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domingo, 1 de noviembre de 2020

"La desaparición de los rituales", de Byung-Chul Han (2019)

 Resumen del libro "La desaparición de los rituales", de Byung-Chul Han (2019)

Resumen original y actualizado en el siguiente link:

https://evpitasociologia.blogspot.com/2020/11/la-desaparicion-de-los-rituales-de.html

Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Derecho y Sociología

Sociología, hábitos y costumbres, sociedad de Internet

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Ficha técnica:

Título: "La desaparición de los rituales"

Subtítulo: Una topología del presente

Título original en alemán: Vom Verschwiden der Rituale. Eine Topologie der Gegenwart.

Fecha de publicación en Alemania: 2019

Editorial en español: Herder Editorial, SL, Barcelona

Número de páginas: 120

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Biografía oficial del autor (hasta el 2020)

Byung-Chul Han (Seúl, Corea del Sur, 1959) estudió Filosofía en la Universidad de Frigurgo y Filosofía alemana y Teología en la Universidad de Munich. En 1994 se doctoró en la primera de dichas universidades con una tesis sobre Martin Heidegger. Ha dado clases de Filosofía en la Universidad de Basilea, de Filosofía y Estudios culturales en la Universidad de las Artes de Berlín. Es autor de más de una decena de títulos, la mayoría de los cuales se ha traducido al castellano en Herder Editorial.

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Texto de la contraportada

Los rituales, como acciones simbólicas, crean una comunidad sin comunicación, pues se asientan como significantes que, sin transmitir nada, permiten que una colectividad reconozca en ellos sus señas de identidad. Sin embargo, lo que predomina hoy es una comunicación sin comunidad, pues se ha producido una pérdida de los rituales sociales. En el mundo contemporáneo, donde la fluidez de la comunicación es un imperativo, los ritos se perciben como una obsolescencia y un estorbo prescindible. Byung-Chul Han se pregunta: ¿por qué las formas simbólicas cohesionan la sociedad y qué nos depara cuando esta deja de cultivarlas? Para Han, su progresiva desaparición acarrea el desgaste de la comunidad y la desorientación del individuo.

En este libro, los rituales constituyen un fondo de contraste que sirve para perfilar los contornos de nuestras sociedades. Se esboza, así, una genealogía de su desaparición al mismo tiempo que se da cuenta de las patologías del presente y, sobre todo, de la erosión que ello comporta. En este nuevo ensao Byung-Chul Han reflexiona sobre estilos de vida alternativos que serían capaces de liberar de la sociedad de su narcisismo colectivo.

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ÍNDICE

Presión para producir

Presión para ser auténtico

Ritos de cierre

Fiesta y religión

Juego a vida o muerte

Final de la historia

Imperio de los signos

Del duelo a la guerra de drones

De la seducción a la pornografía

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RESUMEN

El autor explica que los ritos son acciones simbólicas que transmiten y representan aquellos valores y órdenes que mantienen cohesionada una comunidad. Generan una comunidad sin comunicación mientras que lo que predomina hoy es una comunicación sin comunidad. Estabilizan la vida gracias a su mismidad, a su repetición. Hacen que la vida sea duradera. "La actual presión para producir priva a las cosas de su durabilidad", dice. "Destruye intencionalmente la duración para producir más y para obligar a consumir más", afirma. No es posible demorarse si nos limitamos a gastar y a consumir las cosas. Y cita como ejemplo al "smartphone". Dice que en los ritos, las cosas se usan de forma pulcra y respetuosa, no se gastan ni se consumen. "Hoy consumimos no solo las cosas sino también las emociones de las que ellas se revisten", dice.

El autor parte de la base de que el neoliberalismo ha estimulado la producción (todos deben producir las 24 horas del día, cualquier tarea es producción), a un ritmo de jornada laboral, con todos los días iguales. El capitalismo fomenta el individualismo, el ganar más, el producir sin parar y sin sentido. Por contra, en anteriores épocas agrícolas precapitalistas, donde había un sentido comunitario y religioso, se diferenciaba el trabajo (que tenía sus estaciones) con la fiesta, donde había un descontrol durante varios días donde los excesos estaban permitidos (Navidad, Pascua, Pentecostés). Había un tiempo ritual ( que tiene un sentido) [nota del lector: entiendo que el sentido de estas fiestas religiosas era marcar el calendario: el equinocio de invierno, que suponía un parón por el frío, el de primavera para sembrar con la vuelta del calor, el de verano para cosechar, y el de otoño, la recolección]. 

Es decir, que la fiesta era también una forma de ritual pero al mismo tiempo un descanso y estaba pensada para saber vivir bien. En la era industrial, los días festivos se fueron difuminando y se convirtieron en productivos para ganar más o producir lo que fuese. [nota del lector: pensemos ahora en toda esa gente que está sacándose fotos en Instagram y "produciendo contenido" para las plataformas sociales, que buena idea de negocio tuvo el listo que las montó].

Señala que la percepción simbólica desaparece a favor de la percepción "serial", que es intensiva (como en las series de TV; va de una vivencia a la siguiente, algo sin fin). Por eso hay el "binge watching" (atracón televisivo o el visionado bulímico). Dice que el régimen neoliberal fuerza a percibir de forma serial e intensifica el hábito serial. La constante "update" o actualización abarca a todos los ámbitos vitales y no permite ninguna duración ni finalización, lo que da a una "pérdida del hogar", trastornos de déficit (frente a la religión, que insiste en prestar atención), ya no se aprende nada de memoria ni se hacen repeticiones (base del ritual religioso, menciona a Kierkegaard) porque se buscan nuevas aventuras estimulantes, excitaciones y vivencias.

 "A dispositivos neoliberales tales como la autenticidad, la innovación o la creatividad le es inherente forzarnos permanentemente a lo nuevo pero solo generan variaciones de lo mismo mientras que las repeticiones dan estabilidad a la vida", dice. Dice que la presión por producir genera rutina y para escapar del vacío consumimos más novedades. "La vida intensa como lema publicitario del régimen neoliberal no es otra cosa que consumo intenso", dice.

Añade que la comunicación digital consta de "cámaras de eco" en las que uno habla de sí mismo y los "me gusta", los amigos y los seguidores no constituyen ningún campo de resonancia". Recalca que la digiltalización debilita el vínculo comunitario y es una comunicación "descorporizada". Ni siquiera hay lugar para los sentimientos, pues la comunicación digital es manejada por las pasiones y "propicia una descarga emocional inmediata" (cita a Twitter y la política emocional que se basa en ello).

También indica que el régimen neoliberal individualiza a los hombres y al mismo tiempo se evoca la empatía, pues es una caja de resonancia. La empatía sirve para influir y manejar emocionalmente a la persona. "En el régimen neoliberal no solo se explota el tiempo laboral, también la persona entera", dice, y añade que la gestión emocional es más eficaz que la racional. "La psicopolítica neoliberal se diferencia de la biopolítica de la modernidad industrial, que opera con coerciones y mandatos disciplinarios", afirma. Lo social se somete por completo a la autoproducción.

Analiza el "rendimiento", y cuanto más aporta el sujeto, más gana el ego, se explota voluntaria y apasionadamente a sí mismo, hasta quedar destrozado. "Se mata a optimizarse", dice. Su fracaso se llama "depresión" o "burnout" (trabajador quemado). En cambio, la depresión (que se basa en una referencia hiperbólica a sí mismo) no se produce en una sociedad absorta.

Otro problema es la "sociedad de la autenticidad", donde todo el mundo se representa a sí mismo, donde se rinde el culto al yo y solo se preocupa de analizar su propia psicología. "El culto narcisista a la autenticidad es corresponsable del progresivo embrutecimiento de la sociedad, pues hoy vivimos una cultura de las pasiones y donde campa el narcisismo, lo lúdico desaparece de la cultura y el arte ya no es un discurso", añade. Hasta James Bond ya no se alboroza al final de la película con fiestas y juegos con sus bellas amantes sino que se reúne con su jefa y acepta volver al trabajo con una nueva misión: "Será un placer". Hay una incapacidad por "finalizar", todo queda a la presión de "optimizarse". 

Su constitución narcisista coarta la formación de la comunidad. Añade que "uno se explota voluntariamente creyendo que se está realizando", el régimen neoliberal se apropia de la persona transformándola en un centro de producción de una eficiencia superior y la involucra en el proceso de producción. Hasta se han puesto de moda los tatuajes. "Hoy el mundo no es un teatro en el que se representan papeles y se intercambian gestos rituales, sino un mercado en el que uno se desnuda y se exhibe. La representación teatral deja paso a la exposición pornográfica de lo privado", dice.

Por su parte, la globalización es un no-lugar, como Internet, una "hipercultura" (espacios culturales sin límites que implosionan y se traspasan unos a otros y es aditiva sin cierre) y genera "el infierno de lo igual", y la violencia de lo global se contrarresta con "el fundamentalismo del lugar". Al contrario, en la aldea  nadie cuenta sus vivencias sino que hay una historia común.

Las fiestas actuales ya no tienen rituales ni celebración sino que son una "gestión de eventos consumistas" destinados a las masas (y no a la comunidad). "La producción acapara incluso el reposo, degradándolo a tiempo libre, a pausa para hacer un descanso. El tiempo libre es para algunos un tiempo vacío, que provoca un horror vacui. La presión para aportar rendimiento no hace posible ni una pausa que permita descansar. Por eso, muchos se ponen enfermos justamente durante el tiempo libre: el leisure sickness o enfermedad del ocio. El tiempo libre viene a ser una torturante forma vacía de trabajo", dice el autor. Recalca que el trabajo tiene un fin pero el rendimiento, no. Antes las fiestas eran el desenfreno y ahora es el trabajo el desenfreno y esa presión para producir desintegra la comunidad", afirma. 

Añade que el capitalismo no es una religión pues no congrega sino que tiene efectos individualizantes y aislantes y el capital no descansa y totaliza lo profano. Con el dinero, hago que otros trabajen para mí. Los turistas recorren no-lugares vaciados de sentido mientras que los peregrinos están ligados a lugares que vinculan a los hombres. Los rituales arcaicos (que ponen énfasis en el juego y derroche de energías) le resultan chocantes al hombre actual cuyo estilo de vida es dominado por el trabajo y la producción. El capital compra tiempo porque la muerte es entendida como una pérdida absoluta.

Otra de las cuestiones que examina es la del "jugador" (como los guerreros que no temen morir) y la del "trabajador" (el soldado mercenario que tiene miedo a la muerte). Cree que estas dos formas de afrontar la vida se refleja en la actual sociedad, donde casi todos son "mercenarios asalariados". El concepto de "jugar" proviene de la antigüedad y se asocia con los señores y caballeros). Y añade que el pensar (y no el trabajar) tiene un componente "lúdico" que se ha perdido con el "dataísmo" (Big Data) pues ahora se asimila al cálculo. La presión por producir destruye el espacio de los juegos y las narraciones. El trabajo algorítimo no es narrativo sino "aditivo", de la narración se pasa a la mera "numeración". "El dataísmo hace que la producción del saber resulte pornográfica", dice.

Señala que el Big Data genera un saber dominador que hace posible intervenir en la "psique" humana y manejarla. Dice que el imperativo dataísta de transparencia "no es una continuación de la Ilustración, sino su final". Recalca que la transparencia es un imperativo dataísta que obliga a pasarlo todo a datos e información, a visibilizarlo y genera una presión por producir. Este dominio de comunicación total coincide con la vigilancia total y que "se hace pasar por libertad".

También habla de que la rigurosa higiene de la "corrección política" pone fin a la seducción erótica. En el neoliberalismo, bajo la presión para producir, todo se exhibe, se visibiliza, se desnuda y se expone, queda a merced de la "inapelable luz" de la transparencia.

La presión para producir y aportar rendimiento, dice el autor, alcanza hoy todos los ámbitos vitales, incluso la sexualidad. La líbido, que representa el fenómeno del capital en el nivel del cuerpo, es hostil al juego. Advierte que "el exceso de positividad constituye la patología de la sociedad actual. Lo que enferma no es la carestía, sino la demasía".





domingo, 1 de marzo de 2020

"Case for the Green New Deal", de Ann Pettifor (2019)

Reseña de "Case for the Green New Deal", de Ann Pettifor (2019)


Web de la autora: https://www.annpettifor.com/

Reseñas en el siguiente link:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2020/03/case-for-green-new-deal-de-ann-pettifor.html

Sociología, ecología, calentamiento global. economía verde

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Nota: el libro tiene relación con "Fire", de Naomi Klein (2019).

Web de la autora: https://www.annpettifor.com/

RESEÑAS

El GND tiene el potencial de convertirse en una de las campañas mundiales más grandes de nuestro tiempo, y comenzó en el piso de Ann Pettifor. En 2008, Pettifor y un grupo de economistas y pensadores ingleses idearon el primer New Deal verde, pero fue ignorado dentro de los tumultos del colapso financiero. Una década más tarde, las ideas fueron revividas dentro de los socialistas democráticos en los Estados Unidos, a la vanguardia de Alexandria Ocasio Cortez. El New Deal verde exige un cambio radical y urgente del estado actual de la economía global: incluida la descarbonización total y un compromiso con la equidad y la justicia social. Los críticos de todos los lados se han apresurado a observar que el GND es un sueño imposible que nunca podría implementarse y le costaría a la tierra. Pero, como lo muestra Ann Pettifor, necesitamos repensar la función del dinero y cómo funciona dentro del sistema global. ¿Cómo podemos rescatar a los bancos pero no al planeta? Tenemos que dejar de pensar en el imperativo del crecimiento económico: nada crece para siempre. El programa será un proyecto a largo plazo, pero debe comenzar de inmediato.

¿Qué es el New Deal verde y cómo podemos pagarlo?

Para proteger el futuro de la vida en la tierra, necesitamos hacer más que simplemente reinventar la economía: tenemos que cambiarlo todo. Ann Pettifor, uno de los pensadores seminales del programa que ayudó a encender la campaña Green Deal de EE. UU., Explica cómo podemos permitirnos lo que podemos hacer y lo que tenemos que hacer, antes de que sea demasiado tarde.

"Case for the Green New Deal" argumenta que el cambio económico es totalmente posible, basado en el entendimiento de que las finanzas, la economía y el ecosistema están estrechamente unidos. El GND exige una descarbonización total y un compromiso con una economía basada en la equidad y la justicia social. Propone una nueva comprensión radical del sistema monetario internacional. Pettifor ofrece una hoja de ruta para la reforma financiera tanto a nivel nacional como global, recuperando la economía del 1%. Este es un manifiesto radical y urgente en el que debemos actuar ahora.

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¿Cuál es el núcleo del New Deal Verde? ¿Qué está tratando de hacer?

El Green New Deal desarrollado en Gran Bretaña en 2008 se basa en el entendimiento de que las finanzas, la economía y el ecosistema están estrechamente unidos. La protección y restauración del ecosistema a un estado equilibrado no puede abordarse de manera efectiva, argumentamos, sin la transformación de los otros sectores. Se necesitan políticas unidas. La financiación de la transformación enormemente costosa de la economía lejos de su dependencia de los combustibles fósiles no se puede lograr sin la subordinación del sector financiero a los intereses de la sociedad y el ecosistema.

Entonces, el New Deal verde exige un cambio importante en el sistema, tanto económico como ecológico. Exige cambios estructurales (gubernamentales e intergubernamentales) (no solo cambios de comportamiento o tecnológicos) en nuestro enfoque de la economía y el ecosistema financiero y globalizado. Al igual que en el New Deal de Roosevelt, que desmanteló el sistema financiero internacional conocido como el patrón oro en la década de 1930, dicho cambio debe ser impulsado por una transformación estructural radical del sector financiero y la economía.

¿Cómo comenzó el New Deal verde? ¿Cómo se formuló?

Si bien en Gran Bretaña fuimos pioneros en 2008, no fuimos los primeros en pedir un New Deal verde. Esa llamada fue hecha el 19 de enero de 2007 por Thomas Friedman, periodista del New York Times, en una columna titulada: Una advertencia del jardín. "La convocatoria correcta es un New Deal verde", escribió. "El New Deal no se construyó sobre una bala mágica, sino sobre una amplia gama de programas y proyectos industriales para revitalizar a Estados Unidos ... Si queremos cambiar el rumbo del cambio climático y poner fin a nuestra adicción al petróleo, necesitamos más de todo: energía solar, eólica, hidroeléctrica, etanol, biodiésel, carbón limpio y energía nuclear, y conservación ". El presidente Barack Obama tomó la decisión primero e incluyó el Green New Deal en su plataforma.

¿Cómo fue escribir el New Deal verde?

Colin Hines, nuestro coordinador y un veterano de Greenpeace, es un tipo completamente amigable con un sentido del humor travieso. Reunió a un grupo de economistas y ecologistas, incluida la futura parlamentaria verde, Caroline Lucas. Decidimos reunirnos regularmente en mi departamento en Londres por más de un año. Proporcionaría una gran olla de pasta o risotto con salsas y ensaladas, y otros trajeron bebidas. Diferimos en nuestros enfoques, por lo que la camaradería nos permitió discutir ferozmente pero también resolver nuestras diferencias de manera amistosa.

¿Por qué crees que el New Deal verde ha tocado tal acorde en Estados Unidos?

Creo que ha tocado una cuerda, tanto por la resonancia con el enormemente popular New Deal del presidente Roosevelt de la década de 1930, sino también porque sirve como un paraguas para unir a las fuerzas dispares preocupadas por el colapso de los sistemas de soporte vital de la Tierra y la humanidad. con aquellos enojados por la forma en que se maneja la economía.

¿De dónde vendrá el dinero para financiar el acuerdo?

Para entender eso, debemos volver a lo básico. Todo el dinero se origina no como una mercancía - oro o plata - o como los ahorros de una alcancía de alguien, sino como una cosa social muy humana o más precisa. Todo el dinero se origina como una promesa de pago, como Joseph Schumpeter argumentó una vez.

El crédito, basado en el "credo" latino, no es más que una promesa de pago. Todos los que tienen tarjetas de crédito saben que no hay ahorros en el banco cuando la tarjeta de crédito se utiliza para comprar un teléfono inteligente. En cambio, el gasto en la tarjeta de crédito se paga más tarde con los ingresos del titular, al final del mes.

Como todo el dinero comienza como crédito, y como todo crédito es una construcción social, la promesa de una persona a otra, el dinero no es finito en la forma en que, por ejemplo, el oro es finito o el número de bitcoins es finito. En cambio, el dinero es una construcción social.

Sin embargo, como también sabemos, la confianza es esencial para el sistema monetario, y solo es posible hacer promesas y obtener una tarjeta de crédito si uno tiene ingresos. Diferentes personas con diferentes ingresos tienen diferentes tarjetas de crédito. El mío me da derecho a gastar hasta £ 5,000. Una princesa saudita, por el contrario, tendría una tarjeta de crédito que le daría derecho a gastar mucho más, porque el banco sabría que está respaldada por una gran cantidad de ingresos.

Los gobiernos tienen equivalentes mucho mayores a nuestras tarjetas de crédito. Están respaldados por millones de contribuyentes que proporcionan ingresos mensuales y anuales. Gran Bretaña tiene alrededor de 30 millones de contribuyentes. Estados Unidos tiene alrededor de 141 millones de contribuyentes. Los países pobres como Malawi tienen muchos menos y ni siquiera pueden recaudar impuestos de manera eficiente. Por lo tanto, dependiendo de cómo gestionen los servicios públicos, como la recaudación de impuestos, los gobiernos tienen la capacidad de recaudar fondos para gastar en una escala que eclipse el poder adquisitivo suyo o incluso de una princesa saudita. Si no tienen un sistema para recaudar impuestos o las instituciones públicas clave que administran el crédito, como un sistema de justicia penal para mantener contratos, entonces su capacidad para recaudar financiamiento e invertir en empleo sería limitada.

Como todos sabemos por nuestra propia experiencia, una vez que estamos empleados, se paga un sueldo o salario al final de la semana o mes. El trabajo genera ingresos. No solo nuestros propios ingresos, sino también los ingresos del gobierno en forma de ingresos fiscales. Los ingresos fiscales permiten a los gobiernos "equilibrar los libros" y mantener las finanzas públicas en orden.

Entonces, para los gobiernos, la respuesta a la pregunta: ¿cómo se paga el crédito? Es bastante sencillo. Se paga con los ingresos generados por los contribuyentes, después de que se invierte el crédito en la economía para crear empleo y luego ingresos.

Así es como se financia todo el gasto público. El sistema financiero es, en cierto sentido, circular. No es un sistema con solo un toque: el dinero o el crédito o el préstamo. Es un sistema que requiere el buen uso del crédito "tap" para que genere inversión y empleo para generar ingresos para el reembolso.

Por supuesto, puede ponerse muy desordenado. Si gasto mi tarjeta de crédito en juegos de azar, me arriesgo a no poder recaudar el dinero para pagarlo. Si los gobiernos gastan dinero en actividades que reducen los ingresos de la nación, a través de la guerra o el desempleo, les resultará difícil equilibrar los libros.

Es por eso que la inversión y el empleo son tan vitales para la estabilidad de un sistema financiero y económico. Nos proporcionan empleos e ingresos. Sobre todo, ayudan al gobierno a pagar el crédito, equilibrar los libros y financiar el New Deal verde.

¿Cómo ha influido su experiencia en infraestructura financiera internacional en el New Deal Verde?

Mi experiencia es en el campo de la deuda soberana. Ayudé a liderar una campaña internacional para cancelar las deudas de los países más pobres: Jubileo 2000. A fines de siglo, habíamos persuadido a los grandes acreedores internacionales para que cancelaran $ 100 mil millones de una gran acumulación de deudas impagas contraídas por algunos de los países más pobres. . Se les había prestado dinero, en moneda extranjera, por acreedores imprudentes que se coludían a menudo con prestatarios corruptos del gobierno, cuando sus ciudadanos tenían poca capacidad para pagar. Cerca de $ 100 mil millones fueron dados de baja en 35 países.

Esa experiencia me obligó a centrar mi atención en el sistema financiero internacional, o la arquitectura, y la forma en que está estructurada deliberadamente para beneficiar a los acreedores, especialmente a los acreedores privados a expensas de los deudores soberanos. Obtuve una mejor comprensión, a través del trabajo de John Maynard Keynes, de la importancia de administrar el sistema internacional actualmente anárquico si los gobiernos alguna vez tienen la capacidad de financiar actividades, como el New Deal verde, a nivel nacional.

¿Cómo espera que los lectores se vean influenciados por su libro "The Case for The New Green Deal"?

Espero que mi modesto librito ayude a los activistas ecológicos a comprender e integrar las finanzas y la economía en sus campañas y que aquellos preocupados por la economía y las finanzas finalmente comiencen a tomar en serio la descomposición de la ciencia de los sistemas terrestres.


lunes, 11 de noviembre de 2019

"Hola mundo", de Hannah Fry (2018)

Resumen del libro "Hola mundo", de Hannah Fry (2018)

Resumen original y actualizado en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2019/11/hola-mundo-de-hannah-fry-2018.html

Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Sociología y Derecho

Sociología, algoritmos, Internet, redes sociales, sociedad de la información

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Ficha técnica

Título: "Hola mundo"

Subtítulo: Cómo seguir siendo humanos en la era de los algoritmos

Título original en inglés: "Hello World"

Autora: Hannah Fry

Fecha de publicación en inglés; 2018

Publicación en español: 2019 / Blackie Books, Barcelona

Número de páginas: 301

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Biografía oficial de la autora (hasta 2020)

Hannah Fry es profesora adjunta de matemáticas urbanas en el University College de Londres. En su trabajo cotidiano utiliza modelos matemáticos para estudiar patrones de comportamiento humano, y ha colaborado con gobiernos, cuerpos policiales, analistas sanitarios y supermercados. Los vídeos de sus "charlas TED" acumulan millones de visitas, y ha presentado documentales de televisión para la BBC británica y la PBS estadounidense; también presenta el pódscat de ciencia The Curious Case of Rutherford & Fry ("Los curiosos casos de Rutherford y Fry"), que desde hace tiempo produce la BBC,

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Texto de la contraportada

"¿Deberíamos entregar a las máquinas todo el poder? ¿Confiamos realmente en ellas? Los algoritmos ya deciden, sin ayuda humana, penas de cárcel, tratamientos clínicos y hasta el destino de un coche que se dirige directo a atropellar a un niño.

Un ensayo imponente que, desde las matemáticas, la sociología y los nuevos horizontes tecnológicos, proyecta un nuevo mundo. Un texto afinadísimo que no sataniza los algoritmos, sino el uso que, a menudo, les dan sus creadores y usuarios.

Por eso este libro crucial trata sobre nosotros: quiénes somos y quiénes queremos ser.

Nuestro mañana depende de lo que pensemos hoy".

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ÍNDICE

Nota sobre el título

Poder
Datos
Justicia
Medicina
Coches
Delincuencia
Arte

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RESUMEN

Comentarios iniciales: La autora Hannah Fry llega a una conclusión: los algoritmos (recetas matemáticas para generar resultados automáticos) aún no están bien desarrollados (lo que hace un sueño impracticable el verdadero coche autónomo) y la Inteligencia Artificial, ni de lejos, se le puede considerar autónoma ni mucho menos que llegue a competir con el humano ni superarlo. A día de hoy, dice, la tecnología es muy floja:  el superordenador Watson (programa de IA) es incapaz de hacer diagnósticos médicos serios, los algoritmos de Justicia condenan a inocentes o ponen penas muy altas sin tener en cuenta las circunstancias personales, los programas de pronóstico de delincuencia se ceban con los barrios marginales y su índice de pronósticos es bajo... Incluso la máquina DeepBlue de IBM que derrotó a Kasparov era bastante chapucera (aunque los ingenieros fueron muy astutos al imitar los "silencios" antes de mover pieza para poner nervioso al rival) pero logró amedrentar al maestro ajedrecista ruso, que se dejó apabullar y cayó en una especie de terror tecnológico que le impidió sostener el pulso con su rival mecánico.

A ello se suma que los datos de los usuarios son empleados para venderles publicidad (a través de algoritmos que detectan si una internauta está embarazada antes de que lo sepa su padre) o para fines más oscuros como manipularles para votar en las elecciones.

La autora inicia el libro explicando por qué tituló a su obra "Hola Mundo". Cuenta que de pequeña le regalaron un Spectrum (equivalente al Commodore 64) y que una de las primeras instrucciones para programar (la primera lección, según la tradición) era ordenar que la pantalla escribiese: "Hola mundo" en letras que se van moviendo (la idea fue de Brian Kernighan en 1970 porque había visto una caricatura de un polluelo saliendo del cascarón y diciendo: "Hola mundo").

Fry define primero lo que es un algoritmo: "conjunto ordenado y finito de operaciones que permite hallar la solución de un problema". Aquí se incluye la receta de un pastel, las instrucciones para montar un mueble de Ikea o las indicaciones para encontrar una calle. La autora matiza que, actualmente, el algoritmo es algo más: toman una secuencia de operaciones matemáticas (ecuaciones, aritmética, álgebra, cálculo, lógica y probabilidad) y las traducen en código informático. Se les introducen datos del mundo real y se pone a trabajar realizando cálculos para alcanzar su fin.

Es útil dividir las tareas que hacen en el mundo real en cuatro categorías:

- Priorización: hacer una lista ordenada (ejemplo: buscador de Google que ordena las páginas que buscas, Netflix al sugerir las películas que quieres ver, TomTom selecciona la ruta más rápida y la máquina de ajedrez Deep Blue).

- Clasificación: seleccionar una categoría (anuncios en Facebook para mujeres de 30 años con anillos de compromiso y ropa para embarazada; etiquetar fotos de vacaciones,)

- Asociación: encontrar vínculos. Señalar relaciones entre cosas (páginas de citas como OKcupid, las recomendaciones de Amazon al vincular tus intereses con los de clientes anteriores)4

- Filtrado: aislar lo importante. Eliminar el ruido (los programas de reconocimiento de voz Siri, Alexa, Cortana y filtros de noticias de Facebook y Twitter)

La mayoría de los algoritmos se construyen para realizar una combinación de estas cuatro cosas. (Por ejemplo, UberPool empareja a posibles viajeros que vayan en la misma dirección cribando rutas).

A ello se suman dos paradigmas clave:

- Algoritmos basados en reglas: Instrucciones directas e inequívocas construidas por humanos. (Ejemplo: la receta de un pastel)

- Algoritmos de aprendizaje automático: Se inspira en la forma de aprender de los seres vivos (premiar al perro que aprende un hacer algo para que deduzca por sí solo lo que debe hacer). Esta es la base de la Inteligencia Artificial (se da a la máquina unos datos, un objetivo, retroalimentación cuando está en el buen camino y descubre la mejor manera de alcanzar un fin). Sobre esto último, la IA ha descubierto maneras de dar buenos resultados siguiendo estrategias y rutas inconcebibles para un ser humano (como confundir la foto de un coche con un perro porque hay un simple punto extra en las ruedas). Estos algoritmos son buenos cuando la lista de instrucciones no funciona (sirve para reconocer objetos en fotos, entender palabras y traducirlas).

La autora descarta que la IA sea una amenaza para la Humanidad (al tomar estas máquinas unos extraños caminos para hallar soluciones, rutas que los humanos no entienden) y que la Inteligencia Artificial está tan subdesarrollada ahora mismo que sería más honesto denominarla: "revolución en la estadística computacional" pero no "inteligencia" ("Preocuparse por la maligna inteligencia artificial es como preocuparse por el hacinamiento en las colonias de Marte; estamos lejos de eso", parafraseando al teórico del aprendizaje automático Andrew Ng).

La autora también advierte que la gente no debe tener fe ciega en los algoritmos (como ocurre cuando el GPS nos coloca a un conductor al borde de un acantilado y este sigue ciegamente las instrucciones del asistente de navegación). Fry advierte que, diversos experimentos demuestran que los electores pueden variar su intención de voto (en torno a un 12 %) tras cambiar y reordenar levemente los enlaces a los resultados de búsqueda de candidatos en la primera página de un buscador o una web ("El mejor sitio para esconder un cadáver es la segunda página de Google", bromea la autora, recordando un chiste de informáticos). El problema que subyace aquí es que la gente ignora lo fácil que puede ser manipulada y hacerle cambiar sutilmente de opinión política.

La autora dice que para saber si un algoritmo es fiable o no hay que investigar bien cómo funciona (recuerda el caso de un ingeniero clasista de Nueva York que en el siglo XX diseñó túneles bajos para que no pudiesen pasar los autobuses llenos de gente pobre y afroamericana por la carretera que llevaba a una playa frecuentada por ricos y blancos). Añade: "Los algoritmos se parecen mucho a las ilusiones mágicas; parecen cosa de brujería pero una vez que sabes el truco, el misterio se desvanece". Por ello, muchas veces los humanos tienen que hacer caso omiso a los algoritmos (como hizo el militar soviético Petrov al ignorar un presunto ataque de misiles desde Alaska, en EE.UU., a la URSS en los años 80; dedujo que el algoritmo estaba equivocado porque nadie lanzaría una guerra nuclear con solo cinco misiles y esperó 23 minutos a ver si había explosiones, lo que no ocurrió; era una falsa alarma y así evitó empezar una guerra nuclear).

Otros autores defienden que los algoritmos hacen mejores predicciones que las personas y que merece apostar por cálculos automatizados para hacer diagnósticos médicos, pronósticos de ventas o evaluaciones de aptitud militar o rendimiento académico esperado. Cita el libro de Paul Meehl (Clinical versus Statistical Prediction), en el que dice que los algoritmos matemáticos, por muy sencillos que sean, casi siempre realizan mejores predicciones que las personas. En todo caso, la autora dice que hay que bajar a los algoritmos de su pedestal y preguntarse si de verdad son capaces de hacer lo que dicen.

El inicio fueron las tarjetas clubcard de fidelización de los supermercados (caso de Tesco contra Sainsbury, en Inglaterra), pues recogían numerosos datos de los clientes, los clasificaban y predecían sus nuevas compras. Luego, en EE.UU. Luego, en el 2002, Target dio un paso adelante y llegó a afinar tanto en las predicciones que incluso ofrecía productos de bebé a recién embarazadas, incluidas adolescentes cuyas familias lo ignoraban (lo que la autora llama cruzar la "línea repulsiva" en la que una información privada y confidencial se usa para manipularnos). Para evitar más situaciones "embarazosas", mezclan distintos productos con los de bebés.

Menciona la figura del "broker de datos" cuyo máximo exponente sería Palantir Technologies (de Silicon Valley, fundada por Peter Thiel, el de PayPal). Hay otras como Acxiom, Corelogic, Datalogix, eBureau... Usan datos para inferir nuevos datos pero de forma masiva para que los anuncios que recibimos vayan directamente al objetivo. Apenas hay diferencias en la forma de operar que tienen Google, Facebook, Instagram y Twitter. La actividad de los "brókeres de datos" apenas está regulada y pueden vender nuestro historial de navegación en Internet sin nuestro consentimiento. Unos profesores alemanes compraron datos anónimos y descubrieron que era muy fácil deducir la identidad y su huella digital lo delataba. En Europa han introducido el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), con la idea de ilegalizar parte de la actividad de los brókeres de datos.

 Además de las molestias que puedan ocasionar los anuncios que aparecen en la web, hay otros problemas: desde malas calificaciones crediticias de los bancos a que las aseguradoras califican a un cliente de "alto riesgo" porque al cruzar datos aparece que practica deportes peligrosos, porque come dulces sin azúcar es diabético o porque tiene un apellido afroamericano le llegan anuncios de detenciones y penales.

La autora también analiza el caso de Cambridge Analytica. La tooría se basa en cinco rasgos para describir la personalidad del individuo: apertura a nuevas experiencias, escrupulosidad, extraversión, afabilidad y neuroticismo. En el 2012, un grupo de científicos pudo deducir mediante psicometría la personalidad de cada usuario a partir de los clicks que hacía en "Me gusta" en Facebook y también con Twitter. Así un mismo anuncio ofrecía "nuevas experiencias" al aperturista y "una larga tradición" al conservador. A partir de esta base, Cambridge Analytica empezó a trabajar para la campaña electoral de Trump (identificaba a pequeños grupos de personas a las que creyeran fáciles de convencer y adaptar sus mensajes específicamente a ellas en lugar de enviarles publicidad genérica). A la gente que compraba coches de Ford, les ofrecían anuncios "típicamente americanos" para alentar su patriotismo. Pero también enviaban mensajes sesgados: identificaban a una madre soltera neurótica, y explotaban su temor de ser atacadas porque vivían solas en casa, y le enviaban mensajes para que respaldase a grupos de presión de armas. O creaban anuncios y los disfrazaban de periodismo ("Diez verdades incómodas sobre la Fundación Clinton"). La autora concluye: "Cambridge Analytica mostró, con fines de manipulación, noticias falsas a usuarios de Facebook basándose en sus perfiles psicológicos. La pregunta es: ¿Funcionó? Creemos que somos inmunes a la manipulación emocional pero, probablemente, no lo somos". Lograron aumentar un 0,10 % las ventas pero esos pequeños márgenes de influencia son suficientes en unas votaciones generales para inclinar la balanza por escaso margen y favorecer que uno u otro político gane en unos estados o provincias.

La autora también menciona el caso extremo de clasificación de los ciudadanos: el Sesame Credit. la puntuación china de calificación de los ciudadanos. que es voluntario hasta el 2020 (luego, será obligatorio), y que se hace a través de un algoritmo. Si un chino juega diez horas a los videojuegos es considerado "ocioso" y le quitan puntos. Si tienes más de 600 o 750 puedes tener más límite de crédito, usar un carril VIP en el aeropuerto de Pekín o volar al extranjero. El algoritmo premia la lealtad y castiga la desobediencia como un programa de fidelización.

La autora señala que cada vez que usamos un algoritmo debemos preguntarnos por sus incentivos ocultos: ¿Por qué una aplicación da una cosa gratis? ¿Qué hace realmente ese algoritmo? Hannah Fry advierte que estos algoritmos tienen el poder de predecir nuestros hábitos de compra y también de robarnos nuestra libertad.

En los siguientes capítulos, la autora analiza cómo funcionan los algoritmos en la Justicia, etc... y sus defectos.
Por ejemplo, en Justicia hay distintos algoritmos como Compas para la evaluación de riesgos de reclusos que podrían reincidir en dos años (con una tasa de predicción acertada del 70 %). ProPublica descubrió que había un sesgo negativo hacia los reclusos negros. También habla de cómo un algoritmo identificó a un ciudadano normal con un peligroso atracador de bancos y fue detenido. Pero también habla de los algoritmos que impuso mayores penas a un joven que pasó por una zona de disturbios de Brixton en el 2011 y robó un agua mineral en un supermercado durante un disturbio y otro que actuó con un pasamontañas y se llevó videojuegos. Hay falta de coherencia en los algoritmos que calculan penas pero la autora dice que también entre los propios jueces para juzgar un mismo delito sin saberlo.

Los algoritmos también calculan el riesgo de reincidencia y la probabilidad de que vuelvan a delinquir. Uno de los métodos usados es el diagrama de árbol de decisiones (SI/NO), los cuales se dividen en paquetes más pequeños y luego se hace una media de la probabilidad. Habla del "bosque aleatorio" (un algoritmo de aprendizaje automático, un tipo de algoritmo que pertenece a la categoría más amplia de la inteligencia artificial o aprendizaje automático). Los bosques aleatorios son usados por Netflix para ayudar a predecir lo que nos gustaría ver según nuestras preferencias anteriores. Airbnb los emplea para detectar cuentas fraudulentas y en atención sanitaria se usan en el diagnóstico de enfermedades.





domingo, 27 de enero de 2019

"La era del capitalismo de vigilancia", de Shoshana Zuboff (2019)

Reseña / resumen de "La era del capitalismo de vigilancia", de Shoshana Zuboff (2019)

Link al resumen original y actualizado:

Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Derecho y Sociología

Sociología, capitalismo, redes sociales, big data, Internet, sociedad de la información

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Ficha técnica


Título: “La era del capitalismo de la vigilancia”

Subtítulo: La lucha por un futuro humano frente a las nuevas fronteras del poder


Título en inglés: “The Age of Surveillance Capitalism”


Autora: Shoshana Zuboff


Publicado en inglés en 2019


Editorial en español: Paidós, Editorial Planeta, Barcelona, 2020


Número de páginas: 910


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Biografía oficial de la autora (hasta 2020)


Shoshana Zuboff es autora de tres obras, cada una de las cuales ha aparecido en el inicio de una nueva era tecnológica. A finales de la década de los 80, In the Age of the Smart Machine [En la era de la máquina inteligente] anticipó la revolución que los ordenadores provocarían en los lugares de trabajo. A finales del siglo XX, The Support Economy [La economía de soporte] predijo el auge del capitalismo digital y de los servicios creados a medida del consumidor. La era del capitalismo de vigilancia pone al descubierto un mundo en el que los usuarios ya no son meros clientes sino la materia prima de un nuevo sistema industrial. La doctora Zuboff es emérita de la Harvard Bussines School y profesora asociada en el Berkman Center for Internet and Society de la Harvard Law School.


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Texto de la contraportada


“En esta obra magistral por la originalidad de sus ideas y las investigaciones en ella expuestas, Shoshana Zuboff nos revela el alarmante fenómeno que ella ha denominado “capitalismo de la vigilancia”. Está en juego algo de la máxima importancia; toda una arquitectura global de modificación de la conducta amenaza con transfigurar la naturaleza humana en el siglo XXI de igual modo a como el capitalismo industrial desfiguró el mundo natural en el siglo XX.


Gracias al análisis de Zuboff, cobran vida de forma gráfica las consecuencias del avance del capitalismo de la vigilancia desde su foco de origen en Silicon Valley hacia todos los sectores de la economía. Hoy se acumula un enorme volumen de riqueza y poder en unos llamados “mercados de futuros conductuales” en los que se compran y venden predicciones sobre nuestro comportamiento, y hasta la producción de bienes y servicios se supedita a un nuevo “medio de modificación de la conducta”.


La amenaza que se cierne sobre nosotros no es ya la de un Estado “Gran Hermano” totalitario, sino la de una arquitectura digital omnipresente: un “Gran Otro” que opera en función de los intereses del capital de la vigilancia. El exhaustivo y turbador análisis de Zuboff pone al descubierto las amenazas a las que se enfrenta la sociedad del siglo XXI: una “colmena” controlada y totalmente interconectada que nos seduce con la promesa de lograr certezas absolutas a cambio del máximo lucro posible para sus promotores, y todo a costa de la democracia, la libertad y nuestro futuro como seres humanos.


Estamos en una coyuntura crítica en la confrontación entre el vasto poder de las empresas de alta tecnología y el gobierno, la lógica económica oculta del capitalismo de vigilancia y la propaganda de la supremacía de las máquinas que amenazan con moldear y controlar la vida humana. ¿Amenazarán los nuevos métodos descarados de ingeniería social y modificación del comportamiento la autonomía individual y los derechos democráticos? ¿Introducirán nuevas formas extremas de desigualdad social? ¿O la promesa de la era digital será de empoderamiento individual y democratización?


La era del capitalismo de la vigilancia ofrece un análisis lucido y revelador de las futuras batallas que, en el próximo capítulo del capitalismo, decidirán el significado de la civilización de la información en el siglo XXI. La cuestión es si seremos los dueños de la información y las máquinas, o sus esclavos.


Sin apenas resistencia en la legislación o en la sociedad, el capitalismo de la vigilancia va camino de dominar el orden social y determinar el futuro digital... si no se lo impedimos antes”.


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ÍNDICE


Introducción


  1. Hogar o exilio en el futuro digital



Primera parte


Los fundamentos fundacionales del capitalismo de la vigilancia


  1. Nueve de agosto del 2011. Preparación del escenario.


3, El descubrimiento del excedente conductual


4, El foso alrededor del castillo


  1. La elaboración del capitalismo de la vigilancia: secuestrar, acaparar, competir


  1. Secuestrados: la división del aprendizaje social


Segunda parte


El avance del capitalismo de la vigilancia


  1. El negocio de la realidad


  1. Rendición-conversión (rendition): de experiencias a datos


  1. Redición-conversión (rendition): desde las profundidades


  1. Haz que bailen

  2. El derecho al tiempo futuro


Tercera parte


Poder instrumentario para una tercera modernidad


  1. Dos especies de poder


  1. El Gran Otro y el auge del poder instrumentario


  1. Una utopía de certeza


  1. El colectivo instrumentario


  1. De la vida en la colmena


  1. El derecho de asilo y refugio


Conclusión


  1. Un golpe desde arriba

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RESUMEN


La autora define el capitalismo de vigilancia como:


  1. Nuevo orden económico que reclama para sí la experiencia humana como materia prima gratuita aprovechable para una serie de prácticas comerciales ocultas de extracción, predicción y ventas.


  1. Lógica económica parasitaria en la que la producción de bienes y servicios se subordina a una nueva arquitectura global de modificación conductual.



  1. Mutación inescrupulosa del capitalismo caracterizada por grandes concentraciones de riqueza, conocimiento y poder que no tiene precedente en la historia humana.



  1. El marco fundamental de una economía de la vigilancia.



  1. Amenaza tan importante para la naturaleza humana en el siglo XXI como lo fue el capitalismo industrial para el mundo natural en los siglos XIX y XX.


  1. Origen de un nuevo poder instrumentario que impone su dominio sobre la sociedad y plantea alarmantes contradicciones para la democracia de mercado.


  1. Movimiento que aspira a imponer un nuevo orden colectivo basado en la certeza absoluta.


  1. Expropiación de derechos humanos cruciales que perfectamente pueden considerarse como un golpe desde arriba: derrocamiento de la soberanía del pueblo.



En la primera parte del libro la autora aborda la cuestión de los elementos fundacionales del capitalismo de la vigilancia: sus orígenes y su fase temprana de elaboración.

El capítulo 2 expone cómo se creó el marco propicio para que el capitalismo de vigilancia hiciera su triunfal acto de aparición. La autora dice que no bastan con las explicaciones superficiales, como la comodidad y gratuidad de los servicios. Habla de la colisión que se produjo durante varios siglos en la “individualización” que ayudó a que lo digital entrara en las vidas cotidianas de la gente. Por un lado, la gente quería ser autónoma pero por otro estaba sometida a tres décadas de régimen de una economía de mercado neoliberal en la que nuestra valía y necesidades de libre determinación individual autónoma se ha visto boicoteada, lo que genera dolor y frustración. Eso hizo que la gente buscase sustento en Internet y se doblegase al “draconiano” quid pro quo ofrecido por el capitalismo de vigilancia.


La autora aborda después cómo se inventó el capitalismo de vigilancia y su evolución en Google, partiendo de las “leyes del movimiento”. La autora dice que Google impuso un desprecio a la vida privada como por la integridad moral del individuo. El capìtalismo de vigilancia se creyó con derecho a invadir a voluntad, a usurpar los derechos de decisión individuales en beneficio de la vigilancia unilateral y de la extracción autoautorizada de la experiencia humana para lucro de otros.

La autora recalca que había una ausencia de legislación que impidiese esto porque había intereses también de las agencias de inteligencia de los Estados y por la tenacidad de las corporaciones.

Las grandes compañías (Google y sus competidores) tienen grandes asimetrías de conocimientos y poder y se ha creado una especia de división del aprendizaje social.


En la segunda parte del libro, la autora aborda la migración del capitalismo de vigilancia desde el entorno digital hasta el mundo real como consecuencia de los productos predictivos que se aproximen a la certeza absoluta. Hay un negocio de la realidad (la experiencia humana es la materia prima para convertirse en datos conductuales). Se efectúa bajo el paraguas de la personalización. Pero además, las compañías también han aprendido a “moldear” nuestro comportamiento para que favorezca resultados comerciales. Pone como ejemplo el juego de realidad virtual Pokemon Go.


La tercera parte examina el auge del poder instrumentario y su manifestación en una infraestructura computacional ubicua, sensitiva e interconectada en red (el Gran Otro), lo que genera una visión de la sociedad antidemocrática. El instrumentalismo no es un totalitarismo sino algo diferente, un mercado con certeza total, algo inimaginable fuera del ámbito digital.

Primero el capitalismo de vigilancia migró del mundo virtual al real, luego del real al social (una especie de mente colmena; las máquinas afinan la sociedad).

Finalmente, la autora explica cómo el capitalismo de vigilancia se desvía del libre mercado hasta dar un “golpe por arriba” (derrocan la soberanía del pueblo) para dominar territorios humanos, sociales y políticos. Propone que el pueblo invierta el proceso.


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Nota: resumen elaborado a partir del extracto publicado por Le Monde Diplomatique (enero 2019, portada y páginas 22 y 23)  / incluye un extracto de El País (27/09/2020)

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Ficha técnica

Título original en inglés: "The Age of Surveillance Capitalism: The Fight for a Human Future at the New Frontier of Power"

Autora: Shoshana Zuboff

Publicado por Public Affairs, Nueva York, 2019

Traducción al español: Traducción del primer cápitulo en Le Monde Diplomatique (enero 2019, portada y páginas 22 y 23)

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Biografía de la autora Shoshana Zuboff (hasta el 2019)

Shoshana Zuboff es profesora emérita en la Harvard Business School. Autora de "The Age of Surveillance Capitalism"

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Resumen del extracto publicado en Le Monde Diplomatique (español) en enero del 2019

Comentarios iniciales: La autora se suma a la corriente de expertos (Lanier, Morozov y otros) que cuestionan la arquitectura de las redes sociales con sus métodos para extraer datos de los usuarios de forma masiva. Ya no es solo que las grandes tecnológicas de Silicon Valley invadan la esfera privada e intimidad del usuario, o que no les paguen por sus datos ni por los contenidos que crean, sino que además ahora pretenden modificar el comportamiento y la conducta de esos usuarios, en base a esa vigilancia y extracción masiva de datos. La manipulación de los usuarios, ya sea con fines comerciales o políticos, es cuando menos "preocupante" en un sistema democrático de libre competencia de mercado. Recuerda que la historia del capitalismo consiste en captar cosas ajenas a la esfera comercial para convertirlas en mercancía.

[Nota del lector: A mayores, la autora se adentra en un viejo debate entre economistas teóricos: la existencia de un socialismo altamente tecnificado, una economía planificada que extrae y computa datos masivos de los ciudadanos para predecir con exactitud los comportamientos y demanda  de los consumidores de forma que genera la misma información que habrían transmitido los precios en el libre mercado (Hayek)]. 

La tesis de la autora es que la telemática ha inaugurado una nueva era, la del control del comportamiento. Esta nueva economía de la acción y el empuje "reinventa" al usuario a través del poder de los grandes conglomerados (aseguradoras, tecnológicas...) y mediante sus medios de modificar comportamientos. El negocio está en generar certezas lucrativas.

La autora explica que Google mutó en el año 2000 para transformar su publicidad, Internet y la propia naturaleza del capitalismo de la información "en un proyecto de vigilancia formidablemente lucrativo". Dirigía la publicidad digital a personas concretas.  Señala que el capitalismo de la vigilancia (extraer una plusvalía de nuestro comportamiento con fines concebidos por otros) se impuso como "el modelo por defecto" del capitalismo de la información en la Red. 
Añade que la "economía de la vigilancia" se basa en un principio de subordinación y de jerarquía (ya no hay reprocidad entre empresas y usuarios). La autora dice que ya ni siquiera somos el "producto" que vende Google (como se decía antes) sino "los objetos cuya materia se extrae y se inyecta en fábricas de inteligencia artificial de Google que fabrican los productos predictivos vendidos a los verdaderos clientes: las empresas que pagan por competir en los nuevos mercados ligados al comportamiento".
Parafraseando a Polanyi y sus tres clases de mercancía, la autora ve una cuarta clase de mercancía: el fruto de la expropiación de las experiencias humanas reales que renace como "comportamiento" para realizar predicciones (el pronóstico es lo que se compra y vende). Las cadenas de montaje producen "certeza".
Surge así lo que ella denomina "imperativo de extracción" (La primera dimensión sería recopilar todos los datos posibles de cada usuario; hasta cómo duerme o de qué habla por la mañana. La segunda dimensión sería la profundización (explorar nuestras particularidades más íntimas). El resultado es que nuestras casas se encuentran en el "punto de mira" del capitalismo de vigilancia (según la autora).
Shoshana Zuboff señala que la lógica de ganancia es que el método más seguro para predecir el comportamiento sigue siendo la intervención en el origen: "moldear" la conducta. Es lo que bautiza como "economías de acción" (software diseñado para intervenir en situaciones reales sobre personas y cosas reales dándoles un "empujoncito" (leáse al Nobel experto en "empujes"). Son acciones que modifican el comportamiento del usuario en direcciones concretas (el famoso caso de que si no pagas el seguro del coche, se apaga el motor, apagarse la nevera si eres obeso o apagarse la tele si tienes que madrugar). Ellos componen la música y esta los hace bailar.
Dice que el juego virtual Pokemon Go se convirtió en "el laboratorio vivo de modificación de comportamientos que conjugaba fácilmente escala, alcance y acción".
Ve una siniestra paradoja: los nuevos instrumentos internacionales de modificación del comportamiento suponen una nueva "era reaccionaria": el capital es autónomo y los individuos heterónomos (justo lo contrario de una plenitud democrática).

El libro arranca con la historia de un vecino de Nueva Jersey en el verano del 2016 que estaba en su casa cuando timbraron a su puerta unos adolescentes con sendos móviles. Le pedían permiso para capturar un nuevo tipo de "Pokemon Go" que habían visto en su jardín. La autora señala que este juego de "cazar" mascotas virtuales (realidad aumentada) fue uno de los más populares y que ayudó a lograr ciertos intereses comerciales y que los usuarios estaban siendo utilizados por el que denomina "capitalismo de vigilancia", que califica como "una lógica audaz y sin precedentes". 
[nota del lector: aunque la autora no lo cita expresamente, Google estaba cartografiando todo el mundo pero había lugares por los que no pasaban sus coches por ser zonas peatonales, o boscosas: ¿qué tal si los usuarios-peatones se dedicaban a mapear gratis esos lugares intransitables a la caza de Pokemons].

Señala que Pokemon Go (creada por Niantic Labs) fue un gran experimento de "economía de acción" porque recopilaba muchos datos, además de hacer más "frecuentes" unos sitios que otros (allí donde había que poner la publicidad, pagada a coste de visita). O sea, estaban llevando a la gente a unos "sitios precisos" en los que gastar el dinero en el mundo real.

La autora retrocede al año 1999, cuando Google aún carecía de una estrategia para dar dinero a sus inversores. Tras el estallido de la burbuja de las punto.com en el 2000, Google prestó más atención a su departamento de publicidad (AdWorks), que solo tenía siete personas. Empezaron a generar información mediante publicidad selectiva según el perfil del usuario (información que se deducían de sus hábitos de búsqueda, documentos descargados...). Se trataba de determinar los perfiles de los usuarios y utilizarla para difundir anuncios publicitarios y mejorar las predicciones de comportamiento del público o, como dice la autora, de "leer los pensamientos" del cliente.

Los datos de comportamiento pasaron a ser la materia prima esencial para construir un mercado de la publicidad dinámica digital. Esta "plusvalía del comportamiento" (medida en ratio de clics) y beneficio exponencial se basaba en deducir los pensamientos, sentimientos, intenciones e intereses de los individuos sin necesidad de su consentimiento (era una extracción de datos automatizada). Lo denomina "espejo sin azogue" que generó una asimetría de saber y poder.

La técnica de Google para extraer cualquier información útil consistía en evaluar el contenido de una página y ver cómo interactuaban los usuarios. Al servicio se le llamó AdSense en el 2004 y generó decenas de miles de millones de dólares en un lustro.

Según la autora, en los últimos años proliferan los productos destinados a interpretar, seguir, almacenar y comunicar datos de comportamiento (hay termómetros, cepillos de dientes inteligentes y camas inteligentes que recopilan datos biométricos).

Entre las más interesadas en la economía del "empujón" o de inducir al comportamiento gregario, la autora apunta a las aseguradoras para "minimizar los riesgos". El plan es seguir y sancionar el comportamiento del asegurado en tiempo real (lo que se llama "behavioral underwriting" (seguro basado en el comportamiento), e incluso subir las tarifas en tiempo real o bloquear el coche a distancia.

[nota del lector: La tesis del "pequeño empujón" fue defendida en el libro "Un pequeño empujón (Nudge)", de Richard H.  Thaler y Cass R. Sunstein (2008). Se basa en pequeñas acciones para que alguien cambie de conducta "por su bien" (estudie más, adelgace...), razón por la cual, se le critica por paternalista. 
Richard H. Thaler fue premio Nobel de Economía en 2017 y el resumen del libro puede verse en: 
https://evpitasociologia.blogspot.com/2017/12/un-pequeno-empujon-nudge-de-richard-h.html ]


Referencias a Polanyi
La autora  Shoshana Zuboff hace una referencia a "La gran transformación", de Karl Polanyi (1944), el cual describe en su ensayo el advenimiento de una economía de mercado autorreguladora mediante el advenimiento la invención de tres "mercancías ficticias": 1) La vida humana subordinad a las dinámicas de mercado (trabajo que se compra y se vende) 2) la naturaleza que pasa a ser propiedad territorial 3) el intercambio convertido en comercial y resucitado en dinero.

Resumen del extracto publicado por El País el 27 de septiembre del 2020

Según la autora, el capitalismo de vigilancia usan los datos de comportamiento para mejorar los productos o servicios de sus clientes pero también usan el resto como "excedente conductual privativo ("propiedad"), que se usa para la inteligencia de máquinas con los que fabrican productos predictivos lo que cualquier persona hará ahora, en breve y más adelante. Los productos predictivos se venden en los mercados de futuros conductuales. Más adelante, se afinó el proceso para "empujar" al usuario a conductas rentables, por lo que las máquinas están "moldeando" automáticamente nuestro comportamiento  y el objetivo es "automatizarnos" a nosotros mismos.

La autora habla de un nuevo poder: el "instrumentalismo" (conoce el comportamiento humano y le da forma, orientándolo hacia los fines de otros). Los tentáculos alcanzan hasta los inocentes jugadores de Pokemon Go para que vayan a comer a ciertos restaurantes o hacer compras. También se expropia este excedente del perfil de Facebook.

Dice que fue Google el que inventó el capitalismo de vigilancia y sufragó su investigación, y se le sumaron Facebook y Microsoft y, previsiblemente, Amazon. Falta Apple, que tiene un debate interno.

Google entró en un terreno desconocido de Internet y creó los negocios a ritmo vertiginoso sin que las instituciones públicas ni los particulares fueran capaces de seguirlo.

El modelo se ha expandido no solo en los nuevos negocios de Internet (más allá de la publicidad) sino también "off-line" (en el parque,  al aparcar, al desayunar, la navegación en línea, los me gusta). Ahora afecta a sectores como los seguros, comercio minorista, finanzas, dispositivos domésticos inteligentes, seguros conductuales... Dice que pagamos por ser dominados. No hay ningún intercambio, solo un gancho para atraer y exprimir nuestras experiencias para los fines de otros. Dice que no somos clientes del capitalismo de vigilancia sino que somos su fuente de alimento y cada vez es más difícil escapar de su tecnología avanzada de extracción.

lunes, 21 de enero de 2019

"Crash. Cómo una década de crisis financieras ha cambiado el mundo", de Adam Tooze (2018)

"Crash. Cómo una década de crisis financieras ha cambiado el mundo", de Adam Tooze (2018)

Resumen del libro:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2019/01/crash-como-una-decada-de-crisis.html

Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Derecho y Sociología

Sociología, crisis del 2008, crisis financiera, capitalismo, economía internacional

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Ficha técnica

Título: "Crash. Cómo una década de crisis financieras ha cambiado el mundo"

Título original en inglés: Crashed. How a decade of financial crises changed the world.

Autor: Adam Tooze

Fecha de publicación: 2018

Editorial en español: Editorial Planeta, Editorial Crítica, Barcelona, 2018

Número de páginas:  782

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Biografía oficial del autor Adam Tooze (hasta 2018)

Adam Tooze (Londres, 1967) es profesor Barton M. Biggs de Historia y, tras años de docencia en Cambridge, fue nombrado director de los Estudios de Seguridad Internacional de la Universidad de Yale. En 2015 se unió al departamento de Historia de la Universidad de Columbia y le fue otorgado el LA Times Book Award for History por su obra El diluvio. La gran guerra y la reconstrucción del orden mundial (1916-1931) (Crítica, 2016)
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Texto de la contraportada

"La crisis que se inició en Estados Unidos en el 2008 no fue un accidente puntual, sino el inicio de un gran cambio global que se iba a extender a los mercados financieros de Europa, a las fábricas y astilleros de Asia, al Oriente próximo y a América Latina. Sus consecuencias se manifestaron también en el campo de la política, desde el colapso de Grecia al Brexit o la victoria de Donald Trump. Adam Tooze, profesor de la Universidad de  Columbia y autor de El diluvio, nos ofrece en Crash una historia global que no se limita al colapso del 2008, sino que analiza la evolución de una década en que una secuencia de crisis financiera ha transformado nuestro mundo. Este no es tanto un libro sobre el pasado como sobre nuestro presente".

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INDICE

Introducción... La primera crisis de una era global

Parte I. Tormenta inminente

Capítulo 1. La "crisis equivocada"
Capítulo 2.  Las hipotecas subprime
Capítulo 3. Las finanzas en el escenario atlántico
Capítulo 4. La zona euro
Capítulo 5. Un mundo multipolar

Parte II. La crisis mundial

Capítulo 6. "La peor crisis financiera de la historia"
Capítulo 7. Los rescates
Capítulo 8. "Lo más importante": garantizar la liquidez mundial
Capítulo 9. La crisis olvidada de Europa: Europa del Este.
Capítulo 10. El viento del Este: China
Capítulo 11. El G20
Capítulo 12. Estímulos
Capítulo 13. Arreglar Wall Street.

Parte III. La zona euro

Capítulo 14. Grecia 2010: "extend & pretend"
Capítulo 15.  El problema de la deuda
Capítulo 16. El mundo de gravedad cero
Capítulo 17. La espiral destructiva
Capítulo 18. "Whatever it takes"

Parte IV. Las réplicas del terremoto

Capítulo 19. "Estancamiento secular"
Capítulo 20. Temor al "tapering"
Capítulo 21. La crisis de Ucrania
Capítulo 22. #thisisacoup
Capítulo 23. La amenaza populista
Capítulo 24. Trump
Capítulo 25. El mundo que viene

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RESUMEN

Comentarios iniciales: Una de las sorpresas del libro es que dice que Estados Unidos inundó de dólares (hablamos de 2 o 3 billones de dólares) a Europa para que rescatase a sus bancos y se salvase de la crisis del 2008. Es quizás la gran novedad sobre la crisis.

Algunos conceptos:

Proyecto Hamilton: Iniciativa lanzada por Robert Rubin (demócrata con Obama) y puesta en marcha en el 2006 que propugnaba el aumento de la educación frente a la globalización y la caída de los salarios desde los años 70 y por otra parte, reducir la deuda (agravado con los recortes fiscales y el aumento del gasto de guerra en tiempos de Bush). Se basa en un documento de Orszag y Rubin en el que da la voz de alarma: los déficits de Bush elevarían los tipos de interés y reducirían la inversión privada. Más adelante se avecinaba una situación más grave (al afectar los déficits graves a las expectativas y la confianza, lo que genere un ciclo negativo que se retroalimente entre el déficit fiscal subyacente, los mercados financieros y la economía real. La tesis es que el enorme déficit le hacía vulnerable a las presiones del mercado de bonos y si los inversores extranjeros (la China comunista) daban la espalda súbitamente a los títulos del Tesoro generaría una paralización de la financiación externa de los desequilibrios de EEUU. Les preocupaba un escenario en el que EE.UU, como la gran economía deficitaria del mundo, sufriría una devaluación de su moneda y un incremento de los tipos de interés cuando los inversores abandonasen los activos estadounidenses (Blackstone alertó del doble déficit estadounidense y Roubini y Setser dijeron que si los inversores llegaban a perder la confianza, se podría depreciar el dólar y subirían los tipos de interés y dar lugar a una gran recesión). Para mitigar estos desequilibrios, el Proyecto Hamilton reclamaba la "austeridad fiscal" (reducir el déficit federal, contraer la demanda interna y reducir las importaciones de productos y fondos chinos).

El autor explica los años previos a la crisis. Era la era de la globalización, con China integrada en el comercio internacional (decidiendo el país quién invertía allí). Por otro lado, el sistema financiero estaba anclado al dólar, en la cúspide. Los países que  vinculaban su moneda al dólar podían acabar en la bancarrota (México en 1994, Malasia y los dragones asiáticos en 1997, Rusia en 1998, Brasil en 1999 y Argentina en el 2001). Lo que hizo China, para no ser la próxima víctima, fue fijar su tipo de cambio que era demasiado bajo (una receta para crecer con exportaciones pero que encarecía las importaciones). Al tener un superávit comercial con EEUU (pasó de 83.000 millones en 2000 a 227.000 en 2009) y comprar bonos del EEUU, "la pobre China estaba exportando capital al rico EE.UU, financiando a los consumidores estadounidenses para que compraran los productos de sus nuevas y enormes fábricas". China lo contrarrestó retirando el yuan de la circulación. A la compra de dólares se sumaron los SWF (fondos soberanos)

Una de las causas de la crisis era el excesivo endeudamiento (apalancamiento) de la banca. En el 2008, los precios del petróleo estaban disparados pero, solo unos meses después de empezar la crisis, se desplomaron, con lo que dejaron hundida a Rusia, entre otros exportadores de materias primas. En el 2008, el autor señala que ya había tensiones porque Rusia, que tenía muchas reservas en dólares, estaba en desacuerdo con la ampliación de la OTAN a Georgia y Ucrania y amenazó con actuar si seguían avanzando en ese sentido como había ocurrido con los países del Báltico. Finalmente, Rusia intervino militarmente en su zona de influencia cuando comenzaba la crisis.

En el libro estudia varios puntos clave del 2008 que fueron secretos y tardaron años en conocerse. En concreto, la FED otorgó una liquidez en secreto por valor de 6 billones de dólares (6 billones de euros) unas semanas después de la quiebra de Lehman Brothers para evitar el colapso financiero. Fue la última acción del presidente Bush, pese a la oposición de los conservadores, para evitar que el sistema se hundiese. El chorro de millones benefició a los principales bancos americanos (que fueron reunidos por el Gobierno para que aceptasen una ventajosa oferta de capital y todos se avinieron porque no solo no reconocían dificultades financieras sino que les estaban ofreciendo montañas de dinero muy por debajo del mercado)  e, indirectamente, el rescate se propagó a Europa a través de la City londinense, ya que muchas firmas multinacionales tenían allí sede.

En Estados Unidos, en apenas unos meses, con el grifo de la liquidez abierto a borbotones, se restauró la confianza de los mercados financieros y los bancos fueron rescatados sigilosamente. Nadie supo las cifras reales de inyección de dinero hasta dos años después porque la FED mantuvo los datos en secreto hasta el verano del 2010.

El autor también indica que la actitud de Europa, desunida, fue distinta a la de la FED, la cual no dudó en inyectar liquidez para atajar la crisis. En Europa, Alemania optó por la austeridad mientras que Francia decía que la crisis era americana. En Londres criticaban a los europeos por no entender cómo funcionaba la crisis y que todo el mercado transnacional y globalizado estaba interconectado. Una clave importante este que la crisis del 2008 no era similar a la crisis de 1929 sino a la de 1998 (cuando se hundieron las economías asiáticas). Era una crisis global porque todo estaba interconectado (y los fondos huían de un país en cuestión de minutos). El autor señala que en Asia comprendieron de inmediato cómo actuar e inyectaron millones de dólares (en China, se creó un programa de inversión pública de varios billones de dólares, se pidió a cada ciudad que propusiese proyectos para financiar, de modo que el país logró superar la crisis con una política de inversión masiva gubernamental). Por otra parte, China (que tenía importantes activos en EE.UU.) estaba muy interesada en que la economía mundial fuese bien y desatendió una supuesta petición de Rusia para vender sus fondos en dólares pues China sabía que eso le perjudicaba pues estaba demasiado ligada a EE.UU. económicamente.

Por su parte, el G20 también fue creado por Estados Unidos para reunir en un foro a las economías más importantes para el sistema (España quedó excluida), entre los que entraron los Bric, Rusia, China, Argentina o Italia, Alemania, Francia y el Reino Unido, o Arabia Saudí. Este foro pretendía coordinarse para resolver las tareas urgentes de la crisis globalizada. El resto de los países tuvieron que financiarse con las estrictas condiciones del FMI.

Respecto a Europa, el autor cree que cometió un grave error al no inyectar ingentes cantidades de dinero al sector público y limitarse solo a coger el dinero que llegó de Estados Unidos. El Reino Unido pudo sanear su sector bancario porque sabía que le respaldaba la FED americana, como último prestamista, y, de hecho, llovieron dólares a raudales para salvar a Londres.

En cuanto a la crisis de Grecia, en primer lugar, el autor distingue en cómo se resolvió rápidamente la crisis en Estados Unidos y cómo se prolongó la agonía en Europa al adoptar medidas de austeridad antes de tiempo y el Banco Central Europeo (con Trichker) subió los tipos de interés cuando la economía aún no se había recuperado, por lo que la volvió a hundir (aunque la crisis del 2010 estuvo ligada al euro). A ello se unió la falta de acuerdo entre el Reino Unido, Francia y Alemania para crear un fondo de rescate, de forma que cada país actuó por separado. Hay un especial papel para la canciller alemana Merkel y sus ministros de Economía, que se empecinaron en imponer la austeridad, lo mismo que los británicos. La principal víctima fue Grecia, que fue tomada como "chivo expiatorio" y lo que pasó es que sus bonos se dispararon (la famosa "prima") y la deuda creció (más del 100% del PIB) mientras el Gobierno hacía recortes para devolver la deuda. No había manera de rescatar al país porque Europa construyó el euro sin habilitar políticas que facilitasen los rescates. Luego cayeron Portugal, Irlanda y España, con enormes deudas privadas a lo que se sumó la dificultad de encontrar préstamos, lo que elevó los intereses de la deuda pública.
El autor concluye que las políticas de austeridad causaron un sufrimiento gratuito en Europa y alargaron la crisis en la creencia de que una economía saneada y sin deudas era la base del futuro crecimiento (una visión doctrinaria que resultó que no se correspondía con la realidad y que en realidad era un multiplicador negativo: a más recortes, más recesión, menos recaudación y más crisis) cree que la imposición vino desde Alemania, aunque también es cierto que el Reino Unido optó por la misma vía de recortes. Hubo otra discusión sobre si se debían comprar bonos del país al borde la ruina o no. Recuerda que la economía de Grecia era insignificante en la UE pero que los problemas del rescate hicieron bastante ruido y sometieron al pueblo griego a un cruel sufrimiento.

El autor describe cómo a partir del 2010 se impuso una especie de obsesión ultraconservadora por el gasto público y el déficit, que obligó a Obama a recortar su "manguerazo" de dinero público a solo 800.000 euros a pesar de que su asesora recomendaba una segunda intervención pero nadie se la tomó en serio. El "efecto contagio" de los vigilantes del déficit llegó después a Europa, al Reino Unido. De repente, todo el mundo estaba obsesionado con el déficit, incluida Alemania, que se convirtió en una vigilante de los criterios de gasto en toda Europa.

Uno de los debates que había era si el FMI debía rescatar a algunos países de la UE, lo cual supondría una humillación a parte de que, cualquier imposición de las que acostumbra a hacer el FMI, sería una intromisión en la soberanía de la UE (en la cumbre del G20, los países integrantes (el G8 más los emergentes) acordó rescatarse a sí mismo y dejar al resto en manos del FMI) .
En el caso del rescate de los PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y España (Spain)), se acordó una fórmula intermedia: el BCE daría liquidez comprando bonos, el FMI pondría su parte del dinero y el resto, la UE. Es lo que se llamó la "troika" de Bruselas, que supervisó cómo los países cumplían sus criterios de déficit.
Finalmente, el BCE encontró una fórmula para rescatar a la banca de los países, dar fluidez a las tuberías del sistema financiero europeo para salir del bache. 

En el tema de los recortes a Grecia, el autor estudia qué habría pasado si se hubiese permitido una quita como ocurrió en Islandia. Cree que influyeron sobre todo cuestiones políticas para no reducir la deuda a los griegos por temor a un efecto cadena en toda la UE o una devaluación del euro. Eso conduce al tema de si el euro estaba bien articulado, si Grecia tendría que haberse salido del euro para poner maniobrar con su propia moneda y si la UE disponía de los mecanismos institucionales necesarios para operar con esta moneda y reaccionar ante estas crisis.

El autor recuerda el capítulo del jefe del banco central europeo diciendo "Haremos todo lo necesario", lo que tranquilizó a los inversores.

Por tanto, el autor establece como dos fases de la crisis:

- La crisis americana-británica (2007-2008), que se extendió a Europa porque toda la economía estaba interrelacionada. El autor cree que solo los ingleses entendieron el alcance de la caída de Lehman Brothers y de cómo afectaba a todo el sistema internacional. Esta crisis se resolvió rápidamente (en un año) mediante una inyección de dinero público en las cañerías del sistema financiero, tanto en EE.UU. como en Europa. El autor recalca que si bien se salvaron a tiempo los bancos sistémicos demasiado grandes para caer, nadie se preocupó por los propietarios de viviendas desahuciados por impago de la hipoteca. Critica a los europeos que estos desdeñasen la crisis de Lehman como un problema americano sin comprender que toda la economía estaba ahora interconexionada a nivel internacional.

- La crisis del euro (2010): El autor sospecha que el "austericidio" autoinflingido por la UE desencadenó la crisis del euro y alargó la agonía de una crisis que en Estados Unidos ya estaba resuelta, lo mismo que dejar abandonada a su suerte a Grecia, a la que solo rescataron en el último minuto.




lunes, 3 de diciembre de 2018

"Lo inevitable", de Kevin Kelly (2016)

Resumen del libro "Lo inevitable", de Kevin Kelly (2016)


Resumen original y actualizado del libro en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/11/lo-inevitable-de-kevin-kelly-2016.html

Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Derecho y Sociología

Sociología, tecnología, sociedad de la información, Internet

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Ficha técnica

Título: "Lo inevitable"

Subtítulo: Entender las 12 fuerzas tecnológicas que configurarán nuestro futuro

Título en inglés: No consta. ( "The inevitable. Understanding the 12 technological forces that will shape our future" )

Autor:  Kevin Kelly

Publicación en España: Teell Editorial SL, 2017

Número de páginas: 316

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Biografía oficial del autor (hasta 2017)

Kevin Kelly es Senior Maverick en la revista Wired. - Wired es una revista que aborda cómo la tecnología afecta a la cultura, educación, economía, y política. Kelly fue cofundador de Wired en 1993 y fue su editor ejecutivo durante sus primeros siete años. También es editor, fundador y co-editor del popular sitio web Cool Tools, que ha estado revisando las herramientas informáticas diariamente desde 2003. De 1984 a 1990, Kelly fue editor de Whole Earth Review, una revista de noticias técnicas poco ortodoxas. Fue cofundador de la actual Conferencia de Hackers y participó en el lanzamiento de WELL, un servicio pionero en línea iniciado en 1985. Sus libros incluyen las Nuevas Reglas para la Nueva Economía, el libro clásico sobre sistemas emergentes, descentralizados y Out of Control, una novela gráfica sobre robots y ángeles, The Silver Cord, un catálogo sobredimensionado de lo mejor de Cool Tools, y su teoría resumida en What Technology Wants. Su nuevo libro para Teell Editorial es "Lo inevitable", que es best seller del New York Times y del Wall Street Journal.

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Texto de la contraportada

"El camino real de una gota de lluvia en el valle es impredecible, pero la dirección general es inevitable", nos dice en este libro el visionario digital Kevin Kelly y añade - "la tecnología es muy similar, impulsada por patrones que son sorprendentes pero inevitables. Nuestra inclinación por hacer las cosas más y más inteligentes tendrá un profundo impacto en casi todo lo que hacemos".

Kelly explora las doce tendencias en la IA que necesitamos entender para adoptar y dirigir su desarrollo. "Los productos de IA que serán más populares y todos usaremos en los próximos 20 años no se han inventado todavía", dice Kelly. "Eso significa que estás a tiempo".

De uno de los principales pensadores y escritores de tecnología, una guía a través de los doce imperativos tecnológicos que conformarán los próximos treinta años y transformarán nuestras vidas".

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ÍNDICE

1. Transformando

2. Añadiendo conocimiento de IA

3. Fluyendo

4. Proyectando

5. Accediendo

6. Compartiendo

7. Filtrando

8. Recombinando

9. Interactuando

10. Monitorizando

11. Preguntando

12. Comenzando

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RESUMEN

Comentarios iniciales: el autor dice que en el 2016 no hubo mejor época y con mayores oportunidades para inventar algo y señala que hay tecnologías que aún están poniéndose en marcha y que convergerán en los próximos 30 años (y recuerda que las tecnologías más importantes de dentro de 30 años están ahí latentes pero aún no se han inventado). Pone como ejemplo de lo inevitable que alguien uniese el teléfono y el ordenador, que es esa potencia en red lo que le da valor pues por sí solo el ordenador es una aburrida calculadora. Dice que a principios de los años 80, él había visto grandes computadoras y le sorprendió el ordenador personal Apple y a los pocos meses, cuando vio la versión Apple II conectada a un modem se le abrieron los ojos. En poco tiempo, ya sabía lo que era Internet pero entonces, la red solo valía para compartir documentación, enviar correos y hacer comunidades. Realmente, en los 80, nadie apostaba por Internet, ni siquiera medios de comunicación televisivos como ABC, pero ni él mismo pudo prever que se haría masivo mediante el "smartphone" o el iPhone, nadie lo supo prever ni tampoco que todo el mundo "tuitearía" cada cinco minutos. Pero insiste en que aunque se nos pasen de largo ciertos detalles, la tendencia general era previsible, la de combinar los teléfonos móviles con chips y usarlos como minicomputadoras, lo mismo que el nacimiento de las redes sociales, pues esos elementos estaban ahí y, al final, alguien las acabaría combinando, era cuestión de tiempo. Recuerda que en los años 80 Internet era una "frontera abierta" con todos los dominios sin registrar pero, a pesar de estar saturado de aplicaciones, aún está al principio de su comienzo y se está transformando. El Internet del 2050 se basará en innovaciones posteriores al 2016. Recuerda que el advenimiento de la Inteligencia Artificial "de verdad" se pronostica desde hace 60 años y nadie ha acertado con la fecha, aún sin llegar.

El uso de la palabra inevitable: Atribuye la inevitabilidad en el ámbito digital al resultado de un "ímpetu" de una transformación tecnológica en curso. Las fuertes tendencias que configuraron las tecnologías digitales en 30 años seguirán expandiéndose y fortaleciéndose en otros 30. El autor usa la palabra "inevitable" porque hay un sesgo en la naturaleza de la tecnología que la inclina en determinadas direcciones y no en otras. "Permaneciendo todo igual, la física y la matemática que dirigen la dinámica de la tecnología tienden a favorecer determinados comportamientos, Esas tendencias existen principalmente en las fuerzas agrupadas que configuran el contorno general de las formas tecnológicas y no rigen instancias específicas o particulares", dice. Pone como ejemplo que Internet era "inevitable" pero no el tipo concreto que decidimos tener: pudo haber sido más comercial y no un lugar sin ánimo de lucro, o un sistema nacional en vez de internacional, o secreto y no público. La telefonía (mensajes de voz transmitidos a largas distancias) era inevitable pero no el iPhone y la mensajería instantánea era inevitable pero no enviar un "tweet" cada cinco minutos. O poner un vibrador o silenciador al móvil para evitar que sonasen por todas partes,

Calcula que se tarda una década en aparecer una tecnología para desarrollar un consenso social.

Entre las novedades para los próximos 30 años, estos son algunos de sus augurios: han llegado para quedarse la copia masiva, el seguimiento masivo y la vigilancia total, la realidad virtual, la inteligencia artificial y los robots (que generarán nuevos negocios y nos quitarán los nuestros actuales puestos de empleo) o la descentralización de servicios (mediante "apps"). Cree que hay que aceptar estas nuevas tecnologías de progreso y no boicotearlas. Hay que humanizar y domesticar las nuevas invenciones. Cree que se puede regular el servicio del taxi mediante "apps" pero no prohibir la inevitable descentralización de servicios.

Dice que todo parece transformable pero estos cambios son imperceptibles, como una montaña erosionada a lento ritmo.

También habla de flujo (los procesos de cambio son más importantes que los productos, poniendo como ejemplo el método científico, un millón de veces más valioso que la patente más importante del mundo).
Explica el flujo diciendo que hay cosas fijas y sólidas (coches, zapatos) pero que la nueva tecnología los convierte en servicios de transporte (coche sin conductor, actualizaciones...)

El autor clasifica las miles de fuerzas tecnológicas en doce "verbos" organizadores en gerundio:  accediendo, monitorizando o compartiendo, así como transformando, añadiendo conocimiento IA, fluyendo, proyectando, accediendo, compartiendo, filtrando, recombinando, interactuando, monitorizando, preguntando y comenzando.

Considera que estas fuerzas (trayectorias, no destinos) son acciones continuas de flujo y aceleración; meta-tendencias y meta-transformaciones de la cultura que durarán 30 años porque hunden sus raíces en la naturaleza de la tecnología y no en la sociedad. Son fuerzas que se solapan y se recombinan (compartir lleva más flujo, para añadir IA hay que monitorizar, proyectar va con interactuar).

También tiene en cuenta la "zona de comodidad" (por ejemplo, no poner centrales eléctricas, térmicas o nucleares cerca de grandes poblaciones) para aplicarlo al cambio digital.

Dice que es impredecible saber qué empresas triunfarán o qué "gadchet" se pondrá de moda porque esas tendencias las deciden la moda o el comercio pero sí saber qué tendencias generales de productos y servicios habrá (y cuyas formas básicas parten de instrucciones de tecnologías emergentes que se están generalizando).

Capítulo 1. 
Transformando

Con transformar se refiere a la continua actualización de los códigos y programas informáticos, lo que hace del usuario un eterno novato.

[nota del lector: El autor habla del proceso transformador pero nunca cita a Polanyi, autor de La Gran Transformación].

Comenta que las webs o los programas de software son inestables y que envejecen y degradan muy rápido si no se mantienen. La continua actualización genera presión y es tan vital que ahora ya es automática (las máquinas se están transformando). Las constante actualización y transformación de la tecnología genera "insatisfacción" que desencadena ingenuidad y crecimiento creando nuevas necesidades que evitan el estancamiento, pues un futuro mejor conlleva primero incomodidades.

La tecnología conduce a la "protopía"
Entiende la "protopía" como pequeño progreso gradual ("pro" viene de proceso civilizatorio o progreso). Lo equipara a la frase: "Mañana será otro día [mejor que hoy]". Es silencioso, en  creciente mutación, difícil de ver y se basa en la acumulación de éxitos pasados de la tecnología y sus soluciones actuales. Pone como ejemplo la Ilustración: tras 200 años, sus frutos

Advierte que una utopía no tiene problemas que solucionar pero tampoco oportunidades y los relatos distópicos (catástrofes, tiranías) son más entretenidos pero insostenibles (pues la codicia de las mafias y gobiernos corruptos curan el caos y las distopías se parecen más a la "miserablemente" burocratizada URSS y no lugares sin ley). Por contra, en la protopía hay un proceso continuo de cambio.

Recuerda los tiempos en los años 80 y 90 en que la gente era escéptica con Internet y de rechazo, y no podían imaginar la alternativa a algo como la televisión.

Recalca que, al inicio de una nueva tecnología, la gente veía Internet como una televisión con 5.000 canales de material pero nadie sabía quién iba a crear ese contenido pues era muy costoso producirlo. Por otro lado, los "frikis" de la informática veían Internet como un regalo a la Humanidad y no querían comercializarlo hasta 1994 (el autor, ligado a Wired, no podía lanzar Well para hacer negocios). Otro error fue pasar por alto y menospreciar durante 30 años las tesis de Vannevar Bush (que en 1945 diseñó la idea central de la red: páginas unidas por enlaces), la idea del hipervínculo y que en 1965 intentó llevar a cabo Ted Nelson mediante el "docuverso". Solo fue a partir de admitir esas ideas cuando emergió la cultura de "compartir" y los usuarios se convirtieron en creadores y llenaron de contenido la Red (música, vídeo, enciclopedia, ventas por Internet). Internet se convirtió en una "ventana mágica".

"Lo que nadie pudo prever es qué proporción de este nuevo mundo sería efectuada por los usuarios, no por grandes instituciones. Todo el contenido ofrecido por Facebook, You Tube, Instagram y Twitter no lo genera su personal sino su audiencia", dice el autor. Recuerda que fue un "golpe" ver que hay dos nuevos blogs por segundo, 65.000 vídeos al día y que lo sorprendente de Amazon no era que fuese una "tienda de todo" virtual sino que los usuarios generan comentarios. Y Google convierte el tráfico y los patrones de enlaces generados por 90.000 millones de búsquedas mensuales en la inteligencia organizadora de una nueva economía.

Todo el tiempo, energía y recursos sale de la "audiencia" que elabora tutoriales gratis, entradas a enciclopedias gratis o listas como fruto del trabajo o la pasión. Dice que procedemos de un mundo industrial de masas y que el hecho de que el consumidor se implique "es una sorpresa". Era algo que ya estaba en marcha y que ha generado "muchedumbres inteligentes, conciencia colectiva y acción colaboradora. Y surgen nuevos niveles de usuarios: consumidor, desarrollador, vendedor, laboratorio y comerciales de empresas. Hay una aceptación universal.

Dice que el año 2050, Internet será algo nuevo y no lo podemos imaginar con nuestra mentalidad actual. Actualmente, no todos los archivos son accesibles mediante enlaces y hay cosas que no se pueden encontrar con un buscador. En el futuro sí se podrá.

Además de buscar todo (incluso el momento en que un familiar se graduó), también se expandirá temporalmente  mediante botones deslizantes que `nos dejarán ver versiones antiguas [nota del lector: ojo con esas fotos de fiesta subidas a Facebook o a Snapchat]. Nuestros hábitos estarán anotados y la Red intentará adelantarse a nuestras intenciones (nos recomienda restaurante según lo que comimos esa semana o anticipa que te gustaría ver la foto de un amigo).

El autor aborda otro tema importante que es el consumo eléctrico: la Red será una presencia constante de bajo nivel y no un lugar (el ciberespacio) como la electricidad: siempre a nuestro alrededor, conectada y subterránea. Habrá una "conversación"

Anticipa para el 2050 estas innovaciones en Internet: la gente mirará a sus holocubiertas, sus lentes de usar y tirar, sus avatares descargables, y sus interfaces de inteligencia artificial, podrán  coger casi cualquier tipo de cosa, añadirle IA y subirlo a la nube. Los dispositivos tendrán cientos de sensores.
 y dirán al anciano del 2016: "Vaya, en tu época no teníais el verdadero Internet".

Capítulo 2
Añadiendo conocimiento a la IA

Dice que la IA es barata, poderosa, gratis y ubicua y "lo cambiará todo". Una advertencia que hace es que exigir que la IA sea igual que la humana es la misma "lógica errónea" que exigir que el vuelo artificial sea como el de los pájaros. Los robots también pensarán de forma distinta.

Indica que la primera verdadera IA (se refiere a la inteligencia sistémica o al pensamiento artificial, que ve como la fuerza universal de nuestro futuro) no nacerá en un superordenador independiente sino en el superorganismo de miles de millones de chips informáticos conocidos como la Red. Será del tamaño del planeta pero poco consistente, integrada y conectada libremente. Será difícil decir dónde comienzan sus pensamientos y dónde terminan los nuestros. Los aparatos en contacto con esta IA compartirán su inteligencia y se supone que "todo" estará conectado. [nota del lector: se me ocurre una buena idea para definir la superIA: inteligencia capaz de gestionar todo un planeta y sus recursos].

El autor recuerda a Watson, la IA de IBM que ganó el concurso Jeopardy! en el 2011 (eran diez máquinas del tamaño de una nevera). El actual Watson está extendido a través de una nube de servidores estándar abiertos que trabajan a la vez y da servicio a multitud de clientes simultáneos. Se hace más inteligente continuamente porque cada cosa que aprende lo transfiere al resto. Es una combinación de varios motores de software (deducción lógica, análisis del lenguaje...), todos integrados. Watson es experto en diagnósticos médicos pero también está CVS, una cadena de venta farmacéutica que da consejos al cliente. Quieren hacer una especie de "tricodificador" de Star Trek. Hay otros equipos trabajando en IA como DeepMind (de Google, que hace algoritmos de aprendizaje profundo de refuerzo maquinal para ver fisuras en los videojuegos que nadie vio) o los chinos TenCent y Baidu.

El autor niega que estemos ante un HAL 9000 (la computadora asesina de la película 2001: Odisea en el Espacio) ni va a surgir una singularidad de superinteligencia. Lo ve más una IA del tipo los servicios de Amazon: baratos, fiables, industrial e invisible. "La enchufaremos a la corriente y tendremos IA como si fuese electricidad", dice. La idea de negocio para hacerse rico es coger IA y añadírsela a un aparato. (como en su día se hizo a coger una escoba, añadirle electricidad y crear una aspiradora, etc...).

Campos en los que añadir IA y obtener Xs (un pelotazo):

- la fotografía (pequeñas cámaras que evalúan la luz, corrigen, sustituyen el obturador físico, eliminan lentes y añaden algoritmos, calcula 3D, tiene HD, computación e IA, que son pantallas planas o están integradas en cualquier cosa como un bolígrafo o la ropa)

- la química (la IA sirve para hacer millones de experimentos químicos virtuales y obtener elementos prometedores ).

- el derecho (buscar pruebas en documentos y hallar incoherencias).

- inversiones (índices de stocks, optimizar la estrategia fiscal...)

Otros ámbitos: música con IA (la música cambia e incluso se hacen composiciones para un jugador), lavado de ropa (la IA ajusta el ciclo de lavado), márketing (optimiza la atención del lector por euro gastad), servicios inmobiliarios (muestra inquilinos a los que les gustó varios apartamentos), cuidado de pacientes (seguimiento del paciente con sensores y biomarcadores), construcción (gestión de proyectos según el tiempo, atascos, cambios de diseño...), ética (seguridad del peatón ante un coche autónomo). juguetes (mascotas y muñecas-robot), deportes (estadísticas incluso de movimientos sutiles)...

Recuerda que el fundador de Google le confesó en una fiesta en el 2002: "No somos un buscador, en realidad estamos desarrollando una IA" [nota del lector: esta idea es el germen del libro Superficiales, de Nicholas Carr]. Google aprende de nuestras búsquedas al señalarle la imagen correcta de lo que pedimos. Un directivo de Google cree que en el 2026, el principal producto de Google no será su motor de búsqueda sino su IA.

El autor ve tres innovaciones (una "tormenta perfecta") para que haya despegado la IA:

1) Computación en paralelo de bajo coste (red neuronal barata que se basa en el chip GPU (unidad de procesamiento gráfico)

2) Big Data (un niño necesita 12 ejemplos distintos para diferenciar un gato de un perro y un programa 1.000 partidas de ajedrez). La IA busca bases de datos masivas, autorrastreo, cookies, huellas digitales, terabytes de almacenamiento, décadas de resultados de búsquedas, Wikipedia y universo digigtal. El motor de esta nave espacial son los algoritmos y el combustible los datos.

3) Mejores algoritmos (las redes neuronales funcionan como capas apiladas; tras desencadenarse un patrón se pasa al siguiente nivel). Hay una variación que es el "aprendizaje profundo": optimiza matemáticamente los resultados de cada capa, lo que incrementaba el aprendizaje más rápido.

Una desventaja de tener una super IA  es el "efecto red" basado en la ley de los beneficios crecientes. Cuanto más inteligente se haga la IA y más gente la use, más inteligente se volverá. Esto lleva a que la IA se la repartirán una oligarquía de dos o tres empresas de IA basadas en la  nube.

Otra idea es expandir los enfrentamientos de ajedrez al estilo libre entre una máquina y un equipo de humanos entrenados con IA (de hecho, los maestros ya lo hacen y han obtenido las mayores puntuaciones, caso de Magnus Carlsen).

El autor advierte que "el 99 % de la IA con la que interactuaremos, directa o indirectamente, estará formada por especialistas superinteligentes de mentalidad cuadriculada". No nos interesa la inteligencia fuerte ni consciente (un conductor centrado en la carretera y no divagando obsesivamente sobre un riña en el garaje). Recuerda que la inteligencia humana "es como es" y que interesa más la de una máquina para hacer tareas rutinarias, búsquedas o elaborar estadísticas. Da por hecho que desarrollaremos "mentes sintéticas" (humana combinada con máquina). Incluso ve grandes beneficios en inventar otros tipos de inteligencia y formas nuevas de pensar (recuerda que ballenas y delfines también tienen inteligencia diferente). Habla de mentes transhumanas.

Cita estas mentes posibles diseñadas para hacer tareas especializadas: una mente igual a la humana pero más rápida, una mente lenta (mucho razonamiento y memoria), una supermente global (millones de mentes unidas), una mente colectiva (pero no es consciente de que es colectiva), una supermente androide (muchas mentes unidas que saben que forman una unidad), una mente entrenada (solo para mejorar nuestra propia mente ), una mente capaz de imaginar una mente mayor (y otra que es capaz de crearla pero no para imaginarla), una mente que hace otra mayor una vez (y otra que duplique su rendimiento), otra que retoque su código fuente, una solucionadora de problemas que no es consciente de sí misma, una superlógica sin emociones, una mente que migra de una plataforma a otra, una nanomente, una mente simbionte (mitad máquina, mitad humana), una mente cuántica cuya lógica es incomprensible, etc...

Supone que en el futuro habrá problemas cientificos tan profundos que requerirán cientos de especies de mentes para solucionarlos, muy extrañas. Ve la IA como una forma de simular una inteligencia alienígena (los AA, alienígenas artificiales). E incluso pueden surgir nuevas ideas filosóficas: "los humanos existen para inventar nuevos tipos de inteligencia que no pueden llegar a evolucionar biológicamente". Las AA pensarán Ciencia como alienígenas.

Dice que, en los próximos 30 años, será "doloroso y triste" ver cómo una máquina compone música o pilota aviones y la Humanidad tendrá que volver a definirse y saber qué es.

Hace un apartado sobre los robots (mentes con cuerpo),
Dice que antes del siglo XXII, el 70 % de las ocupaciones actuales serán reemplazadas por la automatización. "Los robots son algo inevitable y el cambio de puesto de trabajo es solo cuestión de tiempo". Ve una segunda oleada de la automatización basada en la cognición artificial, sensores de bajo coste, aprendizaje maquinal e inteligencias distribuidas.

Añade que las máquinas consolidarán su ventaja en sectores ya automatizados (ensamblaje en serie, almacenes como los de Amazon, recogida de fruta y hortalizas, dispensador, trabajos intelectuales del tipo buscador de Google, traductor maquinal, papeleo de redactores, médicos, abogados, arquitectos...). Ve un dominio del robot de "dimensiones épicas" y avisa de que ya estamos en el "punto de inflexión".         

Menciona al robot Baxter (inventado por Rodney Brooks, el inventor de la aspiradora Roomba). Es un robot industrial con brazos grandes y fuertes y una pantalla plana que 1) puede mirar alrededor e indicar hacia donde mira (sirve para trabajar con humanos sin hacerles daño), 2) es fácil de entrenar gracias a su inteligencia que puede imitar a un obrero que le enseña los movimientos de una nueva tarea (el coste mayor del robot industrial es la reprogramación), 3) es barato (ideal para sustituir al personal de una fábrica de iPhones para ahorrarse los gastos de transporte desde China y poner las fábricas en EE.UU mediante franquicias locales pero el inventor cree que no funcionaría para hacer comida en un McDonalds).

El autor divide en cuatro categorías de los trabajos de robots:

1) los que pueden hacer los humanos pero que los robots pueden hacer incluso mejor (el telar mecánico, el piloto automático de un Boeing 787, evaluadores de hipotecas...)

2) Empleos que los humanos no pueden hacer, pero que los robots sí pueden (hacer tornillos, chips, inspeccionar concienzudamente una imagen de TAC, ).

3) Empleos que no sabíamos que queríamos que se hicieran (eliminar un tumor estomacal por el ombligo, enviar emails). Augura que las profesiones que más dinero van a ganar en el 2050 dependerán de la automatización y las máquinas.

4) Trabajos que sólo los humanos pueden hacer, en principio.

Cree que la economía postindustrial (mayoritaria del sector servicios) seguirá expandiéndose y que la tarea de toda persona será inventar cosas nuevas que hacer y convertirlas en repetitivas para los robots. Añade que la verdadera revolución surgirá cuando todo el mundo tenga robots personales de trabajo (otros Baxter) a su disposición (un granjero con robots recolectores [nota del lector: suena a granja de Tatooine de Star Wars]. El éxito será para quien optimice el proceso de trabajar con robots y máquinas.       

Este es el ciclo de las siete fases de sustitución del hombre por la máquina:

1) Un robot/ordenador quizás no hace las tareas que yo hago

2) Puede hacer algunas tareas pero no todas

3) Hace todo lo que yo hago pero me necesita si se estropea

4) Funciona sin problemas y yo le entreno en nuevas tareas

5) Esas labores aburridas que hace no estaban destinadas para los humanos

6) El robot hace mi antiguo trabajo y yo tengo uno más interesante y me pagan más

7) Estoy contento de que un robot/ordenador quizás no hace las tareas que hago yo ahora.

Lo define como una competición con las máquinas, nos pagarán por lo bien que trabajemos con robots. Dice que hay que dejar a los robots hacer nuestro trabajo y nosotros "soñar" con otros empleos importantes. [nota del lector: a pesar del mensaje positivo, risueño y optimisma del autor, este tema de creación de nuevos empleos por la computerización ya se ha estudiado y los resultados revelan que, a diferencia del cambio de la era agraria a la industrial, la automatización destruye más trabajos de los que crea]

Capítulo 3
Fluyendo   

La idea central de este capítulo es que mientras los libros son estáticos y rígidos y la prensa se renueva cada día, en cambio la información de Instagram o Twitter fluye constantemente. Los flujos son la tercera fase de la computación (los primeros pecés imitaban un escritorio con carpetas y las tareas se hacían en modo de lotes (facturas mensuales), la segunda trajo el hipertexto y el navegador y esperábamos recibir la información en el mismo día, y la tercera trajo los flujos y transmisiones en modo instantáneo, los tuits y los post... SnapChat, WeChat y WhatsApp funcionan por completo en el presente).

 El autor señala que Internet es la máquina de copiar más grande del mundo, un superconductor de superdistribución. Prácticamente copia cada acción, cada carácter, cada pensamiento que tenemos mientras navegamos. La economía digital pasa por este río de copias que fluye libremente, algunas de las cuales se hacen virales, la reduplicación instantánea de datos, ideas y medios forman la base de los principales sectores de la economía del siglo XXI. Entre las exportaciones más valiosas de EE.UU. están cosas que se pueden copiar como programas, música, películas y juegos. Por ello, dice que no podemos detener el proceso de copia masivo e indiscriminado. Se ha pasado de vender productos sólidos a servicios fluidos y actualizados.

Pone ejemplos de fluidez: el coche aparcado en el garaje es ahora un servicio personal bajo demanda de Uber, Lyft, Zip o Sidecar. La mejora de los teléfonos móviles es continua. 

Estos flujos en tiempo real tienen su reflejo en los visionados en "streaming" de Netflix o comprar libros on line media hora antes de leerlos. Las empresas deben interactuar en tiempo real. Lo mismo pasa con el dinero al instante de Square, PayPal, Alipay o Apple Pay. Por tanto, la infraestructura tecnológica debía hacerse "líquida"  [nota del lector: nos viene a la mente el concepto de mundo líquido de Zygmunt Bauman]. Las unidades fundacionales de este tercer régimen digital son flujos, tags y nubes.

La primera aplicación de fluidez fue la música (un vídeo gratuito y ubicuo colgado en You Tube fue visto 10.000 millones de veces). Las copias son tan baratas pero dejan de tener valor y el material que no puede copiarse es el que se convierte en escaso y valioso en la economía basada en la Nube: la confianza, la fidelidad (marcas) con valor generativo (algo único).

Pone ejemplos de ocho cosas generativas "mejor que gratis":
1) Inmediatez (justo en el momento en que se publica como los libros de pasta dura, acceso a versiones beta, ver películas en el cine),
 2) Personalización (película apta para niños, aspirina adaptada al propio ADN)
3) Interpretación (líneas de código gratis tienen valor por las instrucciones, el genoma ADN será ofrecido gratis por las compañías de seguros)
4) Autenticidad (sin errores, virus ni spam)
5) Accesibilidad (pagar por la comodidad de un fácil acceso)
 6) Materialización (libros forrados de cuero, juegos on line con amigos de verdad en eventos reales, cine con proyección láser, conciertos de bandas, charlas en directo)
7) Patrocinio (el público quiere pagar a los creadores: debe ser fácil, cobro razonable, beneficio tangible y el dinero beneficiará a los creadores) y
8) Capacidad de ser descubierto (hay un número creciente de obras y los lectores pagan por un motor de recomendaciones y un servicio de revisiones para que les digan lo mejor para elegir).                                                                                                                                                                     
El autor recuerda que la protección de copias es inútil y que el éxito ya no es controlar la distribución porque esta es automática. La música en MP3 (se podía reordenar la secuencia de melodías de un album o desactivar la letra de la canción) acabó con la tiranía del disc-jockey de la emisora. Ahora lo que importa son  las formas de anotar una copia, marcarla, transferir datos... (pone como ejemplo Spotify, suscribirse a la lista de canciones de un amigo). Y además, los aficionados crean sus propias canciones (mezclar pistas, probar sonidos, estudiar letras...) combinando los elementos que encuentran. En la era postdigital, la música nos rodea (al hacer ejercicio, etc...), hay podcast (documental en audio). Medios como WeChat, WhatsApp, Vine, Meerkat, Periscope y otros permiten compartir vídeo y audio.

Los mismo pasa con las fotografías (ahora todos somos músicos y también todos fotógrafos gracias al WYSIWYG (lo que ves es lo que obtienes, lo mismo que somos directores de cine en You Tube).

En cuanto a los libros electrónicos, estos tienen como ventaja la fluidez de la página (adaptable a cualquier espacio), de la edición (personalizado), del recipiente (se puede guardar en la Nube) y crecimiento (el libro electrónico nunca está terminado, puede actualizarse).

Dice que el patrón de fluidez de la música, películas, libros electrónicos se traslada ahora a los juegos, los periódicos y la educación, y se difundirá al transporte, la agricultura y la asistencia sanitaria.

Establece cuatro fases de la fluidez

1) Rígido (poco común, obra artesanal cara)

2) Gratis (generalizada)

3) Fluido (compartido, recombinación de las partes)

4) Apertura (transformación, aficionados que crean nuevos productos y editan música o cine con herramientas halladas en la nube).

Capítulo 4.
Proyectando

Cuenta la transformación que generó la imprenta ya que cualquiera podía publicar un libro o una ley escribirse.  La prosperidad fue el libro. Ahora propone la Biblioteca Universal de Todo.

Entre las ideas que propone está un libro electrónico de cien páginas (pantallas) en el que se podrían descargar las obras que se quisieran. Otra idea es la biblioteca en red universal de todos los libros (los existentes y los que ya hubo) y se sabría todo lo escrito sobre cualquier cosa.

Capítulo 5
Accediendo

Ni Facebook genera contenidos, ni Alibaba tiene inventario ni Uber taxis ni Airbnb, propiedades. Y Netflix me permite ver películas sin yo tenerlas, y en Spotify puedo escuchar música sin tenerla. Y el Kindle Unlimited de Amazon me deja leer 800.000 libros sin tenerlos, lo mismo que la Play Station Now. "La propiedad no es tan importante como lo fue en su día, el hecho de acceder a algo es más importante que nunca", dice el autor. Si vivimos en la tienda de alquiler más grande del mundo, para qué comprar nada si ya hay un préstamo instantáneo que se saca de ese "armario mágico" llamado Internet.

Ve cinco tendencias que lo han hecho posible:

1) Desmaterialización (mejores productos con menos materiales, los átomos se sustituyen por bits; por ejemplo, la lata de refresco pesa menos, lo mismo que los coches, el material que usamos por cada euro de PIB decae). Al acelerar la migración de productos a servicios, se acelera la desmaterialización.

2) Tiempo real bajo demanda (apetito insaciable por lo instantáneo; pone como ejemplo, Uber, cuyo trabajo se externaliza con freelances o prosumidores)

3) Descentralización (propone descentralizar el dinero porque yo puedo pagar en efectivo pero no es una cosa práctica cuando nuestra economía se está digitalizando mediante el bitcoin y la cadena de bloques a modo de mecanismo de confianza generalizada)

4) Sinergia de la plataforma (Una plataforma es una base o ecosistema creada por una firma que deja que otras firmas desarrollen servicios y productos en ella. No es un mercado ni una empresa, sino algo nuevo, siendo ejemplos la hoja de cálculo Lotus, iTunes, Facebook y el resto que usa APIs que animan a otros a participar. La desventaja es que el precio del paso de la propiedad al acceso tiene un  precio: está ausente nuestro derecho de modificar o controlar el uso de nuestra propiedad o las compras; salvo el software gratis). La desmaterialización, la descentralización y la comunicación masiva generan más plataformas.

5) Nubes (nuestro dispositivo es la ventana a la nube, más potente que un superordenador tradicional. Cree que Google podría aplicar fácilmente a nuestra carta una IA basada en la nube como revisar documentos de propiedad. El problema es si la nube, donde tenemos toda nuestra vida memorizada, nos censura el acceso y sentiremos "dolor" como si nos amputasen porque es una extensión de nosotros mismos o de nuestro yo. También cree que habrá inter-nubes que se entrelazan y forman una nube masiva. Otra idea es usar la app FireChat con wifi en el móvil para enviar mensajes y eludir las torres telefónicas como ocurrió en las protestas estudiantiles de Hong Kong ).

El autor imagina un apartamento autónomo donde, si necesita unas tijeras para cortar el pelo, las trae un dron a su casillero en media hora. Lo mismo, para alimentos. Las prendas de ropa no se compran si no que uno se suscribe cada día a las que va a poner. Recibe una bicicleta personalizada, lista para usar. Para largos viajes, usa un dron flotante más cómodos que los vuelos comerciales.

[Nota del lector: este mundo de "alquiler" y sin propiedad es inquietante porque recuerda a los siervos de la gleba de la Edad Media que tampoco tenían tierras sino que se las alquilaba una "plataforma", su señor feudal].


(en preparación)