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domingo, 4 de julio de 2021

"El mito del déficit", de Stephanie Kelton (2020)

Resumen del libro "El mito del déficit", de Stephanie Kelton (2020)

Resumen original y actualizado en:

https://evpitasociologia.blogspot.com/2021/07/el-mito-del-deficit-de-stephanie-kelton.html

Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Derecho y Sociología

Sociología, déficit, impuestos, Economía, desigualdad, teoría monetaria, teoría monetaria moderna (TMM)

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Ficha técnica:

Título: "El mito del déficit"

Subtítulo: La teoría monetaria moderna y el nacimiento de la economía de la gente

Título en inglés: "The Deficit Myth: Modern Monetary Theory and the Birth of the People's Economy

Publicación en inglés: 2020

Editorial en español: Penguin Random House Grupo Editorial SAU, Barcelona, 2021

Número de páginas: 396

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Biografía oficial de Stephanie Kelton (hasta el 2021)

Stephanie Kelton es catedrática de Economía y políticas públicas en la Stony Brook University. Es una destacada experta en la teoría monetaria moderna, y se la considera la "estrella del rock" de la economía progresista. Formó parte del Comité Presupuestario del Senado y fue asesora del senador Bernie Sanders en las primarias del Partido Demócrata en 2016. Fue incluida entre las cincuenta personas más influyentes en el debate político en Estados Unidos por la revista Político. Kelton asesora a políticos de todo el mundo, es comentarista habitual en programas de radio y televisión, y sus artículos de opinión aparecen regularmente en medios como The New York Times, The Washington Post y Bloomberg.

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Texto de la contraportada

El déficit importa, pero no de la manera en que nos han enseñado a entenderlo.

Sostener la sanidad pública, crear puestos de trabajo, dotarnos de infraestructuras modernas, luchar contra la desigualdad, prevenir el apocalipsis climático..., cualquier objetivo ambicioso inevitablemente se topa con la queja de cómo encontrar el dinero para financiar esos proyectos, enraizada en una serie de mitos sobre el déficit que nos obstaculizan de manera sistemática.

Basándose en las ideas de la teoría monetaria moderna (TMM), un nuevo enfoque de la economía que ha cogido al mundo por sorpresa, Stephanie Kelton, una de las principales voces de esta corriente, articula una argumentación rigurosa, accesible y convincente en contra de la visión ortodoxa de las finanzas públicas, que asume erróneamente que los gobiernos deben elaborar sus presupuestos como quien administra un hogar, que el déficit perjudicará a las siguientes generaciones y desplazará la inversión privada, o que los subsidios llevarán a una grave crisis fiscal.

Frente a eso, Kelton propone una forma novedosa de entender el dinero, los impuestos y el papel crucial del déficit presupuestario, así como el modo en que podemos usar los recursos de manera responsable para maximizar nuestro potencial.

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ÍNDICE

Introducción: Impresionada por una pegatina

1. No se imaginen una familia
2. Cuidado con la inflación
3. La deuda nacional (que no es tal)
4. Sus números rojos son nuestros números negros
5. "Ganar" la partida del comercio
6. Beneficiarios por derecho
7. Los déficits que importan
8. Construir una economía para la gente

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RESUMEN

La autora Stephanie Kelton parte de la base de que Estados Unidos puede emitir todo el dinero que quiera (sin sobrecalentar la inflación) y dedicarlo a hacer buenas obras: sanidad, infraestructuras, educación... Le basta con apretar a un botón en las cuentas bancarias de la Reserva Federal (FED) y aparecen miles de millones de dólares surgidos de la nada. Por tal motivo, la autora no ve razón para no expandir el gasto público y hacer felices a los ciudadanos sin preocuparse del déficit, que se podría cubrir emitiendo más moneda de la nada. De hecho, se sacó dinero de la nada para pagar la deuda de la banca durante la crisis del 2008 y ella dice que no le costó nada al contribuyente porque era una especie de dinero informático creado de la nada.

 [nota del lector: el caso de imprimir montañas de dinero sin respaldo de bienes reales solo puede aplicarse al dólar porque es una potencia internacional que tiene soberanía monetaria y su moneda es aceptada en todo el mundo como medio de pago, por lo que puede fabricar todos los billetes que quiera del aire. No ocurre lo mismo con España, que está sujeta a las directrices del euro y el Banco Central, el organismo emisor. Si esto mismo lo hiciese un país pequeño latinoamericano, por ejemplo, sobrecalentaría la moneda, que pasaría a no valer nada].

Kelton sostiene que la antigua definición de moneda como "medio facilitador de pagos" para favorecer el comercio (en vez del trueque) es falsa. El verdadero motivo de emitir moneda es que el Estado lo usa para cobrar impuestos (solo admite el pago en dicha moneda), por lo que obliga a la gente a esforzarse y trabajar mucho para conseguir ese dinero y pagar sus impuestos. Dado que todo los súbditos necesitan conseguir moneda para abonar sus impuestos, estos exigen a su vez cobrar en ese medio de pago, por lo que se comercia en dicha moneda y no mediante trueque. [nota del lector: el argumento es algo retorcido, porque, en realidad los impuestos solo explicarían el 20 % de las necesidades de trabajar de la gente, pues solo pagan un 20 % de su riqueza en general]. Una idea parecida la mencionó Graeber al hablar de la historia de la deuda y de los países colonizadores que intentaban a sus súbditos meterlos en la economía de mercado para conseguir dicha moneda.

La autora indica que como el Estado tiene el monopolio de la emisión de moneda y obliga a sus ciudadanos a pagarle en dicha moneda, no porque esa moneda es valiosa sino porque es la manera que tiene de que sus subditos trabajen y hagan lo que quiera. Pone por ejemplo a un padre que encarga a sus hijos que corten el césped y a cambio les premiará con vales de papel firmados por él. Los hijos, lógicamente, pasan del padre pero este idea una segunda estratagema: cada mes, los hijos deberán entregarle 30 vales o serán castigados sin salir, sin ver la tele u obligados a estudiar. De repente, los niños se vuelven industriosos y cortan el césped y limpian la casa para ganar sus vales y pagar sus "impuestos". Los vales vuelven a manos del padre pero no valen para nada, solo son un método útil para que sus hijos hagan las tareas de casa. Es un poco, el resumen de la nueva teoría monetaria moderna (TMM). La autora añade que el Estado cobra impuestos y recibe miles de millones de billetes de los contribuyentes pero ese dinero no lo quiere nada, puede tener tanto cuanto quiera con solo pulsar una tecla en el ordenador.

Desde este punto de vista, el Estado puede emitir ilimitadamente moneda. De hecho, podría dedicar mucho dinero a invertir en todo tipo de cosas: desde bases lunares a gigantes hospitales. La pregunta es por qué no lo hace: la autora cree que hay miedo a generar inflación, pero ese no es el motivo principal. Por un lado, la FED tiene el mandato de crear pleno empleo y contener la inflación pero lo que hace es crear más desempleo del real ante cualquier amenaza real o inventada de que subirá la inflación. Se ha inventado el concepto de tasa natural de desempleo que es la excusa para tener los niveles de paro por encima de lo correcto, lo que supone un sufrimiento para la gente que pierde su empleo sin necesidad, solo porque la FED cree que hay que "enfriar" la economía.

sábado, 23 de noviembre de 2013

"Exuberancia irracional", de Robert J. Shiller (2000)

"Exuberancia irracional", de Robert J. Shiller (2000)


Sociología, economía política, finanzas, cambio social

Resumen (no disponible), anotaciones y comentarios de E.V.Pita, licenciado en Sociología y Derecho

El resumen original y actualizado está en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2013/11/exuberancia-irracional-de-robert-j.html

 Título: "Exuberancia irracional"

Título original: Irrational Exuberance

Autor: Robert J. Shiller (Premio Nobel de Economía 2013)

Fecha de publicación: 2000

Editorial en español: Turner Publicaciones SL / Editorial Oceano de México SA

Texto de la contraportada:
"Robert J. Shiller, profesor de la Universidad de Yale y reconocida autoridad en la volatilidad de las economías ofrece en este libro - un best seller desde su publicación en Estados Unidos- una interpretación poco convencional de los recientes altibajos del mercado bursátil norteamericano".

Índice: No disponible

Resumen: No disponible

Comentarios:

Shiller anticipó en este libro el estallido de la burbuja punto.com del 2000 y criticó algunas prácticas inversoras y especulativos.
Su análisis se basa en la historia de los movimientos bursátiles en el siglo XX. En sus gráficas llaman la atención sobremanera dos "picos" en la cotización de los valores: uno en 1929, cuando se produce la crisis del 29 y la Gran Depresión, y otro en los años 90 que es un "pico" cuatro veces más alto. Por ello, Shiller deduce que a ese "subidón" en Bolsa solo puede seguir un batacazo, como así ocurrió con las empresas de tecnología punto.com.

El título de "exuberancia irracional" está tomado de una expresión de los años 30 que se refería a la locura de los inversores en la Bolsa. No estoy seguro pero creo que Keynes lo menciona.

La locura en los valores no es algo nuevo sino que en los años 29 se acordaron de la crisis de los tulipanes en 1624, una locura de precios en torno a los tupilanes de Holanda que, cuando se desplomó, arruinó a muchos inversores. Crisis como estas ha habido más pero la más demoledora fue la de 1929, que conllevó una década de desempleo y paralización total de la economía internacional.

Shiller examina la evolución de las cotizaciones. Por ejemplo, en 1966 se estableció que llegar a 1.000 puntos sería una proeza, se convirtió en una cifra mítica pero no se alcanzó hasta 1976, cuando se estabilizó. Se tardó mucho en conseguir los 1.000 puntos, y ahora en España ya están en 9.000 y se llegó a los 11.000 antes del crack del ladrillo.
En 1966, se alcanzó un máximo, luego llegó una etapa de estabilización hasta 1974 y, a partir de la crisis del petróleo, la economía se colapsó y los ahorradores no volvieron a recuperar el dinero invertido en 1966 hasta 1982-1984, casi 20 años después. Luego, en 1987 hubo otro crack seguido de la burbuja de las punto.com en 1995-2000, donde cualquier web que salía al mercado se vendía por millones aunque solo fuese una idea llena de aire. Esto nos da una idea sobre lo que puede pasar con la crisis del 2008, siempre que no empecemos a contar desde el 2000, cuando se produjo la debacle de las punto.com, cuando se alcanzaron los máximos mundiales del siglo.

Otra de las cuestiones es que en los años 50 hubo peligro de entrar en tres nuevas depresiones pero se evitó por el comportamiento del público, que continuó con la demanda y retiró el pánico del mercado.

Hay otro concepto que Shiller maneja y es el de las expectativas que tiene la gente que invierte en Bolsa. Dice que todos calculan no lo que creen que vale un valor en Bolsa sino lo que creen que creen los demás y aún más rebuscado, lo que creen los demás que él cree que creen los demás. Las burbujas y los craks se producen cuando las creencias de todos los inversores coinciden. O sea, no es que determinado valor valga su valor real sino el que los compradores le otorgan en función de sus creencias respecto al comportamiento general.

Shiller también examinó el concepto "nueva era" o "nueva economía" y descubrió que era muy utilizado en los años 10 (el impulso al coche y a la electricidad), en los 20 (las grandes urbanizaciones de Miami), y luego en los 80 (los nuevos productos financieros y los yuppies), y en los 90 (recuérdese las tecnologías punto.com). En cada época, los periódicos hablaron de una "nueva era" económica y tras el batacazo se dejó de hablar.

Tras la lectura apresurada del libro, uno se queda con la idea de que cada generación (25 años) ha tenido su burbuja porque la mayoría ha repetido los errores del pasado a pesar de estar bien estudiados. Y Shiller recuerda que, a través del estudio de las noticias publicadas, se puede ver que hay un predominio de noticias mayor sobre economía a medida que se dispara la Bolsa y tras el crak desaparecen.

lunes, 17 de junio de 2013

"Keynes vs Hayek", de Nicholas Wapshott (2011)

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500 RESÚMENES DE LIBROS  DE ECONOMÍA Y SOCIOLOGÍA

"DE ADAM SMITH A LA INFLACIÓN EN POSTPANDEMIA (1776-2023)"

por E.V.Pita (2023)

Link al compendio de resúmenes:

Descargar el PDF en este enlace:
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Resumen de "Keynes vs Hayek", de Nicholas Wapshott (2011)


Sociología, teoría económica

Resumen, comentarios y notas de E.V.Pita, licenciado en Sociología y Derecho

Texto original del resumen (libre acceso) en
http://evpitasociologia.blogspot.com/2013/06/keynes-vs-hayek-de-nicholas-wapshott.html


Título: "Keynes vs Hayek"
Subtítulo: El choque que definió la economía moderna

Autor: Nicholas Wapshoot

Editorial en español: Deusto Grupo Planeta
Twitter: #KeynesHayek

El resumen se puede leer más abajo.

Texto de la contraportada:

"Si Keynes y Hayek estuvieran vivos, ¿cuáles serían sus fórmulas para salir de la crisis?
Cuando la crisis bursátil de 1929 sumió el mundo en un caos, dos economistas salieron a la palestra para defender visiones opuestas sobre cómo restaurar el equilibrio económico y devolver al mundo occidental a la senda del crecimiento.
John Maynard Keynes, el economista de Cambridge, argumentaba que el Estado tenía el deber de invertir en gasto público para así reactivar la economía. Contrariamente, el economista de la escuela austríaca, Friedich Hayek, consideraba que esta solución sería inútil e incluso peligrosa.
En este primer enfrentamiento ganó Keynes y, a resultas de ello, la política keynesiana se ha venido aplando mayoritariamente desde hace décadas, durante las cuales se ha vivido una época de prosperidad sin precedentes. No obstante, muchos economistas de diversa índole y líderes políticos conservadores han adoptado, también con éxito, medidas antagónicas y próximas a la visíón de Hayek.
A raíz de la crisis económica y financiera de 2008 ambas corrientes vuelven a estar de actualidad. Los partidarios de cada escuela se definen, unos sobre la necesidad de implantar el pensamiento keynesiano para salir de la crisis, y otros se inclinan por aligerar el peso del Estado y así reducir sus gastos, tal y como defendía Hayek en sus tiempos.
Este libro recupera las doctrinas de estos dos grandes economistas y analiza cómo discreparían, si estuvieran vivos, sobre la gran crisis que nos afecta en estos momentos".

ÍNDICE

1. El héroe glamuroso
    De cómo Keynes se convirtió en el ídolo de Hayek (1919-1927)

2. Fin del imperio
    Hayek experimenta la hiperinflación en primera persona (1919-1924)

3. Las líneas de combate están trazadas
    Keynes niega el orden económico "natural" (1923-1929)

4. Stanley y Livingstone
    Keynes y Hayek coinciden por primera vez (1928-1930)

5. El hombre que mató a Liberty Valance
    Hayek llega a Viena (1931)

6. El duelo
    Hayek revisa el Tratado de Keynes con gran dureza, 1931

7. Respuesta a los disparos
   Keynes y Hayek se pelean (1931)

8. The Italian Job
    Keynes le pide a Piero Sraffa que continúe con el debate

9. Hacia la teoría general
    La solución gratuita al desempleo (1932-1933)

10. Hayek pestañea
     La Teoría general invita a una respuesta (1932-1936)

11. Keynes conquista Estados Unidos
     Roosvelt y los jóvenes economistas del New Deal (1936)

12. Desesperadamente atascado en el capítulo 8
      Hayek escribe su propia teoría general (1936-1941)

13. El camino a ningún sitio
     Hayek relaciona las soluciones de Keynes con la tiranía (1937-1946)

14. Los años en la sombra
     Mont-Pèlerin y Hayek se mudan a Chicago (1944-1969)

15. La era de Keynes
     Tres décadas de prosperidad americana sin precedentes (1946-1980)

16. El contraataque de Hayek
     Friedman, Goldwater, Thatcher y Reagan (1963-1988)

17. La batalla se reanuda
     Economistas de agua dulce y de agua salada (1989-2008)

18. Y el ganador es....
      Evitando la Gran Recesión, de 2008 en adelante

.....

Comentarios previos del autor del resumen:

Libros recientes de historia de la economía contemporánea del siglo XX se centran en el debate entre Keynes y Hayek, entre la planificación económica y el monetarismo, y todas las discusiones posteriores giran en torno a esto.

La batalla entre Keynes y Hayek realmente solo se ha empezado a librar en el 2008, cuando los Estados renunciaron a endeudarse para salir de la crisis y se centraron en reducir el déficit. Obviamente, estamos hablando de una victoria de la Escuela de Chicago, que aplica las viejas recetas clásicas para un mundo con librecambio de mercancías: austeridad para que luego haya crecimiento. 

La pregunta que nos hacemos es si las recetas de Keynes eran las adecuadas en un mundo que ya no estaba globalizado, como el de 1930-1940, con muchos países proteccionistas e incluso autárticos, donde había rigidez de precios y salarios, pero no son el jarabe que necesita un mundo global como el de 1989-2008, en el que vuelve a funcionar la economía clásica basada en la libre competencia en un mercado a escala mundial, donde los países se centran en producir allí donde tienen más ventajas competitivas, o hay una libertad de precios y salarios.

Por otra parte, Hayek advertía que el tipo de economía socialista (Estado de Bienestar) que proponía Keynes llevaría a convertir al ciudadano en súbdito y a estar más controlado (a través de la Seguridad Social) porque el Estado que administra empresas públicas se convierte en su patrón. Medio siglo después, en una economía globalizada, nos encontramos con que el ciudadano, que ahora sería más libre porque el Estado ya no interviene tanto, también está controlado a través de las redes sociales y otros avances en telecomunicaciones. Nos encontramos aqui con una paradoja que no ha resuelto la teoría del libre mercado.

A nivel de la teoría económica y de la historia de la economía, este libro tiene el valor de resumir las políticas económicas presidenciales desde Kennedy hasta Bush hijo y ver cómo han evolucionado desde posiciones keynesianas a las de Hayek y Friedman.

Los primeros capítulos cuentan la vida de Keynes (Cambridge) y Hayek ( un profesor austríaco que es contratado por Robbinson )  hasta que se encuentran en Inglaterra en el inicio de la Gran Depresión y empieza el debate entre intervencionismo estatal en la economía o monetarismo (la hiperinflación alemana marcó a Hayek como a todos sus compatriotas). Hayek era un admirador de Keynes pero luego criticó sus ideas con dureza. El gran debate que se prolongará hasta nuestros días empieza a partir del capítulo 7.

CAPÍTULO 1

En el primer capítulo, Keynes es presentado como el economista que se opuso a las onerosas condiciones e indemnizaciones de guerras que los aliados impusieron en el tratado de Versalles a la derrotada Alemania tras el fin de la Primera Guerra Mundial. En su libro "Las consecuencias económicas de la paz" relata los entresijos de los acuerdos en París, en los que estuvo presente como asesor de los británicos, y arremete contra los altos cargos franceses que quieren imponer un acuerdo tan gravoso a Alemania. Según Keynes, eso aumentaría el resentimiento y podría generar conflictos más adelante. El libro fue un éxito de ventas.

Por su parte, Hayek se enroló en el ejército austríaco en la Primera Guerra Mundial, al servicio de su país, y durante la campaña (creo recordar que en Italia) estudió economía y luego se especializó al terminar el conflicto junto a profesores de renombre de la llamada Escuela Austríaca y que se caracterizaban por tener muy en cuenta el flujo de capital (monetaristas), Hayek leyó el libro de Keynes sobre la paz, del que se confesó admirador.

Capítulo 2

El segundo capítulo aborda los problemas económicos que sufrió la República de Weimar de Alemania a causa de la hiperinflación. Se cuenta que los obreros iban a cobrar su salario con carrilletillas para llevar una montaña de fajos de billetes y corrían a comprar la comida antes de que se disparasen los precios. El marco ya no valía nada y la crisis alemana se extendió a Austria. Finalmente, se abrió una línea de crédito para Alemania, esta pudo estabilizar el marco al garantizar su cambio con propiedades de tierra y la economía empezó a reflotar.

Capítutos. 3 a 6
En los siguientes capítulos, Hayek y su admirado Keynes empiezan a chocar en su visión de la economía porque Keynes empieza a cuestionar el modelo de mercado como modo natural y automático de distribuir los bienes en el mercado, la llamada oferta y demanda. En 1929 estalla la Gran Depresión y todos los economistas empiezan a trabajar en buscar una solución. En Oxford están preocupados por las ideas de Keynes y contratan a Hayek, un profesor austríaco desconocido que viajó a Estados Unidos a especializarse y que chapurrea inglés. Sus conferencias a favor del libre mercado y la disciplina monetaria empiezan a interesar al público.


Capítulo 7

Robbinson convence a Hayek para que empiece el ataque a Keynes con críticas de poca monta, sea dicha la verdad.

Capítulo 8

Este es un capítulo menor. Keynes deja de discutir con Hayek y le encarga al italiano Piero Sraffa que continúe el debate con Hayek. Mientras, se vuelca en un libro que pondrá sus ideas en orden. Más tarde, al comenzar la Segunda Guerra Mundial, Srrafa será enviado a una isla inglesa confinado pero Keynes lo rescata.

Capítulo 9
Este es un capítulo clave porque es cuando Keynes presenta su libro La Teoría General de la Ocupación (Empleo), Interés y Dinero (The General Theory of Employment, Interest and Money) y que convirtió en antigualla la economía clásica. Realmente, fundó una nueva disciplina: la macroeconomía (y la econometría). Introdujo nuevas variables a tener en cuenta como el empleo [nota del lector: esto es tan importante como si un economista introduce hoy en los estudios predictivos de la economía una variable nueva que a todos les había pasado desapercibida, pongamos por ejemplo, el trabajo informal no cuantificado, como lo que hace el ama de casa o el cuidado de enfermos, etc... propios de economías no monetizadas]. El empleo tenía relación con la demanda y con el crecimiento económico, por lo que crear pleno empleo era bueno para la economía, mientras que en la teoría clásica el desempleo se entendía como un mal "natural" de la oferta y la demanda y que era inútil intervenir porque la economía se volvería a equilibrar sola.

 En la política keynesiana, el Estado debe estimular el empleo hasta lograr la plena ocupación porque al inyectar dinero (gasto público) en la economía, el multiplicador generará más movimiento de dinero. Pero, además, destacó la importancia del PNB y el PIB. Realmente, quien leía el libro ya no pensaba de la misma manera, estaba leyendo un tratado de economía moderno. El propio Hayek, que había leído el borrador por cortesía de Keynes, se quedó literalmente sin habla y sus propios colaboradores se convirtieron en keynesianos. Donde más triunfaron estas novedosas teorías fue en Estados Unidos, entre los economistas del círculo presidencial, entre ellos Paul Samuelson y J.K. Galbraith, que fueron los nuevos apóstoles del keynesianismo. Y es que, como señala el autor, era una teoría optimista que a todos les gustaba.

Capítulo 10
En este capítulo, Hayek no responde a Keynes. No está claro por qué se quedó callado, posiblemente, porque recibió una sugerencia de Robbins para que lo hiciese otro. Es posible que Hayek tuviese en mente una teoría general que replicaría a lo que dijo Keynes pero si salía a la palestra, desvelaría sus nuevas ideas.


Capítulo 11
En este capítulo se refleja el éxito de Keynes en Estados Unidos. Aunque Roosevelt simpatizaba con Keynes no entendía ni jota del keynesianismo y llegó a llamarle "matemático". Sus colaboradores lo convencieron para gastar más dinero, lo que reactivó la economía tal y como había predicho Keynes.

Capítulo 12
Hayek intentó escribir su teoría general como réplica a Keynes pero no tuvo mucho éxito. Sus libros o fueron ignorados o nadie los entendió. Se quedó atascado y su propio ayudante se convirtió en keynesiano. Finalmente, Keynes y Hayek coincidieron en Cambridge donde vigilaron juntos los tejados de la Universidad para avistar cazas alemanes y dar la alarma.

Capítulo 13
Hayek escribió Camino de Servidumbre, el libro por el que se ha hecho famoso y que Margareth Thatcher tenía en su cabecera de cama. El libro ha vendido millones de ejemplares en Estados Unidos, sobre todo tras una reseña en el Readed Digest. En Camino de Servidumbre, Hayek advierte que la intervención del Estado es mala, tal y como la propone Keynes, y convierte al ciudadano en súbdito o, peor aún, en empleado del Gobierno. Critica el socialismo y la economía planificada por querer esclavizar al individuo sin dejarle opción de elegir. Hayek dio muchas charlas en auditorios llenos en una gira por Estados Unidos pero tras la guerra cayó en el olvido. 

Capítulo 14
Tras el triunfo del keynesianismo, Hayek fue visto como un dinosaurio. Solo unos pocos con sus ideas sobre el libre mercado acudieron a unas charlas en Mont-Pelerin, a las que también asistió Milton Friedman, convertido luego en el "gurú" del neoliberalismo. Finalmente, Hayek, por temas de divorcio, se fue a Estados Unidos y logró una plaza en una universidad del Medio Oeste y luego entró en la Universidad de Chicago pero no como profesor de economía, pues sus ideas vertidas en Camino de Servidumbre, que ellos mismos habían publicado, lo habían convertido en un profesor polémico. [Nota del lector: la Escuela de Chicago fue después el bastión del neoliberalismo desde donde se difundió la doctrina a Latinoamérica; leer "La doctrina del shock", de Naomi Klein].

Hayek pasó años duros, deprimido y acabó, tiempo después, por regresar a Austria, donde ocupó un oscuro despacho en una universidad de segundo orden. No sería hasta 1974 cuando sus ideas monetaristas, difundidas por Friedman (que hizo más entendibles sus teorías), lo rehabilitarían y lo convertirían en un héroe, el único que creyó en el libre mercado tras la Gran Depresión. Las causas de aquella debacle estaban, como había dicho Hayek, en la entrada de dinero en el sistema.



Capítulo 15
En estos capítulos se analiza las políticas presidenciales desde Truman hasta el demócrata Carter.
Según el autor, Truman no entendía nada de economía pero aceptó inyectar capital público para lograr el pleno empleo (nunca hay pleno empleo porque algunos trabajadores están en paro para cambiar de empresa). Se llegó a un desempleo del 3,9 %, una cifra bajísima, mediante la inversión en carreteras y defensa. Truman justicaba cualquier inversión pública con un argumento bélico contra el comunismo que obtenía la bendición del Congreso, implicado en la Guerra Fría.

Eran los tiempos en que Paul Samuelson publicó Economía, la biblia del keynesianismo y la macroeconomía, y Hayek cayó en el olvido.

Eisenhower siguió la misma política de inversiones públicas, que casi rozaba la planificación centralizada, y logró una época de paz y bonanza, aunque al final advirtió a su sucesor que un lobby armamentístico había cogido mucho poder. [Nota del lector: En el libro "La sociedad opulenta", de Galtbraith, se hace mención a los grandes gastos en defensa de esa época y que estimulaban la economía].

Sin embargo, al final del mandato, hubo una recesión por una política de recortes que apartó a su sucesor Nixon de la presidencia, que obtuvo Kennedy.

En todo caso, los economistas habían llegado a la conclusión de que los ciclos económicos se podían suavizar mediante la inyección de capital público y, por tanto, cuando había recesión, el Estado invertía para contrarrestar la caída.

Kennedy era un keynesiano que fomentó la industria armamentística y aeronáutica que propuso rebajar los impuestos aunque no llegó a aplicarlo y lo hizo su sucesor Johnson, que lanzó también programas como Medicare. Ya a finales de 1968 el keynesianismo empieza a dar muestras de agotamiento y generar inflación.

La puntilla final al keynesianismo la dio Nixon, que borró de un plumazo los acuerdos de Bretton Woods, desvinculó al dólar del oro para devaluarlo e hizo algo tan impensable como fijar precios y salarios, se supone que con la idea de frenar la inflación y evitar una recesión que le arruinase sus elecciones de 1972. Este terminó su mandato (dimitíó) con la crisis del petróleo que disparó la inflación. Ford y Carter heredaron el problema y no pudieron hacer nada. En 1978 hubo la segunda crisis del petróleo y se dispararon otra vez los precios. La inflación rondaba el 11 % y muchos países entraron en estanflación (alta inflación y alto desempleo). La curva de Philips (que relaciona una baja inflación con mayor desempleo) solo funcionaba en tiempos de bonanza.

Capítulos 16, 17 y 18
En 1978, Margareth Thatcher, llegó al poder en el Reino Unido y aplicó una privatización del sector público (trenes, correos, aeropuertos, British Airlines). Se declaró seguidora de Hayek y de su libro Camino de Servidumbre, que defiende el libre mercado a ultranza y el adelgazamiento del Estado (salvo Defensa, seguridad social y desempleo).

Con la llegada de Reagan, se aplicaron políticas de privatización y recortes para bajar la inflación y Vorker (de la Reserva Federal) autoindujo una recesión que disparó el desempleo pero, a cambio, bajó la inflación. Y a esas alturas, la inflación importaba más que el desempleo.
Ver la curva de Philips que relaciona desempleo e inflación y la curva de Laffer, sobre la importancia de los impuestos.

 Los monetaristas Hayek y Friedman recibieron el premio Nobel por sus trabajos sobre la importancia de jugar con los tipos de interés para reactivar la economía. También se redujeron los impuestos a los ricos del 90 al 70 % y, décadas después, hasta el 28 %. El propio Reagan, en su época de actor, había tenido que renunciar a trabajos para no trabajar por 6 centavos (el 93 restante se lo llevaba el fisco). Galbraith ironizó con que "aumentar el saco de avena de los caballos obviamente alimentará a más gorriones". También se descubrió que era contraproducente rebajar los impuestos en plena recesión porque la gente no iba a consumir lo obtenido sino que lo iba a destinar a ahorrar por temor al desempleo.

En los años de Reagan, la economía creció durante 10 años seguidos, eran los tiempos de los "yuppies" y de la "codicia es buena". Esta bonanza se consideró un logro de los monetaristas pero, en esos años, Reagan insufló mucho dinero en la economía al más puro estilo keynesiano y dejó una herencia de deuda gubernamental.

Con Bush padre, hubo una recesión en 1992 que le costó la presidencia y su sucesor, Clinton, se propuso eliminar el déficit y adelgazar el Gobierno, incluso con despidos masivos de funcionarios por 5 días o en Navidad. Al terminar su mandato, había logrado tres superavits consecutivos. Aquí fue importante la actuación de Alan Greenspan,de la Reserva Federal, que desrregularizó el sector de la banca. Se trataba de una política keynesiana más, quien había dicho que en tiempos de bonanza, el Gobierno debía liquidar deudas y recaudar para sobreponerse en los malos tiempos. En aquellos tiempos se hablaron de las "expectativas racionales" del consumidor, el hecho de que el Gobierno gaste hoy más le llevará a aumentar los impuestos en el futuro (una teoría muy discutida).

En los ocho años de gobierno de Bush, el superávit heredado de Clinton se destinó a rebajar los impuestos para estimular la economía por lo que pronto incurrió otra vez en déficit, a lo que se añadieron las inversiones públicas en seguridad tras los atentados del 11-S  y los gastos de múltiples guerras en Afganistán e Irak.

En el 2007 y 2008, con la crisis de las hipotecas basura que arrastró a todo el sector financiero, los Gobiernos tuvieron que desempolvar a Keynes para evitar entrar en una Gran Depresión. Se evitó el desastre y Obama luego inyectó dinero público en el sistema (que Krugman consideró insuficiente) y bajaron los intereses del dinero hasta casi el 0 % pero los seguidores de Hayek y Friedman, y los ultraliberales del Tea Party, exigieron la inmediata reducción del déficit público y el control de gastos, incluso en sanidad para los pobres.

En estos años, hubo un debate entre los economistas de agua dulce (Escuela de Chicago, en los Grandes Lagos) y los economistas de agua salada (Harvard). Los primeros (seguidores de Friedman y Hayek) eran neoliberales y los segundos keynesianos (Krugman).

El autor concluye que al final las tesis monetaristas de Hayek y Friedman han triunfado pero, en el fondo, todos somos keynesianos porque ante el desplome de las empresas y dejar que actúe libremente el mercado, pocos salvo los más extremos brindarán por la ruina total y dejar hacer (laissez-faire)  para que todo se hunda. Por tanto, las teorías de Keynes





miércoles, 10 de octubre de 2012

"El precio de la desigualdad", de Joseph E. Stiglitz (2012)

"EL PRECIO DE LA DESIGUALDAD", DE JOSEPH E. STIGLITZ (2012)

VERSIÓN EN COLOR

Cómic en color / resumen del libro "El precio de la desigualdad" (Stiglitz, 2012)  Autor del resumen y cómic: E.V.Pita (2018)
Cómic en color / resumen del libro "El precio de la desigualdad" (Stiglitz, 2012)

Autor del resumen y cómic: E.V.Pita (2018)

 Descarga en PDF del resumen en cómic en color de “El precio de la desigualdad”, de Joseph E. Stiglitz (2012)

VERSIÓN EN BLANCO Y NEGRO

E.V.PITA (2018)
Resumen exprés de "El precio de la desigualdad", de Joseph E. Stiglitz (2012)
Autor del cómic: E.V.Pita (2018)




Resumen: "El precio de la desigualdad", de Joseph E. Stiglitz (2012)

Resumen original y actualizado en el siguiente link:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2012/10/el-precio-de-la-desigualdad-de-joseph-e.html


Sociología, estructura social, estructura económica, cambio social

 
 Resumen, comentarios y anotaciones: E.V.Pita, licenciado en Sociología y Derecho.

Blogs: http://evpitasociologia.blogspot.com y http://eleconomistavago.wordpress.com


 Título: "El precio de la desigualdad" ´
Subtitulo: El 1% de la población tiene lo que el 99% necesita

Título original: "The price of Inequality: How Today's Divided Society Endangers Our Future"

Autor: Joseph E. Stiglitz

Fecha de publicación: 2012
Editorial en inglés: W.W. Norton & Company
Editorial en español: Taurus ( www.editorialtaurus.com/es )

ÍNDICE

Prólogo a edición española

Capítulo 1
El problema de Estados Unidos con el 1%

Capítulo 2
La búsqueda de rentas y la creación de una sociedad desigual

Cápítulo 3
Los mercados y la desigualdad

Capítulo 4
Por qué es importante

Capítulo 5
Una democracia en peligro

Cápítulo 6
1984 está al caer

Capítulo 7
¿Justicia para todos? Como la desigualdad está erosionando el imperio de la ley

Capítulo 8
La batalla de los presupuestos

Capítulo 9
Una política macroeconómica y un banco central por y para el 1%

Capítulo 10
El camino a seguir: otro mundo es posible

Texto de la contraportada: "El 1% de la población disfruta de las mejores viviendas, la mejor educación, los mejores médicos y el mejor nivel de vida, pero hay una cosa que el dinero no puede comprar: la comprensión de que su destino está ligado a cómo vive el otro 99%. A lo largo de la historia esto es algo que esa minoría solo ha logrado entender... cuando ya era demasiado tarde.
Las consecuencias de la desigualdad son conocidad: altos índices de criminalidad, problemas sanitarios, mejores niveles de educación, de cohesión social y de esperanza de vida. Pero ¿cuáles son sus causas, por qué está creciendo con tanta rapidez y cúal es su efecto sobre la economía? El precio de la desigualdad proporciona las esperadas respuestas a estas apremiantes cuestiones en una de las más brillantes contribuciones de un economista al debate público de los últimos años.
El premio Nobel Joseph Stiglitz muestra cómo los mercados por sí solos non son ni eficientes ni estables y tienden a acumular la riqueza en manos de unos pocos más que a promover la competencia. Revela además que las políticas de gobiernos e instituciones son propensas a acentuar esta tendencia, influyendo sobre los mercados en modos que dan ventaja a los más ricos frente al resto. La democracia y el imperio de la ley se ven a su vez debilitados por la cada vez mayor concentración del poder en manos de los más privilegiados.
Este libro constituye una contundente crítica a las ideas del libre mercado y a la dirección que Estados Unidos y muchas otras sociedades han tomado durante los últimos 30 años, demostrando por qué no es solo injusta sino además insensata. Stiglitz ofrece esperanza en la forma de un concreto conjunto de reformas que contribuirían a crear una sociedad más justa y equitativa, además de una economía más sólida y estable."

Comentarios ténicos del lector previos al resumen:
EL ÍNDICE DE GINI
[Notas del lector: Entre los conceptos clave que maneja Stiglitz está el índice de Gini, una curva estadística derivada de la superficie rayada de la curva de Lorenz que estudia el grado de desviación de la media, generalmente entre una población y sus ingresos y rentas. Si la curva de Gini y la de Lorenz coinciden, es decir, la desviación es cero, existe una distribución igual perfecta, en la que el 20% que menos ingresos percibe obtiene el 20% del PIB, mientras que si se desvía hacia los extremos, hasta la diferencia de 1, la desigualdad es máxima. Ocurre,teóricamente, cuando el 1% con mayores ingresos se lleva el 100% del PIB. El índice de Gini de España pasó del 0,3 al 0,34 en solo cinco años, desde 2005 a 2010, lo que aumentó la desigualdad en la distribución del PIB, mientras que el de Estados Unidos alcanza el 0,47. A partir de 0,5, algunos economistas consideran que es un pais bananero con gran desigualdad en el reparto de las riquezas o el PIB].

CAPÍTULO 1
Una de las novedades que aporta Stiglitz es la duda de que el PIB (ingresos per cápita) pueda ser un reflejo fiel del bienestar de un país, y cree que el éxito de la economía solo puede evaluarse con lo que ocurre con el nivel de vida de la población (y sus ingresos en términos reales, o sea, con el IPC deflactado). [Nota del lector: la idea de cuestionar el PIB no es nueva, ya lo hizo el rey de Bhutan en los años 70 cuando rechazó el PIB y acuñó el Índice de Felicidad, que viene a ser lo mismo que comparar dos países por lo bien que viven independientemente de sus ingresos]. Lo que dice Stiglitz es que aunque aumentó la producción de EE.UU. en un 75% desde 1980, el reparto de los beneficios no cayó hacia abajo sino que se quedó arriba e incluso cayó menos que en 1970.

Una de las claves de este capítulo es el mito sobre la igualdad de oportunidades en EE.UU., dado que muy poca gente con pocos ingresos logra llegar a lo más alto, pues la educación es muy cara y solo se la pueden permitir los más adinerados, salvo casos contados de alumnos brillantes que obtienen una beca. [Nota del lector: en estudios sociológicos de estructura social en EE.UU. que examinaron tablas de profesiones de los años 60 a 80 se detectó eso mismo, que el transvase de la población de una clase de bajos ingresos a otra con más ingresos es mínimo o lento, lo que quiere decir que no hay movilidad o que es mínima].

Estas son las conclusiones de Stiglitz sobre la economía de EE.UU:
1) Los ingresos crecen sobre todo para el 1% de la población que más cobra.
2) Ello genera un aumento de la desigualdad
3) La clase baja y media están peor que antes del 2000
4) Mayores desigualdades en el patrimonio que en los ingresos
5) Mayor desigualdad en educación y sanidad, que es lo que eleva el nivel de vida
6) La vida es ahora más dura entre los pobres
7) Hay menos población de clase media por no decir ninguna
8) Hay menos movilidad de menos a mayores ingresos, lo que prueba que la igualdad de oportunidades es un mito
9)Es el país avanzado menos igualitario, cada vez crece más la distancia entre ricos y pobres y no hace nada por corregir esas diferencias.

Stiglitz rebate los argumentos que dan los neoliberales sobre la economía de EE.UU.
1)Es un país de oportunidades
2) La gente se ha beneficiado de la economía de mercado, sobre todo desde la desregulación de 1980.
3) En un año cualquiera, unos acaban pobres y otros ricos. Lo que cuenta es la desigualdad a largo plazo.
4) La pobreza en EE.UU. no es real porque disponen de servicios (al abrir el grifo, sale agua) y bienes de consumo (la gente se puede comprar un televisor chino) impensables en un país tercermundista.
5) Se ha sobreestimado la inflación, por lo que el crecimiento de los ingresos es mayor del que se cree.
6) Los pobres deben culparse a sí mismos. Si se paliase la pobreza, se debilitaría la economía.

CAPÍTULO 2

Stiglitz y sus comentarios sobre "La riqueza de las naciones", de Adam Smith, y los fallos de mercado.

[Nota del lector: Tiene el interés de que es la interpretación más contemporánea del libro, escrito hace casi dos siglos y medio.]

Stiglitz recuerda que Adam Smith, el padre de la teoría económica moderna, sostiene que la búsqueda privada del interés propio daría lugar, como a través de una mano invisible, al bienestar de todos.
[Nota del lector: ojo, solo menciona "mano invisible" una vez en todo el libro]. A ello replica Stiglitz que, hoy día, con esta crisis, nadie sería capaz de argumentar que la búsqueda de su propio interés por parte de los banqueros haya conducido al bienestar de todos. Ni siquiera es un juego de suma cero (lo que gana uno, lo pierde el otro).
Stiglitz dice que, de la fórmula postulada por Adam Smith, cuando los mercados funcionan bien, es porque la rentabilidad privada y los beneficios sociales están bien alineados porque las recompensas privadas y las contribuciones sociales se igualan tal y como suponía la teoría de la productividad marginal (las personas con una productividad más alta reciben un salario más alto). La divergencia entre rentabilidad privada y social estribaría, según Adam Smith, en que por sí mismos los mercados no producen resultados eficientes ni deseables (por ejemplo, decidiendo los fabricantes aumentar los precios a la vez) y ahí el Gobierno tiene el papel de corregir esos fallos de mercado mediante impuestos y normativas que vuelvan a alinear los incentivos privados y las rentabilidades sociales.
Si no están alineados esos incentivos privados y sociales, dice Stiglitz, hay:
1)  competencia imperfecta
2) existen externalidades [Nota del lector: Ver "El economista camuflado", lo explica bien, se refiere a la contaminación que causas las empresas]
3) imperfecciones o asimetrías de información [NdL: Stiglitz recibió el Nobel por estudiar esas asimetrías] 
4) cuando no existen los mercados de riesgo o de seguros.

Segun Stiglitz, el Gobierno debe corregir estos fallos de mercado mediante regulación pues lo contrario lleva a que la rentabilidad privada sea mayor que la social y eso genere desigualdad como ocurre desde que subió Reagan al poder en 1980 hasta la actualidad.
Pero lo que sucede, según Stiglitz, es que el Gobierno genera un ecosistema favorable a los buscadores de rentas (no crean riqueza, se la quitan a otros). La búsqueda de rentas se consigue a) mediante la transferencias subvenciones ocultas y públicas por parte del Gobierno b) leyes que hacen menos competitivo el mercado 3)una aplicación laxa de las vigentes leyes sobre la competencia d) unos estatutos que permiten a las grandes empresas aprovecharse de los demás o trasladar sus costes al resto de la sociedad.

CAPÍTULO 3

En este capítulo, Stiglitz se pregunta qué hubiese pasado si la globalización, en vez de favorecer la movilidad de capitales sin fronteras hubiese limitado esta y estimulado la movilidad de los trabajadores. Este sostiene que los países competirían por subir los salarios y crear buenos colegios y un entorno medioambiental favorable. [nota del lector: si hubiese total libertad de movimientos laborales y no de capital, las empresas podrían llevar a un país trabajadores escasamente cualificados dispuestos a trabajar a mitad de precio y durmiendo en galpones, por lo que al final también bajaría los salarios de los locales]. 

Stiglitz dice que los salarios han caído a la mitad en los países desarrollados desde los años 80 por la pérdida de empleo en las manufacturas. Aquel que ha encontrado trabajo ha sido con menor salario y mayor inestabilidad. Eso impide que se puedan pagar una mejor educación para optar a empleos altamente cualificados. 

El resultado es que los obreros no cualificados se quedan atrapados en el paro y no hay un trasvase a la case media. La estimulación del consumo en los 90 y la década del 2000 solo enmascaró el problema del empobrecimiento de la clase media, que ha quedado encadenada xa deudas hipotecarias. A Stiglitz esto le recuerda a la crisis de la agricultura en la Gran Depresión (1929-1938), cuando los granjeros endeudados vendían sus cosechas a mitad de precio y no podían emigrar a la ciudad porque había desempleo. Ahora ocurre un fenómeno similar con los obreros no cualificados en paro y atrapados en su ciudad en crisis. [nota del lector: esto podría describir la situación que se vive en Detroit, antes una de las grandes industrias del automovilismo, o en ciudades en permanente crisis industrial como Ferrol, con numerosos obreros del Naval en paro].

CAPÍTULO 6: "1984 está al caer"

Con este título, el autor hace referencia a 1984, la novela que describe una sociedad dirigida por el Gran Hermano que controla los movimientos de todos los ciudadanos a los que engaña con publicidad gubernamental.

En este capítulo, Stiglitz estudia los mensajes y estudios sesgados que lanzan los más ricos para convencer al resto de que bajar los impuestos a las rentistas es bueno para la economía porque generará crecimiento y beneficiará a todos. Lo cierto, dice el autor, es que la desregulación iniciada por Reagan en 1980 ha reducido los ingresos de las clases medias y sus oportunidades mientras aumentó la desigualdad con los más ricos y los buscadores de rentas. Pero el discurso público se centra en la eficiencia y equidad, especialmente de los mercados y de los ingresos de los altos directivos. Pero eso requiere una justificación porque podría ser percibido como  injusto. Así los salarios de los directivos se denominan recompensa por rendimientos y si hay pérdidas se le cambia el nombre. Luego está el dogma de que los mercados y lo privado son eficientes y de que los fallos son culpa del inútil Gobierno que lo que  debe hacer es desregular las normativas y privatizar el sector público.

Lo mismo para los negacionistas del cambio climático, las tabacaleras o industrias tóxicas.

Stiglitz sostiene que el 1% ha convencido al 99% de sus intereses a través de la publicidad y otros medios de influir en la opinión publica. El resultado es que el americano medio ignora que la desigualdad ha crecido en los últimos diez años o tiene una percepción equivocada del nivel de desigualdad (cree que es menor de lo que debería ser).

El autor menciona varios trucos publicitarios y psicológicos para manipular a los votantes porque no son individuos que eligen como consumidores racionales. Por ejemplo, el "encuadre" puede llevar a error (decir a alguien un número al azar, preguntarle luego un porcentaje sobre algo y ambas cifras serán parecidas).

Otro método es apelar al equilibrio y la equidad. Por ejemplo, es opinión generalizada que el esfuerzo merece recompensa y que el más rico se lo ha ganado ( Stiglitz recuerda a los directivos de banca con contratos millonarios incluso tras llevar a la empresa a la quiebra).

Una de las formas de  influir en los ciudadanos es en la educación de, por ejemplo, los jueces, para que reciban una formación académica centrada en la economía y no en las personas (importante para que ejecuten los desahucios sin pestañear). Lo mismo para los estudiantes de Economía, para que vean el mundo "desde la estrechez de miras de la derecha conservadora".

Otra forma de influir en la opinión pública es a través de los lobbies que convencen al político para que saque adelante sus propuestas (como la generosa rebaja de impuestos para las rentas altas).

Pero Stiglitz recalca que las ideas circulan libremente y que por mucho que se diga que los mercados son eficientes la Gran Depresión probó lo contrario y hubo que intervenir el Gobierno. Lo mismo pasa con la Gran Recesión pero la derecha culpa al Gobierno de las chapuzas de la banca.

El autor dedica unas páginas a criticar el actual sistema de medición de la producción y riqueza de un país mediante el Producto Interior Bruto (PIB). Sostiene que aunque el PIB de EE.UU. ello no ha favorecido a los ciudadanos pues han sufrido una caída de sus ingresos, realidad enmascarada por la fluidez de los créditos. Muchas multinacionales deslocalizadas computan sus ingresos obtenidos en el extranjero pero que no crean empleo en EE.UU. Y todo eso engrosa el PIB, que además no resta los daños medioambientales y que suponen un coste para el país. Stiglitz concluye que los países escandinavos son, en términos reales, más ricos que EE.UU. Porque la riqueza está mejor distribuida. Cree que el PIB debe ser sustituido por otro corregido. [nota del lector: el rey de Buttan hace tiempo que propuso el índice de felicidad].

Otro concepto que destaca el autor es el de las subvenciones ocultas por el que las empresas que contaminan sin que haya una normativa que castigue el daño medioambiental. En realidad, esa falta de legislación es una subvención encubierta. 


CAPÍTULO 7 "Una justicia para todos?"


Stiglitz cree que hay una conexión entre los grupos empresariales y el Gobierno para que la legislación favorezca sus intereses aunque lo vendan como un "interés general" aunque en realidad aumentan la desigualdad. Esta ayuda legal es una subvención encubierta porque permite a las industrias contaminar más sin miedo a multas. Lo mismo para leyes sobre quiebras, limitación de responsabilidades por accidentes, costes para acceder a la Justicia, la competencia o la propiedad intelectual.  

En los apartados siguientes, Stiglitz estudia los fracasos para regular los créditos usurarios, la legislación sobre quiebras y el proceso de desahucio en EE. UU.
En el primer caso, durante la bonanza, el estado de Georgia descubrió préstamos abusivos en sus bancos y quiso regularlo  pero una agencia de calificación amenazó con no calificar ninguna hipoteca del estado y se retiró la ley. Las financieras también lograron que no fuese elegida la profesora Warren, defensora del consumidor, para una comisión que protegiese al cliente de créditos malos. 


CAPITULO 8 - La Batalla de los presupuestos 

Stiglitz cree que el déficit no es un problema urgente y principal y es fácil de reducir aumentando los impuestos a los ricos que se bajaron desde el 2.000 y bajarlos a los pobres. Sus ideas son las siguientes:

-Subir los impuestos a los más ricos.

-Eliminar la asistencia a las empresas y las subvenciones ocultas.

-Aumentar los impuestos a las sociedades que no invierten ni crean empleo en Estados Unidos (o el país que sea) y ayudar los que sí lo hacen. [nota del lector: eso supondría poner mas impuestos a las grandes multinacionales que contratan su produción en Asia y cierran fábricas en Occidente, lo que parece justo, no puedes disfrutar de las buenas autopistas europeas y no pagar impuestos]

- Gravar con impuestos y tasas a  quienes contaminan.

-Poner fin a los regalos de los recursos de un país.

- Recortar el despilfarro en gastos militares y no pagar de más por las compras del Estado, ya sea las farmacéuticas o las contratistas de Defensa.

Por otra parte, cree que hay mitos por parte del lado de la oferta.

-Gravar a los ricos reduce el ahorro y el trabajo y que todo el mundo sale perjudicado .

-No perdonar impuestos o no dar subvenciones a empresas tóxicas o del carbón supone perder  puestos de trabajo y nadie quiere eso.  

Y el autor replica que, hoy en día, la crisis es de demanda.

Añade que culpar a los parados de ser unos vagos porque no buscan empleo con ahínco es culpar a la víctima. Critica la doctrina que defiende que un periodo extenso de prestaciones por desempleo supondría un "riesgo moral" porque desincentivaría la búsqueda de empleo. [nota del lector: ideas como esta han sido defendidas en libros de Tim Hanford como "El economista camuflado" y sus secuelas que hace cálculos de lo máximo que tendría que cobrar un chabolista respecto al salario mínimo para que no le saliese más rentable vivir del subsidio]. Stiglitz responde que cuando hay una oferta de trabajo por cada cuatro candidatos, el problema no es del parado.

Pero, siempre según el autor Stiglitz, el peor mito es que la austeridad trae el empleo y que el gasto del Gobierno no lo hace. 

(en próximas semanas seguirá el resumen)

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Críticas a Krugman-Stiglitz-Summers
James K. Galbraith, en su libro The End of Normal (2014) (resumen en: http://evpitasociologia.blogspot.com/2015/12/the-end-of-normal-el-fin-de-lo-normal.htmlcritica los argumentos de los neokeynesianos.

El autor llega a estas conclusiones: la receta keynesiana y el New Deal (gran gasto público para estimular la demanda agregada) fue decisivo para salir de la recesión en los años 30 pero esa receta no tiene por qué funcionar siempre ni en todas las circunstancias. Es la crítica que les hace al trío neokenesiano Krugman-Stiglitz-Summers, que han defendido una solución keynesiana para la salida de la Gran Crisis del 2008.

Por una parte, James Galbraith sostiene que la nueva economía tecnológica ha ido eliminando puestos de trabajo. Aunque esta generación de paro no fue patente en los 80 o 90, es evidente en el 2015. Por otra parte, las empresas tampoco van a renunciar a una reducción de costes, algo que todo el mundo acepta porque los productos salen más baratos y la informática genera una gran eficiencia. A esto se suma que la reducción de costes conlleva una reducción de beneficios, de forma que el dinero no se hace en la industria sino en las finanzas, que es un tipo de riqueza ficticia. Lo que se observa en el PIB es que este no crece, pasan los años y sigue el estancamiento. James Galbraith opina que nadie va a querer renunciar al Estado de Bienestar, porque es un seguro para todos, por lo que se van a mantener pero con unos crecimientos cero, con una combinación de altos impuestos y déficit de gasto. El autor cree que este el escenario de la economía informática: menores salarios, menores beneficios, bajo o nulo crecimiento del PIB y un Estado de Bienestar amplio para acoger a los parados que deja la tecnología. Con una clase media debilitada, aumentar la demanda agregada no tiene sentido porque la gente prefiere ahorrar que consumir ante la situación de incertidumbre y crisis cíclicas.

Otras cuestiones que comenta James Galbraith es que se están haciendo una gastos en defensa que parecen poco realistas. Pone por ejemplo, que la construcción de bombarderos estratégicos no tiene sentido en las actuales guerras pero resultan carísimos, lo mismo que el armamento nuclear. Se trata de gasto público que a lo mejor habría que recortar para rebajar el déficit.


Sostiene que las políticas que piden rebajar el déficit público en EE.UU. no tienen sentido porque es un país muy grande que necesita continuamente hacer gastos pero que este tipo de economía sí podría resultar en pequeños países (cita a España o Portugal por los ajustes de los años 80 y 90).