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lunes, 27 de noviembre de 2023

"El mundo según China", de Elizabeth C. Economy (2022)

Resumen del libro  "El mundo según China", de Elizabeth C. Economy (2022)

Resumen del libro original y actualizado en:

https://evpitasociologia.blogspot.com/2023/11/el-mundo-segun-china-de-elizabeth-c.html

Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Sociología y Derecho

Sociología, China, economía internacional

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Ficha técnica

Título:  "El mundo según China"

Título en inglés: The world acording to China

Autora: Elizabeth C. Economy

Publicación en inglés: 2023

Publicación en español: La Esfera de los Libros, SL, Madrid, 2023

Número de páginas: 372 + 2

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Texto de la contraportada

"En pocos años, el tamaño de la economía china superará a la de Estados Unidos, su población ya es cuatro veces mayor y su desventaja militar se está reduciendo con mucha rapidez. En Pekín se considera que el cambio en el equilibrio de poder será inevitable, y Xi Jinping está decidido a fortalecer la ambición del gigante asiático para reformular el orden mundial. ¿está China preparada para la hegemonía mundial? ¿Cuál puede ser el próximo paso el régimen chino?"

"Elizabeth Economy, experta en asuntos chinos y asesora de la administración Biden, ha escrito un documentado análisis sobre la perspectiva de los dirigentes chinos y sus agresivas políticas de soft, sharp y hard power. Sostiene que China, fruto de las contradicciones de su autoritarismo, se está encontrando con enormes dificultades para sus intereses internacionales, pero en ningún caso ha abjurado del uso de la fuerza en el futuro. Sin embargo, Estados Unidos no puede permitirse una escalada de rivalidad directa y fuerza bruta. Necesita abandonar su repliegue y liderar un nuevo multilateralismo ampliado, basado en los valores de la democracia liberal.

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Biografía de la autora Elizabeth C. Economy (hasta 2023)

Elizabeth C. Economy es senior fellow de la Hoover Institution en la Universidad de Stanford, así como del Council Foreing Relations para estudios sobre China, donde antes ejerció como directora de Estudios Asiáticos durante más de una década.

En la actualidad, está en excedencia y trabaja como asesora principal en el Departamento de Comercio de Estados Unidos. Economy es una reconocida experta en política interior y exterior china, autora de libros como The Third Revolution; Xi Jinping and the New Chinese State (2018). By All Means Necessary: How China's Resource Quest is Changing the World (2014) o The River Runs Black: The Environmental Challenge to China (2004). Ha escrito numerosos artículos en revistas académicas y publicaciones especializadas como Foreing Affairs, Harvard Business Review y Foreing Policy, o en periódicos como The New York Times, The Washington Post y The Wall Street Journal.

Forma parte del Consejo de la Administración de la Asia Foundation y del Comité Nacional de Relaciones entre Estados Unidos y China, entre otros organismos e instituciones. También fue miembro del Consejo de la Agenda Global del World Economic Forum (WEF) sobre China entre 2008 y 2014, y sobre Estados Unidos entre 2014 y 2016. 

Ha impartido clases en la Universidad de Columbia, la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados Paul H. Nitze de la Universidad Johns Hopkins y la Escuela de Estudios Internacionales Jackson de la Universidad de Washington.

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ÍNDICE 

1. Poder y pandemia

2. Poder, poder y poder

3. La reunificación de la madre patria

4. La mordedura del dragón

5. De los ladrillos a los microprocesadores

6. Reescribiendo las reglas de juego

7. El reajuste de China

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RESUMEN

La autora Elizabeth C. Economy estudia el resurgir de China como gran potencia mundial del siglo XXI. Pone como ejemplo las inversiones de China en el puerto del Pireo, en Grecia, país que acogió encantado sus inversiones después de que la UE la castigase con la austeridad, o las grandes obras en África o en la nueva Ruta de la Seda. Todo el mundo debería felicitarse por estas inversiones, que generarán mayores ingresos y negocios a todos los participantes, sino fuese porque detrás hay.otro tipo de añadidos., A esos países llega después un proyecto cultural, con muchos centros de enseñanza de idiomas gratis, que, según sospecha la autora, están bajo la sombra de un gobierno que vigila a sus habitantes, y le siguen puertos comerciales de aguas profundas que, en si fuese necesario, pueden funcionar como bases militares y acoger flotas de guerra. A la autora le llama la atención un detalle: cuando fue el covid, China donó mascarillas pero luego a todo el mundo le sorprendió que exigiese agradecimiento público, como tuvo que hacer Italia, dado que el agradecimiento se da pero no se pide. Ese gesto empañó la imagen de la futura potencia. ¿Acaso lo habría exigido un donante como Holanda en las mismas circunstancias? Por eso, hay algo que le preocupa porque es una potencia industrial que intenta ganar influencia en el mundo mediante el "soft power", lo que podía atraer simpatías, pero luego los beneficiarios ven detrás la larga mano del poder político. Es decir, deja a las claras que los favores no son por nada, que hay un interés detrás, y que las deudas se pagan con intereses. Razón por la que algunos países beneficiarios se han preocupado porque no hay que olvidar que, después de todo, se trata de un gobierno autoritario que funciona con sus propias estrategias de poder.

Y, por otra parte, la autora refleja el temor de EE.UU. al ver en directo cómo, paso a paso, se despliega sobre el tablero mundial una nueva potencia que con gran paciencia monta puertos estratégicos por todo el mundo, centros culturales, genera deudas en muchos países, que le deben favores, y crea dependencia inversora.... Algunos autores replican que lo que China intenta es montar una estructura defensiva para proteger su inmenso patrimonio.

La autora indica que la pandemia demostró que había surgido una nueva potencia internacional pero que, a la vez, la conducta de este país era como el "canario en la mina", la señal de alarma del desafío, ambición y presagio de una influencia cada vez mayor en el sistema internacional y los valores que continuaron durante 75 años. Elizabeth C. Economy cree que asistimos al gran renacimiento de la nación china en la que la idea principal es que recupere la centralidad en la escena internacional: "Ha reclamado territorios en disputa, ha asumido una posición preeminente en la región Asia-Pacífico ("una gran familia") como una nueva potencia regional, se ha asegurado de que otros países  se alineen con sus intereses políticos, económicos y de seguridad, ha proporcionado al mundo la infraestructura tecnológica para el siglo XXI y ha forzado normas, valores y criterios en las leyes y las instituciones internacionales", dice la autora. Ese camino de centralidad exige enfrentarse a la potencia dominante mundial, Estados Unidos, y a instituciones y acuerdos internacionales que funcionan desde la Segunda Guerra Mundial, añade la autora.

Por un lado, esta centralidad se manifiesta en un gran despliegue internacional, en un control de la información y sospecha que se ha infiltrado en sociedades y economías extranjeras para moldear  a su gusto las decisiones internacionales. El hecho de que sea un gran mercado interior hace que otros países interesados en comerciar acepten sus ideas.

Algunos expertos, sostiene la autora, se creen que China logrará ser la líder mundial, la número uno, si no lo es ya por varias dinámicas que le favorecen: la globalización, el cambio tecnológico y la supuesta decadencia de Estados Unidos. En China confían en que el cambio en el equilibrio de poder ya se está produciendo y que el resultado es inevitable. Pero a largo plazo, la autora cree que la comunidad internacional tiene un poder de decisión inaudito que convierte el escenario global en un terreno de juego distinto.

La autora señala que la influencia china se expande por el mundo gracias a sus infraestructuras, puertos, ferrocarriles, corredores de fibra óptica, comercio electrónico y sistemas de satélites. Las empresas compiten por liderar el siglo XXI. Pero se empaña porque va unido a un modelo político que no sigue las pautas de los gobiernos liberales occidentales. La respuesta es que cada país escoge su camino y que occidente generó un modelo lleno de enfrentamientos partidistas, malestar social, pueblos sin patria y desarraigados. Algunos expertos quieren evitar la confrontación ideológica con Occidente ni ensalzar la superioridad de un modelo concreto para no crispar a la comunidad internacional.

Elizabeth C. Economy advierte también sobre frases vacías sobre la gobernanza global como "una nueva relación entre las grandes potencias", "una comunidad de futuro compartido (o un destino común) para la humanidad", que encierran una promesa de cambio radical en los valores actuales de las instituciones internacionales sobre temas que preocupan a Occidente (derechos,comercio, gobernanza de internet, inversiones). Para muchos observadores internacionales, la estrategia y su sistema político presentan un panorama complejo y preocupante de lo que podría suponer un futuro liderazgo global de China.

Según la autora, hay una hoja de ruta de la política exterior china que 

1) busca mantener la soberanía y la estabilidad social a corto plazo y conseguir la reunificación de China a largo plazo

 2) China  está exportando elementos de su modelo político (y cada vez pone más "líneas rojas" a la comunidad internacional, motivo que afecta incluso a actores o jugadores americanos que opinan de más). A medida que extiende la Nueva Ruta de la Seda (BRI) y el despliegue del 5G en África, Latinoamérica y Asia la autora dice que va colocando las piezas en esos países anfitriones de las piezas para controlar la sociedad civil y un tipo de desarrollo básico o "low cost" (poca transparencia, falta de garantías de derechos laborales, medioambientales, etc...), a lo que se une que esos países se quedan endeudados y otros se han visto desilusionados por las escasas inversiones o con deficiencias (siempre según la autora). Intentan alinear las instituciones internacional con sus intereses locales [¿y qué país no?]. 

3) Su estrategia internacional funcionó a corto plazo y ha dado frutos pero es dudosa a largo plazo porque nobles iniciativas quedaron desvirtuadas por posible propaganda. 

4) El ejercicio del "sharp power" (fuerza aguda o incisiva) y "hard power" (poder fuerte o militar) en la zona de Asia-Pacífico solo ha servido para fortalecer las alianzas lideradas por Estados Unidos y sus socios, más que debilitarlas, preocupados por la diplomacia del "lobo guerrero".

5) Añade la autora que China no parece preparada para sustituir a Estados Unidos como única superpotencia mundial (porque busca que los intereses internacionales estén alineados con sus intereses locales) al no asumir sus cargas.

Asegura que entender el problema de un enfrentamiento bilateral y paralizante (suma cero) entre una potencia en declive y otra en auge es entenderlo mal dado que lo que la gente quiere es un orden internacional sustentado por la ley internacional.

En los últimos capítulos, la autora examina el potencial de grandes tecnológicas, no solo las BAT (Badiu, Alibai, Tencent) sino también gigantes como Huawey. Comenta cómo el Gobierno apostó por una gran inversión, para no depender de la industria de microprocesadores (aunque la autora dice que es imposible ser autosuficiente en todo porque para eso ya existe el comercio internacional). Otra apuesta fue la captación de talentos que estaban trabajando en el extranjero para que volviesen a realizar su investigación a China. Algunos de ellos volvieron porque el dinero que iban a tener para la investigación ni lo podían soñar en el extranjero, pero también se dieron cuenta de que a cambio había mucho control político y que cualquier comentario negativo que hiciese le acarreaba problemas. Cuenta cómo algunos estudiantes extranjeros que usaban WeChat perdían su cuenta por criticar alguna política o hacer comentarios poco amables, y no solo estos alumnos sino también sus amigos por darle un "like".  La autora dice que los usuarios de WeChat saben de esta falta de privacidad y la existencia de un control de sus comentarios, pero aún así es usada por millones de usuarios porque es muy práctica ya que permite hacer compras, chatear, etc... [nota del lector: las enormes ventajas de WeChat ya las comentó Kai-Fu Lee]. Lo que la autora quiere hacer ver es que a pesar de todos esos millones de inversión en desarrollo de nuevas tecnologías, la verdadera innovación requiere cierto margen de libertad porque de lo contrario solo se idearán mediocridades o solo lograrán mejoras de productos ya existentes, que a fin de cuentas, no son nada nuevo. 

Otra de las preocupaciones de la autora son la enorme influencia que ejercen los institutos de lenguas (similares a los Institutos Cervantes de la lengua española, la Alliance Française, etc.. ), que dependen del gobierno y dan clases gratis de chino, lo que le encanta a muchos países, pero que, según la autora, a su vez funcionan como grupo de presión contra cualquiera, ya sea ciudadano chino o extranjero, que emita comentarios negativos sobre el país o más bien sobre sus políticas respecto a asuntos "sensibles". Eso ha metido en problemas a jugadores o entrenadores de la liga deportiva de EE.UU. (la NBA) que han visto cómo un comentario en Twitter (ahora X) u otra red a favor de un asunto sensible como el de los activistas que reclaman democracia. El que habló de más fue víctima de una "cancelación" ya que, como castigo, su equipo perdió millonarias inversiones publicitarias a pesar de pedir disculpas, y puso en peligro su carrera profesional por un asunto ajeno. No solo eso, sino que el ofensor quedó marcado como un paria y siguió siendo perseguido (publicitariamente, hablando) en  los nuevos equipos a los que iba, que eran castigados sin inversiones.

 Por otra parte, la autora sospecha que algunos de esos institutos de lenguas y cultura se excedían de su función y preparaban boicots a las universidades extranjeras donde organizaban charlas de personas contrarias al gobierno o presionaban a los campus para que cancelasen esas conferencias (bajo amenaza de retirarles la subvención). En realidad, esto supone que en países donde había libertad de expresión y cada uno decía lo que quería dejó de haberla por todas estas presiones en asuntos sensibles de política internacional que afectan a un país extranjero. [nota del lector: a decir verdad, pasaría casi lo mismo que si alguien se mete con una marca comercial, pues se arriesga a la retirada de publicidad, cancelaciones, inversiones,...]. Esta obsesión por vigilar la imagen, la marca, acaba pasando factura porque genera antipatías, trasluce un fondo poco tolerante con la opinión libre; no se trata solo de hacer una queja o mostrar enfado, sino de aplastar al ofensor, que a fin de cuentas es un don nadie, cancelarlo allí donde vaya y convertirlo en un paria. Y a la autora, esto le parece un detalle o síntoma preocupante.

La solución que propone la autora va dirigida al papel de Estados Unidos como potencia líder y adalid de la democracia. Cree que dicho gran país aún puede afianzar su liderazgo en el mundo tratando bien a sus aliados y gestionando nuevas alianzas (sobre todo en el Pacífico) para ganarse el favor, de tú a tú, de nuevos países aliados, para contrarrestar el avance de su nuevo rival geoestratégico o retrasarlos. 

Ahora, recuerda la autora, China tiene negocios en toda África y Latinoamérica, e incluso en Grecia, porque ha invertido mucho dinero que fue bien recibido ante el desinterés y las promesas vacías de Occidente. Sin embargo, la autora recuerda que cada nueva inversión de la nueva potencia supone un mayor control de zonas estratégicas de esos países, donde se acaba imponiendo una cultura ajena y basada en el control y la vigilancia. En el caso del puerto de Pireo, Grecia estuvo tentada a recibir importantes inversiones para ampliar el puerto pero sospechó que el país se iba a convertir en la "cabeza del dragón" de China en Europa y empezó a parar proyectos de crecimiento desmesurado en sus aguas que ya no podría controlar. 


domingo, 21 de mayo de 2023

"Las guerras comerciales son guerras de clase", de Michael Pettis y Matthew C. Klein (2020)

 Resumen del libro "Las guerras comerciales son guerras de clase", de Michael Pettis y Matthew C. Klein (2022)

 Resumen original y actualizado del libro:

https://evpitasociologia.blogspot.com/2023/05/las-guerras-comerciales-son-guerras-de.html

Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación Contemporánea, y licenciado en Sociología y Derecho

Sociologia, Economía, comercio internacional 

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Ficha técnica

Título: "Las guerras comerciales son guerras de clase"

Título en inglés: no consta

Autores: Michael Pettis y Matthew C. Klein

Publicación en inglés: 2020

Editorial en español: Capitán Swing, Madrid, 2022

Número de páginas: 340

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Biografía de los autores Michael Pettis y Matthew C. Klein (hasta 2022)

Michael Pettis (Zaragoza, 1958) es profesor de Finanzas en la Escuela de Administración Guanhua de la Universidad de Pekín. Pettis es conferenciante y escritor sobre el crecimiento económico mundial, ha publicado dos libros sobre el tema. De madre francesa y padre estadounidense, ingresó en la Universidad de Columbia en 1976, donde obtuvo un máster en Asuntos Internacionales en 1981 y un máster en Administración de Empresas y Finanzas en 1984. Ha sido asesor  de varios Gobiernos soberanos en asuntos de gestión financiera, como México, Macedonia del Norte y Corea del Sur. Es comentarista habitual como experto económico en medios como CNBC, NPR, Bloomberg Radio y BBC.

Matthew C. Klein (Chicago, EEUU), es comentarista de economía en Barron's, es coautor, junto con Michael Pettis, de Las guerras comerciales son guerras de clase, que explora cómo los conflictos comerciales actuales son causados por los Gobiernos que promueven los intereses de las élites. Ha escrito para el Financial Times, Bloomberg View y The Economist.  Antes de dedicarse al periodismo, fue asistente de investigación en el Consejo de Relaciones Exteriores y asociado de inversiones de Bridgewater. Estudió Historia en Yale, licenciándose con distinciones, y se centró en los vínculos entre la política nacional y las relaciones internacionales. Vive en San Francisco.

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Texto de la contraportada

"Las disputas comerciales suelen entenderse como conflictos entre países con intereses nacionales contrapuestos, pero a menudo son el resultado inesperado de decisiones políticas internas para servir a los intereses de los ricos, a costa de los trabajadores y los jubilados de a pie. Klein y Pettis rastrean los orígenes de las actuales guerras comerciales en las decisiones tomadas por los políticos y los líderes empresariales de China, Europa y Estados Unidos, en los últimos treinta años. En todo el mundo, los ricos han prosperado mientras los trabajadores ya no pueden permitirse comprar lo que producen, han perdido sus puestos de trabajo o se han visto obligados a endeudarse más. Desafiando las corrientes dominantes, los autores nos invitan a reflexionar acerca de cómo las guerras de clase de la creciente desigualdad constituyen una amenaza para la economía mundial y para la paz internacional, y lo que podemos hacer al respecto".

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ÍNDICE

Prefacio a la edición original

Prefacio a la edición española

Introducción

01. De Adam Smith a Tim Cook

La transformación del comercio global

02. El crecimiento de las finanzas globales

03. Ahorros, inversión y desequilibrios

04. De Tiananmén a la Nueva Ruta de la Seda

Entendiendo el superávit de China

05. La caída del muro y el Schwarze Null

Entendiendo el superávit de Alemania

06. La excepción americana

La carga exorbitante y el déficit persistente

Conclusión: para poner fin a las guerras comerciales, pongamos fin a las guerras de clase.

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RESUMEN

El autor parte de la idea económica del comercio internacional como un juego de ventajas competitivas donde a un país le sale más barato comprar al extranjero bienes que en su tierra le costaría más caro producirlas. Esa es la idea dominante durante el siglo XIX y XX, en el sentido de que cada país se especializó en la venta de materias primas o manufacturas. Sin embargo, este tipo de exportaciones baratas sirvió también para rebajar los salarios porque el coste de la vida descendió al llegar productos más baratos al mercado nacional: fue lo que sucedió en la Inglaterra del siglo XIX cuando el precio de los alimentos descendió porque la carne argentina era mucho más barata o el grano estadounidense. En el siglo XXI, y sobre todo a partir de los años 80, ha habido una reedición de estas exportaciones baratas que llegan a través de China, lo que ha abaratado los bienes de consumo en Occidente y camuflado la caída de salarios porque los productos baratos camuflan la bajada o congelación salarial (con el mismo dinero se puede comprar más). A todo esto se suman unas políticas de austeridad que restringen el gasto doméstico y reducen el nivel de vida mientras aumenta la producción laboral.

Michael Pettis y Matthew C. Klein dicen que las guerras comerciales no son conflictos entre países sino entre banqueros y propietarios de activos financieros, en un bando y familias corrientes, en el otro. Los autores señalan que el aumento de la desigualdad ha generado un exceso de bienes manufacturados, pérdidas de empleo y aumento del endeudamiento. Aseguran que es una "perversión económica y financiera" de lo que se supone que debe lograr la integración global. Añaden que durante décadas, Estados Unidos ha sido la principal víctima de esta "perversión". Indican que absorber el exceso de producción  y de ahorro del resto del mundo (a costa de la desindustrialización y las crisis financieras) ha supuesto una "carga exorbitante" para Estados Unidos. Estos mercados financieros y de consumo funcionan como una válvula de seguridad para la explotación de otros países. Esta apertura financiera de EE.UU. (economía abierta y que tiene el dólar como reserva mundial, lo que genera un exceso de inversiones despilfarradoras) ha beneficiado a los más ricos de Europa y China y otras economías con superávit pueden exprimir a sus trabajadores y pensionistas porque saben que siempre pueden vender sus mercancías, sacar beneficios y aparcar sus ahorros en activos seguros.

Los autores dicen que la economía abierta de EE.UU. ha permitido un comportamiento destructivo en el resto del mundo (porque los países con superávit no notan los efectos de sus malas decisiones porque exportan todo lo que producen a EE.UU). Compara a EE.UU., Reino Unido y Australia con las colonias imperiales de Europa del siglo XIX (los pueblos sometidos eran obligados a comprar la producción excesiva de Europa a cambio de una deuda que no necesitaban). La solución de Donald Trump de imponer aranceles a los productos importados no parece ser la mejor alternativa (por poco efectiva y dañina). Por ello, proponen un control de capitales, por ejemplo, prohibiendo comprar vivienda nacional a extranjeros no residentes.

Este sistema ha hecho que países como Alemania (siguió durante décadas una política de recortes en la Administración que perjudicó a los ciudadanos pobres que dependían de los subsidios sociales) o China (que durante años devaluó el yuán para fomentar las exportaciones a costa de empobrecer a los ahorradores nacionales) hayan obtenido grandes ganancias con la exportación a la vez que recortaban gastos de la Administración o fomentaban el ahorro privado de los ciudadanos. Estos dos países lograron superávits de exportación pero a costa de obligar a los ciudadanos a ahorrar y restringir su nivel de vida. Por contra, Estados Unidos se convirtió en un país con déficit crónico porque la propia fortaleza de su moneda le condena a importar más que a exportar, a lo que se suma la deslocalización de empresas para competir en mejores condiciones aunque a costa de empobrecer a su población trabajadora.

Las políticas de austeridad o monetarias ayudan a mejorar las exportaciones y obtener superávits pero los autores Michael Pettis y Matthew C. Klein dicen que no son operaciones económicas neutrales sino que llevan un sesgo que favorece los intereses de los más ricos (los exportadores, multinacionales que concentran numerosas industrias y poder de mercado) a costa de los pobres (importadores, ahorradores que se ven sometidos a los cambios inflacionarios o las políticas de austeridad). Si aumentan las exportaciones, alguien se enriquece. Si disminuyen las importaciones a causa de una guerra comercial, el consumidor se ve obligado a pagar más caro los productos nacionales que fabrican los industriales del propio país a precios más caros que si el consumidor pudiese elegir un producto extranjero. Básicamente, en una guerra comercial entre países, los consumidores salen perdiendo y ganan los productores nacionales que se libran de la competencia internacional aunque sus productos sean poco competitivos. Estas políticas favorecen a unas élites y perjudican al resto. Cuando Donald Trump fomentó la guerra comercial con China, los americanos pobres tuvieron que renunciar a unos productos chinos más baratos que los nacionales, lo que les empobreció más.

El resultado de este sistema de economía abierta es que los países con supéravit tienen escasez de gasto, un exceso de capacidad productiva y de ahorro y una demanda excesiva de activos financieros. Estas distorsiones en el comercio internacional necesitan de mecanismos simétricos (equilibrio de la balanza comercial). Los autores proponen volver a intentar la idea de crear un sustituto del patrón oro (o una nueva moneda sin Estado como propuso sin éxito Keynes en 1945 frente al sistema de Bretton Woods) o que los países con superávits ajusten sus desequilibrios domésticos o bien las respuestas unilaterales y potencialmente destructivas por parte de los países con déficits, especialmente EE.UU.

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500 RESÚMENES DE LIBROS  DE ECONOMÍA Y SOCIOLOGÍA
"DE ADAM SMITH A LA INFLACIÓN EN POSTPANDEMIA (1776-2023)"

por E.V.Pita (2023)

Link al compendio de resúmenes:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2023/01/500-resumenes-de-libro originals-de-economia-y.html
Descargar el PDF en este enlace:


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domingo, 7 de marzo de 2021

"Diario de Wuhan", de Fang Fang (2020)

 Resumen del libro "Diario de Wuhan", de Fang Fang (2020)

Resumen original y actualizado en:

https://evpitasociologia.blogspot.com/2021/03/diarios-de-wuhan-de-fang-fang-2020.html

Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Sociología y Derecho

Sociología, pandemia, China

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Ficha técnica:

Título: Diario de Wuhan

Subtítulo: Sesenta días desde una ciudad en cuarentena

Autora: Fang Fang

Editorial: Seix Barral (Planeta) / Barcelona, 2020

Número de páginas: 481

Prólogo: Antonio Muñoz Molina

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Biografía oficial de Fang Fang (hasta 2020)

Fang Fang, pseudónimo literario de Wang Fang, es poeta y escritora. Nacida en 1955 en Nanjing (Nankín), cuando tenía dos años su familia se mudó a Wuhan, que es el escenario de la mayor parte de su trabajo. Antes de asistir a la universidad, pasó cuatro años trabajando como operaria de carga en el puerto de la ciudad para mantener a su familia, un periodo que recuerda como los años formativos que la moldearon y que le proporcionaron el material de sus primeras obras. Sus retratos de la población de Wuhan, desde trabajadores de fábricas hasta intelectuales, le valieron una posición destacada dentro de la llamada literatura del nuevo realismo. 

Ha publicado más de 100 libros, con varias obras traducidas al inglés, francés, japonés, italiano, portugués, coreano, tailandés, español y árabe, entre otros idiomas. Después de jubilarse, fue contratada como profesora de la Cátedra Aula Hongyi de la Universidad de Wuhan y como directora del Centro de Investigación de Creación Literaria Contemporánea de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Huazhong. Entre otros premios literarios, ha sido galardonada con el Chinese Literature Media Award, el Lu Xun Literary Prize, concedido por la asociación de escritores chinos, el Premio de Literatura Femenina de China, el Premio del Ranking Anual del Instituto de Estudios Narrativos de China, el Premio del Gobierno de Shanghai y el Premio de Literatura Qu Yuan de Hubei.

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Texto de la contraportada 

El 25 de enero de 2020, Fang Fang comenzó un blog en el que documentaba la vida en Wuhan durante la cuarentena decretada por el coronavirus. Cada noche escribía sobre familiares y amigos y analizaba la evolución de la crisis y la respuesta del gobierno chino. Su diario se ha convertido en una de las fuentes más importantes para conocer el impacto del virus y ha sido leído por millones de personas en todo el mundo. Su relevancia ha sido recogida por medios como The New York Times, El País y The Guardian.
 Fang Fang ha encontrado el coraje necesario para desentrañar lo que estaba sucediendo en vivo y en directo desde el primer país en enfrentarse a la mayor crisis sanitaria, social y económica de nuestra historia. Su estremecedor testimonio cobra especial valor en tanto que fue capaz de arrojar luz en unos días en que el gobierno chino se enfrentaba a una amenaza aún desconocida.

 La enorme audiencia que han recibido estas páginas llenas de urgencia, honestidad y rabia, ha convertido a Fang Fang en una de las intelectuales más necesarias y relevantes surgidas a raíz de esta catástrofe. Siempre vinculada a Wuhan y con una carrera literaria consolidada, ha sido galardonada, entre otros premios, con el Chinese Literature Media Award y el Lu Xun Literary Prize.

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INDICE 

Prologo de Antonio Muñoz Molina 

- los virus son un enemigo común de toda la humanidad 

Diario desde el 25 de enero del 2020 al 24 de marzo del 2020

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RESUMEN

Wuhan fue la ciudad en la que vive Fang Fang, una escritora y bloguera que se quedó atrapada en el confinamiento justo cuando iban a celebrar el Año Nuevo y cada día (hasta abril) escribió noticias sobre lo que ocurría en la ciudad por lo que le contaban sus amigos por WeChat (el WhatsApp chino). La doctora Ai Fen y Li Wenliang hicieron sonar el silbato para dar la alarma pero nadie continúo su labor. Dice que hasta una ciudadana normal como ella sabia el 18 de enero que el virus era mortal y empezó a usar mascarillas mientras las autoridades organizaban un gran banquete de 40.000 familias y una gala como si viviesen en la gran "era de la prosperidad".


Fang Fang cuenta que, cuando estalló la alarma del coronavirus, aún no se sabía bien qué estaba pasando. Reprocha que el 20 de enero del 2020 el doctor Zhong Nanshan, un epimediólogo chino anunció que el nuevo coronavirus podía contagiarse de persona a persona y ya había 14 sanitarios contagiados. La autora se indignó  porque los medios oficiales no habían dejado de insistir en que la enfermedad "no se transmite entre personas" y "se puede controlar y prevenir" aunque en realidad era el SARS. La autora hizo cuentas para ver con quien había estado en los últimos 14 días porque era el periodo de incubación. En aquel tiempo al creer que era el Sars, la gente ya se ponía la mascarilla.
Estaban cerca del Nuevo Año Chino (25 de enero) y había muchas fiestas y reuniones para celebrarlo.

 Fue a recoger a tiempo a su hija el 22 de enero al aeropuerto de Wuhan, que ya estaba algo vacío y mucha gente con mascarilla y había una sensación opresiva en el aire, y la gente deprimida, nada que ver con el caos y las risas habituales. En el coche apenas hablaron del viaje desde Japón. La llevó a su apartamento. Fue la noche antes de que se anunciase el confinamiento. Al llegar a casa encendió el ordenador y vio la noticia del confinamiento, que empezaba en las próximas horas. No se esperaba que fueran capaces de confinar una ciudad tan grande. Dice que su mayor error fue confiar ciegamente en el Gobierno, de pensar que las autoridades de Hubei no se atreverían a tener una actitud tan pasiva e irresponsable ante tal emergencia porque ya se habían oído voces el 31 de diciembre del 2020. Creía que sería una osadía que el Gobierno ocultase la realidad. Pero la situación fue tan desastrosa que "vimos claramente la proporción de los errores humanos". Estos vicios trajeron para Wuhan un confinamiento de 76 días. 

En la primera etapa llegaron equipos de sanitarios de 19 provincias y médicos de Shanghai.

La autora vive en el complejo de la Federación de Arte y Literatura y solo bajaba por las escaleras a recoger los comestibles que compraban todos los residentes del edificio por Internet.

En las primeras entradas de su blog cuenta que el precio de las mascarillas en las farmacias estaba aumentando de "yuans" y que eso la enervó, por lo que puso en evidencia cómo la gente se aprovechaba. Después, narra cómo la ciudad quedó encerrada y a un padre lo llevaron por sospechoso de covid y su hijo discapacitado murió. Otra pareja de distintas ciudades no podía pasar un puente por problemas burocráticos. 

Les dijeron que iban a ser 14 días de cuarentena pero duraron 76. Relata los primeros momentos de caos hospitalario. Uno de los grandes problemas que hubo es que la gente llegaba a los hospitales con pequeños síntomas pero temía tener el coronavirus. Pronto, se saturaron los hospitales. Hubo que dividir a los enfermos en : muy graves (las ucis), graves (hospitales) y leves (hospitales de campaña, uno el de Leishenshan). Se dan casos de gente que estaba en lista de espera para una cama en el hospital y se murió antes de que se la diesen. Hubo quien se levantaba a las 8 de la mañana para encontrar una plaza en uno de los distintos hospitales. Cree que fue un enorme caos porque nadie se lo esperaba.

Otro capítulo homenajea al doctor Lin Wenliang, el primero que avisó por WeChat de que había una epidemia de SARS. Murió poco después al igual que muchos compañeros del hospital que no se protegieron del virus; en aquel momento no sabían la exacta gravedad. La autora reprocha que cuatro médicos avisaron del virus y los represaliaron. Se pregunta si en vez de taparles la boca , se informase a la población se habrían ganado varias semanas decisivas para evitar los contagios.

La autora es bastante dura con los burócratas. Se enfada porque la gente llama pidiendo ayuda y ellos le cuelgan entre chillidos muy enfadados, supone que porque están colapsados de llamadas. Cree que los funcionarios no trabajaron bastante para organizar mejor la sanidad en la ciudad. Cada día que sube una entrada en su blog, al poco tiempo le borran el contenido o se lo censuran. Una entrada solo duró dos minutos. Critica a los voluntarios afiliados que llegaban con banderitas a ayudar a Wuhan en plan pose para salir en la foto. Lo contrapone con un pintor de Wuhan que se trasladó a vivir a Estados Unidos y donó 100.000 euros a una oenegé de ayuda contra el covid.


En los siguientes capítulos cuenta cómo los voluntarios acuden a ayudar a Wuhan y como las otras provincias envian donaciones de alimentos como toneladas de apios. Relata como a mediados de febrero las autoridades ya creen que se está llegando al "punto de inflexión" (donde se doblega  la Curva).

La autora también critica a los periodistas que no tomaron el silbato de Li Wenliang ni diesen la voz de alarma al ver que los médicos del Hospital Central caían como moscas o si hubiesen descubierto que los "ocho internautas que difundían rumores" eran médicos. A la autora no le consta que a ningún periodista se le hubiese prohibido investigar o publicar, lo que le lleva a pensar que realmente no hicieron nada.

Entre los episodios graciosos, cuenta que una amiga suya invitó a sus suegros para celebrar el Año Nuevo y se quedaron atrapados en el mismo miniapartamento. Tres generaciones se pasaban el día jugando a las cartas para entretener a los ancianos.

 Cuenta cómo los vecinos solidarios llevaban comida en los patios de los edificios. A ella, que tenía riesgo de covid por diabetes y solo comía cuencos de arroz, le trajeron los vecinos alitas de pollo. Lo hacían por turnos para no tener que ir todos los días a los supermercados.

Una vez puso en una entrada una foto de móviles apilados en un crematorio. Hubo el caso de un "hater" (con un millón de seguidores) que se metió con ella por decir que mentía pero ella dice que tiene sus fuentes y no va a revelarlas porque es gente (médicos, sobre todo) que prefieren el anonimato.

Otro detalle curioso es que la primavera comenzó sobre el 15 de febrero.

El libro finaliza a finales de marzo cuando en el día 57 de la cuarentena se acaban los casos nuevos de coronavirus a partir del 19 de marzo.  Empezaron las ceremonias de despedida de los voluntarios o las personas que se quedaron atrapads en la provincia  r
de Hubei. Su perro está sucio y tiene problemas de piel. La ciudad ya es bastante segura y tiene un recuerdo para el doctor Li Wenliang que no era un héroe sino alguien que vivía una vida normal pero hizo lo que cualquiera hubiese hecho en su lugar. Lo único que se puede hacer dice es no dejar de recordarle. Su página de Weibo se ha convertido enun muro de lamentaciones.

La autora agradece e invita a comer pescado a todos aquellos que le ayudaron a mantener vivo su blog del confinamiento en WeChat y la defendieron de todos los ataques que sufrió de haters y trolls e ultraizquierdistas y aunque ya estará jubilada podrá llevarlos a juicio.


lunes, 16 de marzo de 2020

“Superpotencias de la inteligencia artificial”, de Kai-Fu Lee (2018)

Resumen del libro “Superpotencias de la inteligencia artificial”, de Kai-Fu Lee (2018)



Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Derecho y Sociología

Sociología, inteligencia artificial, nuevas tecnologías, China

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500 RESÚMENES DE LIBROS  DE ECONOMÍA Y SOCIOLOGÍA

"DE ADAM SMITH A LA INFLACIÓN EN POSTPANDEMIA (1776-2023)"

por E.V.Pita (2023)

Link al compendio de resúmenes:

Descargar en PDF en este enlace:
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Ficha técnica


Título: “Superpotencias de la inteligencia artificial”

Subtítulo: China, Silicon Valley y el nuevo orden mundial

Título original: “AI Superpowers”

Autor: Kai-Fu Lee

Editorial en español: Editorial Planeta, Centro de libros PAFF, Barcelona, 2020

Número de páginas: 302

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Biografía del autor

Kai-Fu Lee es un empresario y escritor estadounidense nacido en Taiwán, considerado uno de los mayores expertos mundiales en inteligencia artificial. Graduado en informática por la Universidad de Columbia, obtuvo su doctorado en la Universidad Carnegie Mellon donde, como parte de su tesis, desarrolló el que es considerado el primer sistema de reconocimiento del habla independiente: Sphinx.

Ha trabajado para algunas de las compañías más importantes del sector como Apple, SGI, Microsoft o Google, donde desarrolló su carrera como presidente de la filial de la empresa en China. En 2009 funda Sinovation Ventures, un fondo de capital riesgo orientado al desarrollo de la próxima generación de compañías chinas de alta tecnología.

Es autor de siete libros que se han convertido en “bestsellers” y tiene más de 50 millones de seguidores en las redes sociales.

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Texto de la contraportada

“Si los robots lo hacen todo, ¿qué haremos nosotros entonces?

Esta fue la pregunta que le hizo un niño de preescolar al reconocido experto en inteligencia artificial Kai-Fu Lee y el libro que sostienes en tus manos es su respuesta.

Porque, cuando se trata de entender el futuro de la inteligencia artificial, todos somos como niños curiosos: llenos de preguntas que no podemos contestar e intentando asomarnos continuamente al futuro. Todos queremos saber qué significará la automatización de la IA para nuestros trabajos y cómo afectará a nuestras metas en la vida.

Superpotencias de la inteligencia artificial explora estas cuestiones y ofrece soluciones a los cambios que traerá esta nueva era tecnológica, un futuro basado en inteligencia artificial que ya está aquí y que debemos conocer si queremos sobrevivir.

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Sinopsis

Texto de la solapa

Los grandes avances teóricos en inteligencia artificial han producido aplicaciones prácticas que están a punto de cambiar nuestra vida. La IA ya impulsa muchos de nuestros sitios web favoritos, pero en los próximos años también conducirá nuestros coches, gestionará nuestras carteras y fabricará gran parte de lo que compramos.

En los últimos años, China se ha convertido en una verdadera superpotencia de la IA y el único verdadero contrapeso nacional a Estados Unidos en esta tecnología emergente. Por ello, la forma en que estos dos países decidan competir y cooperar podrían llegar a tener consecuencias dramáticas para la economía y la gobernabilidad mundial.

En este libro, Kai-Fu Lee, uno de los expertos más respetados en inteligencia artificial, nos advierte de que, debido a estos progresos sin precedentes, tendrán lugar grandes cambios en nuestra sociedad que acontecerán mucho antes de lo que todos pensamos.

Uno de los campos en que los que la IA tendrá mayor impacto será en el ámbito laboral. Superpotencias de la inteligencia artificial nos ofrece un análisis de qué profesiones se verán afectadas y en qué fecha, cuáles tendrán más demanda gracias a la IA y cómo todo ello afectará a nuestra economía.

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ÍNDICE

  1. El momento Sputnik de China
  1. Imitadores en el Coliseo
  2. El universo alternativo de internet en China
  3. Historia de dos países
  4. Las cuatro olas de la IA
  5. Utopía, distopía y la verdadera crisis de la IA
  6. La sabiduría del cáncer
  7. Un plan para la coexistencia del hombre con la IA
  8. Nuestra historia global de la IA

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RESUMEN

El autor Kai-Fu Lee inició su carrera en IA en 1983 en el programa de doctorado en Carnegie Mellon y dice que China se ha adelantado en la carrera de la inteligencia artificial (IA) tras invertir miles de millones en esta tecnología. El “momento Sputnik” fue cuando una máquina de Google le ganó al campeón de Go chino de 19 años mediante un algoritmo que usa aprendizaje profundo (“Deep Learning”). El juego del Go parecía imposible de superar para la IA porque, a diferencia del ajedrez, requiere millones de jugadas distintas, pues hay muchas combinaciones. Este tipo de aprendizaje automático genera saltos exponenciales que convierten al programa informático de IA en un campeón de Go rápidamente. China comprendió de inmediato la importancia de la IA e inició una carrera tecnológica que ha situado al país en cabecera, mientras que Silicon Valley se ha quedado atrás. En el 2016, ya había gigantes de la IA como Baidu. Generalmente, el aprendizaje profundo consiste en que la máquina examina millones de fotos de un gato hasta que lo reconoce (antes se le pedía que detectase una raya y dos triángulos).

El autor cuenta como anécdota que él siempre lleva a los visitantes a ver los relojes mecánicos de la Ciudad Prohibida. Fueron introducidos por los jesuitas para impresionar al Emperador pero luego los chinos hicieron otros modelos más eficaces. Aunque tienen fama de copiar, en China se han creado grandes conglomerados como WeChat Wallet, Tencent, Alibaba y otras “startups”. El autor dice que ejerció de director en Google China pero se dio cuenta de que la batalla estaba perdida y sus imitadores eran más habilidosos y ágiles. Uno de los emprendendores chinos más astutos es Wang Xing, que había sufrido una debacle con Xiaonei (copia píxel a píxel de Facebook; y luego de Twitter) luego dominó el panorama en un mundo en el que se disputaban todo Meituan (la empresa de Wang, para grupos de cupones y ofertas del día), Groupon-Tencent y otros gladiadores como Dianping (copia de Yelp) y Nuomi (imitador de Facebook). Groupon vendía cupones de descuento en EE.UU. Pero su verdadero estuvo en China.

Tras irse de Google China, el autor fundó Sinovation Ventures. El político chino Guo Hong fue a verlo en el 2010 y tras entender la potencialidad de la IA creó en el 2014 una Avenida de los Emprendedores e hicieron una calle peatonal en Zhongguancun (un rincón de Pekín) que tenía mercadillos, tiendas de electrónica y librerías en una zona llamada Sinovation Ventures a través de subsidios de alquiler. Se promovió un “espíritu empresarial e innovación masiva”. Se invirtieron en innovación 3.000 millones de dólares antes del 2014, la cifra se cuadriplicó a 12.000 en el 2014 y a 26.000 millones en el 2015.

El autor hace una importante distinción sobre la recopilación de datos: búsquedas realizadas, fotos subidas, vídeos de YouTube vistos, mensajes publicados que “gustan” pero los chinos recopilan datos del mundo real: el qué, cuándo y dónde de las compras físicas, las comidas, los cambios de imagen y el transporte. El aprendizaje profundo solo puede optimizar lo que puede “ver” a través de los datos y en China tiene muchos datos.


La razón del éxito de la IA en China es que tiene acceso a datos masivos de 1.000 millones de ciudadanos y ese torrencial de pruebas es un gran banco de pruebas para las máquinas porque necesitan alimentarse de datos para elaborar predicciones y probabilidades. Este análisis masivo no lo dispone nadie más, que se sepa. La forma más fácil de recolectar datos es a través de una aplicación llamada We Chat Wallet que funciona como una navaja suiza pues le da al usuario un servicio completo de todo lo que necesita: Facebook, WhatsApp, videollamada, central de pagos, banca electrónica, comercio electrónico tipo Amazon, y otras utilidades.
El autor añade que en Silicon Valley ni siquiera han integrado Facebook con WhatsApp, porque, en su opinión, van muy lentos. Eso se debe a que el espíritu de los emprendedores de Silicon Valley es de tipo “filosófico” mientras que los chinos son más prácticos y además son “gladiadores” que no dudan en clonar empresas americanas que tienen éxito en las redes sociales como Facebook, Amazon o WhatsApp. El autor dice que los emprendedores chinos pelean en un ecosistema muy duro, donde pocas empresas sobreviven, y donde hay que reaccionar en cuestión de minutos, horas o días a una maniobra de un competidor y donde todos juegan sucio para hundir a un rival. Hay una gran presión, los empleados trabajan 16 horas al día o más, están todo el día conectados, atendiendo las necesidades de la empresa desde casa y, comparados con ellos, los trabajadores de Silicon Valley parecen unos vagos redomados. Los chinos son “gladiadores” que rivalizan por ser los mayores del mercado donde solo puede ganar uno. Las concentraciones de empresas como AliBaba (el simil de Amazon).

Recuerda que hace diez años si iba a algún campus de ingeniería cercano a Pekín todos los estudiantes se peleaban por oír lo que tenía que decir sobre IA. Esa es la generación que ahora la está desarrollando. Un alcalde de un barrio de Pekín pensó que no sería mala idea crear una calle de incubadoras de empresas de este tipo de tecnología. La idea se multiplicó en muchas otras ciudades que pusieron incubadoras y eso creó miles de nuevas empresas, algunas destinadas al fracaso, otros dedicados a tonterías pero el Gobierno lo consideró apropiado porque las nuevas empresas estaban trabajando en muchas cosas nuevas y prácticas y, además, se generaba un ecosistema favorable a la IA.

Hay cuatro olas de IA: la de Internet, la empresarial, de percepción y autónoma.

- La IA de Internet y empresarial remodelan nuestro mundo digital y financiero en formas que apenas podemos registrar. Estrechan el control de las empresas de Internet sobre nuestra atención, reemplazan a asistentes jurídicos con algoritmos, intercambian acciones y diagnostican enfermedades.

  • La IA de la percepción está digitalizando nuestro mundo físico, aprende a reconocer nuestros rostros, comprende nuestras peticiones y “ve” el mundo a nuestro alrededor.
El autor habla de dos mundos: el O2O (online-to-offline) y el OMO (online-merge-offline). Lleva la riqueza del mundo sensorial al online. Convertirá los centros comerciales, tiendas de comestibles, calles de la ciudad y nuestros hogares en entornos OMO (por ejemplo, pagar con reconocimiento con escaneo facial en una terminal digital de un restaurante FKC y te hacen una prueba de vida para ver que no eres una foto. Los carros de la comida del supermercado también saben tu nombre). También habrá una educación OMO potenciada. Será alimentada con datos en espacios públicos y datos privados. Esta IA necesita mucho “hardware” y sensores para sincronizar el mundo físico y digital. Xiaomi es un ejemplo de una red de dispositivos domésticos impulsados por IA que convertirán nuestras cocinas y salas de estar en entornos OMO.
  • La IA autónoma será la última en llegar a medida que los coches autónomos salgan a la calle, los drones autónomos tomen los cielos y los robots inteligentes las fábricas, lo transformarán todo, desde la agricultura orgánica, la conducción en carretera y la comida rápida. También vale para recolectar fresas. El liderato en drones está en Shenzhen. El autor también señala dos enfoques de IA: Google (usando coches con cámaras barriendo las calles) y Tesla (recopilando millones de datos de los conductores de sus coches). Xiong'an es la primera ciudad del mundo construido específicamente para dar cabida a coches autónomos. Y Baidu ha firmado acuerdos para construir una Ciudad de la IA para gestionar el tráfico, los vehículos autónomos y la protección del medio ambiente.



EE.UU. y China se disputarán el avance entre distintos tipos de IA.



El autor también avisa de que la IA no son robots, ya que ese tipo de máquinas que realizan tareas físicas son mucho más difíciles de automatizar. La IA es ante todo un “software” ideal para automatizar las tareas administrativas (contables, administrativos, incluso abogados, médicos, banca y jueces). Por eso, quienes perderán su trabajo en primer lugar son los trabajadores de “cuello blanco” mientras que las profesiones prácticas como fontanero, electricista o cuidador de enfermos o mayordomo van a ser más difíciles de sustituir por robots. Argumenta que los robots actuales son totalmente torpes y falta mucho para dotarlos de movimientos rápidos que reaccionan en tiempo real. Señala que los robots de las cadenas de montaje realizan tareas totalmente repetitivas tras sustituir al empleado que tenía que encargarse de eso. Así que la debacle del empleo afectaría más a los empleados de “cuello blanco” y todos los que tramiten papeleo. Es algo totalmente disruptivo.

Hay una cuestión importante: la IA ya puede tener dos sentidos: oído y vista. Tiene reconocimiento de voz (razón por la que ahora proliferan los “fakenews” de vídeos de personajes históricos con voces imitadas por IA) y también puede reconocer las imágenes de gatos, etc... Le falta el olor, pero ya están avanzando en narices digitales. El gran reto es la IAG (Inteligencia Digital General) que supondría un gran avance.

El autor alerta de la IA es una Tecnología de Propósito General (TPG) que interrumpen y aceleran la marcha normal del progreso económico: máquina de vapor, electricidad y tecnología de la información y la comunicación (como los ordenadores e Internet). Se extendieron a muchos rincones de la economía y han alterado radicalmente la forma en que vivimos y trabajamos.

Zona peligrosa por el riesgo de sustitución para los trabajos de tipo cognitivos:

Asesor fiscal, radiólogo, representante de servicio al cliente, agente de seguros, traductor elemental, agente de crédito al consumo, vendedor telefónico.

Zona segura sin riesgo de sustitución para los trabajos de tipo cognitivos:

Abogado criminalista, conserje, asistente social, psiquiatra y jefe de relaciones públicas.

Zona peligrosa por el riesgo de sustitución para los trabajos físicos:

Cajero, preparador de comida basura, cocinero en un restaurante, trabajador en una fábrica de ropa, lavaplatos, recolector de fruta, camionero, inspector de una cadena de montaje.

Zona segura sin riesgo de sustitución para los trabajos de tipo cognitivos:

Cuidador de ancianos, fisioterapeuta, peluquero, entrenador de perros.



Su conclusión sobre el trabajo es: el 38 % de los reemplazos individuales y el 10 % de las disrupciones desde cero eleva la sustitución de los empleos al 45 % en EE.UU. en el plazo de 20 años. Los empleados que no sean totalmente sustituidos tendrán menor valor añadido para sus empresas (salarios más bajos y amenaza de despido). Con protestas y regulaciones para frenar la supresión de empleo, podría quedar en un 10-25 % de reemplazo (la consultora Bain & Company calcula la sustitución del 25 % de los empleos en el 2030). La reabsorción de empleos (reparación de robots) sería muy baja. El 80 % vería su salario rebajado.

Menciona sociedades distópicas de la IA como “Entre los pliegues de Pekín”, de Hao Jingfang, una sociedad basada en castas que divide a las personas útiles (que usan la IA y viven con todas las comodidades) y las masas inútiles (que nadie sabe darles un trabajo pues son obsoletos).

Otra cuestión clave que cuenta el autor es que las máquinas son increíblemente mejores que cualquier humano a la hora de hacer predicciones. Pone por ejemplo, que un médico aprendió a distinguir durante su carrera un total de cuatro o cinco síntomas de una enfermedad (él habla de un linfoma muy letal). Él mismo, que estaba enfermo, quiso calcular su probabilidad de sobrevivir (el médico le daba un 15 % de posibilidades o menos) y se puso a leer toda la literatura médica al respecto y, halló al menos, 12 síntomas y recalculó la probabilidad de sobrevivir. Resultó que con el nuevo torrente de datos de repente su probabilidad de supervivencia se disparó al 85 %. Y la buena noticia se hizo realidad porque se recuperó.

Al ver la muerte de cerca, pensó que se había convertido en una máquina, que usaba algoritmos de ganar y perder para cualquier cuestión, incluso para reunirse con su familia pues solo le dedicaba el tiempo justo para que quedaran contentos y nada más. Empezó a visitar más a su anciana madre en Taiwan y a pasar más tiempo con ella. Poco a poco comprendió que la solidaridad y la compasión es lo que nos hace humanos. Por eso dice que a medida que avance la fuerza creativa y disruptiva de la IA “tendremos que apoyarnos los unos a los otros en busca de apoyo e inspiración”. Habrá que aplicar “sabiduría” para reformar los sistemas educativos, valores culturales y cambios profundos en la forma en que concebimos el desarrollo, la privacidad y la gobernabilidad. En Corea del Sur identifican a los alumnos con talentos excepcionales pero también hay que fijarse en Suiza y Japón, donde apostaron por lo “artesanal” y la búsqueda de la perfección. En Canadá y Países Bajos se ha cultivado la cultura del voluntariado. Y China enseña a cuidar a sus ancianos y favorecer los hogares intergeneracionales. Incluso Bután ha destacado por el concepto de Felicidad Nacional Bruta.

Los gobiernos, dice el autor, también tendrán que evaluar sus compromisos en materia de privacidad de datos, monopolios digitales, seguridad “on line” y sesgo algorítmico. Europa optó por un enfoque regulador más severo (multa a Google invocando la normativa antimonopolio y por intentar arrebatar el control de los datos a las empresas tecnológicas). China y EE.UU. Les ha dado mayor margen de maniobra. Unos enfoques favorecen la privacidad por encima del progreso tecnológico y otros al revés.

Dice que los programas de IA son capaces de imitar y superar al cerebro humano (muy desmemoriado y con poca capacidad de cálculo) pero esas décadas de progreso no le llevaron a ninguna parte pues casi lo tumba un linfoma a los 52 años. Trabajó de forma obsesiva para “optimizar su impacto”, “para convertir mi cerebro en un algoritmo suficientemente afinado para maximizar mi propia influencia” olvidando a su familia, amigos y seres queridos. Dice que si la IA tiene que desvelar la naturaleza humana que lo sea para lo que nos hace humanos: amar y ser amados.