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lunes, 27 de noviembre de 2023

"El mundo según China", de Elizabeth C. Economy (2022)

Resumen del libro  "El mundo según China", de Elizabeth C. Economy (2022)

Resumen del libro original y actualizado en:

https://evpitasociologia.blogspot.com/2023/11/el-mundo-segun-china-de-elizabeth-c.html

Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Sociología y Derecho

Sociología, China, economía internacional

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Ficha técnica

Título:  "El mundo según China"

Título en inglés: The world acording to China

Autora: Elizabeth C. Economy

Publicación en inglés: 2023

Publicación en español: La Esfera de los Libros, SL, Madrid, 2023

Número de páginas: 372 + 2

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Texto de la contraportada

"En pocos años, el tamaño de la economía china superará a la de Estados Unidos, su población ya es cuatro veces mayor y su desventaja militar se está reduciendo con mucha rapidez. En Pekín se considera que el cambio en el equilibrio de poder será inevitable, y Xi Jinping está decidido a fortalecer la ambición del gigante asiático para reformular el orden mundial. ¿está China preparada para la hegemonía mundial? ¿Cuál puede ser el próximo paso el régimen chino?"

"Elizabeth Economy, experta en asuntos chinos y asesora de la administración Biden, ha escrito un documentado análisis sobre la perspectiva de los dirigentes chinos y sus agresivas políticas de soft, sharp y hard power. Sostiene que China, fruto de las contradicciones de su autoritarismo, se está encontrando con enormes dificultades para sus intereses internacionales, pero en ningún caso ha abjurado del uso de la fuerza en el futuro. Sin embargo, Estados Unidos no puede permitirse una escalada de rivalidad directa y fuerza bruta. Necesita abandonar su repliegue y liderar un nuevo multilateralismo ampliado, basado en los valores de la democracia liberal.

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Biografía de la autora Elizabeth C. Economy (hasta 2023)

Elizabeth C. Economy es senior fellow de la Hoover Institution en la Universidad de Stanford, así como del Council Foreing Relations para estudios sobre China, donde antes ejerció como directora de Estudios Asiáticos durante más de una década.

En la actualidad, está en excedencia y trabaja como asesora principal en el Departamento de Comercio de Estados Unidos. Economy es una reconocida experta en política interior y exterior china, autora de libros como The Third Revolution; Xi Jinping and the New Chinese State (2018). By All Means Necessary: How China's Resource Quest is Changing the World (2014) o The River Runs Black: The Environmental Challenge to China (2004). Ha escrito numerosos artículos en revistas académicas y publicaciones especializadas como Foreing Affairs, Harvard Business Review y Foreing Policy, o en periódicos como The New York Times, The Washington Post y The Wall Street Journal.

Forma parte del Consejo de la Administración de la Asia Foundation y del Comité Nacional de Relaciones entre Estados Unidos y China, entre otros organismos e instituciones. También fue miembro del Consejo de la Agenda Global del World Economic Forum (WEF) sobre China entre 2008 y 2014, y sobre Estados Unidos entre 2014 y 2016. 

Ha impartido clases en la Universidad de Columbia, la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados Paul H. Nitze de la Universidad Johns Hopkins y la Escuela de Estudios Internacionales Jackson de la Universidad de Washington.

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ÍNDICE 

1. Poder y pandemia

2. Poder, poder y poder

3. La reunificación de la madre patria

4. La mordedura del dragón

5. De los ladrillos a los microprocesadores

6. Reescribiendo las reglas de juego

7. El reajuste de China

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RESUMEN

La autora Elizabeth C. Economy estudia el resurgir de China como gran potencia mundial del siglo XXI. Pone como ejemplo las inversiones de China en el puerto del Pireo, en Grecia, país que acogió encantado sus inversiones después de que la UE la castigase con la austeridad, o las grandes obras en África o en la nueva Ruta de la Seda. Todo el mundo debería felicitarse por estas inversiones, que generarán mayores ingresos y negocios a todos los participantes, sino fuese porque detrás hay.otro tipo de añadidos., A esos países llega después un proyecto cultural, con muchos centros de enseñanza de idiomas gratis, que, según sospecha la autora, están bajo la sombra de un gobierno que vigila a sus habitantes, y le siguen puertos comerciales de aguas profundas que, en si fuese necesario, pueden funcionar como bases militares y acoger flotas de guerra. A la autora le llama la atención un detalle: cuando fue el covid, China donó mascarillas pero luego a todo el mundo le sorprendió que exigiese agradecimiento público, como tuvo que hacer Italia, dado que el agradecimiento se da pero no se pide. Ese gesto empañó la imagen de la futura potencia. ¿Acaso lo habría exigido un donante como Holanda en las mismas circunstancias? Por eso, hay algo que le preocupa porque es una potencia industrial que intenta ganar influencia en el mundo mediante el "soft power", lo que podía atraer simpatías, pero luego los beneficiarios ven detrás la larga mano del poder político. Es decir, deja a las claras que los favores no son por nada, que hay un interés detrás, y que las deudas se pagan con intereses. Razón por la que algunos países beneficiarios se han preocupado porque no hay que olvidar que, después de todo, se trata de un gobierno autoritario que funciona con sus propias estrategias de poder.

Y, por otra parte, la autora refleja el temor de EE.UU. al ver en directo cómo, paso a paso, se despliega sobre el tablero mundial una nueva potencia que con gran paciencia monta puertos estratégicos por todo el mundo, centros culturales, genera deudas en muchos países, que le deben favores, y crea dependencia inversora.... Algunos autores replican que lo que China intenta es montar una estructura defensiva para proteger su inmenso patrimonio.

La autora indica que la pandemia demostró que había surgido una nueva potencia internacional pero que, a la vez, la conducta de este país era como el "canario en la mina", la señal de alarma del desafío, ambición y presagio de una influencia cada vez mayor en el sistema internacional y los valores que continuaron durante 75 años. Elizabeth C. Economy cree que asistimos al gran renacimiento de la nación china en la que la idea principal es que recupere la centralidad en la escena internacional: "Ha reclamado territorios en disputa, ha asumido una posición preeminente en la región Asia-Pacífico ("una gran familia") como una nueva potencia regional, se ha asegurado de que otros países  se alineen con sus intereses políticos, económicos y de seguridad, ha proporcionado al mundo la infraestructura tecnológica para el siglo XXI y ha forzado normas, valores y criterios en las leyes y las instituciones internacionales", dice la autora. Ese camino de centralidad exige enfrentarse a la potencia dominante mundial, Estados Unidos, y a instituciones y acuerdos internacionales que funcionan desde la Segunda Guerra Mundial, añade la autora.

Por un lado, esta centralidad se manifiesta en un gran despliegue internacional, en un control de la información y sospecha que se ha infiltrado en sociedades y economías extranjeras para moldear  a su gusto las decisiones internacionales. El hecho de que sea un gran mercado interior hace que otros países interesados en comerciar acepten sus ideas.

Algunos expertos, sostiene la autora, se creen que China logrará ser la líder mundial, la número uno, si no lo es ya por varias dinámicas que le favorecen: la globalización, el cambio tecnológico y la supuesta decadencia de Estados Unidos. En China confían en que el cambio en el equilibrio de poder ya se está produciendo y que el resultado es inevitable. Pero a largo plazo, la autora cree que la comunidad internacional tiene un poder de decisión inaudito que convierte el escenario global en un terreno de juego distinto.

La autora señala que la influencia china se expande por el mundo gracias a sus infraestructuras, puertos, ferrocarriles, corredores de fibra óptica, comercio electrónico y sistemas de satélites. Las empresas compiten por liderar el siglo XXI. Pero se empaña porque va unido a un modelo político que no sigue las pautas de los gobiernos liberales occidentales. La respuesta es que cada país escoge su camino y que occidente generó un modelo lleno de enfrentamientos partidistas, malestar social, pueblos sin patria y desarraigados. Algunos expertos quieren evitar la confrontación ideológica con Occidente ni ensalzar la superioridad de un modelo concreto para no crispar a la comunidad internacional.

Elizabeth C. Economy advierte también sobre frases vacías sobre la gobernanza global como "una nueva relación entre las grandes potencias", "una comunidad de futuro compartido (o un destino común) para la humanidad", que encierran una promesa de cambio radical en los valores actuales de las instituciones internacionales sobre temas que preocupan a Occidente (derechos,comercio, gobernanza de internet, inversiones). Para muchos observadores internacionales, la estrategia y su sistema político presentan un panorama complejo y preocupante de lo que podría suponer un futuro liderazgo global de China.

Según la autora, hay una hoja de ruta de la política exterior china que 

1) busca mantener la soberanía y la estabilidad social a corto plazo y conseguir la reunificación de China a largo plazo

 2) China  está exportando elementos de su modelo político (y cada vez pone más "líneas rojas" a la comunidad internacional, motivo que afecta incluso a actores o jugadores americanos que opinan de más). A medida que extiende la Nueva Ruta de la Seda (BRI) y el despliegue del 5G en África, Latinoamérica y Asia la autora dice que va colocando las piezas en esos países anfitriones de las piezas para controlar la sociedad civil y un tipo de desarrollo básico o "low cost" (poca transparencia, falta de garantías de derechos laborales, medioambientales, etc...), a lo que se une que esos países se quedan endeudados y otros se han visto desilusionados por las escasas inversiones o con deficiencias (siempre según la autora). Intentan alinear las instituciones internacional con sus intereses locales [¿y qué país no?]. 

3) Su estrategia internacional funcionó a corto plazo y ha dado frutos pero es dudosa a largo plazo porque nobles iniciativas quedaron desvirtuadas por posible propaganda. 

4) El ejercicio del "sharp power" (fuerza aguda o incisiva) y "hard power" (poder fuerte o militar) en la zona de Asia-Pacífico solo ha servido para fortalecer las alianzas lideradas por Estados Unidos y sus socios, más que debilitarlas, preocupados por la diplomacia del "lobo guerrero".

5) Añade la autora que China no parece preparada para sustituir a Estados Unidos como única superpotencia mundial (porque busca que los intereses internacionales estén alineados con sus intereses locales) al no asumir sus cargas.

Asegura que entender el problema de un enfrentamiento bilateral y paralizante (suma cero) entre una potencia en declive y otra en auge es entenderlo mal dado que lo que la gente quiere es un orden internacional sustentado por la ley internacional.

En los últimos capítulos, la autora examina el potencial de grandes tecnológicas, no solo las BAT (Badiu, Alibai, Tencent) sino también gigantes como Huawey. Comenta cómo el Gobierno apostó por una gran inversión, para no depender de la industria de microprocesadores (aunque la autora dice que es imposible ser autosuficiente en todo porque para eso ya existe el comercio internacional). Otra apuesta fue la captación de talentos que estaban trabajando en el extranjero para que volviesen a realizar su investigación a China. Algunos de ellos volvieron porque el dinero que iban a tener para la investigación ni lo podían soñar en el extranjero, pero también se dieron cuenta de que a cambio había mucho control político y que cualquier comentario negativo que hiciese le acarreaba problemas. Cuenta cómo algunos estudiantes extranjeros que usaban WeChat perdían su cuenta por criticar alguna política o hacer comentarios poco amables, y no solo estos alumnos sino también sus amigos por darle un "like".  La autora dice que los usuarios de WeChat saben de esta falta de privacidad y la existencia de un control de sus comentarios, pero aún así es usada por millones de usuarios porque es muy práctica ya que permite hacer compras, chatear, etc... [nota del lector: las enormes ventajas de WeChat ya las comentó Kai-Fu Lee]. Lo que la autora quiere hacer ver es que a pesar de todos esos millones de inversión en desarrollo de nuevas tecnologías, la verdadera innovación requiere cierto margen de libertad porque de lo contrario solo se idearán mediocridades o solo lograrán mejoras de productos ya existentes, que a fin de cuentas, no son nada nuevo. 

Otra de las preocupaciones de la autora son la enorme influencia que ejercen los institutos de lenguas (similares a los Institutos Cervantes de la lengua española, la Alliance Française, etc.. ), que dependen del gobierno y dan clases gratis de chino, lo que le encanta a muchos países, pero que, según la autora, a su vez funcionan como grupo de presión contra cualquiera, ya sea ciudadano chino o extranjero, que emita comentarios negativos sobre el país o más bien sobre sus políticas respecto a asuntos "sensibles". Eso ha metido en problemas a jugadores o entrenadores de la liga deportiva de EE.UU. (la NBA) que han visto cómo un comentario en Twitter (ahora X) u otra red a favor de un asunto sensible como el de los activistas que reclaman democracia. El que habló de más fue víctima de una "cancelación" ya que, como castigo, su equipo perdió millonarias inversiones publicitarias a pesar de pedir disculpas, y puso en peligro su carrera profesional por un asunto ajeno. No solo eso, sino que el ofensor quedó marcado como un paria y siguió siendo perseguido (publicitariamente, hablando) en  los nuevos equipos a los que iba, que eran castigados sin inversiones.

 Por otra parte, la autora sospecha que algunos de esos institutos de lenguas y cultura se excedían de su función y preparaban boicots a las universidades extranjeras donde organizaban charlas de personas contrarias al gobierno o presionaban a los campus para que cancelasen esas conferencias (bajo amenaza de retirarles la subvención). En realidad, esto supone que en países donde había libertad de expresión y cada uno decía lo que quería dejó de haberla por todas estas presiones en asuntos sensibles de política internacional que afectan a un país extranjero. [nota del lector: a decir verdad, pasaría casi lo mismo que si alguien se mete con una marca comercial, pues se arriesga a la retirada de publicidad, cancelaciones, inversiones,...]. Esta obsesión por vigilar la imagen, la marca, acaba pasando factura porque genera antipatías, trasluce un fondo poco tolerante con la opinión libre; no se trata solo de hacer una queja o mostrar enfado, sino de aplastar al ofensor, que a fin de cuentas es un don nadie, cancelarlo allí donde vaya y convertirlo en un paria. Y a la autora, esto le parece un detalle o síntoma preocupante.

La solución que propone la autora va dirigida al papel de Estados Unidos como potencia líder y adalid de la democracia. Cree que dicho gran país aún puede afianzar su liderazgo en el mundo tratando bien a sus aliados y gestionando nuevas alianzas (sobre todo en el Pacífico) para ganarse el favor, de tú a tú, de nuevos países aliados, para contrarrestar el avance de su nuevo rival geoestratégico o retrasarlos. 

Ahora, recuerda la autora, China tiene negocios en toda África y Latinoamérica, e incluso en Grecia, porque ha invertido mucho dinero que fue bien recibido ante el desinterés y las promesas vacías de Occidente. Sin embargo, la autora recuerda que cada nueva inversión de la nueva potencia supone un mayor control de zonas estratégicas de esos países, donde se acaba imponiendo una cultura ajena y basada en el control y la vigilancia. En el caso del puerto de Pireo, Grecia estuvo tentada a recibir importantes inversiones para ampliar el puerto pero sospechó que el país se iba a convertir en la "cabeza del dragón" de China en Europa y empezó a parar proyectos de crecimiento desmesurado en sus aguas que ya no podría controlar. 


domingo, 22 de octubre de 2023

"Poder y progreso", de Daron Acemoglu y Simon Johnson (2023)

Resumen del libro "Poder y progreso", de Daron Acemoglu y Simon Johnson (2023)

Resumen original y actualizado en:

https://evpitasociologia.blogspot.com/2023/10/poder-y-progreso-de-daron-acemoglu-y.html

Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Derecho y Sociología

Sociología, economía, progreso, tecnología

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Ficha técnica:

Título: "Poder y progreso"

Subtítulo: Nuestra lucha milenaria por la tecnología y la prosperidad

Título original: "Power and Progress"

Autores: Daron Acemoglu y Simon Johnson

Publicación en español: Deusto (Planeta), Barcelona, 2023.

Número de páginas: 550

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Biografía de los autores Daron Acemoglu y Simon Johnson (hasta 2024)

Daron Acemoglu es catedrático de Economía en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Ha publicado artículos en revistas de prestigio internacional y es uno de los diez economistas más citados en el mundo según Ideas/RePEc. Es miembro de la Academia Americana de las Artes y las Ciencias, de la Asocación Económica Europea y de la Econometric Society. Fue galardonado en 2016 con el Premio Fronteras del Conocimiento BBVA de Economía, Finanzas y Gestión de Empresas por sus aportaciones fundamentales a la economía del crecimiento y el desarrollo. En 2012, publicó el bestseller Por qué fracasan los países (Deusto), junto con James A. Robinson.

Simon Johnson es un prestigioso economista angloestadounidense. Licenciado por la Universidad de Oxford, es profesor de la cátedra Ronald A. Kurtz de Capacidad Empresarial en la Escuela de Administración Sloan del MIT. Fue economista jefe del FMI y ha desarrollado diferentes labores relacionadas con la política y la docencia. Es coautor, junto con James Kwak, del libro 13 Bankers (Vintage, 2011). En noviembre de 2020 fue nombrado miembro voluntario del equipo de supervisión de la agencia para la transición presidencial de Joe Biden.

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Texto de la contraportada

"Una historia de la innovación que nos revela por qué debemos democratizar el desarrollo tecnológico"

"El progreso no es un destino predeterminado, sino que depende de nuestras elecciones. Esta reflexión resulta muy pertinente en un mundo donde los avances digitales y la robótica amenaza nuestros empleos y nuestras democracias a través de la automatización excesiva, la recopilación masiva de datos y la vigilancia intrusiva.

Los prestigiosos economistas Daron Acemoglu y Simon Johnson emprenden un impresionante recorrido por la historia y el futuro de la tecnología, desde la revolución agrícola del Neolítico hasta el ascenso de la inteligencia artificial. Concluyen que el ser humano siempre puede estar al mando del desarrollo tecnológico y decidir si sirve a los intereses de una élite o al bien común.

Poder y progreso ofrece una nueva interpretación de la economía política de la innovación y desafía el derrotismo de quienes asumen que el desarrollo técnico trae inevitablemente una concentración del poder y la riqueza. Acemoglu y Johnson demuestran que estos avances pueden convertirse en una herramienta de empoderamiento y democratización.

Este libro es un recordatorio esencial de que podemos y debemos recuperar el control de la tecnología y redirigir la innovación para que vuelva a beneficiar a la mayoría".

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ÍNDICE

Prólogo. ¿Qué es el progreso?

1. El control de la tecnología
2. Visión en canal
3. Poder de persuasión
4. El cultivo de la miseria
5. Una revolución de la gente común
6. Las víctimas del progreso
7. Un camino disputado
8. Víctimas digitales
9. Una lucha artificial
10. La democracia se rompe
11. La redirección de la ideología

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RESUMEN

Daron Acemoglu, en su libro "¿Por qué fracasan los países?", culpó a las élites que montar economías extractivas para quedarse el excedente y, con su inmovilismo, no permitir que el país despegue, frente al éxito de las naciones democráticas (más redistributivas). En este libro, el coautor vuelve a centrarse en el papel de las élites, en concreto la oligarquía tecnológica que están implantando su visión del mundo que se basa en una "lectura muy particular y completamente errónea" del mundo y que no se basa precisamente en la abundancia para todo el mundo sino que se centra en la automatización, la vigilancia y la recopilación de datos a escala masiva, lo que socava la prosperidad común y debilita las democracias, según los autores. Considera que los líderes tecnológicos están implantando una tecnología basada en la IA para automatizar el trabajo y reducir costes laborales, sin mejorar mucho los resultados, cuando había otras vías de redireccionar la tecnología que podrían empoderar al trabajador y no hundirlo.

 La narrativa de estos líderes tecnológicos se basa en que el tren de la productividad nos va a beneficiar a todos, que las nuevas tecnologías van a llevarnos a la abundancia y al control de la naturaleza y a una inteligencia artificial cuyas capacidades evolucionan a un ritmo exponencial. Estos invitados a la fiesta siempre tienen un micrófono cerca cuando plantean debates. 

En su libro hacen un repaso a episodios ocurridos desde hace mil años y en los que los cambios tecnológicos han beneficiado a unos pocos. Ponen como ejemplo la Edad Media (repleta de innovaciones tecnológicas aunque se considere una Era Oscura), donde los campesinos no se vieron beneficiados por el excedente agrícola, que la élite destinó a construir catedrales.

En el capítulo 2 ponen como ejemplo la construcción del Canal de Suez, liderada por el francés Ferdinand de Lesseps, y el posterior fracaso del canal de Panamá, porque su líder impuso una férrea visión de cómo construir el canal y que causó la muerte de 20.000 trabajadores por fiebres. Finalmente, EE.UU., 25 años después descubrió cómo resolver el problema de las fiebres y de trazar el canal (creando un lago artificial en un río inundable). Dicen que los grandes desastres se basan en visiones muy poderosas pero basadas en éxitos del pasado.

En el capítulo 3,  dice que la persuasión está muy arraigada  en las instituciones políticas, que tienen capacidad de elaborar una hoja de ruta. La acción de los poderes compensatorios y su mayor pluralidad de voces podrían poner freno a los excesos de la soberbia y las visiones egoístas.

En el capítulo 4, estudia los cambios desde la vida sedentaria en el Neolítico hasta los cambios de distribución de tierras en la Edad Media y Edad Moderna. No ven pruebas de que funcione el llamado "tren de la productividad". Las transiciones agrícolas enriquecieron y empoderaron a una élite muy reducida mientras que los campesinos no sacaban beneficio porque carecían de poder político y social, y la tecnología seguía el camino que marcaba una élite muy reducida. 

En el capítulo 5, analizan la Revolución Industrial pero pasan por alto la visión de la clase media y los emprendedores que intentaban mejorar su riqueza y posición social, aunque no eran inclusivos. Se impuso una nueva visión sobre el control de la naturaleza.

En el capítulo 6, indican que la primera fase de la Revolución Industrial empobreció a la población (a causa de la automatización y por la falta de voces de los trabajadores en las decisiones). El escenario cambió a finales del siglo XIX con la organización de los trabajadores, que conllevó cambios sociales, modificación de la dirección de la tecnología y una subida de los salarios. Fue una pequeña victoria, dicen.

En el capítulo 7, estudia las luchas por la fijación de los salarios y las cuestiones políticas que crearon un gran crecimiento económico rápido y generalizado después de la Segunda Guerra Mundial en las naciones industrializadas. Mejoró la educación, la sanidad y la esperanza de vida. Afirman que el cambio tecnológico no llegó a automatizar el trabajo y creó más oportunidades para los trabajadores. Había detrás un nuevo cambio institucional y poderes compensatorios.

En el capítulo 8, ya en nuestra época, se abandonó el camino de la prosperidad compartida porque la tecnología ha regresado a la senda de la automatización y la reducción de los costes laborales. Este giro lo achaca a la falta de participación y movilización de la clase trabajadora, los sindicatos y la regulación pública.

En el capítulo 9, señala que la senda iniciada en los años 80 por la Inteligencia Artificial está ampliando la desigualdad económica. Añaden que las tecnologías basadas en la IA solo aportan ventajas muy limitadas a la mayoría de las tareas que hacen los humanos. Se monitorizan los centros de trabajo y dejan indefenso al trabajador y exporta la automatización a escala global (revierte las mejoras en el Tercer Mundo). Según los autores, la IA solo beneficia a unas personas y abandona a las demás. Proponen centrarse en ver cómo las máquinas son más útiles a los humanos.

En el capítulo 10, creen que la democracia podría tener problemas por culpa de la recopilación masiva de datos a través de la IA, que ha intensificado la vigilancia sobre la población por parte de gobiernos y empresas. A ello se suma la desinformación y el refuerzo del extremismo. Afirman que el camino de la IA no es bueno ni para la economía ni para la democracia, y se retroalimentan entre sí.

El capítulo 11, propone medidas para revertir esta tendencia. Su propuesta es redirigir el cambio tecnológico mediante el cambio de discurso, la reconstrucción de los poderes compensatorios y el desarrollo de soluciones técnicas, normativas y políticas que solucionen el sesgo social de la tecnología.

Entre sus soluciones se encuentra:

- Fragmentar las grandes tecnológicas

- Reforma fiscal

- Invertir en los trabajadores

- Liderazgo público para redirigir el cambio tecnológico.

- Protección de la privacidad y la titularidad sobre los datos.

- Revocar la sección 230 de la Communications Decenty Act (Ley de Decencia de las Comunicaciones) de 1996, que exime a las plataformas de la responsabilidad legal sobre los contenidos publicados en Internet

- Impuesto a la publicidad digital

- Impuestos sobre la riqueza

- Redistribución y fortalecimiento de la red de seguridad social (estudio de la eficacia de implantar una Renta Básica Universal)

- Educación

- Salarios mínimos

- Reforma de la universidad


 


 

lunes, 17 de junio de 2019

"Nuestro universo matemático", de Max Tegmark (2012)

Resumen del libro "Nuestro universo matemático", de Max Tegmark (2012)

Link original y actualizado del libro:

Resumen del libro por E.V.Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Derecho y Sociología

Sociología, sociología de la Ciencia, sociología del conocimiento, cosmovisión, teoría científica, multiverso, universo, mecánica cuántica y gravitación

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Ficha técnica

Título: "Nuestro universo matemático"

Subtítulo: En busca de la naturaleza última de la realidad

Título original: Our Mathematical Universe. My quest for the ultimate nature of reality

Autor: Max Tegmark

Publicado en el 2012

Edición en español: Barcelona, 2014, Antonio Bosch, editor

Nota: hay una edición más reciente del 2019

Número de páginas: 456

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Biografía del autor Max Tegmark (hasta 2014)

Mark Tegmark es autor de más de 200 artículos académicos. Ha aparecido en docenas de documentales científicos, y su trabajo sobre galaxias compartió el primer premio como "Revelación del año 2003" de la revista Science. Es doctor por la Universidad de California, Berkeley, y es catedrático de física en el MIT

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Texto de la contraportada

En Nuestro universo matemático, Max Tegmark, uno de los físicos en activo más originales, nos conduce por un asombroso viaje que explora los misterios revelados por la cosmología, permitiéndonos descubrir la naturaleza de la realidad. Parte historia del cosmos, parte aventura intelectual, Nuestro universo matemático viaja desde el Big Bang hasta el futuro distante a través de mundos paralelos, a lo largo de todas las escalas posibles - desde la subatómica hasta la intergaláctica -, mostrando cómo las matemáticas proporcionan respuestas a nuestras preguntas sobre el mundo. ¿De dónde venimos? ¿Qué hace que el universo sea como es? En definitiva, ¿por qué estamos aquí? Con claridad meridiana, Max Tegmark examina estos misterios profundos permitiéndonos adentrarnos en las más vanguardistas y alucinantes teorías de la física. Lo que propone es una idea elegante y fascinante a la vez: que nuestro mundo fisico no sólo puede ser descrito por las matemáticas sino que es matemáticas.

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ÍNDICE
(resumido)


Prólogo: 


1. ¿Qué es la realidad?


Primera parte: Perspectiva macro


2. Nuestro lugar en el espacio


3. Nuestro lugar en el tiempo


4. Nuestro universo en números


5. Nuestros orígenes  cósmicos


6. Bienvenidos al multiverso



Segunda parte: Perspectiva micro


7. Legos cósmicos


8. El multiverso del nivel III



Tercera parte: Vuelta atrás



9. Realidad interior, realidad exterior y realidad consensuada


10. Realidad física y realidad matemática


11. ¿Es el tiempo una ilusión?


12. El multiverso del nivel IV


13. La vida, este universo y todo


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RESUMEN


El autor dice que la teoría de la inflación (que generó una gran evolución del universo poco después del Big Bag hasta que el cosmos adquirió el tamaño de una manzana) pudo haber generado infinitos universos paralelos, en algunos de los cuales hay copias de nosotros mismos que viven sus propias vidas (en los que una afortunada copia aprueba ese examen definitivo que en nuestro universo no pudimos).


De esta forma, examina la teoría de los multiversos y sostiene que hay cuatro tipos de universos paralelos (el tipo I, contiguo al nuestro y lleno de copias de nosotros mismos; el de tipo II, donde los universos están separados y hay otras leyes físicas; el de tipo III, y el tipo IV, que reúne todas las ecuaciones matemáticas).


También aborda los distintos finales del universo: como el Gran Frío (la expansión es infinita y los átomos se dispersan y el universo se vacía); el Big Rip (gran desgarramiento a causa de la inflación que va más rápido que la expansión del espacio en algunos lugares del universo y desgarra el espaciotiempo), el Big Crunch (la energía oscura no es bastante fuerte para expandir el universo y la gravedad retrae toda la materia hasta concentrarse en una singularidad; una especie de Big Bang al revés)


La teoría de los multiversos se basa en la teoría de la inflación, la solución de Alan Guth para explicar porqué el universo es tan grande. Todo el mundo cree que es cierta porque se observa lo predicho por la teoría: un universo plano.


Al final del libro, se plantea algunas dudas sobre si la inflación es correcta porque genera infinitas soluciones, y esa no parece ser la mejor solución para resolver un tema.


En principio, la clave del libro es la inflación eterna porque puede crear un universo infinito dentro de lo que desde fuera parece un volumen subatómico. Una observadora situada en su interior vería el suceso A simultáneo al B, el suceso C simultáneo al D, vería la superficie infinita en forma de U donde acaba la inflación como su tiempo cero, la superficie infinita en forma de U donde se forman los átomos como su tiempo 400.000 años, etc... 


El inventor de los universos paralelos fue Everett, pero lo hizo como una predicción y no como teoría.


Una de las cuestiones importantes que aborda es el hecho de que el tejido del espacio y el tiempo tenga una serie de botones que pueden adoptar distintas posiciones en diferentes partes del multiverso del nivel II. El actual universo tiene 32 botones que admiten un ajuste continuo aparte de otros mandos adicionales como una cantidad distinta de posiciones para controlar el tipo de partículas que pueden darse en él. 


Por ejemplo, la densidad de la energía oscura varía de un universo a otro, de forma que las galaxias, planetas y la vida solo surgirán en eses universos donde sea más baja. La fracción habitable sería del 20 % en un test rápido pero en la realidad quizás se acerque a 10x-120 (una posibilidad de tener un universo como este entre quintillones de trillones de posibilidades).


Del mismo modo, si la densidad de la energía oscura, la materia oscura y los neutrinos experimentasen variaciones sustanciales dentro de un multiverso del nivel II, la mayoría de los universos estarían desprovistos de vida y las probabilidades serían muy estrechas.



En el capítulo 5, indica que la teoría más aceptada sobre lo que ocurrió en los primeros instantes recibe el nombre de inflación cosmológica y defiende que el espacio no solo es verdaderamente colosal, sino que es infinito y que alberga una cantidad infinita de copias exactas de usted e incluso una cantidad mayor de reproducciones similares a usted que viven todas las variantes posibles de su vida en dos clases diferentes de universos paralelos. Añade que si esta teoría se demostrase cierta, significaría que habría otra gente igual a mí viviendo la misma vida con ligeras variaciones.


En el capítulo 8, el autor explica que si una versión de mí mismo en dos lugares diferentes, una sobrevirá. Como mi conciencia solo existe allí donde estoy vivo ¿significa esto que subjetivamente me sentiré inmortal? En tal caso, ¿se sentirá también usted subjetivamente inmortal y, con el paso del tiempo, la persona más anciana de la Tierra?


En el capítulo 11, el autor recalca que los descubrimientos de la física desafían algunas de nuestras ideas esenciales sobre la realidad, tanto cuando observamos de cerca el microcosmos como cuando enfocamos al macrocosmos. Indica que el empleo de la neurociencia para ahondar en el funcionamiento del cerebro cuestiona muchas ideas relacionadas con la realidad incluso a la escala intermedia humana.


En los capítulos 10 y 12 indaga sobre las relaciones entre la computación, las matemáticas, la física y la mente, y explorará la posibilidad de que nuestro mundo físico no solo se describe mediante matemáticas sino que es matemáticas, lo que nos convierte en partes conscientes de un objeto matemático gigante. Esto conduce a un conjunto nuevo y definitivo de universos paralelos tan vasto y exótico que todas las extravagancias mencionadas con anterioridad se quedan raquíticas a su lado, "lo que nos obliga a renunciar a muchas de las nociones más arraigadas que tenemos sobre la realidad".


Según el autor, la relatividad general precide el interior de agujeros negros, mientras que la inflación predice universos paralelos del nivel I, la inflación y el paisaje predicen el universo paralelo de nivel II, la mecánica cuántica sin colapso genera universos paralelos del nivel III y la hipótesis de la realidad exterior predice universos paralelos del nivel IV.


En el multiverso de tipo I, que tuviese dos partículas con 24 disposiciones posibles, hay que mirar 16 universos para encontrar una repetición de un universo en particular. Si nuestro universo real puede contener 10x10x116 partículas dispuestas de 10x10x116 formas distintas, habrá que recorrer 10x10x116 universos paralelos antes de llegar a una copia idéntica.


En el multiverso  de tipo II, la inflación eterna crea regiones infinitas pero es imposible viajar entre ellas porque la inflación sigue creando espacio nuevo entre nosotros y nuestro destino más deprisa de lo que se puede viajar por él. Según sostiene, la expansión del espacio y el hecho de que la inflación siga acabando en ciertos lugares confiere al multiverso de tipo II una estructura en forma de árbol. La inflación continúa en la parte gris de aspecto arbóreo del espacio y el tiempo, y cada región en forma de U donde la inflación ha concluido es el multiverso infinito del nivel I.


El universo del nivel III se basa en la función de onda cuántica y la clonación. En un mundo de infinitas posibilidades, solo se haría uno real mediante la decoherencia (el colapso de la función de onda, de forma que las probabilidades pasan a ser un resultado real). En el multiverso de nivel III, los universos paralelos están aquí mismo y en ellos los sucesos cuánticos hacen que la realidad clásica se divida y diverja en hilos históricos paralelos, sin añadir más hilos.


El universo matemático (nivel IV) tiene relación con los espacios de Hilbert (puros objetos matemáticos) y con el hecho de que la naturaleza de las partículas sea definida solo de forma matemática (posición, carga).


Distingue entre la realidad exterior (descripción matemática), realidad consensuada (descripción de la física clásica) y realidad interior (percepción subjetiva).


Para describir el lugar donde estamos del universo matemático necesitaríamos una descripción numérica enorme.



lunes, 4 de febrero de 2019

"Capitalismo Big Tech", de Evgeny Morozov (2018)

Resumen del libro "Capitalismo Big Tech", de Evgeny Morozov (2018)

Resumen original y actualizado del libro:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2019/01/capitalismo-big-tech-de-evgeny-morozov.html

Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Derecho y Sociología

Sociología, sociedad de la información, tecnología, Internet, redes sociales, capitalismo, fin-tech

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Título: "Capitalismo Big Tech"

Subtítulo: "¿Welfare o neofeudalismo?"

Autor: Evgeny Morozov

Nota: son artículos publicados en The Guardian (desde el 2011)

Publicación en español: Madrid, 2018 / Editorial Enclave de libros

Páginas: 272
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Biografía del autor Evgeny Morozov hasta el 2018

Evgeny Morozov nació en 1984 en Soligorks, en Bielorrusia. Es escritor e investigador de las implicaciones políticas y sociales de la tecnología. Editor y colaborador de The New Republic y autor de The Net Desilusion: The Dark Side of Internet Freedom (premio Notable Book del NYT 2011 y del Kennedy School de Harvard). Otros libros son To Save Everything click here, La locura del solucionismo tecnológico (2013).
Los escritos de Morozov han aparecido en revistas y periódicos como NYT, Wall St. Journal, FT, The Economist, The Guardian, The New Yorker, New Scientist, The New Republic, Corriere della Sera, El País, Newsweek International, International Herald Tribune, San Francisco Chronicle, Frankfurter Allgemeine Zeitung, Folha de S. Paulo

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Texto de la contraportada

"Las grandes empresas tecnológicas se encuentran en una posición envidiable: durante casi dos décadas han utilizado las más extravagantes fórmulas de extracción de datos a bajo precio, y en este momento pocas instituciones, incluidas las gubernamentales, pueden competir con ellas. Paradójicamente, han recibido numerosas ayudas gubernamentales así como fondos militares del Pentágono e instituciones similares y ahora van a vender el fruto de esas ayudas a los gobiernos y a los contribuyentes a precios elevados. No parece precisamente una transición a algún modelo de poscapitalismo.

La industria tecnológica en su conjunto está pasando de una economía basada en bienes y servicios gratuitos y fuertemente subvencionados a una economía que cobra cada bien y servicio e incluso tenderá a personalizar el precio según la capacidad de pago. Es decir, una economía en la que nuestra infraestructura rica en sensores puede cobrarnos precios flexibles dependiendo de cuánto hayamos utilizado un determinado recurso y, tal vez, incluso de cuánto nos haya satisfecho, supone que los consumidores actuales tienen el dinero para pagar estos bienes y servicios - y que el dinero no sólo proviene de más deuda. Desde la perspectiva de los inversores de capital riesgo de Silicon Valley, la agenda de una renta básica universal (RBU), asociada con una economía dominada por rentistas que controlan gran parte de la infraestructura que impulsa la vida cotidiana, es una fantástica subvención encubierta para Silicon Valley.

El libro recoge una selección de artículos publicados en The Guardian y dos ensayos inéditos".

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ÍNDICE

Facebook y Twitter son lugares frecuentados por revolucionarios

Reseña de Free Ride, de Robert Levine

Reseña de La Catedral de Turing, de George Dyson

¿Quién paga para que podamos navegar por la Red? Cuidado con la última solución de Google.

¿Quién es el verdadero enemigo de la libertad en Internet: China, Rusia o Estados Unidos?

Facebook no es una organización benéfica. Los pobres pagarán con datos.

Google puede cambiar de nombre, pero el juego sigue siendo el mismo

¿Anuncia el reinado de Silicon Valley el final de la socialdemocracia?

¿Por qué envejecer? La solución de Silicon Valley es una receta contra la soledad

Silicon Valley explota el tiempo y el espacio para expandir los límites del capitalismo

Cuidado, los forofos de Silicon Valley quieren hacer de ti un rebelde disruptivo

¿Carrera barata en taxi? Tal vez no te hayas enterado del auténtico precio de Uber

Silicon Valley parlotea  sobre "ingresos básicos", pero son palabras vacías

El Estado ha perdido el control, ahora son las empresas tecnológicas las que dirigen la política occidental

Los gigantes tecnológicos están muy ocupados privatizando nuestros datos

La privacidad de los famosos como ejemplo de la hipocresía de los sectores poderosos de Silicon Valley

Cuidado con el "blanqueo empático" de los que quieren hacerse pasar por "capitalistas solidarios"

Silicon Valley iba a transformar al capitalismo. Por ahora solo lo está potenciando

Solo a un sector público carente de liquidez le puede parecer atractiva la tecnología "inteligente"

Rockefeller donó dinero en subvenciones no reintegrables ¿Podemos decir lo mismo de los barones tecnológicos actuales?

Los populistas de los datos deben aprovechar nuestra información... por el bien de todos nosotros

El pánico moral en torno a las noticias falsas está ocultando al verdadero enemigo: los gigantes digitales

¿De verdad quieres salirte del mundo digital? Me temo que te va a costar...

Al desmantelar las leyes nacionales de privacidad, Estados Unidos va a perder el control de la red mundial de Internet.

¿Por qué necesitamos "héroes por accidente" para lidiar con los ataques cibernéticos globales?

La inseguridad cibernética es un regalo para los "hackers", pero son nuestros propios gobiernos quienes la crean

Para controlar el poder de Google, los reguladores tienen que perseguir su propiedad de los datos

Internet como ideología

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RESUMEN

Comentarios iniciales: El autor arremete contra los gigantes tecnológicos al considerar que se están aprovechando del usuario para extraer sus datos. Ahora que la minería de datos ya está completa (lo saben todo de cada usuario y nuevos datos no van a aportar nada), cree que ha llegado la hora de cobrar por el servicio. Para pagarlo, la solución es instaurar una Renta Básica Universal (RBU) para que todos cobren una renta mínima. Por un lado, se compensa económicamente a los perdedores de la automatización (un gurú tecnológico propone poner a esos desdichados que quedaron sin empleo por la robotización unos cascos virtuales para que sean felices todo el día). Por otro, el dinero de la renta básica volverá a Silicon Valley porque los ciudadanos tendrán que abonar sus servicios en las redes sociales e Internet. El autor concluye que Internet no abrirá un mundo de posibilidades en una sociedad postcapitalista (altruista y medioambiental) sino que, cínicamente, seguirá explotando a los usuarios aún más por unos gigantes tecnológicos (las plataformas Big Tech) convertidos en señores neofeudales que lo controlan todo gracias a una tecnología fuera del alcance del común y establecen los términos del debate político y social. Ve un sistema problemático con muchas desigualdades, aletoriedad y arbitrariedad.

Otros están usando los datos para otras cosas: por ejemplo, dice que Google está usando a los internautas que hacen búsquedas para entrenar a una Inteligencia Artificial, que es el producto que sí va a dar mucho dinero [nota del lector: es la tesis final de "Superficiales. Cómo Internet está cambiando nuestras mentes", de Nicolas Carr]. Otros como Uber no se sabe muy bien para qué quieren los datos de los pasajeros, que es algo que interesa a países ricos de Arabia, pues están invirtiendo mucho. 

El autor señala que las Big Tech se consideran una solución a la crisis económica mundial, el debilitamiento de las leyes antimonopolio y la privatización de los servicios públicos. La esperanza de una revolución digital estructuralmente transformadora son compartidas por diversos autores.

Sostiene que aunque el auge del sector big tech ha logrado mantener la economía global a flote sin provocar transformaciones políticas sistémicas (las élites compraron tiempo), a largo plazo solo multiplicarán las contradicciones del sistema actual y habrá prácticas más jerárquicas.

En la izquierda, Paul Mason piensa que la digitalización no solo alimentaría una nueva clase de identidad político-cosmopolita en los ciudadanos, sino que también fomentaría distintos modelos económicos, flexibles, descentralizados (un socialismo no determinado que subsanaría los inconvenientes de la planificación central).

En el centro, Jeremy Rifkin cree que la aparición de Internet de las Cosas promoverá la apareción de productos y servicios producidos a un coste marginal cero, lo que alterará de forma considerable la economía de los acuerdos comerciales y señalará el comienzo de un futuro descentralizado, humano y amigable con el medio ambiente.

Los libertarios pospolíticos Ray Kurzweil y Peter Diamandis (impulsores de la Singularity University) consideran que las tecnologías digitales afectarán de manera radical a muchos sectores económicos ahora mismo estancados (educativo y sanitario) mediante nuevos modelos de negocio y la redifinición de instituciones viejas y anticuadas, como el Estado de bienestar.

En todos los casos, el autor duda que aunque no domine la lógica de la acumulación de capital, tampoco habrá el nirvana igualitario, ecológico y poscapitalista que esperan Mason, Rifkin o Kurzweil.

El autor estudia la nueva tendencia de dotar a todo de Inteligencia Artificial avanzada una vez que todos los datos del mundo ya están conseguidos (mantener servicios gratis a cambio de datos ya no ayudaría a obtener nuevos datos por lo que ya no tiene sentido). La siguiente fase sería de pago, que cada usuario pague por búsquedas concretas. El autor dice que se necesitan empresas gigantes para amasar esos datos y reordenarlos mediante IA y construir nuevos servicios pero el problema es que no tiene porque ser necesario que esa empresa sea Google (Alphabet) sino una empresa de un país o continente (Europa) para facilitar un entorno competitivo y no monopolístico (pues ahora la Ley de Competencia no está frenando la transición a un feudalismo de datos, donde el recurso clave es propiedad de una o dos corporaciones).

El autor dice que los intelectuales que reflexionaron en los inicios de Internet (y auguraron la emancipación cibercultural y la soberanía popular sobre la tecnología) eran unos ingenuos, dice que los sueños utópicos que impulsaron la visión de Internet como una red cosmopolita, democratizadora y antagónica con el poder constituido han perdido hacía tiempo su atractivo universal. La aldea global nunca se materializó, "pero obtuvimos un feudo completamente parcelado entre las corporaciones tecnológicas y los servicios de inteligencia".

El autor señala que Europa se quedó atrás (al no montar una superplataforma como Facebook) y ahora le han comido su parte del pastel. Mientras en EE.UU. el sector tecnológico estaba montado desde "arriba" (e integrado en un capitalismo New Age, un capitalismo más inteligente e integrador, como los Ted Talks, así como el empoderamiento del consumidor; el Whole Earth Catalog y Stewart Brand). En cambio, en Europa, se vinculó más a movimientos "hackers" contraculturales que luego se esfumaron. El resultado es que Silicon Valley ofrece servicios creados por ellos mismos: Uber, Amazon, Airbnb, etc... Para el autor "somos peces muertos que seguimos nadando en el acuario".

Hay dos tendencias: una posmoderna (sospecha de las imposiciones) y la ideología neoliberal que hizo que triunfase la identidad del consumidor sobre el ciudadano. Según dice el autor, Silicon Valley se aprovechó de que los lazos de solidaridad de la sociedad ya estaban disueltos y ofreció una retórica de la movilidad social (todo a precios más bajos). Wipikepia se puede ver con una doble lenta: la gente abandonada a su suerte es capaz de hacer grandes proyectos públicos o bien, no hace falta gastar en cultura pública porque ya se puede hacer sola y de forma más eficiente (a través del crowdfunding). Y respecto a la economía colaborativa no se sabe si es un poscapitalismo auténtico y cooperativo o capitalismo que convierte todo en mercancía. El problema, dice el autor, es que para entender Internet (y sus efectos en el empleo, la automatización y la financiarización), hay que tener una visión "desde fuera" y no los "cuentos de hadas" del complejo industrial de Silicon Valley (ligado a gigantes como Goldman Sachs y a tratados comerciales como Tisa, Ttip, Tpp que abogan por el libre flujo de datos (y capitales)).

El autor señala que aplicando esta lógica de las lentes "post Internet" (de poner cara a quién está detrás de la "libre circulación de datos") se empiezan a interpretar algunos fenómenos como las "smart cities" (nuestra infraestructura urbana es entregada a gigantes tecnológicos poco transparentes y luego es imposible remunicipalizar a Google)

Otra clave es que la crisis impidió destinar dinero a la innovación (lo que concedió ventaja a las tecnológicas de Silicon Valley) ni generar alternativas públicas (un futuro tecnológico no liberal). Por contra, no ve esperanza en un Internet ligado al capitalismo global que aboga por un papel dominante del mercado en la vida social pues los nuevos valores que Internet lleva implícitos "quedarán aplastados por la fuerza de la subjetividad neoliberal". Sería el "fin de la historia" pero el autor tampoco descarta que los ciudadanos recuperen la soberanía popular sobre la tecnología (una vez recuperada la soberanía sobre la economía y la política).

El autor señala que el recurso más importante del siglo XXI es la inteligencia artificial (concentrado en Silicon Valley) y las empresas se dedican a "extraer rentas" (monopolios buscadores de rentas) en un entorno no competitivo. De esta forma, las empresas monopolísticas (tipo Microsoft) idean nuevos métodos de extraer rentas (ingresos adicionales de sus usuarios) en materia de ciberseguridad (en vez de hacer más seguro su software) o los servicios en la nube. El autor cree que Silicon Valley es un obstáculo para el resto de la economía porque no se dedica a producir la abundancia digital infinita que promete.

Respecto a las noticias falsas (fake news), el autor dice que son el subproducto del capitalismo digital lo mismo que el cambio climático del capitalismo de la energía fósil. El problema, dice el autor, es que gigantes como Google o Facebook están monopolizando la resolución del problema cuando debería ser una tarea de las democracias.

Otro problema es el "derecho a desconectarse", que todo el mundo tiene pero nadie ejerce. Parece contradictorio que usemos el correo electrónico para ahorrar tiempo y luego lo perdamos viendo Facebook. Al final, no es posible salirse de las redes sociales.

Por otro lado, dice que las tecnologías "revolucionarias" de Silicon Valley ya no lo son (sus productos, incluido, el blockchain) son tan reaccionarios que les encantan a las compañías de seguros para tener todos nuestros datos. El autor teme que la tecnología sea la puerta de entrada para el capitalismo mafioso (en referencia a grandes grupos inversores globales, farmacéuticas, aseguradoras) que se apodera de nuestros datos y crea una estructura de la que luego es dificil salir ya que para que funcione un coche autónomo se necesita IA, todo el negocio está conectado.

A mayores de la "cháchara" innovadora de Silicon Valley, la economía basada en datos masivos está arruinando la asignación eficiente de recursos (suena a planificación; recuerda a un Gosplan 2.0 soviético en el que las élites despilfarran sus enormes recursos en proyectos moonshot, inútiles, por capricho o para favorecer a amigos). El gran problema que subyace es que Google o Facebook acaben gestionando la infraestructura básica mundial. El autor dice que el coste real es mucho mayor que el que paga el usuario (se supone, que todo se financia con la publicidad pero se entiende que hay unos costes ocultos que, en condiciones de libre mercado, dispararían el coste al usuario pues ahora muchas empresas tecnológicas están perdiendo dinero mientras los inversores inyectan capital con esperanza de recuperarlo con creces). El siguiente paso es "cobrar" por los servicios de las plataformas, cuando todos dependan de ellas, y por ello se está mejorando el servicio de micropagos con bitcoins y blockchain. Y los balances son ficticios ya que los datos recopilados pueden carecer de valor para el sector publicitario.

También habla de las "minieconomías de mando" (conglomerados financieros con subvenciones cruzadas) y que no pagan impuestos (porque ello socavaría la "innovación"). Ve una posible mutación desde el Estado de Bienestar  a un "feudalismo hipermoderno" (las personas atrapadas en su infraestructura tendrán que pagar por todos los servicios).

Cuando llega un momento en que las aseguradoras tienen tus datos y te "recomiendan" hacer más deporte para estar más sano, ¿qué pasa si te tumbas el sofá a leer? El autor dice que es difícil retirarse de este tipo de economía en la que el valor está en la interacción de datos masivos propios de un futuro distópico donde prolongan nuestra existencia para sacarnos todavía más datos. "El neoliberalismo prometió liberarnos a todos pero hoy es más difícil que nunca escapar de sus garras", dice el autor.

Morozov explica que mientras la socialdemocracia se desmorona, la gente tiene fe en unos dispositivos móviles y plataformas pero no hay más que ver cómo es el modelo de Uber (condiciones draconianas para sus empleados no-contratados)


(continuará)

lunes, 3 de diciembre de 2018

"Lo inevitable", de Kevin Kelly (2016)

Resumen del libro "Lo inevitable", de Kevin Kelly (2016)


Resumen original y actualizado del libro en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/11/lo-inevitable-de-kevin-kelly-2016.html

Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Derecho y Sociología

Sociología, tecnología, sociedad de la información, Internet

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Ficha técnica

Título: "Lo inevitable"

Subtítulo: Entender las 12 fuerzas tecnológicas que configurarán nuestro futuro

Título en inglés: No consta. ( "The inevitable. Understanding the 12 technological forces that will shape our future" )

Autor:  Kevin Kelly

Publicación en España: Teell Editorial SL, 2017

Número de páginas: 316

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Biografía oficial del autor (hasta 2017)

Kevin Kelly es Senior Maverick en la revista Wired. - Wired es una revista que aborda cómo la tecnología afecta a la cultura, educación, economía, y política. Kelly fue cofundador de Wired en 1993 y fue su editor ejecutivo durante sus primeros siete años. También es editor, fundador y co-editor del popular sitio web Cool Tools, que ha estado revisando las herramientas informáticas diariamente desde 2003. De 1984 a 1990, Kelly fue editor de Whole Earth Review, una revista de noticias técnicas poco ortodoxas. Fue cofundador de la actual Conferencia de Hackers y participó en el lanzamiento de WELL, un servicio pionero en línea iniciado en 1985. Sus libros incluyen las Nuevas Reglas para la Nueva Economía, el libro clásico sobre sistemas emergentes, descentralizados y Out of Control, una novela gráfica sobre robots y ángeles, The Silver Cord, un catálogo sobredimensionado de lo mejor de Cool Tools, y su teoría resumida en What Technology Wants. Su nuevo libro para Teell Editorial es "Lo inevitable", que es best seller del New York Times y del Wall Street Journal.

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Texto de la contraportada

"El camino real de una gota de lluvia en el valle es impredecible, pero la dirección general es inevitable", nos dice en este libro el visionario digital Kevin Kelly y añade - "la tecnología es muy similar, impulsada por patrones que son sorprendentes pero inevitables. Nuestra inclinación por hacer las cosas más y más inteligentes tendrá un profundo impacto en casi todo lo que hacemos".

Kelly explora las doce tendencias en la IA que necesitamos entender para adoptar y dirigir su desarrollo. "Los productos de IA que serán más populares y todos usaremos en los próximos 20 años no se han inventado todavía", dice Kelly. "Eso significa que estás a tiempo".

De uno de los principales pensadores y escritores de tecnología, una guía a través de los doce imperativos tecnológicos que conformarán los próximos treinta años y transformarán nuestras vidas".

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ÍNDICE

1. Transformando

2. Añadiendo conocimiento de IA

3. Fluyendo

4. Proyectando

5. Accediendo

6. Compartiendo

7. Filtrando

8. Recombinando

9. Interactuando

10. Monitorizando

11. Preguntando

12. Comenzando

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RESUMEN

Comentarios iniciales: el autor dice que en el 2016 no hubo mejor época y con mayores oportunidades para inventar algo y señala que hay tecnologías que aún están poniéndose en marcha y que convergerán en los próximos 30 años (y recuerda que las tecnologías más importantes de dentro de 30 años están ahí latentes pero aún no se han inventado). Pone como ejemplo de lo inevitable que alguien uniese el teléfono y el ordenador, que es esa potencia en red lo que le da valor pues por sí solo el ordenador es una aburrida calculadora. Dice que a principios de los años 80, él había visto grandes computadoras y le sorprendió el ordenador personal Apple y a los pocos meses, cuando vio la versión Apple II conectada a un modem se le abrieron los ojos. En poco tiempo, ya sabía lo que era Internet pero entonces, la red solo valía para compartir documentación, enviar correos y hacer comunidades. Realmente, en los 80, nadie apostaba por Internet, ni siquiera medios de comunicación televisivos como ABC, pero ni él mismo pudo prever que se haría masivo mediante el "smartphone" o el iPhone, nadie lo supo prever ni tampoco que todo el mundo "tuitearía" cada cinco minutos. Pero insiste en que aunque se nos pasen de largo ciertos detalles, la tendencia general era previsible, la de combinar los teléfonos móviles con chips y usarlos como minicomputadoras, lo mismo que el nacimiento de las redes sociales, pues esos elementos estaban ahí y, al final, alguien las acabaría combinando, era cuestión de tiempo. Recuerda que en los años 80 Internet era una "frontera abierta" con todos los dominios sin registrar pero, a pesar de estar saturado de aplicaciones, aún está al principio de su comienzo y se está transformando. El Internet del 2050 se basará en innovaciones posteriores al 2016. Recuerda que el advenimiento de la Inteligencia Artificial "de verdad" se pronostica desde hace 60 años y nadie ha acertado con la fecha, aún sin llegar.

El uso de la palabra inevitable: Atribuye la inevitabilidad en el ámbito digital al resultado de un "ímpetu" de una transformación tecnológica en curso. Las fuertes tendencias que configuraron las tecnologías digitales en 30 años seguirán expandiéndose y fortaleciéndose en otros 30. El autor usa la palabra "inevitable" porque hay un sesgo en la naturaleza de la tecnología que la inclina en determinadas direcciones y no en otras. "Permaneciendo todo igual, la física y la matemática que dirigen la dinámica de la tecnología tienden a favorecer determinados comportamientos, Esas tendencias existen principalmente en las fuerzas agrupadas que configuran el contorno general de las formas tecnológicas y no rigen instancias específicas o particulares", dice. Pone como ejemplo que Internet era "inevitable" pero no el tipo concreto que decidimos tener: pudo haber sido más comercial y no un lugar sin ánimo de lucro, o un sistema nacional en vez de internacional, o secreto y no público. La telefonía (mensajes de voz transmitidos a largas distancias) era inevitable pero no el iPhone y la mensajería instantánea era inevitable pero no enviar un "tweet" cada cinco minutos. O poner un vibrador o silenciador al móvil para evitar que sonasen por todas partes,

Calcula que se tarda una década en aparecer una tecnología para desarrollar un consenso social.

Entre las novedades para los próximos 30 años, estos son algunos de sus augurios: han llegado para quedarse la copia masiva, el seguimiento masivo y la vigilancia total, la realidad virtual, la inteligencia artificial y los robots (que generarán nuevos negocios y nos quitarán los nuestros actuales puestos de empleo) o la descentralización de servicios (mediante "apps"). Cree que hay que aceptar estas nuevas tecnologías de progreso y no boicotearlas. Hay que humanizar y domesticar las nuevas invenciones. Cree que se puede regular el servicio del taxi mediante "apps" pero no prohibir la inevitable descentralización de servicios.

Dice que todo parece transformable pero estos cambios son imperceptibles, como una montaña erosionada a lento ritmo.

También habla de flujo (los procesos de cambio son más importantes que los productos, poniendo como ejemplo el método científico, un millón de veces más valioso que la patente más importante del mundo).
Explica el flujo diciendo que hay cosas fijas y sólidas (coches, zapatos) pero que la nueva tecnología los convierte en servicios de transporte (coche sin conductor, actualizaciones...)

El autor clasifica las miles de fuerzas tecnológicas en doce "verbos" organizadores en gerundio:  accediendo, monitorizando o compartiendo, así como transformando, añadiendo conocimiento IA, fluyendo, proyectando, accediendo, compartiendo, filtrando, recombinando, interactuando, monitorizando, preguntando y comenzando.

Considera que estas fuerzas (trayectorias, no destinos) son acciones continuas de flujo y aceleración; meta-tendencias y meta-transformaciones de la cultura que durarán 30 años porque hunden sus raíces en la naturaleza de la tecnología y no en la sociedad. Son fuerzas que se solapan y se recombinan (compartir lleva más flujo, para añadir IA hay que monitorizar, proyectar va con interactuar).

También tiene en cuenta la "zona de comodidad" (por ejemplo, no poner centrales eléctricas, térmicas o nucleares cerca de grandes poblaciones) para aplicarlo al cambio digital.

Dice que es impredecible saber qué empresas triunfarán o qué "gadchet" se pondrá de moda porque esas tendencias las deciden la moda o el comercio pero sí saber qué tendencias generales de productos y servicios habrá (y cuyas formas básicas parten de instrucciones de tecnologías emergentes que se están generalizando).

Capítulo 1. 
Transformando

Con transformar se refiere a la continua actualización de los códigos y programas informáticos, lo que hace del usuario un eterno novato.

[nota del lector: El autor habla del proceso transformador pero nunca cita a Polanyi, autor de La Gran Transformación].

Comenta que las webs o los programas de software son inestables y que envejecen y degradan muy rápido si no se mantienen. La continua actualización genera presión y es tan vital que ahora ya es automática (las máquinas se están transformando). Las constante actualización y transformación de la tecnología genera "insatisfacción" que desencadena ingenuidad y crecimiento creando nuevas necesidades que evitan el estancamiento, pues un futuro mejor conlleva primero incomodidades.

La tecnología conduce a la "protopía"
Entiende la "protopía" como pequeño progreso gradual ("pro" viene de proceso civilizatorio o progreso). Lo equipara a la frase: "Mañana será otro día [mejor que hoy]". Es silencioso, en  creciente mutación, difícil de ver y se basa en la acumulación de éxitos pasados de la tecnología y sus soluciones actuales. Pone como ejemplo la Ilustración: tras 200 años, sus frutos

Advierte que una utopía no tiene problemas que solucionar pero tampoco oportunidades y los relatos distópicos (catástrofes, tiranías) son más entretenidos pero insostenibles (pues la codicia de las mafias y gobiernos corruptos curan el caos y las distopías se parecen más a la "miserablemente" burocratizada URSS y no lugares sin ley). Por contra, en la protopía hay un proceso continuo de cambio.

Recuerda los tiempos en los años 80 y 90 en que la gente era escéptica con Internet y de rechazo, y no podían imaginar la alternativa a algo como la televisión.

Recalca que, al inicio de una nueva tecnología, la gente veía Internet como una televisión con 5.000 canales de material pero nadie sabía quién iba a crear ese contenido pues era muy costoso producirlo. Por otro lado, los "frikis" de la informática veían Internet como un regalo a la Humanidad y no querían comercializarlo hasta 1994 (el autor, ligado a Wired, no podía lanzar Well para hacer negocios). Otro error fue pasar por alto y menospreciar durante 30 años las tesis de Vannevar Bush (que en 1945 diseñó la idea central de la red: páginas unidas por enlaces), la idea del hipervínculo y que en 1965 intentó llevar a cabo Ted Nelson mediante el "docuverso". Solo fue a partir de admitir esas ideas cuando emergió la cultura de "compartir" y los usuarios se convirtieron en creadores y llenaron de contenido la Red (música, vídeo, enciclopedia, ventas por Internet). Internet se convirtió en una "ventana mágica".

"Lo que nadie pudo prever es qué proporción de este nuevo mundo sería efectuada por los usuarios, no por grandes instituciones. Todo el contenido ofrecido por Facebook, You Tube, Instagram y Twitter no lo genera su personal sino su audiencia", dice el autor. Recuerda que fue un "golpe" ver que hay dos nuevos blogs por segundo, 65.000 vídeos al día y que lo sorprendente de Amazon no era que fuese una "tienda de todo" virtual sino que los usuarios generan comentarios. Y Google convierte el tráfico y los patrones de enlaces generados por 90.000 millones de búsquedas mensuales en la inteligencia organizadora de una nueva economía.

Todo el tiempo, energía y recursos sale de la "audiencia" que elabora tutoriales gratis, entradas a enciclopedias gratis o listas como fruto del trabajo o la pasión. Dice que procedemos de un mundo industrial de masas y que el hecho de que el consumidor se implique "es una sorpresa". Era algo que ya estaba en marcha y que ha generado "muchedumbres inteligentes, conciencia colectiva y acción colaboradora. Y surgen nuevos niveles de usuarios: consumidor, desarrollador, vendedor, laboratorio y comerciales de empresas. Hay una aceptación universal.

Dice que el año 2050, Internet será algo nuevo y no lo podemos imaginar con nuestra mentalidad actual. Actualmente, no todos los archivos son accesibles mediante enlaces y hay cosas que no se pueden encontrar con un buscador. En el futuro sí se podrá.

Además de buscar todo (incluso el momento en que un familiar se graduó), también se expandirá temporalmente  mediante botones deslizantes que `nos dejarán ver versiones antiguas [nota del lector: ojo con esas fotos de fiesta subidas a Facebook o a Snapchat]. Nuestros hábitos estarán anotados y la Red intentará adelantarse a nuestras intenciones (nos recomienda restaurante según lo que comimos esa semana o anticipa que te gustaría ver la foto de un amigo).

El autor aborda otro tema importante que es el consumo eléctrico: la Red será una presencia constante de bajo nivel y no un lugar (el ciberespacio) como la electricidad: siempre a nuestro alrededor, conectada y subterránea. Habrá una "conversación"

Anticipa para el 2050 estas innovaciones en Internet: la gente mirará a sus holocubiertas, sus lentes de usar y tirar, sus avatares descargables, y sus interfaces de inteligencia artificial, podrán  coger casi cualquier tipo de cosa, añadirle IA y subirlo a la nube. Los dispositivos tendrán cientos de sensores.
 y dirán al anciano del 2016: "Vaya, en tu época no teníais el verdadero Internet".

Capítulo 2
Añadiendo conocimiento a la IA

Dice que la IA es barata, poderosa, gratis y ubicua y "lo cambiará todo". Una advertencia que hace es que exigir que la IA sea igual que la humana es la misma "lógica errónea" que exigir que el vuelo artificial sea como el de los pájaros. Los robots también pensarán de forma distinta.

Indica que la primera verdadera IA (se refiere a la inteligencia sistémica o al pensamiento artificial, que ve como la fuerza universal de nuestro futuro) no nacerá en un superordenador independiente sino en el superorganismo de miles de millones de chips informáticos conocidos como la Red. Será del tamaño del planeta pero poco consistente, integrada y conectada libremente. Será difícil decir dónde comienzan sus pensamientos y dónde terminan los nuestros. Los aparatos en contacto con esta IA compartirán su inteligencia y se supone que "todo" estará conectado. [nota del lector: se me ocurre una buena idea para definir la superIA: inteligencia capaz de gestionar todo un planeta y sus recursos].

El autor recuerda a Watson, la IA de IBM que ganó el concurso Jeopardy! en el 2011 (eran diez máquinas del tamaño de una nevera). El actual Watson está extendido a través de una nube de servidores estándar abiertos que trabajan a la vez y da servicio a multitud de clientes simultáneos. Se hace más inteligente continuamente porque cada cosa que aprende lo transfiere al resto. Es una combinación de varios motores de software (deducción lógica, análisis del lenguaje...), todos integrados. Watson es experto en diagnósticos médicos pero también está CVS, una cadena de venta farmacéutica que da consejos al cliente. Quieren hacer una especie de "tricodificador" de Star Trek. Hay otros equipos trabajando en IA como DeepMind (de Google, que hace algoritmos de aprendizaje profundo de refuerzo maquinal para ver fisuras en los videojuegos que nadie vio) o los chinos TenCent y Baidu.

El autor niega que estemos ante un HAL 9000 (la computadora asesina de la película 2001: Odisea en el Espacio) ni va a surgir una singularidad de superinteligencia. Lo ve más una IA del tipo los servicios de Amazon: baratos, fiables, industrial e invisible. "La enchufaremos a la corriente y tendremos IA como si fuese electricidad", dice. La idea de negocio para hacerse rico es coger IA y añadírsela a un aparato. (como en su día se hizo a coger una escoba, añadirle electricidad y crear una aspiradora, etc...).

Campos en los que añadir IA y obtener Xs (un pelotazo):

- la fotografía (pequeñas cámaras que evalúan la luz, corrigen, sustituyen el obturador físico, eliminan lentes y añaden algoritmos, calcula 3D, tiene HD, computación e IA, que son pantallas planas o están integradas en cualquier cosa como un bolígrafo o la ropa)

- la química (la IA sirve para hacer millones de experimentos químicos virtuales y obtener elementos prometedores ).

- el derecho (buscar pruebas en documentos y hallar incoherencias).

- inversiones (índices de stocks, optimizar la estrategia fiscal...)

Otros ámbitos: música con IA (la música cambia e incluso se hacen composiciones para un jugador), lavado de ropa (la IA ajusta el ciclo de lavado), márketing (optimiza la atención del lector por euro gastad), servicios inmobiliarios (muestra inquilinos a los que les gustó varios apartamentos), cuidado de pacientes (seguimiento del paciente con sensores y biomarcadores), construcción (gestión de proyectos según el tiempo, atascos, cambios de diseño...), ética (seguridad del peatón ante un coche autónomo). juguetes (mascotas y muñecas-robot), deportes (estadísticas incluso de movimientos sutiles)...

Recuerda que el fundador de Google le confesó en una fiesta en el 2002: "No somos un buscador, en realidad estamos desarrollando una IA" [nota del lector: esta idea es el germen del libro Superficiales, de Nicholas Carr]. Google aprende de nuestras búsquedas al señalarle la imagen correcta de lo que pedimos. Un directivo de Google cree que en el 2026, el principal producto de Google no será su motor de búsqueda sino su IA.

El autor ve tres innovaciones (una "tormenta perfecta") para que haya despegado la IA:

1) Computación en paralelo de bajo coste (red neuronal barata que se basa en el chip GPU (unidad de procesamiento gráfico)

2) Big Data (un niño necesita 12 ejemplos distintos para diferenciar un gato de un perro y un programa 1.000 partidas de ajedrez). La IA busca bases de datos masivas, autorrastreo, cookies, huellas digitales, terabytes de almacenamiento, décadas de resultados de búsquedas, Wikipedia y universo digigtal. El motor de esta nave espacial son los algoritmos y el combustible los datos.

3) Mejores algoritmos (las redes neuronales funcionan como capas apiladas; tras desencadenarse un patrón se pasa al siguiente nivel). Hay una variación que es el "aprendizaje profundo": optimiza matemáticamente los resultados de cada capa, lo que incrementaba el aprendizaje más rápido.

Una desventaja de tener una super IA  es el "efecto red" basado en la ley de los beneficios crecientes. Cuanto más inteligente se haga la IA y más gente la use, más inteligente se volverá. Esto lleva a que la IA se la repartirán una oligarquía de dos o tres empresas de IA basadas en la  nube.

Otra idea es expandir los enfrentamientos de ajedrez al estilo libre entre una máquina y un equipo de humanos entrenados con IA (de hecho, los maestros ya lo hacen y han obtenido las mayores puntuaciones, caso de Magnus Carlsen).

El autor advierte que "el 99 % de la IA con la que interactuaremos, directa o indirectamente, estará formada por especialistas superinteligentes de mentalidad cuadriculada". No nos interesa la inteligencia fuerte ni consciente (un conductor centrado en la carretera y no divagando obsesivamente sobre un riña en el garaje). Recuerda que la inteligencia humana "es como es" y que interesa más la de una máquina para hacer tareas rutinarias, búsquedas o elaborar estadísticas. Da por hecho que desarrollaremos "mentes sintéticas" (humana combinada con máquina). Incluso ve grandes beneficios en inventar otros tipos de inteligencia y formas nuevas de pensar (recuerda que ballenas y delfines también tienen inteligencia diferente). Habla de mentes transhumanas.

Cita estas mentes posibles diseñadas para hacer tareas especializadas: una mente igual a la humana pero más rápida, una mente lenta (mucho razonamiento y memoria), una supermente global (millones de mentes unidas), una mente colectiva (pero no es consciente de que es colectiva), una supermente androide (muchas mentes unidas que saben que forman una unidad), una mente entrenada (solo para mejorar nuestra propia mente ), una mente capaz de imaginar una mente mayor (y otra que es capaz de crearla pero no para imaginarla), una mente que hace otra mayor una vez (y otra que duplique su rendimiento), otra que retoque su código fuente, una solucionadora de problemas que no es consciente de sí misma, una superlógica sin emociones, una mente que migra de una plataforma a otra, una nanomente, una mente simbionte (mitad máquina, mitad humana), una mente cuántica cuya lógica es incomprensible, etc...

Supone que en el futuro habrá problemas cientificos tan profundos que requerirán cientos de especies de mentes para solucionarlos, muy extrañas. Ve la IA como una forma de simular una inteligencia alienígena (los AA, alienígenas artificiales). E incluso pueden surgir nuevas ideas filosóficas: "los humanos existen para inventar nuevos tipos de inteligencia que no pueden llegar a evolucionar biológicamente". Las AA pensarán Ciencia como alienígenas.

Dice que, en los próximos 30 años, será "doloroso y triste" ver cómo una máquina compone música o pilota aviones y la Humanidad tendrá que volver a definirse y saber qué es.

Hace un apartado sobre los robots (mentes con cuerpo),
Dice que antes del siglo XXII, el 70 % de las ocupaciones actuales serán reemplazadas por la automatización. "Los robots son algo inevitable y el cambio de puesto de trabajo es solo cuestión de tiempo". Ve una segunda oleada de la automatización basada en la cognición artificial, sensores de bajo coste, aprendizaje maquinal e inteligencias distribuidas.

Añade que las máquinas consolidarán su ventaja en sectores ya automatizados (ensamblaje en serie, almacenes como los de Amazon, recogida de fruta y hortalizas, dispensador, trabajos intelectuales del tipo buscador de Google, traductor maquinal, papeleo de redactores, médicos, abogados, arquitectos...). Ve un dominio del robot de "dimensiones épicas" y avisa de que ya estamos en el "punto de inflexión".         

Menciona al robot Baxter (inventado por Rodney Brooks, el inventor de la aspiradora Roomba). Es un robot industrial con brazos grandes y fuertes y una pantalla plana que 1) puede mirar alrededor e indicar hacia donde mira (sirve para trabajar con humanos sin hacerles daño), 2) es fácil de entrenar gracias a su inteligencia que puede imitar a un obrero que le enseña los movimientos de una nueva tarea (el coste mayor del robot industrial es la reprogramación), 3) es barato (ideal para sustituir al personal de una fábrica de iPhones para ahorrarse los gastos de transporte desde China y poner las fábricas en EE.UU mediante franquicias locales pero el inventor cree que no funcionaría para hacer comida en un McDonalds).

El autor divide en cuatro categorías de los trabajos de robots:

1) los que pueden hacer los humanos pero que los robots pueden hacer incluso mejor (el telar mecánico, el piloto automático de un Boeing 787, evaluadores de hipotecas...)

2) Empleos que los humanos no pueden hacer, pero que los robots sí pueden (hacer tornillos, chips, inspeccionar concienzudamente una imagen de TAC, ).

3) Empleos que no sabíamos que queríamos que se hicieran (eliminar un tumor estomacal por el ombligo, enviar emails). Augura que las profesiones que más dinero van a ganar en el 2050 dependerán de la automatización y las máquinas.

4) Trabajos que sólo los humanos pueden hacer, en principio.

Cree que la economía postindustrial (mayoritaria del sector servicios) seguirá expandiéndose y que la tarea de toda persona será inventar cosas nuevas que hacer y convertirlas en repetitivas para los robots. Añade que la verdadera revolución surgirá cuando todo el mundo tenga robots personales de trabajo (otros Baxter) a su disposición (un granjero con robots recolectores [nota del lector: suena a granja de Tatooine de Star Wars]. El éxito será para quien optimice el proceso de trabajar con robots y máquinas.       

Este es el ciclo de las siete fases de sustitución del hombre por la máquina:

1) Un robot/ordenador quizás no hace las tareas que yo hago

2) Puede hacer algunas tareas pero no todas

3) Hace todo lo que yo hago pero me necesita si se estropea

4) Funciona sin problemas y yo le entreno en nuevas tareas

5) Esas labores aburridas que hace no estaban destinadas para los humanos

6) El robot hace mi antiguo trabajo y yo tengo uno más interesante y me pagan más

7) Estoy contento de que un robot/ordenador quizás no hace las tareas que hago yo ahora.

Lo define como una competición con las máquinas, nos pagarán por lo bien que trabajemos con robots. Dice que hay que dejar a los robots hacer nuestro trabajo y nosotros "soñar" con otros empleos importantes. [nota del lector: a pesar del mensaje positivo, risueño y optimisma del autor, este tema de creación de nuevos empleos por la computerización ya se ha estudiado y los resultados revelan que, a diferencia del cambio de la era agraria a la industrial, la automatización destruye más trabajos de los que crea]

Capítulo 3
Fluyendo   

La idea central de este capítulo es que mientras los libros son estáticos y rígidos y la prensa se renueva cada día, en cambio la información de Instagram o Twitter fluye constantemente. Los flujos son la tercera fase de la computación (los primeros pecés imitaban un escritorio con carpetas y las tareas se hacían en modo de lotes (facturas mensuales), la segunda trajo el hipertexto y el navegador y esperábamos recibir la información en el mismo día, y la tercera trajo los flujos y transmisiones en modo instantáneo, los tuits y los post... SnapChat, WeChat y WhatsApp funcionan por completo en el presente).

 El autor señala que Internet es la máquina de copiar más grande del mundo, un superconductor de superdistribución. Prácticamente copia cada acción, cada carácter, cada pensamiento que tenemos mientras navegamos. La economía digital pasa por este río de copias que fluye libremente, algunas de las cuales se hacen virales, la reduplicación instantánea de datos, ideas y medios forman la base de los principales sectores de la economía del siglo XXI. Entre las exportaciones más valiosas de EE.UU. están cosas que se pueden copiar como programas, música, películas y juegos. Por ello, dice que no podemos detener el proceso de copia masivo e indiscriminado. Se ha pasado de vender productos sólidos a servicios fluidos y actualizados.

Pone ejemplos de fluidez: el coche aparcado en el garaje es ahora un servicio personal bajo demanda de Uber, Lyft, Zip o Sidecar. La mejora de los teléfonos móviles es continua. 

Estos flujos en tiempo real tienen su reflejo en los visionados en "streaming" de Netflix o comprar libros on line media hora antes de leerlos. Las empresas deben interactuar en tiempo real. Lo mismo pasa con el dinero al instante de Square, PayPal, Alipay o Apple Pay. Por tanto, la infraestructura tecnológica debía hacerse "líquida"  [nota del lector: nos viene a la mente el concepto de mundo líquido de Zygmunt Bauman]. Las unidades fundacionales de este tercer régimen digital son flujos, tags y nubes.

La primera aplicación de fluidez fue la música (un vídeo gratuito y ubicuo colgado en You Tube fue visto 10.000 millones de veces). Las copias son tan baratas pero dejan de tener valor y el material que no puede copiarse es el que se convierte en escaso y valioso en la economía basada en la Nube: la confianza, la fidelidad (marcas) con valor generativo (algo único).

Pone ejemplos de ocho cosas generativas "mejor que gratis":
1) Inmediatez (justo en el momento en que se publica como los libros de pasta dura, acceso a versiones beta, ver películas en el cine),
 2) Personalización (película apta para niños, aspirina adaptada al propio ADN)
3) Interpretación (líneas de código gratis tienen valor por las instrucciones, el genoma ADN será ofrecido gratis por las compañías de seguros)
4) Autenticidad (sin errores, virus ni spam)
5) Accesibilidad (pagar por la comodidad de un fácil acceso)
 6) Materialización (libros forrados de cuero, juegos on line con amigos de verdad en eventos reales, cine con proyección láser, conciertos de bandas, charlas en directo)
7) Patrocinio (el público quiere pagar a los creadores: debe ser fácil, cobro razonable, beneficio tangible y el dinero beneficiará a los creadores) y
8) Capacidad de ser descubierto (hay un número creciente de obras y los lectores pagan por un motor de recomendaciones y un servicio de revisiones para que les digan lo mejor para elegir).                                                                                                                                                                     
El autor recuerda que la protección de copias es inútil y que el éxito ya no es controlar la distribución porque esta es automática. La música en MP3 (se podía reordenar la secuencia de melodías de un album o desactivar la letra de la canción) acabó con la tiranía del disc-jockey de la emisora. Ahora lo que importa son  las formas de anotar una copia, marcarla, transferir datos... (pone como ejemplo Spotify, suscribirse a la lista de canciones de un amigo). Y además, los aficionados crean sus propias canciones (mezclar pistas, probar sonidos, estudiar letras...) combinando los elementos que encuentran. En la era postdigital, la música nos rodea (al hacer ejercicio, etc...), hay podcast (documental en audio). Medios como WeChat, WhatsApp, Vine, Meerkat, Periscope y otros permiten compartir vídeo y audio.

Los mismo pasa con las fotografías (ahora todos somos músicos y también todos fotógrafos gracias al WYSIWYG (lo que ves es lo que obtienes, lo mismo que somos directores de cine en You Tube).

En cuanto a los libros electrónicos, estos tienen como ventaja la fluidez de la página (adaptable a cualquier espacio), de la edición (personalizado), del recipiente (se puede guardar en la Nube) y crecimiento (el libro electrónico nunca está terminado, puede actualizarse).

Dice que el patrón de fluidez de la música, películas, libros electrónicos se traslada ahora a los juegos, los periódicos y la educación, y se difundirá al transporte, la agricultura y la asistencia sanitaria.

Establece cuatro fases de la fluidez

1) Rígido (poco común, obra artesanal cara)

2) Gratis (generalizada)

3) Fluido (compartido, recombinación de las partes)

4) Apertura (transformación, aficionados que crean nuevos productos y editan música o cine con herramientas halladas en la nube).

Capítulo 4.
Proyectando

Cuenta la transformación que generó la imprenta ya que cualquiera podía publicar un libro o una ley escribirse.  La prosperidad fue el libro. Ahora propone la Biblioteca Universal de Todo.

Entre las ideas que propone está un libro electrónico de cien páginas (pantallas) en el que se podrían descargar las obras que se quisieran. Otra idea es la biblioteca en red universal de todos los libros (los existentes y los que ya hubo) y se sabría todo lo escrito sobre cualquier cosa.

Capítulo 5
Accediendo

Ni Facebook genera contenidos, ni Alibaba tiene inventario ni Uber taxis ni Airbnb, propiedades. Y Netflix me permite ver películas sin yo tenerlas, y en Spotify puedo escuchar música sin tenerla. Y el Kindle Unlimited de Amazon me deja leer 800.000 libros sin tenerlos, lo mismo que la Play Station Now. "La propiedad no es tan importante como lo fue en su día, el hecho de acceder a algo es más importante que nunca", dice el autor. Si vivimos en la tienda de alquiler más grande del mundo, para qué comprar nada si ya hay un préstamo instantáneo que se saca de ese "armario mágico" llamado Internet.

Ve cinco tendencias que lo han hecho posible:

1) Desmaterialización (mejores productos con menos materiales, los átomos se sustituyen por bits; por ejemplo, la lata de refresco pesa menos, lo mismo que los coches, el material que usamos por cada euro de PIB decae). Al acelerar la migración de productos a servicios, se acelera la desmaterialización.

2) Tiempo real bajo demanda (apetito insaciable por lo instantáneo; pone como ejemplo, Uber, cuyo trabajo se externaliza con freelances o prosumidores)

3) Descentralización (propone descentralizar el dinero porque yo puedo pagar en efectivo pero no es una cosa práctica cuando nuestra economía se está digitalizando mediante el bitcoin y la cadena de bloques a modo de mecanismo de confianza generalizada)

4) Sinergia de la plataforma (Una plataforma es una base o ecosistema creada por una firma que deja que otras firmas desarrollen servicios y productos en ella. No es un mercado ni una empresa, sino algo nuevo, siendo ejemplos la hoja de cálculo Lotus, iTunes, Facebook y el resto que usa APIs que animan a otros a participar. La desventaja es que el precio del paso de la propiedad al acceso tiene un  precio: está ausente nuestro derecho de modificar o controlar el uso de nuestra propiedad o las compras; salvo el software gratis). La desmaterialización, la descentralización y la comunicación masiva generan más plataformas.

5) Nubes (nuestro dispositivo es la ventana a la nube, más potente que un superordenador tradicional. Cree que Google podría aplicar fácilmente a nuestra carta una IA basada en la nube como revisar documentos de propiedad. El problema es si la nube, donde tenemos toda nuestra vida memorizada, nos censura el acceso y sentiremos "dolor" como si nos amputasen porque es una extensión de nosotros mismos o de nuestro yo. También cree que habrá inter-nubes que se entrelazan y forman una nube masiva. Otra idea es usar la app FireChat con wifi en el móvil para enviar mensajes y eludir las torres telefónicas como ocurrió en las protestas estudiantiles de Hong Kong ).

El autor imagina un apartamento autónomo donde, si necesita unas tijeras para cortar el pelo, las trae un dron a su casillero en media hora. Lo mismo, para alimentos. Las prendas de ropa no se compran si no que uno se suscribe cada día a las que va a poner. Recibe una bicicleta personalizada, lista para usar. Para largos viajes, usa un dron flotante más cómodos que los vuelos comerciales.

[Nota del lector: este mundo de "alquiler" y sin propiedad es inquietante porque recuerda a los siervos de la gleba de la Edad Media que tampoco tenían tierras sino que se las alquilaba una "plataforma", su señor feudal].


(en preparación)