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domingo, 22 de noviembre de 2020

“Contra los zombis”, de Paul Krugman (2020)

 
Resumen del libro “Contra los zombis”, de Paul Krugman (2020)


Resumen original y actualizado en el siguiente link:

https://evpitasociologia.blogspot.com/2020/11/contra-los-zombis-de-paul-krugman-2020.html


Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Derecho y Sociología


Sociología, estructura económica, finanzas, desigualdad, crisis


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Ficha técnica


Título: “Contra los zombis”


Subtítulo: Economía, política y la lucha por un futuro mejor


Título en inglés: “Arguing with zombies: economics, politics, and the fight for a better future”


Autor: Paul Krugman


Publicado en el 2020


Editorial en español: Editorial Crítica, Planeta, Barcelona, 2020


Páginas: 463


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Biografía


Paul Krugman es ganador del premio Nobel de Economía en el 2008 y autor de numerosos best sellers: ha sido columnista en The New York Times durante veinte años. Catedrático de la City University of New York , reside en la ciudad de Nueva York.


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Texto de la contraportada


“Una introducción accesible y rigurosa a los principales retos de la política de hoy de la mano del premio Nobel de Economía Paul Krugman”.


Nadie como Paul Krugman para acercarnos a los principales conceptos económicos y a las ideas que mueven gran parte de nuestras políticas públicas y para explicar con lucidez problemas económicos a menudo confusos.


En “Contra los zombis” Kruman reúne más de 90 artículos – muchos publicados en The New York Times – en 18 secciones organizadas temáticamente y enmarcadas en el contexto de un debate más amplio. En ellas aborda cuestiones como la seguridad social, la atención médica, la crisis financiera de 2008 y sus secuelas, los mitos de la autoridad, la economía europea, los recortes de impuestos, las guerras comerciales, la desigualdad, el cambio climático y, sobre todo, el daño infligido por Donald Trump. Muchas de las piezas son argumentos contundentes contra la economía zombi, “una idea que debería haber sido desterrada por la realidad, pero que se niega a morir”.


Contra los zombis es Krugman en estado puro y una guía indispensable para entender el discurso político y económico a lo largo de dos décadas, tanto en los Estados Unidos como en el resto del mundo. Con pinceladas rápidas y vívidas, Krugman aporta a sus lectores las claves necesarias para desbloquear los conceptos ocultos tras los principales problemas de la política económica de nuestro tiempo”.


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ÍNDICE


  1. Salvar la Seguridad Social

    Después de las “elecciones caquis”


  1. El camino hasta el Obamacare

          La elaboración de un programa positivo


  1. El ataque contra el Obamacare

          El Caucus de la crueldad


  1. La burbuja y su estallido

          La suma de todos los miedos


  1. La gestión de la crisis

    El triunfo de la macroeconomía


  1. La crisis en la Ciencia Económica

    El coste de las malas ideas


  1. Austeridad

    Gente muy seria


  1. El euro

    Un puente lejano


  1. Impostores fiscales

          La credulidad de los gruñones del déficit


  1. La rebaja de impuestos

          El zombi por excelencia


  1. Guerras comerciales

    Las globobadas y la reacción en contra


  1. Desigualdad

    El sesgo de Estados Unidos


  1. Los conservadores

    El movimiento conservador


  1. ¡Ah! ¡Socialismo!

           Acoso al rojo en el siglo XXI


  1. El clima

         Lo más importante


  1. Trump

    ¿Por qué no lo peor?


  1. Sobre los medios

    Más allá de las noticias falsas


  1. Pensamientos económicos

    La ciencia lúgrube.


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RESUMEN


Recopila textos posteriores al 2004, después de que Bush fuera reelegido. Más de un tercera parte de este libro está dedicada a diferentes aspectos de la crisis financiera de 2008 y sus consecuencias. Uno de sus primeros artículos data de 1998 y habla del estancamiento japonés cuando el interés cero no era suficiente para restablecer el pleno empleo, algo que luego se extendió al mundo occidental.


“Este libro tiene que ver con cosas malas que han hecho personas básicamente malas”, dice.


El autor arremeta ya en las primeras páginas contra las personas que sostienen que habría que bajar los impuestos a los ricos podrían haber concluido eso examinando las pruebas: pero no es cierta, no existen pruebas que pudieran hacerles cambiar de opinión. Dice que las pruebas que predijeron que la subida de impuestos de Bill Clinton iba a provocar una depresión, ahora afirman que el boom de la época de Clinton formó parte del resultado a largo plazo de la rebaja fiscal aplicada por Ronald Reagan en 1981. “O simplemente mienten, inventándose las cifras y otros supuestos datos”.


El autor dice que debatir las teorías con buena fe no basta, hay que informar a los lectores de que hay argumentos que no solo no son correctos sino de mala fe. Avisa de una red bien interconectada entre los medios de comunicación y los laboratorios de ideas que defienden los intereses de multimillonarios de derechas [nota del lector: probablemente se refiere a los hermanos Koch, uno ya fallecido] y se han apropiado hábilmente del partido republicano. “Este movimiento conservador es el que mantiene vivas las ideas zombis, como la creencia en la magia de las rebajas fiscales”, dice.


Sobre la crisis del 2008 dice que “nadie predijo realmente esta crisis, salvo algunas personas que también habían pronosticado otras muchas que nunca sucedieron”. Él mismo reconoció que tenía una enorme burbuja inmobiliaria pero le sorprendió el daño que causó el estallido de la burbuja, porque se percató de lo vulnerable que se había vuelto el sistema financiero por culpa del crecimiento de una “banca paralela” no regulada. Dice que sus artículos del 2008-2013 fueron intensos pero la época fue mala porque los políticos se negaron a utilizar los conocimientos económicos e insistieron en obsesionarse con los déficits fiscales, sostenidos de mala fe y causando un sufrimiento innecesario.


En el 2004, ganó Bush y las televisiones declararon la muerte del “progresismo” estadounidense. Bush anunció que quería privatizar la Seguridad Social para convertirla en un sistema de cuentas para la mayoría de los estadounidenses, lo que dañaría a los jubilados que no tengan un plan de pensiones privado con cotizaciones definidas en las que se depositaba dinero en una cuenta de inversión. Krugman vio que había un nivel de riesgo en los planes privados que obligaba a tener unos ingresos estables si algo salía mal. Hubo oposición. Krugman insistió en que las pensiones es algo que debe llevar el Gobierno y que la crisis de la Seguridad Social no era real.


En el segundo capítulo, explica que los demócratas, tras el fallido intento de Bill Clinton de reformar la sanidad, había que prestar atención básica a todo el mundo (en EE.UU. había problemas para conseguir un seguro médico). Lo intentaron con la Ley de Protección del Paciente y Atención Sanitaria Asequible (ACA o PPACA), un sistema híbrido público-privado más conocido como el Obamacare. Que fue imperfecta pero extendió el seguro a más personas. A los pobres los cuidaba Medicare o Medicaid. Quedaban las lagunas de los demasiado jóvenes o los “no lo bastante pobres”. La solución fue mantener la cobertura sufragada por el empleador y añadir unas normas y subsidios para extender la cobertura a los no asegurados (como Suiza, con un sistema descentralizado para lograr cobertura universal).


En el capítulo 3, cuenta que el Obamacare sobrevivió en junio del 2012 tras el veredicto del Tribunal Supremo, que lo aprobó con matices, pero abrió la puerta a muchos (14) estados republicanos a no dar ayuda médica básica a los ciudadanos vulnerables a pesar de que no le costaría nada. Rechazaban dinero gratis para ayudar a los pobres: “Era pura crueldad”. En la ampliación del Medicaid, se trataba de perjudicar a los beneficiarios, los más pobres, dice el autor. Finalmente, los Republicanos tuvieron la oportunidad de revocar el Obamacare pero dejarían a millones de personas sin cobertura y optaron por el “sabotaje” de la ley, a la que arrojaron arena en los engranajes, pero la ley estaba bien construida y fue sólida.


El cuarto capítulo lo dedica a la crisis. Dice que nadie se acordaba de la crisis de los 90 y que se pensaba que no habría más Gran Depresión tras las lecciones de Keynes. Sin embargo, Japón se quedó atrapada en una década perdida de estancamiento y deflación. Luego, siguieron las crisis asiáticas. Los economistas alertaron pero nadie quiso oírlos. En 1999, Krugman escribió “El retorno de la economía de la depresión”. En los años siguientes se inquietaron por una “enorme burbuja inmobiliaria” que resultó ser “peor de lo que casi todos creían” motivada por años de desregulación e “innovación”. En este capítulo describe el miedo creciente a que estuviera ocurriendo algo terrible. Krugman avisó de que en el 2005 los precios inmobiliarios se estaban desinflando y cree que la crisis financiera empezó en el verano del 2006.


En el capítulo 5 reconoce que nadie vio la magnitud de la crisis del 2008, aunque sí vio avecinarse los problemas. Explica que la macroeconomía advierte que una economía profundamente deprimida no se estimula ni con tipos de interés cero. Dice que por eso los déficits fiscales son beneficiosos y que hacer demasiado poco es peor que hacer demasiado y que algunas medidas que parecen responsables (como contener el gasto público) agravan la depresión. El tiempo les dio la razón: los masivos déficits presupuestarios no empujaron al alza los tipos de interés, la impresión de moneda a escala enorme no fue inflacionista y los gobiernos prudentes y recortaron gastos lo pasaron peor.


En el capitulo 6 habla de las escuelas de economistas de “agua salada” (neoyorquinos, progresistas y keynesianos) y “agua dulce” (Chicago, neoliberales). Friedman fue el que propuso inyectar dinero poco a poco para evitar las depresiones aunque convenía no llegar al pleno empleo porque provocaría una inflación. Pero a los partidarios del libre mercado, les parecía excesivo y crearon una enorme confusión además de que los hechos no les dieron la razón. También aborda la teoría monetaria moderna.


En el capítulo 7 habla de la austeridad promulgada por “gente muy seria” que se despreocupó del desempleo masivo y se obsesionó por el peligro de los déficits presupuestarios y pedían sacrificios para reducirlos (“a otras personas, naturalmente”). Estos, en vez de luchar contra el desempleo, se empecinaron en aplicar la “austeridad fiscal”. Krugman inventó el concepto de “el hada de la confianza” porque los austericidas decían que los recortes daban confianza al inversor (Alesina y Ardagna decían tener pruebas de los beneficios de los recortes por un lado y Reinhart y Rogoff por otro dijeron que si la deuda traspasa el umbral mágico del 90 % de deuda del PIB le suceden cosas terribles). Cuando en el 2013 se vio que reducir el déficit no funcionó, la “gente muy seria” le echó la culpa del paro al “déficit de cualificaciones”.


El capítulo 8 aborda la crisis del euro. El autor dice que Europa creó una sociedad próspera y decente tras la II Guerra Mundial. La UE era muy burócrata pero luego llegó el euro y eso lleva que la moneda compartida tiene sus ventajas y sus inconvenientes (los “choques asimétricos”). Antes se podía dejar caer la moneda para mejorar la competitividad pero en el 2008 las cosas se pusieron difíciles para Finlandia y España que ya no tenían moneda propia y tuvieron que hacer un doloroso proceso de reducción de salarios para frenar el alto desempleo. De ahí surge la teoría de las “zonas monetarias óptimas” que dice que el euro es una mala idea. El euro era una moneda única que necesitaba una red de seguridad compartida para los bancos. Era un camino empedrado de buenas intenciones que llevaba al... infierno.

En este capítulo incluye un artículo sobre “El prisionero español” escrito en noviembre del 2010, en referencia a que España era prisionera del euro y no le dejaba otra salida que la devaluación interna.


En los últimos capítulos ataca a los halcones del déficit y otras ideas zombis que blandieron los republicanos contra los demócratas durante el mandato de Obama, el cual quiso inyectar capital público para reflotar la economía, pero lo hizo menos de lo esperado por la presión republicana. Krugman intenta demostrar que el gasto público en nada perjudicó a Estados Unidos. También critica las "ilusiones" neoliberales de que la rebaja fiscal a los ricos y rebajarle los impuestos contribuirá a crear más empleo y, por tanto, beneficiará a los más pobres, lo que no parece ajustado a la realidad.





lunes, 15 de abril de 2019

"El valor de actuar", de Ben S. Bernanke (2015)

Resumen de "El valor de actuar", de Ben S. Bernanke (2015)

Resumen original y actualizado en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2019/04/el-valor-de-actuar-de-ben-s-bernanke.html

Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Derecho y Sociología

Sociología, crisis económica, política económica, finanzas, banca

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Ficha técnica

Título: "El valor de actuar"

Subtítulo: Memoria de una crisis y sus secuelas

Título original: "The Courage to Act"

Autor: Ben S. Bernanke

Fecha de publicación: 2015

Publicación en España: Ediciones Península, Grup Editorial 62, Planeta, Barcelona, 2016

Número de páginas: 671

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Biografía del autor Ben S. Bernanke

(Augusta, Estados Unidos, 1945) fue presidente del Sistema de la Reserva Federal entre 2006 y 2014. En 2009 la revista Time lo nombró "persona del año". Antes de dedicarse a la actividad política, trabajó como profesor de Economía en la Universidad de Princeton.
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Texto de la contraportada

"Un relato excepcional, escrito desde dentro, de la forma en que la política americana y, por contagio, la mundial encararon la mayor crisis desde la Gran Depresión.

En 2006, Ben S. Bernanke fue nombrado presidente del Sistema de la Reserva Federal de Estados Unidos, el inesperado colofón de un viaje personal que había tenido como punto de partida un pequeño pueblo de Carolina del Sur, vivió un interludio sembrado de prestigiosos cargos académicos y parecía haber culminado con varios años de servicio en los pasillos del poder en Washington.

No hubo demasiado tiempo para celebraciones. En 2007 estalló la burbuja inmobiliaria, dejando al descubierto las vulnerabilidades escondidas del sistema financiero global y llevándolo al borde de la catástrofe. Bernanke y su equipo de la Reserva Federal tuvieron que enfrentarse a la implosión del banco de inversiones Bear Stearns, al rescate financiero del gigante de los seguros AIG y al consiguiente contagio de los mercados.

Como responsable del banco central estadounidense, Bernanke convivió con dos presidentes del Gobierno distintos, trabajó entre el fuego cruzado en el Congreso a la contra y aguantó la presión de una opinión pública indignada por el comportamiento de Wall Street. Al cabo, el organismo que presidía, codo a codo con el departamento del Tesoro, consiguió estabilizar el titubeante sistema financiero, evitando un derrumbe de inimaginable escala".

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ÍNDICE


Prólogo: Todavía puedo frenar esto

Primera parte

1. Main Street
2. En el mundo académico
3. Gobernador
4. En la orquesta del Maestro
5. El chispazo de la subprime
6. Primera temporada

Segunda parte

7. Primeras convulsiones, primera respuesta
8. Un paso adelante
9. El fin del principio
10. Bear Stearns, Antes de que abran en Asia
11. Fannie y Freddie: Un verano largo y caluroso
12. Lehman: El dique se rompe
13. AIG: "Me enfurece"
14. Acudimos al Congreso
15. "Cincuenta por ciento, ¡demonios, no!
16. Un viento frío
17. Transición
18. De la crisis financiera a la crisis económica

Tercera parte, repercusiones

19. Expansión cuantitativa: El final de la ortodoxia
20. La construcción de un nuevo sistema financiero
21. QE2: Falso amanecer
22. Vientos en contra
23. Taper Capers

Epílogo: Mirando atrás, mirando hacia adelante


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RESUMEN

El presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED), Ben S. Bernanke, sitúa el origen de la crisis en el 2007, seguido del rescate de Bear Stearns en la primavera del 2008 y el hundimiento del mercado inmobiliario. Ya había problemas año y medio antes de que empezase la Gran Recesión en septiembre del 2008. Él considera en sus memorias que la crisis fue peor que la Gran Depresión, califica la del 2008 como la mayor crisis económica de la historia de la Humanidad. Bernanke era conocido como "Mr. Helicóptero", en alusión a la idea de Milton Friedman y Anna Schwartz de lanzar billetes desde un helicóptero como forma de inyectar liquidez a la economía y rescatar al sistema bancario. En realidad, ese fue el truco para salir de la crisis del 2008: inyectar capital público a manguerazos para resolver el problema de liquidez. Milton Friedman y otros monetaristas habían descubierto que la Gran Depresión de 1929 se debía en parte a que dejó de circular capital, lo que Bernanke resolvió inyectando millones de dólares a los bancos (a cambio de que le devolviesen los préstamos; lo que generó ganancias a las arcas públicas).

La estrategia empleada por la FED para luchar contra la crisis se podría calificar, en mi opinión, de híbrida entre la teoría keynesiana (estimular la demanda) y la monetarista (dar liquidez financiera al sistema con manguerazos de dinero barato). Bernanke admite que cuando le preguntan qué fue lo que más le sorprendió de la crisis o más le pilló por sorpresa responde: "La crisis". Admite que él no la había visto venir aunque es cierto que algunos consejeros estaban advirtiendo sobre el colapso de la burbuja del ladrillo. Se esperaban pérdidas en las inmobiliarias, que sería lamentable pero no peligroso, pero nadie pensó en el hundimiento del sistema financiero global.

Bernanke fue el sucesor de Alan Greenspan (el Maestro), al agotar este sus 8 años de mandato en la Reserva Federal (FED) en torno al 2006. El propio Greenspan sacó poco después su libro de memorias "La era de las turbulencias", un título irónico justo antes de comenzar la crisis. Así que mientras Greenspan lideró una era dorada de crecimiento y desregulación financiera en los años 90 y 2001, año en el que los atentados del 11-S obligaron a la Reserva Federal a bajar los tipos de interés para reanimar la economía. Tras unos años de bonanza, en el 2007 empezaron los problemas, cuando un banco de tamaño medio se quedó sin liquidez y pasó algo parecido en Inglaterra, al que hubo que rescatar o nacionalizar.

El primer detonante o aviso fue el anuncio realizado en agosto del 2007, tras años de bum crediticio, por el BNP Paribas en que indicó que no permitiría retirar el dinero de los inversores de tres de sus fondos. Los inversores comprendieron que las hipotecas subprime y los productos crediticios estructurados en los que iban empaquetados podrían sufrir pérdidas importantes a pesar de sus altas calificaciones crediticias (parecían activos seguros pero su fallo es que los flujos de efectivo que ponían en manos de los inversores dependían de los resultados de cientos o miles de diversos créditos o valores).

En su libro, explica las razones por las que cayó Lehman Brothers en el 2008, la cual ya estaba totalmente quebrada, sin dinero y no encontraba comprador. Cuenta la semana de infarto que le siguió  a Lehman Brothers para salvar al menos a AIG (que recibió una línea de crédito de entre 85.000 millones de euros y 100.000), que tenía un mayor riesgo sistémico pero también activos valiosos que la respaldasen. Otra de las soluciones de la FED comprar activos tóxicos de los bancos para sanearlos (inventaron el "banco bueno, banco malo"). Actuó en coordinación con el Tesoro y el FDIC.

 El quiz de la cuestión de los bancos al borde de la quiebra radicaba en que sus inversiones de hipotecas subprime y otras innovaciones bancarias habían perdido su valor y a ello se sumaba un problema de liquidez (fondos disponibles para devolver el dinero a las sociedades que retiraban fondos y tampoco se podían pedir préstamos porque nadie los daba por temor a quedarse sin liquidez o no recuperar su dinero; por esta razón el Estado tuvo que adoptar el papel de prestamista de último recurso e inundar el mercado de dinero, capital a muy bajo interés).

Entre los primeros rescates destaca el de Bear Stearns (que se vendió a un grupo más grande justo horas antes de que abriera la Bolsa y anunciase su quiebra; lograron darle dinero para que llegase vivo al fin de semana) y también el de Fanni y Freddie (una inmobiliaria semiestatal de hipotecas que se había excedido con sus activos tóxicos). Muchos de estos bancos tenían más de un siglo de historia pero se habían metido en riesgos excesivos y no podían devolver el dinero ni nadie les compraba sus bonos ni acciones, que perdían valor continuamente ante la sospecha del público de que estas entidades en dificultades serían insolventes.

La recesión pasó de un desplome del 2 % en el tercer trimestre del 2008 al 8,2% en a finales de año (hundimiento histórico de la economía), y un 5,4% a primeros del 2009. La inflación se hundió, rozando la deflación, y el petróleo pasó de 140 dólares a solo 30. El contagio fue mundial y tuvieron que ayudar a los países emergentes y a economías avanzadas y al Banco Central Europeo (BCE). "Nos enfrentábamos a lo que parecía que iba a ser una profunda y prolongada recesión, que exigía decisiones audaces", dijo.

La FED optó por aplicar bajadas de interés para animar el mercado y no sembrar el pánico entre los prestamistas. Luego, cuenta cómo convencieron al Congreso de EE.UU. para que les facilitase un potente presupuesto (800.000 millones de dólares) para refinanciar todo el sistema bancario y ayudar a Europa. Los congresistas estaban enfadados, algunos con una "falsa ira", porque no querían usar dinero del contribuyente para rescatar a los bancos privados y por el "riesgo moral" de que los bancos se arriesgarían con operaciones alocadas sabiendo que serían rescatados por el Estado y el dinero de los ciudadanos. Pero Bernake les convenció de que dejar caer el sistema financiero aún sería peor sino catastrófico ya que generaría un paso masivo, hundiría el valor de las compañías y se reduciría aún más la confianza de los inversores. Esta vez Main Street (la calle principal, la plaza pública, el pueblo) tenía que salvar a Wall Street para evitar el colapso de todo el sistema.

Hubo un momento que parecía que se venía todo abajo porque el Congreso rechazó en una votación aprobar unos estímulos multimillonarios (decisión que hundió a la Bolsa), razón por la que en una segunda votación se aprobó el rescate de todo el sistema financiero con una lluvia de millones. No se trataba solo de Lehman o AIG, Merrill Lynch y Citygroup y otros gigantes estaban al borde del abismo. A través de compras de bancos y fusiones, el sistema se fue reestructurando, todo ello en reuniones hasta el domingo por la noche con negociaciones contrarreloj antes de que abriese Wall Street. Realmente, había que salvar a aquellos bancos y sociedades financieras "demasiado grandes para caer". Otros hablaban de que los continuos rescates generaban tantos trastornos como hacer de "bombero incendiario".

 También se tomaron medidas para ayudar a los hipotecados que no podían pagar sus casas aunque a veces las condiciones eran tan endiabladas que parecían un boicoteo.
Otra de sus tareas fue convencer a todos los bancos centrales del mundo y al G-7 para actuar al unísono y rebajar los tipos de interés. En el caso de España, Bernanke dice que el país "cumplió".

El relato histórico de Bernanke tiene bastantes semejanzas con el libro "Crack", que también cuenta las historias clave del colapso financiero. Por ejemplo, la versión de la reunión de los bancos más grandes de USA para que aceptasen dinero "a un interés regalado" es similar en "Crack" y en Bernanke.

En el libro, Bernanke cuenta sus inicios como estudiante de Harvard que vivía en un pueblo de Carolina del Sur, Dillon. Su padre era farmacéutico y procedían de una familia judía. Bernanke logró entrar en Harvard sin apenas estudiar en el instituto y, cuando se dio de bruces con la realidad y suspendió varias asignaturas, volvió en Navidad a encerrarse en su pueblo y solo salió para comer. Más tarde se casó con una estudiante de otro campus cercano y entró a trabajar como investigador y profesor en Princeton, especializándose en la Gran Depresión de 1929. Fue asistente presidencial y luego entró en la FED. El autor relata la sorpresa que se llevó su padre cuando, en un acto oficial, Bernanke le presentó al Alan Greenspan, el mítico presidente del FED.

También comenta que su hija estudiante se fue a tomar un café en la Universidad de Harvard con un compañero y este le preguntó a qué se dedicaba su padre. Ella le dijo que era "presidente de la FED" y el compañero abrió los ojos como platos: "¿Tu padre es Alan Greenspan?". Bernanke fue el sustituto de Greenspan y le tocó lidiar con una de las crisis globales más duras de todos los tiempos.

En los chistes publicados en prensa, hay una viñeta en la que se ve a Bernanke en su casa sentado en la mesa esperando la cena mientras su mujer le grita desde la cocina: "¿Iba usted a decir algo, Señor Mr. Reserva Federal?". Los humoristas bromeaban con el hecho de que el presidente de la FED cada vez que habla hace temblar los mercados pero en su casa tiene que tener aún más cuidadín con lo que dice. Lo cierto es que la FED hacía declaraciones con enrevesadas frases para evitar malas interpretaciones al enviar su mensaje a los mercados. Otro chiste pone a Bernanke disfrazado del doctor Frankestein dándo chispazos de electricidad a un monstruo que lleva un cartel que pone "Economía" mientras su creador dice: "Más estímulos". Lo cierto es Bernanke había llegado a un pacto con su mujer para dedicar las tardes de los domingos y festivos exclusivamente a la familia pero cuando comenzó la crisis tuvo que olvidar esa promesa para empezar negociaciones alocadas con su consejo para salvar a bancos que podían quebrar al lunes siguiente. Cuenta que necesitaban cinco votos favorables y como la crisis ocurría en fines de semana, uno de los miembros siempre estaba haciendo escalada en medio de las montañas o de viaje por Asia, por lo que siempre se perdía las decisiones clave. Entre el 2007 y el 2009 vivieron muchas jornadas alocadas intentando negociar rescates con bancos y prestatarios.

La alianza de la FED con los grandes bancos fue clave para comprar muertos vivientes como Wachovia (una mejor oferta superó a la de Citi cuando ya solo faltaba firmar el contrato). Algunas sociedades bancarias de Wall Street fueron listas y, tras mirar la legislación, se reconvirtieron en bancos de la noche a la mañana para poder ser rescatadas por el FED. Bernanke dice que los blindajes de Citi y Bank of America no costaron ni un dólar al Tesoro (pese al rescate, sus acciones se desplomaron un 80 % en el 2009 y un 50 % en el resto debido a los costes de asegurar la deuda de los grandes bancos contra impagos).

Los fondos TARP (dotados con 800.000 millones de dólares, que se concedían en varios tramos por si acaso, para capitalizar bancos por la excepción del riesgo sistémico y que se convirtieron en el sostén de los rescates progresivos) fueron una de las claves para suministrar dinero, tranquilizar a los inversores y reducir la presión a las firmas con riesgo sistémico, a la vez que el Estado obtenía dividendos por la compra de acciones preferentes. En general, diversificaban entre varios compradores (privados y públicos) los riesgos de pérdidas y aunque, en el tema de las hipotecas, había hipotecados que inclumplían, el Estado lo compensaba por los ingresos de comisiones.

Bernanke pasó del gobierno de Bush al de Obama, una transición en medio de la crisis del 2008. Cuenta que en el 2009, la crisis financiera parecía haberse superado pero empezaba otra crisis, la crisis económica. Explica que, siguiendo las tesis keynesianas, el colapso de la demanda privada (los gastos consuntivos, la compra de viviendas, la inversión de capitales) habían afectado a la producción y el empleo. "Con la economía en caída libre y con los tipos de interés a corto plazo situados casi en cero, la economía necesitaba un impulso fiscal, en forma de incremento del gasto público, de rebajas fiscales para promover el gasto privado o ambas cosas.

Obama firmó en el 2009 la Ley de Recuperación y Reinversión de Estados Unidos (dotado con 787.000 millones de dólares, de los que 288.000 eran reducciones de impuestos para fomentar el consumo y la inversión,  40.000 iban a prestaciones de desempleo y 105.000 millones para inversiones en infraestructuras. Bernanke dice que esto contribuyó a ralentizar la crisis pero la recuperación fue lenta porque el paquete de estímulos fue demasiado pequeño para detener la peor recesión en 60 años en una economía con un PIB de 15 billones de dólares. Quizás este rescate fue escaso pero, según dicen, políticamente no se podía hacer más. Y parte de sus efectos se diluyeron (porque otras instituciones locales aumentaron los impuestos). Había preocupación por el déficit y algunos votantes sospechaban que el paquete de estímulos era un "árbol de Navidad" que apoyaba los proyectos favoritos de los políticos. Se ayudaron a propietarios de viviendas en problemas para reducir sus mensualidades. Todo se complicó con movimientos como el Tea Party que se enfurecieron con los rescates de hipotecados.

A mediados del 2009, ya se estaba estudiando la posibilidad de crear un "banco malo" y de nacionalizar algún banco, lo que la FED descartaba tras "seminacionalizar" Fannie, Freddie e AIG.

Bernanke finaliza su libro con unas reflexiones: "A mi juicio, como estudioso de la historia financiera y monetaria, la mejor manera de abordar la crisis del 2007-2009 es entenderla como heredera de los pánicos financieros del siglo XIX y comienzos del XX. La reciente crisis apareció en un sistema financiero mundializado que se había vuelto mucho más complejo e integrado, y nuestro sistema regulador, en su mayor parte, no había seguido el mismo ritmo que los cambios". Añade que la severidad del propio pánico (y sus desencadenantes: los abusos de las hipotecas subprime y la burbuja inmobiliaria) fue responsable de los enormes costes financieros y económicos de la crisis. La FED, el Tesoro y el FDIC aplicaron recetas clásicas contra el pánico y calmaron la crisis. "La experiencia histórica indica que el país habría experimentado un colapso económico mucho peor que la durísima crisis que padecíamos", dice.

El autor explica el contagio como fichas de dominó cuando cae un banco y la vía más peligrosa de contagio es la venta masiva de activos a precios rebajados (el perjudicado necesita obtener rápidamente efectivo para satisfacer al depositante o a acreedores). Si no consiguen préstamos, tienen que vender activos. Primero se deshacen de los bonos del Estado (fáciles de vender), después los créditos a negocios particulares (más difíciles). Si muchas entidades lo hacen a la vez, los activos se desploman y genera temor, lo que lleva a retiradas masivas de dinero al sospechar que el banco pueda ser insolvente y no cumpla sus compromisos de pago. Dice que las grandes crisis de pánico acarrean falta de liquidez y de solvencia y para acabar con la crisis hay que emitir empréstimos a corto plazo e implantar inyecciones de capital.

"Lo peor de todo era que la crisis y sus consecuencias económicas supusieron un revés tan fuerte para la confianza de los estadounidenses que amenazó con convertirse en una profecía autocumplida. Los mercados estaban más serenos en el 2009 pero aún quedaba mucho que hacer", indica.

La última parte del libro se refiere al fin de la ortodoxia y los años de apalancamiento y a las reuniones de Basilea III, así como la crisis del 2010 que afectó a Grecia a causa de su deuda pública, a lo que luego siguieron los rescates de Irlanda, Portugal, entre otros. Pactaron con el BCE la permuta de divisas. Solo en el 2015, Mario Draghi logró implementar un programa de expansión cuantitativa como habían hecho EE.UU. y Reino Unido seis años antes.

lunes, 4 de agosto de 2014

Reportaje: crisis en Irlanda y rescate de Portugal

Reportaje: crisis y rescates en Irlanda y Portugal

Autor: E.V.Pita

¿Seguirá Irlanda la estela de Grecia? (2010)

Viaje a Dublín (publicado en Sección de Economía de La Voz de Galicia)
Publicado en La Voz de Galicia ( 18 de abril del 2010 )


El Tigre Celta es la letra I del grupo de países PIGS, con un déficit fiscal del 14%, un paro del 13% y dos bancos zombis

Autor:
E. Vázquez Pita

Irlanda era un país pobre, pero en 1973 ingresó en la UE y las recetas neoliberales acabaron disparando su economía. El cebo de los bajos impuestos y la escasa regulación atrajo al dinero y, en el 2000, el crecimiento del producto interior bruto tocó un techo del 9,4%, el triple de lo normal en Europa. El país de nuevos ricos fue apodado el Tigre Celta para compararlo con la dinámica Asia. Diez años después, la burbuja estalló y el aquel tigre es ahora solo un zombi. En el 2009, su PIB cayó un 7,9%, el déficit público trepó hasta el 12% y el paro supera ya la barrera del 13%, el sexto más elevado de la UE.
Irlanda tiene el dudoso honor de representar la letra I de las siglas PIGS, término utilizado para englobar a países con graves problemas de déficit y del que también forman parte Portugal, Grecia y España. Atenas acaba de recibir un salvavidas de 30.000 millones de sus socios europeos y Dublín puede ser la próxima ficha en caer. Así lo cree el columnista financiero David McWilliams, de The Sunday Business Post , quien asegura rezar para que el pánico no se extienda como la pólvora.
La primera impresión del viajero que llega al aeropuerto de Dublín es la de un lugar gris al que le vendría bien una mano de pintura. Las infraestructuras son la asignatura pendiente del país, pero no hay que engañarse. Al salir a la calle, uno descubre la colosal silueta de la nueva terminal, un huevo metálico de estilo high-tech. Las grúas trabajan a pleno rendimiento. El ferrocarril y la autovía a Galway también han sido modernizados a tiempo. Entonces, ¿es tan grave la crisis en Irlanda?

La renta per cápita de los irlandeses sigue en el 134%, por encima de la media europea y de España. Es la herencia del bum de los noventa, cuando la construcción y los microchips hacían correr el dinero. Impuestos baratos atraían a los inversores americanos y al capital alemán. Ahora, Irlanda recorta el gasto para atajar su deuda, un 60% del PIB.

«Esto ya no es lo de antes», refunfuña un taxista. «La culpa es de gente como Quinn», dice una residente. Durante la bonanza, el multimillonario Sean Quinn pidió un préstamo al Anglo Irish Bank para comprar acciones del propio banco, en el que, cuando estalló la crisis, el Gobierno tuvo que tapar un agujero de 180.000 millones. Lo que queda ahora es una ciudad fantasma de oficinas acristaladas, hoteles sin clientes, campos de golf sin socios y chalés adosados vacíos. Y una enorme deuda que pagar.


El ladrillo se hundió, pero la informática continúa atrayendo a los inversores

Los irlandeses tienen una anécdota para todo. Muchos han fijado ahora su atención en el edificio del Banco Central. ¿Por qué tiene todas sus ventanas tapiadas? Cuentan que, hace tiempo, una ley estableció que que cada ciudadano debía pagar impuestos según el número de ventanas de su casa. Algunas iglesias de Dublín y el Parlamento las tapiaron todas para ahorrar. Allí está situado ahora el Banco Central, que se ha marcado el objetivo de reducir el déficit público hasta el 3% cuando hace tres años se dedicaba a inyectar capital en los mercados internacionales. La luz solo entra por un patio del Banco Central, un lugar lugrube comparado con las nuevas oficinas acristaladas de los Docklands, donde los peatones pueden ver absolutamente todo lo que pasa dentro.

La crisis ha golpeado más fuerte en Waterford, al sur, la quinta ciudad del país. La famosa cristalera que alegraba la ciudad era todo un emblema industrial, pero ha cerrado sus puertas para trasladarse a China. La deslocalización ha dado la puntilla a esta zona.
Con Dell pasó algo parecido. La multinacional americana de ordenadores se instaló en Limerick, pero hace seis meses decidió trasladarse a Polonia, para ahorrar costes.? El ladrillo cayó pero el microchip ha sobrevivido. El suelo barato atrae a inversores tecnológicos de Estados Unidos. La red social Facebook acaba de instalar una central de servicios al cliente, y la red de negocios Linkedln, otra. Hay oportunidades para los teleoperadores porque es un país barato que habla inglés.


Los Docklands, herencia de una época de bonanza


Los años de bonanza tienen su espejo en los Docklands, una zona de diques abandonados en la desembocadura del río Liffey en Dublín. En diez años, se levantaron decenas de edificios de oficinas, de estilo h igh-tech , plazas y centros comerciales con boutiques y comida internacional. Las terrazas siguen llenas, pero los inmuebles parecen desangelados como si fuese un barrio fantasma. Carteles de «To Let» (Se alquila) asoman por las ventanas camino al nuevo puente de Calatrava que simboliza la lira, y al teatro O2. El Gobierno acaba de ampliar la línea de metro ligero Luas para atraer residentes.? El estallido de la burbuja inmobiliaria obligó a los obreros polacos a volver a su país, pero las tiendas especializadas en productos del Este siguen abiertas.
En Galway, la segunda ciudad del país, que acoge a una gran comunidad gallega, la construcción de chalés adosados cesó de repente. «Hubo un auge de la especulación, muchas urbanizaciones nuevas», recuerda Susana Fernández, una economista coruñesa que trabajó en el audiovisual de Galway.

La clase media de Irlanda, lastrada por las hipotecas, se afana en buscar gangas

Los desempleados rondan los 300.000?y la renta per cápita se desploma

La señal de que algo va mal saltó durante las fiestas de San Patricio, a mediados de marzo. El consumo de cervezas Guinness en las calles de Dublín descendió respecto a años anteriores. Era la mejor prueba de que hay crisis y de que la clase media irlandesa consume menos, empobrecida por los créditos e hipotecas pedidos en el pasado. En dos años, la renta per cápita ha pasado del 145 al 134% de la media europea.
Basta con pasear por la bulliciosa calle de la moda, Henry Street, donde se concentran las cadenas de grandes almacenes H&M, Zara, Marks & Spencer o la exitosa Pennyes (Primark). Decenas de clientes salen por las puertas de Pennys cargados de bolsas de papel. No son víctimas de una fiebre consumista, sino que se aprietan el cinturón. Las estudiantes del Trinity College encuentran allí grandes gangas, como camisetas a cuatro euros y vestidos a cinco. Hay prendas por dos euros, más baratas que en los bazares chinos. Pennys hace su agosto en plena crisis. En la esquina de los grandes almacenes, un homeless se acurruca en un saco de dormir.

La inflación del 2009 ha aupado los precios por encima de los españoles. En las calles secundarias, los escaparates lucen tentadoras ofertas y saldos. Hasta Burger King promociona el Eurosaver (Euroahorro). Y en el centro comercial de St. Stephen los clientes desayunan y miran, pero no tocan los diamantes.
Un paseo por Temple Bar, la calle de copas de Dublín, revela que, como en España, la crisis no ha cerrado ningún pub pese a que el país ronda los 300.000 parados. Pero la capital es joven y nadie se priva de su pinta de Guinness a cuatro euros; o de una botella de Albariño por 30. Las terrazas rebosan de clientes y las adolescentes visten lo más posh. Caminan con tacones de aguja hacia los clubes nocturnos privados del barrio georgiano, un distrito para ricos de la capital. Al amanecer, la luz muestra hileras de carteles colgados que anuncian traspasos de oficinas. Hay pocos negocios cerrados, la mayoría son inmobiliarias.
En los barrios del norte ha surgido una nueva clase social: los nackers, una tribu juvenil de flequillo y sudadera. Eternos parados, son pensionistas. «Mejor, no tener nada con ellos», advierte un residente. El colchón para un paro del 13,2% es la paga social, unos 600 euros. El desempleo es inferior que en España (19%) y muchos obreros de la construcción han regresado a sus países de origen. La pobreza sigue oculta. En la capital, son escasos los indigentes que duermen a la intemperie. En villas como Donegal, ninguno. En Dublín, decenas de rumanas piden limosna en el puente Ha Penny. Antes, había que pagar medio penique de peaje por cruzar el río. Ahora, está flanqueado por jóvenes de apariencia sana que padecen problemas de droga, sentados en silencio con un vaso de plástico vacío en la mano. Algunos critican que la paga social incentiva la pereza. Pero Irlanda, pese a ser un país católico, parece más próxima al sistema neoliberal del Reino Unido y Estados Unidos que al bienestar europeo. Ir al médico no es gratis y el que puede contrata un seguro privado.
La crisis ha generado irritación, pero pocas protestas callejeras. En los soportales del histórico edificio de Correos, donde se libró un episodio de la independencia irlandesa, se manifiestan a diario speakers que recogen firmas por todo: contra el aborto, en apoyo del Sinn Féin o contra la pederastia religiosa. Nadie contra la crisis. A la vuelta de la esquina, ante la puerta de un Zara, un grupo de Socialist Workers corea por megáfono consignas contra la banca y clama por una revuelta.
Pero la crisis ha tenido un malsano efecto secundario: el racismo. Hace una semana, varios miles de inmigrantes se manifestaron contra el asesinato de un estudiante adolescente de origen africano. La tensión crece.

Añadido del autor: en el artículo original pubicado en la sección de Economía de La Voz de Galicia el 18 de abril del 2010 figura un pequeño paquete qe ha pasado desapercibido al volcar la información en la web. Dicho paquete recoge las quejas de un irlandés por las medidas que ha tomado su gobierno para atajar la crisis: congelación de salarios de los funcionarios y otros ajustes. Esta receta sería aplicada a España unos meses después.
Salarios congelados en Irlanda (último paquete del reportaje de Economía de La Voz de Galicia.
«Tenemos los salarios congelados mientras suben los impuestos»

Autor: E. Vázquez Pita


Javier Berrocal es un informático de A Coruña de 27 años que trabaja en Dublín. «Un amigo me dijo que había muchas oportunidades, que alguien que no hablase inglés podía colocarse de camarero. Pero un mes después de llegar aquí leí en la prensa: '' Recesión'' », relata. Salió adelante. «Pasé por varias entrevistas y una empresa informática me contrató en dos meses», dice.
Un amigo suyo, Iosaf, un ingeniero de informática de 31 años vive la crisis más de cerca. «Ahora esperas menos tiempo por una mesa en los restaurantes», comenta. Asegura que en los centros comerciales, la gente pasea más que antes, cuando se les veía cargados con bolsas. «Tenemos los salarios congelados mientras suben los impuestos», relata dejando entrever cierto enfado.

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Rescate: Portugal amanece conmocionado (2010)


Publicado el 8 de abril del 2011 en La Voz de Galicia
http://www.lavozdegalicia.es/dinero/2011/04/08/0003_201104G8P6991.htm

«Me marcho para Brasil», dice una comerciante de Valença que cierra su negocio tras 20 años. «El país está todo triste», admite un empresario.


E. V. PITA
VALENÇA / ENVIADO ESPECIAL


Son las nueve de la mañana y  ya se ven los primeros turistas mirando los escaparates de las tiendas de toallas de la Fortaleza, en Valença. Aquí viven del turismo español. Parece una mañana normal si no fuese porque
los portugueses se han desayunado con portadas como «Portugal pede ajuda» o «Sócrates forçado a pedir ajuda». La petición de rescate a la UE y al FMI ha dividido a los portugueses, pero a nadie lo pilló por sorpresa.
«Tenía que pasar, se veía venir», comenta un cliente del quiosco.

Una vendedora de toallas admite que no comprende la mecánica macroeconómica que implica el rescate financiero, pero su intuición le dice que algo va mal. «No sé si era necesario o no, pero me basta con lo que he visto de los países que han pedido ayuda, como Grecia o Irlanda,
y que no les ha favorecido nada», comenta.

El propietario del bar Limoeiro, João de Amorin Gomes, es de los que apoya la medida del Gobierno. «Era lo correcto, no teníamos alternativa. Peor ya
no podemos estar, Portugal está todo triste, nadie confía en el otro, los salarios bajan y el coste de la vida aumenta. La gente está endeudada y con la soga al cuello, si España cae no sé qué va a pasar», augura. «A vosa
crise é a nosa», añade la camarera, que se sorprende al oír que en España hay «cinco millones» de parados. Una clienta sexagenaria que siguió atentamente por televisión el discurso de Sócrates se ríe nerviosa: «¿Crisis, qué crisis?».

La vendedora de paños del bajo colindante, María Sameiro, está sentada en la terraza sin pedir nada. Tras 20 años, cierra su tienda «por saturación [cansancio]y por la crisis. Ya no hay algodón porque China lo acapara todo. Ahora voy a hacer cursos de formación porque me pagan con fondos de la UE. Quiero marcharme a Brasil con mi hija. Ella es ingeniera medioambiental y allí trabaja de lo suyo», dice. «Muchos no cierran porque no tienen valor», añade. ¿Cómo resistir con un IVA al 23%?

Quizás la Fortaleza viva en una burbuja económica, sostenida por el turismo español. Pero en la ciudad nueva, en la calle de los bancos, también se respira tranquilidad. Solo un mendigo que pide limosna junto a un cajero automático se lamenta ante los agentes de policía: «En Rumanía no hay trabajo».

Probamos a solicitar un crédito en un banco para abrir un negocio y comprar un coche de lujo. Para el negocio, depende. Del coche, ni hablar. En toda la mañana, ningún cliente ha comentado nada del rescate en el
Santanter Totta. «Los españoles vienen a preguntar más», explica
la directora Luisa Lopes. En la Caixa Geral de Depósitos, los
clientes tampoco han corrido a retirar sus ahorros. «La gente no
se ha enterado», admite fuera de micrófono un ejecutivo.
Un inversor español cree que «aquí se han levantado en shock,
no se dan cuenta de lo que se les viene encima. Esto es una gota
más porque aquí no vivieron los años de bonanza de España. Cuando caiga...». Otro hombre de negocios añade: «Incluso en la crisis hay buenas oportunidades, solo hay que acertar».

El dueño de un almacén de combustible, Antonio Sousa, aparca su Mercedes en la milla de oro de Valença y elogia la medida. Hace poco despidió a 3
de sus 20 empleados y va a comprar a Tui productos más baratos. «La ayuda es el mejor remedio, pero llega tarde. Muchos se van a arrepentir de no querer tomar medidas más duras como pedía Sócrates. En 1982, funcionó.
Serán tres años de ajustarse el cinturón, pero los que vivimos la pobreza sabremos sobrellevar los tiempos duros".


«Voy a Tui a por combustible y alimentos, aquí los impuestos están muy altos»

Joaquim Romeu, funcionario público de Valença, sigue de cerca los rescates. Suelen venir seguidos de despidos de trabajadores públicos. Ya ha habido recortes para los empleados del Estado que ganan más de 1.500
euros. Los impuestos han disparado el precio de los coches nuevos, «diez mil euros más caros que en España». Las bombonas de gas valen 25 euros y,
al otro lado del Miño, no pasan de 12. La gasolina del automóvil cuesta 1,54 euros y la de moto, 1,84. «Y encima quieren subir el IVA al 25%», afirma Joaquim.

Este ha aguzado el ingenio y cruza el puente para abastecerse en España de alimentos y combustible. «Lo que han conseguido los políticos es que Tui
no se vaya abajo, porque recibe divisas portuguesas, de aquí el dinero huye», dice.

La comerciante María Amoeda piensa lo mismo: «El que tiene dinero no quiere investir. Nadie compra un piso porque no le van a pagar el alquiler. Los créditos están más difíciles. En Francia o Navarra la crisis se nota menos que en Galicia».

«Sufriremos la intervención 3 o 4 años», vaticina una empleada de banca

La directora del Santander Totta, Luisa Lopes, es una de las personas mejor informadas de Valença. La petición de ayuda ya estaba descontada por los analistas. «El FMI va a instaurar unas reglas que debemos obedecer
como Grecia e Irlanda y pasaremos por momentos difíciles para controlar el gasto. La intervención de la UE conducirá a reglas para despedir funcionarios públicos, controlar las importaciones, recortes en los salarios mínimos, las pensiones, vacaciones y pluses de natalidad. No hay ningún milagro detrás», dice.
Advierte que en los rescates de 1970 y 1980, el FMI llegó a obligar a vender las reservas de oro del país: «Ahora, tendremos que sufrir la intervención durante 3 o 4 años». Y cree que Portugal ha reaccionado con serenidad porque «estamos acostumbrados a vivir con dificultades; los españoles están más preocupados porque la crisis les llegó de golpe».

Frases
«Es una gota más porque aquí no vivieron los años de bonanza que
tuvo España».
«La ayuda del FMI es el mejor remedio, ya funcionó en 1982, pero llega tarde»

sábado, 5 de abril de 2014

"Aquí no puede ocurrir", de Joaquín Estefanía (2000)

Resumen: "Aquí no puede ocurrir", de Joaquín Estefanía (2000)


Acceso al resumen original y actualizado en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2014/04/aqui-no-puede-ocurrir-de-joaquin.HTML


Resumen y comentarios por E.V.Pita (2014), licenciado en Sociología y Derecho

Título: "Aquí no puede ocurrir"
Subtítulo: El nuevo espíritu del capitalismo

Fecha de publicación: 2000

Editorial en español: Taurus

Texto de la contraportada:
"Joaquín Estefanía analiza en esta obra la arrogancia con la que los países ricos acogen los desastres, bien naturales o creados por la mano del hombre. Cuando se produce una crisis, piensan que nunca les va a alcanzar a ellos. Desde que cayó el Muro de Berlín, en 1989, el capitalismo ha experimentado una metamorfosis sin precedentes, con una concentración económica impresionante (alguien ha dicho que ya no hay revoluciones, sino fusiones) que ha cambiado la naturaleza del poder. La globalización es un sinónimo de la americanización del mundo. De forma paralela, hay crisis financieras cada vez más profundas y frecuentes. Su contagio es inmediato.
Este libro defiende la necesidad de establecer regulaciones y reglas del juego para que sobreviva el sistema. Pero éstas solo se pondrán en funcionamiento cuando las crisis, que casi siempre llegan de manera imprevista, afecten a los que mandan. Sin estas regulaciones, se llegará a un grado de desigualdad inaceptable que pondrá en peligro la democracia misma".

ÍNDICE

Prólogo: La segunda revolución capitalista
Capítulo 1: Aquí no puede ocurrir
Capítulo 2: Sólo es el viento que agita la vela
Capítulo 3: Japón, la economía de la burbuja
Capítulo 4: Lo que nos decían del capitalismo era verdad
Capítulo 5: Subiendo una escalera mecánica que desciende
Capítulo 6: Ricitos de oro
Capítulo 7: El mundo, según Soros
Capítulo 8: La aventura de los hedge funds

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Comentarios:
El libro bien podría ser un refrito de autores que estudiaron la década de los 1990 sobre las crisis que azotaron Latinoamérica y Asia pero tiene el mérito de haber acertado en la interpretación de los hechos. Por ello, ha de sumarse a quienes en fecha tan temprana no se dejaron cegar por el gran crecimiento económico y alertaron de los efectos devastadores que supondría la total falta de regulación del capitalismo desde 1980. El resultado se veía venir: una sucesión de ciclos de burbuja-crisis (varios por década y repartidos por medio mundo) y que desembocaría en la devastadora Gran Recesión del 2008. En el 2000, Estefanía ya conocía los efectos del llamado "fundamentalismo de mercado", del que ya había advertido Karl Poper en 1944.
El caso de Japón es paradigmático de la actual crisis: hay un gran flujo de capital hacia la inversión inmobiliaria que alimentan los propios bancos y cuando estalla la falta de liquidez, los grandes bancos deben rescatar a los más pequeños para evitar un efecto dominó. El resultado es una década de recesión en Japón.
En cuanto al capítulo "ricitos de oro", Estefanía se refiere con esa frase a la época de crecimiento económico que va desde Reagan a Clinton.
Entre los autores mencionados en el libro está, en varias ocasiones, Paul Krugman (que estudió la crisis asiática como un fenómeno que era nuevo) y el "filósofo" George Soros y su teoría de la reflexividad (que ha explicado a lo largo de varios libros y que sigue siendo ininteligible). Ambos autores ya han sido resumidos en el blog y, en particular, conviene leerse a Krugman para complementar esta lectura.

sábado, 14 de mayo de 2011

"Cómo salimos de ésta", Nouriel Roubini / Stephen Mihm

 Resumen: "Cómo salimos de ésta", Nouriel Roubini / Stephen Mihm

Sociología, estructura económica, cambio social

Resumen, anotaciones y comentarios por E.V.Pita (2011)

Resumen original y actualizado en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2011/05/como-salimos-de-esta-nouriel-roubini.html

Título: "Cómo salimos de ésta"
Subtítulo: Hoja de ruta del futuro de la economía, por el experto que predijo la crisis mundial.

Título original: "Crisis Economics"

Autores: Nouriel Roubini / Stephen Mihm

Fecha de publicación: 2010
Editorial en español: Destino

INDICE
´
Capítulo 1.... El cisne blanco
Capítulo 2... Los teóricos de la crisis
Capítulo 3...Tectónica de placas
Capítulo 4... Todo se desmorona
Capítulo 5... La pandemia global
Capítulo 6... El último recurso
Capítulo 7... ¿Más gasto y menos impuesto?
Capítulo 8... Primeros pasos
Capítulo 9... Reformas radicales
Capítulo 10... Las líneas de falla
Conclusión
Perspectivas

Ideas generales: ¿Alguien vio venir la crisis del 2008? Sí, Roubini lo advirtió en el 2006, pero no fue escuchado. La gente se creía que los pisos iban a subir etérnamente, el crédito estaba fácil y se derrochaba en fondos (hedge funs) que el cliente no sabía en que se invertían, los clientes compraban activos tóxicos sin saberlo que milagrosamente se revalorizaban, y Alan Greenspan bendecía este crecimiento desregulado y otros decían que los mercados nunca fallan y se regulan solos. ¿No es de ingenuos pensar que esto iba a durar mucho? Es increíble que cualquier persona formada en Economía no dedujese en los años 2000 que tras la burbuja inmobiliaria que vivían, vendría inexorablemente una grave crisis de endeudamiento que paralizaría todo el sistema. Es algo que suele ocurrir. Así pasó con la burbuja de los tulipanes en Holanda en 1630, el fiasco de las compañías de los Mares del Sur en 1720, el crack financiero de 1825, la crisis de los ferrocarriles de 1873, la de 1886 [nota del lector: no es mencionada por Roubini], la de 1907 o la de Wall Street de 1929. En otras ocasiones, la caída de una moneda arrastró a las otras y causó una crisis global. Por ello, Roubini señala que lo normal en el sistema capitalista es que haya crisis (lo que se llama un "cisne blanco"). ¿Por qué no iba a pasar lo mismo en el 2008? Roubini describió en el 2006 incluso la caída de colosos financieros y un negro panorama para el comercio internacional, escenarios dantescos pero muy familiares para los estudiosos (forenses, nota del lector) de las crisis financieras. Pero nadie le hizo caso o lo acalló. Roubini no solo lo advirtió sino que tiene la solución para salir, según expone en el libro.

El capítulo 2 tiene interés respecto a los teóricos expertos en la crisis. En ellos, Roubini explica las ideas de los principales teóricos sobre el mercado y las crisis.

-Keynes, conocido de todos.
-Hyman Minsky, el intérprete más radical de Keynes.
-Robert Shiller, defensor de la economía conductual
-Joseph Schumpeter, teórico de la "destrucción creativa" capitalista
-Charles Kindleberg, Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff, de la corriente histórica.

- Adam Smith, su obra "La riqueza de las naciones" y la mano invisible que autorregula el mercado. No reconoció las vulnerabilidades del capitalismo porque le interesaba cómo triunfaban los mercados, no como fracasaban.
David Ricardo, Jean-Baptiste Say, Leon Walras y Alfred Marshall: teoría matemática sobre la autorregulación de los mercados y el equilibrio mágico de los precios de los activos. El matemático Louis Bachelier (Teoria de la Especulación, 1900) trabajó en eso. No están sobrevalorados porque la gente "vota" con su dinero [ojo, esto es del lector], lo que en 1929 se llamó "la inteligencia de la multitud" o "sabiduría de masas".

[Nota del lector: John K. Galbraith, en The Great Crash 1929, habla sobre lo mismo: la venta de solares sin valor en Florida en 1927 a precios astronómicos, que se triplicaban en semanas, y luego las acciones del petróleo, etc... no alarmó a los teóricos del mercado porque si la gente lo pagaba es por que lo valían y el precio era correcto].

Departamento de Economía de Chicago, Eugene Fama:
los mercados son racionales y eficientes e incorporan a los precios toda la información conocida (nota del lector: ojo, Stiglitz hablará de las asimetrías en la información)
-el precio actual es correcto
- teoría del paso aleatorio,

Crítico de esta teoría: Robert Shiller. Los precios de las acciones muestran más volatilidad de la que un mercado eficiente puede explicar. Fluctúa sin orden ni control por impulsos irracionales de las multitudes, lo que hace al capitalismo como un sistema muy inestable, con booms y estallidos.

1950- Economía conductual y conductismo financiero: pretende explicar mediante investigaciones de psicología humana por qué los mercados son ineficientes.

Descripción de una "burbuja"

-John Stuart Mill (siglo XIX): un shock externo hace que empiece a actuar la especulación. La burbuja por si sola no desencadena la crisis, sino también el crédito y la deuda. [nota del lector: esto me parece importante porque, en las descripciones que hacen otros autores, también detectan un exceso de liquidez y de endeudamiento, que no siempre se gasta en las inversiones más eficientes]

Posteriormente, Roubini propone varias ideas para regular la actividad de las agencias de inversión. Una primera idea es dividir los "bancos demasiado grandes para quebrar" porque no deberían de existir dado el peligro que suponen. En segundo lugar, mejorar la regulación y los reguladores. Hay demasiadas agencias de regulacion que se solapan y los especuladores encuentran grietas en la ley para colarse o se amparan en la ley estatal más benigna. Dice que Goldman Sachs no cayó no gracias al fino olfato de sus directivos que se deshicieron antes de la crisis de sus activos tóxicos sino a la generosa ayuda del gobierno a través de ayudas a la aseguradora ING y otros.

Algo importante: Roubini advierte que una de las tentaciones de EEUU sería darle a la máquina de imprimir billetes para borrar su deuda, adquirida en su propia moneda, el dólar. Hasta podría haber impago de deuda, aunque lo ve difícil ya que primero EEUU intentaría jugársela aumentando la inflacción. Eso generaría una inflacción que quizás quedaría fuera de control y que le haría perder credibilidad ante sus acreedores, principalmente China. Hay que recordar que Paul Volcker (presidente de la Reserva Federal en la época Carter) logró frenar la inflacción pero a costa de una grave recesión y alto desempleo.

El problema de generar inflacción para borrar la deuda (y trasladarle el coste al acreedor) es que generaría a la par un aumento de los tipos de interés que compensarían el aumento de la inflacción. Si un hipotecado duplicase su salario y se alegrase de saldar más rápido su deuda de la casa, se encontraría con la sorpresa de que su cuota subiría a causa del aumento de los tipos de interés.

Una frase graciosa de Krugman respecto al comercio entre China y EEUU : "Ellos nos venden cosas envenedadas y nosotros les pagamos con papeles sin valor [nota del lector: una referencia irónica al dólar]"

También advierte que la crisis puede ir a peor o incluso entrar en una era de ciclos de crisis-recuperación-crisis-más crisis. En esta línea, se encuadraría con Stiglitz o Niño Becerra, que hablan de una crisis sistémica en la que nada volverá a ser igual. Debido a que el dolar pierde peso (a partir de 1971, cuando ya no fue convertible en oro) en la economía tras 80 años de estabilidad y Pax Americana y que Occidente está en crisis, algunos inversores están buscando un valor refugio que no sea el dólar, por ejemplo, digamos que el yuan o, como el "bancor" que propuso Keynes en Bretton Woods en 1944 y los mandatarios chinos, una cesta de monedas en la que esté incluido el yuan. Tampoco descarta que China reclame "activos" a EEUU, por ejemplo, el quedarse con una compañía petrolífera de Texas, comprar un banco nacional y otros bienes estratégicos para asegurarse su deuda. Respecto a Japón, el país está envejecido, no admite inmigrantes y el empleo es fijo, lo que dificulta su competitivad, lo mismo que Europa, donde las difirentes culturas obstaculizan el traslado.

Otro comentario interesante es respecto a las subidas del valor del oro, valor refugio, que asocia a la recesión y a la inflación, lo que explica las idas y venidas de su cotización. Sirve de pista para saber qué opinan los inversores sobre la marcha mundial de la economía.

Sobre la reforma que hay que hacer en el mundo financiero, Roubini propone que lo que cobren los directivos esté asociado a los intereses de los asocionistas, por ejemplo ligar su salario a la cotización de la acción a largo plazo y no a corto. Y que los reguladores cobren, no como funcionarios pobres, sino justamente por la responsabilidad de su trabajo, que es vigilar que el mundo financiero siga unas reglas y no surjan inventos como esos fondos tóxicos  y basura a las que las agencias les daban la calificación de AAA como si fuesen oro.

También pide que la Reserva Federal haga su trabajo y no se dedique a fomentar el "laissez-faire" como en los 90 y a estimular burbujas como hizo Greenspan; considera que el banco central puede jugar con los tipos de interés de forma moderada y progresiva para desactivar las burbujas antes de que estallen, ya que eso va acompañado de años de paro y crisis. Y recuerda que todas las crisis funcionan igual: el endeudamiento se dispara por la compra de activos, se desata el pánico, todos quieren cobrar, los valores caen, nadie cobra y la economía se paraliza por falta de liquidez. Esto pasa frecuentemente desde hace varios siglos por lo que "si la Reserva Federal debería cambiar de trabajo si no ve que hay una burbuja cuando los precios de las acciones de triplican en cosa de meses". A Roubini y el coautor no le extrañaría nada que vuelva a haber otra burbuja pronto porque los especuladores siguen activos y no se ha hecho una reforma a fondo del mercado financiero.

Otra idea es  reformar el FMI que considera obsoleto porque sobrerepresenta a una economía en decadencia, como EEUU, y a una Europa envejecida, cuando resulta que los países emergentes del BRICK (Brasil, Rusia, India, China y Korea) tendrían mucho que decir. Además, la influencia del FMI solo se aplica a países de poca monta y sus decisiones son ignoradas por colosos como Alemania, Reino Unido o EEUU.

Sobre el exceso de ahorro global, eso se refiere sobre todo a China, gran acreedor mundial. El problema es que el ahorro es interno porque los chinos carecen de seguridad social o seguro de desempleo, lo que les obliga a restringir su consumo (solo el 34% frente al 70% de EEUU). El consumo interno puede tirar de una economía si las exportaciones van mal. Hay que recordar que China e India suman 2.500 millones de consumidores potenciales y los países emergentes otros 2.000. También critica que China se gaste sus ahorros en especular con la compra de materias primas (un valor refugio pero que puede sufrir grandes oscilaciones en los precios en cuestión de semanas como le pasa al oro).

Respecto a la deuda soberana de los países PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y España), Roubini vaticina que ninguno va a poder pagar porque su deuda es interior (los propios ciudadanos se endeudaron con activos inmobiliarios que no mejoran sus infraestructuras ni añaden valor competitivo). El impago de un país no es cosa nueva, aunque lo aliviarán los rescates de la UE. Según Roubini, estos países tienen que reestructurarse para hacer sus economías más competitivas, lo que supone bajar los salarios, que según él subieron durante la burbuja inmobiliaria. Mientras China se gastó el dinero en hacer autopistas, por las que no pasan coches, España se gastó el dinero fácil en comprar casas que han caído de valor y que no añaden nada a la economía. Por tanto, Roubini sería un halcón del déficit y entre sus recetas para EEUU propone rebajar el déficil frente a las políticas keynesianas de Obama. Cuanto más se endeude peor, porque esas inyecciones de dinero público solo parchean el problema unos años y luego la crisis rompe por otro lado.

[Conclusión del lector: Roubini es un halcón del déficit público que propone mayor regulación financiera y que advierte de que muchos países no van a poder pagar su deuda y previene del peligro de que el mayor deudor del mundo, EEUU, emita dólares para saldar su gigantesca deuda (400.000 millones anuales) porque ello generaría inflacción.]


Conceptos:
-Ley de Gramm-Leach-Bliley: creada en 1933 para regular los mercados financieros y que fue derogada en 1999, lo que permitió la creación de burbujas especulativas.
-SEC y NRSRO: agencias de regulación creadas tras la crisis del 29.
-BRICK (Brasil, Rusia, Inda, China y Korea). También BIC y BRIC. Los países emergentes.
-Basilea I y Basilea II: acuerdos intergubernamentales para regular la banca financiera. Su fallo fue pensar que el mundo financiero era estable. El Basilea II corrige la ingenuidad del  Basilea I, de 37 páginas, cuyas grietas aprovecharon los especuladores.
-CDO: activos tóxicos
-Teoría del paso aleatorio: al elegir acciones, de nada sirve adelantarse al mercado.
-Teoría de la reatroalimentación (ec. conductual): los inversores apuestan por un valor y la subida atrae a otros, que lo inflan más hasta una espiral ascendente. Cuando estalla la burbuja, los precios caen en picado.
-Atribución sesgada: el inversor se autoengaña, se cree perspicaz y no un loco más.
-Riesgo moral o riesgo inducido: un inversor asume grandes riesgos porque no teme las pérdidas, ya que si tiene éxito, ganará mucho dinero, y si pierde, el coste lo asumirá otro. Todo ello le induce a arriesgar más. En caso de crisis, el prestamista último es el Gobierno. Krugman también estudia este concepto.