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lunes, 10 de febrero de 2020

"El retorno del mundo de Marco Polo", de Robert D. Kaplan (2018)

Resumen del libro "El retorno del mundo de Marco Polo", de Robert D. Kaplan (2018)

Resumen original y actualizado en el siguiente link:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2020/01/el-retorno-del-mundo-de-marco-polo-de.html

Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Sociología y Derecho.

Sociología, política internacional, realismo

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Ficha técnica

Título: "El retorno del mundo de Marco Polo"

Subtítulo: "Guerra, estrategia y los intereses estadounidenses en el siglo XXI"

Título original en inglés: "The Return of Marco Polo's World"

Autor: Robert D. Kaplan

Fecha de publicación: 2018

Editorial en español: RBA Libros SA, Barcelona, 2019

Número de páginas: 351

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Biografía del autor Robert D. Kaplan (hasta el 2019)

Robert D. Kaplan (Nueva York, 1952) es periodista, analista geopolítico, viajero y escritor. Redactor y colaborador habitual en prensa especializada y otros medios, ha trabajado como corresponsal en diversos países durante más de dos décadas, ha sido profesor de Seguridad Nacional en la Academia Naval de Annapolis y miembro del consejo asesor del Departamento de Defensa estadounidense. Gracias a sus ensayos sobre relaciones internacionales y el poder en Estados Unidos, la revista Foreign Policy lo ha incluido en la lista de los Top 100 Global Thinkers en dos ocasiones. Entre sus obras destacan Fantasmas balcánicos, La anarquía que viene y El retorno de la antigüedad, así como su fundamental La venganza de la geografía, publicada por RBA.

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Texto de la contraportada

A finales del siglo XIII, Marco Polo emprendió un largo viaje hacia Oriente, siguiendo una ruta por la que Europa extendería su influencia en Asia. Hoy, el sentido de esta vía está cambiando y nuevas potencias emergentes luchan por imponerse, mientras que los países que antiguamente dominaban el mundo se enfrentan a nuevos desafíos.

Robert D. Kaplan analiza estos grandes cambios en esta recopilación de ensayos, que hablan de las decisiones que deberá tomar Estados Unidos en un futuro próximo, los dilemas de la UE, los movimientos estratégicos de países como Irán o India, o el puente que está construyendo China hacia Europa

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ÍNDICE

ESTRATEGIA

1. El retorno del mundo de Marco Polo y la respuesta militar estadounidense.

2 El arte de evitar la guerra

3. La tragedia de la política exterior estadounidense

4. Un declive elegante: la creciente importancia de la Armada

5. Cuando caiga Corea del Norte

LA GUERRA Y SUS COSTES

1. Una relectura de la guerra de Vietnam

2. Irak: el juego de los "contrafactuales"

3. Un frente interno herido

4. No hay mayor honor


PENSADORES

1. En defensa de Henry Kissinger

2. Samuel Huntington: la audacia de mirar al mundo a los ojos

3. Por qué John Mearsheimer tenía razón en algunas cosas

REFLEXIONES

1. En política exterior, Donald Trump no es ningún realista

2. El momento posimperial

3. Destinado a liderar

4. El gran peligro de un nuevo utopismo

EL REGRESO DE MARCO POLO

1. De viaje por la nueva Ruta de la Seda de China

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RESUMEN


Comentarios iniciales: El autor analiza los intereses de Estados Unidos en un orden mundial en el Pacífico en el que juegan un gran papel Corea, China y Oriente Medio. La tesis principal es que toda la estrategia china consiste, lentamente, en ganarle terreno a EE.UU. en el Pacífico, al que considera su único rival serio.

El autor parte de la idea de que China y Rusia tienen un poder de influencia imperial creciente pese a que están debilitados internamente por tensiones económicas profundas y estructurales, y los hace frágiles (intrigas palaciegas) y a la vez agresivos en el exterior que pueden provocar incendios en Occidente.
Dice que los chinos, con sus inversiones en puertos del Índico (Birmania, Bangladesh, Sri Lanka, Pakistán, Yibuti y Tanzania) están propiciando en la actual era posmoderna lo mismo que los portugueses propiciaron en el medievo y era moderna y estas escalas se parecen a la ruta de regreso de Marco Polo. Entre China y África ya se desarrolla la mitad del comercio mundial. Y, según el autor, China está creando un "verdadero imperio marítimo chino" limitado al litoral. Irán o Pakistán quieren conectar sus puertos con China dentro del proyecto de la Ruta de la Seda (por un lado, los estados del interior se debilitan pero por otro se interconectan; las dos tendencias son ciertas: anarquía y conectividad).

China también ha creado una Ruta de la Seda Transíndica (a partir de Pakistán) que unirá con la Ruta de la Seda Transeuroasíatica, pues hará superautopistas, vías férreas de alta velocidad hasta el mar Árabigo hacia Baluchistán, Karakórum y Sinkiang. Habría además un Intermarium (bordes territoriales) desde Estonia a Rumanía y Bulgaria y el Cáucaso (una zona de conflicto continuo entre grandes potencias). Europa ya no está protegida de Rusia (tras las invasiones de Georgia o Crimea) ni el Levante mediterráneo ni el norte de África. El Mar Negro es la gran zona de conflicto y Asia Central es el lugar donde convergen las grandes potencias.

Un gran problema para EE.UU. es que la red comercial de la Ruta de la Seda cree una superpotencia (o una especie de alianza) euroasiática manifiestamente hostil con el mismo nivel de influencia en el hemisferio oriental que el de EE.UU. en el occidental. Cree que el poder marítimo en el Pacífico sería suficiente para evitarlo sin entrar las fuerzas terrestres. EE.UU. debería ocupar un espacio intermedio entre el neoaislacionismo y el intervencionismo de estilo imperial (más drones, más cibermisiles y más fuerzas de operaciones especiales). Añade que las tropas terrestres son caras pero disuaden a Estados expansionistas y autocráticos como Rusia, China e Irán en el mar Báltico, Negro y la China meridional. Cree que el control central de los sistemas autoritarios de Rusia y China irá degenerando mientras que Europa está cada vez más fracturada "y es menos fiable" y se ve sometida a "un asedio" de refugiados de África y Oriente Próximo y Medio. "Por desgracia, Eurasia está dejando atrás aquel escenario de Estados burocráticos y fronteras bien definidas que caracterizó a la era moderna", dice Kaplan. Sigue a Manent, y cree que quizás  estamos volviendo a la ciudad-Estado, el imperio y la tribu, una especie de nuevo medievalismo con ciudadanos de estados debilitados que quieren entrar en Europa. Si EE.UU. mantiene un control marítimo en el hemisferio oriental "el país estará a salvo".

Kaplan dice que EE.UU. es una "potencia de fiar" en Asia porque allí está tan lejos que no tiene ambiciones territoriales. Cree que esa influencia no debe solo abarcar a Asia oriental sino también al Pacífico occidental, el océano Indico y los contornos de la ruta de regreso por mar de Marco Polo desde China a Venecia. El poder marítimo sería la fuerza compensatoria para influir en la geopolítica cuando la situación es compleja e inabordable en el interior continental. Se trataría de fusionar la presencia en el Golfo, con el aliado de la India y con China (una cadena de Omán, Diego García, India y Singapur).

El autor comenta que EE.UU. cometió un error al terminar la II Guerra Mundial y desguazar su Armada. Se quedó con pocos barcos, su ejército se volvió muy burocrático para construir nuevos navíos y ahora su lentitud le genera un problema de vulnerabilidad respecto a una China supertecnológica (con mecanismos de precisión y ocultación). EE.UU. responde con barcos dotados de cañones láser para interceptar misiles, con torpedos antitorpedo contra la supercavitación (el torpedo genera una cámara de aire que casi multiplica por diez su velocidad), y con catapultas eléctricas para lanzar VANT que neutralicen a los drones. A todo ello, China responde usando submarinos casi indetectables y disparando misiles a satélites espaciales (todo ello limita el poder naval estadounidense) o poniendo "hidrófonos" en el mar para captar información de los barcos de la zona. El autor propone que se gaste más dinero en defensa para que EE.UU. siga dominando los mares y que alcance los 150 buques de guerra en un mundo de múltiples potencias en competencia.

El autor recuerda que Rusia y China tendrán capacidad para seguir luchando aunque pierdan un choque con misiles.

Ve díficil la situación de una Gran Corea. Por un lado, si el régimen de Corea del Norte se desmorona por sí solo generaría un caos y que es mejor que Estados Unidos mantenga  en Corea del Sur a 10.000 hombres para no dejar al país en manos de Japón, que se disputará Corea con China. Cree que los surcoreanos no desean que se desintegre Corea del Norte porque tendrían que sacrificarse económicamente para sacarla del subdesarrollo y unificarse. Por otra parte, una Gran Corea sería un contrapeso con el que equilibrar la amenaza más significativa para Japón: una China en auge.




También analiza la dureza de la guerra de Vietnam a través del testimonio de héroes de guerra que fueron capturados por los "vietcons", a los que califica de brutales y despiadados.


Especial interés tiene el análisis que Kaplan hace de tres teóricos políticos: Kissinger, Huntington y John Mearsheimer.

Respecto a Kissinger, el autor dice que era un realista (búsqueda amoral del interés nacional; sería lo contrario del idealista Wilson) que actuó siempre en función de los intereses de EE:UU. durante la Guerra Fría, para salir de la guerra de Vietnam (tras unos polémicos bombardeos), negociar la reapertura de China y luego para atajar los gobiernos de izquierda en Lationoamérica. El periodista dice que Allende era un político incompetente y que Pinochet logró relanzar la economía pero a costa de miles de asesinatos de ciudadanos, lo que ve moralmente reprobable. Kissinger estuvo detrás de esas políticas y en muchos países latinos tiene orden de detección por sus decisiones. El autor defiende que tomó decisiones duras pero convenientes para su propio país durante la Guerra Fría. Dice que su fama legendaria la alcanzó porque triunfó frente al destino.

En el caso de John Mearsheimer, este escribió en el 2001 The Tragedy of Great Power Politics (La tragedia de la política de las grandes potencias), donde niega la posibilidad de la paz perpetua pues hay una lucha perpetua, ya que las grandes potencias están incentivadas para tomar la ofensiva ya que nunca saben con certeza cuánta capacidad militar necesitarán para sobrevivir a largo plazo. "Las grandes potencias son como bolas de billar que solo difieren en el tamaño", dijo John Mearsheimer. Dice que da igual que China sea democrática o no democrática ya que ambas se preocupan lo mismo por su seguridad. Se denomina un "realista defensivo". Los estados deben comportarse de acorde con los valores de un mundo anárquico, dice el autor. Escribe varias palabras: "anarquía", "la incertidumbre de las intenciones", así como el "equilibrio transoceánico" (país que está a resguardo del mar). Acertó de pleno en sus respectivas valoraciones de las dos guerras del Golfo (primero dijo que sería fácil derrotar a Sadam Husseim y luego que intervenir en el 2003 era un colosal error porque ya no era una potencia hegemónica ) y añadía que el despliegue de soldados americanos iba a ser largo.


Robert D. Kaplan indica que Huntington explicaba en su libro que mientras Occidente había generado ideologías, Oriente había generado religiones, que es ahora la fuerza más amenazadora en la escena internacional. Añadía que el comunismo era una ideología centroeuropea, la URSS estaba filosóficamente más próxima que la Rusia cristiana ortodoxa que le acababa de suceder. Y que la Guerra Fría fue un acontecimiento fugaz comparado con la intemporal lucha entre Occidente y el Islam. "Los peligrosos choques del futuro surgirán probablemente de la interacción entre la arrogancia occidental, la intolerancia islámica y la autoafirmación sínica (china)", dijo Huntington.

Kaplan añade que según la teoría de Huntington, EEUU debe unir más estrechamente a las naciones de Occidente y tratar de entender de un modo más realista cómo se ve el mundo a través de los ojos de otros pueblos. Huntington añade que el mundo actual es peligroso, donde gran número de personas se sienten ofendidas por nuestra riqueza, nuestro poder y nuestra cultura y se oponen enérgicamente a nuestros intentos de persuadirlas o de obligarlas a aceptar nuestros valores de derechos humanos, democracia y capitalismo. En un mundo así, EE.UU. debe aprender a distinguir quiénes son nuestros amigos de verdad, los aliados oportunistas, los socios estratégicos y competidores, los antagonistas y rivales con los que es posible negociar y los enemigos irreductibles.

El argumento de El Choque de Civilizaciones es el siguiente. Está produciendo una colisión entre los sistemas occidentales, islámico y asiático de pensamiento y de gobierno.

- El mundo se está modernizando pero eso no significa que ese esté occidentalizando. El impacto de la urbanización y las comunicaciones de masas, combinado con la pobreza y las divisiones étnicas, no hará que los pueblos de todo el mundo terminen pensando como nosotros.

- Asia, pese a sus altibajos, se está expandiendo militar y económicamente. El islam se halla en plena explosión demográfica. La influencia relativa de Occidente se encuentra muy posiblemente en declive.

- La consciencia cultural, lejos de debilitarse, se está fortaleciendo y es posible que los Estados o los pueblos tiendan a agruparse unos con otros en función de sus similitudes culturales, más que por sus afinidades ideológicas como hicieron en el pasado.

- La creencia occidental de que la democracia parlamentaria y el libre mercado son apropiadas para todo el mundo hará que Occidente entre en conflicto con civilizaciones que no lo creen así (en especial, el Islam y China)

- En un mundo multipolar basado de forma aproximada en civilizaciones más que en ideologías, los estadounidenses deben reafirmarse en su identidad occidental.

Posteriormente, Kaplan analiza la política de Trump. Dice que el presidente no es un realista, pues estos saben que, como los valores van por detrás de los intereses, saben el valor del "status quo", saben que aunque el equilibrio de poder no es una panacea, mantener un equilibrio de poder ventajoso con sus rivales beneficia a una nación. Añade que Putin alteró ese equilibrio en Europa del Este, Oriente Medio y "eso es algo que necesitamos corregir a la mayor brevedad" pero Trump "no entiende nada de esto" y lo califica de "peligroso ingenuo".
Dice que el régimen de libre comercio en Asia contrarresta la influencia de China que Trump quiere reducir pero sin saber cómo. Tampoco se puede abandonar a los aliados a su suerte.

Kaplan también advierte que el desorden mundial está creciendo por las alteraciones económicas, medioambientales y sociales. Añade que el delibitamiento y la disolución de ciertos Estados pequeños y medianos en África y Oriente Próximo y Medio progresará hasta alcanzar niveles de cuasianarquía en otros Estados más grandes sobre los que gira la organización geográfica de Eurasia: Rusia y China. "Y es que la agresividad externa de estas nuevas potencias hegemónicas regionales viene motivada en parte por su debilidad interior; se valen del nacionalismo pues así tratan de suavizar la desintegración de las economías nacionales sobre las que descansa la estabilidad de sus sociedades", afirma. La UE no se está desmoronando pero se está debilitando, lejos de convertirse en un super-Estado unificado y coherente.

 Añade que T.X.Hammes dice que el uso de drones, la guerra cibernética y la impresión 3D alentará la dispersión del poder entre muchos Estados y grupos no estatales, más que en manos "imperiales".

Recalca que la globalización y la revolución de las comunicaciones han reforzado la importancia de la geopolítica en vez de anularla. El mapa del mundo es ahora claustrofóbico y cualquier territorio es un recurso en disputa y un conflicto regional interactúa con los demás. Añade Kaplan que los imperios multinacionales han desaparecido pero también la mayoría de los regímenes totalitarios instaurados en Estados trazados artificialmente (con choques de etnias y religiones). Por ello, hay una virulenta competencia y la geopolitica se desarrolla dentro de los Estados y no solo fuera. No es tanto un choque de civilizaciones sino  un choque de civilizaciones reconstruidas artificialmente (por ejemplo, el Estado Islámico). Recalca que la invención postmoderna de las identidades no hace más que endurecer las divisiones geopolíticas.

Recalca que la globalización no va necesariamente unida a crecimiento o estabilidad sino solo a formidables interconexiones económicas y culturales que pueden amplificar el desorden geopolítico en caso de desaceleración económica (el problema es que las comunicaciones están introduciendo el islam milenarista en unos Estados débiles o fallidos en África). Todo  está interconectado pero justo ahora que el "vigilante nocturno" (USA) va difuminando su autoridad en el mundo.

Dice que en esta época que sigue a la era del imperialismo y a la Guerra Fría, acertar el diagnóstico de las situaciones que se presenten será más difícil que nunca.

También critica el "utopismo". Señala que el siglo XX fue el de la grandeza: grandes Estados Industrializados con grandes maquinarias militares que monopolizaban el uso de la fuerza y eran capaces de grandes males. El leitmotiv del siglo XXI, es la "pequeñez": la erosión del poder estatal que están provocando las herramientas cibernéticas e informacionales posindustriales, herramientas que trasladan el poder a manos de organizaciones no estatales y que aminoran el dominio de los Estados. El horror del totalitarismo fue sustituido por el horror del caos (dice que la anarquía posterior a Sadam Husein fue aún peor). Dice que ahora las nuevas élites ultratecnológicas pueden analizar cualquier cosa pero "no creen en nada y sienten una lealtad cada vez menor hacia los países que expiden sus pasaportes y están desconectados de las masas plebeyas, que ansían un nuevo catecismo que llene su vacío y la soledad de sus almas".

Añade que la globalización ha dado rienda a ideologías utópicas porque diluye los lazos tradicionales concretos con el territorio y la etnia. Por su parte China está mutando en un "Estado de seguridad nacional" que podría adoptar formas híbridas de nacionalismo y control central ante posibles dificultades económicas. Lo mismo en Rusia, escorada hacia la derecha.

Finalmente, el autor presta atención a China como potencia marítima. El autor explica que la etnia han ocupa los valles fértiles del centro del país y que el terreno ganado y colonizado en los últimos siglos (Mongolia, Tibet y los uigures) está en un territorio polvoriento y desértico que le sirve de muralla. Por tanto, teniendo las espaldas cubiertas, China tiene potencial para desarrollar su armada y extender su influencia hacia el mar, hacia el Pacífico, lo que la enfrenta a Japón, Corea, India y Estados Unidos.
Por otro lado, la Ruta de la Seda se extiende más allá de las tierras de los uigures (una etnia turca que está en territorio chino colonial) por el que ya pasan las autopistas, los trenes de alta velocidad y los gasoductos y parques eólicos en las estepas, y ricas urbanizaciones de chinos ricos. Lo que ha hecho China es ampliar el alcance hasta sus periferias desérticas a través de una modernidad impuesta. El autor augura un "duro choque" en la Ruta de la Seda en la que confluyen varias civilizaciones (persa, china, árabe).
El autor cree que China creció mucho en los últimos 30 años pero que ahora el crecimiento se ha ralentizado y el liderazgo se ha ido centralizando de forma autocrática. China se va extendiendo hacia el Índico con un transporte hacia el puerto pakistaní de Gwadar, más allá de su última frontera en Kasgar (pueblo rural que podría convertirse en el centro mismo del mundo de la geopolítica). Augura caos en Asia Central (los viejos líderes de las ex repúblicas soviéticas abandonarán pronto la escena política y nadie sabe quiénes les sustituirán).

lunes, 8 de abril de 2019

"La anarquía que viene", de Robert D. Kaplan (2000)

Resumen de "La anarquía que viene", de Robert D. Kaplan (2000)

Resumen original y actualizado en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2019/04/la-anarquia-que-viene-de-robert-d.html

Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Sociología y Derecho

Sociología, geopolítica, política internacional, globalización, orden mundial

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Ficha técnica

Título: "La anarquía que viene"
Subtítulo: La destrucción de los sueños de la posguerra fría

Título original: "The Coming Anarchy"

Autor: Robert D. Kaplan

Publicado en español: Coleccion Sine Qua Non, Ediciones B, Barcelona, 2000

Número de páginas: 207

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Biografía de Robert D. Kaplan (hasta el 2000)

Robert D. Kaplan es corresponsal del Atlantic Monthly y autor de seis libros sobre viajes y problemas internacionales, traducidos a una docena de lenguas. Su best-seller, Fantasmas balcánicos (Ediciones B) fue elegido por el New York Times como uno de los mejores libros de 1993 y, por Amazon.com, como uno de los diez mejores libros de viajes de todos los tiempos.

Viaje al futuro del imperio (en esta misma editorial) y The End of the Earth también se situaron entre las obras más vendidas en Estados Unidos; el primero fue elegido por el Washington Post y Los Angeles Times como mejor libro del año.

Kaplan suele ofrecer charlas al ejército de EE.UU. Ha sido consultor del US Army Special Forces Regiment y es miembro de la New American Foundation.

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Texto de la contraportada

"¿Es la democracia el mejor sistema de gobierno? ¿Es legítima la tiranía para el Tercer Mundo? ¿La guerra es beneficiosa en algún sentido? ¿Es contraproducente la paz? ¿Debería Estados Unidos tener un papel preponderante en el mapamundi que se avecina?

Si las respuestas a estas preguntas fueran tan cautelosas como es habitual en política exterior, este libro no tendría sentido. La insolencia de las respuestas con que Kaplan desafía lo "políticamente correcto" para cuestionar la democracia y la paz propician su interés.

El autor sostiene que la democracia será catastrófica para el Tercer Mundo si antes no se consigue cierto desarrollo económico y social; alerta a Estados Unidos sobre el riesgo de que su democracia se convierta en oligarquía en el futuro; critica la paz total y defiende, en cambio, un cierto estado de lucha que prevenga conflagraciones mayores. Y aconseja a Estados Unidos apoderarse de la ONU.
Un libro para el debate que algunos considerán exclusivamente una provocación.

"El cristianismo no hizo el mundo más pacífico ni, en la práctica, más ético, sino simplemente más complejo. La democracia, que está ahora dominando el mundo como anteriormente lo hizo el cristianismo, puede hacer lo mismo"

"La guerra, mucho más que la paz, es una igualadora y una promotora de cambio social"

"La paz verdadera, del tipo que muchos imaginan, sólo es posible mediante una forma de tiranía, aunque sea útil y benigna".

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ÍNDICE

1. La anarquía que viene

    Cómo la escasez, la criminalidad, la superpoblación, el tribalismo y la enfermedad están destruyendo el tejido social de nuestro planeta.

2. ¿Fue la democracia solo un instante?

Mientras tratamos de implantar nuestra versión de democracia en el extranjero, en lugares donde no puede prosperar, también a nosotros se nos escapa de las manos. Por qué la democracia desestabilizará el mundo tanto como lo hizo el cristianismo primitivo.

3. El idealismo no detendrá el genocidio

Lo que reducirá el riesgo de futuros holocaustos no serán los tribunales de crímenes de guerra, sino las políticas de equilibrio de fuerzas y las agencias de espionaje con más recursos económicos. Por qué la humanidad está más protegida si se da por supuesta la maldad intrínseca.

4. Servicios especiales de inteligencia

Por qué las funciones de la CIA y las fuerzas armadas acabarán por fusionarse. La institución del espionaje en Washington adquirirá más poder en vez de tornarse obsoleta.

5. La actualidad: La inquietante contemporaneidad de la Decandencia y Ruina de Gibbon

Por qué Historia de la decadencia y ruina del Imperio Romano, de Edward Gibbon, refleja el mundo tal como es ahora en África, Oriente Próximo y la antigua Unión Soviética.

6. Proporcionalismo: un enfoque realista de la política exterior

¿Qué debe hacer Estados Unidos en el Tercer Mundo, donde hay tanto por hacer y tanto que no puede hacerse?

7. Kissinger, Metternich y el realismo

A World Restored, un libro sobre las guerras napoleónicas que Henry Kissinger escribió en su juventud, muestra las despiadadas ironías de la historia de las que prescindimos deliberadamente, aunque Kissinger llevó esas enseñanzas demasiado lejos en Vietnam.

8. El Nostromo de Conrad y el Tercer Mundo

Una redifinición de realismo con la ayuda de la gran obra de ficción de Joseph Conrad.

9. Los peligros de la paz

Un período prolongado de paz en una sociedad tecnológicamente avanzada como la nuestra podría conllevar grandes males. El ideal de un mundo en paz y gobernado con benevolencia por una organización mundial no es en absoluto una visión optimista del futuro.

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RESUMEN

Comentarios iniciales: el libro es muy duro desde el punto de vista geopolítico de la "real politik" (hasta parece escrito por Kissinger), ya que dice cosas como que en África y el Magreb es más práctico que el Ejército y los militares impongan un gobierno a que los ciudadanos voten en democracia ya que esas elecciones, bien intencionadas, suelen desembocar en caos y guerras civiles brutales y pone varios ejemplos. Menciona el testimonio fatalista de un vecino de Túnez que dice que en el 2000 el país no estaba preparado para tener democracia. Recuerda que, en África, solo el 20 % de la población está alfabetizada, la misma que en la Inglaterra del dictador y tirano Cronwell [nota del lector: como bien dice el reciente libro Factfullness, ese porcentaje de alfabetización ha subido mucho ahora]. Dice que aspira a decir unas cuantas "verdades incómodas".

En muchos párrafos, el autor se identifica claramente con "nosotros" (Estados Unidos), por lo que el libro hay que entenderlo en clave de política exterior norteamericana.

El autor dedica una colección de ensayos a describir el panorama internacional una década después de la caída del Muro de Berlín. "Los años que siguen a una victoria militar y política son tiempos tristes para los realistas". Los vencedores  de la Primera Guerra Mundial, como el ingenuo presidente Wilson, lucharon por el idealismo de la democracia y la libertad (pero en los Balcanes y Oriente Próximo, eso significaba una conciencia étnica exacerbada) y los ganadores de la Guerra Fría creían que la paz iba a traer libertad y prosperidad bajo los estandartes de la democracia y el libre mercado ha dado paso a una "nueva lucha por la supervivencia" en la que "el mal presenta nuevos disfraces".

El autor había viajado por Europa del Este en los años 80 y se dio cuenta de que el desplome del Imperio soviético no iba a ser del todo "alegre" al desmantelarse las estructuras de seguridad, generar conflictos étnicos en Yugoslavia y a una redivisión de Europa en Europa Central y los Balcanes.

Respecto al futuro optimista que muchos veían para una África subsahariana democrática fue igual de ingenuo. Recuerda que Sierra Leona celebró elecciones en 1996 seguidas de una anarquía bajo la banda juvenil Señor de las Moscas. En Rusia, la democracia no mejoró la vida de sus ciudadanos mientras que la autocrática China sí lo hizo. Añade que mientras las fronteras que dibujaron los colonialistas se desintegran, el retorno a la democracia de Nigeria causó un rápido ascenso de la violencia étnica. Añade que los éxitos democráticos, como Nigeria, son "fenómenos superficiales en una situación más generalizada de cataclismo demográfico y medioambiental". Su preocupación son los aumentos bruscos y absolutos en la demografía de los países más pobres en el futuro próximo y por cómo ese factor interactúa con el agotamiento del suelo, las divisiones étnicas y tribales, para generar zozobra.

Desde 1999, "la tesis global de un mundo bipolarizado entre sociedades como la nuestra (que produce los bienes y servicios que el resto del mundo quiere) y las atascadas en distintos formas de caos, se ha mantenido o desarrollado". La anarquía es el paradigma de la era de posguerra fría. Ve un aumento de la desigualdad entre los países ricos y pobres "y la diferencia va aumentando".

Su mensaje no es el fracaso de la democracia sino la aparición de "regímenes híbridos" cuasidemocráticos, que se adhieren oficialmente a los procedimientos parlamentarios mientras entre bastidores los servicios militares y de seguridad juegan papeles dominantes. Cita como ejemplo a Venezuela (en tiempos de Chávez).

Respecto a África Occidental dice que se está convirtiendo en el símbolo del estrés demográfico, medioambiental y social a nivel mundial, donde la anarquía criminal se erige como el verdadero peligro "estratégico" [a afrontar por la civilización occidental]. Hay enfermedad, superpoblación, crimen infundado, escasez de recursos, migraciones de refugiados, erosión de naciones-estado y fronteras internacionales, autorización de ejércitos privados, empresas de seguridad y cárteles internacionales de tráfico de drogas. Sierra Leona, como un microcosmos de lo que está ocurriendo, le recuerda a la Europa medieval anterior a la paz de Westfalia en 1648, con señores de la guerra dominando parte del país. Las selvas de los países vecinos son desforestadas a ritmo acelerado.

Acertó al prever la duplicación de la población de Nigeria en 25 años (en 1995 tenía 90 millones de habitantes y ahora 160) mientras agota sus recursos y las ciudades crecen a pesar de la malaria.

Su principal amenaza, tras las guerras balcánicas del siglo XX, es la "naturaleza desenfrenada" en África. "Para entender los acontecimientos en los próximos 50 años es necesario entender la escasez medioambiental, el choque cultural y racial, el destino geográfico y la transformación de la guerra", por este orden.

El autor desmiente a los tecnooptimistas que creen que la tecnología y el libre mercado resolverá los problemas de agotamiento de recursos: "No tienen en cuenta que el 95 % del aumento de la población tendrá lugar en las regiones más pobres del mundo, donde los gobiernos demuestran escasa capacidad de funcionar". No descarta los análisis neomalthusianos. Ve una división entre aquellos viven en una esfera "posthistórica" de prosperidad burguesa y gran parte de la gente "atrapada en la historia" viviendo en barrios bajos, con conflictos étnicos, con falta de agua y suelo. La gente, según Homer-Dixon, deberá elegir entre estados totalitarios (cita al Irak de Sadam Hussein), miniestados con tendencias fascistas (la Bosnia serbia), y culturas de la calle (Somalia).

Para hacerse una idea de lo que pasa en el mundo, Homer-Dixon, pone este ejemplo: "Imagínese una limousina con aire acondicionado (Occidente y el emergente cinturón del Pacifico) paseando por Nueva York por una zona llena de baches y mendigos sin techo (el resto del mundo).

Así que el mundo se divide en dos: en una parte, está el Último Hombre de Hegel y Fukuyama (el que dijo El Fin de la Historia), sano y mimado, y en la otra parte, el Primer Hombre de Hobbes, condenado a una vida corta, brutal, sucia y pobre. Y ambas estarán amenazadas por la presión medioambiental: el rico la contendrá, el pobre, no.

Una de las claves, como en China, es el traslado de la población rural a las ciudades del litoral. Prevén tensiones y que el centro se desgaje.

Dice que las guerras del futuro serán de supervivencia comunal, agravadas por la escasez medioambiental, subnacionales, con extinción de estados.

Cita al mariscal Metternich (el que puso orden en Europa tras la caída de Napoleón) como un "realista" que implantó régimenes reaccionarios en toda Europa para asegurar la estabilidad y la paz. Respecto al auge del Cristianismo en Roma, dice que el Imperio Romano no se volvió de repente un gobierno pacifista sino que una élite amoldó el Cristianismo a sus intereses para justificar otras guerras.

Respecto a los años de paz, dice que en esa época en la burocracia aumenta la corrupción, infidelidad y estupidez, las instituciones del Gobierno parecen menos vitales y el recuerdo de la amenaza se desvanece. Asegura que la guerra conduce a un respeto por un gobierno progresista y amplio pero la paz crea un vacío institucional que es llenado por empresas dedicadas al entretenimiento.
Ve alarmante la reducción de los ejércitos permanentes porque ve un aumento de las bandas violentas [nota del lector: no se ve nada de eso, sino más bien lo contrario, la criminalidad está cayendo]. Dice que la idea de que un mundo en paz implicará menos violencia es ingenua porque esa violencia adopta una forma que no es organizada (se pueden reducir los índices de criminalidad y poner más prisiones y vigilancia electrónica, lo que según Kaplan demuestra que la paz duradera solo es posible mediante una forma de tiranía, aunque sea sutil y benigna).

Añade que una ONU más poderosa serviría a los intereses de todos en la ayuda humanitaria pero a día de hoy solo representa "ilusiones" pues hace de tribuna para las divisiones de la guerra fría reemplazadas por otras distintas y refleja la élite global tal cual es. Añade que "la ONU adora el consenso pero el consenso puede ser un servidor del mal, puesto que la capacidad de enfrentarse al mal implica la voluntad de actuar con audacia e implacabilidad y sin consenso, atributos que la dirección ejecutiva nacional posee en mucho mayor abundancia que cualquier organización internacional". Dice que reautorizar asesinatos por el Congreso de EE.UU. podría hacer mucho más por "contener el mal" que ampliar el Consejo de la ONU para incluir a India y Brasil.  Cree que EE.UU. debería apoderarse de la ONU para convertirla en un multiplicador transparente del poder americano y occidental.






miércoles, 25 de marzo de 2015

"La venganza de la geografía", de Robert D. Kaplan (2012)

Resumen de "La venganza de la geografía", de Robert D. Kaplan (2012)


El resumen actualizado y original está en el siguiente link:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2015/03/la-venganza-de-la-geografia-de-robert-d.html

Resumen y comentarios por E.V.Pita, licenciado en Sociología y Derecho

Sociología, geopolítica, política internacional

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Título: "La venganza de la geografía"
Subtítulo: "Cómo los mapas condicionan el destino de las naciones"

Título original: "The Revenge of Geography"

Autor: Robert D. Kaplan

Feha de publicación: 2012

En español: RBA Libros SA, 2013

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Biografía oficial del autor Robert D. Kaplan (hasta 2013)

"Robert D. Kaplan (Nueva York, 1952), periodista y analista político, es autor de catorce obras sobre política exterior y libros de viajes, entre los que destacan: Monzón: un viaje por el futuro del océano Índico, Fantasmas balcánicos: viaje a los orígenes del conflicto de Bosnia y Kosovo, y El retorno de la antigüedad: la política de los guerreros. Ha sido corresponsal en el extranjero para la revista The Atlantic durante más de 20 años, profesor de Seguridad Nacional en la Academia Naval de Annapolis (2006-2008), miembro de la Junta de Políticas de Defensa, el principal consejo asesor del Departamento de Defensa estadounidense (2009-2011) y sénior del Center of a New American Security, en Washington (desde 2008). En 2011, la revista Foreing Policy incluyó a Kaplan en la lista de los "Top 100 Global Thinkers". Actualmente, es el principal analista geopolítico de la empresa privada de seguridad Stratfor."

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Texto de la contraportada

"En el pasado, el contexto geográfico y las realidades naturales de los imperios y las naciones siempre fueron determinantes en los conflictos internacionales. Así ha sido hasta ahora y así será en el futuro, por encima de cualquier condicionante que la globalización imponga. Esa es la sorprendente y brillante tesis que se postula en La venganza de la geografía. Serán la distribución del espacio, el clima y otras circunstancias exclusivamente físicas los parámetros que definirán el devenir de las diferentes regiones mundiales durante el próximo siglo.

Robert D.Kaplan, uno de los más agudos y reputados analistas políticos de la actualidad, repasa en este impactante libro las teorías y los descubrimientos geopolíticos más recientes, examina algunas páginas reveladoras de la historia, para a continuación proponer una lectura global del mundo en que vivimos y definir cuál será el posterior desarrollo de los acontecimientos en el escenario internacional"

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ÍNDICE

La venganza de la geografía

Primera parte
Visionarios

1. De Bosnia a Bagdad

2. La venganza de la geografía

3. Heródoto y sus sucesores

4. El mapa euroasiático

5. La distorsión nazi

6. La teoría del anillo continental

7. El atractivo del poder marítimo

8. La "crisis del espacio"

Segunda parte
 El mapa de principios del siglo XXI

1. La geografía de las divisiones europeas

2. Rusia y el corazón continental independiente

3. La geografía del poder chino

4. El dilema geográfico de la India

5. El pivote iraní

6. El antiguo Imperio otomano

Tercera parte
El destino de los Estados Unidos
1. Braudel, México y la gran estrategia

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RESUMEN

Comentarios previos

El libro ha tenido bastante éxito pues en España, en el 2015, ya va por su sexta edición. Es ameno y explica muchas cosas de la actual geopolítica. Fue escrito entorno al 2010-2011 y publicado en el 2013 y augura conflictos en Ucrania y el norte de Siria (como así ha ocurrido).
Al leer el libro, uno tiene la sensación de que las potencias son entes vivos ambiciosos que se pelean entre sí, o más bien sospecha que esa descripción no es más que una burda racionalización que hacen los imaginativos geopolíticos para explicar la realidad como si fuese un cuento infantil. Pero de momento, es la teoría que explica algunos de los grandes movimientos de política internacional y predice otros con increíble exactitud.

El título de La venganza de la geografía viene a referirse a que hay espacios geográficos que, gobierne quien gobierne, obligan a un país a su expansión territorial. Piénsese que la Rusia zarista y la URSS en nada variaron su política de anexionarse países para avanzar hacia el Índico y llegar al mar.
Kapland sigue la estela de otros que ponen como factor determinamente la geografía para el éxito de una nación. Es una vieja idea que los sociólogos descartaron hace tiempo porque estos le dan más importancia a la estructura social y las leyes. Así, por ejemplo, en la actualidad vemos dos tendencias: La sociológica, que estaría representada entre otros libros por "¿Por qué fracasan los países?, en donde defienden que las democracias y la libertad generan crecimiento económico mientras que los regímenes absolutistas o dictatoriales generan estancamiento. La otra tendencia sería la geográfica, en la que autores como Kaplan o el autor de "¿Por qué manda Occidente...por ahora?" han revitalizado la idea de que la geografía determina el éxito de un país (el viejo tópico de que en el sur son más vagos porque hace sol y salen a bailar y en el norte muy trabajadores porque hace frío y están todo el día en el taller).

 Kapland sostiene que las naciones tienen estabilidad cuando han ocupado todo su espacio natural (un gran valle, una estepa, una cadena montañosa). Por el contrario, cuando tres países se reparten un mismo valle sin barreras naturales que los separen, esta situación generará luchas fronterizas e invasiones durante siglos. La tendencia es que, finalmente, todo ese territorio se unifique. Así, países como Egipto han gozado de una gran estabilidad durante milenios porque los faraones ocuparon todo su territorio en ambas orillas del Nilo y el país fue protegido de invasiones por el desierto del Sáhara, el Mediterráneo y el Mar Rojo. Por el contrario, Mesopotamia, cruce de las rutas que llevan a  Asia, Europa y África ha sufrido continuos cambios políticos durante milenios, una región siempre azotada por guerras, migraciones o ataques. 
Otro dato que los autores recientes comentan cada vez más es que el auge de Europa a partir del siglo XVII tiene relación con la expansión de Rusia hacia Siberia, Crimea y Mongolia, que cortó el paso a los nómadas de la estepa que tantos estragos causaron antaño. Esa seguridad fomentó la estabilidad en Euroasia y disparó el crecimiento económico. No es lo mismo hacer la revolución industrial en un siglo XVIII pacífico que teniendo que enfrentarse a hordas de fieros jinetes del Cáucaso que arrasan todo a su paso.

Kapland menciona a tres autores importantes que configuraron la teoría de la geopolítica actual. El más prestigioso y reconocido es  Mackinder, un autor de principios del siglo XX que con una teoría determinista vino a decir que historia de la humanidad siempre había estado promovida por los grandes avances hacia el exterior de los pueblos que no tenían salida al mar y que se situaban cerca de Europa oriental y el corazón continental de Eurasia. Hablaba de que Eurasia formaba una "isla mundial" y que el país que conquistase el corazón continental dominaría el mundo. Proponía que hubiese unos estados-barrera independientes que separasen Rusia de la Europa marítima. Veía el futuro en función de un equilibrio de poder que garantizaba la libertad. Alrededor del corazón continental existía un "anillo continental" de Eurasia (lo que hoy llamamos periferia: Mediterráneo, Mesopotamia (Irak, Afganistán), Caspio, Himalaya, Finlandia). Sostiene que el poder terrestre se enfrentó siempre al marítimo (Rusia contra el Imperio Británico, Esparta contra Atenas, Venecia contra Turquía). La clave de la geopolítica es esa zona inaccesible de Eurasia abierta a los nómadas, que el ferrocarril acertó. MacKinder defendía el poder terrestre pero Rusia fue derrotada por Japón, un poder marítimo, en 1905. Algunas de sus predicciones sobre las expansiones territoriales se cumplieron pero no mediante la guerra sino mediante pacíficas emigraciones hacia esos bordes del "anillo continental" para ocupar espacios vacíos.

Después, Kapland menciona a Karl Haushofer, un asesor de Hitler en los años 20 y 30 del siglo XX, que leyó y tergiversó a Mackinder, defendió que había que consolidar un área alemana y rusa, desde el Elba hasta Amur. El llamado "espacio vital". El nuevo orden mundial alemán estaría compuesto por una cuenca pacífica dominada por Japón, una Panamérica, dominada por Estados Unidos y un corazón continental dominado por los alemanes, con una subregión mediterránea norteafricana dominada por Italia. Prácticamente, está describiendo los escenarios y objetivos bélicos de la Segunda Guerra Mundial antes de que esta empezase. La geopolítica alemana acarreaba una "guerra perpetua" por el espacio. La geopolítica de Haushofer era el plan maestro para que los nazis supiesen qué tenían que conquistar.

Strausz-Hupé es el tercer geopolítico de gran influencia y el más realista, En "Geopolítica: la lucha por el espacio y el poder" alertó del peligro de la geopolítica nazi y restauró el prestigio de Mackinder, que lejos de delirios expansionistas lo definió como un observador imparcial. Strausz-Hupé animó a los americanos a que se concienciasen de la importancia que tenía su país, tras la guerra mundial, para estabilizar y preservar el equilibrio de poder euroasiático. El poder aéreo acabaría por dejar sin sentido la idea del "corazón continental". Y avisó de que la tendencia era crear "superestados".

El libro estudia grandes masas continentales como Europa, el Mediterráneo, Rusia, Mesopotamia, Irán, China, Turquía o Estados Unidos.

El caso más interesante es el de Rusia porque el territorio del país no ha hecho más que agigantarse desde tiempos de los zares hasta llegar hasta Vladivostok, en el Pacífico. Los zares tenían sus ciudades asentadas en los bosques pero se expandieron hacia las estepas para crear una anillo de seguridad. Al hacer sus fronteras más grandes, también aumentaron los riesgos, y fue necesario expandir la frontera. De este modo, se cortó el paso a los belicosos nómadas que durante siglos asolaron China, Oriente Medio y Europa del Este. La guerra de Crimea a mediados del siglo XIX entre el Imperio Británico y Rusia, fruto del Gran Juego, refleja bien el conflicto de intereses entre una potencia marítima (Inglaterra) y una terrestre (Rusia) que ansiaba llegar al mar. Afganistán se convirtió en una pieza clave para Rusia que se disputó con Gran Bretaña.
Aunque la capital era San Petersburgo, en el mar Báltico, Rusia era una potencia terrestre y la URSS acabó por establecer su capital en Moscú. Su expansión natural en Europa incluía Bielorrusia, los países bálticos y Ucrania. La URSS no hizo más que continuar la expansión zarista y crear un anillo de repúblicas y absorberlas. Incluso le quitó parte de Manchuria a China. En la Segunda Guerra Mundial se produjo el gran choque entre las dos superpotencias continentales, Alemania y la URSS, por hacerse con el control de la gran planicie que va desde Francia hasta los Urales. Alemania salió derrotada y la URSS controló gran parte de Europa del Este pero no pudo hacerse con Grecia, tras la Segunda Guerra Mundial, porque los aliados consideraban esa zona del Egeo como un "pivote geopolítico" de vital transcendencia. Si Grecia caía en la órbita soviética, caería el resto de Europa. En todo caso, la URSS siguió un plan geopolítico para hacer un anillo de seguridad mediante países satélite que lo separasen de Alemania. El hecho de que Grecia quedase fuera de la órbita soviética y fuese occidental pudo haber contribuido al futuro colapso de la URSS, según Kapland, porque Alemania asumió el poder continental. La guerra de Corea o la fracasada invasión de Afganistán en 1979 dio el golpe de gracia al sistema soviético. Este proceso expansionista se paró con la disolución de la URSS aunque la diplomacia rusa continuó para mantener su influencia en la periferia.
Kapland sostiene que si Rusia apostase seriamente por integrarse en la economía mundial trasladaría su capital al puerto de Vladivostok, en el Pacífico, cerca de Japón, Corea y China. La cuenca del Pacífico es ahora el motor de la economía mundial y Rusia podría tener grandes ventajas si establece una gran ciudad en Vladivostok, a solo unos miles de kilómetros de Shanghai. Por otro lado, dado que Rusia ocupó zonas chinas en el siglo XIX, que ahora están desplobadas, la geografía ha vuelto a su situación original y ahora muchos emigrantes chinos cruzan la frontera para asentarse en territorio ruso. Respecto a Ucrania, el autor escribió el libro antes de la guerra de 2014, pero ya aventura que iba a ser un foco de tensión porque no hay ninguna frontera natural que separe a Rusia de Ucrania.

Otra zona geopolítica de interés es China. Kapland sostiene que al tratarse de un país unificado (gracias al canal que unió los ríos Yan-sen y Amarillo, y enlazó económicamente el norte y el sur), apenas tuvo guerras y pudo desarrollar una economía estable, salvo por las invasiones mogolas y nómadas esteparios. La idea de Kapland es que China se va a convertir en una potencia marítima, por lo que acabará por dominar el Pacífico. Da consejos para los intereses americanos para contrarrestar la creciente influencia china en ese océano. 

Respecto a Oriente Medio, Kapland sostiene que Irán (la antigua Persia) ha prolongado su influencia cultural en todo su entorno a pesar de que sus fronteras son menores que en su época de esplendor. Es uno de los pivotes de Eurasia. Otro pivote es Turquía, que tras la Primera Guerra Mundial perdió su imperio otomano y se volvió laica. Su influencia se ha acrecentado a medida que los políticos musulmanes han recobrado el poder en los últimos años. También cobra importancia el norte de Siria porque es un lugar muy conflictivo por todos los grupos étnicos que hay allí y muy difícil de controlar, por lo que previó nuevas guerras allí. Lo curioso es que Kapland escribió el libro antes de que el Estado Islámico se hiciese fuerte precisamente en esa zona, asunto que hoy es muy preocupante en la esfera internacional.

Respecto a Estados Unidos sostiene que actúa como una potencia marítima ya que está protegido por dos océanos y una frontera amiga en Canadá. Cree que algún día México se expandirá al norte de Estados Unidos porque esa zona fue española durante muchos siglos y la prueba es que los inmigrantes hispanos cruzan la frontera para asentarse y trabajar allí porque se sienten "como en casa".

(continuará el resumen)