las formas tecnológicas y no rigen instancias específicas o particulares", dice. Pone como ejemplo que Internet era "inevitable" pero no el tipo concreto que decidimos tener: pudo haber sido más comercial y no un lugar sin ánimo de lucro, o un sistema nacional en vez de internacional, o secreto y no público. La telefonía (mensajes de voz transmitidos a largas distancias) era inevitable pero no el iPhone y la mensajería instantánea era inevitable pero no enviar un "tweet" cada cinco minutos. O poner un vibrador o silenciador al móvil para evitar que sonasen por todas partes,
Calcula que se tarda una década en aparecer una tecnología para desarrollar un consenso social.
Entre las novedades para los próximos 30 años, estos son algunos de sus augurios: han llegado para quedarse la copia masiva, el seguimiento masivo y la vigilancia total, la realidad virtual, la inteligencia artificial y los robots (que generarán nuevos negocios y nos quitarán los nuestros actuales puestos de empleo) o la descentralización de servicios (mediante "apps"). Cree que hay que aceptar estas nuevas tecnologías de progreso y no boicotearlas. Hay que humanizar y domesticar las nuevas invenciones. Cree que se puede regular el servicio del taxi mediante "apps" pero no prohibir la inevitable descentralización de servicios.
Dice que todo parece transformable pero estos cambios son imperceptibles, como una montaña erosionada a lento ritmo.
También habla de flujo (los procesos de cambio son más importantes que los productos, poniendo como ejemplo el método científico, un millón de veces más valioso que la patente más importante del mundo).
Explica el flujo diciendo que hay cosas fijas y sólidas (coches, zapatos) pero que la nueva tecnología los convierte en servicios de transporte (coche sin conductor, actualizaciones...)
El autor clasifica las miles de fuerzas tecnológicas en doce "verbos" organizadores en gerundio: accediendo, monitorizando o compartiendo, así como transformando, añadiendo conocimiento IA, fluyendo, proyectando, accediendo, compartiendo, filtrando, recombinando, interactuando, monitorizando, preguntando y comenzando.
Considera que estas fuerzas (trayectorias, no destinos) son acciones continuas de flujo y aceleración; meta-tendencias y meta-transformaciones de la cultura que durarán 30 años porque hunden sus raíces en la naturaleza de la tecnología y no en la sociedad. Son fuerzas que se solapan y se recombinan (compartir lleva más flujo, para añadir IA hay que monitorizar, proyectar va con interactuar).
También tiene en cuenta la "zona de comodidad" (por ejemplo, no poner centrales eléctricas, térmicas o nucleares cerca de grandes poblaciones) para aplicarlo al cambio digital.
Dice que es impredecible saber qué empresas triunfarán o qué "gadchet" se pondrá de moda porque esas tendencias las deciden la moda o el comercio pero sí saber qué tendencias generales de productos y servicios habrá (y cuyas formas básicas parten de instrucciones de tecnologías emergentes que se están generalizando).
Capítulo 1.
Transformando
Con transformar se refiere a la continua actualización de los códigos y programas informáticos, lo que hace del usuario un eterno novato.
[nota del lector: El autor habla del proceso transformador pero nunca cita a Polanyi, autor de La Gran Transformación].
Comenta que las webs o los programas de software son inestables y que envejecen y degradan muy rápido si no se mantienen. La continua actualización genera presión y es tan vital que ahora ya es automática (las máquinas se están transformando). Las constante actualización y transformación de la tecnología genera "insatisfacción" que desencadena ingenuidad y crecimiento creando nuevas necesidades que evitan el estancamiento, pues un futuro mejor conlleva primero incomodidades.
La tecnología conduce a la "protopía"
Entiende la "protopía" como pequeño progreso gradual ("pro" viene de proceso civilizatorio o progreso). Lo equipara a la frase: "Mañana será otro día [mejor que hoy]". Es silencioso, en creciente mutación, difícil de ver y se basa en la acumulación de éxitos pasados de la tecnología y sus soluciones actuales. Pone como ejemplo la Ilustración: tras 200 años, sus frutos
Advierte que una utopía no tiene problemas que solucionar pero tampoco oportunidades y los relatos distópicos (catástrofes, tiranías) son más entretenidos pero insostenibles (pues la codicia de las mafias y gobiernos corruptos curan el caos y las distopías se parecen más a la "miserablemente" burocratizada URSS y no lugares sin ley). Por contra, en la protopía hay un proceso continuo de cambio.
Recuerda los tiempos en los años 80 y 90 en que la gente era escéptica con Internet y de rechazo, y no podían imaginar la alternativa a algo como la televisión.
Recalca que, al inicio de una nueva tecnología, la gente veía Internet como una televisión con 5.000 canales de material pero nadie sabía quién iba a crear ese contenido pues era muy costoso producirlo. Por otro lado, los "frikis" de la informática veían Internet como un regalo a la Humanidad y no querían comercializarlo hasta 1994 (el autor, ligado a Wired, no podía lanzar Well para hacer negocios). Otro error fue pasar por alto y menospreciar durante 30 años las tesis de Vannevar Bush (que en 1945 diseñó la idea central de la red: páginas unidas por enlaces), la idea del hipervínculo y que en 1965 intentó llevar a cabo Ted Nelson mediante el "docuverso". Solo fue a partir de admitir esas ideas cuando emergió la cultura de "compartir" y los usuarios se convirtieron en creadores y llenaron de contenido la Red (música, vídeo, enciclopedia, ventas por Internet). Internet se convirtió en una "ventana mágica".
"Lo que nadie pudo prever es qué proporción de este nuevo mundo sería efectuada por los usuarios, no por grandes instituciones. Todo el contenido ofrecido por Facebook, You Tube, Instagram y Twitter no lo genera su personal sino su audiencia", dice el autor. Recuerda que fue un "golpe" ver que hay dos nuevos blogs por segundo, 65.000 vídeos al día y que lo sorprendente de Amazon no era que fuese una "tienda de todo" virtual sino que los usuarios generan comentarios. Y Google convierte el tráfico y los patrones de enlaces generados por 90.000 millones de búsquedas mensuales en la inteligencia organizadora de una nueva economía.
Todo el tiempo, energía y recursos sale de la "audiencia" que elabora tutoriales gratis, entradas a enciclopedias gratis o listas como fruto del trabajo o la pasión. Dice que procedemos de un mundo industrial de masas y que el hecho de que el consumidor se implique "es una sorpresa". Era algo que ya estaba en marcha y que ha generado "muchedumbres inteligentes, conciencia colectiva y acción colaboradora. Y surgen nuevos niveles de usuarios: consumidor, desarrollador, vendedor, laboratorio y comerciales de empresas. Hay una aceptación universal.
Dice que el año 2050, Internet será algo nuevo y no lo podemos imaginar con nuestra mentalidad actual. Actualmente, no todos los archivos son accesibles mediante enlaces y hay cosas que no se pueden encontrar con un buscador. En el futuro sí se podrá.
Además de buscar todo (incluso el momento en que un familiar se graduó), también se expandirá temporalmente mediante botones deslizantes que `nos dejarán ver versiones antiguas [nota del lector: ojo con esas fotos de fiesta subidas a Facebook o a Snapchat]. Nuestros hábitos estarán anotados y la Red intentará adelantarse a nuestras intenciones (nos recomienda restaurante según lo que comimos esa semana o anticipa que te gustaría ver la foto de un amigo).
El autor aborda otro tema importante que es el consumo eléctrico: la Red será una presencia constante de bajo nivel y no un lugar (el ciberespacio) como la electricidad: siempre a nuestro alrededor, conectada y subterránea. Habrá una "conversación"
Anticipa para el 2050 estas innovaciones en Internet: la gente mirará a sus holocubiertas, sus lentes de usar y tirar, sus avatares descargables, y sus interfaces de inteligencia artificial, podrán coger casi cualquier tipo de cosa, añadirle IA y subirlo a la nube. Los dispositivos tendrán cientos de sensores.
y dirán al anciano del 2016: "Vaya, en tu época no teníais el verdadero Internet".
Capítulo 2
Añadiendo conocimiento a la IA
Dice que la IA es barata, poderosa, gratis y ubicua y "lo cambiará todo". Una advertencia que hace es que exigir que la IA sea igual que la humana es la misma "lógica errónea" que exigir que el vuelo artificial sea como el de los pájaros. Los robots también pensarán de forma distinta.
Indica que la primera verdadera IA (se refiere a la inteligencia sistémica o al pensamiento artificial, que ve como la fuerza universal de nuestro futuro) no nacerá en un superordenador independiente sino en el superorganismo de miles de millones de chips informáticos conocidos como la Red. Será del tamaño del planeta pero poco consistente, integrada y conectada libremente. Será difícil decir dónde comienzan sus pensamientos y dónde terminan los nuestros. Los aparatos en contacto con esta IA compartirán su inteligencia y se supone que "todo" estará conectado. [nota del lector: se me ocurre una buena idea para definir la superIA: inteligencia capaz de gestionar todo un planeta y sus recursos].
El autor recuerda a Watson, la IA de IBM que ganó el concurso Jeopardy! en el 2011 (eran diez máquinas del tamaño de una nevera). El actual Watson está extendido a través de una nube de servidores estándar abiertos que trabajan a la vez y da servicio a multitud de clientes simultáneos. Se hace más inteligente continuamente porque cada cosa que aprende lo transfiere al resto. Es una combinación de varios motores de software (deducción lógica, análisis del lenguaje...), todos integrados. Watson es experto en diagnósticos médicos pero también está CVS, una cadena de venta farmacéutica que da consejos al cliente. Quieren hacer una especie de "tricodificador" de Star Trek. Hay otros equipos trabajando en IA como DeepMind (de Google, que hace algoritmos de aprendizaje profundo de refuerzo maquinal para ver fisuras en los videojuegos que nadie vio) o los chinos TenCent y Baidu.
El autor niega que estemos ante un HAL 9000 (la computadora asesina de la película 2001: Odisea en el Espacio) ni va a surgir una singularidad de superinteligencia. Lo ve más una IA del tipo los servicios de Amazon: baratos, fiables, industrial e invisible. "La enchufaremos a la corriente y tendremos IA como si fuese electricidad", dice. La idea de negocio para hacerse rico es coger IA y añadírsela a un aparato. (como en su día se hizo a coger una escoba, añadirle electricidad y crear una aspiradora, etc...).
Campos en los que añadir IA y obtener Xs (un pelotazo):
- la fotografía (pequeñas cámaras que evalúan la luz, corrigen, sustituyen el obturador físico, eliminan lentes y añaden algoritmos, calcula 3D, tiene HD, computación e IA, que son pantallas planas o están integradas en cualquier cosa como un bolígrafo o la ropa)
- la química (la IA sirve para hacer millones de experimentos químicos virtuales y obtener elementos prometedores ).
- el derecho (buscar pruebas en documentos y hallar incoherencias).
- inversiones (índices de stocks, optimizar la estrategia fiscal...)
Otros ámbitos: música con IA (la música cambia e incluso se hacen composiciones para un jugador), lavado de ropa (la IA ajusta el ciclo de lavado), márketing (optimiza la atención del lector por euro gastad), servicios inmobiliarios (muestra inquilinos a los que les gustó varios apartamentos), cuidado de pacientes (seguimiento del paciente con sensores y biomarcadores), construcción (gestión de proyectos según el tiempo, atascos, cambios de diseño...), ética (seguridad del peatón ante un coche autónomo). juguetes (mascotas y muñecas-robot), deportes (estadísticas incluso de movimientos sutiles)...
Recuerda que el fundador de Google le confesó en una fiesta en el 2002: "No somos un buscador, en realidad estamos desarrollando una IA" [nota del lector: esta idea es el germen del libro Superficiales, de Nicholas Carr]. Google aprende de nuestras búsquedas al señalarle la imagen correcta de lo que pedimos. Un directivo de Google cree que en el 2026, el principal producto de Google no será su motor de búsqueda sino su IA.
El autor ve tres innovaciones (una "tormenta perfecta") para que haya despegado la IA:
1) Computación en paralelo de bajo coste (red neuronal barata que se basa en el chip GPU (unidad de procesamiento gráfico)
2) Big Data (un niño necesita 12 ejemplos distintos para diferenciar un gato de un perro y un programa 1.000 partidas de ajedrez). La IA busca bases de datos masivas, autorrastreo, cookies, huellas digitales, terabytes de almacenamiento, décadas de resultados de búsquedas, Wikipedia y universo digigtal. El motor de esta nave espacial son los algoritmos y el combustible los datos.
3) Mejores algoritmos (las redes neuronales funcionan como capas apiladas; tras desencadenarse un patrón se pasa al siguiente nivel). Hay una variación que es el "aprendizaje profundo": optimiza matemáticamente los resultados de cada capa, lo que incrementaba el aprendizaje más rápido.
Una desventaja de tener una super IA es el "efecto red" basado en la ley de los beneficios crecientes. Cuanto más inteligente se haga la IA y más gente la use, más inteligente se volverá. Esto lleva a que la IA se la repartirán una oligarquía de dos o tres empresas de IA basadas en la nube.
Otra idea es expandir los enfrentamientos de ajedrez al estilo libre entre una máquina y un equipo de humanos entrenados con IA (de hecho, los maestros ya lo hacen y han obtenido las mayores puntuaciones, caso de Magnus Carlsen).
El autor advierte que "el 99 % de la IA con la que interactuaremos, directa o indirectamente, estará formada por especialistas superinteligentes de mentalidad cuadriculada". No nos interesa la inteligencia fuerte ni consciente (un conductor centrado en la carretera y no divagando obsesivamente sobre un riña en el garaje). Recuerda que la inteligencia humana "es como es" y que interesa más la de una máquina para hacer tareas rutinarias, búsquedas o elaborar estadísticas. Da por hecho que desarrollaremos "mentes sintéticas" (humana combinada con máquina). Incluso ve grandes beneficios en inventar otros tipos de inteligencia y formas nuevas de pensar (recuerda que ballenas y delfines también tienen inteligencia diferente). Habla de mentes transhumanas.
Cita estas mentes posibles diseñadas para hacer tareas especializadas: una mente igual a la humana pero más rápida, una mente lenta (mucho razonamiento y memoria), una supermente global (millones de mentes unidas), una mente colectiva (pero no es consciente de que es colectiva), una supermente androide (muchas mentes unidas que saben que forman una unidad), una mente entrenada (solo para mejorar nuestra propia mente ), una mente capaz de imaginar una mente mayor (y otra que es capaz de crearla pero no para imaginarla), una mente que hace otra mayor una vez (y otra que duplique su rendimiento), otra que retoque su código fuente, una solucionadora de problemas que no es consciente de sí misma, una superlógica sin emociones, una mente que migra de una plataforma a otra, una nanomente, una mente simbionte (mitad máquina, mitad humana), una mente cuántica cuya lógica es incomprensible, etc...
Supone que en el futuro habrá problemas cientificos tan profundos que requerirán cientos de especies de mentes para solucionarlos, muy extrañas. Ve la IA como una forma de simular una inteligencia alienígena (los AA, alienígenas artificiales). E incluso pueden surgir nuevas ideas filosóficas: "los humanos existen para inventar nuevos tipos de inteligencia que no pueden llegar a evolucionar biológicamente". Las AA pensarán Ciencia como alienígenas.
Dice que, en los próximos 30 años, será "doloroso y triste" ver cómo una máquina compone música o pilota aviones y la Humanidad tendrá que volver a definirse y saber qué es.
Hace un apartado sobre los robots (mentes con cuerpo),
Dice que antes del siglo XXII, el 70 % de las ocupaciones actuales serán reemplazadas por la automatización. "Los robots son algo inevitable y el cambio de puesto de trabajo es solo cuestión de tiempo". Ve una segunda oleada de la automatización basada en la cognición artificial, sensores de bajo coste, aprendizaje maquinal e inteligencias distribuidas.
Añade que las máquinas consolidarán su ventaja en sectores ya automatizados (ensamblaje en serie, almacenes como los de Amazon, recogida de fruta y hortalizas, dispensador, trabajos intelectuales del tipo buscador de Google, traductor maquinal, papeleo de redactores, médicos, abogados, arquitectos...). Ve un dominio del robot de "dimensiones épicas" y avisa de que ya estamos en el "punto de inflexión".
Menciona al robot Baxter (inventado por Rodney Brooks, el inventor de la aspiradora Roomba). Es un robot industrial con brazos grandes y fuertes y una pantalla plana que 1) puede mirar alrededor e indicar hacia donde mira (sirve para trabajar con humanos sin hacerles daño), 2) es fácil de entrenar gracias a su inteligencia que puede imitar a un obrero que le enseña los movimientos de una nueva tarea (el coste mayor del robot industrial es la reprogramación), 3) es barato (ideal para sustituir al personal de una fábrica de iPhones para ahorrarse los gastos de transporte desde China y poner las fábricas en EE.UU mediante franquicias locales pero el inventor cree que no funcionaría para hacer comida en un McDonalds).
El autor divide en cuatro categorías de los trabajos de robots:
1) los que pueden hacer los humanos pero que los robots pueden hacer incluso mejor (el telar mecánico, el piloto automático de un Boeing 787, evaluadores de hipotecas...)
2) Empleos que los humanos no pueden hacer, pero que los robots sí pueden (hacer tornillos, chips, inspeccionar concienzudamente una imagen de TAC, ).
3) Empleos que no sabíamos que queríamos que se hicieran (eliminar un tumor estomacal por el ombligo, enviar emails). Augura que las profesiones que más dinero van a ganar en el 2050 dependerán de la automatización y las máquinas.
4) Trabajos que sólo los humanos pueden hacer, en principio.
Cree que la economía postindustrial (mayoritaria del sector servicios) seguirá expandiéndose y que la tarea de toda persona será inventar cosas nuevas que hacer y convertirlas en repetitivas para los robots. Añade que la verdadera revolución surgirá cuando todo el mundo tenga robots personales de trabajo (otros Baxter) a su disposición (un granjero con robots recolectores [nota del lector: suena a granja de Tatooine de Star Wars]. El éxito será para quien optimice el proceso de trabajar con robots y máquinas.
Este es el ciclo de las siete fases de sustitución del hombre por la máquina:
1) Un robot/ordenador quizás no hace las tareas que yo hago
2) Puede hacer algunas tareas pero no todas
3) Hace todo lo que yo hago pero me necesita si se estropea
4) Funciona sin problemas y yo le entreno en nuevas tareas
5) Esas labores aburridas que hace no estaban destinadas para los humanos
6) El robot hace mi antiguo trabajo y yo tengo uno más interesante y me pagan más
7) Estoy contento de que un robot/ordenador quizás no hace las tareas que hago yo ahora.
Lo define como una competición con las máquinas, nos pagarán por lo bien que trabajemos con robots. Dice que hay que dejar a los robots hacer nuestro trabajo y nosotros "soñar" con otros empleos importantes. [nota del lector: a pesar del mensaje positivo, risueño y optimisma del autor, este tema de creación de nuevos empleos por la computerización ya se ha estudiado y los resultados revelan que, a diferencia del cambio de la era agraria a la industrial, la automatización destruye más trabajos de los que crea]
Capítulo 3
Fluyendo
La idea central de este capítulo es que mientras los libros son estáticos y rígidos y la prensa se renueva cada día, en cambio la información de Instagram o Twitter fluye constantemente. Los flujos son la tercera fase de la computación (los primeros pecés imitaban un escritorio con carpetas y las tareas se hacían en modo de lotes (facturas mensuales), la segunda trajo el hipertexto y el navegador y esperábamos recibir la información en el mismo día, y la tercera trajo los flujos y transmisiones en modo instantáneo, los tuits y los post... SnapChat, WeChat y WhatsApp funcionan por completo en el presente).
El autor señala que Internet es la máquina de copiar más grande del mundo, un superconductor de superdistribución. Prácticamente copia cada acción, cada carácter, cada pensamiento que tenemos mientras navegamos. La economía digital pasa por este río de copias que fluye libremente, algunas de las cuales se hacen virales, la reduplicación instantánea de datos, ideas y medios forman la base de los principales sectores de la economía del siglo XXI. Entre las exportaciones más valiosas de EE.UU. están cosas que se pueden copiar como programas, música, películas y juegos. Por ello, dice que no podemos detener el proceso de copia masivo e indiscriminado. Se ha pasado de vender productos sólidos a servicios fluidos y actualizados.
Pone ejemplos de fluidez: el coche aparcado en el garaje es ahora un servicio personal bajo demanda de Uber, Lyft, Zip o Sidecar. La mejora de los teléfonos móviles es continua.
Estos flujos en tiempo real tienen su reflejo en los visionados en "streaming" de Netflix o comprar libros on line media hora antes de leerlos. Las empresas deben interactuar en tiempo real. Lo mismo pasa con el dinero al instante de Square, PayPal, Alipay o Apple Pay. Por tanto, la infraestructura tecnológica debía hacerse "líquida" [nota del lector: nos viene a la mente el concepto de mundo líquido de Zygmunt Bauman]. Las unidades fundacionales de este tercer régimen digital son flujos, tags y nubes.
La primera aplicación de fluidez fue la música (un vídeo gratuito y ubicuo colgado en You Tube fue visto 10.000 millones de veces). Las copias son tan baratas pero dejan de tener valor y el material que no puede copiarse es el que se convierte en escaso y valioso en la economía basada en la Nube: la confianza, la fidelidad (marcas) con valor generativo (algo único).
Pone ejemplos de ocho cosas generativas "mejor que gratis":
1) Inmediatez (justo en el momento en que se publica como los libros de pasta dura, acceso a versiones beta, ver películas en el cine),
2) Personalización (película apta para niños, aspirina adaptada al propio ADN)
3) Interpretación (líneas de código gratis tienen valor por las instrucciones, el genoma ADN será ofrecido gratis por las compañías de seguros)
4) Autenticidad (sin errores, virus ni spam)
5) Accesibilidad (pagar por la comodidad de un fácil acceso)
6) Materialización (libros forrados de cuero, juegos on line con amigos de verdad en eventos reales, cine con proyección láser, conciertos de bandas, charlas en directo)
7) Patrocinio (el público quiere pagar a los creadores: debe ser fácil, cobro razonable, beneficio tangible y el dinero beneficiará a los creadores) y
8) Capacidad de ser descubierto (hay un número creciente de obras y los lectores pagan por un motor de recomendaciones y un servicio de revisiones para que les digan lo mejor para elegir).
El autor recuerda que la protección de copias es inútil y que el éxito ya no es controlar la distribución porque esta es automática. La música en MP3 (se podía reordenar la secuencia de melodías de un album o desactivar la letra de la canción) acabó con la tiranía del disc-jockey de la emisora. Ahora lo que importa son las formas de anotar una copia, marcarla, transferir datos... (pone como ejemplo Spotify, suscribirse a la lista de canciones de un amigo). Y además, los aficionados crean sus propias canciones (mezclar pistas, probar sonidos, estudiar letras...) combinando los elementos que encuentran. En la era postdigital, la música nos rodea (al hacer ejercicio, etc...), hay podcast (documental en audio). Medios como WeChat, WhatsApp, Vine, Meerkat, Periscope y otros permiten compartir vídeo y audio.
Los mismo pasa con las fotografías (ahora todos somos músicos y también todos fotógrafos gracias al WYSIWYG (lo que ves es lo que obtienes, lo mismo que somos directores de cine en You Tube).
En cuanto a los libros electrónicos, estos tienen como ventaja la fluidez de la página (adaptable a cualquier espacio), de la edición (personalizado), del recipiente (se puede guardar en la Nube) y crecimiento (el libro electrónico nunca está terminado, puede actualizarse).
Dice que el patrón de fluidez de la música, películas, libros electrónicos se traslada ahora a los juegos, los periódicos y la educación, y se difundirá al transporte, la agricultura y la asistencia sanitaria.
Establece cuatro fases de la fluidez
1) Rígido (poco común, obra artesanal cara)
2) Gratis (generalizada)
3) Fluido (compartido, recombinación de las partes)
4) Apertura (transformación, aficionados que crean nuevos productos y editan música o cine con herramientas halladas en la nube).
Capítulo 4.
Proyectando
Cuenta la transformación que generó la imprenta ya que cualquiera podía publicar un libro o una ley escribirse. La prosperidad fue el libro. Ahora propone la Biblioteca Universal de Todo.
Entre las ideas que propone está un libro electrónico de cien páginas (pantallas) en el que se podrían descargar las obras que se quisieran. Otra idea es la biblioteca en red universal de todos los libros (los existentes y los que ya hubo) y se sabría todo lo escrito sobre cualquier cosa.
Capítulo 5
Accediendo
Ni Facebook genera contenidos, ni Alibaba tiene inventario ni Uber taxis ni Airbnb, propiedades. Y Netflix me permite ver películas sin yo tenerlas, y en Spotify puedo escuchar música sin tenerla. Y el Kindle Unlimited de Amazon me deja leer 800.000 libros sin tenerlos, lo mismo que la Play Station Now. "La propiedad no es tan importante como lo fue en su día, el hecho de acceder a algo es más importante que nunca", dice el autor. Si vivimos en la tienda de alquiler más grande del mundo, para qué comprar nada si ya hay un préstamo instantáneo que se saca de ese "armario mágico" llamado Internet.
Ve cinco tendencias que lo han hecho posible:
1) Desmaterialización (mejores productos con menos materiales, los átomos se sustituyen por bits; por ejemplo, la lata de refresco pesa menos, lo mismo que los coches, el material que usamos por cada euro de PIB decae). Al acelerar la migración de productos a servicios, se acelera la desmaterialización.
2) Tiempo real bajo demanda (apetito insaciable por lo instantáneo; pone como ejemplo, Uber, cuyo trabajo se externaliza con freelances o prosumidores)
3) Descentralización (propone descentralizar el dinero porque yo puedo pagar en efectivo pero no es una cosa práctica cuando nuestra economía se está digitalizando mediante el bitcoin y la cadena de bloques a modo de mecanismo de confianza generalizada)
4) Sinergia de la plataforma (Una plataforma es una base o ecosistema creada por una firma que deja que otras firmas desarrollen servicios y productos en ella. No es un mercado ni una empresa, sino algo nuevo, siendo ejemplos la hoja de cálculo Lotus, iTunes, Facebook y el resto que usa APIs que animan a otros a participar. La desventaja es que el precio del paso de la propiedad al acceso tiene un precio: está ausente nuestro derecho de modificar o controlar el uso de nuestra propiedad o las compras; salvo el software gratis). La desmaterialización, la descentralización y la comunicación masiva generan más plataformas.
5) Nubes (nuestro dispositivo es la ventana a la nube, más potente que un superordenador tradicional. Cree que Google podría aplicar fácilmente a nuestra carta una IA basada en la nube como revisar documentos de propiedad. El problema es si la nube, donde tenemos toda nuestra vida memorizada, nos censura el acceso y sentiremos "dolor" como si nos amputasen porque es una extensión de nosotros mismos o de nuestro yo. También cree que habrá inter-nubes que se entrelazan y forman una nube masiva. Otra idea es usar la app FireChat con wifi en el móvil para enviar mensajes y eludir las torres telefónicas como ocurrió en las protestas estudiantiles de Hong Kong ).
El autor imagina un apartamento autónomo donde, si necesita unas tijeras para cortar el pelo, las trae un dron a su casillero en media hora. Lo mismo, para alimentos. Las prendas de ropa no se compran si no que uno se suscribe cada día a las que va a poner. Recibe una bicicleta personalizada, lista para usar. Para largos viajes, usa un dron flotante más cómodos que los vuelos comerciales.
[Nota del lector: este mundo de "alquiler" y sin propiedad es inquietante porque recuerda a los siervos de la gleba de la Edad Media que tampoco tenían tierras sino que se las alquilaba una "plataforma", su señor feudal].
El uso de la palabra inevitable: Atribuye la inevitabilidad en el ámbito digital al resultado de un "ímpetu" de una transformación tecnológica en curso. Las fuertes tendencias que configuraron las tecnologías digitales en 30 años seguirán expandiéndose y fortaleciéndose en otros 30. El autor usa la palabra "inevitable" porque hay un sesgo en la naturaleza de la tecnología que la inclina en determinadas direcciones y no en otras. "Permaneciendo todo igual, la física y la matemática que dirigen la dinámica de la tecnología tienden a favorecer determinados comportamientos, Esas tendencias existen principalmente en las fuerzas agrupadas que configuran el contorno general de las formas tecnológicas y no rigen instancias específicas o particulares", dice. Pone como ejemplo que Internet era "inevitable" pero no el tipo concreto que decidimos tener: pudo haber sido más comercial y no un lugar sin ánimo de lucro, o un sistema nacional en vez de internacional, o secreto y no público. La telefonía (mensajes de voz transmitidos a largas distancias) era inevitable pero no el iPhone y la mensajería instantánea era inevitable pero no enviar un "tweet" cada cinco minutos. O poner un vibrador o silenciador al móvil para evitar que sonasen por todas partes,
Calcula que se tarda una década en aparecer una tecnología para desarrollar un consenso social.
Entre las novedades para los próximos 30 años, estos son algunos de sus augurios: han llegado para quedarse la copia masiva, el seguimiento masivo y la vigilancia total, la realidad virtual, la inteligencia artificial y los robots (que generarán nuevos negocios y nos quitarán los nuestros actuales puestos de empleo) o la descentralización de servicios (mediante "apps"). Cree que hay que aceptar estas nuevas tecnologías de progreso y no boicotearlas. Hay que humanizar y domesticar las nuevas invenciones. Cree que se puede regular el servicio del taxi mediante "apps" pero no prohibir la inevitable descentralización de servicios.
Dice que todo parece transformable pero estos cambios son imperceptibles, como una montaña erosionada a lento ritmo.
También habla de flujo (los procesos de cambio son más importantes que los productos, poniendo como ejemplo el método científico, un millón de veces más valioso que la patente más importante del mundo).
Explica el flujo diciendo que hay cosas fijas y sólidas (coches, zapatos) pero que la nueva tecnología los convierte en servicios de transporte (coche sin conductor, actualizaciones...)
El autor clasifica las miles de fuerzas tecnológicas en doce "verbos" organizadores en gerundio: accediendo, monitorizando o compartiendo, así como transformando, añadiendo conocimiento IA, fluyendo, proyectando, accediendo, compartiendo, filtrando, recombinando, interactuando, monitorizando, preguntando y comenzando.
Considera que estas fuerzas (trayectorias, no destinos) son acciones continuas de flujo y aceleración; meta-tendencias y meta-transformaciones de la cultura que durarán 30 años porque hunden sus raíces en la naturaleza de la tecnología y no en la sociedad. Son fuerzas que se solapan y se recombinan (compartir lleva más flujo, para añadir IA hay que monitorizar, proyectar va con interactuar).
También tiene en cuenta la "zona de comodidad" (por ejemplo, no poner centrales eléctricas, térmicas o nucleares cerca de grandes poblaciones) para aplicarlo al cambio digital.
Dice que es impredecible saber qué empresas triunfarán o qué "gadchet" se pondrá de moda porque esas tendencias las deciden la moda o el comercio pero sí saber qué tendencias generales de productos y servicios habrá (y cuyas formas básicas parten de instrucciones de tecnologías emergentes que se están generalizando).
Capítulo 1.
Transformando
Con transformar se refiere a la continua actualización de los códigos y programas informáticos, lo que hace del usuario un eterno novato.
[nota del lector: El autor habla del proceso transformador pero nunca cita a Polanyi, autor de La Gran Transformación].
Comenta que las webs o los programas de software son inestables y que envejecen y degradan muy rápido si no se mantienen. La continua actualización genera presión y es tan vital que ahora ya es automática (las máquinas se están transformando). Las constante actualización y transformación de la tecnología genera "insatisfacción" que desencadena ingenuidad y crecimiento creando nuevas necesidades que evitan el estancamiento, pues un futuro mejor conlleva primero incomodidades.
La tecnología conduce a la "protopía"
Entiende la "protopía" como pequeño progreso gradual ("pro" viene de proceso civilizatorio o progreso). Lo equipara a la frase: "Mañana será otro día [mejor que hoy]". Es silencioso, en creciente mutación, difícil de ver y se basa en la acumulación de éxitos pasados de la tecnología y sus soluciones actuales. Pone como ejemplo la Ilustración: tras 200 años, sus frutos
Advierte que una utopía no tiene problemas que solucionar pero tampoco oportunidades y los relatos distópicos (catástrofes, tiranías) son más entretenidos pero insostenibles (pues la codicia de las mafias y gobiernos corruptos curan el caos y las distopías se parecen más a la "miserablemente" burocratizada URSS y no lugares sin ley). Por contra, en la protopía hay un proceso continuo de cambio.
Recuerda los tiempos en los años 80 y 90 en que la gente era escéptica con Internet y de rechazo, y no podían imaginar la alternativa a algo como la televisión.
Recalca que, al inicio de una nueva tecnología, la gente veía Internet como una televisión con 5.000 canales de material pero nadie sabía quién iba a crear ese contenido pues era muy costoso producirlo. Por otro lado, los "frikis" de la informática veían Internet como un regalo a la Humanidad y no querían comercializarlo hasta 1994 (el autor, ligado a Wired, no podía lanzar Well para hacer negocios). Otro error fue pasar por alto y menospreciar durante 30 años las tesis de Vannevar Bush (que en 1945 diseñó la idea central de la red: páginas unidas por enlaces), la idea del hipervínculo y que en 1965 intentó llevar a cabo Ted Nelson mediante el "docuverso". Solo fue a partir de admitir esas ideas cuando emergió la cultura de "compartir" y los usuarios se convirtieron en creadores y llenaron de contenido la Red (música, vídeo, enciclopedia, ventas por Internet). Internet se convirtió en una "ventana mágica".
"Lo que nadie pudo prever es qué proporción de este nuevo mundo sería efectuada por los usuarios, no por grandes instituciones. Todo el contenido ofrecido por Facebook, You Tube, Instagram y Twitter no lo genera su personal sino su audiencia", dice el autor. Recuerda que fue un "golpe" ver que hay dos nuevos blogs por segundo, 65.000 vídeos al día y que lo sorprendente de Amazon no era que fuese una "tienda de todo" virtual sino que los usuarios generan comentarios. Y Google convierte el tráfico y los patrones de enlaces generados por 90.000 millones de búsquedas mensuales en la inteligencia organizadora de una nueva economía.
Todo el tiempo, energía y recursos sale de la "audiencia" que elabora tutoriales gratis, entradas a enciclopedias gratis o listas como fruto del trabajo o la pasión. Dice que procedemos de un mundo industrial de masas y que el hecho de que el consumidor se implique "es una sorpresa". Era algo que ya estaba en marcha y que ha generado "muchedumbres inteligentes, conciencia colectiva y acción colaboradora. Y surgen nuevos niveles de usuarios: consumidor, desarrollador, vendedor, laboratorio y comerciales de empresas. Hay una aceptación universal.
Dice que el año 2050, Internet será algo nuevo y no lo podemos imaginar con nuestra mentalidad actual. Actualmente, no todos los archivos son accesibles mediante enlaces y hay cosas que no se pueden encontrar con un buscador. En el futuro sí se podrá.
Además de buscar todo (incluso el momento en que un familiar se graduó), también se expandirá temporalmente mediante botones deslizantes que `nos dejarán ver versiones antiguas [nota del lector: ojo con esas fotos de fiesta subidas a Facebook o a Snapchat]. Nuestros hábitos estarán anotados y la Red intentará adelantarse a nuestras intenciones (nos recomienda restaurante según lo que comimos esa semana o anticipa que te gustaría ver la foto de un amigo).
El autor aborda otro tema importante que es el consumo eléctrico: la Red será una presencia constante de bajo nivel y no un lugar (el ciberespacio) como la electricidad: siempre a nuestro alrededor, conectada y subterránea. Habrá una "conversación"
Anticipa para el 2050 estas innovaciones en Internet: la gente mirará a sus holocubiertas, sus lentes de usar y tirar, sus avatares descargables, y sus interfaces de inteligencia artificial, podrán coger casi cualquier tipo de cosa, añadirle IA y subirlo a la nube. Los dispositivos tendrán cientos de sensores.
y dirán al anciano del 2016: "Vaya, en tu época no teníais el verdadero Internet".
Capítulo 2
Añadiendo conocimiento a la IA
Dice que la IA es barata, poderosa, gratis y ubicua y "lo cambiará todo". Una advertencia que hace es que exigir que la IA sea igual que la humana es la misma "lógica errónea" que exigir que el vuelo artificial sea como el de los pájaros. Los robots también pensarán de forma distinta.
Indica que la primera verdadera IA (se refiere a la inteligencia sistémica o al pensamiento artificial, que ve como la fuerza universal de nuestro futuro) no nacerá en un superordenador independiente sino en el superorganismo de miles de millones de chips informáticos conocidos como la Red. Será del tamaño del planeta pero poco consistente, integrada y conectada libremente. Será difícil decir dónde comienzan sus pensamientos y dónde terminan los nuestros. Los aparatos en contacto con esta IA compartirán su inteligencia y se supone que "todo" estará conectado. [nota del lector: se me ocurre una buena idea para definir la superIA: inteligencia capaz de gestionar todo un planeta y sus recursos].
El autor recuerda a Watson, la IA de IBM que ganó el concurso Jeopardy! en el 2011 (eran diez máquinas del tamaño de una nevera). El actual Watson está extendido a través de una nube de servidores estándar abiertos que trabajan a la vez y da servicio a multitud de clientes simultáneos. Se hace más inteligente continuamente porque cada cosa que aprende lo transfiere al resto. Es una combinación de varios motores de software (deducción lógica, análisis del lenguaje...), todos integrados. Watson es experto en diagnósticos médicos pero también está CVS, una cadena de venta farmacéutica que da consejos al cliente. Quieren hacer una especie de "tricodificador" de Star Trek. Hay otros equipos trabajando en IA como DeepMind (de Google, que hace algoritmos de aprendizaje profundo de refuerzo maquinal para ver fisuras en los videojuegos que nadie vio) o los chinos TenCent y Baidu.
El autor niega que estemos ante un HAL 9000 (la computadora asesina de la película 2001: Odisea en el Espacio) ni va a surgir una singularidad de superinteligencia. Lo ve más una IA del tipo los servicios de Amazon: baratos, fiables, industrial e invisible. "La enchufaremos a la corriente y tendremos IA como si fuese electricidad", dice. La idea de negocio para hacerse rico es coger IA y añadírsela a un aparato. (como en su día se hizo a coger una escoba, añadirle electricidad y crear una aspiradora, etc...).
Campos en los que añadir IA y obtener Xs (un pelotazo):
- la fotografía (pequeñas cámaras que evalúan la luz, corrigen, sustituyen el obturador físico, eliminan lentes y añaden algoritmos, calcula 3D, tiene HD, computación e IA, que son pantallas planas o están integradas en cualquier cosa como un bolígrafo o la ropa)
- la química (la IA sirve para hacer millones de experimentos químicos virtuales y obtener elementos prometedores ).
- el derecho (buscar pruebas en documentos y hallar incoherencias).
- inversiones (índices de stocks, optimizar la estrategia fiscal...)
Otros ámbitos: música con IA (la música cambia e incluso se hacen composiciones para un jugador), lavado de ropa (la IA ajusta el ciclo de lavado), márketing (optimiza la atención del lector por euro gastad), servicios inmobiliarios (muestra inquilinos a los que les gustó varios apartamentos), cuidado de pacientes (seguimiento del paciente con sensores y biomarcadores), construcción (gestión de proyectos según el tiempo, atascos, cambios de diseño...), ética (seguridad del peatón ante un coche autónomo). juguetes (mascotas y muñecas-robot), deportes (estadísticas incluso de movimientos sutiles)...
Recuerda que el fundador de Google le confesó en una fiesta en el 2002: "No somos un buscador, en realidad estamos desarrollando una IA" [nota del lector: esta idea es el germen del libro Superficiales, de Nicholas Carr]. Google aprende de nuestras búsquedas al señalarle la imagen correcta de lo que pedimos. Un directivo de Google cree que en el 2026, el principal producto de Google no será su motor de búsqueda sino su IA.
El autor ve tres innovaciones (una "tormenta perfecta") para que haya despegado la IA:
1) Computación en paralelo de bajo coste (red neuronal barata que se basa en el chip GPU (unidad de procesamiento gráfico)
2) Big Data (un niño necesita 12 ejemplos distintos para diferenciar un gato de un perro y un programa 1.000 partidas de ajedrez). La IA busca bases de datos masivas, autorrastreo, cookies, huellas digitales, terabytes de almacenamiento, décadas de resultados de búsquedas, Wikipedia y universo digigtal. El motor de esta nave espacial son los algoritmos y el combustible los datos.
3) Mejores algoritmos (las redes neuronales funcionan como capas apiladas; tras desencadenarse un patrón se pasa al siguiente nivel). Hay una variación que es el "aprendizaje profundo": optimiza matemáticamente los resultados de cada capa, lo que incrementaba el aprendizaje más rápido.
Una desventaja de tener una super IA es el "efecto red" basado en la ley de los beneficios crecientes. Cuanto más inteligente se haga la IA y más gente la use, más inteligente se volverá. Esto lleva a que la IA se la repartirán una oligarquía de dos o tres empresas de IA basadas en la nube.
Otra idea es expandir los enfrentamientos de ajedrez al estilo libre entre una máquina y un equipo de humanos entrenados con IA (de hecho, los maestros ya lo hacen y han obtenido las mayores puntuaciones, caso de Magnus Carlsen).
El autor advierte que "el 99 % de la IA con la que interactuaremos, directa o indirectamente, estará formada por especialistas superinteligentes de mentalidad cuadriculada". No nos interesa la inteligencia fuerte ni consciente (un conductor centrado en la carretera y no divagando obsesivamente sobre un riña en el garaje). Recuerda que la inteligencia humana "es como es" y que interesa más la de una máquina para hacer tareas rutinarias, búsquedas o elaborar estadísticas. Da por hecho que desarrollaremos "mentes sintéticas" (humana combinada con máquina). Incluso ve grandes beneficios en inventar otros tipos de inteligencia y formas nuevas de pensar (recuerda que ballenas y delfines también tienen inteligencia diferente). Habla de mentes transhumanas.
Cita estas mentes posibles diseñadas para hacer tareas especializadas: una mente igual a la humana pero más rápida, una mente lenta (mucho razonamiento y memoria), una supermente global (millones de mentes unidas), una mente colectiva (pero no es consciente de que es colectiva), una supermente androide (muchas mentes unidas que saben que forman una unidad), una mente entrenada (solo para mejorar nuestra propia mente ), una mente capaz de imaginar una mente mayor (y otra que es capaz de crearla pero no para imaginarla), una mente que hace otra mayor una vez (y otra que duplique su rendimiento), otra que retoque su código fuente, una solucionadora de problemas que no es consciente de sí misma, una superlógica sin emociones, una mente que migra de una plataforma a otra, una nanomente, una mente simbionte (mitad máquina, mitad humana), una mente cuántica cuya lógica es incomprensible, etc...
Supone que en el futuro habrá problemas cientificos tan profundos que requerirán cientos de especies de mentes para solucionarlos, muy extrañas. Ve la IA como una forma de simular una inteligencia alienígena (los AA, alienígenas artificiales). E incluso pueden surgir nuevas ideas filosóficas: "los humanos existen para inventar nuevos tipos de inteligencia que no pueden llegar a evolucionar biológicamente". Las AA pensarán Ciencia como alienígenas.
Dice que, en los próximos 30 años, será "doloroso y triste" ver cómo una máquina compone música o pilota aviones y la Humanidad tendrá que volver a definirse y saber qué es.
Hace un apartado sobre los robots (mentes con cuerpo),
Dice que antes del siglo XXII, el 70 % de las ocupaciones actuales serán reemplazadas por la automatización. "Los robots son algo inevitable y el cambio de puesto de trabajo es solo cuestión de tiempo". Ve una segunda oleada de la automatización basada en la cognición artificial, sensores de bajo coste, aprendizaje maquinal e inteligencias distribuidas.
Añade que las máquinas consolidarán su ventaja en sectores ya automatizados (ensamblaje en serie, almacenes como los de Amazon, recogida de fruta y hortalizas, dispensador, trabajos intelectuales del tipo buscador de Google, traductor maquinal, papeleo de redactores, médicos, abogados, arquitectos...). Ve un dominio del robot de "dimensiones épicas" y avisa de que ya estamos en el "punto de inflexión".
Menciona al robot Baxter (inventado por Rodney Brooks, el inventor de la aspiradora Roomba). Es un robot industrial con brazos grandes y fuertes y una pantalla plana que 1) puede mirar alrededor e indicar hacia donde mira (sirve para trabajar con humanos sin hacerles daño), 2) es fácil de entrenar gracias a su inteligencia que puede imitar a un obrero que le enseña los movimientos de una nueva tarea (el coste mayor del robot industrial es la reprogramación), 3) es barato (ideal para sustituir al personal de una fábrica de iPhones para ahorrarse los gastos de transporte desde China y poner las fábricas en EE.UU mediante franquicias locales pero el inventor cree que no funcionaría para hacer comida en un McDonalds).
El autor divide en cuatro categorías de los trabajos de robots:
1) los que pueden hacer los humanos pero que los robots pueden hacer incluso mejor (el telar mecánico, el piloto automático de un Boeing 787, evaluadores de hipotecas...)
2) Empleos que los humanos no pueden hacer, pero que los robots sí pueden (hacer tornillos, chips, inspeccionar concienzudamente una imagen de TAC, ).
3) Empleos que no sabíamos que queríamos que se hicieran (eliminar un tumor estomacal por el ombligo, enviar emails). Augura que las profesiones que más dinero van a ganar en el 2050 dependerán de la automatización y las máquinas.
4) Trabajos que sólo los humanos pueden hacer, en principio.
Cree que la economía postindustrial (mayoritaria del sector servicios) seguirá expandiéndose y que la tarea de toda persona será inventar cosas nuevas que hacer y convertirlas en repetitivas para los robots. Añade que la verdadera revolución surgirá cuando todo el mundo tenga robots personales de trabajo (otros Baxter) a su disposición (un granjero con robots recolectores [nota del lector: suena a granja de Tatooine de Star Wars]. El éxito será para quien optimice el proceso de trabajar con robots y máquinas.
Este es el ciclo de las siete fases de sustitución del hombre por la máquina:
1) Un robot/ordenador quizás no hace las tareas que yo hago
2) Puede hacer algunas tareas pero no todas
3) Hace todo lo que yo hago pero me necesita si se estropea
4) Funciona sin problemas y yo le entreno en nuevas tareas
5) Esas labores aburridas que hace no estaban destinadas para los humanos
6) El robot hace mi antiguo trabajo y yo tengo uno más interesante y me pagan más
7) Estoy contento de que un robot/ordenador quizás no hace las tareas que hago yo ahora.
Lo define como una competición con las máquinas, nos pagarán por lo bien que trabajemos con robots. Dice que hay que dejar a los robots hacer nuestro trabajo y nosotros "soñar" con otros empleos importantes. [nota del lector: a pesar del mensaje positivo, risueño y optimisma del autor, este tema de creación de nuevos empleos por la computerización ya se ha estudiado y los resultados revelan que, a diferencia del cambio de la era agraria a la industrial, la automatización destruye más trabajos de los que crea]
Capítulo 3
Fluyendo
La idea central de este capítulo es que mientras los libros son estáticos y rígidos y la prensa se renueva cada día, en cambio la información de Instagram o Twitter fluye constantemente. Los flujos son la tercera fase de la computación (los primeros pecés imitaban un escritorio con carpetas y las tareas se hacían en modo de lotes (facturas mensuales), la segunda trajo el hipertexto y el navegador y esperábamos recibir la información en el mismo día, y la tercera trajo los flujos y transmisiones en modo instantáneo, los tuits y los post... SnapChat, WeChat y WhatsApp funcionan por completo en el presente).
El autor señala que Internet es la máquina de copiar más grande del mundo, un superconductor de superdistribución. Prácticamente copia cada acción, cada carácter, cada pensamiento que tenemos mientras navegamos. La economía digital pasa por este río de copias que fluye libremente, algunas de las cuales se hacen virales, la reduplicación instantánea de datos, ideas y medios forman la base de los principales sectores de la economía del siglo XXI. Entre las exportaciones más valiosas de EE.UU. están cosas que se pueden copiar como programas, música, películas y juegos. Por ello, dice que no podemos detener el proceso de copia masivo e indiscriminado. Se ha pasado de vender productos sólidos a servicios fluidos y actualizados.
Pone ejemplos de fluidez: el coche aparcado en el garaje es ahora un servicio personal bajo demanda de Uber, Lyft, Zip o Sidecar. La mejora de los teléfonos móviles es continua.
Estos flujos en tiempo real tienen su reflejo en los visionados en "streaming" de Netflix o comprar libros on line media hora antes de leerlos. Las empresas deben interactuar en tiempo real. Lo mismo pasa con el dinero al instante de Square, PayPal, Alipay o Apple Pay. Por tanto, la infraestructura tecnológica debía hacerse "líquida" [nota del lector: nos viene a la mente el concepto de mundo líquido de Zygmunt Bauman]. Las unidades fundacionales de este tercer régimen digital son flujos, tags y nubes.
La primera aplicación de fluidez fue la música (un vídeo gratuito y ubicuo colgado en You Tube fue visto 10.000 millones de veces). Las copias son tan baratas pero dejan de tener valor y el material que no puede copiarse es el que se convierte en escaso y valioso en la economía basada en la Nube: la confianza, la fidelidad (marcas) con valor generativo (algo único).
Pone ejemplos de ocho cosas generativas "mejor que gratis":
1) Inmediatez (justo en el momento en que se publica como los libros de pasta dura, acceso a versiones beta, ver películas en el cine),
2) Personalización (película apta para niños, aspirina adaptada al propio ADN)
3) Interpretación (líneas de código gratis tienen valor por las instrucciones, el genoma ADN será ofrecido gratis por las compañías de seguros)
4) Autenticidad (sin errores, virus ni spam)
5) Accesibilidad (pagar por la comodidad de un fácil acceso)
6) Materialización (libros forrados de cuero, juegos on line con amigos de verdad en eventos reales, cine con proyección láser, conciertos de bandas, charlas en directo)
7) Patrocinio (el público quiere pagar a los creadores: debe ser fácil, cobro razonable, beneficio tangible y el dinero beneficiará a los creadores) y
8) Capacidad de ser descubierto (hay un número creciente de obras y los lectores pagan por un motor de recomendaciones y un servicio de revisiones para que les digan lo mejor para elegir).
El autor recuerda que la protección de copias es inútil y que el éxito ya no es controlar la distribución porque esta es automática. La música en MP3 (se podía reordenar la secuencia de melodías de un album o desactivar la letra de la canción) acabó con la tiranía del disc-jockey de la emisora. Ahora lo que importa son las formas de anotar una copia, marcarla, transferir datos... (pone como ejemplo Spotify, suscribirse a la lista de canciones de un amigo). Y además, los aficionados crean sus propias canciones (mezclar pistas, probar sonidos, estudiar letras...) combinando los elementos que encuentran. En la era postdigital, la música nos rodea (al hacer ejercicio, etc...), hay podcast (documental en audio). Medios como WeChat, WhatsApp, Vine, Meerkat, Periscope y otros permiten compartir vídeo y audio.
Los mismo pasa con las fotografías (ahora todos somos músicos y también todos fotógrafos gracias al WYSIWYG (lo que ves es lo que obtienes, lo mismo que somos directores de cine en You Tube).
En cuanto a los libros electrónicos, estos tienen como ventaja la fluidez de la página (adaptable a cualquier espacio), de la edición (personalizado), del recipiente (se puede guardar en la Nube) y crecimiento (el libro electrónico nunca está terminado, puede actualizarse).
Dice que el patrón de fluidez de la música, películas, libros electrónicos se traslada ahora a los juegos, los periódicos y la educación, y se difundirá al transporte, la agricultura y la asistencia sanitaria.
Establece cuatro fases de la fluidez
1) Rígido (poco común, obra artesanal cara)
2) Gratis (generalizada)
3) Fluido (compartido, recombinación de las partes)
4) Apertura (transformación, aficionados que crean nuevos productos y editan música o cine con herramientas halladas en la nube).
Capítulo 4.
Proyectando
Cuenta la transformación que generó la imprenta ya que cualquiera podía publicar un libro o una ley escribirse. La prosperidad fue el libro. Ahora propone la Biblioteca Universal de Todo.
Entre las ideas que propone está un libro electrónico de cien páginas (pantallas) en el que se podrían descargar las obras que se quisieran. Otra idea es la biblioteca en red universal de todos los libros (los existentes y los que ya hubo) y se sabría todo lo escrito sobre cualquier cosa.
Capítulo 5
Accediendo
Ni Facebook genera contenidos, ni Alibaba tiene inventario ni Uber taxis ni Airbnb, propiedades. Y Netflix me permite ver películas sin yo tenerlas, y en Spotify puedo escuchar música sin tenerla. Y el Kindle Unlimited de Amazon me deja leer 800.000 libros sin tenerlos, lo mismo que la Play Station Now. "La propiedad no es tan importante como lo fue en su día, el hecho de acceder a algo es más importante que nunca", dice el autor. Si vivimos en la tienda de alquiler más grande del mundo, para qué comprar nada si ya hay un préstamo instantáneo que se saca de ese "armario mágico" llamado Internet.
Ve cinco tendencias que lo han hecho posible:
1) Desmaterialización (mejores productos con menos materiales, los átomos se sustituyen por bits; por ejemplo, la lata de refresco pesa menos, lo mismo que los coches, el material que usamos por cada euro de PIB decae). Al acelerar la migración de productos a servicios, se acelera la desmaterialización.
2) Tiempo real bajo demanda (apetito insaciable por lo instantáneo; pone como ejemplo, Uber, cuyo trabajo se externaliza con freelances o prosumidores)
3) Descentralización (propone descentralizar el dinero porque yo puedo pagar en efectivo pero no es una cosa práctica cuando nuestra economía se está digitalizando mediante el bitcoin y la cadena de bloques a modo de mecanismo de confianza generalizada)
4) Sinergia de la plataforma (Una plataforma es una base o ecosistema creada por una firma que deja que otras firmas desarrollen servicios y productos en ella. No es un mercado ni una empresa, sino algo nuevo, siendo ejemplos la hoja de cálculo Lotus, iTunes, Facebook y el resto que usa APIs que animan a otros a participar. La desventaja es que el precio del paso de la propiedad al acceso tiene un precio: está ausente nuestro derecho de modificar o controlar el uso de nuestra propiedad o las compras; salvo el software gratis). La desmaterialización, la descentralización y la comunicación masiva generan más plataformas.
5) Nubes (nuestro dispositivo es la ventana a la nube, más potente que un superordenador tradicional. Cree que Google podría aplicar fácilmente a nuestra carta una IA basada en la nube como revisar documentos de propiedad. El problema es si la nube, donde tenemos toda nuestra vida memorizada, nos censura el acceso y sentiremos "dolor" como si nos amputasen porque es una extensión de nosotros mismos o de nuestro yo. También cree que habrá inter-nubes que se entrelazan y forman una nube masiva. Otra idea es usar la app FireChat con wifi en el móvil para enviar mensajes y eludir las torres telefónicas como ocurrió en las protestas estudiantiles de Hong Kong ).
El autor imagina un apartamento autónomo donde, si necesita unas tijeras para cortar el pelo, las trae un dron a su casillero en media hora. Lo mismo, para alimentos. Las prendas de ropa no se compran si no que uno se suscribe cada día a las que va a poner. Recibe una bicicleta personalizada, lista para usar. Para largos viajes, usa un dron flotante más cómodos que los vuelos comerciales.
[Nota del lector: este mundo de "alquiler" y sin propiedad es inquietante porque recuerda a los siervos de la gleba de la Edad Media que tampoco tenían tierras sino que se las alquilaba una "plataforma", su señor feudal].
(en preparación)
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Resumen original y actualizado en :
http://evpitasociologia.blogspot.com/2017/05/utopia-para-realistas-de-rutger-bregman.html
Resumen del libro por E.V.Pita, licenciado en Sociología y Derecho
Sociología, renta básica, política económica
Número de páginas: 300
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Biografía oficial del autor Rutger Bregman (hasta el 2017)
Rutger Bregman nació en Westerschouwen (Países Bajos) en 1988. Está considerado uno de los jóvenes pensadores europeos más destacados. Es autor de cuatro libros, en los que se trata varias de las disciplinas que convergen en Utopía para realistas: historia, filosofía, economía y divulgación. Su History of Progress obtuvo el premio Belgian Liberales como mejor obra de no ficción del 2013. Ha sido nominado en dos ocasiones para el European Press Prize por sus contribuciones periodísticas en The Correspondent. Sus artículos se han publicado también en medios como The Washington Post, The Guardian y la BBC,
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El autor señala que el propio Nixon quiso pasar por ser un presidente progresista y aprobó una generosa ley de renta básica que iba disfrazada como subsidio porque solo ponía como condición firmar que se había anotado al paro. Un pequeño trámite que levantó grandes protestas al ser comparada con la ley de vagos y maleantes del siglo XIX, donde obligaban a los vagabundos a realizar trabajos forzados y a su internamiento en centros, caso de los niños huerfanitos y los ancianos. El autor dice que para comprender esa oposición hay que remontarse a los estudios sobre renta básica de finales del siglo XVIII en Inglaterra, un país donde los mercantilistas apostaban por dejar a los pobres al nivel de subsistencia para que trabajasen más, Hubo intentos de aumentar la renta a los pobres para que no hubiese una sublevación como la Revolución Francesa entre los más desfavorecidos que estuviesen descontentos, sobre todo cuando había una guerra abierta contra las máquinas que hacían reducir los salarios. Algunos gobernantes regalaron dinero a varios pueblos para compensar su caída salarial hasta alcanzar el nivel de subsistencia, en lo que iba a ser el primer proyecto de ley de los pobres de Inglaterra, La idea se aplicó a más villas más afectadas por la pobreza y entorno a 1815 se reunieron 13.000 páginas de entrevistas y estudios que hacían una evaluación de los resultados de esta renta básica. Pero el organismo encargado de difundir los resultados reveló que el experimento había sido un desastre porque con una renta básica nadie quería trabajar, lo que fomentaba la holgazanería, Al creer que el plan de renta básica fue un desastre, se aparcó definitivamente (por no decir que se demonizó) e Inglaterra instauró una ley de pobres estricta por no decir "cruel" que reducía al pobre a la condición de "esclavo" del Estado que debía ser reeducado con trabajo duro y salario bajo. Un siglo después, se supo que el redactor del informe de 13.000 páginas tenía prejuicios contra la renta básica y que ya había formado su opinión antes de leer el informe. El resultado es que el plan sí había tenido un desastre y contuvo el hambre y las sublevaciones largo tiempo.
En capítulos posteriores, el autor examina la jornada de quince horas semanales como una utopía. Recuerda que en el siglo XIX la industria tenía unas jornadas maratonianas por salarios de subsistencia (un campesino del siglo XIV vivía mejor que un obrero de una fábrica inglesa del siglo XIX) y las clases altas consideraban que los pobres no debían tener vacaciones porque tenían que trabajar lo máximo posible para ganar dinero y el ocio era envilecedor (caían en vicios como la bebida o la delincuencia). Los canteros de Australia fueron los primeros en conseguir una jornada de ocho horas. En una conferencia en Madrid en 1930, Keynes hizo una predicción: en 2030 solo trabajaríamos quince horas a la semana y la riqueza se habría multiplicado por cuatro (lo segundo lo acertó, lo primero no). El autor señala que una jornada de pocas horas permitiría a la gente llevar una vida mejor.
También cuestiona el Producto Interior Bruto (PIB) que mide la actividad económica y la producción de un país (incluso con la economía sumergida para corregirlo al alza hasta un 20 %). El PIB fue inventado por Kutsnez para medir la economía norteamericana en la Gran Depresión y se convirtió en la forma de evaluar la capacidad de un país durante la guerra. Sin embargo, pronto se dieron cuenta de que el PIB era sesgado: la inversión en contratar policías para atajar la delincuencia subía el PIB lo mismo que tirar piedras y romper un escaparate (aumentaba la actividad económica de los cristaleros), lo mismo que una industria que contaminaba el medioambiente porque tenía que haber otra para limpiar lo ensuciado. En cambio, el trabajo doméstico (quizás la mitad del trabajo de un país) era ignorado a pesar de ser una actividad económica. Países con un elevado PIB tenían una alta inestabilidad social o eran infelices (pone como ejemplo EE.UU.). El rey dragón de Buthan inventó el concepto de índice de felicidad para incluir en el PIB factores positivos y el nivel de vida.
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Resumen del libro "Utopía para realistas", de Rutger Bregman (2016)
Resumen original y actualizado en :
http://evpitasociologia.blogspot.com/2017/05/utopia-para-realistas-de-rutger-bregman.html
Resumen del libro por E.V.Pita, licenciado en Sociología y Derecho
Sociología, renta básica, política económica
Número de páginas: 300
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Biografía oficial del autor Rutger Bregman (hasta el 2017)
Rutger Bregman nació en Westerschouwen (Países Bajos) en 1988. Está considerado uno de los jóvenes pensadores europeos más destacados. Es autor de cuatro libros, en los que se trata varias de las disciplinas que convergen en Utopía para realistas: historia, filosofía, economía y divulgación. Su History of Progress obtuvo el premio Belgian Liberales como mejor obra de no ficción del 2013. Ha sido nominado en dos ocasiones para el European Press Prize por sus contribuciones periodísticas en The Correspondent. Sus artículos se han publicado también en medios como The Washington Post, The Guardian y la BBC,
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Texto de la contraportada
"Fruto del espectacular avance de la ciencia en los últimos decenios, la globalización está transformado de forma radical el orden social y económico del siglo XXI. En un mundo más pequeño y conectado, el progreso del bienestar llegan hasta el último rincón del planeta, rescatando de la miseria a cientos de millones de personas. Sin embargo, la nueva economía virtual, sumada a la progresiva sustitución del trabajo humano por robots y computadoras, ha generado también un incremento de la desigualdad de tal dimensión que preocupa incluso a quienes no la padecen,
La distribución del trabajo y la acumulación de la riqueza se ha distorsionado, tensando a la sociedad hasta el punto de asomarse al abismo de la ruptura. La incertidumbre y el desconcierto se instalan en la gente y los políticos no ofrecen una respuesta racional sino al contrario, algunos apelan a las emociones más primarias. No la ofrecen porque no la tienen, y no la tienen, sencillamente, porque no son capaces de imaginar un sistema diferente.
Este libro, que ya provocado un impacto considerable en su versión digital abreviada, llama a encarar el desafío desde una óptica tan audaz como realista. Bregman no propone recetas milagrosas ni fórmulas magistrales. Reconoce las dificultades que entraña un cambio profundo del modelo social, y está convencido de que éste no surgirá de un genio solitario ni de ningún grupo de iluminados, sino de arraigar en la conciencia colectiva la idea de que otro modelo es posible y beneficioso para todos.
Asentado sobre el estudio de hechos históricos contrastados y el análisis de miles de trabajos de investigación, Utopía para realistas es el resultado de un ejercicio de imaginación, libre y sin prejuicios. Su publicación en varios idiomas servirá, sin duda, para avivar el debate acerca de cómo resolver la gran paradoja de nuestro tiempo: que en la era de la abundancia, millones de personas sufran escasez. Pongámonos a pensar. Soñemos con la Utopía".
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ÍNDICE
1. El regreso de Utopía
2. Por qué deberíamos dar dinero gratis a todo el mundo
3. El fin de la pobreza
4. La extraña historia del presidente Nixon y su ley de renta básica
5. Nuevas cifras para una nueva era
6. Una semana laboral de quince horas
7. Por qué no compensa ser banquero
8. Carrera contra la máquina
9. Más allá del umbral de la tierra de la abundancia
10. Cómo las ideas cambian el mundo
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RESUMEN
El autor habla de las diversas utopías que han salpicado la literatura y de cómo algunas sí se han cumplido. Dice que la vida ahora es incomparablemente mejor que el siglo XIX, que hay una gran abundancia y que los pobres del siglo XXI son pobres relativamente porque están más sanos, tienen más bienes materiales y comen mejor y más variado que cualquier rey del medievo. No obstante, la desigualdad es evidente cuando todos tienen el mismo modelo de "smartphone" caro y tú no te lo puedes permitir comprar, lo que genera una frustración. El autor dice que el sueño americano de nacer pobre y convertirte en rico gracias a tu esfuerzo no se da precisamente en Estados Unidos sino que hay más probabilidades de que se cumpla en Suecia. Pero insiste en que en términos generales hay mucha abundancia y cada generación gana más que la anterior y su salario es seis veces superior que hace un siglo. Añade que millones de pobres han salido de la pobreza en Asia en los últimos años y que el porcentaje de extrema pobreza se ha reducido mucho respecto a décadas anteriores.
Para apuntalar la tesis de su libro, el autor indica que algunos proyectos en Canadá y Estados Unidos en los años 60 y 70 tomaron una decisión drástica: regalar dinero a los pobres, generalmente, sin techo que vivían tirados en la calle y requerían una enorme asistencia social. En algunos casos, les ingresaron en las cuentas de los pobres hasta 3.000 o 4.000 euros sin pedir nada a cambio. Lejos de que los sin techo despilfarrasen el dinero en droga y alcohol, fueron prudentes y lo ahorraron en gran parte. En algunas versiones, les dieron alojamiento en pisos sin ningún tipo de supervisión. Pasados dos años, de 13 mendigos, había varios que ya estaban trabajando y otros que estaban siguiendo tratamientos de desintoxicación, algo impensable antes.
El experimento social se ha repetido en otras partes del mundo y con resultados similares. Algunos buscaron a los vagabundos más desastrosos y conflictivos de la calle. Todos los sermones para que buscasen trabajo resultaron infructuosos hasta que, sin pedir nada a cambio ni someterlos a supervisión, el Gobierno les dio alojamiento y dinero gratis. Pasado un tiempo, algunos ya estaban siguiendo cursos profesionales para buscar trabajo.
Este mismo programa de dinero gratis también se aplicó a un pueblo de Canadá durante cuatro años. Los críticos sostenían que si el dinero caía del cielo, nadie iba a querer trabajar. Con el cambio de Gobierno y la llegada de los conservadores, salió a la luz un informe (que luego se reveló erróneo) que decía que ahora en ese pueblo se trabajaba un 12 % menos que antes de que llegara el maná y el programa fue suspendido y perdido en un cajón. Programas similares calcularon que o bien no había reducción de jornada o esta era mínima, de un 1 % - 2 %. Quienes reducían la jornada de trabajo eran, además de las madres trabajadoras, jóvenes y estudiantes porque aprovechaban ese colchón monetario para prolongar sus estudios. Otro fenómeno que se observó es que las consultas por enfermedades mentales disminuyó.
El autor señala que estos estudios tienen una raíz keynesiana. El economista que recomendó crear demanda agregada decía que el dinero debía circular para gastarlo porque eso era lo que generaba la riqueza. Crear riqueza también era enterrar botes llenos de dinero y contratar a obreros para desenterrarlos. Por tanto, poner dinero gratis en manos de los pobres también genera riqueza porque aumenta el gasto del conjunto.
Otro punto a favor de estos programas es que el coste de regalar dinero a los sin techo es menor que el gasto de funcionarios de policía, supervisión de los asistentes sociales, y otros asuntos burocráticos. Este ahorro en los programas que regalan dinero hace que sean más baratos que las políticas basadas en la supervisión burocrática.
Precisamente, los pobres eran los más reacios a recibir ayudas porque la Administración supervisaba su conducta, les obligaba a cubrir un gran papeleo. Solo el 30 % de las personas con derecho a recibir una ayuda social o una beca la solicitan; el resto tiene una visión de campo centrada en su propia pobreza (un ancho de banda estrecho) y sus miras no van más allá.
Respecto a este ancho de banda, el autor señala que si vives siempre en la pobreza pensando en cómo sobrevivir al día a día, no estás predispuesto a planificar a largo plazo ni ver sus ventajas (como estudiar un curso profesional para tener opciones a un empleo). Tus prioridades son otras, como ingeniártelas para comer con 20 dólares el resto del mes y llegar a fin de mes con lo justo. El campo de visión impide ver más allá del día a día y estas preocupaciones consumen todas sus energías cognitivas. Pero la situación cambia cuando hay un colchón, cuando de repente aparece en tu cuenta un dinero gratis que cae del cielo cada mes sin ningún tipo de condición, supervisión de funcionarios o engorroso trámite burócratica. Entonces, el ancho de banda se amplía y el beneficiario se libra del agobio del día a día para planificar a medio y largo plazo.
El autor señala que el propio Nixon quiso pasar por ser un presidente progresista y aprobó una generosa ley de renta básica que iba disfrazada como subsidio porque solo ponía como condición firmar que se había anotado al paro. Un pequeño trámite que levantó grandes protestas al ser comparada con la ley de vagos y maleantes del siglo XIX, donde obligaban a los vagabundos a realizar trabajos forzados y a su internamiento en centros, caso de los niños huerfanitos y los ancianos. El autor dice que para comprender esa oposición hay que remontarse a los estudios sobre renta básica de finales del siglo XVIII en Inglaterra, un país donde los mercantilistas apostaban por dejar a los pobres al nivel de subsistencia para que trabajasen más, Hubo intentos de aumentar la renta a los pobres para que no hubiese una sublevación como la Revolución Francesa entre los más desfavorecidos que estuviesen descontentos, sobre todo cuando había una guerra abierta contra las máquinas que hacían reducir los salarios. Algunos gobernantes regalaron dinero a varios pueblos para compensar su caída salarial hasta alcanzar el nivel de subsistencia, en lo que iba a ser el primer proyecto de ley de los pobres de Inglaterra, La idea se aplicó a más villas más afectadas por la pobreza y entorno a 1815 se reunieron 13.000 páginas de entrevistas y estudios que hacían una evaluación de los resultados de esta renta básica. Pero el organismo encargado de difundir los resultados reveló que el experimento había sido un desastre porque con una renta básica nadie quería trabajar, lo que fomentaba la holgazanería, Al creer que el plan de renta básica fue un desastre, se aparcó definitivamente (por no decir que se demonizó) e Inglaterra instauró una ley de pobres estricta por no decir "cruel" que reducía al pobre a la condición de "esclavo" del Estado que debía ser reeducado con trabajo duro y salario bajo. Un siglo después, se supo que el redactor del informe de 13.000 páginas tenía prejuicios contra la renta básica y que ya había formado su opinión antes de leer el informe. El resultado es que el plan sí había tenido un desastre y contuvo el hambre y las sublevaciones largo tiempo.
En capítulos posteriores, el autor examina la jornada de quince horas semanales como una utopía. Recuerda que en el siglo XIX la industria tenía unas jornadas maratonianas por salarios de subsistencia (un campesino del siglo XIV vivía mejor que un obrero de una fábrica inglesa del siglo XIX) y las clases altas consideraban que los pobres no debían tener vacaciones porque tenían que trabajar lo máximo posible para ganar dinero y el ocio era envilecedor (caían en vicios como la bebida o la delincuencia). Los canteros de Australia fueron los primeros en conseguir una jornada de ocho horas. En una conferencia en Madrid en 1930, Keynes hizo una predicción: en 2030 solo trabajaríamos quince horas a la semana y la riqueza se habría multiplicado por cuatro (lo segundo lo acertó, lo primero no). El autor señala que una jornada de pocas horas permitiría a la gente llevar una vida mejor.
También cuestiona el Producto Interior Bruto (PIB) que mide la actividad económica y la producción de un país (incluso con la economía sumergida para corregirlo al alza hasta un 20 %). El PIB fue inventado por Kutsnez para medir la economía norteamericana en la Gran Depresión y se convirtió en la forma de evaluar la capacidad de un país durante la guerra. Sin embargo, pronto se dieron cuenta de que el PIB era sesgado: la inversión en contratar policías para atajar la delincuencia subía el PIB lo mismo que tirar piedras y romper un escaparate (aumentaba la actividad económica de los cristaleros), lo mismo que una industria que contaminaba el medioambiente porque tenía que haber otra para limpiar lo ensuciado. En cambio, el trabajo doméstico (quizás la mitad del trabajo de un país) era ignorado a pesar de ser una actividad económica. Países con un elevado PIB tenían una alta inestabilidad social o eran infelices (pone como ejemplo EE.UU.). El rey dragón de Buthan inventó el concepto de índice de felicidad para incluir en el PIB factores positivos y el nivel de vida.
Otra de las cuestiones que aborda es la libre inmigración, pues considera que la apertura de fronteras contribuiría a duplicar o triplicar el PIB mundial y sacaría a millones de personas de la pobreza, Un paso que nadie quiere dar pero con un solo edicto de apertura de fronteras se acabaría el hambre en el mundo, señala. Argumenta que EE.UU. es una especie de país de Cucaña donde un trabajador medio cobra tres veces más que un boliviano por hacer el mismo trabajo con la misma categoría y ocho o diez más que un africano, como mínimo. El problema es que ese paraíso está blindado y solo disfrutan de sus altos sueldos los residentes allí. Hay una discriminación económica pero no es por razón de sexo, raza, clase social, familia de origen o religión sino por el país de nacimiento. Si naces en EE.UU. puedes darte por afortunado aunque cobres un poco menos que un hombre o un blanco; si naces en un paupérrimo país de África devastado por la guerra, tienes un problema además de cobrar un salario extremadamente bajo. ¿Cómo eliminar esta discriminación salarial? Eliminando la frontera y permitiendo la total movilidad de las personas. La globalización permite el total tránsito de mercancías y capitales pero las fronteras están cerradas para las personas. Además, se produce una concentración de talento y el conocimiento: personas con estudios de licenciatura tienden a trasladarse a países y ciudades donde hay esa gente.
El autor sostiene que la llegada de inmigrantes genera más demanda de bienes en un país y por lo tanto aumenta su riqueza. Refuta que los inmigrantes sean propensos al terrorismo, a bajar los sueldos de los obreros nativos o a aumentar la delincuencia en los barrios. Todo lo contrario: los estudios que cita revelan que la presencia de inmigrantes en una ciudad es neutral: lo que aumenta la delincuencia es la situación de miseria o pobreza en un barrio pero no los individuos por separado. Respecto a la bajada de sueldos, no se observa un efecto concreto en el país de acogida pero sí cuando se deslocaliza la producción a otros países. También desmonta un estudio del sociológo Putman del 2007 que asegura que la variabilidad de etnias en la comunidad contribuye a aislar al individuo de las comunidades.
El hecho de que las fronteras estén abiertas permite que la población inmigrante entre y salga, lo que evita que se estanque en el mismo país. Ve contraproductiva la creación de muros en las fronteras vigilados por cámaras porque lo que hace es que los inmigrantes ilegales que ya están dentro del país de acogida no regresen a su patria por temor a que luego ya no puedan entrar de nuevo.
CRÍTICA A SACHS Y APOYO A DUFLO
El autor también cuestiona la ayuda internacional tal y como se plantea y que asciende a 134.000 millones anuales (lo mismo que el presupuesto público de Sanidad de Holanda, según dice). Cuestiona las propuestas de Sachs en su libro El fin de la pobreza (2005), prologado por el cantante Bono, porque no se basan en pruebas experimentales: por ejemplo, valorar el efecto de regalar o vender mosquiteras. Rutger Bregman sostiene que la "randomnista" Duflo ha sido la única que ha dado en el clavo al estudiar cómo erradicar la pobreza mediante estudios experimentales con grupos de control (dice que quizás no sea ético dejar a un grupo sin medicinas o dinero al azar y favorecer a otro cuando está en riesgo la salud pero lo justifica con que estos estudios ayudan a plantear un instrumento estructural que se aplicaría de forma masiva). La economía experimental revela verdades incómodas sobre los microcréditos, que no han dado resultado, y a la vez demuestra cada vez más que recibir una importante suma de dinero en tu cuenta sin pedir nada a cambio te ayuda a salir de la pobreza.
Señala que a Esther Duflo no le interesa vender teorías (como hacen Sachs o Easterly). Lo que hizo fue investigar sobre las mosquiteras y concluyó que el 90 % las usaba porque eran útiles, no porque se las regalasen o les cobrasen dos o tres dólares. "La gente no se acostumbra a los regalos -dice Duflo de manera concisa-. Se acostumbra a las mosquiteras", dice Duflo.
Considera que Duflo es una "randomista" porque no piensa en términos de modelos ni creen que los humanos actúen como seres racionales. Por el contrario, nos consideramos criaturas quijotescas, necias o astutas, temerosas, altruistas o egocéntricas. Desde este enfoque, se pueden producir resultados mejores. Duflo realizó un test RCT demoledor en Hyderabad, en la India, al probar que no hay pruebas fehacientes de que el microcrédito sea eficaz para combatir la pobreza y la enfermedad. Repartir dinero en efectivo funciona mucho mejor y parece el mejor método para luchar contra la pobreza tanto a largo plazo como corto, como a pequeña o larga escala.
El autor sostiene que la llegada de inmigrantes genera más demanda de bienes en un país y por lo tanto aumenta su riqueza. Refuta que los inmigrantes sean propensos al terrorismo, a bajar los sueldos de los obreros nativos o a aumentar la delincuencia en los barrios. Todo lo contrario: los estudios que cita revelan que la presencia de inmigrantes en una ciudad es neutral: lo que aumenta la delincuencia es la situación de miseria o pobreza en un barrio pero no los individuos por separado. Respecto a la bajada de sueldos, no se observa un efecto concreto en el país de acogida pero sí cuando se deslocaliza la producción a otros países. También desmonta un estudio del sociológo Putman del 2007 que asegura que la variabilidad de etnias en la comunidad contribuye a aislar al individuo de las comunidades.
El hecho de que las fronteras estén abiertas permite que la población inmigrante entre y salga, lo que evita que se estanque en el mismo país. Ve contraproductiva la creación de muros en las fronteras vigilados por cámaras porque lo que hace es que los inmigrantes ilegales que ya están dentro del país de acogida no regresen a su patria por temor a que luego ya no puedan entrar de nuevo.
CRÍTICA A SACHS Y APOYO A DUFLO
El autor también cuestiona la ayuda internacional tal y como se plantea y que asciende a 134.000 millones anuales (lo mismo que el presupuesto público de Sanidad de Holanda, según dice). Cuestiona las propuestas de Sachs en su libro El fin de la pobreza (2005), prologado por el cantante Bono, porque no se basan en pruebas experimentales: por ejemplo, valorar el efecto de regalar o vender mosquiteras. Rutger Bregman sostiene que la "randomnista" Duflo ha sido la única que ha dado en el clavo al estudiar cómo erradicar la pobreza mediante estudios experimentales con grupos de control (dice que quizás no sea ético dejar a un grupo sin medicinas o dinero al azar y favorecer a otro cuando está en riesgo la salud pero lo justifica con que estos estudios ayudan a plantear un instrumento estructural que se aplicaría de forma masiva). La economía experimental revela verdades incómodas sobre los microcréditos, que no han dado resultado, y a la vez demuestra cada vez más que recibir una importante suma de dinero en tu cuenta sin pedir nada a cambio te ayuda a salir de la pobreza.
Señala que a Esther Duflo no le interesa vender teorías (como hacen Sachs o Easterly). Lo que hizo fue investigar sobre las mosquiteras y concluyó que el 90 % las usaba porque eran útiles, no porque se las regalasen o les cobrasen dos o tres dólares. "La gente no se acostumbra a los regalos -dice Duflo de manera concisa-. Se acostumbra a las mosquiteras", dice Duflo.
Considera que Duflo es una "randomista" porque no piensa en términos de modelos ni creen que los humanos actúen como seres racionales. Por el contrario, nos consideramos criaturas quijotescas, necias o astutas, temerosas, altruistas o egocéntricas. Desde este enfoque, se pueden producir resultados mejores. Duflo realizó un test RCT demoledor en Hyderabad, en la India, al probar que no hay pruebas fehacientes de que el microcrédito sea eficaz para combatir la pobreza y la enfermedad. Repartir dinero en efectivo funciona mucho mejor y parece el mejor método para luchar contra la pobreza tanto a largo plazo como corto, como a pequeña o larga escala.
Resumen del libro "La trampa de la diversidad", de Daniel Bernabé (2018)
Resumen original y actualizado en el siguiente link:https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/12/la-trampa-de-la-diversidad-de-daniel.html
Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Derecho y Sociología
Sociología, diversidad, género, pensamiento político, neoliberalismo, estructura social, clases
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Título: "La trampa de la diversidad"
Subtítulo: Cómo el neoliberalismo fragmentó la identidad de la clase trabajadora
Publicación en español: Ediciones Akal, SA, colección A Fondo, Madrid, 2018
Páginas: 249 páginas
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Biografía del autor Daniel Bernabé (hasta 2018)
Daniel Bernabé (Madrid, 1980) es diplomático en Trabajo Social, aunque desde hace unos años trabaja lo más cerca que puede, o le dejan, en el mundo de la literatura y el periodismo. Ha sido librero casi diez años en Madrid, pero actualmente escribe para la revista La Marea, donde tiene una columna semanal y realiza reportajes, crónicas y entrevistas. Se deja caer también por medios como Público, CTXT o El Salto. Ha hecho radio en El Estado Mental y publicado dos libros de relatos, De derrotas y victorias, y Trayecto en noche cerrada.
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Texto de la contraportada
"Llegaron a España las guerras culturales, conflictos en torno a derechos civiles y representación de colectivos que situaban lo problemático no en lo económico o lo laboral y mucho menos en lo estructural, sino en campos meramente simbólicos. El matrimonio homosexual, la memoria histórica, el lenguaje de género o la educación para la ciudadanía empezaron a copar portadas de los medios y a crear polémica.
¿Estamos afirmando que los ejemplos mencionados carecen de importancia? En absoluto. Es importante que un grupo social pueda tener los mismos derechos civiles que el resto o reconocer desde las instituciones nuestra historia y la dignidad de los republicanos olvidados. Lo que decimos es que estos conflictos culturales tenían un valor simbólico en tanto que permitían a un gobierno que hacía políticas de derechas en lo económico validad frente a sus votantes su carácter progresista al embarcarse en estas cuestiones".
"Extraña paradoja la que plantea este libro: ¿son los sistemas de privilegios, opresiones y revisiones una forma efectiva de enfrentarse a la desigualdad?; ¿dónde quedó, entonces, el conflicto capital-trabajo? Sin embargo, debemos dar una respuesta urgente a estas preguntas, si no queremos que la fuerza de lo colectivo se acabe diluyendo en el irremediable individualismo de lo identitario.
En un mundo donde lo ideológico se ha convertido en una coartada para afirmar nuestra personalidad aislada, el activismo se esfuerza en buscar las palabras adecuadas para marcar la diversidad, creando un entorno respetuoso con nuestras diferencias mientras el sistema nos arroja por la borda de la Historia. Ya no se busca un gran relato que una a personas diferentes en un objetivo común, sino exagerar nuestras especificaciones para colmar una angustia de un presente sin identidad de clase.
Ha llegado el momento de tener unas palabras con la trampa de la diversidad...."
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ÍNDICE
1. Las antorchas de la libertad
La segunda venida de Frida Kahlo
Theresa May, el gigante y los extraterrestres
2. Las ruinas de la modernidad
La modernidad. Una nueva esperanza
La modernidad. Auge y caída.
Posmodernismo. El gran arrepentimiento
Posmodernismo. La gran deconstrucción
3. Robots, mascotas y mendigos
De la revolución hippie al sentimiento del individualismo
El regreso del capitalismo salvaje
Un logro apócrifo: los años de Clinton y Blair
4. El mercado de la diversidad
Diversidad competitiva. Yo soy más especial que tú
5. La trampa de la diversidad
Políticamente correctos. La trampa de la diversidad en el socioliberalismo
Un lío con mucha gente. El mercado de la diversidad en el activismo
La diversidad como coartada, necesidad y producto
Un laberinto inacabable. La trampa de la diversidad en el activismo
6. Ultraderecha
La ultraderecha favorecida por la diversidad como trampa
La ultraderecha favorecida por la diversidad como mercado
7. Atenea destronada
¿Qué es la cultura?
Cultura como arma política
Multiculturalismo
8. Jóvenes papas, viejos comunistas
Desactivando la trampa
La muerte y la palabra
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RESUMEN
Comentarios iniciales: Estas ideas fueron sugeridas en los años 90 por el sociólogo británico Anthony Giddens que señalaba que, a mayores de la tradicional izquierda y derecha (esencialmente patriarcales, que solo funcionaban para un modelo de sociedad industrial de obra de mano masculina), había surgido una Tercera Vía (Giddens), que tenía en cuenta la irrupción masiva de la mano de obra femenina en los años 70 en el mercado laboral. Los discursos de derecha e izquierda, patriarcales, se habían quedado obsoletos e incapaces de funcionar en la nueva sociedad postindustrial, marcada por el sector servicios y con un alto componente femenino. La solución del autor es recuperar la acción colectiva y de grupo y sacar las luchas de la diversidad de su tendencia a la atomización, fraccionamiento y el individualismo. Recalca que las políticas de diversidad resultan inoperantes para resolver conflictos intergrupales, cada vez más habituales en un escenario de escasez y ultracompetitividad.
El autor Bernabé establece la tesis de que la unificación identitaria de toda la sociedad en torno al concepto de clase media provocó una ansiedad por diferenciarse en los individuos, una búsqueda de su identidad perdida, una necesidad de ser alguien en la competición de especificidades. Las reivindicaciones de izquierdas de los trabajadores, dentro de una lógica de clases, fueron sustituidas y fragmentadas por la diversidad (de género, de preferencia sexual, religiosa, étnica y racial...). Considera que, esencialmente, el movimiento de izquierdas cayó en una "trampa" al permitir disgregarse en una diversidad de corrientes, cada una con sus intereses. Dichos intereses y valores coinciden con los de la clase media.
El autor señala que la política se ha convertido en objeto de consumo y explica cómo el espíritu de época de la posmodernidad "fue el sustrato perfecto para mutilar la naturaleza emancipadora de la izquierda". Además, recalca que el proyecto neoliberal, hostil a la mayoría de la sociedad, logró hacerse pasar por algo benéfico para todos (casi revolucionario y liberador). También aborda la sociedad poscrisis en el mundo occidental en el que estudia el impacto de las políticas norteamericanas desde la reacción neoliberal (a finales de los 70) y la globalización capitalista (en los 80). Resalta que la diversidad se ha convertido en un mercado competitivo al servicio del neoliberalismo y ese mercado ha afectado a la política de izquierda de forma institucional como activista (la gente anónima que monta eventos).
Sostiene que lo que hizo el neoliberalismo (a partir de Thatcher) fue defender el individualismo y romper la unidad de acción colectiva, según explica el autor. No es lo mismo negociar un convenio con un grupo obrero unido que con individuos, cada uno con sus peculiaridades (religiosas, feministas, gays, étnicas...), por lo que cada uno reclama sus propios derechos, de forma que es difícil que se pongan de acuerdo en líneas comunes de acción porque cada uno defiende sus propios intereses [nota del lector: la línea común de acción a todas estas corrientes es exigir una política de tolerancia, aunque ni tan siquiera eso porque ninguna parte debe ofender la sensibilidad de la otra, lo que se llama corrección política].
Según el autor, al disgregarse las fuerzas de izquierda en una miríada de diversidades y salir triunfante el egoísmo individual, perdieron fuerza las políticas colectivas y de interés general. A todo ello se une que, a partir de los años 80, los sindicatos comenzaron a decaer, por lo que el aglutinador de la clase social y laboral fue reemplazado por corrientes diversas que defendían intereses individuales. Así un trabajador cayó en la "seducción identitaria" y ya no tenía conciencia de clase sino que se veía así mismo como feminista, si era mujer, del colectivo LTB, en función de sus elecciones sexuales, del movimiento negro si era afroamericano, musulmán, judío ortodoxo o ultracristiano, según su adscripción religiosa o étnica, o activista antiglobalización en vez de político de izquierdas, veganos y antisespecistas (defienden a los seres no humanos, o sea, el resto de los animales que también son seres sintientes), o los antinatalistas (no quieren procrear para no arruinar el planeta), o los revisionistas (personas aisladas que reclaman privilegios o reciben opresiones)... La clase obrera se diversificó y atomizó en muchos intereses dispersos y perdió conciencia de sí misma.
Según el autor, la política ultraderecha también hizo distinciones pero en vez de diversificar como la izquierda (que transformó la diversidad en un producto identitario), lo que hizo fue construir un grupo: el honrado trabajador varón, blanco y nacional ya no lucha contra las empresas que hacen despidos masivos para contratar a personal precario y barato sino contra el inmigrante que viene a quitarle el trabajo. La familia se contrapone a las feministas, gays, etc... Los ultras y nuevos reaccionarios aprovecharon, dice el autor, los diferentes estilos de vida, aficiones y tendencias para colar su mensaje, para normalizar (sus conflictos llegaron a los videojuegos, el medievalismo, feminismo, animalismo, así como las teorías de la conspiración, machismo, tradicionalismo).
El autor lo resume en esta frase: "Hoy, multinacionales de la distribución que sobreexplotan a sus trabajadores tienen en sus comedores menús respetuosos con las prohibiciones religiosas alimentarias. Poderosas marcas cuya ropa es fabricada en Bangladés en régimen de semiesclavitud celebran las diferencias raciales en su publicidad. A la par que la brecha salarial de género permanece en la llamada Europa de los derechos, se celebra el aumento de ejecutivas en los consejos de administración.", etc... y concluye, citando a Eagleton: "La sociedad capitalista relega a sectores enteros de su ciudadanía al vertedero, pero muestra una delicadeza exquisita para no ofender sus convicciones".
El autor insiste en que su libro no es una lucha contra la pluralidad de las sociedades ni la diversidad, ni contra los colectivos de minorías y mujeres por sus derechos civiles pero su libro sí desvela una transformación de la identidad en un producto aspiracional que compite en un mercado.
Afirma que en el siglo XXI, el discurso del político es un cascarón vacío para portar una serie de valores que coincidieran con los apreciados en sociedad, o sea, los de la clase media (su ideología ha colonizado a toda la sociedad, no solo es la hegemónica sino también la única percibida). Todos quieren ser clase media, los trabajadores y los ricos, y el neoliberalismo los acoge. A través del mercado de la diversidad se crean una serie de identidades individualistas y competitivas "que impiden nuestra acción colectiva y nuestra percepción como clase trabajadora para sí misma".
Además, los políticos dulcificaron su discurso y aunque asumían programas económicos neoliberales lo maquillaban con adjetivos como obvio, esperable, único sensato y posible, así como investigación y desarrollo, nuevas tecnologías y economía verde. Y, por arte de magia, del consenso del Estado de Bienestar se pasó al consenso del neoliberalismo (la aspiración de todos a tener presencia en la clase media).
A esto se sumaron lo "políticamente correcto" y la "representación simbólica" (una política de derechas luce una pulsera con la imagen de la comunista Frida Khalo, a la que ahora se vincula al feminismo). A pesar de los derechos legales y formales, sigue habiendo clasismo, según el autor, pero se disimula con lo "políticamente correcto" (si ahora no se puede decir "niger" (negrata) pero sí vagabundo sin especificar su raza, desaparece por arte de magia el conflicto racial y el debate se centra solo en lo económico).
El autor dice que las políticas simbólicas o representativas funcionaron en los años 70 (porque nombraban a los demás como querían ser nombrados y se les otorgaban los mismos derechos) pero luego hubo una sobreexplotación y se divorciaron de las políticas materiales y cambió la mentalidad hacia el individualismo. "El resultado es que el racismo, la homofobia y el machismo se están constituyendo como parte de la identidad general del que quiere ser diferente, no correcto, rebelde y no pertenece a ninguno de estos grupos". Advierte que la izquierda debería recordar que "no se trata de pensar como hablamos sino de hablar como pensamos".
Recalca que hasta el irrupción de la nueva ultraderecha en el escenario poscrisis, la diversidad era un consenso social, un valor positivo (un grupo multicultural alegre). En cambio, lo homogéneo, en sociedad y política, nos retrotraía a la oscuridad de la peor cara de la modernidad (que pretendía imponer un sistema cerrado, uniforme y acabado, provocando graves afrentas a los derechos humanos).
El autor da una clave interesante: manifestaciones como la del 15-M buscaban reconocimiento y redistribución. Ya que el neoliberalismo imposibilita la apropiación de la propiedad privada, actuó frontalmente contra las políticas materiales de redistribución pero reconoció las políticas de diversidad (excluyó la vertiente de desigualdad y lo desvió hacia lo específico e individual, y tuvo un compromiso simbólico y cultural hacia lo aspiracional, como un producto de mercado).
El autor dice que la preeminencia del individualismo es visible en los gimnasios (el culturismo, el fitness) y en Internet a través del "tecnooptimismo". También analiza el fenómeno de los youtubers como ejemplo de "ascenso social" y emprendimiento juvenil pero es una cultura basura (autorreferencial y cerrada, replicando sus propios esquemas). También señala que el activismo de la diversidad derivó en un producto de negocio que compite en el mercado (tiendas veganas que ofrecen experiencias y servicios pero no dejan de ser tiendas).
Modernidad y posmodernidad
Un capítulo interesante es en el que aborda la modernidad, que asocia a la Ilustración, la capacidad de cambiar la historia y fomentar el progreso, frente a la posmodernidad, que asocia al cinismo y el neoliberalismo. Indica que la posmodernidad rompió la noción de historicidad, de granuevo relato, de horizonte y dejo
Una de sus tesis es que el neoliberalismo no defiende el libre mercado sino la supremacía de la élite que perdió sus privilegios tras las dos guerras mundiales. Aunque la dicha élite, acostumbrada a gobernar el mundo, tuvo que claudicar en 1945, enseguida se reorganizó para tomar el poder en las siguientes décadas. Su influencia se deja notar en el Mount Pelerin, Suiza, donde desde los años 50 se organizar cumbres de economistas neoliberales como Hayek o Friedman, y cuyo testigo recogieron Reagan y Thatcher. Pero el autor recalca que la agenda oculta del neoliberalismo no es económica (ya que esa doctrina atribuye el mérito a sus políticas económicas si hay crecimiento y culpa al gobierno si algo va mal) sino política (recortes del estado de Bienestar y gasto solo para seguridad policial y defensa ). Poco a poco se han ido anulando muchos derechos obtenidos con las revoluciones y el Estado de Bienestar, dice el autor.
Sobre la clase media, dice que es una ficción útil para la estabilidad y control social y que la alta tecnología como bien popular de consumo o el acceso a las redes sociales a partir del 2008 ha permitido al obrero mantener la ilusión de que pertenece a la clase media. Lo destacable es que la clase trabajadora como tal ha desaparecido del mapa de la representación.
El autor comenta que la modernidad trajo la conciencia de que el ser humano tenía capacidad de cambiar la historia para su beneficio mediante la razón (el progreso) pero la posmodernidad rompió la noción de historicidad dejando a la izquierda desmarcada. Según dice, el proyecto del neoliberalismo destruyó la acción colectiva y fomentó el individualismo de una clase media que ha colonizado culturalmente a toda la sociedad. El resultado, según el autor, es que "hemos retrocedido a un tiempo premoderno donde las personas compiten en un mercado de especificidades para sentirse, más que realizadas, representadas".
El resultado es que este mercado de la diversidad ha ocupado el mundo del trabajo. De ahí surgen programas competitivos como Operación Triunfo, La Voz o Masterchef.
Entre las nuevas "tribus empresariales" se encuentran, casi como una burla, los becarios ambiciosos, gerentes millenials, gurús de la administración o conferenciantes principiantes. La categoría de trabajador (en Fiverr) desaparece a nivel de contrato y se convierte en una unidad de producción independiente que además compite con otros para lo cual él mismo se autoexplota (trabajas 12 horas porque eres un emprendedor y no un vulgar trabajador).
También menciona el estudio Vals que califica a los consumidores en innovadores, pensadores, creyentes, triunfadores, luchadores, experimentadores, creadores y supervivientes.
Indica que el modernismo revolucionario fue la respuesta de la clase trabajadora a través de la ideología socialista (lo que dio lugar al electoralismo y el Estado de Bienestar, de forma que los ricos desaparecían de la escena para visibilizar a la clase media. Dice que la prensa rosa daba una visión amable y cosmopolita de la riqueza pero, según el autor, mientras la clase media caía en una especie de sueño narcoléptico "la burguesía conspiraba en secreto con sus "thinks tanks", sus grupos de presión, sus académicos para tener todos los resortes de poder bajo su mando".
El autor concluye que "no necesitamos más victimización, agitación de la condición de ofendidos, ni deconstrucción de opresiones". Lo que propone es "análisis sobre la explotación y las discriminaciones, medirlas, comprobar sus relaciones con el ámbito real". Dice que cualquier reinvidicación de la diversidad debe tener objetivos materiales y hacia cuestiones económicas.
Respecto a la trampa de la diversidad dice que la diversidad puede implicar desigualdad e individualismo (coartada para hacer éticamente aceptable un sistema injusto de oportunidades y formentar la ideología que nos deja solos ante la estructura económica apartandonos de la acción colectiva. Y añade que la diversidad también es una cuestión de clase (la diversidad entre quien se ve obligado a emigrar en patera y quien no).
(en elaboración)
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https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/03/el-mundo-sin-trabajo-de-rudy-gnutti-2017.html
Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Sociología y Derecho
Sociología, trabajo, empleo, desempleo, automatización, robotización
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Título: "El mundo sin trabajo"
Subtítulo: Pensando con Zygmunt Bauman
Editorial: Icaria editorial, Barcelona, 2017
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https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/11/la-sociedad-del-descenso-de-oliver.html
Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Derecho y Sociología
Sociología, estructura social, clases sociales,
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Ficha técnica
Título: "La sociedad del descenso"
Subtítulo: "Precariedad y desigualdad en la era posdemocrática"
Título en alemán: "Die Abstiegsgesellschaft"
Autor: Oliver Nachtwey
Fecha de publicación: Berlín, 2017
Publicación en español: Espasa Libros, Paidós, Estado y Sociedad, Barcelona, 2017
Número de páginas: 233
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El autor dice que entre 1945 y 1971 hubo una época dorada impulsada por el Estado del Bienestar (un producto del keynesianismo económico y patriarcal) donde todos los trabajadores tenían su vida resuelta. Había un crecimiento anual del 4,8 %, un Estado del Bienestar que ofrecía educación y sanidad gratis para todos, pleno empleo, salarios en continuo aumento, un ascensor social gracias al que el obrero subía de categoría y sueldo y su hijo entraba en la universidad, empleo seguro para toda la vida, pero con algunos puntos oscuros como el hecho de que las mujeres quedaban confinadas como amas de casa y las minorías étnicas y otros colectivos quedaban marginados. Pero a efectos generales suponía un gran avance respecto a épocas pasadas porque ofrecía una gran estabilidad a los trabajadores y las familias y oportunidades de ascenso y una mayor igualdad vertical entre clases (no había igualdad horizontal, ya que las mujeres quedaban relegadas). Se llegó a decir que el sistema de clases había desaparecido pero, según el autor, siguió latente hasta que volvió a aflorar a partir de la crisis del 2008.
Este sistema basado en el Estado del Bienestar (y los 30 años gloriosos) se comenzó a desmontar a partir de 1971, cuando el presidente Nixon renunció al sistema económico diseñado en Bretton Woods en 1945 [nota del lector: a Nixon no le quedó otro remedio para relanzar la economía] y que supuso un cambio del patrón dólar. A partir de ahí comenzó un periodo de inestabilidad financiera debido a la mayor flexibilidad de los mercados y desregulación del sector, con lo que hubo una cadena de borrascas o crisis concatenadas (1973, 1979, 1980, 1987, 1992, 1999-2000, 2008) y con un desempleo mayor, así como mayor precariedad laboral, estancamiento, falta de crecimiento económico (solo un 2 % o un 3 %), así como una mayor desigualdad entre clases.
La idea del "estancamiento secular" (parón económico entre 1971 y 2016) se remonta a Keynes (en el contexto de la Gran Depresión) pero la más reciente procede del expresidente del Banco Mundial y exsecretario del Tesoro estadounidense Larry Summers y el premio Nobel de Economía Paul Krugman. Definen así a la fase actual de desarrollo capitalista. Según el autor, temían que los Estados industrializados estuvieran sometidos a un periodo perdurable (de ahí lo de "secular") de crecimiento económico muy bajo. Por ello, un capitalismo (casi) sin crecimiento podría convertirse en la "nueva normalidad" y, de hecho, afirma el autor, "en el octavo año de la gran crisis (2008-2016), la economía no ha reflotado todavía. El banco HSBC pronostica que por ahora no va a haber un retorno al camino del crecimiento autosostenido, cree que las naciones industrializadas han llegado al final de una larga área de expansión y espera un periodo de estancamiento. "Los pasados de los pasados decenios (pensemos en la liberalización del comercio mundial, las innovaciones tecnológicas, un "capital humano" mejor formado o la integración de la mujer en el mercado laboral ya se han agotado" (King, 2013). Estamos, por tanto, ante un "capitalismo poscrecimiento".
A efectos de la mejora de vida de los trabajadores (la llamada "modernidad social"), el autor admite que en el Estado del Bienestar había un "ascensor social" en el que el rico y el pobre subían juntos en el mismo elevador (el hijo del obrero entraba en la Universidad) pero que en el nuevo sistema desrregulado actual funciona una "escalera mecánica" donde los más ricos van en la parte delantera y una vez que llegan primeros a la primera planta pueden hacer allí sus "compras" o subir a una planta más alta. En cambio, los que vienen detrás no solo nunca llegan a la planta primera sino que, encima, la escalera mecánica cambia de sentido y empieza a bajar, por lo que la movilidad social es en descenso, hacia puestos de trabajo precarios y con salarios próximos a la pobreza (el hijo del obrero que se tituló en la Universidad ahora trabaja en horario partido como cuidador en una guardería).
Respecto a las crisis, el autor dice que entre 1971 y 2016 (época de la regresión social y de estancamiento) hubo una especie de oasis de mejora económica (entre 1980 y 2008) pero sin que esto alterase la nueva estructura basada en la precariedad y el renacer de las clases y la desigualdad ya preconfigurada.
El autor habla de una "modernidad social" en referencia a que entre 1971 y el 2016 se mejoró la condición laboral de la mujer (que se reincorporó a los puestos de trabajo) y de las minorías étnicas, para las que hubo una discriminación positiva. Pero a nivel de crecimiento económico, cree que hubo un "parón" tecnológico. Señala que la revolución informática (Internet, smartphone) tuvo una incidencia e impacto mucho menor que otras tecnologías de consumo como la llegada del coche barato, la lavadora o el teléfono, que entraron en los hogares de forma masiva. Un ejemplo es que ahora aquel que es considerado un "pobre" tiene en su casa todo tipo de modernos aparatos electrodomésticos y cubre sus necesidades primarias básicas.
En las gráficas desde 1970 a 2016 se observa una tendencia a la baja que revela que el modelo está agotado por falta de crecimiento económico (es lo que llama capitalismo sin crecimiento). La solución para generar recursos fue privatizar todo el sector público, convertir en negocio la sanidad, crear nuevos "nichos" (educación, sanidad) que antes estaban gestionados por el sector público en aras de la eficiencia. Pero dice que el autor que el problema de esta ideología neoliberal es que se convirtió en "totalitaria" desde el momento en que la "ideología de mercado" se inmiscuyó e impregnó la vida privada de la gente y metió su discurso mercantilista en los hogares. Además, el contribuyente y ciudadano pasa a ser "cliente". Esto se ha generalizado tanto que incluso en la Administración Público los funcionarios deben tratar a los ciudadanos como "clientes". Al Gobierno de los mercados se le denomina ahora "posdemocracia".
En las gráficas se observa como en 1971, los salarios estaban ligados a la productividad pero, a partir de esa fecha, los salarios se quedan estancados mientras que la productividad aumenta. [nota del lector: esto podría deberse a los llamados efectos invisibles de la revolución informática: si un oficinista hacía un trabajo en una jornada, ahora lo hace en medio gracias a los ordenadores pero su salario sigue siendo el mismo o más bajo]
En una de las gráficas, se puede ver cómo el desarrollo del PIB en Alemania y la UE se desploma entre 1961 y el 2012 (a pesar de los altibajos, hay que fijarse en la progresión lineal, la línea que une ambos extremos del período, que es claramente descendente). En la OCDE, el resultado desde 1971 a 2010 es el mismo (la media de crecimiento baja del 4 % al 2 %).
En otra gráfica se ve como la tasa de beneficio empresarial también baja del 23 % al 15 %, o se mantiene estable entre el 11 y el 13 %.
A ello se suma, según otra gráfica, que el desarrollo de la tasa de inversión bruta a nivel mundial y la OCDE entre 1960 y el 2012 se hundió del 22 al 21 % (en el mundo) y del 21 al 19 (en la OCDE). En el caso de Alemania, cae del 25 % del PIB al 17.
Una de las matizaciones que hace el autor es que, aparentemente, el sector industrial disminuyó y ahora es prioritario el de servicios pero sospecha que la industria sigue ahí pero desmenuzada: antes una empresa automovilística se incluía como industrial (lo que incluía la cadena de montaje pero también las oficinas o la cantina) pero ahora la matriz se ha difuminado en miniempresas separadas (una para el I+D, otra para la cantina, otra para la contabilidad) que ya no son computadas como sector industrial sino como servicios.
En cuanto a los salarios, distingue entre salarios reales (99,1 %) y salarios del convenio (108), por lo que detecta un desfase.
Otra de las claves es la externalización y partición de una gran empresa en una miríada de sociedades, cada una sin convenio colectivo y salarios baratos, lo que supone una pérdida de estatus para los trabajadores.
El autor señala que en la "modernidad social" (1945-1971) se nivelaban hacia arriba las posiciones de clase, especialmente mediante la concesión de iguales derechos cívicos. Pero en la "modernidad regresiva" (1971-2016), en cambio, con la "sociedad del descenso" se constituye una multiplicidad de estructuraciones de clase orientadas hacia abajo. La mayor parte de los trabajadores "free lance" o interinos llevan una vida precaria. El autor indica que para unos pocos (por ejemplo, los especialistas en tecnologías de la información) es una ganancia de autonomía (sin jefes ni horarios). De ahí que no se produzca (como esperaban hasta hace bien poco algunas personalidades importantes (Standing, 2011), la formación de un "precariado" como nueva clase social. El autor añade que "hasta ahora no ha surgido ni un potencial de acción ni una conciencia de clase capaces de arrastrar a las masas". Como tampoco hay un precariado, sino muchos precariados (Bude, 2006).
Una de las cuestiones que plantea Nachtwey es si se puede dar un nuevo conflicto de clases ahora que ya no hay clases (tras finalizar la lucha obrera y canalizarla a través de los convenios de empresa creados en el Estado de Bienestar y luego alcanzar la ansiada clase media sin que apenas hubiese huelgas destacables a cambio de implantar un salario mínimo; y una vez que el debate se centró en las subidas del IPC o mejoras del convenio o cuotas políticas, el sindicalismo perdió parte de su caracter moral), o si va a haber otro tipo de conflictos ya que la afiliación a los sindicatos es muy baja. El propio concepto de clase parece trasnochado o una reliquia anacrónica pero resurge con el aumento de desigualdades entre ricos y pobres a partir del 2008. Por un lado, afirma, hay un grupo que siente rencor y resentimiento porque sabe que ya nunca más va a poder escalar socialmente y se verá relegado a puestos poco remunerados.
Por otro lado, la sociedad del descenso se caracteriza por una creciente desigualdad y los derechos sociales y económicos del ciudadano se ven una y otra vez pisoteados y no dejan de surgir nuevas estructuraciones de clase.
Añade que en la posdemocracia, los canales de articulación de los intereses se ven obstruidos por el consenso en cuanto a los condicionantes, lo que produce una "crisis de representación" de la democracia parlamentaria. Los problemas de legitimización se producen por las nuevas desigualdades sociales y democráticas que el "viejo" Estado tardocapitalista había conseguido reducir.
Menciona la Agenda 2010 como una nueva fase de la liberalización del mercado laboral en Alemania (los minijobs).
El autor señala que, a partir del 2008, hay miniconflictos, como por ejemplo, las acampadas de los indignados de España (germen del partido Podemos). En el 2015, hubo una ola de huelgas en la Administración alemana e incluso en Amazon. Las luchas obreras ahora se han trasladado al sector servicios (donde los convenios colectivos fueron "perforados"). Los sindicatos, tras las privatizaciones, quedaron muy debilitados. Ahora las protestas son "flashmobs", consignas en la ropa, campañas de Internet y además se consulta a las bases. Incluso hubo una protesta de limpiadoras (las "invisibles"), los sanitarios (por razones de una ética profesional que no es atendida) o los comerciantes minoristas, en general para que el patrono les concediese su estatus de empleado. No solo eso sino que una mujer inmigrante tiene difícil aspirar a entrar en un convenio colectivo.
El autor comenta que los conflictos laborales están aumentando de nuevo pero con un contenido añadido (por ejemplo, un reparto más equitativo de las tareas del hogar y del cuidado de los hijos, la vivienda, la calidad de vida urbana). Esto se debe a que el sector que protesta es el de los servicios industriales, que están afincados en las ciudades. De ahí que también haya quejas por la "gentrificación" (la expulsión de los pobres de los barrios urbanos), o por la falta de guarderías.
Otro tipo de protestas se refieren a las acaecidas en el sur de Europa tras el colapso financiero del 2008 que incluyó drásticos programas de austeridad en los países en crisis. El Estado social quedó desmantelado y se recortaron las prestaciones en el sector sanitario y educativo. Curiosamente, un activista convocó una manifestación en Facebook contra la precariedad y fue más gente que a otra que organizaron fuerzas de izquierdas.
A todo esto se suman las revueltas urbanas en Francia o Reino Unido en barrios estigmatizados y deprimidos (las "banlieues" parisinas). Eran revueltas sin programa ni acción colectiva. Parecía más una descarga emocional o ira.
En el caso de Occupy Wall Street o los Indignados españoles, se ocuparon plazas y se hicieron acampadas a modo de laboratorios. Luchaban por los derechos civiles y la participación ciudadana. Eran movimientos urbanos que denunciaban el incumplimiento de la promesa del capitalismo moderno de garantizar tanto la igualdad en la prestación de servicios y oportunidades como el ascenso y la seguridad sociales mediante la educación y la formación. El autor dice que estos movimientos son el resultado de la "desinstitucionalización" del conflicto social y expresión del descontento porque al acabar la carrera a los estudiantes les esperaban trabajos precarios e infracualificados y el paro (es la "sublevación de los diplomados", según Kraushaar).
En el caso de la generación española, tienen un nivel de cualificación históricamente sin precedentes, domina varios idiomas extranjeros y asesora experiencias en el extranjero. Pero sus miembros, llegados a una cierta edad, no pueden fundar una familia y no tienen más remedio que seguir viviendo con sus padres, pues ni tienen derecho a prestaciones sociales ni se pueden alquilar una habitación en un piso compartido.
Posteriormente, el movimiento se reorientó (compromiso con los barrios, antidesahucios, solidaridad local con comedores) y surgió el partido populista democrático Podemos con su mensaje anti-casta, se gobierna por círculos aunque luego apostó por un liderazgo carismático, según dice el autor.
En la misma época surgieron la Primavera Árabe y Occupy Wall Street. [nota del lector: es evidente que estamos ante un conflicto generacional en varias partes del mundo debido a la presión demográfica, ya que casualmente los manifestantes de todos estos movimientos eran gente joven muy descontenta]
El autor señala que lo que aglutinaba a los manifestantes de Occupy Wall Street y a otras protestas a nivel internacional era el eslogan "somos el 99 %", ese enorme grupo de gente que quedó excluido del bienestar social y de toda posibilidad de influjo político. Pedían redistribución económica (la sociedad del descenso) y la del dominio público (la posdemocracia), así como a que esté representada la mayoría de la población.
Otro detalle es que estos nuevos movimientos sociales defendían una postura "posmaterial": para ellos, la autonomía, la participación y la autodeterminación eran tan importantes como la creatividad y la libertad. A mayores, Occupy Wall Street hizo crítica social y pidió más justicia social y una justa redistribución de la riqueza.
Estos nuevos movimientos defendían unos "proyectos en la sociedad" y no "la sociedad como proyecto" del movimiento obrero. Era un movimiento antisistémico que incluía como proyecto a toda la sociedad (criticaba el papel de los bancos en la crisis financiera como elementos relevantes del sistema, el capitalismo había experimentado un cambio sistémico y la democracia corría pareja al orden político. Surgió una especie de populismo democrático en contra del "establishment", se desmarcaban de los tradicionales partidos y sindicatos (las élites) y asociaban el conflicto social al llamamiento de una "verdadera democracia para toda la humanidad". Era un impulso radical-democrático que constituía una política antiinstitucional (la política de la primera persona y el rechazo a la figura de los delegados).
Populismos
El último capítulo está dedicado al populismo. Dice que hay una nueva figura que es el "ciudadano rabioso", entre los que abundan nostálgicos del mayo del 68 que ahora son burgueses, así como expertos (delegan las decisiones en profesionales y forman parte del proceso posdemocrático). Hay latente un "conato autoritario" que apuesta por una convivencia eficientemente conducida por expertos.
El autor añade que a esto se suma otro tipo de protesta ciudadana de los privilegiados (pone como ejemplo a Pegida, en Alemania oriental y sajona), que proclama: "somos el pueblo". Es una corriente neoautoritaria basada en el resentimiento. El autor dice que es la expresión de una clase media aquejada y radicalizada por el miedo al descenso y de una rebelión regresiva en contra de una democracia "configurada a imagen de los mercados".
En el resto de Alemania hay los llamados movimientos "pro" (pro esto, pro lo otro) que se hacían pasar por movimientos ciudadanos pero que, según el autor, en el fondo alentaban un fuerte resentimiento antiislámico y pro extrema derecha.
En el caso de Pegida se desmarca de la extrema derecha y hace hincapié en el carácter ciudadano de sus consignas derivadas de kos valores occidentales de la Ilustración, la democracia, la libertad, la autodeterminación y el Estado de Derecho. Es una variante regresiva de la nueva protesta política. Al igual que con ocupa Wall Street, los ciudadanos salen para reclamar democracia, redistribución de recursos y jerarquía social, pero ahora estás consignas las gritan "enrabietados" ciudadanos de derechas. Las críticas también son contra los de arriba (políticos, empresas, periodistas). También hay un movimiento social identitario por la integración cultural y los valores de un mundo que ha perdido el norte. No se trata tanto de una cuestión de reconocimiento o de diferencia étnica como del contenido de unos derechos consolidados.
Añade el autor que para la clase media baja, la dura competencia social y la lucha por el bienestar, así como las frustradas expectativas respecto al ascenso y a la seguridad son las principales factores que conducen a una "desnormativización" y "barbarización" de los conflictos sociales.
El autor ve detrás una reproducción del autoritarismo en la empresa que favorece la desvalorización de los demás.
Concluye que en el capitalismo poscrecimiento cada vez hay menos grupos que avanzan en el plano social pues para los buenos puestos de trabajo hay demasiados solicitantes con alta cualificación. Ahora, uno tiene algo que perder, la precariedad no delata un fracaso personal sino que es una experiencia colectiva.por otra parte, las nuevas protestas son descentralizadasus y hay mayor participación democrática. Hay protestas a favor de la democracia y la igualdad de derechos. hay un conflicto democrático-social (algunos ven un peligroso desgarro).
Para el autor, la modernidad social no va a volver. Teme que la modernización regresiva y la política posdemocracia puedan generar una corriente autoritaria que se enajene y vacíe los fundamentos liberales de nuestra sociedad. Es el gemelo malvado de la rebelión democrática, alimentado por una mezcla de resentimiento antidemocratico y de pulsión religioso-identitaria. Por eso propone buscar alternativas para hacer una modernidad solidaria.
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Resumen original y actualizado en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2017/07/el-gran-retroceso-de-bauman-zizek-della.html
Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación Social, licenciado en Derecho y Sociología
Sociología, neoliberalismo, economía política, democracia,
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Título: "El gran retroceso"
Subtítulo: Un debate internacional sobre el reto urgente de reconducir el rumbo de la democracia
Título original en alemán: "Die grosse Regresion. Eine internationale Debatte über die geistige Situation der Zeit.
Autores: Santiago Alba Rico, Arjun Appadurai, Zigmunt Bauman, Donatella della Porta, Nancy Fraser, Marina Garcés, Eva Illouz, Ivan Krastev, Bruno Latour, Paul Mason, Pankai Mishra, Robert Misik, Oliver Nachtwey, César Renduelles, Wolfrang Streeck, David Van Reybrouck, Slavoi Zizek.
Fecha de publicación en alemán: Berlín, 2017
Fecha de publicación en español: Barcelona, 2017 / Seix Barral, Editorial Planeta
Número de páginas: sobre 360
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Texto de la contraportada
"Nos encontramos en un escenario impensable hace unos años. Trump es el rostro enfurecido de una nueva demagogia que dice estar contra la élite mientras llama a la construcción de muros. La sorpresa del Brexit ha dado paso a un clima de desilusión y de fatiga democrática. Los partidos nacionalistas y las tendencias autoritarias se extienden por Europa. Y asistimos a una normalización del odio a los inmigrantes, a la brutalización del discurso público y a la desconfianza en los medios de comunicación. ¿Cómo hemos llegado a esta situación? ¿Es posible cambiarla?"
"Este libro analiza el actual momento político y social, lo sitúa en un contexto histórico, reflexiona sobre los escenarios futuros y discute estrategias para contrarrrestar esta regresión global. Intelectuales e investigadores de prestigio internacional inician aqui un debate tan urgente como necesario"
Texto de las solapas
Santiago Alba Rico sostiene que "hay muchas razones para pensar que 2017 está más cerca de 1917 o de 1930 que de 2018". Por su parte, Arjun Appadurai mantiene que "los 62 millones de estadounidenses que eligieron a Trump votaron por él y contra la democracia". En cuanto a Zigmunt Bauman (recientemente fallecido), "se ha creado un clima de desconfianza, recelo y competencia a degüello. Y en él, las semillas del espíritu colectivo y de la ayuda mutua se asfixian, se marchitan y
decaen".
La autora Donatella della Porta añade que "el populismo no empodera al pueblo sino más bien al líder individual". Por su parte, Nancy Fraser mantiene que "se abre ante nosotros una situación inestable en la que hay mentes y corazones que pueden ser conquistados". En cuanto a Marina Garcés, esta indica que "no sabemos cómo responder a la muerte real, la de los viejos y los enfermos, a las mujeres violadas y asesinadas, a los refugiados y a los inmigrantes que cruzan fronteras dejándose en ellas la piel". Otra de las coautoras, Eva Illouz, mantiene que "a largo plazo, el liberalismo podría estar condenado a la extinción".
Por su parte, Ivan Krastev indica que "lo que hoy experimentamos es un completo cambio de rumbo; la destrucción del mundo que nació en 1989". Mientras, Bruno Latour, considera que "en vías de desmembramiento, Europa no puede contar con Estados Unidos, en manos ahora de un nuevo rey Ubú". En cuanto a Paul Mason, este señala que "si hay un agente colectivo que pueda pilotar la transición hacia algo más allá del capitalismo, lo compondrán los jóvenes, conectados y relativamente emancipados. No son una clase, pero el desplome del neoliberalismo los ha dejado sin futuro".
Respecto a Pankai Mishra, este sostiene que "la elevación de un rencoroso trol de Twitter a hombre más poderoso del planeta es el último recordatorio de que las proclamas de las élites sobre la democracia y el liberalismo nunca coincidieron con la realidad del país". Por su parte, Robert Misik afirma que "la competitividad ha llevado a las sociedades pluralistas al borde del colapso". En cuanto a Oliver Nachtwey, dice que "el individuo se mide según su rendimiento en el mercado. Los ganadores obtienen un dividendo de autonomía, los perdedores, estigmación".
Finalmente, otro grupo de autores señala la siguiente. César Renduelles mantiene que "la única salida a la implosión de la UE pasa por deshacer el malentendido histórico que daba prioridad al mercado en la construcción de un proyecto político continental". Wolfrang Streeck afirma que "con el paso a la postdemocracia, llegó al mundo una nueva clase de mentira: la mentira de los expertos". David Van Reybrouck indica que "las elecciones son el combustible fósil de la política: si en su día impulsaron la democracia, ahora generan nuevos peligros". Por último, Slavoi Zizek sugiere que "tanto la izquierda progresista como la derecha populista están atrapadas en la política del miedo. La primera tarea que debemos realizar es desplazarnos del miedo al "angst".
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ÍNDICE
Prólogo
- Retrocesos, repeticiones, restas (Santiago Alba Rico)
- Fatiga democrática (Arjun Appadurai)
- Síntomas en busca de objeto y nombre (Zigmunt Bauman)
- Políticas progresistas y regresivas en el neoliberalismo tardío ( Donatella della Porta)
- Saltar de la sartén para caer en las brasas. Neoliberalismo progresista frente a populismo reaccionario (Nancy Fraser)
- Condición póstuma (Marina Garcés)
- De la paradoja de la liberación a la extinción de la ética liberal (Eva Illouz)
-Un futuro para las mayorías (Ivan Krastev)
- La Europa refugio (Bruno Latour)
- Superar el miedo a la libertad (Paul Mason)
- La política en la era del resentimiento. El oscuro legado de la Ilustración (Pankai Mishra)
- El valor de la audacia (Robert Misik)
- Descivilización. Tendencias regresivas en las sociedades occidentales (Oliver Nachtwey)
- De la regresión global a los contramovimientos postcapitalistas (César Renduelles)
- El regreso de los reprimidos como principio del fin del capitalismo neoliberal (Wolfrang Streeck)
- Estimado presidente Juncker (David Van Reybrouck)
- La tentacion populista (Slavoi Zizek)
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RESUMEN
Un grupo de autores europeos cree que, con las sacudidas de inmigración y terrorismo en Europa o la guerra de Siria. se han establecido unas nuevas políticas de recorte de derechos que nos lleva a estar en un momento de regresión democrática (unos derechos que tanto costaron conseguir). Lo atribuyen a los modelos alternativos que han surgido como consecuencia de la crisis del neoliberalismo, un modelo basado en el crecimiento económico y la globalización y que dan por agotado tras la crisis económica del 2008. En su lugar, surgen alternativas políticas diversas, unas regresivas y escoradas hacia la derecha (como el populismo antiglobalización de Trump) y otras hacia la izquierda (como un replanteamiento de la socialdemocracia) en las que los partidos progresistas deben recuperar la credibilidad como representantes de los sectores que han resultado más perjudicados económicamente.
La autora Donatella Della Porta lo sintetiza así en la página 85: "La impresión de que estamos ante un gran retroceso se nutre de los sucesos que culminaron con la votación del brexit y la victoria de Trump en las elecciones presidenciales, pero también se ha visto reforzada por las tendencias registradas en Francia, donde el Frente Nacional tiene una larga historia, en Alemania, con el rápido crecimiento de Alternativa por Alemania y también en Austria, los países escandinavos, Polonia y Hungría. El Tea Party de EE.UU,, Pegida en Alemania, la Liga de Defensa Inglesa en el Reino Unido, el Bloque Identitario en Francia y Casa Pound en Italia son ejemplos de política de extrema derecha en forma de movimientos sociales. Aunque todavía disponemos de escasa evidencia empírica para desarrollar un análisis detallado de este giro regresivo, podemos definir los temas más relevantes".
Por su parte, Zymung Bauman (fallecido en 2017) hace especial hincapié en la emigración sugiere en la página 60 que el origen primario del fenómeno hay que buscarlo en el miedo a lo desconocido, a los extranjeros o gente de fuera. Señala que en el mundo en que vivimos la inmigración seguirá su lógica hagamos lo que hagamos. "El proceso va a desarrollarse durante mucho tiempo, de la mano de la globalización, Hay una contradicción entre el cosmopolitismo y la ausencia virtual de una conciencia, una mentalidad o una actitud cosmopolita. Este problema está en la base de nuestros dilemas actuales más persistentes y nuestras preocupaciones más inquietantes" (página 61). Dice que ese mecanismo de "nosotros" y "ellos" acompañó al hombre desde sus mismos orígenes pero ahora la "situación cosmopolita" viene impuesta en la agenda política y la gente no encaja, lo que ha generado miedos populares aprovechados por los demagogos. "Desde lo más alto a lo más bajo de la sociedad se crea un cloma de desconfianza mutua y recelo y las semillas del espíritu colectivo y de la ayuda mutua se asfixian" (página 65).
Bauman termina su análisis con que "como resultado de la globalización y de la división consiguiente del poder y de la política", en la actualidad los estados se están convirtiendo en poco más que vecindarios un poco más grandes, encajados dentro de unas fronteras vagamente delineadas, porosas e ineficazmente fortificadas. Y los antiguos vecindarios se esfuerzan ahora por asumir los roles de pequeños Estados sacándole el máximo partido de lo que queda de política cuasilocal". Ve un territorio poblado de tribus que evitan el conflicto entre los bandos pero tratan como inferiores a los otros miembros de la tribu.
El escritor Paul Mason explica los cambios que han surgido tras el derrumbe de la URSS en 1989-1991 y que, tras la victoria de Trump, estos mismos síntomas del desplome empiezan a ser visibles en Occidente afectando a la globalización, los valores sociales progresistas, los derechos humanos y el Estado de derecho. De ser así, la forma por defecto del capitalismo sería un nacionalismo xenófobo y oligárquico y todos los proyectos de justicia social sufrirían un reajuste nacional (como en los años 30). La propuesta de Mason es que la izquierda se deshaga del neoliberalismo para preservar la globalización, reducir la desigualdad y redistribuir los rendimientos del comercio y del progreso tecnológico entre los trabajadores y la gente joven.
Estas son las cinco reformas que propone Mason (pp.206):
1) Adoptar políticas industriales que traigan al Norte el trabajo productivo (dan igual los efectos en el PIB del sur)
2) Forzar a las empresas a asumir sus responsabilidades con comunidades reales, concretas y específicas y no con la sociedad civil en abstracto.
3) Renacionalizar los servicios públicos estratégicos para darlos de forma gratuita o a precios baratos, paliando así los efectos del trabajo precario.
4) Erradicar los entramados en paraísos fiscales y banca en la sombra para financiar más inversión pública.
5) Desfinanciarizar la economía: aumentar los salarios, reducir la dependencia del crédito y equilibrar la deuda pública y privada con quitas, tener la inflación controlada y hacer controles de capital.
Señala que estas reformas no acaban con la globalización pero la revertirían en parte (hasta que se corrigiesen sus desequilibrios sociales) y ayudarían a estabilizar y preservar la economía global interconectada.
Respecto a la inmigración, Mason ve que es inevitable y que se podría regular y monotorizar, introducir reformas en el mercado laboral para evitar la explotación del inmigrante y dar la vuelta a la austeridad.
El periodista y escritor austríaco Robert Misik (premio nacional austríaco del periodismo cultural en el 2009) se centra en el ejemplo de la UE, que tiene una arquitectura política-económica "implicitamente" neoliberal, en el sentido de que hace muy complicado implantar conceptos de propios de la izquierda en la política práctica.
Misk (pp.243) señala que para que se produzca un cambio de rumbo hacen falta tres cosas:
1) partidos de izquierda nacionales vivos que gocen de la suficiente credibilidad como para ganar las elecciones en sus respectivos países.
2) Consolidar la soberanía del discurso progresista en Europa para crear las condiciones necesarias para una reestructuración.
3) Alianzas entre gobiernos renovados en el ámbito europeo.
Una de las críticas que Misik hace a las socialdemocracias europeas es que estos partidos hace décadas que se amoldaron al paradigma neoliberal mientras surgen otros partidos como Syriza que los reemplazan, como Podemos, que se enfrentan a ellos, o como los lusos, que se coaliccionan.
Para que los partidos progresistas recuperen la credibilidad, Misik propone varios puntos:
1) Ver la realidad esbozada por Misik
2) Durante 30 años el ciudadano de a pie ha pagado el precio de la globalización neoliberal y considera a la izquierda como parte del "establishment". Hace falta un programa distinto.
3) Hacer desaparecer la arrogancia hacia los votantes.
4) El votante de clase obrera está enfadado porque los partidos de izquierda le prestan demasiada atención a las demandas d baños públicos transgénero y no le hacen caso a las demandas obreras sobre su situación económica y social.
5) Buenos empleos, subida salarial, vivienda asequible, educación y oportunidades para los hijos son cuestiones clave y hay que mostrar al votante de forma creíble que sí importan estas cuestiones y tiene un plan.
6) La desaparición de las redes de movimiento obrero creó "agujeros" en la estructura de la vida de los barrios no privilegiados que ahora se sienten abandonados. La propuesta es construir estructuras modernas en los barrios como los "community organizing".
7) No tildar a la clase obrera de misógina, antifeminista, xenófoba porque cualquier padre de familia quiere que su hija disfrute de todas las oportunidades de crecimiento existentes y tengan un buen trabajo bien pagado.
8) Animar a los activistas a ocupar cargos en los partidos, muy sobrerrepresentados ahora por intelectuales de clase media mientras que en los barrios obreros predominan los "apparatchik" rancios de los años 70 y que solo llegan alto en los partidos muertos. Hay que dejar sitio a jóvenes de valía.
Dentro de la propia alianza progresista (inteligencia burguesa y clase obrera) hay quienes luchan por conquistar nuevos derechos civiles y quieren modernizar nuestras sociedades y quienes abogan por la bonanza económica. Misik recuerda que la izquierda se creó para lograr lo imposible: mejorar el mundo y la vida de las personas a pesar de todas las adversidades y la aparente falta de perspectivas.
Otros autores han estudiado el ascenso de una alternativa de derechas retrógradas. Oliver Nachtwey muestra su preocupación por el presidente Trump que parece lo contrario de una sociedad occidental como sociedad de autocontrol en las que las fuerzas de progreso social se encuentran como en casa y fomentan la educación, la igualdad de derechos y la integración social. Pero este ideal se ha trastocado debido a que en el debate político ha surgido una rabia incontrolable, un odio impúdico, sentimientos peligrosos, fantasías violentas... En parte, es lo que le llaman el electorado resentido o la política del resentido, que surge en lugares donde la desigualdad se ha incrementado.
El autor Bernabé establece la tesis de que la unificación identitaria de toda la sociedad en torno al concepto de clase media provocó una ansiedad por diferenciarse en los individuos, una búsqueda de su identidad perdida, una necesidad de ser alguien en la competición de especificidades. Las reivindicaciones de izquierdas de los trabajadores, dentro de una lógica de clases, fueron sustituidas y fragmentadas por la diversidad (de género, de preferencia sexual, religiosa, étnica y racial...). Considera que, esencialmente, el movimiento de izquierdas cayó en una "trampa" al permitir disgregarse en una diversidad de corrientes, cada una con sus intereses. Dichos intereses y valores coinciden con los de la clase media.
El autor señala que la política se ha convertido en objeto de consumo y explica cómo el espíritu de época de la posmodernidad "fue el sustrato perfecto para mutilar la naturaleza emancipadora de la izquierda". Además, recalca que el proyecto neoliberal, hostil a la mayoría de la sociedad, logró hacerse pasar por algo benéfico para todos (casi revolucionario y liberador). También aborda la sociedad poscrisis en el mundo occidental en el que estudia el impacto de las políticas norteamericanas desde la reacción neoliberal (a finales de los 70) y la globalización capitalista (en los 80). Resalta que la diversidad se ha convertido en un mercado competitivo al servicio del neoliberalismo y ese mercado ha afectado a la política de izquierda de forma institucional como activista (la gente anónima que monta eventos).
Sostiene que lo que hizo el neoliberalismo (a partir de Thatcher) fue defender el individualismo y romper la unidad de acción colectiva, según explica el autor. No es lo mismo negociar un convenio con un grupo obrero unido que con individuos, cada uno con sus peculiaridades (religiosas, feministas, gays, étnicas...), por lo que cada uno reclama sus propios derechos, de forma que es difícil que se pongan de acuerdo en líneas comunes de acción porque cada uno defiende sus propios intereses [nota del lector: la línea común de acción a todas estas corrientes es exigir una política de tolerancia, aunque ni tan siquiera eso porque ninguna parte debe ofender la sensibilidad de la otra, lo que se llama corrección política].
Según el autor, al disgregarse las fuerzas de izquierda en una miríada de diversidades y salir triunfante el egoísmo individual, perdieron fuerza las políticas colectivas y de interés general. A todo ello se une que, a partir de los años 80, los sindicatos comenzaron a decaer, por lo que el aglutinador de la clase social y laboral fue reemplazado por corrientes diversas que defendían intereses individuales. Así un trabajador cayó en la "seducción identitaria" y ya no tenía conciencia de clase sino que se veía así mismo como feminista, si era mujer, del colectivo LTB, en función de sus elecciones sexuales, del movimiento negro si era afroamericano, musulmán, judío ortodoxo o ultracristiano, según su adscripción religiosa o étnica, o activista antiglobalización en vez de político de izquierdas, veganos y antisespecistas (defienden a los seres no humanos, o sea, el resto de los animales que también son seres sintientes), o los antinatalistas (no quieren procrear para no arruinar el planeta), o los revisionistas (personas aisladas que reclaman privilegios o reciben opresiones)... La clase obrera se diversificó y atomizó en muchos intereses dispersos y perdió conciencia de sí misma.
Según el autor, la política ultraderecha también hizo distinciones pero en vez de diversificar como la izquierda (que transformó la diversidad en un producto identitario), lo que hizo fue construir un grupo: el honrado trabajador varón, blanco y nacional ya no lucha contra las empresas que hacen despidos masivos para contratar a personal precario y barato sino contra el inmigrante que viene a quitarle el trabajo. La familia se contrapone a las feministas, gays, etc... Los ultras y nuevos reaccionarios aprovecharon, dice el autor, los diferentes estilos de vida, aficiones y tendencias para colar su mensaje, para normalizar (sus conflictos llegaron a los videojuegos, el medievalismo, feminismo, animalismo, así como las teorías de la conspiración, machismo, tradicionalismo).
El autor lo resume en esta frase: "Hoy, multinacionales de la distribución que sobreexplotan a sus trabajadores tienen en sus comedores menús respetuosos con las prohibiciones religiosas alimentarias. Poderosas marcas cuya ropa es fabricada en Bangladés en régimen de semiesclavitud celebran las diferencias raciales en su publicidad. A la par que la brecha salarial de género permanece en la llamada Europa de los derechos, se celebra el aumento de ejecutivas en los consejos de administración.", etc... y concluye, citando a Eagleton: "La sociedad capitalista relega a sectores enteros de su ciudadanía al vertedero, pero muestra una delicadeza exquisita para no ofender sus convicciones".
El autor insiste en que su libro no es una lucha contra la pluralidad de las sociedades ni la diversidad, ni contra los colectivos de minorías y mujeres por sus derechos civiles pero su libro sí desvela una transformación de la identidad en un producto aspiracional que compite en un mercado.
Afirma que en el siglo XXI, el discurso del político es un cascarón vacío para portar una serie de valores que coincidieran con los apreciados en sociedad, o sea, los de la clase media (su ideología ha colonizado a toda la sociedad, no solo es la hegemónica sino también la única percibida). Todos quieren ser clase media, los trabajadores y los ricos, y el neoliberalismo los acoge. A través del mercado de la diversidad se crean una serie de identidades individualistas y competitivas "que impiden nuestra acción colectiva y nuestra percepción como clase trabajadora para sí misma".
Además, los políticos dulcificaron su discurso y aunque asumían programas económicos neoliberales lo maquillaban con adjetivos como obvio, esperable, único sensato y posible, así como investigación y desarrollo, nuevas tecnologías y economía verde. Y, por arte de magia, del consenso del Estado de Bienestar se pasó al consenso del neoliberalismo (la aspiración de todos a tener presencia en la clase media).
A esto se sumaron lo "políticamente correcto" y la "representación simbólica" (una política de derechas luce una pulsera con la imagen de la comunista Frida Khalo, a la que ahora se vincula al feminismo). A pesar de los derechos legales y formales, sigue habiendo clasismo, según el autor, pero se disimula con lo "políticamente correcto" (si ahora no se puede decir "niger" (negrata) pero sí vagabundo sin especificar su raza, desaparece por arte de magia el conflicto racial y el debate se centra solo en lo económico).
El autor dice que las políticas simbólicas o representativas funcionaron en los años 70 (porque nombraban a los demás como querían ser nombrados y se les otorgaban los mismos derechos) pero luego hubo una sobreexplotación y se divorciaron de las políticas materiales y cambió la mentalidad hacia el individualismo. "El resultado es que el racismo, la homofobia y el machismo se están constituyendo como parte de la identidad general del que quiere ser diferente, no correcto, rebelde y no pertenece a ninguno de estos grupos". Advierte que la izquierda debería recordar que "no se trata de pensar como hablamos sino de hablar como pensamos".
Recalca que hasta el irrupción de la nueva ultraderecha en el escenario poscrisis, la diversidad era un consenso social, un valor positivo (un grupo multicultural alegre). En cambio, lo homogéneo, en sociedad y política, nos retrotraía a la oscuridad de la peor cara de la modernidad (que pretendía imponer un sistema cerrado, uniforme y acabado, provocando graves afrentas a los derechos humanos).
El autor da una clave interesante: manifestaciones como la del 15-M buscaban reconocimiento y redistribución. Ya que el neoliberalismo imposibilita la apropiación de la propiedad privada, actuó frontalmente contra las políticas materiales de redistribución pero reconoció las políticas de diversidad (excluyó la vertiente de desigualdad y lo desvió hacia lo específico e individual, y tuvo un compromiso simbólico y cultural hacia lo aspiracional, como un producto de mercado).
El autor dice que la preeminencia del individualismo es visible en los gimnasios (el culturismo, el fitness) y en Internet a través del "tecnooptimismo". También analiza el fenómeno de los youtubers como ejemplo de "ascenso social" y emprendimiento juvenil pero es una cultura basura (autorreferencial y cerrada, replicando sus propios esquemas). También señala que el activismo de la diversidad derivó en un producto de negocio que compite en el mercado (tiendas veganas que ofrecen experiencias y servicios pero no dejan de ser tiendas).
Modernidad y posmodernidad
Un capítulo interesante es en el que aborda la modernidad, que asocia a la Ilustración, la capacidad de cambiar la historia y fomentar el progreso, frente a la posmodernidad, que asocia al cinismo y el neoliberalismo. Indica que la posmodernidad rompió la noción de historicidad, de granuevo relato, de horizonte y dejo
Una de sus tesis es que el neoliberalismo no defiende el libre mercado sino la supremacía de la élite que perdió sus privilegios tras las dos guerras mundiales. Aunque la dicha élite, acostumbrada a gobernar el mundo, tuvo que claudicar en 1945, enseguida se reorganizó para tomar el poder en las siguientes décadas. Su influencia se deja notar en el Mount Pelerin, Suiza, donde desde los años 50 se organizar cumbres de economistas neoliberales como Hayek o Friedman, y cuyo testigo recogieron Reagan y Thatcher. Pero el autor recalca que la agenda oculta del neoliberalismo no es económica (ya que esa doctrina atribuye el mérito a sus políticas económicas si hay crecimiento y culpa al gobierno si algo va mal) sino política (recortes del estado de Bienestar y gasto solo para seguridad policial y defensa ). Poco a poco se han ido anulando muchos derechos obtenidos con las revoluciones y el Estado de Bienestar, dice el autor.
Sobre la clase media, dice que es una ficción útil para la estabilidad y control social y que la alta tecnología como bien popular de consumo o el acceso a las redes sociales a partir del 2008 ha permitido al obrero mantener la ilusión de que pertenece a la clase media. Lo destacable es que la clase trabajadora como tal ha desaparecido del mapa de la representación.
El autor comenta que la modernidad trajo la conciencia de que el ser humano tenía capacidad de cambiar la historia para su beneficio mediante la razón (el progreso) pero la posmodernidad rompió la noción de historicidad dejando a la izquierda desmarcada. Según dice, el proyecto del neoliberalismo destruyó la acción colectiva y fomentó el individualismo de una clase media que ha colonizado culturalmente a toda la sociedad. El resultado, según el autor, es que "hemos retrocedido a un tiempo premoderno donde las personas compiten en un mercado de especificidades para sentirse, más que realizadas, representadas".
El resultado es que este mercado de la diversidad ha ocupado el mundo del trabajo. De ahí surgen programas competitivos como Operación Triunfo, La Voz o Masterchef.
Entre las nuevas "tribus empresariales" se encuentran, casi como una burla, los becarios ambiciosos, gerentes millenials, gurús de la administración o conferenciantes principiantes. La categoría de trabajador (en Fiverr) desaparece a nivel de contrato y se convierte en una unidad de producción independiente que además compite con otros para lo cual él mismo se autoexplota (trabajas 12 horas porque eres un emprendedor y no un vulgar trabajador).
También menciona el estudio Vals que califica a los consumidores en innovadores, pensadores, creyentes, triunfadores, luchadores, experimentadores, creadores y supervivientes.
Indica que el modernismo revolucionario fue la respuesta de la clase trabajadora a través de la ideología socialista (lo que dio lugar al electoralismo y el Estado de Bienestar, de forma que los ricos desaparecían de la escena para visibilizar a la clase media. Dice que la prensa rosa daba una visión amable y cosmopolita de la riqueza pero, según el autor, mientras la clase media caía en una especie de sueño narcoléptico "la burguesía conspiraba en secreto con sus "thinks tanks", sus grupos de presión, sus académicos para tener todos los resortes de poder bajo su mando".
El autor concluye que "no necesitamos más victimización, agitación de la condición de ofendidos, ni deconstrucción de opresiones". Lo que propone es "análisis sobre la explotación y las discriminaciones, medirlas, comprobar sus relaciones con el ámbito real". Dice que cualquier reinvidicación de la diversidad debe tener objetivos materiales y hacia cuestiones económicas.
Respecto a la trampa de la diversidad dice que la diversidad puede implicar desigualdad e individualismo (coartada para hacer éticamente aceptable un sistema injusto de oportunidades y formentar la ideología que nos deja solos ante la estructura económica apartandonos de la acción colectiva. Y añade que la diversidad también es una cuestión de clase (la diversidad entre quien se ve obligado a emigrar en patera y quien no).
(en elaboración)
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Resumen del libro "El mundo sin trabajo", de Rudy Gnutti (2017)
Resumen original y actualizado del libro en:https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/03/el-mundo-sin-trabajo-de-rudy-gnutti-2017.html
Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Sociología y Derecho
Sociología, trabajo, empleo, desempleo, automatización, robotización
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Título: "El mundo sin trabajo"
Subtítulo: Pensando con Zygmunt Bauman
Editorial: Icaria editorial, Barcelona, 2017
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Biografía del autor: Rudy Gnutti
Rudy Gnutti, Brescia (Italia), 1963, es músico y director de cine y televisión. Estudió Antropología Cultural en la Universidad La Sapienza de Roma y realizó sus estudios musicales en Roma y Barcelona. Se especializó en la escuela Chigiana, con el maestro Ennio Morricone y con el compositor de música contemporánea Franco Donatoni. Desde los años noventa vive Barcelona. Es fundador de la productora musical Quadrophenia. Ha compuesto música para todo tipo de formatos audiovisuales: cine, televisión, teatro y danza. En el 2009, crea la productora Ancora Musica y participa la coproducción de series para televisión y largometrajes cinematográficos. En 2010 escribe con Domènec Duesa su primer documental: El amor de los poetas para el canal 33. En 2011/12 escribe y rueda El oficio del artista y Trabajadoras y en 2016 escribe y rueda el documental In the Same Boat, producido por Pere Portabella y Nao Cinematografica.
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Texto de la contraportada
"Este libro parte de las reflexiones que el profesor Zygmunt Bauman elaboró para el documental In the Same Boat (2016).
Zygmunt Bauman, junto a un selecto grupo de pensadores (José Mujica, Serge Latouche, Tony Atkinson, Mariana Mazzucato, Erik Brynjolfsson, Daniel Raventos, Rutger Bregman, Nick Hanauer...) analiza la problemática más preocupante de nuestro siglo: cómo el cambio tecnológico que, según las predicciones del economista más importante del siglo XX, John Maynard Keynes, "nos iba a procurar una riqueza inmensa y la solución a todos los problemas económicos", nos está llevando, por el contrario, a una dramática desigualdad, injusticia y a una vía sin retorno.
Este libro recoge tanto las preguntas como las propuestas para poder adaptarnos a nuevos trabajos, nuevas reglas económicas y sociales y, sobre todo, y quizás lo más complicado, a una nueva forma de vivir".
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ÍNDICE
A propósito de este libro
Globalización
El fin del trabajo
Desigualdad y tecnología
Estancamiento secular
Nuevas ideas: renta básica
Serge Latouche y el decrecimiento
La economía del hámsrter
Una vida sin trabajo
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RESUMEN
El cineasta, que rodó el documental In the Same Boat en el 2016, recuerda las palabras de J.M. Keynes en la Residencia de Estudiantes de Madrid, el 9 de junio de 1930, donde estudiaron vanguardistas como Lorca, Dalí y Buñuel. El economista inglés dijo que en cien años, la economía dejaría de ser un problema para la Humanidad porque el mundo sería mucho más rico y la tecnología permitiría al hombre trabajar solo 15 horas a la semana.
El autor se pregunta: Keynes no se equivocaba en sus predicciones pero "¿por qué cada vez más desigualdad? ¿No sabemos gestionar estos beneficios? ¿por qué seguimos con la sensación de vivir en la cuerda floja?
El autor dice que nuestra sociedad tendrá que adaptarse en poco tiempo a una nueva forma de vivir y necesita un extraordinario esfuerzo racional e intelectual para crear nuevas bases y pilares ideológicos y filosóficos donde apoyarse.
El autor dice que nuestra sociedad tendrá que adaptarse en poco tiempo a una nueva forma de vivir y necesita un extraordinario esfuerzo racional e intelectual para crear nuevas bases y pilares ideológicos y filosóficos donde apoyarse.
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Resumen de libro "La sociedad del descenso", de Oliver Nachtwey (2017)
Resumen original y actualizado en:https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/11/la-sociedad-del-descenso-de-oliver.html
Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Derecho y Sociología
Sociología, estructura social, clases sociales,
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Ficha técnica
Título: "La sociedad del descenso"
Subtítulo: "Precariedad y desigualdad en la era posdemocrática"
Título en alemán: "Die Abstiegsgesellschaft"
Autor: Oliver Nachtwey
Fecha de publicación: Berlín, 2017
Publicación en español: Espasa Libros, Paidós, Estado y Sociedad, Barcelona, 2017
Número de páginas: 233
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Biografía del autor Oliver Nachtwey (hasta el 2017)
Oliver Nachtwey, nacido en 1975, es "fellow" del Instituto de Investigaciones Sociológicas de Fráncfort. Ha enseñado e investigado en las universidades de Jena, Tréveris, Darmstadt y Fráncfort.
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Texto de la contraportada
"El ADN político de las protestas actuales lo constituyen los derechos sociales y políticos; la democracia y la igualdad de derechos son el motor principal del nuevo conflicto democrático-social" (Oliver Nachtwey)
"El ascensor social parece haber frenado, los títulos universitarios ya no dan seguridad y los trabajos son cada vez más precarios. Pero ¿cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Por qué la movilidad social ha sufrido un revés y ya no va en ascenso sino en descenso? ¿Es la nuestra una sociedad regresiva, precaria y polarizada?
El prestigioso analista Oliver Nachtwey revisa las causas de esta tendencia y analiza los conflictos que ello genera. Si bien la salida de la crisis parece estar llegando, los enfrentamientos que están afectando a toda Europa son cada vez más evidentes: nuevos movimientos de izquierda y luchas obreras por un lado y, por el otro, protestas xenófobas y populismo de derechas. Un análisis certero y agudo de la realidad social que estamos viviendo".
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ÍNDICE
1. La modernidad social
2. Un capitalismo (casi) sin crecimiento
3. La modernización regresiva
4. El descenso social
5. (Re)acciones en contra
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RESUMEN
Comentarios iniciales: Certero diagnóstico de la época 1971-2018 en el que el autor explica de forma clara y concisa cuestiones como el estancamiento del crecimiento económico, la precariedad, el desmoronamiento del Estado del Bienestar, el aumento de la desigualdad y otras cuestiones.
Comentarios iniciales: Certero diagnóstico de la época 1971-2018 en el que el autor explica de forma clara y concisa cuestiones como el estancamiento del crecimiento económico, la precariedad, el desmoronamiento del Estado del Bienestar, el aumento de la desigualdad y otras cuestiones.
El autor dice que entre 1945 y 1971 hubo una época dorada impulsada por el Estado del Bienestar (un producto del keynesianismo económico y patriarcal) donde todos los trabajadores tenían su vida resuelta. Había un crecimiento anual del 4,8 %, un Estado del Bienestar que ofrecía educación y sanidad gratis para todos, pleno empleo, salarios en continuo aumento, un ascensor social gracias al que el obrero subía de categoría y sueldo y su hijo entraba en la universidad, empleo seguro para toda la vida, pero con algunos puntos oscuros como el hecho de que las mujeres quedaban confinadas como amas de casa y las minorías étnicas y otros colectivos quedaban marginados. Pero a efectos generales suponía un gran avance respecto a épocas pasadas porque ofrecía una gran estabilidad a los trabajadores y las familias y oportunidades de ascenso y una mayor igualdad vertical entre clases (no había igualdad horizontal, ya que las mujeres quedaban relegadas). Se llegó a decir que el sistema de clases había desaparecido pero, según el autor, siguió latente hasta que volvió a aflorar a partir de la crisis del 2008.
Este sistema basado en el Estado del Bienestar (y los 30 años gloriosos) se comenzó a desmontar a partir de 1971, cuando el presidente Nixon renunció al sistema económico diseñado en Bretton Woods en 1945 [nota del lector: a Nixon no le quedó otro remedio para relanzar la economía] y que supuso un cambio del patrón dólar. A partir de ahí comenzó un periodo de inestabilidad financiera debido a la mayor flexibilidad de los mercados y desregulación del sector, con lo que hubo una cadena de borrascas o crisis concatenadas (1973, 1979, 1980, 1987, 1992, 1999-2000, 2008) y con un desempleo mayor, así como mayor precariedad laboral, estancamiento, falta de crecimiento económico (solo un 2 % o un 3 %), así como una mayor desigualdad entre clases.
La idea del "estancamiento secular" (parón económico entre 1971 y 2016) se remonta a Keynes (en el contexto de la Gran Depresión) pero la más reciente procede del expresidente del Banco Mundial y exsecretario del Tesoro estadounidense Larry Summers y el premio Nobel de Economía Paul Krugman. Definen así a la fase actual de desarrollo capitalista. Según el autor, temían que los Estados industrializados estuvieran sometidos a un periodo perdurable (de ahí lo de "secular") de crecimiento económico muy bajo. Por ello, un capitalismo (casi) sin crecimiento podría convertirse en la "nueva normalidad" y, de hecho, afirma el autor, "en el octavo año de la gran crisis (2008-2016), la economía no ha reflotado todavía. El banco HSBC pronostica que por ahora no va a haber un retorno al camino del crecimiento autosostenido, cree que las naciones industrializadas han llegado al final de una larga área de expansión y espera un periodo de estancamiento. "Los pasados de los pasados decenios (pensemos en la liberalización del comercio mundial, las innovaciones tecnológicas, un "capital humano" mejor formado o la integración de la mujer en el mercado laboral ya se han agotado" (King, 2013). Estamos, por tanto, ante un "capitalismo poscrecimiento".
A efectos de la mejora de vida de los trabajadores (la llamada "modernidad social"), el autor admite que en el Estado del Bienestar había un "ascensor social" en el que el rico y el pobre subían juntos en el mismo elevador (el hijo del obrero entraba en la Universidad) pero que en el nuevo sistema desrregulado actual funciona una "escalera mecánica" donde los más ricos van en la parte delantera y una vez que llegan primeros a la primera planta pueden hacer allí sus "compras" o subir a una planta más alta. En cambio, los que vienen detrás no solo nunca llegan a la planta primera sino que, encima, la escalera mecánica cambia de sentido y empieza a bajar, por lo que la movilidad social es en descenso, hacia puestos de trabajo precarios y con salarios próximos a la pobreza (el hijo del obrero que se tituló en la Universidad ahora trabaja en horario partido como cuidador en una guardería).
Respecto a las crisis, el autor dice que entre 1971 y 2016 (época de la regresión social y de estancamiento) hubo una especie de oasis de mejora económica (entre 1980 y 2008) pero sin que esto alterase la nueva estructura basada en la precariedad y el renacer de las clases y la desigualdad ya preconfigurada.
El autor habla de una "modernidad social" en referencia a que entre 1971 y el 2016 se mejoró la condición laboral de la mujer (que se reincorporó a los puestos de trabajo) y de las minorías étnicas, para las que hubo una discriminación positiva. Pero a nivel de crecimiento económico, cree que hubo un "parón" tecnológico. Señala que la revolución informática (Internet, smartphone) tuvo una incidencia e impacto mucho menor que otras tecnologías de consumo como la llegada del coche barato, la lavadora o el teléfono, que entraron en los hogares de forma masiva. Un ejemplo es que ahora aquel que es considerado un "pobre" tiene en su casa todo tipo de modernos aparatos electrodomésticos y cubre sus necesidades primarias básicas.
En las gráficas desde 1970 a 2016 se observa una tendencia a la baja que revela que el modelo está agotado por falta de crecimiento económico (es lo que llama capitalismo sin crecimiento). La solución para generar recursos fue privatizar todo el sector público, convertir en negocio la sanidad, crear nuevos "nichos" (educación, sanidad) que antes estaban gestionados por el sector público en aras de la eficiencia. Pero dice que el autor que el problema de esta ideología neoliberal es que se convirtió en "totalitaria" desde el momento en que la "ideología de mercado" se inmiscuyó e impregnó la vida privada de la gente y metió su discurso mercantilista en los hogares. Además, el contribuyente y ciudadano pasa a ser "cliente". Esto se ha generalizado tanto que incluso en la Administración Público los funcionarios deben tratar a los ciudadanos como "clientes". Al Gobierno de los mercados se le denomina ahora "posdemocracia".
En las gráficas se observa como en 1971, los salarios estaban ligados a la productividad pero, a partir de esa fecha, los salarios se quedan estancados mientras que la productividad aumenta. [nota del lector: esto podría deberse a los llamados efectos invisibles de la revolución informática: si un oficinista hacía un trabajo en una jornada, ahora lo hace en medio gracias a los ordenadores pero su salario sigue siendo el mismo o más bajo]
En una de las gráficas, se puede ver cómo el desarrollo del PIB en Alemania y la UE se desploma entre 1961 y el 2012 (a pesar de los altibajos, hay que fijarse en la progresión lineal, la línea que une ambos extremos del período, que es claramente descendente). En la OCDE, el resultado desde 1971 a 2010 es el mismo (la media de crecimiento baja del 4 % al 2 %).
En otra gráfica se ve como la tasa de beneficio empresarial también baja del 23 % al 15 %, o se mantiene estable entre el 11 y el 13 %.
A ello se suma, según otra gráfica, que el desarrollo de la tasa de inversión bruta a nivel mundial y la OCDE entre 1960 y el 2012 se hundió del 22 al 21 % (en el mundo) y del 21 al 19 (en la OCDE). En el caso de Alemania, cae del 25 % del PIB al 17.
Una de las matizaciones que hace el autor es que, aparentemente, el sector industrial disminuyó y ahora es prioritario el de servicios pero sospecha que la industria sigue ahí pero desmenuzada: antes una empresa automovilística se incluía como industrial (lo que incluía la cadena de montaje pero también las oficinas o la cantina) pero ahora la matriz se ha difuminado en miniempresas separadas (una para el I+D, otra para la cantina, otra para la contabilidad) que ya no son computadas como sector industrial sino como servicios.
En cuanto a los salarios, distingue entre salarios reales (99,1 %) y salarios del convenio (108), por lo que detecta un desfase.
Otra de las claves es la externalización y partición de una gran empresa en una miríada de sociedades, cada una sin convenio colectivo y salarios baratos, lo que supone una pérdida de estatus para los trabajadores.
El autor señala que en la "modernidad social" (1945-1971) se nivelaban hacia arriba las posiciones de clase, especialmente mediante la concesión de iguales derechos cívicos. Pero en la "modernidad regresiva" (1971-2016), en cambio, con la "sociedad del descenso" se constituye una multiplicidad de estructuraciones de clase orientadas hacia abajo. La mayor parte de los trabajadores "free lance" o interinos llevan una vida precaria. El autor indica que para unos pocos (por ejemplo, los especialistas en tecnologías de la información) es una ganancia de autonomía (sin jefes ni horarios). De ahí que no se produzca (como esperaban hasta hace bien poco algunas personalidades importantes (Standing, 2011), la formación de un "precariado" como nueva clase social. El autor añade que "hasta ahora no ha surgido ni un potencial de acción ni una conciencia de clase capaces de arrastrar a las masas". Como tampoco hay un precariado, sino muchos precariados (Bude, 2006).
Una de las cuestiones que plantea Nachtwey es si se puede dar un nuevo conflicto de clases ahora que ya no hay clases (tras finalizar la lucha obrera y canalizarla a través de los convenios de empresa creados en el Estado de Bienestar y luego alcanzar la ansiada clase media sin que apenas hubiese huelgas destacables a cambio de implantar un salario mínimo; y una vez que el debate se centró en las subidas del IPC o mejoras del convenio o cuotas políticas, el sindicalismo perdió parte de su caracter moral), o si va a haber otro tipo de conflictos ya que la afiliación a los sindicatos es muy baja. El propio concepto de clase parece trasnochado o una reliquia anacrónica pero resurge con el aumento de desigualdades entre ricos y pobres a partir del 2008. Por un lado, afirma, hay un grupo que siente rencor y resentimiento porque sabe que ya nunca más va a poder escalar socialmente y se verá relegado a puestos poco remunerados.
Por otro lado, la sociedad del descenso se caracteriza por una creciente desigualdad y los derechos sociales y económicos del ciudadano se ven una y otra vez pisoteados y no dejan de surgir nuevas estructuraciones de clase.
Añade que en la posdemocracia, los canales de articulación de los intereses se ven obstruidos por el consenso en cuanto a los condicionantes, lo que produce una "crisis de representación" de la democracia parlamentaria. Los problemas de legitimización se producen por las nuevas desigualdades sociales y democráticas que el "viejo" Estado tardocapitalista había conseguido reducir.
Menciona la Agenda 2010 como una nueva fase de la liberalización del mercado laboral en Alemania (los minijobs).
El autor señala que, a partir del 2008, hay miniconflictos, como por ejemplo, las acampadas de los indignados de España (germen del partido Podemos). En el 2015, hubo una ola de huelgas en la Administración alemana e incluso en Amazon. Las luchas obreras ahora se han trasladado al sector servicios (donde los convenios colectivos fueron "perforados"). Los sindicatos, tras las privatizaciones, quedaron muy debilitados. Ahora las protestas son "flashmobs", consignas en la ropa, campañas de Internet y además se consulta a las bases. Incluso hubo una protesta de limpiadoras (las "invisibles"), los sanitarios (por razones de una ética profesional que no es atendida) o los comerciantes minoristas, en general para que el patrono les concediese su estatus de empleado. No solo eso sino que una mujer inmigrante tiene difícil aspirar a entrar en un convenio colectivo.
El autor comenta que los conflictos laborales están aumentando de nuevo pero con un contenido añadido (por ejemplo, un reparto más equitativo de las tareas del hogar y del cuidado de los hijos, la vivienda, la calidad de vida urbana). Esto se debe a que el sector que protesta es el de los servicios industriales, que están afincados en las ciudades. De ahí que también haya quejas por la "gentrificación" (la expulsión de los pobres de los barrios urbanos), o por la falta de guarderías.
Otro tipo de protestas se refieren a las acaecidas en el sur de Europa tras el colapso financiero del 2008 que incluyó drásticos programas de austeridad en los países en crisis. El Estado social quedó desmantelado y se recortaron las prestaciones en el sector sanitario y educativo. Curiosamente, un activista convocó una manifestación en Facebook contra la precariedad y fue más gente que a otra que organizaron fuerzas de izquierdas.
A todo esto se suman las revueltas urbanas en Francia o Reino Unido en barrios estigmatizados y deprimidos (las "banlieues" parisinas). Eran revueltas sin programa ni acción colectiva. Parecía más una descarga emocional o ira.
En el caso de Occupy Wall Street o los Indignados españoles, se ocuparon plazas y se hicieron acampadas a modo de laboratorios. Luchaban por los derechos civiles y la participación ciudadana. Eran movimientos urbanos que denunciaban el incumplimiento de la promesa del capitalismo moderno de garantizar tanto la igualdad en la prestación de servicios y oportunidades como el ascenso y la seguridad sociales mediante la educación y la formación. El autor dice que estos movimientos son el resultado de la "desinstitucionalización" del conflicto social y expresión del descontento porque al acabar la carrera a los estudiantes les esperaban trabajos precarios e infracualificados y el paro (es la "sublevación de los diplomados", según Kraushaar).
En el caso de la generación española, tienen un nivel de cualificación históricamente sin precedentes, domina varios idiomas extranjeros y asesora experiencias en el extranjero. Pero sus miembros, llegados a una cierta edad, no pueden fundar una familia y no tienen más remedio que seguir viviendo con sus padres, pues ni tienen derecho a prestaciones sociales ni se pueden alquilar una habitación en un piso compartido.
Posteriormente, el movimiento se reorientó (compromiso con los barrios, antidesahucios, solidaridad local con comedores) y surgió el partido populista democrático Podemos con su mensaje anti-casta, se gobierna por círculos aunque luego apostó por un liderazgo carismático, según dice el autor.
En la misma época surgieron la Primavera Árabe y Occupy Wall Street. [nota del lector: es evidente que estamos ante un conflicto generacional en varias partes del mundo debido a la presión demográfica, ya que casualmente los manifestantes de todos estos movimientos eran gente joven muy descontenta]
El autor señala que lo que aglutinaba a los manifestantes de Occupy Wall Street y a otras protestas a nivel internacional era el eslogan "somos el 99 %", ese enorme grupo de gente que quedó excluido del bienestar social y de toda posibilidad de influjo político. Pedían redistribución económica (la sociedad del descenso) y la del dominio público (la posdemocracia), así como a que esté representada la mayoría de la población.
Otro detalle es que estos nuevos movimientos sociales defendían una postura "posmaterial": para ellos, la autonomía, la participación y la autodeterminación eran tan importantes como la creatividad y la libertad. A mayores, Occupy Wall Street hizo crítica social y pidió más justicia social y una justa redistribución de la riqueza.
Estos nuevos movimientos defendían unos "proyectos en la sociedad" y no "la sociedad como proyecto" del movimiento obrero. Era un movimiento antisistémico que incluía como proyecto a toda la sociedad (criticaba el papel de los bancos en la crisis financiera como elementos relevantes del sistema, el capitalismo había experimentado un cambio sistémico y la democracia corría pareja al orden político. Surgió una especie de populismo democrático en contra del "establishment", se desmarcaban de los tradicionales partidos y sindicatos (las élites) y asociaban el conflicto social al llamamiento de una "verdadera democracia para toda la humanidad". Era un impulso radical-democrático que constituía una política antiinstitucional (la política de la primera persona y el rechazo a la figura de los delegados).
Populismos
El último capítulo está dedicado al populismo. Dice que hay una nueva figura que es el "ciudadano rabioso", entre los que abundan nostálgicos del mayo del 68 que ahora son burgueses, así como expertos (delegan las decisiones en profesionales y forman parte del proceso posdemocrático). Hay latente un "conato autoritario" que apuesta por una convivencia eficientemente conducida por expertos.
El autor añade que a esto se suma otro tipo de protesta ciudadana de los privilegiados (pone como ejemplo a Pegida, en Alemania oriental y sajona), que proclama: "somos el pueblo". Es una corriente neoautoritaria basada en el resentimiento. El autor dice que es la expresión de una clase media aquejada y radicalizada por el miedo al descenso y de una rebelión regresiva en contra de una democracia "configurada a imagen de los mercados".
En el resto de Alemania hay los llamados movimientos "pro" (pro esto, pro lo otro) que se hacían pasar por movimientos ciudadanos pero que, según el autor, en el fondo alentaban un fuerte resentimiento antiislámico y pro extrema derecha.
En el caso de Pegida se desmarca de la extrema derecha y hace hincapié en el carácter ciudadano de sus consignas derivadas de kos valores occidentales de la Ilustración, la democracia, la libertad, la autodeterminación y el Estado de Derecho. Es una variante regresiva de la nueva protesta política. Al igual que con ocupa Wall Street, los ciudadanos salen para reclamar democracia, redistribución de recursos y jerarquía social, pero ahora estás consignas las gritan "enrabietados" ciudadanos de derechas. Las críticas también son contra los de arriba (políticos, empresas, periodistas). También hay un movimiento social identitario por la integración cultural y los valores de un mundo que ha perdido el norte. No se trata tanto de una cuestión de reconocimiento o de diferencia étnica como del contenido de unos derechos consolidados.
Añade el autor que para la clase media baja, la dura competencia social y la lucha por el bienestar, así como las frustradas expectativas respecto al ascenso y a la seguridad son las principales factores que conducen a una "desnormativización" y "barbarización" de los conflictos sociales.
El autor ve detrás una reproducción del autoritarismo en la empresa que favorece la desvalorización de los demás.
Concluye que en el capitalismo poscrecimiento cada vez hay menos grupos que avanzan en el plano social pues para los buenos puestos de trabajo hay demasiados solicitantes con alta cualificación. Ahora, uno tiene algo que perder, la precariedad no delata un fracaso personal sino que es una experiencia colectiva.por otra parte, las nuevas protestas son descentralizadasus y hay mayor participación democrática. Hay protestas a favor de la democracia y la igualdad de derechos. hay un conflicto democrático-social (algunos ven un peligroso desgarro).
Para el autor, la modernidad social no va a volver. Teme que la modernización regresiva y la política posdemocracia puedan generar una corriente autoritaria que se enajene y vacíe los fundamentos liberales de nuestra sociedad. Es el gemelo malvado de la rebelión democrática, alimentado por una mezcla de resentimiento antidemocratico y de pulsión religioso-identitaria. Por eso propone buscar alternativas para hacer una modernidad solidaria.
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Resumen del libro "El gran retroceso", de Bauman, Zizek, Della Porta y otros (2017)
Resumen original y actualizado en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2017/07/el-gran-retroceso-de-bauman-zizek-della.html
Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación Social, licenciado en Derecho y Sociología
Sociología, neoliberalismo, economía política, democracia,
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Título: "El gran retroceso"
Subtítulo: Un debate internacional sobre el reto urgente de reconducir el rumbo de la democracia
Título original en alemán: "Die grosse Regresion. Eine internationale Debatte über die geistige Situation der Zeit.
Autores: Santiago Alba Rico, Arjun Appadurai, Zigmunt Bauman, Donatella della Porta, Nancy Fraser, Marina Garcés, Eva Illouz, Ivan Krastev, Bruno Latour, Paul Mason, Pankai Mishra, Robert Misik, Oliver Nachtwey, César Renduelles, Wolfrang Streeck, David Van Reybrouck, Slavoi Zizek.
Fecha de publicación en alemán: Berlín, 2017
Fecha de publicación en español: Barcelona, 2017 / Seix Barral, Editorial Planeta
Número de páginas: sobre 360
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Texto de la contraportada
"Nos encontramos en un escenario impensable hace unos años. Trump es el rostro enfurecido de una nueva demagogia que dice estar contra la élite mientras llama a la construcción de muros. La sorpresa del Brexit ha dado paso a un clima de desilusión y de fatiga democrática. Los partidos nacionalistas y las tendencias autoritarias se extienden por Europa. Y asistimos a una normalización del odio a los inmigrantes, a la brutalización del discurso público y a la desconfianza en los medios de comunicación. ¿Cómo hemos llegado a esta situación? ¿Es posible cambiarla?"
"Este libro analiza el actual momento político y social, lo sitúa en un contexto histórico, reflexiona sobre los escenarios futuros y discute estrategias para contrarrrestar esta regresión global. Intelectuales e investigadores de prestigio internacional inician aqui un debate tan urgente como necesario"
Texto de las solapas
Santiago Alba Rico sostiene que "hay muchas razones para pensar que 2017 está más cerca de 1917 o de 1930 que de 2018". Por su parte, Arjun Appadurai mantiene que "los 62 millones de estadounidenses que eligieron a Trump votaron por él y contra la democracia". En cuanto a Zigmunt Bauman (recientemente fallecido), "se ha creado un clima de desconfianza, recelo y competencia a degüello. Y en él, las semillas del espíritu colectivo y de la ayuda mutua se asfixian, se marchitan y
decaen".
La autora Donatella della Porta añade que "el populismo no empodera al pueblo sino más bien al líder individual". Por su parte, Nancy Fraser mantiene que "se abre ante nosotros una situación inestable en la que hay mentes y corazones que pueden ser conquistados". En cuanto a Marina Garcés, esta indica que "no sabemos cómo responder a la muerte real, la de los viejos y los enfermos, a las mujeres violadas y asesinadas, a los refugiados y a los inmigrantes que cruzan fronteras dejándose en ellas la piel". Otra de las coautoras, Eva Illouz, mantiene que "a largo plazo, el liberalismo podría estar condenado a la extinción".
Por su parte, Ivan Krastev indica que "lo que hoy experimentamos es un completo cambio de rumbo; la destrucción del mundo que nació en 1989". Mientras, Bruno Latour, considera que "en vías de desmembramiento, Europa no puede contar con Estados Unidos, en manos ahora de un nuevo rey Ubú". En cuanto a Paul Mason, este señala que "si hay un agente colectivo que pueda pilotar la transición hacia algo más allá del capitalismo, lo compondrán los jóvenes, conectados y relativamente emancipados. No son una clase, pero el desplome del neoliberalismo los ha dejado sin futuro".
Respecto a Pankai Mishra, este sostiene que "la elevación de un rencoroso trol de Twitter a hombre más poderoso del planeta es el último recordatorio de que las proclamas de las élites sobre la democracia y el liberalismo nunca coincidieron con la realidad del país". Por su parte, Robert Misik afirma que "la competitividad ha llevado a las sociedades pluralistas al borde del colapso". En cuanto a Oliver Nachtwey, dice que "el individuo se mide según su rendimiento en el mercado. Los ganadores obtienen un dividendo de autonomía, los perdedores, estigmación".
Finalmente, otro grupo de autores señala la siguiente. César Renduelles mantiene que "la única salida a la implosión de la UE pasa por deshacer el malentendido histórico que daba prioridad al mercado en la construcción de un proyecto político continental". Wolfrang Streeck afirma que "con el paso a la postdemocracia, llegó al mundo una nueva clase de mentira: la mentira de los expertos". David Van Reybrouck indica que "las elecciones son el combustible fósil de la política: si en su día impulsaron la democracia, ahora generan nuevos peligros". Por último, Slavoi Zizek sugiere que "tanto la izquierda progresista como la derecha populista están atrapadas en la política del miedo. La primera tarea que debemos realizar es desplazarnos del miedo al "angst".
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ÍNDICE
Prólogo
- Retrocesos, repeticiones, restas (Santiago Alba Rico)
- Fatiga democrática (Arjun Appadurai)
- Síntomas en busca de objeto y nombre (Zigmunt Bauman)
- Políticas progresistas y regresivas en el neoliberalismo tardío ( Donatella della Porta)
- Saltar de la sartén para caer en las brasas. Neoliberalismo progresista frente a populismo reaccionario (Nancy Fraser)
- Condición póstuma (Marina Garcés)
- De la paradoja de la liberación a la extinción de la ética liberal (Eva Illouz)
-Un futuro para las mayorías (Ivan Krastev)
- La Europa refugio (Bruno Latour)
- Superar el miedo a la libertad (Paul Mason)
- La política en la era del resentimiento. El oscuro legado de la Ilustración (Pankai Mishra)
- El valor de la audacia (Robert Misik)
- Descivilización. Tendencias regresivas en las sociedades occidentales (Oliver Nachtwey)
- De la regresión global a los contramovimientos postcapitalistas (César Renduelles)
- El regreso de los reprimidos como principio del fin del capitalismo neoliberal (Wolfrang Streeck)
- Estimado presidente Juncker (David Van Reybrouck)
- La tentacion populista (Slavoi Zizek)
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RESUMEN
Un grupo de autores europeos cree que, con las sacudidas de inmigración y terrorismo en Europa o la guerra de Siria. se han establecido unas nuevas políticas de recorte de derechos que nos lleva a estar en un momento de regresión democrática (unos derechos que tanto costaron conseguir). Lo atribuyen a los modelos alternativos que han surgido como consecuencia de la crisis del neoliberalismo, un modelo basado en el crecimiento económico y la globalización y que dan por agotado tras la crisis económica del 2008. En su lugar, surgen alternativas políticas diversas, unas regresivas y escoradas hacia la derecha (como el populismo antiglobalización de Trump) y otras hacia la izquierda (como un replanteamiento de la socialdemocracia) en las que los partidos progresistas deben recuperar la credibilidad como representantes de los sectores que han resultado más perjudicados económicamente.
La autora Donatella Della Porta lo sintetiza así en la página 85: "La impresión de que estamos ante un gran retroceso se nutre de los sucesos que culminaron con la votación del brexit y la victoria de Trump en las elecciones presidenciales, pero también se ha visto reforzada por las tendencias registradas en Francia, donde el Frente Nacional tiene una larga historia, en Alemania, con el rápido crecimiento de Alternativa por Alemania y también en Austria, los países escandinavos, Polonia y Hungría. El Tea Party de EE.UU,, Pegida en Alemania, la Liga de Defensa Inglesa en el Reino Unido, el Bloque Identitario en Francia y Casa Pound en Italia son ejemplos de política de extrema derecha en forma de movimientos sociales. Aunque todavía disponemos de escasa evidencia empírica para desarrollar un análisis detallado de este giro regresivo, podemos definir los temas más relevantes".
Por su parte, Zymung Bauman (fallecido en 2017) hace especial hincapié en la emigración sugiere en la página 60 que el origen primario del fenómeno hay que buscarlo en el miedo a lo desconocido, a los extranjeros o gente de fuera. Señala que en el mundo en que vivimos la inmigración seguirá su lógica hagamos lo que hagamos. "El proceso va a desarrollarse durante mucho tiempo, de la mano de la globalización, Hay una contradicción entre el cosmopolitismo y la ausencia virtual de una conciencia, una mentalidad o una actitud cosmopolita. Este problema está en la base de nuestros dilemas actuales más persistentes y nuestras preocupaciones más inquietantes" (página 61). Dice que ese mecanismo de "nosotros" y "ellos" acompañó al hombre desde sus mismos orígenes pero ahora la "situación cosmopolita" viene impuesta en la agenda política y la gente no encaja, lo que ha generado miedos populares aprovechados por los demagogos. "Desde lo más alto a lo más bajo de la sociedad se crea un cloma de desconfianza mutua y recelo y las semillas del espíritu colectivo y de la ayuda mutua se asfixian" (página 65).
Bauman termina su análisis con que "como resultado de la globalización y de la división consiguiente del poder y de la política", en la actualidad los estados se están convirtiendo en poco más que vecindarios un poco más grandes, encajados dentro de unas fronteras vagamente delineadas, porosas e ineficazmente fortificadas. Y los antiguos vecindarios se esfuerzan ahora por asumir los roles de pequeños Estados sacándole el máximo partido de lo que queda de política cuasilocal". Ve un territorio poblado de tribus que evitan el conflicto entre los bandos pero tratan como inferiores a los otros miembros de la tribu.
El escritor Paul Mason explica los cambios que han surgido tras el derrumbe de la URSS en 1989-1991 y que, tras la victoria de Trump, estos mismos síntomas del desplome empiezan a ser visibles en Occidente afectando a la globalización, los valores sociales progresistas, los derechos humanos y el Estado de derecho. De ser así, la forma por defecto del capitalismo sería un nacionalismo xenófobo y oligárquico y todos los proyectos de justicia social sufrirían un reajuste nacional (como en los años 30). La propuesta de Mason es que la izquierda se deshaga del neoliberalismo para preservar la globalización, reducir la desigualdad y redistribuir los rendimientos del comercio y del progreso tecnológico entre los trabajadores y la gente joven.
Estas son las cinco reformas que propone Mason (pp.206):
1) Adoptar políticas industriales que traigan al Norte el trabajo productivo (dan igual los efectos en el PIB del sur)
2) Forzar a las empresas a asumir sus responsabilidades con comunidades reales, concretas y específicas y no con la sociedad civil en abstracto.
3) Renacionalizar los servicios públicos estratégicos para darlos de forma gratuita o a precios baratos, paliando así los efectos del trabajo precario.
4) Erradicar los entramados en paraísos fiscales y banca en la sombra para financiar más inversión pública.
5) Desfinanciarizar la economía: aumentar los salarios, reducir la dependencia del crédito y equilibrar la deuda pública y privada con quitas, tener la inflación controlada y hacer controles de capital.
Señala que estas reformas no acaban con la globalización pero la revertirían en parte (hasta que se corrigiesen sus desequilibrios sociales) y ayudarían a estabilizar y preservar la economía global interconectada.
Respecto a la inmigración, Mason ve que es inevitable y que se podría regular y monotorizar, introducir reformas en el mercado laboral para evitar la explotación del inmigrante y dar la vuelta a la austeridad.
El periodista y escritor austríaco Robert Misik (premio nacional austríaco del periodismo cultural en el 2009) se centra en el ejemplo de la UE, que tiene una arquitectura política-económica "implicitamente" neoliberal, en el sentido de que hace muy complicado implantar conceptos de propios de la izquierda en la política práctica.
Misk (pp.243) señala que para que se produzca un cambio de rumbo hacen falta tres cosas:
1) partidos de izquierda nacionales vivos que gocen de la suficiente credibilidad como para ganar las elecciones en sus respectivos países.
2) Consolidar la soberanía del discurso progresista en Europa para crear las condiciones necesarias para una reestructuración.
3) Alianzas entre gobiernos renovados en el ámbito europeo.
Una de las críticas que Misik hace a las socialdemocracias europeas es que estos partidos hace décadas que se amoldaron al paradigma neoliberal mientras surgen otros partidos como Syriza que los reemplazan, como Podemos, que se enfrentan a ellos, o como los lusos, que se coaliccionan.
Para que los partidos progresistas recuperen la credibilidad, Misik propone varios puntos:
1) Ver la realidad esbozada por Misik
2) Durante 30 años el ciudadano de a pie ha pagado el precio de la globalización neoliberal y considera a la izquierda como parte del "establishment". Hace falta un programa distinto.
3) Hacer desaparecer la arrogancia hacia los votantes.
4) El votante de clase obrera está enfadado porque los partidos de izquierda le prestan demasiada atención a las demandas d baños públicos transgénero y no le hacen caso a las demandas obreras sobre su situación económica y social.
5) Buenos empleos, subida salarial, vivienda asequible, educación y oportunidades para los hijos son cuestiones clave y hay que mostrar al votante de forma creíble que sí importan estas cuestiones y tiene un plan.
6) La desaparición de las redes de movimiento obrero creó "agujeros" en la estructura de la vida de los barrios no privilegiados que ahora se sienten abandonados. La propuesta es construir estructuras modernas en los barrios como los "community organizing".
7) No tildar a la clase obrera de misógina, antifeminista, xenófoba porque cualquier padre de familia quiere que su hija disfrute de todas las oportunidades de crecimiento existentes y tengan un buen trabajo bien pagado.
8) Animar a los activistas a ocupar cargos en los partidos, muy sobrerrepresentados ahora por intelectuales de clase media mientras que en los barrios obreros predominan los "apparatchik" rancios de los años 70 y que solo llegan alto en los partidos muertos. Hay que dejar sitio a jóvenes de valía.
Dentro de la propia alianza progresista (inteligencia burguesa y clase obrera) hay quienes luchan por conquistar nuevos derechos civiles y quieren modernizar nuestras sociedades y quienes abogan por la bonanza económica. Misik recuerda que la izquierda se creó para lograr lo imposible: mejorar el mundo y la vida de las personas a pesar de todas las adversidades y la aparente falta de perspectivas.
Otros autores han estudiado el ascenso de una alternativa de derechas retrógradas. Oliver Nachtwey muestra su preocupación por el presidente Trump que parece lo contrario de una sociedad occidental como sociedad de autocontrol en las que las fuerzas de progreso social se encuentran como en casa y fomentan la educación, la igualdad de derechos y la integración social. Pero este ideal se ha trastocado debido a que en el debate político ha surgido una rabia incontrolable, un odio impúdico, sentimientos peligrosos, fantasías violentas... En parte, es lo que le llaman el electorado resentido o la política del resentido, que surge en lugares donde la desigualdad se ha incrementado.
Po su parte, Donatella della Porta ve un gran paralelismo entre lo ocurrido a finales del siglo XX y los acontecimientos descritos en La Gran Transformación, de Karl Polanyi (1943). En las páginas 75, 76 y 77 de "El Gran Retroceso" (2017), Donatella della Porta señala que "el neoliberalismo y su crisis se pueden entender dentro de un marco que el economista político Karl Polanyi ha descrito como un doble movimiento en el desarrollo del capitalismo. Tras la expansión de los mercados apareció un contramovimiento que busca la protección de la sociedad. Polanyi advirtió contra la transformación de la mano de obra, la tierra y el dinero en mercancías (mercantilización), tendencia que sin un contrato adecuado podría destruir la sociedad"
Della Porta añade que "en su análisis, Polanyi se centró en algunas de las formas más específicas que pueden asumir los contramovimientos (movimientos de gente que se siente traicionada por cambios como los producidos por el neoliberalismo). Esos contramovimientos - afirmó Polanyi - son en realidad movimientos reactivos, es decir, tienen una actitud defensiva y orientada al pasado. De hecho, a menudo se establecen como resistencia contra una ideología que predica el predominio del mercado sobre cualquier otro aspecto de la sociedad. Por poner solamente dos ejemplos: en muchos casos estallaron rebeliones campesinas cuando los trabajadores del campo sintieron que el contrato social implícito que les ofrecía por lo menos una protección mínima contra los caprichos del mercado había sido quebrantado; del mismo modo, los llamados motines del pan (food riots) se han interpretado a menudo como reacciones ante la destrucción de una economía moral cuando se cercan las tierras comunales y se desregula el mercado de productos básicos, como el pan. La historia nos enseña que los contramovimientos que buscan el restablecimiento de derechos tradicionalmente garantizados pueden proponer narrativas progresistas y ofrecer visiones incluyentes y participativas, pero también pueden inspirarse en modelos regresivos y en ideas excluyentes y plebiscitarias".
Además, Della Porta incide en que "la implementación política de los dogmas económicos neoliberales ha revelado algunos paralelismos con la "gran transformación" descrita por Polanyi. Cuando el éxito de la resistencia contra el fundamentalismo rampante del mercado había hecho posible una expansión de la protección social dentro de algunas naciones-Estado (socialdemocracias y "socialismo real").
Añade Della Porta (página 80) que la juventud con un alto grado de formación no es el único grupo social perjudicado por el asalto liberal a los derechos civiles y sociales. Toma por caso los pensionistas y los funcionarios públicos, porque sus condiciones de vida se han vuelto más precarias, lo mismo que los obreros de fábricas grandes y pequeñas cerradas o con peligro de cerrar. Todos ellos han participado en las protestas; sacaron a la calle "a una especie de sociedad de los dos tercios (invertida), de los más afectados por las políticas de austeridad".
Della Porta recuerda que Bauman (2002, "Modernidad líquida") demostró "con solvencia" (página 81) que "el neoliberalismo produce una sociedad líquida que destruye la vieja base de la identidad personal, colectiva y política, mediante la movilidad obligada y la correspondiente inseguridad". Dice que el movimiento obrero desarrolló una identidad distintiva, sostenida por una compleja ideología, y los nuevos movimientos sociales centraron su interés en problemas específicos, como los derechos de género o la defensa del medio ambiente". Añade que los participantes en las protestas antiausteridad parecieron desafiar la individualización, así como su miedo y su carácter excluyente, proponiendo en cambio una ciudadanía incluyente (la gente del 99 %). Se estableció como un "robusto marco moral" frente a la amoralidad del neoliberalismo y la mercantilización de los servicios públicos. El neoliberalismo llegó a hacer responsables a los individuos de su supervivencia y proclamó que la motivación egoísta era benéfica pero fue estigmatizado en nombre de los derechos preexistentes, que reclamó el retorno al bien común frente a políticas neoliberales "injustas e ineficaces".
A lo largo de la crisis, continúa Della Porta, se culpó a las grandes corporaciones que no dan cuenta a nadie de sus decisiones, ni siquiera a sus gobiernos, en lo que la gente ve como el "secuestro de la democracia" (pp. 82). Las protestas antiausteridad de 2011 a 2014 se centraron en la soberanía nacional, en evitar el expolio de los derechos de los ciudadanos por parte de unas élites globales que no rendían cuentas ante ningún electorado pero los activistas defendían los derechos políticos y sociales en tanto que derechos humanos. La denuncia de la corrupción del 1 % quedó enmarcada en una lucha contra la concentración de poder en manos de una oligarquía pero pronto evolucionó hacia la reclamación de una democracia directa, más que un retorno a los pactos sociales del capitalismo fordista. La autora ve una extensa politización del sur de Europa a través de movimientos como Podemos, Bloco de Esquerda, Movimento 5 Stelle o Syriza, así como Occupy (Corbyn y Sanders).
Añade Della Porta (página 80) que la juventud con un alto grado de formación no es el único grupo social perjudicado por el asalto liberal a los derechos civiles y sociales. Toma por caso los pensionistas y los funcionarios públicos, porque sus condiciones de vida se han vuelto más precarias, lo mismo que los obreros de fábricas grandes y pequeñas cerradas o con peligro de cerrar. Todos ellos han participado en las protestas; sacaron a la calle "a una especie de sociedad de los dos tercios (invertida), de los más afectados por las políticas de austeridad".
Della Porta recuerda que Bauman (2002, "Modernidad líquida") demostró "con solvencia" (página 81) que "el neoliberalismo produce una sociedad líquida que destruye la vieja base de la identidad personal, colectiva y política, mediante la movilidad obligada y la correspondiente inseguridad". Dice que el movimiento obrero desarrolló una identidad distintiva, sostenida por una compleja ideología, y los nuevos movimientos sociales centraron su interés en problemas específicos, como los derechos de género o la defensa del medio ambiente". Añade que los participantes en las protestas antiausteridad parecieron desafiar la individualización, así como su miedo y su carácter excluyente, proponiendo en cambio una ciudadanía incluyente (la gente del 99 %). Se estableció como un "robusto marco moral" frente a la amoralidad del neoliberalismo y la mercantilización de los servicios públicos. El neoliberalismo llegó a hacer responsables a los individuos de su supervivencia y proclamó que la motivación egoísta era benéfica pero fue estigmatizado en nombre de los derechos preexistentes, que reclamó el retorno al bien común frente a políticas neoliberales "injustas e ineficaces".
A lo largo de la crisis, continúa Della Porta, se culpó a las grandes corporaciones que no dan cuenta a nadie de sus decisiones, ni siquiera a sus gobiernos, en lo que la gente ve como el "secuestro de la democracia" (pp. 82). Las protestas antiausteridad de 2011 a 2014 se centraron en la soberanía nacional, en evitar el expolio de los derechos de los ciudadanos por parte de unas élites globales que no rendían cuentas ante ningún electorado pero los activistas defendían los derechos políticos y sociales en tanto que derechos humanos. La denuncia de la corrupción del 1 % quedó enmarcada en una lucha contra la concentración de poder en manos de una oligarquía pero pronto evolucionó hacia la reclamación de una democracia directa, más que un retorno a los pactos sociales del capitalismo fordista. La autora ve una extensa politización del sur de Europa a través de movimientos como Podemos, Bloco de Esquerda, Movimento 5 Stelle o Syriza, así como Occupy (Corbyn y Sanders).
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Resumen del libro "Trabajos de mierda", de David Graeber (2018)
Resumen original y actualizado en:https://evpitasociologia.blogspot.com/2019/01/trabajos-de-mierda-de-david-graeber-2018.html
Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Derecho y Sociología
Sociología, Economía, empleo, precariedad
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Ficha técnica
Título: "Trabajos de mierda"
Subtítulo: Una teoría
Título original en inglés: "Bullshit Jobs"
Autor: David Graeber (2018)
Editorial: sello Ariel, Editorial Planeta, Barcelona, 2018
Número de páginas: 432
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Biografía oficial del autor David Graeber (hasta 2018)
David Graeber es profesor de Antropología en el Goldsmiths College de Londres. Autor de En deuda o La utopía de las normas, tiene un largo historial como activista y es uno de los líderes intelectuales del movimiento Occupy Wall Street. Colabora habitualmente en medios como The Nation, Mute, New Left Review y Harper's Magazine. En 2006 la London School of Economics le reconoció como "un destacado antropólogo que ha transformado radicalmente el estudio de la cultura".
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Texto de la contraportada
"¿Su trabajo tiene algún sentido para la sociedad? En la primavera de 2013, David Graeber hizo esta pregunta en un ensayo lúdico y provocativo titulado "Sobre el fenómeno de los trabajos de mierda". El artículo se volvió viral. Con más de un millón de visitas en línea en 17 idiomas, la gente siguió debatiendo la respuesta. Este es ahora el libro.
Olvide a Piketty o Marx. es Graeber, uno de los antropólogos y activistas más influyentes del momento, quien dice alto y claro que muchas de las tareas que se realizan en una economía de esclavos asalariados son una forma de empleo tan carente de sentido, tan innecesaria o tan perniciosa que ni siquiera el propio trabajador es capaz de justificar su existencia y pese a ello se siente obligado a fingir que no es así.
Según el autor, los trabajos de mierda suponen cerca de la mitad de los empleos de la economía actual e incluyen categorías tan refinadas como los "lacayos", subordinados cuya tarea principal es hacer que sus superiores parezcan o se sientan importantes, supervisores que asignan labores innecesarias y se dedican a supervisarlas. Como dijo Orwell, "una población que está ocupada trabajando, aunque sea en tareas totalmente inútiles, no tiene tiempo para hacer mucho más". De ahí que, como afirma Graeber en este libro, "lo que tenemos es una mierda permanente"."
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ÍNDICE
Prefacio: Sobre el fenómeno de los trabajos de mierda
1. ¿Qué es un trabajo de mierda?
2. ¿Qué tipos de trabajos de mierda hay?
3. ¿Por qué los que tienen trabajos de mierda suelen estar descontentos?
4. ¿Cómo es tener un trabajo de mierda?
5. ¿Por qué profileran los trabajos de mierda?
6. ¿Por qué no protestamos como sociedad ante el crecimiento de los empleos inútiles?
7. ¿Cuáles son los efectos políticos de los trabajos de mierda, y qué se puede hacer al respecto?
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RESUMEN
Comentarios iniciales: el autor David Graeber hace una diferencia entre "shitbull job" (trabajos de mierda) y "shit job" (trabajo basura). En el primer caso, se refiere a trabajos que no son necesarios y el empleado es consciente de que su esfuerzo es inútil y su tiempo se está desperdiciando (burócrata chupatintas, auxiliar financiero...). En el segundo caso, se trata de empleos útiles y necesarios pero mal pagados o con condiciones precarias (camarero, basurero, repartidor de comida rápida, peluquero, secretaria, recepcionista, conductor de bus o metro, periodista...). El libro tiene cierto sesgo hacia los trabajadores de altas finanzas que, anteriormente, fueron bohemios y artistas y que se sienten desgraciados con su empleo inútil para la sociedad aunque ganen mucho dinero. La solución que propone el autor es implantar la renta básica universal para que cualquiera elija trabajar en lo que le haga más feliz y huya de los trabajos inútiles para crear una distribución más eficiente del trabajo que la actual y mejorar la libertad humana. Augura una importante expansión del sector cuidados (lo que incluye el trabajo doméstico).
El autor se define como anarquista (pp. 355), lo que significa que "no solo espero impaciente la llegada del día en el que los gobiernos, las grandes corporaciones y organismos similares sean considerados una curiosidad histórica del pasado, como la Inquisición española o las invasiones de los pueblos nómadas, sino que prefiero buscar soluciones a los problemas inmediatos que no impliquen otorgar el poder a estos gobiernos o corporaciones, y que ofrezcan a las personas los medios para gestionar sus propios asuntos". Curiosamente, sus tesis defienden el adelgazamiento del Estado burocrático, lo mismo que los ultraliberales o libertarios que abogan por un libre mercado sin interferencia del Estado.
Graeber recalca que la distribución del trabajo (tan ineficiente) es como es pero no tiene nada que ver con la economía ni la naturaleza humana, sino que es "pura política". Proponer reformular el trabajo.
El autor recopila en su libro testimonios de "brokers" quemados pero también de activistas de oenegés que tienen que ayudar a sintecho a hacer el papeleo burocrático y "kafkiano" para cobrar las ayudas que necesitan. La idea es que si todos los burócratas dejasen de hacer sus trabajos inútiles (como supervisar si los pobres se merecen las ayudas e imponiendo sanciones a los desempleados) y se les encomendasen tareas útiles (instalar paneles solares) o cobrasen la renta básica e hiciesen trabajos con los que sentirse felices (tocar el laúd hawaino o restaurar muebles...). Detrás subyace la propuesta de desvincular el sustento del trabajo (trabajar para comer).
Este libro surgió después de que David Graeber publicase un artículo en la primavera del 2013 en la nueva revista radical Strike!. Lo tituló: "Sobre el fenómeno de los trabajos de mierda". Se refería a trabajos que no parecen servir de mucho: consultores de recursos humanos, coordinadores de comunicación, investigadores de relaciones públicas, estrategas financieros, abogados corporativos o los miembros de comités de expertos. El autor se preguntaba si estos trabajos son realmente inútiles y si quienes los llevan a cabo son conscientes de esto? Ve muy "desmoralizador" levantarse todos los días a las cinco de la madrugada para hacer algo que, en su fuero interno, considera que no hace falta, que es una pérdida de tiempo (exceso de dependientes en una oficina pública) o de recursos (excesiva burocratización ineficiente y absurda que encarece una actividad sencilla), o que incluso hace el mundo algo peor (sicario, traficante de armas o drogas, ladrón).
Su análisis de la actual sociedad se podría resumir así: ahora mismo, las grandes burocracias están en la educación (universidades), que forman la mente de los ciudadanos, y la sanidad (hospitales), que cuidan al ciudadano. Ni izquierda ni la derecha trumpiana van a poder cambiar las cosas, ni centrarse en retornar a la industria pesada o negar el cambio climático (atacar a las universidades). Según su análisis, la izquierda tradicional controla la mayor parte de la producción de los seres humanos y la derecha tradicional controla la mayor parte de la producción de las cosas. En este contexto surge la "financierarización" y la "mierdificación" del sector corporativo y del sector de cuidados, que genera unos costes más altos y mayor presión para los trabajadores de cuidados.
El libro arranca explicando que ha oído a mucha gente hablar del descontento de muchos trabajadores porque su empleo y actividad laboral no aporta nada al mundo ni la sociedad. En este caso, serían altos ejecutivos que están cobrando por no hacer nada, lo que recuerda a la creación de empleos burocratizados de la URSS donde había que pasar primero por tres dependientes para comprar una barra de pan. Los autores modernos, como Graeber, suponen que una economía planificada como la soviética habría necesitado de una tecnología eficiente para coordinar automáticamente un volumen de datos tan grande (para saber en cada momento qué productos eran los más demandados y fabricarlos).
El autor ve detrás del trabajo actual "una dinámica sadomasoquista" que genera la organización jerárquica del trabajo y que se exacerba cuando "todo el mundo sabe que el trabajo carece de sentido y que es la causa de gran parte del sufrimiento cotidiano de los trabajadores". Al contrario que en los juegos sadomaso, la gente "normal" no tiene una palabra "clave" para decirla al jefe y escapar del trabajo (menciona a Foucault, teórico del poder como juego de estrategia frente a la dominación, como forma de condicionar la conducta de otros). El problema, indica el autor, es que no puedes decir al jefe la palabra clave "dimito" para que cese el juego de sadismo gratuito sin sufrir consecuencias económicas. El autor indica que en un mundo de ingresos garantizados (renta básica), resultaría difícil imaginar que siguiesen existiendo puestos de trabajo chungos.
El autor sospecha que la creación de empleos inútiles está programada porque permite tener ocupada a la gente y evitar que monte conflictos si está muy ociosa o es feliz en su trabajo. Recuerda el augurio de Keynes en 1930 de que, dentro de cien años, entorno al siglo XXI, sus nietos solo trabajarían 15 horas a la semana y tendrían tiempo libre para disfrutar de su ocio o dedicarse a sus aficiones. A ello contribuiría la automatización y, según Graeber, ya sería posible tecnológicamente. Su predicción ha resultado ser justo la contraria porque actualmente la gente trabaja un mínimo de 7 u 8 horas al día (cuando no diez) a pesar de que tampoco hay pleno empleo y se podían haber repartido mejor las horas. [nota del lector: a lo mejor la gente compite por lograr largas jornadas laborales porque necesita ese dinero] La réplica general a porqué nunca se materializó la profecía de Keynes es que no contó con el enorme incremento del consumismo, lo que llevó a la gente a trabajar más para tener más dinero para comprar más productos de consumo (sushi, iPhone, zapatillas deportivas caras).
También observa otro fenómeno: mientras se redujo en un siglo el número de trabajadores en el servicio doméstico, industria y sector agropecuario, creció el triple el sector terciario de los profesionales, gestores, administradores, vendedores y empleados de servicios, en general. Los trabajos productivos se automatizaron, como predijo Keynes, pero no se redujeron las horas de trabajo porque aumentó el sector servicios (administración académica, venta a distancia, servicios financieros, relaciones públicas, derecho corporativo, pero también bañar a perros o servir pizzas a domicilio las 24 horas). Serían estos últimos los que denomina "trabajos de mierda" (trabajos sin sentido que parecen creados para mantenernos ocupados).
La tesis del autor es que se están creando empleos inútiles para generar trabajo, con un gran sesgo hacia los trabajos que las élites consideran "importantes", entre ellos los colaboradores financieros, burócratas, etc..., los cuales se aburren en su trabajo y se dedican a jugar on line o descargarse series (lo que lleva a que la gente trabaja realmente esas 15 horas de trabajo efectivo que pronosticó Keynes). Sin embargo, se desprecia y se pagan mal otros trabajos que sí son necesarios como el basurero, limpiador o repartidor. Cree que hay cierto "resentimiento" por parte de quienes hacen trabajos "inútiles" o trabajos que no les gustan respecto a quienes hacen un trabajo necesario aunque mal pagado. Añade que cualquier preso condenado a trabajos forzados prefiere construir un muro que sea útil que mover arena de un lado a otro sin ningún fin concreto salvo mantenerlo ocupado sin hacer nada útil.
Su teoría es que, al igual que los regímenes socialistas crearon millones de pseudotrabajos proletarios, los regímenes capitalistas han creado innumerables empleos inútiles de oficina con la única intención de tener ocupada a la gente para que no disfrute de su tiempo de ocio ni se ponga a pensar sistemas alternativos de gobierno. Lo que hacen estos trabajadores es mucho horario presencial en la oficina sin hacer mucha cosa más allá de acudir en horario laboral a seminarios de motivación, consultar el Facebook o descargar series [nota del lector: parece más lógico pensar que los trabajadores dediquen largas jornadas laborales por necesidad de ganar más dinero o, ya puestos, por avaricia o codicia en una sociedad en la que se valora mucho ganar montañas de dinero].
Para entender su teoría, pone como ejemplo el caso de una base de un ejército occidental. Un oficial tiene que cambiarse de despacho a otro situado dos puertas más allá. Para la mudanza, el militar tiene que rellenar diversos formularios, el ejército subcontrata a una empresa privada que se encarga de mover el material de oficina, en concreto un ordenador portátil. Un operario tiene que viajar 400 kilómetros para desenchufar el portátil y enchufarlo en la cercana oficina. Luego, rellena varios formularios para cobrar el servicio, que incluye 8 horas de viaje y cuyo coste supera los 400 dólares. Detrás subyace la teoría privatizadora de los servicios públicos. La idea de fondo es que al privatizar ciertas actividades (como mover un portátil de una oficina a otra) se está generando crecimiento económico y, efectivamente, es así pero en una gama de trabajos inútiles o innecesarios y excesivamente burocratizados, por lo que no se acaba de ver dónde está el beneficio para la sociedad aunque sí para la empresa privada de mudanzas. Lo paradójico es que se defiende la privatización porque la empresa privada es más eficiente que la pública, según la tesis liberal, pero por qué iba a pagar una empresa privada a trabajadores que realmente no necesita. Recuerda que los despidos masivos recaen en los trabajadores productivos (reemplazados por máquinas) y no en los chupatintas, que suelen aumentar.
Graeber menciona una encuesta de YouGov en la que los hombres confiesan que tienen la sensación de que sus trabajos carecen de sentido (42 %) mientras que las mujeres son el 32 %. Sostiene que casi la mitad del mundo cree que su trabajo es absurdo.
Tipos de trabajos de "mierda"
El autor cita, al menos, cinco tipos básicos (pp.222) :
1) Los lacayos... Se crean porque los que ocupan un puesto de poder en una empresa ven a los subalternos como símbolos de prestigio.
2) Los esbirros... Se contratan por un deseo de superioridad (si nuestros rivales contratan a un prestigioso bufete de abogados, nosotros también deberíamos hacerlo)
3) Los parcheadores.... Existen porque a veces a las empresas les resulta más difícil arreglar un problema que lidiar con las consecuencias.
4) Los marca-casillas.... Estan ahí porque en muchas grandes empresas son más importantes las pruebas de que una acción se está llevando a cabo que la acción en sí misma.
5) Los supervisores.... Son básicamente los efectos secundarios de diversas formas de autoridad impersonal.
El autor añade otra categoría especial de aquellas empresas que enredan continuamente (con mala formación a sus empleados para que haya que repetir la misma tarea pero con otros contratados nuevos e igualmente poco formados) con la misión de alargar lo máximo posible el tiempo facturado en un servicio a su cliente (lo que vale también para retardar el pago de indemnizaciones, devolver dinero a clientes, etc...)
El autor dice que hay que reconocer que los seres humanos son básicamente un conjunto de metas y objetivos, por lo que sin propósitos definidos apenas existimos. Si el trabajo es desagradable, eso es un gesto de autosacrificio y abnegación. Los trabajadores se sienten dignos porque "odian" su trabajo. El sadomaquismo (las desagradables cadenas de mando) es un componente que otorga validez al trabajo. El sufrimiento es parte de ser ciudadano. Y el hecho de que un trabajo tenga "valor social" (como cuidar niños) supone que estará mal pagado porque la gratificación de ayudar a los demás es recompensa suficiente. Lo que ayuda a pagar las facturas son los trabajos carentes de sentido y degradantes que destruyen nuestra mente, afirma el autor.
Dice que en los años 70 y 80, surgió el "feudalismo gerencial" (en la que grandes ejecutivos llevaban a una corte de ayudantes y asistentes que no hacían un trabajo efectivo pero tampoco lo hacía el jefe, que se movía en helicóptero de una reunión a otra posponiendo siempre las decisiones). Este modelo de trabajo es visible en Hollywood donde se tardan meses en tomar una decisión sobre un guión de una película, ya que debe pasar por muchos filtros, reuniones, revisiones, recordatorios, sin llegar a tomar nunca una decisión porque si la película fracasa, la culpa será del superejecutivo, el cual quiere eludir esa responsabilidad. Por tal motivo, se reúne con una corte de asesores para que le den informes en los que basar sus decisiones. Para Graeber, todo este montaje de cortesanos no es más que espectáculo para resaltar la importancia del superejecutivo.
El autor indica que "existen razones éticas de peso para pagar a todos [una renta básica], independientemente del tipo de trabajo que realicen" (aunque requeriría burocracia para controlar que los receptores sí trabajan aunque no evalúen su productividad o esfuerzo).
Teoría del valor-trabajo
La teoría del valor-trabajo entronca directamente con los autores clásicos (desde Smith a Marx). En este caso, Graeber comenta que las teorías del valor se han utilizado para explicar los precios de los productos (variaciones de oferta y demanda que gravitan sobre el precio natural que debería tener un producto, el precio justo). La idea de trasfondo es que el mercado puede sobrevalorar o infravalorar las cosas. Este razonamiento lo aplica al trabajo productivo e improductivo. El autor ve una segunda dimensión del valor (el moral: honestidad, integridad). De ahí llega a que el trabajo no remunerado son labores domésticas y cuidado de niños son ensalzados como valores familiares, lo mismo que los artísticos. La diferencia es que el valor de mercado se puede comparar con otros pero los valores molares o artísticos no. De ahí, señala que habría que medir el valor social (pues ve una relación inversa entre utilidad y sueldo).
Entre los trabajadores que añaden más valor social están los investigadores clínicos (añaden 9 dólares por cada dólar de sueldo) y los que menos los asesores financieros (sustraen 1,5 dólares por cada dólar cobrado).
En sus páginas aborda la moral del trabajo y su valor (como sacrificio y disciplina), algo que surgió tras la Revolución Industrial. Dice que antes la gente trabajaba en sus casas y los libros buscaban cómo hacer mejores personas, no cómo organizar la sociedad para crear las condiciones necesarias para generar el máximo nivel de riqueza global.
Ve un resurgimiento del "puritanismo" (un evangelio de la riqueza, una como forma de decir que el trabajo forma el carácter, una fusión de la maldición bíblica de Adán y Eva y la noción noreuropea de que el trabajo remunerado convierte a uno en adulto, un autosacrificio, un autocastigo que obliga a renunciar a la alegría y el placer y a ver el trabajo como una forma de ayudar a los demás). Pero hay otro cambio y que ya no se evalúa a uno por lo que produce sino por lo que consume (consumismo), de forma que el trabajo da sentido a las vidas y el desempleo tiene efectos psicológicos devastadores.
Ve una paradoja del trabajo moderno: Por un lado, los trabajadores dicen que con el trabajo se ganan la vida, lo que les da sentido de dignidad y de propia valía. Por otro, la mayoría de la gente odia su trabajo. Según el sociólogo Al Gini, el trabajo es ahora considerado menos como un medio para conseguir un fin (obtener recursos para hacer proyectos) y más como un fin en sí mismo (lo que la gente encontraba nocivo, degradante y opresivo).
Automatización
Graeber también aborda la crisis actual provocada por la automatización. Positivamente, las máquinas podrían eliminar un gran porcentaje de las actuales tareas mecánicas más monótonas y tediosas (habrá menos trabajo productivo y más de cuidados). Pero, en la realidad, muchos trabajos fabriles se exportaron a países pobres en donde la mano de obra era barata.
Respecto a los trabajos a sustituir por las máquinas, el autor se pregunta por qué siempre salen profesiones como sociólogos o periodistas pero nunca el puesto de "emprendedor, inversor, financiero o directores capitalistas que buscan formas óptimas de invertir recursos para responder a la demanda presente y futura". Añade que es difícil imaginar un sistema económica más irracional que aquel que considera un "problema" el eliminar los trabajos pesados, monótonos y/o penosos.
También estudia la posibilidad del llamado "comunismo de lujo automatizado por completo" en el que los futuros robots y replicadores deberían ser propiedad de la humanidad. Las fábricas públicas automatizadas harían la vida más fácil pero sin eliminar trabajos necesarios como "buscar niños perdidos y calmar a los borrachos" (como hacen las taquilleras de Londres). Considera que el auténtico valor de la automatización es incluir el "trabajo de cuidados". Los robots clasificadores de frutas darían tiempo para que la gente decidiese qué curso de Historia podría hacer.
El autor recalca que la automatización ha creado un desempleo masivo pero fue ocultado creando empleos ficticios para que no se note (y que la tasa de desempleo no pase del 3 al 8 %; pero si se eliminan los trabajos de "mierda", el desempleo subiría al 50 o 60 %, según el autor).
Renta básica
Una de sus conclusiones es que la renta básica universal serviría para separar el trabajo de la remuneración y poner fin a los dilemas que el autor describe en el libro. El autor recalca que se ocupa de temas como una reducción masiva de las horas de trabajo o una política de renta básica universal pero Graeber recalca que no da soluciones concretas sino que indaba en un "problema que la mayoría de la gente ni siquiera reconoce que existe". El autor señala que "no existen movimientos antitrabajos de mierda" y recuerda que aunque se redujesen las jornadas a 15 horas semanales sería difícil eliminar rápidamente eliminar los trabajos y los sectores laborales innecesarios. Y dice que la nueva burocracia del gobierno para evaluar la utilidad de los trabajos generaría más trabajos inútiles. Su solución pasaría por la renta básica universal.
La carrera por la renta básica entronca con las ONG que guían a los ciudadanos por la carrera de obstáculos para dificultar "lo más posible" que los desempleados o los que carecen de ingresos puedan acceder al dinero que el propio gobierno afirma que reserva para ellos. (pp. 356) La solución de estos activistas pasa por eliminar todo el sistema a través de la implantación de la renta básica universal (una prestación única que recibirían equitativamente todos los residentes en el país).
Otros activistas son las feministas (mencionan a Wages for Housework y a su sucesor Global Women's Strike), que criticaba que la "máquina global de trabajo" (diseñado para extraer más esfuerzo) considerase el trabajo masculino como trabajo "real" mientras que el de las mujeres hacían "trabajo no real" (doméstico y gratuito, hecho por "amor" y sin mercantilizar pero sin riqueza se carece de poder real). Reclamaron dinero para aquellos que hacen cuidados (pero el cuidarse a sí mismo lleva de nuevo a la renta básica). Una tesis del feminismo es que las mujeres entraron en el mercado laboral no para empoderarlas sino para disciplinar a los hombres.
Mencionan una experiencia piloto en la India en la que las niñas recibieron la misma comida que los niños; los discapacitados tuvieron mayor aceptación en las actividades locales y las mujeres empezaron a dejarse ver con hombres. La tesis de la renta básica es que todo el mundo merece tener como mínimo lo necesario para vivir, sin condiciones (para eliminar las trabas burocráticas). La idea es separar el sustento vital del trabajo (y reducir la burocracia que hace que los pobres se sientan mal consigo mismos; un juego moral muy caro).
Graeber analiza las distintas versiones de la renta básica:
- La conservadora ofrece un modesto estipendio a cambio de eliminar todas las prestaciones del Estado de bienestar (educación, atención sanitaria gratuitas) y someterlo todo al mercado.
- La radical ve la renta básica como la forma de promover la expansión de los servicios públicos.
Señala que aquellos adictos al trabajo que deseen trabajar y ganar más dinero podrán hacerlo ya que la mayoría de la gente no desea pasarse el día ganduleando y viendo la tele y aunque hubiese algún parásito, no sería una carga significativa para la sociedad. Al decidir libremente en qué trabajar, las calles se llenarían de malos poetas y mimos ambulantes pero también habría gente dedicada a pensar cómo trabajar para ayudar a la Humanidad. Aquellos que dedicasen su actividad a la política podrían intentar cambiar las cosas y arreglar la situación.
(en preparación)
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https://evpitasociologia.blogspot.com/2019/01/capitalismo-big-tech-de-evgeny-morozov.html
Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Derecho y Sociología
Sociología, sociedad de la información, tecnología, Internet, redes sociales, capitalismo, fin-tech
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Título: "Capitalismo Big Tech"
Subtítulo: "¿Welfare o neofeudalismo?"
Autor: Evgeny Morozov
Nota: son artículos publicados en The Guardian (desde el 2011)
Publicación en español: Madrid, 2018 / Editorial Enclave de libros
Páginas: 272
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Biografía del autor Evgeny Morozov hasta el 2018
Evgeny Morozov nació en 1984 en Soligorks, en Bielorrusia. Es escritor e investigador de las implicaciones políticas y sociales de la tecnología. Editor y colaborador de The New Republic y autor de The Net Desilusion: The Dark Side of Internet Freedom (premio Notable Book del NYT 2011 y del Kennedy School de Harvard). Otros libros son To Save Everything click here, La locura del solucionismo tecnológico (2013).
Los escritos de Morozov han aparecido en revistas y periódicos como NYT, Wall St. Journal, FT, The Economist, The Guardian, The New Yorker, New Scientist, The New Republic, Corriere della Sera, El País, Newsweek International, International Herald Tribune, San Francisco Chronicle, Frankfurter Allgemeine Zeitung, Folha de S. Paulo
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El autor estudia la nueva tendencia de dotar a todo de Inteligencia Artificial avanzada una vez que todos los datos del mundo ya están conseguidos (mantener servicios gratis a cambio de datos ya no ayudaría a obtener nuevos datos por lo que ya no tiene sentido). La siguiente fase sería de pago, que cada usuario pague por búsquedas concretas. El autor dice que se necesitan empresas gigantes para amasar esos datos y reordenarlos mediante IA y construir nuevos servicios pero el problema es que no tiene porque ser necesario que esa empresa sea Google (Alphabet) sino una empresa de un país o continente (Europa) para facilitar un entorno competitivo y no monopolístico (pues ahora la Ley de Competencia no está frenando la transición a un feudalismo de datos, donde el recurso clave es propiedad de una o dos corporaciones).
El autor dice que los intelectuales que reflexionaron en los inicios de Internet (y auguraron la emancipación cibercultural y la soberanía popular sobre la tecnología) eran unos ingenuos, dice que los sueños utópicos que impulsaron la visión de Internet como una red cosmopolita, democratizadora y antagónica con el poder constituido han perdido hacía tiempo su atractivo universal. La aldea global nunca se materializó, "pero obtuvimos un feudo completamente parcelado entre las corporaciones tecnológicas y los servicios de inteligencia".
El autor señala que Europa se quedó atrás (al no montar una superplataforma como Facebook) y ahora le han comido su parte del pastel. Mientras en EE.UU. el sector tecnológico estaba montado desde "arriba" (e integrado en un capitalismo New Age, un capitalismo más inteligente e integrador, como los Ted Talks, así como el empoderamiento del consumidor; el Whole Earth Catalog y Stewart Brand). En cambio, en Europa, se vinculó más a movimientos "hackers" contraculturales que luego se esfumaron. El resultado es que Silicon Valley ofrece servicios creados por ellos mismos: Uber, Amazon, Airbnb, etc... Para el autor "somos peces muertos que seguimos nadando en el acuario".
Hay dos tendencias: una posmoderna (sospecha de las imposiciones) y la ideología neoliberal que hizo que triunfase la identidad del consumidor sobre el ciudadano. Según dice el autor, Silicon Valley se aprovechó de que los lazos de solidaridad de la sociedad ya estaban disueltos y ofreció una retórica de la movilidad social (todo a precios más bajos). Wipikepia se puede ver con una doble lenta: la gente abandonada a su suerte es capaz de hacer grandes proyectos públicos o bien, no hace falta gastar en cultura pública porque ya se puede hacer sola y de forma más eficiente (a través del crowdfunding). Y respecto a la economía colaborativa no se sabe si es un poscapitalismo auténtico y cooperativo o capitalismo que convierte todo en mercancía. El problema, dice el autor, es que para entender Internet (y sus efectos en el empleo, la automatización y la financiarización), hay que tener una visión "desde fuera" y no los "cuentos de hadas" del complejo industrial de Silicon Valley (ligado a gigantes como Goldman Sachs y a tratados comerciales como Tisa, Ttip, Tpp que abogan por el libre flujo de datos (y capitales)).
El autor señala que aplicando esta lógica de las lentes "post Internet" (de poner cara a quién está detrás de la "libre circulación de datos") se empiezan a interpretar algunos fenómenos como las "smart cities" (nuestra infraestructura urbana es entregada a gigantes tecnológicos poco transparentes y luego es imposible remunicipalizar a Google)
Otra clave es que la crisis impidió destinar dinero a la innovación (lo que concedió ventaja a las tecnológicas de Silicon Valley) ni generar alternativas públicas (un futuro tecnológico no liberal). Por contra, no ve esperanza en un Internet ligado al capitalismo global que aboga por un papel dominante del mercado en la vida social pues los nuevos valores que Internet lleva implícitos "quedarán aplastados por la fuerza de la subjetividad neoliberal". Sería el "fin de la historia" pero el autor tampoco descarta que los ciudadanos recuperen la soberanía popular sobre la tecnología (una vez recuperada la soberanía sobre la economía y la política).
El autor señala que el recurso más importante del siglo XXI es la inteligencia artificial (concentrado en Silicon Valley) y las empresas se dedican a "extraer rentas" (monopolios buscadores de rentas) en un entorno no competitivo. De esta forma, las empresas monopolísticas (tipo Microsoft) idean nuevos métodos de extraer rentas (ingresos adicionales de sus usuarios) en materia de ciberseguridad (en vez de hacer más seguro su software) o los servicios en la nube. El autor cree que Silicon Valley es un obstáculo para el resto de la economía porque no se dedica a producir la abundancia digital infinita que promete.
Respecto a las noticias falsas (fake news), el autor dice que son el subproducto del capitalismo digital lo mismo que el cambio climático del capitalismo de la energía fósil. El problema, dice el autor, es que gigantes como Google o Facebook están monopolizando la resolución del problema cuando debería ser una tarea de las democracias.
Otro problema es el "derecho a desconectarse", que todo el mundo tiene pero nadie ejerce. Parece contradictorio que usemos el correo electrónico para ahorrar tiempo y luego lo perdamos viendo Facebook. Al final, no es posible salirse de las redes sociales.
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Resumen del libro "Capitalismo Big Tech", de Evgeny Morozov (2018)
Resumen original y actualizado del libro:https://evpitasociologia.blogspot.com/2019/01/capitalismo-big-tech-de-evgeny-morozov.html
Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Derecho y Sociología
Sociología, sociedad de la información, tecnología, Internet, redes sociales, capitalismo, fin-tech
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Título: "Capitalismo Big Tech"
Subtítulo: "¿Welfare o neofeudalismo?"
Autor: Evgeny Morozov
Nota: son artículos publicados en The Guardian (desde el 2011)
Publicación en español: Madrid, 2018 / Editorial Enclave de libros
Páginas: 272
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Evgeny Morozov nació en 1984 en Soligorks, en Bielorrusia. Es escritor e investigador de las implicaciones políticas y sociales de la tecnología. Editor y colaborador de The New Republic y autor de The Net Desilusion: The Dark Side of Internet Freedom (premio Notable Book del NYT 2011 y del Kennedy School de Harvard). Otros libros son To Save Everything click here, La locura del solucionismo tecnológico (2013).
Los escritos de Morozov han aparecido en revistas y periódicos como NYT, Wall St. Journal, FT, The Economist, The Guardian, The New Yorker, New Scientist, The New Republic, Corriere della Sera, El País, Newsweek International, International Herald Tribune, San Francisco Chronicle, Frankfurter Allgemeine Zeitung, Folha de S. Paulo
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Texto de la contraportada
"Las grandes empresas tecnológicas se encuentran en una posición envidiable: durante casi dos décadas han utilizado las más extravagantes fórmulas de extracción de datos a bajo precio, y en este momento pocas instituciones, incluidas las gubernamentales, pueden competir con ellas. Paradójicamente, han recibido numerosas ayudas gubernamentales así como fondos militares del Pentágono e instituciones similares y ahora van a vender el fruto de esas ayudas a los gobiernos y a los contribuyentes a precios elevados. No parece precisamente una transición a algún modelo de poscapitalismo.
La industria tecnológica en su conjunto está pasando de una economía basada en bienes y servicios gratuitos y fuertemente subvencionados a una economía que cobra cada bien y servicio e incluso tenderá a personalizar el precio según la capacidad de pago. Es decir, una economía en la que nuestra infraestructura rica en sensores puede cobrarnos precios flexibles dependiendo de cuánto hayamos utilizado un determinado recurso y, tal vez, incluso de cuánto nos haya satisfecho, supone que los consumidores actuales tienen el dinero para pagar estos bienes y servicios - y que el dinero no sólo proviene de más deuda. Desde la perspectiva de los inversores de capital riesgo de Silicon Valley, la agenda de una renta básica universal (RBU), asociada con una economía dominada por rentistas que controlan gran parte de la infraestructura que impulsa la vida cotidiana, es una fantástica subvención encubierta para Silicon Valley.
El libro recoge una selección de artículos publicados en The Guardian y dos ensayos inéditos".
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ÍNDICE
Facebook y Twitter son lugares frecuentados por revolucionarios
Reseña de Free Ride, de Robert Levine
Reseña de La Catedral de Turing, de George Dyson
¿Quién paga para que podamos navegar por la Red? Cuidado con la última solución de Google.
¿Quién es el verdadero enemigo de la libertad en Internet: China, Rusia o Estados Unidos?
Facebook no es una organización benéfica. Los pobres pagarán con datos.
Google puede cambiar de nombre, pero el juego sigue siendo el mismo
¿Anuncia el reinado de Silicon Valley el final de la socialdemocracia?
¿Por qué envejecer? La solución de Silicon Valley es una receta contra la soledad
Silicon Valley explota el tiempo y el espacio para expandir los límites del capitalismo
Cuidado, los forofos de Silicon Valley quieren hacer de ti un rebelde disruptivo
¿Carrera barata en taxi? Tal vez no te hayas enterado del auténtico precio de Uber
Silicon Valley parlotea sobre "ingresos básicos", pero son palabras vacías
El Estado ha perdido el control, ahora son las empresas tecnológicas las que dirigen la política occidental
Los gigantes tecnológicos están muy ocupados privatizando nuestros datos
La privacidad de los famosos como ejemplo de la hipocresía de los sectores poderosos de Silicon Valley
Cuidado con el "blanqueo empático" de los que quieren hacerse pasar por "capitalistas solidarios"
Silicon Valley iba a transformar al capitalismo. Por ahora solo lo está potenciando
Solo a un sector público carente de liquidez le puede parecer atractiva la tecnología "inteligente"
Rockefeller donó dinero en subvenciones no reintegrables ¿Podemos decir lo mismo de los barones tecnológicos actuales?
Los populistas de los datos deben aprovechar nuestra información... por el bien de todos nosotros
El pánico moral en torno a las noticias falsas está ocultando al verdadero enemigo: los gigantes digitales
¿De verdad quieres salirte del mundo digital? Me temo que te va a costar...
Al desmantelar las leyes nacionales de privacidad, Estados Unidos va a perder el control de la red mundial de Internet.
¿Por qué necesitamos "héroes por accidente" para lidiar con los ataques cibernéticos globales?
La inseguridad cibernética es un regalo para los "hackers", pero son nuestros propios gobiernos quienes la crean
Para controlar el poder de Google, los reguladores tienen que perseguir su propiedad de los datos
Internet como ideología
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RESUMEN
Comentarios iniciales: El autor arremete contra los gigantes tecnológicos al considerar que se están aprovechando del usuario para extraer sus datos. Ahora que la minería de datos ya está completa (lo saben todo de cada usuario y nuevos datos no van a aportar nada), cree que ha llegado la hora de cobrar por el servicio. Para pagarlo, la solución es instaurar una Renta Básica Universal (RBU) para que todos cobren una renta mínima. Por un lado, se compensa económicamente a los perdedores de la automatización (un gurú tecnológico propone poner a esos desdichados que quedaron sin empleo por la robotización unos cascos virtuales para que sean felices todo el día). Por otro, el dinero de la renta básica volverá a Silicon Valley porque los ciudadanos tendrán que abonar sus servicios en las redes sociales e Internet. El autor concluye que Internet no abrirá un mundo de posibilidades en una sociedad postcapitalista (altruista y medioambiental) sino que, cínicamente, seguirá explotando a los usuarios aún más por unos gigantes tecnológicos (las plataformas Big Tech) convertidos en señores neofeudales que lo controlan todo gracias a una tecnología fuera del alcance del común y establecen los términos del debate político y social. Ve un sistema problemático con muchas desigualdades, aletoriedad y arbitrariedad.
Otros están usando los datos para otras cosas: por ejemplo, dice que Google está usando a los internautas que hacen búsquedas para entrenar a una Inteligencia Artificial, que es el producto que sí va a dar mucho dinero [nota del lector: es la tesis final de "Superficiales. Cómo Internet está cambiando nuestras mentes", de Nicolas Carr]. Otros como Uber no se sabe muy bien para qué quieren los datos de los pasajeros, que es algo que interesa a países ricos de Arabia, pues están invirtiendo mucho.
El autor señala que las Big Tech se consideran una solución a la crisis económica mundial, el debilitamiento de las leyes antimonopolio y la privatización de los servicios públicos. La esperanza de una revolución digital estructuralmente transformadora son compartidas por diversos autores.
Sostiene que aunque el auge del sector big tech ha logrado mantener la economía global a flote sin provocar transformaciones políticas sistémicas (las élites compraron tiempo), a largo plazo solo multiplicarán las contradicciones del sistema actual y habrá prácticas más jerárquicas.
En la izquierda, Paul Mason piensa que la digitalización no solo alimentaría una nueva clase de identidad político-cosmopolita en los ciudadanos, sino que también fomentaría distintos modelos económicos, flexibles, descentralizados (un socialismo no determinado que subsanaría los inconvenientes de la planificación central).
En el centro, Jeremy Rifkin cree que la aparición de Internet de las Cosas promoverá la apareción de productos y servicios producidos a un coste marginal cero, lo que alterará de forma considerable la economía de los acuerdos comerciales y señalará el comienzo de un futuro descentralizado, humano y amigable con el medio ambiente.
Los libertarios pospolíticos Ray Kurzweil y Peter Diamandis (impulsores de la Singularity University) consideran que las tecnologías digitales afectarán de manera radical a muchos sectores económicos ahora mismo estancados (educativo y sanitario) mediante nuevos modelos de negocio y la redifinición de instituciones viejas y anticuadas, como el Estado de bienestar.
En todos los casos, el autor duda que aunque no domine la lógica de la acumulación de capital, tampoco habrá el nirvana igualitario, ecológico y poscapitalista que esperan Mason, Rifkin o Kurzweil.
El autor estudia la nueva tendencia de dotar a todo de Inteligencia Artificial avanzada una vez que todos los datos del mundo ya están conseguidos (mantener servicios gratis a cambio de datos ya no ayudaría a obtener nuevos datos por lo que ya no tiene sentido). La siguiente fase sería de pago, que cada usuario pague por búsquedas concretas. El autor dice que se necesitan empresas gigantes para amasar esos datos y reordenarlos mediante IA y construir nuevos servicios pero el problema es que no tiene porque ser necesario que esa empresa sea Google (Alphabet) sino una empresa de un país o continente (Europa) para facilitar un entorno competitivo y no monopolístico (pues ahora la Ley de Competencia no está frenando la transición a un feudalismo de datos, donde el recurso clave es propiedad de una o dos corporaciones).
El autor dice que los intelectuales que reflexionaron en los inicios de Internet (y auguraron la emancipación cibercultural y la soberanía popular sobre la tecnología) eran unos ingenuos, dice que los sueños utópicos que impulsaron la visión de Internet como una red cosmopolita, democratizadora y antagónica con el poder constituido han perdido hacía tiempo su atractivo universal. La aldea global nunca se materializó, "pero obtuvimos un feudo completamente parcelado entre las corporaciones tecnológicas y los servicios de inteligencia".
El autor señala que Europa se quedó atrás (al no montar una superplataforma como Facebook) y ahora le han comido su parte del pastel. Mientras en EE.UU. el sector tecnológico estaba montado desde "arriba" (e integrado en un capitalismo New Age, un capitalismo más inteligente e integrador, como los Ted Talks, así como el empoderamiento del consumidor; el Whole Earth Catalog y Stewart Brand). En cambio, en Europa, se vinculó más a movimientos "hackers" contraculturales que luego se esfumaron. El resultado es que Silicon Valley ofrece servicios creados por ellos mismos: Uber, Amazon, Airbnb, etc... Para el autor "somos peces muertos que seguimos nadando en el acuario".
Hay dos tendencias: una posmoderna (sospecha de las imposiciones) y la ideología neoliberal que hizo que triunfase la identidad del consumidor sobre el ciudadano. Según dice el autor, Silicon Valley se aprovechó de que los lazos de solidaridad de la sociedad ya estaban disueltos y ofreció una retórica de la movilidad social (todo a precios más bajos). Wipikepia se puede ver con una doble lenta: la gente abandonada a su suerte es capaz de hacer grandes proyectos públicos o bien, no hace falta gastar en cultura pública porque ya se puede hacer sola y de forma más eficiente (a través del crowdfunding). Y respecto a la economía colaborativa no se sabe si es un poscapitalismo auténtico y cooperativo o capitalismo que convierte todo en mercancía. El problema, dice el autor, es que para entender Internet (y sus efectos en el empleo, la automatización y la financiarización), hay que tener una visión "desde fuera" y no los "cuentos de hadas" del complejo industrial de Silicon Valley (ligado a gigantes como Goldman Sachs y a tratados comerciales como Tisa, Ttip, Tpp que abogan por el libre flujo de datos (y capitales)).
El autor señala que aplicando esta lógica de las lentes "post Internet" (de poner cara a quién está detrás de la "libre circulación de datos") se empiezan a interpretar algunos fenómenos como las "smart cities" (nuestra infraestructura urbana es entregada a gigantes tecnológicos poco transparentes y luego es imposible remunicipalizar a Google)
Otra clave es que la crisis impidió destinar dinero a la innovación (lo que concedió ventaja a las tecnológicas de Silicon Valley) ni generar alternativas públicas (un futuro tecnológico no liberal). Por contra, no ve esperanza en un Internet ligado al capitalismo global que aboga por un papel dominante del mercado en la vida social pues los nuevos valores que Internet lleva implícitos "quedarán aplastados por la fuerza de la subjetividad neoliberal". Sería el "fin de la historia" pero el autor tampoco descarta que los ciudadanos recuperen la soberanía popular sobre la tecnología (una vez recuperada la soberanía sobre la economía y la política).
El autor señala que el recurso más importante del siglo XXI es la inteligencia artificial (concentrado en Silicon Valley) y las empresas se dedican a "extraer rentas" (monopolios buscadores de rentas) en un entorno no competitivo. De esta forma, las empresas monopolísticas (tipo Microsoft) idean nuevos métodos de extraer rentas (ingresos adicionales de sus usuarios) en materia de ciberseguridad (en vez de hacer más seguro su software) o los servicios en la nube. El autor cree que Silicon Valley es un obstáculo para el resto de la economía porque no se dedica a producir la abundancia digital infinita que promete.
Respecto a las noticias falsas (fake news), el autor dice que son el subproducto del capitalismo digital lo mismo que el cambio climático del capitalismo de la energía fósil. El problema, dice el autor, es que gigantes como Google o Facebook están monopolizando la resolución del problema cuando debería ser una tarea de las democracias.
Otro problema es el "derecho a desconectarse", que todo el mundo tiene pero nadie ejerce. Parece contradictorio que usemos el correo electrónico para ahorrar tiempo y luego lo perdamos viendo Facebook. Al final, no es posible salirse de las redes sociales.
Por otro lado, dice que las tecnologías "revolucionarias" de Silicon Valley ya no lo son (sus productos, incluido, el blockchain) son tan reaccionarios que les encantan a las compañías de seguros para tener todos nuestros datos. El autor teme que la tecnología sea la puerta de entrada para el capitalismo mafioso (en referencia a grandes grupos inversores globales, farmacéuticas, aseguradoras) que se apodera de nuestros datos y crea una estructura de la que luego es dificil salir ya que para que funcione un coche autónomo se necesita IA, todo el negocio está conectado.
A mayores de la "cháchara" innovadora de Silicon Valley, la economía basada en datos masivos está arruinando la asignación eficiente de recursos (suena a planificación; recuerda a un Gosplan 2.0 soviético en el que las élites despilfarran sus enormes recursos en proyectos moonshot, inútiles, por capricho o para favorecer a amigos). El gran problema que subyace es que Google o Facebook acaben gestionando la infraestructura básica mundial. El autor dice que el coste real es mucho mayor que el que paga el usuario (se supone, que todo se financia con la publicidad pero se entiende que hay unos costes ocultos que, en condiciones de libre mercado, dispararían el coste al usuario pues ahora muchas empresas tecnológicas están perdiendo dinero mientras los inversores inyectan capital con esperanza de recuperarlo con creces). El siguiente paso es "cobrar" por los servicios de las plataformas, cuando todos dependan de ellas, y por ello se está mejorando el servicio de micropagos con bitcoins y blockchain. Y los balances son ficticios ya que los datos recopilados pueden carecer de valor para el sector publicitario.
También habla de las "minieconomías de mando" (conglomerados financieros con subvenciones cruzadas) y que no pagan impuestos (porque ello socavaría la "innovación"). Ve una posible mutación desde el Estado de Bienestar a un "feudalismo hipermoderno" (las personas atrapadas en su infraestructura tendrán que pagar por todos los servicios).
Cuando llega un momento en que las aseguradoras tienen tus datos y te "recomiendan" hacer más deporte para estar más sano, ¿qué pasa si te tumbas el sofá a leer? El autor dice que es difícil retirarse de este tipo de economía en la que el valor está en la interacción de datos masivos propios de un futuro distópico donde prolongan nuestra existencia para sacarnos todavía más datos. "El neoliberalismo prometió liberarnos a todos pero hoy es más difícil que nunca escapar de sus garras", dice el autor.
Morozov explica que mientras la socialdemocracia se desmorona, la gente tiene fe en unos dispositivos móviles y plataformas pero no hay más que ver cómo es el modelo de Uber (condiciones draconianas para sus empleados no-contratados)
(continuará)A mayores de la "cháchara" innovadora de Silicon Valley, la economía basada en datos masivos está arruinando la asignación eficiente de recursos (suena a planificación; recuerda a un Gosplan 2.0 soviético en el que las élites despilfarran sus enormes recursos en proyectos moonshot, inútiles, por capricho o para favorecer a amigos). El gran problema que subyace es que Google o Facebook acaben gestionando la infraestructura básica mundial. El autor dice que el coste real es mucho mayor que el que paga el usuario (se supone, que todo se financia con la publicidad pero se entiende que hay unos costes ocultos que, en condiciones de libre mercado, dispararían el coste al usuario pues ahora muchas empresas tecnológicas están perdiendo dinero mientras los inversores inyectan capital con esperanza de recuperarlo con creces). El siguiente paso es "cobrar" por los servicios de las plataformas, cuando todos dependan de ellas, y por ello se está mejorando el servicio de micropagos con bitcoins y blockchain. Y los balances son ficticios ya que los datos recopilados pueden carecer de valor para el sector publicitario.
También habla de las "minieconomías de mando" (conglomerados financieros con subvenciones cruzadas) y que no pagan impuestos (porque ello socavaría la "innovación"). Ve una posible mutación desde el Estado de Bienestar a un "feudalismo hipermoderno" (las personas atrapadas en su infraestructura tendrán que pagar por todos los servicios).
Cuando llega un momento en que las aseguradoras tienen tus datos y te "recomiendan" hacer más deporte para estar más sano, ¿qué pasa si te tumbas el sofá a leer? El autor dice que es difícil retirarse de este tipo de economía en la que el valor está en la interacción de datos masivos propios de un futuro distópico donde prolongan nuestra existencia para sacarnos todavía más datos. "El neoliberalismo prometió liberarnos a todos pero hoy es más difícil que nunca escapar de sus garras", dice el autor.
Morozov explica que mientras la socialdemocracia se desmorona, la gente tiene fe en unos dispositivos móviles y plataformas pero no hay más que ver cómo es el modelo de Uber (condiciones draconianas para sus empleados no-contratados)
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Reseña / resumen de "La era del capitalismo de vigilancia", de Shoshana Zuboff (2019)
Link al resumen original y actualizado:
Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Derecho y Sociología
Sociología, capitalismo, redes sociales, big data, Internet, sociedad de la información
Nota: resumen elaborado a partir del extracto publicado por Le Monde Diplomatique (enero 2019, portada y páginas 22 y 23)
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Ficha técnica
Título original en inglés: "The Age of Surveillance Capitalism: The Fight for a Human Future at the New Frontier of Power"
Autora: Shoshana Zuboff
Publicado por Public Affairs, Nueva York, 2019
Traducción al español: Traducción del primer cápitulo en Le Monde Diplomatique (enero 2019, portada y páginas 22 y 23)
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Biografía de la autora Shoshana Zuboff (hasta el 2019)
Shoshana Zuboff es profesora emérita en la Harvard Business School. Autora de "The Age of Surveillance Capitalism"
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Resumen del extracto publicado en Le Monde Diplomatique (español) en enero del 2019
Comentarios iniciales: La autora se suma a la corriente de expertos (Lanier, Morozov y otros) que cuestionan la arquitectura de las redes sociales con sus métodos para extraer datos de los usuarios de forma masiva. Ya no es solo que las grandes tecnológicas de Silicon Valley invadan la esfera privada e intimidad del usuario, o que no les paguen por sus datos ni por los contenidos que crean, sino que además ahora pretenden modificar el comportamiento y la conducta de esos usuarios, en base a esa vigilancia y extracción masiva de datos. La manipulación de los usuarios, ya sea con fines comerciales o políticos, es cuando menos "preocupante" en un sistema democrático de libre competencia de mercado. Recuerda que la historia del capitalismo consiste en captar cosas ajenas a la esfera comercial para convertirlas en mercancía.
[Nota del lector: A mayores, la autora se adentra en un viejo debate entre economistas teóricos: la existencia de un socialismo altamente tecnificado, una economía planificada que extrae y computa datos masivos de los ciudadanos para predecir con exactitud los comportamientos y demanda de los consumidores de forma que genera la misma información que habrían transmitido los precios en el libre mercado (Hayek)].
[Nota del lector: A mayores, la autora se adentra en un viejo debate entre economistas teóricos: la existencia de un socialismo altamente tecnificado, una economía planificada que extrae y computa datos masivos de los ciudadanos para predecir con exactitud los comportamientos y demanda de los consumidores de forma que genera la misma información que habrían transmitido los precios en el libre mercado (Hayek)].
La tesis de la autora es que la telemática ha inaugurado una nueva era, la del control del comportamiento. Esta nueva economía de la acción y el empuje "reinventa" al usuario a través del poder de los grandes conglomerados (aseguradoras, tecnológicas...) y mediante sus medios de modificar comportamientos. El negocio está en generar certezas lucrativas.
La autora explica que Google mutó en el año 2000 para transformar su publicidad, Internet y la propia naturaleza del capitalismo de la información "en un proyecto de vigilancia formidablemente lucrativo". Dirigía la publicidad digital a personas concretas. Señala que el capitalismo de la vigilancia (extraer una plusvalía de nuestro comportamiento con fines concebidos por otros) se impuso como "el modelo por defecto" del capitalismo de la información en la Red.
Añade que la "economía de la vigilancia" se basa en un principio de subordinación y de jerarquía (ya no hay reprocidad entre empresas y usuarios). La autora dice que ya ni siquiera somos el "producto" que vende Google (como se decía antes) sino "los objetos cuya materia se extrae y se inyecta en fábricas de inteligencia artificial de Google que fabrican los productos predictivos vendidos a los verdaderos clientes: las empresas que pagan por competir en los nuevos mercados ligados al comportamiento".
Parafraseando a Polanyi y sus tres clases de mercancía, la autora ve una cuarta clase de mercancía: el fruto de la expropiación de las experiencias humanas reales que renace como "comportamiento" para realizar predicciones (el pronóstico es lo que se compra y vende). Las cadenas de montaje producen "certeza".
Surge así lo que ella denomina "imperativo de extracción" (La primera dimensión sería recopilar todos los datos posibles de cada usuario; hasta cómo duerme o de qué habla por la mañana. La segunda dimensión sería la profundización (explorar nuestras particularidades más íntimas). El resultado es que nuestras casas se encuentran en el "punto de mira" del capitalismo de vigilancia (según la autora).
Shoshana Zuboff señala que la lógica de ganancia es que el método más seguro para predecir el comportamiento sigue siendo la intervención en el origen: "moldear" la conducta. Es lo que bautiza como "economías de acción" (software diseñado para intervenir en situaciones reales sobre personas y cosas reales dándoles un "empujoncito" (leáse al Nobel experto en "empujes"). Son acciones que modifican el comportamiento del usuario en direcciones concretas (el famoso caso de que si no pagas el seguro del coche, se apaga el motor, apagarse la nevera si eres obeso o apagarse la tele si tienes que madrugar). Ellos componen la música y esta los hace bailar.
Dice que el juego virtual Pokemon Go se convirtió en "el laboratorio vivo de modificación de comportamientos que conjugaba fácilmente escala, alcance y acción".
Ve una siniestra paradoja: los nuevos instrumentos internacionales de modificación del comportamiento suponen una nueva "era reaccionaria": el capital es autónomo y los individuos heterónomos (justo lo contrario de una plenitud democrática).
El libro arranca con la historia de un vecino de Nueva Jersey en el verano del 2016 que estaba en su casa cuando timbraron a su puerta unos adolescentes con sendos móviles. Le pedían permiso para capturar un nuevo tipo de "Pokemon Go" que habían visto en su jardín. La autora señala que este juego de "cazar" mascotas virtuales (realidad aumentada) fue uno de los más populares y que ayudó a lograr ciertos intereses comerciales y que los usuarios estaban siendo utilizados por el que denomina "capitalismo de vigilancia", que califica como "una lógica audaz y sin precedentes".
[nota del lector: aunque la autora no lo cita expresamente, Google estaba cartografiando todo el mundo pero había lugares por los que no pasaban sus coches por ser zonas peatonales, o boscosas: ¿qué tal si los usuarios-peatones se dedicaban a mapear gratis esos lugares intransitables a la caza de Pokemons].
Señala que Pokemon Go (creada por Niantic Labs) fue un gran experimento de "economía de acción" porque recopilaba muchos datos, además de hacer más "frecuentes" unos sitios que otros (allí donde había que poner la publicidad, pagada a coste de visita). O sea, estaban llevando a la gente a unos "sitios precisos" en los que gastar el dinero en el mundo real.
La autora retrocede al año 1999, cuando Google aún carecía de una estrategia para dar dinero a sus inversores. Tras el estallido de la burbuja de las punto.com en el 2000, Google prestó más atención a su departamento de publicidad (AdWorks), que solo tenía siete personas. Empezaron a generar información mediante publicidad selectiva según el perfil del usuario (información que se deducían de sus hábitos de búsqueda, documentos descargados...). Se trataba de determinar los perfiles de los usuarios y utilizarla para difundir anuncios publicitarios y mejorar las predicciones de comportamiento del público o, como dice la autora, de "leer los pensamientos" del cliente.
Los datos de comportamiento pasaron a ser la materia prima esencial para construir un mercado de la publicidad dinámica digital. Esta "plusvalía del comportamiento" (medida en ratio de clics) y beneficio exponencial se basaba en deducir los pensamientos, sentimientos, intenciones e intereses de los individuos sin necesidad de su consentimiento (era una extracción de datos automatizada). Lo denomina "espejo sin azogue" que generó una asimetría de saber y poder.
La técnica de Google para extraer cualquier información útil consistía en evaluar el contenido de una página y ver cómo interactuaban los usuarios. Al servicio se le llamó AdSense en el 2004 y generó decenas de miles de millones de dólares en un lustro.
Según la autora, en los últimos años proliferan los productos destinados a interpretar, seguir, almacenar y comunicar datos de comportamiento (hay termómetros, cepillos de dientes inteligentes y camas inteligentes que recopilan datos biométricos).
Entre las más interesadas en la economía del "empujón" o de inducir al comportamiento gregario, la autora apunta a las aseguradoras para "minimizar los riesgos". El plan es seguir y sancionar el comportamiento del asegurado en tiempo real (lo que se llama "behavioral underwriting" (seguro basado en el comportamiento), e incluso subir las tarifas en tiempo real o bloquear el coche a distancia.
[nota del lector: La tesis del "pequeño empujón" fue defendida en el libro "Un pequeño empujón (Nudge)", de Richard H. Thaler y Cass R. Sunstein (2008). Se basa en pequeñas acciones para que alguien cambie de conducta "por su bien" (estudie más, adelgace...), razón por la cual, se le critica por paternalista.
Richard H. Thaler fue premio Nobel de Economía en 2017 y el resumen del libro puede verse en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2017/12/un-pequeno-empujon-nudge-de-richard-h.html ]
[nota del lector: La tesis del "pequeño empujón" fue defendida en el libro "Un pequeño empujón (Nudge)", de Richard H. Thaler y Cass R. Sunstein (2008). Se basa en pequeñas acciones para que alguien cambie de conducta "por su bien" (estudie más, adelgace...), razón por la cual, se le critica por paternalista.
Richard H. Thaler fue premio Nobel de Economía en 2017 y el resumen del libro puede verse en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2017/12/un-pequeno-empujon-nudge-de-richard-h.html ]
Referencias a Polanyi
La autora Shoshana Zuboff hace una referencia a "La gran transformación", de Karl Polanyi (1944), el cual describe en su ensayo el advenimiento de una economía de mercado autorreguladora mediante el advenimiento la invención de tres "mercancías ficticias": 1) La vida humana subordinad a las dinámicas de mercado (trabajo que se compra y se vende) 2) la naturaleza que pasa a ser propiedad territorial 3) el intercambio convertido en comercial y resucitado en dinero.
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Resumen del libro "Cambiemos el mundo", de Greta Thunberg (2019)
Resumen original y actualizado en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2019/08/cambiemos-el-mundo-de-greta-thunberg.html
Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Sociología y Derecho.
Sociología, cambio climático, ecología, sostenibilidad, externalidades
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Ficha técnica
Título: "Cambiemos el mundo"
Subtítulo: Huelga por el clima
Título en inglés: No consta
Autora: Greta Thunberg
Año de publicación: 2019
Publicación en español: Editorial Lumen, Penguin Random House Grupo Editorial, Barcelona, 2019
Número de páginas: 72 + 8 sin numerar
Nota: es una recopilación de discursos y reseñas de prensa
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Biografía oficial de Greta Thunberg (hasta el 2019)
Greta Thumberg es una joven activista climática sueca. En agosto del 2018 inició una huelga por el clima todos los viernes que se ha convertido en un fenómeno global al haberse expandido de Estocolmo al resto del mundo. Se ha reunido con mandatarios europeos y ha dado discursos, escritos por ella misma en, entre otros foros, las Naciones Unidas y ante los máximos dirigentes de la Unión Europea en Bruselas. Greta ha sido nombrada por Time una de las jóvenes más influyentes del mundo y es candidata al Premio Nobel de la Paz. Junto a sus padres y su hermana Beata, es autora del libro Nuestra casa está ardiendo. Historia de una familia y de un planeta en crisis, que se prevé publicar en el 2019 en Lumen.
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Texto de la contraportada
"Soy Greta Thuberg, tengo quince años y hablo en nombre de la justicia climática. Este es un grito de socorro".
En agosto del 2018, esta adolescente sueca que se ha propuesto luchar por la supervivencia del ser humano comenzó una huelga escolar los viernes que ahora siguen cientos de miles de estudiantes en todo el mundo. En diciembre fue invitada por las Naciones Unidas a hablar en la cumbre sobre el cambio climático. Poco después cruzó Europa en tren para pronunciarse ante los líderes del mundo en el Foro de Davos: "Quiero que entren en pánico - les dijo -. Quiero que actúen como si nuestra casa estuviese ardiendo. Porque así es". Hoy Greta Thunberg es candidata al Premio Nobel de la Paz. Este volumen indispensable recoge todos sus discursos".
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ÍNDICE
- Discurso en Parliament Square. Londres, para la Declaración de la Rebelión XR, el 31 de octubre del 2018
- Conferencia TedX, de noviembre del 2018
- Del discurso en la Marcha por el Clima, Estocolmo, 8 de septiembre del 2018.
- Del discurso en Davos, del 25 de enero del 2019
- De los discursos en Bruselas y Helsinki, el 6 y 20 de octubre del 2018
- Discurso en la conferencia de la ONU sobre el cambio climático (COP24), en Katowice, el 3 de diciembre del 2018
- Un post de Facebook del 2 de febrero del 2019
- Del discurso ante el Consejo Económico y Social de la UE, Bruselas, en febrero del 2019
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RESUMEN
En agosto del 2018, Greta Thuberg inició una huelga en solitario por el clima ante el Parlamento sueco. El libro recoge sus discursos en la Marcha por el Clima de Estocolmo, en la plaza Parliament Squate de Londres (donde declaró la revolución XR), en la conferencia TedX, en la reunión Young Cop24 de Katowice ante el secretario general de la ONU, así como una charla en el foro de Davos, un post de Facebook y un discurso ante el CES de la UE. En esencia culpa a la actual generación adulta de contaminar el planeta, no hacer nada para impedir el cambio climático y arruinar el planeta para cuando ella sea mayor y tenga hijos. "A ustedes se les están acabando las excusas y a nosotros el tiempo", les reprocha a los dirigentes de la ONU. Las nuevas generaciones heredarán un escenario de pesadilla. Propone dejar los combustibles fósiles bajo tierra y centrarse en la equidad.
La autora, de 15 años, tiene diagnosticado el Síndrome de Asperger, un trastorno obsesivo compulsivo y mutismo selectivo (solo habla cuando lo cree necesario). Sus discursos son corrosivos y ataca la dejadez de los políticos ante el cambio climático. Habla de "emergencia climática" porque solo hay un margen de doce años para impedir que aumenten las temperaturas de forma irreversible. Propone reducir los viajes en avión (ella viaja en tren) y no consumir carne.
Thunber cuenta que cuando tenía 8 años oyó hablar por primera vez del cambio climático, algo que habían provocado los humanos con su estilo de vida. Le dijeron que apagase las luces para ahorrar energía y que reciclase el papel. Le sorprendió que los seres humanos fuesen capaces de cambiar el clima ya que todo el mundo hablaría de ello, pero no se oía nada y todo seguía como antes, sin restricciones para quemar combustible. A pesar de ser una crisis existencial y el mayor problema al que nos hayamos enfrentado, que incluye una sexta extinción masiva, se sigue haciendo todo como antes, indica la autora.
A los once años, enfermó y se deprimió. Perdió diez kilos. No sabe mentir y no tiene interés en el juego social. Para ella, los autistas son normales y el resto gente extraña. En el 2018, fue una de las ganadoras de un concurso de redacciones sobre el medio ambiente del diario Svenska Dagbladet. Luego, se unió a ecologistas de Fossilfritt Dalsland para preparar una huelga al estilo Zero Hour pero luego ella decidió actuar sola y el 20 de agosto se sentó sola ante el Parlamento sueco y repartió folletos. Su mensaje se hizo viral en Twitter e Instagram. Niega que haya alguien detrás de ella o que le paguen. Incluso sus padres, totalmente alejados del activismo, no la secundaron. "No he conocido a ningún activista del cambio climático que esté en la lucha por dinero", afirma. Y se dirige a los políticos: "Si ustedes han hecho los deberes saben que no nos queda otra opción". Reprocha el sistema competitivo donde la gente engaña para ganar. Prefiere cooperar y compartir de forma justa los recursos que quedan en el planeta.
Según Thunberg, países como Suecia deben empezar a reducir sus emisiones un 15 % cada año para mantener la temperatura global por debajo de 2 grados aunque el Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático recomienda reducir a 1,5 grados. A partir de ese límite, se generaría una reacción en cadena irreversible que escaparía al control humano. A pesar de ello, los dirigentes políticos ni los medios de comunicación no lo mencionan ni hacen nada. A día de hoy, los gases de efecto invernadero atrapados en la atmósfera y la contaminación ya aumentan la temperatura de 0,5 a 1,1 grados (aunque dejemos de quemar combustibles).
Otro aspecto que considera que nadie habla es del "principio de equidad o justicia climática", expuesto en el Acuerdo de París, para que los países ricos reduzcan sus emisiones a cero entre seis y doce años para que los pobres puedan mejorar su nivel de vida construyendo sus infraestructuras (carreteras, hospitales, centrales eléctricas) que los países ricos ya tienen.
Dice que si nadie hace nada no es por maldad sino porque la gente no tiene ni idea de las implicaciones en su vida diaria. No hay consciencia de que urge un cambio, dice la autora. La realidad es que no hay señales visibles como ciudades inundadas ni países reducidos a escombros. No solo nadie hace nada sino que los climatólogos y ecologistas siguen viajando en avión y comiendo carne y lácteos.
Una de las claves de sus discursos es esta frase: "Si vivo hasta los cien años, en 2103, pero ustedes no piensan en un futuro más allá del 2050. Yo no habré vivido ni la mitad de mi vida y ¿qué ocurrirá después?". Añade que quizás, en el 2075, sus hijos le pregunten por la generación de sus abuelos, los que en el 2018 estaban aquí, por qué no hicieron nada cuando todavía había tiempo para actuar. "Lo que hagamos o dejemos de hacer ahora afectará a toda mi vida y a la de mis hijos y nietos. Y lo que hagamos o dejemos de hacer ahora ni mi generación ni yo misma podremos deshacerlo en el futuro", recalca.
Por dicho motivo, se declaró en huelga estudiantil ante el parlamento sueco. La autora se burla de quienes le aconsejan volver al colegio o convertirse en climatóloga para resolver la crisis climática. Cree que los niños que faltan a clase por la huelga por el clima son un movimiento global al actuar todos juntos. Añade que las ideas motivacionales como proponer placas solares, energía eólica, economía circular, etc... "no funciona" porque las emisiones no han disminuido. Más que esperanza pide acción como poner leyes para reducir el uso de cien millones de barriles de petróleo al día. Dice que las reglas tienen que cambiar.
La autora avisa de que, según Johan Rockström, hay tres años de margen para revertir el aumento de emisiones de gas de efecto invernadero para alcanzar los acuerdos de París (solo tienen un 5 % de posibilidades de lograrlo). A pesar de ello, siguen aumentando las emisiones.
Comenta que en Suecia viven como si tuviesen los recursos de 4,5 planetas (En España es 2,3), por lo que le está robando a las generaciones futuras los recursos de 3,5 planetas. Quiere que esto se pare ya, es un grito de socorro frente a la palabrería hueca. Se queja de que los políticos la ridiculizan y la llaman "retrasada, arpía o terrorista" y se queja de que la prensa mira para otro lado. Les advierte de que "el futuro de las próximas generaciones recae sobre sus espaldas".
Otro de los discursos, como el de Davos, se centra en el hecho de que "nuestra casa está ardiendo", título de su próximo libro. Dice que según el IPCC, en menos de doce años ya no podremos corregir nuestros errores y hay que reducir las emisiones de CO2 al 50 % (sin incluir la cuestión de equidad entre países ni la liberación de gas metano en el permafost del Ártico generado por un efecto de retroalimentación al haber mayor deshielo. Por contra, sí incluye tecnologías de absorción de gases que ni siquiera están inventadas ni desarrolladas a escala planetaria). Advierte que "nos enfrentamos a una catástrofe que traerá consigo un sufrimiento indescriptible para una cantidad enorme de personas". Añade que "resolver la crisis climática es el mayor y más complejo desafío al que el Homo Sapiens se ha tenido que enfrentar". Pero la solución la entiende hasta un niño pequeño: detener las emisiones.
Añade en Davos que "nuestro presupuesto de carbono" se está consumiendo a toda velocidad y debería convertirse en la nueva moneda global y centro de la economía. Cuanto mayor sea la huella de carbono de un país, mayor será su deber moral. No quiere esperanza, "quiero que entren en pánico y que sientan el miedo que yo siento todos los días y que actúen como si nuestra casa estuviese ardiendo".
En otro discurso, habla de las medidas de presión con huelgas estudiantes ante edificios gubernamentales para lograr los dos grados. Se niegan a estudiar por un futuro que podría dejar de existir y que nadie hace nada por salvarlo y cuya educación y retos científicos no significan nada para los políticos. El silencio es lo peor de todo. Cada persona cuenta, como cuenta cada emisión y cada kilo.
En otra charla, en la ONU, culpa nuevamente a los políticos de "habernos fallado" durante los 30 años que los climatólogos advirtieron de la crisis en ese foro mundial. Hablar del eterno crecimiento económico verde es otra de las malas ideas de los políticos, que le están dejando la carga a sus hijos. Lo único sensato es echar el freno de emergencia. "Estamos a punto de sacrificar nuestra civilización por las oportunidades de ganar enormes cantidades de dinero para un reducido número de personas y sacrificar la biosfera para que algunos países ricos como el mío puedan vivir con lujos pèro es el sufrimiento de muchos el que costea esos lujos", dice.
Ante el CES de Bruselas, critica que la UE proponga un nuevo objetivo de la reducción del CO2 al 45 % de lo que había en 1990 en el 2030 pero ella dice que "no basta" para proteger el futuro de los niños y niñas que están creciendo hoy. Habría que reducir vuelos comerciales y transporte marítimo. "Una vez más esconden su desastre bajo la alfombra para que nuestra generación lo limpie y lo solucione", dice. Y recalca que "Si insisten en que estamos malgastando un valioso tiempo de clase, permítanme que les recuerde que nuestros dirigentes políticos han malgastado décadas con su negación e inactividad". Termina diciendo: "Hemos empezado a limpiar su desastre y no pararemos hasta que hayamos acabado".
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